Recitar Malvinas

Recitar Malvinas

En el marco de los 40 años de la Guerra del Atlántico Sur, se presentó en la Biblioteca Nacional el libro “Poesía argentina y Malvinas”, una antología de 98 autores y autoras, cuyo objetivo es llegar a las escuelas para trabajar la memoria.


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En el marco de las conmemoraciones por los 40 años de la guerra de Malvinas, el 1º de septiembre, antes del intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner, en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, se realizó la presentación del libro “Poesía argentina y Malvinas. Una antología (1833-2022)”, coordinado por Enrique Foffani y Victoria Torres. La antología reúne 98 autores y autoras argentinos de poemas sobre la guerra de Malvinas que comienza en 1883 con la usurpación de las islas y termina en la actualidad. 

Con una infinita carga emocional, la compilación de poemas editada por el Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS, CONICET-UNLP) y la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (FaHCE, UNLP), publicada con financiamiento del CONICET, la antología de casi 600 páginas, 98 autores y autoras recorren 189 años de historia. Es producto de un investigación realizada por Enrique Foffani, investigador del IdIHCS , y Victoria Torres, científica argentina de la Universidad de Colonia, Alemania. 

Tras un año de revisión de obras literarias que van desde 1833 hasta la actualidad, los antólogos recuperan dos poemas escritos en el siglo XIX. El poema que abre la antología sobre las islas fue escrito en Argentina, es un anónimo publicado en la Gaceta Mercantil en el año 1833. La selección de los poetas se basó en privilegiar el carácter representativo y abarcativo de los temas y motivos que Malvinas suscitó a lo largo de 189 años de sostenida escritura y lectura.  

La presentación se llevó a cabo en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, donde el clima conmovedor y de memoria contó con la presencia de Enrique Foffani, Gustavo Caso Rosendi, Patricia Saccomano y Alejandro Villanueva, autores y autoras de algunos de los poemas que luego deleitaron al público con la lectura de ellos.  

“La poesía toca tierra y sabe ver esa dimensión que está más allá. Archiva de otro modo el testimonio, documenta zonas de la vida que rozan los afectos y acontecimientos que la historia no puede detectar”, señala Foffani al iniciar la jornada que tiene a la poesía como protagonista. 

Se rindió homenaje al primer director de la Biblioteca Nacional argentina, Paul Groussac, con la lectura de un fragmento de su libro escrito en francés Las Islas Malvinas. Luego, Santiago Silvester, ensayista, poeta y escritor argentino dio inicio al ciclo de lectura con su poema “En el mar hay muertos”.  

De los 98 poetas, 18 son mujeres, entre ellas Patricia Saccomano, quien leyó tramos de su poema largo titulado “Madres de Soldados”, que refleja la lucha de las mamás cuyos hijos van hacia la guerra. “Cuando Enrique me convocó lo primero que pensé fue en las madres. Después empecé a pensar en otras mujeres porque me enteré de que había enfermeras que hace poco las consideraron veteranas. Hay un silenciamiento y me interesaba el rol de la mujer, que también estuvo en Malvinas”, contó en diálogo con ANCCOM.

Seguido, Gustavo Caso Rosendi, ex combatiente de Malvinas, leyó fragmentos de sus poemas “Soldados” y “Nosotros”, escrito al volver de Malvinas luego de una visita al Monte Longdon con sus compañeros en 2013. Su poema “Trinchera de vuelta” es presentado en un emotivo audio grabado que tiene como música de fondo el viento de las islas Malvinas. El audio del poema en crudo fue grabado por Alejando Villanueva, compañero de trinchera de Gustavo en las Islas Malvinas, una noche después de haberlo escrito. 

“Un pedazo de muerte en la palma de mi mano” es el comienzo del poema “Esquirla” de Alejandro Villanueva, ex combatiente de Malvinas, quien apoyó un pedazo de esquirla traída de Malvinas sobre la mesa. Con la lectura de su poema “Taberna” fue el encargado de cerrar la emotiva lectura de poemas. 

A través de los textos de 98 autores y autoras, la antología tiene como objetivo instalarse en las bibliotecas de las escuelas primarias para que sea utilizado como material al conmemorar la guerra de Malvinas.  

En un clima de fraternidad, solidaridad y conmemoración que solo la poesía sabe generar, los poemas se han convertido en el campo de batalla donde la guerra quedará inmortalizada. “La poesía se conecta con documentos, con cuestiones que tiene que ver con la historia, con el imaginario cultural. Tiene que ver con la manifestación estética de un pueblo, de una comunidad. Por eso Malvinas puede ser vista como un tema doloroso de Argentina, pero concita la poesía como lo hace con el cine y el teatro”, concluye Enrique Foffani. 

De la calle a la pantalla grande

De la calle a la pantalla grande

“Yo soy la creadora de todo el minishow, así que preguntame todo lo que quieras saber”, expresa Marta Buneta casi en forma imperativa, esa que hace que el show lleve su nombre y sea la protagonista. Tiene 74 años, fue bailarina de cabaret en su juventud y hace una década vive en la calle. Casi en forma inmediata comenzó a montar un espectáculo callejero, que resulta disruptivo para los vecinos y transeúntes.Todos son matices de una paleta de colores que hacen que su vida sea digna de transformarse en algo más y llegar a quienes la desconocen. Malena Moffat, quien comparte el show con ella hace cuatro años lo supo y decidió, además, hacer un documental junto a Bruno López, codirector. Y así, como si de una película se tratara su vida, Marta Show -tal es el nombre del documental- llega de Alsina y Pasco al Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, donde se preestrenará su historia que, como aquellos striptease de su juventud, deja a los espectadores todo el tiempo con ganas de más.

Su baile callejero comenzó en soledad. Pero hace cuatro años se transformó en un trío: primero se unió Malena y luego Carolina Gordon, dos amigas que estaban conectadas entre sí por el baile y, desde el momento en que decidieron cruzarse de vereda, también por el compromiso inquebrantable con el espectáculo de Marta.

En el minishow bailan, interpretan canciones a modo de playback, se disfrazan y juegan a ser otros. Generalmente también participan otras personas a las que, en su mayoría, además del arte las une la marginalidad y su necesidad de construir otra realidad más cálida y compartida.

En la esquina de Pasco y Alsina, diferentes personas acompañan a Marta en la performance.

El documental Marta Show se proyectará en la Biblioteca Nacional con entrada libre y gratuita.

La vida de Marta dio un giro cuando Malena Moffat decidió unirse a ella, dando un salto desde la rutina y la cordura a lo que no todos eligen ver: el mundo de los que viven en la calle y buscan allí construir una vida. ”Yo noté que ella era artista, bailarina o algo tenía que ver con la danza. Estaba siempre cantando, recitando y bailando. En un momento la intercepté: me bajé de la bici y con alguna excusa entablé conversación”, recordó Malena. “Y yo le conté que hacía gimnasia y baile para los vecinos, para alegrar al barrio”, aclaró Marta, explicando que como quería ayuda para tener más elasticidad en movimientos tales como «el puente» , se unió con Malena desde esa necesidad. Ese “puente”, no es sólo una pose: perdura hasta hoy entre ellas y se percibe inquebrantable. “Desde entonces ella tuvo la amabilidad de invitarme. Gracias a Marta descubrí lo que es el arte callejero, es algo muy lindo, hacemos un servicio para los vecinos, poniéndole música al barrio”, expresó Malena desde la gratitud que la conecta con su compañera.

Los primeros cuatro meses fueron solo ellas dos.  “Vinieron otras chicas que estuvieron unos días y no reincidieron. También nos acompañó el Hombre Araña un tiempo, pero nadie más se quedaba en forma fija”, contó Marta. Repentinamente todo dio otro giro cuando se sumó Carolina Gordon, amiga de Malena. “Male me dijo: ´Conocí una mujer que baila y me mostró una filmación de un show. Yo no quería sumarme porque estaba desbordada con mis responsabilidades. Pero me terminé acercando un sábado y no dejé de venir más”, recuerda Carolina, y agrega: “Para mí fue un verdadero cable a tierra con la realidad, que me desconectaba del ambiente de oficina donde trabajaba en el que las personas son muy complejas. Acá me sentía en un momento donde no importaba el tiempo”. Ella asume que en el presente perdura esa sensación inigualable, agigantada por la libertad que cree que solo la calle le puede dar: el espacio de todos.

Marta y Malena se miran y bailan en la vereda.

Marta Buneta fue una de las pioneras del striptease en Buenos Aires.

Su vida documentada

Las vueltas de las vidas son muchas, como los pasos de un baile. El primer paso lo dan dos amigas que empezaron a hacer un minishow, con una señora que ya bailaba en la calle, instalada con su carro, rodeando la Plaza Primero de Mayo.

Luego, un gran salto en el aire hace que cuatro años después las tres lleguen a la pantalla grande en un documental sobre todo ese proceso, que de tan simple que puede parecer resulta transversalmente complejo. Un largo trabajo de creación que comenzó en 2015 y se preestrena el martes 29 de mayo en la Biblioteca Nacional. Lo que sí vale aclarar es que no se verá solo un baile amigable, sino también uno duro, tanto como vivir en la calle en invierno.

La idea, según Malena, surgió a partir de muchos videos en los que grabó a Marta sin saber bien por qué ni para qué. De todas maneras, inconscientemente, es probable que el fin fuera que todo ese material se transformara en algo concreto que lograra dar a conocer sus experiencias. Es así que por mucho tiempo Malena le pidió a varias personas que las filmaran, para luego terminar acercándose al ambiente del cine, un mundo totalmente nuevo para ella, siendo bailarina y estudiante de psicología. Rápidamente por medio del director Tomás Lipgot, conoció a Bruno López, montajista y guionista, quien aceptó emprender estas funciones en la creación de la película asumiendo el rol de director.

Malena resalta la importancia del acercamiento a Bruno por el desconocimiento del lenguaje cinematográfico de su parte y además por la calidad con la que él podía filmar, a diferencia de sus videos realizados con cámara amateur. Pero, por sobre todo, lo que sucedía era que no había una historia clara para contar, la estructura narrativa estaba ausente.

«La marginalidad tiene un costado jodido, aunque en ella parezca genial», dice Bruno López, director de Marta Show.

Por su parte, López expresó que el material que Malena le había dado eran cientos de horas con “más de veinte personas grabando, pero sin punto de vista, sino desde la idea de grabar un show callejero, sin buscar contar una historia, como idea de video bizarro de Youtube”. Por lo que el plan a seguir fue no intervenir en lo que iba sucediendo entre ellas, sino observar  y después sentarse a ver el material y desentrañarlo. Allí comenzó un arduo trabajo de ir durante un año y medio primero solo los sábados y luego jueves y sábados, con la idea de lograr hacerse invisible ante ellas. “El hecho de invisibilizarme constó en lograr una convivencia y una confianza fuertes, pero a la vez con la posibilidad de dar un paso atrás y distanciarme, para que las situaciones entre ellas se desarrollen con naturalidad y desde la verdad”, reflexiona Bruno.

Aunque la idea inicial de Malena era hacer un documental sobre Marta, al director le pareció esencial la presencia de ella. “Male le da intelegibilidad al discurso de Marta, porque sino solo se ve una loca linda, pero así se ve el costado más oscuro de la marginalidad. La idea es que se entienda que es jodido, que no es genial. Aunque pueda parecerlo”. Y Malena agregó: “Cuidamos mucho la imagen de Marta, le dijimos que se mire y ella elegía: esto sí y esto no, y le gustó verse en una pantalla”.

La película tiene varias conversaciones utilizadas a modo descriptivo entre las dos amigas, pero por sobre todo es la codirectora quien le pone voz y punto de vista a la historia de Marta y al funcionamiento del trío. Así, el protagonismo es de Marta y ella, “Caro no salió tanto, está casi desde los comienzos pero es más perfil bajo. Yo, en cambio, estoy más acostumbrada a mostrarme. Pero ella trajo lo esencial de lo afectuoso, de abrazar mucho, que aportó al vínculo más cariñoso entre las tres y eso se llega a demostrar”, reflexionó Malena.

El relato muestra muchas caras de una misma moneda desde el comienzo, y eso es lo que lo enriquece. Se explaya la alegría del baile, pero también la mirada ajena de los transeúntes que muchas veces eligen no ver y quedarse en la vereda de enfrente. Refleja el amor entre las tres, pero también ciertos destratos y álgidos conflictos. Sin dudas también está la alegría de Marta al ocupar con poder el espacio público, pero también su paranoia y la desconfianza por quienes la rodean, o quienes ella cree que lo hacen.

En el documental la marginalidad no deja de ser marginalidad y el arte es el escape equitativo. Sin duda, hay dos mensajes claros como banda de sonido: no ignores al de al lado y derribá las fronteras imaginarias.

Desguazan el Museo del Libro y de la Lengua

Desguazan el Museo del Libro y de la Lengua

Primero, fue la educación. Luego, la ciencia y la tecnología. Ahora, la cultura. El gobierno avanza, una vez más, sobre los capitales simbólicos que potencian a una sociedad democrática. Maestros, científicos e investigadores, trabajadores de museos y bibliotecas, son atacados y perjudicados por las medidas de ajuste impulsadas por Cambiemos. Esta vez, le tocó al personal del Museo del Libro y de la Lengua, ubicado en Avenida Las Heras al 2500, el cual es un anexo de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.

Museo del Libro y de la Lengua, en el marco de su vaciamiento.

El Museo del Libro y de la Lengua se inauguró el 29 de septiembre de 2011 y abrió sus puertas para el público, el 10 de octubre de ese año. Fue pensado como un medio para conocer la cultura nacional y nuestra condición de hablantes y lectores. La directora del museo hasta diciembre de 2015, María Pía López lo definió así: “El museo tenía la idea de producir una especie de transmisión, de poner en acceso a un conjunto de personas un tipo de saber, un tipo de lectura, un tipo de intervención. Este museo tuvo muchas muestras que tenían que ver con la literatura argentina”. López, socióloga y docente de la UBA, contó que este espacio cultural, en el que trabajaban intelectuales, escritores y traductores, “era un lugar clave para la difusión de editoriales independientes y para el feminismo argentino”, debido a la maratón de lecturas sobre femicidios que se realizaban.

Sin embargo, esta semana, las autoridades de la Biblioteca Nacional que dirige Alberto Manguel decidieron cerrarlo. Una fuente cercana a la Biblioteca Nacional le comentó a ANCCOM el proceso de clausura. “Apenas asumió esta gestión, lo que se hizo, aparte de los despidos iniciales, fue hacer que el museo perdiera el rango de dirección y pase a ser una simple sección. Lo segundo que hizo fue quitar la muestra permanente de la lengua que se encuentra en la planta baja con la historia de la lengua castellana. Ahora, como etapa final, concluye con el desarme de todo el equipo de trabajo”, expresó. Es decir, existían señales de que lo que pasó iba a pasar. Aun no hay despidos en el área, pero sí es un hecho el desarme del equipo de trabajo y la reubicación del personal. “El desguace del museo significa desarmar el equipo que está trabajando y asignarle otras funciones que no tienen nada que ver con el motivo por el cual fue armado”, indicó el allegado. A partir de esta acción, se supone que desde el lunes, el espacio, proyectado por el arquitecto Clorindo Testa, permanecerá cerrado, y con ello, todas las obras a exhibir.

Muestra sobre artistas beatniks argentinos «Déjalo Beat» en el Museo del libro y de la lengua, en mayo de 2017

Según la fuente consultada por ANCCOM, el presupuesto de la Biblioteca Nacional fue reducido en un 20 por ciento, lo cual constituía otra señal del cierre del museo. La exdirectora López dijo al respecto: “El cierre del museo es muy coincidente con la política que están llevando adelante con la Biblioteca, que, en principio, es vaciarla de público, que no haya gente en estos espacios, junto con un ajuste presupuestario”. En educación, en ciencia y tecnología (siendo el caso más palpable el del INTI) y en cultura, campos necesarios de desarrollo para cualquier sociedad pero atacados por Cambiemos, la política de gobierno es la misma: recorte de fondos. “El Gobierno puede usar el argumento de ajuste económico pero estoy segura que no es un problema económico, sino que son decisiones político-ideológicas. Está en curso una ofensiva de disciplinamiento social, de privación a las personas de sus derechos, siendo el ajuste una coartada más que una razón real”, reflexionó López.

Sobre la decisión del cierre no hubo notificación oficial. Las autoridades de la Biblioteca dejaron trascender que allí funcionarán ahora diferentes centros de investigación, uno de literatura infantil y otro indigenista. Por lo pronto, ordenaron desarmar, en primera instancia, la muestra permanente sobre la lengua. Queda la muestra del libro, aunque se estima que desaparecerá en poco tiempo. “El cierre de este museo significa desconocer que las políticas públicas e institucionales que pagamos todos con nuestros impuestos debieran exceder a las gestiones de turno”, dijo el allegado a la Biblioteca Nacional, quien consideró que Alberto Manguel tomó la decisión porque relaciona el Museo con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Y agregó: “Tranquilamente, esta gestión podría haber pensado que las reflexiones sobre nuestra identidad, la lengua castellana, el libro como objeto y la literatura podrían reformularse en todo caso. No necesitaban tener la impronta de la gestión anterior, si es que el director actual consideraba que había que llevarlo por otro camino. Pero lejos de eso, lo que se termina haciendo es destruir todo”.

La Biblioteca Nacional fue una de las primeras instituciones en sufrir el ajuste de la gestión de Cambiemos con 140 despedidos. Ahora le tocó al Museo del Libro y la Lengua, mientras otros espacios culturales también suelen padecer el recorte presupuestario. “Nosotros no defendemos una gestión porque es ahí donde nos quieren llevar. Estamos defendiendo una política pública que debiera trascender los mandatos”, expresó la fuente, que decidió preservar su nombre. López, por su parte, explicó qué significa, al fin y al cabo, el cierre de un museo: “La posibilidad de acceder a libros clásicos, fundamentales de la literatura, a niños y jóvenes, me parece muy clave. Entonces, cuando cierra una institución así, se cierra también la posibilidad de democratizar la cultura, de democratizar el acceso a esas riquezas y tesoros que tiene una cultura nacional”.

 

Otra denuncia contra Manguel

Otra denuncia contra Manguel

Trabajadores de la Biblioteca Nacional (BN) denunciaron haber recibido amenazas de despido por replicar en las redes sociales el informe de un portal de noticias que apuntaba al director del organismo, Alberto Manguel, por supuestas irregularidades en el manejo de fondos para viáticos. Los empleados advirtieron que existieron directivas del director de la BN a los responsables de diferentes áreas para que intimen a los trabajadores a evitar la divulgación de lo que considera una “campaña de difamación”. La denuncia derivó en un pedido de audiencia de los delegados de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) con el ministro de Cultura, Pablo Avelluto.

“Tienen dos opciones: o se dejan de entorpecer nuestras tareas comunes por medio de alarmar y acusaciones repetidas sin fundamento, o buscan trabajo en otra parte. Este es un país libre y nadie está obligado a permanecer en una institución que juzgan fraudulenta”, fue el mensaje que recibieron los empleados, según pudo reconstruir ANCCOM.

El artículo que los empleados difundieron en sus redes sociales fue publicado por el sitio Letra P el 24 de noviembre pasado. La nota detalla que en apenas cinco meses de gestión, Manguel lleva gastados más de 400 mil pesos de viáticos para sus viajes alrededor del mundo. El salario del director de la BN es del mismo rango de un secretario de Estado: 150 mil pesos.

La unión hace la fuerza

Tres de los cuatro trabajadores afectados pertenecen a ATE. Decidieron unirse a UPCN en la denuncia y, sin excepción, pidieron preservar su identidad.

Las tensiones en la Biblioteca no son nuevas. En marzo, los trabajadores lograron reincorporar a 140 de los 240 despedidos en el primer ajuste laboral de la administración de Cambiemos. “En este contexto, cuando un director amenaza con despedir, por más que sean dichos de la bronca del momento, nosotros nos tenemos que plantear como trabajadores y exigir una respuesta”, explicó uno de los afectados a esta agencia al anticipar el pedido de audiencia con Avelluto.

El miércoles 7 de diciembre cada gremio hizo una asamblea y luego realizaron otro plenario en conjunto. Ambas comisiones internas declararon el estado de alerta y movilización al considerar que las directivas representan “prácticas persecutorias que atentan contra la libertad de expresión”.

Javier Arone, delegado de UPCN, advirtió que los dichos de Manguel “no fueron muy oportunos” y subrayó que los gremios están aguardando todavía que el director del organismo cultural “se explique un poco”. “Es importante que la libertad de expresión no se pierda, especialmente en una institución como la Biblioteca Nacional”, subrayó.

Desde UPCN, advirtieron que hasta este episodio “había un canal de diálogo que estaba funcionando muy bien con este nuevo director”. “Ese diálogo se frenó y ahora estamos esperando que se recomponga”, agregó Arone. 

Juan Domingo Pignataro, otro de los delegados de ATE, advirtió que la denuncia del gremio va más allá del conflicto público por el destino de viáticos. “Lo que impugnamos es el hecho autoritario de decir que un trabajador pone palos en la rueda por reenviar un mensaje. Estamos hablando de mensajes que es de la vida privada de cada uno”, puntualizó.

Y completó: “Después de todo lo que pasamos con los despidos no vamos a tolerar este tipo de accionar ya que vulnera los derechos individuales y colectivos cercenando la libertad de expresión y pensamiento”.

Los gremios aguardan para los próximos días la reunión con Avelluto. Hasta entonces, los trabajadores siguen esperando escuchar la voz del director de la Biblioteca Nacional.

 

Actualizado 21/12/2016

Malvenido Manguel

Malvenido Manguel

El discurso de inauguración de la 42º Feria del Libro de Buenos Aires, a cargo de Alberto Manguel, se vio interrumpido por la aparición de medio centenar de usuarios de la Biblioteca Nacional que desplegaron carteles con consignas en contra de la designación del escritor como director de la institución y en repudio de los despidos y el desmantelamiento de la institución. El funcionario, que asumirá su cargo en julio de este año debido a sus compromisos en el exterior, decía que “Pedro de Mendoza además de una cruz y una espada trajo a Argentina un Virgilio, un Erasmo y varios libros más”, cuando los asistentes al acto en el Salón Borges del predio giraron sus cabezas para atender a los hombres y mujeres de pie que alzaban sus brazos sosteniendo pancartas en silencio.

Minutos antes de que el escritor subiera a hacer su presentación, salió de atrás del escenario un refuerzo de seguridad del evento que se repartió por el salón y miraban de reojo los mensajes de celular de algunos asistentes. A simple vista no era posible distinguir a los manifestantes del resto de los presentes, todos habían hecho fila desde las cinco de la tarde para escuchar las palabras de los oradores a cargo de la inauguración: Martiño Noriega, alcalde de Santiago de Compostela -ciudad invitada de la Feria del Libro-, Pablo Avelluto –ministro de Cultura de la Nación- y Diego Santilli, vicejefe de gobierno porteño.

Las pancartas se mantuvieron alzadas unos minutos. Un sector de la audiencia aplaudía, y el otro gritaba a los manifestantes que se fueran. Una señora se levantó y exclamó: “¡El kirchnerismo ya se terminó!”. En ningún momento Manguel detuvo su discurso. Es posible que gente de la organización hubiera sido advertida de que pasaría algo inesperado, pero a nadie se le pidió que se retirase, probablemente debido a  la tranquilidad con la que transcurrieron los hechos. Los manifestantes habían consensuado que la intervención sería pacífica, sin gritos, ni canciones, ni ruidos.

Paola, una de las organizadoras de la acción -quien prefirió no dar su apellido porque considera que no es importante- explicó a ANCCOM que no se trata de un escrache: “Es una intervención en un panorama de silencio y normalidad para presentar una voz disonante que protesta”, aclaró y agregó: “La Biblioteca no es un depósito de libros, es un lugar donde hay trabajadores de la cultura, que a su vez forman parte de un tejido vivo que tiene relación con el resto de la sociedad”. Los 240 empleados estatales que fueron despedidos de la Biblioteca Nacional, sin explicaciones, durante la nueva gestión no fueron parte de la convocatoria, sino que se trató de gente de la cultura: “Somos docentes de la universidad, directores de teatro, coreógrafos, músicos, profesores de matemáticas: usuarios de la Biblioteca Nacional”.

Si bien medio centenar de los despedidos fue reincorporado,  la gran mayoría sigue a la espera de los resultados de las negociaciones. Uno de los carteles desplegados contenía la pregunta: “¿Quién mató a Esteban Latorre?”. Federico, otro de los integrantes del colectivo que llevó adelante la protesta, contó a ANCCOM que la persona que llevaba ese nombre sufrió un paro cardíaco poco después de haber sido despedido de la institución: “Le llegó un telegrama de despido y tenía tres bypass. Luego recibió un telegrama de reincorporación pero entre ambos comunicados tuvo un cóctel de emociones”. Paola continuó: “Nos parece que no es gratuito, que decisiones como esta afectan a la vida de las personas, afectan a los cuerpos y que hay que intervenir en eso”.

Luego de retirarse del salón Jorge Luis Borges, los manifestantes recorrieron la Feria del Libro en su primer día de actividades, acompañados de miembros de las fuerzas de seguridad. A su paso entregaron volantes a los visitantes que explicaban el motivo de la intervención. Algunos les sacaron fotos, otros aplaudieron. Una señora con bastón les dijo con entusiasmo: “¡Muy bien, chicos!”. Un hombre joven, en cambio, soltó en voz alta que durante la gestión anterior “la Biblioteca funcionaba como una unidad básica”.

“¿Quién dirige la Biblioteca Nacional?”, se leía en otro de los carteles que recorrieron la Feria. Federico precisó: “La crítica no es al Manguel escritor, sino al Manguel director que vino a poner su prestigio en el contexto de este plan de modernización y a normalizar una situación que dejó a 240 personas a la intemperie” y denunció el plan cultural que tienen con la Biblioteca que es “ponerla al servicio  de los monopolios”.

“Se hace énfasis en la idea de que la institución triplicó sus empleados, pero se  omite que también multiplicó sus áreas”, explicó Paola quien advirtió que la idea generalizada de “ñoquis” oculta las políticas de Estado que generaron ampliación de derechos y acceso masivo a la cultura, y perjudica a los trabajadores del área en general.

Una vez fuera del predio de La Rural, Paola, Federico y el resto de sus compañeros festejaron. “Todas las cámaras que estaban apuntando a Manguel de repente nos enfocaban a nosotros”, repetían.

Los trabajadores de la cultura lograron visibilizar su denuncia y generar repercusión en los medios. Si bien Manguel no interrumpió su discurso de inauguración, tampoco pudo obviar la presencia de los usuarios de la Biblioteca Nacional que desplegaron su reclamo en un silencio atronador.

Actualizada 22/04/2016