Una planta de hidrógeno verde oscuro

Una planta de hidrógeno verde oscuro

Vecinos y vecinas de Colón, Entre Ríos, y Paysandú, Uruguay se oponen a la construcción de una refinería de 400 hectáreas que impactaría sobre el medio ambiente y la actividad económica de la región.

Los habitantes de Paysandú y Colón comparten inquietudes por un megaproyecto que transformará sus playas, el turismo y por ende, su economía. Las playas vírgenes del país uruguayo pasarán a ser la sede de una planta de hidrógeno que modificará también las vistas que tiene por el momento la ciudad entrerriana, convirtiéndose así, según los vecinos, “en el patio trasero de esta fábrica”.

En Paysandú, Uruguay, la multinacional HIF Global, quiere construir una planta de hidrógeno verde que ocuparía 442 hectáreas. Sin embargo, tanto los vecinos de Paysandú como los de Colón, Entre Ríos, se han pronunciado en contra debido a la falta de contemplaciones sobre el impacto que causaría en las zonas aledañas.

Leonardo Belassi, del colectivo Paysandú Soberano, explicó a ANCCOM que la instalación de la multinacional en Paysandú podría revertir la mejora en la calidad del Río Uruguay. La ciudad sufrió años de contaminación industrial, y estaba recuperando sus playas y su zona costera, con potencial para el turismo. Belassi advirtió que esta nueva actividad industrial podría significar una «afectación gravísima» al disfrute del río y al desarrollo turístico de la región.

El gobierno uruguayo, sin embargo, mostró un fuerte interés en este proyecto, que se enmarca dentro de la llamada hoja de ruta del hidrógeno verde en el país vecino. El apoyo no se vio replicado por los vecinos de Paysandú, que juntan firmas para expulsar a la empresa de la región junto con otras asociaciones de Colón. “En la Constitución –explica Balassi- hay un artículo que prevé que cada departamento tiene la posibilidad de convocar a una iniciativa la cual su población decida sobre un determinado tema”. Para que ello ocurra, sus habitantes deben recolectar quince mil firmas y ya cuentan con cerca del 80%.           

Los habitantes de Colón, también han expresado su preocupación por la instalación de la empresa que estaría frente a sus costas, a sólo dos kilómetros del lugar. Carlos Seratti, integrante de la organización Somos Ambiente, comentó que el problema con este tipo de industrias es dónde y bajo qué condiciones geográficas se realiza. En Colón hay una actividad importante y sobresaliente con respecto al turismo que se vería afectada. “Primero porque hay una modificación estética. Todo lo que está enfrente, que ahora son áreas naturales, va a cambiar y se va a instalar una refinería que ocupará un tercio de la superficie de la ciudad de Colón. Es como si fuera una ciudad más, iluminada con toda la tipología de una industria. Tanques, cañerías, iluminación de noche, en fin, chimeneas”, describe. Los vecinos denuncias que la nueva instalación afectará la economía de gran parte de los habitantes de la cuidad que viven del turismo. A esto se le suma una afectación a la biodiversidad de la zona, que ya sufrió sus primeros cambios debido a los procedimientos de barrido que realizó la empresa en la zona.

Pese a todo, HIF Global colocó en sus documentos como área de influencia directa el territorio uruguayo hasta la orilla del Río Uruguay, explicando que se corresponde con un ambiente rural y con baja presencia de viviendas, donde no se identifican sitios sensibles, tales como: escuelas, hospitales o centros recreativos en un radio a tres km de la planta. Sin embargo, estas afirmaciones parecen contrastar con la realidad si se tiene en cuenta que Colón es una ciudad balnearia, con una población de 58 mil habitantes, a menos de dos kilómetros de distancia.

El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, le envió el 11 de marzo una carta al presidente de la Mancomunidad Tierra de Palmares e intendente de la ciudad de Colón, Jose Luis Walser, donde le manifiesta el respaldo del Gobierno provincial en la solicitud de relocalización del proyecto de la planta, que es el pedido que defienden también las distintas asociaciones ambientalistas de la zona.

Desde ambos lados de la frontera, según los activistas consultados, hay un desconocimiento generalizado sobre la instalación de la empresa. Esto es debido  al secretismo que ha rondado el proyecto desde sus comienzos, dado que se les negó a los vecinos el derecho de acceso a la información pública.

En el 2024, el Movimiento por un Uruguay Soberano denunció al Poder Ejecutivo antes la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el “incumplimiento” de no brindar la información correspondiente al memorándum de entendimiento que se firmó con HID Global. El secretario de presidencia, de la gestión de Luis Lacalle Pou, Rodrigo Ferrés, explicó en su momento que esta sería la mayor inversión privada de la historia, la que alcanzaría la cifra de seis mil millones de dólares y generaría alrededor de tres mil puestos de trabajo en su etapa de construcción. La justicia falló a favor de la organización.

Con respecto a la generación de puestos de trabajo en Uruguay, surgieron ciertas inquietudes debido a la visita de representantes de la empresa Techint E&C en la zona de Colón para consultar sobre la disponibilidad hotelera para alojar a cerca de 1.500 trabajadores argentinos, si bien no se confirmó que la empresa Techint E&C esté colaborando con HIF Global en el proyecto de Paysandú, se sabe que ambas empresas trabajaron juntas en el proyecto de combustibles sintéticos en Chile en el 2024.

“Esto pone en riesgo la buena convivencia que existe entre Paysandú y Colón –señala Belassi-, porque son dos ciudades que desde hace muchos años saben lo que significa la una para la otra. Hay mucha relación, hay familias ensambladas entre las dos ciudades, hay buena vecindad”. Por otro lado, los representantes de las organizaciones a ambos lados del río comentaron sus intenciones de buena voluntad y disposición para que este conflicto se solucione de manera pacífica.

La empresa producirá en la planta además del hidrógeno verde, metanol, que es un compuesto tóxico, venenoso e inflamable, que combustiona con mucha rapidez, tiene la particularidad de evaporarse con la temperatura ambiente y aumentar su volumen 400 veces. “Si se escapan 1000 o 1500 litros o metros cúbicos de metanol acá enfrente es una bomba de tiempo para nuestra población”, explica Belassi.

El acuerdo entre el Gobierno uruguayo y la empresa, que se concretó en el gestión del expresidente Lacalle Pou y estuvo cargado de secretismos y arbitrariedades. Leonardo lo confirma ya que, en las votaciones que dieron paso a que se apruebe el proyecto, dos ediles hicieron gestiones para que recibiera a un integrante de su grupo y a otro de Somos Ambiente. A pesar de ello, lo hicieron a puertas cerradas y aunque estas sesiones en su regularidad se graban y transmiten por Youtube, se cortó la emisión justo cuando ellos expusieron sus argumentos, lo cual generó que solo los ediles se enteraran del perjuicio de la colocación de la planta y se restringiera así, la difusión de la postura de gran parte de los vecinos y vecinas.

Frente al cambio de Gobierno, con la asunción de Yamandú Orsi se abrieron expectativas. El nuevo presidente, se reunió con la empresa para negociar este acuerdo considerando algunos aspecto sociales, económicos y ambientales, además de incluir la opción de que Ancap, una empresa pública estatal, pueda participar del proyecto.

 

Mientras tanto, algunos de los vecinos de Colón juntan firmas para pedir la relocalización de la planta y los de Paysandú piden directamente expulsar a la multinacional de la región. Leonardo Belassi adelantó que el 15 de junio realizarán un festival de música donde junto a artistas locales, se manifestaran contra la refinería. Mientras tanto, los habitantes de la región uruguaya siguen esperando la visita del Ministro de Ambiente para expresarle sus inquietudes.

Le siguen echando nafta al subte

Le siguen echando nafta al subte

El sindicato de los Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) denuncia que persisten filtraciones de hidrocarburos en las Líneas E y C debajo de la 9 de Julio.

Bajo el cruce de las Líneas E y C del subte porteño, una zona permanece clausurada por las filtraciones de hidrocarburos de la estación de servicio de Shell que queda justo encima, a nivel del suelo, en la avenida Lima. Aunque instalaron sensores de explosividad y sistemas de ventilación, el foco de contaminación sigue estando ahí después de casi medio siglo y se propaga hacia las napas freáticas.

“Se nota la suspensión de fluidos en el agua, porque no es agua sola, hay combustible. La bautizamos con el nombre de ‘bomba naftera’ por su olor”, cuenta un empleado que prefiere no revelar su nombre. “Hacía rato que no iba a ese cuarto y lo vi muy deteriorado, es terrible, las fotos son determinantes”, agrega.

La historia comienza en 1979, cuando un operario fue herido luego de encender una luz en ese sector que, debido a la acumulación de gases, desató una explosión. Esto derivó en el cierre de esas partes, incluyendo los pasillos de combinación entre ambas líneas de subte que se ubicaban en los andenes, inaugurados en 1966, y explica por qué actualmente se pasa de un tren a otro subiendo hacia un entrepiso y volviendo a bajar al otro andén.

El trabajador recuerda el derrotero judicial: “En 1991 ya había una denuncia de SBASE (Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado) por la filtración de fluido de combustible, en 1997 sé que hubo una resolución que condenaba a Shell en la Cámara de Apelaciones Civil, en 1999 se ratificó esa condena que obligaba a remover la tierra y eso nunca se hizo eso, a pesar que hay otro fallo en el 2019”. En esa sentencia judicial, se condena a Shell a crear un plan para remediar el daño ambiental y pagar multas en caso de retraso

Roberto “Beto” Pianelli hoy es Secretario General de la Asociación Gremial de losTrabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP). En 1994 comenzaba a trabajar justo en ese lugar y relata: “Cuando yo entré, había un juicio de la Defensoría del Pueblo que llevaba varios años y la contaminación ya había tomado toda la 9 de Julio y parte de San Telmo, es decir, iba para el lado del río”.

“El dictamen era que había que levantar la tierra, descontaminar y volver a ponerla. Eso tenía una implicancia concreta, que había que cerrar no solamente la 9 de Julio, sino también las dos líneas de subte, la E y la C. La tierra había que trasladarla a la ciudad de Santa Fe, porque el proceso de descontaminación no se hacía acá. Obviamente, eso nunca se hizo”, señala el metrodelegado.

Francisco “Pancho” Ledesma, el Secretario de Salud Laboral del mismo sindicato, agrega que “hay todo un sistema que se modernizó sobre el tema de explosividad y que le hace mediciones periódicamente, pero nosotros lo que quisiéramos es que hagan una obra y saquen los tanques que están filtrando, porque también perjudica a todas las napas”.

Al respecto, comenta que desde Shell “dicen que mientras no haya indicadores que muestren explosividad, no se puede hacer la obra. El dueño del predio y el de la estación tienen mucha plata, lo podrían hacer. Es más una dejadez y que no les importa el medio ambiente”.

Sobre la filtración en sí, menciona que “siempre se está midiendo que sea muy bajo el tema del gas, por eso se ventea, pero también hay momentos donde crece la cantidad de combustible derramado, debe haber momentos en donde hay más presión y sale. Si a eso le agregas que a veces se rompen caños, entonces se anega y se mezcla. Puede ser nafta, gasoil o kerosene, que son los que provee la estación de servicio”.

Pianelli relata que “en el andén de la estación de Independencia en la Línea E, del lado que va para Plaza de los Virreyes, hay como una jaula, un lugar con rejas. Esa era la recaudación donde se entregaban los cospeles. Nosotros todas las mañanas íbamos ahí para retirar las fichas y el dinero para la boletería. Antes de llegar al final del andén ahora hay un cuadrado que llega hasta el techo, eso era una bajada, había una reja y una escalera que bajaba hacia el túnel. Ahí arriba había como un caño de donde iba cayendo la nafta, la pérdida estaba ahí. Caía sobre esa escalera e iba al túnel. Para que no se vea eso, se hizo ese cuadrado que hay ahora y se cerró hasta arriba”.

En coincidencia con su compañero cuenta que “nosotros entrábamos y había un olor a gasolina que te mataba. Eso ha ido cayendo durante 20, 30 años o más… La estación nunca se cerró porque es la Shell más importante y la que más vende en Argentina”. Desde ANCCOM verificamos también que en el andén de la línea C hacia Retiro, en la punta hacia el sur, hay un reja desde la que, si bien no se ve claro, se puede sentir el aroma a hidrocarburos. “Ese tipo de problemas han generado, por ejemplo en San Pablo, que voló una estación de servicio por ese mismo tema. Imaginate que podía llegar a volar toda la 9 de Julio”, resalta el secretario general.

Aunque los niveles de explosividad se controlan, el riesgo sanitario para quienes trabajan o pasan a diario por allí sigue presente. En palabras de Ledesma: “Más allá de que es una estación neurálgica porque es combinación con dos líneas, justo ahí baja mucha gente y es muy transitada. Ahí la empresa tiene la oficina para los pases de los jubilados, que hacen filas para ese trámite en el pasillo. Por la cantidad de gente te puede faltar el oxígeno, porque encima está como quemado por los hidrocarburos, y se ha descompuesto alguna persona mayor. La gente está de paso… pero los jubilados están mucho más tiempo”.

Esa filtración no es un caso aislado, afectando la Línea D había otra a una cuadra de Av. Scalabrini Ortiz y Av. Santa Fe, en la esquina de esta última y Aráoz “pero eso entró en juicio, tuvieron que sanear todo lo que es el suelo y ahora hicieron una torre, ya no tiene vestigio de ser estación de servicio, esa también estuvo muchos años. La concesionaria perdió, tuvo que pagar y además tuvo que sanear el lugar. Creo que el lugar donde iban los tanques ahora es parte del estacionamiento bajo suelo de este edificio, que es una torre muy moderna”, recuerda el secretario de salud laboral.

Y hace un tiempo detectaron otra sobre la misma Línea E, ocasionada por la YPF de Av. Directorio entre Thompson y Del Barco Centenera, en el límite entre los barrios Caballito y Parque Chacabuco. Los trabajadores de allí sintieron un fuerte olor, la estación de servicio fue cerrada y, a partir de eso, se dio la reducción del mismo.

“Se rompió un tanque y se pusieron medidores de explosividad, se hacen controles e inspecciones. Nosotros hicimos presentaciones en la Policía de Trabajo, que depende de la Secretaría de Trabajo de la Ciudad, pero ahí sí avanzan con una obra para poder, con todos los recaudos del caso, sacar lo que sería el tanque ese que está bajo tierra y poner otro, obviamente, que no tenga ese problema, y sanar parte de la napa que fue contaminada”, destaca Ledesma.

“El reclamo lo presentamos en la Defensoría del Pueblo, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y a SBASE para que todas esas entidades actúen cada uno desde su incumbencia sobre la Shell, la YPF y sobre los dueños de los predios, porque es como que alquilan el predio. En el de la YPF nos dio resultado, pero en el de Shell no”, añade.

ANCCOM intentó comunicarse con SBASE y la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad (APrA) pero no obtuvo respuesta. Por su lado, YPF respondió que la estación de Av. Directorio al 800 “pertenece a un operador” pero sin precisar cuál.

En su caso, Shell se intentó desvincular al contestar que vendieron las estaciones de servicio y la refinería a Raizen, una empresa que les pertenece junto a la brasileña Corsan que hace unos meses anunció que pretende vender sus activos de la Argentina e incluso habría conseguido interesados en los últimos días.

Contactados por ANCCOM, Raizen se limitó a responder que están “ejecutando un plan de remediación aprobado judicialmente”. Mientras tanto, la zona sigue clausurada, el hedor todavía se siente y la contaminación continúa latente.

Los animales verdes no son un chiste

Los animales verdes no son un chiste

Las cianobacterias pueden producir toxinas que traen severas consecuencias en la salud de humanos y animales mucho menos simpáticas que el cambio de coloración que se dio en carpinchos, vacas y demás que circularon como memes. ¿Qué puede hacer el Estado para mitigar el problema?

 

Hace unas semanas circularon imágenes de carpinchos cubiertos por un manto verde brillante en el Río Uruguay, Entre Ríos. Más allá de lo llamativo de la escena, este fenómeno no es nuevo. Las cianobacterias que pintaron a los roedores son organismos fotosintéticos de larga historia: fueron las primeras productoras de oxígeno en la Tierra, viven en la superficie del agua y están adaptadas a casi todos los ambientes, desde lagos helados hasta ríos y termas. Su nombre significa “bacterias azuladas”

Sin embargo, hay cepas que pueden producir toxinas peligrosas para los seres vivos, llamadas “cianotoxinas”. Las más frecuentes y abundantes son las “microcistinas”, tóxicas para el hígado, y las “saxitoxinas”, que pueden dañar el sistema nervioso. Según la especialista en limnología Inés O’Farrell, “pueden tener distintos efectos que pueden llegar al cáncer, entre otras enfermedades, dependiendo del tipo de exposición, aguda o crónica”.

En los últimos años, las floraciones de cianobacterias en ríos y lagunas de Argentina están en aumento. Lo novedoso es que actualmente han llegado hasta el sur de Argentina, algo que antes no ocurría. Hay varias causas que favorecen su proliferación: el incremento de nitrógeno y fósforo en el agua, generado por la falta de regulación en el uso de agroquímicos y el vertido de cloacas sin tratar, el calentamiento global y el represamiento de los ríos, que limita la circulación del agua. “Mientras no se frene esto, las floraciones van a seguir”, advirtió O’Farrell.

 

Un riesgo para la salud

Las cianotoxinas pueden afectar a animales como carpinchos o vacas que viven cerca de lagunas o ríos, los peces que los habitan,  las aves que se alimentan de esos peces, mascotas que beben agua de río o, incluso, a personas que se toman un baño en aguas contaminadas, sobre todo niños pequeños. En los últimos años, en Argentina se registraron casos de intoxicaciones graves en humanos. Por un lado, un adulto que practicaba deportes acuáticos en Salto Grande sufrió alteraciones hepáticas por exponerse a zonas contaminadas. También una niña de veinte meses tuvo que recibir un trasplante de hígado tras sumergirse en el Río de la Plata. «Cuanto más pequeño es el organismo, más vulnerable es al efecto de las cianotoxinas», explicó O’Farrell.

En ciudades sin acceso a agua potable segura, como algunas del Chaco, Santiago del Estero y el Delta del Tigre, la presencia de cianotoxinas representa un grave problema de salud pública. Según Iribarren, poblador del Delta de Tigre y doctor en Ciencias Biológicas (UBA), en el último brote de 2022 muchas tomas de agua del conurbano bonaerense fueron afectadas. “En las islas del Tigre usamos el agua para bañarnos, limpiar, regar las huertas, lavar los platos, darle agua a los animales. Y puede intoxicar a todos por igual, ya sea ingiriendo alimentos de la huerta o por alergias en la piel».

Cloacas al río y falta de regulación

A pesar de su peligrosidad, Argentina no cuenta con regulaciones específicas sobre los niveles de cianotoxinas en el agua. Según O’Farrell, muchas cepas presentes actualmente en el Río Uruguay son altamente tóxicas. «Muchísimas veces la toxicidad está por encima de los niveles de alerta de la OMS. En Argentina no tenemos normativas ni organismos oficiales que regulen la peligrosidad de las cianobacterias».

En la Ciudad de Buenos Aires, las cloacas son vertidas directamente en el Río de la Plata, arrojando grandes cantidades de nitrógeno y fósforo al agua, que alimenta a las cianobacterias. Los desechos cloacales son residuos de los baños o cocinas con gran cantidad de materia orgánica rica en carbono, nitrógeno y fósforo. Además, estos desechos contienen compuestos con fósforo, como los detergentes, o insumos químicos usados en plazas o jardines.

“Este aumento de nitrógeno y fósforo es la condición básica para que se dé un aumento excesivo de biomasa de cianobacterias y se llegue a la floración”, explica O’Farrell. En general, el aumento de cianobacterias conlleva un aumento en la concentración de las cianotoxinas.

Mientras tanto, las poblaciones más vulnerables son las más expuestas a esta contaminación. Muchas comunidades deben potabilizar su propia agua con recursos precarios, lo que implica un aumento del costo para quienes dependen de fuentes naturales para el consumo diario.

Por ejemplo, en las islas de Tigre no hay agua corriente como en la ciudad. Los habitantes suelen recolectar agua de lluvia que cae por sus techos hacia canaletas, con filtros para su consumo. Pero la situación se agravó en el último año. «Hasta el cambio de gobierno de Milei, AySA tenía una política de distribución de agua potable en una lancha para los pobladores. “Pero hace un año perdimos ese derecho, que habíamos alcanzado con el reclamo social», denunció Iribarren. Ahora, deben transportar agua potable desde el continente, exponiéndose a riesgos como la contaminación del plástico al sol.

Un reclamo silenciado

El problema de las cianobacterias tiene solución, pero requiere medidas urgentes. Como explicó O’Farrell, la clave es reducir la entrada de nitrógeno y fósforo en el agua: «Necesitamos plantas de tratamiento de desechos cloacales. No puede ser que en Buenos Aires, con 11 millones de habitantes, la cloaca se vierta en el río. Es un reclamo que venimos haciendo con el Ministerio de Salud de Nación, pero no hubo respuesta”.

El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires desarrolló un Programa de Gestión Integral de Cianobacterias, que cuenta con un sistema de alerta temprana de concentraciones de este tipo de microorganismos en ecosistemas acuáticos. Este medidor permite que, al menos, la población pueda estar informada de si es conveniente utilizar el agua para uso diario, dependiendo de la zona.

El impacto de la contaminación va más allá de los brotes actuales. Iribarren advirtió que a largo plazo incluso podría haber casos de cáncer de hígado en poblaciones expuestas a cianotoxinas en el agua sin saberlo. “Es muy injusto que niños y niñas que viven en Tigre no tengan acceso a agua potable. El Estado tiene que garantizar este derecho”, sostuvo Iribarren.

Los carpinchos pintados de verde-azul fosforescente (no esperanza) en las redes pueden asombrar, pero no se viralizan las imágenes de las cianobacterias intoxicando nuestras pieles, hígados, sistemas nerviosos o mascotas. Si los gobiernos no toman medidas de regulación y medición de toxinas en nuestras aguas, las floraciones de cianobacterias tóxicas seguirán expandiéndose en Argentina, afectando la biodiversidad, la salud pública y la calidad de nuestra agua.

Algo huele mal en el Río Reconquista

Algo huele mal en el Río Reconquista

Frigoríficos y otras industrias que costean al Río Reconquista, el segundo cauce más contaminado de la Argentina, continúan volcando sus desperdicios tóxicos allí a pesar de las causas judiciales en su contra y los reclamos de los vecinos.

Repugnante. Penetra las fosas nasales. Nauseabundo. Expulsa lágrimas, contrae el rostro. Los
vecinos de Tigre y San Fernando se tapan la nariz y aguantan la respiración cada vez que
transitan los alrededores. El hedor emana de la sangre, grasa y bosta desechada sobre el curso del
río, que son los principales responsables de la contaminación hídrica y atmosférica de la zona.
El río baña 18 municipios de la Provincia de Buenos Aires. Al menos 2 millones de personas
dependen de él para sus actividades. Aproximadamente 12 mil industrias se encuentran en sus
costas y muchas de ellas vierten residuos ilegalmente.
Una fuente del Conicet afirma que si bien los frigoríficos son los que más aportan a la
contaminación orgánica, las contribuciones a la cuenca son varios. Entre ellas encontramos
cloacales clandestinas que llevan a los cursos de agua.

Desde electrodomésticos hasta fauna del Delta flotan por las aguas. Daniel Márquez (60), vecino
del partido de Tigre, declara que toda su vida ha notado al río en pésimas condiciones. “La
contaminación comenzó en la década del 60 y cada vez fue peor. Hay muchas industrias a los
lados, no solo acá, sino también río arriba. Imaginate que el Reconquista nace en el partido de
Marcos Paz que está a unos 50 kilómetros. También está contaminado atmosféricamente, los
frigoríficos largan mucho olor en la zona de Bancalari, ‘baranda’ a bosta, un asco. Depende de
dónde viene el viento, se siente más o menos –refiere–. Además, el río está lleno de basura, si
tienen la posibilidad acérquense a una de las mangas que tiene y vean todo lo que hay. Hemos
encontrado plásticos, lavarropas, hasta caballos muertos”.
Debido a la multicausalidad de la contaminación, los procesos judiciales contra las empresas
contaminantes son lentos. Para los organismos públicos, recabar la información lleva tiempo.
Desde el Conicet, una fuente subraya que poder atribuirle esa contaminación a la empresa no es
una cuestión de cercanía, sino de poder probar quién causó el delito ambiental.
Si alguien visita el municipio de Tigre y pasa por el puente Larralde, por donde corre el
Reconquista, será inevitable que sienta el olor a putrefacción que emana del curso de agua y que
se pregunte cómo vive la gente allí, puesto que se observan muchas viviendas.
“A las empresas no les molesta cuánto contaminan, si no cuánta plata generan”, asegura la
vecina y militante medioambiental María Dulce Pérez, quien sostiene que cada vez son más las
personas que repudian y visibilizan este conflicto con tal de tener una vida digna. Sin embargo,
el control y monitoreo de los recursos naturales recae sobre la jurisdicción de cada provincia.

Los deportistas también son víctimas de la contaminación. Desde 1972, en Tigre se encuentra la
Pista Nacional del Remo, donde entrenan los federados y la selección nacional. Se ubica,
precisamente, en uno de los canales más contaminados del Río Reconquista. Muchos de los
atletas denunciaron haber sufrido vómitos, diarrea e incluso infecciones en la piel por bacterias
del agua. En declaraciones recientes a la prensa, el presidente del Club de Regatas La Marina de
Tigre, Patricio Louzao, lamentó el hecho de que la pista no tiene el mantenimiento
correspondiente desde unos diez años atrás.
Otra problemática que se superpone es la Sudestada, que afecta la zona múltiples veces al año,
principalmente entre julio y octubre, causando fuertes inundaciones. Cada vez que el agua sube,
las calles cercanas al río se llenan de basura y deshechos.
“A pesar de disfrutar de las embarcaciones que ofrecen en el catamarán, si uno se fija, por tan
solo unos segundos, puede ver la basura que se encuentra en él”, reflexiona Malena Maciel, residente de la zona. Según ella, es increíble que, a pesar del desarrollo turístico, la
contaminación persista.
María Dulce Pérez mira a través de su ventana. A lo lejos, se ve el dejo marrón del Río
Reconquista. Con tono de preocupación, habla sobre el abandono de la delegación argentina a la
Cumbre Ambiental COP29. Se mira las manos, las retuerce. El Estado, opina, debería recurrir a
un plan evaluativo ambiental para arreglar estos conflictos con las empresas. Y concluye: “Se
viola el derecho de un ambiente saludable y digno. No se hace nada para que los vecinos puedan
respirar aire puro y tener una vida sin contaminación”.

Los peces de Chascomús toman anticonceptivos femeninos

Los peces de Chascomús toman anticonceptivos femeninos

Investigadores argentinos detectaron en esa laguna altos niveles de hormonas naturales y sintéticas que impactan en cambios de género de algunas especies de peces.

«Peces transgénero por culpa de los químicos que tiramos por el inodoro”, «Los peces se ‘beben’ los anticonceptivos humanos», “Peces transgénero: el increíble efecto colateral de los anticonceptivos”. Así, con titulares catástrofe, ilustraron distintos artículos periodísticos el hallazgo de altos niveles de hormonas naturales y sintéticas en cuerpos de agua, los cuales impactan, potencialmente, en la sexualidad de los peces que las habitan. Este fenómeno cobró importancia mediática como consecuencia del tratamiento que medios nacionales hicieron respecto de distintos estudios científicos llevados adelante en la Provincia de Buenos Aires, más precisamente en ¨Las encadenadas¨, el sistema de lagunas conexas, entre las cuales se destaca por su extensión la Laguna de Chascomús. El trabajo de especialistas registró casos de esterilización e inversión del sexo de especies nativas como el pejerrey y la madrecita de agua.

Según Leandro Miranda, director del Laboratorio de Ictiofisiología y Acuicultura del Instituto Tecnológico, son numerosas las coberturas mediáticas sobre la  temática que predisponen a una lectura apocalíptica y simplista. «La palabra contaminación es muy dramática, y el hecho de que haya un contaminante no significa que la laguna esté contaminada. Hay que conocer cuál es la problemática, qué es una laguna, qué peces la habitan, y también cuáles son los ciclos que atraviesa un ecosistema”, afirma el especialista en estresores ambientales y antropogénicos. De acuerdo al biólogo, en la divulgación mediática de estos fenómenos suele quedar ignorado, además, el sustrato biológico específico que hace que, entre los peces, desde su origen, la plasticidad sexual sea la regla y no la excepción: “Naturalmente un pez se puede feminizar o masculinizar. No es una aberración de la naturaleza”. 

El estudio y el impacto

 Un estudio publicado en la revista Science of The Total Environment en 2020 detectó siete hormonas eyectadas por humanos en distintos puntos del Arroyo Girado, que desemboca en la Laguna de Chascomús, donde se  ubica la salida del desagüe de los líquidos cloacales provenientes de la ciudad bonaerense. En el trabajo científico trabajaron la doctora en Biotecnología Anelisa González, del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), y Gustavo Somoza, director del Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH), junto con expertos del Centro de Investigaciones del Medioambiente y la estadounidense Universidad de Florida. Según el informe, una de las hormonas encontrada en el agua es la sintética etinilestradiol o EE2, estrógeno utilizado en la elaboración de las pastillas anticonceptivas, que se hallaba más concentrada en las inmediaciones del desagüe cloacal. Las moléculas residuales del consumo de este químico se liberan por la orina y se mantienen metabólicamente activas luego de haber dejado el cuerpo de la mujer.

 Los investigadores advierten que, dependiendo de las fases hidrológicas, que afectan sobre el volumen de agua en la cuenca, y del grado de eficiencia del tratamiento de los efluentes, la presencia de este componente puede producir desequilibrios en la endocrinología de distintas especies de peces, afectando sus caracteres sexuales y, en consecuencia, su reproducción. Miranda contextualiza el escenario: “Un estudio es una foto, y no una película. Con una laguna seca, las concentraciones de muchas sustancias sufren un desbalance y todo el ecosistema siente el impacto. Cuando la laguna está alta, en cambio, es mucho más difícil saturarla de contaminantes”. En resumen, el potencial que un ecosistema tiene para procesar y neutralizar distintas sustancias es relativo, y esto debe ser considerado a la hora de evaluar su impacto sobre un determinado hábitat.

Otro factor importante a tener en cuenta a la hora de evaluar el estado del ecosistema es la calidad del tratamiento de los efluentes provenientes de los distintos poblados. Miranda afirma que el crecimiento poblacional y turístico de Chascomús desbordó la capacidad de procesamiento de la planta cloacal, de manera que se vuelve necesario reformarla. Si bien hay proyectos que apuntan en esta dirección, no hay novedades en ese frente. Por otra parte, un monitoreo mensual de las aguas permitiría obtener un panorama más completo de los distintos momentos que atraviesa el ecosistema, y registrar posibles desequilibrios en el mismo, para actuar en consecuencia. En la actualidad, los municipios implicados no cuentan con los recursos económicos necesarios para hacer frente a estas políticas. 

El estudio publicado en Science advierte también sobre otra consecuencia que puede implicar el desbalance en el ecosistema: la madrecita de agua, una de las tantas especies nativas afectadas por el contacto con las hormonas, cumple un rol fundamental en el control de la reproducción de mosquitos. Un cambio significativo en esta población de peces podría llevar a un mayor auge en la propagación de enfermedades como el dengue, que ha que han generado crisis sanitarias en la Argentina. 

 

¿Qué pasa en el mundo?

“Los grandes lagos de Canadá y Estados Unidos fueron los primeros sitios del planeta en los que se detectó el químico etinilestradiol a partir de estudios realizados entre 1980 y 1990”, sostiene Miranda. “En la actualidad, esta problemática está extendida alrededor del globo. Los ríos Támesis y Rin son dos de los puntos en los que se encontró mayor carga de desechos de pastillas anticonceptivas”.

Según la Asociación Toxicológica Argentina, se han encontrado peces masculinos feminizados en todos los continentes, excepto en la Antártida. Charles Tyler, fisiólogo y ecotoxicólogo inglés, realizó junto a su equipo de la Universidad de Exeter un estudio de distintas especies de agua dulce en el Reino Unido que constató más efectos: las hormonas no sólo afectan su sexualidad, también pueden incidir en la forma en que se comportan, su sistema inmunológico y desarrollo óseo. Además de los ingredientes de la pastilla anticonceptiva, identificaron otros desencadenantes de los desequilibrios, como son distintos químicos presentes en productos de limpieza, plásticos y cosméticos.

En algunos países se han tomado medidas para paliar el asunto, como en los casos de la descontaminación de ríos como el Támesis (Inglaterra) y el Sena (Francia) mediante la inversión en tratamientos con radiación ultravioleta (UV) y ozono, entre otros. Por otro lado, en enero de 2023, la Comisión Europea ratificó su intención de continuar regulando la problemática de la elevada presencia de estrógenos en efluentes bajo la Directiva Marco del Agua, ya vigente desde el 2006, norma que tiene como objetivo la protección de las aguas continentales europeas. Según la revista científica Nature, el costo de la instalación de un sistema de filtros de carbono para la absorción de estrógeno residual de una población de 250.000 habitantes se cotiza en 8 millones de euros, mientras que el servicio y la manutención anual se situaría en los 800 mil euros. La publicación británica plantea que la puesta en marcha de un proyecto así está ligada a un dilema sin resolver: ¿La población mundial está dispuesta a absorber los costos que estos procesos conllevan, en pos de cuidar el medio ambiente?

¿Hacia un futuro sostenible?

De acuerdo con los especialistas consultados, hay una serie de medidas y políticas públicas que, de implementarse, llevarían a una mejora de la situación actual de los ecosistemas, así como a una mayor concientización ambiental, con el objetivo de evitar la persistencia de este tipo de problemáticas en el futuro. Hacen hincapié especialmente en la puesta en marcha de planes de educación para el cuidado del medioambiente, para que la población tenga más herramientas y conocimiento sobre la temática. Esto permitiría que haya un cambio a nivel social, en cuanto a las prácticas y conductas que conciernen a la protección de la biósfera. “Si la cabeza de la población cambia, después ella misma les exige a las autoridades lo que hace falta para sostener las mejoras y los cambios”, enfatizó Miranda.

Ricardo Miccino, director de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Chascomús, indica: “Se ha industrializado todo tanto y los consumos están tan individualizados que terminamos con estos impactos en los sistemas de depuración de aguas residuales”. Frente a esto, insiste en la capacidad transformadora de la conciencia ambiental, a través de buenas prácticas como el compostaje y el reciclado. Sin embargo, plantea que hay cuestiones que incumben directamente al Estado: “Esto no se revierte hasta que no haya un cambio en el modelo productivo que tenga en cuenta a la naturaleza y a las personas. O sea, ampliar el espectro para decir que es una cuestión ambiental, pero también económica y social”.

Los especialistas coinciden en que, a nivel infraestructural, es preciso aumentar la capacidad depuradora de las plantas potabilizadoras, para que éstas guarden relación con el crecimiento poblacional de las distintas localidades, a la vez que son necesarias modificaciones en el proceso mediante el cual los residuos son desechados en los cuerpos de agua. Para esto, podrían implementarse humedales artificiales compuestos de plantas acuáticas que filtren de manera natural los metales pesados, purificando el agua antes de que esta sea vertida, finalmente, en grandes masas de agua, en un proceso alternativo a los que utilizan carbón activado, ozono y rayos UV, y con menores costos.

A su vez, los científicos destacan que, si bien las consecuencias actuales de esta problemática no ameritan una reacción de pánico ni de emergencia, los efectos a largo plazo son indeterminados, por lo que es importante pensar en el futuro, tanto de las especies acuáticas como de los ecosistemas en conjunto, involucrando también a las personas.