Abr 25, 2022 | Comunidad, Destacado 1
El último fin de semana se llevó a cabo el Tercer Encuentro de Naciones, Pueblos e Identidades Indígenas, Afrodescendientes, Migrantes y Diversidades para problematizar los mitos del Estado Nación.
Con la certeza de que aquello que no se nombra no existe y con la convicción de que el cuerpo es lugar de deconstrucción y atravesamiento de discursos, el Tercer Encuentro de Naciones, Pueblos e Identidades Indígenas, Afrodescendientes, Migrantes y Diversidades se reunió para avanzar en la construcción de redes y saberes.
La primera jornada tuvo lugar el pasado sábado 23 de abril en la Universidad de Hurlingham, donde se realizaron diferentes talleres temáticos. Entre ellos se destacaron los que se desarrollaron acerca de genocidios indígenas, participación política plurinacional, tierra hábitat y territorio, economía política y educación plurinacional, lucha migrante, descolonización de género, pueblos originarios en Malvinas, medicina intercultural y parto respetado, entre otros.
En su conjunto, los 14 talleres plantearon la necesidad de avanzar hacia un cambio de paradigma desandando el largo y doloroso proceso que, colonización y genocidio mediante, derivó en la constitución del Estado-Nación, inaugurando una historia de violencia, discriminación y racismo que se extiende naturalizada hasta nuestros días.
Aunque en su conjunto, los talleres conforman una trama, esencia de lo plural y diverso, algunas preocupaciones atravesaron con más urgencia el Encuentro. Una de estas fue sin dudas el Censo 2022 que ya se realiza de manera digital, y que el próximo 17 de mayo finalizará de manera presencial.
Municipios plurinacionales
Según la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar, el Gran Buenos Aires es la región del país con mayor concentración y diversidad de pueblos originarios. En este sentido, un pedido repetido en las conclusiones de los distintos talleres fue que se declare a Buenos Aires como Provincia Plurinacional e Intercultural. El primer paso en este camino lo dieron Quilmes y Marcos Paz primeros, y de momento únicos, municipios bonaerenses declarados oficialmente plurinacionales.
En relación al Censo 2022, una preocupación clave abordada en el taller Tierra, hábitat y territorio fue la de “despertar la conciencia para que los integrantes de los distintos pueblos y comunidades puedan reconocerse en los formularios”. Sensibilización que apunta a romper el mito de una Argentina “blanca” y “bajada de los barcos” que hace pasar por “minoría” lo que es “una mayoría silenciada”.
Como señaló Lourdes Rivadeneira, integrante de la Red Nacional de Migrantes Refugiados y Patria Migrante, a esta Argentina que “la pintan blanca” no todos llegamos en barcos, muchos estaban desde antes, “y nosotras, las marrones, no bajamos de barcos sino que vinimos en colectivo”.
También se espera que el Censo sirva como herramienta para empujar el avance del relevamiento previsto en el Artículo 3° de la Ley 26160 de Emergencia Territorial. A cargo del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), la conclusión de este proceso, iniciado en 2006, es indispensable para sancionar la Ley de Propiedad Comunitaria Indígena, postergada e imprescindible acción de justicia y reparación histórica.
Aunque en su Artículo 2° la Ley 26160 prevé la suspensión de desalojos y de todo acto procesal o administrativo mientras dure el relevamiento, las demoras señaladas dejan a los pueblos y comunidades en una situación en extremo delicada, expuestas a la violencia y las persecuciones, y al solo amparo de las sucesivas prórrogas (2009, 2013, 2017 y 2021) de la norma.
El lenguaje de la descolonización
En una línea de pensamiento en la que podemos también reconocer a pensadores como Enrique Dussel, Walter Mignolo, Anibal Quijano, entre otros, el Tercer Encuentro vuelve a plantear, al igual que en sus ediciones anteriores, la necesidad de descolonizar el saber y el pensamiento, empujando una epistemología del arraigo, la memoria y las diversas cosmovisiones que habitan cuerpos, comunidades y territorios.
De modo que en el Encuentro también se habló de las palabras. De las usadas para pensar y hablar. De las hegemónicas y las silenciadas, las de las más de veinte lenguas que configuran esta trama sociocultural, ancestral e histórica llamada Argentina.
En este marco, desde el taller de Descolonización del Género se discutió sobre lenguaje inclusivo y construcción de nuevos saberes haciendo hincapié en que “el lenguaje es producto de una construcción histórica y se puede transformar para dar cuenta de los cambios sociales”. Al mismo tiempo, y en el marco de los diez años de la Ley de Identidad de Género, se instó a “construir nuevos conocimientos desde las propias experiencias, transversalizando el género y la diversidad sexual en la educación como una forma de despatriarcalizar el saber”.
Por su parte, el taller de Genocidio Indígena alertó sobre la necesidad de entender que, en el Abya Yala (territorio americano), genocidio-etnocidio-ecocidio “son una sola cosa”.
Desde este espacio se convocó, además, a unificar los juicios por la verdad en una única causa de todos los pueblos, entiendo que Napalí, Salsipuedes, Rincón Bomba y la Campaña al Desierto “no son episodios aislados sino prácticas y patrones que desde Canadá hasta Tierra del Fuego estuvieron orientadas a invisibilizar el genocidio y la matanza”.
Pensar y cuestionar la formación del Estado-Nación es problematizar la constitución de “la argentinidad” como un proyecto político educativo. Así, desde los talleres Juventudes Plurinacionales y Educación Plurinacional se puso el acento en la necesidad de rever, a catorce años de la sanción de la Ley de Educación Nacional, las políticas educativas vigentes a fin de incorporar, en los contenidos y en la formación docente, la perspectiva intercultural, haciendo hincapié en “el rol pedagógico de la descolonización”.
Tras alertar sobre la vigencia de la discriminación, el racismo y las estigmatizaciones en los espacios escolares, se instó a proyectar y sancionar una ley de educación “que sea plurinacional e integre a todos los pueblos” y reconocer, en el marco de una educación bilingüe, a las lenguas originarias como segunda lengua. También se propuso incluir el canto como instrumento de conocimiento y “rescatar en las escuelas las experiencias donde participan las autoridades de las comunidades”.
Con apelaciones a mantener viva la memoria de los antepasados y las luchas de ayer y de hoy se exigió justicia para Santiago Maldonado, Elias Garay, Rafael Nahuel y Milagro Sala.
El domingo 24 el encuentro cerró con un festival-peña en el Club Atlético Deportivo Paraguayo de San Telmo y el pedido de varios referentes para que la ciudad de La Plata sea la sede del próximo Cuarto Encuentro.
Abr 29, 2020 | DDHH, Novedades

Tamara Lucía Beltrame Coronel
Que les toquen el pelo sin permiso, que les acaricien la piel, que les pregunten de dónde vienen, que les hablen en otros idiomas, que les burlen por sus rasgos son algunas de las tantas situaciones que les tocó afrontar a lo largo de su vida. Tamara Lucía Beltrame Coronel (23), Analía Iglesias (28) y Shirlene Silva Oliveira (33) son activistas antirracistas y dialogaron con ANCCOM acerca de lo que ello significa.
Las primeras dos son afroargentinas: tienen antepasados afrodescendientes y nacieron en nuestro país. “La gente nos ve y no concibe que podamos ser de acá”, cuenta Tamara. El racismo es algo que vive desde que tiene memoria. En la primaria le hacían bullying por su color de piel: “Tenés una mezcla rara, no sabemos de dónde saliste”, recuerda que le decían. “De chica me costaba mucho reconocerme, en todos los espacios siempre era la única. Nunca había gente que se pareciera a mí. Siempre me sentí el sapo de otro pozo”. Analía también tuvo dificultades para delinear su identidad. Cuando era niña, decía que era descendiente de afros (por el pasado uruguayo-brasileño de su familia paterna), omitiendo el haber nacido y haberse criado aquí.
Shirlene, en cambio, por haber crecido en Brasil vivió otra realidad. Si bien reconoce que en el país vecino también hay racismo, señala que dentro de la cultura brasileña hay referentes afrodescendientes que hablan de la lucha antirracista. “Acá la diferencia es que las personas negras no están en la historia, no las reconocen”, concluye luego de siete años de vivir en el país. Al respecto, Tamara sostiene: “En la historia hemos sido borrados. En las guerras de la independencia, mandaban al frente a las personas esclavizadas. Negres e indígenas morían primero”. A modo de reivindicación, las activistas mencionan a María Remedios del Valle, quien luchó en las batallas del Alto Perú con el ejército de Manuel Belgrano y fue una de las pocas mujeres en lograr el grado de capitana; o al sargento Cabral, también de origen afro, conocido por socorrer al General San Martín. Pero, además, explican que muchas palabras o expresiones que hacen al español rioplatense tienen un pasado racista. Términos como quilombo, denigrar, trabajo en negro, mucama, día negro también lo son. Incluso prácticas de la tradición escolar, como la de pintarle a los niños la cara con un corcho para los actos patrios.

Shirlene Silva Oliveira,
Hace pocos años, Tamara comenzó la búsqueda de sus orígenes; tarea que para gran parte del colectivo afrodescendiente en Argentina es, cuanto menos, un desafío: “Hoy digo que soy afro-originaria, porque tengo ambas ascendientes en mi sangre. Pero, más allá de mi bisabuela no sé nada. No tenemos apellidos ni nombres, porque no hay datos”, denuncia. En este sentido, recién en el censo de 2010 se preguntó a los residentes si se autopercibían parte de ese colectivo. A pesar de que aquella vez 149.493 personas afirmaron serlo, organizaciones de lucha antirracista como la Comisión 8 de Noviembre o Agrupación Xangó estiman que los números ascienden a dos millones en todo el país. Luego de la abolición de la esclavitud, las personas afrodescendientes quedaron en condiciones de vida deplorables, y muchos de ellos migraron. “Nos trajeron acá y se encargaron de ponernos a cada uno en un lugar diferente, a propósito, para que no hubiera organización -cuenta Analía-. Por eso, mi existencia es política”.
Las tres coinciden en que el activismo empezó de grande, pero que siempre lo llevaron en la piel. “Una persona nace siendo negra y no le queda mucho caudal: en algún momento eso sale”, afirma Shirlene. En el caso de Analía, la lucha activa comenzó hace dos años. “Fue cuando conocí a Luanda Silva, una artista negra que me contactó con otras afroargentinas. Fue vernos y pensar: ‘Ah, no estaba tan sola’. Nos abrazamos y lloramos mucho”. En el 2019 nació “Alto Kilombo”: un colectivo de afrodescendientes y afroargentines jóvenes que buscan encontrarse y generar un cambio. El nombre no es casual: es un intento de reivindicar la palabra. “En la época de la esclavitud, eran las sociedades en las que se refugiaban les negres cuando se escapaban de sus apropiadores. En las vueltas del lenguaje se empezó a usar como algo negativo, como desorden o lío. Incluso hay gente que piensa que es mala palabra y no, en realidad significa resistencia”, explica Tamara. El camino recorrido no ha sido fácil, en palabras de Analía: “El antirracismo duele, es entrar en la herida, es recordar, es luchar contra un montón de cosas. Pero en definitiva después te sana porque entrás a tu comunidad, con tu gente, que te valora, que te respeta y te escucha”.

Analía Iglesias
En cuanto al feminismo, las tres lo abordan desde la interseccionalidad. “Somos mujeres y el sistema nos oprime por eso, ahí podemos abrazarnos. Pero a la vez todas tenemos opresiones diferentes. A la par del sistema patriarcal está el racismo”, afirma Tamara. “Antes de mujeres nosotras somos negras: leídas, tratadas y oprimidas socialmente”, sostiene Analía, y agrega: “El feminismo blanco puede entender el patriarcado como algo estructural pero no puede ver al racismo como un sistema de opresión a igual nivel. El poder responde a lo mismo: supremacía blanca, capitalismo, patriarcado blanco y eso solo se puede entender desde la interseccionalidad”. Para Shirlene, la interseccionalidad permite saber quiénes son las personas que están en la base de pirámide social, las más desfavorecidas y entender que sin estas compañeras dentro no existe el feminismo.
Lo que plantean estas activistas es que el feminismo que ya existe tiene que “deconstruir su racismo y volverse antirracista para acompañar a las compañeras negras. Un feminismo que no es interseccional es un feminismo banal, de cartón, frágil”. El reclamo es histórico: traen a la memoria a Soujouner Truth (“¿Acaso no soy una mujer?”) y recuerdan que, mientras las mujeres blancas podían estar en la lucha feminista, las mujeres negras les cuidaban a los hijos.

«Las personas negras no están en la historia, no las reconocen”, concluye Silva Oliveira.
Las tres invitan a la gente a repensar, cuestionarse y deconstruir las estructuras. Tamara cree ver un lento cambio que se asoma en la sociedad. Analía, por su parte, agrega que no es una lucha que deba ser solo de ellas: “Hasta que les blanques no se den cuenta de que es una lucha que en primera persona tienen que empezar a erradicar elles, que son les que principalmente reproducen esta opresión, vamos a seguir luchando contra esto pero sin tener la verdadera respuesta que necesitamos”. Tal como sostuvo Ángela Davis: “No alcanza con no ser racista, hay que ser antirracista”.
Mar 28, 2019 | DDHH, Novedades

Danny Glover fue declarado Ciudadano Ilustre por la Legislatura porteña.
“Cada vez que tengo un encuentro como este, en algún modo reafirma mi propia vida en los 72 años que he tenido en este planeta, identificando modos de conectarnos”, dijo Danny Glover sentado en el fondo de un pequeño local de Villa Crespo con un mate en la mano, entre niños, jóvenes, adultos y ancianos de la comunidad afrodescendiente argentina. El actor estadounidense -que dice que primero fue ciudadano- habló rodeado de libros y diarios sobre la historia de los pueblos afrodescendientes de América, detrás de una barbería decorada con imágenes de Malcolm X, Angela Davis, Prince, las Panteras Negras y la Mona Jiménez.
Hubo algo especial en la conmemoración en el pasado jueves 21 del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Antes, durante y después del evento principal en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la atención se posó principalmente sobre la presencia y la voz de un célebre visitante: Danny Glover, actor del cine hollywoodense, embajador de buena voluntad de las Naciones Unidas y, sobre todo, activista desde hace dos décadas por el reconocimiento de las comunidades afrodescendientes de América Latina.
Por unos pocos días, hasta el sábado 23, Glover participó en una serie de eventos públicos y entrevistas con medios argentinos, con su foco puesto en la coyuntura política actual y el estado de la discriminación racial, no sólo en América Latina, sino en todo el mundo. Junto su compatriota James Early, académico del Instituto Smithsoniano y compañero en sus viajes por América Latina desde el comienzo, denunciaron en sus apariciones públicas y entrevistas el resurgimiento de la violencia racista en el mundo, tomando como ejemplo las políticas del gobierno de su país natal, los asesinatos de afrobrasileños y el ascenso de gobiernos de ultraderecha en Europa. Hijo de activistas por los derechos civiles y laborales, y simpatizante de toda la vida de las luchas sindicales en su propio país, Glover además expresó su admiración por Lula da Silva y su continuo apoyo al chavismo en Venezuela. En el proceso, el estadounidense recibió el reconocimiento de Ciudadano Ilustre de la Ciudad por parte de la Legislatura Porteña. Asimismo, estuvo presente en la proyección de Zama, película de Lucrecia Martel (que Glover produjo), y destacó la importancia para el futuro de la creación de un programa de becas para estudiantes afrodescendientes y de un Núcleo de Estudios Afrolatinoamericanos y de la Diáspora Africana en la UMET.

El actor estadounidense escuchó las historias de los afrodescendientes argentinos.
Hubo otro suceso que contó con la presencia tanto de Glover como de Early, y que marcó un contraste significativo en tono y contenido. En la noche del miércoles 20, ambos participaron en una reunión con jóvenes activistas y sus familias en un local de la Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR) en el barrio de Villa Crespo. Allí, en el Espacio Malcolm, los dos estadounidenses entablaron un diálogo íntimo, centrado ya no en la coyuntura política global actual, sino en la historia, la herencia y las conexiones compartidas entre las comunidades afrodescendientes.
Glover y Early dedicaron los primeros momentos de la reunión a oír a las personas reunidas ahí, para conocerlas individualmente. Uno por uno, todos hablaron de su procedencia, de los vínculos compartidos, y de sus ansiedades y esperanzas como parte de una comunidad devastada por los siglos pasados e invisibilizada en el presente. Con Early haciendo las veces de traductor, Glover contó entonces de su propia historia y las de su familia. Habló sobre ser bisnieto de esclavos, nieto de agricultores pobres del sur profundo de los Estados Unidos e hijo de trabajadores que militaban por los derechos civiles y laborales.
“Soy un depositario de todas esas historias –explicó-. Yo maduré en una época en que mis padres eran padres jóvenes en un momento de grandes transformaciones en la historia de mi país, y estaban involucrados como trabajadores postales y como organizadores sindicales. Y lo que recuerdo es la imagen de ellos y la imagen de un movimiento que coincidieron el uno con el otro. Entonces yo soy quien soy por todas esas dinámicas, estas historias de mi familia, de mi comunidad”.

Glover fue productor de Zama, la película de Lucrecia Martel.
Glover habló de su madre, en particular, como una anomalía dentro de su comunidad, al ser la primera en la familia en conseguir un título universitario, haciendo de ella una mujer autorrealizada y moderna. “El término ‘feminista’ no era un término que debía adoptar. Ella había nacido en él”.
Recordó además sus propias experiencias políticas, previas a su entrada al mundo del espectáculo, desde sus años en el gobierno de San Francisco, su ciudad natal. “Mucho antes de aceptarme como artista, me vi a mí mismo como ciudadano. Como niño, como joven adulto, como estudiante y como un trabajador en desarrollo comunitario”.
Señaló la importancia de la relación entre su ciudadanía y su trabajo profesional como actor y en la labor cultural como lo que lo llevaron hasta aquel espacio y esa comunidad en Buenos Aires, así como en el resto de América Latina. “Ciertamente lo que me ha informado, y que ha sido vital para mi propio crecimiento, es lo que los afrodescendientes están haciendo en esta región”, dijo Glover. “Creo que sus voces son críticas en este momento de incertidumbre política y, por lo tanto, mi responsabilidad es amplificar sus historias y la conexión que todos tenemos como descendientes de África y como ciudadanos transformativos”.
Así, Glover y Early se posicionaron como quienes deben complementar, no sustituir o hablar por los afrodescendientes de América Latina. “Pienso que tenemos una oportunidad para avanzar en nuestros trabajos, para identificar nuevos espacios de interacción frente a nosotros”.
Entre comentarios sobre el valor del compañerismo entre ambos, Early enfatizó el lugar de las relaciones interpersonales y la acción colectiva: “Nuestra relación de los últimos veinte años es un ejemplo: cada uno de nosotros necesitamos ayuda del otro. Esta perspectiva de que hay individuos singulares, líderes singulares, no existe realmente. Porque somos seres humanos, y nuestra característica fundamental es social”.
Esta idea la extendieron a las grandes figuras de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos, incluyendo al padrino político de Glover, el artista Harry Belafonte. Muchas de estas figuras, explicó Glover, no sólo se conocían entre sí, sino que hasta compartían experiencias del todo ordinarias. “Harry Belafonte -dijo Glover-, contaba una historia sobre cuando tenía diecinueve años y trabajaba en la oficina con W. E. B. Du Bois y Paul Robeson, y alguien le preguntó qué hacía, y él dijo que los ayudaba con café y té. Es el tipo de historias hacia las que uno gravita. Estas eran colaboraciones cercanas entre artistas que eran ciudadanos y no sólo estrellas aisladas de la comunidad.”

Danny Glover visitó la sede de la DIAFAR, en Villa Crespo.
En vistas al futuro, y a la responsabilidad de las generaciones más jóvenes, Glover citó a Paul Robeson, “gran hombre y gran humanista, que alguna vez dijo que cada generación hace su propia historia y es juzgada por la historia que hace. Porque las perspectivas que mi madre y padre tenían sólo me dieron una plataforma para las ideas que iban a emerger en mi generación. Por eso es tan importante establecer esas plataformas para que las ideas se puedan realizar a sí mismas en las nuevas generaciones”.
“Nosotros como afroestadounidenses”, cerró Early, “tenemos un palco bien alto, a pesar que sufrimos, a pesar de luchar adentro. Hay una tendencia a mirar a los afroestadounidenses como el modelo a seguir. ‘Pero ustedes tenían a King’. ‘Ustedes tenían a Malcolm X’. Ustedes tenían su propio Malcolm X, su propio King. Pero ustedes deben rescatar su propia historia y determinar cómo llegaron aquí. Ustedes están sentados en los hombros, en las capacidades intelectuales de sentido común, y también de intelectuales formados en las universidades, de afrodescendientes que nacieron aquí. Sus fundamentos no están con Danny Glover y James Early. Sus fundamentos están aquí. Hay historias que necesitamos rescatar. Hay que informar este momento. Hay que visionar un futuro”.
“Estoy en el último capítulo de mi vida”, concluyó Glover, “y no saben cuán importante es para mí tener esta conversación. Porque algo que siempre pienso es cómo estas ideas que veo aquí, y veo en otros lugares en el hemisferio, podemos unificarlas y replicarlas y compartirlas”.
Nov 14, 2018 | DDHH, Novedades

Festejos y denuncias en la presentación del periódico El Afroargentino.
El pasado 8 de noviembre se conmemoró el fallecimiento de María Remedios del Valle, afroargentina a quien el General Manuel Belgrano le otorgó el grado de capitana por su osadía y valor en el campo de batalla. La fecha fue celebrada, por sexta vez, por parte de diversas organizaciones de la sociedad civil que buscan difundir y asistir a la comunidad afro pero, al mismo tiempo, denunciar la discriminación, el racismo y la xenofobia que sufre en la actualidad. ANCCOM conversó con algunos referentes de la comunidad y ayer, participó de la presentación de la octava edición del periódico El Afroargentino, órgano difusor de la organización Diáspora Africana Argentina (DIAFAR), en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC).
“Los funcionarios del gobierno que hoy promueven este tipo de fechas conmemorativas son los mismos que después fomentan la persecución policial contra los senegaleses. Entonces, como diría la reconocida activista Mireille Fanon, hay que terminar con el antirracismo moral y compasivo al que puede adherirse cualquiera y, en cambio, hay que avanzar hacia un antirracismo político, lo que es molestar a las estructuras mismas del poder”, reflexionó Federico Pita, durante la presentación del periódico, el primero de la Comunidad Afroargentina del siglo XXI. Licenciado en Ciencia Política de la UBA e hijo de padre afro y madre judía, fundó la Diáspora Africana Argentina (DIAFAR) en 2010 con el objetivo rescatar y mantener activa la memoria del legado africano o afrodescendiente en Argentina.

Federico Pita, presidente de la Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR).
“No es por nada que cuando uno habla con los argentinos ellos acuden a sus ancestros provenientes de Italia, España o Alemania. Como si Argentina proviniera de Europa. Cuando se dice que los argentinos son descendientes de los barcos europeos, a propósito se deja de lado los barcos que venían de África en la época colonial”, afirma Nengumbi Sukama, fundador y director ejecutivo del Instituto Argentino para la Igualdad, Diversidad e Integración (IARPIDI). Oriundo de la República Democrática del Congo, Sukama llegó al país en agosto de 1995 y, si bien es licenciado en Administración de Empresas, nunca pudo ejercer su profesión en relación de dependencia debido a su color de piel. Desde octubre de 2007, su organización se dedica a asistir legalmente a la comunidad afro y también a concientizar sobre las violaciones de derechos humanos que sufre este colectivo.
El hostigamiento policial hacia los afros que se dedican a la venta ambulante comenzó a aumentar particularmente a partir del DNU 70/2017 que modificó la Ley Nº 25.871 de migraciones. Aquella norma, que fue declarada inconstitucional por la Sala V de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal, tuvo como objetivo agilizar la deportación de ciudadanos extranjeros acusados de haber cometido delitos y también fortalecer los controles para la entrada de personas al país. “Se trata de una violencia que tiene un doble mensaje: los que están acá no los queremos, así que váyanse. Los que están afuera, vean cómo tratamos a sus hermanos, así que no vengan. El gobierno está tratando de establecer un vínculo entre inmigración y delincuencia con la colaboración y acompañamiento de los medios hegemónicos de comunicación. La parte de la sociedad, que en el fondo odia la inmigración de países no desarrollados, también compra eso”, piensa Sukama.

El 8 de noviembre no fue solo un día de conmemoración, sino de denuncia contra la discriminación, el racismo y la xenofobia que sufre en la actualidad la comunidad afro.
Irene Teixeira es presidenta y fundadora de la Casa de África en Argentina, una asociación civil que desde 1995 trabaja en la difusión de la cultura del continente africano y, asimismo, en la asistencia y orientación a los ciudadanos africanos que llegan al país. Su abuela y su madre arribaron desde Cabo Verde, África, pero ella nació y creció en la Argentina. En homenaje a sus ancestros decidió fundar esta institución que fue visitada por artistas, referentes de la cultura y embajadores de aquel continente, entre ellos Zenani Mandela-Dlamini, la hija de Nelson Mandela. “Los africanos son gente pacífica, trabajadora y que, debido a su cultura y religión, no les gusta que les regalen nada. Pero, ahora, muchos se están yendo del país porque están sintiendo una xenofobia similar a la que vivieron en Europa. Los que no pueden irse tienen pánico y viven escondidos, tratando de no salir de sus casas”, cuenta Irene preocupada.
Existen muy pocos datos precisos sobre la comunidad afro en el país, ya sea desde el Estado como desde organizaciones privadas. El último Censo Nacional de Población, que fue realizado 8 años atrás, arrojó un total de 149.493 afrodescendientes. Significó el primer Censo Nacional que incorporó a este sector de la población. Sin embargo, Nengumbi Sukama afirma que actualmente habría 4.000 senegaleses aproximadamente en Argentina que llegaron con posterioridad. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) indica, en su último informe de 2017, que en el país existen 7.515 refugiados y solicitantes de refugio, de los cuales 1.610 provienen de África. A su vez, demuestra que hay 71.439.506 personas desplazadas a la fuerza en todo el mundo, de las cuales 24.783.440 son africanas.
Ante estas problemáticas Federico Pita denuncia que hay un vacío de propuestas de políticas públicas: “La clase política en su totalidad es ciega o miope a la variable del color. Si uno va al Congreso de la Nación y ve toda gente blanca, pero cuando sale a la calle ve gente de todos los colores hay algo que está pasando”.

Pita en la presentación de la octava edición del periódico El Afroargentino, órgano difusor de su organización.

Hay 71.439.506 personas desplazadas a la fuerza en todo el mundo, de las cuales 24.783.440 son africanas.
May 23, 2018 | Culturas, Novedades, Te puede interesar

Somnyama Ngonyama se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) hasta este domingo.
Somnyama Ngonyama significa en zulú “¡Salve, oscura leona!” y así se titula la exhibición de esta artista, que nació en Umlazi, Durban en 1972. La fotógrafa vive y trabaja en la ciudad de Johannesburgo, se llama a sí misma activista visual y está comprometida con la causa de la comunidad LGBTQ. Vía e-mail, Muholi le señala a ANCCOM sobre este primer contacto con Argentina: “Fui invitada para exponer las fotografías de Somnyama Ngonyama. Esta es una exhibición itinerante y estuvo recientemente expuesta en Suiza, Suecia y Reino Unido”. La sudafricana no descarta repetir la experiencia en estas latitudes: “Si me dan la oportunidad exhibiré futuros proyectos también asociados a los temas de raza, género y sexualidades” y agrega que actualmente se encuentra en Filadelfia, Estados Unidos, trabajando en colaboración con un proyecto visual en el Women’s Mobile Museum, junto al Philadelphia Photo Art Center.
Las obras que se exhiben en Buenos Aires forman parte de un proyecto que comenzó en 2012 pero que sigue actualizándose. En los trabajos expuestos, la artista se autorretrata y pone en evidencia su propia historia, su condición de mujer, su negritud y la historia de su país. A través de su trabajo destaca que el apartheid no es cosa del pasado y las imágenes son tan bellas como políticas.

Las fotografías interpelan al espectador, lo retan a sostener la mirada.
La muestra llegó a nuestro país de la mano de la directora del museo, Victoria Noorthorn, que ya venía siguiendo el trabajo de la activista en el exterior. La curadora de la muestra, Sofía Dourron, cuenta que lo que más tiempo llevó fue investigar el abundante trabajo de Muholi. “Lo que hicimos fue estudiar en profundidad el proyecto completo para hacer una pequeña selección y también entender el universo de estas imágenes que es muy complejo. A primera vista parece que no, pero cada elemento que aparece en las fotos está seleccionado muy cuidadosamente por Zanele, con un propósito muy específico”. Además aclara que la denuncia también refiere a la propia experiencia de la artista: “Por lo general son una reacción a un evento social, crimen de odio o bien una situación personal de discriminación. Una situación que refleje su condición de mujer negra y lesbiana en el mundo”.

Las obras que se exponen en MAMBA forman parte de un proyecto que comenzó en 2012 y sigue actualizándose.
Dourron detalla: “Durante muchísimos años retrató a la comunidad LGBT sudafricana por ser particularmente invisibilizada y su objetivo era dejar un registro de una comunidad que había sido borrada. En 2012 decidió dar vuelta a cámara sobre su propio cuerpo. El autorretrato se convirtió en una herramienta muy importante”.
Sobre un fondo blanco inmaculado el protagonismo lo tienen las fotografías que no sólo se hacen visibles sino que observan al espectador, lo retan a sostener la mirada, lo interpelan y cumplen finalmente con su misión: aparecen en el espacio público voces que no fueron escuchadas.
El trabajo de la curadora está alineado con las problemáticas que se repiten tanto a nivel internacional como en nuestro país. “A mí, lo que me interesaba era entender un poco cómo es la comunidad de afrodescendiente o la actual comunidad afroamericana residente en Argentina. Y cómo se vive acá también no sólo la discriminación sino el borramiento cultural”, dice Dourron.

Somnyama Ngonyama es una exhibición itinerante que ya recorrió varios países.
Mar Díaz es una visitante más entre las miles personas que desfilaron por el MAMBA. “No es una obra que circule en Buenos Aires y por eso creo que tiene un peso importante. Yo me reconozco afrodescendiente y me parece que es importante porque interpela a los argentinos contra el mito de que en el país no hay negros. Tiene que ver con la construcción de identidad del país. El objetivo del artista lo logra con el tamaño de las imágenes, con las miradas”, cuenta.
Por otro lado, Guillermo, otro visitante, dice: “Entré virgen, porque no tengo idea de esto pero algunas imágenes me parecieron inquietantes”. Muy cerca de él, Melisa indica: “Me gustó mucho porque hay una composición muy cuidada y hay mucha complicidad con el receptor de la imagen”.

Zanele Muholi logra en el autorretrato exhibir su propia historia y la de su país.
Como es habitual, al museo también lo recorren extranjeros que se sintieron convocados por la problemática con la que ella trabaja: “Fantástica. Especialmente la forma que busca las miradas de las mujeres. En cada mirada tienes un mensaje distinto. Los capturó muy bien. Debería ir a Brasil también”, afirma Laura, una turista brasileña. “Muy impactante. Quedé realmente impresionado. La belleza y la fuerza del trabajo. La composición y el contraste. Demuestra lo difícil que es ser lesbiana y negra. Lo mismo pasa en Brasil”, reconoce por su parte Sergio, también del país vecino.
La muestra se puede visitar en Avenida San Juan 350 hasta este domingo. Quienes visiten esta exposición también podrán recorrer las salas donde se exhiben actualmente las obras de Tomás Saraceno: “Cómo atrapar el universo en una telaraña”, Alberto Goldenstein: “La materia entre los bordes. Fotografías 1982-2018” y el Archivo Aldo Sessa “1958-2018: 60 años de imágenes”.