Jun 9, 2020 | Novedades, Trabajo

“Despidos”, “suspensiones” y “rebajas salariales” son tres conceptos que desentonan en la retórica de ciencia ficción imperante. Sin embargo, son las categorías esenciales para comprender gran parte de lo que sucede tras las bambalinas de la pandemia. A la amenaza biológica contra la vida se le suma la amenaza social contra el trabajo.
Es en busca de esa realidad que surgió el Observatorio de Despidos Durante la Pandemia, una iniciativa de sociólogos y estudiantes de Sociología de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de La Plata agrupados en La Izquierda Diario. “La idea del Observatorio surge a partir de dos dimensiones: por un lado, cuando inicia la cuarentena aparecieron, en forma de aluvión, datos, gráficos, curvas y demás sobre los aspectos sanitarios, que desde ya son imprescindibles. Pero no se publicaba, ni en las esferas de gobierno ni en los espacios mediáticos, información respecto a la situación de los trabajadores. Esa ausencia empezó a volverse sintomática y, de hecho, se prolonga hasta hoy”, explica Mariano González, estudiante de Sociología de la UBA, y continúa: “Por otro lado, teníamos una prédica del oficialismo de protección a los trabajadores tanto a través de conferencias de prensa como a partir de varios decretos de necesidad y urgencia. Incluso Alberto Fernández llamó ‘miserable’ a Paolo Rocca por los 1.450 despidos de Techint. Sin embargo, esas cesantías se concretaron y los ataques al salario, despidos y suspensiones comenzaron a aparecer de manera muy fuerte. Por eso decidimos poner en pie el Observatorio, para brindar esos dato”.
El relevamiento se realiza semanalmente a partir de publicaciones en más de 40 medios periodísticos nacionales y regionales, a los que se agregan las cifras publicadas esporádicamente por distintos organismos y los resultados de los acuerdos a los que llega cada sindicato en particular. A partir de esa información, se realizan informes y análisis bajo la supervisión de Paula Varela, investigadora del Conicet y docente en la UBA.
El conteo comienza desde el 20 de marzo –el día en que se inició el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio- y, al 30 de mayo, se relevó el impactante número de 3.890.639 trabajadores afectados. El Observatorio desagrega esa cifra en tres categorías: “despidos”, unos 139.634; “suspensiones” (incluye a trabajadores que hayan sufrido el doble ataque de suspensión más rebaja salarial), que alcanza 1.786.987; y “ataques al salario”, que suben a 1.965.018.
De todas formas, este número es tan sólo una base, un indicio, más que una afirmación acabada. Los datos dependen de aquello que es considerado noticia por alguno de los medios relevados y, sobre todo, se impone la opacidad absoluta a la hora de registrar la situación del sector informal. “El porcentaje de precarización laboral en Argentina es del 40%”, analiza Clara Posse, socióloga. “Entonces, sabemos que hay muchos trabajadores informales, precarizados, contratados o con distintas relaciones laborales que no están pudiendo ser relevadas. Ese es un límite importante. Nosotros remarcamos que ésta es la cifra que pudimos abarcar, pero que en realidad es muchísimo más”. El llamado del Observatorio, en consecuencia, es que sean los y las propias trabajadoras quienes hagan su denuncia tanto al mail mapadedespidos@gmail.com como a La Izquierda Diario.

Según el informe del Observatorio, el sector más afectado es el del comercio.
El gobierno nacional -con el apoyo de todos los estratos gubernamentales- optó por una cuarentena estricta, con excepción de ciertos sectores denominados como esenciales. Para disipar incertidumbres sobre la situación a la que se verían expuestos las y los trabajadores, en el Artículo 8° del DNU 297/20 se dispone que “durante la vigencia del ‘aislamiento social, preventivo y obligatorio’, los trabajadores y trabajadoras del sector privado tendrán derecho al goce íntegro de sus ingresos habituales”. Más tarde, el 31 de marzo, tras el escandaloso episodio en Techint, se firmó el DNU 329/20. El Artículo 2° dispone: “prohíbense los despidos sin justa causa y por las causales de falta o disminución del trabajo y fuerza mayor por el plazo de sesenta (60) días” -se prorrogó por otros 60 días más desde su vencimiento-. Y el Artículo 3°: “prohíbense las suspensiones por las causales de fuerza mayor o falta o disminución de trabajo por el plazo de sesenta (60) días” -también prorrogado-. En resumen: se prohíben las rebajas salariales, los despidos y las suspensiones durante el aislamiento obligatorio. El devenir de los días terminó dictaminando algo totalmente diferente.
¿Qué sucedió entonces? El primer indicio puede encontrarse en un pequeño apartado del Artículo 3° del DNU 329/20. El mismo dice: “quedan exceptuadas de esta prohibición las suspensiones efectuadas en los términos del artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo”. ¿Qué dice el artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo? Establece la posibilidad de realizar suspensiones de tareas al trabajador en caso de fuerza mayor, abonándole una suma no remunerativa que es tan sólo un porcentaje de su salario habitual y teniendo que tributar únicamente aportes y contribuciones a la obra social y ART. Pero, antes este mecanismo debe ser pactado con el empleado de manera individual o colectiva -sindicatos-.
El 27 de abril, la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Unión Industrial Argentina (UIA) pactaron un acuerdo que sirve de marco para el resto de las negociaciones gremiales: el tope de descuento al salario de trabajadores suspendidos no puede superar el 25%. Aunque en realidad esto debe leerse con mayor detenimiento: la CGT y la UIA habilitaron que aquellas empresas que suspendan empleados tienen la posibilidad de reducir sus remuneraciones hasta un 25% en sus respectivas negociaciones con los sindicatos.

Muchas de las rebajas salariales y suspensiones fueron acordadas con los gremios.
El último informe del Observatorio muestra que el 76,1% (2.962.346 trabajadores) de los “ataques laborales” -despidos, suspensiones y ataques al salario- tienen como origen los acuerdos sectoriales. “El sector más afectado es el de Comercio, ya que allí trabajan alrededor de 1.200.000 personas. El que le sigue es Construcción: la Cámara Argentina de la Construcción anunció a principios de mayo que se habían perdido 100 mil puestos de trabajo entre marzo y abril. En conjunto con el resto de las modalidades de ataque al trabajo suman casi 500.000 casos y hay que tener en cuenta además que es un sector con una gran proporción de empleo informal, que no puede ser contemplado en el estudio. También representa el 25% de los despidos a nivel nacional. Tercero está el sector del Personal de Casas Particulares, las empleadas domésticas, que en un informe publicado por el sindicato se reveló que se vieron afectados 500.000 puestos. Y, en cuarto lugar, pelean cabeza a cabeza el sector estatal y el gastronómico”, explica Posse.
Efectivamente, el estatal se encuentra en el podio de los sectores que más ataques sufrieron con 438.927 afectados. Algunos casos se extienden desde mucho antes de la cuarentena, como las deudas salariales y paritarias a la baja en la provincia de Chubut.
“El ataque al salario es el principal mecanismo utilizado para transferir los costos de la crisis a los trabajadores”, se lee en el último informe del Observatorio. El total de trabajadores afectados por ataques al salario es de 3.685.515. Dentro de esta categoría se despliegan tres mecanismos: reducción salarial (2.880.626), postergación de paritarias (720.546) y adeudamiento salarial (84.343). González enfatiza: “Ante esto, el gobierno nacional no solamente no ve esos ataques sino que los convalida. Los acuerdos firmados por sector entre las direcciones sindicales y las cámaras empresarias son homologados por el Ministerio de Trabajo. Los decretos son papel mojado. Hay un gran consenso en todo el arco político y sindical en hacer de cuenta como que sigue en verdad la ficción de que éstos decretos tienen algún tipo de utilidad”.
El derrumbe de la economía tanto nacional como mundial, no obstante, es insoslayable. Las grandes potencias han impreso y desembolsado millones en papel moneda para rescatar a sus sistemas financieros y económicos. Menos grandilocuente, más lúgubre, es la realidad de los negocios barriales, de las empresas modestas que caen sin estruendo y dejan en la completa incertidumbre a miles de trabajadores y trabajadoras. Con ese argumento se firmó el DNU 332/20 del 1° de abril, que establecía las bases del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). Se trata de una serie de medidas que abarcan exenciones impositivas y, en especial, el pago por parte del Estado -Anses mediante- de una porción del salario de los trabajadores. Con las semanas comenzaron a aparecer situaciones completamente irregulares: aparecieron en la lista de beneficiarios grandes empresas, sin problemas financieros, y entre los salarios beneficiados con fondos públicos se encontraban sus propios CEOS.
“A partir del acuerdo de la CGT con la UIA se redujo un 25% el salario, el 50% es pagado por la Anses y empezamos a notar que ese 25% restante que queda a cargo de la empresa muchas veces es pagado en cuotas o directamente no se paga”, recalca Posee.
“Todo esto no es un simple desconocimiento. Lo mismo respecto al decreto que prohíbe despidos y suspensiones. Estas situaciones son públicas, se denuncian en las carteras del Ministerio de Trabajo. Sin embargo, el Gobierno nacional decide hacer la vista gorda. Enfatizamos el episodio de Techint, un caso emblemático. Sobre eso no hubo ningún tipo de represalia, sino que incluso fue premiado con el ATP. Incluso, al momento de recibir ese beneficio, despidió a otros 30 trabajadores de una contratista de Siderca, en Campana. Lo mismo sucede con Blaquier, que también accede al ATP y de todas formas suspende y recorta salarios. Al igual que otras empresas como Granja Tres Arroyos, que luego de recibir el ATP despidió a 50 trabajadores. Con todo este panorama, nosotros vemos que el ATP y otros tipos de programas en realidad son un gran subsidio millonario a las empresas para mantener el margen de rentabilidad a costa del ajuste y el recorte a los trabajadores”, denuncia Mariano González.
Dic 31, 2019 | Entrevistas, Novedades

Catalina Pella
En un deporte regido por las desigualdades en los ingresos entre hombres y mujeres, con 26 años, la bahiense Catalina Pella da batalla ante una realidad que la interpela, y le es injusta en el mundo del tenis.
Pella es la cuarta mujer argentina mejor rankeada de la WTA (Women Tennis Association) en el puesto 387, y al igual que el país, atraviesa una situación económica delicada. En la actualidad, Pella se encuentra disputando el grupo americano de la Fed Cup junto con el combinado argentino, y entiende que su camino hoy pasa por competir en torneos de menor trascendencia, con el objetivo de solucionar en el corto plazo la crisis financiera y defender su ranking de la WTA, pero también el de la ITF, donde se encuentra en el puesto 288.
¿Cómo ves tu momento profesional actual?
Estoy pasando por una situación económica bastante complicada. Es por esto que estoy jugando interclubes, futures y algunos challengers para sobrevivir. Me estoy yendo a Europa en abril y me quedo ahí un tiempo. Además tengo que defender mi ranking. En definitiva, tengo que aceptar el momento en el que estoy. Ha sido muy difícil. Mi hermano -el tenista Guido Pella quien acaba de recibir su primer título ATP en San Pablo- me ofreció ayuda económica, pero estoy en una etapa que necesito hacerlo yo. Estoy tranquila, entrenando lo más que puedo para competir, para dar lo mejor de mí.
¿Cuáles son tus expectativas en Europa?
Me llevó muchos meses aceptar esta situación, pero estoy con la cabeza más tranquila. Además esto me va a ayudar para el día de mañana estar bien parada para volver a competir con muchas más ganas y ya disputar torneos profesionales. La carrera son dmomentos y esto te motiva a volver con todo y competir al mejor nivel.
La ITF (lo que no es ATP/profesionalismo) modificó estructuras en marzo del 2017, con la idea de generar más torneos y dinero para competiciones más pequeñas. ¿Cómo es la situación del tenis femenino a nivel mundial?
La realidad es que no hay tantos torneos más. Se da una tremenda desigualdad. Es muchísimo mayor la cantidad de torneos que juegan los hombres, que los que juegan las mujeres. Nosotras cobramos menos de la mitad de que lo que cobran ellos, a nivel WTA y a nivel Challenger. Yo esperaba más cambios.
Serena Williams fue mofada por la prensa al quejarse frente a la umpire en la final del US Open de 2018. La burla fue automáticamente calificada como sexista y machista. ¿Qué lugar ocupa la mujer en el deporte y qué avances ha habido?
La mujer ha estado sometida en muchos aspectos, pero esto ha evolucionado con el tiempo. A pesar de ello no entiendo por qué las grandes tenistas como (NdeE.: María) Sharapova o (NdeE.:Simona) Halep no hablan de estas desigualdades. Donde en un torneo como un Grand Slam se dice abiertamente que no ganará lo mismo la mujer que el hombre. No sé si están muy preservadas ellas o qué. Pero Andy Murray ha hecho más por el tenis femenino que ellas. Ha dicho muchas veces que los logros nuestros son menospreciados dentro del mundo del tenis. No me entra en la cabeza pensar que haya tanta desigualdad y que las mujeres lo acepten.
Si bien han crecido las publicidades que abogan por el poder de la mujer ¿Las marcas y los grandes torneos inciden en la desigualdad de género?
Yo creo que sí. Es muy loco pensar que una mujer que gana un torneo WTA, gane determinado dinero, y no gane lo mismo que el varón que ganó el mismo trofeo ATP. Yo no creo que a la mujer le dé lo mimo.
Ya de por sí la Asociación de Tenis Profesional se diferencia de la WTA, cuando se supone, por su nombre, que nuclea a todo el mundo de la raqueta. ¿Formás parte de alguna organización que lleve adelante este reclamo?
No, pero es porque soy muy tranquila. No me gusta el quilombo para nada. Pero lucho mucho por la igualdad. He tenido miles de peleas. Y hasta desde la AAT me dan la razón, y me dicen que es verdad. Pero eso queda en la nada y hay que cambiarlo. De todas maneras, la mujer ha tomado más fuerza en esto de la igualdad. Pero todavía no se nos escucha. Se nos va a escuchar. Lo de que la mujer es inferior es de dinosaurios, pero estamos muy lejos aún.
Sos integrante del equipo de la FED Cup, torneo que nuclea a hombres y mujeres, entre singles y dobles. ¿Cómo fue tu experiencia y qué te parece esta iniciativa que comenzó en 1995?
El formato está buenísimo. Este año se le ha dado más importancia que años anteriores. Creo que es gracias a que gente como Mercedes Paz, Florencia Labat y Gabriela Sabatini le hayan estado atrás.
El tenis enfrenta un gran monstruo que es la televisación y la comercialización de los torneos. Las modificaciones de ATP e ITF ¿Cómo ves este cambio de dinámica y el lugar de la mujer en el circuito?
No me parece mal. El tenis es muy blanco o negro. Lo que quiso hacer la ITF, es decir: si sos bueno en esto, vas a perdurar. Había muchos jugadores grises que sólo tomaban al deporte como un trabajo y entonces no dejaban pasar a los juniors que son realmente buenos. Hubo muchas chicas sudamericanas que no pudieron ganar plata, porque había muchos de estos grises que impedían que se desarrollen. Entonces, yo creo que si vos no sos bueno y no te entrenas a morir, no vas a seguir. El objetivo no es el de cortar jugadores. Si logro superar esto, puedo ganar más plata. Todavía se está acomodando. Falta tiempo.
¿Quiénes son esos grises?
Gente que no disputaba otra cosa que futures -torneos en menor escala que una competencia ATP, que dan entre 15.000 y 25.000 dólares de premios-, porque les quedaba cómodo. Medio mediocre. Y yo soy, al igual que Guido y mi familia, al 100 por ciento. Yo voy a la guerra y doy todo. Yo creo que lo que trataron de hacer es hacerles ver a los jugadores qué es el sacrificio.
Agustín Calleri asumió en mayo la presidencia de la AAT. ¿Cómo se está dando esta nueva gestión en relación a las mujeres?
A priori, hay mucha más comunicación. Claramente todavía no pueden hacer nada, pero como la gestión anterior no fue la mejor… Han prometido que haya más torneos femeninos. Deseo con todo mi corazón que así sea, pero hay que esperar. Expectativas hay.
¿Cómo ves la inclusión de Córdoba en el circuito de torneos ATP?
Es bueno para el tenis argentino en general. Pero no incluye a la mujer. Lamentablemente se dividen el varón y la mujer. Y por eso hay que irse. Acá es muy complicado. Con lo que hay, no se puede hacer.
Hablando de referentes como Sabatini, Paola Suárez: ¿Cómo es ese diálogo. Han tomado este reclamo del tenis femenino?
Gabriela es por de más humilde, pero prefiero hablar con Mecha (NdeE.: Mecha Paz) y Flor (N.deE.: Labat) o con gente de la asociación. Tengo más contacto con la gente que fue partícipe de la FED. Sé que están y hemos hablado, tengo más confianza. Y además entre nosotras nos hemos unido un poco más. Hemos estado muy solas. Yo creo que ahora que soy más grande me di cuenta que juntas somos más. Capaz uno de chico dice: “Esto no me incumbe, o no me toca directamente”. Quizá para no complicarte, porque el tenis se convierte en tu vida y no haces más que respirar tenis, por ahí no te querés distraer. Pero hoy, siendo más grande, sé cómo diferenciar las cosas y me di cuenta que juntas podemos más.