Inteligencia artificial por la identidad

Inteligencia artificial por la identidad

Una comunidad de más de 140 personas de 13 provincias distintas participaron en el desafío IA por la identidad de Abuelas de Plaza de Mayo y fundación Sadosky. La premiación a los grupos que destacaron por su trabajo con el archivo de Abuelas se dio este 24 de Julio en el pabellón Cero + infinito de Ciudad Universitaria.

El lunes 24 de julio tuvo lugar la premiación del proyecto #IAxlaIdentidad en el pabellón Cero + Infinito de Ciudad Universitaria. La propuesta conjunta de Abuelas Plaza Mayo y Fundación Sadosky celebró con premiaciones el proyecto que supo unir la inteligencia artificial a los archivos de la memoria en pos de una mayor accesibilidad. El evento contó con la participación del ministro Daniel Filmus, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) Guillermo Durán, entre varios colaboradores más. Estela de Carlotto y Taty Almeida mandaron su saludo desde la distancia dado a que no pudieron asistir.

El desafío “IA x la identidad» estuvo dirigido a personas o grupos que contaran con cierto manejo de Inteligencia Artificial con el fin de ofrecer soluciones al procesamiento de escaneos de documentos mecanografiados o impresos. Las propuestas enviadas fueron evaluadas por un jurado experto en el área, quienes tuvieron como criterio a la hora de decidir ganadores la exactitud de la tipificación del material, la interpretabilidad y documentación del código presentado, y la presentación y contenido del informe presentado. 

El tercer puesto fue para el grupo Three Data Scientist, integrado por Oscar Matías Bonfanti, Matías Naranjo Harper y Joel Stanich; un equipo mixto con representantes de Córdoba, Corrientes y provincia de Buenos Aires. En segundo lugar quedó el equipo Ana Teresa Diego, constituido por Adolfo Simaz Bunzel, Agostina Filócomo y Ezequiel Pássaro. Por último, el equipo Les Cigarres integrado por los estudiantes de la UBA Julieta Goria, Sofía Goy y Francisco Sandalina obtuvo el primer lugar. “Fue todo muy colaborativo” cantaron los ganadores. En cuanto a la relación del desafío con el trabajo de Abuelas, los miembros de Les Cigarres sumaron declaraciones reivindicatorias al labor realizado por ellas para con la memoria. “Cómo miembro de la comunidad judía entiendo justamente que cuando uno se olvida de los genocidios y las matanzas en cierto punto permite que se perpetúen otra vez”, concluyó el ganador. Los premios repartidos fueron una notebook para cada integrante del grupo.

“Es tan importante llegar a estos términos para que todo el mundo se entere y sepa que el trabajo que hacemos las abuelas es uno que tiene que ver mucho con la identidad de todos; porque toda persona que no conoce su identidad, no sabe dónde está y no sabe quien és” afirmó Buscarita Roa, abuela de Plaza de Mayo, sobre el programa. “Nos faltan nietos por encontrar y queremos que el pueblo argentino se haga cargo, comente y lo cuente en todas partes para encontrar a todos los que faltan; por lo menos antes de que tengamos que irnos las últimas abuelas que quedamos, que somos muy poquitas” concluyó Buscarita acompañada con sentidos aplausos.

“Esto es un comienzo, un puntapié inicial a un mundo que tendremos que ver cómo transitarlo; por ahora tenemos material fílmico para tratar también”. le comentó a ANCCOM Juan Pablo Moyano, nieto restituido y trabajador del registro de Abuelas de Plaza de Mayo. “Abuelas siempre ha demandado la colaboración de los diferentes sectores de la sociedad y la ciencia; cada uno pone el granito de arena que puede para esto”, profundizó. Al hablar del alcance del proyecto, Juan Pablo categorizó este trabajo en conjunto como “la búsqueda de un pueblo, la búsqueda de la identidad, no sólo de los desaparecidos, sino de la historia argentina”.

 

Los jóvenes y los derechos humanos en constante movimiento

Los jóvenes y los derechos humanos en constante movimiento

Miles de personas se encuentran participando del del III Foro Mundial de Derechos Humanos, que se está desarrollando en las sedes de la ex Esma, FADU, CENEA y CCK en la ciudad de Buenos Aires, cientos de ellas son jóvenes que traen su agenda para discutir y reflexionar intergeneracionalmente.

Dentro del programa del III Foro Mundial de Derechos Humanos se planteó un eje que apunta a los jóvenes. La Comisión de Juventudes llevó a cabo muchas de las actividades que están sucediendo entre el 20 y 23 de marzo, junto a los distintos paneles de debates y charlas que integraron esta iniciativa mundial.

Una de las iniciativas fue un taller sobre participación política de las juventudes, que se desarrolló en la Casa de la Militancia – H.I.J.O.S. Bajo la organización del Instituto Nacional de Juventudes (INJUVE), la propuesta contó con más de 20 participantes y ofreció un debate acerca de sus primeros acercamientos a los derechos humanos. Los jóvenes, oriundos de distintas provincias como Córdoba, La Pampa, Misiones y Tierra del Fuego, compartieron sus experiencias principalmente asociadas a los centros de estudiantes del nivel secundario, pero también al estudiante como sujeto político y a los derechos estudiantiles adquiridos y aquellos que se mantienen pendientes, como el boleto estudiantil gratuito a lo largo del país. Las distintas ideas que surgían de la actividad eran plasmadas en un afiche realizado de manera colectiva, donde se resaltaron frases como “se subestima el pensamiento joven”, y “dicen que no tenemos capacidad política”. De manera unánime, los principales reclamos planteados fueron los de más protagonismo de las juventudes en la toma de decisiones, y la necesidad de pensar por y para los jóvenes.

Durante la jornada del miércoles, se pudo observar la gran convocatoria que tuvo el evento a nivel internacional. Además de las distintas personalidades que acudieron a los paneles especiales, como los ex presidentes latinoamericanos como Evo Morales, Rafael Correa, Pepe Mujica, el jurista Español Baltazar Garzón y el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapater, entre las calles del ex centro clandestino de detención Esma -hoy Espacio para la Memoria-, se observaban distintos grupos de jóvenes, adolescentes y niños recorriendo el Foro y realizando actividades de carácter recreativo.

ANCCOM conversó con Tomás y Lúa, de la Fundación Encontrarse en la Diversidad, quienes explicaron que el objetivo de su organización es luchar contra todo tipo de discriminación. Su labor se da en distintos ámbitos, pero su enfoque principal está en las escuelas. Actualmente su actividad se realiza en conjunto con 50 escuelas del AMBA y otras provincias. De ese modo, llevan inquietudes a los jóvenes con talleres en donde plantean preguntas vinculadas al acoso escolar y la discriminación. Además, asesoran a los docentes de las escuelas de los distintos niveles con respecto a la manera de trabajar la ESI en las aulas.

En esta edición del Foro Mundial de Derechos Humanos, realizaron un taller acerca de Orgullo y Diversidades, proponiendo pensar los derechos humanos desde una perspectiva del orgullo y la identidad. Lúa afirma: “es muy lindo saber quién es cada uno y eso implica orgullo”. Su modalidad de trabajo es la de crear un intercambio entre quienes proponen el taller y los asistentes, construyendo en conjunto las respuestas a las preguntas acerca de qué es la identidad, qué es la diversidad y el orgullo para cada uno. Además, pensaron la importancia de que este espacio sea mundial, lo cual implica un intercambio diverso mucho más amplio dentro de sus actividades. El objetivo de su taller es en principio garantizar todas las veces, porque como dice Tomás, la diversidad no implica que siempre la totalidad esté de acuerdo. Como organización y como personas, Lúa y Tomás creen en la importancia de que las identidades sean visibles para todos. “El objetivo es enriquecernos de la diversidad”, concluye él. Con respecto al intercambio que han ido teniendo en el foro, reconoce que la Comisión de Juventudes viene trabajando en conjunto desde el mes de septiembre, con lo cual ya conocen a varias de las demás agrupaciones que integran este espacio.

Dentro de esta gran convocatoria, la mayoría de los espacios que funcionan normalmente en el Espacio para la Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA), también tienen su lugar para convocar a quienes quieran acercarse a participar de distintas actividades y conocer un poco más del trabajo interno de cada asociación.

En la ex Esma, dentro de los distintos programas que proponen, trabajan con uno dirigido a los jóvenes, denominado Jóvenes y Memoria. En diálogo con ANCCOM, HernánScappatura, exresponsable del proyectoen el Espacio explica el origen de la propuesta: “Esta iniciativa fue creada por la Comisión Provincial de la Memoria en el año 2002, y en el 2011 el Espacio para la Memoria se unió al programa, para dirigirlo en la Ciudad de Buenos Aires”. El programa consiste en trabajar el abordaje de la dictadura cívico militar en las escuelas secundarias. “La propuesta es que los y las estudiantes investiguen sobre los hechos ocurridos en ese período histórico desde una perspectiva cercana a sus comunidades”, señala y describe: “Es una actividad que se realiza a lo largo del año y finaliza con la muestra de lo que se trabajó, en diferentes formatos”.

Finalmente, se realiza una convocatoria de todas las escuelas en Chapadmalal, en donde comparten los trabajos realizados. “Lo interesante de este programa- agrega Hernán- es que partió de la idea de trabajar la memoria vinculada a la dictadura y se diversificó a distintas temáticas vinculadas a los derechos humanos como la salud, educación, violencia institucional, todo en torno a la memoria. Así, el programa convoca a la investigación en problemáticas de derechos humanos, desde los jóvenes”. Finalmente, el integrante del programa Jóvenes y Memoria del Espacio Memoria (ex Esma) confirma que los chicos que son parte del programa se comprometen mucho y las escuelas también. Cree que es algo muy movilizante para todos. “Porque además lo trabajan desde la cercanía, partiendo de las historias de sus comunidades en donde quizás, hay alguna persona que tiene un familiar desaparecido o un ex alumno de esa misma escuela víctima de la dictadura”, amplía. Con respecto al desarrollo del Foro, Hernán sostiene que es un espacio en donde se trabajan los derechos humanos en el sentido más amplio y que las distintas actividades convocan a plantear necesidades y problemáticas de distintos ámbitos de la sociedad.

Otra actividad que se viene realizando en este evento internacional es la muestra del museo móvil de Ana Frank. El museo se encuentra dentro de un trailer adaptado que hace un recorrido histórico por la vida de la joven víctima del exterminio judío, y cuenta con una pequeña réplica de la biblioteca de la casa donde la familia Frank se escondía. Por otro lado, el museo invita a la reflexión sobre cómo se vincula este crimen de odio con la dictadura argentina, y cuál es el rol de los jóvenes como sujetos de derechos. Daniela, una de las jóvenes miembro del Centro Ana Frank en Argentina y parte de la Comisión de Juventudes, cuenta que la propuesta llegó a través de la organización de la Comisión, que buscó asociaciones que estuvieran integradas por jóvenes.

La idea de unificar la historia de Ana Frank con el concepto de juventud es algo que este espacio ya venía trabajando desde mucho tiempo antes. Consideran que el hecho de que la historia de Ana esté atravesada por ese contexto histórico siendo tan joven, es un punto de referencia para pensar a las juventudes en estos días. “La asociación cree que la búsqueda de la identidad, el sentirse escuchado, cuestiones inseparables de este momento de la vida se ven reflejadas en la historia de esta niña”, señala. En relación al Foro Internacional del que esta Comisión es parte, la miembro del Centro Ana Frank comenta que su organización tuvo oportunidad de intercambiar y ponerse en contacto con otras agrupaciones integradas por jóvenes para plantear distintas problemáticas propuestas para trabajar vinculadas a los derechos humanos. En este sentido: “creo que es fundamental que exista un espacio hecho para los jóvenes”, porque considera que es un lugar creado para el intercambio tanto entre ellos como con los adultos. A su vez, afirmó que la organización de esta Comisión en particular demostró que cuando los jóvenes se ponen a trabajar pueden llevar a cabo proyectos de alto impacto como este.

“La causa Ford es la punta del iceberg de un patrón de violaciones a los derechos humanos”

“La causa Ford es la punta del iceberg de un patrón de violaciones a los derechos humanos”

Victoria Basualdo en entrevista con ANCCOM.

El 11 de diciembre Argentina hubo una sentencia histórica: dos ex directivos de la multinacional automotriz Ford Motors fueron condenados por crímenes de lesa humanidad contra 24 trabajadores durante el golpe cívico-militar de 1976.

Pedro Muller, por entonces jefe de manufactura, hoy tiene una condena de 10 años de prisión. Héctor Sibilla, ex jefe de seguridad recibió 12 años. Por otra parte, la Justicia condenó a 15 años al militar Santiago Riveros. Todos ellos fueron partícipes necesarios en los secuestros y torturas que acontecieron en la planta fabril de General Pacheco. Los ex directivos entregaron a las Fuerzas Armadas listas, legajos y fotos de los trabajadores que a la postre resultaron desaparecidos.

Especialistas del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y del Programa de Memoria, Verdad y Justicia de la Secretaría de Derechos Humanos realizaron un informe titulado “Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad: represión a trabajadores durante el terrorismo de Estado”.  Victoria Basualdo es investigadora del Conicet, trabaja en el área de Economía y Tecnología de Flacso y participó de esta extensa investigación sobre la complicidad empresarial con la dictadura, un insumo que sirvió para condenar a los directivos de la Ford. En diálogo con ANCCOM habló sobre su trabajo y analizó la repercusión de la sentencia.

¿Qué te motivó a formar parte de  la investigación en la responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad?

Hace 15 años que vengo investigando sobre estos temas. Trabajé sobre la organización sindical de base en las grandes fábricas industriales entre la década del 40 y 80,  los casos de Alpargatas y Acindar. Aparecieron cuestiones vinculadas a la agenda de investigación sobre responsabilidad en estos delitos, que en ese momento se lo denominaba “complicidad” empresarial. En el año 2006, la CTA me invitó a escribir un tema que fuera significativo para pensar la dictadura desde los trabajadores, y escribí Complicidad patronal militar. Comparaba seis casos que permitían ver que había un patrón de funcionamiento. Entre 2014 y 2015 se analizaron 25 casos de empresas en todo el país.

¿Con qué se encontraron?

Los casos fueron seleccionados haciendo una lista de empresas, de las cuales había desaparecidos y de las que teníamos evidencia preliminar de responsabilidad empresarial. Hubo variedad en términos regionales y de actividades económicas, desde astilleros hasta automotrices como Ford, Mercedes Benz y Fiat,  siderurgias, cementeras, gráficas, industrias alimenticias y textiles. Analizamos la trayectoria de estas empresas, la historia de organización sindical y de los conflictos, las políticas represivas desplegadas sobre el colectivo de trabajadores. El conjunto de prácticas represivas se repetía. Secuestros en el lugar de trabajo en casi el 90% de los casos, entrega de recursos logísticos y materiales de la empresa a las fuerzas, listados de trabajadores a ser secuestrados, información respecto de dónde ubicarlos, provisión de vehículos,  alimentos y financiamiento. Se repetía la presencia de funcionarios empresariales tanto en la detención de trabajadores como en la tortura y, en 5 de los 25 casos, nos encontramos con la existencia de centros de detención dentro de los establecimientos fabriles, como en el caso de Ford.

¿Por qué el sector empresarial  se alió con las fuerzas militares?  

Un motivo en común de preocupación era el accionar sindical que, desde el Cordobazo en adelante, empieza a tener un protagonismo a nivel nacional. Comienza a constituirse como una preocupación, tanto para las Fuerzas Armadas como para los sectores empresariales. Este es el punto central de confluencia, porque se sientan hacer listas, a detener trabajadores y sindicalistas.

¿Qué suponía la destrucción de la representación gremial y de los derechos de los trabajadores? 

El papel de la representación gremial es fundamental. En la causa Ford hubo un proceso de consolidación de estructura sindical fuerte en la primera mitad de los años 70, ampliación incluso del universo de lo sindicalizado, incluyendo al sector del comedor, que no tenían inclusión dentro del sindicato de automotores, cambiando sus condiciones de trabajo y los niveles de protección. Justamente son estos trabajadores del comedor los primeros en ser secuestrados, el 24 de marzo de 1976.  La importancia otorgada a la representación gremial, a la defensa de los derechos de los trabajadores, y a la organización dentro del lugar de trabajo es de importancia crucial para entender este doble involucramiento entre sectores empresariales y fuerzas militares.

¿Cómo era el modus operandi de los gerentes?

El alegato final (en el juicio Ford) muestra cómo y por qué un gerente de Seguridad tiene control sobre lo que entra y sale de la fábrica y todo lo que pasa dentro del establecimiento. El personal de seguridad está al tanto de lo que sucede y tiene involucramiento en esto, lo mismo el gerente de Manufactura, a través del análisis de lo que significa el método fordista de producción, un método científico que se basa en el control absoluto de lo que sucede en el lugar de trabajo. Es imposible pensar que se produzca el secuestro de 24 trabajadores y su traslado a un quincho interno dentro de la planta para ser torturados sin que el gerente tenga dominio sobre est. Lo mismo con el traslado afuera. a una comisaría.

¿Los trabajadores eran elegidos arbitrariamente?

El denominador común muy claro de las víctimas es su carácter de trabajadores y su involucramiento en procesos de organización sindical y de defensa de sus derechos, y muchos de ellos eran además delegados y referentes en la fábrica. Cómo se hizo la selección individual uno a uno es algo que no se llegó a determinar del todo, logramos llegar a certezas dentro de la investigación pero hay todo un circuito de contactos entre las fuerzas armadas y empresarios a los cuales no pudimos llegar. En el informe detectamos otras víctimas conectadas con Ford, trabajadores y familiares, por lo menos 13 víctimas que no fueron incluidas en estas 24.

¿Cómo se vivió la lectura del fallo? ¿Qué repercusiones tuvo la sentencia contra los ex directivos?

Fue increíble. El martes 11 de diciembre de 2018 fue un momento muy especial, en todo sentido. Era la conclusión de un juicio que los trabajadores estuvieron esperando durante 42 años, intentaron todo lo que tenían a su alcance para encontrar pruebas. Un juicio que tuvo incidencias: el presidente del Tribunal fue designado en Casación y dejó el tribunal, demoras para el comienzo del juicio oral, uno de los hijos de los trabajadores sufrió un infarto antes de declarar. Ese martes diluviaba, había mucha gente, sólo algunos pudimos entrar a la sala de audiencia, antes de que comenzara la lectura de la sentencia se cortó la luz, dio lugar a cánticos, finalmente se recuperó. El Tribunal pidió que no se exteriorizaran sentimientos antes de finalizar la sentencia y que permitieran leer todo. Lo que podía significar una mala noticia. En la lectura establecieron que estos hechos tienen que encuadrarse como delitos de lesa humanidad. Por otro lado fue emocionante cuando leyeron la calificación dada a cada unos de los imputados, una sensación de que estaba ocurriendo algo histórico. Algo difícil de acreditar en el marco judicial.

¿Por qué es una sentencia histórica?

Porque es la primera vez que se analiza la responsabilidad de gerentes en la violación de derechos humanos de trabajadores de la propia fábrica. Además, se consideró como causal la actividad sindical. No se puede explicar la enorme dificultad de judicialización de estas causas si no es teniendo el cuenta el poder que tienen estas empresas para condicionar la discusión pública. La repercusión que tuvo la sentencia a nivel local fue mínima, en relación a lo que fue a nivel internacional, hubo notas en decenas de idiomas. Estamos hablando de una de las multinacionales más importantes que marcó desde su nombre y su modo de producción las historia del capitalismo contemporáneo.

¿Creés que esta sentencia reivindica la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y el retorno a la democracia?

Por supuesto. La condena permite poner freno a la violación de derechos humanos. Hay una relación entre la agenda de responsabilidad empresarial con la agenda que analizó y buscó judicializar las responsabilidades militares. Se está pensando la responsabilidad indiscutida de las fuerzas en articulación con otros grupos de poder muy significativos.

¿Qué reparación simbólica pidieron las víctimas?

La querella privada de los trabajadores pidió como medida de reparación y como garantía de no repetición, que se disponga la colocación de una señalización como sitio de memoria en la entrada de la fábrica y el quincho, con un acto que cuente con la presencia de los trabajadores, sus familias, y todo el personal de la empresa. Que se ponga a disposición del público los archivos de la empresa especialmente los vinculados al periodo de 1976–1983. Que se disponga la firma de un convenio con el CONICET para el otorgamiento de becas que puedan llevar los nombres de los trabajadores secuestrados para investigaciones sobre responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad. Que se realicen formaciones en derechos humanos para todo el personal de la fábrica, que incluya una charla de los ex trabajadores sobrevivientes y sus familias, entre otras acciones.

¿Frente a este fallo, es posible que se investigue el caso de otras empresas implicadas en estos mismos crímenes?

Hay otras causas en este momento, en etapa de instrucción o abiertas a la incorporación de material adicional. El caso de la Veloz del Norte abierto nuevamente a discusión.  Hay una gran cantidad de causas posibles en la Argentina, la causa Ford es la punta del iceberg de un patrón de violaciones a los derechos humanos y laborales por parte de empresas.

“Hoy sólo puedo tocar la música que amo”

“Hoy sólo puedo tocar la música que amo”

Presentación del disco de Ignacio Montoya Carlotto en la Biblioteca Nacional.

Cuando hace una semana Ignacio Montoya Carlotto presentó su nuevo disco –Todos los nombres, todos los cielos-  se encontró haciendo eso que más le gusta hacer en uno de los lugares que más magia le ofrece para hacerlo: una biblioteca. De chico, Ignacio decía que si alguien le regalaba una máquina de escribir, sería escritor. Quizás, bajo las mil llaves que escondían su ser más íntimo por entonces había un eco que le exigía reservar sus manos, el contacto más tangible de su piel, para cuando se le despertara la pasión por la música. Mucho quedó de ese niño que, en Olavarría, adoraba las letras: el nieto restituido de Estela de Carlotto -presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo-, el hombre que desde 2014 consolidó su identidad al ser reconocido como hijo de Laura Carlotto y Walmir Oscar “Puño” Montoya. Ese músico y compositor disfruta, en cada una de sus presentaciones, de introducir sus piezas con palabras, de darles sentido a su vez desde allí. La elección de las palabras que van a nombrar sus piezas instrumentales y poblar sus canciones también son un arte que fascina al pianista nacido en 1978. Letras y músicas son sus lenguajes preferidos que conforman el ecosistema perfecto -junto a su mundo en Olavarría, su hija Lola y su compañera Celeste- desde donde Montoya Carlotto se expresa y da vida a su discografía. Todos los nombres, todos los cielos, este último trabajo junto a Nicolás Hailand (en contrabajo) y Samuel Carabajal (en batería), le permitió desafiar musicalmente la formación del trío, le valió una nominación a los Premios Gardel 2019 y lo llevó a dar un paso más allá en esa nueva historia que viene reescribiendo con su identidad desde hace cinco años.

¿Cómo empieza la escritura de las piezas que forman tus discos?

Todos los días compongo, porque es un ejercicio medio autoimpuesto. Y, además, porque es lo que más me gusta y naturalmente me sale. Diariamente anoto algo, me pongo a escribir. Me encierro un poco ahí, empiezo a tocar cosas que quizás no van a ninguna parte, hasta que en un momento entro en calor… pero llegar ahí me puede llevar muchos días también. Entonces empiezo a entender por dónde va la música y ahí arranco fuertemente a escribir, a armar, hasta esa instancia más difícil, la de ponerle un fin y decir ´llegamos hasta acá’. Es un momento súper complejo, que llega cuando entiendo que ya no puedo reformular más la obra, sin que pierda la esencia que me hizo prestarle atención.

¿Tu música convive con tu vida o necesitás abstraerte de algún modo?

No… Aunque lo que sí me pasa, cuando siento que estoy llegando a algo de lo que estaba buscando, cuando empiezo a ver el horizonte, es que optimizo mi tiempo. Me levanto más temprano y me acuesto más tarde, trato de suspender ensayos para quedarme componiendo. Son días en los que me acuesto con esas cosas en la cabeza y después me levanto otra vez con eso encima. Estoy todo el tiempo ahí. No es que me encierro… pero trato de ser disciplinado.

¿Cómo?

Tengo la misma rutina que tiene mi vecino de enfrente, que trabaja en una fábrica: él se levanta a las 8 y media de la mañana, se va y yo me voy arriba, donde está mi estudio, bajo a comer cuando él vuelve, a eso de las doce o una, llevo a Lola al jardín y después la traigo, me acuesto un rato a la siesta y sigo hasta las siete, ocho, que es cuando me vengo al Conservatorio. Y cuando estoy en ese estado en donde me van saliendo las cosas, llego a casa y sigo dándole hasta la madrugada. Mi rutina laboral es bastante aburrida, en realidad, pero me sirve ser bastante disciplinado.

Dijiste que, en la previa de este trabajo, en el origen de la idea, el formato trío te resulta un poco intimidante, ¿por qué?

Porque hay mucha referencia: los que hemos escuchado jazz y nos hemos formado a través de esa música, conocemos muchísimos tríos: el de Bill Evans, el de Keith Jarrett, millones… Todos los grandes pianistas de la historia del jazz han hecho tríos que la han roto toda. Si voy a hacer un disco en trío, ¿qué puedo aportar yo tocando en ese formato? Desde ahí te intimida un poco. Y, además, es una formación que te expone como pianista: te interpela, te desafía técnica y musicalmente, pero es un desafío que hay que asumir.

En Todos los nombres, todos los cielos se cruzan el jazz y el folclore, como en otros trabajos tuyos. ¿Cómo surgió aquí esa relación?

Sucedió en el proceso, no premedité que el disco resultara con tintes folclóricos. Cuando diseñamos la sonoridad del trío, tomamos como referencia muchos tríos de jazz nórdico, de Noruega y Suiza, y quizás hasta por una cuestión de geografía había algún parentesco con la música de raíz jazzística argentina. Había una cercanía con lo que nosotros hacíamos. Cuando empezamos a trabajar la música, empezaron a aflorar cosas y, recién cuando terminamos el disco, me di cuenta de que había quedado así, con ese toque folclórico.

Hablaste de la instancia de creación y de la materialización del disco y a eso se suma la presentación ante el público, ¿cómo vivís esos tres momentos de tu laburo?

El primer momento es el más de uno: escribir la idea, armar, probar, en solitario. En ese sentido, me considero un compositor en el estilo clásico: ese que está en la buhardilla, encerrado, componiendo. Por ahí no tan encerrado, pero sí con esa disciplina. Después viene una etapa que, para mí, es siempre la mejor: la primera vez que tocás la música con los músicos, cuando ya sacaste eso que tenías adentro y lo ponés para que lo toquen. Generalmente, la primera vez no se toca muy bien, pero esa sensación es lo mejor de todo para mí: sentís sorpresa, no sabés qué va a pasar, escuchás por primera vez eso que te imaginaste, modificás las cosas… Es una sensación única. Después, ensayás, probás, grabás. Y el momento de grabación es un poco más tenso, porque la realidad es que se paga por hora, y convive en uno el querer estar relajado y con onda, y a la vez tocando todas las notas que tenés que tocar, para que salga todo como lo que lo planeaste. El encuentro con el público es el momento de soltar.

¿En qué sentido?

Cuando presentamos el disco, ya nos dedicamos a disfrutarlo. Ya lo soltaste, ya no depende de vos: está hecho y, por más que vayas y lo toques de nuevo o improvises, la idea ya la soltaste. Es cuando llega el intérprete, tu otro yo, ese que aparece y disfruta la música, y en mi caso inclusive casi pensando que no la escribí yo. Cuando toco mi música, pienso que la escribió otro, que yo me la sé, porque si pienso que es mía, tiendo a cambiarla.

En el teatro, el hecho artístico no existe sin el espectador. ¿Cómo vivís la presencia de ese otro cuando hacés música?

Es muy difícil no pensar que otro va a escuchar tu música. Hace unos años, quizás cuando no tenía tanta exposición, pensaba que lo que escribía, quedaba ahí. Ahora, de toda la música que compongo me consta que se escucha, recibo devoluciones, y entonces es muy difícil no pensar en ese oyente al escribir. Como dice Horacio Quiroga, en el Decálogo del perfecto cuentista, uno no tiene que pensar en el efecto que va a causar la obra cuando la está escribiendo, la tiene que escribir y basta. Hay que olvidarse un poco. Pero cuando pasa al vivo, es otra cosa.

¿Por qué?

Porque la música pasa con la gente. En apariencia, parece que no hacen nada, que están ahí escuchando, pero esa energía que está ahí recibiendo eso que vos le estás dando, hace que la música funcione o no. Uno puede ponerle todo de sí, pero para mí la música se termina de armar ahí, al ladito de la gente. Una idea que me gusta mucho, que es del Negro Aguirre y de otros músicos, es que la música no se arma al lado de los instrumentos, sino que la música sucede, como un efecto sonoro, a varios metros del escenario, justo donde empieza el público.

Y cuando pensás en quien te va a oír, mientras componés, ¿qué sentís?

Me gustaría que le pase lo mismo que me pasa a mí mientras estoy haciendo esa música. Porque cuando estoy componiendo, mi yo se modifica, se emociona, se cuestiona cosas, y se mete en ese universo que yo mismo me propongo. Y me gustaría que esa persona que escuche, pase por ese universo y se modifique de la misma manera. Que lo que escuche le cambie en algo, le aporte en algo. Es lo que me ha pasado a mí: he escuchado discos que me han cambiado la vida y me gustaría hacer eso con mi música.

Hablando justamente de tu música, ¿siempre te gustó el jazz?

Sí, siempre, pero casi como un defecto profesional. Me resultaba más fácil inventar sobre la marcha que sacar de oído cosas que ya estaban. En Olavarría, siempre hubo una movida de jazz bastante importante y, siendo bastante pendejón, hubo muchos músicos a los que pude escuchar en vivo. Cuando los escuché, entendí que eso que pasaba ahí, mientras tocaban, era algo que me resonaba a mí. No entendía nada, pero me encantaba la sonoridad y todo lo que pasaba. Me gustaba cómo todo sucedía con tanta libertad. Ahí, desde pibe, empecé a tocar y escuchar. También el medio ambiente me ayudó bastante: acá hay muchos jazzeros. Si hubiera querido tocar tango, me habría resultado más difícil.

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En la entrevista, el músico dirá que, por momentos, hay algo de nostalgia que se le viene encima, cuando recuerda su vida antes de 2014, cuando su rostro recorriera el país y el mundo. Por eso, quizás, prefiere hablar de la consolidación de su identidad y no de la restitución. “Cuando se dice recuperar la identidad, parece que nunca la tuviste”, reflexiona. La música, incluso el jazz, es algo que conecta esos dos tiempos de su vida. De hecho, hasta eligió destacar ese detalle en la biografía de su sitio web: “Curiosamente -se puede leer allí-, al conocer su origen biológico, se anoticia de que en su familia la música ocupa un importante lugar: su padre era baterista, su abuelo paterno saxofonista y su abuelo materno, un melómano, amante del jazz”.

Cuando aquel viernes 8 de agosto de 2014, en la conferencia de prensa en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo, un periodista le dijo a Ignacio que estaba cubriendo la noticia más importante de su vida, eran millones los que se alegraban y querían bucear la historia del nieto 114. Y allí apareció “Para la memoria”, una bella canción que Montoya Carlotto había compuesto y sentía “tan propia”, hasta entonces sin saber por qué. 

La música, ese amor constante en su vida, le permite ahora, de la mano de Todos los nombres, todos los cielos, significar su propia historia, cinco años después de aquel momento. “Los títulos son muy importantes, sobre todo en la música instrumental -explica-. Es el momento en el que tenés la posibilidad de plantear palabras, más concretas, sobre la música, tan abstracta: son como un microtexto que tiene que sintetizar lo que va a venir después. En este disco traté de replicar un poco aquel destinatario o aquella destinataria de la música que estaba componiendo y también las sensaciones que se me venían a la mente cuando estaba escribiendo. El primer tema, que se llama ‘La mujer que tenía todos los nombres del mundo’, es como una pequeña semblanza de mi mamá biológica, porque, cuando estaba en la clandestinidad, antes de que la detuvieran, tuvo varias identidades para intentar sobrevivir. Y el último tema, ‘El misterioso aviador de todos los cielos del mundo’, es una semblanza de mi padre biológico, que era piloto. De esos dos títulos sale Todos los nombres, todos los cielos, el nombre del disco”.

¿Cómo llegaste a este momento en que te nació hacer dos piezas dedicadas a tus padres biológicos?

Pasó, producto de cinco años de pensar, de cinco años fuertes de terapia… Es todo un proceso interno muy difícil. Era la necesidad también de cerrar una etapa, más que de abrirla. De decir: esto es lo que estas personas representan, para mí, en música. Con dos canciones, además, que son las que más me han gustado del disco. Y si tuviera que elegir diez de mis mejores canciones, elegiría entre ellas, estas dos.

¿En qué cosas creés que estos cinco años modificaron tu música?

Un cambio muy significativo es la relación que entablo con mi repertorio. Antes, podía agarrar una banda de salsa y tocar salsa sólo porque lo podía hacer, porque me divertía y me gustaba la música. Ahora siento que sólo puedo relacionarme con músicas que me son cercanas desde lo afectivo, y me sucede hasta con las mías inclusive, de hecho algunas han quedado descartadas… Algunos dicen ‘yo solamente toco tango’; bueno, yo solamente toco cosas que realmente me enamoran. Tiene que haber un resorte, algo que se mueva, y eso es plenamente afectivo. Es algo que antes no me pasaba y creo que tiene que ver con todo ese proceso. Cambió fuertemente mi relación con la música: quizás, desde afuera no se nota, pero para mí es determinante. 

¿Por qué ahora esa necesidad de que lo que toques te atraviese tanto?

Y, por el sopapo que pasó… Uno va caminando por la vida y se le van agarrando cosas y, de golpe, esa misma vida te sacude y quedan adheridas a uno sólo las cosas que son importantes. Creo que tiene que ver con eso. No digo que me tomo las cosas más en serio, pero sí con otro nivel de responsabilidad: uno sólo puede estar con las personas que ama, construir con la gente que quiere y tocar la música que ama. Lo entendí así, pero antes de entenderlo, empecé a sentirlo.

En estos cinco años, ¿hubo algo que te sorprendió de vos mismo y de cómo atravesaste todo lo que te tocó vivir?

Si me hubieran dicho por todo lo que iba a tener que pasar, habría pensado que me iba a quedar en la mitad del camino, ahí, roto. Me asombró la capacidad de aprendizaje que tiene una persona estando en situaciones extremas, y no solamente por mí: creo que le pasa a todos. Me asombró todo lo que uno puede cambiar sin cambiar, mirándose al espejo y siendo la misma persona, pero internamente viviendo mucho. Me asombró cómo uno puede vivir tantos años en un año solo. Y me asombro cuando me encuentro con el recuerdo de lo que yo era antes del 2014, y siento a veces un poco de nostalgia… Me agarra una sensación como de inocencia perdida. Siento que gané en experiencia, pero que me resultó muy cara. No ha sido gratis. Así y todo, es maravilloso: un viaje increíble que me propone la vida. Pero cuesta, no es fácil en lo más mínimo.

Entre tanto cambio, el arte es una constante en tu vida. Si tuvieras que elegir un lenguaje como más tuyo, ¿elegirías la palabra o la música?

Es una pregunta difícil… De chico, cuando era pendejo, quería ser escritor. Tenía siete u ocho años, recién empezaba a escribir y leer. Leía mucho y siempre decía que, si alguien me regalaba una máquina de escribir, iba a ser escritor. No sé por qué me figuraba que no se podía escribir a mano. Después vino la música y, bastante después, llegó la música con la palabra, que es la canción. Y ahí está todo. Yo me siento un músico, pero también me siento muy bien con la palabra, cantada, dicha… Soy un tipo de hablar. Entiendo que la palabra es muy sanadora y creo que esa es la palabra que le cabe a la palabra: no sólo transmite, sana heridas. Y la música también, pero en otro estadío, en una situación más compleja, más allá, porque ataca cosas que en la palabra se diluye con la razón. En este momento, siento que no podría hacer otra cosa que hacer música y ponerle palabras a eso.

Cómo vive la comunidad boliviana argentina el golpe de Estado contra Evo

Cómo vive la comunidad boliviana argentina el golpe de Estado contra Evo

Conferencia de prensa de Evo Morales en la que anunció su renuncia y denunció el golpe de Estado.

En la Villa 31 se viven momentos de tensión y tristeza en la comunidad boliviana tras la renuncia del presidente Evo Morales por cadena nacional. “Te juro que me puse a llorar como niña” cuenta a ANCCOM Maribel Pérez Jiménez, boliviana, quién lleva 13 años en la Argentina y milita en Bartolina Sisa, una agrupación de mujeres campesinas indígenas, que lleva su nombre por la heroína aymara del siglo XVIII. 

El domingo Evo Morales dio una conferencia de prensa en vivo, dónde renunció por la presión social, política y de las fuerzas de seguridad tras haber obtenido el 47% en las últimas elecciones.  “Muchos estamos a favor de Evo, porque muchos sabemos lo que es realmente vivir la pobreza; los indígenas, el campesinado, sabemos lo que es.” dice Mirta Rodríguez, una boliviana que lleva 30 años en la argentina.  

Por su parte, la familia de Maribel es de Santa Cruz de las Sierras, dónde está el centro de la oposición al ahora expresidente. Allí se realizaron las principales manifestaciones en su contra y  es el lugar de origen de la cara visible del golpe, Luis Fernando Camacho. “Yo tengo mi familia dividida, estoy muy dolorida con ellos. No saben nuestra historia, mi abuela fue una militante, usaba pollera, era analfabeta y hacía campaña mientras había estado de sitio”.

Los vecinos remarcan que  la movilización de la derecha en las calles argumentando el fraude y apoyados por la OEA terminó con el proceso democrático, por lo que lo califican como un golpe de Estado. “El pueblo Boliviano realmente trabajador, minero, indígena, el pueblo campesino con su propia cultura, su propio caminar, sabe que Evo siempre estuvo presente para ellos.”

David Lugones es santiagueño y parte de una pequeña empresa de telecomunicaciones, “Mugica Conecta”, del barrio Padre Carlos Mugica, se expresa muy indignado “Nosotros en Latinoamérica avanzamos un casillero y retrocedemos dos. El viernes vimos que se hizo justicia con el compañero Lula Da Silva y hoy nos encontramos con esta noticia. La derecha no duerme ¿No?” 

Maribel cuenta que recientemente viajó a Bolivia y vio cómo mejoró Bolivia durante los 13 años del gobierno de Evo Morales en los barrios más pobres y alejados de los centros urbanos. “Estuvo el proyecto ‘Mi agua’ que dieron el agua gratis, hubo muchos proyectos sobre los chicos estudiantiles, hubo cursos de capacitaciones para los jóvenes, estuvo el proyecto ‘Mi salud’, donde los médicos iban casa por casa y atendían a cada familia. Estuve solo dos semanas en Bolivia este año y vi todo eso, el cambio que hubo, nunca había pasado eso.” 

La principal preocupación es el origen y el pasado de los dos principales opositores a Evo Morales y las caras visibles del golpe, tanto el principal candidato opositor Carlos Mesa, como el líder cruceño Luis Fernando Camacho, “Lo que le pido a todo el pueblo boliviano es que tenga memoria, que busque en los archivos quién fue Mesa, y este señor Camacho que está velando por sus intereses”, ruega Lugones. 

Los vecinos también destacan como responsables del golpe a los intereses económicos de Estados Unidos sobre los recursos de Bolivia, no solo el gas, sino que también dispone de la reserva más grande del mundo de litio. “Hay muchos intereses que vienen por atrás que de a poco van a comenzar a hablar, se vienen noches oscuras para Bolivia.  Pero bueno, hay gente que prefiere esas noches oscuras, hay que aguantar y hay que resistir, no solo en Bolivia.”

David cuenta que en su casa se armó el día domingo un pequeño bunker con integrantes de “Mugica Conecta” siguiendo minuto a minuto las noticias de Bolivia, la empresa busca romper el cerco mediático en el barrio. “Nosotros respetamos la democracia, entendemos la democracia, pero no bancamos los golpes de Estado y esto es un golpe de Estado.” Para David Lugones esto se trata de un ajuste de cuentas a los sectores más pobres y pertenecientes a pueblos originarios. Se refiere a incidentes de la marcha de la oposición donde se intentó arriar las banderas Whipala de los edificios públicos en los principales centros urbanos, la bandera que representa las distintas etnias y considera un símbolo de la plurinacionalidad.  “Ojalá que podamos todos alzar la bandera de whipala que es lo que esta gente no pudo tolerar tanto tiempo, vos fijate que bajaron en todas las instituciones de Bolivia lo que es la bandera de whipala”.