La persecución avanza

La persecución avanza

FOPEA ya registró en 2024 por lo menos 70 ataques a la labor periodística. El mayor instigador es el gobierno nacional. La criminalización del trabajador de prensa como estrategia disciplinadora y la matriculación profesional como herramienta de exclusión.

“El efecto es disciplinador para el resto del periodismo” sentenció Miriam Lewin, periodista y escritora, especialista en periodismo de investigación y actualmente defensora del público. Lewin analiza que, ante una seguidilla de ataques perpetrados contra comunicadores con gran reputación, lo que están buscando es lograr el amedrentamiento y aleccionamiento para la profesión periodística en su conjunto: “En general cuando desde el poder -de boca de algún funcionario o incluso del presidente- se genera algún ataque, el ejercicio de la libertad estará destinado solamente para quienes aprueban las medidas del gobierno o bien utilizada para lograr el lucro indefinido en el área de la actividad económica, sin ningún tipo de limitación o de restricción”, agregó la periodista.  

El Foro de Periodismo Argentino FOPEA, encargado de registrar los ataques contra el periodismo, denuncia un total de 70 casos de ataques contra la prensa en lo que va de 2024. Entre ellos, priman los agravios en la Ciudad de Buenos Aires donde se listan 38 casos. Le siguen en la lista las provincias de Buenos Aires y Corrientes. El foro viene llamando la atención acerca de varios aspectos que resultan alarmantes en torno a la agresión desplegada en los discursos del presidente de la nación Javier Milei y de todo su aparato gubernamental que estigmatiza y descalifica a los periodistas cada vez que pueden, con insultos degradantes tales como “mercenarios”, “corruptos”, “ensobrados” o directamente los acusan de ser cómplices del socialismo en su diatriba contra el comunismo. En cuanto a la clasificación de las denuncias registradas por FOPEA, en su mayoría son por ataques hacia la integridad y por discursos estigmatizantes hacia la profesión. Sin embargo, también hay casos por censura, por intimidación y por restricciones en el acceso a la información pública.

Lewin analiza con detenimiento cuáles fueron los ataques que más hicieron eco en el último tiempo: la reapertura de la causa judicial a Norberto Navarro por incitación a la violencia, la verbalización por el deseo de que se produzca la quiebra del Grupo Perfil ante el retiro de la pauta oficial, los insultos estigmatizantes hacia la profesión tildándola de “mercenaria” y la denuncia de parte del Ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, contra los periodistas Darío Villarruel y Nancy Pazos por instigación al delito. Lewin considera que esta escalada de violencia contra la prensa, legitimada y accionada por el Gobierno, quiere provocar un efecto aleccionador sobre quienes recién se inician dentro del periodismo y no tienen la “espalda” para superarlo: “¿Qué pasa con un chico o una chica que recién ingresa en una redacción y que descubre una información que podría no ser del agrado del poder? Lo que se consigue es un efecto de autocensura -dijo la periodista  y agregó- cuando se los ataca a ellos, se está generando un efecto de autocensura en quienes recién empiezan o que no tienen capacidad de resistencia”.

En el mismo sentido, Darío Villarruel, periodista de Radio 10 y C5N, en diálogo con ANCCOM, declaró en torno a esta problemática y a su agravio particular: “Me imagino los pibes jóvenes, los productores, ante cualquier cosa que quieran decir estarán pensando: ‘Uy, ¿si digo esto y me hacen una denuncia?’”. El periodista enfatizó en la motivación que hay detrás de este ensañamiento contra la prensa: “El único fin es amedrentar, disciplinar, hacer que no hablen los que tenemos que hablar, con un gobierno que toma medidas, lamentablemente en su totalidad, siempre en contra de la gente”. En referencia a su caso, reflexionó que no le ha tocado vivir una situación semejante en sus 40 años de profesión: “La verdad que en ningún gobierno tuve ni una carta documento, ni una demanda por calumnias e injurias”, destacó.

Villarruel analizó la particularidad de este gobierno desde varias aristas: “Es un Poder Ejecutivo muy particular, con un presidente que dijo que es el topo del Estado, que viene a destruirlo; que es una organización criminal cuando él es el jefe del Estado”. A su vez, sostuvo que “todo lo que pasa con la persecución y lo que pasó en la marcha, de salir a detener personas que no habían hecho nada, tiene que ver con una forma de concebir la ‘no política’, porque la política en serio es deliberación, acuerdos y debates”.

En sintonía a lo anterior, Lewin puntualizó acerca de la intención que tiene este gobierno por silenciar a quien represente una voz por fuera del discurso que intentan instalar y señala la relación que hay entre el hostigamiento a periodistas y la represión a manifestantes: “Es grave que el amedrentamiento sea contra periodistas, hay quienes cubrían manifestaciones, protestas sociales, que fueron detenidos y heridos. Y esto tiene, además, un efecto disciplinador para el resto de los manifestantes, porque si se la agarran contra un periodista ‘¿qué no me harán a mí?’”. Y destacó especialmente la labor de los reporteros gráficos, constantemente expuestos en las coberturas de las manifestaciones y fuertemente agredidos en las últimas marchas.

“Lo que hay que tener en cuenta es que la intimidación y el amedrentamiento no son solamente hacia los periodistas sino hacia la movilización popular”, coincidió Fabián Waldman, periodista de FM La Patriada y columnista de Diputados TV. Consideró que esta serie de medidas ligadas al acallamiento son propias de un gobierno de corte antipopular que no tiene resultados económicos favorables que publicitar:  “Lo que están haciendo contra la prensa es tratar de silenciar a aquellos que ofrecen una alternativa a la visión que ellos muestran. Lo que tratan de hacer, a todas luces, es opacarla y oscurecerla”, expresó el periodista acreditado en Casa Rosada y víctima de un hostigamiento verbal permanente del vocero presidencial Manuel Adorni al que resiste con mucha entereza y altura profesional.

Al cierre de esta edición se conocía la publicación en el Boletín Oficial una nueva disposición que obliga a los periodistas a matricularse en el Ministerio de Trabajo. Los requisitos busca restringir la libertad de expresión a todo tipo de periodista que ejerza su tarea en un medio comunitario y social, entre otros peligrosos derivados.

 

Usinas del trolls furiosos

Lewin introdujo otro elemento en este análisis. Encuentra una ruptura, un antes y un después, a partir del intento de magnicidio a Cristina Kirchner. Ve en ese acontecimiento un quiebre para la naturalización y la perpetuación de la violencia: “Fue la comprobación absolutamente indiscutible de que la violencia que circula por las redes sociales y por las plataformas puede trasladarse al mundo real”. Para la periodista, el entramado que posibilita este escenario de violencia semántica, verbal e institucional se originó de dos maneras: de forma vertical, por parte del presidente de la nación que deliberadamente la incentiva y llama a los periodistas “mentirosos y calumniadores seriales”, y por otra parte, con la aparición de una gesta de usinas de “trolls” que tienen como central las redes sociales y que constituyen una arista fundamental en la construcción del poder de La Libertad Avanza. “El presidente no se restringe: se sigue comportando como un twittero furioso”, analizó Lewin acerca del manejo de las redes sociales por parte de Javier Milei y agregó: “Es un usuario de los medios que puede decir cualquier cosa, sin tomar consciencia de que ahora tiene otra investidura y que es el presidente de todas y todos los argentinos”.

Por su parte, Waldman destacó que el despliegue de esta ofensiva vía redes sociales está articulado por parte del gobierno nacional como política comunicacional: “El gobierno tiene su propio equipo de trolls constituido en su equipo de comunicación digital”. El periodista subrayó el hecho de que quien ose decir algo que atente contra el discurso libertario recibe su dosis de odio y crueldad: “A través de estos nuevos medios de comunicación, generan las corrientes de ideas y las ‘verdades’ que después se comunican y se traslucen en lo que a diario dicen muchos de aquellos que le hacen el aguante al gobierno”. Graficó metafóricamente la forma particular en la que operan: “Trabajan en forma de cardumen; alguno de los referentes más importantes se dirige hacia algún posteo de alguien a quien quiere ‘aniquilar’ y detrás de él corren el resto de las pirañas para seguirlo”.

El silenciamiento de los medios públicos

En torno al intento de obstaculización del derecho a la información y a la libertad de prensa, Lewin se refirió a la de intervención de los medios públicos, como la TV Pública y Radio Nacional y, especialmente, a la Agencia Nacional de Noticias Télam, de la que con una justificación fuertemente ideologizada han dispensado a sus trabajadores. Para la periodista: “El cierre de Télam es absolutamente inaceptable y realmente genera un enorme perjuicio. Además, el cierre de las corresponsalías implica una mirada porteñocéntrica. Y decir ‘¡para qué queremos una agencia de noticias si está twitter!’ es directamente una burrada con perdón de los burros”, agregó la periodista haciendo referencia a los dichos de Ramiro Marra, legislador de la Ciudad de Buenos Aires por La Libertad Avanza.                            

En el mismo sentido, Waldman dijo:“El discurso de Milei es que las redes sociales están para reemplazar a las agencias de comunicación y a los medios, dejando de lado todo lo que significa la investigación y el análisis”. Waldman analiza que de esta manera se afianza una noción de la información y de la comunicación un tanto ridiculizada: “La imposibilidad de recorrer un camino para llegar a una conclusión que no esté afectada por una fake news, es efectivamente sobre lo que cabalgan”, agregó. Para el periodista, esta estructura de los medios de comunicación solo potencia el monopolio y la concentración en detrimento del verdadero acceso a la información plural y federal y además “produce la orfandad de muchísimos comunicadores y la imposibilidad de acceder a noticias e información de cada uno de los puntos del territorio, cosa que vimos con la nevada al sur del país en los últimos días”, puntualizó en torno al vaciamiento y eliminación de fuentes de información de vital importancia.

“Puede existir un negocio, el de privatizar o venderlos”, dijo Darío Villarruel, quien no ve solo un intento de silenciamiento en el accionar del gobierno sino la posibilidad de promover un negocio similar al construido en otros momentos de la reciente historia argentina: “Me hace acordar mucho a la época de los noventa cuando el presidente Carlos Menem les dio los medios públicos a algunos privados, que siguieron en manos privadas, que a veces juegan a favor de determinados gobiernos, los sostienen o los voltean”, sostuvo.

Lewin también enfatizó sobre el silenciamiento que significa la ”mentirosa” suspensión de pauta oficial: “Es una enorme restricción a la capacidad de supervivencia de los medios más pequeños. Hay empresas que siguen pautando, pero no en los medios pequeños que necesitan como el agua para sobrevivir de estos aportes públicos. Porque no existe la posibilidad de que las pymes barriales, los almacenes, las tiendas, pongan publicidad en esas emisoras, porque están pensando si pagan la boleta de la luz o cierran directamente por la retracción brutal que surge a partir del ajuste. Entonces es condenar a muerte a estos medios”.

“Somos personas, no somos un gasto”

“Somos personas, no somos un gasto”

El reclamo universitario contra el ajuste continúa después de la gran marcha. Esta vez, una concentración frente al exministerio de Educación rebajado a Secretaría exteriorizó el reclamo por la actualización de los salarios de docentes y no docentes, que representan el 90 por ciento del presupuesto universitario.

La marcha federal universitaria del 23 de abril expresó de forma masiva el apoyo a la universidad pública. 

El edificio del exministerio de Educación, ahora rebajado a Secretaría, está en reforma. En la plaza de enfrente, este martes al mediodía, docentes y no docentes universitarios repiqueteaban los bombos. Algunos comenzaban a cantar “Pettovello, Pettovello/ no te lo decimos más/ queremos salario digno/ ¡Paritaria libre ya!”.

A dos meses de la multitudinaria marcha en defensa de la universidad pública, las casas de estudios superiores siguen en alerta. “Estamos pidiendo un aumento de un 40 por ciento: no se abre la mesa de diálogo, nos convocan y no se presentan, y nos imponen una paritaria que no es libre. Este último mes nos impusieron un 4 por ciento. Entonces no nos dejan otra que empezar a tomar medidas. Parece que somos un número: ‘lo importante es reducir el gasto’. Somos personas, no somos un gasto”, afirmó Cinthia del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires. Girando para mirar a sus compañeros, denunciaba el miedo de muchos de no llegar a sostener el alquiler. “Nos sobra mes al final del sueldo”, satirizaba un cartel.

El ajuste llega al hospital: endeudado por los tarifazos, sin insumos para tratamientos y diagnóstico. En las universidades, el presupuesto para gastos de funcionamiento, que representa menos del 10% de la universidad, “ lo prometieron pero no está llegando. Se corre riesgo presupuestario todavía. Tenés el otro 90 por ciento del problema universitario que son los sueldos de trabajadores no docentes y docentes de todo el país. Si vos precarizás eso, no dignificás el trabajo en las universidades nacionales que es tan central”, explicó José Gabriel de la Asociación gremial de Docentes de la Universidad Técnica Nacional (FAGDUT).

“Ellos tienen que pagar el costo. No nosotros, ¿entendés?”, apuraba un señor canoso señalándole la Secretaría de Educación a otro. Ambos llevaban una pechera de los docentes tecnológicos. Al lado de ellos, los referentes de los diferentes gremios formaban una fila. Uno de ellos agarró un micrófono. Antes de empezar la lectura de la carta que iban a presentar desde el Frente Sindical de Universidades Nacionales al secretario de Educación Carlos Torrendell, rugió: “No hay universidad de calidad si no hay salarios dignos para los trabajadores. Por eso, aunque no le guste, se van a joder”.

La nota llamaba a la convocatoria de paritarias, pero antes detallaba la situación actual: “Los derechos fundamentales de los trabajadores y las trabajadoras docentes y no docentes se ven gravemente vulnerados. Además, se obstruye toda posibilidad de diálogo respecto de la crisis salarial. Esta situación lleva a que un porcentaje importantísimo de docentes y no docentes no alcancen la canasta de la pobreza -a su alrededor, la plazoleta se alzó en silbidos-, hecho que nos preocupa y que debe resolverse a la brevedad”.

Cuando terminó la lectura, desde el escenario improvisado, los dirigentes levantaron una copia al aire y cruzaron la calle, dirigiéndose decididos a la puerta. En las ventanas de la Secretaría se reflejaban las banderas blancas y celestes. Dos agentes protocolares les cortaron el paso y les indicaron con una timidez acartonada que fueran a otra puerta. Con las espaldas erguidas, los delegados gremiales cruzaron en comitiva la Plazoleta Jardín de los Maestros.

Uno de ellos le pasaba el brazo por el hombro a un compañero mientras decía “la semana pasada estaba hablando con los gremios de ese sector y se sorprendían porque nosotros estamos unidos… Y sí, imaginate. No somos ingratos”. La universidad de los trabajadores es, por definición, solidaria. Los representantes de los siete gremios del Frente Sindical entraron a firmar, sosteniéndose la puerta.

En otro sentido van las políticas del gobierno nacional. Leandro Espósito, secretario general de la Asociación del Personal de la Universidad de Lomas de Zamora (APULZ) advertía: “Se han cerrado cátedras porque a los alumnos les cuesta llegar a la universidad por el aumento del boleto, cuesta llegar y no se llega al mínimo de alumnos en las aulas. Se prevé que el próximo cuatrimestre se va a agudizar la crisis en las universidades”. Su cara se arrugaba con preocupación: a menos oferta, menos acceso y más exclusión. “Se está hipotecando el futuro de la Argentina, eso es lo que no se ve en la sociedad pero se está hipotecando el futuro de nuestros jóvenes”, sintetizó.

Los referentes volvían a la plazoleta hablando entre ellos. Un cálido aplauso un día de frío invernal los recibió. En las rejas del monumento, estaba colgada la bandera de los trabajadores de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo (UNMa). Fabián Marcaida, no docente de esta universidad, apuntó la particularidad de su lucha: “Aparte del ajuste salarial y la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, la Universidad de las Madres tiene un problema adicional: hace seis meses no se cobran los sueldos”.

La Secretaría de Educación y la Subsecretaría de Políticas Universitarias no autorizaron la transferencia de los fondos asignados por el presupuesto nacional para esta universidad recientemente creada. “Tenemos toda la planta docente y toda la planta no docente de la universidad sin cobrar sus sueldos desde diciembre del año pasado”, añadió Fabián.

A su lado, Ricardo Aguirre, un docente de la UNMa asiente. “Eso hace peligrar obviamente a las trayectorias educativas de más de dos mil estudiantes que están cursando y son regulares de esta casa de estudios. La falta de presupuesto hacia nuestra universidad que es una persecución ideológica profunda y es odio hacia la historia de las Madres y hacia la universidad”, recalcó.

Desde la Unión de Docentes Argentinos (UDA) encendieron un pote de humo celeste. Todas las banderas se hilaron en un clamor: “Universidad/ de los trabajadores/ y al que no le gusta/ se jode/ se jode”.

Las cooperativas gastronómicas resisten

Las cooperativas gastronómicas resisten

Nacieron en la crisis del 2001 ocupando y poniendo a producir sus restaurantes cuando sus empleadores los dejaron en la calle. Ahora, enfrentan la caída del consumo y los tarifazos con esa experiencia a cuestas.

«El trabajo está muy caído, después de la pandemia no se terminó de acomodar”, cuentan desde La Robla

Según el último registro nacional de empresas recuperadas por sus trabajadores realizado en 2021, en el país existen más de 400 organizaciones de este tipo, en una extensa gama de rubros, entre ellos el gastronómico. Los Cabritos, La Robla y Pizzería 1893, tres experiencias porteñas, cuentan cómo atraviesan la caída del consumo y el aumento de las tarifas.

Las empresas gastronómicas recuperadas tienen experiencia en sobreponerse y adaptarse, ya que la gran mayoría de ellas se formó en momentos de gran incertidumbre. Jorge Jaian, secretario de la cooperativa Los Cabritos, parrilla ubicada en el barrio de Mataderos, comenta: “Cuando se clausuró el local, el desánimo y la falta de perspectiva nos hacían sentir que íbamos navegando en un barco sin timón, no sabíamos qué iba a pasar. Al formar la cooperativa en 2015, ese cambio produjo una reacción positiva en nosotros. Nos costó mucho, pero pudimos sacar el negocio adelante”.

En la misma línea, Carlos Delucca, secretario de la cooperativa que lleva adelante de La Robla, restaurante ubicado en el microcentro porteño, remarca que muchos no entienden cómo funciona una cooperativa de trabajo, por eso muchas veces se genera desconfianza y se vuelve complicado alquilar un local. ”Cuando nos mudamos en 2015 tuvimos que plantar bandera. Nos costó mucho acceder al local porque al dueño no le cerraba demasiado que fuéramos una cooperativa, tenía cierta desconfianza, hay un preconcepto enorme respecto al trabajo cooperativo, no lo entienden bien”, señala.

Y el contexto económico actual no es la excepción. El aumento constante de precios y la caída del consumo las obliga, nuevamente, a ponerse al hombro la difícil tarea de sacar adelante el negocio en una realidad adversa.“Sentimos una disminución del trabajo y estamos tratando de adaptarnos, lo que implica una mayor atención, un mayor compromiso con el tema de la mercadería, que no se desperdicie, achicar los costos, todo lo hacemos en función de que la fuente de trabajo siga existiendo”, remarca Jaian.

Pese a la crisis,  la Pizzería 1893 se resiste bajar la calidad de sus proveedores para achicar costos.

En esta situación inflacionario, que ha obligado a recortar gastos porque que la plata no alcanza, las salidas a comer afuera se convierten en algo más que prescindible. Las cooperativas gastronómicas lo sienten más que nunca y, por ello, muchas de ellas se ven obligadas a no abrir ciertos días de la semana en los que no hay tanto trabajo. “Hay días que no se justifica abrir, por ejemplo el lunes o el martes a la noche, porque hay muy poca gente en la zona. El trabajo está muy caído, después de la pandemia nunca se terminó de acomodar”, enfatiza Delucca.

No es fácil trasladar los aumentos de la mercadería a la carta. Las cooperativas hacen un gran esfuerzo por mantener precios competitivos y razonables, y aplicar los aumentos indispensables, para no perder clientes. Esto se traduce muchas veces en una pérdida de rentabilidad, al tener que absorber los aumentos. Por este motivo, generalmente, se encuentran en un rango de precios mucho más bajo que otros negocios del mismo rubro. A la caída de la convocatoria de los comensales, la inflación y la poca venta, se suma el aumento de las facturas de luz y agua, que para los comercios de estas características alcanza los 800.000 pesos por mes.

Para las cooperativas, la calidad de sus productos es muy importante a la hora de diferenciarse y posicionarse dentro del mapa gastronómico de Buenos Aires, y por eso hay costos que no se pueden achicar. Ernesto De Arco, tesorero de la Pizzería 1893, situada en el barrio de Villa Crespo, explica: “No buscamos precios en algunos insumos porque no queremos que cambie nuestro producto, queremos que la pizza siga siendo igual. La mozzarella, que es lo principal y la clave de la pizza, la seguimos comprando al mismo proveedor”. De Arco señala que sí cambiaron proveedores de otros productos que hacen al trabajo cotidiano en la pizzería. “Somos clientes de muchas cooperativas a las que les compramos, desde la papelera Patria Grande, productos de limpieza a la cooperativa Burbuja Latina, y productos de almacén a la cooperativa RECOOP”.

“Sentimos una disminución del trabajo y estamos tratando de adaptarnos» afirman desde Los Cabritos.

A pesar de lo difícil de la situación, las cooperativas gastronómicas resisten. “Todos viajamos en el mismo barco, entonces tratamos de buscar precios, de conversar con los proveedores, de encontrarle la vuelta para que podamos seguir”, reflexiona Jaian. “Estamos tratando de llevarla de la mejor manera posible como cualquier otro restaurante, haciéndole frente a este mal momento que estamos atravesando no sólo nosotros como cooperativa sino cualquier persona del común”, comenta Delucca.

En este marco, el apoyo de los clientes no es una cuestión menor. Muchos de ellos eligen las cooperativas no sólo por la calidad de los productos, sino también por la buena atención.Tanto es así que, por ejemplo, Los Cabritos recibió el reconocimiento de ser una de las diez mejores parrillas de la ciudad, en una encuesta organizada por el gobierno porteño, en 2018. Por su parte, De Arco señala que la clientela de 1893 es muy fiel y al formar la cooperativa, sumaron aún más comensales ya que la pizza a la piedra y a la parrilla se volvió muy conocida en el barrio.

Es muy importantepara las empresas gastronómicas recuperadas el contacto entre sí, para poder apoyarse mutuamente. Jaian, Delucca y De Arco concuerdan en que en los primeros momentos de la formación de las cooperativas fue crucial el apoyo de AléAlé, una cooperativa gastronómica creada en 2013. Todas recibieron asesoramiento de parte de aquellay gracias a esta ayuda pudieron continuar.“El entonces presidente de la cooperativa vinoa charlar con mis compañeros y a convencerlos de que se podía. Fue súperimportante para que ellos tomen la confianza y crean que este proyecto podía darse”, recuerda De Arco. Tambiénles prestaron el espacio de cocina de su restaurante para que pudieran vender las pizzas por delivery.

Por su parte, Jaian señala que sin su ayuda hubiera sido más que difícil abrir el negocio, ya que tenían muchas urgencias y carecían de experiencia: “Nos pusimos en contacto con ellos y nos ayudaron mucho, nos contactaron con las personas que nos podían ayudar y así empezamos el proceso de convertirnos en una cooperativa”. Delucca rememora que en su momento también hablaron con los compañeros de AléAlé y tuvieron una reunión con una abogada del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), que les indicó cómo proceder.

Este acompañamiento y ayuda fue tan importante, que ahora ellos sienten la misma responsabilidad de ayudar a otro restaurante que esté pasando por la misma situación. “Seremos nosotros quienes vayamos, los apoyemos y les digamos: ‘No se dejen pisotear, no se vayan a casa sin nada, quédense acá dentro y peleen por lo que les corresponde’, concluye De Arco.

Un Día del Periodista con poco para celebrar

Un Día del Periodista con poco para celebrar

En la puerta de Télam, diversas organizaciones vinculadas al campo de la comunicación conmemoraron el Día del Periodista en un contexto adverso: el desguace de los medios públicos, las agresiones a los reporteros y la precarización laboral: el 76% de los trabajadores de prensa recibe un salario por debajo de la línea de pobreza.

Las puertas aún valladas de la agencia Télam fueron el escenario del acto en conmemoración por el Día del Periodista convocado por trabajadores y trabajadoras de la agencia de noticias pública, y también por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren), la Federación Internacional de Periodistas, Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra), Confederación de Medios Cooperativos y Comunitarios, Periodistas Argentinas, la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, la Red de Carreras de Comunicación Social y Periodismo, la Federación Argentina de Carreras de Comunicación Social (Fadeccos) y el Frente Cultural Federal. 

Cada 7 de junio se celebra el Día del Periodista en Argentina en conmemoración a la edición inaugural del primer diario patrio, La Gaceta, creado por Mariano Moreno ese día de 1810. Más de doscientos años después, la celebración parece haber quedado a un lado para dar paso a un grito de reclamos por la difícil situación en que se encuentra el oficio. “Es un momento de denuncia, más que de celebración, nos reunimos todos acá para denunciar que está en riesgo nuestra libertad de expresión y los medios públicos”, afirmó Jazmín Guzmán, delegada de Télam e integrante de SiPreBA.

Bajo la consigna “Día del Periodista sin libertad de expresión”, el acto fue conducido por los periodistas Ariel Zak y Gabriela Radice, quienes a lo largo de la hora y media que duró el encuentro, fueron cediendo la palabra a distintas personas que subieron al escenario y reafirmaron no solo la importancia del rol de los periodistas, sino también la necesidad de luchar en las calles contra las políticas llevadas a cabo por el presidente Javier Milei.

Acompañados por dirigentes de movimientos populares, gremiales, de la CTA, la UTEP y del Frente de Izquierda, tomaron la palabra, en primer lugar, trabajadores y trabajadoras de Télam, reclamando por su situación laboral, aún incierta. Luego subieron al escenario trabajadores de medios populares para visibilizar una parte del área que aún corre por detrás de muchos otros y representantes de la Universidad de Buenos Aires; el vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales, Diego de Charras, y la directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, Larisa Kejval, en representación de las carreras de Comunicación y Periodismo del país. Más tarde, se hicieron presentes Mario “Paco” Manrique, diputado nacional y secretario adjunto de SMATA, junto a Hugo Yasky, diputado nacional y líder de la CTA de los Trabajadores, quienes extendieron los saludos de Pablo Moyano, que no pudo llegar al acto. Ambos hicieron hincapié en la lucha en las calles y criticaron las medidas llevadas a cabo por Milei.

Luego se leyó una solicitada, firmada por más de 2000 periodistas, donde se afirmó asistir “a uno de los peores momentos para el ejercicio de la libertad de expresión de los últimos 40 años de democracia”. También se reclamó por la ausencia de trabajadores de prensa en eventos de interés público, tales como la asunción presidencial sin reporteros gráficos o la jura de ministros sin acreditados, la represión en coberturas de noticias, con varios fotógrafos y camarógrafos heridos, la eliminación de la pauta oficial y la parálisis del Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (Fomeca). 

Además, denunciaron una política declarada de destrucción de los medios públicos, materializada en el intento de cierre de Télam y la baja de los sitios web y de redes sociales de Radio Nacional, TV Pública y Contenidos Públicos S.E. 

Para finalizar, decenas de reporteros gráficos subieron al escenario y realizaron un “camarazo”, levantando sus cámaras de fotos como elemento simbólico de esta lucha. Todo fue acompañado por una batucada de músicos que lideraba los cánticos contra el gobierno de Javier Milei, en defensa de la soberanía y la patria. “En lo que va del año, tenemos varios fotógrafos heridos en manos de la policía solo por portar una cámara. No podemos permitir que eso suceda porque es prohibir el derecho a la libertad de prensa”, declaró Julio Mancini, reportero gráfico y parte de Argra.

Números

Como todos los años, SiPreBA realiza una encuesta y un relevamiento socioeconómico anual sobre el trabajo en prensa en el AMBA. Estos datos fueron anunciados en vísperas de un nuevo Día del Periodista y los números reflejan una situación alarmante, nunca antes vista en los últimos 41 años. El 76% de los trabajadores y trabajadoras cuentan actualmente con un sueldo por debajo de la canasta básica. El 52% necesita de dos trabajos para subsistir, mientras que el 21% necesita de tres o más. De todos ellos, el 61% aún con la suma de todos sus trabajos, percibe un sueldo por debajo de la línea de pobreza.

En cuanto al trabajo freelance, el 40% no tuvo recomposición salarial en los últimos seis meses, el 78% percibe sueldos por debajo de la canasta básica y el 74% cuenta con otros trabajos fuera de prensa. La situación de los medios comunitarios, alternativos y populares no dista mucho; la mitad de ellos necesita de otro empleo por fuera del gremio para poder vivir, mientras que el 31% afirma que sus ingresos han bajado en este último año. 

 Si desglosamos aún más la situación, solo el 38% de quienes trabajan en prensa en el AMBA son mujeres y disidencias, 51% de esas mujeres dedica más de 6 horas por día a cuidados, lo cual afecta su desempeño laboral. Por el contrario, sólo a un 25% de los varones les lleva ese tiempo.

En cuanto a los más jóvenes, 96% de los menores de 30 años asegura cobrar salarios por debajo de la línea de pobreza y el 38% debe trabajar bajo condiciones precarias.

Por último, de los más de 1000 trabajadores y trabajadoras de medios, privados, públicos y autogestivos, tanto de prensa escrita, como oral y televisada, que fueron entrevistados para este relevamiento, el 78% asegura que la libertad de expresión empeoró desde el gobierno de Javier Milei, 22,5% de ellos fue agredido por ser periodista, el 76% sufrió un ataque virtual y el 22% recibió agresiones o amenazas de parte de fuerzas de seguridad. A raíz de esto, Mancini indicó a ANCCOM: “En 30 años que soy reportero gráfico, nunca viví un momento donde se ataque tanto la libertad de expresión. Ni siquiera en el estallido del 2001. Ahora ven una cámara de fotos y te disparan”.

Télam resiste

El acampe de trabajadores y trabajadoras de Télam, en las puertas de la agencia, fue el lugar de encuentro para este acto. Claro que no fue elegido al azar, sino más bien como una muestra simbólica de esta lucha que llevan a cabo cientos de trabajadores de prensa que no solo ven en peligro su situación económica, sino también su derecho a ejercer la libertad de expresión y su rol como periodistas y comunicadores.

El 1 de marzo, durante la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, el presidente Javier Milei anunció el cierre de la agencia de noticias Télam. Tres días después el edificio amaneció vallado y sus trabajadores fueron notificados, a través de correos, que iban a ser dispensados por los próximos 7 días. A partir de ese momento, siguen a la espera de una respuesta concreta. Muchos de ellos decidieron organizarse y acampar allí hace más de 90 días. “Nosotros seguimos dispensados, sin poder ingresar a nuestros puestos de trabajo. Por eso seguimos acampando pacíficamente desde marzo. Ya cumplimos 90 días de estar resistiendo ante el atentado que sufrió la agencia, de la censura y el silenciamiento, esperando una respuesta del gobierno”, indicó Guzmán, periodista de la agencia de noticias Télam. Y continuó: “Yo creo que todo esto es parte de un atentado a los medios públicos. El Gobierno está atentando contra la información y con el hecho de que la gente esté informada. No podemos contar lo que están haciendo ellos. Con el portal de Télam caído hay muchas cosas que no se muestran. Por ejemplo, no se pudo cubrir normalmente la movilización de Ni Una Menos”. 

Luego de más de 90 días de acampe, periodistas de Télam prometen seguir resistiendo y hacerle frente a un gobierno que parece querer silenciarlos. Mientras tanto, acompañados y respaldados por diferentes gremios, sindicatos y organizaciones sociales, convocan a todos y cada uno de los colegas a luchar, más que nunca, en las calles, sin miedo y con convicción. En primer lugar frente al Congreso el próximo 12 de junio contra la Ley de Bases, que comenzará a debatirse en el Senado a partir de las 10 de la mañana, pero, en segundo lugar, antes todas y cada una de las medidas que atentan no solo contra los trabajadores de prensa, sino contra cualquier ciudadano de este país.

¿Feliz Día del Periodista?

¿Feliz Día del Periodista?

El periodismo quedó envuelto en una tormenta perfecta: salarios por debajo de la línea de pobreza, pluriempleo, multitasking, cansancio y una industria que llega tarde a los cambios en el consumo de noticias. Un nuevo modelo de negocios que no termina de nacer y las continuas transformaciones tecnológicas.

Redacciones repletas, cierres acalorados, discusiones interminables sobre el título de una nota, charlas de café con las fuentes, salarios por encima de la pobreza: detalles de una foto vieja para el periodismo escrito. Hoy la noticia es digital y su norte es el click, los puestos se reducen y las tareas se multiplican. Las empresas y grupos de medios socializan sus derrotas pero apartan de sus conquistas a los trabajadores que necesitan más de un empleo para sobrevivir. Parece un contexto de frustraciones e incertidumbre que algunos asumen como realidad inamovible y muchos otros confrontan desde la organización y la empatía. Mientras tanto, ¿qué motiva a los periodistas a seguir escribiendo? ¿Quedan espacios para producir textos e ideas de calidad? ¿Se puede vivir de informar?

 

Apretados

La Encuesta Integral SiPreBa 2024 publicada hoy expone que, en el AMBA, el 76% de los trabajadores de
prensa cobra sueldos por debajo de la línea de pobreza. En prensa escrita casi nadie escapa de esta
realidad: el 92% de los encuestados no alcanza la canasta básica con su principal empleo (en 2023 era
el 63%) e incluso el 85% tampoco lo consigue contando todos sus trabajos.

«Le está pasando a toda la clase trabajadora: seas médico, maestra o redactor, con un solo trabajo no te alcanza», resume Inés Hayes, periodista, docente y delegada en Página/12 por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa). Como la mayoría de sus colegas, escribe para más de un medio y su jornada laboral ronda las diez horas: «Antes, un redactor de un diario sí podía vivir de su salario sin necesidad de tener cinco trabajos extra. Hoy en día los que nos dedicamos a la redacción no tenemos un solo trabajo y eso va en contra de la calidad periodística».

En los últimos años y con la digitalización de los medios gráficos la tarea del redactor cruzó los límites del texto. Hoy, además de investigar el tema, conseguir las fuentes y escribir una nota, el manejo de redes sociales y la edición de audio y video se vuelven condiciones excluyentes. «Pero eso no implica que te paguen más -aclara Hayes-, es lo mismo por muchísimas más tareas, que además necesitan que te formes: yo colaboro en el suplemento feminista de Página/12 y para eso me formé, porque tengo que tener una mirada de género para poder escribir sobre temas de género. Todo eso implica un tiempo y también un dinero. No existe correlación entre todo lo que te formás y lo que después te pagan».

La Encuesta Integral SiPreBa 2024 señala que, en el AMBA, el 76% de los trabajadores de prensa cobra sueldos por debajo de la línea de pobreza.

 

El último informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz advierte que, en promedio, alquilar un monoambiente en Capital Federal cuesta 320 mil pesos. Actualmente, Página/12 paga a sus redactores 328 mil pesos por mes, descontando días si adhieren a paros y medidas de fuerza, según denuncia la Comisión Interna del diario. Los colaboradores, que no gozan de los derechos que tiene un trabajador en blanco, cobran cerca de siete mil pesos por nota.

Tras meses de parálisis salarial y movilización gremial, en abril se firmó el último tramo de la paritaria de prensa escrita 2023/24, que estableció un aumento del 30% sobre los sueldos de diciembre del año pasado. Todavía muy por detrás de la inflación. No obstante, la Asociación de Editores de Diarios y Revistas de Buenos Aires (AEDBA) -que integran Página/12, Clarín, La Nación, entre otras empresas- se demoró en firmar ese acuerdo. La mayoría de estas compañías otorgó aumentos por su cuenta y de manera arbitraria y discriminatoria: «Nos decían que no había plata para los aumentos salariales pero después al que no hacía paro le pagaban más: eso es totalmente antisindical», revela Hayes.

La periodista apuntó contra el desinterés del multimedio y su director, Víctor Santa María, en preservar la integridad y el prestigio del diario: «Paga sueldos de hambre y no porque no tenga la plata. Seguramente la plata está, pero la pone en otro lado, no la pone en el diario. Yo le tengo mucho amor a Página, por cómo nació, por los periodistas que lo escribieron, por cómo defendió los derechos humanos. Pero hoy es la peor época de Página/12 en relación a la calidad periodística y a los sueldos que paga la empresa».

Quemados

Nicolás Palermo estudia Ciencias de la Comunicación en la UBA y escribe para un medio informativo digital de redacción joven y fuerte presencia en redes sociales. Se ocupa de las breaking news, es decir, va detrás de la agenda cazando noticias de todo tipo: «No tenemos redactores suficientes para que haya alguien enfocado en cada área, entonces me toca seguir desde el ‘poroteo’ en el Senado por la Ley Bases hasta el nuevo tema de Bizarrap, pasando por el Boca-River del fin de semana».

El medio prioriza los contenidos breves y la constante actualización de su portal, por lo que en un «día caótico» Palermo puede redactar hasta 10 notas. Y si bien describe un agradable ambiente de trabajo es el propio ritmo productivo el que ejerce la presión: «Hay días que te quemás la cabeza, que no parás de escribir un segundo. Me ha pasado de incluso alguna noche irme a dormir y soñar con que me faltaba una nota, soñar que estaba escribiendo».

En noviembre del año pasado, el estudio Burnout 2023 reveló que Argentina es el país con más trabajadores «quemados« de la región: el 94% reconoció que padece agotamiento y estrés en su entorno laboral.

Aunque el medio donde Palermo trabaja pudo negociar un aumento por fuera de la paritaria de abril, la situación salarial no le permite buenas expectativas: «Yo estoy seguro de que si tuviera 35 años no me animaría a arrancar en un medio, porque sé que te van a pagar mal, que vas a necesitar muchos trabajos. Si yo tuviera que pagar un alquiler o mantener un pibe, no sé cómo haría. Y es una tragedia tener que elegir entre la profesión a la que te querés dedicar y la vida que querés llevar. No deberían ser excluyentes».

Entre notas cruzadas sobre política, cultura, deportes o lo primero que dicte la agenda, Palermo encuentra espacios para sus «notas de producción», que son más elaboradas y llevan su nombre, algo imprescindible para darse a conocer como periodista. «No sé si quiero hacer breaking news dentro de 10 años, pero sé que es una puerta de entrada a lo que de verdad me interesa: un periodismo que informe y que a la vez cuente una historia, que sea entretenido, interesante y que tenga recursos. Cuando tenés que hacer ocho notas en un día, cuesta darle esos matices». Mientras cumple con su trabajo y aprovecha cada firma, Palermo aspira a ejercer el periodismo de sus referentes, y entiende que «es una carrera de resistencia, no un pique corto».

¿Periodismo o clickbait?

Cuando Sebastián Díaz entró en Olé como pasante el diario todavía llevaba corresponsales a las canchas, de la primera nacional hasta el ascenso. Pero con la caída del papel y la inevitable digitalización del medio la presencia perdió por goleada: «Hay que hacer que el negocio funcione; ya no se puede ir a cubrir un partido de ascenso que ‘no vende’. Tenemos que hacer que el diario salga, que en la web haya notas, conseguir clicks y que la máquina siga girando», explica el periodista, que hoy escribe las páginas dos y tres del diario en papel y luego revisa todas las demás para el cierre: son dos tareas para un solo cargo. «Antes, con redacciones más pobladas, se trabajaba con mucha más rigurosidad, atención y gusto. Capaz estabas discutiendo una hora el foco y el título. Ahora un redactor tiene que llenar tres páginas y un editor tiene que leer 10, entonces no te podés frenar en cada nota. Tenés que sacar la página, después la otra y después la otra».

Pero el actual modelo de información que persigue clicks y degrada la calidad periodística tampoco es inagotable. Según Díaz, «hoy los medios gráficos se están dando cuenta de que tienen que fidelizar en vez generar un montón de clicks. El contenido del clickbait lo vas a encontrar en todos lados: TyC Sports publica notas sobre el precio del dólar, porque la gente googlea ‘dólar’ y entra a lo primero que le aparezca. De a poco entienden que lo importante es fidelizar al público, que quiera pagar por el contenido que le das, y no llenar la web de notas para que entren compulsivamente». Sin embargo, reconoce que este proceso es complejo, y que por lo general a los medios y sus empresas «les cuesta encontrarle el agujero al mate. Se entró en una industria de competencia con absolutamente cualquier persona con una cámara en su casa y los medios están llegando tarde a todos los recambios».

Si bien las crisis de los medios caen principalmente sobre los trabajadores, las empresas también tienen puntos de fuga. Y desde su posición como delegado en Clarín por el SiPreBa, Díaz lamenta que «los empresarios de medios sean demasiado antisindicales y no piensen en una relación virtuosa entre lo sindical y lo empresarial, que puede existir. Yo no creo que tenga que ser de conflicto y de estar a las piñas constantemente».

Otro ritmo

Natalia Sivina también estudia Comunicación en la UBA y este año decidió cursar menos materias, porque entró como redactora en Billiken, una revista infantil argentina con más de cien años de historia. Son ocho horas y cinco notas por día pero, a diferencia de Palermo, Sivina redacta contenidos evergreen, es decir, sin fecha de caducidad: «Escribo notas breves sobre ciencia, naturaleza e historia. Como no tenemos que correr detrás de la noticia, ni entrar todo el tiempo a redes sociales buscando accidentes o cambios en la economía, la redacción es mucho más tranquila en ese sentido».

La revista puede prescindir de muchas noticias, pero nunca de los clicks, así que Sivina tiene que adaptar sus palabras al Search Engine Optimization (SEO), una estrategia de marketing para mejorar el posicionamiento web: «Por ejemplo, si yo bautizo una nota con la palabra ‘subte’, posiblemente llegue a menos gente que si uso la palabra ‘metro’. No condiciona toda mi escritura, pero tengo que tenerlo muy en cuenta», detalla la periodista.

Fascinada por los clásicos del periodismo de investigación y atenta al trabajo de sus referentes, Sivina tiene mucho interés en especializarse, escribir crónicas largas y contar historias valiosas. Pero el vaivén de estudiar y trabajar en la comunicación le deja muchas preguntas: «¿Cuántas personas realmente leen un contenido larguísimo? ¿Existirán espacios que apuesten a producciones de largo plazo? Capaz tenga que hacerlo por mi cuenta, juntar mi equipo. Y capaz no pueda vivir de un solo proyecto, pero sí hacer lo que me gusta en todos mis proyectos o al menos intentarlo».

Un matecito en el Obelisco

Un matecito en el Obelisco

Agricultores yerbateros de Misiones convocaron a una mateada en el Obelisco, con el objetivo de visibilizar la situación crítica que está sufriendo el sector y hacer llegar sus reclamos al gobierno nacional. 

“Vamos a tomar un matecito” fue la invitación de los miembros del Movimiento Agrario de Misiones (MAM) a los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires para que se acercaran con su equipo de mate al epicentro porteño. Una delegación de productores agrarios misioneros se manifestó en la plazoleta de la 9 de Julio, entre banderas de Argentina y Misiones, estandartes con las siglas del Movimiento Agrario de Misiones, emblemas de pequeños productores y cánticos en contra del DNU y la Ley de Bases del gobierno de Javier Milei. 

Los trabajadores de la tierra habían lanzado la consigna «vos llevás el mate, nosotros ponemos la yerba». Entre los principales reclamos, piden al gobierno la restitución de la regulación de los precios de la yerba, la devolución de sus facultades al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) con la designación de su nuevo presidente, y el cierre de las importaciones de yerba provenientes de Brasil y Paraguay que compiten con la producción local. Además, los productores denuncian los bajos precios de la hoja de mate y su brecha, cada vez más grande, con el precio de la yerba en góndola, resultado de las medidas de libre comercio de la administración de Milei.

Precios Justos

“Hicimos una mateada porque, nos guste o no, a los que somos de la provincia o del interior nos es más difícil cruzar la 9 de Julio que el Aconcagua”, explica Facundo López Sartori, Ministro de Agro y Producción de Misiones, que por un rato dejó su convulsionada provincia en conflicto con los empleados estatales. “Venir al Obelisco tiene su impacto, gracias a que los medios hacen llegar más rápido las noticias. La mateada es nuestra forma de traer a los productores y que cuenten su realidad. Que los vecinos de Buenos Aires sepan que detrás de cada mate, hay gente que se levanta a las cuatro de la mañana y hoy recibe menos de trescientos pesos por un paquete que sale cinco mil en góndola”, agrega. El Ministro revela que los mismos agricultores de yerba mate que en diciembre del año 2023 cobraban 0.60 centavos de dólar por cada kilo de hoja verde, actualmente reciben 0.30 centavos de dólar. Es decir que, considerando la inflación, hoy en día los productores cobran menos de la mitad que el año pasado por el mismo trabajo. 

“Esto pasa hoy porque ya no está en funcionamiento el Instituto Nacional de la Yerba Mate, que se encargaba de regular un precio mínimo y de asegurar de algún modo cierta igualdad entre los agricultores y los molineros, que son industriales”, explica Sartori, y asegura que hoy el sector está sufriendo las inclemencias del libre mercado, controlado por los diez molinos de misiones que compran el 80% de la hoja verde, estableciendo los precios. El Ministro advierte que este mercado liberado los está afectando de manera profunda, obligando a muchos agricultores a dejar sus colonias y buscar trabajo en las grandes urbes. 

“No hay que caer en la falacia de creer que porque la yerba se comercializa bien, nuestros agricultores van a estar a bien”, asegura Sartori, “nuestros agricultores son quienes trabajan en la tierra y los que mejor tienen que estar”, y confía en que la mejor manera de que su reclamo sea escuchado por el gobierno nacional es compareciendo frente a las lentes y micrófonos de los medios porteños.  

Entre las bolsas de yerba de cooperativas y pequeños productores a los presentes, se encontraban trabajadores como Luis Alberto Andrusyszyn, productor de yerba mate de Apóstoles, Misiones, quien compartió en diálogo con ANCCOM: “Nos han bajado el precio de la materia prima entre un 40 y un 50%. En cambio, la yerba en góndola no bajó para el consumidor. Quizá se malentiende que nosotros los productores somos los caprichosos y estamos ganando fortuna. Esto no es así, lo que estamos ganando hoy no está cubriendo los costos de producción”. 

Competencia desleal

Respecto de la importación desmedida de yerba mate desde Brasil y Paraguay, Carlos Alberto Fernandez, diputado nacional en representación de la Provincia de Misiones, afirma que “esto genera una competencia que perjudica la economía, no solo de Corrientes y Misiones, sino a nivel nacional. Los precios bajos de estas yerbas importadas se deben a que no tienen los controles bromatológicos que se le da a la yerba nacional, y denuncia que “se venden productos con metales pesados, como por ejemplo el plomo, que es tóxico y altamente perjudicial para la salud de los argentinos. Gracias a los estrictos controles nacionales, estos tóxicos no se encuentran en las yerbas locales”. De esta forma, el diputado alude no solo a la problemática que implica la importación de este bien a nivel económico y político, sino que inclusive alcanza a amenazar la propia salud de los argentinos.

En consonancia con estas declaraciones, Yolanda, trabajadora de la Cooperativa Agrícola Río Paraná, agrega “reclamamos que frenen las importaciones de yerba desde Brasil y Paraguay, y pedimos que se escuchen las voces de los productores. Como dice nuestra marca de yerba Titrayjú, que significa “tierra, trabajo y justicia”, buscamos que haya un tratamiento justo desde el productor hasta el consumidor. La yerba es un producto que está en la canasta básica, y hay que defenderlo”.

La acefalía del INYM

Otro de los reclamos de los trabajadores se centra en la designación de un nuevo Presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Actualmente, este organismo no estatal que se encarga de fomentar y proteger la producción y comercialización de la yerba mate, se encuentra acéfalo, ya que la responsabilidad de nombrar a quien lo presida recae en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Respecto a esta situación, Nancy Karina Umfurer, productora agrícola, comenta: “El organismo se dejó sin efecto en la provincia. Como no hay un capitán a bordo del barco, la situación es pura incertidumbre”. Umfurer, además, comparte que uno de los objetivos del sector en su diálogo con el gobierno es asegurarle que la restitución del INYM no supone un gasto para nación, ya que esta institución creada en el 2001 “se maneja a través del estampillado. Es decir, que la plata proviene de la provincia de Misiones”.

La yerba y la canasta básica

Esta infusión tradicional que, bajo las duras condiciones económicas muchas veces sirve de alimento y ayuda a cubrir comidas, se encuentra bajo la Canasta Básica Alimentaria, junto a otros productos fundamentales para la dieta del argentino como la leche, el pan o el queso

Durante la jornada, hizo aparición la diputada de Unión Por La Patria, Victoria Tolosa Paz, para manifestarse en apoyo de los productores. “El mate ya es una marca de la Argentina en el mundo, y eso queremos protegerlo y cuidarlo”. Tolosa Paz recalcó la importancia de la yerba en la mesa de todos los argentinos: “Es la infusión por naturaleza más importante en las barriadas y todos los hogares del país. Es parte del ABC de los alimentos junto con la leche”. En defensa del INYM, la diputada agregó: “Sin este organismo, la brecha entre el precio de la góndola y la ganancia de los productores se va ir incentivando negativamente. Hay una desigualdad en la negociación de los pequeños productores de hoja frente a una industria monopólica. Debe existir un instituto que pueda garantizar una vida digna para esa cadena productiva, sin dejarlo al libre mercado”, y cerró con la promesa de “defender la industria nacional yerbatera con uñas y dientes”.

El encuentro finalizó con una foto grupal de los asistentes, ondeando las banderas de los productores que exhibían mensajes como “el sabor de la yerba mate nace del esfuerzo de sus productores. Precios justos YA”. Entre bolsas de yerba y la intimidad de compartir un mate en lo que fue una fría tarde de otoño, los productores misioneros esperan haber logrado dar a conocer su mensaje de manera pacífica y así evitar que esta tradicional infusión no se convierta en un producto de importación en detrimento de la economía local. Es a través de la difusión de los diversos medios porteños que se presentaron para captar el encuentro que los yerbateros exigen, al igual que en el 2001, medidas gubernamentales que logren sacar de la crisis este sector fundamental de la economía argentina.