Censurar la memoria

Censurar la memoria

El gobierno, con la complicidad del Poder Judicial, prohibió un recital de Milo J que se iba a relizar en el Espacio de la Memoria Ex-Esma cuando 20.000 adolescentes y jóvenes hacían fila para ingresar. Policías y carros hidrantes amenazaban con la represión. Repudio de organismos de derechos humanos y artistas.

A pesar de las horas de acampe, las largas filas y la emoción de miles de adolescentes y jóvenes, la música de Milo J no sonó este miércoles 12 en la ex−ESMA. El show gratuito que el joven artista tenía programado en el Espacio para la Memoria (ex ESMA) fue suspendido por orden judicial, tras la presentación de una medida cautelar del gobierno nacional que argumentó supuestas irregularidades en la organización del evento. La decisión cayó como un baldazo de agua fría sobre unos 20.000 jóvenes que esperaban ansiosos para ingresar al predio y provocó una ola de indignación entre organismos de derechos humanos, familiares de víctimas del terrorismo de Estado y el equipo del cantante.

Desde la Secretaría de Derechos Humanos, a cargo de Alberto Baños, sostuvieron que el evento no contaba con las habilitaciones correspondientes. Sin embargo, los organizadores desmintieron tajantemente esas acusaciones. «Es totalmente falso. Se pidieron todos los permisos, se trabajó en un plan de evacuación y se contó con el apoyo del personal del lugar», aseguró Aldana Ríos, manager —y mamá— de Milo J en la conferencia de prensa realizada en la vereda de la avenida Libertador, en el frente del Espacio de Memoria, entre el público aun presente y medios de comunicación.

Algunos adolescentes llevaban dos noches acampando a la espera del recital.

 

Bronca

Desde la noche anterior, decenas de chicos acamparon para asegurarse un buen lugar en la preescucha de 166 Deluxe, el nuevo álbum de Milo J. Pero el evento nunca comenzó. La orden judicial llegó a pocas horas de que comience, y con ella, un operativo policial que incluyó camiones hidrantes y motos. «Nos amenazaron con reprimir a los chicos que estaban esperando para ingresar», denunció Ríos.

La noticia llegó a los asistentes cerca de las 16 a través de las redes oficiales de Milo J, y despertó reacciones que incluyeron lágrimas, impotencia y gritos de protesta contra la decisión del gobierno. «Vimos pibes que pasaron dos noches bajo la lluvia, durmiendo para poder verlo, irse llorando, irse a los gritos, muy enojados», relató Candela Fernández, de la agrupación Nietes.

Este fue el caso de de Aixa Álvarez, una joven de San Luis de 19 años, que esperaba con sus amigos ansiosa por ver al artista que la cautivó por “la mentalidad que tiene para su edad” y gracias a quién pudo conocer la Ex−ESMA: “Muchos de los que vinieron son menores de edad, así que también fue una oportunidad para que ellos le preguntaran a sus padres qué es la ESMA, qué pasó acá”, expresó.

Milo J. pidió a sus seguidores que se retiraran para evitar que se concrete la amenaza de represión.

 

Entre los que se quedaron en las inmediaciones del evento, también se encontraba Nicolás El Lakkis, de 33 años, acompañado de su sobrina Milagros, fanática de Milo. «Me parece muy grave que se suspenda un show de música. No era nada del otro mundo. Creo que hay un gobierno que le teme a la cultura, que le teme a que la cultura reúna gente en un espacio de memoria, y por eso suspendieron el evento», expresó con indignación. Además, Nicolás forma parte de un bar cultural cooperativo dentro del Espacio Memoria, por lo que también expresó el impacto de la decisión en su propio trabajo: «Teníamos mercadería comprada, todo listo para hoy. Nos afecta económicamente, pero también políticamente. Tanto que hablan de libertad, pero nos impiden escuchar la música que queremos. Esto no es libertad».

 

Falsa libertad

Para los organismos de derechos humanos, la suspensión del show es una fuerte muestra del avance del negacionismo. «El hecho de que miles de jóvenes vinieran al espacio de memoria era un hecho sumamente importante en un momento en que también estamos perdiendo soberanía y derechos», sostuvo Fátima Cabrera, representante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Por su parte, Manolo Franco, sobreviviente de la ESMA, tomó la palabra y dejó un mensaje de resistencia: «Hoy el negacionismo debe pensar que nos hizo un gol, pero yo digo que vienen perdiendo por goleada. Hoy miles de jóvenes entendieron que esta fue una negación política de permitir que conozcan parte de la verdad y se haga la transmisión de la memoria».

«Que miles de jóvenes vinieran al Espacio de Memoria era un hecho sumamente importante en un momento en que también estamos perdiendo derechos», sostuvo Fátima Cabrera, de Madres de Plaza de Mayo.

 

«Nos amenazaron con reprimir a los chicos que estaban esperando para ingresar», denunció Ríos, madre y manager de Milo J.

Este evento significaba más que un simple show. «La censura que sufrió Milo es gravísima. La decisión de tocar acá no fue política ni partidaria. Vinimos a un espacio de memoria donde nos sentimos contenidos», sostuvo su madre y manager. El artista, que ya había expresado en otras ocasiones su compromiso con la memoria y los derechos humanos, eligió la ex−ESMA por su carga simbólica y por su historia personal: su familia también fue víctima de la dictadura.

La cancelación del show generó un efecto contrario al buscado por el gobierno de Javier Milei: en lugar de silenciar la memoria, la potenció. «Ojo, porque esto ya pasó. Ojo, porque si mañana alguien canta una canción que no les guste, también pueden censurarlo. Ojo, porque pueden cortar un sonido, apagar luces, interrumpir un recital y hasta detener a los asistentes. Esto no nos puede volver a pasar», advirtió Ríos.

En un contexto de despidos masivos en organismos de derechos humanos y de recortes en políticas de memoria, la suspensión del show de Milo J se convirtió en un símbolo de la tensión entre el gobierno y los espacios de memoria. Llegando al final de su declaración, la madre del artista hizo una breve pausa, miró firmemente al frente en dirección a uno de los tantos vehículos policiales que custodiaban el lugar y exclamó con fuerza: “¿Tanto miedo les da un chico de 18 años?”.Los aplausos llenaron el espacio y un grito de “nunca más” pudo oírse desde la audiencia.

Mientras el gobierno justifica su decisión y los organismos de derechos humanos preparan una respuesta legal, miles de jóvenes se fueron del Espacio Memoria y Derechos Humanos con un aprendizaje inesperado. No vieron a Milo J en vivo, pero vivieron en carne propia lo que significa la censura. Y, quizás, entendieron más que nunca la importancia de la memoria.

“El escepticismo es para los cómodos”

“El escepticismo es para los cómodos”

En el marco de la semana de la Memoria se realizó una entrevista pública a Graciela Daleo en la Facultad de Ciencias Sociales UBA donde se abordó el rol del sobreviviente, la transmisión de la memoria, la lucha por la defensa de los derechos humanos y el resurgimiento de la apología de la dictadura.

En el marco de Semana de la Memoria de la Facultad de Ciencias Sociales, ANCCOM realizó una entrevista pública a Graciela Daleo, quien es socióloga, docente y sobreviviente del centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionó en la ESMA. En la entrevista, Daleo habló sobre su cautiverio, su identidad como sobreviviente, la transmisión de la memoria y la situación actual, entre otros temas. Entre el público, estuvieron presentes la directora de la Carrera de Comunicación Social Larisa Kejval y el sociólogo Daniel Feierstein.

El micrófono de Daleo no se oye bien cuando intenta responder a la primera pregunta, por lo que la entrevistadora toma su micrófono y se lo pasa: “Se trata de compartir, no de ser tan individualista, que no haya micrófonos para uno solo, sino uno para muchos” dice Daleo, entre humorística y filosófica.

Es un jueves a las siete de la tarde en la Facultad de Ciencias Sociales, momento en el que muchos de los estudiantes se mueven por los pasillos al entrar o salir de sus respectivas aulas. En el foyer, varias personas están sentadas en filas de sillas blancas y miran hacia la mesa, donde se encuentran sentadas Daleo y su entrevistadora, Camila de la Fuente, prontas a comenzar la charla. Daleo estuvo detenida en la ESMA durante 15 meses entre 1977 y 1979 por su militancia en Montoneros. En ese lapso fue obligada a realizar trabajo esclavo. Pasó el resto de la dictadura en el exilio, en varios países, estuvo presa durante la democracia, fue testigo para que se juzguen a los represores en el exterior y declaró ante la CONADEP. Actualmente es socióloga y forma parte de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras.

“Voy a hablar muchas veces en plural”, dice Daleo, antes de responder a la primera pregunta de la tarde, sobre cómo transitar el camino de transmitir la memoria, “porque toda mi experiencia de vida es colectiva”, asegura. Respecto a llevar a cabo la transmisión de la memoria en la actualidad, Daleo reflexiona: “Formo parte de la lucha, en esta etapa, sobre su continuidad”, pero subrayó que, en  sus inicios en la militancia, “las ambiciones eran mucho mayores: luchar contra el capitalismo, por un mundo en el que no exista la explotación del hombre por el hombre”.

Al interrogante sobre cómo incorpora el término sobreviviente a su identidad sin que este opaque otros aspectos de ella como persona, responde: “Mi esencia no es ser sobreviviente, pero si es una parte constitutiva de mi condición de sujeto, de persona, es una de las marcas más profundas que porto”, dice. Luego habla de resiliencia y de cómo la marcó haber sido desaparecida: “El intento fue rearmarnos como si fuéramos rompecabezas y volver a armarnos dentro de la lógica genocida. No nos rearmaron, no me rearmaron a su gusto, pero si se quedaron con una pieza”.

Enseguida trae aquel a la actualidad y traza un paralelo entre el razonamiento de los represores que, a través del cautivero y de ser utilizada como mano de obra esclava, ella iba a ser “recuperada para la civilización cristiana” y el reciente anuncio de que la Secretaría de Culto es ahora la Secretaría de Culto y Civilización.

Daleo también recordó un día, durante su cautiverio, en el que los represores sacaron a varios desaparecidos de la ESMA temporalmente. Contó que Argentina había ganado el Mundial 78 y llevaron en un auto con dos represores a ver los festejos del Mundial de 1978. Para ella, el interior del auto era una prolongación del cautiverio, entonces pidió permiso para asomarse por la ventana del techo, permiso que le fue concedido. Pero al ver a la gente festejando en la calle Cabildo se entristeció: “Si yo me pongo a gritar que soy una desaparecida, nadie me va a dar pelota. Eso es estar desaparecido; estar también en ese mundo real y concreto y que, para el resto, uno no exista”.

La magnitud del festejo era tal que los represores los llevaron a una parrilla en vez de volver al Centro Clandestino, y ahí Daleo pidió permiso para ir al baño. Una vez ahí, con un lápiz labial, que le habían otorgado para que se pinte y aparente normalidad, escribió en la pared del cubículo “¡Viva los montoneros! ¡Massera asesino!”. Y a continuación confiesa: “Salí y volví cautiva, esa sensación de libertad me duró segundos. Pensaba que si los represores revisaban el baño y veían eso escrito en el mismo color que tenía yo en los labios, iban a saber que había sido yo”. Pero, de todas formas, fue uno de los “pequeños e ínfimos gestos de resistencia que pudimos obtener”.

La entrevista avanza a la época en la que Daleo, ya liberada, participa de las denuncias a sus represores. Sin embargo, marca que los detenidos desaparecidos “empezamos a construir nuestros testimonios desde el momento en que nos ocultaron. La voluntad fue de atesorar toda la información que tuviéramos”. Y reflexiona: “Ni en las noches más esperanzadas en la ESMA se me ocurrió que podíamos llegar a tener más de 1.100 represores juzgados y condenados”. Enseguida señala que siempre tuvo la voluntad de “denunciar los crímenes y de recoger todo lo que pudiéramos para hacerle saber al mundo quiénes eran los criminales y quiénes eran los compañeros y compañeras victimizados por el Estado terrorista”. Daleo cuenta lo que hizo cuando la detuvieron en la entrada de un subte: “En esa voluntad de que el mundo supiera, grité el número de teléfono de mis padres y que me estaban secuestrando, que me iban a matar”.

Sobre la situación actual y las miradas de glorificación sobre la dictadura como las del gobierno de La Libertad Avanza y sus seguidores, Daleo expresa que no se trata de negacionistas, sino de reivindicadores, y subraya al protocolo anti-piquetes y a las políticas de hambre como “el mismo proyecto, pero perfeccionado”. También, sostiene que peligran la identidad y la vida junto a la memoria: “La memoria y la identidad y la historia es lo que nos permite pararnos en un territorio y decir venimos de acá y vamos para allá”, y marca que esto también está sucediendo en otras partes del mundo.

A Daleo también se le pregunta sobre el éxito de la película Argentina, 1985 (2022). Aunque valora el hecho de que le haga llegar el juicio a los seis comandantes a más personas, también marca las diferencias entre este y los juicios que se llevan a cabo hoy en día: “Los testigos podemos hablar sin que nos corten, no nos hostigan, estamos ahí en carne y hueso lloramos, nos reímos, nos ilusionamos”. Daleo insta a que más personas presencien estos juicios porque “al dolor de los otros hay que palparlo y sentirlo como propio”.

Los últimos temas que se tocan en la entrevista son qué hacer en la actualidad y cómo darle continuidad a la lucha por una sociedad más justa. Sobre lo primero, Daleo reflexiona que “nunca está todo servido, las construcciones exigen un esfuerzo” y que intentar transmitir es un acto de gran responsabilidad. Sobre la lucha por los derechos humanos, expresa que “hay que seguir haciendo, no dejar que nos gane la desesperanza, el escepticismo es para los cómodos. Cuando no nos quede más remedio que ser escépticos, mirémoslos a ellos”, dice, señalando al cartel detrás de ella con los rostros de estudiantes detenidos desaparecidos durante la dictadura que cursaban en la Facultad de Ciencias Sociales. “Pero no solo a ellos –continúa-, miremos a tantos y tantas que hoy están haciendo, miremos a los jubilados que ayer salieron a la calle a reclamar sus derechos, y mírense ustedes cada vez que hacen un acto solidario o un acto de desafío, de problematización”. Enseguida llama la atención y advierte: “Nunca las conquistas son definitivas, las conquistas se defienden con la lucha o te las arrebatan”.

Llega el momento de que el público plantee sus preguntas. La primera es sobre la diputada Lourdes Arrieta, quien visitó a represores condenados por delitos de lesa humanidad presos en Ezeiza, junto a otros diputados de La Libertad Avanza, pero luego denunció haber sido engañada y finalmente fue expulsada de este bloque por tensiones con los otros diputados. Daleo reflexiona sobre la responsabilidad que conlleva un rol como ser diputado y se refiere a casos como el de Arrieta como el resultado de una “militancia del pulgar”, refiriéndose al símbolo por el que se conoce al “me gusta” en las redes sociales. Otra pregunta es sobre cómo seguir tras ser abandonada por su patria, a lo que Daleo responde que, pese a esta traición y a haber vivido en el exterior, “este es mi territorio de amor y de lucha”.

Por último, el público le pregunta sobre el cuestionamiento hacia la figura de los 30 mil detenidos desaparecidos. Daleo vuelve a marcar que “las batallas no se ganan definitivamente” y habla sobre cómo “el genocidio no es solo el acto, es la construcción que hace de lo individual”, esta mentalidad de apatía a la que lleva, en la que el otro deja de ser importante. Explica que el cuestionamiento del número es para relativizar y “atacar la esencia de la lucha por la reivindicación de nuestros compañeros y por la denuncia de los represores” y agrega: “que esto te llene de dolor y de bronca, y que te llene de alegría cuando lo conseguimos”. Para cerrar, dice que encuentros como estos “son como un examen” para ella, “el aprobado o el reprobado lo pondrán ustedes”, concluye.

«No son excombatientes, son genocidas»

«No son excombatientes, son genocidas»

La sobreviviente de la ESMA, Ana María Soffiatini, da cuenta de las implicancias de la visita de un grupo de diputados de La Libertad Avanza a los represores condenados por crímenes de lesa humanidad. ¿Por qué es apología del delito?

Ana María Soffiatini guía una visita a la exESMA.

Ana Maria “Rosita” Soffiantini es una docente retirada, ceramista, militante, pero sobre todo sobreviviente “egresada” de la ESMA. Se identifica como parte de la extraordinaria generación de los años setenta, una juventud que vislumbró la política como transformadora de los dolores sociales. 

Militó en el secundario, ingresó a las filas de la Resistencia Peronista y luego se incorporó a Montoneros, una organización político-militar que cautivaba a la buena parte de la juventud peronista.
Describe su militancia como una experiencia hermosa, que le legó una serie de compañeros, entre los cuales estaba Hugo Luis “el Loro” Onofri, con quien tendría dos hijos, Luis y Maria. Una mañana de octubre de 1976, con el golpe militar ya instaurado, Hugo saldría a trabajar para nunca más volver. Su paradero se desconoce hasta el día de hoy.
“Rosita” fue secuestrada, junto a sus dos hijos pequeños, un año después en el barrio de La Paternal, de camino a la panadería. Luisito tenía once meses y Maria apenas caminaba. Fueron arrancados de sus brazos y llevados a otro vehículo. Ana Maria, por su parte, fue golpeada ferozmente y forzada a abordar un auto donde, según recuenta, la recibieron Carlos “el Pajarito” Suarez Mason y Adolfo Donda entre otros uniformados que la vendaron y violentaron durante un largo tramo. Fue llevada a la Escuela de Mecánica de la Armada, donde funcionaba un centro clandestino de detención, tortura y exterminio. Allí, además de sufrir todo tipo de padecimiento físico, fue forzada a realizar trabajo esclavo.
Habitar ese infierno, según Soffiantini, era aún más difícil ante la constante presencia de oficiales que adornaban el dia a dia con frases como
la favorita de Jorge Eduardo “el Tigre” Acosta, quien a su vez se jactaba con sentencias del tipo  “de nosotros depende la vida y la muerte”. Alfredo Astiz, otro de los represores, tenía su propia bravuconada: “Vos te vas arriba cuando yo lo decida”
“Rosita” entró en régimen de libertad vigilada después de casi dos años de cautiverio, desde enero de 1979 hasta principios de 1980.  Hoy, es una de las integrantes del Consejo Asesor de Sobrevivientes en la exESMA y representante del mismo en el órgano ejecutivo de el Espacio para la Memoria que allí funciona.
Ahora, en conversación con ANCCOM, reflexiona sobre las visitas por parte de diputados del bloque de LLA a ocho represores, entre los cuales figuran cinco de sus propios victimarios, las declaraciones emitidas por los distintos protagonistas de la política, sus impresiones y las implicaciones que tiene esto para el proceso de construcción de la memoria.

Cuando el diputado Benedit presenta estos nombres que vos conociste en la ESMA como “excombatientes que libraron batallas contra la subversión marxista”, parece querer humanizarlos ¿Como era su trato con la gente que tenían detenida?

Es complejo de explicar. Atravesé bastantes cosas: la situacion constante de tortura, el escuchar a los demas ser torturados, los abusos sexuales y fisicos constantes. Estos tipos, que decían luchar contra la subversión, se convertían cada vez más en una banda de delincuentes. Ellos, que decian defender un proyecto de pais, que secuestraban para proteger la nacion del enemigo interno, terminaron teniendo un goce por la tortura. Porque la gozaban. De otra forma, no lo harían a diario y sin motivo alguno. Nos robaron para siempre nuestras vidas, porque ninguno volvió a ser el mismo. Ellos me marcaron para siempre. Aunque resistimos y seguimos luchando por recuperar lo que somos, te queda lo vivido. Por su parte ellos, además de convertirse en delincuentes, pudieron sacar rédito de la situación. No solo con los bienes apropiados a desaparecidos, sino con negociados por sus tareas. No solo a ese nivel, sino también a nivel personal. La asimetría de poder al interior nos llevó a seguir sus mandatos porque no nos quedaba otra para seguir vivos que simular, acatar: éramos esclavos. Aceptamos ser esclavos por esa pulsión natural de sobrevivir y de tener siempre una esperanza. Hasta los que asesinaron compartian ese amor a la vida, algunos hasta estaban en situacion de esclavitud, como nosotros, y un dia decidieron matarlos. Ese impulso natural de querer sobrevivir es lo que me sostuvo en el tiempo. 

¿Eso es lo que te lleva a rescatar la humanidad que encontraste en esa experiencia? 

En ese horror, en medio de esa soledad terrible, uno busca tener alguna caricia. Yo tuve suerte de encontrarlo ahí dentro. Como parte del trabajo esclavo, me llevaron a trabajar a un lugar donde conocí a otro compañero, Ricardo Coquet, y esa convivencia se transformó en confianza y después en amor. Con él tuve una hija, Ana Julia. Aunque no prosperara, ese amor clandestino me ayudó a sobrellevar el calvario. En lo personal, me sirvió para volver a sentirme humana. Me sentí dueña de mi vida de nuevo.

Cuando Patricia Bullrich dice que visitarlos es una “construcción de libertad” y que “si alguien quiere ver a un detenido porque considera que forma parte de un momento trágico de la Argentina, lo puede ir a ver” ¿Que se está jugando realmente?

Primero que nada, tienen derecho a ser visitados. Todo lo que no está prohibido se puede hacer. El problema es la razón por la que los visitan, y las declaraciones que emiten. Lo que se quiere es institucionalizar los mecanismos para gobernar, los mismos que regían en la dictadura: la represión, la violencia. Estas declaraciones son apologías a un gobierno anticonstitucional. Estos tipos son asesinos, siguen sosteniendo lo perpetrado, y silenciando donde escondieron los cadáveres, como el de mi compañero, y así con cientos y cientos de personas que no están, cientos de niños que no fueron recuperados. Yo los oí nacer en la ESMA, los gritos de las madre en el parto, vi cómo las hacían escribir una carta falsa a sus padres diciendo que la militancia no las dejaba hacerse cargo de su hijo y que se los mandaban. Cuántos muertos y cuántos niñas y niños que no pudimos encontrar. Yo y muchos más como yo somos testigos vivos de lo que hicieron y lo volvemos a afirmar a diario. No fueron ex-combatientes, fueron genocidas.

Es importante rescatar que estas declaraciones se hacen al interior de un gobierno constitucional, por gente que ocupa cargos de forma democrática. ¿Qué dice eso de la sociedad que los elige?

Por más de ocupar la democracia, declaraciones como estas son tristes apologias de la violencia y el genocidio. La sociedad los condenó, no sólo a través de los juicios que se llevaron adelante con justicia plena, sino que, a sus ojos, fue un ataque contra la sociedad en su conjunto. Yo sigo peleando, pero no solo por lo que yo sufrí, sino por lo que ellos quisieron destruir a través de nosotros, desapareciéndonos. Lo que se quería era dar por tierra con un proyecto opuesto. Había uno pensado para el conjunto de la sociedad, y otro para beneficiar a un grupo hegemónico y a las transnacionales dueñas de la guita. La sociedad necesita reforzar la memoria, aun cuando el proyecto vigente trate de hacerla disipar.

¿Se puede sobreescribir la memoria social?

Mira, yo creo que si para algo sirve la memoria es para entender el tiempo de cada cosa. No sé si alcanzaremos algún día una victoria plena de nuestras aspiraciones de una sociedad justa. Sabemos que para eso tienen que darse muchas luchas. Hoy estamos viviendo un tiempo de derrota que nos desilusiona porque no hay una contención desde la oposición, que lidere y nuclee la situación que estamos pasando. Hay una incertidumbre generalizada y mucha bronca, pero no podemos encauzarla con mayor fuerza. Estas declaraciones son un caballo de Troya muy bien pensado, que busca correr el eje de la discusión. Va a llevar mucho tiempo reubicar y volver a construir una memoria que retome la discusión en medio de tanta burrada. Hay que erguir una historia, de la cual la lucha de la reivindicación es solo una parte.
El error, quizás, fue descuidar otros espacios. Nos faltó hablar en el lenguaje común, nos perdimos en niveles de conversación interna. Hablamos mucho de yo soy el otro, pero no lo concretamos. Y ese otro se sintió fuera. Dejamos afuera algo. Asi se empieza a desdibujar.  Hoy es ahi donde debemos trabajar, y apuntalar: no solo se reivindica el genocidio, sino que tambien se reivindica una metodologia para oprimir el pueblo, que viene acompañada de un discurso que lleva años construyendose. 

¿Lo que se busca es hacer pasar al genocida por excombatiente y así ampliar el horizonte de lo posible en la discusión política?

Lo que se busca es hacer que el conjunto de la sociedad lo naturalice. Mientras que reivindica un proyecto de país nefasto con formas de sostenerlo aún peores, estas declaraciones ayudan a evitar lo inhumano del genocida. Están presos, pero no reformados. La cárcel debería ser un espacio no de castigo, sino de reformación. Astiz, Pernia, Donda son asesinos, pero también siguen ocultando el paradero de los desaparecidos. No han recapacitado. No reflexionaron sobre el horror que generaron. Siguen afirmando que su accionar fue correcto. Yo si los iría a visitar, sería para que me digan a donde tiraron a nuestros amigos, nuestros compañeros, nuestros hermanos, nuestros esposos, nuestras madres, nuestros hijos. Mientras que no se sepa dónde están, el delito sigue existiendo.

¿Que se puede hacer frente a estos avances? ¿Se puede hacer apologia al genocidio sin consecuencias?

Por mi parte, como integrante de la Comisión Provincial por la Memoria, reaccionamos a tiempo, haciendo una denuncia en la fiscalía. Hay un artículo en el Código Penal, el 213, que nosotros invocamos. Por fuera de lo legal, es importante que esto ingrese a la discusión pública, que sea parte de los problemas que les competen a los demás. Hay que escucharse y escuchar. No pensar en que se logró el cometido, sino disputar esta memoria en todos los sectores. La problemática tiene que extenderse a todos lados de la sociedad. Es una lucha que se da todos los días.

¿Por qué los testimonios de sobrevivientes son tan valiosos en esta disputa?

Somos testigos, somos prueba de lo que hicieron. Cada experiencia detalla el horror. Como mujer, fui humillada, vi a otras mujeres ser violadas, fui forzada al trabajo esclavo, pero también me costó tiempo de vida por fuera del secuestro. Después nos encontramos con una sociedad silenciada. Nos costó recuperarnos, recuperar nuestra autoestima. Estaba el algo habrán hecho que, como mujer, tenía otras implicaciones. Tener que dar explicaciones, hasta para las propias filas, fue duro. ¿Por qué volviste vos y no volvió fulano? Yo no fui la que decidí vivir. Estos tipos que hoy visitan estos diputados, nos tenían en sus manos y decidían: “esta que siga viva”
Lo que nos costó empezar a hablar, empezar a reconocernos, encontrarnos desde una perspectiva de aceptación y aprobación es también un testimonio del horror.
No vale una declaración que los tilde de excombatientes y héroes. Si hay constancia de los hechos, no es cuestión de que alguien crea en una versión de las cosas, sino en lo que sucedió en realidad. 

Hoy, desde tu lugar en el Espacio de Memoria y Derechos Humanos en la ex-ESMA ¿Buscas aportar a la construcción de esta memoria social?

Para mí, volver a la ESMA fue durísimo. Fue un proceso que atravesé desde distintos planos. En primer lugar desde mi memoria personal, que es fundamental mantener genuina, tanto para testificar como para reconstruir los hechos. Esta memoria hoy se constituye como parte de la memoria colectiva. Lo que yo viví también lo fui armando con retazos que otros me fueron dando. Luego, mi postura dentro de la ESMA siempre fue que no debía ser un lugar encerrado en sí mismo, sino que tenía que avanzar sobre el territorio, más allá de la Capital Federal o de determinados núcleos o sectores. Porque cuando empezás a desparramar tu memoria, en ese espacio surgen otras memorias. La memoria del pueblo, no solo de los militantes sino también de los más vulnerados, que no logran aún recuperarse de esas heridas, y son víctimas de los repliegues de la política.

Construir futuro desde la cultura, la economía popular y la memoria

Construir futuro desde la cultura, la economía popular y la memoria

Se realizó una nueva edición de la Feria y Festival Cooperativo en el Espacio Memoria y Derechos Humanos exESMA. Visitas guiadas, clases de tango, muestras artísticas, charlas informativas, un editatón de Wikipedia y un pañuelazo para conmemorar los siete años del rechazo popular al 2×1.

 Una nueva edición del Festival Cooperativo se realizó el sábado último en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (exESMA) para ofrecer productos de la economía popular y actividades vinculadas a la Memoria y los Derechos humanos, a través del arte y la tecnología. Es organizada por H.I.J.O.S, Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas, tres de los organismos que cuentan con edificios en el predio. Desde Abuelas de Plaza de Mayo se ofreció una visita guiada a la Casa por la Identidad y un Editaton, junto a Wikimedia Argentina, para nutrir y construir nuevos artículos sobre la institución en la enciclopedia virtual y colaborativa más conocida del mundo.

En el Espacio Cultural Nuestros Hijos, la Casa de las Madres, se ofreció un taller de danzas populares y un ciclo de narración; en la Casa de la Militancia que conduce H.I.J.O.S, una nueva edición de la milonga Tangonauta y en la Casa de Familiares, la visita a la muestra Deporte y Derechos Humanos. Finalizando la jornada se invitó a los presentes a intervenir pañuelos para recordar el rechazo popular al intent macrista de imponer el 2×1 para licuar las penas de los genocidas hace exactamente siete años.

El legado de Abuelas

La visita guiada por la Casa de la Identidad Abuelas de Plaza de Mayo fue realizada de la mano de Miguel “Tano” Santucho. El recorrido por la memoria es también un recorrido por los recuerdos de Santucho, quien señala la fotografía en blanco y negro de su abuela Nélida Navajas, junto a Estela de Carlotto observando a la genetista Mary-Claire King, que sostiene un tubo de ensayo. Mientras camina por los distintos espacios, acompañado por un grupo de personas que lo sigue y escucha atentamente, muestra que las fotografías de los 30.000 desaparecidos, también son a color, hay sonrisas, instrumentos, familias y vidas que quedaron congeladas.

La historia argentina de las familias diezmadas por la última dictadura militar continúa vigente en las nuevas generaciones de la que forman parte los hijos de aquellos padres, quienes aún están buscando restaurar su identidad. Santucho cuenta que recibe muchos colegios, con jóvenes estudiantes a quienes busca transmitir la importancia de la búsqueda y de saber quiénes son, para que ellos mismos puedan transmitirse entre sí: “Yo la verdad siento que en el cara a cara, en las actividades presenciales, cuando los puedo ver a los ojos, siento que hay mucha empatía” y continúa diciendo “Esa persona que tiene que enfrentar ese trauma, que le mintieron toda la vida, que tengan dudas de quienes son sus verdaderos padres, es muy personal y muy fuerte. En cambio, las nuevas generaciones lo viven desde otro lugar. Todos los hijos de los nietos que recuperaron su identidad, inclusive mis sobrinas, se enteraron sin trauma, sin contradicción de su historia y, es más, se alegraron de ver ampliada su familia y conocer la verdad, y eso tiene un valor importantísimo. Pero tienen que ser ellos mismos. Poder comunicar a sus pares en las maneras, en los gestos y en los lenguajes que ellos usan”.

 

Wikipedia con memoria

La visita guiada concluyó con una charla educativa sobre las comunidades en línea de Wikipedia llamadas “Editaton: Abuelas de Plaza de Mayo y su legado” que editan, regulan, recolectan fuentes y referencias, y debaten sobre los aportes a los diferentes artículos de la página web de forma colaborativa.

Las expositoras aportaron datos sobre Wikipedia en español: la enciclopedia recibe 31 millones de visitas al día y la gran mayoría de los redactores de la enciclopedia virtual se encuentran en países del norte, dando cuenta de que la brecha preexistente de las desigualdades socioculturales impactan en la reconstrucción de la historia y, en consecuencia, de la memoria humana y planetaria.

En la presentación, mostraron la cocina de Wikipedia: desde cómo se escriben los artículos, quiénes editan, cómo se los protege de vandalismos, sus reglas, las condiciones que deben respetar las fuentes de los datos que se incorporen y las diferentes herramientas que utilizan la comunidad de enciclopedistas como Wikicommons y Wikidata.

Durante la exposición, expresaron que mientras la ciudadanía está atravesando procesos de privatización y sectarización, la enciclopedia virtual emerge como un espacio de disputa que resiste a la privatización del conocimiento.

La feria

La Feria Nuestra se extiende sobre una de las calles de la exEsma frente a la Casa de la Militancia de H.I.J.O.S. Hay banderines de colores que recorren en zig zag todos los puestos de los artesanos y trabajadores de la economía popular. Suenan canciones de rock nacional. Las luces decorativas adornan el camino entre los puestos, iluminando alfajores, aceites, remeras estampadas, libros, productos realizados con extracto de CBD, libretas, muebles, móviles con grullas origami de colores y juguetes de madera. La noche se expande sobre el predio, pero ese espacio resiste a sumirse en la oscuridad.   

Lucio Carriquiry forma parte de la organización de la Feria Nuestra y realiza desde las relaciones con otras organizaciones sociales hasta la descarga de productos de los camiones. Sobre los motivos para realizar una feria en las calles del excentro clandestino de detención, explica: “Nosotros estamos acá para resignificar el espacio, ¿como podemos hacer para que la gente quiera venir al espacio de memoria a pasar el día, a tomar mate, a recorrer a conocer el sitio de memoria? Es un lugar fuerte este, ¿quién va a querer venir a tomar mate acá si acá pasaron cosas horrorosas?”.

Carriquiry recuerda que la dictadura implementó un plan de exterminio con el objetivo de imponer un plan económico cuyos efectos persisten al día de hoy. La economía popular viene a aportar su grano de arena a la lucha, resignificando el trabajo y la relación entre consumidores y artesanos. Para él, es importante resignificar y reapropiarse de ese espacio para poder incorporar la memoria a las miles manifestaciones de la cultura popular: “También desde el arte se construye el futuro. Desde la economía popular se construye el futuro. Desde la música, desde el debate y desde la memoria. La memoria termina siendo un montón de cosas”.

Tango por la identidad

Las luces de la feria siguen su camino hasta la casa de la militancia H.I.J.O.S, donde se encuentra el Bar Cultural Eternautas.

En del bar cooperativo, hay juegos de mesa y libros. Las paredes del lugar tienen afiches de colores degradé con las frases “El tango te espera, las Abuelas también”, “Milonga pa recordarte: 30.000 compañerxs presentes” y “La vida es una milonga, Tango por la identidad”. Cerca de la puerta, hay una escultura del número 30.000 decorado con flores de papel y luces. Frente a esta una figura de cartón en blanco y negro del eternauta.

Algunas personas estaban sentadas en las mesas que recorrían el lugar, tomando mate y charlando, mientras un par de niños corrían, jugaban y se reían. En el centro de la habitación, la clase de Tangonautas. Las tres generaciones confluían en el salón, mientras un profesor señalaba los pasos del tango y el sonido de la milonga salía de los parlantes. Con mucha concentración, se forman las parejas, se desarman y vuelven a formar, dando vueltas por el espacio al ritmo de la música.

Pañuelazo cooperativo

Sobre la copa de un árbol celeste y blanco pintado en el piso de la Casa por la Identidad, colocaron una mesa cubierta de diarios. Cada persona fue tomando un pañuelo blanco y esponjas que mojaban sobre la pintura fucsia o violeta. Ponían los stencils que decían “Elijo Memoria” y “30.000 compañeros desaparecidos presentes” sobre la tela blanca y empezaban a estampar.

Entre conversaciones y algunas manchas de pintura, fueron decorando los pañuelos blancos, dándoles color. Al finalizar el momento artístico, se tomaron una foto todos los participantes, cada uno sosteniendo su pañuelo intervenido.

El motivo del pañuelazo fue la conmemoración a 7 de años del No al 2X1 para genocidas de la nación. Esta política fue la primera realizada durante el macrismo con el objetivo de intervenir, en favor de los represores, en los procesos judiciales donde se juzgaban delitos de lesa humanidad. “En esa ocasión, la reacción popular, la reacción del pueblo, no solo acá en la ciudad de Buenos Aires sino en todo el país, hizo que se pudiera frenar”, dijo Paula Donadío de la agrupación H.I.J.O.S. de Buenos Aires Capital y una de las organizadora del Ferifestival Cooperativo, y continuó explicando los motivos para conmemorar esa conquista por los derechos humanos: “La del 2017 fue la prueba de que después de más de 30 años de procesos democráticos en Argentina, el pueblo decía que no quería vivir con genocidas en las calles.”

Con respecto a la organización del festival y las acciones realizadas en conjunto con otros sectores de la cultura y la economía popular, contó: “La idea es también traer otros actores y actrices al espacio de memoria y derechos humanos” y concluyó: “Que ellos sean parte del espacio y que lo tomen como propio. Eso también es parte de la lucha de los organismos de derechos humanos. Es seguir expandiendo el tema para que más personas lo sigan tomando, que no es algo propio y exclusivo de los organismos de derechos humanos porque al fin y al cabo, los crímenes de la última dictadura, pero también el proyecto económico cultural y político, tuvo consecuencias en todo el pueblo argentino”.

 

Abuelas de Plaza de Mayo pidió 15 años de prisión para Donda Tigel por la apropiación de su sobrina

Abuelas de Plaza de Mayo pidió 15 años de prisión para Donda Tigel por la apropiación de su sobrina

En el alegato, acusaron al militar de haber sido partícipe de la sustracción, coautor de la retención y ocultamiento de Victoria Donda, nacida en la ESMA.

«Solicitamos que Adolfo Miguel Donda Tigel sea condenado a la pena de 15 años de prisión por la sustracción, retención y ocultamiento de su sobrina, Victoria Analía Donda Pérez», cerró su alegato Emanuel Lovelli, representante legal de Abuelas de Plaza de Mayo, junto a Carolina Villella, en el juicio por la apropiación de la hija de los militantes aún desaparecidos, María Hilda “Cori” Pérez y José Laureano Donda.

El alegato de Abuelas de Plaza de Mayo se había iniciado el 30 de octubre, con un relato del contexto y puesta en valor del testimonio como prueba fundamental de los juicios de lesa humanidad. Continuaron el lunes siguiente, 6 de noviembre, con el relato de la prueba desplegada durante el debate oral y, como no alcanzó el tiempo, la pena fue solicitada el miércoles en una audiencia adicional.

En la audiencia del miércoles, Lovelli se centró en el año 1978 donde testigos sobrevivientes aseguraron haber visto a Adolfo Donda en la Esma en su rol de jefe de operaciones del lugar. Es importante mencionar que los testigos asumieron que anteriormente no sabían quién era, solo lo tenían identificado visualmente y que en 1978 lograron unir un nombre con una persona. “Habiéndose demostrado su presencia en la ESMA como jefe de operaciones, y su presencia permanente, consideramos que Donda Tigel debió conocer la presencia de su cuñada María Hilda “Cori” Pérez en ese lugar y, obviamente, su estado de embarazo”, señaló Lovelli. El abogado de Abuelas de Plaza de Mayo recordó los dichos del testigo Lisandro Cubas, uno de los sobrevivientes que declaró: “En un segundo encuentro con Cori, que la había visitado su cuñado, yo le pregunto quién era, pensando que era otro detenido, y me dice que no, que era el hermano de “Pato”, que era marino, y estaba ahí, y que había ido a hablar con ella. Entonces me dijo que él le comentó que se quedara tranquila que a la niña la iban a entregar a la familia. Para ese entonces, Victoria ya había nacido. Yo cuando entré, la vi al costado de la cama, estaba en una cunita, en una canastita”.

El abogado de la querella trajo a la audiencia el momento en que la familia Donda recibió una carta en 1977 que al día de hoy se encuentra perdida. María Iris, “la tía Mary”, de Eva Daniela y de Victoria, en su declaración planteó: “Cuqui recibió una carta, se la tiraron por una ventanita. La carta decía: ´Estoy muy triste, estoy durmiendo hasta en baldíos, tirado para que no me encuentren y sumamente angustiado, porque no sé qué vejámenes estará sufriendo mi señora, y si habrá nacido mi hijito o mi hijita. Si irá a nacer, si la dejarán llegar a tenerlo´. Él estaba muy triste y pedía a las familias que no se peleen, que cuiden bien a Daniela, por favor”, en referencia a la primera hija del matrimonio, que finalmente crio el tío represor.

Leontina, la madre de María Hilda Pérez, en 1977, estando su hija secuestrada, presentó un habeas corpus y fue a Aeronáutica a buscar a su hija, con un pañuelo blanco. “Obviamente que nadie puede creer que la familia Donda no sabía y que Adolfo Donda no supiera, más estando Donda en funciones. Y sabiendo ya la familia que estaba en Aeronáutica. Nadie le va a decir Adolfo, ¿no conoces a alguien de Aeronáutica que nos dé una pista?”, señaló Lovelli y agregó: “Mire si Donda no tenía razones para ir en el 77 a la ESMA. Estaba su cuñada embarazada secuestrada”.

La querella no dejó de mencionar el “inconveniente” que Donda tuvo con su hermano, refiriéndose a que tuvo que comunicar a su superior que tenía un hermano militante de la organización Montoneros. En la primera indagatoria a Donda se le preguntó por qué le trasmitió sus inquietudes a su superior, respecto de José María. La respuesta del imputado fue que debía denunciarlo para que lo investigaran y que no tenía intención de encontrarse con su hermano, porque de encontrarlo en actividad “seguramente iba a tener que actuar en consecuencia”. En las palabras del propio Donda Tiger “no había excepciones, ni siquiera de sangre”, con estos dichos toman nuevamente veracidad las aseveraciones de los sobrevivientes.

El alegato de la querella resaltó que resulta poco creíble que Adolfo Donda diga que dos personas le dijeron -cuando ya había pasado un año de la desaparición de su hermano y su cuñada- que las víctimas estaban bajo la órbita de Fuerza Aérea y que, seguramente, su hermano y su cuñada ya estaban muertos. “Le pudo haber preguntado a todo el mundo en la ESMA dónde estaba su cuñada, qué había pasado con su hermano. Reitero, pudo haber ido a Aeronáutica, como han ido todos los familiares de los desaparecidos que siguen buscando respuesta del Estado y que no saben dónde están, y que no sabemos dónde están muchos de los 30000”, resaltó la querella de Abuelas.

“Acá hay una dualidad muy extraña, estamos hablando de un familiar porque en definitiva es el tío Victoria, pero también es un miembro de la represión que elige el pacto de silencio, y Victoria hoy sigue sin saber qué día nació”, reforzó Lovelli y se preguntó ante el Tribunal Oral Federal 6 –integrado por Ricardo Basílico, Daniel Horacio Obligado y Gabriela López Iñíguez-: “¿Cómo podría justificar no saber dónde estaba Cori y dónde estaba su propio hermano? Eso determinó el accionar de Donda y su participación en la retención y el ocultamiento de Victoria. También determinó asegurarse la crianza de su sobrina en un grupo familiar ajeno al de su pertenencia. Y más aún, no solo eligió otro grupo, sino que eligió el suyo propio, entregándosela a un camarada. Porque la relación con Juan Antonio Azic (el apropiador de Victoria) evidentemente era estrecha. Le entregó la bebe a un subordinado, alguien que podía dominar, a alguien con quien había robado bienes a las personas secuestradas y desaparecidas. Esto fue así porque fue un acuerdo”.

Entonces, Lovelli concluyó: “Creemos que está altamente demostrada la participación y la responsabilidad de Adolfo Donda Tigel en los hechos que perjudicaron y tienen como víctima a Victoria Donda Pérez. Vamos a efectuar nuestra acusación como partícipe de la sustracción, coautor de la retención y ocultamiento de Victoria”.

Antes de culminar, la abogada de Abuelas, Carolina Villella, eligió recordar dos pasajes del testimonio de Victoria que contiene un pedido concreto a su tío y represor Donda Tigel y leyó la declaración de la víctima: “Le voy a decir que lo único que yo quiero saber es que nos digan dónde están. Que rompan el pacto de silencio que lo único que muestra es que eran varias bandas que se sirvieron del Estado para delinquir con los peores crímenes que la humanidad conoció y que por esta sociedad que pelea y que va a seguir peleando por la democracia es que hoy están siendo juzgados. Espero que la condena sea rápida y que en tus últimas palabras tengas el valor de afrontar lo que hiciste y dejar de esconderte detrás de una supuesta tarea de chofer de lujo que desconocía donde iba cada uno de los detenidos desaparecidos”. Villella concluyó: “Es por todo ello que entendemos que corresponde aplicar a Donda Tigel el máximo de la pena prevista para estos delitos, por lo que solicitamos que Adolfo Miguel Donda Tigel sea condenado a la pena de 15 años de prisión por la sustracción, retención y ocultamiento de su sobrina Victoria Analía Donda Pérez”.

A diferencia de otras audiencias, en esta, la querella pudo terminar su alegato sin interrupciones y provocaciones del abogado defensor Guillermo Franco, famoso por las dilaciones y exabruptos. El lunes 30, la querella de Abuelas debió soportar un planteo por la lectura del alegato sobre delitos ocurridos hace cuatro décadas.

Mientras Vilella recordaba los cargos de los que se imputaba a Adolfo Donda Tigel, mencionó la utilización de seudónimos entre los agresores para encubrirse y la destrucción de documentos que pudieran perjudicarlos. “Se escuchó al mismo Donda Tigel decir que operaba con el seudónimo de ´Palito´”, señaló la abogada de Abuelas en aquella audiencia, mientras acomodaba sus papeles. Entonces, Fanego aprovechó que la abogada se detuvo cuando daba vuelta la página del documento, para quejarse ante el Tribunal por la lectura de los alegatos: “No es aceptable ni admisible que se lea un alegato. Doctor le pido que llame la atención a la querella, para no tergiversar el proceso”, interrumpió con su habitual actitud provocadora. El presidente del Tribunal de inmediato respondió:

-De acuerdo a la extensión del juicio, como se hicieron en los demás juicios de lesa humanidad y delitos complejos, el Tribunal no tiene inconveniente en que se pueda tener memoriales o leer parte de ellos.

-En la audiencia anterior yo no me opuse a que el letrado leyera indicaciones precisas, pero transformar el alegato en un discurso político leído me parece que no cumple con la forma en la que debe formularse un alegato- insistió Fanego.

-Doctor, me parece impertinente interrumpir el alegato. La presidencia resuelve que la querella pueda continuar con la lectura de acuerdo a la complejidad, a la extensión, a los detalles que debe referenciar y a lo que sea necesario dar lectura. Estamos en un juicio oral que tiene particularidades, tal vez la extensión, la complejidad, sin que ninguna de las partes tenga restricción en la utilización de los medios que crea conveniente para poder llevar adelante su ministerio, así lo resuelvo – cerró ofuscado el presidente del Tribunal.

Pero Fanego continuó: “Entonces considero que debe correr el traslado a las partes sobre todo para que el Ministerio Público Fiscal se expida en cuanto a la legalidad de los actos”. El fiscal Pablo Parente, también acordó con el Tribunal. Luego de la puesta en escena virtual -porque el abogado ni siquiera se tomó y trabajo de acercarse al Tribunal- el presidente hizo un cuarto intermedio y pasó a deliberar, rechazando una vez más el absurdo planteo de la Defensa.

Entonces Vilella pudo continuar: “En este proceso se juzgan gravísimas violaciones a los derechos humanos y estas circunstancias son relevantes porque es por eso que las declaraciones testimoniales tienen un valor de inmensa trascendencia, y en particular nos referimos a las declaraciones que han hecho las víctimas en el proceso”. Y señaló: “Queremos dejar en claro que cuando nos referimos a víctimas, nos referimos a las personas damnificadas en forma directa, a sus familiares, a quienes sufren o sufrieron lesiones físicas, mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera y esto es siguiendo las definiciones de Naciones Unidas, también consistente con la definición de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”.

EL miércoles último, la querella de Abuelas de Plaza de Mayo pudo dar cuenta de la responsabilidad de Donda Tigel en la apropiación de su sobrina y, en consecuencia, pidió la máxima pena. El miércoles 22 de noviembre, a las 13 horas, será el turno de los alegatos de la Fiscalía, para posteriormente escuchar a la Defensa.