Un encuentro más necesario que nunca

Un encuentro más necesario que nunca

. Se realizó en Corrientes el 38º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries que culminó con un cierre en el Anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, anunciando que Córdoba será sede en 2026. Muchas militantes, sin embargo, proponían a Buenos Aires, el epicentro del poder. La desaparición del niño Loan en el centro de los reclamos

Corrientes recibió al 38º Encuentro Plurinacionalde Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries y durante tres días alojó una marea de mujeres y disidencias con la escucha atenta, la palabra reflexiva y la voluntad de seguir pensando estrategias para frenar los avances fascistas y machistas. El último día, aplausómetro mediante, se decidió la sede del último próximo Encuentro: Córdoba 2026.

Lola Sayán tiene 19 años, se acerca sin titubeos a la valla que la separa del escenario, empujada por sus compañeras que la aclaman como portavoz de la Juventud Comunista Revolucionaria. Lleva una gorra azul que resguarda su piel del sol correntino bajo el que esperan miles de encuentreres para decidir la nueva sede mediante aplausómetro, un sistema de elección por ovación.

«Venimos proponiendo Córdoba hace muchísimos años, estamos teniendo un montón de problemas que se acrecentaron en el último tiempo. En cuatro días tuvimos tres femicidios en el corredor Sierras Chicas. No tenemos números de cuántas disidencias han sido asesinadas en los últimos años porque ni siquiera hay un dispositivo que se ocupe de registrar estadísticas. La aceptación hacia las personas gays y trans es nula”, describe la joven Sayán. Casi sin detenerse a respirar y con su tonada marcando el ritmo enumera las razones por las que Córdoba debe ser la próxima sede antes que la provincia suba al escenario.“Yo soy de Sierras Chicas, viví la experiencia de colegios lleno de profesores violadores, denunciamos hasta el cansancio. Hubo un femicidio hace tres años de un profesor a su pareja. Es todo muy horrible y nos gustaría poder llevarlo allá para que se pueda vivir lo de acá, sentir el acompañamiento total del encuentro». En el vigor juvenil de Sayán yace la desesperación por acercar el antídoto encuentrero a los males que el machismo viene causando en su provincia.

Una bandera blanca con letras negras que manifiestan «Córdoba» junto al emblemático logo de paloma que representa el Encuentro está sobre les jóvenes impregnades de brillos. En la primera línea frente al escenario su potencia estudiantil aclama ser la próxima sede y contagia al resto que se convence solo de escucharles cantar. “Preguntenle a las Cordobesas” responden compañeres de otras provincias al indagar sobre el origen del cántico:

“Azo, Azo, Azo, se viene el Cordobazo”.

Abundan las razones, pero sobre todo el pálpito. No se vota, es la búsqueda del bienestar común mediante consensos, para la cosmovisión guaraní: Teko porã. En los encuentros no hay destinos perdidos, sino confluencias, 38 años de construcción artesanal y asamblearia. El Encuentro fluye como el Paraná irrigando vida sobre los estragos patriarcales en el territorio que toque.

Paola Ortiz conocida como “la otra Belén” lleva trece años privada de su libertad por un parto en avalancha, el bebé nació muerto y se la acusa de asesinato. Su nombre recorrió todo el Encuentro, su abogada, miembro de Católicas por el Derecho a Decidir exige que se revise su condena, compartiendo su caso en la asamblea de Abya Yala realizada el domingo: “Hemos empezado una campaña de visibilización, con la guardia de abogadas feministas de Católicas presentamos un recurso en el Tribunal Superior de justicia para pedir que se revise esta sentencia y la perspectiva de género que no se tuvo en cuenta en ningún momento de todo el proceso judicial. No está sola, nos tiene a nosotras, les pedimos que abracemos esta causa; que es una causa de justicia social, justicia reproductiva y que sea la marea verde quién libere a Paola”.

Chocar las palmas, en el caso de las personas oyentes o agitar las manos alzadas para la comunidad sorda, es una expresión de sinceridad y emoción humana que llega ahí dónde no caben las palabras. El sábado por la tarde en el Parque Camba Cua, se realiza un pañuelazo por la libertad de Paola Ortiz seguido de una proyección de Belén, el largometraje de Dolores Fonzi que retrata el proceso que logró la libertad de la tucumana presa por un aborto espontáneo y traza, también, un mapa sobre el camino a recorrer para lograr la libertad de la otra Belén, Paola Ortiz.

La plaza se llena de aplausos cómplices que ovacionan las victorias feministas y sincronizan el pulso. En paralelo la marcha contra los travesticidios, transfemicidios y lesbicidios se desplaza por la Costanera Sur. La multiplicidad de luchas habita Corrientes como Tejú Jagua vigila la tierra Guaraní con sus siete cabezas desde el paseo del parque.

“Somos el puente entre lo material y lo espiritual”, afirma una compañera trans originaria el domingo por la tarde en la asamblea feminista de Abya Yala, un espacio que reivindicó la plurinacionalidad de los encuentros ante el grito de “Plurinacionalidad y con las disidencias” y que cada año se enriquece de las luchas de les más vulnerades por los estados nacionales latinoamericanos marcando la agenda transfeminista.

La asamblea dura más de tres horas, comienza con una ceremonia que conforma un círculo de ofrendas, fuego y las banderas de todas las luchas que van desde las jubiladas insurgentes, que cada miércoles movilizan en CABA, hasta la bandera palestina, uniendo rebeliones a las resistencias ancestrales. La pesada angustia de las desapariciones y asesinatos a lo largo de todo el territorio que se visibilizan con cada disertación se alivia con el humo de los sahúmos que alcanza a cada participante. La otra opción que se palpitaba para el trigésimo noveno encuentro es CABA, lejos de una mirada porteñocentrista las feministas de Abya Yala proponen la Ciudad de Buenos Aires “estratégicamente, hay que romper el cerco mediático y hacerle frente a la represión policial, las cámaras están en Buenos Aires”. dicen.

“Ahora y no mañana, CABA, CABA, CABA”.

A la puesta del sol del domingo la corriente feminista marcha desde la Rotonda Poncho Verde hasta el puente General Belgrano y corre junto al río Paraná, arrastrando todas las miradas de la costanera y cuerpos curiosos que se sumergen en los barros de las luchas populares. Cerca de 90 mil mujeres y disidencias se movilizan por las calles taragüies, el equivalente a la población de Goya en el último censo, ciudad donde se encuentra el juzgado federal que lleva la causa por la desaparición del niño Loan, ocurrida en 2024, y también donde viven las Madres Guerreras que acompañan desde el primer día a su familia.

Junto al escenario Nina Brugo, encuentrera histórica y fundadora de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal y Gratuito, compartía su convicción de que el próximo encuentro debía ser en CABA:“Desde el primer encuentro en 1986 la vida me regaló que pudiera asistir a todos los encuentros, nacionales y plurinacionales organizados. Y en el año 1996 fue la última vez que se hizo en Buenos Aires, se van a cumplir 30 años. Están violando todos los derechos y los logros obtenidos, no les importa nada, ahí está Milei y sus secuaces y tenemos que ir de alguna manera a decirle basta en la cara de Buenos Aires, esto incide en todo el país”.

En el escenario un documental realizado por la comisión organizadora hacía una genealogía encuentrera con registros del primer encuentro realizado en Corrientes, una joven Milagro Sala, apareció en la pantalla y el público aclamó por su libertad.

 

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“Si no luchamos juntes, nos matarán por separado” pronunciaron las feministas del Abya Yala y convidaron, luego de la marcha y hasta las dos de la mañana del lunes, una fiesta pública bajo el mismo árbol donde se dio la asamblea.

Falta al menos un año para el próximo encuentro, en el acto de cierre la tensión aumentó con la elección de Córdoba como próxima sede, la corriente del río encuentrero se ramificó ante la sospecha de un empate, el gozo ante un potente Cordobazo y el sabor amargo de no llevar el Encuentro a la sede del poder, se contrapusieron. Un síntoma de época, resultado de la desesperación ante la conciencia de que, al regresar a cada ciudad, comunidad o pueblo los tiempos corren con vértigo y violencia y que cuando la marea se retire, Loan seguirá faltando.

Aguirre María del Rosario se sube al escenario en representación de las Madres Guerreras de Goya “No le tenemos miedo al gobierno y vamos a resistir hasta que hable el gobernador sobre la verdad, qué hizo con Loan, quiero pedirles que por favor nos acompañen en esta lucha porque somos muy perseguidas, maltratadas, golpeadas por la policía de Corrientes. Quiero agradecerles por el momento de escucha y pedirles que no nos abandonen, que no nos dejen solas, porque nos sentimos solas, a último momento tenemos la posibilidad de poder subir al escenario, quiero que todo el país sepa la lucha que hacemos y que vamos a seguir haciendo por Loan Danilo Peña”.

Un sujeto social emerge, en la tierra en la que en manos de la trata un niño de 5 años se encuentra desaparecido, las niñeces toman el micrófono en el escenario para la lectura de las conclusiones, recordando que están ahí por Loan Peña y se hacen oír. No alcanza con un encuentro, el taller de niñeces y preadolescentes propone como conclusión un encuentro propio federal y plurinacional que aloje su voz para acercar sus propios reclamos.“Lichita es una niña que fue víctima de femicidio en Paraguay y hoy estamos luchando nosotras por su mamá que está presa y su familia que hoy en día está resguardada corriendo de la policía y del Estado paraguayo que les quieren hacer daño”, cuenta Rebeca de 17 años junto con sus compañeras de la Red Federal y Plurinacional de Niñeces, adolescencias y juventudes. Y se despide antes de volver a su casa: “Para muchas compañeras fue su primer Encuentro y es muy bonito que pudieran formar parte, sabemos que hay pibas que no pudieron venir de otras provincias, pero vinimos en representación de todas”. 

¿Cómo piensan las feministas de derecha?

¿Cómo piensan las feministas de derecha?

En su libro “Sin padre, sin marido y sin Estado” las investigadoras Carolina Spataro y Melina Vázquez estudian la compleja y paradójica relación de las mujeres liberales con los feminismos desde una perspectiva etnográfica.

“¿Qué hacen las mujeres militando en un espacio que se presenta públicamente como antifeminista, que niega las desigualdades de género y que incluso tiene notas de misoginia?”, se pregunta Carolina Spataro, coautora junto con Melina Vázquez del libro Sin padre, sin marido y sin Estado. Feministas de las nuevas derechas, publicado recientemente por Editorial Siglo XXI.

Doctoras de la UBA e investigadoras del CONICET, Spataro y Vázquez se adentran en un fenómeno novedoso y desconcertante. El proyecto nació del cruce entre las trayectorias de ambas. Vázquez, socióloga, venía estudiando las formas de activismo político entre las juventudes, mientras que Spataro trabajaba sobre mujeres y feminismo en las industrias culturales, y de este diálogo surgió la idea del libro.

Desde el título, plantean una lectura provocadora. La frase “sin padre, sin marido y sin Estado” funciona como síntesis y “permite condensar un montón de capas del trabajo de campo”, explica Vázquez y agrega: “Por un lado, connota una idea de autonomía en la que las mujeres liberales creen, y que forma parte de su visión del feminismo. La idea de ‘sin padre y sin marido’ se relaciona con la condición para poder hacer política, y ‘sin Estado’ es tal vez lo más disonante. Algunas dicen que parece un título de un libro sobre mujeres feministas anarquistas”.

“Feministas de las nuevas derechas”, el subtítulo, también suscita interrogantes. Según las autoras, no todas las mujeres analizadas se reconocen como feministas, pero sí disputan los sentidos del feminismo y su historia. “Esto nos ayuda a entender que no son las feministas a las que estamos acostumbradas, más vinculadas al progresismo o a la izquierda –aclara Vázquez–. Son mujeres que desde las extremas derechas reivindican un lugar, una manera de pensar la política y de organizarse, y también disputas sobre el significado del feminismo, que fue lo que nos motivó a empezar con esta investigación”.

Durante sus primeros acercamientos al fenómeno, Vázquez observó que en los espacios libertarios comenzaban a aparecer mujeres. “A la luz de los resultados electorales era evidente que había mujeres allí. Entonces, nuestra pregunta era cómo se conjuga la identidad de ser mujer con militar en un espacio de estas características”, refiere Spataro.

Las autoras participaron de distintos encuentros con mujeres vinculadas a las nuevas derechas, a quienes conocieron en un acto por el 8M, y así lograron retratarlas en profundidad. Las mujeres liberales se interesan por la economía, ven en el mercado un aliado y buscan un lugar en la política. Su crítica más radical a otros feminismos se centra en la figura del Estado. Rechazan la noción de mujeres como víctimas necesitadas de protección estatal y cuestionan la dependencia de las políticas públicas. Por el contrario: “Creen que el Estado participa en promover la violencia de las mujeres cuando te da un botón antipánico y llega tarde porque el femicidio ya se cometió», grafica Vázquez. Creen que la solución no vendrá del Estado, sino de la acción entre ellas mismas: empoderarse, cuidarse, tomar clases de defensa personal, en lugar de esperar a que intervenga un Ministerio de Mujeres.

Las mujeres liberales dicen: “Queremos llegar por nuestros méritos, no por acciones afirmativas”, cita Spataro. Argumentan que tales acciones llenaron el Congreso de personas que no tienen los méritos suficientes. “Ahora bien, cuando en las entrevistas profundizamos, también reconocen que sin esas leyes no podrían llegar –señala Spataro–. Sobre todo, las que viven en el norte del país, que describen a sus provincias como feudos y reconocen que, si no fuese por la Ley de Paridad, no tendrían ninguna posibilidad de ser escuchadas”. Es decir, parten del argumento liberal de que “somos todos iguales ante la ley”, con el que cuestionan la protección a las mujeres, pero luego, en la práctica, admiten los límites estructurales: “No queremos cupos, pero sabemos que los necesitamos”.

Esta crítica, sin embargo, no es exclusiva de las mujeres liberales. “Incluso otros feminismos cuestionan el paternalismo del Estado, aunque desde perspectivas muy distintas”, plantea Vázquez. Esa reflexión lleva a un tema más amplio que atraviesa al movimiento feminista: los riesgos y desafíos de que las agendas feministas sean asumidas por gobiernos o partidos políticos.

Uno de los puntos que emerge de su trabajo es la incomodidad de ciertos sectores frente a la creciente politización de las marchas y consignas feministas. “Hay mujeres que se preguntan: ‘¿Por qué voy a una marcha por el Ni Una Menos y encuentro el rostro del Che Guevara en las banderas?’”, ejemplifica Vázquez. Estas tensiones revelan cómo las agendas progresistas tienden a concatenarse, aunque no todas las mujeres se sientan representadas por esa ideología. “Para las mujeres liberales, no va de suyo esa relación entre feminismo y posiciones sobre Palestina o Israel”, añade Vázquez.

En un contexto donde el kirchnerismo, que durante años fue el principal impulsor de las políticas de género, atraviesa un proceso de debilitamiento, las autoras se preguntan qué ocurre con aquellas conquistas que se habían institucionalizado. Incorporar demandas feministas en políticas públicas puede significar visibilidad y avances concretos, pero a la vez una fragilidad. Cuando esas banderas se atan a un proyecto partidario, corren el riesgo de caer con él. “Si un partido levanta una agenda, la reconoce, pero si es derrotado, nuestras ideas también pueden quedar derrotadas”, advierte Vázquez.

Ambas coinciden en que pensar en un feminismo unificado es un ideal imposible. “La historia del feminismo organizado es también la historia de sus divisiones –afirma Spataro–. Por suerte, ¿no? Porque eso habla de este movimiento como el más importante de las últimas décadas”. El feminismo, destacan, siempre fue una disputa por representación: quién habla, quién queda adentro y quién afuera. Cada conquista en materia de derechos vino acompañada de nuevas exclusiones, y los debates sobre quiénes integran –o no– el movimiento, siguen siendo centrales. En la Argentina, el feminismo nunca fue un bloque homogéneo, sino un entramado de corrientes diversas, atravesadas por diferencias ideológicas, de clase y de relación con el Estado.

Con el libro, las autoras buscan además replantear los límites del campo feminista. “Trabajamos con mujeres que se reconocen dentro del feminismo liberal, pero esto no agota las experiencias de organización de las mujeres dentro de las derechas”, precisa Vázquez. Una mirada ampliada del fenómeno se puede encontrar en el dossier especial “¿Qué hacen las mujeres en las derechas?”, coordinado por Vázquez y Spataro para la revista Ensambles, publicada por la Universidad Nacional de General Sarmiento, que reúne contribuciones sobre mujeres del colectivo francés Némesis, militantes de Vox en España, el debate sobre el feminismo neoliberal y la figura de la vicepresidenta Victoria Villarruel, un conjunto de voces que completan el mapa que propone Sin padre, sin marido y sin Estado: el de un feminismo en disputa.

Sin padre, sin marido y sin Estado. Feministas de las nuevas derechas será presentado, junto con el mencionado dossier, el próximo 9 de diciembre a las 19 en Naesqui Libros, Charlone y 14 de Julio (CABA), con la participación de la escritora Claudia Piñeiro y el periodista Juan Luis González.

Alertan por el avance contra la ley IVE en CABA

Alertan por el avance contra la ley IVE en CABA

Organizaciones feministas cuestionan el Protocolo de Acompañamiento de la Embarazada en Situación de Vulnerabilidad (PAEV). Dicen que reinstala discursos moralizantes bajo la apariencia de contención y que puede convertirse en un mecanismo de presión y desinformación.

A casi cinco años de la aprobación de la Ley 27.610 —sancionada el 30 de diciembre de 2020 y promulgada el 14 de enero de 2021—, que garantizó en Argentina el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), su aplicación vuelve a estar en riesgo. La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito advirtió sobre la implementación del “Protocolo de Acompañamiento de la Embarazada en Situación de Vulnerabilidad (PAEV)” por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que “busca imponer creencias conservadoras y religiosas en las políticas públicas”.

Desde su aprobación en diciembre de 2020, la Ley IVE marcó un punto de inflexión histórico en materia de salud y derechos humanos y reproductivos. “La ley generó condiciones seguras para abortar y bajó la tasa de fecundidad adolescente, acompañada por el plan ENIA (Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia). Aumentó la cantidad de instituciones públicas que garantizan la práctica y disminuyeron las muertes maternas”, destacó Zamparini en diálogo con ANCCOM, aunque advirtió que persisten desigualdades: “El acceso fue mayor en CABA y mucho menor en provincias como Chaco o Misiones”.

Sin embargo, la especialista señaló que la actual coyuntura política, bajo un gobierno nacional encabezado por Javier Milei, presenta un panorama preocupante: “No hace falta derogar la ley para atacarla. No asignar presupuesto, no implementar políticas públicas, es una manera de hacer que no se cumpla”, subrayó.

“No hace falta derogar la ley para atacarla. No asignar presupuesto, no implementar políticas públicas, es una manera de hacer que no se cumpla”, subrayó Zamparini.

El nuevo protocolo impulsado por el Gobierno porteño —que incluye la participación de organizaciones religiosas en la “asistencia” a mujeres embarazadas— encendió las alarmas del movimiento feminista. Zamparini explicó que ya se están implementando folletos y espacios de asesoramiento en algunos centros de salud, y que la Campaña está realizando un mapeo territorial para documentar posibles casos de obstrucción al derecho.

“Estamos en contacto con profesionales de la salud y centros de atención primaria. Queremos entender cómo se está aplicando este protocolo y evitar que se convierta en un mecanismo de presión o desinformación”, señaló.

Las organizaciones feministas sostienen que el PAEV intenta reinstalar discursos moralizantes bajo la apariencia de contención. “Con un gobierno que redefine la vulnerabilidad y habilita la injerencia religiosa en políticas públicas, se pone en juego la libertad y la autonomía de las mujeres y personas gestantes”, denuncian desde la Campaña.

En el marco del 20° aniversario de la organización, la consigna vuelve a resonar con fuerza en el movimiento feminista: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.

Orgullo para vencer al odio

Orgullo para vencer al odio

Una multitudinaria Marcha del Orgullo se movilizó desde Plaza de Mayo hacia el Congreso para manifestar un fuerte repudio a las políticas de ajuste y los discursos discriminatorios del actual gobierno.

Una marea de personas con diversas edades, vestimentas y colores desborda la histórica Plaza de Mayo bajo una consigna que resuena en cada paso: “Frente al odio y la violencia, más orgullo y unidad”. Es la 34ª Marcha del Orgullo en Argentina y, a pesar del clima de tensión política, la celebración se alza como una columna llena de vitalidad.

Desde el escenario, por los altoparlantes suena una denuncia: «Nos persiguen, nos insultan, nos discriminan y nos hieren. Como al diputado nacional y activista gay Esteban Paulón, a quienes los militantes de este gobierno no dejan de hostigar, pero no lograrán silenciar nuestra voz ni borrar nuestras existencias”.

En medio de la multitud, bajo el sol del mediodía, una madre y su hijo caminan con un cartel que dice: «Las niñeces trans no son un debate», en sintonía con una de las consignas destacadas de la jornada, en contra de la estigmatización a las niñeces y adolescencias trans, y en reclamo por el acceso a hormonas e inhibidores.

Entre las declaraciones, resuenan los nombres de Tehuel, joven trans que desapareció en marzo de 2021, y los de Brenda, Morena y Lara, víctimas del triple femicidio perpetrado hace unos meses.

Cerca del escenario, una joven con el rostro pintado como calavera, chaleco de jean con la leyenda «abajo el cis-tema» y un abanico arcoíris en mano, declara que «estar hoy en la marcha es un acto revolucionario para todes porque si no nos visibilizamos nosotros, no lo va a hacer nadie”. A su lado, un muchacho amplía la idea: “Quieren quitarnos todos los derechos que supimos conseguir, así que los vamos a defender”.

Entre muchos atuendos que destacan, caminan tres hombres que visten shorts negros engomados y gorros de policía. Llevan discretos audífonos blancos porque son hipoacúsicos, y uno de ellos explica la razón para estar en la plaza: “Es importante que te acepten tal como se es, sin discriminar. La comunidad es la integración con la gente, así que festejamos el día de la libertad de los gays, de las lesbianas, de todos los que sean…” Y sonríe mientras los otros dos lo festejan con gestos de sus manos.

Alicia Stolkiner, destacada psicóloga, docente e investigadora en salud mental y colectiva, es invitada a subir al escenario para recibir un reconocimiento por su apoyo a la comunidad LGBT+. Al bajar, en diálogo con ANCCOM subraya la importancia de esta movilización: “Son 70 organizaciones que han logrado ponerse de acuerdo para hacer algo maravilloso, lo cual me da la impresión de que las personas que luchan por la diversidad no sucumben tan fácil a la cuestión de conflicto por la pequeña diferencia”

Stolkiner agradece el reconocimiento y destaca la rápida respuesta del movimiento LGBT+ ante las declaraciones del presidente en el Foro de Davos, y también al acompañar a los y las jubiladas frente al Congreso.

“Creo que hay que mantener el estar en la calle, defender la vida y la integridad de cada persona, y denunciar cada situación de violencia. Nosotros muchas veces no tenemos los medios hegemónicos, pero bueno, hay que inundar las redes, aunque tengas diez seguidores. Yo agradezco infinitamente a la gente que tiene el valor de hacer pública su condición para que otros puedan hacerla pública” declara la psicóloga.

En otro escenario aparece Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo, que levanta un pañuelo con los colores del arcoíris donde se lee ‘Son 30.000’. Sobre sus piernas descansa la bandera de la integración y, con una sonrisa, declara: «Estamos demostrando que la resistencia continúa, ¿saben por qué? porque no nos han vencido”. Al alzar los brazos, recibe una ovación de aplausos.

En las calles aledañas, el sonido de los parlantes es reemplazado por la potencia de los bombos de la murga y los cánticos de los concurrentes que inician la marcha hacia Plaza Congreso. Distintas carrozas decoradas con los colores del arcoíris avanzan junto a la multitud en un clima festivo. La gente canta el Himno Nacional, levanta las banderas del orgullo, baila y festeja, celebrando la libertad que otorga estar rodeado de personas que respetan cada identidad.

 

Crecen los femicidios mientras el Estado se retira

Crecen los femicidios mientras el Estado se retira

Ya hubo catorce solo en lo que va de octubre. Victoria Aguirre, vocera de MuMaLá, analiza el incremento de casos mientras que el Gobierno niega la violencia de género o, directamente, responsabiliza de ella a las víctimas.

“El número se disparó y nosotras estamos muy preocupadas. Tiene que ver con los discursos de odio que se han instalado, particularmente desde la llegada de Javier Milei a la presidencia”, dijo Victoria Aguirre, vocera de MuMaLá (Mujeres de la Matria Latinoamericana), abogada feminista, coordinadora y vocera nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Desde su rol, acompaña, coordina y analiza los datos relevados que aportan las mujeres y que visibilizan la magnitud de la emergencia. Sólo en lo que va de octubre se registraron en nuestro país catorce femicidios, que sumados a los registrados en lo que va del 2025, ascienden a 195: uno cada 36 horas. En diálogo con ANCCOM, Aguirre analiza la escalada de femicidios y el impacto que tiene la desarticulación de las políticas públicas en los territorios, la emergencia, las deudas del Estado y el rol de los grupos misóginos que alimentan la violencia machista hacia las mujeres.

El cuerpo hallado el lunes 14 de octubre en un canal perteneciente al barrio Valentina Norte Rural, en la ciudad de Neuquén, fue identificado como el de Azul Semeñenko, una mujer trans de 49 años que había desaparecido el 25 de septiembre. La noticia encendió nuevamente las alarmas: en menos de quince días, la Argentina sumó quince femicidios y trans femicidios. Azul era trabajadora estatal de la Dirección de Protección Integral contra las Violencias. Su compromiso con las políticas de género y su militancia en favor de los derechos de las personas trans la habían convertido en una figura reconocida dentro de su comunidad. La crueldad en el crimen, el ensañamiento y el abandono de su cuerpo, conmovió a todo el país. Su nombre se suma a la lista que crece día a día y que las organizaciones feministas ya no dudan en calificar como una emergencia nacional. Al respecto, Aguirre expresó: “Hay una habilitación del lenguaje odiante, de esta manifestación de odio hacia las mujeres y hacia las disidencias. Los ataques de odio que sufrió la comunidad LGBTQ+ desde que Javier Milei está en el gobierno se han incrementado mucho”.

En los últimos meses, MuMaLá y otras organizaciones feministas alertan sobre la gravedad del desmantelamiento de políticas públicas de género y de los sistemas de prevención, protección y acompañamiento que tanto costó construir. Con la eliminación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y la reducción de presupuestos en programas de acompañamiento a víctimas y familiares, la red de contención institucional está cada vez más debilitada. Cada femicidio no es un hecho aislado ni inevitable, es consecuencia directa del accionar, de decisiones políticas: “Hoy con estos datos, ser mujer en la Argentina te convierte en una potencial víctima de femicidio”, dijo Aguirre.

Programas fundamentales como Acompañar, la línea 144 o la Ley Brisa se encuentran paralizados o en retroceso. Este vaciamiento tiene una raíz ideológica, con un Gobierno nacional que ridiculiza y deslegitima la lucha por la igualdad, mientras se aplican medidas económicas que golpean con más fuerza a mujeres y diversidades. Sobre el papel del Gobierno, Aguirre sentencia: “Es decirle a las víctimas de violencia que mienten, que no les creen, que es una exageración o un invento del feminismo, la violencia y la desigualdad. Esas son las campañas de este gobierno. Pero campañas de prevención. no hay”.

Este viernes, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich levantó la apuesta y al borde de justificar los femicidios, dijo en una entrevista con el Gord Dan que el aumento de la violencia machista era una respuesta al empoderamiento de las mujeres. “Si lo que vos hacés es generar una idea de que estás empoderaday sos capaz de pisotear a cualquiera, sea hombre, tu padre o tu madre; si a alguien lo pisoteás, finalmentelo que termina pasando es que te viene en contra”, dijo sin ruborizarse la funcionaria.

En paralelo al aumento de casos, también se registra un crecimiento sostenido de comunidades organizadas de discurso de odio contra las mujeres. Uno de ellos identificado en los últimos días es “Varones Unidos” que operó como un espacio de validación simbólica para discursos de supremacía masculina que no se conforman con expresarse en redes sino que buscan penetrar en la sociedad. La agrupación uruguaya –que cruzó fronteras–  tenía como finalidad “proteger los derechos de los hombres” y recuperar el “principio de inocencia”. Casi en consonancia con las declaraciones del Ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona que se expresó en favor de eliminar la figura de femicidio del Código Penal. Pablo Laurta, el asesino de Luna Giardina y Mariel Zamudio y líder de Varones Unidos, mantuvo vínculos con figuras políticas afines al antagónico posicionamiento sobre el “discurso de género” lo que demuestra cómo esas alianzas contribuyen a legitimar la agenda misógina, con la crítica al feminismo y la supuesta “preocupación por la degradación masculina”, consignas que funcionan como coartadas para ocultar el poder y el control que ejercen los hombres hacia las mujeres. Sobre estos grupos violentos, Aguirre aclara: “Obviamente que es necesario que los varones puedan charlar sobre qué tipo de masculinidad quieren tener. No todos los varones son violentos, machistas y misóginos. Nuestro primer gran cuestionamiento a los varones es que no hablan de femicidios. El cambio también es cultural”.

La falta de perspectiva de género en el sistema judicial y estatal sigue siendo una deuda estructural: fiscalías sin formación, demoras en medidas de restricción y una fuerza policial que muchas veces desestima las denuncias. El impacto de esta retirada del Estado es directo a las víctimas y a sus familias, hijxs, comunidades aterradas y una sensación de desamparo que atraviesa de punta a punta al país: “Debe haber efectores de la Justicia, que conozcan y puedan llevar adelante un caso de violencia por motivos de género. Pero hoy volvimos a la chicana, a no tomarles la denuncia, a no creerles, a ningunearlas. Hoy volvimos a ese punto, muy atrás, donde hay que volver a discutir que la violencia por motivos de género existe, que nos matan los varones violentos”, advierte Aguirre.

La abogada de MuMaLá añadió: “La declaración de emergencia no sólo tiene que ver con recuperar partidas presupuestarias, sino también con recuperar las políticas públicas que perdimos. Desmantelaron el programa de víctimas de trata, desmantelaron los equipos técnicos que acompañaban a las personas en situación de violencia de género. Hay que volver a reforzar la ESI, la implementación de la Ley Micaela. Lo repetimos hasta el cansancio porque estamos convencidas de que es de esa forma como vamos a erradicar la violencia. El cambio tiene que ser cultural, necesitamos que la sociedad entera se inmiscuya, que sea un problema que a la sociedad entera le jode”, enfatiza Aguirre. Considera que, sin una transformación social profunda, las políticas públicas no alcanzan.

 

La violencia machista en Argentina no es un fenómeno nuevo, pero su persistencia —y la indiferencia estatal frente a ella— la vuelven insoportable. Cada nombre, cada historia, es una herida que se abre en una sociedad que no puede mirar hacia otro lado. Mientras el Estado se retira, son las redes feministas y las organizaciones sociales quienes siguen luchando, sosteniendo y denunciando lo que los gobiernos prefieren callar. Lo hacen sin recursos, sin garantías, pero con la convicción de que la lucha no puede detenerse. En un contexto donde los discursos de odio se amplifican y la violencia recrudece, la respuesta no puede ser el silencio ni la neutralidad. En memoria de todas las víctimas de femicidios y trans femicidios, las organizaciones feministas repiten una vez más: “Ni Una Menos”.

 

Herramientas para construir una ciudadanía digital

Herramientas para construir una ciudadanía digital

Impulsadas por la familia de Ema Bondaruk, la adolescente que se suicidó luego de que se viralizara un video íntimo, se presentaron la Guía Ema y un proyecto de ley de prevención de la violencia digital.

En agosto del 2024 Ema Bondaruk, de 15 años, se quitó la vida. Un día antes, un compañero de colegio había difundido un video suyo con imágenes íntimas, que en cuestión de horas acabó en manos del resto de su escuela. Lo que sufrió Ema tiene nombre: violencia digital de género.

Un año después de ese hecho, se presentaron en el Congreso el proyecto de Ley Ema y la Guía Ema, un programa nacional de prevención y abordaje integral de la violencia digital en los ámbitos educativos. La guía fue realizada por la familia Bondaruk, con las organizaciones de Ley Olimpia Argentina, Gentic, Faro Digital, Defensoras digitales de México, Fundación Encuentro por la Participación Ciudadana y la Ampliación de Derechos, y los despachos de la diputada nacional Mónica Macha y la senadora provincial Laura Clark.

Laura Sánchez, mamá de Ema, comentó en diálogo con ANCCOM que la guía surgió en medio del dolor, al ser contactada por la activista mexicana Olimpia Coral Melo y la referente argentina Florencia Villegas, ambas víctimas de violencia digital de género por la difusión no consentida de imágenes sexuales. Al conocerlas, comenzaron a hablar y “soñar” sobre lo que podían hacer respecto a la problemática. Sánchez afirmó: “Yo me estoy reconstruyendo, después de la pérdida de un hijo uno tiene que volver a nacer para seguir viviendo, sino muere con ese hijo. Empecé este camino para resignificar el nombre de Ema, y para que su muerte no sea en vano. Nos puso a todos de cara con la violencia digital”.

El encuentro con Melo y Villegas, junto a la repercusión internacional del caso, le demostraron a Sánchez la dimensión de la problemática y la urgencia de una herramienta para prevenir y generar conciencia tanto en las autoridades de los colegios y docentes como en los alumnos y sus familias. Sánchez agregó: “La idea es poder reparar y concientizar, que todos puedan dimensionar el daño que se puede generar con esto. No siempre termina en la muerte, afortunadamente, pero genera daños psicológicos irreparables en algunos casos, abandono de colegios, trastornos alimenticios, aislamiento. En las sobrevivientes de violencia digital aparece esta sensación de sentirse violadas una y otra vez porque su intimidad queda tan expuesta y las deja en un lugar tan vulnerable que genera todas estas consecuencias psicológicas. Lo genera en los adultos, imagínate en una persona de 15 o 16 años que está creando su subjetividad y atravesando un momento bisagra”.

La guía, que se puede descargar de forma gratuita en la página de Faro Digital, se enfoca en el abordaje desde el ámbito educativo y busca la reparación del lazo social, concibiendo a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos, entendiendo que el entorno digital es tan real como todos los otros ámbitos de la existencia humana. Macha, en conversación con ANCCOM, se refirió al proyecto de ley: “Es pensar en un programa nacional, una política pública que permita prevenir, asistir y acompañar tanto a víctimas como sobrevivientes de la violencia digital, con el mismo marco de la guía, pero más profundo. Tanto la guía como el proyecto fueron pensados muy cercanos a la Educación Sexual Integral (ESI).” Además, reconoció: “Esto es un problema social: no es ni de la familia ni de la escuela, es de todos. La ciudadanía digital la tenemos que construir comunitariamente”.

Ambos documentos reconocen una responsabilidad colectiva y compartida tanto de quienes suben las imágenes íntimas como de quienes contribuyen a su viralización. Si bien no se enmarcan en una lógica punitivista, dado que se trata de violencia entre pares, la diputada destaca la necesidad de pensar en sanciones reparadoras acordes a cada caso. El daño no puede quedar impune, pero tampoco debe recibir una respuesta penal propia del mundo adulto. El objetivo no es generar conciencia a partir del miedo al castigo, sino desde el respeto al consentimiento y a la dignidad humana.

Milagros Schroder, coordinadora de Educación de Faro Digital, destacó que no se trata de una receta única ni mágica, sino de una guía que debe adaptarse a cada caso concreto. A su criterio, el mayor desafío será “leer la guía a la luz de cada situación, con la empatía suficiente para correr nuestra mirada adultocéntrica sobre la cultura de los chicos y las chicas. No se trata de revictimizar ni de poner el foco en si alguien se sacó una foto o mandó un video, sino en lo que ocurrió después. También es clave contemplar si existen violencias que se suman, y poder ponerle nombre y apellido a cada una para realizar un abordaje integral”.

A través de una perspectiva feminista, la guía destaca distintas violencias digitales como el grooming, la sextorsión, el acoso virtual sexual y el porno deepfake, entre otras. Respecto al uso violento de la Inteligencia Artificial Generativa para crear imágenes y/o videos de desnudos, Schroder afirmó: “Hay que concientizar, y por eso se busca la alfabetización digital más allá de cómo usar las herramientas, para qué usarlas y con qué criterios. También hay que pensar cómo se construyen las identidades, que significan las identidades en líneas y las identidades manipuladas con el uso de inteligencia artificial generativa.” La especialista agregó:“Todo eso es un recorrido que es importante transitar desde los ámbitos educativos pero también desde la sociedad, sobre todo con los chicos y chicas en estos entornos donde tienen la posibilidad de aprender a usar la herramienta en sí, pero también para saber qué significa vivir con máquinas, en sociedades con vínculos mediados por pantallas y la construcción de la convivencia digital”.

Sánchez subrayó que la guía no busca responsabilizar a los docentes ni poner en duda su voluntad de actuar, sino brindarles las herramientas que el Estado no les provee. “Queremos acompañarlos con capacitaciones y con la ESI. Sabemos el desborde que atraviesan hoy en las aulas y cómo están trabajando, por eso queremos ofrecerles este instrumento. Nosotros podemos dar esto, pero también entra en juego la sensibilidad humana”, concluyó.