Un espacio para contar lo que se calla

Un espacio para contar lo que se calla

El mismo día de la multitudinaria marcha al Congreso contra el narcofemicidio de Brenda, Morena y Lara, los feminismos y disidencias del Oeste se reunieron en el 27 Encuentro Regiona. También exigieron justicia por Brenda, Lara y Morena.

El 27° Encuentro Regional de Mujeres, Lesbianas, Bisexuales, Travestis, Trans, Intersex y no Binaries del Conurbano Oeste y Noroeste llegó el sábado 27 de septiembre, como un abrazo en la semana más cruenta e impensada para los feminismos del oeste y de todo el país, luego del triple narcofemicidio de Brenda (20) , Morena (20) y Lara (15), las tres jóvenes matanceras que fueron torturadas y asesinadas. Los feminismos conurbanos se reunieron en Ituzaingó en la Escuela Provincial N°1 para decir basta.

Bajo el lema “Hasta de(s)generarlo todo”, en homenaje al legado de Zulema Palma, referente histórica de los feminismos del oeste, a las 10 de la mañana se dio lugar a la apertura. Sobre el escenario mujeres y disidencias recuperan nombres de otras pioneras feministas que marcaron el rumbo de luchas y triunfos colectivos: Dora Coledesky, Amancay Diana Sacayán, Lohana Berkins, la antes mencionada Zulema Palma, fundadora de Mujeres Al Oeste y quién dio vida al primer encuentro regional, y Norita Cortiñas.

Ancestras

Fue un encuentro atravesado por la ausencia física y la presencia latente de Zulema Palma pero también de Lara, Morena y Brenda. Con la intención de recuperar la genealogía de los feminismos conurbanos, la Comisión Organizadora plasmó la cronología de los 27 encuentros regionales en una línea del tiempo realizada en un lienzo negro que abrazaba el escenario y  las paredes en Las Heras y Mansilla, Ituzaingó, a la vez que salpicó de fotos todo el lugar.

En vísperas de los 20 años de la Campaña por el Aborto, el énfasis estuvo en los pasos previos al estallido feminista del 2015: “Esto se venía caldeando”, “era algo que se podía palpar”, “nosotras ya lo sabíamos”, fueron algunas frases que resonaron en un auditorio repleto en el que una comisión intergeneracional compartió la palabra, memorias, diarios y folletos con registros desde los años noventa, historizando las luchas que culminaron con leyes feministas y políticas públicas sin precedentes.

La voces de hoy

Camila Ahumada es investigadora del Conicet y tiene 31 años. Comparte sus apreciaciones sobre el Taller de Endeudamiento. “Hubo una particularidad, éramos once compañeras de las cuales la mitad, o un poco más, éramos trabajadoras sociales. Y eso al principio nos llamó la atención”, señala sobre la composición del grupo. “Coincidimos en la lectura de que el endeudamiento se cree que está en la macroeconomía o en una esfera más ajena a nuestra cotidianeidad y en realidad nos impacta directamente en nuestro cotidiano en el hecho de tener que comprar alimentos con la tarjeta de crédito, aquello que se piensa o se trata de instalar desde un lugar que no nos afecta, nos impacta directamente”, explica y concluye: “Eso se agrava siendo mujeres cis y disidencias que somos quienes por lo general estamos a cargo de las tareas de cuidado porque somos las más precarizadas, las primeras despedidas de nuestros lugares de trabajo”.

Ahumada celebró que más allá de la convocatoria central de Ni Una Menos y los colectivos feministas en la marcha del Congreso a Plaza de Mayo, se haya logrado sostener el encuentro regional: “Nos fortalece y potencia la territorializacion de la lucha feminista, entendiendo que dentro de todos los feminismos que están y que integran el interior de nuestro movimiento, los feminismos del conurbano tienen otra impronta, con características y particularidades que son propias, que nos atraviesan y que es diferente a los modos de habitar el feminismo de compañeras en otros territorios”, decribió y resaltó: “Creo que poder territorializarlo y hacernos cuerpo y acuerparnos en los lugares que habitamos todos los días nos carga de potencia, le da otra impronta y nos ayuda a pensar futuras acciones desde el territorio nuestro”.

Con el sonido de los sikus y los cantos de mujeres y disidencias que acompañaban con la melodía, la tradicional marcha encuentrera avanzó por las calles de Ituzaingó al final de la jornada. Luana Vázquez, de 25 años, moronense y estudiante de Trabajo Social reflexionó: “Estoy acá y no en CABA porque me parece importante acompañar la lucha territorializada. El feminismo mismo está en un momento en el que necesita reorganizarse”.

Al mismo tiempo que la marcha reclamaba justicia por las víctimas del narcofemicidio, visibilizaba banderas de luchas por otras problemáticas del conurbano. Vázquez es encuentrera desde los 15 años y en esta instancia participó del taller “Crecimiento del narcotráfico”, un eje que la atraviesa en su trabajo cotidiano y que se volvió aún más visible con el dolor colectivo de la semana. “Yo trabajo en una Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario del movimiento ‘Ni un pibe menos por la droga’, una política que se le arrancó al macrismo en el 2016, en la marcha de la gorra, y ahora este gobierno viene a desfinanciar y a vaciarlo y nos cerró 40 casas en todo el país”, describe. Vázquez destacó que estos espacios pertenecientes al SEDRONAR contaban con financiamiento nacional y son fundamentales para que los pibes tengan un espacio de contención donde poder construir su proyecto de vida. “El narcotráfico obviamente ya existía, al correrse el Estado, avanza y aparece como salida para los pibes: dejan la escuela, salen a robar, son soldaditos de la droga y nosotros peleamos para que puedan seguir, para que salgan de situación de consumo y no vean como única salida la droga”. El taller del que participó abrió más preguntas que respuestas: “¿Qué es el narcotráfico en Argentina? ¿Es lo mismo un transa que un narco? ¿Le damos el mismo uso acá y en otros países?”.

¡Alerta, alerta que camina! gritaban las manifestantes mientras bailaban al ritmo de los tambores. La marcha tuvo seis postas. Partió de la escuela, pasó por la Comisaría, la Municipalidad, el Consejo de Mujeres y Diversidades y se detuvo en el Sanatorio del Oeste de Ituzaingó. Una mujer de pechera naranja de la Comisión organizadora tomó el megáfono y comenzó a leer carteles negros que sostenían otras mujeres.

Natalia Chieradio, tiene 38 años, es docente y está atravesando un proceso judicial por violencia obstétrica. Su caso se suma a muchos de los que viene acumulando el Sanatorio del Oeste Ituzaingó. En el 2023 el bebé que esperaba falleció antes de que el embarazo llegara a término, cuando estaba de ocho meses, y fue atendida por la jefa de obstetricia. El dolor y la inquietud la llevaron a buscar respuestas sobre lo sucedido y descubrió que no era la única con una situación similar.“Encontré en redes mucho marketing del parto respetado, el nacimiento con amor y bla-bla-bla y también había un lado B en algunas páginas donde había distintos testimonios de otras compañeras con casos de violencia obstétrica, de chicos que nacieron con discapacidad por violencia obstétrica y por mala praxis, embarazos que dejaron pasar más tiempo”. Chieradio se puso en contacto con esas mamás y se conocieron.“Nos hermanamos, mi caso era lo más reciente, yo tenía ganas de hacer algo o de conectar con mi hijo porque la forma que yo tengo de ser mamá de Manuel es esta, si no estaba con mi hijo de alguna manera no podía seguir», señaló y arengó: “Lucha frente a la violencia obstétrica y mala praxis en ituzaingó”. El pedido de justicia por la muerte de su bebé y la colectivización de los reclamos de todas las mujeres que sufrieron de violencia obstétrica son las formas que encontró para tramitar su dolor: “Busqué un estudio de abogados que nos convenciera e hicimos una denuncia colectiva en la Defensoría del Pueblo de la que aún no obtuvimos respuesta”. Por último, celebra la territorialidad del encuentro: “Es muy importante que se geste, que se forme algo como el 2015, como el 2018, es muy importante salir a las calles, pero también acá tenemos calles. Apenas nos enteramos del triple femicidio, supe que iba a estar atravesado el encuentro por esta noticia de mierda. En cualquier charla o taller se iba a hablar de las tres chicas asesinadas”.

Una de las madre víctimas de violencia obstétrica y mala praxis, de identidad reservada  por la causa judicial abierta, agradeció a la Comisión Organizadora de la regional: “Nos han recibido desde el día uno junto a mis compañeras y nos han apoyado en la búsqueda de la visibilización de lo que viene sucediendo hace años en el partido de Ituzaingó: cómo se negocia con la salud de las embarazadas y los bebés en el Sanatorio del Oeste”, lanzó y describió: “Gracias al regional pudimos ponerle voz a nuestro dolor y el de otras familias rotas, exponer cómo se mercantiliza los partos a costa de la salud de las embarazadas y bebés. Que importante fue para mí poder sentirme acompañada y encontrar estos espacios donde contar lo que se calla. Basta de negociar con nuestros cuerpos, basta de ocultar la verdad, basta de destruir familias, que a partir de hoy se sepa que en el Sanatorio del Oeste mueren bebés y mamás a costa de dinero”.

Divino tesoro

Brisa Jazmín Casas tiene 16 años, tomó dos colectivos, un tren y caminó para llegar al regional desde Las Tunas, un barrio de Tigre, junto con sus educadoras y un grupo de jóvenes del Frente Arde Rojo perteneciente a la organización Marabunta. Se sentó en el patio de la Escuela Primaria N° 1 “Bartolomé Mitre” mientras compartía un almuerzo después de participar de una de las charlas del regional “Violencia de género digital y Guía Ema”, a cargo de Gentic, Fundación Encuentro y la familia de Ema Bondaruk –la adolescente que se quitó la vida luego de que un compañero viralizara un video íntimo-, quienes crearon material para el abordaje de casos de difusión de contenido sexual sin consentimiento.

El componente de género en narcofemicidio de las jóvenes es innegable, el iceberg de la violencia comienza con la cosificación digital y se ve en su máxima expresión en la transmisión en vivo de los asesinatos. A Brisa Casas la charla la dejó reflexionando “Eramos muy pocas jóvenes y eran todas grandes y sentí que sabían más que yo, entonces presté atención a lo que decían y yo aprendía de ellas”. La charla la eligió ella de un cronograma que incluía violencia obstétrica, la defensa del Garrahan, justicia alimentaria, falsas denuncias, madres protectoras y cuerpos en movimiento.

Brisa comenta que en esa charla reconoció sus problemáticas como joven. Comentó que incluso estando en un mismo espacio se hablaba por teléfono con sus amistades. “Mira, en mi caso me criaron así, con celular por temas de que mamá no podía estar porque estaba trabajando, entonces creo que no solamente soy yo, sino que todos de mi generación, sumado a la pandemia y todo lo que se vino de la tecnología”, describe.

Brisa es contundente y en una semana donde las culpas se dirigieron a las familias de las jóvenes asesinadas ella desarma la verdad de un sistema roto: “Mi mamá no tenía tiempo, entonces estábamos todo el día con el celular porque estaba trabajando, yo le mandaba mensajes, pero no nos veíamos presencialmente porque cuando volvía yo ya estaba durmiendo. No culpo a mi mamá, ni a los adultos porque yo sé que son responsabilidades muy grandes, estar con trabajo, que no llegás a fin de mes. Y la herramienta que tenés es el teléfono para poder seguir en contacto”. La adolescente imagina qué cosas podría hacer con el celular e invierte los roles: “Me gustaría ser entrevistadora, eso lo podría hacer con el celular”. También reivindicó al encuentro, reconoce es el único espacio en el que deja el celular para hacer otras cosas. “Ahí hablamos de géneros, de injusticias, de todo lo que pasa en el barrio y lo que se ve día a día: gente fumando, que mata, que vende, ves muchas cosas. Aparte nos preguntaban cómo estamos y si estamos mal, ellos estaban ahí para ayudarnos”.

En la marcha se visualizaban las banderas de Marabunta, el MTS, Disidencias enLlucha, socialistas, Frente de Izquierda, banderas palestinas, Doulas Feministas, la Comisión Organizadora de la marcha del Orgullo Ituzaingó, el Colegio de Trabajadoras Sociales de La Matanza, trabajadores del INTA, Conurbanas Transfeministas, también acompañan la marcha la histórica columna que reúne murgueras de todo el oeste.

El legado de Zulema Palma

Mariana Kowal tiene 54 años, es parte de una generación desaparecida, para ella las figuras de Javier Milei y las de Axel Kicillof y Máximo Kirchner como antagonistas, no son casuales, sino fenómenos de esa época. Se considera parte de una generación que no tuvo lugar en su juventud por la dictadura militar y que después de tantos años está encontrando protagonismo.

Ella halló su propia voz en la agroecología. “Milité en el feminism, muchos años junto con mi vieja, muchos años fui -la hija de-  y la vida me fue llevando. Luego arranqué en un grupo que se llamaba La Urdimbre de Aquegua, éramos ecofeministas en los 90. De aquel tiempo rescató a Safina Newbery, que fue una pionera y una referente tanto de mi mamá como mía, porque las referentes de hoy también tuvieron sus referentes”. Para Mariana es indispensable cruzar el ambiente con el feminismo: “Me fui encontrando con el espacio del ambiente y hoy en día estoy trabajando en agroecología, pero el bagaje del feminismo, la camiseta del feminismo no me la sacó más, llevo todo esto a otros espacios que también me parecen una militancia importante”.

Mariana fue abrazada por quienes la vieron crecer como la hija de Zulema Palma, pero también por otras que la conocen solo por su nombre propio. “Volví al encuentro a retroalimentarme de los feminismos, fue súper emocionante, escucharlas hablar de mi vieja, de todo lo que compartieron con ella, enterarme de toda esta parte que yo ya no compartí”.

Mariana se metió en la multitud con su bicicleta, y con ella se fundió en la marcha. Del fallecimiento de su mamá dejó su mensaje a los feminismos: hay que pensar seriamente en la muerte para seguir repensando la vida. Así se unió a los pedidos de justicia por Brenda, Lara y Morena para seguir sembrando el camino de quienes vendrán. 

Los feminismos volvieron a la calle

Los feminismos volvieron a la calle

Bajo la consigna «no hay buenas y malas víctimas», miles de mujeres y disidencias marcharon hacia el Congreso para exigir justicia por el el triple femicidio de Brenda, Morena y Lara. Además, denunciaron el abandono del Estado en las políticas de prevención y cuestionaron los discursos misóginos y violentos que bajan de la Casa Rosada. Estuvieron presentes los familiares de las víctimas. Mirá las fotos de ANCCOM.

Organizaciones feministas y sociales marcharon desde Plaza de Mayo hasta el Congreso ayer para repudiar el triple femicidio de Lara Morena Gutiérrez (15), Brenda del Castillo (20) y Morena Verdo (20), cometido en Florencio Varela el 19 de septiembre último. Ese mismo día, las escenas de tortura y asesinato de las jóvenes fueron transmitidas en vivo a más de 40 integrantes de la banda narco acusada de haber perpetrado el crimen. Los cuerpos fueron encontrados este miércoles enterrados en la llamada “casa del horror”, en Jáchal y Chañar. A pocas horas del hallazgo, varias organizaciones feministas llamaron a una concentración en Plaza Flores para pedir justicia. En solamente dos días, el movimiento Ni Una Menos convocó a una movilización multitudinaria que se hizo eco de este reclamo y también conmemoró los 20 años de la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito.

Movimientos y generaciones

La manifestación fue convocada para las cuatro de la tarde. A esa hora la Plaza de Mayo ya estaba llena de pañuelos verdes, banderas de distintas agrupaciones, prendas violetas y el sonido de los tambores que impregnaba todo igual que la llovizna. La ola feminista se extendía por avenida Rivadavia desde mucho antes de comenzar a marchar. En las calles un grupo de niñas caminaba al lado de mujeres de entre 50 y 65 años que dirigían la batucada enérgicas y con el pecho en alto. Los jubilados y jubiladas también marchaban con banderas blancas de letras rojas, alzando sus voces para unirlas a la lucha feminista. “Siempre que sea más masivo es mejor para darle la importancia que merece y también para abrazarnos entre nosotras en estos momentos en los que es tan angustiante estar recibiendo estas noticias constantemente”, expresó Sofía Nadal, una activista autoconvocada. “Me parece importante que haya habido una reacción, una conmoción colectiva, que en todo el país se hayan organizado marchas, protestas, encuentros”, añadió Veronica Gago, integrante de la Asamblea Ni Una Menos.

La manifestación se realizó con el fin de visibilizar la violencia que sigue siendo ejercida sobre las mujeres, pero también fue un acto de expresión colectiva. “Fue la manera que encontramos para canalizar la bronca en la forma más rápida posible”, expresó Gago. Además, fue una oportunidad para traer a la memoria la lucha de la marea verde, que llegó a su culminación con la aprobación de la Ley 27.610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). “Aprovechamos que al ser el 28S ya había una instancia para conmemorar el día internacional de la Campaña por el aborto legal”, indicó mientras marchaba. Detrás suyo, la bandera fucsia de su organización exclamaba “vivas y libres nos queremos”.

Prófugos y sicarios

En este momento Tony Janzen Valverde Victoriano, un ciudadano peruano de 20 años, es el principal acusado y supuesto autor intelectual del crimen. El sospechoso, apodado Pequeño Jota, escapó a Europa el día de la difusión de la noticia y hoy es buscado por Interpol, con un pedido de captura nacional e internacional por homicidio agravado. La causa avanza, pero los familiares de Brenda suponen que el Poder Judicial está queriendo encubrir a alguien más. Un joven acusado de hacer el pozo y enterrar a las víctimas fue detenido en Florencio Varela por la Policía Bonaerense. Según los investigadores, que la organización haya contratado a una persona con antelación para hacer el pozo indica que hubo planificación previa del triple femicidio.

En los días posteriores a la difusión de la noticia, circularon en los medios de comunicación y en redes sociales varios discursos que justificaban el crimen, reculpabilizando a las víctimas por ejercer la prostitución o estar involucradas con jefes narcos. Muchas de estas explicaciones llegaban a argumentar que no se trataría de un femicidio sino más bien de un ajuste de cuentas o un crimen de venganza. En su obra La Guerra contra las mujeres, Rita Segato explica que el narcotráfico avanza mediante el disciplinamiento y la aniquilación de los cuerpos femeninos pobres. Este es uno de esos casos. Es así que una de las consignas que más hizo eco en la marcha fue “no hay conciencia de género sin conciencia de clase”. En palabras de la autora “en contextos de extrema violencia como el que trae el narcotráfico los cuerpos femeninos son territorios de guerra” .

En Argentina hay un femicidio cada 26 horas

Ayer, las voces feministas se unieron en un mismo aliento: “se va a acabar, se va a acabar, esta costumbre de matar”. En lo que va del 2025 se cometieron 149 femicidios en Argentina. “El estado niega la violencia de género mientras hay un femicidio cada 26 horas”, gritaban los carteles en la marcha reflejando las cifras oficiales del Observatorio de las violencias de género “Ahora que sí nos ven”. Según los datos del informe, los vínculos con la víctima que más se repiten son los de pareja (42% de los agresores) y ex pareja (29% de los casos). Pero también hay un 12% de los casos en el cual no se logró identificar la relación entre la víctima y su asesino. “Como mujer trans, soy consciente de que muchas personas naturalizan la violencia también dentro de las parejas y de la familia”, dijo Angel Athenas, integrante de la organización Mocha Celis.

El femicidio de Lara, Brenda y Morena puso en relieve la ausencia y abandono del Estado en cuanto a políticas de género. En este contexto, la movilización permitió visibilizar las demandas que todavía subyacen al colectivo feminista y a la sociedad en su conjunto. “El asesinato de las tres pibas que acaban de matar, que es por lo que estamos todas reunidas acá, visibiliza un vaciamiento de las políticas en relación a la violencia de género y también de un montón de programas que eran muy importantes para generar una igualdad y una preservación ante el patriarcado y la cultura machista que todavía sigue muy presente en nuestra sociedad”, expresó Marianela Nappi, docente de la carrera de Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires.

Un canto unificado

Más allá del reclamo que unía a sus participantes, la movilización no estuvo exenta de algunas tensiones. Al final de la marcha el sonido de las sirenas y las luces azules de los patrulleros se mezclaron con los cantos y los bombos. Decenas de oficiales de Policía de la Ciudad y de la Federal intervinieron con un protocolo intimidatorio, estacionando las motos en la esquina de Avenida Callao y Rivadavia, junto al vallado. Varias dirigentes transfeministas, entre ellas la autora Marlene Wayar, se pararon frente a los oficiales de gendarmería sobre Callao para “poner el cuerpo” y expulsar a los policías que impedían el avance de las columnas. Sin embargo, la mayoría de las manifestantes se mantuvo del otro lado de la valla, en la zona permitida. “Estoy enojada con el feminismo blanco de clase media. No sé para qué convocan a tanta gente si van a ser como ovejas disciplinadas”, exclamó Wayar en la marcha y más tarde en su perfil de Instagram.

Ante el enojo y la angustia que reavivó el triple femicidio, ya se están organizando futuras acciones para seguir elevando el reclamo. “Ahora nos queda pensar qué más vamos a hacer”, expresó Veronica Gago. Más allá de las diferencias al interior del movimiento, ayer las luchas feministas se unieron y gritaron juntas pidiendo justicia por Lara, Brenda y Morena. Como decía Leda Valladares, “en el canto colectivo no desafina nadie”.

«Matan a las pibas en la cara de la gente»

«Matan a las pibas en la cara de la gente»

Feministas y organizaciones sociales se concentraron en Plaza Flores en repudio al triple femicidio de Brenda, Morena y Lara. Acordaron la convocatoria a una movilización este sábado bajo la consigna “Ninguna vida es descartable”. Denuncian una política de “limpieza e higienización” de los sectores populares en la Ciudad de Buenos Aires.

Tres chicas torturadas y asesinadas. Una madre ruega que los metan presos a todos. Una plaza repleta de mujeres tristes, carteles, cánticos, bailes y fuego. En Flores se realizó una masiva concentración para manifestar el dolor y el enojo por el triple femicidio de Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Morena Gutiérrez (15). Enojo no sólo con quienes les arrebataron la vida a las tres jóvenes, sino con las políticas de un gobierno clasista y negador.

Megáfono en mano, la secretaria general del Sindicato de Trabajadorxs Sexuales, Georgina Orellano, explica que la locación en Plaza Flores no es casual. Se debe a que “las compañeras transitaban este barrio, trabajaban en este barrio y de este barrio fueron expulsadas. Hace un año denunciaron hostigamiento por parte de la policía y vecinos. Estas también son las consecuencias de los proyectos de limpieza e higienización del Gobierno de la Ciudad”.

“Hoy hay tres menos, hay tres familias que están rotas, y habrá muchas más si no componemos este tejido social que está roto. Dejen de repetir ese discurso clasista de que le puede pasar a cualquiera. No. Les pasa a las pobres. Son los pobres los sujetos descartables de este Gobierno nacional, somos nosotras y son nuestras vidas las que están en juego. Salgan de las redes sociales, pongan el cuerpo muchachas, el corazón y la escucha para que no haya nunca más ni una menos”, declara Orellano.

La muchedumbre emprende la marcha hacia las calles que rodean la plaza, con bombos y banderas, al grito de ‘Señor, señora, no sea indiferente, nos matan a las pibas en la cara de la gente’. Una mujer reparte panfletos de La Poderosa con las fotos de las tres chicas. Sus rostros pueden verse en manos de muchas, que sostienen las fotos sobre sus cabezas mientras caminan por Avenida Rivadavia. Sus rostros aparecen en todas partes, pero ya no están en ningún lado.

La hipótesis policial es que lo sucedido a Brenda, Morena y Lara fue consecuencia de una venganza narco. Eso, más que decir sobre la vida de las jóvenes, dice sobre la situación actual del país, donde algunos territorios se consideran, implícitamente, de segunda categoría, y son en consecuencia destratados por políticas que deberían cuidarlos.

Para pegar en lo alto carteles de Ni Una Menos, dos mujeres escalan la estatua de la Plaza. Al bajar, una de ellas dice: “Oh casualidad, para determinados gobiernos algunas vidas valen más que otras, y venimos por ellas: las pobres, las racializadas, las putas, las trabajadoras ambulantes… Venimos por todas las que están dejadas de lado en estos gobiernos macabros”.

Meses atrás, el presidente Javier Milei manifestaba en el Foro de Davos: “Llegamos al punto de normalizar que en muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre, solo por el sexo de la víctima, legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre”.

Ya en plena noche, cuando la concentración ha recorrido todas las calles aledañas, un grupo de policías escudados intenta intervenir. El protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich llega siempre a horario, con el objetivo de impedir que las personas manifiesten sus reclamos, pero no estaban en La Tablada cuando una camioneta con patente falsa se llevaba a las tres chicas, ni en la propiedad de Florencio Varela cuando las mataban y descuartizaban.

Como si fuera ensayado, la gente empieza a gritar ‘Fuera yuta fuera’, una y otra vez hasta que los agentes corren y retroceden. La multitud festeja furiosa, y en medio de una enorme ronda juntan algunas cajas de madera para encender un fuego. La mayoría son mujeres, que bailan y aplauden en la noche de Flores alrededor de las llamas, en nombre de Brenda, veinte años, Morena, veinte años, y Lara, quince años. Tres chicas que ya nunca podrán gritar, ni bailar, ni ver el fuego.

Bi power

Bi power

El fin de semana se realizó la cuarta edición del Encuentro Bi+ Argentina con conversatorios en el bachillerato Mocha Celis y actividades artísticas en el Centro Político Cultural El Hormiguero.

La mañana del sábado 13 de septiembre una bandera gigante de tres franjas -rosa, púrpura y azul- cae desde el techo del bachillerato travesti-trans Mocha Celis abrazando todo el edificio. Es la bandera del orgullo bisexual del Encuentro Bi+ Argentina que este año ocurrió en el barrio de Balvanera, en la Ciudad de Buenos Aires, para realizar la cuarta edición de sus ya legendarios encuentros.

Los últimos dos encuentros se realizaron en el Centro Cultural Universitario Paco Urondo, dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y debido a la preocupante situación presupuestaria que afecta al establecimiento, esta vez, no pudo proporcionar su sede. Así lo explicó el sábado la comisión organizadora. en la asamblea con la que culminó el primer día de encuentro. Por eso, la asociación civil Mocha Celis prestó su casa. “Me siento orgullosa de que hayan hecho el encuentro acá”, comenta Romina Quinteros, egresada del bachillerato y de la Escuela de Gastronomía Sustentable del programa de formación laboral para la comunidad travesti-trans-nobinarie “Like a Chef”, otra propuesta de formación para la empleabilidad de “La Mocha” como la llaman sus habitués.

La escuela participó con su propuesta gastronómica desplegando saberes culinarios desde la cocina vidriada con un buffet en la feria autogestiva del 4º Encuentro BI que reúne todos los años emprendimientos de venta de libros, comida, merchandising lgbt+, indumentaria, ilustraciones y stickers.

Entre texturas tan variadas como tules, gibré y cuerina, colores de banderas bi, trans, nobinaries mezclados en los pasillos, manos ojeando literatura disidente, comida veggie casera, sabores dulces y salados, equipos de mates que circulan y pavas eléctricas que humean en las aulas, la identidad bisexual se cocina sin recetas y se comparte.

Encuentro BI+ Argentina se creó a raíz de la comunidad digital que se generó en el instagram @memesbisexuales y que hoy reúne casi veintidós mil seguidores y está en la vanguardia de la cultura Bi+ del país junto con otras organizaciones como Bisagra Bisexual. 

“@memesbisexuales surgió desde el contexto de aislamiento donde había una explosión de la expresión en la virtualidad, porque estábamos en cuarentena. Creé la página con la intención de que se genere comunidad y un espacio bi digital y alguien en la página dijo: ¿Por qué no tenemos, así como hay un Tortazo y un Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias, un Encuentro Bi?”, relata Yasmin Torres Miño creadora de la página de memes y parte de la comisión organizadora del encuentro:“Nos empezamos a manijear y a armar un grupo de colaboradores y en base a eso empezamos el activismo, a poner el cuerpo para tener un encuentro en un espacio por y para bisexuales”.

El Encuentro Bi+ recupera las lógicas encuentreras y fue imaginado en una mateada de veinte personas reunidas en la Plaza del Congreso de Buenos Aires con motivo del Día Internacional de la Visibilidad Bisexual el 23 de septiembre del 2021 a través de un flyer en la página de memes de “Yasi” Torres Miño.

Un año después, en vísperas del Día de la Visibilidad Bisexual del año 2022 se concretaba el Primer Encuentro Bi+ Argentina en la Universidad Nacional de Quilmes y en el Centro Cultural Roberto de Vicenzo. Al igual que los encuentros plurinacionales, cada edición transcurrió durante un fin de semana con un día destinado a conversatorios sobre temáticas que atañen a la comunidad BI+ y otro día para el disfrute cultural y artivista.

El primer día del 4º Encuentro comenzó a las 11 y se realizó en dos bloques de conversatorios de seis ejes: “interseccionalidades”, “agenda política” y “abc de la identidad bisexual” por la mañana y “activismo y visibilidad”, “vincularidades” y “salud y cuidados por la tarde”. Las temáticas reúnen una historicidad de inquietudes, conocimientos y problemáticas desde el primer encuentro y, a lo largo del tiempo, fueron trabajadas en múltiples talleres y charlas, desbordando las aulas de las universidades y conformando la agenda pública de la comunidad bi+.

“Para mí, la bisexualidad es una forma de ver la vida a la vez que también es una identidad política y es más que una orientación sexual, como normalmente se la conoce. Y digo una forma de ver la vida porque la bisexualidad, por su definición, implica un ejercicio inconsciente de salirse del binarismo, tanto para pensar el vínculo con otres para pensarse una misma en las categorías conocidas, en las expresiones de género y en los estereotipos», comparte Ornella Di Ruggiero, activista bisexual y parte de la comisión organizadora del encuentro.

La bisexualidad es un significante con un significado vivo. Es definida comúnmente como una orientación sexual que implica la atracción romántica o sexual hacia más de un género, no necesariamente al mismo tiempo o de la misma forma. El Encuentro Bi+ pone la mirada más allá y todos los años renueva representaciones sobre las bisexualidades, no solo como orientación sexual sino también como una identidad de género que se caracteriza por su fluidez en tanto cuestiona el binarismo y el mosexismo.“Para mí es una propuesta de pararse en un lugar que se sale de la norma por muchos motivos. Uno de ellos es salirse de la norma binaria, habitar la fluidez y la incertidumbre desde el orgullo y no desde el miedo necesariamente”,concluye la activista.

“Hay algo que pasa mucho, sobre todo en el colectivo LGBT, que hay activistas de muchas temáticas que además son bisexuales, por ahí es activista de diversidad corporal y además es bisexual, la activista trans que también es bisexual, pero la identidad bisexual en sí muchas veces queda relegada en el segundo plano y hay muchos atravesamientos de discriminación, marginalidad y de opresión, pero tratamos siempre de resaltar la identidad bisexual, porque si nosotres no remarcamos este tema de la identidad, después contribuye a muchísima invisibilización”, explica Yasmín Torres Miño.

Esa es la razón por la que el Encuentro se llama BI+ y no encuentro bisexual, ya que busca alojar plurisexualidades e identidades diversas sin definirlas por su sexualidad. La esencia de los encuentros está en su interseccionalidad. Un espectro identitario o un “paraguas” que abarca muchas otras identidades y pone en la mesa discusiones desde una existencia “Bi+”. Masculinidades, identidades racializadas, personas con discapacidad y neurodivergentes, comunidad TTNB, activistas gordes, amorlibrenses y poliamoroses, migrantes, practicantes de BDSM son muchas de las identidades que se identifican también como bisexuales y tejen atravesamientos heterogéneos. 

Ornella Di Ruggiero, activista bisexual y parte de la comisión organizadora del encuentro.

En el conversatorio sobre vincularidades se abordaron las diversas formas de relacionarse y establecer acuerdos en la comunidad bisexual, la contracara de la invisibilidad y de las violencias que deja la marginalidad es un profundo autoconocimiento que va dando forma a un recursero vivo de educación emocional comunitaria: una existencia “fuera de la caja”, dicen les participantes. Bisexuales poliamoroses y amorlibrenses aprovechan el espacio para intercambiar experiencias, armar red en un lugar seguro y cuidado donde compartir dolores, historias de discriminación, pero también risas y el alivio de encontrarse. Además, se animan a participar del encuentro Bi+ parejas, amigues, familiares de bisexualidades, aliades y curioses. La filosofía del espacio es que sea de libre acceso con el único requisito de una participación respetuosa. Algo que usualmente genera miedo, recelo, controversias y debates en la comunidad diversa y los feminismos, en los conversatorios se da de forma natural. La esencia antiexcluyente de los encuentros Bi trae un germen nuevo propio de una identidad que tuvo que fabricar sus propias formas al sufrir, muchas veces, una doble marginación. No solo desde la población heterosexual, sino dentro de la comunidad diversa.

«Une compañere de Bisagra Bisexual una vez dijo en un taller:`Las personas bisexuales, sobre todo quienes militamos la bisexualidad, tenemos una presión por ser les mejores militantes en el sentido de adherir a todas las luchas, ser lo más inclusives posible`. Creo que hay algo de vivir la marginalidad y el rechazo constantemente que nos hace querer no ser así con las demás», explica Di Ruggiero y agrega: «Hay una búsqueda muy inclusiva -si entramos nosotres entran todes y todes son bienvenides- y además necesitamos que otras personas que habitan otras identidades sepan lo que es la bisexualidad, la conozcan, le saquen los prejuicios, rompan los mitos con nosotres porque no es que queremos que el resto de la gente sea bisexual, pero por lo menos queremos que nos respeten, entiendan lo que somos y nos ayuden a construir la identidad en el imaginario social como algo legítimo, sin todos los prejuicios que tiene encima «.

La comisión organizadora del Encuentro BI+ pone en las urgencias la situación de vulnerabilidad en términos de salud integral que se encuentra la comunidad: “Pasa que siempre queda en un segundo plano la bisexualidad, se le baja el precio como si no fuera tanta opresión y hay un montón de cosas que tienen que ver con la salud mental y con la violencia de género. Las personas bisexuales estamos con muy malos resultados en las estadísticas que se han hecho y siempre tratamos de enfatizar en eso, es refuerte decirlo, pero no es que lo hacemos porque queremos juntarnos un rato y ya tenemos problemas reales y eso es algo que cuesta mucho que se entienda por ahí de personas que no son bisexuales o mismo de personas que también son bisexuales, pero no lo tienen tan procesado”, enfatiza la influencer de @memesbisexuales. El cuidado es otra de las preocupaciones que desvela a la comunidad, personas con discapacidad bisexuales, neurodivergencias bisexuales y pacientes con padecimientos de salud mental bisexuales son les más perjudicades en un contexto de retroceso en políticas que pone en peligro el acceso a tratamientos, apoyos y hasta vivienda.

Es por esto que el encuentro se da en colaboración con otras organizaciones sociales. Cada año se brinda asesoramiento en salud y test de VIH e ITS´S. Este año contó con el acompañamiento en salud de AHF Argentina, Socorristas en Red y La Revuelta Colectiva Feminista Gran Buenos Aires. También se realizó recepción de alimentos para la organización Amigues por las Calles, contó con la participación de Bisagra Bisexual y el segundo día del encuentro se realizó en el Centro Político Cultural El Hormiguero, quién presta el espacio por tercer año consecutivo.

“Le damos mucha importancia a la cultura porque estamos en un momento en el que se ve con el fenómeno de Lali la fuerza que puede tener muchas veces el arte, que dice más que muchísimas palabras y también lo que queremos es un espacio para descontracturar y estar tranquis, disfrutando también porque eeso es algo súper importante”, explica “Yasi” Torres Miño.

El último día fue a pura celebración y se realizó nuevamente en el Centro Político Cultural El Hormiguero, con shows, muestras artísticas y un sorteo con productos de la feria autogestiva. El encuentro fue gratuito y se financió con la contribución y la compra de rifas, stickers y pins de sus usuaries y aliades. Condujeron la jornada cultural Laorite y Sir.viendo.dessseo y participaron con música, poesía y baile: Sasha Quindimil, Nazarena Ditter, Vita y Evanny, Lu Thomas y Damian Felitte y Le chat et la fille.

“La potencia de la bisexualidad está en la posibilidad de pensar el deseo en general, podemos fantasear, tener curiosidad, querer saber más sobre nosotras mismas, qué nos gusta y qué no nos gusta. La visibilidad bisexual tiene un gran potencial de poder generar esas preguntas que pueden ser incómodas, pero también pueden abrir muchas puertas y pueden ser sanadoras. La posibilidad de pensarse en una lógica menos dañina y cerrada que la lógica binaria. Pensar la vida en espectros y no pensar tanto en sistemas binarios o en dualidades”, describe Di Ruggiero e invita al compromiso de recuperar, historizar y narrar una identidad poco nombrada: “Puede ser un gran alivio, el deseo es fluctuante y que todos fluimos constantemente es mucho más real que pensarse como fotos y cosas estáticas para siempre. La bisexualidad regala la posibilidad de correr un poco el margen dentro del cual uno se piensa todo el tiempo y piensa a les otres, a cómo se vincula, a muchas decisiones que tomamos de la vida. Yo creo que esa potencia disruptiva es interesantísima. Es incómoda, es muy incómoda, pero es incómoda para bien”.

«No vamos a parar de buscarla»

«No vamos a parar de buscarla»

La familia de Luciana Muñoz, desaparecida en Neuquén hace trece meses, llegó a Buenos Aires para federalizar su lucha ante la parálisis en la búsqueda de las autoridades locales. Sospechan que fue víctima de una red de trata.

Lila Aguerre y Mirta Muñoz, la madre y la abuela de Luciana, exigieron a las autoridades nacionales que la cara y el nombre de la joven aparezcan en aeropuertos, terminales y límites fronterizos, y que se la busque fuera de Neuquén, la provincia donde vivía y desapareció. En diálogo con ANCCOM, dijeron que también están luchando para que se cambie la carátula del expediente y que sea caracterizado como un caso de trata. Por eso, se reunieron con representantes del Poder Legislativo y organizaciones de derechos humanos, entre ellas la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex). Durante todo el proceso estuvieron acompañadas de Paula Carbajal, integrante de la Asamblea por la Búsqueda de Luciana Muñoz y representante de la agrupación Mujeres por la Libertad, y de Nancy Cisterna Antilef, directora del colegio al que asistía la joven.  

 

“No vamos a parar de buscarla”

Luciana desapareció la noche del 13 de julio de 2024 en Gran Neuquén Norte, cuando estaba yendo a ver a un amigo. Un mes después hubiera cumplido 21 años. La familia realizó la denuncia el mismo lunes de esa semana, recorriendo el barrio y alrededores, diseñando flyers para compartir en redes sociales, empapelando la zona con la cara de Luciana, repartiendo panfletos. Pero la búsqueda oficial estuvo trabada desde el principio, ya que los fiscales y policías se demoraban en ir a los lugares que la abuela o la madre de Luciana les indicaban. “Es como que hicieron abandono de ella. Porque si nosotros le decíamos ‘vayan a buscarla allá, vayan a ver este lugar’, no iban. Capaz que iban 24 horas después, cuando ya la habían movido”, afirmó Mirta.

Uno de los sospechosos principales es el exnovio de Luciana. Se habían peleado y hacía unos meses que ya no hablaban con tanta frecuencia. “Maximiliano Avilés y Lucas Pinilla son los culpables de la desaparición de ella. Porque la última vez que se la vio fue con esas personas.”, afirmó Lila. Avilés fue el único detenido en la causa, imputado por falso testimonio y condenado a prisión domiciliaria, un beneficio que violó en varias oportunidades. Si bien luego se realizaron rastrillajes y allanamientos en toda la provincia, no se hallaron culpables de su desaparición ni se encontraron huellas que indiquen dónde está la joven neuquina. 

Las mujeres de la vida de Luciana armaron red entre sí, se unieron con amigas, familiares, docentes del colegio al que asistía y militantes de la agrupación Mujeres por la Libertad para fortalecer su reclamo ante la desidia de las autoridades. Debido a la profundidad de las pesquisas llevadas a cabo hasta el momento, la familia supone que sus secuestradores la sacaron de la provincia, otro gran motivo para visibilizar la búsqueda a nivel país. 

Encontrar algún anillo

Quienes la buscan coinciden en que el caso de Luciana no es un hecho aislado. Hay varios indicios que llevan a pensar que se enmarca en una red de corrupción y prostitución forzada, problemáticas cada vez más graves en Neuquén. Al momento, la causa está catalogada como homicidio sin cuerpo, título que no logra caracterizar la complejidad del crimen. “Vinimos a exigir que esto pase al ámbito de la justicia federal y que sea visto como trata”, afirmó Lila.

Durante la búsqueda de Luciana, Lola y Mirta encontraron y rescataron a mujeres que estaban retenidas en contra de su voluntad en diversos sitios en Neuquén Capital. “A través de la búsqueda de mi hija se han encontrado muchas chicas que estaban en cautiverio, en varios prostíbulos. Y yo digo ‘tan mal no fue la búsqueda de mi hija’ porque por esa búsqueda también se encontraron muchas chicas más que fueron salvadas”, expresó la madre de la joven desaparecida. Estos hallazgos sirven de motivación e impulso para seguir buscando un rastro, una pista, una marca que indique dónde se encuentra Luciana. “Alguna prenda de ella, algún anillo. Ella era de usar muchos anillos. Algo tiene que quedar, algo tienen que encontrar.”, indicó la madre de Luciana llevando la mirada hacia abajo y mostrando sus manos, sin ningún anillo. 

Luciana se les aparece en sueños, en recuerdos, y en el rostro de su hija menor. La nombran, la sienten presente en el día a día, creen que está viva, secuestrada en alguna parte. “Es un dolor muy grande que tenemos la familia. Es llevar eso todo el tiempo, no sabés si ella está viva o muerta. El dolor de decir que si está viva, está sufriendo en algún lugar. Si está muerta, queremos poder encontrarla y darle un descanso, paz”, dijo Lila. 

Unidas a las luchas colectivas

En su viaje a Buenos Aires, la familia participó en la marcha por los jubilados, en las protestas en contra del gatillo fácil y en la manifestación por la libertad de Facundo Jones Huala, donde les dieron voz para seguir exigiendo la aparición de Luciana. La familia también acompañó la Ronda de las Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora, donde dieron visibilidad a su reclamo. “Anduvimos en las marchas con la carita de ella. Ahora van a salir en los diarios y deben estar saliendo en publicidades la cara de Luciana. Y eso es lo que queríamos”, agregó Lila. Con la mediación de Paula Carbajal, miembro de la Asamblea por la Búsqueda de Luciana Muñoz y representante de Mujeres por la Libertad en Neuquén, la familia se conectó con miembros de esta organización en Buenos Aires y con la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que les ofreció una habitación en su hotel para hospedarse. 

Tanto Lila como Mirta se sintieron agradecidas y conmovidas por el apoyo que recibieron en Buenos Aires y dijeron que “se van satisfechas” por ese lugar para expresar su voz y visibilizar más la búsqueda. Ambas aseguraron que también se sintieron conformes con la escucha y las posibilidades que les brindaron tanto en las manifestaciones como en la Cámara de Senadores y en la de Diputados. El grupo estuvo en diálogo con el senador nacional Oscar Parrilli, con Mónica Macha, diputada del bloque peronista, y con diputados del Frente de Izquierda-Unidad como Christian “Chipi” Castillo y Mercedes Trimarchi. También las recibió una asesora de Vanina Biasi. “Nos dieron la oportunidad para expresarnos y poder exponer el caso de mi hija, que está desaparecida, desde hace un año y un mes”, describió Lila. 

Plantar bandera

Mirta, Lila, Paula y Nancy volvieron a Neuquén el viernes pasado, determinadas a continuar con la lucha desde allá. Ya confirmaron que si llegara a ser necesario volver a Buenos Aires, están más que dispuestas a hacerlo.“En Neuquén capital no hacen nada. Por eso vinimos a la CABA, a plantar bandera”, expresó Mirta.

La familia de Luciana insistió en la importancia de visibilizar la problemática de la trata de personas en las escuelas, en las casas, en las conversaciones diarias. En palabras de Lila, “hay que hablarlo por más que sea duro, por más que sea fuerte. Hay que concientizar a los niños, a los adolescentes, hasta a la gente mayor. Porque es un tema que mucha gente no habla”. Ese es el trabajo que están haciendo en Mujeres por la Libertad y en el CPEM Nº 76, colegio secundario al que asistía Luciana. Las docentes y militantes brindan talleres, charlas y reuniones para dialogar un tema que si bien permea la realidad de la provincia y del país, todavía no es lo suficientemente discutido.

Lila contó que ante la falta de recursos, las demoras de la Justicia y el abandono gubernamental en Neuquén, muchas familias dejan de buscar el rastro de quienes perdieron. Con el tiempo ganan la dificultad, el desasosiego y el dolor. Ellas no. Su madre y su abuela van a seguir buscando a Luciana hasta que aparezca.

 

Absolvieron a los cuatro acusados por el femicidio de Otoño Uriarte

Absolvieron a los cuatro acusados por el femicidio de Otoño Uriarte

El Tribunal de Impugnación de Río Negro revocó las condenas de los imputados. La adolescente fue asesinada en 2006 y su familia aún exige justicia. Un documental rescatará su historia.

Néstor Ricardo Cau, José Iram Cafri, Maximiliano Lagos durante el juicio oral que los condenó a prisión perpetua. Foto: Silvina Ojeda @ojos.de.ojeda

El Tribunal de Impugnación de Río Negro revocó las condenas de los cuatro sentenciados a prisión perpetua por el asesinato de la joven, luego de un proceso judicial que duró 18 años. A Otoño la desaparecieron mientras volvía a su casa en Fernández Oro, un pueblo de Río Negro, el 23 de octubre de 2006 y su cuerpo recién fue hallado seis meses más tarde, el 26 de abril de 2007, en un canal de Cipolletti. Tenía 16 años. Tras una investigación plagada de irregularidades, impunidad y extravíos, y luego de haber sido declarados culpables en un juicio oral, los imputados Néstor Ricardo Cau, José Iram Cafri, Maximiliano Lagos y Germán Ángel Antilaf fueron absueltos y la familia de Otoño sigue reclamando la verdad. 

Ella vivió hasta los 12 años en El Bolsón, y cuando su madre murió se fue a vivir con el padre a Fernández Oro. El 23 de octubre de 2006 Otoño terminó su práctica de vóley, salió del gimnasio municipal y se encontró con su novio y amigas en la plaza del centro. Tras un rato caminó hacia su casa, pero nunca llegó. Néstor Cufré, subjefe de la policía, se apuró a desplegar la típica versión: la chica de 16 años había desaparecido por voluntad propia. Sin embargo, esa pista se desvaneció con la aparición de su teléfono celular a pocos metros de su casa. Seis meses más tarde, el 26 de abril, apareció su cuerpo sin vida junto a una usina del canal El Treinta, en Cipolletti, con una visible herida cortopunzante en la axila. Un colgante artesanal, una campera, una calza y ropa interior permitieron que fuera reconocida por sus familiares. 

Durante la investigación por su desaparición la Justicia avanzó en la hipótesis de que había sido secuestrada por una red de trata, puso en la mira en un cabaret y ordenó escuchas telefónicas que revelaron la connivencia entre proxenetas y la comisaría 8ª de Choele Choel, que se encargaba de “blanquear” chicas menores de 18 años con una nueva identidad adulta. 

 

Germán Ángel Antilaf. Foto: Silvina Ojeda @ojos.de.ojeda

 

La búsqueda de justicia

Hace tiempo que los amigos, familiares, docentes, compañeros de escuela y la comunidad de del Alto Valle de Río Negro y Neuquén que se organiza en la memoria de Otoño Uriarte dejó de pedir justicia por ella. “Justo sería que ella estuviera con nosotros”, declaran. Por eso, la Asamblea Autoconvocada por la Memoria de Otoño pide verdad, organizando marchas todos los 23 de octubre desde 2007 hasta la fecha. 

El 14 de agosto la Asamblea convocó a una movilización para pronunciarse en contra de la absolución y leer un documento que sintetiza su percepción sobre lo que fue el proceso judicial estos 18 años. La marcha “surge a partir de que el 8 de agosto se da a conocer el fallo de la impugnación, donde el Tribunal rionegrino decide absolver a los cuatro imputados que habían sido declarados culpables y condenados a cadena perpetua por el femicidio de Otoño” , explicó Alex Scheffer, representante de la asamblea. Desde la agrupación, consideran a las manifestaciones como un medio clave para seguir pidiendo verdad pero también como un espacio donde expresar el dolor que traen la falta y la injusticia. “Convocamos a una movilización para descomprimir la bronca que sentíamos”, expresó su representante. 

Ante la nueva sentencia del tribunal, el comunicado de prensa refleja la posición de los miembros de la asamblea. “Quienes no la buscaron, encubrieron y responsabilizaron a la propia Otoño y su familia, fueron las instituciones y poderes que deberían haber garantizado su integridad y el derecho de toda la sociedad a saber la verdad. Entre ellos, como lo venimos denunciando hace muchos años estuvo la Policía de Río Negro, también el “Comité de Crisis” conformado para intervenir en el caso con una clara composición política, impulsado por el gobierno provincial a cargo de Miguel Saiz y que tuvo entre sus filas altos funcionarios policiales y judiciales.Y sin lugar a dudas el Poder Judicial.”, reclama el documento.

“La justicia es para los que estamos vivos, para Otoño no hay justicia, mucho menos después de todo lo que pasó. La verdad es que sentimos que ensuciaron mucho la memoria de Otoño”, expresó Alex Scheffer haciendo eco de los sentimientos plasmados en el comunicado de la asamblea.

El crimen fue perpetrado antes del movimiento Ni Una Menos y de la ola feminista en el país. En los medios de comunicación se señaló cómo iba vestida, se intentó inculpar a sus familiares y se hizo caso omiso a los indicios que relacionan al secuestro con la complicidad de la policía y la trata de personas. La versión oficial fue por mucho tiempo que ella “se había escapado” o “se había ido con un novio”, si bien no había pruebas de que este fuera el caso. 

El frente del Tribunal intervenido por militantes que acompañan el pedido de justicia. Foto: Silvina Ojeda @ojos.de.ojeda

Una causa llena de omisiones

En la noche en que desaparecieron a Otoño la comisaría 26 se negó a tomar la denuncia a su padre, Roberto Uriarte. Un expediente con información genética clave elaborado por el perito Enrique Prueguer se perdió en medio de la investigación. El comisario encargado de tomar la denuncia, Yves Vallejos, no pudo explicar tampoco cómo es que en el radiograma, el día que desaparece Otoño, incluyeron una descripción detallada de la vestimenta de la joven, cuando en realidad nadie se las había dado porque el único que había ido a declarar ese día había sido Roberto, que no la había visto porque había salido de su casa mucho más temprano que ella. “Todas estas irregularidades y muchas más dan a entender que la institucionalidad funcionó a favor de la impunidad”, afirmó Scheffer.

Si bien los acusados fueron impugnados, la fiscal a cargo del caso aseguró que ninguno de los cuatro pudo dar una versión certera de dónde habían estado el día de la desaparición de Otoño.  “Durante el proceso la querella y la fiscal empezaron a desviar la atención del problema de la policía y el problema del embrollo judicial, y empezaron a apuntar solamente contra los cuatro imputados. Armaron una estrategia donde tenían indicios supuestamente concatenados que apuntaban de una manera bastante escueta hacia los imputados.”, explicó Alex. De todos modos, quienes reclaman por la memoria de Otoño no dudan de que ellos fueran criminales involucrados en el asesinato, pero buscan poner el foco en la trama de corrupción y violencia institucional en la cual se inscribe el crimen. “La estrategia original de la querella era ir por estos cuatro acusados, pero en el juicio develar o mostrar que hay complicidades policiales, políticas y judiciales, y que creemos que están vinculados a una red de trata de personas”, añadió el miembro de la Asamblea.

Los avances y retrocesos en la causa generaron gran rechazo y decepción en quienes luchan por conocer la verdad de los hechos. “Lo vergonzoso y lo terrible es que un día vienen tres jueces muy seguros y te dicen ‘sí, son culpables’, hacen una sentencia y arman todo un discurso al respecto de eso, y un mes después viene otro tribunal diferente, se desdice, plantea otra cosa completamente diferente y los absuelve”, sintetizó Scheffer.

En este momento la familia se encuentra sin un representante legal, ya que la que fue su abogada, Gabriela Prokopiw, renunció a la causa días atrás. La familia tiene que buscar otro abogado para evaluar la posibilidad de hacer una presentación más al Tribunal Superior de Justicia, con el fin de continuar la investigación. “Roberto está muy desilusionado pero obviamente quiere agotar instancias”, afirmó Alex.

Roberto Uriarte junto a la abogada Gabriela Prokopiw durante el Juicio Oral. Foto: Silvina Ojeda @ojos.de.ojeda

Recuperar la voz del padre

En este momento Alex Scheffer y la periodista Camila Vautier están trabajando para la creación de un documental en memoria de Otoño. La producción comenzó hace casi dos años, con Alex a cargo de la dirección y Camila en el desarrollo de un texto en honor a Otoño. Ambos se acercaron a la causa por motivos de cercanía, afecto y militancia. “Si bien no la conocí a Otoño personalmente, sí la tenía de vista porque yo también jugaba al vóley y teníamos amigos en común. Empecé a ver las manifestaciones desde muy chico. Fernandez Oro es un pueblito muy chico, ¿viste?”, recordó Alex.  Así, empezó a participar de las asambleas en 2017 y tomó un rol más firme y activo en su organización a partir de 2021.

Frente a una causa que no permite esclarecer lo sucedido, la intención de traer claridad a la memoria de Otoño y el deseo de plasmar los recuerdos de quienes más la conocieron inspiran la creación de la pieza audiovisual. “El objetivo del documental es darle voz finalmente a Roberto, que él sienta que tiene una voz clara y contundente, que no es tergiversada o ninguneada. Buscamos recuperar su perspectiva y darle un espacio de expresión real”, describió el director.

El comunicado de prensa leído por militantes, amigos y familiares de Otoño cerró con una invitación a la persistencia y la memoria de Otoño, sintetizando el sentir de una comunidad que sigue marchando por ella. “Seguiremos en las calles sosteniendo la lucha y recordándola como quién fue: una jóven alegre de 16 años, amada por su familia, amigues y docentes. Y cómo la sentimos hoy: una trinchera contra la impunidad y el olvido”, reclamaron en una sola voz.