«Vamos de una Casa Rosada que mira al FMI hacia otra que mira a la Plaza de Mayo»

«Vamos de una Casa Rosada que mira al FMI hacia otra que mira a la Plaza de Mayo»

«La movilización y el debate político son una necesidad para el desarrollo de nuestros derechos», advierte Ofelia.

Mayo fue quizás el mes clave de las contiendas electorales de 2019. Entre la lista de novedades y armados hubo uno que fue particularmente celebrado en las redes sociales: con 19 años, Ofelia Fernandez competiría en la lista del Frente de Todos por un lugar en la Legislatura porteña. ANCCOM fue hasta la sede céntrica del Frente Patria Grande para entrevistar a la candidata que, según todos los pronósticos, se convertirá en la legisladora más joven en la historia de América Latina.

El ritmo de campaña es incesante y a nivel mediático se expresa claramente en la visibilidad de Ofelia. Medios internacionales se vienen haciendo eco de la posibilidad histórica que implica su candidatura, la más notoria entre los posibles legisladores de la coalición en CABA.  El local partidario, ubicado en pleno microcentro porteño, parece funcionar como una estación, en la cual detenerse solo lo necesario para retomar la nutrida agenda: banderas sobre algunos costados, sillas apiladas listas para ser usada en alguna presentación, un cuarto que refleja el trabajo militante de base, y anotaciones con números que diagraman la parte operativa.

A tono con el ritmo incesante del microcentro, habitado por correntadas de personas que trazan un ir y venir permanente, llega a paso apurado la ex presidenta de uno de los Centros de Estudiantes secundarios más afamados del país (Carlos Pellegrini). Ofrece sus disculpas por la demora y se sienta a dialogar.

¿Qué balance de campaña haces y cómo llega el Frente de Todos?

En lo más personal, es una experiencia nueva, sin dudas, de mucho compromiso y disponibilidad. Pero yo siempre tuve esa filosofía con la militancia de que hay que poner el cuerpo, convencer. Me permitió humanizar a personas que para mí eran una imagen, que aparecían en la tele y ver como esa construcción es profundamente humana. Hay decisiones, una convicción y compromiso muy fuerte sobre todo en este momento que la elección carga una épica. En lo colectivo, a nivel nacional no hay que sacarle valor a lo que se logró. Porque no es que Macri perdió tanto porcentaje de apoyo, no hay que reducir nuestros logros a un mal gobierno de ellos sino también a nuestra capacidad de generar resistencias en estos cuatro años y dejar mezquindades para armar un gran frente opositor. Y en la Ciudad se pudo romper un techo histórico, en la línea de no jugar a la rosca sino a tratar de ganar. Hay condiciones para llegar al ballotage y si seguimos teniendo la posición que venimos mostrando, de demostrar que es posible una ciudad que sea linda pero también justa, vamos bien.

¿Cuáles serían las primeras medidas que debería tomar el Frente de Todos, en caso de imponerse en la Ciudad?

Hoy hay siete mil personas en situación de calle, cosa que no debería poder ser eludible por el gobierno de la Ciudad. No es un problema menor. Hay algo a rever ahí. No solamente tener una política de construcción de paradores, que además no existe. Hay dos paradores de varones, uno de mujeres que te verduguean, te maltratan, hay malas condiciones. Hay que tener una política de construcción de vivienda social. No es solamente regalar vivienda sino acompañar en un proceso de reinserción laboral, educativo. Igual que en la problemática del consumo, no pasa por decir “déjate de drogar”. El Estado tiene que estar ahí para que se dejen de drogar porque están matando a los pibes, pero también para que accedan a la educación, al trabajo. Para generar una reinserción real.  El tema educativo también me parece importante.

¿Esas serían las prioridades?

Hay miles de cosas. Para mí la Ciudad tiene muchísimos problemas. Se empezará por todo a la vez y en consonancia con el Estado que nos dejen en la Capital y en el país. Hay problemáticas que atañen a los dos lugares y en la Ciudad la gente tiene que poder comer, trabajar. Estamos también con un proyecto de casas de juventudes.

¿Como imaginas la agenda de la juventud en la gestión?

Alberto dice algo que a mí siempre me conmueve, después de cómo se trató a la juventud en el último tiempo y la política represiva permanente. Ante nuestras expectativas dice “tienen que estar movilizados, expresándolo, no quiero una juventud que esté anestesiada y domesticada”. Yo siempre aclaro, si alguien me corre por izquierda, que no necesito su permiso (risas) pero igual es muy esperanzador para mí que un posible presidente entienda a la movilización y el debate político como una necesidad para el desarrollo de nuestro pueblo y nuestros derechos. Y creo que, sin duda, tenemos que estar a la altura de ese pedido. Y es importante porque no es una agenda tan propia de la política tradicional la que trae la juventud, no es la política que se viene hablando en las campañas. Tiene que ver, por un lado, con el feminismo que tiene mucha historia, pero también una dosis de novedad, al menos en el carácter de esa agenda y la masividad. La agenda ambiental que también es una novedad para la política, el modelo productivo en argentina es destructivo, es extractivista, es de megaminería. Después de una crisis económica como esta, ¿de dónde saldrán los dólares? Pienso en el campo, Vaca muerta, pero hay que poder pensar que sustentabilidad tiene ese proceso. Hay que entender la importancia de esa inyección después de cinco millones de nuevos pobres, pero no hay que perder el largo plazo. Hay que anular la incineración de basura que se votó, que está prohibida en muchas partes del mundo (se refiere a la ley 5966 aprobada por la Legislatura porteña en 2018). No hay que ser importadores de basura y es necesario entender a la justicia ambiental como una cuestión de justicia social. Se expresan desigualdades en las que unos generan ganancias y, en esa ambición, ignoran la destrucción de los recursos naturales y otros la sufren.

Antes mencionaste a la educación…

Sí: la educación pública, su defensa y reformulación. Si podemos dejar de discutir que se nos caen los techos en la cabeza, que hay ratas, que no hay viandas, podremos discutir qué educación queremos, que no es esta porque es vetusta sin dudas. La educación es un derecho real, no un privilegio de algunos.

«La Ley de Educación Sexual Integral es una prioridad clara», subraya Ofelia.

¿Y cuál es la agenda del feminismo?

La Ley de Educación Sexual Integral es una prioridad clara que nos hace pensar otras sociedades, otros vínculos, otras percepciones, que sean diversas, consentidas. El aborto tiene que ser legal, seguro y gratuito. El Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) debería estar cumpliéndose hace un tiempo: eso el primer día tiene que estar garantizado. Tiene que haber promotoras territoriales contra la violencia de género, más presupuesto para la atención de casos de violencia. La violencia económica termina siendo el mayor de nuestros problemas. La agenda feminista es muy amplia e implica una óptica para ver la política. No tenemos las feministas que reducirnos a una agenda porque el poder real es ese, el que no están queriendo ceder, el tema esta en que podamos discutir todo lo demás porque impregnarle de una perspectiva feminista a la economía es importante ya que la crisis nos golpeó a todes pero principalmente a las mujeres. La pobreza esta feminizada y la riqueza completamente masculinizada. De hecho, las 26 personas mas ricas del mundo son todas varones.

¿Cuál será el rol del Frente Patria Grande dentro de un eventual gobierno del Frente de Todos? ¿Cómo imaginas esa convivencia de diferentes espacios en la coalición en caso de llegar al gobierno?

Tenemos un recorrido diferente, muy específico. Nosotros nos propusimos generar representaciones políticas. Las bancas que conquistamos expresan a un sector que no está representado en la política: en mi caso la juventud. Tuvimos la intencionalidad de que no entren personas particulares que no hacen la diferencia, no por subestimar a nadie sino para aportar y sumar voces desde otro lugar, con otras lógicas. En el caso de Natalia Saracho de las excluidas: ella es cartonera, promotora de salud en su barrio, Villa Fiorito. Fede Fagioli que es de Glew y armaron un barrio de cero, que trae la experiencia y las demandas de los movimientos sociales (ambos son candidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires). A nosotros nos interesó hacer esa apuesta. Nuestra prioridad es el programa para esos sectores, que el próximo gobierno tenga un programa de tierra techo y trabajo, una perspectiva feminista, juvenil, educativa, de salud pública. Muchos ejes para los cuales nuestros ámbitos de pelea no suelen ser los institucionales y no vamos a abandonar nuestros espacios de organización.

¿No corren riesgo de institucionalizarse?

La apuesta electoral que hacemos es parte de un proceso superador, tanto en el feminismo como en los movimientos sociales que seguirán peleando en las calles por todos los derechos que siguen faltando ahí.  En muchos casos son estructurales y de larga data y es prioritario resolverlo. Y vamos a estar peleando por esos programas desde adentro, en esas Cámaras, desde afuera con nuestras organizaciones y también con la confianza de que vamos a una etapa que va a ser receptiva. Lo sintetizo así: vamos a una etapa de una Casa Rosada que mira a las oficinas del Fondo (Monetario Internacional) hacia una que mire a la Plaza de Mayo. Desde un lugar de acompañamiento sin perder esas herramientas que son la política más transformadora. Hay una recepción en el gobierno que se viene, de todas estas demandas, de una sensibilidad, esa es la diferencia. Hay un modelo meritócrata que se está contraponiendo con uno de oportunidades. Se pueden venir grandes cosas. Nuestro aporte va a ser en ese marco, darle voz a los reclamos que se gestan en nuestros espacios, que no suelen ser esa realpolitik pero que sin embargo tienen fuerza y demandas más que urgentes.

Una de las características que más se te reconoce en redes sociales es tu locuacidad y capacidad argumentativa, si tuvieras que describir de modo general, ¿cuáles serían las lecturas o autores que más te identifican? 

Y hay distintas. No soy la persona más leída del planeta. Leo igual. En materia feminista está Rita Segato que para mí es la más importante o la que más discusiones habilitó en mi cabeza. Silvia Federici tiene muchos libros que están buenos. Acá hay muchos interesantes de economía feminista. El otro día me regalaron “Una lectura feminista de la deuda” de Luci Caballero y Veronica Gago que me gusto. Hay muchas cosas, pero a mí me pasa con los libros que a veces me falta la sistematización. Una compañera el otro día decía algo de que las feministas van más al grano, no juegan tanto al pedantismo, no dan tanta vuelta. En un momento leía mucha filosofía que no se si tiene tanto vuelo en lo que hago hoy o si esa influencia es más inconsciente. Spinoza me interesó mucho, Hobbes también. Y más reciente, Vida de perro de Horacio Verbitsky, Diego Sztulwark  y La larga marcha de Cambiemos, de Vommaro.

Las whipalas flamearon en Buenos Aires para defender la democracia boliviana

Las whipalas flamearon en Buenos Aires para defender la democracia boliviana

«Nos están quitando de nuevo la posibilidad de ser parte de nuestra amada Bolivia», dice Verónica Moyar Icona.

Las whipalas flamearon junto con las polleras y sombreros de las mujeres que las sostenían. Mujeres viejas y jóvenes, hombres viejos y jóvenes, bolivianos y argentinos, organizaciones sociales y políticas acompañaron la marcha contra el golpe de Estado en Bolivia al grito de “el pueblo unido, jamás será vencido”. 

Verónica Moyar Icona estaba dentro de un círculo que se formó por grupos de las organizaciones de migrantes frente a la embajada de Bolivia. Rodeaban un dibujo en el piso, hecho con tiza, casi como protegiendo la imagen. En el dibujo estaba Evo junto con una bandera boliviana, nadie había puesto un solo pie sobre el retrato. Verónica cantaba con lágrimas en los ojos, con cada declaración que sus compañeros hacían con el megáfono ella soltaba una nueva lágrima y asentía con la cabeza. Iba vestida con una remera violeta en cuya espalda se leía “Organización Bartolina Sisa”, agrupación de mujeres indígenas, campesinas y bolivianas. “Nos ha vuelto a la sociedad, hemos vuelto a vivir cuando nuestro presidente ha asumido, y ahora nos están quitando de nuevo la posibilidad de poder ser parte de nuestra amada Bolivia.”

Verónica se mantenía firme mientras hablaba, entre sollozos y lágrimas, no se movía mientras las columnas marchaban a su alrededor, la gente la esquivaba para acercarse aún más a la embajada. “Antes nosotros no teníamos derecho a nada, no teníamos cédula de identidad, que es lo más importante para un ser humano, saber quien es y de donde viene, hemos logrado esos derechos, saber a donde pertenecemos, tener una identificación.” 

“Camacho basura, vos sos la dictadura”, gritaban los manifestantes.

La marcha se paralizaba alrededor de Eulogía, la gente que pasaba para un lado o para otro se detenía a escucharla, los que la conocían la interrumpían para darle un abrazo. Eulogia Ríos llamaba la atención, con su pollera larga y un gran sombrero de paja que cubría sus trenzas grises, su puño derecho lo mantenía en alto en señal de lucha y en su muñeca llevaba atado el pañuelo verde. Con sus manos arrugadas sostenía un cartel con información sobre el colonialismo de su país y el colonialismo en Argentina. Eulogia tiene 71 años, es mujer, indígena, coya, representante de los pueblos originarios quechuas y es madre soltera. 

 “Estamos en esa lucha, el hermano boliviano Evo dio acceso a una vivienda digna, el derecho a la educación, el derecho a la a salud, el derecho al trabajo. Acá hay capitalistas que nos quieren estigmatizar a los trabajadores, dicen que tenemos fuerza de trabajo nada más. Camacho, Mesa, toda esa gente, son capitalistas, están interesados en el litio.”

La marcha fue encabezada por el bloque de trabajadores migrantes de la Argentina, uno de los extremos de la bandera lo sostenía Carla Montero, joven boliviana y militante de Ni Una Migrante Menos. Carla no cantaba, sostenía la bandera en completo silencio y miraba a sus compañeros hacer declaraciones desde un costado. 

“Yo apoyo al pueblo boliviano, no apoyo a Evo. Creo que estos diecinueve días tienen que ver con un camino que se le ha dejado allanado a la derecha. Camacho aprovechó eso, con todo el poder que tiene la oligarquía cruceña, porque representa eso, pero además representa mucho racismo en la población boliviana, que nunca desapareció y esto hace que resurja con muchísima más violencia y más fuerza, no solamente con militantes del MAS, sino con todos los compañeros y compañeras campesinos y trabajadores que son indígenas y que tienen el color de piel más morocho que la famosa media luna.“

“Ahora viene la masacre y la persecución a nuestros pueblos indígenas», denunció Moyar Icona.

Carla tiene que alzar su voz por encima del canto de los militantes que la tapa, al unísono se les escuchaba: “Camacho basura, vos sos la dictadura.” Ella destacó los errores de Evo: “No supo escuchar las demandas de estas personas que se le fueron alejando, todos militantes de las organizaciones sociales. Hay leyes que se sancionaron que están buenas como la Ley contra la Violencia hacia la Mujer, que está muy linda pero nunca se va a ejecutar porque no hay presupuesto para que se ejecute, entonces es un problema.”

El círculo de gente frente a la embajada se volvía por momentos más y más grande, levantaban la mano para poder tomar la palabra uno a uno, un hombre de acento porteño levantó la mano, su voz estaba cascada de tanto gritar, únicamente con el megáfono podía hacerse escuchar. “Yo soy argentino, mi madre es boliviana, nos expulsaron los gobiernos neoliberales, no nos permitieron quedarnos en nuestro país, no nos dejaron estudiar, no nos dejaron acceder a centros de salud. No nos dejaban ni siquiera entrar a las plazas si usábamos pollera, mi abuela era pollera, mi bisabuela era pollera, y no vamos a permitir que vengan a maltratarnos. Ahora intentan quitarnos la whipala que es la bandera de los pueblos originarios, y no lo vamos a permitir, no vamos a claudicar, estamos más fuertes que nunca, todo el pueblo originario”. 

Verónica lloró desconsoladamente y fue abrazada por sus compañeras mientras escuchaba estas palabras dijo: “Ahora viene la masacre y la persecución a nuestros pueblos indígenas, la masacre a nuestra gente, a nuestros hermanos, eso es lo que va a pasar ahora, porque ya lo hemos vivido en carne propia.”

“Soy una representante de esas voces del encierro”

“Soy una representante de esas voces del encierro”

Yrene Chicoma, integrante de la Coope Esquina Libertad.

“No estamos todas, faltan las presas”, declara firmemente Sofía Campos, “liberada”, que estuvo detenida en la Unidad Penitenciaria N°8 en Los Hornos, La Plata. Es la primera vez que participa de un Encuentro Nacional de Mujeres. “Yo quería venir al taller que habla de cárcel, porque la viví desde adentro”, comenta refiriéndose al taller “Mujeres, disidencias, cárcel y sistema penitenciario”, uno de los más de 80 espacios que formaron parte de la agenda del evento. Sofía comenta que en un principio se dedicó a escuchar los testimonios, hasta que alguien hizo foco en la falta de historias en primera persona: “Una mujer preguntó: ¿dónde están las liberadas, dónde están sus voces?”. Recién en ese momento se animó a contar su historia. “Hoy sentí que soy una representante de esas voces del encierro”, afirma.

Sofía viene acompañada por su hija menor, aún adolescente, de quien estuvo separada los tres años y seis meses que estuvo presa. “Sentí que la abandoné. Ese sufrimiento está presente en cada momento. Es una tristeza que una tiene como madre porque dejás a tus hijas y sentís que les estas haciendo un daño”. Contó que en la cárcel las condiciones de vida son pésimas, y que eso incluye a todo el sistema: desde la falta de políticas de higiene y salud, hasta el recorte de los momentos y espacios de recreación, el hacinamiento en las habitaciones, las requisas sorpresivas y la violencia policial. Al respecto, denunció: “Ellos quieren sembrar la discordia entre nosotras y hacernos pelear para que nos desunamos”. En contraste, describió varias situaciones en las que se manifestaron los lazos de solidaridad entre las presas, lo que destaca como un valor de gran importancia. “Cuando llegué a la cárcel una compañera me contuvo, me ofreció un té: yo tenía un ataque de pánico, ella me dio una mano. Una vez que me calmé, me dijo: ‘A la próxima que entre, la recibís vos’”, narra entre mate y mate. Si bien no extraña la cárcel, admite que se sigue refiriendo a las que quedaron dentro como sus compañeras: “No me lo puedo sacar”. 

Campos relata que lo más duro fue la reinserción en la sociedad. “Es contradictorio, lo que más deseas cuando estás encerrada es estar libre, y cuando llegó ese momento no podía salir de mi casa porque me agarraba taquicardia, mareos, ansiedad”. Pudo reponerse con la ayuda del Patronato de Liberadas, una institución que le brinda una ayuda económica a aquellas mujeres que acaban de salir de la cárcel. Luego de algunas idas y vueltas, pudo recuperar su trabajo como enfermera. Confesó que tuvo miedo de que no la aceptaran tras su experiencia: “Hoy está dura la mano para conseguir trabajo, pero más para los que somos liberados, que tenemos el estigma de haber estado presos”.

En la misma línea, Yrene Chicoma también contó su historia en uno de los talleres. Es peruana, tiene 58 años y estuvo presa cuatro años en el penal de Ezeiza. “Estuve muy deprimida porque perdí dos trabajos por tener antecedentes”, explica al referirse a la doble pena que sufren las personas que habitaron las cárceles: la judicial por el delito por el que se las juzga, y la moral, una vez afuera, por la sociedad. Al respecto, sostuvo: “El Estado dice que está en contra del aborto, pero nos aborta a nosotras cuando salimos de esa suciedad carcelaria, de ese punitivismo, cuando estamos afuera. Yo me sentí así, tirada”.

En la cárcel comenzó las carreras de Sociología y Letras gracias a la extensión universitaria de la UBA, formación que aún hoy continúa. Igualmente, la falta de trabajo le dificulta seguir con la cursada y al respecto comenta: “Yo quiero ganarme la vida, y poder sentarme a leer y estudiar para los parciales”. Confiesa que muchas veces debe conformarse con condiciones de precariedad laboral porque su situación es delicada. No denuncia la discriminación que ha sufrido porque le llevaría mucho tiempo y siente que “no puede darse ese lujo”. También juega un papel importante el temor: “La verdad se tapa porque tenemos miedo de que nos sigan castigando”. Del mismo modo, comenta: “Voy aceptando un montón de latigazos sociales que en mi cuerpo se articulan como cordones, pero eso no me deja caer porque tengo mucha esperanza y mucha fe que al hacer conocida mi situación me ayude para seguir estudiando”.

Yrene forma parte de la Coope Esquina Libertad, un espacio dedicado a facilitar la reinserción en sociedad mediante diferentes capacitaciones, en donde aprendió a encuadernar y adquirió herramientas que le permiten ganarse la vida. Estando presa, comenta, participó de talleres de escritura: “Empecé a escribir cuando estaba adentro, en el papel del paquete de harina”. Este mes se lanzó “Expresa mostra”, un fanzine que recopila diferentes escritos de mujeres que se nuclean en la cooperativa, donde pudo publicar una de sus poesías. En cuanto al Encuentro, comenta que el taller le dio fe y que espera que a partir de él se dé a conocer la problemática. “Necesitamos que se sepa todo lo que pasa adentro (de las cárceles) y también lo que pasa afuera cuando salimos”, agregó. 

En el aula 7 de la Facultad de Trabajo Social de la UNLP resonó el testimonio de Viviana Aguirre, mujer de 44 años que estuvo cinco meses detenida en una cárcel de Rosario. Relató un episodio de abuso y violencia policial que vivió estando dentro del penal. “Pero lo más duro lo estoy viviendo ahora, por la discriminación. Estoy luchando para que me den un trabajo para poder alimentarme. Salí sin trabajo, y sin la lucha que tenía la gente ahí adentro”. Además, denunció la desigualdad de condiciones entre varones y mujeres dentro de la institución carcelaria: “El Estado solo le da trabajo a los hombres. A nosotras nos discriminan, para ellos van los oficios y los salarios” y reclamó que “las mujeres necesitan más ayuda ahí adentro, que se les de un laburo y un sueldo digno”. También estaba Gloria, la hermana de Viviana, que fue quien la convenció de que asistiera al Encuentro. “Yo quise que viniera para que dé a conocer su historia”, admitió, “se debe remarcar también el maltrato que recibe la familia. Es horrible, como si nosotros también tuviéramos la culpa de que ella estuviera ahí”. La mujer denuncia que nunca recibió ayuda estatal. “Tenía que mandarle plata a mi sobrina y que ella viajara a Rosario para que Viviana pudiera comprar comida ahí adentro. Yo sabía que la estaban alimentando muy mal y sufrí mucho. Fueron cinco meses así”, explicó entre lágrimas. 

Rocio «Roli» Lisa detalló el derrotero que significa ir a visitar a un ser querido a la prisión.

También estuvo presente Roli, una estudiante de Trabajo Social cuyo novio está detenido en Varela. Ella vive en carne propia estas negligencias: “Son un montón las violencias que nosotras sufrimos por parte del sistema penitenciario y también por parte de la justicia. Nos maltratan cuando vamos a preguntar en qué estado está la causa, cuando vamos a pedir que se respete algún derecho. Somos muy maltratadas por ser familiares de presos”. Rocío detalló el derrotero que significa ir al penal a visitar a un ser querido que está en prisión: las requisas, los viajes, las horas de espera, la plata que se gasta. “Son al menos 3.000 pesos por fin de semana”. Sus palabras resonaron con las de las otras compañeras detenidas : “Lo que espero de este Encuentro es que podamos visibilizar esta problemática porque somos muchas. Hay un montón de mujeres que hoy acá no están porque es muy probable que estén viajando a ver a sus familiares presos” y agregó: “Necesitamos que pidan justicia por nosotras”. La joven no olvidó a las mujeres que están privadas de su libertad: “El feminismo tiene que escucharlas, llevar su voz”.

 Roli no era la única mujer allí con un familiar detenido. Ailén, otra integrante de Esquina Libertad, afirmó: “Somos las organizaciones las que proponemos lugares de trabajo. Ni el Estado sabe que hacer. Muchas veces nos preguntan a nosotros porque no tienen la menor idea”. Según ella, es necesario pensar estrategias desde la horizontalidad para combatir “la avanzada del punitivismo”, remarcando que “la cárcel no sirve para nada”. En esa misma línea, enunció: “Un paso más que le avancemos al punitivismo, es un paso más para crear una situación un poco más amena para las personas en situación de encierro”. Respecto al Encuentro, destacó que espera que pueda ponerse la problemática en la agenda y manifestó: “El feminismo está lejos de las cárceles y las cárceles lejos del feminismo”.

En las cuatro aulas en las que se realizó el taller de “Mujeres, disidencias, cárcel y sistema penitenciario” se debatieron distintos ejes, que incluyeron la situación habitacional de las mujeres y disidencias presas, la violencias que sufren allí dentro, las condiciones desiguales que hay para mujeres y varones privados de su libertad. También manifestó la situación de las personas trans en la cárcel: muchas veces deben elegir el pabellón de un género que no es el autopercibido porque corre peligro su integridad física.

La gran mayoría de las participantes eran mujeres profesionales de distintos ámbitos: abogadas, psicólogas, trabajadoras sociales que aportaron desde sus disciplinas su perspectiva sobre la temática. Muchas aprovecharon el espacio para denunciar las condiciones “paupérrimas” en las que viven las personas privadas de su libertad. Se comentó que la principal causa por la que están allí dentro las mujeres pobres es por narcomenudeo, delito que refiere a la venta de drogas. También, se hizo presente otra realidad: muchas están ahí por defenderse de un posible femicidio en manos de sus maridos violentos.

Otra de las problemáticas que más surgió fue la discriminatoria división de los talleres y espacios educativos dentro de las cárceles: los hombres suelen tener la posibilidad de aprender oficios con mayor salida laboral (como carpintería, electricidad o mecánica), mientras en el pabellón de mujeres solo se ofrecen manualidades, como hacer bijouterie.

Además de Cooperativa Esquina Libertad, también participaron otras organizaciones, como Atrapamuros, que milita hace diez años en distintas cárceles de la región de La Plata y de la Ciudad de Buenos Aires y que busca tener una intervención educativa desde la perspectiva política de la educación popular. Ellas estaban de acuerdo con que la condena no siempre termina cuando salen en libertad: destacan que afuera también hay muchas dificultades. Además, estuvo presente Yo No Fui una asociación civil sin fines de lucro que busca dar contención y herramientas tanto a las mujeres que están en situación penitenciaria como a las que recuperan su libertad.

 

Las dos Buenos Aires

Las dos Buenos Aires

El distrito más rico del país es la vez uno de los más desiguales. Las diferencias entre el sur y el norte en cuanto a ingresos, vivienda, salud y educación son enormes. Palermo y Recoleta son los barrios mejores posicionados. ¿Cómo convive la Reina del Plata con la Cenicienta?

Texto: Azul García y Cristina Sille | Foto: Muriel Schtivelband y Camila Godoy

Quedan pocos días para el cese de la cuenta regresiva. Este domingo los argentinos votarán en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y el camino hacia las elecciones generales comenzará finalmente a dilucidarse. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, Matías Llammens, Matías Tombolini y Gabriel Solano son los principales candidatos a cubrir el cargo de Jefe de Gobierno. En sus discursos prometen obras, infraestructura y crecimiento económico en el distrito. Frente a ello, aparecen las preguntas ¿Cuál es la situación general de CABA hoy? ¿Y cuál la particular de cada comuna?

Villa 20, Lugano.

Desde el 2005 la Ciudad de Buenos Aires -con sus 3 millones de habitantes- está organizada en quince comunas, muy diferentes entre sí. Basta con viajar las primeras estaciones del Tren Mitre para notar esta disparidad. La pobreza y hasta la indigencia azotan a una parte de la población porteña, mientras que la otra comprende niveles de calidad de vida muy superiores. En lo relativo a estadísticas nacionales, una familia tipo necesitó este junio para no ser pobre 31.148 pesos según el INDEC. No obstante, el ingreso per cápita familiar promedio de la Ciudad de Buenos Aires en 2019 es de 27.088 pesos. Esto significa que, en promedio, todos los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires son pobres.


El año pasado, cuando el ingreso promedio era de 22.459 pesos sólo seis de las quince comunas superaron ese valor, casualmente todas ellas del norte de la ciudad. Quien batió el récord fue la comuna 14, Palermo, con un ingreso per cápita familiar de 34.357 pesos, seguida por la comuna 2, Recoleta, con 31.249 pesos. Conclusión: en promedio, todos los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires son pobres exceptuando los de Palermo y Recoleta. Y algunos más, representados en el siguiente gráfico.

La línea roja del cuadro marca el ingreso promedio.

La línea roja marca el ingreso promedio -22.459 pesos- y la azul el que se percibe discriminando por cada comuna. Fuente: Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad (DGEyC)

Lo mismo ocurre al analizar la relación entre los ingresos y la Canasta Total de Bienes y Servicios no Alimentarios. Nuevamente la comuna 2, la 5 (Almagro y Boedo), la 6 (Caballito), la 12 (Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón), la 13 (Núñez, Belgrano y Colegiales) y la 14 son aquellas cuyos ingresos llegan a cubrirla de sobremanera. En la 4 (Nueva Pompeya, Parque Patricios, Barracas y La Boca) los niveles de ingresos para acceder a la Canasta Total se encuentran en la mitad de la brecha, es decir, un 49,7% supera lo necesario para cubrir la Canasta y un 50,3% está por debajo del nivel. La única comuna que presenta un mayor índice de falencia es la 8, donde sólo el 38% de los habitantes cubren la Canasta Total, dejando un 62% de habitantes por debajo de la línea.

Siguiendo el análisis, la comuna 8 (Villa Lugano, Villa Riachuelo y Villa Soldati) es la que tiene el mayor porcentaje de hogares hacinados, un 25% según la Dirección General de Estadísticas y censos (DGEyC), valor que, además, excluye a los hogares sin habitaciones de uso exclusivo. De sus 240 mil habitantes, uno de cada tres reside en una villa, explicó a ANCCOM Marcos Chinchilla, referente de la Villa 20 en Lugano.

Villa 20, Lugano.

Los planes de urbanización tienen más polémicas que avances concretos. La Villa 31 en Retiro o incluso la 20 en Lugano son los casos más emblemáticos de estas políticas públicas que, según los vecinos, sólo cambian la apariencia con construcciones provisorias y descartables. “Un barrio se puede decir que está urbanizado, integrado a la Ciudad, cuando tiene los mismos servicios que el resto de la Ciudad”, sintetizó Chinchilla. El referente ejemplificó algunos temas básicos: la Villa 20 tiene falencias en servicios de primera necesidad, los Bomberos y las Ambulancias no ingresan a los barrios y las calles son precarias o directamente no existen, como tampoco lo hace el transporte público interno.

La situación en Soldati no dista demasiado: “Tenemos el caso emblemático de La Veredita que ya tiene nombre de barrio propio. Es un asentamiento que se hizo en la Avenida Portela y la gente está, literalmente, en la vereda, desde hace como 9 años. Hoy ya hay casas de material, pero imaginate que no tienen ni servicios de cloacas ni de agua potable”, relató Ariel Verón, militante de El Hormiguero, una organización villera.

En un mapa confeccionado también por la DGEyC se observa que de las 38 villas, asentamientos y núcleos de emergencia marcados en la Ciudad, 30 se encuentran en las comunas del sur (18 en la comuna 8, ocho en la comuna 4, dos en la comuna 7, una en la comuna 9,  una en el extremo sur de la comuna 1) y ocho en las del norte (cuatro en la comuna 15, una en la comuna 3, una en la comuna 2 y dos en la parte norte de la comuna 1). Nuevamente son las comunas del sur las que presentan condiciones más desfavorables, precarias y marginales. Por su parte, cabe destacar que hablar de vivienda no es únicamente infraestructura. Las condiciones de hábitat signan también la calidad de la salud, el acceso a la educación, la seguridad, la expectativa de vida, la mortalidad infantil, entre otros derechos.

Educación y salud: otras variables

La cantidad de establecimientos educativos y su distribución por los barrios es otra de las diferencias más llamativas entre las comunas. Las que más escuelas de gestión pública tienen son las que, al mismo tiempo, menos privadas cuentan en sus filas. La 4 tiene 68 primarios públicos y 27 privados. La 8 cuenta con 44 escuelas primarias estatales y 17 instituciones privadas. En un sentido opuesto, las comunas 2 y 14 tienen más escuelas privadas que públicas (la 2 tiene 16 primarias estatales y 26 privadas y la 14, 32 estatales y 43 privadas). Los datos podrían indicar que hay barrios donde se concentra mucho más el negocio económico de las escuelas y las clínicas. Tanto la comuna 4 como la 8 son también las que poseen una mayor cantidad de Centros de Salud y Acción Comunitaria (11 y 10 respectivamente) mientras que la 2 no tiene ninguno y la 14 sólo 3. 

Belgrano R.

A su vez, los datos de escolarización vuelven a marcar una desigualdad entre el norte y el sur de Capital. En los niveles Inicial, Primario y Secundario casi todas las comunas se mantienen estables. La mayoría ostenta una tasa de escolarización superior al 90% y las más bajas están arriba del 80%. Sin embargo, es la tasa de la educación superior la más alarmante. Mientras que en las comunas con mayor poder adquisitivo la tasa de estudiantes que cursan una carrera de grado o un terciario se mantiene alta (la 14, la 2 y la 13 ostentan este privilegio) otras, como -nuevamente- la 4 y la 8, tienen una tasa muy baja, lo que coincide con el ingreso per cápita familiar estimado en cada comuna.

Tasa de escolarización.

Ineficiencia de insumos e infraestructura

“El estado de los edificios escolares es bastante paupérrimo”, confesó a ANCCOM Julieta Costa Díaz, comunera de la Comuna 13 por Unidad Ciudadana. “Trabajamos mucho con los contratos de las empresas que tienen que hacer el mantenimiento para que se cumplan y casi siempre están vinculadas a amigos del presidente u Horacio Rodríguez Larreta”, agregó haciendo énfasis en los problemas de infraestructura escolar. “También hay falta de vacantes en las escuelas como en toda la ciudad”, añadió, sumándose a una demanda que llegó a oídos del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que negó en televisión.

En la misma línea, Ariel Verón, referente de la Comuna 8, aseguró que es la comuna más carente de vacantes escolares. “También se ve la contracara de la publicidad del gobierno de las nuevas 54 escuelas. Acá hay algunas, pero cuando vas en realidad es un terreno baldío”, aseguró tomando de ejemplo uno que está en Varela y Avenida Cruz, y otro en Avenida Castañares, en Lugano, donde hay una infraestructura de escuela que no funciona.  

Comedor El Enano de La Casita de Kiki Lescano Villa 20, Lugano.

“Este año recibimos llamados de la comunidad educativa de distintas escuelas con problemas muy concretos como familias que se quedaron en la calle o que tienen que juntar plata para comer”, detalló Julieta Costa Díaz sobre los problemas que la crisis genera en la Comuna 13, donde siempre vivió una clase media con mayor poder adquisitivo. “Da mucha tristeza y bronca, pero al final las comunidades educativas organizadas y las cooperadoras se terminan haciendo cargo de lo que se debería encargar el Estado”, puntualizó. 

En una realidad parecida respecto a la crisis, pero mucho más profunda, Ariel contó la situación de escasez de los comedores escolares de la Comuna 8. “Disminuyeron el presupuesto e hicieron la crueldad de que si no te anotás al comedor vía Internet, perdés la condición de acceder a esa beca”, explicó, haciendo énfasis en el trabajo de los profesores que se la rebuscan para no dejar a nadie sin comer durante el día. “También mandan raciones de comida en promedio de la asistencia de la escuela, entonces si un día van todos, diez o veinte chicos y chicas se quedan sin comida”, completó.

 

Cuando una maestra de escuela primaria en la Ciudad despliega por primera vez en el pizarrón un planisferio, sus alumnos, alucinados por lo inmenso que parece el mundo, aprenden la distribución de los continentes, los países, los trópicos, los meridianos y demás líneas imaginarias e interiorizan los significados de las categorías “norte” y “sur”. La geografía. Años después, en la secundaria, el profesor de la clase de filosofía decide dar vuelta el mapa y los alumnos, ahora expectantes, boquiabiertos, notan que el norte se convirtió en el sur y el sur es el norte. Argentina se encuentra arriba, a la cabeza, Tierra del Fuego domina el planisferio y Europa se hunde bajo centímetros de hipotética tierra africana. Los alumnos comprenden entonces que hay otra acepción además de la geográfica para esas viejas categorías del norte y del sur. Las ideológicas.

El territorio es subjetivo; no tiene tanto que ver con los mapas sino con la percepción que las personas hacen de su entorno. En varias escuelas se empezó a mostrar un mapa nuevo. Uno que tiene como centro a América Latina y no a Europa; que reconocer el punto en el que están parados sus estudiantes y confirman así que la división del mundo tal cual se lo conoce no es natural, ni mucho menos estática. Lo mismo se puede ver en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyas comunas del norte presentan demasiadas diferencias con las del sur. ¿Es el sur la zona más abandonada por naturaleza o hay algo intencional en esa desigualdad?

El Centro de Salud y Acción Comunitaria N° 16 está ubicado en Barracas y es uno de los once CeSAC de la Comuna 4, cuyos barrios cuentan con la mayor cantidad de estos centros de salud de toda la Capital.

Las y los trabajadores sociales tienen la agenda muy ocupada para intentar dar respuesta a las demandas de sus localidades. La cantidad de actividades de salud, talleres y charlas dan cuenta de un intento por cubrir las necesidades primarias de los vecinos y aunque marcan una diferencia en la salud, la contención y el asesoramiento de las personas, muchas veces se siente como una curita ante la deuda que tiene el Estado con la salud y la vivienda digna. 

«Lo que más se ve en La Boca son enfermedades respiratorias», explicó una trabajadora social del CeSAC N° 16. Detrás de ella, los flyers de salud sexual inundan las paredes. «El Riachuelo y los problemas de vivienda son las principales causas. En verano, por ejemplo, la descompostura estomacal es muy común por el estado del agua que toma la gente», agregó. El territorio define las condiciones de vida y si no hay políticas públicas que mejoren las principales problemáticas del barrio, la salud es la principal damnificada. Marcos Chinchilla, con respecto a la Villa 20 en la Comuna 8, resaltó el hecho preocupante de que las ambulancias no entran en la villa y esa vulneración de derechos impacta en la calidad de vida de barrios que tiene la mayor cantidad de villas de emergencias. 

Hospital Ramos Mejía, Balvanera.

Las políticas públicas son centrales a la hora de la promoción de la salud. «Nos dimos cuenta que hay muchos casos de sífilis entre chicos de 16 a 24 años en la Comuna 4», explicó la trabajadora social. Entre las enfermedades de transmisión sexual, el sífilis estaba casi erradicado hace unos años; ya no era una amenaza. Ahora, este alerta revela un fracaso en las policías públicas. «Vemos que sí usan anticonceptivos, pero esto nos revela que la promoción del uso de preservativos está fallando», terminó. La Comuna 8 también sufre los efectos del Riachuelo y en materia salud es en donde más se manifiestan casos de tuberculosis en toda la Ciudad de Buenos Aires, confesó Marcos Chinchilla. Y detalló: “La manzana 22 del barrio Villa 20 es la que tiene más casos de tuberculosis a nivel nacional”.

En la Comuna 13 (Belgrano, Núñez y Colegiales) que agrupa barrios históricamente de clase media y con índices altos de calidad de vida, no hay ningún CeSAC que atienda las necesidades. «No tenemos hospitales, solo el IREP, que es específico para rehabilitación y kinesiología, y el Centro de Salud Mental N° 1 que están constantemente amenazados por el gobierno que quiere usar sus terrenos para hacer negocios inmobiliarios», explicó Julieta Costa Díaz. 

Los barrios de Belgrano, Núñez y Colegiales son casi los únicos que no tienen un CeSAC junto con Recoleta. «Los lugares a los que van los vecinos es el Centro de Salud N° 12, que depende del Hospital Pirovano, y el principal problema es que están colapsados porque ante la crisis, mucha gente deja de tener prepagas y pasa a atenderse en el sistema de salud público», detalló haciendo referencia a que es algo que se ve más ahora en esos barrios. «No hay suficientes vacunas, ni medicamentos y la atención al público está desbordada», concluyó.

“Tenemos un hospital, el Grierson, que se viene inaugurando hace ocho años pero sólo funciona como una salita más e incluso con menos recursos”, contó Ariel Verón. En sus reuniones con el cuerpo médico se enteraron de la falta de abastecimiento que impedían a los vecinos atenderse ahí y que finalmente provocaba la derivación al Santojanni o al Piñero que no están dentro de la Comuna 8, sino en la 9 y la 7 respectivamente. “Los CeSAC tienen problemas parecidos, no hay insumos para que los profesionales puedan trabajar como corresponde y tampoco turnos”, completó.

Hospital Ramos Mejía – Balvanera.

“La Comuna 8 tiene una población mayoritariamente humilde, así que no tienen tanto acceso a obras sociales y utilizan el servicio público que se desborda por la cantidad de personas”, contó Verón. Uno de los muchos problemas son los turnos, porque aunque sea la segunda comuna con mayor cantidad de CeSAC, como cierran a las cuatro de la tarde, mucha gente se queda sin poderse atender. “En invierno varias veces las madres tienen que hacer cola afuera, a la madrugada, para atender a sus hijos resfriados”, añadió.

En tiempos de crisis, las diferencias se difuminan porque todos los barrios se ven afectados. Ayer el INDEC reveló que el 49,6% de los niños y niñas que viven en zonas urbanas de la Argentina son pobres. Estos números, referentes a lo nacional, si bien alarmantes, nos dificultan la percepción de la problemática, que es bien concreta y cercana.

Como respuesta, la creación de comedores en toda la ciudad -tanto en lugares donde siempre hubo presencia de organizaciones sociales, como en otros caracterizados por una clase de mayor poder adquisitivo- son muestra de que todas las comunas perciben los embates de la situación actual. No obstante, es en los barrios más postergados donde la crisis puede profundizar los ya graves problemas que cargan desde hace décadas. La Comuna 8 es la más austral de toda la ciudad y es, en concordancia, la que presenta mayores deficiencias.

Paradójicamente donde el Estado posee mayor presencia, a razón de escuelas públicas y CeSAC es, a su vez, donde más se evidencia su ausencia. Cabe preguntarse, entonces, qué administración se hace de lo público y por qué las intervenciones, en lugar de solucionar las problemáticas, siguen profundizando la brecha entre las comunas. En los barrios del norte, los servicios son prestados por empresas privadas que superan en número a las instituciones públicas. El boom de lo privado parece ir en detrimento de lo público, que cada vez se pauperiza más o se abandona en pos de un negocio. El debate electoral debería marcar un camino para mejorar las instituciones públicas, que son un derecho, pero la realidad evidencia que las comunas más pobres se tienen que conformar con la ineficiencia, y las más acomodadas pueden aspirar a comprar una mejor calidad de vida.

En los discursos y promesas de campaña, la Ciudad de Buenos Aires es una sola. En la práctica y las experiencias de vida son dos: y vivir en el sur parece siempre ser un karma.