Ago 28, 2019 | DDHH, Novedades

La V Marcha contra el Gatillo Fácil fue organizada por los familiares de las víctimas, sin presencia de partidos políticos.
“Los pibes de Monte, presente; la China Cuellar, presente; Ismael Sosa, presente; el Rafa Nahuel, presente; el Kiki Lezcano, presente; Marcos Sebastián Acuña, presente; los chicos de Pergamino, presente; Jorge Martín Gómez, presente; Diego Cagliero, presente…”, exclamaban los familiares de víctimas de la represión policial e institucional que encabezaron ayer la quinta Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil.
La enumeración de las víctimas parece interminable y es mucho más que nombres que se dicen y rostros que se evocan en las remeras y carteles de los familiares y amigos. Es la historia de miles de personas cuyas vidas quedaron truncas.
La marcha fue organizada por los propios familiares de las víctimas que prefieren evitar la intervención de partidos políticos. Convocaron a concentrar en el Congreso de la Nación a las 15 y, una vez pasadas las 16, empezaron a avanzar por Rivadavia hacia Plaza de Mayo arrastrando una larga bandera blanca que en grandes letras negras llevaba inscripto: “Contra el gatillo fácil. Basta de gatillo fácil. El Estado es responsable”.

Las marchas contra el gatillo fácil se iniciaron a partir del caso de Ismael Sosa, un joven de 24 años asesinado por la policía en un recital de La Renga, en 2015.
Los familiares estuvieron acompañados por distintas organizaciones sociales y políticas como La Poderosa, la Confederación de Trabajadores de la Economía popular (CTEP), Resistencia Popular, Movimiento 20 de Mayo, el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), diversos centros de estudiantes, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y la Red de Familiares de Víctimas del Sistema de Encierro.
En la quinta edición de estas marchas -que comenzaron a partir del caso de Ismael Sosa, un joven de 24 años asesinado por la policía en un recital de La Renga en 2015-, el pedido de justicia y la denuncia contra las políticas estatales que avalan el accionar represivo de las fuerzas de seguridad sigue vigente. Alfredo Cuellar, padre de Florencia La China Cuellar -asesinada en la cárcel de Ezeiza en 2012 por el Servicio Penitenciario Federal- y uno de los principales organizadores de la movilización, señaló a ANCCOM la particularidad de este año: “Hoy se suman 17 ciudades de 14 provincias a la misma hora y con el mismo objetivo: `Ni un pibe menos, ni una piba menos, ni una bala más´. Y agregó: “Unificar la lucha es muy importante porque creo que el dolor y la angustia lo tenemos que dejar de lado para convertirlo en un día de lucha. Tenemos que dar el primer paso para combatir la inseguridad que estamos viviendo. Estamos combatiendo contra un monstruo. Ojalá mis nietos puedan ver el cambio”.
Según la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) se contabilizaron 6.564 muertes a manos de fuerzas represivas desde la vuelta de la democracia hasta febrero de este año. Además, sostienen que durante la gestión del presidente Mauricio Macri el promedio de víctimas se elevó a un caso cada 21 horas.

“No queremos policía, no queremos represión, queremos para los pibes trabajo y educación”, gritaban los manifestantes.
A paso lento pero firme, avanzó la caravana coreando las principales consignas: “No queremos policía, no queremos represión, queremos para los pibes trabajo y educación”. En diálogo con ANCCOM, Nicolás Sansone, hermano de Danilo Sansone, el menor de 13 años, asesinado el 21 de mayo junto a tres amigos en San Miguel del Monte, dijo: “Hoy estamos pidiendo justicia por los pibes de Monte y por todos los pibes masacrados por la policía. No queremos que larguen a los policías porque pasa el tiempo. Los largan de a uno y no queremos que larguen a ninguno. Tienen que quedar presos de por vida”.
Finalmente, la movilización llegó al escenario montado en Plaza de Mayo, donde se leyó el documento principal en forma colectiva por distintos familiares de víctimas. Allí condenaron las políticas de Estado y la defensa del presidente Mauricio Macri y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich del asesino de Juan Pablo Kukok, el policía Luis Chocobar. “La impunidad que pretenden imponer hace que nosotros sigamos con las marchas en todo el país. El gatillo fácil es una forma de represión. Denunciamos al Estado represor y opresor del capitalismo burgués”, expresaron.
Luego, se le dio la palabra a cada uno de los familiares para que expongan sus casos. La primera oradora fue Adriana García, la mamá de Diego Cagliero, muerto el 19 de mayo de este año en una persecución policial. “Diego murió de un tiro en la espalda adentro de una camioneta. A partir de ese día nuestra familia no tiene vuelta atrás. Mi hijo ese día no tenía que morir. Mi hijo tiene que estar vivo”, afirmó Adriana.

Los familiares de las víctimas encabezaron la marcha y fueron los principales oradores del acto.
El momento más emotivo de la jornada fue cuando subieron al escenario los familiares de los cuatro jóvenes asesinados en San Miguel del Monte. “Camila tenía sólo 13 años, toda una vida por delante, hoy tendría que estar paseando en la laguna con su amigos, pero no puede porque la maldita policía decidió perseguirlos mientras paseaban en un 147 y aún no sabemos por qué”, expresó Yanina Zarzoso, mamá de Camila López.
Entre los últimos oradores estuvo el tío de Jorge Martín Gómez, quien murió tras ser pateado por un policía de la Ciudad de Buenos Aires la semana pasada. “Nosotros no tenemos un sobrino delincuente como quisieron decir para tapar este hecho. Y concluyó: “Jamás pensé estar en este lugar y ahora comprendo lo que se siente al perder así a un familiar querido”.
“Maximiliano Kosteki, presente; los pibes de Cromañón, presente; Mariano Ferreyra, presente; Santiago Maldonado, presente; Julio López, presente; los treinta mil compañeros desaparecidos, presente. Ahora y siempre”. Se escuchó al final.
Jul 24, 2019 | Géneros, Novedades, Trabajo

Noelia Acevedo, miembro del Consejo Directivo de La Bancaria.
Las mujeres han conquistados lugares antes negados; han llegado a las oficinas, a los sindicatos e incluso a la presidencia, y dejaron de lado las marcas socioculturales que consideraban que estaban destinadas al cuidado de los hijos y a las tareas de la casa. En ese proceso, distintas dirigentes buscan romper las estructuras burocráticas y sin perspectivas de género que han marcado durante décadas a los sindicatos.
La Ley N° 25674, de Cupo Sindical Femenino, sancionada en noviembre del año 2002, establece que la representación en los sindicatos debe cumplir el 30% o el proporcional equivalente al número de afiliadas en las organizaciones gremiales. Además, la norma estipula que las mujeres tienen el derecho a la participación en las negociaciones colectivas para la “consecución de la equidad de género y la igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo” con el fin de incluir la perspectiva de género en la negociación colectiva.
Las realidades en las organizaciones gremiales son diversas, dependen de las tareas realizadas y de las conducciones de cada sindicato. Si bien la “Ley de Cupo Sindical Femenino establece que la representación femenina tiene que ser del 30%, para que se cumpla tenemos que ganar en trabajadoras”, expresa Claudia Lazzaro, secretaria de Género y Derechos Humanos del Sindicato de Obreros Curtidores y referente de Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal los Trabajadores (CFT).
En esta misma línea, Noelia Acevedo, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Bancaria y congresal suplente de la seccional Buenos Aires de su gremio, manifiesta que en La Bancaria desde hace mucho tiempo que se superó el cupo del 30% que establece la ley. «Nuestro rol es muy importante porque en el padrón tenemos un número importante de trabajadoras”, subraya. Por su parte, Constanza Alonso, prosecretaria gremial del Sindicato de trabajadores del ANSES (SECASPFI), señala que “ la ley de cupo sindical femenino además nos protege para poder llegar a diferentes lugares históricamente negados”.

“Lo primero que hay que romper son las barreras para el ingreso a los lugares de trabajo», subraya Lázaro.
Aunque la mujer ha ingresado al mundo laboral, sigue en funcionamiento el techo de cristal, un fenómeno que describe las barreras socioculturales que limitan el crecimiento de ella dentro de las organizaciones y restringe el acceso de las mismas a los lugares de toma de decisiones. Alonso sostiene que si bien “esta comisión está compuesta en su mayoría por mujeres, que somos secretarias y prosecretarias mujeres”, hay dos cargos ocupados por hombres: nada menos que las secretarías General y Adjunta. En ese sentido, Lazzaro aclara: “Lo primero que hay que romper son las barreras para el ingreso a los lugares de trabajo, esto es lo que hablamos cuando decimos brecha. Después hay que romper el techo de cristal, el piso pegajoso. Esto es, una vez que entraste, ¿hasta donde podés avanzar?”.
“La participación de las mujeres -agrega-hace a las organizaciones no solo más inclusivas, también aporta mayor calidad y mayor fortaleza a los sindicatos”. Alonso, por su parte, considera que “la participación de las mujeres en las organizaciones sindicales es tan importante como en la vida política. Cuando una mujer avanza ningún hombre retrocede, sino que la organización se fortalece”.
En los gremios no se discuten ni se rechazan las secretarías de género, derechos humanos –las secretarías, prosecretarías o cargo feminizados- que son espacios “propios de la mujer”, pero las sindicalistas también quieren ocupar los lugares donde se toman decisiones, donde se disputa el poder, aquellos que son de mayor jerarquía.
Actualmente se discute y se trabaja sobre políticas inclusivas, equitativas y que otorguen igualdad de oportunidades, pero “es muy difícil en el contexto del neoliberalismo que haya incorporación de trabajadoras y trabajadores. Para lograr un país más igualitario y más equitativo tenemos que cambiar el modelo político y económico” comenta Lazzaro. “Macri lo que logró es que las mujeres nos unamos y que militemos mucho más para que las políticas de este gobierno no nos afecten tanto, no podemos decir que le ganamos al macrismo, pero le pudimos poner un límite bastante importante” comenta Acevedo.
Los espacios de poder suelen estar ocupados por los hombres en lugar de las mujeres. ¿Cuántas secretarias generales de gremios se conocen? Muy pocas, y es ese uno de los puntos más cuestionados por todas las consultadas. En ese campo queda mucho trabajo por hacer.

Jul 18, 2019 | Novedades, Vidas políticas
Dibujar a Evita fue un desafío pendiente que Miguel Repiso -conocido como Rep- tuvo toda su vida. Desde que la conoció siendo muy joven, leyendo un libro forrado en papel madera en épocas de dictadura militar, nació una curiosidad que fue alimentando año a año, y que hoy toma forma de libro. A cien años de su nacimiento, Miguel presentó “Evita. Nacida para molestar”, una biografía realizada desde el humor y el amor.
Miguel es un artista curioso y lúdico que, como dice Pedro Saborido en el prólogo, es un nene con un adulto dentro. En su obra deja de lado a la Evita de monumento para mostrarnos una imagen terrenal y humana, diferente a la que estamos acostumbrados.
Rep afirma que la figura de Evita siempre vuelve, que a veces “se oculta, se opaca, se vuelve como un territorio de los viejos. Vos ves cuando baja la militancia, o se despolitiza la sociedad: la tipa pasa a ser una estampita. Y hay un momento en que emerge como un volcán y este es uno de esos momentos”. Esta biografía de la abanderada de los humildes fue pensada como una totalidad, como una unidad de sentido. Rep cuenta que todos los dibujos fueron inéditos “salvo uno en que le hice un homenaje a un dibujo que había hecho en los ’90 sobre el matrimonio de Perón, lo quise poner porque en ese momento había armado quilombo y no lo quise dejar afuera”.
“De eso se trata hacer libros, de que sean inéditos. Empiezo a considerar que los verdaderos son los que uno prepara especialmente para salir en libro. Esta debe ser mi tercera publicación de esa índole y me dan ganas de trabajar así para siempre. No recopilar los dibujos de los diarios, las revistas. Sino sentarme, encapsularme. Hacer una isla y hacer ese libro. Creo que ahí se vuelca más que nada el autor, cuando más te adentrás en un corpus y no andas recopilando cosas. Recopilando se diluye el autor, se ve por ráfagas. Pero no se ve en el corpus total”, cuenta Rep desde su estudio, que con un estilo minimalista -por no decir vacío- también habla de él en su proceso creativo: una habitación de paredes limpias, con bastidores enormes acumulados con las imágenes contra una pared, tarros de pintura y pinceles por el suelo y sobre un escritorio lleno de papeles. Un espacio en blanco pero “lleno de Evitas y de insomnios”.
Evita siempre está presente, pero no de una única manera. Tiene una potencia tal que la hace dueña de un montón de sentidos encontrados: la descamisada, la actriz, el ícono pop, la abanderada de los humildes, la mujer de un milico, por nombrar algunos. Rep transforma todos estos significados al trabajar desde un humor que desconoce los límites y con un cariño profundo por Eva. “No es mi labor la de reproducir esa Evita distante, solemne y proselitista, monumental de mausoleo. Lo mío es bajarla, ponerla acá cerquita. No es la del busto dorado de los sindicatos. No es la que a mi me gusta. Me parece que esa no permite que circule, obtura mensaje, obtura discusión. Es incuestionable. Sin embargo, como todo ser humano que ha vivido es cuestionable también, hay que cuestionar algunas cosas de Evita para no volver a cometer errores. Y luego hay que ensalzar lo que vale la pena. Para eso hay que sacarla del ícono pop. Ese ícono le sirve a los mentirosos. Esa es la Evita más superficial, a mi me parece que esa no sirve.”

Su lenguaje es el humor, y Rep cuenta que es “necesario para hacer conocer a Eva de otra manera, para discutirla. Pero no sirve como elemento de discusión certera de data y de probanza. Para eso están los historiadores. Yo podría haber prescindido de los cineastas y de los novelistas pero no de los historiadores. Son ellos los que te dicen que el 17 de octubre estuvo en tan lugar y no estuvo en tal otro, en qué momento fue el encuentro en el Luna Park entre los dos. Es super necesario eso, pero es bueno ablandarlo desde este punto de vista, dramatúrgicamente, líricamente, humorísticamente. La novedad ahora es lo humorístico sobre Eva, porque sobre Perón se hizo mucho humor. Pero no se hizo sobre ella. Por eso me provocó aún más.”
Rep (re)construye la vida de Evita desde una mirada humana y terrenal, y dibuja escenas que salen del pensamiento común. “Estos dibujos que parecen tan escandalosos, si vos te metés a dibujar la vida de ella, la parte menos pública, entrás en los recovecos que hay entre foto y foto, entre noticia y noticia. Te vas a encontrar con que come, va al baño, coge, lee, denosta. Le pasan todas esas cosas que a mí me salen fáciles. No es algo que tenga que forzar. Me parece que hay que desacralizarla. A mí me sale así, otro volverá a ponerla en el pedestal. Mi labor acá es eso, bajarla de ahí y hacer humor con ella. El humor permite que vos puedas discutir otras cosas más cercanas, porque no ha dejado tanto pensamiento, ha dejado mucha obra ella. Entonces pensaba ¿Cómo habrá soportado el dolor?, ¿Cómo habrá soportado las derrotas? Porque tuvo derrotas estando con Perón, el 17 de octubre es el producto de una gran derrota, que es cuando lo echan a Perón de presidencia, lo mandan a Martín García y ella se queda sola acá. La putean, le pegan en el taxi, es una yegua, una bataclana de Perón… Luego vuelve, llaman a elecciones, se gana, pero el resultado de ganar se vio semanas después ¿Qué pasó en ese tiempo en que se suponía que había ganado la fórmula radical? ¿Evita qué sintió? Se me acabó toda la vida. Perón mismo le escribe, en las vísperas del 17 de octubre, le dice ‘estoy podrido, no me banco más esto, voy a pedir retiro y nos vamos a ir a vivir a Chubut’. En una carta amorosa, y yo me baso mucho en esa carta para hacer esas escenas de sexo, porque digo, se amaron, hubo un período en que tuvieron la líbido alta, tuvieron un proyecto de amor, de pareja y de sexo. Después por supuesto el ejercicio del poder te manda la líbido para otro lado, pero hubo un primer período en que estoy seguro que eran una pareja recontra sexual. Ella veía en la pareja una potencia de amor. Y en realidad el peronismo es un movimiento más generado con amor, que siempre propaga el amor más que el odio. El odio siempre fue la contra, hoy mismo sigue siendo así. La contra destila odio por más que le pongan la revolución de la alegría y el peronismo sigue de alguna manera utilizando las banderas del amor: algo pasa ahí. Hay un amor por el prójimo, por el desposeído. Eso está en el principio del Peronismo, Eva dando, dando a los niños, dando lo mejor. No la migaja”.
Rep cuenta que al momento de dibujar hubo algunas escenas que le resultaron más difíciles, como “la escena del desfloramiento de ella, que es algo imaginado pero tiene algún tipo de eco en alguna historia que leí. Ella está en Junín y unos conchetos, unos pibes bien, se llevan a dos amigas a un lugar y se propasan de ellas. Yo ahí la quité a la amiga, la puse a ella oliendo una flor, y los hijos de puta estos que vienen y la desfloran aprovechándose de la situación. Ese dibujo era en dos partes, en la segunda parte ella estaba sufrida, con su cuerpo sufrido, habiendo sido violada. Ese tipo de imágenes muy agresivas las pensé mucho y ahí fue donde más me cuidé. No me cuidé en el tema del sexo, en el tema de la muerte. Me cuidé más con el tema de no herir susceptibilidades.”
No es casual que Rep se haya embarcado en la aventura de trabajar con Evita en la actualidad, porque además de que se hayan cumplido 100 años de su nacimiento este 7 de mayo, la revolución feminista la pone nuevamente en escena. Él afirma que “las militancias nuevas juveniles siempre la traen de vuelta, sigue siendo una bandera de los jóvenes, y algunos viejos por supuesto. Pero los viejos la tienen como quieta, no la rejuvenecen. No la resignifican. Los jóvenes la resignifican. Hay feministas que la están resignificando como feminista. Hay militancia que la reivindica como antimacrista. Siempre hay una lectura de la vida de Evita. Sigue fresca en ese sentido. Por eso el libro funciona.” Reo dice que el tiempo histórico que estamos viviendo es clave en la construcción de la biografía, cuenta que “no es un libro que yo hubiera hecho igual hace cinco años. Hace cinco años hubiera sido menos comprensivo de lo que es el cuerpo de la mujer. Creo que Evita te patentiza mucho las cosas por las que hoy peleamos. Ella es poner el cuerpo.”
El espíritu rebelde de Evita es algo innegable, y que le da riqueza a su personaje. Ese molestar a la oligarquía tan característico y motivo de su orgullo. Rep plasma esto en su obra y lo relaciona con la actualidad feminista. Dice que “ese espíritu continúa vigente, quizá no en la totalidad como era Evita, pero esas esquirlas vos las ves en otras mujeres. Previa a Evita es difícil encontrarlo. Encontrás por supuesto teóricas maravillosas como Rosa Luxemburgo, pero no una mujer moderna. Evita podría estar viva hoy, opinando de la coyuntura, de la historia y podría estar hablando también de su experiencia de rebeldía y de molestia. Pero parte de su mito es haberse muerto a los 33 años. No se qué tipo de feminismo hubiera drenado Evita al día de hoy, pero que fue feminista en su tiempo creo que no hay duda”.
“Hay una corriente feminista que dice que las mujeres tienen que hacer libros sobre mujeres, y estoy de acuerdo -afirma Miguel entre risas-. No se si me voy a animar a hacer otra mujer, lo que pasa es que yo lo vengo postergando tanto, me la debía tanto a Evita, que dije ‘yo la hago y que me digan lo que me digan’. Estoy de acuerdo con que los varones siempre hemos hecho biografías de las mujeres, y que es hora de que la mujer empiece a decir, porque es verdad que es otra vivencia, yo no termino de ser mujer. Pero de alguna manera las historiadoras que leí son mujeres, hablé mucho con mujeres. Nunca voy a alcanzar eso. Nunca voy a ser mujer. Aunque me ayudó mucho todo este debate que hay a construir el libro. Si no no lo hubiera pensado. Ahora estoy muy atento a lo que las mujeres debaten. No solo atento a las lecturas o las marchas a las que voy de canuto, sino que también a las feministas, de varias estirpes, tratando de entender esta revolución, que como toda revolución tiene bandos. Está buenísimo. Es lo único que puede cambiar algo en esta mierda de sociedad. El varón no lo va a cambiar, se necesita un cambio de paradigma para vencer el patriarcado.”
Reflexionando sobre la actualidad de Argentina con un gobierno antipopular, de crisis económica y social, desempleo y pobreza, el humorista cree que “son tiempos anti Evita totales. Si ella volviera a mirar las escenas en la calle diría ‘¿Qué pasó? Yo morí con un país que no tenía esto. No pasaba esto, los niños estaban bien en sus lugares, sus colegios. Estaban bien alimentados.’ Ahora hay una voluntad de aniquilamiento definitivo por parte de la derecha, de destruir los derechos, de flexibilización laboral, de liquidar todo lo que quiso Evita, y lo que quiso Perón. Por eso me imagino que Evita no podría creer esto. Porque esto también lo construyó el pueblo votante. Ella también pensaría ‘¿Pero qué pasó con mi pueblo que vota esto? ¿Qué pasó con el 50% si a Perón lo votaban con el 60%?’ No entendería nada”.

Jul 11, 2019 | Entrevistas, Géneros

Después de Érica Borda, doce mujeres se anotaron en el Registro de Mujeres Aspirantes a Choferes de Colectivo.
Érica Borda logró ser chofer de la Línea 130 después de una batalla legal de ocho años. Finalmente, el Poder Judicial falló a su favor exigiéndole a la empresa que el 30 por ciento de su plantel sea femenino. También obligó al Gobierno nacional que tuvo que crear el primer Registro de Mujeres Aspirantes a Choferes de Colectivo (REMACC). Una historia de lucha -sobre ruedas- por la paridad de género.
Son las 12 del mediodía en la cabecera de Boulogne de la línea 130. Hay siete choferes terminando de almorzar en el comedor cuando entra Érica, que lleva la misma campera y camisa azul que sus compañeros.
– Pero mi camisa es más femenina, tiene pinzas- dice Érica que también tiene los ojos delineados con negro y usa un pañuelo rosa, aunque tiene el que le dio la empresa, con rombos celestes y verdes, guardado en la cartera.
Borda saluda a sus compañeros, uno por uno, mientras guardan sus tuppers y se van levantando. Érica toma una servilleta y empieza a juntar las migas que dejaron en las tres mesas del comedor. Los demás la miran. Hay un chofer que sigue sentado, pero cuando Érica limpia su mesa, se levanta y afirma entre risas:
– Esto es lo que les toca a las mujeres.
– ¡Qué hijo de puta!- dice alguien desde el fondo.

«No aceptar a las mujeres sería retrógrado», afirman los compañeros de trabajo de Érica Borda.
En un terreno en el que las mujeres fueron históricamente excluidas, Érica abrió camino. Y no es esta la primera vez. Ya había sido conductora de la línea 140 durante doce años hasta que la echaron sin motivos, en 2011. Entonces, buscó trabajo en otras líneas pero la respuesta era siempre la misma: “No tomamos mujeres”. Cansada de la discriminación, presentó junto a la Defensoría General de la Nación una acción de amparo contra el Estado Nacional y tres empresas de colectivos: Los Constituyentes SAT; Transportes Avenida Bernardo Ader S.A. y Transporte Escalada SAT.
Borda tenía dos pretensiones: la primera de naturaleza individual, reclamaba la protección del derecho subjetivo a obtener trabajo como chofer de colectivo; y la segunda, de dimensión colectiva, con el fin de que las empresas readecuaran sus políticas de selección y contratación de personal, de forma tal que cesaran con las prácticas discriminatorias hacia las mujeres. También, solicitó la anulación del Convenio Colectivo de Trabajo Nº 460/73 de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), ya que no contempla a las mujeres como trabajadoras. En el texto se refiere a ellas como las esposas de los trabajadores o quienes alumbran a sus hijos o hijas.
– Inicié el proceso para las que venían, no para mí. No quería que otra mujer sufriera lo mismo que yo- explica Érica que tuvo que buscar otra profesión para mantener a sus cuatro hijos. Estudió enfermería y ejerció durante dos años.
– El trabajo de enfermera es diferente porque implica un esfuerzo físico y mental muy grande. Hay que atender al paciente y contener a la familia. Además, el sueldo de enfermera es casi la mitad que el de un colectivero.

Borda señala que los 15.000 pesos que cuesta el curso de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte es prohibitivo para una mujer.
La defensa de las empresas demandadas se estructuró sobre la base de que los hombres son quienes conducen porque han sido casi los únicos que se postularon para desempeñar esa tarea. Esta afirmación da cuenta de la desigualdad estructural que sufren las mujeres en un mercado laboral sesgado por estereotipos de género.
Recién en octubre de 2018, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo dictó una sentencia definitiva que dio lugar al reclamo colectivo. Condenó a las tres empresas demandadas a que confeccionaran un Protocolo de Buenas Prácticas en la selección de personal y les exigió la contratación, en el futuro, de personal femenino hasta alcanzar el cupo del treinta por ciento. También, el Tribunal instó a los poderes Ejecutivo y Legislativo a que adopten medidas apropiadas para revertir la discriminación por género.
En línea con el mandato judicial, en enero de este año, el Gobierno nacional creó el Registro de Mujeres Aspirantes a Choferes de Colectivo (Remacc) para que las empresas lo consulten al momento de convocar a nuevo personal. Borda fue le primera inscripta y hoy ya son doce. Sin embargo, Érica advierte sobre el problema que tiene el Registro: “Para anotarte tenés que tener el curso de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) que sale alrededor de 15 mil pesos, más los tres mil de la licencia profesional. Antes del fallo, las mujeres no hacían el curso porque invertir 18 mil pesos era regalar la plata para un puesto de trabajo que no tenías. Y ahora, la mayoría de las mujeres que pueden inscribirse quedaron solas o tienen cargas de familia. ¿De dónde van a sacar 18 mil pesos?, se pregunta.
Por eso, aunque Borda ya cumplió su objetivo, sigue luchando para que se les pueda otorgar un subsidio a esas mujeres. También, se creó un listado alternativo para ellas que ya cuenta con 30 inscriptas.
– Mi deseo es que sea más natural ver a una mujer manejar el colectivo- confiesa Érica.
Para sus compañeros, que manejen hombres o mujeres es indistinto.
– No aceptar a las mujeres sería retrógrado- afirman.
– Yo sabía que me iban a recibir bien. No noté rechazo- asegura Érica.
– El tema es cuando se va, ahí sí le sacamos el cuero- agrega uno de los choferes y todos se ríen.
Para el delegado Ariel Martínez, las bromas y chicanas son “una forma de aceptación”. Sin embargo, Érica se encarga de dejar las cosas en claro:
– Yo no vine a ser conflictiva, pero voy a defender lo mío.
Y defender lo suyo también implica definirse como chofer o conductora, pero no colectivera:
– Dentro de este rubro decir colectivera es referirse a la acompañante, la “novia” del chofer. A mí no me ofende en realidad, pero prefiero aclararlo.
Desde que Érica se incorporó a la empresa, en abril, el único cambio que tuvieron que hacer los choferes fue en la forma de hablar.
– Ahora hay que tener más recaudo, pero es un lindo desafío que empiecen las mujeres acá- explica el chofer Martínez.

Ya hay otras tres mujeres en la Línea 130, una manejando y otras dos haciendo las prácticas.
Después de Érica, fue contratada Sabrina Gutiérrez y, actualmente, hay otras dos mujeres haciendo las prácticas. Los pasajeros ven la incorporación de las conductoras con buenos ojos. Explican que las mujeres frenan más suave y tienen más consideración. Según la Asociación Civil Luchemos por la Vida, las mujeres conducen en forma más segura que los hombres y se cuidan más (usan más el cinturón de seguridad y el casco). La tendencia de los varones a arriesgarse en las calles y rutas tiene como resultado que siete de cada diez víctimas de tránsito en el país sean hombres. Los datos demuestran la falsedad del dicho “mujer al volante peligro constante”.
– No sé si decir lo que dicen de los varones… – les comenta Érica a sus compañeros-. El otro día subieron acá, en Ader, dos mujeres y lo primero que dijeron fue: “Tenía que ser mujer para que arrimara al cordón”. Se ve que algunos no están bien vistos.
– Pero también estamos los buenos… yo estoy casado con una pasajera, así que tan mal no me porté- retrucó Martínez.
Ya son las 13, Érica tiene que partir. Pasa por el control, toma la planilla de los horarios y va al colectivo que comparte con el chofer de la mañana. Se abrocha el cinturón e inicia el recorrido.
– Me quiero comprar un parlantito porque si no tengo música me pongo a cantar sola. Es que con el tráfico te volvés loca- cuenta Érica riendo.
Ni bien sale de la terminal está la prueba de fuego: la curva de la Avenida Rolón.
El colectivo pasa con lo justo, pero Érica ya le agarró la mano.
– Hoy los colectivos tienen caja automática y sistema hidráulico. La única diferencia con un auto particular es la dimensión. Pensar que el cuerpo de la mujer no está preparado para manejar colectivos es quedarse en el tiempo.
Unas paradas más adelante sube una señora mayor.
– A Munro- dice y apoya la tarjeta Sube en la máquina. Cuando está por pasar al fondo se detiene y le dice a Érica con una sonrisa:
– Nunca vi a una mujer chofer, la felicito.
– Ahora nos va a ver un poquito más- retruca Érica.
Es un día tranquilo, no hay tráfico. Érica va dos minutos adelantada. Si llega a la terminal de La Boca con esa anticipación serían dos días de suspensión.
– No pasa nada, ya nos va a agarrar un semáforo o una parada con mucha gente y compensa.
En la parada neurálgica de Retiro hay una fila larguísima.
– ¡Cuidado la puerta por favor!- dice Borda y sigue.
Después de dos horas, llega a La Boca bien de tiempo. Tiene diez minutos para descansar. Come un sándwich, toma un vaso de gaseosa y arranca. A lo largo del día, dará dos vueltas completas, algo así como ocho horas y media.
– Ahora hay más tráfico, en un rato empiezo a cantar- comenta Érica.
En la siguiente parada sube una mujer que la mira sorprendida.
– Es la primera vez que tomo el 130 y hay una mujer, ¡bienvenida!- le dice tomándola del brazo.
Y Érica vuelve a responder:
– Ahora nos va a ver un poquito más.
Jul 5, 2019 | Entrevistas

«Intentamos adaptar un espacio bidimensional, -el del libro- a uno tridimensional», explica Isol sobre la muestra.
Una avalancha de chicos se amontona alrededor de Isol en el hall central del Espacio Cultural de la Biblioteca del Congreso. Entre gritos y risas, el maestro que los acompaña hace las presentaciones necesarias: “Chicos, les presentó a Isol, la autora de todo lo que acabamos de ver”, dice mientras el silencio y la curiosidad se apodera de ellos por un breve instante. Enseguida, llueven las preguntas: “¿Vos dibujaste todos estos libros? ¿En cuántos idiomas los escribiste? ¿Cuál es tu libro favorito?”. Isol permanece reflexiva un momento e improvisa una respuesta al pasar. Más tarde, confiesa que, aunque recurrente, la pregunta por su libro favorito siempre la agarra desprevenida, sin saber bien qué contestar. Es que son tantos y todos tan queridos que cree no poder elegir uno solo.
Desde el comienzo de su carrera, la autora lleva publicados más de 20 títulos, que fueron traducidos a diecisiete idiomas. Sus dibujos ilustraron los poemas de Federico García Lorca y los cuentos de Paul Auster; también los textos de Graciela Montes, Jorge Luján y Antonio Fernández Molina. Empezó trabajando para diarios, revistas y hasta pasó por varias agencias de publicidad; y en el año 2013, se consagró como ganadora del Premio Astrid Lindgren Memorial Award (ALMA), considerado como una especie de Premio Nobel de la Literatura Infantil.
La música, así como el dibujo, siempre fueron sus herramientas para comunicarse con los otros. En pleno cambio de milenio, formó parte de Entre Ríos, una banda de pop electrónico que cobró popularidad hacia el 2005, luego de haber adaptado una de sus canciones para la campaña publicitaria de la cerveza Quilmes. Y más tarde, integró junto a su hermano Federico “Zype”, el dúo SIMA.
“Bestiario Doméstico” es la muestra que reúne gran parte de ese recorrido como ilustradora y cantante, y pone el acento en algunos de sus libros más destacados, repletos de historias habitadas por criaturas cotidianas reinventadas por ella desde una estética humorosa y una mirada algo salvaje de la niñez.

«En la muestra hay toda una mirada del niño como una mezcla con lo salvaje», advierte la artista.
Estás presentando una muestra que reúne mucho de tu trabajo como artista gráfica infantil. ¿Cómo surgió la idea de montar “Bestiario Doméstico”?
Me ofrecieron estar en el Espacio Cultural de la BCNA y fue todo un tema, porque las muestras de ilustradores que hacemos libros hay que pensarlas desde un lugar diferente al de una exposición de un artista que hace obras para colgar. La gracia era mostrar, además de las ilustraciones, en qué idea o secuencia estaban insertas, porque yo no hago dibujos nada más, yo cuento historias. Intentamos adaptar un espacio bidimensional, -el del libro- a uno tridimensional, y jugamos mucho con la temática de los textos. Por ejemplo, mostramos Nocturno adentro de una casita oscura e incluimos algunos espejos deformantes. Como el espacio es tan grande, nos quedó una especie de retrospectiva: hay dibujos del `98 hasta ahora. Son más de 20 años de producción.
¿Qué hay de bestial en «Bestiario Doméstico»?
En la muestra hay personajes niños y animales. También, hay toda una mirada del niño como una mezcla con lo salvaje. Diría que es un catálogo de seres especiales, pero que no dejan de ser domésticos porque viven en nuestras casas. Esta muestra tiene eso de sorprenderse de lo cotidiano, de mirar a estos seres como si fueran extraños. Además, hay algo de lo bestial que yo fomento mucho al dibujar, eso de perder un poco el control, de buscar lo salvaje en el sentido de suelto o lo no convencional.
Venís de una familia vinculada al arte, de una madre cantante lírica y un padre artista plástico. ¿Siempre tuviste en claro que el camino que querías seguir era el artístico?
Sí, siempre me pareció bastante natural dibujar e inventar cosas. A mí el deporte nunca se me dio, así que dibujaba como una manera de comunicarme con los demás, de acercarme a los otros. Además, siempre me gustó mucho el cómic. Cuando estaba en la secundaria era el momento de la apertura democrática, eran tiempos donde había fanzines y efervescencia por todos lados. Estaba la Revista Fierro con toda esta cosa de contar historias con imágenes. Estaban los cómics de Alberto Breccia o Max Cachimba que me parecían de un nivel gráfico y cultural altísimo, de mucha inteligencia y libertad, tenían algo de contracultural. Estaban mis héroes de la plástica que eran medio locos, como los integrantes del Grupo Cobra o Jean Dubuffet. Era gente que jugaba con romper lo que era el arte convencional para ir a algo de mayor expresividad, que muchas veces tenía mucho de volver a la niñez. Que no era lo mismo que ser un niño, sino volver a un estado infantil, pero desde un lugar creativo.

«En mis trabajos, la solemnidad no va, la moralina no va, y si me sale, es muy a mi pesar», señala la autora.
¿Cómo arrancaste en el mundo de la ilustración?
Estudié en Bellas Artes y me recibí de Magíster en el ´89. Después estuve en la UBA algún tiempo también, pero me di cuenta de que no era lo mío. Mis primeros trabajos fueron ilustrando en diarios y revistas. Me encantaba poder hacer una opinión ilustrada de un texto, era una manera de hacer mi propia lectura a través de mis dibujos. Trabajé en revistas de todo tipo: para chicos, políticas, de mujeres. Eso me dio una gimnasia buenísima porque tenía que resolver rápido y de una manera que no fuera obvia. Con el tiempo empecé a encontrar los libros para niños y hoy puedo decir que es un formato que me entusiasma y lo siento propio. Me gusta que sean objetos en serie. Me gusta hacer cosas que al estar en un libro, se van a convertir en algo íntimo de cada persona. A los chicos y a los grandes, el objeto libro nos resulta accesible y querible.
Ilustraste libros de Graciela Montes, Jorge Luján, Paul Auster, García Lorca, entre otros. ¿Qué diferencia crees que hay entre ilustrar tus propios cuentos o darle vida a los personajes que escribieron e imaginaron otros?
Hay algo que sucede cuando pongo un dibujo con un texto que quizás no pasa cuando sólo dibujo. Creo que salen cosas diferentes cuando pensás algo desde esa conjunción texto-imagen. En el libro después se nota que lo hizo alguien que estaba pensando en cómo texto e imagen iban a dialogar, a veces complementándose, a veces contraponiéndose. En cambio, el escritor que escribió sin dibujo piensa que eso funciona igual. Ahí el trabajo es otro; es encontrar qué puede hacerse con ese texto que no lo cierre en sus significados y que sea interesante plásticamente. Pero para poder enriquecer el texto, hay que ser un buen lector.
¿Los textos de quiénes te parecieron más desafiantes de ilustrar?
Con el libro Mi cuerpo y yo, de Jorge Luján, siempre hubo algún momento en el que no sabía qué hacer. Nunca fue un “no sé qué hacer porque esto no va”, sino porque quiero hacer algo que esté bueno y no lo estoy logrando. El texto dice algo así como que una cosa es el cuerpo y otra cosa soy yo, y yo le preguntaba a Jorge: “¿Qué es el yo? ¿Es el alma?, ¿El espíritu? ¡En qué me metí!”, decía. Cuando uno lo piensa, no es complicado darse cuenta que uno es diferente de su cuerpo, pero cuando uno tiene que visualizarlo en una imagen, se complica. Traté de hacer una especie de poesía visual para no limitar la idea del poema. Con Lorca me pasó que había conocido de chica muchos de sus poemas en forma de canción. Pero su poesía me llevaba a algo que no es mi cotidiano exacto: la retama, la yerba buena, la mariposa, ese no es mi mundo en mis libros. ¡Creo que es la primera vez que dibujé una mariposa en mi vida! Fue muy lindo tener la oportunidad de meterme en su imaginario.

«A los chicos y a los grandes, el objeto libro nos resulta accesible y querible», asegura Isol.
¿Qué es lo que dirías que no puede faltar en un libro tuyo?
Te puedo decir lo que no va. La solemnidad no va, la moralina no va, y si me sale, es muy a mi pesar. Trato de que sea abierto y que tenga algo de humor, incluso la estética me parece humorosa, que las líneas se muevan, que los personajes tengan expresividad en sus rostros, que se sepa qué les está pasando. Y empatía: empatía con el personaje, en general, y con el niño, en particular.
Decías que tratas de correrte un poco de esa pretensión didáctica que suelen tener los libros infantiles…
Claro, porque todavía hay gente que no sabe qué hacer con el objeto libro. Yo les digo, “leélo, pasalo bien”. Es como si el libro -o la música en tal caso- tuviera que enseñar algo aparte del disfrute de leer una historia. Si vos estas tratando de que te sirva en un sentido pragmático, bueno, te sirve de esa manera: te permite conocer algo nuevo. Es como viajar. Uno ya viajando, aprende cosas nuevas.
¿Pensás que ser ilustradora infantil conlleva algún tipo “responsabilidad”?
La responsabilidad mata al artista. Demasiada madurez te mata, mata la creatividad. Mi responsabilidad es, en todo caso, querer hacer algo bueno y claro. Es ser consciente de lo que estoy diciendo, de cómo puede ser leído. Pensar que lo que yo muestro, habla de lo que soy, porque sería ingenuo decir: “Yo ilustro esto porque el texto lo dice”. No, nunca el texto dice una sola cosa. Vos lo mismo lo podés contar de muchas maneras de acuerdo a cómo vos te posiciones.

La muestra funciona como una retrospectiva de veinte años de trabajo.
Y con la música, ¿te pasa lo mismo? ¿Sentís que podés decir algo diferente que con tus dibujos?
Con la música siento que soy narradora. Pero desde otro lugar, porque soy una parte más, siempre estoy con otros músicos. Hay algo de poner el cuerpo en el canto que es muy distinto a hacer dibujos. Las ilustraciones están ahí cuando uno ya está seguro de que es eso y lo muestra. En el canto, uno está todo el tiempo poniendo el cuerpo en escena, tu voz es algo que salió y es eso, es personal. Es algo muy poderoso. Tiene que ver con estar con otros, con la performance en vivo y encontrar esos momentos de pura felicidad, de conexión, donde todo fluye y podés estar cantando una letra hermosa. Está buenísimo, pero, a veces, me cuesta sostenerlo. No sé si podría hacer una carrera como cantante. Es mucha exposición, aunque cada vez lo disfruto más.
Con SIMA compusieron, en el 2014, el álbum Novela Gráfica, que fusionaba las letras de tus canciones, tu música, con los dibujos de otros artistas. ¿Cómo fue la experiencia de crear ese disco?
Novela Gráfica surgió una vez que nos invitaron a tocar en el Malba, en una muestra de Liliana Porter. Pasaban un video con imágenes de ella y nosotros tocábamos. Parecía que las imágenes hablaban de los temas. Todo parecía encajar tan bien y lo primero que hicimos era pedirle a Liliana si podíamos usar algo de esa muestra para nuestro disco y nos dijo que sí. Ahí nos envalentonamos y empezamos a convocar artistas que se coparon. Fue un proyecto muy divertido porque pude darle mis textos a otros artistas y que ellos ilustraran. Me gustó ser un poco editora. Además, fue hacer un objeto diferente, precioso, en conexión con esos álbumes que se hacían cuando yo era chica, con ese arte de tapa como en los Rolling Stones, King Crimson o Led Zepplin.
En tus redes se te vio muy involucrada con los movimientos del #NiUnaMenos, el #MiraComoNosPonemos y la lucha por el aborto legal. ¿Crees en el lugar del arte para acompañar lo político?
Sí, porque además de artistas somos personas. Estamos en una sociedad en la que, si en algo podemos arrimar el bochín a que se cumplan cosas que para mi deberían cumplirse, trato de hacerlo. Pero una tiene que ser coherente. Ningún dogma cerrado está bueno. Me parece que hay que discutir, concientizar, educarse. No soy una militante. Soy humilde en ese aspecto, y sé que hay gente que entiende mucho más que yo de ciertas cosas. Pero, cuando sé que puedo apoyar desde un lugar sincero, lo hago.
La muestra “Bestiario Doméstico” continúa hasta el 5 de agosto en Espacio Cultural de la Biblioteca del Congreso, en Alsina 1835, CABA. La entrada es libre y gratuita de 15 a 20. El 20 de julio a las 18, Isol cantará algunos temas de su disco Novela Gráfica junto a Nicolás Cecinini, Pol Neiman y Julián Horita. Artistas invitadas: Virginia Abrigo y Paloma Valdivia.