Un escritor políticamente incorrecto

Un escritor políticamente incorrecto

Fogwill: Muchacho Punk, la muestra sobre el multifacético escritor exhibe, por primera vez, los cuadernos personales, correspondencia, fotos, contratos y libros, que fueron donados por la familia del autor a la Biblioteca Nacional.

El Museo del Libro y de la Lengua presentó por primera vez la exposición sobre el escritor y publicista Rodolfo Fogwill, “Muchacho Punk”, con material de archivo inédito, fotografías, manuscritos, contratos, documentos, artículos, trabajos en publicidad y controversias. “Es un escritor que irrumpió en la literatura argentina como un meteorito”, manifestó el curador de la muestra Esteban Bitesnik. Desde el Museo, describen la personalidad multifacética del autor como “sociólogo interesado en la semiótica y el lenguaje publicitario, exitoso consultor de mercado de grandes tabacaleras, escritor laureado por Coca-Cola, editor independiente de colegas admirados y marginados, poeta, novelista que imaginó las atrocidades de la Guerra de Malvinas, lúcido analista que auscultó la transición democrática, advirtió sobre el legado cultural de la dictadura y reflexionó sobre la cultura política argentina”. El trabajo de curaduría y archivo fue llevado a cabo por el equipo integrado por Inés Ulanovsky, Inés Girola, Pablo Licheri, Verónica Rossi, Constanza Penacini y el mencionado Bistenik.

 

“El sueño de cualquier archivista”

Los platos y la comida estaban intactos, como si hubiese salido y estuviera por volver en cualquier momento. Sogas y pilotos hacían de su casa un barco. Había un altar dedicado a sus hijos con dibujos y cartas, plantas pico de gallo naranjas y sobre la chimenea, la foto de una mujer que no era ninguna de sus esposas.

“Estaba todo como él lo había dejado”, dijo la curadora y archivista Verónica Rossi y recordando la primera vez que había entrado junto a Vera, la hija de Rodolfo Fogwill, a la casa del escritor, después de su muerte. “Necesito que me acompañes a la casa de papá a ver qué hacemos con sus papeles”, le había dicho Vera y así sucedió el 29 diciembre de 2010.

“Era el sueño de cualquier archivista, encontrarse con un lugar que hablaba de Fogwill en cada uno de sus recovecos, en cada uno de sus papeles”, expresó  Rossi durante la apertura de la exposición “Fogwill: Muchacho Punk”. La casa del escritor era un desorden ordenado, cuenta la archivista Rossi. Estaba dividido por espacios para cartas de escritores, revistas con sus publicaciones, libros, música, hijos y náutica. Cada uno de los materiales fueron organizados en 27 cajas de correspondencia, inéditos, documentación, fotografías, artículos de diarios y revistas.  “Lo que se desprende de todo este archivo, cartas y correspondencia es también todo ese costado donde tejía una red de amistades, era muy consultado por sus colegas y escritores. Todo ese costado humano de Fogwill donde atendía a dudas y consultas específicas, ya sea por una palabra, un sustantivo, un adjetivo, cómo se puede decir tal cosa o tal otra”, expresó el curador Bitesnik.

Dentro del archivo, también se encontraron transcripciones a mano de poemas de Teresa de Avila de Jesús y canciones de Michael Jackson escritas en español como “You are not alone”. Rossi, en relación a la personalidad cambiante y curiosa de Fogwill, manifestó: “Él es una persona que se la pasó mudándose no solo físicamente sino también de profesiones”.

A partir de ese momento, se inició un proceso de varios años que tuvo entre sus momentos cúlmine la donación de los materiales por parte de familiares a la Biblioteca Nacional en el año 2022, un gesto valioso por parte de los hijos Andrés, Vera, Francisco, José y Pilar. Como explica la archivista del Museo del Libro y de la Lengua, Nuria Dimotta, hay “universidades de Estados Unidos que compran estos archivos” por lo que es “súperimportante, que se haya valorado la dimensión de lo que políticamente implica donar un archivo en la institución pública”.

La pileta

Como caminando en el fondo de una pileta, la luz proyecta sus olas plásticas sobre las figuras de los que la visitan. Los envuelve y arremolina. Fogwill nada junto a ellos boca arriba. Una brazada hacia atrás y el brazo derecho se extiende y sumerge en la serie fotográfica. Burbujas y gotas salpican las imágenes. El bigote blanco y tupido, los ojos colorados por el cloro y las antiparras sobre la frente. La mirada fija en quien lo espía.

Es la estación que invita a bucear en su faceta náutica. En las paredes de la habitación celeste ondean veleros, otro Fogwill (más joven) y el mar. Fuma, navega y comparte, con amigos y gaviotas. La gran ventana de los sueños se abre en la siguiente estación. Barcos que vuelan, humanitos, sueños eróticos, calvicie, cosas perdidas y pipas, son parte de su diario onírico. Fogwill está en su estudio rodeado de libros y cables que van construyendo una microciudad sobre su escritorio. En su desorden ordenado, el soñador se agarra la cabeza mientras lee aquello que acaba de tipear en la máquina de escribir.

Hay textos mecanografiados sobre páginas oxidadas con manchones, derramamiento de líquidos no identificados, tachaduras y círculos de tinta verde, roja y azul que dejan la impronta de su autor.

“Argentinazo: ¡Las Malvinas recuperadas!” (Crónica), “Estamos ganando” (Revista Gente), “Inminente recuperación de Las Malvinas” (Clarín), son algunas tapas de los diarios de 1982 que dan la bienvenida a la estación que lleva el nombre de su primera novela: Los Pichiciegos. “Pasaba por la casa de mi madre cuando la escuché gritar: ‘¡Hundimos un barco!’ Yo volví entonces a mi estudio y escribí una frase: ‘Mamá hundió hoy un barco’. A las ocho horas del hundimiento del barco de mi madre yo ya estaba escribiendo aquel libro”, contó Fogwill sobre aquella vez.

La novela narra un relato de ficción más cercano a la realidad de la contienda de las Islas Malvinas que aquella imaginada colectivamente por la sociedad Argentina después de haber recibido información manipulada por los medios masivos de comunicación que transmitían la versión oficial de la última dictadura militar. “Había terminado la guerra y es algo que todavía hoy no pudimos procesar, imagínense en ese momento”, contó el Director de Cultura de la Biblioteca Nacional Guillermo David.

Bitesnik habla de la urgencia de Fogwill de escribir al calor de los acontecimientos mientras sucede la guerra. Una escritura de la emergencia para interpretar su presente.

El sabor del encuentro

“Hoy la publicidad no es como la que se manejaba en las épocas de Fogwill. Fogwill habitaba en ese mundo donde estaba todo por conocerse todavía”, manifestó Bitesnik. De sociólogo a publicista, en los años 70 creó su propia agencia publicitaria Ad Hoc. Videos de su trabajo en marketing y focus group, viñetas de chicles Bazooka y el icónico eslogan de la cerveza Quilmes: “El sabor del encuentro”, están expuestos en la muestra.

Además, destaca la carta que recibió después de ganar el concurso en 1980 de “Coca-Cola en las Artes y las Ciencias” con el libro Mis Muertos Punk. En este episodio decidió romper el convenio de la compañía y publicar el libro en su propia editorial llamada Tierra Baldía. Las anotaciones y comentarios irónicos en la carta escritos a mano por Fogwill dan cuenta de su inconformismo. “Fogwill es un gran polemista”, explicó Bitesnik y continuó: “Es un escritor que por decirlo en términos muy actuales, políticamente incorrecto”. Rossi, aporta a este perfil que combina lo provocador y el escándalo mediático con una fuerte influencia del movimiento punk: “El era una persona que le gustaba las polémicas. Incluso en las cartas se ve”.

 

El último viaje

Rodolfo Fogwill fue un productor y producto de su época. Sus múltiples facetas no solo reflejan una persona en constante movimiento y con una gran inquietud intelectual, sino también las mezclas eclécticas de una época que incluye el legado cultural de la dictadura, la cultura política argentina y la transición democrática.

Fue un escritor leído especialmente por la generación que le fue contemporánea. Al respecto, Rossi expresa el deseo de que la muestra permita llevar a muchos jóvenes a descubrir a Fogwill y sus textos, que invite a seguir investigando, escribiendo sus biografías y a la activación del archivo.

El recorrido termina con un Fogwill que recorre el barrio de La Boca un día sin sol. “Empezamos con un Fogwill casi desnudo y terminamos con un Fogwill abrigado y con gorro de lana”, explica Bitesnik. Al lado de las imágenes del documental El último viaje, la frase del escritor: “Escribir es pensar, y es un eslogan mío”.

 

“Fogwill: muchacho punk” se puede visitar hasta el 31 de julio de 2025 de martes a domingos de 14 a 19 en el Museo del Libro y de la Lengua (Av. Gral. Las Heras 2555).

La memoria donde leía

La memoria donde leía

Papeles personales de intelectuales y figuras públicas, colecciones de instituciones privadas, documentos y cartas conforman el valioso acervo que mantiene vivo el Departamento de Archivos de la Biblioteca Nacional y que permite reconstruir la historia política, social, cultural y cotidiana del país. Y todo está a disposición del público.

La Biblioteca Nacional Mariano Moreno se ha consolidado como una institución fundamental para la preservación de la memoria colectiva de Argentina. Desde 2006, con la creación del Departamento de Archivos Personales y Colecciones Particulares, la institución amplió su misión: además de custodiar libros y publicaciones, también se dedica a reunir, conservar y difundir los documentos privados de figuras de la cultura, la política y la vida intelectual que marcaron el rumbo del país desde principios del siglo XX hasta la actualidad.

Entre los archivos destacados se encuentran los de Aníbal Ford, escritor, periodista, profesor y uno de los fundadores de la carrera de Ciencias de la Comunicación; Rodolfo Puiggrós, figura clave del pensamiento político; y Horacio González, un intelectual en la vida cultural y política reciente. También se conservan los fondos de Rogelio García Lupo, pionero del periodismo de investigación, así como materiales de gran valor histórico como las cartas del exilio durante la Dictadura o el Archivo México-Argentina–Montoneros.

El Departamento de Archivos desempeña un rol esencial en este proceso. “Este espacio surge a partir de un proceso de organización de materiales recibidos por donaciones personales, familiares e institucionales”, explica Ana Guerra, responsable del Departamento. La colección abarca desde epistolarios, manuscritos y folletos, hasta volantes, recortes de prensa, publicaciones periódicas y fotografías. Todos estos documentos son testimonios de la historia argentina.

Uno de los aspectos que destaca Guerra es la versatilidad de los archivos: “No sirven para una sola cosa. Por un lado, conservan la memoria institucional. Por ejemplo, los archivos de la Biblioteca Nacional no solo hablan de la biblioteca, sino también del país, de las personas, de los usuarios, de aquellos que la visitaban y de aquellos que no lo hacían. Por eso, los archivos también hablan de la historia de la sociedad y nos permiten entender cómo fue cambiando con el tiempo. Pero además tienen otra función, sirven al ejercicio de derechos de las personas”. Y pone un ejemplo concreto: “Toda la documentación de su personal puede ser requerida por cualquier persona que necesite acceder a estos registros para cuestiones como la jubilación”.

Guerra resalta que los archivos personales son piezas clave para comprender tanto a sus creadores como a las instituciones y agrupaciones con las que estuvieron vinculados. “Cuando hablamos de archivos personales, no nos referimos exclusivamente a cuestiones íntimas de la vida familiar de alguien. Puede haber algo de eso, pero lo más frecuente es encontrar documentos que reflejan la participación de estas personas en partidos políticos, sindicatos, asociaciones culturales o instituciones académicas”, señala. “Por ejemplo, alguien que fue docente en la UBA tendrá un archivo que no solo habla de su vida, sino también de la universidad misma. O alguien que participó en la Sociedad Argentina de Escritores o en la Academia Argentina del Lunfardo, a través de sus documentos, también nos permite conocer la historia de esas instituciones”.

La especialista también señala una característica distintiva de los documentos de archivo: su condición seriada. “No solo son valiosos por su contenido literal, sino también por lo que revelan en su conjunto. Si tenemos una colección de cartas escritas por mujeres presas, cada carta individual nos cuenta algo concreto. Pero si como investigadores analizamos el conjunto, podemos entender patrones o comportamientos más amplios, como la frecuencia con la que escribían. Si alguien preso escribe cinco cartas por semana, eso dice mucho sobre su experiencia, sus emociones o su contexto. Los archivos no solo hablan por lo que dicen, sino también por cómo, cuándo y por qué fueron producidos”, precisa.

Por ejemplo, un militante socialista como Dardo Cúneo puede tener más documentación sobre el Partido Socialista que el propio partido, ya que militó durante 30 años. En este sentido, el archivo de figuras como Norberto Galasso o el de la pareja John William Cooke y Alicia Eguren también ofrece posibilidades para interpretar momentos cruciales de la historia política argentina.

 La confianza también juega un rol esencial en la conformación de este acervo. “La Biblioteca Nacional se ha convertido en un lugar de confianza. Esto no es solo normativa o algo legal: ser una institución pública genera esa seguridad en las personas o herederos, como en el caso de Crónica, la Editorial Sarmiento o la Editorial Claridad, que donaron sus materiales porque saben que acá van a estar bien conservados, se van a trabajar y consultar. Quienes donan archivos no quieren que estén guardaditos en estanterías; buscan que sirvan, que estén vivos, que inspiren nuevas producciones”, afirma.

El Departamento trabaja con el conjunto completo de materiales producidos por una persona o institución, sin importar su tipo, soporte o fecha. “Dentro de un archivo puede haber fotos, manuscritos, cartas, mapas o incluso materiales electrónicos, pero siempre se mantiene el conjunto como unidad. Por ejemplo, un militante socialista como Dardo Cúneo puede tener más documentación sobre el Partido Socialista que el propio partido, ya que militó durante 30 años. Este valor de los archivos personales ha crecido tanto a nivel nacional como mundial, revalorizándolos como una fuente fundamental para investigaciones más amplias”, detalla.

Asimismo, Guerra subraya la importancia del acceso público a esta documentación. “Tenemos la obligación de poner a disposición todo lo que la biblioteca recibe. Es un servicio gratuito del Estado que permite consultas de lunes a viernes de 10 a 18 y los fines de semana de 12 a 19 en nuestra sala del tercer piso. Además, atendemos consultas por correo electrónico a archivosycolecciones@bn.gov.ar o por teléfono al 4808-6063”, informa.

“Si vos te llevás solo por la literalidad, vas a decir unas cosas. Pero si tenés información del contexto de producción, vas a decir otras –reflexiona Guerra–. Ese es el trabajo nuestro como archivistas: construir las conexiones que transforman un conjunto de documentos en un testimonio de la memoria colectiva”.

Instrucciones para leer a Cortázar

Instrucciones para leer a Cortázar

La Biblioteca Nacional ofrece un recorrido por la obra del escritor con la intención de llegar a chicos y grandes a través de un referente de la literatura fantástica argentina.

El Centro de Literatura Infantil y Juvenil de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno inauguró la exposición Julio Cortázar. Instrucciones para viajar  que invita a conocer parte de la vida y obra del famoso escritor argentino de una manera lúdica y amena con el fin de acercar su lectura a las nuevas generaciones. 

Las curadoras Eugenia Santana , Solana Schvartzman y María Ragonese proponen un primer acercamiento a la obra de Cortázar para chicos y jóvenes. La muestra cuenta con tres salas:   “Instrucciones para leer”,  donde se aprecia una línea de tiempo con sus datos  más relevantes y donde se exhiben manuscritos originales de Cortázar: el  cuaderno de trabajo donde fue apuntando Rayuela,  capítulos mecanografiados, dibujos y pasajes de esa  novela que nunca fueron publicados.

En la siguiente sala  “Instrucciones para explorar”, se aprecia  el trabajo del autor de Bestiario como traductor, las cartas enviadas a sus afectos desde distintas partes del mundo y algunos de sus libros traducidos en diferentes idiomas.  En la última sala  “Instrucciones para jugar”, el equipo de diseño de la Biblioteca Nacional construyó una biblioteca donde los más pequeños se pueden sentar a leer los libros que el escritor leía en su infancia,  pintar y jugar. En esta sala se exhiben  ilustraciones realizadas por la artista plástica argentina Isol sobre algunos cuentos del escritor, mientras se escucha jazz, música favorita del autor de Final del juego.

Al igual que Rayuela, el recorrido de la muestra se puede comenzar por la sala que más guste o convenga,  un homenaje tan lúdico y fantástico al estilo  de Julio Cortázar  para celebrar los  110 años de su nacimiento.

ANCCOM conversó con Eugenia Santana y  Solana Schvartzman dos de las curadoras.

¿Cuál fue la inspiración de la muestra?

Solana Schvartzman: Por un lado es el año Cortázar, pero la idea fue justamente que sea una puerta de entrada distinta de lo que se hace en otras instituciones o museos. Tenemos el cuaderno de bitácora, las cartas manuscritas de Cortázar, tenemos capítulos que él escribió y descartó, tenemos materiales que son riquísimos que pertenecen a la institución y era hora de mostrarlos y exponerlos pero también era una oportunidad de exponerlos no solo para un público interesado en la obra de Cortázar sino especialmente para chicos y jóvenes, los que tal vez no lo leyeron que comiencen a leerlo, la idea es que se acerquen a este autor de una manera distinta.

¿Cuál es el enfoque principal que eligieron?

Eugenia Santana: El enfoque principal de la muestra es, justamente,  recuperar el aspecto lúdico de las instrucciones, la idea de viaje que nos pareció muy amigable para los chicos en general  pero sobre todo el enfoque es casi de divulgación, es como decir cómo hacemos que estos materiales se vuelvan accesibles a los chicos , cómo contemplamos este nuevo público que queremos traer a la biblioteca.

Sch.: La idea se llama “ Instrucciones para viajar” tiene que ver con distintos viajes que hizo Cortazar a lo largo de su vida. Nace en Bélgica muere en París pero más allá de esto la idea también es pensar a la muestra como un viaje, por eso es que tiene tres alas muy distintas pero que se pueden recorrer en un orden o en otro de manera lúdica, como él mismo pensaba en sus libros.

¿Hay alguna obra de Cortázar que haya sido especialmente significativa en el proceso de la curaduría?

E.S.: Para mí fue Los autonautas de la cosmopista que yo no lo había leído antes de hacer esta muestra, había leído bastantes cosas de Cortázar, pero no Los autonautas y cuando entré, dije: “Claro, esto está buenísimo”. Todos estos títulos, medio fantasiosos, refieren a los viajes, había momentos que me hacía mucha gracia, habían registrado todo lo que habían comido en el día, el café, las medialunas, esto, lo otro con lujo y detalle y me pareció espectacular también por eso. Yo decía que lo del viaje es muy importante porque también lo veía en su obra.

S.Sch: En la muestra tienen un lugar muy protagonista  El manual de instrucciones, Historias de cronopios y de famas, de ahí sacamos el título de la muestra y así están escritos los textos de cada una de las salas. Obviamente tienen un protagonismo muy importante Rayuela porque es imposible que no lo tuviese, pero también tienen libros que uno no pensaba , en mi caso por ejemplo Silvalandia, donde se ve un estilo Cortázar que uno piensa que lo escribió para los chicos, es un escritor que se ríe mientras escribe y esa también es una impronta que queríamos que marcase de alguna manera el recorrido de la exposición.

¿Qué aspectos de la vida personal consideran relevantes para entender la obra?

S.SC:  Yo remarcaría muchos datos fundamentales de cuando él era chico, que escribe una primera novela a los 8 años, que lee a Poe a esa edad y el director de su escuela le dice a la madre que por favor lo aleje de los libros, que no le están haciendo bien, que vaya a tomar sol. Pero la madre responde que confía en los libros y confía en Cortázar. Con ese gusto en la lectura es que después se hace escritor y de alguna manera concreta, concretar muchos de sus sueños porque él quería ser marinero y se hace escritor, y de alguna manera viaja por todos lados y con la traducción viaja con sus libros.

E.S.: Una, generalmente, conoce como el producto acabado de Julio Cortázar, alto con barba como una especie de prócer de la literatura y está bueno también mostrarlo más desarmado. Pensamos en su infancia, por eso hicimos esa reconstrucción de la biblioteca para pensarlo a él en la situación de lectura cuando era chiquito: qué cosas lo atraían, le interesaban. Hay muchos viajes que para él son muy significativos: su viaje a Cuba no está tan presente en la muestra, pero si está en la línea de vida, la centralidad de ese viaje para sus ideas políticas, pero también el viaje de la imaginación, poder viajar sin moverse del lugar.

¿Cómo creen que Cortázar influyó en la literatura contemporánea?

E.S.: En Argentina es imborrable su huella, el lugar que ocupa en la literatura fantástica es inédito, en comparación con el resto del mundo. Muchas veces hay cierto desprecio por el género fantástico, que se considera una especie de género menor y acá entre Cortázar y Borges es el centro de nuestro canon. Creo que es muy significativa su influencia, también en sus traducciones de Poe porque las traducciones de Cortázar se siguen editando y la mayor parte de los chicos que leen Poe, probablemente lean la traducción de Cortázar.

S.Sch.: No por nada es un autor que se lee en la escuela, especialmente los cuentos, pero Rayuela, que hoy se lee menos, es una novela que si la lees no te la olvidás y en ese sentido marca a quien la lee y creo que va a perdurar en la literatura Argentina.

E.S.: Es un autor inicial, uno está dando los primeros pasos en la literatura y generalmente  alguien te va a acercar un texto de Cortázar y eso también es impresionante, es un autor que abre muchas puertas, si leés a Cortázar después leés otras cosas.

S.Sch.: Atrapa a chicos pero es Interesante como atrapa a adolescentes también, es nuestro esfuerzo que los chicos entren a Cortázar, pero en los adolescentes no hace falta ni hacer ese esfuerzo, entran enseguida.

La exposición “Julio Cortázar. Instrucciones para viajar” se puede visitar hasta el 3 de noviembre de 2024, de lunes a viernes de 9 a 21 y sábados y domingos de 12 a 19 en la Sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional. Entrada libre y gratuita.

El despacho de Borges

El despacho de Borges

A 125 años del natalicio del escritor argentino, la Biblioteca Nacional, que lo tuvo como director, realizó un recorrido guiado por las instalaciones que ocupó en la primera sede de la institución para repasar su literatura pero también su costado de gestor.

Cada 24 de agosto se celebra el Día del Lector. Se eligió para el festejo, la fecha del nacimiento de Jorge Luis Borges, uno de los escritores argentinos más importantes y reconocidos mundialmente. El sábado último, ANCCOM estuvo en la apertura especial de la sede histórica de la Biblioteca Nacional, en la calle México, donde el autor de El Aleph ocupó el cargo de director desde 1955 hasta 1973.

El Centro de Estudios Borgeanos de la Biblioteca Nacional celebró el Día del Lector con un recorrido histórico y cultural denominado “Las bibliotecas de Borges” que comenzó en la Biblioteca Municipal del barrio de Boedo y continuó en la sede de la Biblioteca Nacional ubicada en el barrio de San Telmo. La visita estuvo guiada por Laura Rosato, directora del Centro de Estudios Borgeanos, y Germán Álvarez, el codirector.

«Celebramos a Borges porque es el mejor escritor de lengua castellana del siglo XX –subrayó Rosato-. ¿Cómo no celebrarlo? Además, es una felicidad leerlo. Es feliz y me parece que es un autor que festeja la amistad todo el tiempo y celebrar el cumpleaños es lo que se hace con los amigos». Por su parte Álvarez comentó: “Celebramos a Borges porque es inmortal. es el escritor argentino más internacional que tenemos y Borges va a seguir creciendo a través de los años, porque sus lecturas son infinitas”.

A modo de introducción, Rosato señaló: “Uno puede identificar ´lo borgeano´ y pensaba en este edificio, que fue construido para la Lotería Nacional y transformado en edificio de la Biblioteca Nacional y, mucho tiempo después, lo termina dirigiendo Borges, que escribe sobre loterías y bibliotecas y me parece que el hecho de que ese fuera el origen de uno de sus libros se vuelva algo absolutamente borgeano”.

En 1955, Jorge Luis Borges fue nombrado director de la Biblioteca Nacional por funcionarios que dudaron de su designación porque era ciego. Borges era un hombre con una obra sólida pero no tan difundida, no era el autor que hoy todos conocemos. Cuando llegó a la Biblioteca Nacional el escritor confesó que llegó con su madre hasta la puerta y, para no tener mala suerte, evitó entrar hasta ser nombrado. Cuando finalmente sucedió dijo sobre sí mismo: “Yo pensaba que me iban a dar una biblioteca en el sur, en Adrogué y terminé dirigiendo la biblioteca más importante de Argentina”.

Sería erróneo pensar que la llegada de Borges a este lugar se debe exclusivamente a su posicionamiento político, aunque se sabe del tenso vínculo que el autor mantuvo siempre con el peronismo. Borges se estableció como director de la Biblioteca Nacional durante la autodenominada Revolución Libertadora, pero su labor dejó una huella que trascendió su propia gestión y posicionamientos políticos, como su literatura.

“Cuando Borges llega en 1955 ya es el primer escritor nacional. Trabajó arduamente en la biblioteca de Boedo y cosechó todo eso en esta biblioteca. Lo que hace con la Biblioteca Nacional es ponerla en el mapa de las bibliotecas del país. Todo el mundo quería entrevistar a ese poeta ciego que habitaba esta alta casa de libros, por eso para nosotros como miembros y empleados de la Biblioteca Nacional es un orgullo poder mostrar al público esta sede restaurada, donde él trabajó”, sostuvo German Álvarez.

Cuando Borges llega a la Biblioteca se corta la tradición de que el director viva en este espacio, pero sí hace del despacho un lugar íntimo. Borges decide alinearse a la tradición ilustrada de los antiguos directores y cuando llega se encuentra con un despacho maravilloso, dos secretarias bilingües personales y tiempo de calidad para trabajar en su obra.

Además, la gente se acercaba y en la intimidad, empezaban a conocerlo. El hecho de ser ciego lo había convertido en algo totalmente metafórico como él mismo lo expresaba: «Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche».

Cuando asume como director, su obra ya tenía una traducción francesa que lo había posicionado bastante bien y en nuestro país se habían empezado a publicar sus volúmenes de obras completas. Borges soñaba que su gestión fuera grande y ambiciosa como la de Paul Groussac, escritor, historiador, crítico literario y bibliotecario franco-argentino.

En la actualidad, el primer piso del edificio fue restaurado parcialmente. Allí funcionaron los despachos históricos: “Todos los muebles son originales e históricos de la Biblioteca y la restauración de estos espacios estuvo a cargo del equipo exquisito de restauradores del Ministerio, ahora Secretaría, de Cultura de la Nación. Hay restauradores que hicieron broncería, maderas, cueros y hasta se restituyeron partes faltantes”, señaló Rosato. También en el primer piso se encuentra el famoso reloj patrón que dirigía todos los relojes, inclusive el de la sala de lectura que tiene una pequeña campanita para anunciar el final de la hora de lectura.

“Este era el despacho del director Borges, trabajaba acá, pero todo su trabajo literario lo hacía en el despacho central, ahí era donde estaban los libros desplegados, donde trabajaba la traducción de su obra, daba clases de anglosajón, recibía el periodismo. Esta es la biblioteca de Borges y hoy estamos en el espacio que ocupó. Siempre decía que cuando estaba afuera extrañaba y que soñaba con el edificio de la calle México”, continuó Rosato en la guía.

Durante su gestión, Borges sabía que existían planes para mudar la Biblioteca a la calle Agüero –donde actualmente funciona la sede central- y él se negaba a abandonar el edificio de México. Esta biblioteca es la que el autor de Ficciones honra y la menciona en su obra.

Cuando retorna el expresidente Domingo Perón, Borges pide su jubilación y es otorgada en tiempo récord. El escritor creía que lo iban a echar, pero luego se supo que el peronismo quería que se quedara como director. Dejó sus libros en forma de donación. No hizo ceremonia ni presentación, los libros quedaron allí.

Pocos años después se publica El libro de arena en ese volumen hay dos cuentos que transcurren en la Biblioteca Nacional: «La utopía de un hombre que está cansado» y el otro es «El libro de arena» donde el narrador se siente atormentado por un libro y se asegura que la mejor manera de esconderlo es entre cosas iguales. Entonces va a la Biblioteca Nacional y baja por la escalera de mármol que está al costado a la entrada, tal cual está como descripta en el cuento, y coloca el libro que lo obsesiona entre otros anaqueles. “Cuando estamos trabajando con mi compañero en los depósitos de la biblioteca encontramos en la colección de la revista Sur un original del manuscrito de Tema del traidor y del héroe con el nuevo final que aparece después publicado en Ficciones”, contó Rosato y agregó: “Son pequeños juegos de Borges, nosotros decimos esto no está por casualidad, él lo dejó explícitamente. Entre la colección encontramos otros seis ejemplares más. Solemos decir que es una donación secreta, nosotros solemos pensar que los libros que dejó en la Biblioteca son parte de ese pacto con la institución y es el lugar en donde él fue feliz y podía dejar aquello con lo que él se rodeaba, que eran sus libros”.

La Biblioteca Nacional se defiende

La Biblioteca Nacional se defiende

Escritores, intelectuales, gremialistas y trabajadores se reunieron en la explanada de la Biblioteca Nacional para reclamar por la reincorporación de los 120 despedidos y hacer un llamamiento en defensa de la cultura.

“¿En serio esto se soluciona despidiendo a 15 mil o 70 mil trabajadores?”, dijo Rodolfo Aguiar, titular de ATE, el martes 16 de abril en la explanada de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno cuando trabajadores y personalidades de la cultura se reunieron para exigir la reinciorporación de los 120 trabajadores despedidos de esa institución y hacer un llamamiento en defensa de la cultura.

La existencia de una biblioteca de libre acceso es de carácter imprescindible para el desarrollo social. Sergio Palazzo, diputado del Frente de Todos que se hizo presente en la Biblioteca, contó su propia experiencia: habiéndose criado en una familia de bajos recursos, siempre recurrió a la Biblioteca Nacional para poder acceder a libros escolares. Y sostuvo que si no fuese por la existencia de esta institución, su formación educativa no hubiese podido concretarse.

Señaló que la Biblioteca debe defenderse por la amplia cantidad de archivos que custodia, mediante los cuales permite conocer y conservar la historia nacional, así como también por la diversidad de libros escritos por intelectuales y científicos de todas las corrientes del pensamiento argentino e internacional.

También se hizo presente en este acto la escritora Claudia Piñeiro, quien expresó su solidaridad con los trabajadores despedidos. “La biblioteca -subrayó- cuida, preserva y difunde el patrimonio bibliográfico y cultural de la argentina”. La autora de La viuda de los jueves agregó que esa tarea no se hace sola, se necesitan trabajadores que lo hagan con seriedad y profesionalismo, y señaló también que este pedido no es únicamente por los trabajadores sino también por el derecho de acceder a nuestra historia porque nos corresponde como ciudadanos. Piñeiro, además,  insistió que todo el material disponible en la biblioteca, siendo de gran valor, cree paradójico que a nuestro gobierno, caracterizado por los cálculos en sí, no pueda medir el valor de los archivos bibliotecarios.

A continuación, tomó la palabra la docente, activista por los derechos humanos e integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Taty Almeida. Habló en nombre de todas las Madres y de todos los organismos que defienden los derechos humanos. Expresó un gran lamento ante la situación del país, señalando que casi todos los días se están llevando a cabo distintos actos en repudio de las medidas del presidente. De todas formas, pronunció palabras de aliento, pidiéndole a la gente que nunca abandone las luchas que nos competen como pueblo, porque “la única lucha que se pierde, es la que se abandona”

Para finalizar el acto, Aguiar exclamó que más de la mitad de esta crisis profunda que está atravesando el país “tiene que ver meramente con las medidas económicas que está impulsando este gobierno, no los anteriores, independientemente de la mirada que cada uno pueda tener”. Y agregó: “Pero yo nunca he visto otro camino a recorrer que no sea

la lucha en la calle y ahí nos tenemos que seguir juntando y uniendo. Todos unidos. Tenemos que ser capaces de preguntar ¿Qué hay detrás de los despidos? Con Milei nos damos cuenta que el Estado se fortalece o debilita depende de quién lo mire. Si lo miramos nosotros, están destruyendo el Estado de la gente, están debilitando el Estado de servicio del pueblo.”

Ya una semana antes de los despidos, efectivizados durante el feriado de Semana Santa, circuló una carta firmada por 21.000 intelectuales y personalidades de la cultura advirtiendo del riesgo que significaba el desmantelamiento de la institución cultural más antigua del país, que precede incluso a la conformación del Estado argentino.