Los hinchas solidarios se defienden de los periodistas barrabravas

Los hinchas solidarios se defienden de los periodistas barrabravas

En complicidad con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, periodistas oficialistas intentaron estigmatizar a socios de clubes que trabajan por el bienestar común para justificar la represión estatal. ¿Quiénes son? ¿Qué hacen?

La ministra de Seguridad Patricia Bullrich en connivencia con los medios de comunicación La Nación+ y Clarín, difundieron una serie de fake news contra los integrantes de la Coordinadora de Derechos Humanos del fútbol para estigmatizar a los hinchas que se autoconvocaron a la marcha de jubilados el miércoles 12 de marzo y así asociarlos falsamente con “barrabravas”. Sergio «Cherco» Smietniansky, coordinador de Derechos Humanos del club de fútbol Banfield, desmiente a la ministra: «Lo que se movió en los clubes no fue eso. No fueron los millonarios, los empresarios, los que ganan guita vendiendo un jugador. Fueron la otra parte de los clubes. Entonces, como era un movimiento tan hermoso, tan solidario y tan genuino la única manera era demonizarlo”.

“Estaba en la Línea A del subte. Una persona totalmente desconocida, me dice ‘zurdito ahora te tenemos calado, te va a caber’. Ahí está lo peligroso”, relata Vignozzi.

Miente, miente que algo quedará

“No me había pasado nunca que sean tan puntuales; que nos pongan en un medio de comunicación que mucha gente lee, escucha o lo que sea, con nombre y apellido, exponiéndonos y encima mintiendo”, expresó en diálogo con ANCCOM Mariano Vignozzi fundador de la Coordinadora de Derechos Humanos del fútbol. Con una whipala cubriendo una parte de su pared y un cerámico con el pañuelo blanco de Abuelas de Plaza de Mayo, el hincha de Ferro continuó contando: “Estaba en la Línea A del subte. Una persona totalmente desconocida, un cuatro de copas, me dice ‘zurdito ahora te tenemos calado, te va a caber’. Ahí está lo peligroso”.

La fake news empezó con los dichos de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich tratando de asociar a los hinchas de fútbol que habían movilizado en conjunto con los jubilados con “barrabravas”. El informe de Clarín, retoma el relato oficialista y le suma sus condimentos: “camporistas” y “militantes”. El conductor de La Nación+, Luis Majul, retomó la noticia falsa de Clarín y la profundizó, aumentando la escala de engañados a los espectadores de la televisión. Los nombres, apellidos y las caras, fueron difundidos por el principal conglomerado de medios del país.

La falacia de tomar la parte por el todo se combina con la estigmatización contra quienes ejercen su derecho a la protesta en contra de los intereses del gobierno libertario. Hernán Aisenberg, integrante de la Coordinadora de Hinchas, en diálogo con ANCCOM, argumenta: “Democráticamente frente a cualquier tipo de reclamo legítimo del pueblo, el gobierno encuentra una estigmatización para poner del lado del mal”. En sintonía con lo expresado por Aisenberg, Smietniansky refiere a la operación mediática que busca desviar el foco de los reclamos de los jubilados: “Te corren el eje, los hinchas pasamos a ser barrabravas y el eje pasó a ser una marcha de barrabravas que nunca existió”.

Jubilados vitalicios

“Es un honor llegar a vitalicio en el club”, manifiesta Hernán Aisenberg. El vitalicio es aquella persona que después de aportar a la cuota de socio del club durante más de 20 años, se le garantiza el beneficio de no tener que seguir abonando para continuar siendo socio. Cómo en la jubilación, el compromiso y la dedicación aportados al club son valorados por la comunidad. Aunque a diferencia de las pensiones, se los recompensa con el reconocimiento y entradas gratuitas a la cancha, en vez de represión policial.

Ante la pregunta sobre cuáles fueron los motivos por los que decidieron sumarse a la marcha del miércoles en solidaridad con los jubilados, Vignozzi responde: “Ese jubilado es de Chacarita, pero también hay jubilados de Ferro. También hay jubilados de Banfield, también hay jubilados de Gimnasia, Estudiantes, de San Lorenzo, de Huracán, de todos los clubes. Además, estaba un Estado represor atrás”. Aisenberg suma que los jubilados son los protagonistas de esta lucha y que, por lo tanto, la solución es simple: si el gobierno en vez de reprimir cada miércoles, utilizara ese presupuesto para subir las jubilaciones a un monto razonable se terminaría el problema: “Denle a los jubilados lo que les corresponde y los hinchas volvemos a nuestros clubes”.

 

“Imaginate todo lo que llevamos de donaciones a Bahía Blanca y todo lo que podríamos haber llevado si en lugar de poner parte de nuestra energía en la calle la hubiésemos puesto para la inundación”, reflexiona Aisenberg.

Somos todos

La Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol agrupa a más de 40 clubes, entre ellos sus fundadores: Banfield, Lanús, Rosario Central, Defensores de Belgrano, Ferro, San Lorenzo y Argentinos Juniors. Entre sus actividades cotidianas realizan desde colectas hasta visitas a excentros clandestinos de detención de la última dictadura.

El domingo pasado, la Coordinadora convocó a Plaza de Mayo para preparar las actividades del 24 de marzo. Una bandera expresa “Fuerza Pablo”, trayendo a la memoria al fotoreportero Pablo Grillo, herido de gravedad por un gendarme que le disparó una granada de gas lacrimógeno en la cabeza durante la represión a la marcha de jubilados. Todavía está internado en el Hospital Ramos Mejía en estado crítico.

Cada uno con su camiseta, ya sea de Boca o River, Atlanta o Chacarita Juniors, Lanús o Banfield, Independiente o Racing, Vélez o Ferro, San Lorenzo o Huracán, participaron de una misma hinchada. El hincha de Banfield, Smietniansky, manifiesta: “Hinchas somos todos, incluso los asesinos que aprietan el gatillo. Lo que pasa es que unos queremos a nuestros clubes como lo que son, dedicados a la vida. Lo que diferencia a Argentina del resto, es que los clubes de fútbol echaron raíces en los barrios, tienen fines sociales. Además de los once pateando la pelota, hay gente que trabaja ahí por cultura, por género, por derechos humanos. Nosotros teníamos que ir a la marcha y la gente llegaba tarde porque estaba acopiando la ropa para mandar a Bahía Blanca”.

Ferro, aquel lugar donde se encuentra el ferrocarril oeste y llegaban las donaciones que después Eva Perón repartiría, hoy es un espacio donde se coordina una campaña por Bahía Blanca para juntar y trasladar donaciones a las personas afectadas por el temporal. Aisenberg reflexiona y lamenta las necesidades que provoca el Estado con su ausencia: “Imaginate todo lo que llevamos de donaciones a Bahía Blanca y todo lo que podríamos haber llevado si en lugar de poner parte de nuestra energía en la calle la hubiésemos puesto para Bahía Blanca”. Donde el Estado se retira, florecen relaciones solidarias entre los clubes de barrio que van más allá del color de la camiseta.

¿Se viene el estallido?

¿Se viene el estallido?

La represión del miércoles pasado fue el punto cúlmine de una sucesión de acontecimientos inaugurados con el caso $Libra donde el gobierno perdió el manejo de la agenda. El sociólogo Pablo Semán, historiadora Dora Barrancos, la politóloga Gabriela Delamata y el diputado Daniel Arroyo analizan el escenario.

El miércoles pasado se vio el accionar de las fuerzas de seguridad comandadas por la ministra Patricia Bullich en su faceta más cruda. La represión a la marcha semanal de los  jubilados, cuyos haberes han sido recortados en un 24% en términos reales, terminó con el fotoperiodista Pablo Grillo peleando por su vida tras el disparo de un cartucho de gas lacrimógeno en su cabeza. Esto abre una serie de interrogantes: ¿Estamos al borde de un estallido social? ¿La tensión en las calles escalará? ¿Cuál es la naturaleza del accionar del gobierno en materia de seguridad?

A todas luces, la política de seguridad frente a la protesta social no parece un accidente ni un exceso, sino algo premeditado. “El gobierno tomó la decisión estratégica de avanzar un paso más en su propio modelo represivo, destinado a aniquilar la protesta. Es contra la actual y la futura, una respuesta política elaborada y meditada con el objetivo de decir ‘podemos ser los más malos del mundo’”, subraya Pablo Semán, sociólogo y antropólogo autor del libro  Está entre nosotros (Siglo XXI).

En su primer mes de gestión, el Ministerio de Seguridad instauró el protocolo antipiquetes, dando la posibilidad a las fuerzas policiales de aprehender a los manifestantes ante cualquier corte de calle. Incluso, la propia Bullrich declaró en febrero del año pasado que no dejará de actuar de esta manera “por miedo a un muerto”. El autor reflexiona que “este tipo de represión se empezó a pensar antes. Esta decisión se tomó cuando comenzó la corrida bancaria en Brasil, cuando el gobierno vio urgente acudir al FMI”.

Para la socióloga e historiadora Dora Barrancos, esto se explica también por la figura de la ministra de Seguridad: “Quien comanda la violencia del Estado es alguien que hace lo que quiere. Esta señora desquiciada no tiene ningún contrapeso porque el resto está en otra cosa”. En esa línea, observa en los miembros del Poder Ejecutivo “personalidades que tienen una composición personal grave, incluido el propio presidente. Son muy poco sofisticados en todos los rubros, incluso para la corrupción”, dice, en referencia al caso de la criptomoneda $Libra.

Ante esta situación, Gabriela Delamata, abogada y doctora en Ciencia Política y Sociología, especializada en protesta y movilización social, analiza los incidentes del miércoles pasado, destacando que “hubo una guerra de relatos acerca de lo que hicieron las fuerzas de seguridad. La ministra (Bullrich) fue una de esas voces, anclando los hechos a la idea de polarizar entre ellos y kirchneristas, lo que construye significados”.

Jorge Macri, jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, afirmó que la mitad de los detenidos contaban con antecedentes penales, cuando en realidad sólo 25 de los 94 detenidos contaban con alguna causa en su contra, según fuentes del Ministerio de Seguridad porteño.  Por su parte, el Poder Ejecutivo, de la mano de su vocero Manuel Adorni, aseguró que se trató de un intento de golpe desestabilizante. Sobre esto, Barrancos recalca que “saben que esto es falso. Hay un aparato falsario funcionando, todo está producido sobre falsedades”.

Tensión social

Más allá del accionar represivo del Estado, la efervescencia en las manifestaciones está, sin pausa pero sin prisa, aumentando. El gobierno de Javier Milei observa cómo se multiplican las concentraciones en contra de sus políticas. ¿Estamos, entonces, ante una escalada social?

 Sobre esto, el diputado nacional Daniel Arroyo marca que “no hay condiciones en lo inmediato para un estallido porque hay un fenómeno de implosión social. Mucha gente revienta para adentro, no le alcanza la plata, no llega a fin de mes, está endeudada. Eso se traduce en tensión social, pero el fenómeno es hacia adentro”.

Por otro lado, destaca que hay un efecto de desmovilización: “Se rompió la idea de que si uno protesta, consigue algo. Hoy tenés riesgo de que te repriman y, además, tenés miedo de perder lo que ya tenés”. Para el diputado, “las puebladas no son un fenómeno del siglo XXI, en donde las formas de comunicación cambiaron. Antes de estallar, la sociedad marca. Un punto de inflexión fue la marcha universitaria, señaló un límite”.

Por su parte, Delamata, investigadora del CONICET y docente en grado y posgrado en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), pone distancia entre la situación actual y el 2001, año en el cual el gobierno de la Alianza cayó producto de movilizaciones masivas en todo el país: “En aquel entonces tuvimos un escenario de fragmentación política muy fuerte, fruto de protestas en contra de todo el sistema de representación”. Dicho esto, señala que, a pesar de que puede haber condiciones materiales similares, “en este momento no está esa división, lo que prima hoy es la polarización”.

En esta misma línea, asevera que “el 2001 vino precedido de elecciones legislativas, en las que 10 millones de votantes se ausentaron o votaron en blanco. En el día de hoy, son dos espacios políticos que están enfrentados, que tienen valores y están apoyados en campos ideológicos existentes en la Argentina. Es otra dinámica, mientras no se desestabilice esa construcción del conflicto, no va a suceder (un estallido)”.

A su vez, Barrancos marca la importancia del apoyo con el que todavía cuenta el oficialismo, destacando que Milei “ganó el balotaje con la voluntad popular de mucha gente que podría haber sido indicada como saqueador en el pasado”.

En ciertos sectores de la opinión pública, sobrevuela la expectativa de una desestabilización del gobierno dada su presunta debilidad. Semán se distancia de esto, recordando que con el caso $Libra hubo gente que pensó que el gobierno iba a caer. “¿Cuántos escándalos tuvo Menem antes de que la convertibilidad tenga algo de éxito?”, se pregunta.

Crisis de representatividad

Uno de los factores que más dilata el aumento de la conflictividad social es la desconexión que existe entre el sistema político y la sociedad. Para Arroyo, “no se encuentran canales de representación. Está roto el vínculo con los actores de agregación de demandas”.

Delamata remarca que la praxis discursiva del oficialismo disipa la posibilidad de un desenlace similar al 2001: “Uno de los principales instrumentos del gobierno para mantener su popularidad es apelar todo el tiempo a que está combatiendo al kirchnerismo, a los zurdos, a la gente de mal. Del otro lado, al mismo tiempo, no se puede salir de ahí, ya que allí no hay ninguna construcción alternativa”.

En este contexto, la oposición no logra dar respuestas ni tampoco logra tener una postura cohesiva o convincente. Para Semán, “los mismos que alucinaban helicóptero el primer mes de mandato ahora dicen que va a durar mil años. No es un gobierno fuerte ni tambaleante, es uno que está construyendo su mandato como cualquier otro. En Argentina estos procesos son más revulsivos, con más posibilidades de traumatismos sociales”. En consecuencia, destaca que “este modelo represivo se beneficia en parte de la indigenidad de la oposición, que tiene expectativas de repetición histórica y una concepción muy mecánica de la vida social”.

En ese sentido, reflexionando sobre una postura de aquí en más, observa que “hay mucha gente que juega al ‘valentismo’ y a que esto es una dialéctica entre ‘cagones’ y ‘valientes’. Lo que hay que pensar es en cómo generar movilizaciones masivas, que son las que quebraron el protocolo antipiquetes. Pero estas se producen con tiempo, por lo que no se puede jugar a la desesperación”.

 

 

La inteligencia colectiva identificó al autor del disparo contra Pablo Grillo

La inteligencia colectiva identificó al autor del disparo contra Pablo Grillo

 

A través del aporte colectivo de fotografías y filmaciones se pudo visualizar el momento en que el cabo primero de Gendarmería dispara el cartucho que impacta en la cabeza del fotógrafo.

En una conferencia de prensa conjunta la organización civil Mapa de la Policía, el CELS, ARGRA, FATPREN y SIPREBA, identificaron al autor del disparo que impactó en la cabeza de Pablo Grillo: se trata del cabo primero de Gendarmería, de apellido Guerrero, número de legajo 103208, perteneciente a la unidad móvil número 6 de la Sección de Empleo Inmediato (SEI). Continúan las averiguaciones por su nombre de pila, pero la sobreabundante información recolectada de manera colectiva gracias a la iniciativa de estas organizaciones permitirá concretar una denuncia contra el accionar represivo de las fuerzas de seguridad, contra Guerrero, sus superiores y la implicación y encubrimiento de la ministra de Seguridad como responsable mayor del operativo, defendido con falacias fácilmente refutables con las evidencias ya reunidas. “Seguimos pidiendo la renuncia de Patricia Bullrich”, dijo Sebastián Vricella, director de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina. 

Gracias al informe realizado por peritos científicos con la recolección de material audiovisual de reporteros gráficos, medios de comunicación, y el aporte de los ciudadanos que participaron de la marcha el pasado miércoles 12 de marzo, se logró reconstruir minuciosamente el momento del disparo que impactó en Pablo Grillo; tanto el trayecto y la ubicación del disparo como al tirador que lanza el proyectil.

“Seguimos pidiendo la renuncia de Patricia Bullrich”, subrayaron en la conferencia de prensa.

Guerrero, el presunto autor material del hecho, portaba un uniforme y accesorios diferentes a los demás miembros de la fuerza, como su traje color caqui, gafas polarizadas, máscara antigases que cubría toda su cara, un par de morrales porta municiones, que resultaron útiles para su identificación en el material. En esta línea, Mario Santucho, director de la Revista Crisis, remarcó lo significativo que resulta el envío de la totalidad del archivo registrado: “Quiero hablarles a los reporteros gráficos sobre la importancia que tiene que manden sus registros al mail registrocolectivo2024@gmail.com cada vez que van a una marcha y cada vez que hay este tipo de conflictos; y no solo las fotos donde se ve el palazo en la cabeza o el momento de represión, sino todo lo que se ve en ese momento. Ahora, con las cámaras digitales, se pueden hacer muchas fotos y solo una va a los diarios. Nosotros no necesitamos la que va a los diarios, necesitamos todas. Como ustedes vieron, hubo un video en el que pudimos ver de dónde sale el proyectil y, después, en conjunto con todas las imágenes de ese momento, aunque fueran 15 minutos antes o después, logramos identificar a la persona en una de ellas haciendo zoom a la insignia. Todas las fotos son importantes porque nos permiten armar la arquitectura forense del hecho. Así como es fundamental seguir en la calle, no verse apabullado por la prepotencia y la crueldad del gobierno, es fundamental organizarnos para construir esta inteligencia colectiva que logra producir verdad, y que logra desarmar la mentira del encubrimiento que intentó la ministra y el gobierno durante estos días”.

En sus últimas declaraciones, Patricia Bullrich solo ratificó su defensa al operativo represivo: en un intento de instalar una versión totalmente contraria a lo que se puede observar en las imágenes, la ministra afirmó que no abrirá sumarios contra los efectivos policiales y respaldó al gendarme que que hirió gravemente a Grillo, porque “tiró como dicen los manuales”, es decir, a 45 grados hacia arriba. 

El informe elaborado por la organización civil Mapa de la Policía recolectó una considerable cantidad de evidencias del accionar sistemático de las fuerzas donde se las observa disparar al nivel del cuerpo de los manifestantes, como es el caso del cabo Guerrero. 

A pesar de todas las contradicciones discursivas, la ministra tuvo el apoyo directo del presidente Javier Milei en su discurso de la Expoagro en San Nicolás, evadiendo cínicamente el estado de Pablo: “Los hijos de puta que andan con trapos en la cara y rompen autos, queman autos y amenazan a toda la gente porque no quieren perder sus curros, esos son los malos y esos son los que tienen que ir presos y los vamos a meter presos. Vamos a defender a la república porque no es que vienen contra mí, vienen por ustedes; yo solo estoy en el medio”.

Litvachky adviertió que, según declaraciones tanto de operadores como de funcionarios del propio gobierno, la SIDE entrará en el tablero en la marcha del próximo miércoles.

Ante las preocupaciones por la seguridad de los miércoles que vendrán, Paula Litvachky, del Centro de Estudios Legales y Sociales, adelantó que, junto a aRGra, SiPreBA y las demás organizaciones de derechos humanos que mantienen la denuncia de la inconstitucionalidad del protocolo antipiquete, presentaron un pedido cautelar para proteger la convocatoria que viene. Afortunadamente, el juez que recibió la solicitud le dio la razón a los querellantes: el próximo miércoles estará en la manifestación para realizar una observación presencial del operativo, considerando que las imágenes registradas muestran que, efectivamente, hubo una actuación policial contraria a los principios que garantizan el derecho a la protesta y dan mucha verosimilitud a quienes piden la cautelar. Sin embargo, surge una preocupación: Litvachky advierte que, según declaraciones oficiales tanto de operadores y hasta funcionarios del propio gobierno, la SIDE entrará en el tablero.

Exigen la renuncia de Patricia Bullrich

Exigen la renuncia de Patricia Bullrich

Patricia Bullrich responsabilizó a los propios fótografos por las heridas que recibieron por la represión policial. Fue en una respuesta ante la pregunta indignada de un colega de Pablo Grillo, el reportero que lucha por su vida. Hubo un camarazo de protesta y más de cien personas saturaron el hospital Ramos Mejía para donarle sangre al cronista herido.

Tras la feroz e impune represión de las fuerzas de seguridad en la marcha de hinchas y jubilados, la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (aRGra) organizó una conferencia de prensa por el ataque a un ex-estudiante de la casa, Pablo Grillo. El joven de 35 años recibió el impacto de una granada de gas lacrimógeno, disparada con un arma de fuego antes prohibida, y apuntada directamente a su ubicación mientras estaba agachado para hacer una fotografía. Su estado de salud es grave y delicado: el impacto quebró la parte frontal de su cráneo provocando una pérdida de masa encefálica. Se encuentra en terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía luego de una intervención quirúrgica. 

“A Pablo le tiraron a la cabeza con una de estas”, decía la vicepresidenta de aRGra, Alejandra Bertoliche, mientras levantaba en alto una bala metalizada de más de 20 centímetros de largo y cinco de diámetro. Las voces de la comisión directiva temblaban al reconstruir una historia que la comunidad de reporteros gráficos pensaba irrepetible. No era miedo; una ira frustrada hervía en la sala. Según Sebastián Vricella, director de la asociación, todas las presentaciones que hicieron hasta ahora para detener los ataques contra la prensa “caen en un saco roto. Ni un solo fiscal ni un solo juez se hacen cargo de la masacre que están causando. Usaremos todos los medios necesarios para hacer efectiva esta denuncia, como el Artículo 117 de la Constitución, para pedir un juicio político contra Patricia Bullrich. Necesitamos que el Congreso, los diputados y senadores nos apoyen, pero sobre todo la Justicia. Si no la desvinculan del gobierno, lo consideraremos moral, política y penalmente cómplice de los delitos cometidos por su ministra”.

Marcela Perelman, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), reconstruyó la operatividad legal del protocolo antipiquetes como medio para criminalizar y atacar la protesta, la manifestación y la libertad de expresión. Las pistolas lanzagases, utilizadas habitualmente por las fuerzas en las últimas manifestaciones estaban prohibidas antes de la asunción de Bullrich como ministra de Seguridad del actual gobierno por la Resolución 210/2011 de regulación de los operativos de seguridad en contexto de protesta social. Dentro de sus 21 puntos, el décimo especificaba la prohibición explícita de este arma, entre otras. En 2007, el asesinato del profesor y activista Carlos Fuentealba en una manifestación por la policía de la provincia de Neuquén, fue uno de los antecedentes que constituyó a la pistola como “potencialmente letal”.

Perelman explicó, por otro lado, que la decisión de reprimir por medio del nuevo protocolo fue premeditada, independientemente de los sucesos que ocurrieran en el momento: “Hay una amenaza preanunciada que genera un clima de enfrentamiento bélico. Culmina con las fuerzas de seguridad desatadas, sabiendo que tienen la autorización de actuar con estas armas reintroducidas. Es necesaria una investigación exhaustiva de las condiciones del operativo, de las responsabilidades materiales, jerárquicas y políticas. No es azaroso que ocurra un hecho crítico, grave y extremo como el de Pablo Grillo: se deduce de una serie de condiciones que, cuando se discuten, parecen abstractas, pero terminan con el disparo de un cartucho de este tipo”, concluye.

«Patricia Bullrich fue parte del gobierno que denunciamos en 1997 que habilitó las condiciones para asesinar a José Luis Cabezas. Fue Ministra de Trabajo en 2001, cuando hubo más de 40 muertos en la Plaza de Mayo. También fue ministra de Seguridad en el gobierno de Mauricio Macri, cuando alrededor de 50 reporteros gráficos fueron baleados y gaseados en 2017», denunció Miguel Goya.

“Hay un paralelismo algo oculto entre el crimen de José Luis Cabezas y lo que sucedió el miércoles -recuerda el abogado representante de aRGra, Miguel Goya-: Patricia Bullrich fue parte del gobierno que denunciamos en 1997 que habilitó las condiciones para asesinar a José Luis. Fue ministra de Trabajo en 2001, cuando hubo más de 40 muertos en la Plaza de Mayo. Patricia Bullrich también fue Ministra de Seguridad en el gobierno de Mauricio Macri, cuando alrededor de 50 reporteros gráficos fueron baleados y gaseados en 2017. Así como dijimos que no nos olvidemos de Cabezas, la impunidad de su crimen tanto como el de Pablo Grillo serán la condena de la Argentina.”

Las 17 horas y 18 minutos del miércoles 12 fue el momento exacto en el que Pablo recibió el disparo de las fuerzas de seguridad sobre su frente. Minutos antes, Pablo se preparaba para ubicarse detrás de las maderas incendiadas para fotografiar la teatralidad y el salvajismo de la represión. Horas antes, viajaba desde Lanús para acercarse al Congreso, porque sabía que iría a cubrir la marcha de hinchas y jubilados con su cámara, con la que va a todos lados, como cuentan sus amigos de toda la vida. 

 

-Es muy perfeccionista. Siempre lo ves agachado o acomodándose para hacer la mejor foto. Ésta se la hizo a mi hija cuando estábamos de viaje en Jujuy. Le decía ‘Ponete ahí, ahora allá’. Es muy generoso, yo lo adoro -contaba Buda, compañero de cancha desde hace 15 años; porque otra de sus pasiones, además de la fotografía, es el Rojo de Avellaneda. 

Cuando hablan de Pablo, sus allegados lo hacen con cierto énfasis que se les escapa hasta en los gestos corporales, como brotados de orgullo por el “pibe bueno” que es su amigo. La preocupación por su estado llevó a que más de un centenar de personas, conocidos y desconocidos, se acercaran a donar sangre para su rehabilitación. En cuestión de horas, las 70 solicitudes registradas fueron suficiente suministro; el enfermero repetía a disco rayado “Pablo está supercubierto. Si quieren, pueden donar para el hospital o acercarse otro día”. Con esa frase se encontró, por ejemplo, un hombre mayor con el que compartió vereda en la manifestación, momentos antes del disparo. Extraños totales, enlazados por la solidaridad.

El Ramos Mejía estaba conmocionado por el militante apasionado, herido violentamente por las fuerzas de seguridad; las mismas que, cada tanto, aparecían circulando en sus motos amenazantes por los alrededores del hospital.

 

-¡¡Asesinos!! -gritó a quemarropas un valiente. 

 

El ataque a la libertad de expresión por parte del propio Gobierno nacional es explícito y sistemático. Luego de su conferencia, aRGra convocó a un Camarazo en Yrigoyen y Solís, la esquina de las inmediaciones del Congreso donde Pablo fue herido. Mientras tanto, del otro lado de la 9 de Julio se daba la habitual ronda de Madres de Plaza de Mayo, al grito de “Nunca Más”.

Uno de las decenas de fotorreporteros que se acercaron bajo la bandera de la asociación era Pablo Cerolini. No aguantó la cólera al finalizar la conferencia en Monserrat, que se dirigió sin preámbulo hacia Recoleta. Quería entrar a la otra conferencia de prensa que se daba el mismo día, en el Ministerio de Seguridad, para ver a Bullrich a los ojos y preguntarle:

 

-¿Por qué las fuerzas policiales, Gendarmería, Prefectura, la Policía Federal, atacan siempre de manera tan directa a la prensa?

 

La ministra no levantó la mirada, guardaba sus cosas con desinterés de lo escuchado; un guarda intentó frenar la intervención del fotógrafo osado. Pero algo le habrá tocado el ego. A pesar de haber cerrado la reunión luego de tres preguntas sosas, Bullrich, con un gesto de asco palpable en su rostro, contestó:

 

-Nunca saben dónde ubicarse para no recibir el ataque.

Los fotógrafos se congregaron con orgullo frente a la bandera de aRGra, con las cámaras en alto, reivindicando su tarea democrática como testimonios escenciales en la reconstrucción de los hechos; molestos documentos infalibles que hacen trastabillar al poder. 

 

En sus cantos y gritos, Pablo estaba presente.