“Asistimos a la crueldad hecha política de Estado”

“Asistimos a la crueldad hecha política de Estado”

Contra el hambre y la violencia de género, contra la Ley de Base y los lesbicidios, contra las políticas de Javier Milei, pero también por un sentido homenaje a Nora Cortiña, una multitud de feministas coronó la concentración frente al Congreso, en el primer Ni Una Menos durante un gobierno libertario.

Un grupo de mujeres ahuyentaba el frío con el golpe de sus tambores. Vestidas con camperas violetas, verdes y negras, contagiaban una vibración energizante. Desde la multitud se hizo paso un hombre que caminaba con un ritmo distinto. De su cuello colgaba una foto con el rostro de una joven, como las que bailaban, Iluminada por el sol y rodeada por flores. Más tarde le contará a una de ellas que es el papá de Natalia Melmann, asesinada en 2001, a sus 14 años, por policías de Miramar. A sus espaldas, se desplegaba la bandera con la exigencia que hace 9 años se transformó en movimiento: “Ni Una Menos”.

Aunque la convocatoria era a las 16:30, ya desde las 15 algunos grupos se instalaron en la Plaza del Congreso. Sobre las rejas y colgados de los gazebos podían leerse los nombres de las víctimas de femicidios que en menos de una década ya superan los 2.500. El registro oficial sólo existe desde 2015, antes el Estado no se hacía responsable ni siquiera de identificar los casos. Su creación fue resultado del reclamo llevado adelante por el primer Ni Una Menos, hasta ese momento “no se hablaba de la violencia de género como algo estructural, más allá de lo privado. Con tres semanas de organización, logramos instalarlo en la opinión pública, en la calle y que el Estado lo reconozca”, recordó Soledad Vallejos, una de las organizadoras de aquel primer Ni Una Menos, consultada por ANCCOM.

Luci Cavallero es socióloga y parte de la organización del encuentro de este año. Desde temprano, caminaba la plaza hablando con los medios y compañeres, luego sería una de las encargadas de leer el documento. Sobre el contexto de la convocatoria subrayó que  “estamos en un momento de retroceso, y tenemos  núcleos de desigualdad estructural que no se han podido modificar como la brecha salarial, o la crisis habitacional que es un gran problema para las mujeres que necesitan salir de situaciones de violencia”.

tCavallero también formó parte de las asambleas previas al encuentro, sobre las que contó que “estuvieron atravesadas por el triple lesbicidio de Barracas, fueron al principio muy dolorosas. Los espacios colectivos son necesarios para contenernos, darnos fuerzas para sostener la lucha. Este Gobierno apunta también a quebrarnos emocionalmente”. 

A su alrededor, las caras de los funcionarios de Milei podían verse retratadas en las pancartas de los manifestantes. Debajo de una caricatura de la agrupación Las Rojas” se leía: “Sandra Pettovello ministra del odio y el hambre”. A ella también le dedicaban su canto las trabajadoras comunitarias de la UTEP. Agrupadas sobre la plaza, del lado de Hipólito Yirigoyen, sostenían las ollas vacías mientras gritaban “Pettovello Pettovello / no te lo decimos más / entregá los alimentos / o los vamos a buscar”. 

“Con hambre y violencia no hay Ni Una Menos” era la consigna que se leía en una bandera violeta. Para Verónica Gago, otra de las organizadoras, “asistimos a la crueldad hecha política de Estado” en relación a la “crisis económica y el corte total de políticas contra las violencias de género”. Entre ellas se encuentra la paralización del plan “Acompañar”, el único que brindaba apoyo económico a las víctimas de violencia de género. Además, otra consigna de la marcha planteó el rechazo a la Ley Bases que dejaría sin jubilación a 9 de cada 10 mujeres por la eliminación de la moratoria.

La organizaciones sociales, sindicatos docentes, estatales, de la salud, aeronáuticas,  jóvenes de colegios secundarios, grupos pequeños de mujeres independientes, grupos travesti-trans, fueron sumándose de a poco y colmando la plaza. Cada vez más personas se acercaban al escenario para esperar la lectura del documento mientras el atardecer prometía una noche helada. 

Debajo de grandes parlantes, se ubicaba firme la foto de Norita Cortiñas con su inconfundible pañuelo blanco. A su lado, resguardadas por un gazcebo, aguardaban  Nina Brugo y Nelly “Pila” Minyersky, históricas referentes que participaron en la Campaña por el Derecho al  Aborto Legal Seguro y Gratuito. Cuando le preguntaron por las razones de su asistencia Nelly dijo que “no podemos quedarnos en casa en este momento. Poder estar y decir es lo que nos ayuda a seguir viviendo. No tengo frío, me abrigan todas ustedes”.

 El silencio en el escenario se rompió con el grito desgarrador de una integrante de la Asamblea de Lesbianas Autoconvocadas: ”Las mataron con dos bombas molotov mientras dormían”. A su lado,  sus compañeras se aferraban a los carteles mientras interpelaban con su mirada a las presentes. Luego continuó: “Exigimos que no nos maten por elegir amarnos entre nosotras, este no es un caso aislado, es un hecho que ocurrió en democracia, en un año en el que el gobierno de Javier Milei  reproduce discursos de odio como plan macabro”.

Hacia el final recordó que “el jueves se cumple un mes de la masacre lesbicida, vamos a movilizar, queremos que estén ahí y nos demuestren que nos acompañan. Justicia por Pamela, Roxana, Andrea y Sofía”.

“Eso no es libertad, eso es odio” cantaba la multitud cuando subieron al escenario las organizadoras para leer el documento consensuado. Cavallero fue quien tomó la palabra primero y sintetizó las demandas: “La violencia del gobierno de Milei es social, es económica y es política,  ante eso respondemos, seguimos en las calles y movilizadas. Vivas, libres  y desendeudades nos queremos”. 

Para cerrar el acto pasó al frente Sabrina, integrante de Hijos: “Esta plaza de lucha feminista despide a Norita la madre que enfrentó a los genocidas, obrera, piquetera, madre de las grandes luchas y de las pequeñas, las que el poder oculta y las de repercusión mediática. La madre que nos enalteció con su presencia, su  palabra, su pañuelo blanco, verde y multicolor. Continuamos el reclamo por la apertura de los archivos del 74 al 83.”

Mil razones para una marcha

Mil razones para una marcha

Jubiladas, docentes, trabajadoras sexuales, cocineras de comedores populares, estudiantes, lesbianas y niñas, entre muchas otras, marcharon en la 9ª edición del Niunamenos. Acá te cuentan por qué se movilizaron.

Hoy se cumplen 9 años desde que la consigna “Ni Una Menos” se usó por primera vez como respuesta al aumento de las violencias contra las mujeres y su consecuencia más fatal: los femicidios. Este año no es la excepción. Desde el colectivo Ni Una Menos, se convocó a marchar desde las 16:30 de este lunes al Congreso. ¿Por qué marchamos esta vez?.

Ana María Tapia y Nancy Yural, de jubilados insurgentes.

“No quisiéramos ser la última generación de jubiladas. Queremos que nuestras hijas y nietas también se puedan jubilar. Esta es una ley que ataca fundamentalmente a las trabajadoras”, afirma Nancy Yural. Agrega Ana María Tapia: “Este gobierno nos quita lo esencial: la moratoria. Vamos a quedar 9 de cada 10 mujeres sin jubilarse”.

Maria La Emperatriz, trabajadora sexual.

“Estamos acá por las cosas que están pasando, están vendiendo Argentina. Además, nos están matando a todos: no alcanza para vivir ni para comer y todos los días asesinan a una chica”..

Andrea Gallo, cocinera para chicos en barrios populares e integrante de la UTEP y Barrios de Pie.

“No están entregando mercadería para los chicos que tienen hambre, vienen a buscar al merendero y no tenemos para darles. Ahora tres veces por semana se está haciendo el merendero, pero con ayuda de los vecinos y nuestra, porque sí o sí los chicos tienen que comer”. 

Jesi Hernández, integrante de la Organización de Lesbianas Autoconvocadas por la Masacre de Barracas.

“En este momento me trae esta masacre. Se me revuelve el estómago de solo pensar que nuestras vidas no valen nada. Pienso en estas cuatro compañeras que fueron prendidas fuego mientras dormían. Pienso en el privilegio de lo que es dormir, darse la mano, darse un beso por la calle. Todo eso en un contexto actual, donde tenemos un INADI desmantelado y no tenemos un Ministerio de Género y Diversidades, donde tenemos discursos de odio que no cesan. Tenemos un amigo del presidente que dice que somos insanos, que somos personas que no somos naturales. Estos discursos de odio no son gratuitos: se llevan la vida de las personas que formamos parte del colectivo LGBT y eso no puede suceder”.

Bianca Levato, 16 años, referenta del centro de estudiantes de Lenguas Vivas.

“Venimos acá con las pibas para defender nuestros derechos. Estamos todos los días en el colegio expresandonos con mucha libertad, no queríamos dejar de salir a la calle. Sabemos la importancia de lo que fue la marea verde en el 2018. Por las futuras generaciones y también por los que estuvieron antes y conquistaron lo que hoy disfrutamos nosotras”.

Virginia Silveira, cofundadora de la Asociación Civil Mocha Celis

“Nos convoca visibilizar a nuestras compañeras que fueron asesinadas. También porque los discursos de odio matan y el presidente sigue refiriéndose a nuestras identidades con discursos de odio tremendos. Nuestras compañeras la están pasando mal por esos discursos de odio. Porque no es solamente lo que el presidente dice, sino lo que la gente toma de eso para hacernos cosas en las calles”.

Jaqueline, junto a su hija Pilar de 5 años

Jacqueline se encuentra junto a su hija que dibuja en el piso, en la hoja dice “no hay que crecer con miedo” escrito con lápices de colores. Cuenta Jaqueline: “Vengo siempre. Es la tercera vez que la traigo a ella. Vengo para que crezca en un mundo y en una Argentina mejor, más libre”.

Alicia, docente jubilada, participante del grupo Bordadoras por la Memoria.

“Armamos un grupo de bordadoras por la memoria para el 24 de marzo. Se nos ocurrió bordar y expresar nuestro deseo de que la memoria siga vigente. Y a partir de ahí empezamos a bordar un proyecto diferente cada mes. Parte de lo que venimos bordando son docentes víctimas de femicidios. Bordarlas implica hacerles memoria”.

Mora de 9 años

Está en el piso pintando. Uno de los carteles dice “ni una menos”, en otro dibujó la cara de Milei lleno de moscas y lo acompaña escrito “Milei basura”. Dice: “Vine primero, porque mi mamá me quería traer, segundo para hacer justicia.”

«La deuda se paga devaluando el trabajo femenizado»

«La deuda se paga devaluando el trabajo femenizado»

Trabajadoras de Télam, la CGT, la CTA, la UTEP y del colectivo Ni una menos debatieron sobre sindicalismo y feminismo en un acto realizado en el acampe que realiza la Agencia Nacional de Noticias.

Ayer, lunes 6 de mayo, se llevó adelante a las 17.30 una charla debate con la consigna La deuda es con nosotras y nostores en el acampe por la defensa de la Agencia Nacional de Noticias Télam, en Bolívar 531. Asistieron representantes de la CGT, CTA, UTEP, Ni una menos y SipreBA.

Al horario convocado, se reunieron varias trabajadoras en la vereda, entre mates, saludos y algunos pañuelos verdes. Alrededor de las 19, comenzó oficialmente la charla con un homenaje a la reportera gráfica de Télam, Luciana Granovsky, a un año de su partida. Se proyectó un video que recopila registros de mujeres y diversidades que fueron coberturas de Télam. También, en la vereda, se encontraban exhibidas notas de la agenda feminista y transfeminista que fueron llevadas adelante por la agencia en los ultimos años.

 

Panel

La mesa, con carteles que decían “Defendamos Télam”, estuvo compuesta por cinco mujeres, cada una representando a una agrupación distinta. Escuchándolas se encontraban alrededor de 30 personas reunidas en la vereda de calle Bolívar, en su mayoría mujeres. Algunas gotas de lluvia caían, pero no se robaban la atención de la charla.

La primera en tomar la palabra fue Luci Cavallero, del colectivo de Ni Una Menos. Habló de la importancia que tiene en el feminismo la mezcla con el sindicalismo: La agenda del sindicalismo cambió profundamente la agenda del feminismo y le dio un contenido de clase de una manera novedosa: poniendo en el centro a las trabajadoras de la economía popular”. Y explicó: Sindicalismo no sólo como el trabajo registrado, sino un sindicalismo feminista, que tiene como horizonte abrazar distintas realidades laborales, partiendo de que trabajadoras somos todas: todas las que hacen la cama, crían. Las que crían y además van a trabajar a Télam. Las de la economía popular”.

Cavallero sostiene que ese cruce entre feminismo y sindicalismo es el que permite poner en el centro a los feminismos luchando contra la deuda:En todos los lugares en donde está el Fondo Monetario, la deuda se paga devaluando el trabajo feminizado. Ya sea el trabajo no remunerado, la economía popular, el trabajo estatal, el trabajo en general de las mujeres”. Y cerró: No sólo se hace no reconociendo el trabajo que hacemos en el presente, también no reconociendo el trabajo que hicimos en el pasado. Pagar la deuda es algo que antagoniza con la posibilidad de avanzar en la agenda de los transfeminismos y los feminismos populares”.

Continuó la charla Dina Sánchez, secretaria general adjunta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular. Al presentarla, le agradecen ya que junto a sus compañeros y compañeras, ha cocinado para los acampes de Télam. Al comenzar a hablar, Sánchez confiesa su angustia, y a medida que la charla avanza, por momentos se le quiebra la voz. Comienza diciendo: Hoy nos toca ver a nuestras compañeras, no solo no pudiendo llegar a fin de mes, también muy angustiadas de no saber qué hacer. Esas conquistas que fueron fruto de nuestras luchas, hoy están siendo avasalladas brutalmente’’. Y agregó que la Ley de Bases, con las moratorias y la baja del monotributo, de verdad nos pega directamente. Tenemos compañeras que trabajaron toda su vida en economía popular, y que no pueden jubilarse”. “La feminización de la pobreza es real. Las trabajadoras de la economía popular en su mayoría son mujeres. Las que sostenemos esos espacios estamos angustiadas”.

Maia Valcovinsky, cosecretaría de derechos humanos de la CGT, afirmó: «La agenda es para poder llevar el pan a nuestra casa. Es por la dignidad. La posibilidad de desarrollo nuestro y de nuestros hijos. La podemos poner sobre la mesa nosotras, porque somos las que parimos. Sabemos el valor de eso que están destruyendo”.

 

«Conquistas fruto de nuestras luchas, hoy están siendo avasalladas brutalmente’’, afirmó Dina Sánchez.

¿Qué significa?

Otra de las panelistas fue Leonor Cruz, representante de la CTA. Al comenzar a hablar promete ser breve : “Se me activa el chip de madre y veo que están todas abajo de la lluvia y digo: se me van a enfermar’’, confiesa con ternura. “La deuda es con nosotras y nosotres significa que las compañeras no comen en una mesa en su casa, comen con sus hijos en comedores y merenderos. Implica a nuestras compañeras que no pueden salir de la calle, a las que nunca van a llegar a la jubilación. Implica años de hambre en nuestros barrios. Nuestros pibes sin futuro. Nuestras pibas con violencia”.

En este sentido, Cavallero sostiene: “Cuando decimos que la deuda es con nosotras, lo que estamos diciendo es que ellos nos deben el reconocimiento del trabajo comunitario, nos deben salarios por arriba de la inflación. Nos deben el acceso a una vivienda digna. La deuda se paga a costa de nuestros cuerpos, a costa de nuestros territorios”.

 

Télam y la lucha feminsita

Para Cavallero, “cuando nosotras empezamos a hablar un lenguaje que discutía con el modelo económico, que se metía con la distribución de la riqueza, que decía que la deuda se pagaba a costa de nuestros derechos, los medios de comunicación concentrados, empezaron a hacer una campaña de boicot, a silenciar las marchas, no las cubrían”. Y afirma: “Télam siempre estuvo ahí, siempre hizo todo lo contrario a lo que hacen los medios concentrados”. Sostiene que los medios concentrados, intentaron una y otra vez reducir la lucha del movimiento feminsita a la violencia de género, sin hablar de cómo la violencia de género está relacionada con la violencia económica. Sostiene: “No se puede salir de la violencia sin autonomía económica. Si el Estado no invierte en salud, en educación, si no reconoce el trabajo comunitario, no hay forma de salir de la violencia de género. Esa es la parte que los medios concentrados recortan. Por eso vamos a defender a Télam. No hay una causa más feminsita que defender a Télam”.

Feminismo combativo

Sánchez hace hincapié en la importancia de salir de lo corporativo y unificar las luchas. Afirma: “Es necesario llorar, descargarnos, pero volver a cargarnos colectivamente. Como lo venimos haciendo hace muchos años. Lo que se está jugando es el retroceso de derechos y conquistas que ya teníamos”. Y agrega: Hay que defender a Télam, a las compañeras del Estado, a las trabajadoras de la economía popular, a esas mujeres que no están organizadas’’. Y cierra diciendo: “Defendamos todo lo que haya que defender”.

Cruz sostiene: Cada una de nuestras consignas tiene sentido y valor político. Por eso es necesario y urgente salir a discutir con nuestras compañeras. El 9 tenemos un paro, debemos garantizar el paro. Nos andan preguntando: ¿dónde anda el feminismo combativo? Que vengan a Télam que les vamos a decir dónde está el feminismo combativo. ¿Dónde están las centrales? En la calle, en los sindicatos, construyendo solidaridad. Volviendo a construir ternura ante la perversidad y la crueldad de un gobierno fascista que nos viene a decir que nos salvemos solas”.

El miércoles 8, el colectivo Ni una Menos, convoca a una acción callejera en el congreso, con la consigna «Ni una jubilada menos«, que surge como una accion feminista contra la Ley Bases.

«Somos un tsunami»

«Somos un tsunami»

Una multitud de mujeres y disidencias colmó la Plaza del Congreso para exigir el cese de la violencia contra las mujeres y protestar por la crisis social y la misoginia del gobierno de Javier Milei. Empezó a crecer nuevamente la ola verde.

Con su pañuelo blanco característico sobre la cabeza, Taty Almeida encabezó el acto multitudinario en un 8M muy particular por el marco misógino y de ajuste antisocial que impulsa el gobierno libertario: “Estamos acá para defender los derechos que hemos ganado, no se puede gobernar sin Congreso, sin Congreso no hay democracia, es acá donde se debate y no sentado en twitter”.

Unión y que el pueblo no se quede dormido fue uno de los pedidos de Almeida para quienes escuchaban su discurso; un llamado a la lucha colectiva para alzar sus voces y evitar que la motosierra vaya por sus derechos conquistados: educación pública, aborto legal o jubilacion para las amas de casa.

“La casta no es el pueblo, Pettovello no somos aguantadero” entonaban en un único coro y en medio de una agarradera de manos, las trabajadoras de los comedores populares, un rato antes, camino al Congreso de la Nación. Fue su manera de protestar contra el hambre y el ajuste al pueblo argentino por parte del Gobierno Nacional.

A pesar del sol ardiente de la tarde del viernes y el tránsito imparable de la Ciudad de Buenos Aires, un grupo de mujeres abría el paso en plena Avenida de Mayo para alzar sus reclamos ante las medidas de Javier Milei: “Frente a la derecha fascista, resistencia trans-feminista”, decía una de las pancartas. 

Con el puño en alto y adelantada del resto, una mujer encabezó el cántico “Milei basura, vos sos la dictadura” que bastó para ser repetido por miles de mujeres que empuñaban pañuelos verdes y violetas, coloreando las calles mientras sus gritos retumbaban en toda la Plaza del  Congreso. 

“Gobierno liberticida: nos matan de hambre en nombre de la libertad”, “La violencia de género crece con el aval del Estado” y “La educación pública se defiende en la calle” eran algunos de los carteles que protagonizaron la movilización del Día de la Mujer.

En medio de la euforica marea feminista, una joven hizo entre ver un cartel con cuatro fotos: Karina Milei, Victoria Villarruel, Patricia Bullrich y Lilia Lemoine, seguido de la frase “no me representan”. 

Con su paraguas rojo para evadir el sol y musculosa blanca que dejaba relucir el tatuaje “Putaza-Barata” en sus pechos, una mujer levantó su cartel “Respeto y derecho para las trabajadoras del sexo. Basta de fascismo”.

Frente a ella, la Asociación de Madres de Plaza de Mayo se llenó de carteles en apoyo a Télam, acompañados del canto “Unidad de los trabajadores, al que no le gusta, se jode, se jode”. En un levantar de puños colectivo, comenzó a escucharse “La patria no se vende, la patria no se vende”. 

Del otro lado de la calle, en la vereda del todavía estatal Cine Gaumont, una joven con su remera de Eva Perón y una sonrisa pícara alzó un cartel contundente: “Queremos la renuncia de Milei y Caputo y si no, será la cabeza”. A su lado, un muñeco que solo tenía un ojo gigante en su cara se presentó en las puertas del cine, dando su apoyo a los trabajadores del INCAA, acompañado de la frase “Somos un tsunami cultural, sí la vemos”

De fondo, un grupo de mujeres de los pueblos originarios armaron una ronda de tambores y alzaron sus voces armónicas al ritmo de “Fuerza y coraje”, que causó emoción y aplausos de quienes escuchaban al pasar. 

Ya con el sol cubierto y las oleadas de viento que anteceden una tormenta, quienes buscaban acercarse al Congreso de la Nación fueron sorprendidas por las vallas de la Policía de la Ciudad que impedía su acercamiento.

En la espera, un grito fuerte y colectivo hizo que todas las mujeres se muevan a la par de “y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta, votó a Milei”, acompañado de carteles que tomaban cada vez más fuerza y se hacían aún más altos entre la multitud: “Ni flores ni bombones, Milei en helicóptero” y “Milei es muerte”. 

La movilización se opuso al cierre del INCAA y Télam, a la privatización del Banco Nación y Aerolíneas Argentinas, acompañada del canto generalizado “Yo no lo voté”. 

El grito final de “treinta mil desaparecidos ahora y siempre” en modo de recordatorio que no fue una guerra sino un genocidio, fue acompañado fervientemente a Taty junto a un canto popular “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza” mientras las gotas de la lluvia comenzaban a caer. 

Desempolvar los pañuelos verdes

Desempolvar los pañuelos verdes

El feminismo debate en asambleas de cara al nuevo y oscuro contexto electoral que amenaza a los derechos conquistados. La posición mayoritaria es tomar las calles. El próximo 28 de septiembre tendrá lugar una nueva marcha de Plaza de Mayo al Congreso.

La figura de Javier Milei ya no se presenta como una proyección imaginaria sino como un terrible umbral que carga con todo su peso sobre la actualidad del feminismo. Así parecen haberlo registrado las últimas asambleas del movimiento feminista realizadas en la sede de la Unión de trabajadores y trabajadoras de la economia (UTEP).. 

Una de las resoluciones unánimes de la última asamblea que convocó cientos de mujeres y disidencias, en el barrio de Constitución, fue recuperar la calle. Así convocaron a una movilización para el 28 de septiembre que irá desde Plaza de Mayo hacia el Congreso de la Nación. 

La fecha elegida se debe en conmemoración al día de acción global por la despenalizacion del aborto, derecho que en Argentina se logró conquistar en diciembre del 2020 y que en la actualidad corre peligro su vigencia en manos del candidato a presidente Javier Milei, quien sostiene que “es un asesinato en el vientre de la madre y va en contra de la vida”. Su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, lo apoya fielmente: “No hay medida más discriminatoria para un ser humano que impedirle nacer”. 

Entre las estrategias que discutieron, saben que se deben volcar a establecer espacios de debates, generar unificación y solidaridad entre los diferentes partidos políticos y convocar a través de asambleas abiertas y participativas, centros universitarios, sindicatos y barrios populares a más mujeres y disidencias a salir a la calle en defensa de los derechos humanos.

Las mujeres no están dispuestas a retroceder en derechos alcanzados con años de lucha. La ESI en las escuelas, el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, el acceso a metodos anticonceptivos, lenguaje inclusivo, el acompañamiento a quienes sufren violencia de género e ir en contra del ajuste, el FMI y las ideas de derecha que quiere imponer La Libertad Avanza. 

“La ESI no te educa, los contenidos son de adoctrinamiento, ideologización y se meten en el ámbito interno de cada ciudadano y cada familia.” sostiene Villarruel, quien apoya su eliminación, en el caso de asumir como vicepresidenta. 

La erradicación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad también está en la plataforma política de Milei, quien defiende su idea: “Se convirtió en un arma de persecución ideológica. Es denigrante para las mujeres, las menosprecia. Además es un despilfarro de recursos.” 

En la asamblea se planteó el objetivo de recuperar y reivindicar la palabra «libertad» como uno de los pilares de la reorganización de las militantes feministas.

En la asamblea, se planteó el objetivo de recuperar y reivindicar la palabra “libertad” como uno de los pilares de la reorganización de las militantes feministas a través de una concentración unitaria que defienda la democracia y cuente con una agenda amplia que abarque los sectores sociales más golpeados por la situación económica actual.

“Nos están mostrando que hay una escalada de qué van por todo. Es más necesario que nunca apostar por la unidad de este espacio y el levantamiento en las calles el 28 de septiembre para que no siga creciendo el fascismo”, comenta Luci Cavallero, militante del movimiento Ni Una Menos, socióloga e investigadora de la UBA. Y agrega: “Empezar a dialogar, intervenir y debatir para ponernos de acuerdo y poder reventar las calles en una movilización masiva. “¡Arriba las que luchan!”, grita firmemente mientras es aplaudida por sus compañeras. 

“Nos faltan las nuevas generaciones”, sostiene una militante feminista, quien plantea como base escuchar las demandas de ese 30 por ciento que votó a Milei y entender que va más alla de las ideologías. Relaciona los resultados al “hartazgo social” y como solución, además de llenar la Plaza de Mayo, ofrece una agenda que responda a necesidades del presente y el futuro; evitar centrarse únicamente en el aborto y sumar temáticas que sean afectadas o no por el ajuste, como el hambre, los salarios y femicidios. 

En un clima de desazón, preocupación y urgencia, se hizo entrever el impulso que las llevó a reunirse por horas en una misma asamblea, bajo cielo abierto, a convocar y movilizarse por una misma razón: los derechos conquistados no se tocan nunca más.