De espectadores a rehenes

De espectadores a rehenes

Veinte años después de su estreno original, la comedia Bang Bang y somos historia retornó al escenario. El humor absurdo y el teatro participativo como paliativo para dejar atrás la pandemia.

Son las diez en punto de la noche y la calle Mario Bravo al 900 está colmada de gente. Por la vereda del teatro El Tinglado no se puede caminar. Chicos, grandes, gente de todas las edades aguarda la orden para ingresar a la sala y ver el reestreno de Bang Bang y somos historia, comedia teatral creada en la década del 90 y que hoy, veinte años más tarde, vuelve a la escena. 

La obra, escrita por Martín Gervasoni y Willie van Broock, y protagonizada por Luciano Cazaux, Pablo Razuk, Josep Rodríguez y elenco, narra la interrupción de una función de teatro por parte de tres hermanos ladrones, que toman al público como rehén e intentan tener su momento de fama. Sin embargo, fallas en la comunicación y planificación del atraco, y los cambios de personalidad de los protagonistas generan enseguida que el plan se venga abajo y sucedan situaciones desopilantes que transforman una situación de miedo en comedia. 

Bang Bang y somos historia se estrenó en la década de 1990 y fue galardonada, en aquella época, con el premio ACE a mejor espectáculo de humor en 1999. Su gran éxito en Argentina generó que la obra se expanda hacia España, donde su éxito se mantuvo y le permitió realizar varias temporadas. Luciano Cazaux fue el responsable de la puesta y dirección de escena en aquella época. En esta nueva etapa, mantiene ese rol y además es uno de los tres protagonistas. En diálogo con ANCCOM, explica las razones que lo llevaron a tomar la iniciativa de volver a la escena, veinte años después: “Nos dimos cuenta que la obra está totalmente vigente. Es un humor que no pasa de moda. Lo que hicimos fue limpiar los chistes viejos de los años 90, medio machirulos, pero después se mantiene igual, es un clásico, tiene comedia física, chistes y pasajes de sitcoms”. 

Una de las cuestiones que caracterizan a la obra es la inclusión del público. Los ladrones entran y los espectadores son sus rehenes. Haciendo memoria, Luciano cuenta cómo tomaron esa decisión: “Se podía tratar de dos maneras, escénicamente hablando: desde el escenario o entre el público, y ésta última nos pareció la mejor opción”. Mientras, recuerda cuando, en la época anterior, a la gente le costaba y tenía miedo de participar. Una vez, un amigo suyo le contó que, en plena función, vio a un hombre tirar la billetera y el celular debajo de la mesa. “Pasa que había muchos asaltos a restaurantes en ese entonces. Por suerte, ahora el público se engancha más”. En la función del 2 de abril, el público, además de reírse, contestó, cantó y gritó. 

Además de Luciano, el otro actor que formó parte de la obra en su primera versión es Pablo Razuk, quien encarna el personaje de “Joe”. A la hora de comparar los públicos de ambas temporadas, relata: “Claramente, después de 24 años desde el estreno, el público cambió. En su momento la gente se sorprendía más de nuestra irrupción en el espacio. Ahora está más abierta al juego del humor donde el absurdo es el común denominador”. También, por supuesto, hay similitudes. Luciano las encuentra en el tipo de sociedad en la que vivimos: “Después de la pandemia y de todo lo que tuvimos que atravesar, la gente tiene una enorme necesidad de divertirse. En los 90 también, pero había otras condiciones, era un contexto que aparentaba una fiesta permanente”. 

El espectáculo de comedia es un estilo particular, que requiere no solo de la habilidad de los actores, sino también del ambiente que se genere con el público. En este sentido, Razuk opina sobre el género y cómo se ha modificado hasta hoy: “La comedia tiene la particularidad de ser, a veces, previsible y redundante, y eso es parte del humor que conlleva. En este caso, Bang Bang da cierto giro hacia el absurdo, y las nuevas generaciones lo entienden a la perfección, porque los dibujitos que hoy son los más seguidos tienen una cuota de absurdo enorme en el rompimiento del espacio y el tiempo”. 

Todos los sábados a las 22:15, en el teatro El Tinglado (Mario Bravo 948) hay función de Bang Bang y somos historia. Un plan ideal para disfrutar en familia, solo o con amigos; en definitiva, todos necesitamos divertirnos. Incluido los actores, por supuesto, que como marca Razuk, están muy contentos con esta nueva temporada, ya que “el espíritu original, lo que sucede con el público se mantiene, y la risa y la carcajada son cosas que no solo nos alegran, sino que nos alimentan”.

«Es hermoso ser argentino»

«Es hermoso ser argentino»

Los viernes de abril puede verse «Mr.Martin», una obra de teatro que aborda la temática de la identidad entre un profesor de inglés y su alumno argentino.

Los viernes abril, en Tadrón Teatro, se podrá ver El señor Martín, dirigida por Gabriela Villalonga y con las actuaciones de Juani Pascua y Luis Cardozo. En el escenario situado en Niceto Vega y Armenia, se reúnen en el salón de clases un maestro de inglés y su alumno en una rutina que invita a la reflexión. “La obra es el encuentro de dos tocayos llamados Martín, en un colegio inglés donde se educa a los chicos como si estuvieran en un rincón de Cambridge o en Londres, en una cultura diferente. Y esa es la lucha de la identidad resistida contra la identidad que rehúye la nuestra”, comenta en diálogo con ANCCOM el creador de la obra, Gastón Cerana.

 Escrita en 2001 y estrenada en julio del 2002 en Teatro por la identidad, “la obra tuvo muchas versiones, algunas extranjeras. No las vi todas. Estoy muy orgulloso de esta versión y de que sea un reencuentro con Gabriela Villalonga, a quién conocí en ese ciclo. Que los chicos tengan esa frescura que me emociona mucho, me hace acordar a cuando nosotros éramos teníamos veintipico haciendo la versión más linda que he visto. Es la segunda vez que la veo”, comenta Cerana.

 “Ahora, el texto está sumamente resignificada –dice la actriz, directora teatral y dramaturga Gabriela Villalonga- , por eso elegimos hacerla en este momento. Hay algo de lo que la obra muestra que es cómo se realzan valores de otra cultura pero siempre en detrimento de la nuestra. O sea, una binariedad: podés valorar cosas de otras culturas pero no por eso tiene que ser descalificado lo nuestro. Pareciera que ligado a ciertas políticas, sobre todo económicas, está esta cosa de lo binario. ‘Si está muy bien eso otro es porque lo nuestro está mal’. Y como siempre, en lo binario hay una zona que está aplanada, vinculada con lo más particular, lo individual de cada uno y cada una, hasta lo social, lo que nos gusta y lo que nos gusta menos y lo que nos gusta un poco más o lo que nos encanta. Y encima esto se transmite, como muestra la obra. En matrices de aprendizaje están esos valores y esa binariedad, entonces se supone que si nos gusta eso no nos tiene que gustar lo otro.”

 Se apagan las luces y llega el momento clave, Luis Cardozo y Juani Pascua dejan sus cuerpos para prestarlos al profesor de inglés Mr. Martin y a Martín, alumno del colegio James Day High School, lugar dónde transcurre la trama. Con un traje cuadrillé gris, camisa celeste, corbata marrón con rayas blancas, zapatos negros y lentes aparece en escena el docente “Mr. Martin es un profesor de una escuela privada en un rinconcito de Burzaco. Él es muy histriónico, muy inglés y no permite que sus alumnos hablen lengua castellana en su clase. Es muy estricto a la hora de dar clases y es un gran soñador”, agrega el actor y estudiante de sociología, Luis Cardozo quien lo interpreta.

 Vestido con el uniforme escolar gris y verde Martín entra a clases. “¿Quién es Martín, el estudiante? Pude haber sido yo porque tiene mucho de biográfico, después uno le mete ficción como es el arte. Tiene que ser un entretenimiento, pero tiene mucho de mi vivencia. Lo veo a él y me veo un poco”, reflexiona Cerana. Martín es un fiel representante de la lucha por evitar la imposición: “Ahora que lo pienso, esa imposición le hace a él valorar más su identidad y preguntarse por qué tanta resistencia de este señor, es lo que genera que vaya a averiguar de dónde es este profesor”, agrega el autor.  “Martin es un estudiante de esta escuela secundaria bilingüe y está cansado de no pertenecer a ese mundo de escuela burguesa que odia lo nacional y exacerba lo traído de afuera. No se siente para nada parte de ese mundo y durante toda la obra lo explicita; .le cuenta al público desde el inicio lo incómodo que se siente en ese espacio”, retrata Juani Pascua, actor y estudiante de sociología quien interpreta a Martin.

 Pascua plantea que el mensaje de la obra consiste en que “no es que estemos diciendo que está mal apreciar otras culturas pero sí, si eso viene con el desprecio de la nuestra. Desde la educación, a una temprana edad, nos educan para irnos: ‘Estudiá para hacer plata e irte a otro lado’, ‘Tenés que irte de Argentina, Argentina es una mierda’. Y creo que con esta obra queremos contar que queremos a nuestro país y que más allá de todo lo que pueda llegar a pasar, es hermoso ser argentinos y apreciar toda esa cultura que es nuestra”. Luis Cardozo agrega con respecto a lo que transmite la obra que “principalmente habla de cómo nosotros nos autopercibimos como argentinos, nuestra identidad nacional y cómo desde afuera constantemente se nos quiere avasallar con ese mensaje, con esa identidad a través del eurocentrismo, del colonialismo. Constantemente nos quieren hacer creer que ser argentino está mal o que no se puede triunfar o progresar en este país. Además, lo hace en un ámbito educativo. El autor, Gastón Cerana, esto lo lleva al ámbito de la educación, de un profesor, un alumno en una escuela privada lo cual lo hace mucho más interesante para poder indagar ahí.”

Villalonga tiene un deseo respecto a la obra: “La idea es que uno se pueda quedar pensando en esta binariedad de la que hablábamos y cómo la tendencia a instalarnos en ese tipo de pensamiento hace que nosotros y nosotras descalifiquemos costumbres, hábitos, paisajes y producciones artísticas que son nuestras, argentinas. Hay épocas de la Argentina donde esto fue en trazo grueso, fue super explícito.”

 

Inés Martina debutó en Buenos Aires

Inés Martina debutó en Buenos Aires

La artista oriunda de Buenos Aires, ahora instalada en Nueva York, se presentó en un escenario porteño por primera vez en su carrera y ANCCOM estuvo presente y también la entrevistó.

Composiciones propias y ajenas, canciones en español pero también en inglés. Ritmos rioplatenses, arrabaleros, mestizados con un poco pop y otro tanto de rock, sumado a un público activo, que no paró de aplaudir, cantar y bailar, fueron algunos de los condimentos que hicieron de la noche del pasado jueves 27, una fiesta inolvidable.

Inés Martina Chouciño Storani tenía 21 años cuando partió de Buenos Aires rumbo a Nueva York para estudiar artes por tres meses. Lo que no sabía en ese entonces es que allí sería su nueva residencia y mucho menos imaginaba que diez años después volvería a su Argentina natal para presentar ante los suyos su incipiente carrera como cantante.

En la Gran Manzana perfeccionó sus conocimientos artísticos y logró transformarse en una compositora, intérprete, cantante, actriz y bailarina, entre otras cosas. Fue en 2020 que llegó su debut como cantante y el 2021 trabajó en la producción de sus primeros sencillos, que se encuentran disponibles en las plataformas digitales. Tiene además dos videos: “Los giles” dirigido por Laura Manson y Celeste Lois y “Bailan con el viento”, también guiada por Manson.

En la velada del jueves no faltaron las sorpresas. Una de ellas fue la apertura del show de la mano de la humorista y actriz (entre otras tantas cosas) Vero Lorca. Conocida por sus actuaciones de stand up y sus participaciones en Canal 9 y en la TV Pública, la comediante se encargó de dar inicio a la antesala del recital.

Así, cuando el turno de Inés llegó, las y los asistentes ya estaban metidos de lleno en la jornada artística y rápidamente empezaron los alientos desde abajo del escenario incentivando a la cantante a dar inicio a su show.

Acompañada por Rafael Varela en guitarra, Mariana Molinero en teclados, ukelele, bajo y percusión y Manuel Barrios en bandoneón, la anfitriona comenzó el espectáculo con una versión acústica de “Bailan con el viento”, una canción propia. Desde el inicio se fue generando un ambiente familiar que perduró durante todo el show.

En el concierto dominó un clima cálido y familiar, con momentos emotivos como cuando Inés ofrendó una canción a su padre. La artista, además de presentar sus canciones, realizó imponentes interpretaciones de artistas como Natalia Lafourcade, Monsieur Periné, Luz Pintos y Amy Winehouse.

El momento más emotivo fue, quizás, cuando las y los seguidores más cercanos escucharon los primeros acordes de “Los giles”, una canción propia cuyo video, estrenado hace 4 meses, ya superó las 50.000 vistas en YouTube.

Para cerrar el show la artista eligió “Gafas rosas”, un tema inédito que desnuda las raíces rioplatenses, y finalmente se despidió con una versión eléctrica de “Bailan con el viento”. Los y las presentes, de pie, reconocieron a la artista con un interminable aplauso.

 

Con la adrenalina todavía recorriendo su cuerpo y las emociones a flor de piel, Martina tuvo un tiempo para contarle a este medio cómo se sintió en su primer presentación en Argentina.

  • ¿Cómo fue pensar desde Nueva York un show en Palermo?

¡Estuve más nerviosa preparándome para este show en La Tangente que para cualquier otro de los que hice en Nueva York! Fue la primera vez que interpreté mis temas originales en mi país, así que todo bastante nuevo. Empezando por el hecho de que me dirigí al público en castellano durante todo el show.

  • ¿Cómo surgió la idea de compartir escenario con el stand up?

La idea de pedirle a Vero Lorca que se sumara a mi show para llevar a cabo la antesala surgió de que hice algo parecido en Nueva York y funcionó muy bien. Soy actriz también y tengo muchas amigas comediantes que hacen stand up e improvisación a las cuales suelo invitar a mis shows allá.

  • ¿Qué descubrieron en esta hibridación artística?

Me gusta mucho mezclar la comedia con la música porque me encanta la idea de que el público llegue, se pida algo de tomar o comer, se rían a carcajadas y luego me escuchen cantar. Siempre pienso en lo que yo disfrutaría más siendo parte del público y trato de incluirlo.

 

  • ¿Qué expectativas tenías previo a tu primer show en Argentina?

Por suerte nunca me pongo muchas expectativas, entonces siempre salgo feliz. Lo aconsejo. Solo quería que se vendieran cierta cantidad de entradas, y se vendieron muchas más del número que tenía en la cabeza. No hubo ni una silla vacía y hubo muchas personas paradas también. La gente estaba súper contenta y tuve comentarios muy lindos acerca de todo el show. Así que: feliz.

  • ¿Cómo viviste el show arriba del escenario?

Me sentí muy cómoda arriba del escenario y me encantó lo que recibí del público durante y entre todas mis canciones. Muchos gritos positivos y varias personas cantando al unísono mis temas. ¡Es lo que más me gusta de todo!

¿Cuánto tiempo tuvieron para preparar el show con la banda que te acompañó?

La banda que me acompañó fue un lujo. Son músicos talentosísimos y se aprendieron todos los temas muy rápido. Con Rafa y Marian tuvimos dos ensayos y con Manu ¡solo uno! Además, no nos conocíamos así que me impresiona lo bien que conectamos con tan poco tiempo de preparación. Me encantaría volver a trabajar con todos.

  • Le regalaste al público un adelanto de tu próximo trabajo discográfico

“Gafas Rosas” es mi nuevo tema, una milonguita muy sexy. Van a poder encontrarlo en todas las plataformas digitales pronto. En este momento estoy en preproducción para grabar el video clip en marzo, acá en Argentina. Pueden encontrar en mi canal de youtube mis otros dos videos de música realizados, en Buenos Aires el primero, y en Nueva York el segundo.

  • ¿Tenes pensado un nuevo show en el país antes de volver a Nueva York?

Vuelvo a Nueva York en unos días porque tengo un show programado allá para el 26 de Ffbrero. Vuelvo a Argentina a mediados de marzo y la idea es programar un show para finales del mes o principios de abril.

“El fanatismo religioso está en el vecino, compañero de trabajo y hasta en nuestra propia familia”

“El fanatismo religioso está en el vecino, compañero de trabajo y hasta en nuestra propia familia”

La autora de Tuya (2005), La viuda de los jueves (2005), Elena sabe (2006), Betibú (2011), entre otras novelas, se convirtió en la primera escritora argentina en obtener el premio más importante de la Semana Negra de Gijón con su obra con Catedrales (2020). El libro relata la historia de un crimen no resuelto cometido hace más de tres décadas. Ana, una adolescente de 17 años, es hallada en un terreno baldío descuartizada y quemada. La narración parte de desde el punto de vista de cada personaje, en donde se mezcla el fanatismo religioso, el ateísmo, la memoria y la verdad. “No creo en Dios desde hace treinta años. Para ser precisa, debería decir que hace treinta años me atreví a confesarlo. Tal vez no creía desde hace tiempo antes. No se abandona la fe de un día para el otro”, así comienza la novela de Piñeiro.

¿Cómo fue la recepción del premio?

No lo esperaba porque pienso que los premios los van a ganar otros y después, a veces, tengo la suerte de ganarlos. De todos modos, cuando yo fantaseaba, más allá de la postulación de Catedrales, qué premio me gustaría ganar, uno de los que enseguida pensaba era este: el premio de Gijón, que se da a la escritura de novela negra y hay pocas mujeres premiadas. Ganar este premio pone a las mujeres de novela negra en un buen lugar. Estar ahí y escuchar que Catedrales era el libro elegido me puso muy contenta y sobrepasó las expectativas.

Hay muchas escritoras que han sido premiadas en los últimos años…

Se dan varias cuestiones: Por un lado, hay muchas mujeres escribiendo textos muy significativos e interesantes, literariamente valiosos. Por otro lado, en otras épocas, también había muchas mujeres escribiendo en esa calidad y no se las leía ni se las escuchaba. Particularmente, en este premio de Gijón hace seis años sucedió una revuelta, porque en las cinco categorías que había, los finalistas eran varones. Hubo que hacer una revisión, y cuando te ponés a analizar el método de selección, sucede que les preguntaban qué habían leído a personas que ya habían participado en el festival y eran todos varones, y de ahí salían los finalistas. La mayoría de ellos habían leído solo varones, entonces era imposible que una mujer quedara seleccionada. Se empezó a buscar la forma en que se leyera a mujeres, no solo en este festival sino también en otros. Está bien si la mejor novela es de un varón, pero el tema es que lleguen a ese lugar de evaluación tanto mujeres como hombres. Había frenos para que las mujeres no lleguen.

¿Cuál fue la decisión de hacer un policial negro que se va construyendo a partir de distintas voces, como un rompecabezas?

Una primera decisión fue que Ana, la protagonista que está muerta, no tenga voz. No hay una versión de ella porque está muerta. Entonces, entre todos los demás, hay que armar esa verdad. Sería demasiado fácil como escritora que Ana cuente lo que vivió, pero yo quería dejar en claro que las mujeres que mueren en un aborto clandestino o por violencia de género, no tienen más voz. Es un paso importante para hablar de la problemática y querer solucionar el tema. Después hay una decisión narrativa, distintas personas mirando desde un punto de vista, pero también era darle la oportunidad a cada uno de esos personajes a pensar en una responsabilidad frente al crimen. En ese acto de decir, que el personaje pueda reflexionar, hay mayores y menores responsabilidades, por supuesto más allá de quien ejecuta el acto del crimen.

«En el premio de Gijón hace seis años sucedió una revuelta, porque en las cinco categorías que había, los finalistas eran varones», recuerda Piñeiro.

Catedral profundiza en las situaciones de vulnerabilidad de las mujeres: el aborto clandestino, la violencia de género, la presión desde la iglesia. ¿Cuánto de la militante feminista está presente en la escritura?

Estos temas están presentes en varias de mis novelas. Desde Tuya, mi primera novela publicada, escribo sobre la situación del aborto clandestino, sin apoyo del sistema de salud. Lo que sucedió es que, en 2018, cuando se abrió el debate por la ley, gente que no conocía lo que yo pensaba de modo personal, se enteró que además de escribir sobre eso, yo tenía una posición de activismo frente al feminismo. El activismo no pesó en el libro, pero sí la mirada de las instituciones religiosas. En la campaña pudimos dialogar con diputados y senadores que nos respondían que estaban de acuerdo que haya una ley, pero no podían votarla porque el obispo los retaba, o en misa iban a hablar mal de ellos, o perjudicaba su carrera política. Entonces empezamos a notar que más allá de las creencias religiosas, hay una institución religiosa que queda involucrada en un cambio de figuritas, en donde se piensa a las mujeres como moneda de cambio, y eso no debería pasar de ninguna manera. Pero no lo pienso desde el activismo, en decir “voy a hacer una novela para que me sirva para el feminismo”. Evidentemente soy una sola persona, cuando escribo, cuando estoy con mi familia, militando, entonces se mezclan las cosas al momento de escritura.

En la novela está muy presente el fanatismo religioso…

Me interesaba mucho escribir sobre esto porque en algunas sociedades donde hay una religión, como es en la Argentina que está la católica como preponderante, vemos al fanatismo religioso como personas de una religión lejana, que no conocemos, que viven en otro país y tienen otra lengua. A veces no vemos que está en el vecino, compañero de trabajo y hasta en nuestra propia familia. Justamente en el debate de la Lley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, hemos visto grupos de católicos que entraban a hospitales donde una niña violada iba a acceder a un aborto autorizado por la ley, y sin embargo se metían allí para impedir que suceda, eso es fanatismo religioso.

Por otro lado, en Catedrales hay personajes ateos…

En el libro cito a Richard Dawkins, quien trabaja mucho sobre el ateísmo y dice que esa va a ser la próxima salida del closet: que la gente se atreva a decir que es atea. Cada vez que decís que sos ateo, recibís una agresión. Hace poco, en un reportaje, donde hablábamos del ateísmo, el periodista me decía que él no puede decir que es ateo, porque eso sería soberbia. De hecho, me estaba diciendo que yo soy soberbia por decir que soy atea. Me pareció impactante y soberbio lo que él estaba diciendo. Lo siento, pero yo no creo en Dios, me sería mucho más fácil y quizás más sencilla la vida si creyera en Dios, pero no creo.

¿Cómo trabajaste el tema para la novela?

En uno de los libros que leí, hay una referencia a una encuesta que se hizo en Estados Unidos, en la cual se preguntaba a la gente si el próximo presidente sería de distintas religiones lo votarían, ya sea judío, musulmán, católico, o lo que sea, y cerca de un 90% respondió que sí. En cambio, cuando se le preguntó si votarían a un ateo, sólo el 50% respondió que sí. En la sociedad hay cierta desconfianza sobre una persona que se dice atea, entonces no podés decir que sos ateo porque sabés que los demás van a pensar que sos una mala persona. De ninguna manera la novela trata de juzgar lo que cada uno crea, sino que la cuestión es cómo uno ejerce eso y cómo puede afectar a los demás, o cómo las instituciones religiosas influyen en las personas tanto que pertenecen o no a ese credo. Cuando la Iglesia católica se mete a opinar sobre la salud pública argentina, está opinando no sólo de la salud de las católicas, sino de todas las mujeres que a lo mejor deciden que no quieren tener un hijo. Cada uno tiene derecho de creer en lo que quiera.

La historia de la novela es individual, pero también en algún punto se vuelve social y política.

El libro tuvo mucha repercusión y recorrido, tuve muchos mensajes no sólo por el aborto clandestino, sino de pertenecer a familias tan rígidas desde la religión, jóvenes que me escribían diciendo que se reconocían en algún personaje. Entonces me parece que uno trata de contar lo individual pero que tenga cierta universalidad, además que no sólo se pueda leer en Argentina, sino que en otros países pasa lo mismo. En España, por ejemplo, tienen Ley de Aborto hace mucho tiempo, pero tienen un avance en los partidos de derecha que están muy activos en revisar si no hay que cambiar y volver atrás en cuestiones que parecen derechos adquiridos. Polonia fue uno de los que primero compró la traducción de Catedrales, y es un país donde había Ley de Aborto y el año pasado el Presidente modificó una de las causales, y las mujeres salieron a la calle en una marcha que no se había visto allí. Cada una le va entrando desde distintos puntos a una novela que es muy individual pero que es universal.

“La verdad que se nos niega duele hasta el último día”, dice el personaje del padre de la víctima, quien no se cansa de buscar la verdad.

Cuando escribía la novela pensaba en muchos padres, como es el caso de Alberto Lebbos, papá de Paulina Lebbos, una chica que mataron hace muchos años y nunca se reconoció ese crimen, muchos pensamos que estuvo relacionado con el poder en Tucumán, sin embargo, no se conoce la verdad. Alberto Lebbos no baja los brazos y va a programas de radios, de televisión, para que el caso no se caiga, y la justicia pueda darle una respuesta. En la novela hay una mirada sobre esa búsqueda, de tantos padres que se preguntan qué pasó con sus hijos e hijas. También, el personaje del papá de la víctima, articula este tema con el de la compasión por los que no pueden llegar a la verdad porque no están preparados, a veces llegamos al borde de la verdad, pero es tan dolorosa y tremenda, que no nos animamos a saberla.

Lienzos humanos

Lienzos humanos

Alfredo Segatori, el muralista urbano, pionero en el Street Art argentino, homenajeó a Quinquela Martín, realizó una performance humana y fue reconocido Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura porteña.

El reconocido artista y fundador del movimiento de Arte Urbano en Argentina, Alfredo Segatori, presentó el sábado 27 de noviembre su más reciente obra en el barrio de La Boca, un homenaje a Benito Quinquela Martín. Con su impronta, Segatori llevó a cabo una colorida jornada de intervenciones artísticas que dio por llamar “El sueño de Quinquela”.

A partir de las 15, fue citado un grupo personas a los Silos Areneros del barrio sureño de la Ciudad de Buenos Aires bajo una simple pero confusa premisa: “Vení a exabruptearte de color”. La inscripción vía online no especificaba mucho más, pero resultó suficiente para las más de 40 personas que decidieron asistir por el mero amor al arte de Alfredo. “Yo vengo siguiendo a Segatori desde hace mucho tiempo y cuando me enteré que podía formar parte de una de sus obras, ni lo dudé”, contó Sofía, de 31 años. “Logra sacar el arte de su lugar común, las galerías, para llevarlo a lugares cotidianos como lo es la calle”, afirmó. 

A lo largo de la tarde y bajo un tinte jovial, Segatori ofició de una mezcla de Showman y director de orquesta, dando órdenes a quienes formaron parte de la obra y explicando qué era lo que estaba por suceder a cada momento. Para comenzar, cada individuo debió elegir un solo color y cubrir todo tramo de piel que sea visible, convirtiéndose así en lienzos humanos, para que luego el artista pudiera disparar colores varios sobre ellos. Durante un largo rato, las personas-obra bailaron al ritmo de música electrónica, mientras que diferentes colores, de una paleta cuidadosamente seleccionada, les llovía en forma de salpicaduras. De esta manera, cada persona se convirtió en arte, y Alfredo, en su creador. 

“Esta performance es algo nuevo para mí, nació durante la pandemia cuando no podía pintar murales y comencé con ‘En cuarentena quedé pintado’, un ciclo de obras unipersonales”, cuenta Segatori. “Después hice varias obras más con diferentes modelos y performers inspirados en distintos colores. Hoy lo que inauguramos es la primera etapa del ‘Exabrupto de color’ con Lunática Artes Visuales”.

Las siguiente etapas de la intervención consistieron en pintar las columnas debajo de la Autopista Buenos Aires – La Plata y las paredes perimetrales de la arenera, para lograr un paisaje onírico lleno de color y así alcanzar una superficie total de 4.000 m2 de pintura. Con estas obras, además, o Segatori busca contribuir a la revalorización de la zona.

La obra retoma algunos de los conceptos del expresionismo abstracto como la improvisación total, las manchas y los gestos. Inspirado en artistas como Siqueiros y Pollock, Segatori innova sobre grandes estructuras y experimenta con distintas máquinas de pintura. El nombre lo define por sí solo, exabrupto: «gesto brusco e inesperado que se manifiesta con enfado y viveza». 

Dentro de la obra, en un plano lateral de la arenera, se ubica el retrato de Quinquela Martín, inmerso en el color, realizado en relieve con materiales de desecho. Durante un mes, Segatori recolectó y recicló objetos que otros consideran basura, para luego subirse a una grúa y darle forma a la cara de cuatro metros del artista emblema boquense.

Como cierre de la jornada, la Legislatura porteña le entregó un reconocimiento al artista como personalidad destacada de la cultura. “No me lo esperaba porque yo soy totalmente independiente y outsider de la política, pero se acercaron desde la Legislatura con la iniciativa y lo agradezco. Creo que suma en la difusión de mis obras y para aplicar a proyectos de mecenazgo”, señaló Alfredo.  

El muralista urbano, pionero en el Street Art argentino, que desde 1989 trabaja utilizando la técnica del aerosol a mano alzada, free hand, demostró una vez más que se puede seguir innovando en un ámbito en el que pareciera que ya todo está hecho.