Nov 21, 2018 | Comunidad, Novedades
Si hay un rasgo que caracteriza al referente de la revista La garganta poderosa y militante de la organización La Poderosa, Nacho Levy, es su afán por ser un orador vivaz e interpelador. Y son esos mismos rasgos, los que se vieron ayer en el Club Ferrocarril Oeste frente a cientos de personas, al momento de encabezar la charla titulada “Derecho a la información, medios de comunicación y democracia”, en el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).
Levy participó de la charla junto a Felipe Silva, integrante de Mídia Ninja, una organización brasileña de periodistas, una red de comunicación libre y popular. En principio, el encuentro tenía como invitados al periodista y fundador de Le monde diplomatique, Ignacio Ramonet, y a la directora del canal de televisión Telesur, Patricia Villegas. Sin embargo, Ramonet, finalmente no asistió al foro a causa de haber perdido el vuelo en avión para llegar al país –personalidad a la que, de todas formas, Levy le dedicó unas palabras de aprecio al recordar su libro sobre la biografía de Fidel Castro.
Pero más allá de los infortunios, a Levy le bastó con menos de veinte minutos para dejar en claro para qué estaba presente en CLACSO, y soslayar así las irregularidades que acontecieron a la charla. “Para nosotros hablar de comunicación no es hablar de periodistas –afirmó-, hablar de comunicación es hablar, y el periodismo no se dice, se hace. Por eso este espacio lo aprovechamos para contar qué nos está pasando”.

«Si vos le tenés miedo al pueblo, no podés ser periodista», dijo Nacho Levy.
El discurso de Levy comprendió aspectos que rondaron fuertemente la crítica a la manipulación mediática sobre la imagen de los pobres, y su construcción de trasfondo. Pero además habló de una contraposición entre “sentimientos de pertenencia”, y una oposición crítica frente a la ideología derechista y su relación con los medios de comunicación hegemónicos. Rescató fervientemente rasgos auténticos del discurso de la comunicación popular, desde su posición como editor de La garganta poderosa: “Si vos, en tu legítimo derecho individual, le tenés miedo a la sangre, no podés ser cirujano. Y si vos le tenés miedo al pueblo, no podés ser periodista”, sostuvo Levy en la mitad de su oratoria.
El encuentro con Levy y Silva fue de gran asistencia, ya que se agendó en medio de una entrevista previa a la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff y a la presentación de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, por la cual se esperaba una masiva convocatoria. Debido a esa razón, académicos y políticos estuvieron presentes en el recinto a la espera de CFK.
En diálogo con ANCCOM, el diputado nacional del Frente Para la Victoria, Agustín Rossi, quien presenció el encuentro Derecho a la información, medios de comunicación y democracia, valoró “la importante interpelación del lugar desde el cual se quiere comunicar”, haciendo mención a los dichos de Levy. “Es importante escuchar a quienes están autorizados para hablar sobre la pobreza -agregó Rossi-, ya que sus mecanismos y plataformas de comunicación conviven con eso”.

«Basta de que nos quieran explicar el mundo desde adentro de un hotel, o desde adentro de un avión: hay que romper el aislamiento, porque el terror se basa en la incomunicación”, dijo Nacho Levy.
No obstante, la charla sostenida casi en su totalidad por el propio Levy, logró ser constructiva, pertinente, crítica, y concisa, en virtud de argumentos. En ese sentido resaltó la importancia que la comunicación popular comparta un escenario disruptivo con los academicistas en CLACSO. En esa línea, sostuvo Levy: “No nos trajeron para lucirse, nos trajeron a un foro de pensamiento crítico, y a veces la academia también necesita que la ayuden a deconstruirse. Entonces nosotros venimos por ese camino”.
Como cierre, Levy resaltó el valor de poder entender desde una posición disidente y de tener un pensamiento crítico, y enfocó en la construcción desacertada que se manifiesta en los medios de comunicación al referirse a los pobres: “Pobres sí faltan, en la política y en estos paneles. Basta de mirar por TV a quienes solo conocen la pobreza por TV; basta de leer en los libros a los que sólo conocen a la pobreza en los libros; y basta de que nos quieran explicar el mundo desde adentro de un hotel, o desde adentro de un avión: hay que romper el aislamiento, porque el terror se basa en la incomunicación”.
Nov 19, 2018 | Novedades, Vidas políticas
Con las disertaciones de las expresidentas Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff, se inauguró el Foro Mundial de Pensamiento Crítico, organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Mientras que la brasileña denunció a un Poder Judicial que criminaliza a los movimientos sociales, la exmandataria argentina sentenció que “la igualdad es una construcción política” y llamó a edificarla mediante un gran frente que reúna a todos aquellos que sufren las consecuencias del neoliberalismo.
A días de la blindada llegada del G-20, la primera jornada del Foro contó con la participación de líderes políticos, sociales y culturales de diversas partes del mundo, congregó a miles y miles de personas que ocuparon las calles de Caballito e hicieron horas de cola para obtener un lugar y ser partícipes de este encuentro realizado en el Club Ferrocarril Oeste.
Con más de 350 invitados internacionales, 1.100 paneles y 7.000 ponencias (de las cuales un 70% fueron presentadas por jóvenes de menos de treinta años de toda América Latina), el Foro Mundial del Pensamiento Crítico convulsionó al centro geográfico de la Ciudad de Buenos Aires en pleno día feriado.

“Llegamos a las 4.30 y ya habían un grupo de personas que acamparon toda la noche”, dijo Arian Picco.
Durante más de una hora, Dilma Rousseff dialogó con Nicolás Trotta, rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), sobre el eje “Democracia, Ciudadanía y estado de excepción”, para luego dar paso al discurso de Cristina Fernández de Kirchner -presentada por Pablo Gentili, secretario Ejecutivo de CLACSO- bajo el título “Capitalismo, neoliberalismo y la crisis de la democracia”.
Desde temprano gran parte de los más de cincuenta mil inscriptos comenzaron a hacer fila sobre la avenida Avellaneda, la cual llegó a extenderse por más de cinco cuadras, bordeando las vías del tren, para lograr acceder al estadio de Ferro. “Llegamos a las 4.30 y ya habían un grupo de personas que acamparon toda la noche”, relata Arian Picco, estudiante de Tandil que junto a un contingente de jóvenes de la Universidad Nacional del Centro de Buenos Aires viajaron exclusivamente para presenciar esta primera jornada del foro. En el cruce de la avenida Avellaneda y General Martín de Gainza podían vislumbrarse múltiples pasacalles con frases como “Contra la doctrina Bolsonaro, Cuba como Faro” o “Lula livre”, entre los cánticos de miles de personas que vinieron desde distintos puntos del país y del continente, impacientes por la apertura de las puertas.
Luego de la inauguración oficial del foro a cargo de Pablo Gentili, disertó la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, quien expuso los múltiples desafíos que tuvo que enfrentar durante su mandato, el proceso de impeachment que sufrió a mediados de 2016 y la actualidad crítica que vive su país a días de la elección del ultraderechista Jair Bolsonaro como nuevo presidente.

«No había ninguna razón para el juicio político. Se trató de un intento de volver a encuadrar a Brasil dentro del neoliberalismo», dijo Dilma Rousseff
“Brasil entró en una ruta muy trágica. Corremos el riesgo de salir de la democracia, con un estado de excepción que la corroe, y entrar en un estado de neofascismo”, fueron las palabras iniciales de la exmandataria. Según Rousseff, el golpe que llevó a su destitución instauró un régimen de excepción que fue socavando libertades y derechos de los ciudadanos brasileños, usando la propia ley como excusa para ejecutar una serie de medidas ilegales. “Todos sabían, hasta las piedras de Brasilia, que no había ninguna razón para el juicio político. Se trató de un intento de volver a encuadrar a Brasil dentro del neoliberalismo”, agregó.
También destacó la existencia en su país de una gran falta de respeto por la democracia, la cual conlleva a la fragilidad de sus instituciones. “La prisión de Lula es la manifestación más clara del autoritarismo despótico. No bastó con apresarlo, debían correrlo del proceso electoral. En una causa llevada adelante por una denuncia frágil y sin pruebas por un juez que hoy es nombrado ministro de Justicia de Brasil”, denunció Rousseff, apuntando a un sistema judicial corroído que criminaliza y persigue a los movimientos sociales. “Lo que está claro es que no van sólo detrás del Partido de los Trabajadores (PT) sino también de las conquistas de los movimientos sociales como el Movimiento de los Sin Tierra o el de los Trabajadores Sin Techo que trabajan con un problema tan importante en Brasil como es la desigualdad”, argumentó la expresidenta para luego exhortar a la búsqueda de persuadir al sistema judicial para que frene los intentos característicos del neofascismo, que hoy ejercen una extrema violencia contra todos aquellos que considera sus enemigos políticos.

“No gritemos, ni insultemos porque perdemos tiempo para pensar en otras cosas”, exhortó al auditorio.
Minutos pasados de la una de la tarde, fue el turno de Cristina Fernández de Kirchner quien disertó por más de una hora ante un estadio colmado que ovacionó su llegada e interrumpió en numerosas ocasiones su discurso entre aplausos y cánticos contra el actual presidente. “No gritemos, ni insultemos porque perdemos tiempo para pensar en otras cosas”, exhortó al auditorio en una de esas ocasiones. Invitó en primera instancia a comenzar a pensar en un espacio progresista que se presente como un lugar político de ideas, de visión y de pensamiento que exceda la –“ya vetusta”, dijo- división entre izquierda y derecha. “Debemos acuñar una nueva categoría de frente social, cívico y patriótico donde se agrupen todos los agredidos por las medidas del neoliberalismo”, instó la expresidenta argentina. A su vez, desarrolló la idea de que la igualdad es una construcción social que no está implícita en la condición humana y que aquellos espacios populares, progresistas y nacionales que han trabajado por ella se han visto menoscabados por el régimen neoliberal imperante. “El neoliberalismo trabaja para crear nuevas subjetividades y sentidos comunes exacerbando los aspectos negativos de la igualdad. Así es como surge la meritocracia y el individualismo haciéndole creer a la ciudadanía que si uno tiene o no trabajo no es una cuestión del Estado sino del esfuerzo personal. Yo les puedo asegurar que una parte es mérito propio, pero si por otra parte no tenés políticas públicas que acompañen, quedás colgado del pincel”, exclamó con firmeza al llamar la atención sobre la ruptura de lazos de solidaridad en la sociedad que esto trae aparejado. “Hoy algunos Hitlers modernos culpan a los inmigrantes de que no haya trabajo, pero ello en realidad es consecuencia de las malas políticas públicas implementadas”, agregó.

“Debemos acuñar una nueva categoría de frente social, cívico y patriótico donde se agrupen todos los agredidos por las medidas del neoliberalismo”, dijo Cristina Fernández de Kirchner.
Al referirse a la actual gestión de Mauricio Macri, Cristina Kirchner destacó que en los tres años que lleva de mandato con la aplicación de medidas neoliberales estamos frente a un decrecimiento de la economía del 3,5% del PBI, una industria contraída en un 11% con una capacidad ociosa del 60%, un país nuevamente endeudado por 140 mil millones de dólares más allá del préstamo pedido al Fondo Monetario Internacional (FMI) y una desocupación que ya ronda los dos dígitos, con la destrucción de miles de empleos. “Debemos aprender a distinguir entre la legalidad y la legitimidad de un gobierno, porque esto hace al contrato de la sociedad con un partido o un espacio político. Hoy tenemos un gobierno legal, eso nadie puede discutirlo, pero no hay legitimidad en políticas que no fueron convalidadas por el pueblo. Porque no hubo una explicitación sobre el neoliberalismo del presente gobierno durante su campaña. Por el contrario, afirmaron que nadie perdería los derechos adquiridos, que se iba a dejar lo que estaba bien y cambiar lo que no lo estaba”, argumentó tras analizar las contradicciones del discurso de campaña de Cambiemos con la coyuntura actual.
Hacia el final de su discurso puntualizó sobre la necesidad de crear nuevas arquitecturas institucionales que preserven el funcionamiento de la democracia y reflejen las nuevas estructuras de poder, como las empresas trasnacionales o los organismos multinacionales, de manera de poder regularlos y permitir la participación popular.

«Hoy tenemos un gobierno legal, eso nadie puede discutirlo, pero no hay legitimidad en políticas que no fueron convalidadas por el pueblo», dijo Cristina Fernández de Kirchner.
Ante la propuesta de un G-20 que se reunirá dentro de diez días a puertas cerradas, en una ciudad blindada y militarizada con una nula visualización de lo que se discute, Pablo Gentili destaca que este encuentro es un contrapunto que abre la invitación a pensar en conjunto nuevas opciones y posibles nuevos horizontes que pasan por el fortalecimiento de la democracia, de la participación popular, de la ampliación de derechos y de la disminución de privilegios.
“Estamos frente a un G-20 que plantea discutir el futuro del trabajo cuando lo que hay que tratar con urgencia es el presente crítico del mundo laboral. La cantidad enorme de precarizados. De cada cinco jóvenes que entran al mercado de trabajo en España, por ejemplo, cuatro lo hacen en empleos precarios. Por no hablar de la nueva reforma laboral en Brasil que pasa por sacar el aguinaldo, reducir la licencia por maternidad casi a la inexistencia, eliminar indemnizaciones y prácticamente legalizar el trabajo esclavo ¿Y el G-20 quiere hablar del futuro del trabajo?”, reflexiona Gentili en diálogo con ANCCOM.
Asimismo, entre las primeras filas podían verse distintos referentes políticos e intelectuales como Juan Carlos Monedero, Manuela D´ Avila , Guilherme Boulos, Adolfo Pérez Esquivel o Atilio Boron que abrazaron la oportunidad de participar de este debate abierto. “El ajuste lejos de ser el único camino, es el peor. Debemos generar políticas inclusivas que desarrollen los mercados internos y que nos protejan de la acción de los mercados globales y sus fugas de capitales”, advierte Carlos Heller, dirigente del Partido Solidario, al tiempo que agrega que la integración regional debe llevar implícito una identificación de ejes comunes que permitan volver a soñar con una Sudamérica unida con un proyecto que vaya en la misma dirección. En este sentido, Itai Hagman, referente de Nueva Mayoría, señaló que la pelea a dar es contra la ofensiva neoliberal que busca apelar a los sentimientos más bajos de los pueblos en su creación de subjetividades individualistas y racistas. “Hay que dar esta batalla porque si bien es una ofensiva de la derecha muy fuerte, esta discusión aún tiene final abierto”, sintetiza Hagman.
Se trata de una disputa a nivel regional contra el racismo y su recrudecimiento a partir del triunfo de gobiernos como el de Trump o Bolsonaro que llevan a la consolidación de la desigualdad y la injusticia entre los sectores más vulnerables de la población. “En un país como Brasil, con un 54% de población negra, ser negro en la coyuntura actual, es ser un cuerpo extraño. Superar el racismo es descolonizar nuestras mentes, adoptar una postura que va contra toda forma de dominación de personas, grupos y subjetividades”, explica Nilma Lino Gomes, primer mujer negra de Brasil en presidir una universidad pública federal y nombrada en 2015 por la expresidenta Dilma Rousseff para ocupar el nuevo Ministerio de las Mujeres, de la Igualdad Racial y de los Derechos Humanos.
Las actividades, paneles y ponencias del foro se llevarán a cabo durante toda la semana en más de 25 sedes distribuidas por la Ciudad de Buenos Aires. Son de entrada libre y gratuita y sólo se requiere de una inscripción online previa.
Nov 14, 2018 | Novedades, Trabajo
“El 3 de diciembre del 2012 vinimos a trabajar y encontramos que el dueño –Hugo Landesman- no aparecía y que la puerta no se abría”, relata Ana Nuciari, presidenta de la cooperativa La Pascana. A partir de ahí, a medida que los trabajadores iban llegando a su lugar de trabajo, la desesperación aumentaba. Ante esta situación, decidieron preguntarle al portero vecino si había visto algo y él les informó que esa noche habían estacionado un camión de mudanzas donde fueron cargando un montón de muebles e instrumentos de cocina del local. Los trabajadores juntaron coraje y miraron por unos agujeritos que había en una de las puertas: “En ese momento nos dimos cuenta que no había nada adentro”, afirma Ana Nuciari.
Después de dudar un rato, todos se pusieron de acuerdo y decidieron tirar la puerta abajo. “Al entrar nos pusimos a llorar. Se habían llevado toda la mercadería de las heladeras y del sótano. También el freezer que era en comodato de los helados. Dejaron muy pocas cosas como ollas pinchadas y deterioradas”, cuenta la presidenta de La Pascana. A casi seis años de ese momento, sus ojos todavía se llenan de lágrimas. Nunca se habían imaginado que esto podía pasar ya que tenían una relación muy cercana con Landesman: “Lo único raro que notamos fue que no compraba más mercadería ni arreglaba el local. Por eso, le habíamos pedido que nos deje colaborar pintando y poniendo luces nuevas”, reconoce Ana Nuciari.
“Ese día no sabíamos que hacer, estábamos todos muy tristes. A las 12 empezaron a sonar los teléfonos del delivery. Primero le explicábamos a los clientes lo que había pasado y después decidimos empezar a hacer algo para llevarnos un poco de plata porque no habíamos cobrado noviembre”, recuerda Ana Nuciari. Desde ese momento, el trabajo de los hasta entonces empleados de La Pascana cambió. Sin querer y sin haberlo pensado antes comenzaron a construir una cooperativa que hoy en día lucha por subsistir.
Primero, reunieron una vaquita para empezar a producir algo que les deje una ganancia, al menos para ese día. Ana Nuciari destaca la solidaridad de algunos proveedores que les donaron mercadería. Eso también los ayudó a afrontar los primeros momentos. “Ese día, con lo poco que pudimos fabricar vendimos 1.800 pesos de caja”, dice la presidenta de la cooperativa.

«Los primeros años fue complicado cambiar el chip. El ser humano no está preparado para autogestionarse, para ser colaborativo, para tener paciencia, para saber escuchar ni para ceder su lugar», dijo Ana Nuciari.
De los 22 los trabajadores que tenía La Pascana antes de cerrar, en la cooperativa quedaron 13 y el servicio de delivery no estaba tercerizado como lo está ahora. Entre sus integrantes, Ana Nuciari (presidenta), Alexis Richter (secretario) y Verónica Oño (tesorera) son los que llevan adelante la conducción. A pesar de todas las dificultades que atraviesan, prefieren la cooperativa antes que el trabajo en relación de dependencia: “Es algo a veces difícil pero ya no pienso en otra cosa. Los primeros años fue complicado cambiar el chip. El ser humano no está preparado para autogestionarse, para ser colaborativo, para tener paciencia, para saber escuchar ni para ceder su lugar. Fue una tarea y lo sigue siendo ya en mucha menor escala y de una manera mucho más saludable”, sostiene Ana Nuciari.
“Yo prefiero la cooperativa por la manera tranquila de trabajar, porque le dedico horas a algo que es de todos los trabajadores, no sólo por un sueldo”, agrega Alexis Richter, el secretario.
Otro de los momentos difíciles fue comunicarle y explicarle a la familia la manera en que iban a trabajar. “A mí me dijeron que estaba loca, que salga corriendo urgente a buscar otro trabajo. Pero yo, como siempre, hice lo que quise”, admite Ana Nuciari que trabaja desde 1997 en La Pascana. Con los ex dueños, su rol era de moza. Alexis Richter era pizzero, tarea que sigue realizando. Durante 2012 se fue para realizar un proyecto propio pero, como no resultó como esperaba, volvió cuatro años después. “La familia te dice que vayas a buscar un trabajo en serio, eso es un poco lo que nos pasa a todos. Mi señora una vez que vino acá entendió la diferencia en la forma de trabajar y ahora no sólo me apoya sino que también colabora”, asegura Alexis Richter.

En marzo del 2013 lograron transformarse formalmente en cooperativa, luego de que el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) le tomara testimonio a cada uno de sus integrantes.
En cuanto a la parte legal, la primera acción que tuvieron los trabajadores fue llamar a la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) para asesorarse. Al principio les llevaron platos y cubiertos pero decidieron no participar más cuando les dijeron que iban a ser una cooperativa. “Decidimos ser una cooperativa porque era la única opción. Todos éramos empleados”, destaca Ana Nuciari.
En marzo del 2013 lograron transformarse formalmente en cooperativa, luego de que el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) le tomara testimonio a cada uno de sus integrantes. Ya con eso establecido pudieron tener matrícula, CUIT y cuenta bancaria que les permitió comenzar a funcionar como Cooperativa La Pascana.
En relación a la propiedad, gracias a la buena voluntad del dueño, la pudieron continuar alquilando. Hoy en día, por el aumento constante, les cuesta pagarlo. Es algo que les preocupa y que quieren solucionar para poder continuar trabajando. Por eso, casi todos los meses, realizan la Cena Solidaria, su evento más importante, para poder juntar fondos y saldar las deudas del alquiler. La próxima fecha exacta será difundida por las redes sociales, donde también publican promociones y novedades. En la Cena Solidaria realizan sobre todo pizzas y pastas, que son sus especialidades. La gente no sólo se acerca a cenar rico sino también a colaborar. Participan todos los trabajadores, aunque no sea su turno, porque es una fecha muy especial. También ya comenzaron a pensar lo que harán para festejar su sexto cumpleaños, el 3 de diciembre de este año, donde seguramente globos y guirnaldas junto a muy buenos platos serán los protagonistas.

“Yo prefiero la cooperativa por la manera tranquila de trabajar, porque le dedico horas a algo que es de todos los trabajadores, no sólo por un sueldo”, dijo Alexis Richter.
Tanto Ana Nuciari como Alexis Richter hacen hincapié en lo difícil que es mantener una cooperativa y sobre todo si es recuperada ya que se le suma otra complicación de hacerse cargo de la empresa de un día para el otro. “En épocas de crisis es muy costoso, porque la cuestión no es solo pagar los servicios, también es sostener el ánimo de los compañeros que no están cobrando o que obtienen menos del salario mínimo. Eso es muy triste, porque al ser la representante legal, todas estas familias están a mi cargo y por más que si hay un error no es mío, sino de todos, me lo facturan a mí”, explica Ana Nuciari. Y agrega: “Ahora nos sentimos con un estrés y en un compromiso mucho más fuerte y mucho más difícil. Hay que optimizar los recursos, hay que ser colaborativos, hay que ser más cuidadosos con la mercadería. En un momento de crisis cuesta mucho enfocar y el que es elegido para conducir, tiene la dura tarea de corregir a sus pares cuando están metiendo la pata”.
Además de las dificultades, sobre todo, por el aumento de precios de los servicios y la mercadería, se les suma la superpoblación de lugares gastronómicos que hay en esta zona de Palermo Hollywood. Antes de convertirse en cooperativa, Ana Nuciari asegura que había una hora y media de cola para ingresar al local porque no tenían tanta competencia.
Tanto Ana Nuciari como Alexis Richter consideran que es clave, para llevar adelante a La Pascana, la buena relación entre sus integrantes. A pesar de que siempre hay cambio de opiniones, como en todo grupo humano, tratan de llevarse lo mejor posible para que la cooperativa funcione.
Nov 8, 2018 | Entrevistas
Dueña de una voz firme y poderosa y nacida hace 37 años en Florencio Varela, uno de los distritos del tercer cordón del Conurbano bonaerense más castigados por la crisis, Marianela Navarro es una mujer que no tiene respiro. Maestra de primaria en Bosques y en Ingeniero Alan, y militante de la primera línea del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Navarro describe el trabajo territorial en la Provincia y advierte que la organización que integra “no da abasto” con las demandas de los sectores más vulnerados.
Su recorrido personal ya la puso en relación con la situación del país desde pequeña. Proviene de una familia trabajadora, con un padre herrero en la planta de vidrios Cattorini de Quilmes oeste, y una madre que se desempeñaba también en empleos fabriles como la producción de mosaicos y textiles. Se recibió de maestra en diciembre de 2001, cuando colapsaba el gobierno de Fernando de la Rúa. Consciente de que nunca le sobró nada, lo único que quedaba era el sacrificio y la perseverancia de todos los días para salir adelante. Pero esa fuerza debía estar organizada.
La militancia es algo que corre por su sangre. Su papá, un hombre de izquierda, era delegado de fábrica en la última dictadura y fue detenido en 1976, cuando activaba en San Francisco Solano, una de las zonas más humildes de Quilmes. Navarro milita en el movimiento de desocupados desde los 14 años y participó en lo que fue el surgimiento de estos sectores sociales que comenzó a ganar protagonismo en la Argentina del neoliberalismo menemista.
¿Qué recuerdos de tu infancia se conectan con la decisión de militar?
Recuerdo que había que caminar mucha cuadras en el barrio para conseguir azúcar negra, que era más barata. También que con todos mis hermanos trabajábamos en la herrería. A los 12 años con mi hermana hacíamos puntas de rejas con el torno. Otra imagen que tengo es la de mi mamá que cuando terminó la secundaria, escribía en los remitos de la herrería porque no había plata para comprar hojas. Esas situaciones te van marcando y hacen que desarrolles cierta conciencia de clase.
¿Y cómo fueron los primeros pasos en la militancia social?
Empecé haciendo tareas de apoyo escolar en el barrio La Esperanza (ubicado en Florencio Varela) y conocí de primera mano las necesidades tan apremiantes que son acumuladas de décadas. Me acuerdo que el primer corte en el que participé fue difícil porque solamente éramos 100 personas. Se había hecho en Lujan y Ruta 2. Al mes, en un nuevo corte, ya pasamos a ser 1.000 personas. Los vecinos y vecinas iban a comer a los cortes. Era una época donde la gente estaba muy castigada.
¿Qué papel tuvieron entonces las mujeres, las madres de familia?
Ellas dieron el primer paso para enfrentar la crisis, como en la actualidad, pero era más difícil entonces. El no tener trabajo hacía que los hombres entrasen en depresión, hubo muchos casos de alcoholismo, de reclusión. Las mujeres, que son las que en general se hacen cargo de sus hijos, son las que sin ningún tipo de vergüenza mantuvieron los cortes.
¿Ves que esto se confirma cuando analizas cómo funciona el FOL hoy en día?
Hay mucha participación de las mujeres en los ámbitos de dirección, lo que significa un cambio en la cultura política de la organización y de la propia familia. En general las mujeres tienen que atravesar muchas trabas para poder tener participación política y en los espacios más importantes, para que dejen de estar solamente en las tareas administrativas y organizativas.
Organización y mandatos
El FOL es una organización social pero también tiene un conjunto de definiciones políticas. Este Frente, que ya tiene más de una década de trabajo en los barrios, desarrolla tareas sindicales porque representa al sector excluido del mercado laboral, y lo hace desde una posición anticapitalista y antipatriarcal. Cuenta con criterios internos de mandatos en asamblea, de revocabilidad de sus delegados y delegadas, la rotación en las funciones y el control colectivo de toda la organización.
¿La agudización de la crisis económica y de los niveles de marginalidad han tenido efecto en la composición del FOL?
La organización ha crecido de manera exponencial en todo el país y la crisis y la actual política económica hace que día a día nos veamos desbordados por la gente que se acerca a la organización en busca de trabajo.
¿A qué definiciones arribó la organización cuando comenzó el gobierno de la alianza Cambiemos?
Con la asunción del macrismo debimos asumir nuevas tácticas para defender los derechos de nuestros compañeros y compañeras. Hemos definido articular con CTEP, Barrios de Pie y la CCC (además de coordinar históricamente con el Frente Popular Darío Santillán). En términos políticos defendemos distintas perspectivas de lo que hay que hacer en la Argentina pero en el terreno sindical, en el plano defensivo, trabajamos por la unidad de todo el sector para enfrentar las políticas del gobierno. Es nuestra responsabilidad trabajar por un programa mínimo común que recupere y logre la correlación de fuerzas necesarias para enfrentar el ajuste. Esta confluencia lleva más de un año y medio con saldos positivos donde, al mismo tiempo que trabajamos por la más amplia unidad de acción, mantenemos nuestra propia mirada política y nuestro proyecto de largo plazo. Este gobierno viene a concretar un paquete de reformas estructurales junto con los organismos internacionales de crédito y sus consecuencias las van a pagar las próximas cuatro generaciones de trabajadores.
Estos espacios de coordinación general suelen tener representación de los hombres, como las caras más visibles de las organizaciones, ¿cómo fue hacerte un lugar allí?
En lo personal ha sido difícil sobrevivir en un ámbito sumamente masculinizado como el de la toma de decisiones. A las mujeres les implica siempre mayor sacrificio que a los hombres, no sólo en el terreno personal sino en general, porque una está más a prueba y tiene que hacer un esfuerzo mayor para ganarse un lugar en que la palabra sea respetada. Que el movimiento feminista haya tomado una gran envergadura de masas en nuestro país en el último período ha sido clave para ganar cada vez más espacios.
Navarro siente que para poder generar esa visibilización como mujer ha tenido que combinar cierta “postura masculinizada” además de utilizar sus herramientas y formas de desenvolverse más genuinas. De todas formas descree de los liderazgos personales porque estos tienen que expresar un proyecto colectivo.
¿Cómo acompañan y potencian los procesos de empoderamiento que atraviesan sus compañeras y el avance del feminismo en nuestro país?
En el FOL participamos de la Campaña contra las Violencias hacia las Mujeres, promovemos la participación política en los Encuentros Nacionales de Mujeres, se conformó el espacio “Tortas de Barrio” para las compañeras que militan en disidencias y en cada regional funcionan equipos de compañeras que hacen trabajo político sobre el problema de los numerosos casos de violencia en los barrios. Desde la organización se acompaña el proceso de denuncia y se hace contención para generar confianza y que puedan salir de esa situación. Esto va de la mano de luchar por la autonomía política y económica. Es bastante amplio el trabajo que se hace, hay comisiones de géneros en todo el país. El proyecto más importante que tenemos es el de la construcción de la Casa de Mujer en Florencio Varela que esperamos terminar el año que viene y que se ponga en funcionamiento. Estamos terminando el segundo piso y tiene el objetivo de funcionar con profesionales, abogados, psicólogos para generar una contención más concreta cuando el estado mira para otro lado.
¿Qué lectura hacés del trabajo que encararon con el debate por la legalización del aborto?
Veo que hemos avanzado en esto y de hecho son las compañeras de los barrios las que recurren a nosotras y a la organización para resolver situaciones de embarazo no deseado y acompañamos esta lucha que es muy importante. Lo consideramos un problema de salud pública, una responsabilidad del Estado el hecho de que las mujeres no tengan que morir en la clandestinidad. También defendemos el criterio de que tanto el Estado como las organizaciones sociales y los sindicatos deben ser de carácter laico y que la Iglesia no debe inmiscuirse en un problema que es de orden público.
¿Cómo ves el futuro? ¿Hay lugar para soñar en que se pueden cambiar las cosas?
Somos optimistas y tenemos una confianza total en la fuerza de la clase trabajadora. Las circunstancias económicas, sociales y políticas que va a atravesar el país se muestran de manera desoladora pero hoy así están dadas las cosas lo que obliga a que los y las trabajadores mejoren sus tácticas y sus formas organizativas para dar una respuesta tanto sindical como política. Solo así podremos tener una mejor proyección para que no sean las opciones patronales de siempre las que se muestren como la alternativa política en la Argentina.
Nov 2, 2018 | Géneros, Novedades
Silvia Federici es una de las voces más sagaces a la hora de pensar y teorizar sobre el feminismo a nivel internacional. Para la escritora italiana, no pueden pensarse las violencias hacia las mujeres sin hacer un análisis exhaustivo del sistema capitalista en el que se insertan y reproducen. De esto trata su último libro, El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo (Tinta Limón Ediciones). Con motivo de su presentación, Federici dio una charla pública y gratuita en el barrio porteño de Flores. En la esquina de Artigas y Morón se montó un escenario desde donde respondió preguntas de una marea verde que tomó las calles. “¿Qué significa estar creando un nuevo mundo?”, decía el cartel que recorría el escenario en el evento, organizado por Tinta Limón y la Fundación Rosa Luxemburgo, en el que la teórica feminista estuvo acompañada por Verónica Gago -Doctora en Ciencias Sociales- y la filósofa y activista mexicana Raquel Gutiérrez Aguilar.
El trabajo invisibilizado
“¿Cómo sería la historia del desarrollo del capitalismo si en lugar de contarla desde el punto de vista del proletariado asalariado se contase desde las cocinas y dormitorios en los que, día a día y generación tras generación, se produce la fuerza de trabajo?”. De esa pregunta parte Federici, con el objetivo de resignificar los conceptos en los que se han fundado los movimientos de izquierda marxistas desde una perspectiva de género.
“Nos hemos dado cuenta, a partir de un análisis de nuestra experiencia personal y colectiva, de las historias de nuestras madres y abuelas, que los problemas que nosotras enfrentábamos en nuestras vidas no estaban contemplados ni discutidos, no estaban reconocidos en la óptica de los partidos y los movimientos de la izquierda tradicional a partir de la obra de Marx y de todos los que siguieron sus ideas políticas”, expresó la escritora en las calles de Flores. De ahí, la principal crítica que realiza a la teoría de Marx: que no haya sido capaz de ver el trabajo doméstico como parte del trabajo capitalista. Este trabajo que apareció siempre como un servicio personal y del ámbito privado, la autora lo redefine como el ‘trabajo de reproducción de la vida’.
¿Por qué reproducción? En términos marxistas la capacidad de trabajar no es algo natural sino algo que debe ser producido. Sin embargo, Marx agota el sentido de la reproducción a partir de la compra de mercancías como comida o ropa. Acerca de esto, Federici propone una revalorización de las actividades en las cuales las mujeres han sido tradicionalmente empleadas: “El trabajo doméstico produce la mercancía más importante que hay en esta sociedad que son los trabajadores y las trabajadoras, la fuerza de trabajo, la capacidad de trabajar”, explicó la activista en su charla pública.

La autora en la presentación de su nuevo libro «El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo».
“El trabajo doméstico es mucho más que la limpieza de la casa. Es servir a los que ganan el salario, física, emocional y sexualmente, tenerlos listos para el trabajo día tras día. Es la crianza y cuidado de nuestros hijos ―los futuros trabajadores― cuidándoles desde el día de su nacimiento y durante sus años escolares, asegurándonos de que ellos también actúen de la manera que se espera bajo el capitalismo. Esto significa que tras cada fábrica, tras cada escuela, oficina o mina se encuentra oculto el trabajo de millones de mujeres que han consumido su vida, su trabajo, produciendo la fuerza de trabajo que se emplea en esas fábricas, escuelas, oficinas o minas.”, sostiene la escritora italiana en el capítulo “El trabajo invisibilizado”.
La falta de salario como disciplina
“La cadena de montaje de la sociedad capitalista empieza en la cocina, en la cama, en el cuarto, en las relaciones familiares, en las relaciones sexuales”, disparó la escritora italiana frente a un público que oía quieto y en silencio. Así introdujo su análisis sobre un segundo concepto clave en su crítica feminista al marxismo: el salario. La autora advierte que la izquierda ha estado concentrada todo ese tiempo en la cadena de montaje de las mercancías y se ha olvidado de una segunda cadena paralela, presente en todo el desarrollo capitalista: la que produce trabajadores. El marxismo ha analizado sólo la primera, que tenía como protagonistas a los proletarios asalariados. Federici propone correr el centro gravitacional hacia las proletarias que trabajan en los hogares: “El primero es mayormente masculino, el segundo femenino; el primero asalariado, el segundo no asalariado. Con esta división de salario / no salario, toda una parte de la explotación capitalista empieza a desaparecer”, así lo expresa en el capítulo “Marxismo y feminismo: historia y conceptos”.
La clave en este sentido es la no remuneración del trabajo doméstico como factor de invisibilización y disciplinamiento. Federici encuentra que, en lo que respecta a las mujeres, la falta de remuneración a sus labores domésticas aumenta la efectividad de la explotación porque “su trabajo aparece como un servicio personal externo al capital”.
“El varón tiene el poder del salario y se convierte en el supervisor del trabajo no remunerado de la mujer. Y tiene también el poder de disciplinar. Esta organización del trabajo y del salario, que divide a la familia en dos partes, crea una situación donde la violencia está siempre latente”, dice en su libro. “El capitalismo no debe enfrentarse a las mujeres directamente, pero puede disciplinarnos a través de los hombres.”
“La inclusión es una mentira”
“Nuestra fuerza como mujeres empieza con la lucha social por el salario, no para ser incluidas dentro de las relaciones salariales sino para ser liberadas de ellas. En diálogo con ANCCOM Federici afirmó: “La inclusión de las mujeres en el mercado laboral es una mentira, ya estamos incluidas, no estamos por fuera del capitalismo, lo que pasa es que trabajamos sin recibir un salario”.

En este libro Federici lleva a cabo una reinterpretación de la teoría marxista desde una perspectiva feminista.
Si bien la lucha por generar cupos femeninos en esferas del mercado laboral, desde los años setenta a esta parte ha sido una bandera levantada por diferentes sectores del movimiento feminista, la escritora advierte que el discurso de la “inclusión laboral” genera una confusión respecto al rol en el que el capitalismo ya ha incluido a las mujeres.
La investigadora dispara en su libro la frase “lograr un segundo empleo nunca nos ha liberado del primero”. En este sentido dijo a ANCCOM: “Ya estamos incluidas, el tema es cómo. Muchas mujeres trabajan dos veces al día: en la casa y afuera de la casa. Cuando en los años setenta tuvo lugar el movimiento que buscaba la autonomía económica de las mujeres en contra de la dependencia hacia los hombres, la clase capitalista vio la gran oportunidad de usar la mistificación de la emancipación femenina para abrir la puerta de los trabajos más baratos”.
Contraatacando desde la cocina
En su juventud, la autora buscó en el feminismo y en el marxismo las respuestas frente a su rechazo a aceptar el ser ama de casa y ocuparse de las tareas domésticas como un destino obligatorio por el hecho de ser mujer. Su recorrido, tanto personal como colectivo, hizo que descubriera que el trabajo de la casa no es degradante o poco creativo en sí mismo, sino que su desvalorización reside en las condiciones en que se realiza.
Así lo expresó Federici a ANCCOM: “Yo recuerdo cuando era una joven de quince o dieciséis años. En ese momento mi sueño era no hacer nada que tuviera que ver con el trabajo del hogar, para mí era una suerte muy fea la de trabajar en la casa todo el día. Con el paso de los años y mi involucramiento en el movimiento feminista he repensado y redefinido esto. Hoy me doy cuenta de que el trabajo de reproducción es un trabajo extremadamente importante y potencialmente muy creativo. Reproducir la vida es cambiar el mundo, es crear el nuevo mundo. La crianza de los niños y de las niñas significa decidir colectivamente cuáles son los valores que vamos a reafirmar en este mundo. Significa repensar qué es la sexualidad, qué es la procreación, cómo pensar el parir, cómo pensar a todas las formas de actividades que cada día nos sustentan.”

Desde la esquina de Artigas y Morón la autora invitó a cuestionarse el lugar del trabajo domestico dentro del sistema capitalista.
En este sentido, la escritora hizo hincapié en que el rechazo a las tareas del hogar forma parte de las condiciones en las que las mujeres han sido obligadas a trabajar en la casa. “Yo creo que es importante ver que la degradación de estos trabajos no está en el trabajo en sí mismo, sino en cómo estos trabajos han sido definidos en esta sociedad capitalista en la que nos han coartado todos los recursos, nos han puesto a trabajar aisladas la una de la otra, cada una separada en su casa, sin recursos, sin tiempo para las afectividades, para las actividades reales”, dijo Federici a este medio.
Para concluir, planteó la necesidad de luchar por una “redefinición” del ‘trabajo de reproducción’: “Creo que parte de la lucha no es solamente pedir más recursos para nuestra reproducción, es también cambiar la forma en la que realizamos estos trabajos y repensar, redefinir, redescubrir, reinventar qué es el trabajo de reproducción”.
Sobre todo esto reflexiona en su último libro, El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo, y establece una relación entre patriarcado y capitalismo a partir de la reinterpretación de la teoría marxista desde una perspectiva feminista. El libro bucea por el vínculo entre la lucha por la emancipación de las mujeres y la lucha de clases, la reproducción de la vida, las relaciones salariales y la glorificación de la familia.
Si bien no se define como marxista, la teórica italiana sostiene que, aún con todos los cambios que al día de hoy ha atravesado el capitalismo, el materialismo histórico de Marx continúa siendo importante para comprender los mecanismos en los que se funda la sociedad capitalista. Federici considera que el feminismo ha brindado herramientas para hacer una crítica a Marx, que se han condensado en los aportes teóricos del movimiento feminista de los años setenta, en especial de la campaña “Salario para el trabajo doméstico” de la que formó parte en ese entonces y que fue el inicio de una teoría marxista-feminista de la que hoy es una referente.
La autora de Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, además reedita en nuestro país Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas, un libro que reúne artículos de su autoría desde 1975 hasta nuestros días.