Crónica de unos vetos anunciados

Crónica de unos vetos anunciados

El presidente Javier Milei vetó la Ley de Aumento a los Jubilados, la que restituía la moratoria y también la Ley de Emerencia a la Discapacidad. Ahora, el Congreso tiene la posibilidad de rechazarlos, pero el gobierno trabajaba para evitarlo. Días clave mientras los actores sociales se movilizan para exigir sus derechos.

 

El presidente Javier Milei, tal cual había anunciado entre risas, firmó el fin de semana los vetos a las leyes 27791, 27792 y 27793 sancionadas por el Congreso Nacional, que significaban el aumento a jubilaciones y pensiones, restablecían la moratoria previsional y dictaban la emergencia en discapacidad. El freno del Ejecutivo, a través del Decreto 534/2025, fue publicado este lunes en el Boletín Oficial y es acompañado por las firmas de Guillermo Francos, Federico Sturzenegger, Sandra Pettovello, Patricia Bullrich, Mariano Cúneo Libarona, Luis Caputo y Luis Petri entre otros.

Para el gobierno, las normas sancionadas por ambas cámaras del palacio Legislativo son un atentado contra el equilibrio fiscal. Según el documento, las leyes mencionadas “no cuentan con previsión presupuestaria suficiente, han sido sancionadas de forma ilegítima y afectan de manera tangible los objetivos de política económica”. Ahora, las leyes vuelven al Congreso para ratificar o no la pluma del presidente. Mientras tanto todo vuelve a cero.

Según comentó a ANCCOM la diputada nacional de Unión por la Patria Lorena Pokoik, el veto presidencial “no es un hecho aislado ni un gesto administrativo, es parte de una política de poder que combina ajuste brutal, represión interna y sometimiento externo” y destacó que el modelo del gobierno avanza en dos carriles, “la demolición de derechos” y “la construcción de un aparato represivo para sostener ese ajuste a palos”.

Por otro lado, la legisladora dijo que “desde la oposición vamos a denunciar esta barbaridad que el gobierno con total impunidad viene llevando adelante, tanto en la utilización de decretos como de vetos, pasando por encima de la representación del Congreso Nacional”.

El aumento de los haberes jubilatorios era de 7,2 por ciento y el bono de hasta ciento diez mil pesos, lo que la diputada Pokoik consideró como “apenas un paliativo a la situación tremenda que están viviendo nuestros jubilados y jubiladas”. Y agregó que la imposibilidad de entrar en moratoria “teniendo en cuenta que hay muchísimas personas que han trabajado toda su vida pero con empleos no registrados y no han cumplido los años de aporte, deja a mucha gente fuera del sistema”. 

Con respecto a la discapacidad y la ley de emergencia, también vetada por el gobierno, la legisladora nacional afirmó que es “un sector que hoy está atravesando una situación muy complicada” y mientras tanto el gobierno argumenta que “para las iniciativas vetadas no teníamos financiamiento sólido y que comprometerían el equilibrio fiscal, lo cual es un disparate porque mientras veta estas leyes se reúne en la Rural a darle beneficios a los que más tienen” sentenció Pokoik. 

Por su parte Cristian Castillo, diputado nacional del FIT-U, consideró que se trata de “la continuidad de la política de este gobierno, que mientras le baja retenciones al capital agrario dice que no hay plata para los jubilados y para la discapacidad”. Además, el diputado afirmó que “hay que repudiar esos vetos y hacer todo lo posible para voltearlo”. 

“Tendría que haber paro y movilización convocados por la CGT y de esa manera hacerle sentir a todos los diputados y diputadas la fuerza de la movilización para poder revertir tanto el veto en las leyes jubilatorias como en la emergencia en discapacidad” afirmó Castillo.

 

Desde la Asamblea Discas en Lucha se emitió un comunicado en relación a las medidas llevadas a cabo por el actual gobierno, en el que afirman que cumplirán “con la promesa de hacerle frente a sus políticas de hambre y exterminio”. Además, confirmaron una movilización para este miércoles a las 15hs en la Plaza del Congreso, y en las plazas de todo el país, con el objetivo de defender la Ley de Emergencia en Discapacidad y en un claro apoyo a los jubilados que se concentran cada semana. En el documento, la asamblea afirma que “vetar estas leyes implica la intención de vetar nuestras vidas”. Laura Alcaide, militante disca e integrante de la Asamblea sostuvo que “la lucha conjunta va a resolver los problemas, hay que unificar las luchas porque todas las medidas nos atañan de conjunto”. Por otro lado, en referencia tanto a las personas con discapacidad como a los jubilados, consideró que “somos dos luchas de vanguardia no elitistas que nos oponemos fuertemente a este gobierno”. 

El movimiento de discapacidad esta semana va dividido. La Asamblea Disca se suma a los jubilados el miércoles, como lo hizo en su movilización anterior, mientras que El Foro Permanente para la Promoción y Defensa de los Derechos de las Personas con Discapacidad, que contempla a todos los sectores patronales, convocó a una movilización para este martes a la mañana pero sin garantizar el paro, como sí sucedió con la histórica paralización de servicios del sector durante 5 días.

A partir del veto, las leyes deberán volver a la Cámara de Diputados y para rechazarlo serán necesarios los dos tercios de los votos de ambos recintos. Entre tejes y manejes, se esperan movimientos en el gobierno con respecto a las cajas de los gobernadores para lograr que el veto sea ratificado.

Al ser consultada por el posible tratamiento de los vetos en el Congreso, Pokoik respondió que “una posibilidad es que se trate cerca del cierre de las listas para las elecciones de octubre, donde esperamos que el debate gane fuerza y que logremos reunir consensos para poder dar vuelta estos vetos y que estos derechos lleguen a las personas que más lo necesitan” enfatizó la diputada de UxP.

Lo que se viene

Sobre la próxima sesión de la cámara baja, el temario a tratarse fue impulsado por los bloques de oposición de Unión por la Patria, Democracia Para Siempre, la Coalición Cívica y Encuentro Federal. Entre los temas a tratar está el financiamiento universitario, el veto sobre la emergencia en Bahía Blanca. El diputado Castillo dijo que espera “que efectivamente haya quórum y que nadie se levante antes de poder tratarlos”.

A su vez, la diputada Pokoik declaró que desde su bloque van a “impulsar los proyectos de los gobernadores sobre la de las ATN (Aportes del Tesoro Nacional), de los impuesto a los a los combustibles líquidos y la reactivación de la comisión investigadora por el caso Libra que todavía sigue trabado en catorce integrantes de un lado y catorce integrantes del otro, lo que impide definir la presidencia de la comisión y el oficialismo se resiste a que el pleno de la cámara pueda destrabar esa situación votándolo directamente en la cámara y es importantísimo para que pueda comenzar a funcionar”.

Se estrenó la segunda parte de «La crisis causó dos nuevas muertes»

Se estrenó la segunda parte de «La crisis causó dos nuevas muertes»

El documental que aborda la construcción mediática de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán ahora tiene su continuidad con las voces de dirigentes políticos y de organizaciones sociales.

Compañeros, viejos amigos y familiares, se reúnen por la tarde del 31 de Julio en Santo Domingo al 2752, un espacio iluminado en el que se escuchan los saludos y hay alegría en el ambiente. Se huele un rico olor a empanadas y la gente se alista en sus asientos. En el salón principal de la Usina Mutual de Barracas se proyecta el estreno de la segunda parte del documental La Crisis Causó 2 Nuevas Muertes, dirigido por Patricio Escobar y Damián Finvarb. Luego de más de una década de estrenada la primera parte, donde mostraron cómo los medios hegemónicos encubrieron la masacre de Avellaneda, en la que fueron asesinados Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, decidieron darle un cierre a este relato con las voces de los exfuncionarios y del propio expresidente Eduardo Duhalde, para dar por comprobada la planificación de las acciones. También se pueden escuchar a los dirigentes piqueteros que evaluaron qué pasó en más de dos décadas con su movimiento. Comienza el documental y el  pasado se siente muy presente.

La cultura en peligro

La Usina Mutual de Barracas forma parte del Programa Cultural en Barrios de la Ciudad de Buenos Aires desde 1997. Es un espacio que ofrece talleres artísticos y de oficios, un lugar que preserva la cultura, entendida como un derecho para todos, en el que participan niños y adultos.

Pero este centro cultural atraviesa una situación crítica. El espacio se encuentra en lucha por la devolución de horas cátedra recortadas, la actualización salarial de sus trabajadores y trabajadoras, y la restitución de talleres eliminados por la nueva gestión del Ministerio de Cultura, encabezada por Gabriela Ricardes en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Referentes del centro cultural advierten: “Esto sigue en pie gracias a los trabajadores que luchamos por este programa. Somos los espacios que garantizamos el acceso igualitario a la cultura”. 

No fue una decisión al azar pactar el estreno de la segunda parte del documental en este Centro. Patricio Escobar, director de la película comentó: “Queríamos apoyar a los compañeros del espacio, ya que hay un recorte muy grande. Están vaciando el programa. Creíamos que era una forma de visibilizar el problema. Si vienen a ver el documental a su vez se enteran de esta problemática que no aparece en ningún medio” 

La Masacre de Avellaneda 

El 26 de junio de 2002 Maximiliano Kosteki, de 25 años, y Darío Santillán, de 21, estaban cortando el Puente Pueyrredón en una multitudinaria jornada de protesta en reclamo de planes sociales y fueron asesinados por el comisario Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta. Este hecho fue conocido como la Masacre de Avellaneda. El diario Clarín al día siguiente de los asesinatos tituló:  «La crisis causó dos nuevas muertes». Esa tapa, evitó hablar de la represión estatal y desviar la responsabilidad política de los representantes políticos, principalmente el presidente Eduardo Duhalde y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá. Desde ese día, los amigos y compañeros de Kosteki y Santillán buscan justicia. Por la persistente lucha de los familiares junto con los movimientos sociales, Fanchiotti y Acosta fueron condenados a prisión perpetua por doble homicidio y siete tentativas de homicidio.

Los hallazgos del film son los testimonios de Duhalde, Solá, Atanasof, Matzkin, Laborde y Juan José Álvarez, que en una edición impecable ponen en evidencia omisiones, contradicciones y la implicación de los servicios de inteligencia en las semanas previas al fusilamiento de Darío y Maxi.

El cuarto poder 

La primera parte del documental, estrenada en 2011, indaga en la responsabilidad de los medios de comunicación con todo lo relacionado a la Masacre de Avellaneda, cómo los programas de televisión venían preparando la atmósfera para que se de la represión y cómo encubrieron el suceso en favor de las fuerzas de seguridad del Estado. A partir de una secuencia fotográfica que mostraba con claridad cómo uno de los jóvenes era asesinado por la espalda, el film denuncia que esa información estuvo en manos de los grandes medios desde el primer momento, pero fue publicada recién 48 horas después. Durante ese lapso, se instaló una versión falsa: que las muertes se habían producido por enfrentamientos entre manifestantes. El documental se pregunta hasta dónde llega la responsabilidad de los periodistas en la construcción del encubrimiento.

Incluyó testimonios de editores, fotógrafos y periodistas que intentaron justificar la cobertura, como el fallecido Julio Blanck, editor en ese momento del diario Clarín (el diario más popular para los lectores argentinos) , quien calificó la tapa como “un error”. Ya desde la primera parte se intentó tener las declaraciones de los responsables políticos pero al final de la película una pantalla negra enumera los nombres de los funcionarios que rechazaron dar su testimonio.

La segunda parte, que se proyectó por primera vez en la Usina el 31 de julio, profundiza en la planificación de la represión del 26 de junio, a través de testimonios de los propios responsables políticos. A diferencia del primer film, enfocado en el rol de los medios, esta nueva entrega pone el foco en la responsabilidad del Estado y en lo que sucedió con los siguientes gobiernos en relación a los movimientos sociales hasta el día de hoy. Los hallazgos del film son los testimonios de los entonces presidente Edardo Duhalde, el gobernador Felipe Solá, el Jefe de Gabinete Alfredo Atanasof, el ministro de InteriorMatzkin, el intendente de Avellaneda Oscar Laborde y el secretario de Seguridad Juan José Álvarez, que en una edición impecable ponen en evidencia omisiones, contradicciones y la implicación de los servicios de inteligencia en las semanas previas al fusilamiento de Darío y Maxi.

2002 y 2025: contextos no tan alejados

La segunda parte del documental encuentra eco en el presente. A más de veinte años de la Masacre de Avellaneda, los paralelismos con la coyuntura actual son inevitables. Los movimientos sociales vuelven a ser estigmatizados, se endurecen las políticas represivas, y los recortes presupuestarios golpean de lleno a los sectores más vulnerables. Patricio Escobar, codirector del documental, sostiene: “Lamentablemente toda la primera parte del documental sigue vigente porque sigue habiendo periodistas que hablan de enfrentamiento en vez de hablar de represión, toman a los movimientos sociales como delincuentes o como planeros”.

En la marcha de los jubilados del 12 de marzo, Pablo Grillo fue alcanzado por un cartucho de gas lacrimógeno lanzado por la Gendarmería bajo las órdenes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Grillo se encontraba ejerciendo su labor como fotoperiodista. “Nosotros estábamos editando cuando pasó lo de Pablo, nos parece acertado agregarlo, creemos que es una película que se tiene que ver hoy”, relató Escobar 

El legado 

Alberto Santillán, padre de Darío, también estuvo presente en la proyección. A 23 años de la Masacre de Avellaneda, volvió a exigir justicia y a denunciar la impunidad política: “Seguimos peleando y los gobiernos se perfeccionan. Nadie ha tocado a los responsables políticos ni tampoco los va a tocar. Nosotros somos de la condena social, pero a veces es una contradicción. Más allá de que muchos de ellos terminaron siendo cadáveres políticos, siguen teniendo un gran poder en los demás gobiernos”. Con la voz quebrada, habló del dolor que le provoca ver las imágenes de su hijo asesinado, pero sostuvo que es necesario mostrarlas: “Así actuó el gobierno de Duhalde y de Felipe Solá. Todos los demás gobiernos siguieron mirando para otro lado”. 

Agradeció el acompañamiento colectivo que mantuvo viva la lucha durante más de dos décadas: “No camino solo, tengo grandes compañeros y amigos. Es difícil mantener esto hace 23 años, pero sigue presente. En casi todas las provincias se busca justicia por ellos”. Y cerró con una frase que conmovió a todos los presentes: “Amo a mi hijo, lo extraño. Tengo el orgullo de llamarlo hijo. No nos tenemos que quedar en cómo lo mataron, sino que tenemos que vivir y seguir pensando en cómo vivió Darío, él hablaba mucho del ‘hombre nuevo’, creo que él fue ese hombre nuevo ”.

La segunda parte del film no solo fue hecha para conmemorar a Kosteki y Santillán sino también para aprender del pasado. En tal sentido, muestra lo que quedó en pie de aquella militancia, por caso la bloquera que Anccom recorrió a finales de junio, y otras actividades culturales y territoriales que resisten en los barrios de la zona sur del conurbano, tal como pretendían los MTD que las iniciaron hace más de 20 años.

Las funciones son en La Usina Mutual Cultural de Barracas, Santo Domingo 2752, los días 1, 2, 3, 9, 15, 16, 17, 30 y 31 de agosto. (Entradas por Alternativa Teatral)

¿Se puede pensar en una producción alimenticia estatal?

¿Se puede pensar en una producción alimenticia estatal?

“Empresa Nacional de Alimentos, una respuesta soberana” el documental dirigido por Juan Pablo Lepore y protagonizado por Rafael Klejzer, invita a debatir la creación de una fábrica estatal para combatir el hambre.

Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en Argentina 11.337.979 personas se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Dentro de ese conjunto 2.451.657 personas se encuentran bajo la línea de indigencia “¿Saben cómo se mide la indigencia? Evaluando si tenés o no para comer”, explica Klejzer durante los primeros minutos de la película Empresa Nacional de Alimentos, una respuesta soberana, dirigida por Juan Pablo Lepore. Estos datos se vuelven más abrumadores cuando se tiene en cuenta que algo así ocurre en un país que se encuentra dentro de los principales productores de alimentos a nivel mundial. Por eso la propuesta del documental es la creación de una “Empresa Nacional de Alimentos” (ENA) que permita poner el foco en la producción, la distribución y la comercialización de la comida en Argentina.

Aunque suele repetirse que Argentina produce alimentos para 400 o incluso 650 millones de personas, existen controversias sobre esa afirmación. Según un informe del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA), esa cifra parte de una visión engañosa: las exportaciones están altamente concentradas en las cadenas de maíz y soja, que representan tres cuartas partes del total. El problema es que al menos dos tercios de esas exportaciones (especialmente en forma de harina de soja y maíz) no están destinadas al consumo humano directo, sino a alimentar animales en otros países: peces, pollos, cerdos o vacas. Desde esta perspectiva, lo que Argentina produce no son alimentos en sentido estricto, sino calorías que no se traducen en una dieta saludable ni accesible para la población local. El documental interpela directamente esta lógica y expone con claridad los intereses que sostienen estas proyecciones.

¿Cómo se construyó y quienes planifican el modelo agroalimentario argentino? ¿Quiénes toman las decisiones sobre el uso del suelo y definen los precios de los alimentos? Detrás de esas preguntas emergen nombres que, aunque silenciosos, inciden de forma decisiva en la vida de millones: las multinacionales Glencore, Viterra, Bunge, y grupos nacionales como Vicentin, Pérez Companc (Molinos Río de la Plata) y Luis Pagani (Arcor), entre otros.

 

Planificar la Argentina

¿Cómo se puede lograr que el Estado sea el actor que planifique, controle y asegure la alimentación de la población en cada rincón del país? ¿En qué país soberano las multinacionales saben qué entra y qué sale por los puertos, pero el Estado no?

A partir de la recuperación de experiencias locales como el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) creado en 1946, durante el primer gobierno de Juan Perón, conversaciones con diferentes trabajadores, académicos, empresarios, funcionarios y militantes, el documental aborda diferentes aristas de la problemática alimentaria y deja asomar los distintos matices entre las miradas de los entrevistados que comparten sus experiencias, siempre desde una mirada comprometida con la soberanía nacional.

El documental también presenta experiencias concretas de intervención estatal que lograron resultados positivos en la región. Uno de los casos destacados es el de la Compañía Nacional de Abastecimiento (CONAB) en Brasil y otro el de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA) en Bolivia, donde la participación directa del Estado en la producción y distribución de alimentos permitió reducir la inflación y garantizar el abastecimiento interno.

A nivel local, el film muestra el ejemplo de Agroandina, una empresa pública de la provincia de La Rioja que, pese a las dificultades del contexto, logra sostener precios accesibles en productos importantes y demostrar que otro modelo de comercialización es posible.

“La intención de esta película tiene una contracorriente pues muchos dicen: ‘Che, cuando volvamos o cuando haya un gobierno popular vamos a hacer las cosas’. Ya lo dijeron y no lo cumplieron. Entonces, por el contrario, para que llegue un gobierno popular tenemos que hablar de otras cosas. Hace mucho tiempo que venimos hablando de soberanía alimentaria y hay experiencias concretas en ese sentido, pero también llegamos a la conclusión de que si el Estado no trabaja en materia de soberanía alimentaria, a baja escala (los productores locales) no podemos hablar de soberanía alimentaria. Es imposible hablar de esto sin el poder político que te da el Estado”, sentencia Klejzer.

 

Cine militante

En un contexto en el cual el gobierno nacional abandona a las personas a través del desfinanciamiento de programas destinados a la seguridad alimentaria, al Cine Nacional y criminaliza a los movimientos sociales, como señala Laura Bitto, productora de la película, este film se esgrime desde la fusión de diversos sectores que piensan en una Argentina próspera para la mayoría de su población e invita a discutir, a partir de la tradición del cine documental, una propuesta concreta: la creación de una Empresa Nacional de Alimentos.

El documental es la séptima película de Juan Pablo Lepore y se realizó de manera conjunta con el Movimiento Popular La Dignidad y el Centro de Estudios para la Soberanía Popular Mariano Moreno. Sin dudas se trata de una herramienta potente para fomentar el debate acerca de la creación de la ENA, en un país que es productor de alimentos y donde gran parte de su población sufre hambre. Para eso la intención es que se genere una distribución más amplia en ferias, escuelas, sindicatos, organizaciones políticas y sociales.

El preestreno de Empresa Nacional de Alimentos, una respuesta soberanatendrá lugar el 1º de agosto a las 19 en el Multiespacio Palacio El Victorial (Piedras 722, CABA). Su estreno oficial será un mes después, el 1º de septiembre a las 18 en la Sala Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543). Para coordinar la proyección del documental se puede contactar a su director Juan Pablo Lepore via Instagram (@Juanpablolepore)

La noche en que los caballos entraron a la universidad

La noche en que los caballos entraron a la universidad

Este martes que se cumplen 59 años de La Noche de los Bastones Largos, cuando la policía de la dictadura de Onganía intervino las facultades de la UBA y expulsó a palazos a docentes, autoridades y estudiantes. Así lo recuerdan los protagonistas.

Un mes después del derrocamiento al presidente Arturo Illia, la dictadura militar del teniente general Juan Carlos Onganía, intervino violentamente las universidades nacionales la noche del 29 de julio de 1966. La madrugada terminó a palazos y detenciones de alumnos, profesores y decanos de la Universidad de Buenos Aires. Hoy, a casi 60 años después, exalumnos y docentes reflexionan sobre el pasado dictatorial, y el presente democrático de la vida política universitaria.

En su momento, la violencia fue justificada por el gobierno de facto como respuesta a la toma de las instituciones por parte de los estudiantes, en acción de repudio al Decreto-Ley Nº 16.912. La medida disolvía el gobierno tripartito de estudiantes, profesores y graduados en las casas de estudio, al mismo tiempo que sometía a rectores y decanos al Ministerio de Educación. Esto pretendía desarticular la autonomía aprobada por el Estatuto Universitario en 1958, bajo la premisa de que las facultades eran el centro de la rebelión y la cooptación ideológica comunista. Junto con el decreto, Onganía determinó un plazo de 48 horas para que las autoridades educativas aceptaran el nombramiento de los interventores. Pero las fuerzas represivas del nuevo gobierno dictatorial irrumpieron mucho antes de que pudieran cumplirse las primeras 24 horas.

“Me acuerdo de haber entrado al aula gritando: “¡La cana, la cana!”, dice Ricardo Chorny mientras su café se enfría. Con 86 años recuerda ese instante y vuelve a ser un joven que nunca dejó de militar. “Esa noche había una asamblea en Arquitectura, que funcionaba en uno de los galpones al lado de la Facultad de Derecho”. “Yo salí del aula para ir al baño, y en ese momento vi que entraba la policía. Nos corrieron, alguno ligó un palazo, pero no fue tan violento como en Exactas”, cuenta. “Nos escapamos. Al día siguiente, intentamos hacer otra asamblea, pero vino la policía montada. Se agachaban para pasar por la puerta y nos corrieron por la Facultad a caballo”.

Según Chorny, este tipo de enfrentamientos, aunque riesgosos, eran habituales para los estudiantes “en el corazón de la resistencia”, como él lo llama: “Estábamos continuamente en la calle”. Chorny, militaba y estudiaba arquitectura, con apenas 20 años, integraba la Federación Universitaria Argentina, y participaba de numerosos “gestos” de rebeldía contra el régimen militar. Marchas relámpago, panfletos y “monedazos” eran algunas de tantas formas de mostrar el descontento: “Aprovechábamos cualquier situación que podíamos. Dejar la mano del decano colgada al momento de la entrega de diplomas, o decir unas palabras por los compañeros que estaban presos”.

“Cuando uno es joven es más inconsciente, y nosotros hacíamos cosas muy osadas”, reflexiona el arquitecto Carlos Vales en el estudio de su casa. Las paredes están cubiertas de libros, e incluso un par de bibliotecas, se elevan hasta el segundo nivel de la propiedad. En 1966, Vales tenía veinte años, no militaba en ningún partido, pero participaba de las asambleas y de las acciones de protesta: “Íbamos a la estación retiro y nos sentábamos en los andenes a tener clase. Cuando la gente bajaba del tren no podía salir porque estábamos tapando la salida. ¡Podrían habernos agarrado a palazos ahí mismo! Era una época de muchos enfrentamientos. Había facciones universitarias contrarias, y a veces se agarraban a tiros. Tuve amigos a los que les quedó en la pierna la cicatriz de una bala”, cuenta Vales, y continúa: “Ir a la facultad era peor que ir a la conscripción; yo no vi volar un tiro cuando fui a la colimba”.

En 1970, Marta Slemenson, integrante del Instituto Torcuato Di Tella, realizó una investigación recuperada por el periodista Sergio Moreno que dio nombre a los hechos de La noche de los bastones largos. Según Slemenson, en la Universidad de Buenos Aires renunciaron 1.378 docentes, es decir el 22,4% del total. En Exactas, las dimisiones llegaron al 77,4 % del plantel docente y al 51,3 % de los profesores titulares; en Filosofía y Letras al 68,7 % de sus docentes; y en Arquitectura al 47,7 %.

“Ese día tenía entrega, dejé mis trabajos y salí de la facultad. Unos minutos después llegó la policía y me enteré cuando llegué a casa”, comenta Vales. “Habían echado a los profesores y nosotros esperábamos las notas. No teníamos quién nos corrigiese. Nos encontrábamos como delincuentes con los ayudantes de cátedra en un bar o una casa para corregir los trabajos”, asevera. Vales aún conserva la libreta universitaria que le fue entregada ese fin de cuatrimestre. Un comité con el que los alumnos nunca tuvieron contacto resolvió sellar las planillas vacías, sin calificación, en las que solo se lee “Promovido”.

Para Norberto Fernández Lamarra, licenciado en Ciencias de la Educación, que ya se desempeñaba como docente a fines de 1960, la violencia repartida por la policía dejó marcas, no solo en la vida de los alumnos y docentes golpeados, sino que dejó heridas mucho más severas: “Estas medidas sobre la educación tuvieron un efecto no solo inmediato, sino también a largo plazo. Se trataba de un nivel de investigación y desarrollo que aún no hemos recuperado. El vaciamiento se siente en el país, no solo en la universidad”, afirma.  

Oscar Alpa, actual rector de la Universidad de La Pampa, y presidente del Consejo Interuniversitario reflexiona: “Lo que estamos recordando en esta fecha no se refiere solo a lo ocurrido en un momento no democrático y violento de nuestra historia, sino que nos muestra que la discusión de fondo es otra: ¿cuál es el modelo de país que queremos?, ¿Estamos logrando la formación que queremos?”.

En comparación con la actualidad, Fernández Lamarra reconoce: “Estamos atravesando un período muy duro que está afectando fuertemente el funcionamiento actual y futuro de las finanzas nacionales. Es posible que en no mucho tiempo veamos jóvenes que sean afectados por estas políticas, dejando la universidad, imposibilitados de recibir una buena formación, o que no puedan hacer investigación”, advierte. Si bien siempre hubo disputas por el presupuesto universitario, la actualidad tiene características especiales. “Se trata del congelamiento de los salarios frente a una inflación, que existe, pero se niega”. Y agrega: “Lo más contradictorio, es que se trata de un gobierno elegido democráticamente”. Pese a que la represión en las universidades no es física, seis décadas más tarde, los mecanismos de control, desprestigio y desfinanciamiento se convierten en las nuevas armas.  

En La Rural, Milei anunció menos retenciones al campo y confirmó el veto al aumento a los jubilados

En La Rural, Milei anunció menos retenciones al campo y confirmó el veto al aumento a los jubilados

Inauguró la exposición en un acto marcado por las ovaciones del público, las críticas a la oposición y la ausencia de la vicepresidenta Victoria Villarruel. «¿Pensaron que la motosierra era un chiste?», lanzó.

“Desde hoy, las retenciones a la carne aviaria y vacuna se reducirán del 6,75% a 5%. Las retenciones al maíz, de 12% a 9,5%. Las retenciones al sorgo, de 12% a 9,5%. Las retenciones de girasol, de 7,5% al 5,5%. Y también las retenciones a la soja, del 33% al 26%”. Además, los subproductos de la soja pasarán de tributar 31% a 24,5%. La reducción de las alícuotas para la cadena de granos es del 20% y la baja para la cadena de ganado y carnes alcanza el 26%”.  El anuncio del presidente Milei en la 136° Exposición Rural despertó aplausos, aunque no tantos como cuando afirmó: “Estas reducciones son permanentes y no tendrán vuelta atrás mientras que yo esté en el gobierno”.

El acto de inauguración de la tradicional feria del campo en Palermo estuvo rodeado por la incertidumbre sobre quiénes asistirían. Alrededor de las 10 fueron llegando distintos funcionarios del gabinete. Guillermo Francos, Sandra Pettovello y Patricia Bullrich acapararon las miradas. Esta última fue la única que despertó ovaciones, tanto en su arribo como en el momento en el que fue nombrada en el discurso. La ausente de la jornada fue Victoria Villarruel, quien había anunciado su presencia. Sin embargo, la expectativa de periodistas y curiosos se fue diluyendo, y lo que parecía un episodio de reconciliación terminó con las ya características incertezas que rodean el vínculo entre el mandatario y su vice.

A diferencia del resto, Milei llegó por la avenida Sarmiento, subido a la parte trasera de una camioneta, junto a la secretaria general de la presidencia Karina Milei y el ministro de Economía Luis Caputo. Su llamativa entrada culminó dando una vuelta a la pista central y saludando al público en la tribuna. El acto se desarrolló bajo fuertes restricciones para los asistentes a la Exposición y algunos periodistas. Toda la pista estaba rodeada por vallas y un gran operativo se desplegaba en la zona. Una gran parte de los visitantes, mucha gente ligada al campo, se agrupó en los alrededores para poder al menos escuchar al jefe de Estado y reaccionar a los discursos.

Primero fue el turno de Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA). “Cuando elaboramos este discurso, debatimos si teníamos que hablar en tono pesimista u optimista. Terminamos decidiendo que debíamos ser realistas”, dijo. Luego citó la encíclica “Hermanos Todos”, del Papa Francisco, e hizo hincapié en la frase “Nadie se salva solo”, lo que generó algunas miradas entre los espectadores a los que la frase les remitía a otro espectro político. “Recordamos su palabra con emoción y con el compromiso colectivo de preservar el trabajo responsable del campo”, señaló. La SRA, añadió, quiere “seguir manteniendo un diálogo productivo con el gobierno”, aunque aclaró que “el campo no es un aliado partidario, sino un aliado argentino”.

Después expuso las condiciones bajo las que, según él, podrían producir “el doble de lo que producimos”. Pidió la eliminación total de las retenciones y continuar reduciendo la carga impositiva, algo que suscitó una fuerte ovación y comentarios como “exactamente, es así” y “es un robo a mano armada” entre el público. También apoyó la reforma laboral para eliminar “la industria del juicio”, pidió créditos a largo plazo para productores y exigió un marco legal que facilite la inversión de capitales extranjeros en el campo. También se enfocó en la crecida de delitos rurales y solicitó la creación de fiscalías especializadas en estos ilícitos.

En una confrontación un poco más directa, pidió que no se cierre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). “Debe seguir existiendo y dedicarse a la investigación, al desarrollo al servicio de los productores, seguir trabajando en el campo de la biotecnología y continuar desarrollando nuestras herramientas”, expresó. También recalcó la necesidad de mejorar al SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria): “Hay que reorganizarlo, eliminar la ineptitud, la burocracia obstructiva y la influencia clientelista de origen político y gremial, y dotarlo de un nivel técnico de excelencia. En un país exportador no podemos no tener un SENASA del mejor nivel internacional”.

El momento más álgido del discurso, sin embargo, no tuvo que ver estrictamente con el campo. “Apoyamos la independencia de cada uno de los tres poderes del Estado en el marco de la Constitución”, remarcó Pino y para rematar dio como ejemplo “la actuación independiente de la justicia manifestada recientemente en el cumplimiento efectivo de la condena de una expresidente de la Nación”. La mención sin nombre a Cristina Fernández de Kirchner desató los aplausos del público casi inmediatamente.

También hubo espacio para un pequeño furcio del dirigente rural, cuando dijo: “No queremos dudar de que el gobierno cumplirá con las retenciones cero más tarde que temprano… no al revés, más temprano que tarde”. Mientras en el público soltaban un filoso “se le escapó”, Pino sonrió y estrechó su mano con Milei, al que minutos más tarde le cedió la palabra. Antes de que arranque a hablar, se oyó un “¡Gracias por bajar la inflación, Presidente!”. Este le devolvió el agradecimiento, pero también aclaró: “Todavía falta, vas a ver cuando a mitad del año que viene la llevemos a cero».

“Las nefastas y siniestras retenciones fueron el resultado de un plan deliberado de la política para exprimir al sector más pujante del país y terminar de faenar la vaca lechera”, soltó Milei. Una vez explicitadas todas las bajas porcentuales, destacó que todo esto es posible “únicamente gracias al superávit fiscal, al cual cuidamos como agua en el desierto ante los embates sistemáticos de la casta política”. Y embistió contra la oposición, a la que calificó en múltiples ocasiones como “parásitos sociales”: “¿Acaso creían que la motosierra era un chiste? Sin ir muy lejos, recientemente ‘el partido del Estado’ propuso en el Congreso de la Nación un conjunto de leyes que intentan llevar a nuestro país a la bancarrota. Hacer efectivas todas estas medidas representa un aumento de 80% de toda nuestra deuda actual. ¡Miren qué gracioso cuando se hacen los generosos con el bolsillo ajeno!”.

Este tono más burlesco continuó por los siguientes minutos, con constantes pausas repentinas para ganarse el aplauso general. “Semejantes burradas económicas sólo pueden explicarse cuando notamos que Argentina performa (sic) mal constantemente en exámenes de matemática y aparentemente la casta y sus amigos no son ajenos a este fenómeno”, resaltó y, para la risa del entusiasta público presente, remató: “En criollo, no saben ni sumar con un ábaco”. “Los liberales tenemos claro el rol del campo –agregó–, el resto, no. Hoy, más que nunca, sigue vigente el adagio de Sarmiento, civilización o barbarie”.

Al igual que Pino, también se refirió a Cristina sin nombrarla: “Recordemos la fijación que tenía la doblemente condenada y ahora presidiaria con llamarle ‘yuyo’ al producto que había financiado toda su aventura colectivista”. También aseguró que él sabe que el campo “es el sector que más invierte y más innova en todo el país”, y para finalizar, remitiéndose a Juan Bautista Alberdi, manifestó: “La patria es la libertad, el orden, la riqueza y la civilización organizados en suelo nativo. De esta manera estamos convencidos de que bajar la inflación, la pobreza los impuestos y la inseguridad es hacer patria, comerciar es hacer patria, revalorizar nuestros medios es hacer patria”, y, refiriéndose a la frase escrita en la tribuna donde estaba dando el discurso, “cultivar el suelo es hacer patria”.

Después de su discurso, con ovación final, el presidente se quedó hasta la finalización del acto, incluso subiendo a algunos tractores que se encontraban en la pista para el desfile. Se fue con una gran complicidad con el sector agropecuario y los visitantes de la exposición, aunque profundizando su enfrentamiento con la oposición tanto fuera como dentro de su gobierno.