«Seguimos creyendo que la educación es un derecho que el Estado debe garantizar»

«Seguimos creyendo que la educación es un derecho que el Estado debe garantizar»

Docentes de todo el país y de los cuatro niveles educativos pararon en reclamo de la restauración del FONID, exigieron aumento salarial y propusieron una nueva ley de financiamiento para el sector.

Docentes de los cuatro niveles educativos llevaron adelante este martes un paro nacional de 24 horas. La medida de fuerza, impulsada por la Central de Trabajadores de la Educación  (CTERA), fue acompañada por una marcha federal educativa que recorrió las calles desde el Congreso de la Nación hasta el Palacio Pizzurno, donde funciona la Secretaría de Educación de la Nación. Mejoras salariales, mayor inversión en tecnología e infraestructura, restitución del FONID y una nueva Ley de Financiamiento Educativo fueron partes de las consignas. 

Según los gremios, el paro tuvo un alto nivel de adhesión en las escuelas de todas las provincias. “Más que un reclamo, lo de hoy fue una rectificación -asegura María Laura Torre, secretaria general adjunta de SUTEBA-, seguimos creyendo que la educación es un derecho que el Estado debe garantizar desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego”. 

 

Panorama salarial

Bajo el lema “La escuela enseña y construye esperanza” los y las docentes exigieron una mejora de la situación salarial en conjunto con la restitución del Fondo de Incentivo Docente (FONID) que el presidente Javier Milei eliminó a través del DNU 280/24 a inicios del año pasado. El Fondo se creó en 1998 y consistía en una transferencia de recursos desde el Gobierno Nacional hacia las administraciones provinciales destinados al pago de los salarios docentes. Torres sostuvo que: “Un maestro de grado con doble cargo o un profesor con 20 horas, está cobrando alrededor de 300 mil pesos menos, pero si hacemos la cuenta desde que asumió Milei hasta el día de hoy, a cada docente le están debiendo cinco millones de pesos que le robaron del salario sistemáticamente”, expresó. 

El aumento de los salarios forma parte fundamental del reclamo llevado adelante por los trabajadores docentes. Javier Milei gobernó desde su asunción sin presupuesto, utilizando el del 2023.  Ese atraso en la actualización  de las partidas se agravó debido a la devaluación del 54% de diciembre de 2023, a días de asumir la Presidencia y a la negativa a abrir espacios de negociación salarial. Ileana Celotto, Secretaria Adjunta de AGD UBA en CONADU Histórica afirmó que desde la asunción de Javier Milei, los docentes universitarios perdieron un 48% de su poder adquisitivo: “Hay una franja importante de docentes y no docente por debajo de la línea de pobreza y eso genera un vaciamiento de las universidades”, aseguró. La dirigente explicó que a través de estudios y cálculos realizados por rectores de universidades nacionales en todo el país, puede constatarse un importante “éxodo” docente: “Han renunciado o bajado su dedicación alrededor de 10.000 docentes en todo el país. La baja de dedicación significa que los docentes que tienen comprometido su título con dedicaciones exclusivas y no pueden trabajar en otro cargo aparte del que ya tienen, solicitan dedicaciones simples porque necesitan tomar otro empleo”, explicó Celotto. 

Sobre el mismo fenómeno se expresó Federico Puy, docente de escuela primaria y Secretario de Prensa de Ademys: “En cualquier provincia, el salario docente obliga a trabajar dos o tres turnos o buscar otro trabajo para llegar a fin de mes”, afirmó. Actualmente, el salario de un maestro de grado con jornada simple y sin antigüedad ronda los 500. 000 pesos. 

Sonia Alesso, Secretaria General de CTERA expresó en AM 530: “El verdadero nombre del Ministerio de Educación hoy es Caputo, porque las decisiones vienen de Economía”. La dirigente también remarcó que mientras los docentes no llegan a fin de mes, cada vez más niños y niñas asisten con hambre a la escuela. 

Sin lugar al diálogo 

A mediados de año, el Gobierno eliminó las paritarias nacionales a través del Decreto 342/25. La disposición exime al Estado nacional de la obligación de participar en la negociación del salario mínimo docente. De esa manera, dejó de garantizar un mínimo común a todos los docentes del país, y delegó la negociación de forma exclusiva en los gobiernos provinciales.  “Exigimos que nos devuelvan la paritaria nacional”, reclamó Torre. “Porque ahí no sólo se discutía el piso salarial sino también la capacitación y formación docente, el ausentismo, las condiciones laborales y de infraestructura, la salud laboral y otra serie de puntos que no se tratan porque no tenemos paritaria”, enumeró la dirigente de SUTEBA. 

 Sobre el tema, Celotto aseguró: “En realidad nunca hubo paritarias, al principio simplemente había reuniones donde se nos comunicaban los “aumentos”, que en realidad eran rebajas si comparabas con la inflación. Pero últimamente ni siquiera está eso”, sostuvo. 

Desde su asunción en diciembre de 2023, el Gobierno de La Libertad Avanza se ha mostrado reticente a establecer diálogos o negociaciones con los distintos sectores de trabajadores. Torre confirmó que: “Rápidamente después de asumir Milei cualquier tipo de diálogo con los gremios quedó frustrado. Un diálogo implica dos que hablan y dos que escuchan, pero las convocatorias del gobierno fueron más bien monólogos. Y después directamente comenzaron a gobernar por decreto”. 

Puy, docente de una escuela de Barracas, también puso de manifiesto el accionar del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) , con Jorge Macri a la cabeza y Mercedes Miguel en el Ministerio de Educación: “La Escuela N°16 del barrio de La Paternal está ahora mismo en peligro de cierre porque el GCBA tiene claros intereses inmobiliarios en la zona”, ejemplificó. “Macri y Miguel tienen un interés inmobiliario y otro por recortar gastos. Hay muchas escuelas que funcionan en edificios que el Gobierno de la Ciudad alquila y quiere dejar de hacerlo. Buscan cerrar grados, bajar el presupuesto y  que las aulas estén abarrotadas. Claramente no hay ni una política para construir escuelas o mejorarlas, sino más bien para cerrarlas”, sostuvo Puy. El mes pasado, el docente fue sumariado por el Gobierno de la Ciudad y acusado de adoctrinamiento política, partidario y religioso por mostrar una bandera Palestina durante un acto por el Día del Maestro,  en honor a 700 maestras de escuela palestinas que fueron asesinadas por el ejército israelí. 

Las falacias del presupuesto 2026 

Otro de los reclamos de la jornada fue el rechazo al Prespuesto 2026, que elimina la disposición de destinar, como mínimo, un  6% del PBI al financiamiento educativo y científico. En su lugar, el presupuesto plantea montos fijos destinados al sistema educativo ($6.3 billones a la Secretaría de Educación, $4.8 a Universidades Nacionales) con una inflación anual estimada entre 7% y 12% y un supuesto crecimiento de 4.5% del PBI. 

“El presupuesto 2026 es una fantasía absoluta. Nadie puede pensar que vamos a tener el dólar a 1300 y pico el año que viene, o que la inflación va estar en esas cifras. Hoy el dato de inflación de septiembre  fue de 2.1%, lo que muestra un aumento respecto al mes pasado”, repasa Celotto. 

Por otro lado, el Presupuesto plantea la eliminación del Fondo Nacional para Escuelas Técnicas, del aumento progresivo de la inversión en Ciencia y Tecnología para alcanzar el 1% del PBI en 2032 y no contempla ninguna recomposición en gastos de funcionamiento, pérdida de poder adquisitivo, infraestructura ni mantenimiento. 

Por esas razones, desde las gremiales docentes se exige el impulso de una nueva Ley de Financiamiento Educativo: “Creemos que una nueva ley tiene que llegar el 8% del PBI a la educación, donde el Estado Nacional tenga mayor responsabilidad que las provincias y abarque con sentido federal no sólo la obligatoriedad desde el nivel inicial hasta el secundario, sino también la formación docente”, postula Torre. “Al imaginar una nueva Ley de Financiamiento nunca lo hacemos sólo desde el sector docente, sino que debe abarcar la palabra de toda la comunidad educativa”, sostiene la dirigente de SUTEBA. 

En la Provincia de Santa Fe, el Gobierno dispuso descontar el día de paro y mantuvo las escuelas abiertas pese a la medida de fuerza. En conferencia de prensa, el Secretario General de Amsafe declaró: «Ratificamos el paro. Amsafe es parte de Ctera, participamos del congreso y votamos la continuidad del plan de lucha para exigir que el gobierno nacional se haga cargo de la educación». El dirigente señaló que la baja del FONID significó una pérdida de entre 7% y 15% de los salarios docentes y sostuvo: “El gobierno de Santa Fe debería exigir que se envíen los fondos que corresponden. Para las rutas nacionales reclaman con firmeza, pero para la educación castigan a las trabajadoras y a los trabajadores”. 

Marcelo Guagliardo, secretario general de ATEN afirmó en LMN Neuquén que el sistema educativo atraviesa una situación crítica: “Las escuelas en todo el país están sin inversiones en equipamiento escolar, lo que genera una desarticulación de todos los programas que se llevaban adelante”,  también destacó que “la paralización de la obra pública dejó escuelas a medio hacer”. El dirigente destacó que la suspensión del FONID generó una pérdida salarial del 10%. El paro es para reclamar la paritaria nacional, la  defensa de la jubilación docente, y por una  nueva ley de financiamiento educativo”, sintetizó el neuquino. 

Una toma cinematográfica

Una toma cinematográfica

Los estudiantes de la ENERC tomaron la escuela de cine en reclamo por el cambio de regimen lagoral que el gobierno quiere aplicar a los docentes, poniendo en riesgo sus derechos laborales.

En rechazo a la nueva propuesta de asignación de carga horaria docente impulsada por el rector Gabriel Rojze, la comunidad estudiantil de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) decidió tomar la sede sin cese de actividades. 

En el hall principal de la ENERC, bajo un techo gastado por los años  y rodeada por decorados de rodajes, una docente pide a sus alumnos que piensen cómo se construye un personaje. “En los momentos de presión es donde se muestra su verdadero carácter”, remarca la profesora. Afuera, la ciudad sigue su ritmo; adentro, la toma transforma el aula en escenario de lucha. Los estudiantes escuchan atentos, algunos de pie, otros sentados o incluso desde el piso. Ahí, la consigna de la clase parece rozar algo más profundo: en tiempos de ajuste y desmantelamiento cultural, también ellos están poniendo a prueba su propio carácter.

Esa búsqueda por sostener el aprendizaje en medio de la incertidumbre, ocurre en una institución que hoy atraviesa uno de sus momentos más tensos en los últimos años. Gabriel Rojze, rector de la escuela, presentó un nuevo régimen para el cálculo de las horas cátedra, que modifica las condiciones laborales de los docentes y deja sin derechos básicos como el aguinaldo o las vacaciones. La medida, tomada sin ningún tipo de consideración con el cuerpo docente, encendió la alarma entre la comunidad educativa, que decidió ocupar la sede en señal de desaprobación.

Para buena parte del estudiantado, las tensiones actuales no pueden desvincularse del contexto más amplio de recorte y ajuste en el ámbito cultural. Desde la asunción de Carlos Pirovano al frente del INCAA, designado por el gobierno de Javier Milei, distintos sectores del cine vienen denunciando despidos y reducción de fondos. En ese escenario, la dirección de la ENERC y las autoridades del INCAA comparten un mismo desafío: intentar sostener una institución educativa pública en medio de decisiones que los estudiantes perciben cada vez más ajenas.

“Nuestro rector se comporta como un político” expresó un estudiante de la escuela quien, al igual que las demás compañeras y compañeros que contactó ANCCOM, pidieron no dar sus nombres por temor a represalias. Con medidas y conductas que evocan más la de un burócrata que mira desde sus intereses, que a la de un docente y productor de cine, que podría visualizarse en la imagen de estos chicos con sueños similares a los que él tenía a su edad.

En todo este conflicto lo que se ve más afectado es la labor docente. Profesores y ayudantes de cátedra se ven obligados a trabajar en condiciones precarias o directamente a perder sus cargos, mientras que para los estudiantes la calidad educativa que ellos eligieron por el prestigio de la escuela, se ve amenazada. “Nosotros lo único que queremos es cursar bien y que la ENERC permanezca y quede a salvo en esta gestión”, señaló una estudiante. En ese sentido, agregó que la medida está pensada en apoyo a los docentes. “Nos pareció que, como alumnos, era momento de tomar la medida de fuerza nosotros”. La ENERC, al ser una derivación del INCAA, no cuenta con un marco legal que ampare plenamente a su plantel docente, por lo que movilizarse podría implicar consecuencias que pongan en riesgo su sustento económico.

A pesar de las condiciones laborales adversas, los docentes sostienen la enseñanza con dedicación. Ese compromiso no pasa desapercibido para sus alumnos, que buscan devolver algo de lo aprendido. “Para ellos es muy significativo, porque es un gesto que entienden que realmente trazamos la línea en defensa de sus derechos, nos lo agradecen mucho, se sumaron a las clases públicas, vinieron a las asambleas y nos acompañan en todo momento” manifestó otro de los alumnos.

El cine también enseña a resistir

 En el actual gobierno de Javier Milei cada vez resuenan más los casos en los que instituciones públicas se ven amenazadas por políticas que comprometen directamente su sostenibilidad. En el caso de la ENERC, esta tensión atraviesa dos frentes centrales: la universidad pública y las artes. No se trata solo de una institución educativa que enfrenta recortes salariales a su cuerpo docente, sino también de un espacio ligado al cine nacional, un sector que hoy sufre recortes presupuestarios, pérdida de apoyos estatales y suspensión de fondos para producciones locales. 

 En esta línea, nos queda pensar que queda el día de mañana para este grupo de futuros realizadores cinematográficos que están luchando por su sueño. “Estamos en un momento muy oscuro de la industria, en la que nuestros docentes nos plantean que muy probablemente cuando nosotros salgamos a trabajar, no nos encontremos con las mismas oportunidades que ellos tuvieron”, aseguró una estudiante que está muy cerca de terminar sus estudios. 

“El cine es capaz de reconstruir la historia”, con esa reflexión concluía una de las clases públicas que se están dando durante la movilización. Desde sus orígenes, el arte se erige como un espacio de resistencia, un terreno donde las obras pueden interpelar al poder y abrir debates que otros intentan clausurar. Los estudiantes enfatizaron que “la comunidad audiovisual y la comunidad artística en Argentina no está bajando la cabeza”. A pesar de los varios intentos por debilitar la industria cinematográfica argentina, esta se mantiene firme por las convicciones de quienes en un futuro tienen el sueño de formar parte de un proyecto importante para el cine nacional.

La toma de la ENERC no es solo un reclamo por derechos laborales o por la continuidad de una escuela: es también una declaración sobre el valor del arte como herramienta de transformación. En su unión, los alumnos y docentes demuestran que la fuerza del cine no está solo en la pantalla, sino también en quienes se organizan para sostenerlo.

Trabajadores a cielo abierto

Trabajadores a cielo abierto

Lejos del debate sobre la digitalización del trabajo, toda una comunidad analógica se gana la vida día a día, lejos de las plataformas: en las calles.

Clarea la mañana en la estación Liniers. El sol alumbra encima de los rieles, sin calentar, y el vapor del aliento asoma entre los abrigos. Cada tantos minutos, cuando llegan o parten los trenes, un torrente de pasos sube por la pasarela metálica que cruza las vías. Un joven se planta en medio, extiende los brazos y muestra dos bolsas de plástico de las que emana un halo de calor: ”¡Lleve, aproveche el chipá caliente, lleve aproveche!

Yo estoy acá porque no es territorio de la policía —dice N., de 20 años, en diálogo amable, aunque prefiere no revelar su identidad—. Trenes Argentinos es un espacio privado, y ellos no pasan para acá. Entonces, cada vez que me corren de la calle, me escapo acá y me quedo tranquilo.

N. cuenta que los turnos para vender en el tren están divididos y comercializados, pero se niega a señalar a quienes le venden ese derecho. A él le asignaron el horario que va de las 4 de la mañana a la 1 de la tarde: 

Yo soy un empleado más, o sea yo trabajo para alguien. Al no pagar alquiler de un local ni pagar impuestos, la ganancia es bastante. Pero yo no cobro como ellos; cobro como empleado.

Después del almuerzo trabaja de Rappi y estudia Programación. Se recibió de maestro mayor de obras y está ahorrando plata para “seguir estudiando en la UBA”.

Del otro lado del cruce, mirando hacia la iglesia de San Cayetano, Isaac Espinoza (80), albañil jubilado, se sienta en el cordón de la vereda. Frente a él se extiende una manta con ristras de ajo, un cajón de limones y bolsitas de ají rojo, curry, orégano, cúrcuma…

—Hace poco vino un muchacho conocido aquí, por esta zona. Me pidió la hora, yo saqué el celular y ahí me lo manoteó y se fue. ¿Cómo lo iba a correr, si yo tengo problemas? Puedo caminar con ayuda de un bastón, pero correrlo no puedo. Además, si me voy me van a robar el carrito y la mercadería. Entonces lo que hice fue comprar un machete —dice y muestra una hoja envuelta en plástico.

Isaac dejó la construcción tras sufrir un accidente en la pierna. Cobra una pensión de 160 mil pesos que se le va en alquiler. Más o menos ando bien con los préstamos del ANSES. Ahora voy a ver si pido otro del banco para aumentar las cositas para vender: trapos de piso… Como la gente anda viajando, no tiene tiempo de ir a buscar trapos a otro lado. Entonces aprovecharía eso para poder decir: ‘Bueno, el domingo como’. Porque yo voy a los comedores de las iglesias: en La Matanza, tres días aquí en San Cayetano, los sábados voy a Martínez al desayuno, ahí nomás almuerzo, me dan ropa, y así vivo…

Al pasar las horas, mientras la tarde se nubla, los pasos se encaminan al otro lado del tren. En José León Suárez y Falcón, ocho policías de la Ciudad escoltan a los agentes de Espacio Público. Los vendedores esconden la mercadería en bolsas de tela y de consorcio: entra un billete, sale una porción de budín y un café humeante. Y entre medio de todas las piernas y la fachada grisácea del Plaza Shopping, se escucha un rasgueo de guitarra.

—A mí no me molestan los de Espacio Público porque los músicos no vendemos nada —dice Emiliano Maldonado, de 48 años, con la guitarra cruzada en el pecho, apenas apoyado en su silla de ruedas. Tiene los dedos torcidos con una protuberancia sobre el puño, pero parece que vuelan cuando pellizca las cuerdas, recorre el mástil y hace salir, como sin esfuerzo, la melodía—. Yo lo único que vendo es alegría, amor… —dice y desgrana su historia—. Me fui de gira con una banda de rock en 2001. Hicimos toda Sudamérica durante 15 años: Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Chile… Estábamos en hoteles, con todos los lujos, y ahora la vida me trajo acá. Como toda banda de rock, tuvimos algunos problemas: mucho consumo, drogas, alcohol, y algunos problemas de salud. Yo, de hecho, tengo problemas producto de ese exceso. Entonces decidí cortar con la noche, con todo ese mundo, y pasar más al día, a lo familiero, a la calle, como para dejar de estar en contacto con esa parte que a veces excede un poco.

Emiliano volvió a Argentina en 2015 y dio clases particulares hasta 2022. Su oficio cambió con la situación económica: Muchos papás me han llamado para interrumpir, entiendo que por la crisis pensaban no seguir, dedicarse al alimento y a la educación básica. Ahora se recupera de una caída que le valió cuatro tornillos en la pierna. Mantiene, sin embargo, la sonrisa: La música lo que tiene es que uno está independiente de todo el sistema —explica—. Yo por ahí gano en cuatro horas lo que una persona en diez o doce.

Bajando por José León Suárez, pasado el cruce con Falcón, dos hileras de locales con vitrina a la calle, jugueterías, rotiserías y verdulerías, muestran manojos de acelga, bolsones de porotos rojos y negros, carcasas de celulares y pollos girando al espiedo, en un coro de tonadas peruana y boliviana. Los volanteros promocionan a videntes indígenas que ofrecen maldiciones y amarres de amor; y de un grupo de gente sale un sonido chillón, estridente, que es imposible de ignorar: ”¡Venga amiguito! ¡Venga por su regalo, su espadita!” Es otra música. Música infantil que retumba en los altoparlantes instalados al frente de una juguetería. Y una mujer disfrazada de Minnie junto a un payaso que vocifera en el micrófono: ”¡Acérquese también el papito para que no tenga miedo!” Un niño lo mira y tirita.

Para hacer esto hay que tener mucha actitud, alma. Yo creo que se nace —dice el Payasito Sonatita, de 40 años, conversando en la vereda, al costado de la juguetería. Dice que formó una compañía de entretenimiento en Guernica, que trabaja a pedido. Desde el cordón de la vereda, atrae a la gente por los altoparlantes y les ofrece globos con forma de espada, de perrito, se toman las fotos con Minnie y promocionan productos de la tienda que lo contrató–. En Buenos Aires llevamos prácticamente diez años trabajando. Con todas las comunidades: la peruana, boliviana, argentina, paraguaya. Hacemos no solamente shows infantiles sino también para grandes: quince años, animación. Nos va bien.

La caída de la noche funciona como un tablero de control: hay partes de la ciudad que se apagan, otras se encienden. Lejos de Liniers, en pleno centro de Buenos Aires, las veredas de las grandes peatonales ya se empiezan a llenar, y los trabajadores recién empiezan a instalarse.

La ciudad que nunca duerme

La noche de la Avenida Corrientes está llena de luz artificial: alumbran los faroles, los carteles de neón en las vitrinas y los cientos de pequeñas bombillas de los teatros. Acá los folletos no son de amarres de amor, sino de las obras en cartelera; la gente no le tiene miedo a la cámara, sino que cobra por la foto; los vendedores no ofrecen café ni chipá, sino artesanías en madera, metal, cuero, lana…

Yo tengo como cinco años acá —dice Gladys Valencia, de 50 años, con media bufanda entre las manos—. También trabajé en la Pellegrini y en Santa Fe, siempre vendiendo tejidos y también estos moñitos. Todo lo de acá es a crochet. Yo tejo desde el colegio. Allá en Perú me enseñaron a agarrar el crochet, en Lima

Gladys empezó a vender sus trabajos por redes sociales en la pandemia, pero la falta de pedidos la llevó a probar el pavimento. Ahí fue que aumentaron sus ventas, se hizo de clientes frecuentes. Pero la calle, como regala sonrisas, también tiene problemas —aquí y en Liniers—. Cuenta: Algo malo, que ya tuve la experiencia allá en la Pellegrini que, así como ve mi pañito, me quitaron todas mis cosas los del Espacio Público. Así sea artesanal, sea lo que sea, me lo sacaron. Es fuerte porque tienes que tejer, hacer; esto de acá no es comprado, todo esto de acá es lo que yo hago, coso y lo armo, y me dolió cuando me lo quitaron. Ahora, gracias a Dios, permiten vender todo lo que es artesanal. Lo que sea reventa, te lo sacan. Esto será desde hace dos meses. Porque he dejado de trabajar por medio año, por ese motivo. Había empezado a vender por Internet. Pero no es igual que los clientes no lo puedan ver, porque acá la gente puede mirar, puede tocar, probarse si le queda, si no le queda…”

Los horarios en la Avenida Corrientes son los del teatro y del turismo. Gladys trabaja los viernes, sábados y domingos apenas cae la noche, al igual que los demás artesanos, volanteras y artistas callejeros. 

—Cuando hay gente estoy yo; si no hay gente, no estoy —dice Gastón Giráldez, alias Buda Tom, de 49 años, recostado sobre el pavimento junto a un enorme dibujo de Calvin & Hobbes que acaba de terminar. Llega a las seis de la tarde, cuando se prenden las luces, y se va entre las once de la noche y las dos de la madrugada, si el tiempo acompaña. 

—La calle tiene muchas contras: el clima, el desprecio. A veces alguna persona me pisa la mano, o me dan plata de mala manera. Y el problema no es que me den un peso o que me den un millón: es la actitud con la que me dan —explica—. Yo tengo un bastón, soy obeso, me cuesta mucho estar en el suelo, cosas que tendrían que tener en cuenta; a nadie le interesa, pero están a la vista, ni siquiera tengo que mentir. Porque realmente me cuesta levantarme; dibujo en el piso porque no me puedo levantar y agachar todo el tiempo —sigue Buda, mientras repasa el contorno de la figura con tiza blanca y difumina los bordes con el dedo.

—Acá está pegando fuerte el tema económico —dice—. Y eso repercute mucho en la propina y en el humor también. Yo soy el último eslabón de la economía del país: si a mí me llega poco es porque la otra persona también tiene poco. Es una cadena de dramas, digamos. Pero yo le pongo optimismo, vengo con toda la onda. Sé que también hay que darle color a la ciudad; así como las luces y todo lo demás, mi aporte es ese: darle el color, mantener la alegría.

Vivimos en tiempos donde la calle está tensa y sus trabajadores cansados y hasta paranoicos. Pero la vida se trata de buscar soluciones, y mientras unos esconden la mercadería y juegan al límite de la confiscación policial, otros encuentran su mural en el piso y arman un escenario en la vereda.

—No somos los malos —dijo N. en la estación Liniers—. Por laburar en la calle, usualmente nos ven como gente delictiva, pero en realidad nada que ver—. El sol ya brillaba encumbrado y se prendían los puchos en la fila del bondi. N. miró a los dos lados y caminó hacia esa fila: —¡Lleve, aproveche el chipá caliente…!

En cada esquina, en cada manta extendida, late una economía que no figura en los balances oficiales pero sostiene la vida. Las redes de vendedores, músicos, payasos, cartoneros, artesanos —y también les vendedores de Hecho en Buenos Aires, que salen cada día con las revistas bajo el brazo— forman un sistema paralelo que mantiene en movimiento a barrios enteros: alimentan, visten, entretienen, reciclan, comunican, sostienen. La informalidad no es el margen: es la trama que permite que la ciudad no se detenga. Invisibilizados en los discursos sobre innovación y futuro del trabajo, estos oficios callejeros son también la prueba de que la creatividad y la subsistencia encuentran siempre un modo de resistir. La ciudad se enciende con ellos; sin ellos, sería puro cemento.

Otro miércoles de palos

Otro miércoles de palos

En otra jornada de protesta, los jubilados se congregaron frente al Congreso. Mientras los legisladores trataban temas sensibles al gobierno, afuera el protocolo represivo de Bullrich.

Otra jornada caliente se vivió en el centro porteño. En una hipérbole de la exageración, el protocolo anti piquetes de la ministra Patricia Bullrich dejó un saldo de 5 detenidos, entre ellos el jubilado Víctor Amarillo y el fotorreportero Fabricio Fisher.

Cada miércoles los jubilados y jubiladas reciben golpes, forcejeos y empujones en la manifestación que realizan al Congreso exigiendo condiciones dignas, para no tener que elegir entre comprar comida o medicamentos. Desde la asunción de Javier Milei los jubilados y pensionados son uno de los sectores más golpeados por las políticas de ajuste y equilibrio fiscal implementadas por el Ejecutivo.

Dentro y fuera del Congreso: la historia repetida. En el recinto, otro revés para el oficialismo gobernante: los legisladores lograron sancionar el proyecto que modifica la reglamentación de los Decretos de Necesidad y Urgencia, aunque rechazaron uno de los artículos. En la calle, la policía reprimió y corrió a los manifestantes. El primer momento de represión comenzó alrededor de las cuatro de la tarde cuando tiraron brutalmente al piso al jubilado Victor Amarilla, lo esposaron y detuvieron por segunda semana consecutiva. También los fotógrafos Fabricio Fisher y Carlos Balderrama fueron violentados y detenidos.

Como consecuencia de la represión cerca de las cinco comenzó la desconcentración. Sin embargo, el clima social seguía álgido. Se vivió otra situación tensa cuando los asistentes detectaron a una mujer infiltrada en la marcha. Mientras la increpaban y el personal de la Defensoría del Pueblo la escoltaba, una vecina se asomó al balcón, propinó insultos y arrojó una botella vacía. Uno de los manifestantes le contestó “Pará, no tirés cosas, yo soy tu vecino, vivo al lado”.

Faltaban pocos minutos para que los efectivos arremetieran de nuevo. Uno hombre advirtió al instante: “Guarda que ahí vienen los de las motos y nos dan de nuevo”. ¿Presagio o conocimiento de causa? Represión y dos nuevos detenidos, Mateo Roldán y Osvaldo Mansilla.

El colmo de lo desmedido

A causa del protocolo de Bullrich, el Congreso de la Nación fue cerrado en, por lo menos, 400 metros a la redonda. Desde Av. Rivadavia y Riobamba no habilitaron el paso al peatón que quisiera dirigirse para cruzar hacia Callao. Seis Trafic de la Policía Federal y un camión blanco de gendarmería esperaban sobre Rivadavia. Para llegar a la Plaza de los Dos Congreso, las personas debían dar toda la vuelta por Riobamba, Bartolomé Mitre y bajar por Rodríguez Peña.

Los automovilistas no corrían con la misma suerte, las fuerzas de seguridad cortaron el tránsito en Av. de Mayo y Sáenz peña como también en Entre Ríos y Alsina, cercando toda la zona del Congreso, lo que generó más caos vehicular que los propios manifestantes. No es de extrañar que las motos policiales estuvieran en las calles aledañas semi escondidas, preparadas para salir a cazar, preparadas para los palos de miércoles.

“Se nota una baja de clientes y los que vienen consumen menos”

“Se nota una baja de clientes y los que vienen consumen menos”

Después del boom, el comercio gastronómico es uno de los rubros donde más se evidencia el ajuste económico. Estrategias para sobrevivir a pesar de la crisis.

Según el Indicador de Consumo de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), en julio de 2025 se registró un incremento interanual del 1,1%. Sin embargo, el consumo en Argentina muestra fragilidad pese a cierta recuperación en las publicaciones oficiales, afectado por la caída de los salarios y paritarias que no logran recomponer ingresos. Este leve avance se da en un contexto inflacionario que, si bien se mantiene en niveles reducidos, continúa presionando sobre los hogares, además de tomar como base de comparación el año 2024, cuando el ajuste hizo su gran impacto. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC reflejó una inflación del 1,9% en julio, acumulando un 17,3% en lo que va del año y un 36,6% interanual. En este escenario, muchos comercios se ven obligados a sostener promociones o remarcar hacia abajo para no acumular stock.

La caída del turismo amplifica el problema. El Observatorio Turístico de la Ciudad de Buenos Aires reportó una disminución en la llegada de visitantes durante el primer semestre. A nivel regional, intendentes y legisladores reclamaron la restitución de feriados para incentivar los viajes, en un contexto en el que la actividad cayó casi un 22% en términos reales durante la temporada de verano. Ese retroceso, sumado al menor consumo interno, deja a la gastronomía porteña en un escenario crítico. 

La combinación de alquileres, tarifas de servicios e insumos por encima de la inflación complica al sector gastronómico. Los empresarios no pueden trasladar esos incrementos al precio final sin arriesgar clientes, y la consecuencia es un rubro que opera con márgenes cada vez más reducidos y poca capacidad de recuperación. “Tuvimos que aguantar los precios, congelarlos un poco más y reforzar las promociones para atraer clientes, porque la competencia en cafeterías es fuerte”, contó Oscar, encargado del restaurante La Pharmacie, en Palermo. 

Según el informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en el rubro Alimentos y bebidas, la principal restricción al consumo sigue siendo la caída del poder adquisitivo. La entidad destaca que las vacaciones de invierno generaron un efecto ambiguo; aumentó el consumo en los hogares, pero se redujo la circulación en zonas comerciales. Al mismo tiempo, el clima frío favoreció algunos productos de estación, mientras que las promociones y descuentos funcionaron como paliativos en determinados segmentos. 

José, encargado del reconocido restaurante Lo de Carlitos, en Palermo, una cadena con presencia en Buenos Aires y distintas provincias del país, fue más directo respecto a lo que observa a diario. “Se nota una baja de clientes y los que vienen consumen menos”, señaló. A eso se suma, según comentó, que la mayoría insiste en pagar con medios electrónicos, dejando de lado el efectivo, lo que en algunos casos complica la administración de los locales. 

Según el Centro de Estudios para la Recuperación Argentina de la UBA, el uso de tarjetas de crédito para compras pasó del 39% al 46%, mientras que el débito descendió del 34% al 27% y el efectivo cayó del 20% al 16%.

La caída del turismo también impacta directamente en los salones. “Antes recibíamos turistas, pero este último año casi nada. Muchísimo menos que el año pasado”, explicó José. Frente a ese panorama, asegura que la estrategia más utilizada fue reforzar promociones para intentar sostener las ventas.

“En el local la mayoría de turistas que atendemos son alemanes, japoneses y ucranianos. Sí noté que las propinas vienen un poco más bajas que hace unos meses, el sistema del local reparte lo recaudado por igual entre todo el personal”, contó Martina Outes, moza en La Kitchen, en Villa Ortúzar.

La CAME subraya que muchos negocios recurrieron a la entrega a domicilio o a ofrecer financiación como estrategias para sostener la clientela. Entre los principales obstáculos figuran la presión impositiva, la suba de tarifas y la competencia desigual con grandes cadenas. En términos numéricos, las ventas minoristas Pymes de julio mostraron una caída del 2% interanual a precios constantes. 

Iván Ullman, quien trabaja en Labán, una pastelería francesa y cafetería en Palermo, agrega: “Desde agosto del año pasado que la venta viene bajando. En octubre fue el pico más bajo, 30% menos respecto a julio del mismo año. Y desde ahí no volvió a subir. Sacando enero y febrero, marzo 2025 fue super flojo y solo en la segunda quincena de mayo se vio una leve mejoría, pero quedó en eso”.

También destacó el cambio de hábitos de los consumidores, “Algo que notamos mucho es que la gente está muy pendiente de las promociones. Nosotros activamos con el banco una promoción del 15% los viernes que antes no teníamos. Y además de venir menos gente, quien viene consume un poco menos. Esto también se ve mucho en turistas que ahora no solo prácticamente no vienen, sino que, al ser tan caro en moneda extranjera para ellos, compran poco”.

“Un empresario disfrazado de sindicalista”

“Un empresario disfrazado de sindicalista”

Trabajadores de televisión, radio y prensa marcharon frente a la sede del Grupo Octubre. Denuncian incumplimientos salariales, vaciamiento y precarización en medios como Página/12, Canal 9, IP Noticias y varias radios del conglomerado.

La tranquilidad del martes al mediodía en el barrio porteño de Colegiales se vio alterada por el ruido de los bombos y las canciones de protesta. En la calle Conde, llegando a Dorrego, cientos de trabajadores de medios de comunicación se manifestaban donde está ubicado el Grupo Octubre, más específicamente en la entrada al estudio de televisión de Canal 9 e IP Noticias.

A la convocatoria asistieron afiliados a distintos sindicatos: primero arribaron del Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID), quienes también habían hecho a la mañana una protesta frente al canal de streaming OLGA, ubicado a pocas cuadras de distancia. Luego llegaron del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), del Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (SUTEP) y del Sindicato Argentino de Locutores y Comunicadores (SALCo). El foco del reclamo estaba puesto en el Grupo Octubre y en una figura: Víctor Santa María, el titular de este conglomerado.

“Un empresario que se ha disfrazado de sindicalista”, lo describió Horacio Dri, secretario del Interior del SATSAID. El gremialista explicó que en sus puestos de trabajo tienen que padecer “las peores prácticas empresarias” y detalló las problemáticas que atraviesan los trabajadores de cada medio del grupo: “En IP Noticias hay falta de incrementos salariales y se contrata personal de televisión bajo fraude laboral, en las radios (AM750, BlackieFM, Aspen y las recientemente adquiridas Continental y Los 40) no respetan los convenios de actividad y sostienen el pago de salarios fragmentado y deudas con los trabajadores”.

Dri también se explayó sobre Canal 9: “Ya se encuentra avanzado un proceso de vaciamiento del área de promociones, con retiros voluntarios y despidos, que son reemplazados por una agencia fantasma tercerizada, que también incumple la legislación laboral”. Y denunció: “Es bastante sospechoso que el vaciamiento y la reducción a su mínima expresión de uno de los cuatro canales de televisión abierta más importantes del país no respondan a la intención de un negocio inmobiliario con los terrenos exclusivos donde está emplazado”.

La situación en Página/12, el primer gran medio que adquirió Octubre, también viene siendo un motivo de conflicto en los últimos tiempos. La comisión interna de trabajadores del diario expuso que tras una negociación entre SiPreBA y la Secretaría de Trabajo deberían haber recibido un aumento del 15% entre mayo y agosto. Sin embargo, el grupo empresario solo les dio un 6% y una suma de diez mil pesos en concepto de “ayuda económica extraordinaria”. “Venimos padeciendo las políticas de Santa María desde hace muchos años”, manifestó Ana Paoletti, secretaria adjunta de SiPreBA y delegada del periódico, y recalcó: “No hemos cesado en seguir organizándonos”. Para ella estas movilizaciones y otras medidas de fuerza, como no firmar las notas, son el camino: “A este tipo de personas hay que darles pelea hasta último momento. Vamos a lograr nuestro objetivo, lograr que nos paguen lo que nos deben”.

“Ponemos la voz a estos reclamos en la radio y en la televisión”, declaró Fernando Costa, secretario de SALCO, que también reclamó por de las irregularidades de su profesión: “Nuestros compañeros están obligados a realizar tareas que no les corresponden, dejando de lado a los operadores técnicos, porque quieren que hagan auto-operación. Eso no corresponde y, por lo tanto, no estamos de acuerdo con que nos obliguen a cumplir funciones ajenas a nuestras incumbencias profesionales”. Por otra parte, resaltó que la radio, la televisión y la gráfica “están unidas”, y que “es momento de lucha, de esfuerzo, de reclamar lo que nos corresponde, que se respete la actividad y que se respeten estos medios prestigiosos que tiene la Argentina”.

“El común denominador es que, en todos los medios del grupo, Santa María incumple la paritaria, atacando el modelo de negociación colectiva en línea con la reforma laboral que promueve el Gobierno Nacional”, sentenció Dri. Además de los reclamos laborales, una de las cuestiones a la que apuntaba la marcha es lo contradictorio de que Santa María ocupe un puesto en la CGT: “Gira la silla y aparece del otro lado del mostrador como Secretario de Estadísticas y Registro de la CGT, en representación del Sindicato de Trabajadores de Edificios”. Para Dri, del SATSAID, “es imposible que nuestra central esté en sintonía con las demandas del pueblo trabajador si en su conducción tenemos representantes que en sus emprendimientos privados cargan el ajuste sobre los hombros de sus trabajadores y trabajadoras”.

Es por eso que se enviará una carta de parte de los trabajadores de Octubre a la principal confederación gremial del país. “Exigimos su renuncia como integrante del Consejo Directivo Nacional de la CGT. Lo hacemos como una forma más de concientizar y difundir entre más compañeros y compañeras la grave situación que estamos viviendo en los medios del Grupo, y de seguir construyendo una central obrera que esté a la altura de este momento histórico”, señaló Dri y afirmó: “Mientras tengamos empresarios como estos, vamos a tener sindicatos como nosotros acá en la puerta”.