Miles de lectores en busca de su autor

Miles de lectores en busca de su autor

Más de 340 editoriales participaran de una nueva edición de la Feria de Editores que este año se realizará entre el 8 y el 11 de agosto en el Complejo C Art Media.

“Si lees, hay un libro para vos” es el lema de la Feria de Editores (FED), un evento que reunirá a editores, lectores y escritores del 8 al 11 de agosto en el Complejo Art Media, avenida Corrientes 6271, en la CABA. 

Con más de 340 editoriales independientes de habla hispana, la FED abrirá sus puertas desde las 14 hasta las 21 con stands, charlas exclusivas, sorteos y visitas especiales. Este espacio busca que quienes deseen visitarlo puedan relacionarse de primera mano con quienes se encuentran del otro lado de la literatura que consumen.

“Cuando decimos ‘Si lees, hay un libro para vos’, intentamos no ser grandilocuentes ni decirte leer es bueno, sino que si te si te interesa esto, podes encontrarte aca con un montón de gente que le pasa lo mismo”, afirma Víctor Malumián, uno de los organizadores de la feria.

“Es un lugar de encuentro”, comenta Constanza Brunet en diálogo con ANCCOM, periodista y directora de Marea Editorial, y continúa: “Es una feria muy de lectores. A diferencia de la Feria del Libro de Buenos Aires, que además es un paseo, la FED es de lectores que van en busca de sus próximas lecturas y otro tipo de literatura”. 

La ya tradicional FED, que es de entrada libre y gratuita, contará con sellos editoriales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay, y España. Por otro lado, asistirán personalidades como autores y autoras nacionales, entre ellos, Alejandra Kamiya, Luis Gusmán, Federico Falco, Romina Paula y Iosi Havillo. También, harán su aparición escritores internacionales como Marie-Pier Lafontain, de Canadá; el noruego Thomas Reinertsen Berg; la francosenegalesa Seynabou Sonko; la española Luna Miguel y la estadounidense Deborah Eisenberg.

Como es costumbre en la feria, quienes concurran pueden adquirir un libro de regalo, cuya temática cambia año tras año. La del 2022 fue la espera, en referencia a un chiste interno de parte de la organización sobre la fila de gente que se arma para entrar a la FED los sábados y domingos, y en el 2023 se trató la traición. En esta ocasión, el libro de la FED se centrará en la violencia, con capítulos escritos por María Sonia Cristoff, Diego Golombek, Betina González, Juan Mattio, Elena Medel, Luna Miguel, Diego Muzzio, Ricardo Romero y Andrea Toribio. Además, contará con ilustraciones del equipo de Ilus.P, un Programa de Ilustración Profesional Posgrado FADU, de la Universidad de Buenos Aires (UBA). 

Si bien el eje temático del libro es la violencia, cada autor y autora puede responder a la consigna desde el género de su elección, por lo que no se trata de capítulos puramente de ficción o de no ficción. Respecto a la elección de esta temática, Víctor Malumián comentó en diálogo con ANCCOM: “Este año el eje es la violencia, un poco por todo lo que estamos viviendo. Las formas que tienen a veces altos mandatarios para comunicarse con otras personas, este clima de época en donde pareciera que lo astuto es ‘bardear’ al otro en lugar de entenderlo”. Sobre esto, Malumián reflexiona: “Es más importante un latiguillo que el argumento propio o comprender las ideas del otro”.

La literatura como resistencia

Con la inflación, medidas que perjudican a la pequeña y mediana empresa local, como la Ley Bases, los continuos ataques a la industria cultural, y la conversación política que se está dando en detrimento de lo nacional y popular, integrantes de la feria destacan la existencia de estos espacios literarios.

“En este contexto de agobio, sujeción y violencia, la literatura tiene muchísimo para dar, más que nunca”, afirma el editor Maximiliano Papandrea, del sello Sigilo, y continúa: “Puede ser un gran refugio y la oportunidad de cambiar de tema, aparte de darnos herramientas para pensar y buscar formas de vida y de emancipación distintas”. En consonancia con esto, Brunet asegura que “este año, la feria tiene un lugar importante por la crisis profunda que estamos atravesando. Los libros están sufriendo, el sector cultural, las universidades y nuestros lectores. Es un momento crucial para las editoriales independientes desde lo económico y desde el encuentro”.

Papandrea, que este año en la feria tendrá a su cargo un taller de escritura en vivo junto con la escritora Paula Puebla, reflexionó sobre el lugar de las editoriales: “Para nosotros, publicar libros siempre tuvo un profundo sentido político. Algunos títulos lo hacen más explícito que otros, pero lo político está presente en todas las decisiones que tomamos.”

En línea con esto último, y sobre los catálogos que exhibe cada editorial, Brunet comparte: “La feria es el momento de mostrar este trabajo que hacemos todos juntos. Nuestro catálogo editorial es una obra de creación con una lógica, por lo que es muy interesante mostrarlo en su conjunto”.

Entre la turbulencia económica y política del país, la venta de libros registra una caída de alrededor del 40%. Si bien el precio promedio de las grandes editoriales ronda los $30.000, la propuesta de la FED es de alrededor de $19.000.

“Lo importante es que la feria se cristalice como un espacio de encuentro para pensar relaciones más equitativas entre los eslabones de valor de la cadena del libro y para trazar nuevos encuentros con las y los lectores que leen los libros que producen las pequeñas y medianas editoriales”, afirma Malumián. Aún así, el escritor y editor admite que, si bien el mantenimiento de estos vínculos entre editores y lectores es la base de la feria, también se busca poder vender los libros, aunque debido a la crisis no espera que sea “la edición más rutilante en ventas”.

Sobre las ventas, Papandrea comparte: “Es una feria de conversación viva, a la que vamos a vender tanto como a afianzar el lazo con la comunidad que fuimos armando a lo largo de los años. Y también es una gran oportunidad para mostrar nuestro trabajo a los que se acercan por primera vez, que cada vez son más.”

En consonancia con esto último, Malumián agrega: “La feria no solo surge por la necesidad de un espacio donde pequeñas y medianas editoriales se puedan encontrar con su comunidad lectora, sino también para ampliar esa comunidad lectora.”

Podés acceder al cronograma de actividades ACÁ.

¿Hitler y Milei son parecidos?

¿Hitler y Milei son parecidos?

Carlos Rozanski analiza la figura del primer mandatario argentino en su nuevo libro “De Hitler a Milei. Curiosidades dementes criminales”. “Este presidente es peligrosísimo para la democracia”, subraya.

El presidente de AEVAS (Asociación Civil de Altos Estudios en Violencias y Abusos Sexuales) y exjuez de Cámara Federal, Carlos Rozanski, presentó su último libro, De Hitler a Milei. Curiosidades dementes criminales. Allí, realiza una comparación de las personalidades, actitudes y visiones, los equipos de los que se rodearon y la forma en que construyeron “enemigos” el lider del partido nazi alemán y el libertario recientemente elegido como presidente de Argentina. El trabajo que, como afirma Dora Barrancos en el prólogo, resultará polémico, tiene como finalidad advertir sobre los riesgos de que una persona de estas características gobierne un país. En diálogo con ANCCOM, el autor reflexionó acerca de la publicación, la actualidad marcada por el gobierno de Javier Milei y las consecuencias que identifica  no sólo de cara al futuro, sino las que ya se sienten en la actualidad.

 

¿Cómo surgió la idea de hacer este libro?

El origen del libro fue el avance de la figura de Javier Milei en la política. Cuando resultó designado diputado ya tenía algunos antecedentes de violencia y de mensajes bastante crudos y desesperanzadores en sus conceptos. Se refería al Estado como algo malo, que había que destruir y que él estaba en condiciones de hacerlo. Esa contradicción lo ponía en la mira como para ver qué pasa con un personaje así si continúa su carrera política. Y no sólo que continuó, sino que llegó a ser presidente de la nación. Así surgió la idea. Viéndolo y escuchándolo. Como yo venía siguiendo históricamente la llegada de Hitler al poder en la Alemania nazi, hubo determinadas cosas que me llamaron mucho la atención y ahí entonces las comencé a profundizar y el resultado es el trabajo que se publicó.

 

Siempre se habla del pasaje de ser un outsider, una figura de los medios, a ser alguien que forme parte del Estado, primero como diputado y ahora como presidente.

El problema no sería que un outsider termine en un cargo importante. El problema es cuando una persona perversa llega a lugares de poder. Yo creo que el problema pasa más que nada por la maldad de sus concepciones. Y eso es un fenómeno muy nuevo. Yo no lo tenía visto ni siquiera en dictadura porque, si bien era genocida y sus métodos eran extraordinariamente violentos, tenía esa cosa de intentar disimularlo: había un fusilamiento y te decían que era un enfrentamiento. Tenían esa forma de encubrirlo. En cambio este hombre no, es directo en sus apreciaciones, lo cual además de hacerlo altamente peligroso es muy llamativo en su personalidad.

 

Como dice en el libro, es una exposición, una forma de enorgullecerse de esta crueldad…

El está orgulloso de su maldad. Él y las personas que lo rodean. No son gente tradicional. Cuando su ministra de Relaciones Exteriores manifiesta estar a favor del mercado de órganos y lo explica, vos ahí te shockeás un poco y decís: “¿Qué está pasando? ¿Ante qué estamos?” ¿Qué tipo de personas pueden decir semejantes estupideces y luego pasar al acto en las medidas que toma Milei como presidente? Eso es lo que preocupa en mayor grado.

 

Retomando la elección del título y del trabajo: ¿cuáles son los puntos de contacto en la comparación con Hitler?

La comparación surge de hechos reales. Javier Milei toma de los discursos de Adolfo Hitler, de su gestualidad, de su perversión, un montón de cosas. Por supuesto adaptadas a la realidad actual que tiene que ver más con lo digital. Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de Hitler, tenía a su disposición la tecnología de ese momento: micrófonos y amplificadores. Javier Milei tiene mucho más hoy, porque la comunicación digital que le ha permitido llegar y convencer a distintos sectores y estratos sociales y ganar una elección presidencial, lo cual también es un síntoma de alarma de los riesgos de que la comunicación esté siendo utilizada por personajes nefastos como él.

 

En el Capítulo 3 analiza la propaganda de Hitler en aquel momento, ¿qué relación hay con la forma en que hoy La Libertad Avanza utiliza la digitalización y las redes sociales?

Centralmente veo una coincidencia en la construcción de un enemigo. Toda la propaganda nazi inicial no hablaba de destruir y aniquilar a los judíos. Hablaba de aniquilar a los comunistas. Y el enemigo definido por Hitler y por su ministro de Propaganda era el comunismo, el socialismo, la socialdemocracia, todo el progresismo de la época. Hitler enfocó al comunismo como el mal de aquellos tiempos y unos años después agregó a los judíos y decidió su exterminio. Hoy Javier Milei está haciendo lo mismo cuando habla textualmente del comunismo como enemigo. Los resultados históricos tienen que servirnos para entender a qué pueden llegar las personalidades desquiciadas como la de Adolfo Hitler. No es una cuestión menor que Milei elija el mismo enemigo y que concentre toda su energía en enfrentarlo y combatirlo. Es claramente la obra de una persona que no está en sus cabales y el resultado es lo que estamos viviendo: la destrucción de una parte de la sociedad argentina. Esta cuestión hay que abordarla. Hay que tener la valentía de sentarse a conversar sobre este tema. Y a mí entender la oposición no está encarándolo como corresponde, con la gravedad que tiene.

 

Negar alimentos y medicamentos oncológicos: ese solo ejemplo autoriza su comparación con el régimen nazi en cuanto al concepto de la vida humana y qué debe hacer un gobernante.

Carlos Rozanski

¿Cómo debería plantearse esta oposición?

Milei se ganó todos los números para el juicio político y la destitución. Si el gobierno niega la entrega de medicamentos oncológicos, si tiene cinco millones de kilos de alimentos y se niega a entregarlos, no es sólo que la ministra de Capital Humano tiene el mismo nivel de perversión de Javier Milei, y forma parte de su grupo cercano, sino que sus actos por orden de Milei se están traduciendo en enfermedad y muerte. La gente que necesita atender una enfermedad y comer, si no lo hace se muere. Estamos ante un individuo altamente peligroso que traduce en actos su violencia verbal, porque en realidad los discursos de odio preceden los actos de odio. Y Milei ha venido durante años pronunciando discursos de odio y hoy lo está ejecutando. Negar alimentos y medicamentos oncológicos: ese solo ejemplo autoriza su comparación con el régimen nazi en cuanto al concepto de la vida humana y qué debe hacer un gobernante. Si no nos preocupamos lo suficiente no vamos a poder corregirlo.

 

¿Qué rol tiene el Poder Judicial en esta situación?

El Poder Judicial técnicamente tiene en sus manos la resolución de todo esto. No lo están llevando adelante porque no quieren, obviamente. Tenemos un Poder Judicial con un sector importante de gente decente, honesta, que trabaja bien todos los días. Y otro sector que son los delincuentes peligrosos, que trabajan para hacer daño, que no va a hacer absolutamente nada porque está de acuerdo con lo que hace Milei, como lo estuvieron con la dictadura. Eso también le pone mucho dramatismo al momento que vivimos, porque el Poder Judicial que tiene las herramientas no las usa para frenar a Milei y su grupo, y el Poder Legislativo tampoco lo está haciendo. Y una de las cosas más graves que nos está pasando es la inmovilidad de la oposición.

 

¿Ve en Milei un peligro para la democracia?

Milei es peligrosísimo para la democracia, no cabe duda. Pero además lo venía anunciando antes de ganar la presidencia y lo está concretando. Pidió la Ley Bases como también la pidió Hitler en 1933. Y no es casualidad que en aquel momento Hitler haya pedido facultades extraordinarias para legislar y hoy las esté pidiendo Milei. Querer reemplazar al Congreso es una característica de los tiranos. De hecho, lo inmovilizó tanto que con varios pedidos de juicio político ni siquiera se le está dando trámite y no hay protesta sobre eso. Milei es un peligro para la sociedad argentina. Está llevando adelante actos de destrucción social y eso aumenta el riesgo de lo que pase en el futuro. De ahí la necesidad de que la oposición reaccione lo antes posible. Yo creo que Argentina tiene todas las condiciones para reaccionar adecuadamente y para enfrentarlo. La dictadura duró menos que en otras partes de la región precisamente por la lucha y la reacción. Y no hay duda que Argentina tiene en su comunidad todos los elementos necesarios para enfrentar lo que está pasando. Ahora, el tiempo que tarde va a ser irrecuperable para aquellas personas que están padeciendo de manera directa el daño que le está ocasionando Milei y su gente. Por eso la urgencia.

 

¿Cómo son estas formas de resistencia en la actualidad? Si pensamos en la movilización por el primer intento de aprobación de la Ley Bases, ¿finalmente no salió en aquella oportunidad por falta de experiencia del oficialismo en el Congreso o por la reacción popular?

La resistencia que hace falta en cada momento de la historia no es idéntica, va variando. Evidentemente la movilización es imprescindible para frenar un proceso como este pero de ningún modo es suficiente. Ahí hay un error de concepto político: la movilización no resuelve el problema, sino que exterioriza un reclamo. La actitud digna de los dirigentes es ponerse a la cabeza de ese reclamo y traducirlo en actos. El Poder Legislativo en un juicio político, por ejemplo. El Poder Judicial con las medidas cautelares que están previstas. Y es evidente que no fue suficiente, porque no tenemos una Corte Suprema que asuma la responsabilidad de frenar a este aprendiz de tirano que está cada vez más peligroso en el sillón presidencial.

 

En el libro se aborda el vínculo entre infancias y personalidades en la adultez. ¿Cómo es esa relación?

Lo sucedido a una persona desde que nace puede influir en cómo será de adulto. El problema es cómo se traduce. Hay muchísima gente que ha sufrido violencia en la niñez y que luego de adulto es una persona solidaria y con gran humanidad. Otras personas, en cambio, pueden resultar perversas. Duele profundamente que se ignore la gravedad que tiene que un presidente defina al Estado como el pedófilo en el jardín de infantes. Hay un concepto profundamente perverso estas afirmaciones.

 

A raíz de ello surgió el debate sobre la salud mental de Milei y si está capacitado y en condiciones de ejercer la presidencia.

Es un tema muy delicado porque, en primer lugar, hay cierto prurito en tocar la cuestión de la salud mental. El psicótico es penalmente inimputable en el derecho argentino porque al no comprender el efecto de sus actos, no sería lógico que se lo sancionara por ellos. En este caso, el problema no es si Milei es imputable penalmente sino las consecuencias de sus actos, porque a la gente que él está dañando cuando le niega medicamentos o alimentos no le importa si es imputable o no.

 

En el Capítulo 1 describe varios aspectos de Milei como la misoginia o la discriminación, ¿cuáles son las cuestiones que más le preocupan de que una persona así forme parte del gobierno?

En primer lugar él afirma públicamente que tiene cinco perros cuando en realidad tiene cuatro. Parece una tontería. Pero él está convencido de que uno de sus perros está vivo y resulta que está muerto y fue clonado. Hay una alteración de la visión de la realidad que tiene este hombre que aumenta con otros mecanismos que él utiliza para denigrar, para ofender, para insultar. Él utiliza como insulto la palabra “mogólico” y en la sociedad argentina tenemos una legislación precisamente que repudia de manera expresa la discriminación que está haciendo de una determinada discapacidad. Eso, sumado a la misoginia y a estos otros rasgos de la personalidad, lo transforman en peligroso, más que nada porque esas ideas luego se transforman en actos que pueden ser leyes, como lo es la Ley Bases.

 

«La escritura me dice: “Dale sentido, transformalo”»

«La escritura me dice: “Dale sentido, transformalo”»

Varón trans y militante LGBT+, Diego Capra arrancó a escribir de niño para salir de la tristeza. Luego sufrió internaciones psiquiátricas y hasta vivió un tiempo en situación de calle. Hoy extirpa sus emociones a través de la literatura y las convierte en poesía.

«Tengo el mar en mi sangre. Soy un hombre místico. Soy del campo, la ciudad me abruma, algún día volveré a reencontrarme con la naturaleza. Creo que el mundo no es sólo este mundo terrenal, que hay abismos, estrellas, luces e infiernos. Uno elige el camino que quiere tomar y la poesía te puede llevar por el sendero más luminoso», se presenta el escritor Diego Capra, autor de Ladrillos en el cielo, su libro de poesía publicado recientemente por Paisanita Editora.

Nacido hace 33 años en la ciudad de Mar del Plata, autodefinido como varón trans, Capra ha construido un mundo propio con sus palabras. Ladrillos en el cielo –que tuvo su lanzamiento en la última Feria del Libro– consta de una serie de poemas en prosa, que prometen también hilarse como una novela. Cada página es una invitación a sumergirse en su historia, de matices oscuros, la tinta de las letras con las que resignificó su vida y que hoy se exhiben claras a quienes lo leen y acompañan en este viaje.

En diálogo con ANCCOM, Capra cuenta cómo se acercó a la escritura, desde muy temprana edad. «Tuve una infancia compleja, con abusos sexuales intrafamiliares, y siempre estaba muy triste. Para salir de la tristeza, empecé a buscar respuestas sobre todo lo que me pasaba en los libros que había en casa. Ahí empecé a descubrir la poesía, con Alfonsina Storni», recuerda.

«Después, a los 9 años, leí Los bordes de lo real, de Liliana Heker, que era un libro bastante complejo para mi edad, creo que no lo entendí, pero algo me resonaba con mi historia de la locura, porque yo soy esquizofrénico, y me hacían sentido estos límites difusos entre la realidad y la fantasía», agrega. Su incursión en la lectura, “por supervivencia», “fue una salvación” y lo estimuló a escribir.

Al año siguiente, escribió sus primeros poemas, relatos y novelas, y así encontró un espacio para «hablar de lo que estaba reprimido, de lo prohibido». «Comenzó a ser un espacio de identidad y libertad», sostiene. Poner sus palabras en papel también lo ayudó a encontrarse a sí mismo. «Me autopercibo como hombre, como varón trans, mis pronombres son masculinos. Empecé a escribir en masculino antes de hacer la transición. Empezaba mis diarios con pronombres masculinos. La escritura siempre tiene algo de predictivo, como que va más adelante, se termina cumpliendo lo que escribo –explica–. La escritura siempre me abrió paso a mi identidad”.

En sus textos, suele plasmar su lado más espiritual. «Soy muy místico. En mis poemas siempre hablo de estas experiencias de la conexión con lo divino. Está mucho en mi escritura porque lo está en mi cotidiano. Uno en la escritura tiene que contarlo todo, usar ese espacio no para seguir un canon, un estilo o dar un mensaje, sino para extirpar una emoción. Tiene que ser más pulsional, no tan racional. En la escritura lo digo todo». Además, la escritura fue una herramienta en medio de sus internaciones psiquiátricas. «Me ayudó muchísimo en esos contextos de encierro», dice.

Estudiante por un tiempo de la carrera de Letras, Capra también tuvo otro espacio importante donde comenzó a cocinarse su profesión: No Tan Distintes, una organización de la sociedad civil compuesta por personas que atravesaron, o atraviesan, situación de calle, y que son parte de la comunidad LGBT+. Allí, empezó a dar talleres de poesía, en medio de su proceso de externación psiquiátrica, abordando temas como género y transfeminismo. “Estuve en situación de calle, no fue mucho tiempo, pero la calle es lo peor. Tengo terror de terminar como un ‘linyera’ –confiesa–. Estoy lejos de eso, pero debo tener muchísimo cuidado”. La escritura, según afirma, es su forma de «dar pie», y evoca una frase de Santa Teresa de Jesús: “Las palabras llevan a las acciones, alistan al alma, la ordenan y la mueven hacia la ternura”. “Yo todos los días me digo –prosigue–: ‘¿Y si mando todo por la borda?’. Pero, la escritura me dice: ‘Vení, vení, no te caigas, dale sentido, transformalo’”.

Con su prosa, Capra construyó su identidad, su mundo y su hogar. Ladrillos en el cielo es prueba de ello y de su arquitectura profunda, que brota en los momentos más adversos: “El nombre del libro lo elegí porque en ese momento mi novia tenía cáncer y estaba muy asustado por la muerte, y pensé en cómo empezar a construir un lugar en el cielo”.

“Mi objetivo es vivir muchos años de las redes”

“Mi objetivo es vivir muchos años de las redes”

La crítica de libros, otrora reservada a la sección cultural de los diarios, hoy crece en Instagram, YouTube y TikTok de la mano de los bookfluencers. ANCCOM entrevistó a Agustina Gómez Orfila, una joven creadora de contenido para conocer de cerca su trabajo.

Con ganchos persuasivos y concisas reseñas, la escritora y bookfluencer Agustina Gómez Orfila – o Agus Grimm Pitch, como se presenta en su perfil– ha  logrado sumar unos 215 mil seguidores en TikTok y más de 60 mil en Instagram.

Sus videos, con recomendaciones literarias, tienen el objetivo de incentivar el hábito de la lectura. A sus 22 años y con cuatro detrás de trayectoria en el ámbito editorial, confiesa haber encontrado en las redes un trabajo al cual piensa dedicarse por un largo tiempo.

En diálogo con ANCCOM, la autora de la novela juvenil La teoría de Joa, publicada en 2023 por Penguin Random House, reflexiona acerca del contacto con las editoriales, la diferencia entre la colaboración paga y el canje de libros, y explica por qué no busca en la escritura una ocupación de tiempo completo.  

¿Cómo surgió la idea de subir reseñas a las redes?

Durante años fui solo consumidora. En 2016 empecé a seguir en YouTube a personas que realizaban contenidos relacionados con la lectura y cuando hacían encuentros en la Feria del Libro los iba a ver. Es más, tengo el vivo recuerdo de mirar al escenario y decir: “Yo quiero hacer eso, quiero ser como ellos”. Durante un tiempo tuve mi propio canal en YouTube, donde empecé a grabar videos que, si bien no los veía mucha gente, a mí me hacían muy feliz. Me divertía hablarle a la cámara y aprender aspectos de edición. A fines de 2020, en plena pandemia, descubrí que había creadores de contenido en TikTok que hablaban específicamente de libros, entonces probé hacer un video y le fue más o menos bien. Después hice otro con un audio que estaba en tendencia y le fue excelente. Soy muy creyente de las señales y de que el universo te habla, así que lo consideré como una señal de que tenía que seguir haciéndolos y me lo empecé a tomar en serio.

¿Te identificas como bookfluencer?

Me gusta bookfluencer porque es la categoría general que engloba a todas las plataformas en las que estoy, no como booktoker o bookstagramer, que quedan más acotadas. Sí, es una categoría que me define. Porque hablo en su mayoría de libros por elección, aunque a veces también hablo de otras cosas.

¿Cómo es el contacto con las editoriales?

Te pueden escribir ellas o ser una la que encara. En mi caso, en el primer contacto con Planeta me escribió su equipo, por mensaje privado, para promocionar un libro en particular. Yo recién estaba arrancando, hacía menos de tres meses que creaba reseñas. A partir de ahí quedé como colaboradora y me mandan libros todos los meses. Con otras editoriales fue algo parecido, se me fueron acercando para invitarme a eventos o enviarme novedades. En general, si ven que sos una persona confiable, que trabaja bien y que tiene alcance, te tienen en consideración. Por otro lado, hay contactos que fui generando por mi cuenta, porque está bueno ser un poco mandada y mostrar el contenido que una hace. Si se logra seguir dentro de la movida, las oportunidades salen, ya sea porque se acercan o porque una sale a buscarlas.

¿Qué oportunidades aparecieron?

Obviamente, en lo que se refiere a libros, hago mucho canje, pero desde 2022 me empezaron a salir oportunidades laborales más formales relacionadas con las redes, como las colaboraciones pagas con editoriales o incluso trabajar en el equipo de la Feria del Libro creando contenido para las suyas. Son puertas que se me abrieron a partir de mostrar lo que hacía y de usar las plataformas como un currículum. Hoy me dedico a tope a las redes y eso me ayuda a cubrir mis gastos y también ahorrar.

¿Cómo se define el monto a cobrar en las colaboraciones pagas?

Hay editoriales que te escriben con un presupuesto, cuyo monto varía según la cantidad de seguidores que tenga el bookfluencer, ya que no es lo mismo tener 10 mil que 100 mil. Hay otras que no suelen pagar la reseña, sino que ofrecen hacer un canje de libros. En mi caso, como estoy trabajando dentro de Penguin Random House haciendo videos para su cuenta de TikTok y promocionando sus libros, sí recibo un monto fijo. A mí me resulta que las reseñas sean pagas, porque no solo es una parte importante del sueldo, sino también porque me abre contactos a nivel laboral. Al igual que los autores independientes que ven ese trabajo y me contactan para dar a conocer sus novedades o se recomiendan entre ellos mi perfil.

¿Te solicitan las métricas de las reseñas para saber su rendimiento?

En mi caso, tengo todas las métricas públicas, entonces cualquier persona puede entrar a mi perfil y ver cuantos ‘me gusta’ tienen mis publicaciones. Pero depende la empresa. Hay una librería con la que estoy colaborando ahora que sí me piden las métricas todos los meses. Otras sólo te piden algunas, como el alcance, para medir a cuantas personas llegó. Otras ni se fijan.

¿Te dan plena libertad para reseñar?

Sí, plena libertad. Nunca tuve ningún problema ni con editoriales ni con autores porque confían mucho en mi criterio y las recomendaciones acerca de las ideas que sé que pueden funcionar. En general no ponen ninguna restricción porque conocen al bookfluencer y el contrato de lectura que tiene con su audiencia. Tampoco pasa nada si no le gusta un libro, nunca lo van a criticar por hacer una reseña negativa, salvo que falte el respeto o tenga algún otro tipo de polémica. Nunca tratan de pasar por encima de su criterio.

¿Qué tenés en cuenta al hacer una reseña?

Soy muy subjetiva a la hora de evaluar los libros, así que depende de cuánto me haya llegado a mí. Además, tengo el gusto entrenado, entonces sé qué es lo que me puede gustar y lo que no. Una se va conociendo a sí misma como lectora. Hay géneros o temáticas con las que de antemano sé que no me voy a meter. No hago reseñas muy largas, salvo que sea un libro muy específico. Por ejemplo, hace poco hice una de El archivo de las tormentas de Brandon Sanderson y fue un video de cuatro minutos para TikTok, pero no es lo habitual. Trato de arrancar con una buena “frase gancho”, contando la sinopsis del libro y dejando comentarios sobre lo que me gustó y las cosas que tiene para mejorar. Igualmente, depende de cada libro, porque con cada lectura la experiencia es distinta.

También sos escritora, ¿cómo te llegó la propuesta para editar tu novela?

Ya tenía la historia en la cabeza, pero no la había terminado de escribir. Cuando vi que muchos chicos y chicas de mi edad estaban publicando sus novelas y que las editoriales tenían esa ventana abierta, me animé a terminarla. Fue mi proyecto principal del 2022, no sólo meterle de lleno para terminarlo sino también empezar a mostrar en las redes que lo estaba escribiendo. Básicamente, quería que lo viera todo el mundo. Para esa época ya colaboraba con un montón de editoriales, entonces quería llamar su atención y mostrarles que la gente que me seguía también se entusiasmaba con el proyecto, cosa de que si se publicaba les aseguraba que iba a tener lectores. Luego de un par de meses, y con la Feria del Libro de 2022 de por medio, me llegó un mail de Penguin Random House diciéndome que querían evaluar el proyecto. Fue un proceso bastante largo, recién en agosto o septiembre de ese año firmé el contrato.

¿Cómo fue recibir el primer ejemplar físico?

Me costó mucho caer. Lo pude presentar en la Feria de Libro del año pasado con una firma de ejemplares que fue increíble, pero que la viví con mucha ansiedad y presión. Tal vez porque dejé que opinara mucha gente externa a mi proceso. Al principio, no llegaba a dimensionar todo lo que me estaba pasando, porque estaba enfocada en lo que iban a pensar los demás. Recién unos meses después pude caer y reflexionar sobre lo increíble que fue publicarlo. Y sobre todo por el cariño con el que lo recibieron los lectores. Desde que se acerquen con el libro todo marcado, que me cuenten las sensaciones que les provocó la lectura o hasta que me regalen un dibujo de alguno de los personajes. Fue recién ahí que empecé a tomar dimensión y a disfrutarlo.

¿Qué planes tenés?

Me gustaría seguir trabajando y haciendo plata con las redes. Mi objetivo es vivir muchos años de las redes sociales. También tengo ganas de lanzar algún emprendimiento relacionado con mi marca personal, porque me encanta trabajar de manera independiente y manejar mis tiempos y prioridades. Obviamente, también tiene un lado malo, que es la estabilidad, porque no todos los meses recibo la misma cantidad de plata, sino que fluctúa según la época del año. Las semanas que dura la Feria sé que es donde me van a llegar un montón de propuestas y que después, el resto del año, va a ser más tranquilo.

¿Y respecto a la escritura?

Tengo otro proyecto en el tintero que todavía no lo presenté en ningún lado ni sé cuándo va a salir. Quizás lo autopublique o quizás otra editorial me ofrezca algo, no lo sé. Por ahora es mío. Con la escritura no me quiero presionar para no automatizarlo, porque si bien me apasiona y me encantaría seguir creciendo como escritora, entiendo que no tengo ningún apuro porque los libros no se van a ir a ninguna parte. Ya cumplí todas mis expectativas con la publicación de mi primer libro: una historia, un sello, un recibimiento y una firma increíble. Voy a seguir escribiendo, pero si tiene un rédito económico que pueda complementar con mi trabajo en las redes. Es decir, no dejaría de hacer todo lo otro para dedicarme a eso. La escritura es mi espacio seguro, no quiero que se vuelva un proceso automatizado.

 

“Milei es muy bueno humillando y basureando al otro”

“Milei es muy bueno humillando y basureando al otro”

El escritor Martín Kohan advierte sobre la violencia del discurso político gobernante y la continua denigración de las instituciones culturales, a las que llama “curros” y “kioscos”. “Hay que insistir con la práctica de la discusión y el intercambio, recuperar la percepción social de que insultar y denigrar es un papelón: esa es una forma de resistencia”, plantea.

“Las formas y los actos de la crueldad ya existían, pero el modo en que ciertas prácticas se generalizaron y se familiarizaron son un elemento de esta época que puede ser singular”. El escritor, ensayista y profesor universitario Martín Kohan es un lúcido observador de la escena cultural y política, y sus definiciones sobre el gobierno de Javier Milei y el clima social son portadoras de sensibilidad y agudeza. “Porque ciertas prácticas y formas de la crueldad que conocemos no dejaban de alguna manera de irrumpir y desentonar en una escena donde el registro medio no era ese, entonces cuando alguien ponía en circulación una expresión y un regodeo de la crueldad eso era disonante respecto de la atmósfera dominante. Un poco nos hemos ido habituando a la agresividad, a la humillación, al basureo y esto cambió el tenor”, dice en esta entrevista con ANCCOM que transcurre en el bar Sócrates, a una cuadra de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en la calle Puán, donde Kohan da sus clases de Literatura Argentina.

¿Qué ocurre con el discurso estatal?
Ha habido un traspaso al discurso estatal de estas modalidades, lo cual lo vuelve especialmente grave porque acompañan ciertas prácticas. Tristemente, en la Argentina ha habido muy a menudo políticas que traen dolor y perjuicio a la población. Pero ya no son medidas dolorosas que se acompañan, aunque sea por hipocresía, por discursos que al menos fingen acompañar ese dolor; hay un giro particular que es, primero, que se disfrute del dolor que eso ocasiona, y segundo, que se exponga ese disfrute. Se toman ciertas medidas por las cuales una cantidad de gente pierde su trabajo y queda en la calle, y que desde el propio Estado se exponga la gratificación por el sufrimiento que se está ocasionando, a mí me parece que merece una señal de alarma.

Es la lógica de las redes sociales llevada al Estado
Mi impresión es que sí. Si uno trata de ver zonas, planos de circulación de discursos, todo indica que aunque no quepa hacer una consideración absoluta porque hay intervenciones y registros diferentes, los especialistas en la materia coinciden en señalar que se ha instalado sobre todo en Twitter una convivencia cotidiana con la violencia, con la humillación, con la denigración y con el basureo. Muchas personas pasan muchas horas del día ejerciendo eso o expuestas a eso. El Presidente pasa muchas horas. Si antes existía algo así como un termostato que saltaba ante una sobrecarga de energía negativa de agresividad, hoy ese termostato no existe más. Son niveles muy altos de agresividad que se transitan cotidianamente de una manera naturalizada.

¿Qué cambios observás?
Hay ciertas condiciones que hicieron posible que esto asumiera estas características, por eso para mí el punto de partida es de qué modo ciertos discursos, ciertos registros se generalizaron y se naturalizaron en la sociedad porque esta demostración del disfrute un poco sádico por el sufrimiento en muchos casos suscita consternación, malestar, rechazo pero también suscita adhesión. El actual Presidente de la Nación es en la política argentina probablemente quien mejor captó y aprovechó esas condiciones. Obviamente no tuvo ningún interés ni necesidad de contrarrestarlas, a mí me parecería deseable socialmente hacerlo. Claramente Milei fue quien captó eso, que es una sintonía de época, porque no es un fenómeno solo argentino y la asumió personalmente con una eficacia muy especial. Es muy bueno agrediendo, humillando y basureando al otro, lo hace muy bien. Y porque las condiciones previas son las que son, obtiene un nivel de adhesión

¿Qué lugar queda para la discusión?

Las condiciones generales, no absolutas, pero sí muy extendidas de las que estamos hablando impiden la discusión. Porque si alguien acude a una escena, sea una conferencia de prensa o Twitter, se propone dar una discusión y lo que obtiene inmediatamente son agresiones, denigraciones, humillaciones, ninguna réplica ni refutación a lo que puede estar planteando sino solamente una práctica de basureo, no solamente no hay una discusión sino que se la impide. No pienso que lo contrario a este estado de agresión y agresividad más o menos generalizada sea un estado apacible de condiciones de acuerdo y consenso. Lo que me resulta insatisfactorio del estado generalizado tal como lo estamos describiendo no es que impidan el acuerdo, el consenso y la confraternidad, impide la discusión también, pelear ideas y polemizar proyectos porque no se puede ni siquiera discutir en esos términos. Son sucesivas escenas de intercambio de violencias y no hay discusiones, muy pocas discusiones hay en este tiempo.

 

¿Qué pasa en el campo de la cultura?

Si uno se atiene a las iniciativas que el gobierno manifestó respecto al campo de la cultura, yo no distingo un proyecto alternativo para el funcionamiento de una institución como el Fondo Nacional de las Artes, del manejo del Programa Sur de literatura argentina o del INCAA, lo que propusieron es cerrarlos. Una discusión de una batalla cultural sería sobre criterios y parámetros culturales para gestionar espacios de promoción cultural del cine, la literatura y el teatro. Entonces, bienvenida la discusión sobre estéticas, lineamientos y corrientes. Discutir qué literatura queremos difundir, qué cine, cómo manejar esos fondos, de donde obtenerlos y cómo gestionarlos. Lo que se planteó desde el jefe de Estado fue no solo el anuncio de eliminarlos, que últimamente son más amenaza/extorsión que anuncios, sino que esto fue acompañado de una denigración de las prácticas culturales y de quienes las llevamos a cabo. Si dicen que hay curros en tal o cual lugar, señalen cuáles, quiénes son los responsables y se tomarán medidas al respecto y soy el primero que acompañaría gratamente. Lo que uno registra en el discurso del poder político gobernante es denigrar todas las prácticas culturales llamándolas curros y todas las iniciativas culturales llamándolas kioscos. La idea es que alguien que se presenta al Fondo Nacional de las Artes o que defiende su existencia está defendiendo curros. Como hay una familiarización a la que yo no pienso prestarme ni plegarme, un acostumbramiento a que todo el mundo se vea humillado, basureado o denigrado, esto puede haber sido pasado por alto. A mí me sigue pareciendo grave, proviniendo del jefe de Estado, que tuvo expresiones de enorme descalificación para las distintas prácticas culturales y artísticas en el país. ¿Cómo pensaríamos en una batalla cultural? ¿Cuál sería la discusión de los proyectos culturales? Está basureando, denigrando y humillando y está amenazando con cerrar lugares. ¿Cuál es la propuesta de la política de promoción cultural de la literatura que tiene este gobierno? ¿Qué idea o lineamiento con respecto a las estéticas cinematográficas piensan promover? Yo no detecto que haya planteos consistentes al respecto, solo defenestración y amenazas.

Lo que me resulta insatisfactorio del estado generalizado no es que el insulto y la agresión impidan el acuerdo, el consenso y la confraternidad; impide la discusión también, pelear ideas y polemizar proyectos porque no se puede ni siquiera discutir en esos términos.

Martín Kohan

¿A qué lógicas responde?
Es la premisa de que todos los espacios, todas las prácticas, todos los vínculos sociales se regulan bajo la lógica del mercado. Solo existiría un cine, una literatura, una música, un arte enteramente comercial y mercantil. Si recapitulamos la historia del arte, del cine, de la música argentina, la mayor parte de las expresiones reconocidas y más valoradas, más prestigiosas, no existirían, porque no es el cine, la literatura, el arte, la música del mercado. Existe una lógica comercial y es perfectamente válida, el problema se presenta ante la idea de que esa sea la única que existe.
Recapitulemos la historia argentina del siglo XX. ¿Qué habría sido de Borges con esa lógica? Un escritor que no tuvo impacto comercial hasta pasados sus 70 años. ¿Qué sería de Saer, de Mujica Lainez, de Sara Gallardo, de Hebe Uhart? Y en el cine es lo mismo. ¿Cuál sería el único cine que funcionaría bajo esa lógica del mercado? El de Lisandro Alonso no, el de Lucrecia Martel tampoco. Como planteo y como formulación es sorprendentemente básico, dado que hay una larga tradición de elaboración conceptual teórica y crítica sobre las relaciones entre arte y mercado con posiciones y resoluciones muy diferentes entre términos de integración, antagonismo, infiltración, alternancia para tener que discutir hoy si debe o puede haber arte por fuera de la estricta lógica del mercado. Es elemental y básico hasta lo deprimente que se pretenda presentar como argumentación que la sola regulación del mercado va a ser satisfactoria para la dinámica de la producción de arte de un país, es de un nivel de desconocimiento muy alto tal como fue formulado por el Jefe de Estado.

¿Cómo se responde a esa lógica?
A esa lógica socialmente dominante se le ofrece resistencia. Si una intervención o una postura va a abrir una discusión o va suscitar una serie de agresiones, ahí hay un primer punto sobre el cual resistir. En este estado de cosas, hay que resistir e insistir con la práctica de la discusión y el intercambio. Cualquier discusión hoy, incluso la más álgida y vehemente, solo por el hecho de desarrollarse como tal y no como un intercambio de insultos y denigraciones es una forma de resistencia. Reestablecer la posibilidad no solo de dialogar sino también de discutir y pelear ideas. El exabrupto ya existía pero era un papelón que pasara eso. El punto es que se perdió ese efecto vergonzante, empieza a tener un halo de valoración positiva. La pregunta es ¿qué está pasando que dejó de ser un papelón que a alguien le pregunten algo y se desencaje y empieza a gritar desaforadamente y hasta sea celebrado y aceptado? Recuperar la percepción social de que es un papelón eso, esa es una forma de resistencia. Confío que con el tiempo volveremos sobre ciertas escenas que transcurren sin sobresalto y diremos:“Qué papelón”.