Bariloche, territorio mapuche y feminista

Bariloche, territorio mapuche y feminista

El 36º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, busca unificar al movimiento feminista bajo una misma consigna: la visibilización de los reclamos de la comunidad mapuche.

El 14, 15 y 16 de este mes se realizará en Bariloche un nuevo Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias. Se estima que unas 100 mil personas se distribuirán en escuelas, clubes y otros lugares de la ciudad turística rionegrina para debatir, como cada octubre desde 1986, la agenda feminista.

El año pasado, este evento masivo se dividió en dos por primera vez, por un lado el Encuentro Nacional de Mujeres y por el otro el Encuentro que contemplaba la plurinacionalidad y a las disidencias. Ambos tuvieron lugar en San Luis, pero este último logró convocar a más gente y llevarse a cabo en octubre, su mes histórico. 

Tras el violento desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi, por parte del Comando Unificado de Fuerzas Federales de Seguridad que detuvo a siete mujeres y niños mapuches, las Comisiones Organizadoras de los dos Encuentros acordaron unificarse y establecer a Bariloche como su próxima sede.

Para Moira Millán, weychafe mapuche –”guerrera” en idioma mapudungun– y coordinadora del Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir, esta decisión implicó saldar las diferencias en torno a la nomenclatura y a la representatividad del Encuentro que tiene una larga historia: “Ganó una fuerza aglutinante y emergente en favor del reconocimiento de la plurinacionalidad y de la diversidad frente a un modelo de país racista, homofóbico y odiante que cree en los privilegios de ciertos sectores y desdeña el derecho de los demás”, sostiene en diálogo con ANCCOM.

La weychafe mapuche, en el Encuentro de 2016 en Rosario, fue quien instaló en el debate feminista la necesidad de hacerlo plurinacional: “Se me ocurrió plantear esta discusión para que tanto los derechos lingüísticos indígenas como nuestra mirada esté incluida de manera transversal en todos los temas y no únicamente en un taller sobre mujeres originarias”. Dos años después, cuando se resuelve hacerlo en Chubut –su provincia natal–, junto a sus compañeras del Movimiento por el Buen Vivir, inician la campaña “Nos Queremos Plurinacional” a la que otros colectivos también adhirieron.

Estos posicionamientos despertaron la respuesta de muchos sectores de la sociedad, el rechazo al cambio de la nomenclatura en el Encuentro de 2019 y la consecuente división el año pasado. “A partir de esa campaña nos dimos cuenta que la verdadera grieta en Argentina es el racismo”, explica Millán, quien remarca el cambio sustancial que provocó la elección de Bariloche como sede: “Esa respuesta de abrazarnos y decir ´vamos al territorio mapuche, vamos a Bariloche´, es una expresión más de cómo la participación de las mujeres indígenas se convirtió en una fuerza instituyente de agenda de los pueblos”.

Millán considera que uno de los desafíos radica en trasladar esta transformación sustancial a otros espacios del pueblo argentino donde la mirada plurinacional todavía no tiene lugar: a los partidos políticos, a las propuestas de los candidatos y principalmente a las políticas de Estado de los distintos gobiernos. Desde el espacio del Encuentro, subraya, nacen reclamos que terminan definiendo la agenda política y menciona el caso del aborto y del matrimonio igualitario como ejemplos.

Otro rasgo distintivo que hace de este Encuentro particular y diferente a otros, es el hecho de que se realice la semana previa a las elecciones presidenciales. “El verdadero debate, la verdadera disputa de las agendas de gobernabilidad que queremos nosotras, se va a dirimir en este espacio”, afirma Millán.

Lilen Gallo, militante feminista del Frente Patria Grande y parte de la Comision Organizadora del 36º Encuentro, también destaca la importancia del contexto electoral: “Estamos en uno de los momentos más importantes de la política argentina y está todo en juego, así que desde la militancia tenemos la tarea de llevar esta discusión al Encuentro”, señala a ANCCOM

La participación de las comunidades originarias contribuye a su visibilización como sujetos y actores sociales frente a un intento constante de negarles sus territorios, perseguirlos, desalojarlos y relegarlos a la marginalización. Gallo cuenta que a partir del Encuentro de Chaco y después con el de Trelew, “le cayó la ficha” sobre la fuerte presencia de este sector social en la escena pública y que por eso le sorprendió lo sucedido el año pasado dentro del movimiento: “Me pareció llamativo que se haya partido el Encuentro, porque para mí algo maravilloso que tiene el movimiento feminista es que, a pesar de todas las diferencias, reúne un arco muy amplio de organizaciones, de espacios, de personas y tiene un foco común muy claro”.

En relación a esta experiencia pasada, resalta el trabajo en conjunto que se hace este año junto a las comunidades mapuches: “Vamos a poder pensarnos desde otras maneras de habitar la tierra que son más viejas de las que nos enseñaron. Este Encuentro puede ser transformador en el avance de muchas discusiones”.

El 36º Encuentro Plurinacional de  Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries marca una presencia también global. “Somos una gran vidriera de todas las experiencias de resistencia y por eso muchas mujeres de todas partes del mundo van a participar en nuestro espacio en Bariloche. Este es el principio de un camino hacia la plurinacionalidad”, concluye Moira Millán.

Desempolvar los pañuelos verdes

Desempolvar los pañuelos verdes

El feminismo debate en asambleas de cara al nuevo y oscuro contexto electoral que amenaza a los derechos conquistados. La posición mayoritaria es tomar las calles. El próximo 28 de septiembre tendrá lugar una nueva marcha de Plaza de Mayo al Congreso.

La figura de Javier Milei ya no se presenta como una proyección imaginaria sino como un terrible umbral que carga con todo su peso sobre la actualidad del feminismo. Así parecen haberlo registrado las últimas asambleas del movimiento feminista realizadas en la sede de la Unión de trabajadores y trabajadoras de la economia (UTEP).. 

Una de las resoluciones unánimes de la última asamblea que convocó cientos de mujeres y disidencias, en el barrio de Constitución, fue recuperar la calle. Así convocaron a una movilización para el 28 de septiembre que irá desde Plaza de Mayo hacia el Congreso de la Nación. 

La fecha elegida se debe en conmemoración al día de acción global por la despenalizacion del aborto, derecho que en Argentina se logró conquistar en diciembre del 2020 y que en la actualidad corre peligro su vigencia en manos del candidato a presidente Javier Milei, quien sostiene que “es un asesinato en el vientre de la madre y va en contra de la vida”. Su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, lo apoya fielmente: “No hay medida más discriminatoria para un ser humano que impedirle nacer”. 

Entre las estrategias que discutieron, saben que se deben volcar a establecer espacios de debates, generar unificación y solidaridad entre los diferentes partidos políticos y convocar a través de asambleas abiertas y participativas, centros universitarios, sindicatos y barrios populares a más mujeres y disidencias a salir a la calle en defensa de los derechos humanos.

Las mujeres no están dispuestas a retroceder en derechos alcanzados con años de lucha. La ESI en las escuelas, el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, el acceso a metodos anticonceptivos, lenguaje inclusivo, el acompañamiento a quienes sufren violencia de género e ir en contra del ajuste, el FMI y las ideas de derecha que quiere imponer La Libertad Avanza. 

“La ESI no te educa, los contenidos son de adoctrinamiento, ideologización y se meten en el ámbito interno de cada ciudadano y cada familia.” sostiene Villarruel, quien apoya su eliminación, en el caso de asumir como vicepresidenta. 

La erradicación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad también está en la plataforma política de Milei, quien defiende su idea: “Se convirtió en un arma de persecución ideológica. Es denigrante para las mujeres, las menosprecia. Además es un despilfarro de recursos.” 

En la asamblea se planteó el objetivo de recuperar y reivindicar la palabra «libertad» como uno de los pilares de la reorganización de las militantes feministas.

En la asamblea, se planteó el objetivo de recuperar y reivindicar la palabra “libertad” como uno de los pilares de la reorganización de las militantes feministas a través de una concentración unitaria que defienda la democracia y cuente con una agenda amplia que abarque los sectores sociales más golpeados por la situación económica actual.

“Nos están mostrando que hay una escalada de qué van por todo. Es más necesario que nunca apostar por la unidad de este espacio y el levantamiento en las calles el 28 de septiembre para que no siga creciendo el fascismo”, comenta Luci Cavallero, militante del movimiento Ni Una Menos, socióloga e investigadora de la UBA. Y agrega: “Empezar a dialogar, intervenir y debatir para ponernos de acuerdo y poder reventar las calles en una movilización masiva. “¡Arriba las que luchan!”, grita firmemente mientras es aplaudida por sus compañeras. 

“Nos faltan las nuevas generaciones”, sostiene una militante feminista, quien plantea como base escuchar las demandas de ese 30 por ciento que votó a Milei y entender que va más alla de las ideologías. Relaciona los resultados al “hartazgo social” y como solución, además de llenar la Plaza de Mayo, ofrece una agenda que responda a necesidades del presente y el futuro; evitar centrarse únicamente en el aborto y sumar temáticas que sean afectadas o no por el ajuste, como el hambre, los salarios y femicidios. 

En un clima de desazón, preocupación y urgencia, se hizo entrever el impulso que las llevó a reunirse por horas en una misma asamblea, bajo cielo abierto, a convocar y movilizarse por una misma razón: los derechos conquistados no se tocan nunca más. 

«No sea indiferente, se matan travestis en la cara de la gente»

«No sea indiferente, se matan travestis en la cara de la gente»

Antirracista contra los Travesticidios, Transfemicidios y Transhomicidios recorrió el centro porteño. La reparación histórica uno de los reclamos que más resonaron.

Un nuevo encuentro por el Día Internacional del Orgullo tuvo lugar en Plaza de Mayo. La histórica movilización, en conmemoración al levantamiento de Stonewall en 1969 volvió a darse en la Ciudad de Buenos Aires con motivo de la 8° Marcha Plurinacional Antirracista contra los Travesticidios, Transfemicidios y Transhomicidios.

“Para las travas, reparación. Es una deuda que nos debe la Nación”, se cantaba al unísono en el camino que realizaron los, las y les manifestantes por Avenida de Mayo en dirección a un Congreso que les esperaba teñido de arcoíris. La concentración había comenzado a las 17 en Plaza de Mayo. De forma paulatina, el histórico punto de encuentro de actos y protestas se fue llenando con los colores de la comunidad LGBTIQ+. A pesar de que aún motivan la marcha los crímenes de odio perpetuados contra travestis y trans y la desigualdad de derechos, el histrionismo icónico, los brillos, colores, accesorios y los outfit súper producidos que les caracteriza no faltaron.

“Están las chicas del Gondolín”, “Hola, Tía Marlene!”, se podía escuchar decir al recorrer la plaza, mientras se realizaban los preparativos para comenzar la movilización y se esperaba que llegaran más y más personas. Así, se podía percibir como un encuentro cuasi familiar, de reunión y apoyo mutuo frente a la adversidad. Incluso, se dio presencia a las ausencias, a las víctimas, a través de un ‘trenzado’ llevado a cabo por la organización Las Históricas, en donde se hilaron numerosos nombres en las rejas de la Pirámide de Mayo.

Las banderas multicolor bien alzadas, las pancartas, los puestos de venta de pines, stickers y accesorios, comenzaron a plagar el espacio, mientras algunos turistas curiosos, tal vez de pasada en dirección a la Casa Rosada, se acercaban a ver de qué se trataba el encuentro.

Alrededor de las 18, ya cuando la sombra y el frío se cernían sobre Plaza de Mayo, se emprendió el trayecto hacia el Congreso, pacífica marcha de una multitud que ocupaba entre dos a tres cuadras de extensión, y llamaba la atención de quienes caminaban por Avenida de Mayo. Los bocinazos en la 9 de Julio no lograron impedir su paso decidido. La comunidad pisó con firmeza y se hizo ver y escuchar más aún frente al ruido de protesta de algún automovilista, alzando todavía más sus voces: “Señor, señora, no sea indiferente, se matan a travestis en la cara de la gente”.

También se destacó el grito “¡Presente!” durante el trayecto de la marcha, repetido en múltiples ocasiones ante la mención de víctimas, en un acto de memoria colectiva y pedido de justicia. Pero la lucha fue acompañada del ánimo festivo, de celebración del orgullo, pues los manifestantes fueron recibidos en el Congreso por un gran grupo de jóvenes que al estilo de la murga, con un ritmo acelerado, golpeaban sus bombos hechos de tachos. Mientras tanto, sobre un pequeño escenario, concedido por el Ministerio de Cultura de la Ciudad, una artista danzaba haciendo visible la bandera arcoíris que la envolvía con cada giro.

“Me parece muy importante salir, representar y poder seguir teniendo la visibilidad, que, si bien a veces se dice que ya conquistamos, en un montón de espacios no es así. De hecho, sigue habiendo un montón de ataques de odio. Hasta que eso no cese, hasta que el amor no sea la norma, vamos a seguir saliendo a las calles”, expresó Suri, docente perteneciente a la comunidad LGBT que se presentó a la marcha, y resaltó el pedido de una justicia que no sea patriarcal, cuyos fallos no se den desde el panorama del odio.

De esta manera, la comunidad LGBTIQ+ llevó a cabo el reclamo por el desarrollo de una vida digna, particularmente para travestis y trans, en la que deje de imperar el miedo, la violencia, persecución, discriminación, exclusión y desigualdad. En este sentido, durante la movilización los casos que más resonaron fueron los pedidos de justicia por Sofía Fernández y Cynthia Moreira, así como la aparición con vida de Tehuel de la Torre, de quien no se sabe su paradero desde 2021.

Sumado al reclamo al Estado, aparecen las subjetividades: “En lo personal, reclamo por la angustia de sentir que todavía hay un montón de rechazo, un montón de tabúes. Creo que aún no se entiende qué es ser transfeminista. No es cuestión de ser varón o mujer, sino de entender el vínculo amoroso desde otro lugar”, manifestó Karen y agregó que el orgullo es poder expresar de forma pública que lo personal no debe estar “escondido en las paredes”. “Para mí amar es político, las relaciones se construyen, no hay una forma natural y esencial dada”, agregó.

El orgullo se hizo presente en la marcha como un estandarte y herramienta de lucha frente al histórico silenciamiento y persecución al que se ha visto sometida la comunidad. Pero además, se reclamó por transformaciones en el marco legal y una exigencia al Estado por la ampliación de derechos: tal es el pedido de una Ley de Reparación Histórica que ampare a aquellas personas travestis y trans adultas víctimas de la represión estatal, que han visto disminuidos sus derechos a lo largo de sus vidas, lo que las lleva a vivir en la actualidad una adultez o vejez en situación de vulnerabilidad.

“Hoy estoy apoyando a las compañeras, en especial a ‘las históricas’, las chicas grandes, de más de 60 años, que se las reconozca, para que tengan una jubilación”, mencionó Ana, manifestante trans que dijo estar contenta con los derechos logrados hasta el momento, si bien reconoció que todavía faltan más.

Antecedentes como la Ley 26.743 de Identidad de Género, aprobada en 2012, o la más reciente Ley 27.636 de Cupo Laboral Travesti Trans, sancionada en 2021, hacen pensar que la ampliación del carácter de legalidad para las personas LGBT+ es un horizonte posible. Con motivo del aniversario de ésta última ley, el 24 de junio pasado el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación comunicó que la promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero tuvo un impacto positivo, pues 709 personas travestis y trans pudieron acceder a un puesto de trabajo en organismos públicos del Poder Ejecutivo Nacional.

Pero todavía queda un largo camino por recorrer, tanto en lo referente a los derechos como a la transformación de la sensibilidad social: en un informe publicado en 2022 por el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, se establece que el 84% (108) de los casos relevados durante dicho año se dieron contra mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros). Particularmente, en lo que refiere a lesiones al derecho a la vida, el 20% de los casos son asesinatos y el 80% muertes por violencia estructural, es decir relacionadas tanto a desigualdades materiales sistémicas, que han relegado a las personas trans hacia la marginalidad, como también a la invisibilización y negación a la aceptación de sus identidades.

«En Argentina siento libertad»

«En Argentina siento libertad»

La guerra en Ucrania rompió las fronteras del silencio en un grupo de la comunidad LGTBIQ+ rusa que decidió migrar. En Argentina, sus integrantes pudieron construir sus vidas respetando sus identidades en forma pública, casarse y ser madres. 

Nazar toma el mazo de cartas de Tarot y lo apoya sobre la mesa ratona. Respira profundo y se sienta. Es una mañana fresca pero agradable en la Ciudad de Buenos Aires y los rayos del sol, lejos de tímidos, dan su presente a través de la ventana de la casa que Nazar habita hace algunos meses junto a su esposa y su hija chiquita. En el último tiempo vivió en una variedad de casas, pero ningún hogar; mientras cuenta y ordena las cartas piensa que quizás, tal vez, ahora sí tiene uno. Sabe que por la tarde le espera una reunión aventura con una persona que no conoce, en la que va a hablar de temas que jamás habló con nadie más que con su esposa. No está segure de qué sentir. No sabe si podrá contar todo lo que aconteció en los últimos años. No sabe si le saldrán las palabras. 

Vuelve su atención hacia el Tarot. Las cartas le devuelven el reflejo de una señal que le descomprime el pecho y disipan sus acuciantes preguntas. Sobre la mesa, encima de un mantel celeste, se ve la figura de una mujer en tonos terrosos y sepia. Es la Reina de Bastos, conocida en el Tarot por su asociación con la autoafirmación, el florecimiento y, sobre todo, la comunicación. 

ANCCOM habló con tres personas rusas de la comunidad LGTBIQ+ refugiadas en la Ciudad de Buenos Aires. Nazar es una de ellas. Desde el comienzo de la invasión a Ucrania, el 24 de febrero del 2022, se estima que más de 22 mil personas dejaron Rusia para mudarse a Argentina. Cientos de ellas pertenecen abiertamente a la comunidad LGTBIQ+, y ahora se encuentran frente a un horizonte de posibilidades en lo que refiere a la libre expresión de sus identidades, lejos de un país donde hacerlo es repudiado e incluso penalizado.

Les tres cuentan lo mismo sobre la situación de Rusia: en el país el orgullo y la diversidad sexual están atravesados por un pacto de silencio social y legalmente impuesto. Por ejemplo, actualmente rige una ley que prohíbe hablar públicamente sobre temas relacionados a la comunidad LGTBIQ+ de forma positiva o neutral. Contenidos en internet, programas de televisión, películas, sólo pueden incluir personas de la comunidad o hablar del grupo si esto es hecho de forma negativa. Hasta 2013, la ley ejercía esta prohibición sólo en la comunicación con personas de hasta 18 años, a modo de protección – según las autoridades – de la integridad de niños, niñas y adolescentes. Pero hace algunos años la normativa se amplió y ahora aplica universalmente, sin restricción etaria. 

Otro ejemplo es que las parejas de hombres gays, en particular, no tienen derecho a adoptar hijos: sin una mujer en la fórmula -considerada una figura natural y necesaria en el acto de criar-, la adopción es calificada como inconstitucional e inmoral y condenada a ser imposible. Pero tampoco es fácil para las parejas de mujeres lesbianas. “Es imposible ser dos mamás -cuenta una de las entrevistadas, Ann- porque legalmente solo una mujer puede ser mamá. La otra madre no va a tener ningún derecho sobre su hijo. Además, las personas no van a reconocerlas como dos madres: sos meramente la amiga de mamá”. Incluso las familias que logran avanzar con la adopción a pesar de las restricciones, se enfrentan a diario con el miedo de que alguien las denuncie bajo el pretexto de estar ejerciendo violencia doméstica, aunque la única “violencia” en cuestión sea ser LGTBIQ+.

“No sé qué pasaría si volviera hoy a Rusia”, reflexiona Nazar, mirando al frente, hacia el desfile de árboles del Jardín Botánico. “Porque ahora hablo libremente. Vivo libremente. Y no puedo, es imposible, volverme a cerrar”. 

Tiene 33 años, vivió en Ucrania hasta los 21 -cuando se mudó a Moscú- y llegó a Argentina hace tres meses. Sostiene que, más allá de las leyes recientes, el silencio es algo socialmente establecido y respetado hace mucho más tiempo. El silencio y la mentira. “Mentir es parte de la vida. Y tal vez es la razón por la que empezó la guerra, porque como país no tenemos verdad en nuestra esencia. Es un lugar de mentiras gordas, y las leyes anti-LGTBIQ+, así como la guerra, son continuaciones de ello”, expresa Nazar. 

Desde chique, a los tres o cuatro años, elle ya sentía y sabía que era diferente. Especial. Cuenta que conocía algunas identidades LGTBIQ+, y que incluso por momentos, en un intento por darle un nombre a lo que sentía en su interior, trató de contentarse con la idea de ser transgénero, pero algo le decía que su identidad verdadera estaba en otra parte. “Sabía que era algo pero no el nombre -explica Nazar-. Un día lo encontré: no binario. Y supe que era lo que había estado buscando toda mi vida, todos mis treinta años de vida. Me sentí tan contente. Y la historia de ese primer encuentro con mi identidad es graciosa, porque fue viendo una serie… Sex Education. Un personaje se da cuenta que su género es fluido y pensé: ‘¡Soy yo!´.”

Se acomoda el pelo rubio y largo hasta los hombros, y cuenta que se halla a sí misme abriendo los ojos, observando la ciudad y preguntándose cómo es posible estar acá. Siente que los árboles son distintos, el aire es distinto, y la gente es amable y sonriente. “Mi casero me dijo que en Buenos Aires nadie sonríe -cuenta Nazar- y yo le respondí: ‘Ay, Gonzalo, eso es porque no viviste en Moscú’”. Se ríe. 

“Un día vi a dos hombres caminando de la mano…”, dice Nazar, hace una pausa, suspira, y luego pide perdón, porque sus ojos se le llenaron de lágrimas. Suelta el aire y continúa, aunque no logra terminar su oración: “Es que no me creo todo esto, pero es verdad, aunque a mi mente y mi alma les cueste creerlo. En Argentina siento libertad. Me siento verdadere. Buenos Aires es la ciudad de la verdad para mí. Quiero decirlo más poéticamente pero no tengo palabras”, expresa. Lo que no sabe es que todo lo que dijo fue, sin duda alguna, un poema. 

Ana, a diferencia de Nazar, tuvo la suerte de encontrar el nombre de su identidad cuando era muy chica; siempre supo que le gustaban las mujeres. Explica que desde que tiene memoria habitó su identidad con relativa normalidad porque, según ella, vivió la mayor parte de su vida en Rusia en una burbuja bastante tolerante. Pero también reconoce que su experiencia fue una cuestión de suerte. “Sé de otras personas que sí atravesaron algunas situaciones, por ejemplo de haber sido agredidas en la calle, o una amiga que se quedó sin su trabajo después de que se supo que era lesbiana. Yo nunca tuve un incidente así pero constantemente lo esperaba, entendía que podía pasar en cualquier momento, por eso con mi esposa intentamos no hacer nada en público: no abrazarnos, no besarnos”. 

Para Ana la situación cambió completamente cuando se dio cuenta de que quería tener hijos. Entendió que sería insostenible para ella tener que enfrentarse con los obstáculos que se presentan para las madres lesbianas en Rusia: enseñarle a sus hijos a no hablar en público sobre sus mamás, vivir el terror de que las autoridades pudieran llevárselos en cualquier momento. La claridad de la situación era absoluta; la decisión de irse, simple. Así fue como, hace poco más de cinco años, se mudaron a Argentina junto a su esposa. 

 “Argentina nos dio exactamente lo que necesitábamos. Acá nosotras recibimos el derecho de ser dos mamás, y eso que todavía no teníamos ciudadanía, no teníamos nada, llegamos como turistas pero recibimos este derecho. Nos sentimos muy agradecidas”, expresa. Poder hablar, poder contarle a la directora del colegio o a la pediatra que sus hijas tienen dos mamás, son cosas que rescata constantemente en su día a día, sabiendo que pueden parecer momentos básicos o insignificantes para los demás, pero conociendo perfecta y profundamente la importancia que guardan. “En Rusia da mucho miedo ser visibles, ser visibles y decir lo que queremos, siempre entendimos que teníamos que filtrar todo. Acá ni pensamos en esto”, subraya Ana. 

Lleva el pelo recogido en una media colita, lo que le permite lucir las mechas azules, rosas y violetas que reposan sobre sus hombros. Es una imagen que dista de lo invisible. 

Irse de Rusia para ella fue finalmente empezar a vivir su vida como quería. Durante los primeros años en Argentina siguió escribiendo en su blog en ruso, y dirigió sus publicaciones particularmente hacia el fin de ayudar a otras personas de la comunidad a emigrar al país. Pero dice que con el tiempo este espíritu se le fue yendo y no escribe más sobre estos temas. “Me siento tan lejos ahora de esto, ahora me parece que es algo de otro planeta, no puedo hablar más con personas rusas porque lo siento como una retraumatización, siento todo de nuevo. Prefiero pasar más tiempo con amigos de acá, vivir esta vida normal, diaria. Creo que ahora hay menos de activista dentro de mí, pero más de persona”, reflexiona. 

Sostiene todo el diálogo con ANCCOM en español, y explica que aunque su manejo de la lengua no es tan bueno como el que tiene con el ruso o el inglés, se siente mejor hablando en español. Es parte de las pequeñas cosas que riegan y hacen florecer algo preciado para ella: la vida diaria en Buenos Aires.

El idioma fluctuó un poco más en la última conversación de la que participó ANCCOM, en este caso con un matrimonio de dos mujeres: Ann y su esposa. Llegaron a Argentina hace tan solo siete meses, con lo cual la charla fluye de un español a un spanglish y del spanglish a un inglés final y definitivo, lo que causa algunas confusiones simpáticas y risas varias. Cuentan que tienen clase con un profesor de español dos veces por semana; por ejemplo, ahora están viendo el subjuntivo y lo odian. 

“Yo digo “ir” y el profesor me corrige: “andar”… ¡¿Por qué?!”, se queja cómicamente la esposa de Ann. Sentada, apaga su cigarrillo mientras sostiene en sus brazos un somnoliento border collie marrón y blanco de cuatro meses. Prefiere no compartir su nombre, argumenta razones de seguridad.

Su familia no sabe de su identidad ni tampoco de su matrimonio. Así es como el pacto del silencio se hace presente una vez más. “El silencio es una parte fundamental de la vida -dice Ann-, podés vivir cómoda mientras te quedes callada y mientras digas que tu novia es tu amiga o tu hermana. Después entendés que tal vez algo está mal, tal vez no es la situación en la que quieres vivir”. 

La posibilidad de irse de Rusia estuvo en sus mentes durante varios años, pero la decisión no se hizo efectiva hasta que comenzó la invasión a Ucrania. Compraron los pasajes de avión y tan sólo dos semanas después estaban legalmente casadas y viviendo en Buenos Aires. 

“En Rusia no tenemos orgullo, no hay cosas de las que podamos tener orgullo -expresan-. Allá en realidad no somos luchadoras, nos dimos cuenta que no es posible serlo en Rusia, por el gobierno y por la mentalidad de la gente. Creo que estamos realizando una especie de orgullo aquí y estamos en camino a entender que podemos hacerlo”. Pueden hablar, pueden ser una familia. Pueden colgar la bandera LGTBIQ+ en el balcón, aunque esto último no fue exactamente algo planeado: su border collie, Kenny, un día hizo sus necesidades sobre la bandera; una vez lavada la colgaron para que se seque y decidieron que se veía muy bien ahí. La dejaron.

Dicen que en cinco años se imaginan viviendo cerca del océano, en Mar del Plata tal vez. A la esposa de Ann le gusta surfear. Después, Ann empieza a contar que para ese entonces cree que ya van a estar pensando en tener hijos. Cuando expresa esta expectativa, su pareja agranda los ojos y se apresura a corregirla: “No, no, no -dice-, pensar no. Empezar a tener hijos”. Ann se ríe y le da la razón. “Soy una persona pensadora -admite Ann-, ella es una persona que hace. Nos complementamos”. Comparten una mirada cómplice. Kenny sigue profundamente dormido. 

La bandera, sea en la Ciudad de Buenos Aires o en la Costa Atlántica, sigue y seguirá flameando sin miedo.

El antifeminismo y la campaña electoral

El antifeminismo y la campaña electoral

La socióloga e historiadora feminista Dora Barrancos analiza la avanzada  en contra del feminismo en medio de los discursos de campaña. La importancia de contar con un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, el llamado a deconstruir los discursos que se denominan liberales y cuáles son hoy los objetivos del movimiento feminista.

En diálogo exclusivo con ANCCOM, Dora Barrancos analizó algunas de las postales que cristalizan discursos en medio del inicio de la campaña electoral que ya comenzó antes de estar definidos los futuros candidatos.

Postal 1: 2022. Javier Milei, diputado nacional, líder del partido La Libertad Avanza y candidato a presidente, es entrevistado en el marco de la presentación de su libro El camino del libertario en la Rural. “Yo no tengo por qué sentir vergüenza de ser un hombre blanco, rubio y de ojos celestes. No tengo que pedir perdón por tener un pene, el Ministerio de la mujer ya saben, pista”, dice Milei y hace un gesto con la mano como quien echa a alguien. El público aclama.

Postal 2: 2023. Horacio Rodriguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y candidato a presidente por la alianza Juntos por el Cambio, realiza una entrevista para Radio Rivadavia. “Voy a reducir los ministerios a la mitad. Yo no creo que la importancia que uno le de a un tema dependa de tener un ministerio, secretaría o subsecretaría”. El periodista le pregunta si planea cerrar el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad a lo que Larreta responde que sí, que los ministerios solamente implican más burocracia. Esta entrevista se realizó un día antes del  8 de marzo. Al día siguiente, el movimiento feminista se movilizó a las calles por el Día Internacional de la Mujer.

¿Por qué estos discursos sobre el cierre del Ministerio pasaron a formar parte de la campaña electoral?

Esa es la superficie, la fórmula discursiva en realidad entraña algo más. En primer lugar, es una oposición al avance de la perspectiva de género. Lleva embutido ese principio medular una oposición a los feminismos, a las feministas y a una política de las feministas, el avance con derechos hacia la equidad, hacia la paridad y hacia la justicia de género. En segundo lugar, es una oposición a la diversidad sexogenérica, al reconocimiento de los derechos de las personas y sus identidades. Ahí está el programa. Entonces, cuando dicen que quieren eliminar el Ministerio en realidad quieren eliminar estos principios. No se trata simplemente de una degradación del Ministerio, porque no podrían hacerlo desaparecer del todo, eso es evidente. En suma, es una amalgama de retrocesos tal como viene ocurriendo en las plataformas de la derecha y de la extrema derecha del mundo.

 

¿Qué importancia tiene contar con un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad?

¿Cómo se puede analizar la jerarquía valorativa conceptual del Estado sino a través de sus simbolizaciones en materia de jurisdicciones, potencias y poder? Si el Ministerio es llevado a una Dirección General, hay una degradación de las políticas tendientes a la equidad humana. Es el aspecto simbólico que el Estado le da, que corresponde a jerarquías. En el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires nunca se jerarquizó la institución por lo tanto nunca se jerarquizaron las políticas que tienen que ver con la equidad de género. Tiene una cierta materialidad pero además tiene un valor simbólico respecto de la jerarquía de los problemas del Estado.

¿Qué concepciones del Estado se ponen en juego cuando se reproducen estos discursos?

Primero, desde la perspectiva de esos discursos el Estado debería reducirse a una expresión mínima. Una expresión apenas emergencial, exclusiva a lo que las operaciones del mercado no pueden hacer. Se llegan a exacerbaciones que ponen en tela de juicio al mismo liberalismo. No son fuerzas liberales, son fuerzas que se han construido sobre la base de una gran operación ideológica y política contraria al Estado. La vieja receta liberal, si nos vamos a las fuentes liberales como Smith y Ricardo, no tienen nada que ver con esta pantomima. El poco retazo de liberalismo que tuvimos en Argentina fue la construcción de algo en manos del Estado. El liberalismo en Argentina se determinó por dos circunstancias que son eminentemente construcciones del Estado: la educación básica y la salud pública. Ni siquiera leen sus propias tradiciones.

 

¿Qué modelo de libertad proponen?

La libertad que proponen es la libertad de los fuertes, de los poderosos, no la libertad que tiene cada individuo. Es una libertad para subyugar. Es todo muy falaz y hay que deconstruir sus argumentaciones haciendo un buen ejercicio semiológico. Por eso yo a menudo recuso que a todas estas fuerzas se las llame neoliberales. Son neoconservadoras y neofascistas en gran medida. Se mueven con la falacia más cínica, la revolución. Es un oxímoron. Esas fuerzas están muy complicadas por situaciones gravísimas. Si hay una justicia un poquito más independiente, menos colonizada, algo debería pasar con los rituales de cercanía que han tenido con quienes intentaron el feminicidio y el magnicidio.

 

¿Qué cree que debería hacer el feminismo?

El feminismo debería empinarse de manera rotunda. Yo lo que diría es que no tiene que perder mucho tiempo en nombrar personas, sino en nombrar las políticas. No importan los nombres, puede ser Milei o Bullrich, lo importante es denunciar estos programas. La novedad de las fuerzas reaccionarias es que han incorporado activamente ir contra el feminismo y la diversidad.