Ene 12, 2022 | Destacado 5, Vidas políticas
A 40 años de la Guerra del Atlántico sur, el pasado 3 de enero el sitio web Declassified UK reveló documentos secretos en donde surge que los ingleses enviaron 31 armas nucleares distribuídas entre buques y portaaviones. ¿Qué hay detrás de la noticia?
Este 2022 se cumple el 40 aniversario de la Guerra de Malvinas, con esa información desclasificada que llevaba el sello de ultrasecreta, el sitio web Declassified UK dio a conocer que durante el enfrentamiento armado, Margaret Thatcher movilizó 31 armas nucleares. El artículo está firmado por Richard Norton-Taylor, quién se desempeñó como editor en The Guardian en temas de seguridad y defensa por tres décadas, uno de los medios elegidos por Julian Assange en 2010 para denunciar los crímenes de guerra en la incursión estadounidense en Afganistán.
“Era sabido que parte de la flota inglesa tenía capacidad atómica y que en caso de que Inglaterra se viera obstaculizada a recuperar las Malvinas, hubiera recurrido, quizás en forma de amedrentamiento, al uso de tecnología nuclear. La novedad es la cantidad de armas que trajeron”, señala sorprendido Francisco “Pancho” Pestanha, especialista en Malvinas y director del Departamento de Planificación y Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Lanús.
La desclasificación de esta información despierta dudas sobre de los motivos de la misma. Se barajaron teorías acerca de que uno de los contenedores de esas armas estuviera dañado. Leonardo Nitti, Ingeniero aeronáutico, explica que es probable la existencia de esas armas en buques con alguna avería. “Suele pasar en este tipo de operaciones —explica en referencia al conflicto—. No debería de ser normal, se trata de evitar, pero pasa todo el tiempo”. De todas formas, sostiene que es algo muy difícil de comprobar y que la contaminación producida sería algo muy puntual.
Otro de los mitos acerca del posible uso de armas atómicas durante el enfrentamiento fue la mención de un plan para bombardear la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) y la Escuela de Suboficiales cerca de la ciudad de Córdoba. Nitti afirma que debido a que el armamento estaba diseñado para usar en el campo de batalla y se lo considera de tipo táctico, no estratégico, se trata de hipótesis poco probables. Cabe recordar que la escuadrilla aérea argentina, con los reconocidos aviones Pucará, escribió una bitácora aparte de las miserias sufridas por soldados desprovistos de insumos mínimos como ropa y comida, que preocupó a los enemigos.
El ataque sobre Malvinas comenzó el 2 de abril de 1982, durante el último golpe cívico-militar. La acción bélica fue el último suspiro de la dictadura durante el gobierno de Leopoldo Galtieri. Así logó borrar con violencia —lo único que conocía— el trabajo diplomático llevado a cabo desde la ocupación ilegal de las islas por parte de Gran Bretaña, en 1833.
En aquel momento, Argentina no contaba con ningún tipo de tecnología nuclear pero teniendo en cuenta que el enfrentamiento estuvo enmarcado en el contexto mundial de la Guerra Fría y por las relaciones y alianzas militares determinadas por La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), existe la posibilidad de que los ingleses hubieran tomado recaudos en caso de que nuestro país recibiera ayuda de la Unión Soviética (URSS) o Cuba. Todo en el supuesto caso de que la guerra escalara a nivel mundial.
“Existe algo que se llama el poder disuasorio: se rumoreaba para que lo supieran los argentinos pero era evidente que ese arsenal disuasorio era algo en conocimiento de la URSS”, sostiene Federico Lorenz, historiador y ex director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
¿Por qué Gran Bretaña reflota el tema?
Daniel Blinder, magíster en Defensa Nacional e investigador del CONICET, sostiene que es posible que los británicos dieran a conocer la cantidad de armas que tenían en aquel entonces, para dar un mensaje: “Estos son los dientes que tenemos”..
Pestanha concuerda y advierte que la noticia se da en un contexto de remalvinización de la agenda del Gobierno nacional y “una nueva conciencia, no sólo sobre la importancia del despojo de las islas sino también sobre su posición estratégica y la posible proyección hacia la Antártida”. Para el profesor de la UNLA “se vienen tiempos geopolíticos donde el Atlántico Sur y la Antártida van a ser cuestión de disputa”. Por otra parte, Niti descarta que se trate de una advertencia ya que en la actualidad no hay ninguna posibilidad de conflicto armado entre Inglaterra y Argentina, en relación a Malvinas.
El archipiélago en disputa es un enclave fundamental que permite tener presencia en el Atlántico Sur, explotar sus recursos naturales y ayudaría en un futuro reclamo sobre el continente antártico. “No creo que la desclasificación sea una advertencia porque es algo que ya era sabido. No me extrañaría que hubiera una bomba guardada en Malvinas porque es una base de operaciones cercana a la Antártida”, agrega Nitti.
Según el Ingeniero aeronaval, en este momento, en el caso de una escalada de conflicto a nivel mundial, Argentina es un blanco prioritario debido a que en el 2017 se instaló en Neuquén, la Estación de Espacio Lejano perteneciente a la Administración Espacial Nacional China. Se trata de una base de investigación que sirve para monitorear satélites de uso civil. Está ubicada en un lugar geográfico que favorece la observación de cuerpos celestes y allí se podrían monitorear hipotéticos misiles. De todas formas, aclara que “para llegar a un conflicto atómico, tiene que tratarse de una situación de mucha magnitud y que “es un último recurso, de hecho no se volvió a utilizar desde la Segunda Guerra Mundial”.
Luego de la última dictadura, en Argentina hubo una decisión política de desmantelar las Fuerzas Armadas para darle una impronta con formación democrática. Además, existe presión internacional para “evitar el desarrollo normal de las fuerzas armadas —continúa Nitti— y en este momento no tenemos ninguna capacidad disuasiva”.
En el último tiempo, los gobiernos comenzaron a revertir la situación, no porque haya un conflicto cercano sino para asegurar, como mínimo, las fronteras terrestres, y el espacio aéreo y marítimo. En septiembre del 2020, se creó el Fondo para la Defensa (FONDEF): una parte del presupuesto nacional se destina a la compra de insumos como aviones, tanques, camiones y helicópteros. Por otra parte, se plantea la reapertura de la Base Petrel en la Antártida. “Con el FONDEF hay una búsqueda de reequipamiento, se logró una recuperación de ciertas capacidades pero no es peligroso para el Reino Unido”, destaca Blinder.
Nitti cuenta que, en el caso de que el Gobierno nacional lo desee, Argentina tiene la tecnología como para desarrollar su propia arma nuclear: “No una bomba pero otro tipo de armas, por ejemplo un submarino propulsado por energía atómica”. En cuanto al capital humano, el ingeniero dice que en este momento hay mucha gente que se va: “Alguien que tiene una carrera además de la militar le conviene trabajar afuera”.
Este año se cumplen 40 años del conflicto armado y ese mismo el 3 de enero de la revelación nuclear, el gobierno argentino lanzó la Agenda de Malvinas 40 años, una plataforma donde se pueden conocer todas las actividades que se llevarán a cabo a lo largo del año para reivindicar a los héroes nacionales y seguir reclamando el derecho soberano sobre el territorio.
Oct 13, 2021 | Entrevistas
Las Islas Malvinas están situadas en el Mar Argentino a unos 600 km de la costa patagónica. Poseen una superficie de 11.718 km2. Se componen de dos islas principales, Soledad y Gran Malvina, y alrededor de 200 islotes más pequeños. Para los ingleses y sus propios habitantes el nombre es Falkland Islands.
Federico Lorenz, historiador, profesor y escritor argentino, se especializó en este hecho bélico. Autor de libros como Las guerras por Malvinas, En quince días nos devuelven las Islas y Guerras de la historia argentina, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de General Sarmiento. Su último libro Postales desde Malvinas apunta al público infantil.
La Guerra, un hito en nuestro pasado
En nuestro país “Malvinas” posee una gran carga simbólica de reconocimiento a los soldados, de memoria colectiva y de una lucha que, generalmente, es común en todo el arco político. Lorenz cuestiona el lugar desde el que se piensa a las Islas sin desestimar la causa nacional de recuperación y por la que tantos hombres perdieron la vida.
Durante los años ‘90 comenzó a entrevistar a veteranos de guerra como parte de un trabajo de investigación. En su largo recorrido sobre este conflicto, el historiador infiere que se debe pensar de otra forma la recuperación de las Malvinas sin abandonar el reclamo. La propuesta sería la de desarmar ese mandato para repensar la integración de las Islas dentro de un proyecto.
«Me parece insuficiente -sostiene- imaginarlas sólo recuperadas. Me gustaría que el dictum de las Malvinas ´fueron, son y serán argentinas´ estuviera atravesado por una imaginación del país que quiero o que los dirigentes explicaran cómo se lo imaginan dentro de un proyecto». Y, agrega: “Tenemos un mandato de recuperación constitucional. Está en la Constitución Nacional. Hay una cláusula transitoria de recuperación pacífica de las Islas y es un dato no menor”.
En ese sentido, plantea “¿Cuáles serían las políticas eficaces para lograrlo? ¿Qué país nos imaginamos con las Malvinas recuperadas? ¿Qué lugar les damos a los isleños? Conocemos que hubo una Guerra y que están ocupadas por los británicos. Pero no sabemos mucho más. Fundamentalmente es un mandato, pero también es una enorme abstracción».
El especialista sostiene que se concibe al territorio en disputa desde una mirada situada en la capital de nuestro país. «Lo que yo llamo porteño-centrismo es una forma de entender a la Nación desde Buenos Aires. Comprender, entonces, que el resto de las provincias son prácticamente como sus dependencias. Malvinas es parte de la Patagonia, del Atlántico Sur. No hay que pensarlas porteño-céntricamente, sino en clave marítima, cosa que no hacemos».
Argentina es uno de los países con mayor territorio marítimo en el mundo. Es el segundo más grande de América del Sur luego del de Brasil, cuarto en toda América y el octavo en extensión de la Tierra. Si se cuentan los territorios reclamados en Antártida y Malvinas, lo convierte en el séptimo país más extenso del mundo.
Sin embargo, Lorenz indica que el país no posee una cultura marítima y que se necesita un proyecto de país que la incluya. “Aunque resulte una obviedad, las Islas forman parte de un archipiélago en medio del mar. Para nosotros el mar es un lugar de veraneo o donde uno compra alfajores», dice en tono irónico. Esto contrasta con la vivencia propia de la Patagonia. «Las ciudades del sur tienen memoria local de la Guerra. Vieron llegar a los soldados y salir los aviones. Recibían noticias que eran contradictorias con lo que vivían», explica.
El 2 de abril de 1982, fecha reconocida en nuestro país, fue el inicio de la Operación Rosario, es decir de la lucha por la recuperación de las Islas por medio de las fuerzas militares argentinas. Contextualmente era el final de la última dictadura militar. El pabellón nacional flameó en las Islas hasta el 14 de junio de ese año, día en el que finalizó la Guerra. Fueron más de 23 mil argentinos que participaron. El conflicto arrojó 649 muertes de combatientes nacionales y 255 muertes de ingleses.
La historia que mantiene una vigencia
Recientemente las Malvinas volvieron a ser noticia debido a la misión de exhumación de tumbas colectivas en las Islas. El fin era identificar los cuerpos de soldados caídos. El acuerdo se estableció entre el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC), organización que tiene la misión humanitaria de proteger a las víctimas de la guerra, así como prestarles asistencia y el Equipo argentino de Antropología Forense (EAAF), quienes concretaron exitosamente su viaje al archipiélago.
Hallaron los restos de cinco soldados argentinos en la tumba C.1.10. del cementerio de Darwin. Las muestras de tejido esquelético serán llevadas a Córdoba al Laboratorio de Genética Forense del EAAF para su análisis e identificación. Los resultados se esperan para fines de octubre.
En referencia al descubrimiento, Lorenz señala tres puntos: el derecho de las familias al duelo, el de los muertos a ser recordados en el lugar correcto y, por último, destaca la labor del EAAF. “Se reactualiza el tema de Malvinas, pero no necesariamente desde el punto de vista de la soberanía sino fundamentalmente de nuestro vínculo con el pasado construido a partir de la noción de Verdad y Justicia”, agrega.
En la página oficial argentina.gob.ar indican que la cuestión de las Islas Malvinas es un tema prioritario de la política exterior. Se refleja un mandato constitucional y se traduce en una política de Estado. La creación de la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur por el Decreto 50/2019 es el primer paso para cumplimentar los objetivos enunciados.
“Estamos en vísperas de los 40 años del aniversario de la Guerra. Se verán muchos discursos, homenajes y reconocimientos pero ningún mecanismo es suficiente para recalcar la diferencia entre el país que fue durante la Guerra y el que es hoy en día». Lorenz se refiere a la situación socioeconómica actual atravesada por la pandemia. «Hay que estar atentos porque con una desigualdad grande, una sociedad herida y que ha perdido gente, el símbolo Malvinas puede ser muy eficaz para unificar por encima de las diferencias. Me gustaría pensarnos discutiéndolas socialmente”, sostiene.
“Lo que permanece prácticamente incuestionable -añade- es la causa nacional, la recuperación de las islas. Eso permea cualquier visión sobre lo que pasó en 1982”. Desde su rol de profesor, concluye Lorenz: “Cuando se abre un poco la discusión surge una enorme curiosidad. Desde el sentido del querer saber. Es muy importante satisfacer esto con información. Yo no le temo al conflicto social, creo que la sociedad es conflicto, en el sentido de diferencia de intereses y de posiciones»
Jun 22, 2020 | Deportes, Novedades
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Ene 6, 2019 | Novedades

Luis Fondebrider, presidente del EAAF en Malvinas. Foto gentileza EAAF.
“El 12 de marzo de este año estábamos en el hotel, preparados para viajar a Malvinas al otro día. Dos familias estaban ahí; ellos no iban a buscar a los restos de sus familiares, pues las identificaciones no se habían hecho todavía. Pero para sorpresa de todos, esa misma noche tuve la fortuna de contarles que los habíamos encontrado. Viajaron sabiendo la ubicación exacta de sus seres queridos. En el camino preparamos unos papelitos con sus nombres, porque la placa no alcanzó a estar lista, y ellos mismos los pusieron con piedras sobre las tumbas. La distancia se había acortado”, relata Virginia Urquiza, coordinadora de la Unidad de Casos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Dedicado desde 1984 a recuperar cuerpos de desaparecidos y reestablecerles la identidad, primero en la Argentina y luego en otros 50 países, hace siete años que el EAAF comenzó con la identificación de más de un centenar de combatientes enterrados en el Cementerio de Darwin. Noventa han recuperado sus nombres y en sus sepulturas ya no se lee “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. “El recuerdo y la memoria son necesarios”, dice Virginia en la sede del EAAF, en la ex ESMA, donde recibió a ANCCOM.
¿Cómo se inició el trabajo de exhumación en Malvinas?
Fuimos convocados por la Cruz Roja, en el marco del Proyecto Plan Humanitario Malvinas. El Equipo trabaja hace muchos años en misiones internacionales y, dentro de la Argentina, es la única organización de su estilo (trabajando con desaparecidos y casos actuales). Somos muy rigurosos y hemos ido ganando prestigio. La Cruz Roja convocó a tres especialistas de Argentina, tres de gran Bretaña y otros tres de países neutrales, por lo que enseguida pusimos a disposición a nuestros compañeros, que fueron aprobados para ser partícipes de la iniciativa.
¿Cómo se manejó la relación con Gran Bretaña?
La comunicación con el Gobierno de Gran Bretaña fue realizada desde la Cancillería, que se puso en contacto hasta llegar a un acuerdo. El tema excedía la dimensión política y de soberanía, estábamos hablando de algo más grande: el derecho internacional humanitario, es decir, cumplir con los protocolos que demandan que toda persona que muere en un conflicto armado esté enterrada como corresponde, con su nombre y bajo los rituales que su familia o cultura dispongan. Eso permitió que los dos países se pudieran sentar a charlar. Cuando comenzamos a trabajar con las muestras en 2012, no sabíamos si en algún momento íbamos a poder ir a Malvinas para cotejarlas. Y finalmente, en 2017, el Equipo arribó a las islas, después de años de negociaciones entre los dos países. El trabajo contrarreloj comenzó el primer día, pues una de las condiciones impuestas era que ningún cuerpo o resto podía permanecer fuera de su tumba por más de un día.
¿Cómo fue el trabajo de campo en el cementerio?
Fueron tres meses muy intensos, de junio hasta agosto. Se montó un laboratorio móvil en el cementerio de Darwin: un container con toda la maquinaria que la Cruz Roja puso a disposición. El trabajo diario consistía en abrir la sepultura, llevar los restos al laboratorio, tomar las muestras para hacer el análisis antropológico, determinando la edad, altura, lesiones. Muchas veces estudiar objetos personales. Se pudo comprobar que efectivamente los soldados estaban en cajones, aunque el paso del tiempo los deterioró. Parte de nuestro trabajo también consistió en darles cajones nuevos.

Visita de familiares y miembros del EAAF a Malvinas en 2018. Foto gentileza EAAF
¿Cuál es la relación del EAAF con los familiares de los ex combatientes?
Los familiares son nuestros jefes. Trabajamos cuando ellos quieren que lo hagamos y quieren tener la posibilidad de una respuesta y un resultado, aunque no sea de identificación, porque se dieron casos en donde los restos no estaban dentro del universo de muestras, es algo increíble. Las familias tienen la certeza de si está, o no. Es un momento muy especial porque la mayoría ha estado más de 35 años esperando. Nunca tuvieron información oficial respecto al fallecimiento; se enteraron de lo sucedido por los testimonios de los que volvían. Tuvieron que reconstruir ellos mismos la historia y la posibilidad de tener una lápida con el nombre de su familiar hace la diferencia. Ya no tienen que adoptar cualquier cruz. El equipo ha identificado exitosamente a 112 de 122. Las dos últimas familias notificadas viajaron el último 13 de marzo y pudieron ponerle nombre a las tumbas de sus seres queridos.
¿Qué supone que una persona sea enterrada con su nombre?
En Malvinas se dio una situación de separación de un cuerpo y su identidad. El Estado argentino no identificó a sus muertos, el cuerpo se separó de su historia, de todo lo que esa persona era. Ahora las familias tienen un lugar donde pueden ver el nombre y apellido de los suyos, lo que no es menor. Esto les permite comenzar la etapa de despedida, el duelo. Volver al lugar donde la persona descansa es fundamental. Para el familiar, el nombre le devuelve la historia que se había perdido. Todo lo que esa persona fue antes de morir. La memoria es un derecho humano que merece ser respetado.
¿Qué queda por hacer en Malvinas?
Faltan diez identificaciones, pues hay algunas familias que han sido difíciles de encontrar. Hay una sepultura que fue mal nombrada, y nos dimos cuenta recientemente. Hay tres personas que se suman a las que deben identificarse. Esperamos que las familias se contacten con nosotros o con la Secretaría de Derechos Humanos. Además, también estamos esperando los resultados de las últimas muestras que tomamos. A medida que se va acotando, se va poniendo más difícil. Es un trabajo complejo pero esperamos que se pueda hacer pronto.
¿Cómo atraviesa Malvinas a la memoria colectiva?
Malvinas es un tema reciente en nuestra historia. Las consecuencias de la guerra se ven en el presente y cuando tuvimos que ir a entrevistar a las familias. El ejercicio de acompañarlos, de estar para ellos, supone cuestionarse muchas cosas propias. Más allá de que se intente separar la vida privada y la profesional, no se logra. Cuando viajás con las familias, cuando ves sus caras, cuando les das la noticia, hay algo que te atraviesa: como argentina, como mujer que recuerda la guerra, como humana. Se genera empatía con las personas que tenés enfrente. La dictadura operó ocultando y escondiendo. Solo hay que mirar cómo volvieron los ex combatientes; silenciados, en la mitad de la noche. No fuimos a vivarlos a ninguna plaza. Recuperar todo esto, volver a mencionarlos, darles nombre, recordarlos, y todo este trabajo, permite empezar a poner en valor ciertos hechos históricos. Esto sucedió, ¿qué nos queda? Hacer lo que podamos para repararlo. La incertidumbre no es justa para ningún ser humano.

Foto gentileza EAAF
May 25, 2017 | Comunidad
El Centro de Ex Combatientes de La Plata lanzó este martes frente a Tribunales la campaña “Justicia por Malvinas”, donde denunciaron que las causas por los crímenes de lesa humanidad, cometidos contra los soldados durante la guerra por sus superiores del Ejército, a diez años de iniciadas no avanzan en el Poder Judicial. Los militares acusados aún permanecen en libertad y ninguno fue llamado a declarar. En el acto estuvieron presentes distintas agrupaciones de ex combatientes, representantes de la Comisión Provincial por la Memoria, Taty Almeida en representación de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, representantes de H.I.J.O.S, del Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA) y de la CONADEP, entre otros.
Los ex combatientes enarbolaron sus banderas ante las escalinatas de la calle Talcahuano del Palacio de Tribunales; uno de ellos desplegó una tela revestida de una mezcla de turba y pasto, sobre la cual dispuso un uniforme de soldado, cuyos puños y botamangas ató a unas estacas de madera. “Señor presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, doctor Ricardo Lorenzetti, me dirijo a usted a fin de anoticiarlo del lanzamiento de la campaña ‘Justicia por Malvinas’, que tendrá lugar en el día de la fecha –anunció con un megáfono Mario Volpe, presidente del Centro de Ex Combatientes de La Plata-. Este año las causas por torturas cometidas por oficiales y suboficiales en perjuicio de los soldados conscriptos durante la guerra de Malvinas cumplen diez años. El punto final está operando por el paso del tiempo y eso es una decisión político institucional”.

Los ex combatientes enarbolaron sus banderas ante las escalinatas de la calle Talcahuano del Palacio de Tribunales.
En diálogo con ANCCOM, Volpe explicó que a 35 años de la guerra de Malvinas reclaman “justicia por los delitos de lesa humanidad, por los enterramientos, por estaqueamientos y asesinatos de soldados ocurridos en Malvinas”. Volpe es ex combatiente y cuando habla de sus compañeros los ojos se le ponen vidriosos: “Todavía, después de diez años de iniciadas las causas, a pesar de 123 denuncias, a pesar de que están implicados más de 185 militares, a pesar de que en 2015 se hizo una desclasificación de los archivos secretos y de que las pruebas son contundentes, no hay una sola indagatoria –explicó-. Las prácticas de tortura que se llevaron a cabo durante la dictadura en el continente fueron las que, adaptadas a Malvinas, sufrieron muchos soldados”. Volpe señaló a un grupo que se fotografiaba ante banderas con las islas dibujadas y agregó: “Hoy acá están soldados que han sido torturados, golpeados, que han sido maltratados por pedir comida y también hay soldados que por la sola condición de ser judíos fueron torturados”.
“Yo estuve así, a mí también me estaquearon”, dijo el ex conscripto Pedro Benítez tras señalar la figura que armaron con la tela, las estacas y el uniforme. Benítez era soldado en el Regimiento 3 de La Tablada. Con sólo 18 años y un mes de instrucción fue a la guerra. Un día frío en las islas, un superior lo acusó de haber robado comida. El jefe de sección era el sargento primero Meza, y el jefe de Grupo era el cabo Arce. Cuando Meza se enteró del supuesto robo de alimentos, mandó a Arce a estaquear al soldado. La metodología consistía en dejarlo crucificado a la intemperie y sin comer varios días. Benítez asegura que lo castigaron sin motivo: “Me culparon por una comida que yo no afané –señaló-. Después pasaron los años y vino el soldado que la robó a pedirme perdón. Y yo lo perdoné, porque todos teníamos hambre”. Luego se refirió a cómo se manejaban sus superiores en las islas: “Cuando llegaban las encomiendas para cualquier soldado, antes lo hacían pasar por el pozo de mi jefe y él se afanaba lo que quería. Nos trataban de ladrones a nosotros pero los ladrones eran ellos”.

“Hoy acá están soldados que han sido torturados, golpeados, que han sido maltratados por pedir comida y también hay soldados que por la sola condición de ser judíos fueron torturados”, dijo Volpe.
Al terminar la guerra Benítez volvió con “pie y mano de trinchera” (por el continuo contacto con el agua y el frío), con anemia y con 40 kilos menos de los 80 con los que llegó a Malvinas. “Estaba más para el cajón que para otra cosa –contó- . Me llevaron a Campo de Mayo y estuve ahí ocho meses internado y después en el Hospital Central otro mes más”. No se animó a contar lo que había sucedido en Malvinas hasta mucho tiempo después: “A la denuncia no la quería hacer porque siempre tuve miedo que los militares volvieran y que me hicieran desaparecer –dijo-. Mi mamá tampoco quería que cuente nada”.
Finalmente en 2007 pudo hacer la denuncia. “En aquel momento en el CECIM de La Plata me animaron para que declare –relató-. Y dije que sí, mientras fuera seguro, porque yo ya tenía a mis hijos. Me dijeron que no me hiciera problema, que no iba a pasar nada, ni desaparecer ni nada de eso, y así empecé a declarar a los Derechos Humanos por mi estaqueamiento en Malvinas”. El juicio de Benítez es uno de los tantos que hoy continúan parados y por los cuales reclama junto a sus compañeros. El sargento Meza murió impune hace poco tiempo y el cabo Arce, su torturador, aún está vivo, libre, y trabajando para una empresa de seguridad.

En el acto estuvieron presentes distintas agrupaciones de ex combatientes, representantes de la Comisión Provincial por la Memoria, Taty Almeida en representación de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, entre otros.
Por suerte para Benítez, emocionado al contar su historia, a su lado tenía a Silvio Katz, que cada tanto lo hizo reír con algún chiste. Katz también fue conscripto, pero a diferencia de su compañero, estaba a tan solo 15 días de irse de baja. Fue a la guerra con 19 años. “Tuve la desgracia además de ser un soldado tan joven, de ser judío y de tener un superior nazi que me torturó los 70 días que me tocó estar en la isla”, relató Katz. En su caso el torturador fue Eduardo Sergio Flores Ardoino. Según el testimonio del ex combatiente, Ardoino tenía la metodología de torturar a cuatro o cinco soldados por día, pero siempre entre esos cuatro o cinco estaba Katz, “su judío”. Las torturas eran de todo tipo: “Desde la tortura psicológica de despertarme todos los días y decirme que era un judío de mierda –señaló a ANCCOM-, hasta la tortura física que consistía en estaqueos y en, por ejemplo, meterme en el agua congelada las manos y la cabeza”.
Al igual que para Benítez, para Katz fue complicado hablar de lo que le había sucedido una vez que volvió de la guerra. Recién en 2009 pudo sumar su denuncia a la de los demás colimbas torturados. Aún hoy, al igual que los demás denunciantes, no recibió ningún tipo de respuesta. Menos, justicia. “Hace 10 años que lo estoy denunciando y desde que empezó la causa mi nombre sale en todos lados, he estado en programas de radio y televisión, he hecho notas, etc, pero el señor no aparece, no da la cara. Está libre”.

El juicio de Benítez es uno de los tantos que hoy continúan parados y por los cuales reclama junto a sus compañeros.
Del cuello de Katz cuelga una cadenita con tres dijes: el escudo de River, las Islas Malvinas y la Estrella de David. “Cuando veo en reuniones de ex combatientes que ponen medallas yo digo que no voy a usar mi medalla en tanto y en cuanto no se la saquen a él – dijo refiriéndose a Ardoino-. Si él tiene una medalla como héroe de guerra yo a la mía no la pienso usar”.
“Que lo que te hicieron no sea en vano”, salió entonces en su auxilio Benítez. Concluyó Katz: “Nosotros los queremos enjuiciar pero vemos que el gobierno los quiere beneficiar. Si creen que nos vamos a cansar están equivocados, no vamos a parar hasta que se haga justicia”.

El Centro de Ex Combatientes de La Plata lanzó este martes frente a Tribunales la campaña “Justicia por Malvinas”, donde denunciaron que las causas por los crímenes de lesa humanidad.
Actualizada 25/05/2017