Entre la figuración y la abstracción | Estuve ahí

Entre la figuración y la abstracción | Estuve ahí

Luis Felipe Noé, el artista plástico que denunció con su obra las atrocidades de la dictadura, cuenta las huellas que el horror dejó en su trabajo los “pequeños avances culturales” en estos 40 años de democracia y su mirada sobre la tecnología.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

 

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales ? – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso y Estefanía Hernández.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
Santoro gigante

Santoro gigante

El Museo Nacional de Bellas Artes exhibe «Panorama. El teatro de la memoria», una muestra de Daniel Santoro. Una de ellas, de 30 metros de largo, puede observarse con una perspectiva de 360º.

Panorama. El teatro de la memoria en el Museo Nacional de Bellas Artes es la primera muestra del artista argentino Daniel Santoro en esa institución. La exhibición está compuesta por una obra de treinta metros, diversos trabajos en tinta sobre papel, sus cuadernos personales de trabajo diario y un dibujo en carbonilla que Santoro realizó previo a la inauguración sobre una de las paredes de la sala.

En el segundo piso, en un recinto cuadrado, se encuentra un dibujo continuo de treinta metros que se despliega a lo largo de las paredes en veinte módulos de 80 por 150 centímetros cada uno. Es un panorama y tiene la particularidad de poder ser visualizado en 360 grados, lo que genera una experiencia inmersiva (se lo puede ver desde cerca en detalle o como una imagen central desde lejos). Los panoramas eran pinturas gigantescas clásicas del siglo XIX que se utilizaban para narrar sucesos históricos y Santoro retoma esta tradición para construir una cosmología propia, rica en significados. Mediante el relato visual de un mundo casi apocalíptico, se propone una visión crítica de la historia en estos dibujos, hechos con carbonilla y acrílico diluido sobre papel, que tejen una línea de tiempo constituida por crisis y colapsos hasta llegar a un posible final.

La secuencia comienza en una especie de ruta pérdida entre árboles, como el inicio de un camino a recorrer. Si bien el orden fue ideado de manera lineal, no hay señalización en la sala que indique el comienzo y algunos de los visitantes lo inician desde el final, lo cual abre la posibilidad de dos lecturas distintas. Le sigue la primera catástrofe: humo y casas en equilibrio sobre colinas, luego un bosque repleto de troncos atravesados por pájaros negros.

Juan Álvez, diseñador audiovisual bonaerense de 37 años, describió al panorama de Santoro como “desolador” e “inspirador” a la vez, en relación a “cómo maneja la naturaleza, cómo pinta un paisaje bastante apocalíptico, pero en el que también la naturaleza parece reflotar”. Por su parte, Floreana Alonso, estudiante de 23 años que vive en Tigre, comentó que al salir sintió “un poco de vértigo, de ansiedad”.

Cada módulo del panorama se construye como una “isla” y, entre cada uno de estos episodios, se entreteje la historia de la humanidad y las catástrofes que nos condujeron hasta la crisis actual. La secuencia finaliza, una vez más, con el dibujo de un bosque dentro de un tronco, del cual crecen nuevas ramas que se extienden por toda la superficie del papel. No parecería ser un punto final, sino quizás una pregunta abierta al espectador. Lo que sigue en ese recorrido, ya no depende del artista.

Este universo creado por Santoro agrupa diversas referencias y entrelaza diálogos con figuras y obras que van desde Sarmiento o Evita hasta el Cristo crucificado de León Ferrari. A este último se lo puede rastrear en uno de los módulos finales donde yace un avión enterrado y una multitud se congrega ante las ruinas. Una espectadora resaltó este carácter intertextual de la obra. María José Tomatis, editora mendocina de 31 años, mencionó que le gustó “la intención de evocar ciertas ideas con personajes de nuestra cultura popular”, además del “diálogo con Borges”, que no lo había visto antes en la obra de Santoro. “A mí me gusta mucho y creo que ayuda a tejer conexiones ideológicas evocando a Borges, a Sarmiento, a Perón y Evita”, remarcó.

 

Frente al panorama se encuentra un dibujo que realizó Santoro sobre la pared de la sala: es un boceto de una estructura conjetural de lo que sería un aleph, el punto que permitía ver el universo entero desde todos los ángulos posibles al mismo tiempo, del cuento homónimo de Jorge Luis Borges. Esta parte del segundo piso se expande de forma longitudinal y, a la izquierda del boceto, se halla un fichero rotativo de imágenes en miniatura (el “Eje del tiempo”) que se desplaza en su eje y convierte ese movimiento en un espiral. Esta sección es parte del “Teatro de la memoria” que problematiza la representación de la dinámica del tiempo, variable por la que se interroga continuamente en el transcurso de la muestra. A lo largo de su carrera, Santoro ha retomado múltiples veces elementos de las filosofías orientales y la inspiración detrás del fichero proviene de las cosmologías hindúes que sugieren “redes de malla” que por el universo atrapan la memoria para el retorno y cumplimiento del karma. En esta área se exhiben los cuadernos de trabajo del artista: bocetos, dibujos y escritos que rearman el proceso de construcción o “memoria técnica” de la exhibición. Además, hay una pantalla que transmite un video con una selección de páginas de los libros de apuntes que realizó el artista entre 2015 y 2023.

La muestra finaliza -o comienza, dependiendo desde dónde se haya iniciado el recorrido- con una serie de dibujos, también en tinta y carbonilla, que pertenecen a la colección del artista y fueron realizados en 2022. Los colores y temáticas del panorama se reiteran: un avión y un pájaro atravesados entre troncos, una estatua gigante dentro de un bosque, un oído humano sordo ante lo que lo rodea, un lobo con pies de hombre, siempre el choque incómodo entre naturaleza y civilización. “Hay mucho juego entre la naturaleza y el hombre y te hace pensar en qué quiso decir”,  comentó Mónica Spangenberg,  profesora de inglés de 63 años. “Me gusta mucho las dimensiones que pone y que pareciera que hay varios lenguajes en una sola cosa, todo llama la atención”, concluyó.

 

Panorama. El teatro de la memoria  se puede visitar hasta el 19 de noviembre de 2023 en la sala 42 del segundo piso del Museo Nacional de Bellas Artes. La entrada es libre y gratuita.

Prohibido mirar para otro lado

Prohibido mirar para otro lado

En un mundo donde la memoria parece no tener lugar, la obra comprometida de Boris Lurie, que se exhibe en Buenos Aires, se vuelve urgente y necesaria.

Collages, superposiciones y colores fuertes inundan el Pabellón II del Centro Cultural Borges. Allí se encuentran expuestas algunas obras del artista ruso estadounidense Boris Lurie (1924-2008), principalmente las pertenecientes al movimiento de vanguardia NO!Art, del cual él junto a Sam Goodman y Stanley Fische fue fundador.

Mientras la sala abre sus puertas para que la gente ingrese al mundo de Lurie, Cecilia González, curadora de la exposición en el Borges, sostiene que Memoria –tal es el título de la retrospectiva– refiere a la importancia de nuestra propia historia y a los hechos de horror e injusticia. Además, le rinde homenaje a la lucha del artista por mantener la memoria del Holocausto, más en el actual contexto internacional donde parece que los abusos y la violencia continuaron sucediendo después de la guerra.

“Esta muestra es muy oportuna, lo era antes para no olvidarse, pero hoy lo es más porque el terrorismo nos pone en peligro a todos en cualquier lugar”, agrega Liliana Olmeda de Flugelman, curadora de la exposición en la otra sede donde se exhibe, el Museo Judío.

Nacido en Leningrado y de familia judía, Lurie junto a su padre sobrevivieron a tres campos de concentración en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que su abuela, su madre, su hermana y su novia fueron asesinadas por los nazis en la masacre de los bosques de Rumbula. En 1946, él y su padre se exiliaron en Nueva York y ese año comenzó su carrera como artista.

Tal como se advierte apenas se ingresa a la sala del Borges, resultaría “imposible e injusto” intentar comprender la obra de Lurie sin una aproximación a su propia historia de vida y aún así es complejo.

Lurie fue un artista-activista que confrontó contra la guerra, la sociedad capitalista de consumo (sobre todo la estadounidense) y la cosificación de la mujer, y que en sus obras canalizó su trauma del Holocausto. En algunas de ellas apuntaba contra el racismo, el antisemitismo y la hipocresía social que encontró en los Estados Unidos de los años 60 y 70 durante la Guerra Fría, a través de la ironización del pop art y el impresionismo abstracto, corrientes artísticas hegemónicas del momento que –para Lurie– no mostraban la realidad y no hacían memoria.

González considera que “en la exposición se destaca como Lurie hace una confrontación con el consumismo y con la cultura estadounidense mediante el NO!Art, un movimiento social que se rebela contra las estéticas del momento por considerar que, al favorecer al mercado del arte, terminan favoreciendo el consumo. Al no obedecer a los parámetros estilísticos políticamente correctos, al no primar la estética sobre la ética, las obras de Lurie causaban rechazo.

En la exposición hay una obra referente a momentos de elecciones. González señala que “en el collage ‘NO! con dulces’, el artista advierte a la sociedad de su época no dejarse seducir por los candidatos, haciendo referencia a uno de dulce apariencia que para él representaba el mal por sus ideas imperialistas que conducirían a guerras”. “Los estamentos del movimiento que creó se actualizan constantemente con las diferentes situaciones de injusticia y violencia. En el contexto nacional se viven momentos de incertidumbre en los que la sociedad puede ser fácilmente manipulada. Con su gran ‘NO!’, Lurie nos insta a decir ‘no’ a quienes no quieren hacer memoria, porque no hacer memoria es mirar para el otro lado y no hacer nada”, agrega.

La mujer ocupa un lugar central en la obra de Lurie debido a su gran dolor de haber perdido a todas las mujeres de su familia. En algunas de las obras expuestas en el Borges se puede observar cómo el artista se identifica con ellas porque las ve como una víctima más de la sociedad. En muchas oportunidades la presenta como “catalogadas” y utiliza la figura femenina de las pin-up y de niñas para hacer una crítica a la sociedad que las ve como objetos y las vulnera.

González señala que “el proceso de curaduría fue enriquecedor, especialmente porque la selección de las obras se realizó para compartirse en dos instituciones”. “Este proyecto comenzó hace cinco años, estaba programado para exponerse en 2020 pero por la pandemia no se pudo”, aclara Flugelman. El hecho de que se haya atrasado la presentación, según González, “llevó a un conocimiento aún más profundo del artista, lo cual fue una tarea difícil pero reconfortante”.

“Memoria” se exhibe el museo Judío de Buenos Aires y el Centro Cultural Borges, con entrada gratuita, y se puede visitar hasta el 26 de noviembre inclusive.

Picasso para todos

Picasso para todos

A cincuenta años de la muerte del pintor español, el Museo Nacional de Bellas Artes le dedica una muestra en su homenaje.

Hasta el 18 de julio en el Museo Nacional de Bellas Artes se puede visitar la exposición Picasso en el patrimonio del Museo. Un homenaje a 50 años de su fallecimiento, con la curaduría a cargo de Paola Melgarejo. ANCCOM recorrió la muestra del célebre artista español y dialogó con visitantes.

La exhibición se organiza en cinco núcleos temáticos: “Primer tiempo. De la figuración al cubismo”; ”En el atelier del artista y su modelo”; «Femmes. Retratos de mujeres”; “Hacia el Guernica. .Arte y compromiso político” y “Metamorfosis. Entre lo animal y humano: faunos, centauros, toros y caballos”.

Florencia y Agustina, dos turistas de Estados Unidos, cuentan que ya habían tenido la oportunidad de ver obras de Picasso en otras partes del mundo, en su caso en Londres. “Nos enteramos de la exhibición por una amiga de Buenos Aires que nos dijo que estaba actualmente en el Museo y no dudamos en pasar y recorrer todo el repertorio de obras, grabados y piezas de cerámica que el museo tiene para apreciar. Salimos encantadas por la experiencia”.

Ayelén, otra turista, en este proveniente de San Pablo, dice: “Ya había tenido oportunidad de ver a Picasso en otros museos, en San Pablo y en Colombia. Me quedé impresionada por las cerámicas en donde se encuentran las mujeres importantes que formaron parte de su vida”.

Laura, licenciada en Comunicación Social del barrio de Caballito, comenta: “Sigo al Bellas Artes en Instagram y cada vez que hay una muestra vengo a verla. Tuve la oportunidad de ver a Picasso en otros museos y estas aguafuertes me sorprendieron mucho al igual que los grabados. Yo pinto y me gusta mucho ver a Picasso, estuve en el museo de Barcelona y quedé alucinada”.

Dentro de los periodos del artista se puede ubicar a la Etapa Azul, en donde refleja a los artistas marginados de la sociedad tales como los mendigos, enfermos y tristes personajes; la Etapa Rosa, en la cual representaba el mundo del circo, con tonalidades claras y colores pasteles; y por último la Etapa Negra, influenciada por el arte africano. Luego de haber fundado el cubismo, exploró el neoclasicismo, el surrealismo y el expresionismo. Picasso murió a causa de un edema pulmonar en su casa de Mougins, en el sur francés, en 1973,

El Museo Nacional de Bellas Artes se encuentra abierto al público de martes a viernes de de 11 a 20 y sábados y domingos de 10 a 20, con entrada libre y gratuita

Rodo: La Grassa de Tucumán

Rodo: La Grassa de Tucumán

 Se inauguró la muestra «Fantasía marica del pueblo», una antología de la obra del Rodolfo Bulacio, el artista asesinado en un crimen de odio por su orientación sexual durante el gobierno de Bussi.

Fantasía marica del pueblo es la exposición antológica dedicada a la obra del artista tucumano Rodolfo Bulacio, nacido en la ciudad de Monteros el 1º de octubre de 1970. Rodolfo fue asesinado en un crimen de odio debido a su orientación sexual el 10 de marzo de 1997, en San Miguel de Tucumán, durante el gobierno democrático del represor y genocida Antonio Domingo Bussi.

Como actividad inaugural, en el Centro Cultural Borges de la Ciudad de Buenos Aires, se montó un conversatorio entre “Porota” Jiménez (madre del artista), Nancy (hermana), la salteña Guadalupe Creche y la tucumana Geli González, ambas curadoras de esta muestra. Feda Baeza, directora del Palais de Glace, fue la coordinadora de la charla en la que se recorrió la vida de «La Rodó», su infancia, sus inicios como artista, su estadía por la Facultad de Arte de Tucumán, sus performances en el colectivo artístico «Tenor Grasso» (del cual fue uno de los fundadores junto a Claudia Martínez y Jorge Lobato Coronel) y el legado que dejó.

“Con esta exposición queremos mostrar el carácter político y contestatario de su obra y evidenciar el contexto en el cual fue asesinado. Dar cuenta de su activismo, militancia y sexualidad que están presentes en todos sus trabajos”, cuenta Guadalupe en diálogo con ANCCOM. “Queremos darle visibilidad al artista y establecer una relación con la escena porteña. Es un modo de que Rodo siga vivo” agrega Geli, quien, en sus inicios como docente, fue su profesora en la cátedra Taller C y luego compañera en el colectivo “Tenor Grasso”.

Con un montaje que simula una pasarela para recorrer las obras, se exponen tres de sus muestras individuales («Karta Nova», «Mucha Karakatanga en la koctelera» y «Blanka… enseña lo que has conseguido»), registros en video de sus performances colectivas en los grupos «La sangrada familia» y «Tenor Grasso» y ejercicios de estudiante que ya exhiben su interés de pensar al cuerpo como forma de representación política.

“Todo lo que tocaba lo convertía en arte”, dice Nancy, quien a pesar de no ser una especialista afirma que toda la gente que ve la obra de su hermano queda enamorada. “Sus trabajos de arte pop tienen relación con el cine de Almodóvar. La cuestión escenográfica y la puesta en escena le interesaban mucho. Además, hay una teatralidad muy marcada en las acciones durante los desfiles y performances que montaba”, explica Geli al referirse a Rodo como artista. Para Guadalupe, hay placer, belleza y provocación en sus obras. “Era un adelantado. Hacía cosas que ningún artista norteño trabajaba en esa época. Por ejemplo, su cuadro del desnudo de un personaje trans”. Marga, quien fue fotógrafa de los desfiles de “Tenor Grasso”, recuerda que Rodolfo no paraba nunca. “Pintaba, grababa, diseñaba vestuario. Era un genio”. Destaca su osadía como artista y las ganas de Rodo de mostrarse tal cual era. Esto le resultó muy difícil en una época en la cual, quienes escapaban de la heteronorma vivían una cotidianidad muy hostil.

“Desde el 10 de marzo de 1997 me propuse no dejarlo morir, que siga viviendo en su obra”,cuenta «Porota», su mamá. Por eso, con el objetivo de mantener, proteger y difundir las 230 piezas que componen su obra, el 18 de junio de 2019 su familia inauguró la fundación: «Las margaritas de Rodolfo Bulacio», que brinda talleres de arte, clases de inglés para niños, grupos de teatro, gestiona becas para estudiantes de arte y realiza exposiciones artísticas. “Es la única casa de Montero dedicada al arte y sus puertas están abiertas para todos los artistas” dice «Porota», quien es la presidenta de la fundación.

“Como mamá nunca imaginé convertirme en artífice de la obra de mi hijo. Él siempre decía que quería ser famoso y que me iba a llevar a recorrer el mundo. Sé que no lo vamos a recorrer, pero después de su muerte, le prometí a mi hijo que iba a ser famoso, y creo que lo he conseguido”, confiesa.

La exhibición, organizada por el Palais de Glace, puede visitarse hasta el 30 de octubre, de miércoles a domingo de 14 a 20 con entrada libre y gratuita en el centro cultural Borges, Viamonte 525, CABA.