«Que el pinkwashing no tape la verdadera pelea por los derechos»

«Que el pinkwashing no tape la verdadera pelea por los derechos»

El pasado 24 de junio el Senado de la Nación sancionó la Ley el Cupo Laboral Travesti Trans con 55 votos a favor, 1 en contra y 6 abstenciones, convirtiendo a la Argentina en el primer país de la región en consolidar la ampliación de derechos para un colectivo discriminado, perseguido e invisibilizado en las políticas de Estado, incluso, desde el retorno a la democracia.

En aquella histórica sesión, tanto el oficialismo como la oposición apoyaron la propuesta a la que consideraron “reparadora de derechos”. Así, el 8 de julio, el gobierno nacional promulgó la Ley 27.636, una norma anticipada por decreto en septiembre de 2020, que necesitaba mayor consenso para dar cuenta del grado de vulnerabilidad que sufren la mayoría de las personas trans, cuya población tiene una esperanza de vida que no supera los 40 años. 

La Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero “Diana SacayánLohana Berkins”, lleva ese nombre en recuerdo de dos importantes referentes del movimiento, y tiene por objeto establecer medidas de acción positiva orientadas a lograr la efectiva inclusión laboral de las personas travestis, transexuales y transgénero, con el fin de promover la igualdad de oportunidades en todo el territorio de la República Argentina. 

Según el artículo 5 de la ley, el Estado debe ocupar en una proporción no inferior al uno por ciento (1%) de la totalidad de su personal con integrantes del colectivo trans, en todas las modalidades de contratación vigentes. Asimismo, en el artículo 11 también se contemplan incentivos para el sector privado.

Victoria Donda, abogada y titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), señala que “El INADI es el organismo que militó ese proyecto desde el primer Plan Nacional contra la Discrminación firmado en 2005”. 

“Venimos bregando no sólo para que exista una ley de cupo trans, sino para que se cumpla en los distintos niveles del estado nacional”, agrega Donda. Este espíritu se refleja en el artículo 7, el cual establece que toda persona travesti, transexual o transgénero tiene derecho al trabajo formal digno y productivo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo, sin discriminación por motivos de identidad de género y/o su expresión. 

“No voy a decir que el INADI redactó la ley porque eso lo hacen las comisiones pertinentes, pero la mirada interseccional y de militancia fue un gran aporte del instituto que presido”, sostuvo Donda en relación con la participación del Instituto en la redacción del texto final.

Así, el proyecto fue resultado de un amplio proceso de debates y aportes, en los cuales participaron decenas de organizaciones travestis, trans y LGBTIQ+ a lo largo del país, a través de las reuniones informativas -convocadas oportunamente- que contaron con el apoyo transversal de diputados y diputadas de todos los bloques parlamentarios. 

“Lavado rosa”

El 28 de junio fue el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+ y surgieron otros debates relacionados con la identidad sexual. Uno de ellos giró en torno al concepto de pinkwashing o lavado rosa (por su traducción del inglés). De acuerdo con la organización chilena ACCIONGAY, “es un término que en el contexto de los derechos LGBTI+ se refiere a la variedad de estrategias políticas y de marketing dirigidas a la promoción de instituciones, países, personas, productos o empresas apelando a su condición de simpatizante LGBTI+, con el objetivo de ser percibidos como progresistas, modernos y tolerantes”. 

En este sentido, Donda agrega que “no está mal, lo que hay que entender es que no es una moda pelear por los derechos de todas, todos, y todes. Está más allá de una moda. Entonces, lo que nosotros no queremos es que el pinkwashing tape la verdadera pelea por los derechos”. 

Para que las reivindicaciones del colectivo puedan transformarse en políticas de inclusión, la también ex diputada sugiere que la manera de hacerlo es “incorporando a las organizaciones dentro de la planificación del Estado, y cómo el Estado dentro de la implementación de sus políticas públicas puede incorporar las demandas de la sociedad civil”. 

Nuevo Plan contra la Discriminación 

Con el objetivo de hacer efectivas las políticas de inclusión, durante todo el año 2020, el INADI trabajó no solo con las organizaciones de la comunidad LGBTIQ+ sino con otras comunidades en situaciones de vulnerabilidad, como los migrantes o personas con enfermedades poco frecuentes. De esta manera, puso en agenda otras discusiones contempladas en el Nuevo Plan Nacional contra la Discriminación, que el instituto va a presentar en los próximos meses. 

Consistirá de un conjunto de Compromisos de Acción estatales con visión estratégica para implementarse durante el período 2022-2025, a fin de profundizar y consolidar los avances legales e institucionales en relación al derecho a la igualdad y el principio de no discriminación alcanzados. Será monitoreado y evaluado periódicamente, y actualizado cada dos años”, explica la información institucional del organismo.

El Nuevo Plan Nacional contra la Discrminación, “lo estamos elaborando -agrega Donda- con la sociedad civil y con los distintos sectores del Estado, no solo con los estamentos nacionales, sino con los provinciales y municipales; incorporando algunos debates de carácter internacional, porque el año pasado recuperamos la presidencia de la Red Internacional de Organismos y de Organizaciones de Derechos Humanos (RIDH)”. 

Para avanzar en la actualización del Plan, se convocó a múltiples organizaciones sociales, políticas, culturales, deportivas, para que trabajen en soluciones orientadas en erradicar las prácticas discriminatorias en cualquiera de sus formas. Con respecto a la convocatoria, la titular del INADI entiende que “para comprometerse de cara a la sociedad, para construir una sociedad más diversa, más plural, una sociedad sin discriminación, una sociedad sin racismo, sin xenofobia, el Estado tiene que poder escuchar a todos los sectores de la sociedad”. 

A 16 años del documento preparatorio celebrado en 2005, queda adecuar la nueva agenda pública, que está atravesada por nuevas problemáticas estructurales, a un Plan de Acción Estatal que dé respuestas a la ciudadanía en su conjunto, y a las poblaciones más vulnerables en particular. 

“Me parece que hoy los desafíos son otros, y que tienen que ver con una mirada acerca de la diversidad cultural, una mirada necesaria acerca de la educación para ir desarmando el racismo estructural que tenemos en la Argentina, la mirada interseccional de cada uno de los sectores que están en situación de vulnerabilidad. Hay miradas distintas desde el 2005 a esta elaboración, de este nuevo plan, son miradas diferentes, en épocas diferentes”, sostiene Donda. 

La Comunidad Afroargentina

Tras la presentación en la Casa Rosada a fines de junio, se realizó el primer plenario del Consejo Asesor Federal de la Comunidad Afroargentina. La diplomática afroargentina María Fernanda Silva, actual embajadora argentina ante la Santa Sede y una de las miembros del Consejo, fue la primera oradora del plenario. 

Silva señaló que la afroargentinidad es “un modo particular de habitar la patria y la memoria histórica, que también es un ámbito donde dar la batalla”. 

En este sentido, Donda agrega “nosotros creemos que hay una negación del Estado con respecto a aquella comunidad afroargentina que hace muchos años está acá, y que los hemos negado sistemáticamente”. Asimismo, señala que esta comisión apunta  “a recuperar la memoria histórica, a rearmar el mapa genético de nuestro país. Si hay comunidades que han sido invisibilizadas de la historia tiene que ver con la historia de esas propias comunidades. Entonces queremos recuperar esa memoria”.

En relación a las políticas públicas, Silva plantea la necesidad de generar “instancias de reconocimiento de espacios de memoria, para disputar una interpretación del pasado”, pero también impulsar un cuestionamiento de por qué “hay ámbitos donde la Comunidad Afroargentina no está presente, como por ejemplo el Poder Judicial o el Poder Legislativo”. Por otra parte, señala que se debe comprometer a los tres poderes “en una agenda desde y para la Comunidad Afroargentina”. 

Según Donda, una manera de recuperar las huellas que dejó la comunidad a lo largo del país es incorporando esta categoría en el próximo censo nacional. “Hay que decir que en el censo anterior, en 2010, la comunidad afroargentina estuvo presente y de acuerdo a los resultados, hay aproximadamente 2,5 millones de personas que son parte de esa comunidad afroargentina. Entonces, este es un dato interesante que queremos ver si se mantiene y cuánto ha crecido”. 

Vida y trayectoria

 Victoria Analía Donda Pérez nació en 1977 en la ESMA, ex Escuela de Mecánica de la Armada y es la nieta restituida número 78. Luego de realizarse los estudios genéticos correspondientes, confirmó que sus padres biológicos eran José Donda e Hilda Pérez, quienes continúan desaparecidos. No supo hasta los 26 años, en 2004, que su padre de crianza y su tío, ambos militares, eran cómplices de la última dictadura cívico-militar argentina. 

Desde muy chica la política marcaría su vida. “Creo que uno cuando tiene 16 años, pensar en los 40 es como muy lejano y no se si te imaginas mucho. Sí, lo que te puedo decir es que siempre quise dedicarme a la política, desde muy chica, no desde los 16, desde mucho antes”, recuerda. 

Fue tres veces diputada nacional. Sus ejes de trabajo habitualmente están relacionados con los derechos humanos, el género, la educación, el medioambiente y las problemáticas sociales. Con respecto a la motivación por estas temáticas, asegura: “Creo profundamente que los derechos humanos, todos los derechos, son responsabilidad del Estado, y que para poder garantizarlos el Estado tiene que construir bases más justas de distribución de la riqueza. No hay derecho que se pueda garantizar si la riqueza no se distribuye de una forma más equitativa. Y creo que la herramienta para poder hacerlo es la política”. 

Donda reflexiona que así como cuesta pensarse a los 16, también cuesta adelantarse al futuro,  pero arriesga: “De acá a 10 años me veo aportando como estoy aportando ahora, o tratando de aportar para una sociedad mejor y espero que cada vez seamos capaces de ir construyendo una sociedad más igualitaria, más justa y con menos violencia”.  

Botas y canciones

Botas y canciones

El ensayista, periodista y músico Abel Gilbert propone una escucha concentrada de nuestro sangriento pasado reciente, al tiempo que abre un inexplorado abanico de las persistentes relaciones entre música, sonido, ruido y política. Así, Satisfaction en la ESMA (Gourmet Musical, 2021), libro que le llevó un lustro de realización, resulta un material de innegable valor. Esta apasionante investigación da cuenta de aspectos inasibles o fugitivos que circulaban en la sociedad y el poder en el periodo 1976–1983 en Argentina.

Y es que, mientras que Serú Girán daba su primer concierto en 1978 en el Estadio Obras, a pocas cuadras, en la Escuela de Mecánica de La Armada sonaban a todo volumen “Que va a ser de ti”, por Joan Manuel Serrat, “Gracias a la vida”, en la voz de Mercedes Sosa, o “(I Can´t Get no) Satisfaction”, el hit de los Rolling Stones para tapar los gritos de los torturados por los verdugos de la última dictadura. Y, en el Teatro Colón, las óperas Fidelio o Tosca ponían en escena representaciones de torturas cuando las reales no cesaban de tener lugar. Ese cruce de imágenes conforma el cuadro dominante del libro, su punto neurálgico como una estructura de cajas chinas que muestra hasta qué punto, en dicho periodo, nuestra historia estaba hundida en otras historias.

A lo largo de nueve capítulos o secciones, que van de la historia de las marchas militares (fanfarrias del advenimiento autoritario, como “Avenida de las Camelias”) al momento de transición entre dictadura y democracia, el libro transita una línea de tiempo sutilmente esbozada en la que se sitúan personajes y episodios de aquella cotidianeidad de supervivencia. La pétrea crueldad de Videla frente al drama de los desaparecidos. Una época en donde “cantar” no era solo una forma de arte sino el modo de nombrar la confesión de los secuestrados. Un libro en el que Gilbert conjuga su propia memoria auditiva, como melómano y estudiante de composición, con un despliegue exhaustivo de referencias variadas: artículos de revistas, crónicas de diarios, discos de rock progresivo (argentino e internacional), tango, música clásica, legajos con testimonios de víctimas de los campos clandestinos de detención, cuadros y novelas, discursos de militares y civiles, letras de canciones y fotogramas de películas, desde Palito Ortega a Stanley Kubrick.

En esta entrevista el autor habla de esta obra imperdible para entender esa escucha de un espacio histórico, político y socio-cultural que, a veces, pudo resultar insoportable.

«El terror generó una suerte de proceso de reorganización perceptual y configuró un modo de escucha que era muy propio del estado de excepción», dice Gilbert.

¿Cuál fue la génesis del libro?

Por un lado, es un tardío trabajo de tesis, con una matriz claramente ensayística, que buscó trazar un mapa de la experiencia de escucha de la Dictadura. Esto implica distintos niveles: cómo funciona el oído dentro y fuera del campo de concentración, cómo la escucha se configuró en función del terror pero a la vez cómo ese terror determinó la escucha en los objetos esencialmente musicales. Cuáles eran las posibilidades de escuchar, bajo un estado de terror, aquello que era evidente pero imposible de decodificar. A partir de eso tracé un mapa, elegí determinados objetos con los que trabajar que me permiten dar cuenta de aquello que postulo: que el terror generó una suerte de proceso de reorganización perceptual y configuró un modo de escucha que era muy propio del estado de excepción. También, dediqué un capítulo a aquello que llamo “las músicas afirmativas de la dictadura”, ya sea en el mundo clásico-académico como en el de la música popular. Todo esto atravesado por una experiencia biográfica, ya que en las vísperas del golpe era un adolescente que me iniciaba en el mundo de la música que me constituye. Entonces no puedo soslayar quién era y ni dejar de revisar que los modos de escucha que tengo ahora, pasados mis 50 años, no pueden ser los mismos que tenía cuando era adolescente. La motivación de haberlo escrito tiene que ver con que para quienes atravesamos la dictadura siendo adolescentes –en 1976 yo iba a cumplir 16 años- fue una experiencia de mierda.

¿Cómo apareció el título del libro?

El libro se iba a llamar Mató mil, pero mi amigo Martin Sivak me propuso que le pusiera Satisfaction en la ESMA, y me gustó porque me pareció mucho más potente.

¿Cómo fuiste desarrollando los diferentes eslabones de la investigación?

No trabajo con muchas canciones sino con aquellas que me permiten ejemplificar aquello que postulo. Si digo que el terror obnubilaba e inhibía la capacidad de reflexionar, busco algunas canciones, por ejemplo, “Águila de trueno” de Spinetta. Esta es una canción sobre un descuartizamiento, cantada por primera vez en 1977, en el momento en que la primera figura de la desaparición de personas tiene que ver con ese cuerpo, supuestamente caído “en combate”, que está desmembrado y no se puede reconocer. Recién había pasado lo de la masacre de Margarita Belén en la provincia de Chaco. La recepción de esa canción, sin embargo, no puede ser conectada con ese presente. Incluso, Spinetta aclaró, el día que la presentó, “esto no es ideología”. Entonces, a partir de esto problematizo esa situación tratando de entender lo que hoy puede resultar más evidente. Porque si hoy resulta evidente y antes no, es porque pasaba algo. Y eso que pasaba, de alguna manera, nos habla de una zona de la experiencia de la dictadura que no fue pensada. Hay muchas cosas que el libro aporta como para seguir pensando y no clausurar.

Por otro lado, está el papel de Serú Girán como banda paradigmática de esa época del rock argentino que sobrevoló su realidad sociopolítica, ¿no?

Sí, por ejemplo, “Alicia en el país” es una canción para pensar ampliamente. Me parece que es una canción importante pero muy incompleta, y esa incompletitud nos habla de un problema. Aparte, algunos fragmentos de la canción habían sido compuestos antes de la dictadura. En las canciones de aquella época se pueden encontrar frases, momentos de un verso pero no una canción entera de la que puedas decir “esta es la canción”. Insisto, creo que no hubo una resistencia cultural a la dictadura desde el movimiento juvenil sino una disidencia de baja intensidad. Pero no porque eran unos zánganos sino porque era el límite que imponía el terror. Pienso, Teatro Abierto empezó en el 82, la multipartidaria se formó en el 81, entonces por qué se le va a exigir al movimiento juvenil, cuya relación con la política era peculiar, que ejerciera una función esclarecedora de cara a la sociedad. Eso no quiere decir que no haya habido momentos muy interesantes pero me interesa más la experiencia de La Grasa de las Capitales, aquello que no se ve, y que tiene que ver con la portada del disco más que con las canciones.

«La música servía en los Centros Clandestinos para varias cosas: silenciar los gritos, doblegar subjetivamente al cautivo, usando su propia música, y como arma, como decibel, como intensidad» cuenta Gilberg.

Claro, esa tapa tenía cuatro personajes que identifican un poco la época del país. Por ejemplo, ese cuchillo de carnicero que tiene Oscar Moro parecido al cartel de las carnicerías Coto de ese entonces…

Claro. Pero el objeto, el cuerpo, las representaciones de la muerte del matarife en el cartel de Coto se exhibían mientras que en la foto del disco, no hay cuerpo. Si no hay cuerpo, ¿en dónde está? Es como decía Videla: “No se sabe”. Pero eso no fue pensado por los diagramadores que, en realidad, realizaron la foto como una parodia de la Revista Gente. Aunque a nivel siniestro no tenía que ver con eso. No es que a partir de este libro me considere una lumbrera sino que este es un trabajo para revisar desde el presente aquello que se da por sentado. Como explico en el prólogo, este es un camino para recorrer colectivamente. Ubicar las relaciones entre música, política y escucha y violencia en la historia argentina, y un solo libro no puede dar cuenta de todo.

¿Considerás que hubo una intención por crear una cultura musical oficial durante la época de la Dictadura?

Creo que hubo una insinuación de tener una cultura oficial, no solo musical pero no les dio el tiempo porque se les cayó todo. No te olvides que estos tipos se pensaban quedar mucho tiempo. En 1980, cuando Galtieri dice “las urnas están guardadas”, no se imaginaba que en poco más de dos años estaría entregando el poder con la lengua afuera. Primero se les cayó la economía y después se perdió una guerra. 

¿Por qué creés que se elegía ese tipo de música en los centros clandestinos de detención, lo que vos llamás “la playlist del torturador”?

Creo que es una conjunción de varias cuestiones. El azar y, también, había un método. La música servía para varias cosas: silenciar los gritos, doblegar subjetivamente al cautivo –usando su propia música-, y como arma, como decibel, como intensidad. Lo que marco es que la presencia metodológica de la música en la ficción de La Naranja Mecánica, y especialmente a partir de la versión fílmica de [Stanley] Kubrick que la escenifica, contaminó algo. No te puedo decir que el tipo que puso Beethoven en la Unidad Penal Número 9 de La Plata vio esa película, porque si no hubiera elegido La Novena, pero se pone en escena algo similar… y eso es lo fuerte. En verdad, esto viene del nazismo. Los manuales de contrainsurgencia de la CIA, evidentemente, toman la experiencia del lugar que tuvo la música en los campos de concentración alemanes, en Auschwitz, en Buchenwald… Es un elemento muy perturbador porque, supuestamente, uno la música no la quiere asociar con el terror, es como dice Alex [protagonista de La Naranja Mecánica]: “No, con esto no…”, como si ahí hubiera un límite. Pero en la tortura el límite se traspasa.

¿Qué períodos podés señalar sobre la circulación de sonidos en la Dictadura?

Son distintas etapas y no son comparables. El 76-77, como el momento de aquelarre mayor; en el 78 el Mundial; el ‘79 como punto de inflexión, la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; y a partir del ‘80-81, otra cosa. Por ejemplo, el valor que tuvo el tema “No te dejes desanimar” de La Máquina de Hacer Pájaros, de 1977, es incomparable porque se cantó en el peor momento posible. Para 1980 ya habían cambiado las condiciones de recepción en Argentina.

Si marcamos como un punto de partida musical, literal y simbólica de la Dictadura a la marcha “Avenida de las camelias”, ¿cuál sería en tu opinión la obra musical que lo clausuraría?

También, “Avenida de las camelias” pero como parodia. Como cuando Charly canta “No pasa nada, pasa una banda desafinando el tiempo y el compás” [se refiere al tema “Superhéroes”, del primer álbum solista de García de 1982]. Ojo, sería una clausura temporal de la periodización. El sedimento de la dictadura perdura… Esa es otra cuestión. Pero en términos temporales, la banda militar como afirmación “que desafina el tiempo y el compás”, te da una parábola histórica: 1976-1982.

¿Y cómo eras vos en esa época?

Era muy melómano en un entorno familiar comunista, con un padre peculiar con ciertos vicios autoritarios, como en la cultura de la época. La música es la que me permitió diferenciarme. La música es el modo en que construyo mi subjetividad. Igual, tuve padres generosos: me compraron mi primer piano, me compraban discos. No quiero decir que todo era un acto de confrontación pero la música era el modo de diferenciarme en una familia que tenía todo muy codificado. Y me ayudó mucho. En esa época, en una división de secundaria solo el 10% escuchaba rock. Y después tenías que hacer esa partición de quienes escuchaban un rock más elitista, como yo. Entonces, en un punto, era toda una experiencia muy nerd. Música de minoría de minorías.

¿Y qué era para vos el rock en esos años?

Un coeficiente importante de diferenciación con respecto a otro mundo sonoro. En mi caso, y en el de otros, era un mecanismo de construcción de identidad. Fue un periodo breve para mí, que duró tres o cuatro años, pero intenso. Te diría que me duró del ‘75 al ‘79. Cuando empecé a estudiar música formalmente, a la manera de Toy Story, guardé los “juguetitos” en la cajita. Cuando fui grande me volvieron a impactar pero en aquel momento, como todo pendejo soberbio, dije: “Esto ya pasó”. Y no había pasado un carajo.

Nacer en pandemia

Nacer en pandemia

El periodo neonatal, comprende los primeros 28 días fuera del vientre materno y es la etapa más crítica del desarrollo de una persona. El bebé se desarrolla a un ritmo acelerado y cualquier acontecimiento en su salud puede afectar el resto de su vida. En las áreas dedicadas a neonatología de los hospitales conviven médicos, enfermeros y profesionales de diversas especialidades médicas. En diálogo con ANCCOM, diversos profesionales del área cuentan cómo afectó el coronavirus a este segmento de la población y cómo les cambió la rutina de trabajo en el sistema de salud público. En la Ciudad de Buenos Aires este sistema comprende: un centro de salud especializado en maternidad que concentra la mayoría de los partos, el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá; 12 maternidades (11 de ellas en hospitales generales de agudos y una en el Hospital Prof. Dr. Juan P. Garrahan); y tres hospitales pediátricos: el Hospital General de Niños Pedro de Elizalde, el Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez y el Garrahan.

El cuidado por cumplir con el protocolo por covid 19 se suma al arduo y minucioso trabajo que desde ya requiere la tarea de atender a los bebés en su llegada al mundo. Adriana Iaroti, médica terapista del área en el Hospital General de Agudos Carlos G. Durand, expresó: “La terapia intensiva en neonatología es una línea muy fina entre lo invasivo y la extrema delicadeza. Es como hilvanar con nubes, una tarea así de artesanal. Requiere un trabajo en equipo entre nosotros y con los padres”. En este lugar donde inicia la vida, aún con la cuidadosa atención que requieren los frágiles pacientes, no están exentos de problemáticas que se arrastran desde tiempos pre-pandémicos, y que sin embargo este contexto complejiza.

El protocolo extremó los cuidados y les obligó a reorganizar la manera en que realizan su trabajo para garantizar el contacto del bebé con la madre: una cuestión fundamental en esos días posteriores al nacimiento. Si bien el covid 19 no afecta especialmente a los bebés, sí a sus madres. Carolina Asciutto, coordinadora del Equipo de Transporte Neonatal del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME) en C.A.B.A., explicó: “La población neonatal no es objetivo del virus, por el momento. A pesar de la baja incidencia, ante la incertidumbre tratamos al bebé como si fuera positivo”. Claudio Solana, jefe de Maternidad del Hospital Sardá y quien además coordina -junto con Luis Somaruga (del hospital Rivadavia)- la Red de Neonatología de Hospitales Públicos de la Ciudad, detalló: “Habremos tenido unos diez bebés con covid aproximadamente, no fueron cuadros graves. Ninguno nació positivo, pero sí hemos internado algunos luego de que volvieran infectados de sus casas”. Gabriela Maydan, enfermera del Hospital Sardá, sostuvo: “Siempre se prioriza el contacto con la mamá. Si están bien se van juntos a la habitación. Tenemos casos confirmados de mamás. Es por eso que se está reforzando terapia, se está reubicando personal de nuestro equipo allí y también se previeron camas disponibles para recibir adultos de otros hospitales en caso de que haya una situación de desborde sanitario”.

“Habremos tenido unos diez bebés con covid aproximadamente», dice Claudio Solana, jefe de Maternidad del Hospital Sardá.

Los espacios son un factor clave del protocolo. La complejidad para resolver esta cuestión radica en aislar a los pacientes: la tarea más importante que se convirtió en un desafío. En el Sardá hay cuatro sectores: aquel al que van los prematuros o que tengan algún problema; otro al que van las madres asintomáticas o sin sospechas de covid 19; otro para las mamás con sospechas de estar contagiadas; y en cuarto lugar, al que van las madres con covid confirmado. Maydan sostuvo: “No se pueden poner demasiadas camas en el mismo lugar. Si hay una madre aislada, hay que buscar otro espacio. Fuera de terapia intensiva, no hay ningún lugar que esté aislado al cien por cien. En el lugar que acondicionamos para los bebés sospechosos de covid hay una puerta de vaivén, por ejemplo. El hospital no está preparado para una pandemia así”.

Solana detalló el proceso de cuidados de la madre y el bebé: “Al principio, se aislaron los bebés de sus madres, pero eso duró muy poco al advertir que el virus no se transmite por medio de la lactancia. Entonces, pueden estar juntos siempre y cuando se tengan los cuidados habituales (como el barbijo y la higiene de manos). Si nacen prematuros o con alguna patología, se aíslan en internación y se hisopan”. Por otra parte, Maydan, aclaró: “Si el bebé viene por guardia como caso sospechoso o desde la sala de parto con una mamá con covid, se lo aísla. Cada tres horas o cuando sea necesario, uno de nosotros entra y otro espera afuera por si necesita algo. Si no hay ninguna complicación para ambos, se puede quedar junto a ella. Sí sucede que al bebé el test le da negativo y queda aislado hasta que la mamá esté en condiciones para salir del aislamiento y la internación en Obstetricia. Es decir, luego del transcurso de nueve días, si la madre no tiene síntomas graves se le lleva la incubadora para no interrumpir la lactancia. No está comprobado que el virus se transmita a través de la lactancia ni por la placenta”.

Al principio, se aislaron los bebés de sus madres. Eso cambió al advertir que el virus no se transmite por la lactancia.

En el caso del Durand, hay un espacio para bebés sanos pero cuyas madres están en terapia o han fallecido. Iaroti contó la sensación de cuidar al bebé que está separado de su madre: “Querés que ella esté con su hijo y a la vez no podés hacerlo. Por eso inventamos otras formas de comunicación. Internet es una de las herramientas que nos permiten eso. Recuerdo que una madre estaba angustiada y me mandaba mensajes de voz. Hasta que ella pudo concurrir a Neonatología a verlo, yo le hacía escuchar los audios al bebé. Y en ese momento, cuando escuchó la voz, se conectó de una manera… tendría que haber filmado la reacción del bebé. Son las cosas lindas dentro de lo terrible”.

En relación a las condiciones edilicias, en el Hospital Durand la situación es preocupante: “Pudimos recuperar el agua caliente, pero hay muchas cosas que cambiar y no hay inversión. Seguimos trabajando, tenemos cosas buenas que tienen que ver con los recursos humanos, pero estamos recortados en términos de lo que aporta el Gobierno de la Ciudad porque dicen que no hay dinero para hacer una obra de gran envergadura. Por nombrar algunas cosas: los pisos están todos rotos, se tapa el baño a cada rato, nosotros tenemos que hacernos cargo hasta del agua que tomamos. Aportamos los aires acondicionados para el verano y el equipo de fútbol All Boys nos donó las estufas. Después hay equipamiento que es necesario para detectar problemas en bebés prematuros y que está contemplado en sus derechos, pero como no disponemos de él no podemos hacer estudios, como el de fonoaudiología. Hay irregularidades como la autorización de incubadoras nuevas que nunca llegaron”, expresó Iaroti

En medio de este contexto, los cuidados también comprenden al personal de salud. Asciutto –del SAME- detalló cómo es a la hora de trasladar a los bebés: “Usamos el equipo de protección íntegro, más que nada por los familiares, y los 11 de mi equipo estamos todos vacunados”. Por su parte, Maydan explicó cómo se organiza el personal en el Sardá: “Hay una persona designada a covid por fin de semana y vamos rotando, porque al ser un virus respiratorio provoca desconfianza y esto genera un estrés por la rigurosidad de los cuidados que requiere. También, se están haciendo capacitaciones internas sobre este virus”. En el caso de Neonatología del Durand, que atiende prematuros extremos, nunca dejaron de poner el cuerpo, aclaró Iaroti: “Muchos ejercieron su derecho a tomarse licencia y algunos quedamos por decisión propia”.

“Si el bebé viene por guardia como sospechoso o desde la sala de parto con una mamá con covid, se lo aísla», dice Maydan.

Pero la vocación y el ingenio de los médicos tienen como contracara la precarización, cuando se habla de recursos humanos y más en pandemia. El trabajo en neonatología está atravesado por las políticas públicas y un caso claro de ello es lo que sucede en el sector enfermería en C.A.B.A. Nada de lo descripto por la enfermera Gabriela Maydan es una tarea meramente administrativa y, sin embargo, cobran como administrativos: “Hay enfermeros que incluso son magister y se especializan, más allá de la licenciatura que dura cinco años. Reclamamos no sólo el resarcimiento económico, sino tener ese reconocimiento como profesionales”.

Al mismo tiempo, Asciutto indicó que sólo hay un hospital que se especializa en maternidad, a la vez que en pediatría. En los demás hospitales, todo bebé que nazca con algún problema que requiera tratamiento o que tenga alguna emergencia debe ser derivado y trasladado.  “El principal cambio fue que el trabajo de traslado bajó un 30%. Trabajamos con derivaciones coordinadas con el sistema de emergencia, y también con mamás que se movilizaban desde la provincia de Buenos Aires a la ciudad por motus propio. Este segundo grupo dejó de venir en pandemia, aunque en CABA hay un 50% de usuarias del sistema público que tienen domicilio en provincia”.

“Una ley pensada para y por las trans”

“Una ley pensada para y por las trans”

Hoy, en una sesión especial y antes de lo previsto, el Senado puede convertir en ley el texto que garantiza la «Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero”. Lleva el nombres de las recordadas activistas Diana Sacayán y Lohana Berkins. Paula Arraigada es heredera de esa militancia, asesora en la redacción del texto final y militante política. En medio del debate, explica los aspectos centrales de la norma pensada “por las que están vivas y luchan todos los días”.

¿Qué se siente haber logrado la sanción del proyecto en la Cámara de Diputados?

La media sanción es un primer paso para la sanción definitiva y son un montón de emociones. Quizás es la alegría, la felicidad, pero también el orgullo de todo el camino que se trazó a lo largo de este tiempo, la militancia y también el acompañamiento de muchos sectores y también de muchas diputadas que hicieron que esto llegara a este fin. Es cierto que hay que valorar el esfuerzo de las organizaciones y de los espacios, sobre todo porque es una ley que se trazó desde el seno del movimiento travesti/trans. 

¿Qué implica que el proyecto haya sido elaborado por el propio colectivo?

Como cualquier proyecto de ley que va direccionado hacia cierto colectivo, hacia cierto grupo de personas, creo que lo más importante es que ese grupo haya participado. Lo más importante es que sea consensuado, sea pensado o elaborado por las propias personas, porque sino a veces las cosas se pueden hacer con buena voluntad, pero  termina faltando algo. Con esto se manifiesta que las actoras sean las protagonistas, y me parece que abre esto nuevo de generar espacios de representatividad. Es una ley que fue militada y también confeccionada por el colectivo, con lo cual tiene esa representatividad. Hay muchas diferencias en los posicionamientos sobre algunos temas dentro del colectivo trans, pero acá hubo un acuerdo en el que éste era un tema principal para militar. Por suerte, en el último año, hubo consenso en apostar a un proyecto unificado. Aunque no hayamos saldado ese pacto con nuestra sangre, lo saldamos con nuestra historia, y con lo que nosotras debíamos como lealtad, que es justamente hacer que esas compañeras que hoy necesitan un trabajo formal para mejorar su calidad de vida lo pudieran tener. Por eso, es una ley pensada para y por las trans.  

El proyecto engloba a otros doce previos, ¿cuáles son los aspectos más importantes de este texto unificado? 

El proyecto toma lo mejor de cada presentación. Las virtudes en la esencia de cada uno fueron sostenidas para elaborar este proyecto único. Pero lo más importante, creo que es lo que nosotras queríamos, es que el proyecto intenta, y digo «intenta» porque la letra escrita a veces no se cumple, es priorizar la generación de empleo para quienes no han tenido la posibilidad. O sea, a un sector minoritario que no tuvo la posibilidad de conseguir trabajo y que por su identidad autopercibida luego fue privada de eso. Yo te puedo decir veinte veces «generar oportunidades» pero ¿qué es lo que se lee con «generar oportunidades»? Hay muchas compañeras, sobre todo, las de determinada edad, que por la decisión que tomó indirectamente el Estado, quedaron excluidas del sistema laboral porque no tuvieron acceso al sistema educativo, porque no tuvieron la complementación de la familia, o por otras razones resulta que esas compañeras quedaron fuera de ese enmarcado. Entonces el Estado hoy, nuestro gobierno que es el que rige el Estado, tiene que tratar de subsanar eso que el mismo Estado provocó.

Un Estado que profundiza la ampliación de derechos.

Esta ley viene a ser una forma de reparación, una de las formas posibles de reparación. Por eso, necesitamos que cuando se reglamente y cuando se empiece a cumplimentar, realmente entren las compañeras que necesitan el trabajo. El cupo tiene que ir a rescatar, a salvar, a esa compañera que no tuvo oportunidades. No está pensando para romper el techo de cristal, está pensado para poder despegar ese piso de brea, porque sino entramos en una disyuntiva donde pareciera que solamente es una adquisición para que todas las personas trans tengan trabajo. Es verdad que es para que tengan trabajo, pero empezando siempre por las que más lo necesitan, que son las que deben tener una solución urgente.

¿Qué promueve esta ley?

El trabajo en relación de dependencia genera otras cosas, y a veces lo que genera es esta potestad de poder decidir, por ejemplo, si me voy de vacaciones, que eso en la economía informal siempre tenés que estar pendiente de si juntaste plata o no. Acá ya sabes que tenes quince días para vacacionar, ya sabes que no tenes que ir a trabajar si vos te enfermás, que además si vos te enfermás podes tener una obra social que te cobije. Alguna vez las personas «cis» tuvieron la posibilidad de tener un trabajo registrado, aunque sea dos meses en su vida, por lo menos lo hicieron. Nosotras no tuvimos la oportunidad nunca. Entonces vamos a apelar a esas oportunidades para que esas compañeras empiecen a tener una mejor calidad de vida, porque todas las que hemos pasado por esa experiencia sabemos que nos cambia la vida, sabemos que poder tener la heladera llena nos posibilita, nos da la libertad de soñarnos, de pensarnos, de pensar no solamente en las vacaciones, sino de pensarnos también como presidentas, como diputadas, como formadoras, como maestras, y también nos da en la cabeza los sueños de llegar a viejas y poder estar sentadas como lo hacen algunas señoras y algunos señores mirando televisión aunque más o menos con una jubilación que mínimamente nos pueda acompañar. Lo que aspiramos siempre es a ser igual que el resto de las personas. 

Si bien el proyecto prevé incentivos para las empresas privadas, ¿por qué no está explícitamente el cupo para el ámbito privado?

Se pueden generar incentivos para que el sector privado pueda seguir el espíritu de la norma, pero desde el Estado, no se puede obligar a los ámbitos privados. Si el Estado toma la decisión política de incorporar a las personas trans directamente en los ejecutivos, provinciales, nacionales, municipales, no hace falta. No hace falta porque van a sobrar personas trans. ¿Y sabés qué pasa con eso? Eso también genera el incentivo en los privados, porque de hecho, hay empresas privadas que empiezan a contratar, porque primero la empresa privada se maneja por el marketing, se maneja por el «quedar bien», y nosotras hoy somos parte de esto: de  «quedar bien», porque contratar una trava es ser progresista, es ser inclusivo, es ser bandera de orgullo. Muchas empresas están contratando a compañeras, y la verdad es que contratan a las personas que tienen determinadas características. Por eso, tiene que estar el cupo, porque viene a saldar las que no entran en ninguna de esas características. Y, por eso, tiene que estar contenida dentro del Estado para que el Estado cuide y la acompañe en eso que el Estado no acompañó. Porque nosotras no venimos a pedir algo que no nos corresponde, nos corresponde porque nos lo quitaron de forma prepotente solamente por tener una definición de género diferente a la que esperaban. Entonces es hora de curar esas heridas, devolverle a las compañeras lo que les quitaron, y las compañeras responden con mucho orgullo haciendo su trabajo, haciéndolo con alegría, y demostrando que la capacidad no está puesta en la decisión identitaria que tenga cada uno, sino en las ganas, en los deseos, y también en el mismo porte que generan los espacios, este caso el Estado, para que esas personas se vayan formando.   

¿Qué expectativas hay para la discusión del proyecto en el Senado?

La mejor. Porque estamos nosotras discutiendo una ley, fuimos partícipes del proyecto, somos partícipes en los espacios de decisión, estamos peleando por ocupar las bancas. Más allá del éxito o el fracaso, está esa disputa que antes no estaba, entonces hay toda una eclosión que se debe también a que hay una sociedad que participa, una sociedad que acompaña, una sociedad que avala, y una sociedad que sabe que este país es un país que incluye a todo, no solo a nosotras sino a otros colectivos y a otras diversidades, a la diversidad cultural, a las compañeras afro, a las migrantes, todas que están buscando su lugar. Este país que es tan fuerte, es tan orgulloso, es tan buena cepa que seguramente todas van a estar contenidas, y nosotras más que nada tenemos que estar orgullosas del lugar, del tiempo que nos corresponde, de poder estar haciéndolo en un gobierno que tiene una base fuerte dentro del peronismo, y nosotras como peronistas también (…) Hay muchísimas compañeras que soñaban con tener un trabajo en relación de dependencia, que soñaban con tener una vida como tiene el resto y no lo pudieron vivir. 

Paula Arraigada trabaja como asesora parlamentaria, cuenta también con un largo recorrido político que casi la sienta en una banca como representante de la agrupación La Nelly Omar, un espacio dentro del peronismo con perspectiva de género y que presta especial atención a las identidades travesti trans, entre otros colectivos. 

Paula recupera del pasado la presencia de no pocas luchadoras, pero se preocupa por el presente,  “Esto -afierma- es un logro para las que no están, es una recompensa, es un homenaje que les debíamos a ellas”, pero subraya: “Hay que empezar a hablar de las que están vivas, porque se habla mucho de las que están muertas y de las que son famosas, pero no se habla de las que están vivas y luchan todos los días”.

Discriminación y silencio de radio

Discriminación y silencio de radio

«Tenemos una doble desigualdad por nuestra condición de género”, señaló la operadora de radio Natalia Bravo. Esta frase se enmarca en los resultados obtenidos de la encuesta anual de la organizaciónOperadorxs autoconvocados, en donde se demuestra la disparidad de género en los cargos de operación y coordinación de aire en las radios de Argentina. El censo tuvo como objetivo visibilizar esa falta de paridad en ese sector de medios, la aplicación de la Ley 27.499 o más conocida como Ley Micaela y la (falta de) inclusión del cupo trans y no binarie.

El relevamiento realizado a 783 operadores que se desempeñan en 83 radios del país mostró que el 79% de quienes ejecutaban esa función eran hombres. “Creo que las mujeres, trans, travestis y no binaries no están siendo invitades a tomar el control en las radios. No están siendo estimuladas ni incentivadas”, consideró Bravo.

En el informe, también se observó una gran desigualdad ante las operadoras que tienen hijas e hijos, algo que funciona como un condicionante para el acceso a los puestos de trabajo. En muchos casos han señalado que deben omitir su maternidad para poder ser tenidas en cuenta en la selección de personal. “Existen jefes de operadores que aclaran que no toman mujeres para hacer suplencias, que es la manera de entrar a una emisora. La disponibilidad horaria para cubrir la oferta de suplencias está marcada por la condición de no ser madre”, señaló Alejandra Nieto, delegada sindical de la Asociación Argentina de Trabajadores de la Comunicación (ATRACC). “No existen contemplaciones para las madres que amamantamos o tenemos niñes pequeñes –agregó-. A la hora de aceptar una suplencia hemos llegado a llevar a nuestros hijes a pasar la trasnoche con nosotrws en los controles de transmisión”

En el marco de la pandemia, desde esta organización señalan que se profundizó aún más el destrato en los medios para las operadoras y los operadores y de radio, quienes en muchos casos eran obligados a asistir a esos espacios mientras los conductores trabajan desde sus casas, sino que también, en muchos casos, debían asistir a lugares que carecían de protocolos para evitar los contagios.

Desde la organización, enfatizan las cuestiones de los maltratos y la vulnerabilidad en los derechos laborales de los y las encargadas de la operación, quienes por un sueldo que no llega a cubrir la canasta básica, deben realizar otras labores como productores, técnicos o inclusive personal de limpieza. «Los operadores estamos ganando muy poco, pero no tener matrícula para operar puede llevarte a radios que se manejan arbitrariamente por la cantidad como por la calidad de trabajo. En algunos lugares, te pagan cuando y como quieren y ni hablemos de los montos irrisorios., que en gran parte se cobra en negro”, declaró Bravo. “Los operadores con carnet –añadió- pueden pasearse por un montón de radios, en donde no solo no se le respeta el título, sino tampoco la experiencia y sus derechos”.

En un ámbito laboral que mayoritariamente es realizado por hombres, consideran desde la organización que en la actualidad las personas siguen siendo juzgadas y maltratadas por su género. “El maltrato tiene sus técnicas: el ninguneo, el descrédito, el mansplaining, el ‘yo sé más que vos, vos no sabés nada’», consideró Bravo. A lo que siguió: “La mujer que opera es doblemente evaluada. Tenés que saber un montón de cosas, que no importa que los hombres no sepan: vos lo tenés que saber». A pesar de los cambios sociales que han suscitado en las últimas décadas, desde la organización, poco ha cambiado en las condiciones de acceso a los puestos jerárquicos de los controles. “En más de 20 años de trabajo en el sector he conocido una sola mujer jefa de Operadores y no he conocido compañeras que hayan ido a hacer la técnica de transmisiones de fútbol a las canchas en radios de las que llamamos grandes”, manifestó Nieto.

            Durante los últimos años, producto del cierre y del cambio de dueños de muchas radios, muchas y muchos operadores quedaron sin trabajo y han tenido dificultades para poder reinsertarse laboralmente en un medio. En paralelo, el crecimiento de las radios por internet, lejos de mejorar las condiciones laborales, profundizó aún más la precariedad laboral. “Las radios online quieren a los operadores de radio pero pagándoles miserias y ante tanta necesidad y precariedad, tomamos esos puestos completamente vulnerables, desprotegidos, entregados y hasta regalados”, enfatizó Bravo. En tanto, Nieto, en la misma sintonía, señaló que en los lugares donde más se profundizó la precariedad laboral, mayoritariamente se encuentran las operadoras y trabajadores sin licencia.

            El énfasis sobre la cuestión de género, también es considerado un límite para poder desarrollar su actividad con normalidad. “Siempre está la discriminación por nuestro género, por encima de nuestra capacidad, individualidad, subjetividad”, afirmó Bravo. Siguiendo este planteo agregó: «Cuando dicen: ‘Que bueno, una operador mujer o trans’, están enfatizando nuestro género, celebrando nuestro  género y a los hombres no se les dice nada. Nosotres estamos haciendo nuestra labor, nada más.”

            En Operadorxs autoconvocadxs, personas de distintas partes del país, comparten e intercambian sus experiencias y oportunidades laborales a través de las redes sociales. “Hay que visibilizar este tipo de cosas, nos dimos cuenta de que hay violencia que no se pueden dar y si se dan, no podemos ser cómplices», cerró Bravo.