Con un centenar de despidos en ACUMAR, retroceden las políticas de saneamiento del Riachuelo

Con un centenar de despidos en ACUMAR, retroceden las políticas de saneamiento del Riachuelo

Para hacerle frente al ajuste, sus trabajadores se organizan entre jornadas de visibilización y asambleas. La calidad de vida que pierden los vecinos de la cuenca del río Matanza.

“Están destruyendo las capacidades del Estado, están destruyendo el saber hacer”, declaró el ministro de Infraestructura de la Provincia de Buenos Aires Gabriel Katopodis, que se acercó a apoyar la protesta contra el desguace de Acumar, el organismo que se ocupa del saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo y de asistir a los pobladores asentados a su vera. “Acá hay ingenieros, arquitectos, compañeros y compañeras que saben lo que significa desarrollar política pública, sanear en este caso el Riachuelo, construir obras de mucha envergadura –señaló a ANCCOM–. Y a ese saber hacer la actual gestión nacional lo está destruyendo. Eso es lo que tenemos que poder evitar, porque cuando despiden a cientos de trabajadores están destruyendo capacidades del Estado. Me parece que hay que estar en la calle, que hay que hacerse presente, que la política tiene que estar acompañando para que realmente los trabajadores no estén solos”.

En los últimos días, más de un centenar de trabajadores de ACUMAR fueron echados de sus puestos de trabajo, muchos otros desde el 22 de marzo que están siendo intimados y los telegramas de despido siguen llegando. Sin embargo, las justificaciones de las autoridades rayan en lo insólito. Ante esta situación, los trabajadores se han organizado para realizar una serie de medidas a lo largo de toda la semana, que ayuden a visibilizar y dar batalla ante la situación acuciante que están atravesando. También adhirieron al paro de este jueves, y tienen pautada una asamblea para el viernes 10.

Ante la sede del organismo, en el centro porteño, ayer se manifestaron para visibilizar la gravedad de la situación. Débora Fretes, delegada de ATE, por la Autoridad Cuenca Matanza-Riachuelo expuso que “la argumentación para los despidos no tiene lógica, porque le piden que justifiquen a trabajadores de territorio, cargas horarias que ellos mismos no han registrado, si bien hay planillas para quienes trabajamos en el campo, no han sido cargadas por Recursos Humanos o por quien correspondía en ese momento”. A su vez, hizo hincapié en la tarea social que llevan a cabo los trabajadores, que se encargan de visitar barrios carenciados y profundamente vulnerados: “Por cada trabajador que es desvinculado de su puesto de trabajo, es un vecino y una vecina menos que tiene nuestra asistencia respecto a mejorar la calidad de vida de todos los habitantes de la cuenca, que quedan despojados de todos los derechos que se vinieron ganando hasta ahora; porque sin Estado no hay nada que el pueblo pueda tener”. Además, agregó que “esta lógica que hay detrás de la pugna por el achicamiento del Estado y el desfinanciamiento de todos los organismos, tiene que ver con las políticas de esta nueva derecha que es colonial, para ellos lo único que importa es venir y llevarse toda la que puedan, y después irse como si no hubiese pasado nada, que también nos trae recuerdos con respecto a la época del menemismo”.

 

Acumar, la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo, es un organismo público interjurisdiccional creado en 2006 que se encarga del saneamiento, regulación y recomposición ambiental de la zona que engloba 14 municipios de AMBA y CABA. Esta cuenca es una unidad territorial delimitada donde existe una gran contaminación, provocada principalmente por industrias y cloacas residuales, que afecta considerablemente la calidad de vida de millones de personas que viven al noreste de la provincia. Con la reconstrucción de la zona, llevada a cabo por el organismo, se han mejorado áreas de la zona y parte del ecosistema de los márgenes del Riachuelo, con su fauna y su flora.

Los trabajadores

En la jornada de visibilización hablaron con ANCCOM dirigentes gremiales y trabajadores atravesados por el vaciamiento del Estado. “ACUMAR te enseña otras realidades que detrás de un escritorio no las tenés –se posiciona Mónica, sensibilizada con la situación tras diez años de trabajo abocada al saneamiento de la cuenca y sus implicancias–. Se entienden en la acción. Es uno de los pocos organismos que llega a las comunidades más olvidadas, a las familias en situación de indigencia, empobrecidas. Esto se consigue en la calle, caminando en el barrio, pateando el barro, es lo que hacemos. La ACUMAR, más allá de la limpieza de los márgenes del Riachuelo, tiene una acción muy importante en la salud, que no es tenida en cuenta por este nuevo gobierno, que cree que todo se soluciona a través del mercado. El mercado no se ocupa del indigente, no se ocupa de la olla vacía, no le interesa y está de más”.

En esta misma línea, comentando otras tareas que también desempeña el organismo, se pronuncia Mónica Miranda, una de las trabajadoras intimadas: “Hacemos talleres en escuelas, concientización ambiental, prevención contra el dengue, articulamos con actores sociales, para formar mesas de trabajo en los barrios. En el trabajo de promotora de salud me tocó ser trabajadora social también. En Acumar estás dedicado exclusivamente a los barrios más vulnerables: este desguace va a dejar a esa gente fuera del sistema de salud o va a producir un sistema más exclusivo, sin poder brindarle una asistencia adecuada a muchas familias y chicos que no están siquiera escolarizados”. Por su parte, Laura, también trabajadora intimada, comentó que “ver que no podés llegar a ayudar en la contaminación y el ordenamiento habitacional que implica la salud de los habitantes de la cuenca es muy preocupante”.

Este proceso de desfinanciamiento ya tiene su correlato en el proceso de saneamiento a la Cuenca-Riachuelo-Matanza y peligra la transformación que vienen encauzando desde la conformación del organismo hace 17 años. Ante estas medidas de recorte de fondos y personal de distintas áreas, sumado a la finalización del contrato de cooperativas que se encargan de la limpieza del Riachuelo, Natalia, trabajadora territorial del área de intervención social, atravesada por la situación, expuso que “las consecuencias del desfinanciamiento ya se vieron este año, porque muchos de los barrios donde intervenimos se inundaron mucho más que años anteriores: es que justamente los cooperativistas son quienes garantizan la limpieza. Al mismo tiempo va a decaer todo lo que tiene que ver con urbanización, soluciones habitacionales, relocalización a la población que está cercana al río. El organismo existe hace años porque el nivel de contaminación que tiene el Riachuelo amerita una intervención sostenida en el tiempo: retirar toda esa intervención, esa plata, esos recursos humanos y materiales, va a generar un desmejoramiento cuando sabemos que la miseria hace que cada vez más gente, termine siendo empujada a vivir en esa zona”. 

«Pasaron diez presidentes por ACUMAR y todos hicieron promesas que no cumplieron»

«Pasaron diez presidentes por ACUMAR y todos hicieron promesas que no cumplieron»

Ya transcurrieron 13 años desde que el «Fallo Mendoza» ordenó a la Nación, la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires sanear el Riachuelo. ¿Por qué todo sigue casi como entonces?

El Río Matanza Riachuelo es la cuenca fluvial más contaminada y el problema ambiental más visible del país. A 13 años del fallo Mendoza, que ordenó su saneamiento responsabilizando a la Nación y a Provincia y Ciudad de Buenos Aires, continúa la vulneración de los derechos de seis millones de personas que habitan esa gran zona que abarca a la Capital Federal y a varios partidos bonaerenses. ¿Cuáles son las razones por las que no se mejora la calidad de vida de esa parte de la población argentina?

Como consecuencia de la demanda iniciada en 2004 por un grupo de vecinos y vecinas de Villa Inflamable, en Avellaneda,  se aprobó la Ley 26.168 que creó la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), encargada de coordinar el trabajo de los tres gobiernos que tienen competencia en el territorio: Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires. Su plan de acción cuenta con una primera etapa de obtención de información y de erradicación de grandes basurales; una segunda de construcción de infraestructura para reducir la contaminación y una tercera de limpieza del cuerpo de agua. “Si yo limpio el río y sigo vertiendo los mismos contaminantes es un barril sin fondo” dice Daniel Larrache, Director Ejecutivo de Gestión de ACUMAR. El organismo sostiene que hay tres grandes factores de contaminación: los desechos cloacales no tratados, los industriales y los residuos sólidos urbanos. “El principal factor de la contaminación es el desecho cloacal”,  asegura Larrache y dice que el 70% de la polución del río es producto de la falta de infraestructura. Aun así, las cloacas se siguen descargando sin tratamiento en el Riachuelo.

Como solución se está avanzando en el Sistema Riachuelo, la obra más grande de saneamiento del país y que, según Larrache, se va a terminar en 2024. Consiste en la construcción del Colector Margen Izquierda que recibirá los desagües del sector y los enviará a una planta de pretratamiento en Dock Sud para luego volcar los líquidos en el Río de la Plata. ¿Esto alcanza? Raúl Alfredo Estrada Oyuela, representante Especial para Negociaciones Ambientales Internacionales de la Cancillería Argentina entre 2000-2007, afirma que “se separarán los objetos sólidos, arenas pesadas y algunos aceites, pero la contaminación continuará”. Además, pasó más de una década y como no se plantearon soluciones progresivas, las aguas residuales se siguen volcando igual que siempre.

En tanto, Jonatan Baldiviezo, fundador del Observatorio de Derecho a la Ciudad, asegura que es una “gran inversión con deuda pública que no implicará un buen tratamiento, se trasladará la contaminación”. En cuanto al margen derecho del río, según Estrada Oyuela, solo hay promesas.

Muchas industrias pueden seguir contaminando lo mismo que antes y, al mismo tiempo, cumplir la regulación vigente.

Otro de los grandes factores de contaminación, el más grave según Baldiviezo, es el desecho industrial. Se estima que hay más de 4.000 industrias en las secciones media e inferior de la Cuenca, y muchas vierten efluentes sin tratamiento en el río. “Casi la mitad pasó por una reconversión tecnológica y han dejado de ser agentes contaminantes”,  asegura por su parte Larrache, pero los niveles de contaminación del agua siguen siendo los mismos que en 2006 cuando se creó ACUMAR. Esto se debe a que se reconvirtieron las empresas menos contaminantes y a la regulación actual. Estrada Oyuela asegura: “Los niveles de contaminación que toleran las resoluciones son nocivos: en el 2007 se autorizaba a seguir contaminando como en 1970”. En pocas palabras, muchas industrias pueden seguir contaminando lo mismo que antes y, al mismo tiempo, cumplir la regulación vigente.

Santiago Cané, Coordinador de Asuntos Legales de Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), organización que es parte del Cuerpo Colegiado encargado de controlar la implementación de la sentencia, confirma que “no hay políticas públicas que ayuden a reacondicionar procesos productivos y las industrias no generan fondos para reparar los daños que causan”. Por parte de ACUMAR, Larrache justifica los datos asegurando que van a cambiar los indicadores del agua cuando se terminen las grandes obras de infraestructura cloacal, cuya falta, de acuerdo a su mirada, es la principal causante de contaminación. .

Alfredo Alberti, presidente de la Asociación Vecinos de La Boca, otra de las organizaciones del Cuerpo Colegiado de la causa, dice: “La pulseada la están ganando las empresas, son las que aportan a las campañas políticas y no las pueden tocar”, Alberti también afirma que pasaron diez presidentes por ACUMAR y que todos hicieron promesas que no cumplieron. En FARN afirman que “no hay una visión integral de la Cuenca, ACUMAR debería tener ese rol y asegurar la participación ciudadana”. Si bien realizan audiencias públicas o reuniones informativas, no hay participación ciudadana “real” según Baldiviezo, quien agrega que el organismo debería haber presentado un plan de ordenamiento territorial, pero como “es poca la fuerza normativa de ACUMAR, cada jurisdicción hace lo que se le canta y este organismo casi no tiene ninguna presencia, ni con la gestión anterior ni con la actual”.

Este organismo tiene la responsabilidad de implementar el Plan Integral de Saneamiento (PISA), creado en 2009 y actualizado en 2010 y 2016. Uno de los objetivos es “mejorar la calidad de vida de los y las habitantes de la Cuenca”. Sin embargo, de las familias que debían ser reubicadas según el relevamiento inicial, sólo se llegó a un 50% de ejecución contemplando las viviendas en obra. De las construcciones concluidas muchas son defectuosas, según dice Estrada Oyuela, y Baldiviezo confirma que las del Barrio Padre Mugica ni siquiera tienen planos. “Es uno de los puntos en los cuales estamos más atrasados, la gestión de Cambiemos lo paralizó”,  reconoce Larrache.

Además, Baldiviezo sostiene que “un error del plan fue poner un número de viviendas a construir (que no fue actualizado), en vez de relevar los barrios que necesitaban un proceso de reurbanización. Estaban más preocupados en liberar el Camino de la Ribera que en solucionar los problemas habitacionales de la Cuenca”.

Mientras tanto, los y las habitantes de la Cuenca Matanza Riachuelo están expuestos a contaminantes orgánicos y químicos, muchos de los cuales ni siquiera se miden. “Hay una gran cantidad de niños y niñas afectados por metales pesados y frente a eso, ACUMAR nunca dio una respuesta”, dice Baldiviezo, en contraposición al seguimiento particularizado que asegura dar el organismo. No casualmente quienes habitan la Cuenca, sobre todo en las cercanías al río, son poblaciones en situación de vulnerabilidad socioeconómica. “Generalmente, los problemas ambientales afectan a quienes tienen más dificultad para reclamar la garantía de sus derechos”, dice Cané y concuerda con Alberti: “El Riachuelo los envenena pero tienen miedo de exigir un ambiente sano, porque en vez de limpiar el río los van a limpiar a ellos”.

 

Una crónica Inflamable

Una crónica Inflamable

-“¿Huelen? ¿huelen eso?”Una racha de aire podrido acaba de pasar por Villa Inflamable, y Norberto Morón, vecino histórico del barrio, aclara que no se trata de un evento aislado, sino de una presencia diaria. El olor a podrido: un elemento cotidiano que la dirección del viento puede volver más o menos intenso. “Ya estamos acostumbrados a este olor”, dice Morón. Y en su cara se compone un gesto que no es de resignación, ni de víctima, sino de cierta indiferencia, como si la hediondez, en realidad, en este contexto, fuera un mal menor.

Ubicada en una zona de bañados contaminados, lindante al Polo Petroquímico de Dock Sud y al relleno sanitario del Ceamse de Avellaneda, Villa Inflamable constituye para los expertos un caso paradigmático. En el barrio en donde se originó la famosa causa Mendoza -en la que la Corte Suprema instó al Estado a sanear el Riachuelo y trasladar a las familias que viven a sus orillas-, la contaminación ambiental y la desidia estatal muestran su rostro más descarnado. El aire, el agua y el suelo de Villa Inflamable están contaminados. Más de 1500 familias –el último dato oficial es de 2009- lo padecen diariamente. Demasiado plomo en sangre, problemas respiratorios reiterados, manchas en la piel y deficiencias neurológicas son algunos de los daños sufridos por los vecinos. Este año, tras una extensa demora, ACUMAR estimó que la municipalidad de Avellaneda comenzará a construir las primeras viviendas para mudar a los habitantes. Muchos de ellos, sin embargo, se oponen al traslado. ¿Los motivos? Una serie de razones en donde se entretejen la inseguridad, la contaminación y una disputa barrial entre dos clubes de fútbol históricamente enfrentados.

Es una tarde calurosa de enero y una parva de nenes revolotea en la puerta de una casilla de material en donde un par de empleados de la municipalidad de Avellaneda reparten ropa y juguetes para la Noche de Reyes. Más adelante, en diagonal a la plaza del barrio, una pasarela tambaleante conduce a una casa hecha con maderas y cartón, ubicada en el centro de una laguna de color verde, grumosa, salpicada de baldes y botellas de plástico.

“Nos quieren llevar al lado del riachuelo, a unos terrenos más chicos y que están al lado de la Isla Maciel. Es absurdo. Siempre hubo pica entre San Telmo y el Docke”. Morón es uno de los primeros vecinos que llegaron a Villa Inflamable, en la década del ochenta. Su casa –de material- está en el centro de una loma del humedal, y con los años ha ido ampliándose, dice Morón. También dice que en todo este tiempo ha escuchado mucho. Que las mejoras en los servicios del barrio las consiguieron los vecinos. Y que según su cálculo el noventa por ciento de la gente no se quiere ir de acá.

“Además del tema de la inseguridad, está el de la contaminación. Los terrenos quedan al lado del riachuelo”, agrega Claudia Espínola, presidenta de la junta vecinal. “El proceso de saneamiento del río es largo y complejo, lo sabemos, pero hoy por hoy no está terminado.  A eso también hay que sumarle que las viviendas son muy chicas y el espacio en general de los terrenos son muy pequeños”. De las ciento veinte hectáreas actuales –con anchas calles de tierra, pastizales y mucho sauce-, Villa inflamable pasaría a compactarse en treinta, a orillas del Riachuelo.

Más allá de los juncos, por encima de los techos de chapa, asoman dos chimeneas pintadas con líneas rojas y blancas. Una es más alta que la otra, y la imagen, es cierto, tiene un tono apocalíptico. Villa Inflamable fue definida por las investigaciones que se hicieron en el lugar como una zona de riesgo ambiental alto. Se detectó la presencia de diecisiete gases tóxicos, como el benceno y el tolueno, asociados a la refinación de petróleo. A su vez, en un estudio elaborado en 2003 por una agencia de cooperación japonesa –conocido como Estudio Jica- se comparó la salud de 150 chicos de entre 7 y 11 años de Villa Inflamable con otros 150 de la misma edad de Villa Corina, un barrio también de Avellaneda, pero alejado unos doce kilómetros del Polo. La prevalencia de plomo en sangre de los chicos de Villa Inflamable casi triplicaba a la de los de Corina.

Cecilia Lorusso, integrante del área de Medio Ambiente de la Defensoría del Pueblo de la Nación, dice que no hay que ser ingenuos. Que la oposición a mudarse a esos terrenos muchos la llaman rivalidad deportiva o cultural, pero que en verdad se trata de una lucha por el poder. Y que esa lucha por el poder, dice Lorusso, incluye a las barras bravas, fuerza de choque de los sectores dominantes. “Además está Villa Tranquila, que está dominada por el narcotráfico. Los vecinos sienten que están cambiando el riesgo ambiental, que los mata a largo plazo, por el riesgo físico, que los mata a corto plazo”, resume Lorusso.

A los tumbos, una chata cargada con un lavarropa, una cama y varios muebles se pierde hacia el fondo de la villa. Hace más de un siglo, todo esto era una zona de quintas y granjas, un paisaje rural despojado, sin relleno ni chimeneas ni camionetas, ni nada a la vista. En 1930 comenzaron a instalarse las primeras petroleras y aceiteras –actualmente son 42 empresas, de las cuales 25 son de alto riesgo-. El barrio creció fuertemente en los ochenta y los noventa. Sin una red cloacal regular, los vecinos desechaban sus efluentes en las lagunas, que recibía también el material químico que descartaban las fábricas. Hoy, el barrio sigue padeciendo la falta de servicios cloacales, de agua potable –desde el 2007 la municipalidad distribuye bidones en los denominados puestos de agua- , y cuenta apenas con una conexión eléctrica irregular.

Como se mencionó, en 2008 la Corte Suprema de Justicia ordenó el saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo y la relocalización de los barrios afectados por su contaminación. Lo que a veces se olvida es que esa sentencia –conocida como fallo Beatriz Mendoza- fue el resultado de una demanda que se inició en Villa Inflamable. Desde entonces hasta hoy transcurrieron siete años. Hace tres -en marzo del 2012- la municipalidad de Avellaneda y ACUMAR anunciaron la construcción, en un plazo de tres años, de unas viviendas para los habitantes del barrio. Villa Inflamable se trasladaría a orillas del Riachuelo- respetando los 35 metros del Camino de Sirga-, en unos terrenos pertenecientes a la empresa Exolgan, ubicados entre Villa Tranquila y la Isla Maciel.

Lo cierto es que las viviendas, tras una extensa demora, comenzarán a construirse este año. Desde ACUMAR aseguraron a esta Agencia que serán, en una primera etapa, 440 casas. Si bien no hay fecha de inicio confirmada, desde el organismo estiman que, tras el llamado a licitación que debe hacer el municipio de Avellaneda, las obras arrancarán en los próximos meses. La relocalización consiste en un trueque. Los terrenos asignados para la mudanza de los habitantes de Villa Inflamable eran de la empresa de logística Exolgan. La firma cedió esos terrenos, que usaba como depósito de conteiners, y se instalará en las hectáreas que hoy ocupa Villa Inflamable.