Después de 48 años de silencio, la Feria del Libro tiene sus jornadas de literatura originaria

Después de 48 años de silencio, la Feria del Libro tiene sus jornadas de literatura originaria

A lo largo de tres jornadas, escritores y poetas de distintos pueblos presentaron sus trabajos. «Era una deuda», subrayó Ezequiel Martínez, director de la Feria.

Este miércoles se inauguró en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires el ciclo de charlas La palabra indígena. Diálogo con escritoras y escritores originarios. El encuentro se puso en marcha por primera vez en este 2024, ya que nunca antes en los 48 años que lleva funcionando el acontecimiento cultural más importante de la Argentina se había reservado una sala exclusivamente para que los autores indígenas de diferentes latitudes pudieran visibilizar sus voces y escritos.

“El año pasado, durante la Feria, unos cinco o seis adolescentes que venían de la Patagonia me trajeron dos libros bilingües en castellano-mapuche, que hablaban sobre lo que hacían en su comunidad. Me dijeron: ‘Nosotros queremos que sepa que escribimos en nuestra lengua y queremos que tenga estos libros’. Yo me re emocioné, todavía lo hago”, dijo Ezequiel Martínez, Director General de la Fundación El Libro, en el discurso inaugural. Comentó que meses después de ese encuentro Fabián Martínez Siccardi —quien hoy forma parte de la coordinación del ciclo de charlas junto con Diego Antico y Fiona Martínez— le propuso realizar un diálogo de lenguas indígenas. “Era una asignatura pendiente que tenía la Feria. Hay 15 lenguas originarias activas todavía y si no las ponemos sobre el escenario, corren el riesgo de perderse. Esta sala tan colmada demuestra que no nos equivocamos”, concluyó Martínez.

El encuentro se dio en la Sala Alfonsina Storni del Pabellón Blanco, la cual efectivamente estuvo desbordada de gente. El número de sillas ubicadas en el lugar quedó corto y muchas personas presenciaron la apertura de pie. El evento estuvo protagonizado por Martínez Siccardi —quien, aparte de coordinador de este ciclo de charlas, es escritor— y por Liliana Ancalao, poeta de la comunidad mapuche-tehuelche Ñamkulawen, que vive en Comodoro Rivadavia, Chubut, y quien, además, es profesora en Letras e investigadora.

“Queríamos mostrar que somos las dos caras de una historia. Yo soy descendiente de colonos asturianos y ella es descendiente del pueblo mapuche. Somos personas similares, es decir, nacimos en la misma geografía patagónica, tenemos la misma edad, los dos somos escritores. No hay grandes diferencias en lo superficial, pero sí las hay en lo que no se ve. Yo siempre supe mi origen. En el caso de ella, no fue tan así”, aseguró Martínez Siccardi para dar pie a lo que se convertiría de ahora en más en un diálogo constante entre ambos escritores. “Yo crecí sin saber quién era. Nací en un barrio petrolero de Chubut, Diadema, que estaba partido por una vía que dividía dos barrios: el de los jefes y administradores de la empresa petrolera y el de los obreros. En la escuela, las maestras a mí me llamaban por el apellido y a los hijos de los administradores, por el nombre. Yo pensaba que esa diferencia era social pero con el tiempo me di cuenta de que había algo más”, afirmó Ancalao. Comentó que en los veranos, cuando visitaba a su abuela en Cushamen, tenía la oportunidad de escuchar la lengua mapuche. “Cuando, ya grande, supe que yo era mapuche —con la palabra de mi abuela empezó a cohesionarse todo lo que hasta el momento había estado suelto—, también supe que en realidad no íbamos al campo sino a una reserva mapuche, que era una parte del Wallmapu, del territorio ancestral. Supe, además, que el mapuzungún era mi lengua materna y paterna”, agregó. También dijo que su familia se comunicaba con “palabras impuestas para disimular ese origen”, un hecho que describió como “operaciones de la desmemoria y del avergonzamiento, cuyo lugar de adoctrinamiento fue la escuela”.

Más tarde, el diálogo entre ambos autores viró hacia la pregunta sobre desde qué lugar escribe cada uno, a lo que Ancalao respondió —alternando la lengua mapuche y el castellano—: “Escribo con indignación, impotencia y tristeza cuando recuerdo las atrocidades cometidas en la Campaña del Desierto, como el genocidio fundante, el despojo del territorio y los arreos humanos por cientos de kilómetros. También escribo con nostalgia, de ese idioma que nos perdimos todos, el mapuzungún, y de ese modo de construir el mundo donde todos somos parientes, incluso con los animales, los ríos y las plantas, con quienes nos debemos una buena convivencia. Además, escribo con responsabilidad porque las operaciones de la desmemoria nos abarcan a todos —soy una aprendiz de mi cultura, entonces no quiero tergiversar— y escribo concentrada en mi corazón, donde está mi gente”. Después leyó tres de sus poemas, titulados: La tarde del sábado para lavar la ropa, Una foto en la ruta 40 y Casos de pewma.

Hacia el final, Martínez Siccardi permitió que el público hiciera preguntas a Ancalao. ANCCOM le consultó si siente que se pierde el sentido original de lo que quiere transmitir cuando hace el pasaje del mapuzungún al castellano, y ella respondió: “Lamentablemente no soy hablante del mapuzungún, soy aprendiz de esa lengua. Así que mis procesos de escritura no tienen que ver con ese movimiento. Yo busco las experiencias de espiritualidad de mi pueblo, paso por mi cuerpo el mapuche kimün que me fue negado, después escribo en castellano y me autotraduzco al mapuzungún. Seguramente entre ambos pasajes se pierde y se gana. No son traducciones literales”.

Entre el público presente estuvo Ignacio Prafil, músico del pueblo mapuche y amigo personal de Ancalao, quien en diálogo con ANCCOM aseguró: “Esta convocatoria hace que, después de muchos años, haya participación plena de los pueblos originarios. En un lugar tan emblemático como lo es la Sociedad Rural, está bueno venir a hablar y decir que estamos vivos. Además, sabiendo que iba a estar Liliana, no podíamos estar ausentes”.

Media hora después de que terminó la apertura del ciclo de charlas, tuvo lugar en la misma sala la Mesa redonda I, moderada por Carolina Testa, la creadora de Inspirad@s, una iniciativa cultural que difunde arte y literatura latinoamericana en Canadá. En ese encuentro participaron Silvia Mellado —poeta e investigadora que integró la antología Lof sitiado. Homenaje poético al pueblo mapuche de Chile (2011, LOM ediciones)—, María Carbonetti —profesora del Departamento de Estudios Franceses, Hispánicos e Italianos de la Universidad de la Columbia Británica en Canadá y creadora del proyecto Palabras Madres— y Javier Viveros —escritor y Secretario de Políticas Lingüísticas de Paraguay—.

La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires confirmó que hoy, jueves 9 de mayo, no suspenderá las actividades por el paro, pero aclaró que cerrará sus puertas a las 20. Este ligero cambio en la agenda hizo que las Mesas redondas II y III se adelantaran en el horario, por lo que comenzarán a las 17:30 y a las 19, respectivamente. Las Mesas redondas IV y V, que tendrán lugar mañana, viernes 10 de mayo, siguen con el horario que estaba previsto: a las 19 y a las 20:30, respectivamente.

 

 

La crisis pegó de lleno en la Feria del Libro

La crisis pegó de lleno en la Feria del Libro

Ante la falta de políticas públicas, y con una disminución de las ventas de entre un 20 y un 50 por ciento, el encuentro cultural anual más esperado resultó víctima del ajuste.

La Cámara de la Industria Ferial Argentina (CAIFE), en su informe de este año titulado “Menos stands, menos inversión”, manifestó la preocupación respecto a la caída de las ventas en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, una baja que ya el año anterior había sido del 24 por ciento en relación a 2022: “Esta tradicional y masiva Feria, fundamental para la cultura de nuestro país, cuenta con un espacio expositivo de más de 45 mil metros cuadrados, es una de las más grandes de América Latina y es un importante motor para el fomento del turismo por ser la más concurrida en el mundo de habla hispana. Sin embargo, este año tiene menos metros cuadrados construidos que los habituales y una inversión mucho más baja en los stands que fueron contratados”.

En diálogo con ANCCOM, el secretario general de CAIFE, Jaime Usach, sostiene: “La coyuntura económica que vive el país, donde hay inestabilidad y recesión, genera efectos sobre el poder adquisitivo de la población y modifica sus hábitos de consumo, incluyendo la compra de libros. Esto va acompañado de la competencia de los medios digitales, que aparecieron hace bastante tiempo, y la piratería”.

“Por otro lado, es destacable la ausencia del Gobierno nacional –prosigue–. La no participación con un stand en la Feria se puede interpretar como una acción política, acompañada de la falta de apoyo o de interés en la cultura y en la industria, no sólo del libro. Ahí hay una señal que va en concordancia con lo que está demostrando el Gobierno, que la cultura no tiene lugar en su lista de prioridades. También es notoria la reducción de stands de las provincias y, en general, de editoriales y librerías. Este recorte afecta directamente a nuestra industria, a todos los que somos proveedores, a muchísimas PyMEs, ya que nuestra cadena de valor está conformada por muchos rubros, como arquitectura y diseño, herrería, carpintería, pintura, gráfica audiovisuales, mobiliario, electricidad”.

Algunos, de hecho, fueron afectados por la decisión del Gobierno, que a través de su vocero afirmó que la participación en la Feria significaría un “gasto” de 400 millones de pesos. Según Usach, no logran entender que esto no es un gasto sino una inversión, porque estarían apoyando a la cultura, a la industria y a los negocios. “Desde CAIFE, además, podemos dar la certeza de que los valores dados no son correctos, ya que se hacen por mucho menos”, asegura Usach.

Las interrogantes se acumulan: ¿la crisis económica sólo daña las ventas durante la Feria o es un fenómeno a nivel nacional? ¿Por qué la gente ya no compra tantos libros? ¿Por qué un pueblo deja de invertir en la cultura literaria? ¿Qué rol cumplen los libros en la vida diaria de las sociedades y, particularmente, de la argentina?

Pablo Canalicchio, editor y director de la Carrera de Edición de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), afirma que la industria del libro atraviesa diversas problemáticas: “Es un escenario de alta complejidad, donde infieren factores como el precio del papel, el empobrecimiento de la gente, el recorte a la cultura y la crisis económica que azota al país. El ecosistema del libro está frágil y lastimado por la falta de políticas públicas, y así las librerías se achican y, en el peor de los casos, cierran. Por otro lado, está la cuestión de la competencia por el tiempo libre de la gente. Hay muchas empresas que compiten por ese tiempo libre, muchas son editoriales que compiten entre sí, pero también hay otras empresas con otros bienes culturales, donde entra en juego lo digital”.

“Se registra una crisis en las ventas desde el anteúltimo gobierno (el de Macri), que fue relativamente malo para la industria editorial. Hubo una falta de apoyo y, otra vez, de políticas públicas. Argentina es un país que, si lo comparamos con otros de la región, sale muy bien parado en casi todos los índices culturales, tenemos enormes cantidades de editoriales, bibliotecas, librerías y escritores. Muchos de nuestros autores nacionales consiguen premios y reconocimientos académicos internacionales. Es necesario proteger esta industria”, agrega.

“El libro es el centro de la cultura, es el objeto físico más importante que existe. Lo que pasa en un aula alrededor del libro, en una biblioteca, en una casa, no se puede reemplazar por ninguna otra cosa. Sí hay otros lugares que generan encuentros y desarrollo cultural, como el cine o el teatro, pero la capacidad que tiene el libro de estar ahí, en la biblioteca de una casa esperando que venga un chico y lo agarre en algún momento, no se compara con nada. La posibilidad de que haya bibliotecas en lugares de bajos recursos, donde puedan acceder niños, jóvenes y adultos, potencia la posibilidad de emparejar e igualar oportunidades. Los libros son de los principales y más cómodos, más efectivos y más económicos vehículos de aprendizaje, y por consiguiente de ascenso social. La potencia de los libros, cualquier tipo de libro, es inmensa. Una sociedad sin la literatura en el centro, como eje, es un pueblo más plano, sin herramientas para pensar, dialogar, cuestionar, proyectar, soñar y crecer”, concluye.

 

Un paseo por la Feria

Paola, personal del stand de la provincia de la Pampa, cuenta que “se ha vendido muy poco en relación a otros años. Hay público durante toda la Feria, pero las ventas han disminuido en relación al año pasado en un 50 por ciento”. En su puesto, lo que más busca la gente son poetas e investigadores pampeanos, muchos de la Universidad Nacional de la Pampa, que tiene su propia editorial. “Es notable en la provincia que, debido a la situación económica, hay otras prioridades, como comer. La literatura, como todas las artes, es una de las formas de expresión fundamentales para el desarrollo de cualquier persona, tan necesaria como todas las otras disciplinas para educarnos, desarrollarnos y expresarnos”, remarca Paola.

Tal como señaló Usach, en esta edición de la Feria fue llamativa la ausencia de varias provincias. Ramón Blanco, coordinador del stand de Corrientes, comenta: “Si bien tuvimos mucho interés durante las jornadas profesionales, que fueron el martes y el miércoles previos a la inauguración oficial, es cierto que, comparado con otros años, estamos vendiendo menos. Quizás llegamos a 400 ejemplares vendidos en total hasta ahora. Nuestro público en general son adultos de entre 35 y 60 años, más librerías que buscan autores autóctonos, el género que más buscan es historia”. Blanco dice que él es quien es “gracias a los libros”. “Celebrar el libro –añade– es una forma de celebrar la vida, no concibo mi vida sin los libros. Hay que seguir protegiendo e incentivando la lectura, sobre todo para la juventud”.

En la Feria también participan países de la región como Perú, Paraguay, Chile y Brasil, así como de otras latitudes, como Portugal e Italia. “La literatura ayuda a los pueblos a tener conciencia crítica y, sobre todo, a conocer sus raíces”, afirma Derlis Sosa, del stand de Paraguay, donde casi no se encuentra stock de libros sobre la Guerra de la Triple Alianza gracias al masivo interés que despierta en lectores, escritores, docentes y bibliotecarios argentinos. El segundo lugar en ventas lo ocupan los libros de gramática, antropología e historia de la cultura guaraní, junto con mitos y leyendas locales. “Tenemos un público consumidor autóctono con raíces paraguayas que quiere aprender el idioma o conocer la historia de nuestros pueblos hermanos”, puntualiza Sosa.

La caída de las ventas está en boca de todos, ¿pero cómo se sienten los lectores que visitan la Feria año a año frente a los precios en alza? Uriel Bitar (22) cree que, en comparación con años anteriores, son exponencialmente más caros: “Suelo comprar libros usados, por lo que a veces encuentro buenos ejemplares que se quedan ‘atrás en el tiempo’ con sus precios y cuestan lo que deberían haber salido meses atrás. Este año, en la Feria, compré un solo libro, porque encontré un descuento con mi tarjeta de crédito, pero años anteriores podía llevarme varios más. Es triste, ya que los libros cumplen un rol fundamental en la memoria histórica de los pueblos y en el registro cultural que cada momento y cada sujeto imaginario llega a la posteridad. Nos permite retrotraernos a distintos pasados, comprender diversas miradas, y analizar la realidad desde nuevos lentes. Una población sin inversión en la literatura sería un pueblo abandonado totalmente a la desmemoria y a la completa ignorancia de lo que lo hace pueblo, y en tanto pueblo, indefectiblemente libre”.

 “No verla venir es un problema porque es dejar de leer al otro”

 “No verla venir es un problema porque es dejar de leer al otro”

La escritora argentina Mariana Enríquez se presentó, a sala llena, en la Feria Internacional del Libro y habló acerca de su última publicación Un lugar soleado para gente Sombría. También lo hizo sobre los fantasmas de su generación, los negacionismos, el cambio de paradigma y la actualidad.

La escritora Mariana Enríquez se presentó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires el domingo 5 de mayo, y conversó sobre su último libro de cuentos Un lugar soleado para gente sombría. Ante una sala llena, fue introducida por el director de la Feria, Ezequiel Martínez y conversó con el autor Juan Mattio sobre algunos tópicos de su literatura: Fantasmas, horror corporal, inteligencia artificial y contexto actual. Los desaparecidos y las crisis económicas de los 80 y 90 “son los fantasmas de mi generación”, aseguró la autora.

Falta más de media hora para las cinco de la tarde, horario programado para el inicio de la charla, pero la fila que espera entrar a la sala José Hernández en el predio de La Rural ya es más que extensa; da vueltas por la antesala, pasa por un pasillo y continúa al aire libre bajo una garúa, donde el personal de organización de la feria entrega ya la segunda tanda de números para el ingreso.

Es que una actividad pública con Enríquez no es algo que suceda muy seguido los últimos años, en los que se ha terminado de consagrarse como una figura destacada de la literatura argentina, específicamente la literatura argentina de terror, y ha alcanzado también el éxito internacional. Su último premio fue el Grand Prix de l’Imaginarie a “Mejor novela extranjera” por Nuestra parte de noche, en 2022, el galardón conocido como el Gran Prix de la ciencia ficción. En 2019, la misma novela ya había sido multipremiada en España con el Premio Herralde de la novela, el Kelvin 505, el Celsus a la mejor novela de ficción, y el Premio a la crítica narrativa. “Siempre me preguntan como director de la feria qué escritores vienen de afuera. Y muchas veces nos olvidamos de los grandísimos escritores y escritoras que tenemos en nuestro país”, describió  Martínez al presentar a la autora, una vez que la sala colmó capacidad.

Enríquez habla de ellos como trauma y culpa; pero también como el fantasma social y personal. Entonces se zambulle en el tópico y trae una anécdota personal de su adolescencia para ejemplificar. Cuenta que amigas suyas, cuyos padres habían sido detenidos y desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar, jugaban al juego de la copa y preguntaban por sus progenitores. Enríquez también habla de la relación con sus propios padres, y de cómo ambas cosas son fenómenos de los noventa: “Esos claramente son los fantasmas de mi generación. Mis padres en algún punto estaban bastante ausentes, pero en el sentido de que se comen toda la crisis, primero el trauma de la dictadura y después la crisis económica de los ochenta, por lo tanto no eran los padres que estaban viendo lo que veía yo en la tele, eran padres medio espectrales en tanto padres”, señala la autora.
En el relato Mis muertos tristes de su nuevo libro se conjuga algo de todo eso: “Creo que es muy personal, era un cuento político pero también era un cuento personal”, continúa Enríquez y agrega: “Una de las chicas me decía: ´Mi mamá ya sé que está muerta, ya encontró los huesos el Equipo Argentino de Antropología Forense, pero yo cada vez que escucho tacos de determinada manera, pienso que es ella. Porque por más que hayas visto el cuerpo lo que viste es un esqueleto. O sea, vos no viste muerta a tu mamá. Muchas veces no recuerda a su mamá, pero lo que quiero decir es esta cosa generacional, de que te encontrás caminando por la calle con el nombre de tu mamá en una baldosa, o sea, se convierte en otro tipo de fantasma muy grande, pero a la vez es tu mamá´. Entonces ahí empiezo a pensar un poco también en esos fantasmas personales”.

Los autores también abordaron la temática del body horror, u “horror corporal”, una subsección del género de terror que se enfoca en aspectos corporales. Enríquez dice que, en algunos de sus cuentos, explora cómo sacar el horror desde lo natural que le pasa al cuerpo. Plantea que “el cuerpo hoy está muy alejado” por la prevalencia de lo digital y que “podés moverte en un mundo sin tu cuerpo”.
En ese sentido, Enríquez toca el tema de la inteligencia artificial (IA). Cree que hay “un exceso de confianza en la naturaleza y un exceso de buenas intenciones y de amarse a sí mismo” ya que “vos creés tanto en tu cuerpo y estás tan confiado en el ser humano, que inventás una máquina que te va a sacar el trabajo, la creatividad. (…) La creación de este tipo de inteligencia artificial o de darle este uso, es haber perdido el control”. También habla de la pérdida de control sobre nuestro propio cuerpo y dice que perder el control ante la IA “es terrorífico”.

El público quiere saber qué opina Enríquez sobre la actualidad política. La autora responde que considera que hubo una falta de precaución ante la posibilidad, y ahora realidad, del ascenso al poder de la ultraderecha en Argentina y que hubo falta de diálogo: “Se fosilizó tanto un discurso que es verdadero, que se dejó de hablar de muchísimas cosas”. Señala que “al hablar demasiado de la cuestión con un monodiscurso, dejamos de convencer. La gente no se termina con nosotros” y concluye que “no verla venir es un problema porque es dejar de leer al otro”. Aunque la autora dice que el panorama actual la deprime, también cuenta que ella intenta “entender lo que pasa en vez de juzgarlo”.

Finalmente, la autora habló sobre los negacionismos, particularmente el negacionismo sobre el cambio climático: “Con el cambio climático es mucho más tranquilizador decir que no está pasando”. Además, expresa que “en este momento el discurso público es muy complicado”, tanto por la hipervisibilización en redes de todo lo que publican personas de interés público, como por el hecho de que “la lógica cambió muy rápido. Son muchos léxicos juntos que tenemos que aprender. O sea, el léxico de la pandemia: Pfizer, cuántas dosis tenés. De eso pasamos a tener que aprender el léxico de Conan, entonces es un momento donde el lenguaje está irritable”.

La autora relaciona la velocidad de los léxicos con los negacionismos: “Para mucha gente es más fácil que te digan ´no, está todo bien´ y hay un punto donde estas derechas le están diciendo a un montón de gente que está todo bien. Es mucho más fácil decir ´no, en realidad los militares no mataron, fue más un combate´ que decir ´tuvimos un Estado genocida´. Es mucho más fácil olvidarlo, es una cosa que me preocupa mucho porque me parece que es un problema de lenguaje también, un cambio de paradigma muy profundo”.

 

«La Feria del Libro se erige como un faro cultural en el medio de la oscuridad»

«La Feria del Libro se erige como un faro cultural en el medio de la oscuridad»

En la inauguración de la Feria Internacional del Libro, su presidente Alejandro Vaccaro y la escritora Liliana Heker denunciaron el desfinanciamiento y ataque sistemático del gobierno nacional a la cultura. Por primera vez, ningún organismo del Estado participa del evento. A Milei, le dieron de beber de su propia medicina: le dijeron que no hay plata para él.

En el predio de La Rural se dio inicio a la 48° Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, con un acto inaugural que tuvo un fuerte tono opositor al Gobierno de Javier Milei y donde participaron como invitados el embajador de Portugal en Argentina, José Ludovice, el jefe de Gobierno de Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, ya la reconocida escritora Liliana Heker, quien estuvo a cargo de dar el discurso de apertura. “El libro es cultura, y en momentos en los que se encuentra hackeada, atravesada por el intento de desfinanciamiento, la Feria se erige como un faro cultural en el medio de la oscuridad”, declaró el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro.

El encargado de dar inicio al acto de apertura fue Vaccaro: “Este espacio se confirma como un sostén democrático y plural, en donde hay lugar para todas las voces y pensamientos”, expresó.

El domingo 12 de mayo el presidente de la Nación, Javier Milei, presentará su libro en la Pista Central de La Rural, y si bien en ese momento la Feria estará transitando su penúltimo día, la aparición del presidente será por fuera de la organización oficial. Ante esta situación, Vaccaro manifestó en su discurso: “Su participación implica una serie de erogaciones extraordinarias, que la Fundación El Libro no puede afrontar. Señor presidente, se lo digo con una mano en el corazón: ‘No hay plata’. Por lo tanto, todo lo atinente a su seguridad y de la gente que concurra a su evento correrá por su exclusiva cuenta, o lo que es peor, será un gasto extra para el Tesoro Nacional”.

«Me parece que Cifelli estuvo muy bien en no venir; hubiera sido un acto de provocación después del ninguneo que han hecho con nuestra feria”, dijo Vaccaro a ANCCOM.

Días anteriores a la realización de la apertura, luego de idas y vueltas, el secretario de Cultura nacional, Leonardo Cifelli confirmó que no asistiría al acto de inauguración. Con relación a esto Vaccaro explicó, en dialogo con ANCCOM, que la decisión de Cifelli fue “una actitud coherente porque acá hay un auditorio que iba a ser totalmente adverso, y bueno, me parece que estuvo muy bien en no venir; hubiera sido un acto de provocación después del ninguneo que han hecho con nuestra feria”. No obstante, horas antes del acto, el Secretario de Cultura se paseó de manera provocativa entre los stand del predio.

Será la primera vez en la historia, que la Secretaría de Cultura ni ningún organismo del gobierno nacional tendrán su stand en la feria y que el Banco Nación no la esponsorea. El Gobierno manifestó que no lo hace por la crisis económica. Vaccaro, en su discurso, desmintió también a la Presidencia sobre los costos supuestos de participar en la Feria.

Ante la asistencia del jefe de Gobierno de la Ciudad, Jorge Macri, Vaccaró mencionó a ANCCOM que le “pareció buenísimo su presencia y la verdad estamos muy contentos. Trabajamos muy bien con ellos y con la ministra de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires Gabriela Ricardes”.

Si bien el discurso de Vaccaro fue bien recibido por los presentes, incluso fue interrumpido en diferentes ocasiones por los aplausos en apoyo a sus palabras, Macri no corrió con la misma suerte, puesto que fue celebrado por pocos y abucheado por gran parte del público. “Seria impensado pensar que el Gobierno de la Ciudad no sea parte de esta muestra, así que cuenten con nosotros en esta y en todas las ediciones futuras que vengan”, expresó Macri, diferenciándose del Gobierno nacional, mientras observaba a Vaccaro que se encontraba entre el público.

Macri, además, fue protagonista de un ida y vuelta con personas del público que comentaban su discurso mientras se encontraba en el escenario. “Quiero detenerme en la relevancia de recuperar y fortalecer la comprensión lectora de los chicos: No es solamente una necesidad para poder trabajar, hay un derecho para poder viajar en el disfrute de la lectura y es un derecho que tenemos que garantizar a todos los niños que nacen, viven y se educan en la Ciudad de Buenos Aires”, recalcó Macri, que ante sus dichos recibió el grito de una mujer del público: “¡Necesitan comer!”.

La ciudad invitada en esta edición es Lisboa y el embajador de Portugal en Argentina, José Ludovice, fue uno de los presentes: “Para Lisboa es un gran honor estar acá con la ciudad hermana como es Buenos Aires y compartir nuestra cultura, nuestros escritores. La cultura es fundamental para todas las sociedades, sin cultura perdemos nuestra razón de ser”, expresó Ludovice en dialogó con ANCCOM.

La ultima oradora fue Liliana Heker, quien recibió una gran ovación del público junto a su filoso discurso de más de veinte minutos en donde sin titubear se refirió a la desfinanciación de la educación pública y a la falta de alimentos en comedores, además del significado “muy especial” que adquiere el libro en este contexto: “Me parece atinado instalarlo como un justo representante de todo lo que hoy es atacado en el campo de la cultura. Reivindicarlo, entonces, se me hace una cuestión imperiosa”.

Heker recordó la situación que vivieron varias personas que formaron una fila de hasta veinte cuadras para recibir alimentos frente al Ministerio de Capital Humano pero que no fueron atendidos por nadie: “Semejante crueldad es difícil de concebir, pero ocurrió. Y yo me pregunté: ¿Cómo se puede no reaccionar ante una falta tan evidente del más mínimo respeto por un semejante?”.

Respecto a la marcha multitudinaria que ocurrió el martes pasado en Buenos Aires en reclamo de la desfinanciación de las universidades nacionales por parte del gobierno de Milei, Heker reconoció que con “solo leer los carteles que llevaban los estudiantes, la agudeza y la profundidad de lo que expresaban, fue una comprobación nítida de que el conocimiento y la sensibilidad son más valiosos que los insultos” y que pocas veces “canté el Himno con tanta emoción y sintiéndome tan acompañada como ese día en Plaza de Mayo”.

Luego del a marcha del 24 de marzo, el jefe de la Cámara de Diputados Martín Menem expresó que “no se explicaba el motivo por el cual habían asistido jóvenes de dieciocho años a esa manifestación”. Heker recordó este hecho y, entre aplausos de los presentes, le respondió a Menem: “Esos adolescentes deben tener alguna información sobre nuestra historia reciente porque vivaron a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo y se manifestaron con tanta emoción y con tanto compromiso como todos los otros millares de personas de todas las edades que estábamos allí”. Para concluir con su respuesta hacia Menem, la autora sentenció mencionando que “algo está fallando en el programa” debido a que “pese al empeño gubernamental no se ha podido conseguir, hasta el momento, una nueva y completa generación de ignorantes”.

Para finalizar, Heker brindó por en un futuro muy cercano que “nuestra amada universidad pública esté funcionando a pleno y cada vez con más estudiantes”, porque “nuestras instituciones y medios culturales pueda trabajar por entero y con todo su personal para el desarrollo y difusión de nuestra cultura” y también brindó “porque haya muchas más ferias del libro a lo largo y a lo ancho de nuestro país, cada vez con más concurrencia, cada vez con más creatividad, cada vez con más lectores”.

Se podrá asistir a la Feria hasta el 13 de mayo de 14 a 20, el precio de la entrada también fue afectada por la inflación dado que de lunes a jueves el ticket tiene un valor de 3500 pesos, un 337,5% más respecto al precio de 2023. Los viernes, sábados, domingos y feriados la entrada tendrá un costo de 5000 pesos, en este caso el aumento es de 316,6%.

«Una compra más racional y menos impulsiva»

«Una compra más racional y menos impulsiva»

Este lunes termina la Feria del Libro, que presentó una caída de ventas en relación al año pasado pero no tan pronunciada como lao que esperaba la industria editorial.

“¡Te compraste tres libros y todavía no llegamos ni al Pabellón Verde!”, le dice una mujer a su hija, calmándola con una mano en el hombro. El recorrido de la Feria, si se entra por Plaza Italia, empieza en el Pabellón Ocre y sigue por un túnel de carpa hasta los pabellones Azul, Verde y Amarillo. En el sector Informes se pueden obtener mapas, que los visitantes abren, consultan y comparten con curiosidad.

En el primer pabellón se encuentran los stands de las provincias con títulos de autores locales. En el Azul están las editoriales y librerías de cooperativas con ofertas que van del clásico 2×3 hasta títulos por 600, 1.200 y 1.500 pesos. Por último, en los pabellones Verde y Amarillo aparecen los grandes grupos editoriales y librerías, como Cúspide, El Ateneo, Grupo Planeta y Penguin Random House, con nueve diferentes promociones bancarias para sus clientes. El precio de colocar un stand en la Feria depende del pabellón: el Verde es el más caro de todos y el de mayor cantidad de metros cuadrados. La Feria cuenta con 1.500 espacios disponibles, y este año, al igual que el anterior, fueron todos ocupados.

Nicolás, expositor de Grupo Planeta, afirma que este año la cantidad de visitantes disminuyó respecto del año pasado, pero no tanto. “La Feria de 2022 se hizo después de dos años de pandemia, por eso tuvimos más gente”. De todas maneras, “en la segunda semana de esta edición observamos un incremento del volumen de personas, cosa que no estaba prevista”. En cuanto a la decisión de compra, “hoy las personas vienen sabiendo lo que quieren llevar, algunos hasta traen una lista hecha a mano, o en las notas del celular, con los títulos de los libros o los autores”. Belén, su compañera, plantea: “Lo que vemos hoy es una compra más racional que impulsiva; la crisis económica afectó el comportamiento del consumidor en general, y el de los lectores en particular”.

Desde el Grupo Planeta, que concentra a editoriales como Seix Barral, Booket y Tusquets, señalan que el top tres de títulos más vendidos este año son Blanca, la niña que quería volar de Benjamín Vicuña, La Gioconda y Leonardo de Daniel López Rosatti, y El nudo de Carlos Pagni. En cuarto y quinto lugar se encuentran la obra completa de Enrique Pichon-Rivière, Del psicoanálisis a la psicología social, y Hábitos atómicos del empresario estadounidense James Clear.

En Riverside Agency, ubicada en el pabellón verde, los expositores sostienen que entre los títulos más solicitados se encuentran Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez (que ya va por su 29º edición), Fortuna, de Hernán Díaz, ganador del premio Pulitzer de este año, y Literatura infantil de Alejandro Zambra, todos ellos editados por Anagrama.

En el stand de la librería Cúspide, a diferencia de otras, hay que hacer fila para entrar. Para sus expositores, el gran protagonista de esta edición es el público joven. “Los ejemplares de la saga de Alice Keller salen como pan caliente. También los escritos de Wattpad”, afirman. En Kel Ediciones, la distribuidora de libros en inglés, la fila de personas para abonar rodea todo el stand.

Carlos Díaz, editor y director de Siglo XXI, dedicada a las Ciencias Sociales y Humanidades, reflexiona: “Arrancamos bastante mejor de lo que esperábamos para esta coyuntura económica tan complicada (las Jornadas Profesionales previas coincidieron con la corrida del dólar). La Feria de 2022 fue inesperadamente buena, así que nos estamos comparando con un año extraordinario. Hoy estamos un poco abajo en ejemplares, pero lo consideramos un buen resultado en este contexto, y miramos con optimismo los días que quedan”.

“Soy de Lanús y vine a pasar la tarde con amigas. Terminé gastando más de lo que tenía pensado”, confiesa Cecilia, entre risas. En su bolsita lleva tres ejemplares de Milan Kundera. Según los números publicados por la Fundación El Libro, hasta el cierre de esta nota la Feria registra más de 1.180.000 visitantes. En la edición de 2022, el número cerró en 1.324.500 personas.

Sin embargo, los visitantes no son los únicos compradores de libros. Según informan desde Grupo Planeta, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) –fundada por Domingo F. Sarmiento en 1870, hoy integrada por más de 1.500 bibliotecas de todo el país– compró con un 50 por ciento de descuento miles de ejemplares. Esto es gracias al programa Libro%, lanzado por el Ministerio de Cultura de la Nación, que implica un acuerdo comercial del 50 por ciento off entre editoriales, bibliotecas populares y libreros durante las Jornadas Profesionales de la feria, que se realizan en los tres días previos a la apertura al público general.