Los mitos del punitivismo

Los mitos del punitivismo

La abogada Claudia Cesaroni acaba de publicar su nuevo libro, «Contra el punitivismo», donde desarma los argumentos que exigen mano dura cada vez que un crimen impacta en la opinión pública. ¿Por qué las mujeres son víctimas de las políticas del encierro?

“Quilmeña. Gallina. Brigadista. Abogada. Docente. Un hijo, un nieto. Milito, escribo y hablo.” Así se describe en su cuenta de Twitter la abogada y escritora Claudia Cesaroni. Autora de varios libros que ponen en discusión las políticas punitivistas o, en criollo, políticas de mano dura. Entre ellos se encuentran: La vida como castigo, Un partido sin papá y El dolor como política de tratamiento. La abogada habló con ANCCOM sobre su nuevo libro, Contra el punitivismo, y puso en discusión los mitos que rondan alrededor de las personas que cometen crímenes. 

 Antes de responder cualquier pregunta, a Cesaroni (haciéndole honor a su rol de docente) le pareció indispensable explicar qué es el punitivismo: “El punitivismo trae aparejada la idea de que el castigo cada vez más duro y extenso soluciona tanto los delitos más graves, como un homicidio o una violación, hasta los más simples”. Qué hacer con las personas que cometen crímenes ha sido un tema de grandes discusiones a lo largo de la humanidad, polémicas que, según la autora, siempre se solucionan con más años de cárcel: “Aún en los casos más graves, cuestiono la duración de ese castigo. Deberíamos pensar otras alternativas que probablemente sean más satisfactorias para que no se vuelvan a repetir los hechos o que tengan un efecto pedagógico.”

 Pensar en otras soluciones le parece clave a la autora a la hora de decidir qué hacer con la gente que llega a cometer algún delito. Pero, es inevitable preguntar:

¿Qué otras soluciones se pueden aplicar además de la cárcel? ¿Cómo se le responde a la víctima que pide justicia?

En los casos graves es difícil pensar en otra solución que no sea el encierro, pero lo que sí optan otros países es por hacer que la pena no sea tan larga. En algunos países como España o Colombia, y también acá (pero muy de vez en cuando), se aplica algo que se llama mediación penal, sobre todo en el ámbito juvenil. Por ejemplo, si un pibito viene corriendo y le roba el celular a alguien, se intentan instancias de mediación penal donde las dos partes se sientan con su abogado, junto al Estado, y se piensa cuál sería la mejor manera de reparar el daño que se hizo. ¿Qué es mejor? ¿Que el pibe ese vaya tres años a la cárcel o que eventualmente trabaje para devolver el celular además de pedir disculpas? Aunque lo más importante es que el Estado, junto con la sociedad, ayuden a ese pibe a no volver a cometer delitos. Pero no es fácil pensar esas soluciones, lo más fácil es mandar a la gente presa. 

Hay algo que queda claro, hay crímenes que no pueden responderse más que con la cárcel, pero, sin olvidar los derechos de cada una de las partes: “Las personas que cometen delitos también tienen derechos. Como, por ejemplo, el derecho a la reinserción, que le permite a la persona que estuvo presa volver a la sociedad libre. Si le imponen una pena de 30 años a alguien de 20, ese derecho es absolutamente negado. Esa persona va a volver a la sociedad con una edad avanzada y totalmente inhabilitada para la convivencia social, o directamente muerta”, afirma Cesaroni. 

Mayoritariamente son las mujeres las que se hacen cargo de la situación; ahí hay un colectivo de mujeres absolutamente vulnerado que tiene que hacerse cargo económicamente de sostener a su preso, todo ese gasto no se evalúa.

Claudia Cesaroni

La autora sostiene que la cárcel no solo afecta a quien está condenado, sino que todo lo que gira a su alrededor también se ve alterado: “Mayoritariamente son las mujeres las que se hacen cargo de la situación; ahí hay un colectivo de mujeres absolutamente vulnerado que tiene que hacerse cargo económicamente de sostener a su preso, todo ese gasto no se evalúa. Cuando hablamos de políticas de cuidado, en general, no se mira a las acciones que llevan adelante las mujeres vinculadas a una persona privada de la libertad”. Agregado al gasto que le pueda generar a su familia, Cesaroni resalta el gasto público que genera tener personas privadas de la libertad: “A todos nos conviene que haya menos gente presa, más allá de una cuestión humanista, por una cuestión económica. Un preso cuesta mucha plata, desde los gastos judiciales, el personal penitenciario, los micros de traslado, etcétera.”

Pero, si un preso cuesta mucha plata, ¿por qué se sigue sosteniendo ese gasto?

Se gasta porque el Servicio Penitenciario recibe un enorme presupuesto. Justamente el cuestionamiento que siempre hacemos es que nunca se investiga qué se hace con ese dinero. Lo que sí sabemos es que las cosas con las que viven los presos, la comida, la ropa, los elementos de higiene no los proveen el sistema, sino las familias. Y muchas veces cuando se necesita hacer un traslado se dice que no hay dinero para la nafta. El presupuesto del sistema penitenciario es una gran caja en la que se pone muy poco la lupa.

Las cifras que maneja el sistema penitenciario, según Cesaroni, son borrosas y pocos claras. No se puede acceder fácilmente a algún presupuesto o detalle de gastos realizados, a diferencia de otras instituciones que tienen, o al menos eso parece, las cuentas un poco más claras.

¿Las políticas de mano dura corresponden a una falta de acción por parte del Estado?

No creo que el Estado esté ausente, sino que el Estado aparece de una sola manera: en lugar de prevenir, interviene siempre castigando. Es una respuesta fácil, por ejemplo, si no pueden evitar los femicidios, al femicida le meten 50 años de cárcel. Por mi parte, elegiría invertir mucho más tiempo y dinero en evitar que haya una muerta antes de festejar que le metan 50 años de cárcel al autor del hecho.

 

Los femicidios y el punitivismo demostraron ser temas sensibles a la hora de discutirlos, por eso la autora decidió explicar el panorama trayendo ejemplos de la realidad argentina. La abogada menciona el caso de Micaela García y la modificación que se realizó a partir de este en la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad donde se limitaron las salidas transitorias (ya que el autor del hecho se encontraba aplicando ese derecho) a personas no solamente condenadas por delitos sexuales sino también por homicidio, robo a mano armada y hasta cultivo de cannabis: “En el caso de Mica García es muy importante la posición que tuvieron las compañeras del movimiento “Ni una menos” cuando se usó el caso para directamente dinamitar el sistema de ejecución de las penas en nuestro país (que es él se encarga del manejo de las personas que ya están condenadas). Ellas dijeron: “No en nuestro nombre”. Me parece muy valiente la posición de las compañeras de pedir que no se las use para aplicar políticas de mano dura. Lo que ellas reclamaban era otra cosa, más ligada a la prevención de esos hechos. Obviamente que no les dieron lugar y siguieron con la reforma”.

 Por otro lado, la autora menciona un caso que obtuvo mucha relevancia e indignación hace unos días: el de Chiara Páez: “En este caso, lo polémico fue la forma en la que se presentaron los hechos. La noticia fue: “Anulan la condena del femicida de Chiara” y obviamente apareció la respuesta de indignación de la gente. Pero en realidad, esa sentencia está bien porque lo que dice la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe es que el adolescente autor del hecho, Manuel Masilla, debió ser condenado como menor de edad. Nadie explica esto, dicen: ‘Un femicida libre’, que tampoco está libre, sino que se pide que se lo vuelva a someter a juicio en un tribunal de menores”. El caso de Chiara tocó, sin dudas, fibras profundas en las distintas ramas de feminismo: “El planteo fue que la justicia no tiene perspectiva de género, que muchas veces se da, pero tiene que tener también perspectiva de infancia. Me parece que a veces hay ciertos feminismos que, en función de la perspectiva de género, se olvidan de la perspectiva de derechos humanos”, agrega Claudia. 

 Estos casos detallados por la abogada tienen algo en común: fueron sumamente mediáticos. Los medios de comunicación tienen, según ella, un rol determinante a la hora de aplicar o discutir políticas de mano dura. 

 ¿Siempre es negativa la participación de los medios en este tipo de casos?

 Hay muy poca gente que sabe de estos temas que hable en los medios y cuando se invita a abogados especialistas, en general, son punitivistas. Las posiciones más críticas, que tratan de ver el fenómeno del delito desde otro lugar, prácticamente no están. Sumado a eso, está el morbo que genera la víctima llorando por el delito recién cometido y pidiendo justicia, que se combina con la empatía por el dolor que se genera en la audiencia. Aunque, sin duda hay un doble estándar en las víctimas porque hay algunas que se muestran y hay otras que no existen. Por ejemplo, el 14 de febrero una policía mató de un disparo en el pecho a un pibe de diecinueve años en Mendoza y el hecho no apareció por ningún lado. Este pibe no existe, es un acto cometido por las fuerzas armadas y, encima, si se quiere más morbo, por una mujer. Entonces, en la determinación de lo que es o no noticia, la manera en que se presenta y a quien se consulta, los medios tienen una gran responsabilidad. 

 Cesaroni a la hora de argumentar quién es el mayor responsable tiene una respuesta diferente: “Mucha más responsabilidad que los medios la tienen los sectores políticos, no solamente los partidos sino sindicatos, sectores educativos, etc. Son temas que no escuchan, ni atienden y tampoco les importa. Los dirigentes políticos, los funcionarios públicos tienen pánico de hablar estos temas, votan cosas que muchas veces en las discusiones parlamentarias admiten que no sirven, pero las votan igual porque es la demanda pública. Es una manera alevosa de lavarse las manos”. 

 Entonces, si las políticas de mano dura no son una solución, ¿por qué siempre se recurre a lo mismo?

 Porque es una solución fácil. Todas las reformas que se dieron a lo largo de los años estuvieron siempre relacionadas a un hecho de impacto público, como el secuestro y asesinato de Axel Blumberg, el femicidio de Mica García, etcétera. Frente a cada uno de esos hechos, que nadie niega que sean dolorosos e irreparables, la respuesta inmediata fue más años de prisión. Pero eso no le devuelve la vida a nadie ni tampoco evita que se sigan cometiendo asesinatos y secuestros.

 La pregunta sigue siendo la misma, y la respuesta es cada vez más compleja. ¿Qué se hizo antes, y que se hace durante y después con una persona que comete un delito? Según Claudia Cesaroni, los caminos fáciles y rápidos no solucionan nada y siguen llenando de gente las cárceles. 

 Unos días después de la entrevista, Claudia publicó en Twitter que intentaron entrar a su casa de Quilmes. Al día siguiente publicó una foto suya que decía: “Me tomé el día post robo, lloré, arranqué yuyos y me puse mi remera gallardista #ElijoSeguirEstando”. La mayoría de los comentarios fueron “jodete”. Al parecer el castigo no es solo para quienes cometen crímenes sino también para quienes  defienden que todo se sostenga sobre los fundamentos de los derechos humanos. 

¿Cómo soñamos a los chicos?

¿Cómo soñamos a los chicos?

Melina Furman acaba de publicar «Enseñar distinto», un libro que formula preguntas para pensar otra educación.

Enseñar distinto, el libro escrito por Melina Furman y publicado por Siglo XXI Editores, se ofrece en el terreno de la educación como una guía para innovar sin perderse en el camino. Partiendo de preguntas que facilitan la reflexión sobre la labor, en ningún momento el lector es abandonado en la deriva, aunque tampoco obtiene respuestas inmediatas. ANCCOM entrevistó a la autora, que es investigadora del CONICET, Ph.D. en Science Educationpor la Universidad de Columbia y Licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires.

 

En el escenario de transformación que se propone en el libro con respecto al sistema de educación, ¿cuál cree que debe ser el rol de la familia? ¿Qué pasa si la cultura de aprendizaje profundo no se lleva adelante también en el seno familiar?

Las familias juegan un rol clave en la formación de los chicos como gran aliada de lo que sucede en las escuelas. Es en el seno familiar y en la trama cotidiana donde se construye el vínculo con el conocimiento que va a acompañar a los chicos en toda su vida; lo que los adultos hacemos modela el vínculo que ellos van a desarrollar. Cómo los acompañamos con las tareas de la escuela, preguntarles cómo les fue, estar presentes en momentos de frustración y motivarlos a seguir adelante, son acciones menos visibles pero especialmente importantes para la relación que los chicos construyen con su educación y con sus ganas de aprender durante toda la vida. Como no todas las familias tienen las mismas posibilidades, el rol de la escuela es esencial para aportar herramientas que muchas veces las familias no tienen y para ampliar el horizonte que se trae desde casa. La alianza familia y escuela es fundamental para lo que se va desarrollando en las mentes de los chicos y las chicas.

 

Teniendo en cuenta todos los cambios que introdujo la pandemia, ¿cree que esta sacudida a la estructura -tan fuertemente establecida- del sistema educativo puede ser la puerta de entrada al camino de transformaciones que usted postula en Enseñar distinto

La pandemia dio un sacudón a la estructura del sistema educativo, no necesariamente para bien. Muchos chicos y chicas quedaron fuera de la escuela, aumentó la deserción escolar que ya teníamos, muy amplificada por la desigualdad de origen y muy acentuado en las familias de bajos recursos. Viéndolo desde el lado positivo, algunas de las estrategias que se proponen desde Enseñar Distinto (lograr un mayor compromiso con el aprendizaje, una mayor autonomía de los chicos en la realización de actividades, desarrollar un tipo de enseñanza que vincule los contenidos con la vida real y formas de evaluación más auténticas) empezaron a suceder con mayor regularidad en el trabajo de los docentes al explorar nuevas formas de hacer las cosas: cómo vincularse con los alumnos, modos de evaluar, utilizar las tecnologías digitales, entre otras. No me atrevería a decir que ésta es la gran puerta de entrada a un cambio que hace tiempo necesitamos pero creo que se movieron algunas formas de hacer las cosas y en ese sentido hay un resto positivo en el medio de toda la dificultad antes mencionada y de un saldo general muy negativo. Algo a destacar es que muchos docentes enriquecieron su caja de herramientas pedagógicas.

 

¿Se pueden modificar los sentidos que circulan en la institución educativa y en consecuencia en las prácticas que allí se desarrollan sin involucrar el sistema político y los sentidos que circulan socialmente?

Sí, creo que se pueden modificar los sentidos que circulan en la institución educativa, lo veo todo el tiempo cuando hay equipos que se ponen al hombro la propuesta de la institución con la mirada puesta en la experiencia que van a transitar los alumnos y qué aprendizajes se quieren lograr. Hay que trabajar en el “efecto tenaza”, un concepto de Axel Rivas que me gusta mucho. Empezar por las condiciones más macro de la política educativa, los sentidos sociales que adjudicamos a la educación y al prestigio de los docentes: poder pensar a la educación como una prioridad social y política. También creo -y lo muestra mucha investigación educativa- que es posible trabajar de maneras distintas dentro de la institución cuando esta se convierte en una usina de cambio y cuando hay equipos de trabajo que buscan nuevas maneras de innovar. Esto está determinado por las condiciones de trabajo de los docentes.

 

¿Cómo describiría la concepción del sujeto que desarrolla Enseñar distinto

En todo el libro hay una mirada puesta en el sujeto, considerándolo como un sujeto diverso, ya que cualquier grupo humano es heterogéneo. El enfoque está puesto en nutrir y llevar más lejos el repertorio de intereses y capacidades que cada uno presenta. La enseñanza tiene que contemplar esa diversidad, pensando en propuestas que habiliten distintos tipos de puertas de entrada al conocimiento y maneras diferentes de abordar los contenidos. Desde el comienzo del primer capítulo, la mirada está centrada en los sujetos que queremos formar; comienza con las preguntas sobre cómo soñamos que sean los chicos que hoy están en las escuelas cuando sean adultos, qué características queremos que tengan. ¿Curiosos, empáticos, perseverantes, que disfruten de aprender? Desde ahí se encamina la siguiente  cuestión: qué tenemos y qué podemos hacer antes desde la educación, cómo eso que hacemos sienta las bases de lo que va a ser el futuro.

Las ventajas de nuestro sistema educativo que observé y veo trabajando en escuelas y acompañando y formando docentes son que, en general, los maestros argentinos tienen mucho compromiso con los alumnos.

Melina Furman

¿Qué ventajas y limitaciones encuentra en el sistema y en la cultura educativa local para llevar adelante las transformaciones propuestas? 

Las ventajas de nuestro sistema educativo que observé y veo trabajando en escuelas y acompañando y formando docentes son que, en general, los maestros argentinos tienen mucho compromiso con los alumnos, tienen buenos vínculos y tienen la mirada puesta en acompañar. Eso es enorme y es la base para todo lo demás. En cuanto a las limitaciones, son más estructurales y tienen que ver con las condiciones de trabajo. Además, hay una mirada muy contenidista y enciclopedista sobre qué significa aprender, centrada en la suposición de que una explicación clara y ordenada alcanza para que los estudiantes interioricen el aprendizaje; sabemos que no es así. El sistema es muy tradicional en las metodologías de enseñanza y evaluación. Eso es posible y complejo de cambiar: requiere mucho trabajo.

 

¿Hubo alguna situación específica que la haya marcado durante el transcurso de las investigaciones que realizó?

Recuerdo una anécdota que sucedió trabajando en formación docente como parte de un programa de ciencia y tecnología para la escuela primaria. En ese programa había que trabajar alrededor del porqué se producen las fases de la luna, dentro de la temática de astronomía para sexto grado. Al armar la capacitación y al trabajar con las docentes, con un contenido habitual que se aprende en la escuela primaria, me di cuenta de que nunca nadie lo había aprehendido hasta que lo tuvimos que enseñar. Me cayó la ficha de cuánto del contenido declarativo que nos llevamos de la escuela es algo que no terminamos de entender. Las maestras decían: “Ahora sí lo entiendo y lo puedo enseñar distinto”. Muchas veces la escuela no apunta a la comprensión, a entender en serio las razones detrás de las cosas. Eso queda como un acervo de conocimiento inerte, conocimiento que no podemos usar.

 

¿Cómo se puede contribuir desde la individualidad del lector o lectora (que puede no estar directamente relacionado al sistema de educación) a enseñar distinto?

El libro está pensado para docentes de todos los niveles. Quienes lo lean pueden tomar pistas para acompañar a chicos y adolescentes a aprender y fomentar las estrategias que propone Enseñar distinto en quienes tenemos cerca, pero también fomentarlo en nosotros mismos como adultos cuando tenemos que aprender algo nuevo. El libro está pensado para el trabajo en escuela, sin embargo, atraviesa toda nuestra vida: el trabajo en equipo, la posibilidad de dar devoluciones a quien tenemos cerca para seguir mejorando y respetar los tiempos propios. Todos enseñamos y aprendemos a lo largo de nuestra vida, más allá de a qué nos dediquemos, así que espero que el libro sirva también para todas las personas que están por fuera del sistema educativo.

 

 

Inés Martina debutó en Buenos Aires

Inés Martina debutó en Buenos Aires

La artista oriunda de Buenos Aires, ahora instalada en Nueva York, se presentó en un escenario porteño por primera vez en su carrera y ANCCOM estuvo presente y también la entrevistó.

Composiciones propias y ajenas, canciones en español pero también en inglés. Ritmos rioplatenses, arrabaleros, mestizados con un poco pop y otro tanto de rock, sumado a un público activo, que no paró de aplaudir, cantar y bailar, fueron algunos de los condimentos que hicieron de la noche del pasado jueves 27, una fiesta inolvidable.

Inés Martina Chouciño Storani tenía 21 años cuando partió de Buenos Aires rumbo a Nueva York para estudiar artes por tres meses. Lo que no sabía en ese entonces es que allí sería su nueva residencia y mucho menos imaginaba que diez años después volvería a su Argentina natal para presentar ante los suyos su incipiente carrera como cantante.

En la Gran Manzana perfeccionó sus conocimientos artísticos y logró transformarse en una compositora, intérprete, cantante, actriz y bailarina, entre otras cosas. Fue en 2020 que llegó su debut como cantante y el 2021 trabajó en la producción de sus primeros sencillos, que se encuentran disponibles en las plataformas digitales. Tiene además dos videos: “Los giles” dirigido por Laura Manson y Celeste Lois y “Bailan con el viento”, también guiada por Manson.

En la velada del jueves no faltaron las sorpresas. Una de ellas fue la apertura del show de la mano de la humorista y actriz (entre otras tantas cosas) Vero Lorca. Conocida por sus actuaciones de stand up y sus participaciones en Canal 9 y en la TV Pública, la comediante se encargó de dar inicio a la antesala del recital.

Así, cuando el turno de Inés llegó, las y los asistentes ya estaban metidos de lleno en la jornada artística y rápidamente empezaron los alientos desde abajo del escenario incentivando a la cantante a dar inicio a su show.

Acompañada por Rafael Varela en guitarra, Mariana Molinero en teclados, ukelele, bajo y percusión y Manuel Barrios en bandoneón, la anfitriona comenzó el espectáculo con una versión acústica de “Bailan con el viento”, una canción propia. Desde el inicio se fue generando un ambiente familiar que perduró durante todo el show.

En el concierto dominó un clima cálido y familiar, con momentos emotivos como cuando Inés ofrendó una canción a su padre. La artista, además de presentar sus canciones, realizó imponentes interpretaciones de artistas como Natalia Lafourcade, Monsieur Periné, Luz Pintos y Amy Winehouse.

El momento más emotivo fue, quizás, cuando las y los seguidores más cercanos escucharon los primeros acordes de “Los giles”, una canción propia cuyo video, estrenado hace 4 meses, ya superó las 50.000 vistas en YouTube.

Para cerrar el show la artista eligió “Gafas rosas”, un tema inédito que desnuda las raíces rioplatenses, y finalmente se despidió con una versión eléctrica de “Bailan con el viento”. Los y las presentes, de pie, reconocieron a la artista con un interminable aplauso.

 

Con la adrenalina todavía recorriendo su cuerpo y las emociones a flor de piel, Martina tuvo un tiempo para contarle a este medio cómo se sintió en su primer presentación en Argentina.

  • ¿Cómo fue pensar desde Nueva York un show en Palermo?

¡Estuve más nerviosa preparándome para este show en La Tangente que para cualquier otro de los que hice en Nueva York! Fue la primera vez que interpreté mis temas originales en mi país, así que todo bastante nuevo. Empezando por el hecho de que me dirigí al público en castellano durante todo el show.

  • ¿Cómo surgió la idea de compartir escenario con el stand up?

La idea de pedirle a Vero Lorca que se sumara a mi show para llevar a cabo la antesala surgió de que hice algo parecido en Nueva York y funcionó muy bien. Soy actriz también y tengo muchas amigas comediantes que hacen stand up e improvisación a las cuales suelo invitar a mis shows allá.

  • ¿Qué descubrieron en esta hibridación artística?

Me gusta mucho mezclar la comedia con la música porque me encanta la idea de que el público llegue, se pida algo de tomar o comer, se rían a carcajadas y luego me escuchen cantar. Siempre pienso en lo que yo disfrutaría más siendo parte del público y trato de incluirlo.

 

  • ¿Qué expectativas tenías previo a tu primer show en Argentina?

Por suerte nunca me pongo muchas expectativas, entonces siempre salgo feliz. Lo aconsejo. Solo quería que se vendieran cierta cantidad de entradas, y se vendieron muchas más del número que tenía en la cabeza. No hubo ni una silla vacía y hubo muchas personas paradas también. La gente estaba súper contenta y tuve comentarios muy lindos acerca de todo el show. Así que: feliz.

  • ¿Cómo viviste el show arriba del escenario?

Me sentí muy cómoda arriba del escenario y me encantó lo que recibí del público durante y entre todas mis canciones. Muchos gritos positivos y varias personas cantando al unísono mis temas. ¡Es lo que más me gusta de todo!

¿Cuánto tiempo tuvieron para preparar el show con la banda que te acompañó?

La banda que me acompañó fue un lujo. Son músicos talentosísimos y se aprendieron todos los temas muy rápido. Con Rafa y Marian tuvimos dos ensayos y con Manu ¡solo uno! Además, no nos conocíamos así que me impresiona lo bien que conectamos con tan poco tiempo de preparación. Me encantaría volver a trabajar con todos.

  • Le regalaste al público un adelanto de tu próximo trabajo discográfico

“Gafas Rosas” es mi nuevo tema, una milonguita muy sexy. Van a poder encontrarlo en todas las plataformas digitales pronto. En este momento estoy en preproducción para grabar el video clip en marzo, acá en Argentina. Pueden encontrar en mi canal de youtube mis otros dos videos de música realizados, en Buenos Aires el primero, y en Nueva York el segundo.

  • ¿Tenes pensado un nuevo show en el país antes de volver a Nueva York?

Vuelvo a Nueva York en unos días porque tengo un show programado allá para el 26 de Ffbrero. Vuelvo a Argentina a mediados de marzo y la idea es programar un show para finales del mes o principios de abril.

“Estamos viviendo en un mundo de ciencia ficción”

“Estamos viviendo en un mundo de ciencia ficción”

A los 29 años, Santiago Martínez Cartier publicó «Palermo Dead», su sexta novela de ciencia ficción. Una obra distópica inspirada en la crisis climática y la gentrificación de Buenos Aires.

La cita que da título a esta nota pertenece a Santiago Martínez Cartier, escritor de ciencia ficción que con apenas 29 años acaba de publicar Palermo Dead, su sexta novela. En ella aparece relatado un futuro distópico plagado de mundos posibles, donde el negociado inmobiliario y el calentamiento global desnudan la avaricia capitalista que, tarde o temprano, terminará con las clases sociales y junto con ellas, con ¿la humanidad?

Diversos relatos dan vida a esta nueva obra del autor, que ofrece un futuro negro donde el canibalismo aparece como opción ante la falta de lugares para producir alimentos.

Editado por Casa de criaturas, el libro ya se encuentra disponible para su comercialización. Una buena oportunidad para leer en vacaciones antes de que nos tape el agua.

 

¿Qué edad tenías cuando arrancaste con la escritura?

En verdad de chico ya escribía. Ya en la escuela primaria empecé a escribir cuentos, ficciones y de hecho ya escribía cosas con elementos de ciencia ficción. Después, más cerca de los 19 años, seguí escribiendo cuentos. En su momento me hice amigo de un librero y ahí fue cuando empecé también a tener otras influencias, leyendo mucha ciencia ficción y ahí, un poco de casualidad, terminé escribiendo la primera novela: Manuscritos del tiempo (Expreso Nova, 2014), que empecé como un cuento y lo fui alargando hasta terminar en una novela cortita que escribí a los 19 y se publicó cuando tenía 21.

 

¿Todas tus obras son ciencia ficción?

Sí, o al menos todas tienen elementos que remiten a la ciencia ficción, tal vez no necesariamente son tramas 100% del género pero en todas se juega algún aspecto como el tiempo, o siempre hago intervenciones de Buenos Aires. Voy siempre para adelante buscando distintas versiones de Buenos Aires, cómo sería en el futuro, distintos fenómenos que pueden terminar con diferentes versiones de la ciudad.

¿Cómo fuiste definiendo a la ciencia ficción como tu género preferido?

No fue una decisión voluntaria, yo en ese momento funcionaba de una forma más intuitiva. Ahora pienso un poco más las cosas pero en su momento era lo que salía y realmente lo que me salía era pensar el mundo en base a los códigos de la ciencia ficción. Siempre sentí que es más fácil hablar sobre los problemas contemporáneos del mundo actual a través de ficciones que generen una suerte de espejo. A veces, esa distancia hace que las cosas sean más claras, por eso funcionan tanto las distopías porque en realidad son como hipérboles, son como una exageración o una apuesta al máximo de los paradigmas del mundo contemporáneo. Y eso también es muy característico del cyberpunk, de ese mundo distópico donde el mundo de la vida está regido por las megas corporaciones. Entonces, se me hacía ya que estamos viviendo en un mundo de ciencia ficción, que el futuro llegó hace rato y me fue más fácil hacer lo evidente a través de los libros. Me surgió orgánicamente y siento que fue porque la ciencia ficción la siento más contemporánea que nunca.

 

En Palermo Dead planteas un Buenos Aires bajo agua: ¿Cómo se puede relacionar con los problemas que trae aparejado el cambio climático?

Palermo Dead está inspirado en dos tendencias claras que estamos viendo hoy en día: una es el deshielo de los glaciares. Se estima que de acá a cinco años se va a terminar derretir un glaciar del tamaño de la isla de Gran Bretaña y que puede dejar a la Ciudad bajo agua en un futuro no tan lejano. Y la otra tendencia es el negociado inmobiliario que está generando un proceso de gentrificación en muchos barrios porteños expulsando a los vecinos históricos de su barrio por el aumento del valor del metro cuadrado. Esas dos tendencias terminan generando el mundo de Palermo Dead. Llegado el momento, no va a quedar lugar donde construir y el cementerio va a estar ahí, enorme, con un espacio verde divino para clavar una mega torre.

 

¿Palermo Dead recupera elementos históricos combinados con el presente para configurar un futuro distópico?

Tiene cosas del presente pero también tiene historia y por supuesto, futuro. El movimiento poblacional que ocurre en el libro está un poco inspirado en el que ocurrió justo antes de la fundación del cementerio de la Chacarita, a partir de la epidemia de la fiebre amarilla durante la guerra del Paraguay. Con la fiebre amarilla se produce otro gran movimiento poblacional donde las clases adineradas se tienen que ir de San Telmo y se mudan al norte de la ciudad y ahí es cuando las clases populares empiezan a ocupar las grandes mansiones partidas en mil que convirtieron en conventillos. Esos hechos son los que inspiraron un poco el movimiento demográfico que ocurre en el libro: un edificio primero construido para ser utilizado transitoriamente por la clases adineradas y que luego los subarriendan, lo parten en mil ambientes, engañando a las clases populares con la promesa que “esto no se va a inundar todavía”.

Planteas un futuro donde ¿nos comemos?

Hay un poco de esto también. El canibalismo aparece como uno de los motivos de la novela. Siento que tiene una carga simbólica enorme el tema de la antropofagia.

 

¿Cómo es tu proceso de creación de personajes?

En Palermo Dead justamente me divertí un poco jugando con eso, siento que cada vez pienso más justamente desde donde estoy narrando. Cada uno de los relatos de Palermo Dead está narrado desde un personaje distinto, no son un reflejo mío, o tal vez algunas cosas sí, pero los personajes están construidos para adjetivar o para construir sus mundos. El primer capítulo, “Los fundadores”, está narrado desde una suerte de mente colmena del grupo de personas, que narra a la vez en un nosotros inclusivo y que son como una suerte de antigua oligarquía que sostienen los valores de Sarmiento en 1850.

El segundo cuento (y no sigo para no spoilear), que es el de la chica que se escapa, es simplemente un recurso que adjetiva un punto de vista político, de una revolucionaria que se está escapando de las instituciones. Entonces cada uno de los cuentos está construido desde una subjetividad distinta, que nada tiene que ver conmigo o que en algunos casos empatizo más que con otros, pero están pensados más en función de nuestras subjetividades distintas dentro de este mundo.

 

¿Cómo se pone en juego la relación narrador-autor?

Yo creo que ya me saqué las ganas de la literatura del yo. Justamente en Palermo Dead intenté alejarme lo más posible de lo autobiográfico. Lágrimas invisibles (Milena Caserola, 2016), que es el segundo libro escribí, sí es casi todo autobiográfico. Manuscritos del tiempo está basada en un hecho autobiográfico que usé para la ficción, pero ya me cansé de ese tipo de ejercicio y ahora busco lo contrario, cómo crear personajes que sean cien por ciento ficcionales.

 

¿Cuáles son los autores que te influencian?

Hay un poco de todo y además me gusta mucho el cine. Son lenguajes distintos. Es muy distinto escribir un guión que escribir una novela pero siento que me inspiran las atmósferas de las películas y para escribir esta novela estuve viendo mucho cine de terror y estuve leyendo esta nueva ola de terror argentino que me parece muy interesante: Luciano Lamberti, Mariana Enriquez, Samanta Schweblin. Hay también mucho de Philip K. Dick, Manuel Puig y Bioy Casares, entre otros.

Un poema de documental

Un poema de documental

Texto: Camila González

Durante cuatro años, Claudia Sandina fue su propia asistente, encargada de casting, investigadora, guionista, productora ejecutiva y, además, directora. ¿De qué? De Vida Poeta el documental que revive al gran poeta del tango Homero Expósito, innovador en el género, creador de un método (“Cancionística”) para enseñar a escribir canciones. La directora multitareas reveló a ANCCOM cómo fue el proceso de realización interrumpidos por la pandemia, y cuáles fueron los desafíos que le plantearon el presupuesto reducido y ocupar seis roles a la vez. Este jueves, el documental de Sandina se presenta en el Gaumont.

¿Cómo surgió la idea de hacer el documental? 

Fueron cuatro años. Empecé a trabajar en octubre del 2017 porque pensaba hacer un documental para noviembre de 2018, que se cumplían cien años del nacimiento de Homero Expósito, pensando que en un año lo iba a terminar. El tema de hacer un documental es porque al ser audiovisual hoy tiene mayor alcance, puede tener más visibilidad que un libro. Primero empecé con la investigación, que fue un proceso largo. Entrevisté a su familia, a las personas que lo conocieron, como Raúl Lavié, y fui a SADAIC, donde entrevisté a Atilio Stampone. También busqué material de archivo, fui al Archivo General de la Nación, al Museo del Cine y a la Biblioteca Nacional, y encontré otros documentos, como diarios y revistas de la época donde había entrevistas a Homero. Lo fui conociendo desde su propia voz, a través de las entrevistas que le hacían, y me fui deslumbrando, porque antes no lo conocía a Homero. Siempre la investigación te enriquece, porque vas conociendo al personaje, conociendo e interpretando la época en la que él vivió, porque Homero fue el producto de una época.

Expósito, autor de reconocidos tangos como Naranjo en Flor, Flor de lino, Afiches y Percal, nació en 1918 en la localidad bonaerense de Campana, pero vivió en Zárate. Fue la época dorada del tango en la década del ‘40, con su explosión artística y cultural, la que vio nacer sus más de 700 obras, entre las que se encuentran las colaboraciones con su hermano Virgilio, Astor Piazzola, Héctor Stamponi, Aníbal Troilo y Armando Pontier, entre otros.

¿A quiénes entrevistaste de la familia?  

A Mónica, la sobrina, hija de Virgilio Expósito, y a Nelly, su esposa. Parte de la familia Expósito está en Zárate, donde está Mónica, y parte en Buenos Aires, donde vive Nelly. Ellas me abrieron entusiasmadas las puertas a la documentación que tenían de él. Fui al lugar de Homero, filmé en Zárate y en Buenos Aires. El aporte de la familia fue muy importante. 

Claudia Sandina es contadora pública, pero su pasión está en la investigación histórica. Su primer acercamiento al tango fue a través del baile, pero la investigación y la escritura la introdujeron plenamente en el mundo tanguero. Estudió dramaturgia con Ricardo Halac, guión con Michelina Oviedo y dirección de actores, que la convirtieron en autora de obras como Discépolo, historia de un poeta (2011).

¿Después de la investigación, cómo seguiste? 

Después de la investigación, el segundo paso fue construir un guión. Yo me formé en Guionarte, creo que eso es importante. A veces se cree que un documental no necesita un guión. Y el guión es una estructura gramatical que potencia la creatividad, porque vos sabés que al construirlo tenés que tener una línea dramática para que fluya la estructura. Y en Vida Poeta todo fluye, quienes lo han visto me han dicho que la construcción del relato los mantiene atentos todo el tiempo, y que van descubriendo todo el tiempo algo, además de emocionarse. Eso es el resultado de un guión, que sufrió muchas modificaciones por razones de producción, o porque a veces he tenido que parar un momento y después retomar. 

Y presentaste el proyecto al INCAA…

Y una vez que lo escribí, presenté el proyecto. Fue la primera vez que presenté un proyecto para pedir financiamiento, porque todo lo que hice siempre fue autoproducido y autofinanciado, siempre lo hice yo. En este caso, quería encarar un largo documental, pero era muy costoso hacerlo, y también mi idea era despertar el interés del INCAA —Instituto de Cine y Artes Audiovisuales—. Una vez que presenté el proyecto, seguí manteniendo contacto con los que pensé que iban a ser entrevistados, y después se sumaron otros. Y me lo aprobaron al año siguiente, así que empecé a filmar al año de haber presentado el proyecto, en 2019, con un presupuesto de la línea digital del INCAA. 

¿Trabajaste con un equipo reducido?

Fue reducido, solo dos actores y una pareja de baile. Participaron Lucila Díaz Colodrero, Malena Armelin y Facu Argañaraz. También hubo músicos y cantantes. Conté con la presencia de Jacqueline Sigaut, que grabó un disco en homenaje a Anibal Troilo en 2012, y el Negro Falótico, que es zarateño y grabó un disco homenaje a Homero Expósito. También estuvo presente Anibal Corniglio con su guitarra. La música estaba ya grabada de orquesta, pero también incluí escenas artísticas con música en vivo. Fue un gusto contar con ellos. Son cantantes de primer nivel que se sumaron a la movida. Y también hay recreaciones ficcionales, que ayudan a imaginar cómo era la vida de Homero, donde se representa al Homero joven, recreado por Eliam Pico, y al Homero adulto, por Daniel Sansotta. Fue muy lindo trabajar con ellos, todos colaboraron y estaban muy entusiasmados. También participaron la Academia Nacional de Tango, la Academia Porteña del Lunfardo y otros artistas. Fue muy rico en ese sentido. Y en mi caso, yo cumplí varios roles, aparte de escribir y dirigir, fui mi propia asistente, hice la producción ejecutiva, hice el casting. El trabajo de investigación sí fue un trabajo bastante solitario. 

¿Cómo contactaste a los bailarines? 

Daniel Sansotta es un amigo, lo conocía de sus clases. Colaboró mucho, fue un gusto recibir su colaboración. Fue muy emotivo porque él es bailarín de tango y docente, además de actor, que era algo que yo buscaba, se conectó muy bien con Homero y su poesía. Fue muy lindo compartir con él. Estoy muy contenta con lo que logramos. A Lucila Diaz Colodrero, la bailarina, la conocí porque me contacté con el CETBA, el Centro de Tango de la Ciudad de Buenos Aires, donde Eric Dinzel me la presentó a Luli y también se copó. Ella tenía un estilo que me gustaba, de jovencita, para recrear escenas de una supuesta novia de Homero. 

¿Fue un proceso largo? ¿Cuánto duró? 

Sí, fue un proceso largo, duró mucho. Empecé en octubre de 2017 y lo terminé a mediados de 2021. Fueron cuatro años. Después, empecé a filmar en agosto de 2019 y terminé a fines de 2020, con períodos interrumpidos por la pandemia. Filmé en dos momentos distintos porque no podía hacer todo junto, y cuando vino la pandemia tuve que parar. Después retomé. Y tuve un año de espera para empezar a filmar hasta que me aprobaran el proyecto en el INCAA, pero ese año lo aproveché para hacer otras cosas, para seguir investigando, fluyendo, buscando. Yo soy de trabajar mucho, hice todo lo que estuvo a mi alcance en los tiempos en que pude hacerlo. El proceso de montaje fue muy largo también, yo pensé que lo hacía en un mes y estuve cuatro meses. En el transcurso hubo interrupciones, y es algo que pasa siempre con este tipo de proyectos chicos. Fue un gran esfuerzo de producción. 

¿Qué es lo que te interesaba dar a luz con Vida Poeta?

En el caso de Vida Poeta es el primer documental de un poeta del tango. Hay documentales de músicos y cantantes, pero no de poetas del tango. Entonces lo que me propuse es hacer un documental que ponga en valor la poesía del tango. Porque las letras de los tangos siempre fueron consideradas un arte menor, y en el caso de Homero hay un estudio, una disciplina, un trabajo en la construcción de la poesía que es maravilloso. Quise revalorizar la poesía. Y seguí una línea biográfica y poética. Hablo de la vida de él y de cómo fue su recorrido, además de su obra. Lo que me interesó fue mostrar no solo la obra, sino al ser humano Homero Expósito, la persona que hay en el artista. Al hacerlo en una línea biográfica, hablo de él, de sus sentimientos, de sus valores y de cómo sostuvo su vocación. Eso es lo que se desliza en el documental. Lo mejor que tuvimos, y que tenemos, hay que mostrarlo y conocerlo. 

Se dice que él fue innovador en el género…

Homero Expósito fue un hombre de mucho estudio. Estudió Filosofía y Letras, aunque no se recibió, y creó un método que se llama “Cancionística”, que en los años ‘70 lo enseñaba en SADAIC para aprender a escribir canciones. Aportó al tango una forma de escribir con metáforas, por eso se dice que fue un renovador e innovador. Es una poesía muy trabajada. Creo que a través de la obra de Homero también se habla de todos los poetas, más allá de que su poesía fue especial. Hay mucha riqueza y mucho trabajo en lo que él hacía. Y el tema de si él era un letrista o un poeta también me interesó deslizarlo a través del documental. Homero fue un poeta, por eso esta revalorización. 

No todo tiene un final, no todo termina

No todo tiene un final, no todo termina

Editada en marzo de 1971, La Biblia, de Vox Dei, cumple 50 años y a lo largo de estas cinco décadas no solo mantiene intacta su originalidad sino que se afianza como un material inigualable. Es difícil encontrar en la Argentina una empresa similar: unos pibes de 20 años tuvieron el desenfado, talento y creatividad de componer una obra conceptual basada nada menos que en sagradas escrituras. Pero precisamente eso fue lo que hizo este grupo quilmeño cuando editó éste, su segundo disco, pensado como álbum doble.

Una obra que dejó canciones clásicas como “Génesis”, “Las Guerras” o “Libros Sapienciales”, que ya forman parte del panteón de los mejores temas del rock clásico argentino. Clásicos, también, de fogón. De todo esto habla Ricardo Soulé (guitarra, violín, armónica y voz), autor de todas las letras y de buena parte de la música del disco, en la que participaron sus compañeros: Willy Quiroga (bajo y voz), Juan Carlos “Yodi” Godoy (guitarra) y Rubén Basoalto (batería).

En esta charla con Soulé recorre las historias y anécdotas de un álbum cuya grabación demandó 150 horas, algo totalmente inusual para su época, y que contó con la participación de un coro y una orquesta de cincuenta músicos. Además, Ricardo cuenta un poco sobre su presente y anticipa un proyecto sobre el que está trabajando.

¿De qué modo dimensionás la importancia de La Biblia hoy?

A mí, lo que me sobrepasa es el tema de la trascendencia a través del tiempo. Cómo esta obra puede seguir despertando interés en el público, en el periodismo y en los estudiosos.

¿Cómo surgió aquella idea?

Surgió de manera espontánea, como una tormenta. Como cuando en el verano te vas a bañar al mar y de golpe vienen las nubes, no se sabe de dónde y se larga una tormenta en la que no hay un lugar donde te puedas guarecer. Así nació La Biblia, de una manera muy fuerte. La idea se me reveló como algo posible y a su vez, pensé que la combinación entre la música con la letra podía crear un interés en la gente. No como una novedad en sí misma porque combinar textos sagrados con música es algo muy antiguo pero no en el ambiente del rock. Hace años el rock tenía, por lo general, canciones de dos minutos o dos minutos y medio, y sobre todo temas sobre el amor o sobre la nena que era muy guapa y que el muchacho tenía muchas ganas de estar con ella. Y está bien porque así fue como nació pero de golpe empezaron a aparecer otras corrientes y entre ellas la que seguimos nosotros.

¿De dónde viene tu interés por La Biblia como texto?

Desde jovencito viví la cristiandad de mi familia típica de mediados de los años 50, en los que el nene tenía que estudiar el catecismo, tomar la Comunión y después la Confirmación y chau, ya está. No fui más a la iglesia. Salvo que tenía un amigo que su papá nos llevaba pero más que nada como un hecho social. Eso es todo lo que viví hasta que conocí a quien sería mi suegro, un polaco veterano de la Segunda Guerra Mundial y me empezó a hablar de Cristo. Él había estado preso en Siberia y peleando, para los ingleses, y la pasó muy mal. Él fue quien me habló de La Biblia y eso me impresionó una barbaridad. Después me enamoré tremendamente de su hija, mi esposa, y esa combinación explotó mi cabeza. Me enganché como un loco con los textos sagrados. La leí mucho. Hace 50 años que lo hago.

¿Cómo fue la grabación del disco?

En aquel momento, el epicentro para grabar de todas las bandas que estaban sonando en la radio, haciendo shows, giras, etc., estaba en el estudio TNT ubicado en la calle Moreno. Ahí grababan Los Gatos, Manal, Almendra y nosotros. [Jorge] Álvarez tomaba el horario y podíamos estar desde las diez de la noche hasta lo que diera, cuatro o cinco de la mañana. Cuando salíamos del estudio, nos cruzábamos con los otros muchachos e intercambiábamos ideas y sugerencias. Por ejemplo, nosotros no teníamos equipos Marshall, que en aquel momento recién llegaban al país, entonces los muchachos de Almendra, que tenían los propios, nos los ofrecieron. Por eso, también, La Biblia tiene un sonido muy especial. Porque si vos te ponés a pensar que fue grabado en el 71 y acá no había muchos instrumentos todavía, el disco tiene un sonidazo.

¿Los temas están todos desarrollados en el estudio?

Sí, todos los temas están desarrollados en el estudio. Nosotros entrábamos con la idea, es decir, una estructura rítmica, una clave, un principio, un fin, una letra y una melodía pero, lógicamente, cuando lo empezábamos a escuchar en el estudio empezaban a aparecer cosas que se nos ocurrían. Por eso grabar en estudio agrega mucho a la parte compositiva.

¿En esa época estaban grabando para la discográfica Disc-Jockey?

En realidad, habíamos arrancado con Álvarez, para Mandioca, y en plena grabación este sello se vende a Disc – Jockey así que nos produjeron ellos.

Ahí firman un contrato medio leonino, ¿no?

Sí. Todos los contratos eran espantosos. Con Litto Nebbia nos agarrábamos unas broncas. Hemos firmado cada cosa. Estamos hablando de 50 años atrás, las cosas se modificaron mucho pero en aquellos tiempos era terrible. Te daban el 1 o 0,5% de las regalías del precio mayorista del disco. Una cifra que te daba ganas de tirarte por la ventana. Incluso, firmé contratos siendo menor de edad porque en aquella época para ser mayor tenías que tener 21 años. Yo firmé con 19 o 20 años.

Y ¿cuántas copias calculás que se vendieron de La Biblia? Porque no hay cifras oficiales…

No, ni lo va a haber. Las discográficas las han negado siempre. Algo que siempre comento cuando tengo la oportunidad de hablar de esta obra, es lo curioso que me parece que lleva 50 años de venta, de presentación, de reversiones, de notas periodísticas y nunca jamás en premios de la industria, como los Premios Gardel o en los Grammy. Nunca La Biblia de Vox Dei tuvo una mínima mención. No digo que ganemos un premio. No tengo esa pretensión. Pero me llama la atención que no haya ni siquiera una mención.

Sí, porque, como obra conceptual, fue de avanzada…

Te diría que lo sigue siendo porque no hubo algo similar después. Yo lo asemejo mucho a la Misa de Bach porque este compositor dejó su obra catalogada – la obra vocal, de coros, las sonatas, los conciertos – pero aparte la Misa de Bach es algo en sí mismo. Bueno, algo parecido es La Biblia de Vox Dei, infinitamente más pequeña y humilde pero que no es fácil de catalogar.

Al final, la versión que se editó no tiene completo “El Apocalipsis”, ¿no?

Eso fue algo del estudio que decidió cortar el material y mandarlo así porque “El Apocalipsis” aún no estaba terminado. Nosotros recién lo terminamos en el año 86 u 87, que grabamos en el Teatro Ópera la primera versión completa de La Biblia. Yo lo había pensado para un grupo de rock y orquesta pero como no teníamos guita para la producción lo que hicimos fue reproducir los sonidos de la orquesta con los teclados. La primera vez que, verdaderamente, se hizo La Biblia de Vox Dei completa con orquesta y banda fue en la puerta de la Catedral de La Plata el 21 de diciembre del 97. Mirá lo que tardamos…

¿Qué repercusión tuvo para la Iglesia católica?

Mirá, no le fue indiferente. En cuanto se enteraron nos mandaron a llamar de la Curia que vendría a ser como la Casa Rosada del clero. El Obispo que habló con nosotros era el segundo en la jerarquía eclesiástica de aquél momento. O sea que le dieron un valor de la puta madre. Y nos apoyaron porque nos podrían haber prohibido tranquilamente y desaparecíamos de la faz de la tierra. Nunca más se hubieran enterado de nosotros porque después supimos que el obispo que nos contactó colaboraba con los represores.

¿Cómo fue la presentación en el Teatro Alvear?

Fue impresionante por la gente. De nosotros, lo único que me acuerdo es que muy nerviosos. Lo que recuerdo es cómo se emocionaba la gente y lo contenta que estaba. Y además, la diversidad del público. Había curas, monjas, laicos, rockeros, oficinistas de traje y corbata. Se llenaba tanto de gente que se cortaba la calle Corrientes que para aquel momento era mucho decir.

¿Cómo fue la preparación del show en vivo?

Nos costó un huevo. Es muy complejo porque tiene que ser una cosa atrás de la otra y yo tengo muchos cambios de instrumentos. Me la hice difícil.

¿Qué te pareció la versión del “Génesis” que hizo Soda Stereo en el Unplugged de MTV?

Me pareció buenísima y, además, es llamativo que (Gustavo) Cerati la haya cantado igual a la segunda versión que grabé y que nunca salió, haciendo con la voz un glissando para abajo. Yo la cantaba así como 30 años antes. Gustavo nunca la escuchó y la cantó igual. ¡Eso fue increíble!

Lo que se nota en esa versión es la complicidad entre los músicos, sus miradas de disfrute por lo que estaban tocando…

Sí, eso es muy copado. Es lo mismo que le pasa a los de La Renga, Iorio, Carca o La Mancha de Rolando que se entusiasman muchísimo con ese tipo de música, con el repertorio de Vox Dei y hacen unas versiones bárbaras. Hay una versión de “Ritmo y Blues con Armónica” que hacen Los Chevy Rockets que está buenísima.

Sin dudas, La Biblia es un paradigma de una época de ebullición cultural como la que se vivió a fines de los 60 o principios de los 70

Sí, totalmente. Forma parte de un frente cultural que tenía ramificaciones en todas partes del mundo. Y no era solamente música: era también teatro, literatura, cine, pintura… Aparecieron obras fuertísimas. Por ejemplo, una noche cualquiera, nos contaba nuestro productor Jorge Álvarez que al mismo tiempo que nosotros estábamos tocando en el Teatro Coliseo, Troilo estaba tocando en el Luna Park y Piazzolla en Caño 14… Todo eso en la misma noche, en un radio de 15 cuadras. Y cerca de esos lugares, también, estaba el Instituto Di Tella. Ese era el ambiente cultural en el que estábamos inmersos.

¿Cuál es el mito urbano más impresionante que escuchaste sobre La Biblia?

Uno que escucho siempre es que La Biblia salió el 15 de marzo de 1971. Ese día es mi cumpleaños y sé que no la editamos un 15 de marzo pero todo el mundo dice que sí, así que no puedo hacer nada para desmentirlo. Si quedó así en la historia, así será. Es más fuerte todo lo que la gente diga con respecto a La Biblia que lo que pueda decir yo para desmentirlo.

¿Viste el documental Rompan Todo de Netflix?

Sí, lo vi. Pero pusieron muy poco de Vox Dei. También faltaron grupos muy grosos: La Renga, Los Redonditos de Ricota. Ellos son los grupos que más gente llevaron a sus conciertos y no los pusieron. El recorrido que hicieron de nuestro rock fue muy por arriba.

 ¿Desde cuándo tocás el violín?

Desde muy chiquito, alrededor de los seis o siete años porque mi viejo era violinista aficionado. Así que empecé antes de la guitarra.

Hay una pregunta que siempre le hacemos a nuestros entrevistados y te propongo no ser la excepción. ¿Qué tema de otro artista te hubiera gustado componer?

¡Un montón! Pero me quedo con “L´estro armonico” de Vivaldi.

¿Cómo es tu actualidad?

Estoy aburrido como un hongo, escondido en mi casa esperando que no me agarre el coronavirus y que se vaya pronto. No estoy tocando en ningún lado, solo toco en mi casa con la computadora. Pero mi cabeza sigue en funcionamiento, sigo componiendo cosas. Además, como tengo un montón de horas libres, estoy escribiendo un libro. Eso es muy lindo, nunca lo había hecho hasta ahora.

¿Y de qué se va a tratar el libro, será autobiográfico?

No. Tiene partes biográficas pero no es un racconto desde que nací hasta ahora sino un recorrido de episodios particulares de mi vida. La mayoría de los capítulos transcurren en Sevilla porque ahí comencé a escribirlo. Ahí vive una de mis hijas con mis nietas. Pasé muchas cosas en España, fueron muchos años viviendo allá. El libro también tendrá mucho que ver con la cetrería, con los pájaros, y con la música, por supuesto. La música siempre está.