Juan no es un fantasma

Juan no es un fantasma

Juan Manuel Olivera fue conocido como OJM en una carta pública del cura villero Paco Olveira a la ministra Sandra Petovello en la que denunciaba que le anularon su único sustento, el plan Potenciar Trabajo. Ahora, en una entrevista con ANCCOM, relata las peripecias por las que deben pasar los marginados por el Gobierno.

Su caso y sus iniciales se hicieron conocidas por una carta abierta del cura villero Francisco “Paco” Olveira, carta abierta que puso en escena el ajuste del Ministerio de Capital Humano a cargo de Sandra Petovello. Auditorías a beneficiarios y auditorías a comedores y organizaciones sociales. Acusados de “fantasmas” o de situaciones irregulares, dejaron de recibir transferencias del Estado. La historia de Juan Manuel Olivera es una de ellas. La historia del comedor que dirige Paco, también. 

Juan nunca toma mate solo, dice, casi boquiabierta, Patricia, su pareja. Juan tampoco parece saber por qué está tomando mate solo. O sí, por momentos lo sabe y lo expresa con el apuro que agarra la pava, ceba, y sigue hablando: “Hace seis meses que no cobro el Potenciar Trabajo porque me confundieron con un tipo que se llama igual que yo y que viajó al Uruguay. Hasta el mismo número de documento: ¿cómo puede ser eso? ¿Qué es? ¿Un clon? No entiendo“.

“Antes del gobierno de Milei la cosa estaba mal, pero ahora es peor -describe Juan-. Cada vez vemos más gente en la calle. Notamos el cambio. Yo iba a la capital y me venía con banda de cosas. Ahora vas a caminar y tenés que estar luchando. Con los gobiernos de Kirchner y Cristina era distinto, porque no tenía que salir todos los días a laburar. Me podía quedar dos días descansando. Ahora estamos horas y horas caminando”, evoca el pasado y vuelve al presente.

“Cuando timbramos a veces la gente te sobra: ‘¡Andá a laburar!, te responden.”, recrea Juan, torciendo la boca e imitando la voz de la sobrada.

“Yo por eso prefiero la gente humilde, porque te ayuda más. Te ven cirujeando y te dan una mano. Nos ayudamos mutuamente. Pero para mi somos todos seres humanos –hace un silencio corto, pero la mirada absorbente alarga el tiempo–,  todos nacimos en el mismo mundo y nos vamos de la misma forma. ¿Qué, sos más por tener un poco más de plata? Sos un ser humano”.

Si bien la novedad es que figura dado de alta, hace seis meses que Juan no ve un solo peso de los 78 mil que debería recibir del programa Volver al Trabajo, antes  Potenciar Trabajo, y que con una inflación interanual de 263%, la única actualización que hizo el gobierno de Javier Milei fue modificar el nombre. Los beneficiarios  reciben idéntico monto que hace un año: 78 mil pesos. En la movida de la motosierra y la depuración de supuestos casos irregulares, cayó Juan, que nada tiene de irregular. Damos fe que no es un fantasma.

«Reclamé en la ANSES y me dijeron que me suspendieron el plan porque había viajado tres veces al Uruguay. ¡Tres veces! A gatas tengo para ir a Flores a laburar; vine en bondi a hacer el reclamo…  ¿Ustedes me ven con plata?», pregunta Juan.

-Reclamé en la ANSES y me dijeron que me lo suspendieron porque figuraba que había viajado tres veces al Uruguay –hace una pausa, los ojos bien abiertos, sorprendido, toma mate y continúa–, ¡tres veces! A gatas tengo para ir a Flores a laburar ¿y quieren que me vaya a Uruguay? Si vine en bondi a hacer el reclamo, ¿ustedes me ven con plata? –reconstruye Juan mientras se agarra de su remera blanca como si quisiera arrancarse la piel. Sigue tomando mate.

Además de ser Cura en Opción por los Pobres, Paco también es presidente de la Fundación Isla Maciel, que por ser parte del programa Alimentar Comunidad, recibía un dinero mensual que se depositaba en una tarjeta de débito. Con ello realizaban todas las compras necesarias, entre ellas los alimentos para el comedor de la fundación. Luego de tres auditorías y una felicitación por la labor, la cartera que dirige Petovello les otorgó una nueva tarjeta, pero sin plata. Hasta ahora, siguen sin ver un solo peso, y el plástico de la débito no llena los estómagos vacíos. 

Maria, del barrio Eva Perón y de origen paraguaya, cruzó la frontera para visitar a sus pares tras el fallecimiento de un familiar. También la dieron de baja: “Están cortando por lo bajo para achicar gastos del Estado, porque para ellos somos gasto”, arrojó Paco. 

 

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Lo que sí conoce Juan Manuel Olivera es el conurbano bonaerense, y lo conoce muy bien porque allí vivió gran parte de su vida. Siquiera tiene plata para ir a la calle Uruguay del microcentro, remarca. Lo que recibía del Potenciar Trabajo lo destinaba a pagar el alquiler y ayudar a sus cuatro hijos: Morena, Milagros, Brian y Juan Manuel. Hace cinco meses que tiene su casa propia (su “casita”, como prefiere llamarla él), en el Barrio Esperanza, en las afueras de Merlo, Provincia de Buenos Aires. 

Una de cal y una de arena, pero literalmente, porque con la ayuda del cura villero Paco y la organización TECHO, pudo armar de cero su casilla: si era por Sandra Petovello, de la noche a la mañana como la baja del beneficio social, Juan y su familia quedaban en la calle por no poder pagar el alquiler. 

 

-Todos los días me levantaba temprano para venir a laburar. No sé si el diablo lo hacía a propósito, pero llovió todos los días. Todos los días llovió –repite marcando en la mesa el ritmo de las palabras–, y acá cuando llueve es intransitable, lleno de barro. Pero laburamos igual, hasta pusimos el techo con viento y lluvia.  

El techo de chapa con caída a dos aguas descansa sobre los tirantes de pino. Los tubos blancos de plástico de la conexión eléctrica están a la vista, acompañando el recorrido de los tirantes. También está a la vista el aislante térmico, tanto del techo, con el color plateado del revestimiento de aluminio, como el de las paredes, con el plástico que contiene y mantiene la lana de vidrio. Placas de madera componen el piso. Cortinas de tela dividen el espacio de la cama matrimonial y del comedor-cocina. Juan celebra que la casa esté a un nivel más alto del suelo, lo que evita que le entre agua cuando hay tormenta. 

 

-Todo lo que ves acá también me lo dio Paco: cocina, garrafa, lavarropa, heladera, tele, cama. Porque en las mudanzas perdimos todo. Con la ropa nos vinimos, nada más. 

 

Juan cuenta que le queda terminar la conexión de agua. Afuera de la casa, al aire libre, casi al costado de la puerta hay un tacho azul, bien ancho y alto. Prende el bombeador, que sí está dentro del hogar. Espera unos segundos. A unos metros está la perforación. Acomoda el caño por donde va a salir el agua y se asegura que caiga en el tacho. Al minuto, el agua a toda presión comienza a verse. “Durante el día venimos y llenamos los bidones, así no salimos a la noche”, explica. 

 

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Juan cumple años el 9 de julio, el Día de la Independencia. Terminó la primaria, pero por salir a trabajar no pudo hacer la secundaria. Llegó a jugar en la reserva del Club Atlético San Lorenzo de Almagro: “Jugaba de mediocampista para abajo, defensor. Defiendo una banda, no entra una pelota. O si no les quebraba la tibia“, deja en claro sin vacilar y suelta una carcajada.

“Jugué hasta que delinquí; salía de una práctica, me crucé con mi hermano y unos amigos, tomé un trago que no sabía que tenía pastillas y se me borró la cinta: robo automotor, en banda y con uso de arma. Fue mi primera causa– recuerda, con una mezcla de nostalgia y culpa–. Un jugador de fútbol frustrado –termina de deslizar, aunque con un gesto sonriente como quien se consuela a sí mismo. 

A los catorce años, estuvo ocho meses en un instituto de menores. Al cumplir quince salió del encierro bajo la custodia de su tía y su papá:

 

-Desde ahí no hice más nada. Me dediqué a laburar, laburar y laburar –repite subrayando cada palabra como si fuera un mantra–, salía del colegio y me iba a laburar. Trabajé en restaurantes, en arreglos de florería, de todo. Hasta con mi primo en una fábrica, de carga y descarga.  

 

Juan nació en el Chaco. “Teníamos toda la plata, estabamos rebien. Imaginate que mi padrino me pagó el vuelo de urgencia a Buenos Aires”, dice y recuerda que eso ocurrió porque cuando era chico él y su mellizo tuvieron una grave infección urinaria. 

 

-Mi viejo era mano derecha de De La Rúa. Treinta y tres años trabajó en la Secretaría de Educación, era jefe de las cuadrillas que salían a arreglar los colegios. Yo aprendí electricidad con él. Nunca me faltó nada. Zapatillas originales, los mejores hoteles… hasta para quiniela teníamos —rememora, haciendo “montoncito” contentándose de ese pasado, casi alucinado—, hasta que vino el 2001…

 

Junto a Patricia, Juan, de 45 años, trabaja de lunes a lunes, más de doce horas afuera de su casa. “Laburo en la calle todos los días. A veces vamos a Once, a Flores, de changarín, o vendiendo pañuelitos, o vamos a la feria. También timbramos por los barrios. Me la rebusco así. Laburos de albañilería… aunque a veces te quieren pagar una miseria y por esa plata prefiero ir a capital que gano más”, relata. 

 

-En la pandemia teníamos que salir a escondidas. No podíamos vender, te bajaban del colectivo. Nos escondíamos de la policía, aunque algunos te comprendían, te decían ‘usa el barbijo, el alcohol en gel…’

 

-Te tenías que esconder como si fueras delincuente –agrega Patricia. 

 

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-Antes había otros códigos. Cuando yo robaba no lastimaba a nadie. Casi hasta se le pedía permiso a la persona. Ahora te rompen la cabeza, te matan, te pegan un tiro -señala sobresaltado. 

 

-Yo lo que hacía era escruche, que era entrar a robar a las casas vacías. Lo hice en su momento y lo superé cuando nació mi primer hijo -aclara con un tono que mezcla felicidad y un corte con el pasado. Cada vez que habla de sus hijos se le iluminan los ojos: “Gracias a Dios son un respeto. Están encarrilados. Estudian, trabajan y no se drogan.” 

 

Los hijos le marcaron la vida. No titubea en decirlo: “Yo voy hasta el fin del mundo por ellos”, arroja, esta vez con un rostro capaz de blindar cualquier maltrago terrenal o celestial. Carácter y actitud inquebrantable, reforzada. 

 

Que sus hijos le hayan marcado la vida no es una forma de decir. “Cuando mi ex se llevó a una de mis hijas tuve un intento de suicidio. Me estaba por tirar abajo del tren que te lleva a Luján, ese te destroza seguro, y me agarró un hombre y me dijo: ‘Vos te estás por tirar ¿no?’. ¿Y usted cómo sabe?, le respondí. ‘Dios te puso en mi camino’. Me puse pálido y empecé a llorar. Volví a mi casa y a las semanas mi ex me trajo devuelta a mi hija”, hace silencio.

 

“Yo digo que me lo mandó mi viejo. Siempre siento que me está cuidando”, concluye. El papá de Juan falleció a los ochenta años tras demencia senil, una condición que le dijeron que es hereditaria. Además de una buena jubilación, supo tener una propiedad en Lugano, un departamento que se lo terminaron usurpando y del cual Juan no supo nada más. 

 

Juan se enorgullece al decir que a cada uno de sus hijos los dejó acomodados. “Cada uno tiene su casa. Milagros, por ejemplo, vive en una hermosa de Malvinas Argentinas. Esa me la dio el gobierno en su momento. Hicimos una entrevista con una asistente social y con mi ex entramos en el plan Jefes y Jefas de hogar. Los dos somos propietarios. Una casa espectacular–expresa alargando la palabra–, con agua, tres habitaciones, un comedor inmenso, patio adelante y atrás. Ahí vive mi hija, con su marido y mis dos nietos. ¡Le sobra casa! “, remata su relato  ostentando una conquista.

 

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Juan catapulta el estigma del “planero”: “A esas personas les respondo ‘¿Y usted qué es?¿Se cree que por tener un poco más de plata es más importante? Usted no es ni más que yo, ni más que nadie, ni que la gente que duerme en la calle. Teniendo un poco más de plata tiene que abrir el corazón.Y ahora está más que claro: tantos empresarios que tienen millones y millones que pueden ayudar a tanta gente…”, asiente con la cabeza. Se queda pensativo. 

Pobres niños

Pobres niños

Las encargadas del cuidado de las primeras infancias de la UTEP se movilizaron para denunciar el ajuste del gobierno de Milei a los programas que contienen a las niñeces. Más de 30 espacios están en peligro de cierre y un millón y medio de chicos saltean una comida diaria.

Las trabajadoras del cuidado de las infancias de la economía popular aglomeradas en la UTEP se movilizaron a la puerta de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) a cargo del Ministerio de Capital Humano, para denunciar el desfinanciamiento a los espacios dedidacos a las niñeces y adolescencia a nivel federal, el recorte salarial y empobrecimiento de las cuidadoras. A esto se suma el incumplimiento en la entrega de alimentos, el estado crítico de los centros comunitarios y la falta de pago de los convenios vigentes y adeudados desde el año pasado.

La situación de emergencia se da en el contexto en que un millón de niñas y niños se van a dormir sin cenar y un millón y medio se saltean al menos una comida durante el día, según el último informe de UNICEF Argentina.

Una de las referentes de jardines comunitarios del Movimiento Evita, Daiana Gavelli, en diálogo con ANCCOM cuenta: “Hay más de 30 espacios de primera infancia que no tienen una respuesta y están en peligro de cierre porque desde que este gobierno asumió solo hubo desfinanciamiento. El salario de las trabajadoras se recortó y se congeló. Hoy son solo 78 mil pesos. No nos pagan los convenios de primera infancia, el Estado nos debe plata. No se renovaron nuevos convenios y la beca hoy por pibe es de 3.200 pesos. Nosotros estamos reclamando que se actualicen las becas, que se abran nuevos convenios, que nos paguen lo que nos deben y que se reconozca el salario de las trabajadoras”.

Cuidar, alimentar, enseñar y jugar.

Durante la movilización se desplegaron espacios y escenificaron momentos que buscaban reflejar y visibilizar el trabajo realizado en cada jardín. Desde libros, juegos de mesa, muñecos, dibujos, banderines y juguetes, hasta una rayuela con distintas frases como “los nenes también lloran”, “los colores son de todes”, “infancias libres”, “no es no”, “las nenas juegan a la pelota”, entre otras. También, formaron parte de la jornada, títeres gigantes, sostenidos por las trabajadoras con las consignas “educación de primera para nuestras infancias” y “basta de ajustes en las infancias”.

Las “seños», educadoras y cuidadoras, muchas de ellas llevando sus delantales azules, realizaron una ronda frente a las puertas del SENAF custodiada por dos uniformados y cantaron el arroz con leche con la letra reversionada: “Arroz con leche yo quiero jugar, en un espacio libre y con unidad. Que pueda comer, que pueda soñar, crecer con esperanza y en comunidad”. Otros cánticos y consignas que se escucharon fueron dirigidos a Sandra Pettovello: “Nuestros pibes tienen hambre los tenemos que cuidar” y “comer es un derecho, la casta no está acá”.

Evelyn Peluffo es coordinadora del espacio maternal Construyendo Futuro, Cartoneritos, y Trás Cartón. Contó que en el día a día se presentan situaciones de “más violencia, con más hambre. Nuestros chicos ahora meriendan el triple de lo que merendaban antes. Nosotros les damos la merienda y la cena, y la verdad que los chicos se comen todo, te devoran todo lo que hay. Se está notando mucho la necesidad. Damos recreación, hacemos juegos, talleres y tratamos de brindarles la contención que podemos a los chicos, ya que, no la están teniendo en casa. Los papás salen a las once de la mañana hasta las diez de la noche a cartonear, porque no alcanza. El papel bajó, el cartón bajó y es muy crítica la situación”. La maestro del jardín comunitario Mafalda y sus amigos de Máximo Paz Cañuelas, Romina González complementa: “Va más cantidad de chicos y se ve más necesidad en las familias, también. Estando en el jardín se ve todo: a los padres que se quedan sin trabajo, que no tienen para comer, que falta la ropa. Hay que estar ahí, ayudando siempre. Cumpliendo las necesidades de las familias”.

En relación a las condiciones laborales en las que se encuentran las trabajadoras del cuidado, el gobierno recortó el salario dejándolo en 78 mil pesos, desfinanció los convenios vigentes, dejó de repartir alimentos y congeló el monto de la beca por chico. Gavelli expresa que se encuentran “totalmente sobrepasados. Ya muchos espacios cerraron, otros redujeron su jornada y algunos se convirtieron en ludotecas. Entonces dejaron de ser jardines y espacios de primera infancia para funcionar dos veces al día, porque la verdad que el sueldo no alcanza. La gran mayoría que está ahí es por un compromiso con los pibes y las pibas porque por lo que te pagan, la verdad, no te rinde”. En sintonía con Gavelli, la secretaria de Cuidados Comunitarios de la UTEP, Celeste Ortiz, suma: “Esto arroja a más de 3500 cuidadoras que se encuentran hoy bancando estos espacios de primera infancia a pulmón y con el compromiso militante de cuidar a cada uno de nuestros pibes y pibas de nuestro barrio, cuando hay un Estado y un gobierno actual que lo que hace es no solamente desfinanciarnos sino también empobrecernos”.

Perseguir y postergar

Ante el reclamo, el Ministerio de Capital Humano decidió no dialogar con las trabajadoras y postergar la reunión. Una de las voceras, señaló: “Hoy nos fuimos y nos vamos con un sabor amargo porque es la tercera vez que nos patean”.

Además, durante el transcurso de la movilización y por orden del juez Julián Ercolini se llevaron a cabo dos allanamientos simultáneos de la Policía Federal Argentina en la Ciudad de Buenos Aires: en la central de los trabajadores y trabajadoras de la economía popular de la UTEP y en un espacio de primera infancia. En referencia a esta situación, Celeste Ortiz denuncia la persecución y el hostigamiento y manifiesta: “Cuando toda nuestra reserva o el oro se lo están llevando a países extranjeros, nos están vendiendo la Patagonia, nos están vendiendo la Argentina y, sin embargo, las perseguidas son las que menos tienen”. Y finaliza: “No nos han vencido. Nos quieren desmoralizadas, nos quieren endeudadas, nos quieren desorganizadas, y la respuesta que nosotros les damos a eso y a la violencia que nos vienen ejerciendo a nosotras, es la organización popular. Vamos a seguir luchando para construir un presente y un futuro mejor para nuestras infancias y para todos los trabajadores y trabajadoras de la economía popular”.

 

“Nuestro salario se redujo a la mitad”

“Nuestro salario se redujo a la mitad”

Bajo la consigna «No hay universidad pública de calidad sin salarios dignos», el Frente Sindical de Universidades Nacionales llamó al no inicio del segundo cuatrimestre en todo el país con un paro de 72 horas en reclamo de una recomposición presupuestaria.

Como respuesta a la profunda crisis salarial de las trabajadoras y trabajadores docentes y no docentes, el Frente Sindical de Universidades Nacionales (UUNN) resolvió el no inicio del segundo cuatrimestre y un paro de 72 horas desde el lunes 12 de agosto hasta el 14 inclusive. Por su parte, la CONADU, una de las federaciones que agrupa a docentes universitarios de todo el país, además del paro sin concurrencia a las aulas, realizará actividades de visibilización del conflicto los días 13 y 14. La medida de fuerza incluye a las 60 UUNN y es parte de un plan de lucha que continuará con otro paro de 48 horas convocado para 20 y 21 de agosto.

Si bien la gran marcha universitaria del pasado 23 de abril obligó al gobierno de Javier Milei a replantear su política de congelamiento presupuestario en lo que respecta a las universidades nacionales, la movilización no fue suficiente. Las partidas que el Ejecutivo incrementó en un 270 por ciento fueron las correspondientes a los “gastos de funcionamiento”, segmento que representa tan solo el 8 por ciento del presupuesto total. El resto, compuesto por salarios docentes y no docentes, prácticamente quedó igual.

En diálogo con ANCCOM, Darío Capelli, sociólogo, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y delegado general de FEDUBA, afirma: “Tampoco es que el tema de los gastos de funcionamiento esté totalmente resuelto. En el caso de nuestra facultad, llegan las partidas presupuestarias a cuentagotas, lo que hace imposible continuar con obras ya iniciadas y torna dificultoso el mantenimiento integral del edificio”.

“Lo peor es que el resto de las demandas siguen desatendidas –prosigue Capelli–: las becas estudiantiles siguen discontinuadas, no hubo restitución del Fondo Nacional de Incentivo Docente, no hay actualización salarial de los trabajadores universitarios ni llamado a paritarias. El llamado a paritarias existe, pero es una pantomima, ya que en ninguna instancia hubo negociación entre los representantes de los trabajadores y el Estado empleador. Los miserables aumentos que fuimos recibiendo desde enero hasta hoy fueron unilateralmente decididos y, en el caso de los otorgados en los primeros meses del gobierno de Milei, correspondían a acuerdos que se habían concretado con el Gobierno anterior”.

Tras los anuncios del Frente Sindical llamando al paro, el viernes último se concretó la reunión paritaria que había sido interrumpida por las idas y vueltas del Gobierno. Federico Montero, secretario de Organización de CONADU y profesor de la UBA y de la Universidad Nacional de la Artes, señala que “se buscó generar una expectativa en relación a la convocatoria a la paritaria, pero nosotros íbamos con pocas esperanzas de que hubiera novedades. Lamentablemente teníamos razón. En la reunión, el Gobierno, nuevamente de manera unilateral y arbitraria, anunció un 3 por ciento de aumento para agosto y un 2 por ciento para septiembre, lo cual consolida una política de desfinanciamiento y rebajas salariales que, en estos momentos, alcanzó más de 50 puntos por debajo de la inflación”.

“El poder de compra de nuestro salario se redujo a la mitad”, remarca Capelli. Por esto, y a partir de la respuesta del Gobierno, desde CONADU ratificaron el paro de 72 horas. “El jueves (15 de agosto) tendremos un nuevo plenario para determinar cómo seguir y, en coordinación con el frente sindical, los rectores y el movimiento estudiantil, preparar una nueva marcha universitaria para mediados de septiembre”, añade Montero. Y Capelli, a su turno, enfatiza que el plan de lucha “se completa con acciones de visibilización (clases públicas, banderazos y apagones) durante la segunda semana de clases y con posibles nuevas huelgas”.

Todos los representantes gremiales coinciden en que el cuatrimestre está comprometido. “De fondo, en la política del Gobierno hay un horizonte de estupidización muy marcado: la producción de conocimiento, la imaginación política e incluso la creación artística, libradas a la inteligencia artificial”, concluye Capelli.

El CONICET se desangra

El CONICET se desangra

El organismo de ciencia y técnica desvinculó a otros 300 investigadores por medio de un recorte a las becas posdoctorales. A pesar de estar incumpliendo con la resolución 967/2021 que garantiza su continuidad, la Dirección del CONICET ratificó los despidos. Mirá las fotos de la jornada de protesta.

Radio Nacional cada día es más porteña

Radio Nacional cada día es más porteña

El director ejecutivo Héctor Cavallero levantó gran parte de la programación local de las emisoras provinciales. Las estaciones locales están sin directivos y las autoridades nacionales piden a los trabajadores para que se busquen auspicios.

Una disposición poco federal y centralista, anunciada el último viernes, afecta a la programación local de 49 emisoras de la red de Radio Nacional en todo el país. La medida implica que la programación local, en el horario central de la mañana, será reemplazada por espacios producidos en LRA1, Buenos Aires, eliminando el carácter regional que caracteriza a estas emisoras, lo que incrementa el temor por los efectos de la desinformación en las provincias.

La resolución, firmada por el director ejecutivo de Radio Nacional, Héctor Cavallero, comunicó a las 49 emisoras que, en lugar de la programación local de cada región, de 7 a 10 se escuchará “Ramos Generales”, un magazine conducido por el actor Diego Ramos. De 13 a 14 se emitirá el programa deportivo “Pasión Nacional”, y esto sumado a los panoramas nacionales de noticias que se emiten a las 6, 12 y 20 horas. Además, los mensajes al poblador sólo se emitirán a las 8 y durarán cinco minutos.

Además de quitarle espacio a las emisoras locales, hubo una serie de lineamientos que no se comunicaron de manera oficial sino a través de mensajes de whatsapp o charlas con los “representantes”, ya que no hay directores nombrados. “Nos piden que hagamos programas de entretenimiento, con información cultural, sin ninguna bajada política, sin ninguna opinión. Se cuidan de no comunicarlo de manera oficial”, comentó a ANCCOM Mariana Steckler, periodista y exdirectora de Radio Nacional Santa Fe, quien tenía su informativo de 9 a 12 y ahora se le redujo una hora.

Otra bajada de los representantes fue que, de ahora en más, la radio debe ser sustentable, “nos proponen que si tenemos alguna empresa o político que nos quiera auspiciar, que les pasemos ese dato”, comenta Steckler. Y agrega: “Hay radios nacionales que tienen mucho auspicio, está perfecto mientras no interfiera con el espíritu básico que tiene un medio público. Pedirle a un trabajador de la radio que salga a vender publicidad me parece que no se puede tolerar”.

La situación fue similar en todas las provincias. Laura Lescano, trabajadora y delegada de Radio Nacional Mendoza, comentó en diálogo con ANCCOM: “Nos comunicaron los lineamientos artísticos y la nueva programación mediante una reunión por Zoom el jueves”.

En Córdoba, la medida fue oficializada el viernes al mediodía en una asamblea donde participaron representantes de la gerencia nacional de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado (RTA). “Nos confirmaron también que debíamos seguir transmitiendo las conferencias del vocero presidencial que duran entre 25 y 30 minutos, por lo que nos queda sólo una hora y media de programación local entre las 10 y 12 del mediodía”, comenta en diálogo con ANCCOM, Facundo Arzamendia, trabajador de Radio Nacional Córdoba y miembro de la Comisión Directiva del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (CISPREN).

Con respecto a la situación de los trabajadores, todavía no hay precisiones ni anuncios de despidos, pero siguen en alerta ya que su labor diaria se ve afectada, sobre todo quienes forman parte de la programación de la mañana. En el caso de Córdoba, Arzamendia, quien participaba del magazine “Hay Mañana” aclara: “Nos estamos reacomodando porque no tenemos ningún tipo de autoridad de la radio, estamos tratando de integrar los contenidos informativos en sólo una hora y media. No tenía sentido mantener un magazine ya que se perdía un montón de información local, nos vimos en la necesidad de armar un informativo acotado. Tenemos especialistas en política, economía, deportes y todo queda reducido a una expresión mínima”.

Cómo afecta a la población

Un servicio fundamental que se ve afectado con estas nuevas medidas son los mensajes al poblador, un servicio que ofrece la radio para cada localidad con sus determinadas características geográficas y climáticas. “Tiene que ver con la cobertura total que da la radio, sobre todo en localidades muy inhóspitas donde no hay conectividad ni señal telefónica, la radio brinda la información para que se puedan comunicar entre puesteros, pobladores, información relevante para las personas”, explica Laura Lescano. Además, la radio es crucial para dar cuenta de cómo funcionan los servicios, operativos de distribuidoras eléctricas, paros de transporte, estado de las rutas nacionales. “Ahora, en cambio, te estás informando con lo que pasa en el microcentro porteño”, agregó.

Esta decisión también afecta al acervo de los contenidos locales que apuntan a lo artístico. “Las radios públicas somos un espacio de contención, promoción y fomento de los artistas locales. Éstos ven recortada una importante cantidad de horas de programación que muchas veces incluían entrevistas, reproducción de su propia música, sorteo de entradas y demás mecanismos de promoción que tenemos muy aceitados”, comenta la delegada.

Desde los gremios que representan a los trabajadores y trabajadoras como el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación (CISPREN), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), entre otros, están en alerta ante este nuevo embate contra las radios públicas del país.

La Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren) emitió en un comunicado: «Este anuncio se inscribe en el vaciamiento de la radio pública, que se manifiesta duramente los fines de semana y los feriados: no hay programas en ninguna emisora, incluyendo Buenos Aires». Fatpren repudió esta decisión, argumentando que atenta contra el carácter federal de la radio pública, y exigió un freno al silenciamiento de las emisoras de Radio Nacional. La intervención de los medios públicos se realiza en el marco de una gestión que, desde febrero de este año, busca centralizarlos y privatizarlos, aunque no haya prosperado en el Congreso el apartado específico de la Ley Bases que habilitaba ese objetivo.