Derechos torcidos

Derechos torcidos

En estos primeros seis meses de Gobierno de Javier Milei hubo un sistemático desmantelamiento de las históricas políticas de derechos humanos consensuadas en estos 40 años de democracia. Los casos de los programas del CAJ, el MECIS, la CONADI y el ERyA.

Masiva marcha por el Día de la Memoria en el primer año de gestión del gobierno de Javier Milei. 

A seis meses de iniciada la gestión de Javier Milei, el Gobierno viene llevando adelante múltiples políticas regresivas en materia de derechos humanos, como la negativa de brindar datos a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), la reducción del Programa Memoria Colectiva e Inclusión Social (MECIS) del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), la eliminación del equipo de Relevamiento y Análisis de Archivos (ERyA) de legajos del Ministerio de Defensa y el cierre de 81 Centros de Acceso a la Justicia (CAJ).

“Este tipo de posiciones representan un daño mayúsculo a la construcción social, política e institucional que simboliza el Nunca Más para la democracia, un piso común de acuerdo y convivencia al que se comprometieron todos los gobiernos previos, los tres poderes del Estado y el Ministerio Público Fiscal de la Nación”, alerta un comunicado del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). En este sentido, Marcela Perelman, integrante del organismo, sostiene que “esto tiene que ver tanto con una visión sobre el pasado y sobre la violencia estatal en el presente. No se trata de una discusión solamente histórica o jurídica, sino sobre todo política sobre el uso de la violencia ahora”.

Sin INCAA y sin memoria

Hace dos semanas, la Cámara de Diputados de la Nación emitió un proyecto de resolución, presentado por la diputada Cecilia Moreau (Unión por la Patria), expresando preocupación por la situación del Programa Memoria Colectiva e Inclusión Social (MECIS), a partir de la decisión del Presidente del INCAA, Carlos Pirovano, de dejar sin funciones y pasar a disponibilidad al personal técnico profesional encargado de registrar los juicios por delitos de lesa humanidad.

En el 2009 la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) convocó al INCAA para que se avoque al registro audiovisual de las causas por delitos de lesa humanidad. Para ello, el INCAA creó el MECIS. Así, hasta la fecha el equipo técnico profesional audiovisual registró 80 juicios en todo el país. El MECIS “posibilita un registro profesional de los juicios por delitos de lesa humanidad, que ya son ejemplo ante el mundo. Permite también que la sociedad conozca testimonios e incluso a los genocidas”, señala el protocolo de resolución de la Cámara de Diputados. Y destaca: “El archivo que generan desde MECIS permite que nuestro país tenga para siempre el registro del compromiso en Memoria, Verdad y Justicia”.

 Sentencia del juicio de lesa humanidad conocido como Puente 12 en 2018.  

El acceso a la información, afuera

A fines de marzo, el Ministerio de Defensa, conducido por Luis Petri, anunció despidos en distintas áreas. Una de las más afectadas fue el ERyA, en donde diez de sus trece integrantes resultaron cesanteados. Mientras que los restantes fueron trasladados a otras oficinas del Ministerio. Este es el caso de Iván Novotny, que anteriormente trabajaba para el ERyA: “Nos enteramos de los despidos de un modo muy cruel cuando la Dirección de Derechos Humanos actual se apersonó en el archivo y el director sacó una listita, adelante de trece compañeros, enumerando diez que no iban a continuar. Fue una forma muy inhumana y sin anticiparse, incluso cuando se le hizo propuestas de poder reformular el área. Los compañeros se pusieron muy mal y les destruyó la vida a varios”, dice Novotny sobre cómo se enteraron de los despidos en el último día hábil de marzo.

El ERyA fue creado a través del decreto 4/2010. “El trabajo principal del equipo era analizar, normalizar y sistematizar los archivos vinculados al accionar de las Fuerzas Armadas para responder a requerimientos de la justicia principalmente sobre los delitos de lesa humanidad”, describe Novotny. Hasta el momento, los investigadores que formaban parte de esta área aportaron alrededor de 170 informes.

Sobre la importancia del equipo, sostiene: “Como trabajadores hacíamos eso porque creíamos en lo que hacíamos y creo que nos despidieron por lo que hicimos. Fue un gran aporte y por eso gracias a eso en nuestro país es este un ejemplo en derechos humanos y políticas de archivo. Esta política fue pionera a nivel mundial reconocida internacionalmente”.

Bullrich contra el derecho a la identidad

El lunes 27 de mayo el Ministerio de Seguridad de la Nación, encabezado por Patricia Bullrich, emitió un comunicado en sus redes sociales señalando que no brindarán a la CONADI la posibilidad de acceder a legajos de efectivos de las Fuerzas de Seguridad Federales para investigar el destino de los niños y las niñas robados durante el terrorismo de Estado.

Luciano Hazan, ex miembro del Grupo de Trabajo y del Comité sobre Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas, en diálogo con ANCCOM, señala que “Es bastante absurdo que hagan un comunicado público criticando a otro organismo del Estado. En todo caso esas cuestiones tendrían que discutirlas entre ministros. Yo nunca había visto una disputa pública de este estilo y ni siquiera contestada por el ministro de Justicia. La situación es muy extraña y llega al punto de escandalosa”.

La CONADI se creó en 1992. Desde Abuelas de Plaza de Mayo se venía insistiendo para que existiera un organismo técnico que se ocupara de aplicar los artículos sobre identidad de la Convención sobre los Derechos del Niño. En 2001, se sancionó la Ley 25.457, que ratificó las funciones de la CONADI como receptora de denuncias e impulsora de análisis del Banco Nacional de Datos Genéticos. Y por medio del decreto 715/2004 se le concedió la posibilidad de acceder a todos los archivos de los organismos dependientes del Poder Ejecutivo Nacional. De este modo, “las leyes aplicables autorizan el acceso a la información cuando median razones de interés público, tal como sucede en los casos de la CONADI, en los que se busca reestablecer la identidad de personas apropiadas durante la dictadura o que fueron víctimas de redes de tráfico”, dice un comunicado de Abuelas al respecto. Sobre esto, Hazan señala que “Su desfinanciamiento y la obstrucción de su actividad de búsqueda viola la ley, además de los tratados y la Constitución, con lo cual, claramente esto acarrea responsabilidad internacional del Estado”. También enfatiza que llamar a la CONADI como un “organismo militante” es claramente un acto de provocación.

Sin acceso a la Justicia

Este lunes, el Ministerio de Justicia emitió un comunicado señalando el cierre de múltiples oficinas del Centro de Acceso a la Justicia (CAJ). Este organismo se creó en el 2008 con el objetivo de condensar la atención de personas con derechos vulnerados, historias de vida que demandaban la resolución de problemáticas que cercenaban el acceso y goce a una ciudadanía plena. Desde una perspectiva de derechos humanos, y con el compromiso de fortalecer las instituciones del Estado, los CAJ se desplegaron a lo largo y ancho del país, con equipos profesionales interdisciplinarios del Ministerio y de diversos organismos del Estado.

Sin embargo, la cuestión del acceso a la justicia es de larga data en nuestro país. Julián Axat, escritor, abogado e hijo de desaparecidos señala que “fue durante la dictadura militar, por los años 80 y 81, cuando se comienzan a poner los primeros habeas corpus respecto a la desaparición de personas. Así, se inició el proceso de memoria, verdad y justicia. Después, con el tiempo, ocurrieron otras cuestiones, otras víctimas, como los vulnerados”. Y es allí donde el CAJ cumple un rol clave para que este sector pueda acceder a la justicia.

“El abandono y desfinanciamiento de políticas efectivas de acceso y derechos humanos hacia los más vulnerables, es coherente con el mandato que ve a la justicia social como aberración y obstáculo. Entonces lo remueven y en eso no hay algo maligno, son honestos con su mirada filosófica: descreen en la idea del acceso a la justicia. Por eso el abandono de los dispositivos de los territorios”, destaca Axat, sobre esta situación.

Banderas

“El proceso de Memoria, Verdad y Justicia debe sostenerse y defenderse desde todos los poderes del Estado”, concluye el comunicado de Abuelas de Plaza de Mayo sobre la negativa del Ministerio de Seguridad de entregar información. En esta misma línea, Hazan destaca que “es necesario que la sociedad tenga más conocimiento de estos temas y que se puedan discutir en la agenda pública. Encontrar a los nietos apropiados en la dictadura ha sido una lucha encabezada por Las Abuelas de Plaza de Mayo con una gran legitimidad social y cada encuentro de un nieto ha sido un momento de alegría colectiva y de satisfacción y de alguna manera una búsqueda que ha implicado a toda la sociedad.”

Por otra parte, Hazan afirma que el Gobierno debería tener en cuenta que los mecanismos internacionales de protección a los derechos humanos están tomando nota de estas violaciones y de los obstáculos que se está poniendo a las instituciones que trabajan por la protección a los derechos humanos en Argentina. Ya han enviado comunicaciones distintos procedimientos especiales de Naciones Unidas, relatorías y grupos de trabajo, expresando preocupación y haciendo recomendaciones muy concretas y lo que ha sido desde el retorno a la democracia, una política de estado consistente que puso a la Argentina en un lugar de reconocimiento y visibilidad.

“No hay que darse por vencido. Hay que continuar generando propuestas, quizás reinventándose también, viendo de qué modo se llega a los jóvenes y a la sociedad, tal vez con otros proyectos, pero siempre con los derechos humanos como bandera”, dice Novotny. “Hay que darnos el lugar para ser creativos, proactivos, probar nuevos lenguajes y no quedar acorralados a la defensiva”, concluye Perelman.

Hay equipo

Hay equipo

El Equipo Argentino de Antrpología Forense cumple 40 años identificando restos humanos de víctimas de la dictadura militar, un trabajo que trascendió fronteras, habilitó exhumaciones en más de sesenta países y permitió conocer la identidad de los soldados enterrados como NN en Malvinas.

“Los huesos hablan, acusan, cierran heridas, abren nuestros caminos de lucha, alimentan la memoria”

Nora Cortiñas

 

La sala de reuniones es grande. Hay una mesa larga y una biblioteca llena de libros, todos numerados. Las paredes, al igual que la mesa, son blancas. Encima de ella no hay más cosas que unos folletos rojos que dicen “Tenés una historia, tenés un derecho. Equipo Argentino de Antropología Forense”. La sala es grande, pero no lo suficiente como para albergar simultáneamente a los más de 60 integrantes del equipo.

Virginia Urquizu está sentada en la cabecera, tiene el pelo recogido en una media cola y sus manos están apoyadas en la mesa. Es investigadora y también la coordinadora del Área de Casos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Trabaja en él desde 2007 y su rol fue evolucionando con el paso del tiempo a la par del equipo. Ingresó trabajando en atención a los familiares en el marco de la iniciativa latinoamericana para la identificación de personas. Hoy se encarga del trabajo con las familias, la toma de entrevista, las notificaciones y el proceso de restitución.

“El equipo se divide en diferentes áreas y todas cuentan con un coordinador. Entre las más destacadas se encuentran las Unidades de Casos, Búsqueda, Comunicación e Informática, y el Laboratorio Antropológico y el de Genética Forense”, cuenta Urquizu. Y agrega: “Trabajar en el área que yo coordino implica la necesidad de tener mucho cuidado ya que estamos ante personas que están pasando por una situación muy dolorosa. Estamos ante una familia que está con una búsqueda que viene arrastrando hace décadas y que no tiene muchas certezas sobre lo que pudo haber pasado con su familiar”.

Durante los años de 1976 y 1983, la Argentina atravesó la dictadura militar más cruda y violenta de su historia, la cual estuvo caracterizada por la desaparición sistematizada y forzada de personas a lo largo de todo el país. Estas desapariciones implicaron no solo una violación hacia los derechos humanos sino también un crimen de lesa humanidad. Al día de hoy, el paradero de la mayoría de las más de 30.000 personas sigue siendo aún desconocido.

En 1984, en el marco de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y con el apoyo de Abuelas de Plaza de Mayo, aparece la figura de Clyde Snow, un antropólogo forense texano convocado para darle inicio a las exhumaciones y el análisis de los restos óseos de los posibles desaparecidos en dictadura. Para ayudarlo a realizar esta labor, Snow junta a un grupo de cuatro estudiantes de no más de veinte años cuyos nombres pasarían a la historia. De esta forma, Luis Fondebrider, Patricia Bernardi, Mercedes Doretti y Morris Tidball Binz fundan el Equipo Argentino de Antropología Forense, que el pasado 23 de mayo cumplió 40 años.

Con el transcurso de los años, el equipo fue expandiéndose y captando a más jóvenes estudiantes, como es el caso de Silvana Turner, investigadora y antropóloga forense que ingresó al EAAF en el año 1988, cuando todavía era un proyecto muy reciente y desconocido. “El equipo no era como lo conocemos hoy. El campo forense todavía no se había constituido como tal, por lo que no estaba en el horizonte de lo posible verlo como un proyecto profesional para estudiantes o inclusive para los mismos profesionales. Al equipo lo fuimos conformando nosotros a partir de la experiencia en esos años”, expresa Silvana a ANCCOM un par de días después, ya que el día de la visita al equipo la antropóloga se encontraba ausente.

“Se tuvo que ir a una excavación urgente. Son cosas que pasan acá, ¿viste?”, bromea Lucas Guagnini, el Coordinador de Prensa y Comunicación del equipo, cuando pregunto por ella. Hace 36 años que la antropóloga forma parte de este proyecto y ella, al igual que el equipo, fue cambiando de labores. Hoy, se ocupa de temáticas relacionadas a migrantes, femicidios, desapariciones forzadas y pueblos originarios. Para Silvana, cada uno de estos casos se vive de forma distinta, principalmente porque cada situación es una experiencia diferente a las otras. No todas se dieron en las mismas condiciones ni tampoco en los mismos lugares. “El EAAF empezó para dar respuesta a una demanda muy puntual que era la búsqueda de los desaparecidos. Y después, esa experiencia trascendió a otros países y otras búsquedas”, explica la investigadora.

Actualmente, la sede principal del equipo antropológico está localizada en el Espacio Memoria y Derechos Humanos ex ESMA, aunque no siempre se encontró allí. El equipo operó en un edificio en el barrio de Once hasta 2017, cuando Abuelas de Plaza de Mayo le cedió un galpón de la Casa por la Identidad para que muden su trabajo a este sitio. Este cambio tuvo una gran importancia simbólica para ellos. Como expresó uno de sus miembros fundadores, Luis Fondebrider, en la firma por el convenio de uso entre ambas instituciones: “Es un orgullo poder estar con ustedes, creo que de alguna manera el círculo se cierra”.

“Nosotros acá recibimos a las familias. Hay algunas que prefieren no venir. Entonces todas esas cosas las tenemos en cuenta. En ese caso nos movemos nosotros a sus casas o buscamos una lugar alternativo para encontrarnos y llevar a cabo la entrevista y la toma de muestras”, aclara Virginia. Y añade que la mudanza al espacio de la exESMA implicó asimismo una ampliación de su espacio de trabajo: “Estar acá nos permitió tener un laboratorio antropológico mucho más grande y poder tener el resguardo de manera más prolija y cuidada los restos óseos que tenemos en custodia”.

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El Laboratorio de Antropología Forense es el lugar más amplio del galpón. En él hay siete mesas sobre las cuales reposan diferentes variedades de huesos humanos. Esqueletos completos y en buen estado; otros, parciales y más destrozados; hasta cráneos rearmados como si fueran piezas en un rompecabezas. Al fin y al cabo, lo son. Son las piezas que ayudan a descifrar un enigma que sólo ellas pueden esclarecer. Todos los huesos tienen una historia propia para contar si uno está dispuesto a escucharlos.

Gala Maruscak sabe cómo hacerlo. Es antropóloga forense y pertenece al equipo desde 2015. Vestida con un sweater colorido, en contraposición con la sobriedad de la habitación, está sentada en frente de un esqueleto. Sus manos se van posando sobre él como si hubiesen sido creadas para ello. De a ratos, se va turnando entre la mesa donde yacen los huesos anatómicamente acomodados y el microscopio del laboratorio. Mientras trabaja, cuenta que estos restos en particular fueron recuperados en el sitio de inhumación clandestina Pozo de Vargas, utilizado por la última dictadura militar en la provincia de Tucumán para enterrar cuerpos de personas desaparecidas. Ahora están siendo analizados como posibles casos de interés pericial para el proyecto que está llevando a cabo el EAAF desde sus comienzos. Sin embargo, desde 1984, el equipo fue ampliando su abanico de trabajos a lo largo del mundo.

Actualmente, en Argentina el Equipo tiene en curso tres proyectos fuertes: el ya mencionado Lesa Humanidad, que busca devolverle la identidad a los desaparecidos durante la última dictadura argentina; Desapariciones Contemporáneas, basada en la búsqueda de aquellas personas desaparecidas en democracia; y el Plan Proyecto Humanitario Malvinas, que pretende identificar a los excombatientes enterrados sin nombres en las islas. Sobre este último, hay que remarcar la tarea impecable que realizó el equipo, ya que de los 122 cuerpos exhumados quedan solo cinco sin identificar.

Por otra parte, en el exterior, uno de los trabajos que más resalta es el Proyecto Fronteras, cuyo objetivo es identificar a aquellos migrantes que pasan por el corredor migratorio constituido por Centroamérica, México y Estados Unidos. Además de esta labor, el EAAF trabaja tanto en el país como en el resto del mundo formando y capacitando a otros equipos forenses para que puedan dar respuestas a los requerimientos que sus países necesitan.

Los restos recuperados de estos proyectos son analizados y archivados por el equipo bajo un código específico. En el caso de Lesa Humanidad, la codificación consta del nombre del cementerio y la fosa de donde fueron encontrados. Por más distintos que parezcan, todos tienen algo en común: están unidos por el deseo de que esos huesos transformen sus códigos en un nombre y un apellido. En que recuperen su identidad.

Virginia Urquizo, Coordinadora de la Unidad de casos e investigadora del EAAF.

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El Banco de Sangre, por el contrario, es la sala más chica. No supera el tres por tres y la mayor parte de las paredes se encuentran tapadas por las archiveras metálicas donde se guardan las muestras y los formularios. Nuri Quinteiro está parada enfrente de un cajón abierto y lleva puestos guantes blancos de látex. Mientras saca un pedazo de papel secante de un sobre de madera, enuncia: “Cada proyecto tiene una codificación diferente. Acá tenemos muestras de Lesa de Argentina, muestras internacionales, muestras de Malvinas… Cada una cuenta con un formulario que tiene los datos personales del donante y de la persona desaparecida”.

Nuri Quinteiro es la coordinadora de la Unidad de Identificación y trabaja codo a codo con el Laboratorio de Genética localizado en Córdoba. Desde la sede central, el equipo manda al laboratorio la información sobre el donante y el desaparecido de forma anónima. Cada uno de ellos está representado por un código de barras diferente. “Cuando nos avisan que hay un match genético, ahí nosotros entramos a la base de datos para saber a qué persona se refiere. Para ver qué donante está dando con qué desaparecido”, explica la coordinadora.

Fundado en el 2006, el Laboratorio de Genética Forense está especializado en la identificación de muestras óseas cuyo estado se encuentra altamente degradado. Fue una incorporación clave en el desarrollo del equipo forense para la optimización de las búsquedas y reconocimientos de restos. “La incorporación de la genética a partir de los 90 cambió mucho nuestro trabajo. Cuando se comienza con el análisis genético hay un salto muy importante”, expresa Virginia al respecto.

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De vuelta en la sala de reuniones. Virginia mira el folleto que tiene frente a ella en el que se lee: “Tenés una historia, tenés un derecho”. Toma uno en sus manos y finaliza diciendo: “Es necesario plantear la importancia de que los familiares se sigan acercando. De los 1.400 restos que pudimos recuperar, hay 600 que no están identificados y por eso seguimos buscando a las familias que hasta ahora no se han puesto en contacto con nosotros. Sabemos que la búsqueda que realizamos es una búsqueda particular. No estamos buscando personas vivas. Estamos buscando personas que murieron. Hay familias que no están en condiciones de iniciar esa búsqueda, de dar ese paso. Somos totalmente respetuosos con las decisiones personales. Pero sepan que hay una red esperándolos para poder tomar esa muestra y poder compararlo con los cuerpos que aún no han sido identificados”.

Si tenés un familiar víctima de desaparición forzada entre 1974 y 1983, tenés derecho a saber si fue encontrado y es uno de los 600 cuerpos bajo resguardo del EAAF que aún no fueron identificados. Podes contactarte: 0800-3453236.

Sonrisa eterna

Sonrisa eterna

A las 92 años murió Lita Boitano, la presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. En tan solo un año, la dictadura le secuestró a sus dos hijos, Adriana y Miguel, y la empujo a ella al exilio. Sin embargo, los represores nunca pudieron robarle la sonrisa. Desde entonces, se convirtió en una incansable activista y defensora de los derechos humanos, militancia que sostuvo de manera inquebrantable hasta hoy, cuando su vida se apagó en el mismo momento que se iluminó su legado. su despedida fue en la Legislatura porteña.

Teatro para no olvidar

Teatro para no olvidar

Se inició un nuevo ciclo de Teatro por la Identidad, el brazo cultural que ayuda a las Abuelas de Plaza de Mayo a buscar a sus nietos y nietas apropiadas.

“Yo creo que todo teatro es político, hoy estar arriba de un escenario es una declaración política a favor de la cultura y del arte”, expresó Cristina Fridman, productora y fundadora de Teatro por la Identidad, el ciclo que desde hace 24 años acompaña la búsqueda de los nietos y nietas de las Abuelas de Plaza de Mayo apropiados por la última dictadura.

Es el primer lunes de junio en el Teatro Multitabaris a las 20 horas y Teatro por la Identidad inaugura una nueva edición del ciclo, esta vez a través de la obra Idénticos bajo la dirección general de Daniel Veronese y la coordinación dramatúrgica de Mauricio Kartun. Una serie de micromonólogos que hablan de la identidad y de la importancia de saber quiénes somos. Arriba del escenario los actores y actrices interpretan distintos personajes desde el humor, la nostalgia, el recuerdo y el dolor, haciendo que los espectadores se suban a una montaña rusa de emociones.

A pesar de la noche fría y que hace unas horas fue la marcha Ni Una Menos, sorprende la cantidad de personas que desde una hora antes hace cola para retirar su entrada gratuita para disfrutar del espectáculo. La fila llegaba al final de la cuadra. Todos los que pasaban por la tan transitada Avenida Corrientes preguntaban: “¿Qué obra van a ver?”

Teatro por la Identidad surgió en el 2000 y en el 2004 se convirtió en una asociación civil sin fines de lucro, con el objetivo de acompañar la búsqueda de Abuelas de Plaza de Mayo, que desde hace cuatro décadas sigue el rastro de más de 300 nietos y nietas que tienen su identidad secuestrada. El ciclo teatral recorre los escenarios de Argentina realizando funciones gratuitas para todo público.

Todos hablaban con todos y la charla en la fila sólo era interrumpida por las susurradoras de historias que regalaban una selección de poesía y cuentos al oído. La gente transformó el día frío en un clima cálido y ameno que lo llevó hasta adentro del teatro.

En el escenario se presentan once sillas vacías y una luz azul tenue, para ser ocupadas por los actores y actrices que luego empezarán a sorprender a los espectadores. La actriz Jorgelina Aruzzi dio apertura a la función explicando la razón de Teatro por la Identidad y cerró con un mensaje que sostiene la relación del arte en la política: “Luchar contra la herencia de la dictadura, porque ven a la cultura como enemigo”. Luego, la actriz volvió a la butaca y disfrutó de las actuaciones del resto de sus compañeros.

Dalia Gutmann, Osqui Guzmán, María Carámbula, Diego Gentile, Victoria Almeida, Cristian Sabaz, Ingrid Pellicori, Gonzalo Urtizberea, Malena Figó, Daniel Campomenosi y Manuel Fanego fueron los encargados de esta miscelánea de monólogos que conforma Idénticos: hicieron reír, interrogar, emocionar y hasta llorar a los presentes.

En Teatro por la Identidad actúan para no olvidar, para encontrar la verdad, para despertar la duda a través de la acción y la emoción. Los artistas jugaron en el escenario, acompañaron cada monólogo de sus compañeros sin esconder lo que les provoca.

El lema de este año es “pensar quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser”.  Teatro por la Identidad utiliza el escenario como puente e impulsa la búsqueda de personas desde el amor y el juego y provoca en muchos la dichosa sensación de saber quiénes somos.

Además de los monólogos, la obra es acompañada por intervalos de música en vivo, en este caso con la voz de Gloria Carrá, acompañada por Piter Josami Torres, en la guitarra.

 “Es un espacio de arte y militancia, y un lugar en donde realmente se fue contando, alrededor de 24 años de trabajo y mucho compromiso, de mucho amor, de mucho aprendizaje y del camino que nos dejaron las Abuelas de Plaza de Mayo”, expresó Cristina Fridman, en diálogo con ANCCOM. Y completó: “Como decía José Martí: ´Seres cultos para ser libres´ y creo que esa es la función y hoy estar acá arriba es ejercer la libertad, el sentimiento, el pensamiento de todo. Y eso junto que trasciende el teatro, es Teatro por la Identidad”.

El actor Manuel Fanego también dialogó con ANCCOM dijo: “Para mi Teatro por la Identidad es un lugar fundante de mi trabajo y es un ejercicio necesario de la memoria y de la reconstrucción social de una parte de la sociedad que fue diezmada. Teatro por la Identidad es una reparación social como encuentro teatrista, es como darle de nuevo al teatro esa función de comunicar y de interpelar a la sociedad”. Fanego fue uno de los que sembraron la semilla de este espacio e iniciaron esta aventura convertida en militancia.

La comediante Dalia Gutman también parte del ciclo señaló: “Es una oportunidad, primero porque hay gente muy interesante del teatro argentino como son los productores, el director en la programación, otros trabajadores. Es una manera diferente de tratar una parte muy oscura de nuestro país, tratar para que siga circulando entre la gente que viene a ver esto y entre la que escucha los testimonios”.

“Pasas por todas las emociones –agrega Gutman-, hay monólogos que te estrujan el corazón, otros que te hacen reír, que te hacen reflexionar sobre la identidad de cada uno, hay unos más divertidos y hay otros más solemnes pero que tienen un mensaje. A mí me gusta el humor y a mí me gusta eso, cada intérprete lo hace desde donde se siente más cómodo. Yo no estoy tan acostumbrada a un texto ajeno, estoy más acostumbrada a escribirme, pero es una práctica que está buena”.

El actor Osqui Guzmán contó que participa del ciclo desde el año 2001: “En Teatro por la Identidad pude encontrar un lugar de lucha y ahí entendí como nuestro país, nuestra sociedad, nuestros orígenes son constantemente espacios de lucha para no ser colonizados, para mantener nuestra identidad viva y para crecer como país, como pueblo y también como personas”. Y agregó: “El arte y la cultura es por sí una acción política, no la ejercemos los artistas sino el pueblo, eso es lo más contundente y lo más fuerte, en una crisis como esta, el pueblo con el mayor esfuerzo sigue yendo al teatro. Los artistas los esperamos, tal vez ganar menos, hacer teatros más baratos y abaratar entradas, pero tratar de hacer del teatro un puente porque se puede, no porque lo digamos nosotros que somos trabajadores de la cultura, sino porque el pueblo cuida, participa, el teatro crea relaciones históricas entre lo que fuimos, lo que somos y lo que debemos ser. Hoy para colonizar se ataca mucho a la cultura y por eso nosotros vamos a seguir haciendo nuestro trabajo, para que el pueblo siga haciendo su cultura”.

Al finalizar la obra, todos los que hicieron posibles Idénticos llamaron al escenario a Miguel “el Tano” Santucho, hermano de un nieto restituido gracias a Abuelas de Plaza de Mayo.  Santucho contó la historia de búsqueda de su hermano iniciada por su abuela Nélida Navajas y continuada por él. El Tano llamó a seguir buscando a los nietos y nietos que faltan. 

El homenaje a la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, fue otro momento emotivo de la noche con un: “Hasta la victoria siempre. Venceremos”, como decía Norita.

Las próximas funciones gratuitas serán el 10, 24 de junio y el 1 de julio a las 20 horas. Las entradas se retiran desde las 19 horas en la puerta del teatro Multitabaris Comafi (Av. Corrientes 831 – CABA).

 

 

 

Pañuelos al viento

Pañuelos al viento

Una conmovida multitud se reunió en el predio de la Exmansión Seré para despedir a la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, entrañable luchadora por los derechos humanos y por mil causas justas. Una mujer fundamental para la democracia y la historia argentina.

Una cabeza con un pañuelo blanco se mueve lenta pero segura por una multitud eufórica que la aplaude y vitorea. Elia Espen llega hasta donde descansa Norita, le susurra algo a su compañera de lucha, agarra el micrófono y afirma: “Acá estamos las locas de Plaza de Mayo, como nos decían. Somos las locas que pretenden la verdad y la justicia. Nora presente, ahora y siempre”.

Este viernes 31 de mayo, miles de personas se congregaron en el predio del excentro clandestino de detención, tortura y exterminio Mansión Seré, reconvertido en un microestadio y en sitio de la memoria, en Morón, para darle la despedida a Nora Cortiñas.

Los concurrentes dejaron sus palabras en cientos de pañuelos blancos de papel pegados en los vidrios, con palabras y frases en memoria a la homenajeada. “Los seres de luz traen luz, se van y la dejan. ¡Hasta la victoria y siempre Norita!”, rezaba una de esas dedicatorias.

Durante la jornada algunas de las compañeras de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora se acercaron a despedirla. Una de las primeras fue Taty Almeida, acompañada de familiares, amigos y compañeros. En su discurso, Taty afirmó: “No nos han vencido y seguiremos luchando ahora y siempre”.  Más tarde se sumó Espen, que dio un discurso con un emotivo cierre: “Nora, descansá tranquila, te aseguro que no vamos a abandonar la lucha contra estos malditos genocidas sin corazón, que lo único que les interesa es hacer mal y matar a todos los que piensan diferente. Más de 40 años en búsqueda de la verdad que seguirán nuestros descendientes. Te queremos.”

La luz que se filtraba por las ventanas del lugar iluminaba los sentidos abrazos entre los asistentes. Vecinos de la zona, amigos, familiares  e incluso compañeros de la militancia asistieron al adiós. Algunos se acercaron con presentes: fotos junto a ella, remeras, flores, corazones y cartas. El sentimiento de tristeza era general, pero también había una chispa de esperanza: la intrépida Norita y su incansable lucha con las Madres de Plaza de Mayo quedará para siempre marcada en la historia argentina y en los corazones del pueblo. Entre abrazos, lágrimas, emoción y aplausos, cada una de las personas que estuvieron presentes dejaron un pedazo de cada uno, para seguir recordándola.

 “Estoy acá por el legado de lucha que nos dejó, una persona tan importante para los derechos humanos”, comentó a ANCCOM Ayelén Caudillo, una joven que asistió a la despedida. Alejandra Barrios, que conocía a Nora, dijo entre lágrimas: “Estoy muy interpelada, porque ella siempre estuvo al lado de la gente que la necesitó y la verdad es que me conmueve este lugar, en donde ella vino a buscar a su hijo, donde gritó su nombre, donde la sacaron a los tiros… Espero que, por fin, lo pueda abrazar, aunque sea. Que llegue al fin ese abrazo tan esperado”. Por su parte Bárbara, militante política y figura cercana a Cortiñas, declaró: “Uno se siente huérfano, por más que hayas tenido vínculo directo o no, ella era un respaldo para todos: acompañaba en todas las luchas, por más pequeña e impopular que fuera. El grito que tenía al final de cada actividad era un grito de esperanza y convicción”.

 “Nosotras nos vamos muriendo pero confiamos en ustedes, en la juventud, para que recoja las banderas que nos dejaron nuestros hijos y nuestras hijas”, había dicho Nora Cortiñas hace exactamente un año.

Nora Morales de Cortiñas nació el 22 de marzo de 1930 en Buenos Aires. Fue militante y defensora de los derechos humanos en nuestro país, cofundadora de Madres de Plaza de Mayo y posteriormente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. En la noche de ayer, 30 de mayo, Norita –como todos le decían- se murió. Fue psicóloga social y profesora en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Desde 1998 y hasta ahora fue titular de la Cátedra de “Poder Económico y Derechos Humanos”. Como académica ha realizado análisis y estudios acerca de la relación entre la dictadura militar, la deuda externa y la crisis económica en Argentina.

Su hijo Carlos Gustavo Cortiñas era militante del Partido Justicialista y de la organización Montoneros en la Villa 31. Además trabajaba en el Ministerio de Economía de la Nación, tras haber pasado anteriormente por el INDEC y la Comisión Nacional de Valores. Fue detenido-desaparecido por miembros de las Fuerzas Armadas en la localidad de Castelar, en el partido bonaerense de Morón, el 15 de abril de 1977. Desde ese año, Nora Cortiñas formó parte de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, organización que reclama a las autoridades estatales el castigo para los culpables de los secuestros, torturas y desapariciones forzadas de alrededor de 30.000 personas durante la última dictadura militar. Además quiere conocer qué pasó con cada uno de ellos.

En mayo de 2023, Norita afirmó en una entrevista: “Nosotras nos vamos muriendo pero confiamos en ustedes, en la juventud, para que recoja las banderas que nos dejaron nuestros hijos y nuestras hijas”. Este mensaje para la posteridad es un llamado para que las siguientes generaciones sigan luchando por las causas de derechos humanos.