Trelew, la ciudad militante

Trelew, la ciudad militante

Dos habitantes de la ciudad de la masacre recuerden cómo se vivió el 22 de agosto de 1972 y el posterior Trelewazo.

Durante el golpe militar autodenominado “Revolución Argentina”, las fuerzas de seguridad habían trasladado a cientos de militantes políticos detenidos al penal de Rawson, considerado de máxima seguridad por su ubicación. Pese a estar aislados entre el mar y el desierto patagónico, las conducciones del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), las Fuerzas Argentinas Revolucionarias (FAR) y Montoneros (M) organizaron una acción conjunta: la fuga de esa cárcel.

 A 22 kilómetros, se encontraba Trelew, “un pueblo interesado en lo político y en el proceso que se vivía”, recuerda a ANCCOM, Luis Molina, uno de sus habitantes y militante estudiantil de la época. Allí vivía la mayoría de los integrantes de la Comisión de Solidaridad de Presos Políticos, como Cristina Pereyra, quien pocos años antes había llegado al pueblo, donde comenzó a militar en la Juventud Peronista (JP) y formó parte de la comisión en el verano del 71-72. “Teníamos dos funciones importantes. Una era visitar a los presos y hacer de nexo con el exterior. Y, también, atender cuando venían los familiares o conseguir donde podían quedarse”, comenta Cristina y agrega: “Acepté ser apoderada de Alfredo Kohn. Las veces que estuve con él también habían estado otros presos con sus apoderados, conversaban entre ellos y con nosotros. Así conocí a Marcos Osatinsky, Mariano Pujadas y Alberto Camps”.

“No está muy presente que toda la militancia era con alegría, con entusiasmo, con ambición, con convicción y con sueños. Te sentías orgulloso, eras parte de algo colectivo que sucedió en muchas épocas y volverá a suceder», señala, por su parte,  Molina.

Fernando Vaca Narvaja, sobreviviente de la Masacre de Trelew, en el acto de homenaje que se realizó en la exsede del PJ.

Una herida abierta

En la tarde del 15 de agosto de 1972, con la ayuda de un guardiacárcel, el grupo “La Topadora”, al mando de la operación, se hizo con las llaves y, una a una, las rejas se abrieron. En solo 15 minutos la cárcel estaba tomada. Sin embargo, la señal de este éxito no fue correctamente interpretada desde el exterior del penal y así se marcharon los camiones que trasladarían a los más de 100 presos que se iban a fugar. Los seis máximos dirigentes- Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna (ERP), Marcos Osatinsky y Roberto Quieto (FAR), y Fernando Vaca Narvaja (Montoneros)- partieron en el Ford Falcon destinado a evacuarlos hacia el aeropuerto donde, luego de aguardar unos minutos y ante la posibilidad de que la operación se viera frustrada, despegaron hacia Chile. Cuando el segundo grupo de 19 personas llegó a la entrada del penal, no contaban con vehículos para escapar. Si bien consiguieron tres taxis que los llevaron al aeropuerto, el avión ya estaba partiendo, la ciudad completamente militarizada y la posibilidad de huir era nula.

Paralelamente, inmerso en la oscuridad de la sala de ensayo en el Teatro del Pueblo, de Trelew, se encontraba Luis Molina cuando entró Elvio Ángel Bel –quien sería desaparecido en noviembre de 1976-, al grito de “se escaparon los muchachos”. “Ninguno de nosotros estaba al tanto, solo dos personas que tuvieron algún grado de participación. Al principio sentimos orgullo porque era una tremenda derrota militar y política para el régimen. En la cárcel más segura del país, según había dicho una revista días antes, se había ido nada más y nada menos que la cúpula de las organizaciones armadas, y casi se le va el resto. Pero enseguida comenzó el repliegue por reflejo militante. Esa misma noche inundaron Trelew y andaban a punta de FAL para todos lados”, dice Luis.

Por su parte, Cristina había salido a pasear junto a la familia y fue a visitar a Elisa Martínez -apoderada de Mariano Pujadas-. Al llegar, su amiga le abrió la puerta sin poder contener su asombro. Cuando entró, vio a Pujadas junto a Pedro Bonet en la televisión. Desde el aeropuerto, los jóvenes indicaron las condiciones de entrega en pos de garantizar sus vidas. Pereyra recuerda: “La sorpresa fue muy grande. El desconcierto por saber qué les iba a pasar y qué nos iba a pasar. Empezamos a organizarnos, ver qué se hacía con los panfletos y los libros, dónde se escondían”.

            Una semana estuvieron en la Base Aeronaval Almirante Zar. Días en los que la preocupación invadía Trelew, Luis comenta: “Estábamos atentos para tener redes de comunicación y protección porque era muy grueso lo que estaba pasando. Era un problema de política internacional con los compañeros retenidos en Chile y el gobierno argentino exigiendo a Allende que los devuelva. Todo era un ajedrez muy nutrido, con muchos elementos, y nosotros estábamos tratando de ser partícipes de las lecturas que se hacían”.

En la madrugada del 22 de agosto, los marinos sacaron, celda por celda, a los detenidos que habían intentado fugarse. Parados al lado de cada puerta y con la mirada al suelo, el capitán Sosa y el teniente Bravo hicieron su última ronda de inspección. Al final, una ametralladora. Empezaron los tiros. La vida de 12 de ellos  (Eduardo Capello, Mario Delfino, Carlos Alberto del Rey, Clarisa Lea Place, Susana Lesgart, José Mena, Mariano Pujadas, María Angélica Sabelli, Humberto Suárez, Humberto Toschi, Jorge Ulla y Ana María Villareal de Santucho) terminó en instantes. Mientras Bravo y otro oficial los remataban, circulaba por los pasillos la historia que contar: “Pujadas te agarró, salió un tiro para acá, entonces se quisieron ir y tuvimos que empezar a tirar…”.

“Estaba en la oficina cuando, por la radio local, dicen que en un intento de fuga habían sido muertos y heridos algunos” recuerda Molina y agrega: “¿Qué intento de fuga vas a hacer estando en el medio de lo que se puede llamar un desierto y rodeado de más de 1.100 o 1.300 efectivos? A medida que iba transcurriendo la mañana, iba aumentando el número de muertos. Una vez que la noticia corrió ya no quedaba más que esperar a que se desangren. Nos dábamos cuenta que los estaban matando”. Si bien seis lograron sobrevivir a los impactos, resultaron gravemente heridos. Al no recibir asistencia, Carlos Astudillo, Pedro Bonet, Alfredo Kohon y Miguel Ángel Polti murieron horas después de la matanza. “Ese día, no recuerdo que hayan dicho que había sobrevivientes, pero resulta que tres compañeros -María Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar-, pudieron contar lo sucedido”.

Taty Almeyda, Madre de Plaza de Mayo, en el acto de homenaje por la Masacre de Trelew.

La ciudad de la masacre

            “Nadie imaginó que los iban a masacrar tan salvajemente. Esto fue una decisión, una orden bajada y ejecutada fielmente”, señala Luis. “Nos espantó. Estábamos asustados, si hacían eso a metros de uno mismo, sabíamos cuánto podía valer nuestra vida y la de nuestros compañeros y compañeras. Pero no es casual que, casi dos meses después, haya comenzado el trelewazo”, afirma”.

            En la madrugada del 11 de octubre de 1972, luego de una gran redada en el pueblo, 19 militantes de la zona fueron llevados en un avión Hércules a Devoto. Cristina Pereyra había dado a luz días atrás en La Plata, donde se encontraba cuando su amiga la llamó para avisarle que tanto Manfredo Lendzian, su pareja y padre de su hijo, había sido detenido junto a su amigo, Isidoro Pichilef, y transportados a la cárcel capitalina. Sin embargo, eso no fue lo único que le comentó: “También me informó que todo el pueblo de Trelew se estaba levantando y habían organizado una asamblea popular en el Teatro Español frente a la plaza principal”.

            Así fue como, durante el día, los habitantes del pueblo se fueron acercando con cautela. Molina rememora: “Había que ir. A las 6 de la tarde ya se había decidido tomar el teatro con centenares de personas dentro y fuera. A partir de ahí, fueron 45 días de toma hasta que devolvieron el último de los secuestrados. Hubo una maravillosa movilización popular donde miles de personas salieron a la calle por una causa común, que nos devuelvan a nuestra gente. Fue maravillosa la respuesta, pero hubo que atravesar un desierto de desolación. No notamos el movimiento que a veces nos amarga, pero los pueblos se dan cuenta que hay que luchar contra la injusticia”.

            “Agosto fue recobrando más relevancia en la memoria porque hubo quienes se encargaron de que estuviera presente. Pero en el ‘72 el pueblo había quedado golpeado y por eso se dio la respuesta tan grande después del 11 de octubre”, indica Cristina y agrega: “Trelew quedó siendo ‘Trelew, la ciudad de la masacre’”.

La cantante y exministra de Cultura, Teresa Parodi, participó del acto de homenaje realizado en la exsede del PJ.

“No nos han vencido”

            Los ejecutores materiales de la masacre fueron encubiertos por las Fuerzas Armadas. En 2012, el Capitán Luis Sosa y tres suboficiales fueron condenados a cadena perpetua. Sin embargo, al primero, le otorgaron prisión domiciliaria donde murió a los 81 en 2016. Por su parte, el Teniente Bravo no pudo ser juzgado al radicarse en EEUU, hasta este año donde fue sentenciado en una corte norteamericana.

            “Lo juzgaron por los hechos que sucedieron en la masacre, prólogo de la última dictadura militar, y lo encontraron responsable. Esto nos dio la posibilidad de dar cuenta de lo que había pasado, y más en una corte de Estados Unidos. Nos dio la posibilidad de que el juez que tiene en manos el pedido de extradición, hoy ya tiene el fallo de la causa civil y creemos que abrimos una puerta muy importante para que sea traído acá y sea juzgado criminalmente en el lugar donde ocurrieron los hechos”, dice Raquel Camps, -hija del sobreviviente de la masacre de Trelew Alberto Camps, quien sería asesinado por la última dictadura cívico militar, y agrega: “Cincuenta años después, la causa se caratuló Camps contra Bravo. Esta vez, ganamos. Esta vez, Camps y sus compañeros ganaron. Me parece que eso hace más historia aún, dar cuenta de que no nos han vencido”.

«No se puede negar que había un seguimiento a mis familiares»

«No se puede negar que había un seguimiento a mis familiares»

A partir de la colección de documentos estounidenses desclasificados sobre la Masacre de Trelew, los sobrinos de Mariano Pujadas y Clarisa Lea Place, víctimas de los fusilamientos, reconstruyen la persecución que sufrieron sus familias. A 50 años de aquellos hechos, ANCCOM dialogó con ellos.

Clarisa Lea Place muestra el diario donde se observa la foto del féretro de su tía homónima, en 1972.

A 50 años de la Masacre de Trelew, el proyecto Desclasificados desarrolló una colección temática de archivos elaborados por una variedad de agencias de Estados Unidos. La Colección Trelew, compuesta por 24 piezas documentales, forma parte de los casi cinco mil archivos que el país del norte entregó a la Argentina en el año 2019. En este acervo pueden encontrarse diversas categorías que refieren a la Masacre y a los hechos ocurridos posteriormente a ella, tales como la persecución a sobrevivientes y familiares o posibles vínculos con la Masacre de Fátima. 

ANCCOM dialogó con Mariano Pujadas y Clarisa Lea Place, quienes portan el mismo nombre que sus respectivos tíos fusilados en la Base Aeronaval Almirante Zar el 22 de agosto de 1972, luego del intento de fuga parcialmente exitoso desde el penal de Rawson.

Dos de los documentos presentes en la Colección Trelew hacen referencia al posterior asesinato de muchos de los familiares de Pujadas y Lea Place, bajo el rótulo de «terrorismo de derecha». 

Para poder reconstruir su historia luego de años de sucedida la masacre, Mariano Pujadas se sirvió de diferentes fuentes que le permitieron tener un mayor acercamiento a la familia que nunca pudo conocer. Luego de acceder a algunos documentos de la colección de archivos del proyecto desclasificados, Pujadas afirma que “toda la documentación que tenga uno sobre la propia historia suma un montón. Este material puntual está buenísimo porque es de mi familia, porque hay un montón de cosas que me faltaron en mi vida y este material hace que los tenga en algún lugar”. 

Por otro lado, Clarisa Lea Place comentó: “Mi viejo es una persona medio perseguida. Y algo que me interesó un montón al leer este documento es entender por qué él está perseguido”, y aclaró que su padre, Luis Lea Place, también estuvo detenido ilegalmente. “Estamos en un archivo de un país macabro. Se materializa un poco, no se puede negar que había un seguimiento a mis familiares”, agregó. 

 

Clarisa Lea Place y la foto de su tía.

Los Pujadas

La familia Pujadas fue asesinada en su domicilio el 14 de agosto de 1975, ocho días antes de cumplirse el tercer aniversario de la Masacre. El vínculo entre ambos hechos está explicitado en un cable de la colección: de acuerdo con el texto, el crimen masivo podría tratarse de una advertencia a “izquierdistas” cuya costumbre sería celebrar la fecha con actos terroristas de su autoría. 

“Mi familia no militaba, pero estaba siempre al servicio de las necesidades de la sociedad y de la gente. Ciertas posturas que tuvieron claramente no les gustaron a los militares en lo más mínimo”, declaró Mariano Pujadas, y afirmó: “Creo que fue una represalia contra los familiares de Trelew, muchas de las que quedaron vivas se vieron obligadas a vivir en la clandestinidad”.

Al comenzar la conversación, Mariano se presentó a sí mismo: “Tengo casi 49 años y hace casi 25 que empecé con un camino de reconstrucción y de hacerme cargo de mi historia”. Él tenía 2 años cuando asesinaron a sus tíos y abuelos y actualmente utiliza sus conocimientos como director de cine para realizar un documental sobre su familia: “Hay un montón de cosas que quedan guardadas y se callan. Los que vivimos en Argentina pudimos hacer un proceso de reconstrucción y lo tenemos más a flor de piel. La parte de mi familia, que pudo salvarse en el 75 porque ya no estaba viviendo en la misma casa, se fue y guardó el tema, no es algo de lo que hablen cotidianamente”.

Mariano Pujadas, sobrino de su tío homónimo, una de las víctimas de la masacre.

Lea Place

Arturo Lea Place, padre de la víctima de la Masacre de Trelew, fue asesinado en su domicilio durante el Operativo Independencia. Clarisa, su nieta, se embarcó en un proceso de reconstrucción de su historia: “Una vez fui a Tucumán y quise visitar la casa. Sé que le pusieron dinamita, entonces no está. Pero fui al barrio y empecé a tocar puertas porque estaba muy curiosa de qué había pasado. Al hablar con una vecina, me contó que ella se acordó de que hubo un apagón ese día, que mi abuelo había salido corriendo por un costado y que finalmente lo agarraron en un taller.” 

El archivo oficial afirma que, cuando Arturo intentó esconderse en el interior de un auto, toda la familia fue asesinada, incluyendo una hija pequeña. “Está mal, es mala información, porque solamente estaban presentes mi abuelo y mi tía”, denunció Clarisa, especificando que esa tía logró sobrevivir al ataque. 

Luego de vivir muchos años en Estados Unidos, Clarisa Lea Place retornó al país para el aniversario número 40 de la Masacre. Sobre aquel evento en conmemoración de su tía, recordó: “Yo tengo su mismo nombre y me parezco un poco, entonces para muchas personas era como ver un fantasma”, e ironizó: “Es muy fuerte ver «Clarisa Lea Place presente», mientras pienso: pero estoy acá”. 

Clarisa remarcó que, por mucho tiempo, renegó de llevar el mismo nombre que su tía: “Era un peso porque yo por mucho tiempo me sentí cobarde”, relató respecto de la comparación con la militancia de Lea Place. En su retorno a Argentina, un ex novio de su tía la contactó para hacerle llegar fotos y cartas de amor que habían intercambiado previo a su militancia en el PRT-ERP. “Era una niña también, con muchas ganas. Creo que es lo más lindo de ella, que tenía muchas ganas de hacer algo al respecto de su realidad. Pero no era un superhéroe. Era alguien igual de confundida”, compartió Clarisa acerca de su encuentro con esos textos, y reflexionó: “Yo siento que no termino de saber quién soy porque no puedo conocerla. Las cartas fueron fundamentales en ese sentido. Eso ayudó un montón a que me amigue con mi nombre y con mi historia”.

Cartas de Clarisa LEa Pace a su novio Adolfo.

Colección Trelew

Los archivos de la colección Trelew permiten, no solamente esclarecer los hechos para ser utilizados en instancias judiciales, sino también el acercamiento de los familiares de las víctimas a sus seres queridos. “Los documentos son de una enorme importancia por una cuestión de reconstrucción histórica. De la única manera en que esto no vuelva a suceder es enseñándole esto a la gente, a las nuevas generaciones, y para eso están las documentaciones”, afirmó Mariano Pujadas.

Quienes quieran recurrir a los documentos citados, los pueden encontrar en la base de la página web del proyecto, bajo los nombres DOCID-32455641 y 1358532-0 – 109-BE-103 Section 2.

In memorian

Ana María Villarreal de Santucho, Humberto Adrián Toschi, José Ricardo Mena, Rubén Pedro Bonet, Susana Graciela Lesgart, Mario Emilio Delfino, Carlos Heriberto Astudillo, María Angélica Sabelli, Alfredo Elías Kohon, Jorge Alejandro Ulloa, Clarisa Rosa Lea Place, Mariano Pujadas, Miguel Ángel Polti, Humberto Segundo Suárez, Alberto Carlos del Rey, Eduardo Adolfo Capello, Ricardo René Haidar, Alberto Miguel Camps y María Antonia Berger.

¿Marchar para qué?

¿Marchar para qué?

La CGT concentró a más de doscientas mil personas en el Congreso en una movilización que no terminó de ser ni para reclamar ni para apoyar al Gobierno. Las consignas difusas apuntaron a los formadores de precios y a la inflación. Pablo Moyano intentó darle más volumen a las exigencias.

Ayer se llevó a cabo la protesta masiva convocada por la CGT, a la que se sumaron la CTA y varios movimientos sociales. Entre ellos Movimiento Evita y Barrios de pie.

La convocatoria tenía como reclamo principal mejorar los salarios de los trabajadores, ya que el mismo no cubre la canasta básica de alimentos, que ya cruzó la barrera de los cien mil pesos, debido a la alta inflación que atraviesa el país: 3 por ciento en los primeros 15 días del mes corriente. Las consignas, algo difusas, reclamaban contra los formadores de precios.

Dio comienzo a las doce del mediodía pero desde las diez de la mañana los manifestantes caminaron desde sus respectivas sedes gremiales para agruparse en 9 de julio y Avenida Belgrano y luego dirigirse hacia el Congreso como objetivo final. 

Marcharon por 9 de julio hasta llegar a Av de Mayo, en todas las intersecciones a la Avenida se unían cada vez más agrupaciones. No se sabe con exactitud el número de personas que asistió, aunque algunos cálculos informales dijeron 200 mil personas. 

Al ruido de bombos y platillos se vivía un clima festivo que sobrevolaba la ciudad. Los manifestantes cantaban la Marcha Peronista. 

En la colimna del Movimiento Evita llevaban una bandera con la cara de Eva Duarte de Perón y el General Perón. También resonaba un parlante con el discurso del General, en un acto que encabezó en la CGT en 1973. Las banderas flameaban dejando un dejo de esperanza y lucha por las calles porteñas. 

La franja de FOETRA (Sindicato de las Telecomunicaciones) traía bombos que golpeaba cada vez más fuerte, al ritmo de la caminata. Sonrisas, abrazos por doquier, se respiraba alegría y lucha. 

Flameaban banderas de todos tipos y colores: verde y blanca de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado); azul y blanca para los trabajadores Somos Patria, La Patria Primero; así como para SADOP (Sindicato Argentino de Docentes Privados); y otras muy coloridas con dibujos de distintos dirigentes.

Frente al Congreso, la frutillita del postre la tuvo el Sindicato del Personal de la Industria de la Carne, que trajo a su mascota sindical: un pollo con el logo del sindicato, que se sacaba fotos con todo el que pasaba, y posaba para las cámaras, con sus compañeros trabajadores. La prensa solo buscaba retratar a ese personaje frente a tanta multitud.

A pesar de la gran convocatoria que tuvo la marcha de la CGT, deja un sabor a poco. Fue confusa, no tuvo un argumento claro y contundente. No se vió en su paso el motivo por el cuál marcharon. No hubo una organización clara de parte de las gremiales, mucha de la gente que fue convocada no sabía a qué iba, insólito. 

El punto más candente estuvo a cargo de Pablo Moyano, uno de los tres secretarios generales de la Central Obrera, quien en todo momento intentó dejar en claro sus diferencias con los otros secretarios de la CGT. Desde un camión repartidor de bebidas, algo improvisadamente, le habló en forma directa al presidente Alberto Fernández: “Queremos decirle al presidente Alberto, poné lo que tenés que poner, sentá a estos tipos, aplicales las multas, y hacé lo que tengas que hacer que los trabajadores te vamos a bancar”. Moyano hizo referencia de este modo a “los empresarios, los bancos, los formadores de precios y Mercado Libre”. Unos segundos después, agregó: “Alberto, sacá ese bono, o esa asignación, suma fija, para los trabajadores que no llegan a fin de mes”. 

Desconcentraron entre las quince y treinta y dieciséis del miércoles 17 de agosto, ya rumbo a sus hogares. Las caras de desconcierto, no se lograba dilucidar qué sentimiento había dejado ese día.

 

“Argentina es gordofóbica, homofóbica, racista y misógina”

“Argentina es gordofóbica, homofóbica, racista y misógina”

Influencer y militante del activismo gordo, Agustina Cabaleiro es @onlinemami_ en Instagram y en este mano a mano comparte su mirada sobre la gordofobia y el bullying.

“Gorda, larga los postres”. Cualquiera ha escuchado, en la sociedad argentina, este insulto, esta injuria, esta forma de herir a alguien con un cuerpo gordo. “Gorda, largá los postres”. Lo habremos escuchado o, incluso, hasta lo habremos dicho. Es una frase que busca producir dolor y vergüenza.

En la casa de Agustina Cabaleiro, sobre una de las paredes, hay varios cuadros, pero hay uno que se destaca por sobre el resto: es el cuadro de los postres más ricos de nuestro país. Para ser más específica, es un print de Magalí Polverino, que Agustina decidió hacerlo cuadro. Tiene un fondo rosa y las imágenes de los postres (con un sombreado) y su respectivo nombre debajo en tipografía cursiva. Son once los postres argentinos más famosos: almendrado, flan, budín de pan, vigilante, ensalada de fruta, mousse de chocolate, merengues, bombón suizo, cassata, Don Pedro, y por último los panqueques. Es un cuadro político y, a su vez, es un cuadro. Como mencioné anteriormente, Cabaleiro logró encasillar los postres en un cuadro, otorgándole un valor simbólico y emocional.

¿En qué momento empezaste a sufrir bullying?

No hay un momento, toda la vida lo sufrí. En Te lo digo por tu bien, el libro que publiqué el año pasado, cuento que la primera vez que alguien me dijo gorda fue a los tres años, en el primer día de jardín. Yo no me acuerdo, me lo contó mi mamá. Entonces, desde siempre lo sufro.

¿Cómo viviste la adolescencia?

La adolescencia fue complicada, porque las adolescencias son complicadas. Ser mujer adolescente es complicado. Y ser una adolescente gorda le agrega una complejidad a todos esos dramas, se le agrega el drama que te trae el tamaño de tu cuerpo. Fue muy difícil.

Con la pandemia se incrementó, pero muchas personas, incluso desde antes, prefieren que los invitados al entrar a su casa se quiten los zapatos, y Agustina es una de esas personas. Así que ahora mismo hablamos mientras usamos pantuflas rojas con garras. Se siente tibio en los pies.

¿Cómo lograste que la palabra gorda dejase de ser una ofensa?
Creo que cuando aprendí que era solamente un adjetivo y que también depende de quién viene y con qué intención. Dejó de ser una ofensa cuando entendí que ser gordo no es algo malo.

Agustina Cabaleiro nació en Buenos Aires, el 7 de agosto de 1994. Hoy, a los 27, es licenciada en publicidad, modelo, influencer y activista. Tiene 363 mil seguidores en Instagram, donde es conocida como @online0mami_. “siempre se olvidan de poner el guión bajo al final de mi usuario”, dice. Con ese usuario milita la corriente de body positive y activismo gordo.

¿Cuál es la diferencia entre el activismo gordo y el body positive?

El body positive es un movimiento que tiene como objetivos que todos tengamos una visión positiva de nuestro cuerpo independientemente del género que seas y no solamente tiene que ver con la gordura y ser gordo, sino con todo lo que le pueda pasar a un cuerpo que escape de la norma. El activismo gordo, en cambio, habla de los cuerpos gordos sin importar el género e identidad, y es un poco más aguerrido en el sentido de que es una denuncia sobre la manera de control de los cuerpos.

Digamos que el activismo gordo es más combativo.
Claro. El body positive tiene que ver más con las experiencias individuales de lo que yo puedo hacer con mi cuerpo para sentirme bien, con sentir amor propio, con tener respeto, que para mí es sumamente importante. El activismo gordo va más hacía derribar todo aquello que nos controla por afuera. Para mí son claves los dos.

@onlinemami_ construyó una comunidad fidelizada a base de amor propio, moda y algunos memes. Ella entendió que su cuerpo también es político y que autodenominarse gorda no es algo malo, es más un adjetivo que un agravio. Hoy en día, Agustina se volvió una referente para las nuevas generaciones, ya que muchas chicas y chicos que la siguen y que se sienten identificados con su historia, al verla a ella, rompiendo con los moldes preestablecidos que hay en las redes y en los medios en sí, sienten gran satisfacción. Agustina muestra su cuerpo sin tapujos, usa muchos colores para vestirse, con prendas ajustadas pero también holgadas y se ríe de sí misma.

Con el mismo desparpajo con el que muestra un outfit para un domingo en familia, habla de lo que le sucede y le molesta. Es ella empoderada. No se posiciona en un lugar de enseñanza moralista, sino que se muestra auténtica y genuina, tratando de derribar esas estructuras culturales establecidas en la sociedad.

¿Qué es el amor propio?

El amor propio no es un estado de enamoramiento de tu cuerpo, hay mucha gente que cree eso, pero para mí no lo es. Es re difícil estar enamorado de cada parte de tu cuerpo, porque nos enseñan que tenés que odiarlo. Ya es difícil que no te jodan, imagínate amarlo, es ir un paso más allá. Entonces, para mí, el amor propio tiene que tomar forma de tolerancia y respeto hacia uno mismo y tener paciencia, los días que estás bien o los días que estás mal. En los días que alguien te dice “gorda de mierda cruzaste mal el semáforo” y te sentís mal con tu cuerpo, es tener paciencia en esos momentos donde te sentís mal porque no estás tan “deconstruido” y no estás tan empoderada. El amor hacia uno mismo, tendría que ser como el amor que le tenemos a nuestra pareja, amigos, familia en forma de respeto y tolerancia. Para mí, esto es la clave.

¿Siempre podés? ¿No te cuesta a veces?

Sí, por supuesto, lograr el amor propio me cuesta mucho en ciertos momentos. El amor propio y quererse a uno mismo es un camino para toda la vida. No importa que tan activista, influencer, ni que tan en bikini salgas, porque un día estás bien y te tiran 50 mil comentarios feos y no te importa, y otro dia por ahí estás masomenos y un comentario feo te tira todo el dia abajo. Es un trabajo constante.

La historia demuestra que la sociedad y las personas siempre fueron más duras con las mujeres. Siempre fuimos la esposa de, la novia de, la que tenía que estar linda para el varón, porque los varones son el lugar de poder. Entonces, la mujer era el adorno que tenía al lado y obviamente que el adorno tiene que ser lindo “porque el poder lo tiene el varón, la decisión la tiene el varón, la plata la tiene el varón y la que lo acompaña tiene que ser linda” aclara Agustina. Por lo tanto, el concepto de belleza o estereotipo de belleza, es cultural, cambia según el lugar geográfico y el momento de la historia. Es decir, algo que es lindo acá, puede ser feo en otro lado y viceversa “la belleza entonces termina siendo lo que cada uno la define”, afirma la influencer.

¿Crees que nuestro país está preparado para todos los cuerpos?
No, ni a patadas. Tenemos un sistema de salud muy gordofóbico. No tenemos talles, y hay lugares por los que literalmente no podés pasar. No poder entrar a un boliche, no entrar en un asiento de avión… pero va cambiando. Vivimos en un país súper gordofóbico, homofóbico, racista y misógino.

En el mes de junio de este año, Agustina lanzó su marca de ropa @onlinemamicollection a través de la tienda online.

¿Por qué decidiste hacer tu propia ropa?

Porque me encanta la ropa, me encanta vestirme, me encantan los outfits. Comercialmente, me parece que hacía falta una marca que tuviera buenos básicos. Por eso decidí hacer un básico elevado, meterme en esa beta. Y después, porque hay una cuestión que, como gordas, no tenemos por ejemplo una campera, un jean, o un cinturón. Entonces dije, quiero hacer esto, que la gente se pueda vestir.

Si tuvieras la posibilidad de modificar tu cuerpo ¿Lo harías? ¿Qué cambiarías? ¿Te volverías a elegir?

¡Qué complicado! Creo que, dicho seriamente, no me interesa ser una persona flaca, ni pesar 40 kilos. Si modificara mi cuerpo lo haría con cosas muy puntuales, por ejemplo: tengo una ceja más abajo, entonces me pondría un punto de botox. No sé si modificaría mi cuerpo. Ponele que viene Cormillot con la varita mágica y me toca y bajo la mitad de mi peso, o termino siendo Pampita, me van a bardear de otra manera porque soy una gorda adelgazada, como que nunca es suficiente. Re sí, me volvería a elegir porque estoy bien así.

Los gordos históricamente somos el chiste «cómico» de un montón de historias, la parte graciosa de las cosas. Entonces todo lo que tiene que ver con ser gordo es cómico y a su vez nadie quiere ser gordo. Entonces nos reímos de los gordos para diferenciarnos de ellos. Todo deviene en que nos discriminan y nos molestan. Agustina sacó su primer libro “Te lo digo por tu bien: Sobre ser gordas y ocupar espacios con libertad” en el año 2021. En él cuenta la experiencia de ser gorda y cómo afecta en su vida. Habla también de la moda y la relación con su cuerpo.

¿Por qué elegiste ese nombre?

Millones de veces me dijeron que no comiera por mi bien. Una porción de pizza, un pan, un postre. Primero te lo niegan y después te dicen que es “por tu bien”. Y así, toda la vida. Cuando las personas gordas leen el nombre de mi libro, dicen que es un buen nombre y que las representa.

¿Qué se esconde detrás de esa frase?

Es una frase de recomendación o consejo en representación de una opinión gordofóbica: es por tu bien, porque te conviene, porque te conviene no resaltar que sos gorda, tenes que parecer menos gorda, o intentar ser menos gorda. Porque nos enseñaron que ser gorda está mal, entonces te lo digo por tu bien que disimules, que bajes un cambio, te lo digo por tu bien, te lo digo porque te quiero. Si bien muchas veces esa frase viene desde el amor, porque te lo dice tu abuela, tu tía, tu mamá, igual duele. Son recomendaciones y consejos horribles que no deberían existir.

Si pudieras eliminar una prenda de la faz de la tierra ¿Cuál sería?

Todas las que sean talle único.

Un grito enorme para llegar al mínimo

Un grito enorme para llegar al mínimo

Los movimientos sociales realizaron 60 cortes en todo el país en reclamo de la aprobación del Salario Básico Universal, presentado por un sector del oficialismo. En Puente Pueyrredón, una masiva concentración se topó con el bloqueo de uniformes y realizó el acto en el mismo lugar. Fuerte reclamo al Gobierno nacional para alcanzar la cobertura mínima para más de 7 millones de personas, en medio de una profunda crisis económica.

 

Banderas gigantes de telas rasgadas con los nombres de las organizaciones convocantes cubrieron la avenida Mitre en la mañana del miércoles 20 de julio. “Hoy estamos en la calle por este reclamo que en definitiva es justicia social para la Argentina -se escuchó por los parlantes del camión estacionado en medio de la avenida-. Hay más de 60 cortes en todo el país para decir muy fuerte y desde la calle que el hambre es un crimen ¡Salario Básico Universal ya!”.

La Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTA); Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE); La Poderosa; la Federación Argentina de Cartoneros; el Frente Popular Darío Santillán, el Partido Piquetero y el Frente Social Migrante, entre muchos otros, convocaron una vez más a movilizarse por un Salario Básico Universal. En Avellaneda, punto principal de concentración,  llegaron de las intersecciones, con pecheras de todos colores, grupos a pie que se sumaron a la columna que se preparaba para avanzar hacía el Puente Pueyrredón.

En medio de la multitud, Nacho Levy, dirigente de la Garganta Poderosa dijo: “Esta es una jornada importantísima que, de alguna manera, condensa en la calle lo que las distintas asambleas, las distintas barriadas y los distintos grupos comunitarios vienen denunciando hace un montón de tiempo. Me parece que si los anuncios de la ministra (de Economía, Silvina Batakis) tuvieron que ver con calmar a los mercados o al FMI, esta es la muestra más clara que todavía faltan los anuncios que vengan a calmar a estos últimos, que hasta hoy siguen siendo siempre los últimos”. Mientras tanto, detrás, más personas se incorporaban a la columna que iba creciendo lentamente con el paso de los minutos. “Si hay que discutir el déficit fiscal, habrá que discutirlo con el FMI, con los que evaden, con los que fugan. De ninguna manera con las cocineras comunitarias de nuestros barrios que les pusieron el hombro a la pandemia y que todavía siguen bregando por un salario mínimo con el que poder alimentar a su familia”, agregó Levy.

La presencia de Juan Gabrois rodeado de cámaras, dejó nuevamente en evidencia la insistente división oficialista y la resistencia a votar el proyecto de ley por el Salario Básico Universal presentado por la CTA. Dina Sanchez, referenta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) dijo: “Lo que nos impulsa a estar hoy en las calles es que mucho se habla pero no se concreta nada. Hay que pelearla. Que salga por decreto, que salga por donde salga, pero que salga”.

Una fila de trabajadores con cascos amarillos levantaron el mismo cartel y se colocaron en la delantera. “Es el momento de usarla. Salario Básico Universal”, decía y debajo una foto de una lapicera. Al mismo tiempo, uno de ellos sostuvo una lapicera celeste de dos metros que decía “Salario Básico Universal” en letras blancas. “Lo único que falta es que usen la lapicera para firmar el decreto de Salario Básico Universal” – gritan desde el escenario- “con una sola firma pueden terminar con la indigencia”.

La tensión y expectativa se notó en la espera a que llegaran todos los compañeros convocados. “Hay compañeras de toda la zona sur que todavía no pueden llegar porque cortaron todos los trenes. Hay compañeras que están viniendo caminando pero se está haciendo difícil. Esperamos poder subir al puente, pero no sé, hay mucha cana”, explicó Dina.

Las movilizaciones fueron el resultado de más de 450 asambleas que se hicieron el miércoles anterior en los barrios populares y ruralidad pobre de todo el país. “Las asambleas fueron muy importantes porque escucharon de nosotros y nosotras mismas, las personas que estamos impulsando el salario básico universal -dijo Dina- Se hicieron con el objetivo de romper con lo que algunos grandes medios hegemónicos plantean, que los planeros quieren más planes, que no quieren trabajar, que cortan las calles, bla, bla. Por eso era importante hablar con vecinos y vecinas, ir más allá. Hoy ellos saben por nuestra boca por qué estamos en la calle, no por la tele”. 

Al costado un grupo con pecheras sentados miraban atentos esperando las indicaciones de sus compañeros.

“¿Arrancamos?, dice uno.

“¿Vamos?”, pregunta el compañero.

“Vamos”, confirma el último. 

Se levantaron y comenzaron a caminar hacia la columna. 

 “Vamos compañeros, vamos compañeras!”, gritaron desde el camión. Adelante de todo, la música. Tambores se golpearon con tiras de manguera usadas como baquetas y resonaron el grave tamborileo que hizo vibrar el piso y marcó el ritmo de los pasos. El sonido creció cada vez más rápido y más fuerte, advirtiendo el comienzo de la marcha. 

 Los carteles se levantaron. “Nacionalizar los recursos evita que el FMI se lleve todo”, decía uno.“Ya tenemos dignidad y trabajo ¡vamos por el Salario Universal Básico!”, decía otro. Las personas comenzaron a caminar. 

 Envuelta en su bandera multicolor Roxana frenó a un costado de la columna con dos compañeros, y explicó que estaba ahí por “un futuro mejor, trabajo y dignidad para todos”. Luego saludó y marchó hacia la barredora del “Movimiento indigena plurinacional de trabajadores ABYA YALA”.

 Detrás, entre tambores y trompetas, se escucha del altavoz del camión: “Unidad/ de los trabajadores/ y al que no le gusta/ se jode/ se jode. Unidad/ de las trabajadoras/ y al que no le gusta/ se jode/ se jode” 

Claudia “la Negra” Albornoz, referenta de La Poderosa, explicó que “entender la pobreza o la indigencia, la informalidad laboral es entender la necesidad y la urgencia de este salario básico universal. Estamos hablando de 14.400 pesos, que es el ingreso mínimo para vivir, osea la canasta básica de alimentos para un adulto o una adulta. Eso implicaría los 15.000 pesos del Salario Básico Universal. Y estamos hablando de un 0.7 por ciento del PBI o sea que no estamos hablando de algo que va a comprometer el presupuesto nacional de ninguna manera. Por eso nos parece fundamental que se pueda escuchar este reclamo. Son 9 millones de personas las que necesitan un piso mínimo para vivir. De ellos solo 1 millón 200 mil reciben un programa social que se llama Potenciar Trabajo, pero necesitamos que ese ingreso básico llegue a los otros 7 millones y medio de personas que no está llegando”.

 Una bandera argentina de diez metros flameó acompañada de las manos de decenas de trabajadores del MTE, vestidos con su uniforme azul y con cascos amarillos. Rieron, bailaron y se abrazaron mientras avanzaban sobre la avenida. 

 La extensa columna llegó al Puente Pueyrredón alrededor de las once y media, donde la esperaban cuatro filas de uniformados que impedían el acceso al puente. Con más de 10 camionetas de Prefectura a los costados, la tensión se sintió en las caras serias y atentas. 

 El camión frenó en la entrada al puente y se decidió comenzar con el acto allí mismo. Con toda la gente reunida enfilando al escenario, la comparsa tocó el himno y los dirigentes de las organizaciones dieron sus discursos. El hambre como crimen y cuatro comidas al día como derecho fue el reclamo del día. Los trabajadores organizados de la economía popular siguieron presionando por una respuesta universal, por un Salario Básico Universal.