Por Estefanía Denise
Fotografía: Tina Brisky

Escrita, dirigida y protagonizada por mujeres, la obra «En este mundo loco, en esta noche brillante» aborda el tema de la violencia sexual desde una perspectiva poco frecuente.

En la producción teatral independiente En este mundo loco, en esta noche brillante, inspirada en la obra literaria de la dramaturga brasileña Silvia Gómez, la directora Nayla Pose narra en un formato crudo y honesto una historia de violencia sexual sobre la mujer a quien no se la presenta como un sexo débil, sino como alguien complejo que es capaz de levantarse y seguir cuando todo parece que se va a terminar.

Pose, quien estudió Artes Escénicas en el Conservatorio Nacional (actual Universidad Nacional de las Artes), trabajó con directores como Daniel Veronese y desde muy joven comenzó a dar clases en instituciones estatales. “Me mantenía en un constante estado de creatividad y de aprendizaje -sostiene-. La intención es formarse y aprender todo el tiempo, apostando al diálogo y al intercambio de ideas entre colegas”.

En este mundo loco, en esta noche brillante habla sobre la violencia hacia las mujeres de una manera cruda pero también poética y sensible”, afirma. Rasgos como la ternura, la empatía y la resiliencia emergen para presentar un panorama diferente sobre la violencia de género.

“Me hice un montón de preguntas al momento de introducirme en la producción. Fundamentalmente, ¿de qué forma se habla de este tema? Mi objetivo es expresarlo de la manera más humana posible. La obra tiene elementos diversos: tragedia, comedia, momentos profundamente poéticos que pueden presentar una nueva perspectiva”.

El relato se reúne íntimamente con el público a través de una puesta sincera y directa. “La conciencia ficcional interviene al presentar cortes en la ficción que desvían la forma clásica de narración de la obra, que consiste en una introducción, desarrollo y desenlace. Es en esos cortes donde media la realidad germinada desde el espacio de ensayo. Dicha conciencia parte de la propia irrupción del relato ficcional que la misma Silvia Gómez hace en su libro”.

“Yo no elegí la obra, la obra me eligió a mí”, asegura Pose. “Cuando la leí, sentí que estaba escrita para mí. Por entonces, no conocía a Silvia, pero experimenté una gran familiaridad con su lectura. Es ella quien propone un corte en la narrativa clásica de la ficción para hablar desde el lugar donde ocurren los hechos. Las palabras de Silvia me cayeron encima con total honestidad, por lo que mi objetivo fue retratarlas lo más cerca posible a ese sentimiento. Eso le provee crudeza a la obra”.

La directora cuenta que conoció a Silvia por medio de una videollamada en la cual intercambiaron gustos, sentimientos compartidos, lecturas feministas que las marcaron y futuras ideas. Posteriormente, se encontraron en persona cuando Silvia Gomez realizó un viaje a Buenos Aires. “Me conecté con ella a través de la literatura al compartir su misma manera de ver el mundo”, dice Pose.

En la obra se habla del universo femenino y de su enorme capacidad para la resiliencia. “Después de la caída, se levanta y sigue caminando”, remarca Pose. La obra carece de escenografía, ya que, según ella: “Es tan potente lo que sucedía en la actuación y en los ensayos que me incitó a llevar aquella mística de ese territorio tras bambalinas a su exposición al público”.

“Intento que la audiencia empatice con los hechos que la atraviesan. Los acontecimientos narrados son sensibles, pero intentamos, mediante la puesta en escena y la actuación, abordarlo de la forma menos tensa posible. Anhelo que el latir que posee la obra pueda acompañar a quien la vea, que se cuestione, que la sienta, que se posicione en la agenda. Mi intención es que la violencia sexual como tema esté presente, pero no por la pesadez y el estigma que conlleva, sino que la obra sea un aporte para su discusión”.

“Utilizo recursos que a mí me resultan conmovedores y deseo que eso se pueda llegar a transmitir. La actuación como recurso por parte de actrices completamente entregadas en cuerpo y carne a la obra, la música, la iluminación, romper con la convención más tradicional para develar al público todo el artificio con el cual está construida la historia. Poder dar vuelta la escena y reflejar toda la verdad de la misma, sin mediaciones”.

“Me interesa especialmente el público joven, me genera esperanza. Las dos actrices que abordan la obra -Daniela Flombaum y Carolina Saade- son jóvenes. Quería mostrar un vínculo maternal entre ambas, algo que alguna vez en la vida todos hemos experimentado. Me identifico mucho con esa sensación de ser maternada por un par, por eso intenté presentar eso en el territorio del juego de la escena. Una mujer que tiene más experiencia sobre otra que es abusada por un varón”.

La historia refleja todo el universo artístico que inspira a la directora. Pose trata de intervenir con la alimentación que posee del mundo sensible donde no solo reside el teatro, sino también otros abordajes artísticos como la literatura o el arte plástico sobre el cual se siente particularmente atraída. “Me gusta llegar a las personas. Me interesa generar algún tipo de sentimiento. Recuerdo la conmoción que me generaron ciertas obras de arte. Conmover es estar moviéndose con algo y busco que el público reciba con igualdad de importancia el tema y el arte que envuelve la obra”.

El relato busca centrarse en la empatía y en el vínculo entre pares. “Dos personas que son desconocidas se unen a partir de un hecho trágico que da pie al vínculo entre las dos protagonistas de la obra. Mi intención es que el público se lleve el fervor que se produce en la resistencia a partir del acto de compartir una conexión con la otra persona. Un perfecto desconocido te puede, literal y poéticamente, salvar la vida. Ganar una amistad, cantar y levantarse junto al otro es la sensación que intento transmitir”.

 

En este loco mundo, en esta noche brillante se presenta los domingos de junio a las 20 en el espacio Dumont 4040 (Santos Dumont 4040, Chacarita).