«Una película expresa una mirada sobre el paisaje en que es creada»

«Una película expresa una mirada sobre el paisaje en que es creada»

El actor Marcelo Subiotto habla de Puán, la película argentina nominada a los Premios Goya que muestra la vida universitaria y se resignifica en este contexto electoral.

Marcelo Subiotto es un destacado actor bonaerense de 56 años que lleva protagonizados una amplia gama de papeles, desde su rol como policía corrupto en la serie División Palermo, hasta Bruno en la película Piedra Noche o Gabriel Hertz en la película Animal, donde trabaja junto a Guillermo Francella. Con el estreno de la película Puán, a la vitrina de roles destacados se suma Marcelo Pena, un profesor universitario de Filosofía que busca volver a construir el sentido de su vida. 

Su actuación en Puán muestra su versatilidad como actor. Su semblanza fuera del ámbito cinematográfico se abre, apacible y cercana. Sus palabras son profundas y simples a la vez, como las del profesor que interpreta en la película a la hora de explicar a Rousseau. Sin atinar a complejidades ensayísticas, Marcelo -el actor, no el profesor, aunque con algunos tintes de éste- nos lleva a pensar en el arte y la importancia de contar historias argentinas, identitarias, propias. 

 

 ¿Cómo fue tu experiencia durante la filmación de Puán

 La experiencia fue muy rica. Tuvimos varios ensayos con Benjamín y María antes de llegar al set, con lo cual tuvimos muchas decisiones ya tomadas, y eso permitió estar más organizados para lo que había que resolver en las escena. Uno de los aciertos fue la elección de quiénes serían los extras, los alumnos de Puán eran realmente alumnos de Puán, los alumnos de la escuela de adultos eran alumnos realmente de esa escuela. Esa elección hizo que esas escenas tuvieran el clima ideal para abordarlas con mucha veracidad, porque había una pertenencia tan genuina al entorno que por momentos rozaba las experiencias del documental. 

 

Además, entendemos que no fue una filmación como cualquier otra: como exalumno de Puán, volviste a un set que ya conocías. ¿Cómo fue ese reencuentro? 

Mi experiencia por Puán fue muy efímera, cursé algunas materias, de manera salteada, no como un alumno regular, y lo hice ya de grande. Mi acercamiento tuvo que ver más con una curiosidad hacia la filosofía y a la experiencia universitaria que con la planificación de una carrera. De todos modos, tengo un gran respeto y admiración por la universidad y sus docentes. De hecho, antes de comenzar las escenas en donde le daba clases a los alumnos de Puán, tuve que blanquear que estaba nervioso a causa del respeto que me genera ese lugar, siendo que, en general, no soy de ponerme nervioso a la hora de actuar.

En División Palermo, interpretaste a un polícía corrupto y medio (del todo) garca. En Puán, te tocó un rol diametralmente opuesto. ¿Cómo es la experiencia de actuar dos roles tan distintos?

 Actuar roles diametralmente opuestos es lo mejor que le puede pasar a un actor, por lo menos a mí me encanta. Es la posibilidad de sumergirse en universos muy distintos, gestualidades y formas de pensar diversas, y eso estimula mucho el trabajo de comprensión al que uno se ve obligado enfrentar para poder interpretar el rol requerido. Para mí es muy importante tener una comprensión del personaje que tengo que hacer, poder comprender por qué actúa así, y qué es lo que lo moviliza. De esa manera uno puede correrse del lugar en el que se juzga su actuar, y entrar en un terreno más cómplice con ese personaje. Esos personajes no tienen cosas en común, lo único que encuentro en común es la forma de abordarlos, es decir, comprenderlos cabalmente para poder accionar con la mayor convicción en la línea que les toca. 

 

 Puán fue nominada a un Goya, ¿qué pensás que le hizo obtener ese reconocimiento? Y ¿qué tiene el cine argentino que encanta tanto afuera? 

 Estamos muy felices de haber sido elegidos para representar al país en los Goya. No sé exactamente qué piensa cada persona que vota en la Academia, ni qué es lo que la lleva a reconocer una película para representar un premio. Entiendo que son muchas personas, y que cada una tendrá diferentes motivos para votar una película. Luego habrá puntos en común que los lleva a la elección de una entre varias. Creo que Puán es una película con muchos aciertos, el abordaje de la comedia para llevar al espectador a un universo tan profundo como el de una persona que está atravesando un duelo, el puente entre lo sublime del pensamiento filosófico y la cotidianidad mundana de quien transmite ese saber, la capacidad de conectar un mundo particular con aquello que lo universaliza y toca el corazón de cualquier espectador que la vea. Por otro lado, creo que lo que gusta afuera del cine argentino es la calidad de sus producciones, y también la necesidad genuina de muchos de sus creadores por dejar una película en el mundo, como un testimonio de su época, una necesidad tan atávica como el arte mismo. 

Hablando de cine argentino, ¿qué te genera la amenaza que estuvo circulando, de cara a las elecciones, de cerrar el INCAA? 

Obviamente genera una gran preocupación, pero no sólo por lo que este cierre generaría en la industria, que sería letal, dejando a un montón de gente sin trabajo, sino también por la idea de que alguien pueda pensar que las expresiones artísticas sobran, que no son necesarias. El universo simbólico de las películas, lo que éstas cuentan, cómo lo cuentan, son manifestaciones culturales que hablan de la identidad de un sociedad hacia el mundo. Si nosotros no podemos contarnos a nosotros mismos, si no podemos pensar desde nuestra propia geografía las cuestiones más universales, ¿qué nos queda? ¿Hacer películas “exitosas”, esas que “el público quiere ver”? Y, ¿de dónde sale ese “público”? ¿De una voz unívoca, trabajada a partir del marketing y las técnicas de mercado para el consumo de bienes? ¿Es el éxito lo que legaliza una obra de arte? ¿Un hecho artístico no debería salir de los rincones más incómodos de una sociedad? ¿No debería nombrar o inventar nombres para aquello que la cotidianidad aplasta en su rutina diaria? Creo en el arte como necesidad, y eso no tiene relación con las técnicas del espectáculo de entretenimiento. No tengo nada contra el entretenimiento, de hecho lo consumo, pero desde el momento en que una persona pintó unos animales en una cueva primitiva, algo de lo humano se manifestó en nuestro mundo. Eso, que es esencial, esa búsqueda necesaria, es lo que nos contiene en la cultura, lo que nos permite sumergirnos en esas preguntas existenciales que son vitales y absolutamente necesarias para no ser sólo animales o máquinas de consumo. Son necesarias instituciones, políticas culturales, espacios para el desarrollo de una sociedad rica y humana, que nos dé la posibilidad y las herramientas para ver los peligros de esos automatísmos de consumo que se presentan como única forma de comunicación entre las personas. 

 

 ¿Por qué creés que Puán es una película relevante o importante para la Argentina hoy en día? 

 

Una película expresa una mirada sobre el propio paisaje en la que es creada, eso es inevitable, lo hace a pesar suyo. Lo vemos en el modo en que se visten sus personajes, cómo hablan, cómo se relacionan, como son sus casas, su escuelas, etc. Puán es parte de nuestra realidad argentina, o por lo menos, de un punto de vista sobre ella. La crisis de la educación pública es una problemática que sufrimos desde hace años, y eso, obviamente, aparece en la película. Pero no está puesto el acento ahí, sino que los personajes habitan el ambiente de la educación pública universitaria, y éste habla de por sí. No hay una actitud pedagógica sobre este tema, de contar lo qué pensamos o no, pero sí hay un espejo a partir del cual nos podemos mirar y reflexionar, creo que ese es el objetivo de la película con respecto a ese tema.

Pantallas que preguntan quiénes somos

Pantallas que preguntan quiénes somos

Con la proyección de “La casa de los conejos”, Abuelas de Plaza de Mayo junto al INCAA iniciaron el ciclo “Cine por la Identidad” en el Espacio Memoria y Derechos Humanos de la ExEsma.

El auditorio de la Casa por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo, en la EX ESMA, se llenó de espectadores el jueves 18 de agosto, con el inicio del ciclo “Cine por la Identidad”, en el marco del 45 aniversario de la entidad. La actividad, realizada en conjunto con el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), se inició con la proyección de la película La casa de los conejos -estrenada en 2021- y con la presencia de su directora, Valeria Selinger, las actrices Mora Iramain García y Guadalupe Docampo; el presidente en ejercicio del INCAA, Nicolás Batlle, y representantes de Abuelas de Plaza de Mayo, junto a Camilo Juárez, hijo de Enrique Juárez, desaparecido en 1977. 

El ciclo “Cine por la identidad” es un capítulo más en la histórica relación entre Abuelas de Plaza de Mayo y el INCAA. En palabras de Batlle: “El INCAA tiene un compromiso, porque el cine refleja lo que pasa en las sociedades. La memoria, la verdad y la justicia tienen que estar presentes”. 

El film La casa de los conejos es una adaptación del libro de Laura Alcoba, que narra la historia vivida por la escritora durante su niñez clandestina en la Argentina mientras gobernaba la dictadura cívico-militar. Sobre su trabajo de adaptación, Salinger expresó: “Las películas tienden puentes a interrogantes. En La casa de los conejos, esa pregunta es: ¿dónde está Clara Anahí?”. Así, el film busca dar un paso más en la búsqueda de las personas desaparecidas -en este caso, Clara Anahí, hija de una de las protagonistas de la historia- y en la tarea de restituirle su identidad, trabajo que generación tras generación impulsan las Abuelas de Plaza de Mayo. 

A 46 años del golpe de Estado de 1976, las personas que en aquel momento lo vivieron como infantes, tienen hoy un rol fundamental en la reconstrucción y en el ejercicio de la memoria. Poco a poco, varias de las presentes en el auditorio unieron sus voces a la de Valeria para compartir sus propias experiencias, muy cercanas a la relatada por Laura Alcoba en el libro. Por estas experiencias compartidas, para Salinger La casa de los conejos es una historia universal: “Tiene mucho que ver con mi propia historia y con la de mucha gente, porque habla de la infancia en un ámbito trágico y de dolor, y lamentablemente muchas personas y muchos países pueden identificarse con eso”. Y agregó: “Yo no quise irme mucho de la historia del libro de Laura. La película es silenciosa, porque el miedo está justamente en el silencio de los niños”. 

La niña Laura, una de las protagonistas de la película, es representada por Mora Iramain García, que tenía 6 años al momento de realizar el casting. Actualmente, con 13 años, reflexionó: “Grabar la peli fue como un juego porque, aunque la historia era muy dura, Laura y yo éramos nenas”. Al conversar con Salinger sobre la reproducción de las huellas de la infancia en esta historia, ella comentó que fue a partir de decisiones estéticas -relacionadas al color y a la música, por ejemplo- que se puede entrever la presencia de la inocencia y el juego, tan propios de los niños y niñas. Al pensar en la recepción de la película que pudieran tener otras personas de su edad, Mora comentó que a sus compañeros de escuela les costaba entender la historia y que asociaban las armas a una ficción alejada de la realidad. Y agregó: “Aunque, a veces, a mí también me cuesta entender, porque nací en democracia”. 

Es en el intercambio entre las personas adultas -algunas todavía en busca de un familiar desaparecido- y las generaciones más jóvenes -que siempre vivieron en democracia- que cada actividad destinada a recuperar la historia y la identidad, demuestra su valor como herramienta para la lucha por el derecho a la identidad y por la democracia. 

El ciclo “Cine por la Identidad, Abuelas 45 años” es un nuevo espacio de encuentro, reflexión y de ejercicio de la memoria, con invitación abierta a todas las personas que quieran acercarse. Tendrá lugar un jueves por mes a las 18 horas, hasta noviembre, en la Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo (Av. Libertador 8151). Para conocer las próximas proyecciones consultar www.abuelas.org.ar 

Marcharon por el financiamiento a la cultura

Marcharon por el financiamiento a la cultura

Artistas de distintas disciplinas exigen que se prorrogue por 50 años la asignación de tributos específicos para el sector.

Trabajadores de la cultura, colectivos artísticos, referentes de medios comunitarios y bibliotecas populares se movilizaron este miércoles frente al Congreso para exigir el tratamiento de un proyecto de ley que prorrogue por 50 años las asignaciones específicas a la actividad cultural, cuyo dictamen fue aprobado el 3 de mayo por la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados. Reunidos bajo el frente Unidxs por la Cultura, los convocantes dieron una conferencia de prensa y realizaron intervenciones artísticas como forma de reclamo.

En diciembre de 2017, el Congreso Nacional puso una fecha límite a la utilización de los fondos tributarios destinados a las industrias culturales para el 31 de diciembre de este año. Lo que reciben las distintas instituciones y espacios se recauda en la misma cadena de producción cultural. Sin embargo, esos fondos no van a desaparecer, sino que serán redirigidos al Poder Ejecutivo para disponerlo a su voluntad. “Nosotros vamos a estar trabajando para generar dinero que seguramente hoy termine en la deuda externa. El que esté en el Poder Ejecutivo va a poder designar a qué sector de la cultura financiar y a cuál no, eso es altamente peligroso porque tiene detrás la censura ideológica”, contó Javier Gabino, organizador de Unidxs por la Cultura e integrante de Documentalistas de Argentina (DOCA).

En la conferencia de prensa hablaron representantes del teatro, el cine, la danza, la música, la escritura, los medios de TV y radio comunitarios y las bibliotecas populares. Asimismo, se presentó un grupo de diputados y diputadas nacionales de distintas provincias en apoyo al tratamiento de la ley, encabezado por el legislador cordobés del Frente de Todos, Pablo Carro, quien presentó el proyecto para una prórroga de 50 años en las asignaciones. El funcionario comentó que la propuesta que elevó en primer término no tenía fecha límite: “Tuvimos que cambiar el proyecto debido al argumento fiscal que usa la oposición de que todo impuesto que tenga una asignación específica tiene que tener fecha de caducidad. Por eso lo cambiamos a 50 años. Pero creemos que el financiamiento no debe tener fecha de caducidad porque entendemos que la cultura no es para un rato, es para toda la vida”, manifestó Carro.

Ignacio Etchart, integrante de Barricada TV reflexionó sobre la realidad del mapa de medios hiperconcentrado y con poca diversidad para poder informarse o consumir, además de una desigualdad impresionante –porque no reciben la misma pauta publicitaria que medios grandes, por ejemplo–, y en ese contexto igual “hay fondos que permiten que los medios audiovisuales comunitarios nos financiemos, podamos crecer y sostener puestos de trabajo, que sin las asignaciones, no solo corremos el riesgo de dejar de existir, sino que también afecta a las audiencias, interviniendo el avance en el camino hacia una comunicación más democrática y federal”, señaló.

A solo seis meses de la fecha límite para la quita de los fondos, los conferencistas expresaron que las consecuencias de estas medidas atentarían con cerca de un millón de puestos de trabajo, el cierre de salas de cine y teatro, bibliotecas, la desaparición de medios independientes y alternativos, así como una reducción a cero de producciones nacionales.

Manuel Cullen, trabajador y delegado en la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) e integrante de la Junta Interna de ATE del Ministerio de Cultura de la Nación, compartió a ANCCOM el hecho de que sin los fondos que hoy recibe la CONABIP a través de la Ley 23351 de Bibliotecas Populares “muchas no podrían mantener los servicios, pagar los salarios, la compra de libros y otros gastos y tendrían que cerrar sus puertas. Y el costo de ese cierre lo paga el pueblo argentino: en muchas localidades del país pero también en barrios de la ciudad, que no hay una librería, un teatro o un cine, la biblioteca popular es una forma de acceder a la cultura para distraerse, cultivarse o entretenerse, más allá de lo que puede ofrecer la televisión”, expresó.

El colectivo artístico feminista, Actrices Argentinas, cerró su interpretación con un texto de autoría propia en verso:

Un mundo sin artistas sería aburridísimo

una cara sin gestos, sin pasión, sin magia,

un mundo dormido, sin alma ni gracia.

El malestar de la cultura

El malestar de la cultura

Después de lograr remover a Luis Puenzo de la titularidad del INCAA, el reclamo del sector se trasladó a anular el recorte del fomento a las actividades culturales que, por legado macrista, comenzará a ejecutarse a partir de 2023.

Por la tarde del jueves se realizó un festival para visibilizar la falta de financiación de la cultura. Se sumaron unas doscientas personas frente al Congreso entre referentes del sector cultural, organizaciones sociales, sindicalistas de prensa y estudiantes de universidades de las artes y la música. 

A las 16 llegaron los primeros. El frío no ayudaba. La opción era quedarse para enfrentarlo o meterse en el Gaumont para que no calara los huesos frente a los jueves de estreno, al BAFICI -que se estaba realizando a unos metros- y a la Feria Internacional del libro. En ese marco se realizó el Festival “Unidxs por la cultura” en defensa de la soberanía cultural.

Frente a la caducidad de los fondos de fomento que anunció el gobierno de MauricioMacri en 2017, cuando modificó a la Ley 27.432, Juan Mascaró, presidente de DOCA, contó a ANCCOM que “primero nos dimos cuenta que era el cine el que estaba en riesgo. Después nos dimos cuenta leyendo todo el artículado que en los otros incisos figuraban leyes donde se desactivan otros fondos, y ahí es donde hicimos este movimiento de integrar a toda la gente de la cultura, a convocar, tratar de articularnos con ellos y ellas.” 

Y agregó que “el fomento público, como estaba, el del cine, tiene que ser modificado también para llegar a más personas, para ser federal, para tener perspectiva de género. Pero de todas formas, perderlo implica ni siquiera poder seguir discutiendo eso.”

En el reclamo organizado frente al Congreso quedó claro que de no establecerse la continuidad a esos fondos de fomento -que vencen el 31 de diciembre de este año, según el decreto de Macri- se verían afectados el teatro, la música, las bibliotecas populares y los medios comunitarios.

El festival consistió en presentaciones de artistas y bandas de la cultura independiente. María Oneto habló en defensa de la cultura; también estuvieron la trovadora Paula Ferré; el Colectivo de Actrices Argentinas -que realizó la lectura colectiva del documento-, entre otros artistas, con el cierre a cargo de Arbolito. 

Al inicio, mientras sonaba el Himno Nacional, en la pantalla pasaba un video con las voces de actrices y actores, mientras estudiantes de las artes pintaban carteles en apoyo a la movida.

Hubo discursos acerca del trabajo independiente, por el Día del Trabajador; se reivindicó la labor de los emprendedores de la cultura, con las dificultades que implica trabajar por  propia cuenta, pero ensalzando de alguna manera la libertad frente a la opresión que representa la relación de dependencia. 

Siguiendo esta línea de discursos junto con el de María Oneto, la cultura fue presentada durante todo el festival como el lugar que hay que cuidar para que todos los ciudadanos se sientan representados y tengan un espacio donde expresarse.

A la misma hora en que se desarrollaba el Festival, frente al Congreso, en Palermo, en el acto de apertura de la Feria del Libro, en la Rural, el ministro de Cultura, Tristán Bauer, decía que “Queremos dejar en claro nuestro compromiso para revertir este legado que resultaría gravemente perjudicial para las diversas prácticas culturales”.

Escena armada

Escena armada

Este jueves se estrena “El largo viaje de Alejandro Bordón”, un docuficción argentino que cuenta el derrotero de un hombre acusado y preso por una causa armada entre la Policía Bonaerense y funcionarios judiciales.

En la madrugada del 5 de octubre de 2010, Alejandro Bordón, trabajador aeronáutico residente de Monte Chingolo, fue arrestado por el homicidio de Juan Alberto Núñez, chofer de colectivo de la línea 524. Ese día comenzó un calvario para Bordón y, a la par, su lucha por recuperar la libertad. El 4 de junio del 2012, un año y ocho meses más tarde, fue absuelto, tras comprobarse que se trató de una «causa armada» por policías y funcionarios judiciales bonaerenses, en la que incluso se alteraron pruebas y testimonios.

A través de entrevistas, material de archivo y actuaciones, El largo viaje de Alejandro Bordón cuenta la historia de un hombre que debe demostrar su inocencia por un crimen que no cometió. Las imágenes de La Divina Comedia entre el infierno y el purgatorio como hilo conductor, retratan y refuerzan la oscuridad de esos días de injusticia que debieron atravesar Bordón y su familia.

En diálogo con ANCCOM, el director del filme, Marcelo Goyeneche, también integrante del colectivo de Documentalistas de Argentina (DOCA), subraya el daño que puede ocasionar el mal uso del monopolio de la violencia por uno de los poderes del Estado –la Bonaerense– en el caso concreto de Bordón.

En un reportaje reciente afirmaste que todos los días hay causas armadas, ¿qué te llamó la atención de la historia de Alejandro Bordón?

Fue un hecho de solidaridad entre trabajadores. Conocí a Susana, su mujer, en un corte que hizo en el Aeroparque Jorge Newbery. Yo era delegado en Aerolíneas Argentinas y la CTA. El primer contacto con la historia fue al enterarme lo que le estaba pasando a un compañero. Él se desempeñaba en una empresa de catering para aviones y, a partir de ahí, empezó a surgir la idea de contar la historia que se termina de consolidar cuando Alejandro recupera su libertad y le propongo hacer la película. Mientras tanto, yo iba registrando algunas marchas, pero la génesis del proyecto fue una cuestión de solidaridad de clase.

En la película aparecen imágenes de La Divina Comedia, ¿de dónde surgió la idea?

Soy un fanático de La Divina Comedia, es uno de los libros fundamentales de la historia de la literatura, así que la idea de incluirla estuvo presente desde el comienzo del proyecto. Era también hacerle un homenaje, por eso es Virgilio quien acompaña a Alejandro Bordón por ese tránsito desde el infierno bonaerense hasta ese paraíso que es recuperar la libertad. Hacer una alegoría de La Divina Comedia venía bien porque el viaje que hace Alejandro es similar al que hace Dante desde el Infierno, pasando por el Purgatorio y hasta llegar al Paraíso. A su vez, tiene esto de la representación de la realidad que está presente todo el tiempo en la película. Decidimos hacer un documental que no fuera al lugar en el que sucedieron los hechos, sino representar ese lugar con esta simbología teniendo en cuenta que todo fue una puesta en escena. Sólo dos hechos fueron reales: que Juan Alberto Núñez fuera asesinado y que Alejandro Bordón estuviera preso. El resto, todo lo que pasa en esta historia, es una escena armada. Así que la idea de la representación está siempre dando vueltas y tiene conexión con la obra de Dante Alighieri.

El largo viaje de Alejandro Bordón se puede ver desde este jueves 21 de abril en el cine Gaumont.

Como documentalista y realizador, ¿qué opinás sobre la situación actual del INCAA?

Hace unos días estuvimos en las puertas del INCAA y fuimos brutalmente reprimidos por la Policía de la Ciudad. Pedíamos la renuncia de Luis Puenzo porque hace dos años que ocupaba el cargo de presidente del organismo y no tuvo diálogo con los sectores más independientes del cine, con las pequeñas y medianas productoras, con los que realizamos cine de autor, con los que hacemos la cultura de este país. Es una situación crítica también porque si el fondo de fomento se cae, la producción de cine, las bibliotecas populares, los medios de comunicación comunitarios quedarían sujetos a la predisposición que tenga el gobierno de turno a prestarle atención a la cultura. Por eso estamos en una situación de movilización constante. Es fundamental un proyecto nacional que contenga un proyecto cultural y diverso en el que nosotros mismos podamos contar nuestras propias historias, con nuestras formas y no con modelos estereotipados impuestos. Es una contrahegemonía que viene, a su vez, en sintonía con lo que hablábamos de la película.