Una marcha contra la crueldad

Una marcha contra la crueldad

A 10 años de la primera movilización Niunmenos, las organizaciones feministas confluyeron en la tradicional marcha de los jubilados de los miércoles para exigir aumento de haberes y la restitución de los medicamentos gratuitos y de la moratoria. También se acercaron al Congreso los científicos del Conitet, el personal del Garrahan y familiares y colectivos de personas con discapacidad. Al mismo tiempo, la Cámara de Diputados dio media sanción a una ley que aumenta del 7,2 por ciento las jubilaciones, lleva bono a 100.000 pesos mensuales y prorroga el acceso a la moratoria. Ahora lo tiene que ratificar el Senado. No obstante, el gobierno adelantó que lo vetará.

Junio es el mes de la marcha histórica del Ni Una Menos y, ante la situación de los jubilados, desde el colectivo convocaron a movilizarse el miércoles 4, en lugar del tradicional 3J, fecha en que se viene llevando adelante desde hace exactamente 10 años, a partir del femicidio de Chiara Páez en la ciudad de Rufino, Santa Fe.

A los miércoles de protestas de los jubilados que reclaman por un aumento de haberes y el retorno de los medicamentos gratuitos y la moratoria, en esta oportunidad también se sumaron científicos, trabajadores del Hospital Garrahan, diferentes sectores del área de discapacidad y algunos sindicatos.

La jornada arrancó antes del mediodía cuando comenzaron a llegar jubilados, personas con discapacidad, familiares, trabajadores, desempleados y asambleas barriales. La cantidad de personas que se acercaba a las inmediaciones del Congreso fue aumentando durante la jornada alcanzando el momento más masivo a la media tarde. En un contexto de niveles de represión y quita de derechos sistemática, el avance del gobierno no cesa, el apoyo a los jubilados tampoco.

La jubilación para el mes de junio subió sólo 8 mil pesos, es decir que quienes cobren la mínima –la mayoría de los adultos mayores- recibirá 304.000 pesos. Mientras tanto, la canasta básica de bienes y servicios de un jubilado asciende a 1.200.000 pesos mensuales.. 

La convocatoria buscó visibilizar las políticas de ajuste generalizado de la actual administración nacional. Alberto Shocrón, de 78 años, contó a ANCCOM: “Yo soy jubilado y estoy por la unidad de todas las luchas, que es fundamental porque sufrimos de lo mismo. Este es un gobierno criminal, pedimos que no nos maten ni a palos ni de hambre y lo están haciendo. Tenemos que estar nosotros porque no hay nadie que pueda hacer una rebelión. Cuando nosotros les decimos que son nazis, para nosotros es terrible pero para ellos es un elogio. Quieren que tengamos miedo, sino para qué van a mandar mil policías para custodiar ochenta mil personas en un Boca-River y para custodiar a cien jubilados mandan dos mil”.

Esta vez, la suma de colectivos y reivindicaciones hizo que fueran varios miles los que llenaron la plaza del Congreso. No alcanzó para que que los diputados realizaran la audiencia especial para declarar en emergencia al Gárrahan. Por eso, minutos después la Asociación de trabajadores del Estado lanzaba un comunicado anunciando un paro a partir de las 0:00 del jueves 5 de junio. 

Los trabajadores del CONICET también se hicieron presentes para denunciar la política de vaciamiento en ciencia y tecnología del gobierno, desarmando los equipos de investigación y rompiendo todo el sistema científico.

Lidia Cantón, jubilada, instó a “que vengan todos, con bastones, sillas de rueda. Cada miércoles tiene que estar así, la gente tiene que reconocer que votó mal, el presidente no tiene empatía”.

Por su parte, Lorenzo de 73 años aseguró que “este gobierno es intolerable, lo que están haciendo es terrible”. Además, el jubilado consideró que “si el pueblo se equivocó tiene que rectificar el error, el pueblo tiene que venir acá, tiene que despertar. “Yo quiero vivir, lo que nos pagan es una condena a muerte”, concluyó.

A la noche, con la plaza ya vacía, en la Cámara de Diputados terminaba la discusión sobre un posible aumento a los jubilados, una moratoria y muy modesta mejora en el bono. Finalmente, los legisladores aprobaron un aumento de un 7,2%, la actualización del bono a 140.000 pesos y la prórrogo de la moratoria jubilatoria por dos años. Desde el gobierno nacional ya advirtieron que vetarán la ley aprobada .

«Por más que se promuevan discursos de odio desde el Estado, hay un movimiento feminista muy organizado»

«Por más que se promuevan discursos de odio desde el Estado, hay un movimiento feminista muy organizado»

A diez años del primer Niunamenos, la activista Luci Cavallero habla de los logros de los feminismos desde entonces. El impacto de la deuda externa y de la crisis económica en la participación política de las mujeres.

La primera concentración en el Congreso con la consigna Ni una Menos en 2015. 

La mañana del 3 de junio de 2015 nadie sabía que ese día marcaría un antes y un después en la lucha contra la violencia de género en Argentina. Bajo la consigna “NiUnaMenos”, una masiva movilización copó las calles del país en respuesta al femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años asesinada por su pareja en Santa Fe. Lo que comenzó siendo una tímida, pero poderosa, iniciativa social, rápidamente se convirtió en un grito colectivo contra todas las formas de violencia machista, que se escucharía en todo el mundo.

El lema fue tomado del poema de Susana Chávez, activista mexicana asesinada en 2011. Se volvió símbolo de resistencia y de exigencia urgente al Estado por políticas efectivas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género.

El femicidio de Chiara, ocurrido en mayo de 2015, no fue un caso aislado. En los primeros cinco meses de ese año, más de 130 mujeres habían sido asesinadas por razones de género en Argentina. Pero fue su historia —una adolescente embarazada, golpeada y enterrada en el patio de la casa de su pareja— la que funcionó como catalizador de una bronca acumulada. La periodista Marcela Ojeda, con su tweet:“Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales… todas, todas gritemos”, encendió la mecha. En pocos días, la convocatoria al “3J” se volvió viral. E imparable.

Desde aquel 2015, Ni Una Menos se transformó en una plataforma de articulación de luchas feministas en la que no sólo se denuncian los femicidios y las violencias extremas, sino también las violencias estructurales: la feminización de la pobreza, la desigualdad en el trabajo, la precarización laboral, el racismo, el cis-sexismo y el extractivismo. Con el paso del tiempo, lejos de ser sólo una marcha, se consolidó como un movimiento social, cultural y político transversal, impulsado principalmente por periodistas, activistas, artistas y organizaciones feministas.

De la misma manera lo ve Luci Cavallero, socióloga e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, también magister en Estudios Interdisciplinarios de la Subjetividad (UBA) y docente en la Maestría de Géneros en la Universidad Nacional Tres de Febrero.

“El 3 de junio de 2015 activó un ciclo de luchas muy importante en nuestro país, que cambió la sensibilidad de nuestro pueblo, los fundamentos de tolerancia hacia las violencias, y significó la proliferación de colectivas feministas en todo el país, de espacios de género en las universidades, en las escuelas, en los sindicatos”, cuenta Cavallero. “Creo que hay muchos saldos en términos organizativos, en términos de otra política, de otra sensibilidad en relación a las violencias en la población.Los objetivos cumplidos no agotaron para nada todo lo que planteamos en las calles”.

Los trabajos de Cavallero abordan el vínculo entre deuda, capital ilegal y violencias. En 2019 publicó junto a Verónica Gago el libro Una lectura feminista de la deuda: vivas, libres y desendeudadas nos queremos, obra que impulsa, desde el feminismo, un movimiento de politización y radicalización del problema financiero que le pone cuerpo y narración concreta a la abstracción financiera, asocia el problema de la deuda a la violencia contra los cuerpos feminizados y relaciona las formas de explotación laboral, tanto asalariadas como no asalariadas, con los dispositivos financieros. La activista considera que las huelgas feministas fueron el momento en el que la violencia económica y la desigualdad social, cruzada con la desigualdad de género, se pusieron más en agenda.

“Empezamos a hacer un trabajo muy fuerte con el protagonismo de las trabajadoras de la economía popular, de las sindicalistas, para poner en evidencia las brechas salariales, pero también el impacto de la deuda, que significó un corset para todas las demandas que estábamos proponiendo en términos de reconocimiento del trabajo comunitario, de ampliación de los servicios públicos de cuidado”. En esto, Cavallero es determinante: “Sigue habiendo un antagonismo muy concreto entre el pago de la deuda externa y la posibilidad de pagar el trabajo no remunerado, de mejorar los servicios de cuidado, de reconocer el trabajo comunitario. La oposición entre el movimiento feminista, los derechos de las mujeres, lesbianas, travestis y trans, y la deuda externa marca a fuego al movimiento feminista, y hoy se hace más evidente que nunca. Aunque, por más que se intente retroceder en las políticas públicas feministas, por más que se promuevan discursos de odio desde el propio Estado, hay todavía un movimiento muy organizado y muchas ganas de salir a la calle”.

Aquella primera movilización de 2015 logró reunir a más de 300.000 personas sólo en Buenos Aires, y se replicó en más de 80 ciudades de todo el país.Desde entonces, cada 3 de junio se realizan concentraciones y actividades en todo el país y en varios puntos de América Latina.

En estos diez años, el movimiento logró instalar la perspectiva de género en la agenda pública, educativa, legislativa y mediática. Entre los logros más destacados pueden mencionarse: la Ley Micaela (2018), que obliga a todo el personal del Estado a capacitarse en género y violencia contra las mujeres, la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad (2019), aunque fue degradado recientemente por el gobierno nacional actual, y la legalización del aborto (2020), una conquista histórica que fue posible gracias a la articulación de décadas de activismo, con fuerte impulso de las redes feministas que Ni Una Menos ayudó a tejer.

Mucho se ha dicho de la “intensidad” del movimiento, acusándolo de haberse apagado, pero Cavallero no coincide: “Hubo mucha resistencia el año pasado, incluso se participó de los paros, de las marchas universitarias… Creo que el momento de mayor desmovilización fue la pandemia, y hoy el problema es que, cuando hay una crisis económica como la que estamos atravesando, las mujeres dejan de participar políticamente. Lo primero que hace el ajuste es sacar de la política a las mujeres que tienen más carga de trabajo y cuidado, que tienen que estar haciendo malabares para encontrar una vacante en una guardería, llevar a los chicos a jardines que quedan más lejos… cuando la situación es tan crítica, para lo último que te queda tiempo es para participar políticamente”. Más allá de ese gran obstáculo, reconoce que “la creación de los repertorios de protesta del campo popular, la preponderancia del arte, la creación de consignas, la forma de ocupar la calle con distintas actividades (desde la danza, la pintura, los carteles) pero también de tramarse políticamente en unidad, más allá de las internas y de las diferencias partidarias, son formas de hacer política que aportan mucho al campo popular”.

En lo que va de 2025 ya se registraron más de 90 femicidios en el país

A pesar de los avances, las cifras siguen siendo alarmantes. En lo que va de 2025 ya se registraron más de 90 femicidios en el país.Los recortes presupuestarios, la eliminación de programas específicos y la desarticulación de políticas públicas en materia de género durante el último año encendieron alertas que precisan atenderse de modo urgente.

Pancartas, letreros, pañuelos y fotos de las víctimas suelen ser algunos de los elementos presentes en cada movilización. En una marea que avanza hacia puntos estratégicos del país, siempre se destacan los abrazos, las charlas, los cánticos y las reflexiones por micrófono. Para muchas mujeres, lesbianas, travestis, trans y otras disidencias la experiencia de la marcha del 3J fue una revelación. Por primera vez, miles pudieron reconocerse como parte de un colectivo, ocupar el espacio público con libertad, llorar a las que faltan, luchar por las que están y exigir un presente más justo.

A una década del primer grito, Ni Una Menos sigue siendo faro en medio de tanta oscuridad. Un movimiento profundamente interseccional, horizontal, federal y autónomo, que sostiene, escucha, acompaña y transforma. Es la construcción colectiva de un espacio político real y decisivo, un tejido que abriga, que late, que insiste: siempre que haya una voz que necesite ser escuchada, habrá una fuerza que empuje el cambio, y éste será inevitable.

 

“Asistimos a la crueldad hecha política de Estado”

“Asistimos a la crueldad hecha política de Estado”

Contra el hambre y la violencia de género, contra la Ley de Base y los lesbicidios, contra las políticas de Javier Milei, pero también por un sentido homenaje a Nora Cortiña, una multitud de feministas coronó la concentración frente al Congreso, en el primer Ni Una Menos durante un gobierno libertario.

Un grupo de mujeres ahuyentaba el frío con el golpe de sus tambores. Vestidas con camperas violetas, verdes y negras, contagiaban una vibración energizante. Desde la multitud se hizo paso un hombre que caminaba con un ritmo distinto. De su cuello colgaba una foto con el rostro de una joven, como las que bailaban, Iluminada por el sol y rodeada por flores. Más tarde le contará a una de ellas que es el papá de Natalia Melmann, asesinada en 2001, a sus 14 años, por policías de Miramar. A sus espaldas, se desplegaba la bandera con la exigencia que hace 9 años se transformó en movimiento: “Ni Una Menos”.

Aunque la convocatoria era a las 16:30, ya desde las 15 algunos grupos se instalaron en la Plaza del Congreso. Sobre las rejas y colgados de los gazebos podían leerse los nombres de las víctimas de femicidios que en menos de una década ya superan los 2.500. El registro oficial sólo existe desde 2015, antes el Estado no se hacía responsable ni siquiera de identificar los casos. Su creación fue resultado del reclamo llevado adelante por el primer Ni Una Menos, hasta ese momento “no se hablaba de la violencia de género como algo estructural, más allá de lo privado. Con tres semanas de organización, logramos instalarlo en la opinión pública, en la calle y que el Estado lo reconozca”, recordó Soledad Vallejos, una de las organizadoras de aquel primer Ni Una Menos, consultada por ANCCOM.

Luci Cavallero es socióloga y parte de la organización del encuentro de este año. Desde temprano, caminaba la plaza hablando con los medios y compañeres, luego sería una de las encargadas de leer el documento. Sobre el contexto de la convocatoria subrayó que  “estamos en un momento de retroceso, y tenemos  núcleos de desigualdad estructural que no se han podido modificar como la brecha salarial, o la crisis habitacional que es un gran problema para las mujeres que necesitan salir de situaciones de violencia”.

tCavallero también formó parte de las asambleas previas al encuentro, sobre las que contó que “estuvieron atravesadas por el triple lesbicidio de Barracas, fueron al principio muy dolorosas. Los espacios colectivos son necesarios para contenernos, darnos fuerzas para sostener la lucha. Este Gobierno apunta también a quebrarnos emocionalmente”. 

A su alrededor, las caras de los funcionarios de Milei podían verse retratadas en las pancartas de los manifestantes. Debajo de una caricatura de la agrupación Las Rojas” se leía: “Sandra Pettovello ministra del odio y el hambre”. A ella también le dedicaban su canto las trabajadoras comunitarias de la UTEP. Agrupadas sobre la plaza, del lado de Hipólito Yirigoyen, sostenían las ollas vacías mientras gritaban “Pettovello Pettovello / no te lo decimos más / entregá los alimentos / o los vamos a buscar”. 

“Con hambre y violencia no hay Ni Una Menos” era la consigna que se leía en una bandera violeta. Para Verónica Gago, otra de las organizadoras, “asistimos a la crueldad hecha política de Estado” en relación a la “crisis económica y el corte total de políticas contra las violencias de género”. Entre ellas se encuentra la paralización del plan “Acompañar”, el único que brindaba apoyo económico a las víctimas de violencia de género. Además, otra consigna de la marcha planteó el rechazo a la Ley Bases que dejaría sin jubilación a 9 de cada 10 mujeres por la eliminación de la moratoria.

La organizaciones sociales, sindicatos docentes, estatales, de la salud, aeronáuticas,  jóvenes de colegios secundarios, grupos pequeños de mujeres independientes, grupos travesti-trans, fueron sumándose de a poco y colmando la plaza. Cada vez más personas se acercaban al escenario para esperar la lectura del documento mientras el atardecer prometía una noche helada. 

Debajo de grandes parlantes, se ubicaba firme la foto de Norita Cortiñas con su inconfundible pañuelo blanco. A su lado, resguardadas por un gazcebo, aguardaban  Nina Brugo y Nelly “Pila” Minyersky, históricas referentes que participaron en la Campaña por el Derecho al  Aborto Legal Seguro y Gratuito. Cuando le preguntaron por las razones de su asistencia Nelly dijo que “no podemos quedarnos en casa en este momento. Poder estar y decir es lo que nos ayuda a seguir viviendo. No tengo frío, me abrigan todas ustedes”.

 El silencio en el escenario se rompió con el grito desgarrador de una integrante de la Asamblea de Lesbianas Autoconvocadas: ”Las mataron con dos bombas molotov mientras dormían”. A su lado,  sus compañeras se aferraban a los carteles mientras interpelaban con su mirada a las presentes. Luego continuó: “Exigimos que no nos maten por elegir amarnos entre nosotras, este no es un caso aislado, es un hecho que ocurrió en democracia, en un año en el que el gobierno de Javier Milei  reproduce discursos de odio como plan macabro”.

Hacia el final recordó que “el jueves se cumple un mes de la masacre lesbicida, vamos a movilizar, queremos que estén ahí y nos demuestren que nos acompañan. Justicia por Pamela, Roxana, Andrea y Sofía”.

“Eso no es libertad, eso es odio” cantaba la multitud cuando subieron al escenario las organizadoras para leer el documento consensuado. Cavallero fue quien tomó la palabra primero y sintetizó las demandas: “La violencia del gobierno de Milei es social, es económica y es política,  ante eso respondemos, seguimos en las calles y movilizadas. Vivas, libres  y desendeudades nos queremos”. 

Para cerrar el acto pasó al frente Sabrina, integrante de Hijos: “Esta plaza de lucha feminista despide a Norita la madre que enfrentó a los genocidas, obrera, piquetera, madre de las grandes luchas y de las pequeñas, las que el poder oculta y las de repercusión mediática. La madre que nos enalteció con su presencia, su  palabra, su pañuelo blanco, verde y multicolor. Continuamos el reclamo por la apertura de los archivos del 74 al 83.”

Mil razones para una marcha

Mil razones para una marcha

Jubiladas, docentes, trabajadoras sexuales, cocineras de comedores populares, estudiantes, lesbianas y niñas, entre muchas otras, marcharon en la 9ª edición del Niunamenos. Acá te cuentan por qué se movilizaron.

Hoy se cumplen 9 años desde que la consigna “Ni Una Menos” se usó por primera vez como respuesta al aumento de las violencias contra las mujeres y su consecuencia más fatal: los femicidios. Este año no es la excepción. Desde el colectivo Ni Una Menos, se convocó a marchar desde las 16:30 de este lunes al Congreso. ¿Por qué marchamos esta vez?.

Ana María Tapia y Nancy Yural, de jubilados insurgentes.

“No quisiéramos ser la última generación de jubiladas. Queremos que nuestras hijas y nietas también se puedan jubilar. Esta es una ley que ataca fundamentalmente a las trabajadoras”, afirma Nancy Yural. Agrega Ana María Tapia: “Este gobierno nos quita lo esencial: la moratoria. Vamos a quedar 9 de cada 10 mujeres sin jubilarse”.

Maria La Emperatriz, trabajadora sexual.

“Estamos acá por las cosas que están pasando, están vendiendo Argentina. Además, nos están matando a todos: no alcanza para vivir ni para comer y todos los días asesinan a una chica”..

Andrea Gallo, cocinera para chicos en barrios populares e integrante de la UTEP y Barrios de Pie.

“No están entregando mercadería para los chicos que tienen hambre, vienen a buscar al merendero y no tenemos para darles. Ahora tres veces por semana se está haciendo el merendero, pero con ayuda de los vecinos y nuestra, porque sí o sí los chicos tienen que comer”. 

Jesi Hernández, integrante de la Organización de Lesbianas Autoconvocadas por la Masacre de Barracas.

“En este momento me trae esta masacre. Se me revuelve el estómago de solo pensar que nuestras vidas no valen nada. Pienso en estas cuatro compañeras que fueron prendidas fuego mientras dormían. Pienso en el privilegio de lo que es dormir, darse la mano, darse un beso por la calle. Todo eso en un contexto actual, donde tenemos un INADI desmantelado y no tenemos un Ministerio de Género y Diversidades, donde tenemos discursos de odio que no cesan. Tenemos un amigo del presidente que dice que somos insanos, que somos personas que no somos naturales. Estos discursos de odio no son gratuitos: se llevan la vida de las personas que formamos parte del colectivo LGBT y eso no puede suceder”.

Bianca Levato, 16 años, referenta del centro de estudiantes de Lenguas Vivas.

“Venimos acá con las pibas para defender nuestros derechos. Estamos todos los días en el colegio expresandonos con mucha libertad, no queríamos dejar de salir a la calle. Sabemos la importancia de lo que fue la marea verde en el 2018. Por las futuras generaciones y también por los que estuvieron antes y conquistaron lo que hoy disfrutamos nosotras”.

Virginia Silveira, cofundadora de la Asociación Civil Mocha Celis

“Nos convoca visibilizar a nuestras compañeras que fueron asesinadas. También porque los discursos de odio matan y el presidente sigue refiriéndose a nuestras identidades con discursos de odio tremendos. Nuestras compañeras la están pasando mal por esos discursos de odio. Porque no es solamente lo que el presidente dice, sino lo que la gente toma de eso para hacernos cosas en las calles”.

Jaqueline, junto a su hija Pilar de 5 años

Jacqueline se encuentra junto a su hija que dibuja en el piso, en la hoja dice “no hay que crecer con miedo” escrito con lápices de colores. Cuenta Jaqueline: “Vengo siempre. Es la tercera vez que la traigo a ella. Vengo para que crezca en un mundo y en una Argentina mejor, más libre”.

Alicia, docente jubilada, participante del grupo Bordadoras por la Memoria.

“Armamos un grupo de bordadoras por la memoria para el 24 de marzo. Se nos ocurrió bordar y expresar nuestro deseo de que la memoria siga vigente. Y a partir de ahí empezamos a bordar un proyecto diferente cada mes. Parte de lo que venimos bordando son docentes víctimas de femicidios. Bordarlas implica hacerles memoria”.

Mora de 9 años

Está en el piso pintando. Uno de los carteles dice “ni una menos”, en otro dibujó la cara de Milei lleno de moscas y lo acompaña escrito “Milei basura”. Dice: “Vine primero, porque mi mamá me quería traer, segundo para hacer justicia.”

«La deuda se paga devaluando el trabajo femenizado»

«La deuda se paga devaluando el trabajo femenizado»

Trabajadoras de Télam, la CGT, la CTA, la UTEP y del colectivo Ni una menos debatieron sobre sindicalismo y feminismo en un acto realizado en el acampe que realiza la Agencia Nacional de Noticias.

Ayer, lunes 6 de mayo, se llevó adelante a las 17.30 una charla debate con la consigna La deuda es con nosotras y nostores en el acampe por la defensa de la Agencia Nacional de Noticias Télam, en Bolívar 531. Asistieron representantes de la CGT, CTA, UTEP, Ni una menos y SipreBA.

Al horario convocado, se reunieron varias trabajadoras en la vereda, entre mates, saludos y algunos pañuelos verdes. Alrededor de las 19, comenzó oficialmente la charla con un homenaje a la reportera gráfica de Télam, Luciana Granovsky, a un año de su partida. Se proyectó un video que recopila registros de mujeres y diversidades que fueron coberturas de Télam. También, en la vereda, se encontraban exhibidas notas de la agenda feminista y transfeminista que fueron llevadas adelante por la agencia en los ultimos años.

 

Panel

La mesa, con carteles que decían “Defendamos Télam”, estuvo compuesta por cinco mujeres, cada una representando a una agrupación distinta. Escuchándolas se encontraban alrededor de 30 personas reunidas en la vereda de calle Bolívar, en su mayoría mujeres. Algunas gotas de lluvia caían, pero no se robaban la atención de la charla.

La primera en tomar la palabra fue Luci Cavallero, del colectivo de Ni Una Menos. Habló de la importancia que tiene en el feminismo la mezcla con el sindicalismo: La agenda del sindicalismo cambió profundamente la agenda del feminismo y le dio un contenido de clase de una manera novedosa: poniendo en el centro a las trabajadoras de la economía popular”. Y explicó: Sindicalismo no sólo como el trabajo registrado, sino un sindicalismo feminista, que tiene como horizonte abrazar distintas realidades laborales, partiendo de que trabajadoras somos todas: todas las que hacen la cama, crían. Las que crían y además van a trabajar a Télam. Las de la economía popular”.

Cavallero sostiene que ese cruce entre feminismo y sindicalismo es el que permite poner en el centro a los feminismos luchando contra la deuda:En todos los lugares en donde está el Fondo Monetario, la deuda se paga devaluando el trabajo feminizado. Ya sea el trabajo no remunerado, la economía popular, el trabajo estatal, el trabajo en general de las mujeres”. Y cerró: No sólo se hace no reconociendo el trabajo que hacemos en el presente, también no reconociendo el trabajo que hicimos en el pasado. Pagar la deuda es algo que antagoniza con la posibilidad de avanzar en la agenda de los transfeminismos y los feminismos populares”.

Continuó la charla Dina Sánchez, secretaria general adjunta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular. Al presentarla, le agradecen ya que junto a sus compañeros y compañeras, ha cocinado para los acampes de Télam. Al comenzar a hablar, Sánchez confiesa su angustia, y a medida que la charla avanza, por momentos se le quiebra la voz. Comienza diciendo: Hoy nos toca ver a nuestras compañeras, no solo no pudiendo llegar a fin de mes, también muy angustiadas de no saber qué hacer. Esas conquistas que fueron fruto de nuestras luchas, hoy están siendo avasalladas brutalmente’’. Y agregó que la Ley de Bases, con las moratorias y la baja del monotributo, de verdad nos pega directamente. Tenemos compañeras que trabajaron toda su vida en economía popular, y que no pueden jubilarse”. “La feminización de la pobreza es real. Las trabajadoras de la economía popular en su mayoría son mujeres. Las que sostenemos esos espacios estamos angustiadas”.

Maia Valcovinsky, cosecretaría de derechos humanos de la CGT, afirmó: «La agenda es para poder llevar el pan a nuestra casa. Es por la dignidad. La posibilidad de desarrollo nuestro y de nuestros hijos. La podemos poner sobre la mesa nosotras, porque somos las que parimos. Sabemos el valor de eso que están destruyendo”.

 

«Conquistas fruto de nuestras luchas, hoy están siendo avasalladas brutalmente’’, afirmó Dina Sánchez.

¿Qué significa?

Otra de las panelistas fue Leonor Cruz, representante de la CTA. Al comenzar a hablar promete ser breve : “Se me activa el chip de madre y veo que están todas abajo de la lluvia y digo: se me van a enfermar’’, confiesa con ternura. “La deuda es con nosotras y nosotres significa que las compañeras no comen en una mesa en su casa, comen con sus hijos en comedores y merenderos. Implica a nuestras compañeras que no pueden salir de la calle, a las que nunca van a llegar a la jubilación. Implica años de hambre en nuestros barrios. Nuestros pibes sin futuro. Nuestras pibas con violencia”.

En este sentido, Cavallero sostiene: “Cuando decimos que la deuda es con nosotras, lo que estamos diciendo es que ellos nos deben el reconocimiento del trabajo comunitario, nos deben salarios por arriba de la inflación. Nos deben el acceso a una vivienda digna. La deuda se paga a costa de nuestros cuerpos, a costa de nuestros territorios”.

 

Télam y la lucha feminsita

Para Cavallero, “cuando nosotras empezamos a hablar un lenguaje que discutía con el modelo económico, que se metía con la distribución de la riqueza, que decía que la deuda se pagaba a costa de nuestros derechos, los medios de comunicación concentrados, empezaron a hacer una campaña de boicot, a silenciar las marchas, no las cubrían”. Y afirma: “Télam siempre estuvo ahí, siempre hizo todo lo contrario a lo que hacen los medios concentrados”. Sostiene que los medios concentrados, intentaron una y otra vez reducir la lucha del movimiento feminsita a la violencia de género, sin hablar de cómo la violencia de género está relacionada con la violencia económica. Sostiene: “No se puede salir de la violencia sin autonomía económica. Si el Estado no invierte en salud, en educación, si no reconoce el trabajo comunitario, no hay forma de salir de la violencia de género. Esa es la parte que los medios concentrados recortan. Por eso vamos a defender a Télam. No hay una causa más feminsita que defender a Télam”.

Feminismo combativo

Sánchez hace hincapié en la importancia de salir de lo corporativo y unificar las luchas. Afirma: “Es necesario llorar, descargarnos, pero volver a cargarnos colectivamente. Como lo venimos haciendo hace muchos años. Lo que se está jugando es el retroceso de derechos y conquistas que ya teníamos”. Y agrega: Hay que defender a Télam, a las compañeras del Estado, a las trabajadoras de la economía popular, a esas mujeres que no están organizadas’’. Y cierra diciendo: “Defendamos todo lo que haya que defender”.

Cruz sostiene: Cada una de nuestras consignas tiene sentido y valor político. Por eso es necesario y urgente salir a discutir con nuestras compañeras. El 9 tenemos un paro, debemos garantizar el paro. Nos andan preguntando: ¿dónde anda el feminismo combativo? Que vengan a Télam que les vamos a decir dónde está el feminismo combativo. ¿Dónde están las centrales? En la calle, en los sindicatos, construyendo solidaridad. Volviendo a construir ternura ante la perversidad y la crueldad de un gobierno fascista que nos viene a decir que nos salvemos solas”.

El miércoles 8, el colectivo Ni una Menos, convoca a una acción callejera en el congreso, con la consigna «Ni una jubilada menos«, que surge como una accion feminista contra la Ley Bases.