Cocinados por el FMI

Cocinados por el FMI

Alejandro Bercovich en su avant premiere.

Las figuras son tres. De cartón, tienen el tamaño de un adulto promedio, pero sus rasgos están deformados: lo que antes pudieron ser fotografías, ahora son caricaturas que exageran los rasgos característicos de los personajes. Los ojos de uno, la papada de otra, la nariz de la última. La visión es llamativa y grotesca. Pero más grotescas son las frases que sostiene cada figura: “No pueden seguir gastando plata en planes sociales”, “Argentina debió ajustarse antes y mucho más”, “El programa económico de Macri ya está dando resultados”. Frases de Anoop Singh, Anne Krueger y Christine Lagarde, respectivamente. Frases del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Ese fue el recibimiento a los espectadores que el miércoles 9 de octubre asistieron a la Avant Premiere del documental del periodista y economista Alejandro Bercovich: Fondo, otra vez la misma receta, en el teatro ND Ateneo (Paraguay 918). Personas de todo el arco político y periodistas se sentaron en la platea para dar los primeros vistazos a la película que, en palabras de su productor general, Claudio Martínez, “fue hecha en muy poco tiempo”. Nicolás del Caño, Myriam Bregman, Daniel Filmus, Daniel Lipovetzky, Carlos Tomada, José Ignacio de Mendiguren, Víctor Hugo Morales y Marcelo Zlotogwiazda fueron algunas de las personalidades que asistieron al estreno, además del equipo económico del candidato a presidente Alberto Fernández y representantes del también candidato, Roberto Lavagna. Nora Cortiñas -Madre de Plaza de Mayo, línea fundadora- participó del encuentro a través de una audio grabado, debido a que no pudo acudir. A un cálido saludo agregó una percepción personal: “Me parece que es fundamental que estemos informados en estos momentos cruciales que estamos viviendo en Argentina.”

Las metáforas, a lo largo de la historia, han servido en incontables ocasiones para explicar y comprender conceptos y teorías académicas, fenómenos específicos, pero, sobre todo, lo que sucede en la vida diaria. Lo mismo hace Bercovich -a partir de la idea del guionista Hernán Vanoli- con la idea de la “receta”, ayudado en la pantalla por la participación especial del cocinero Juan Braceli. Estructurado como un recorrido político, económico y, principalmente, gastronómico, el documental reconstruye la historia del FMI y sus planes -sus recetas- para con Argentina; pero también lo que sucedió con Grecia y Portugal durante sus vinculaciones con el organismo internacional, algo interesante ya que ambas naciones se presentan hoy como posibles espejos del futuro argentino.

“La idea de esta película es promover un debate en un momento muy particular de la Argentina. La cuestión de la deuda y el vínculo con el Fondo Monetario Internacional son quizás los temas más importantes que tenga que resolver el presidente que vamos a elegir el 27 de octubre”, expresó Martínez, quien, junto con Woody González y Luis Hassan, produjo el documental.

Avant Premiere del documental Fondo, otra vez la misma receta de Alejandro Bercovich.

La película dura poco más de 75 minutos, en los cuales se intercalan distintos registros narrativos para construir el argumento de la “picante historia de amor” entre el Fondo y el país: entrevistas de archivo; testimonios de especialistas y referentes económicos, así como de afectados por las políticas del FMI -nacionales e internacionales-; escenificaciones de variado tipo; y, por supuesto, más metáforas referidas al mundo gastronómico. Destruyendo varios mitos económicos y demostrando que el Fondo es “cocinero de un solo plato”, el documental pretende dejar en claro un mensaje: que la deuda excede lo económico y es una forma de dominación política. Y que, por eso, no se puede volver nunca más a un Fondo que nunca cambió.

Al respecto, y en vistas del futuro inmediato, Bercovich le dirigió unas palabras a los espectadores: “Me parece que, más allá de quién gane, va a resultar muy pero muy importante la movilización que haya en la sociedad en torno a esta discusión. No es solamente cuán duro se ponga el candidato que gane cuando le toque renegociar con el FMI, va a depender mucho de que toda la sociedad entienda hasta qué punto la deuda es un mecanismo de sujeción política.” Sobre la película en sí no dio detalles, sino que dejó que ésta hablara por sí sola. Sin embargo, volvió a hacer hincapié en la importancia de la sociedad: “Este documental está dedicado a ustedes, a todos y todas. Porque la discusión no la tiene que dar un tipo desde el sillón de Rivadavia, es una discusión que tenemos que dar todos nosotros en la calle, como sabemos hacer los argentinos. Como nos enseñaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.”

Daniel Lipovetzky y  Daniel Filmus.

Nicolás del Caño, «Chipi Castillo» y Myriam Bregman.

Los Drag Queen y la ópera se fusionan

Los Drag Queen y la ópera se fusionan

El sábado se llevó a cabo la final del concurso Neobarrosas, la más reciente propuesta artística de Ópera Periférica. Esta primera edición, que reunió a más de 200 participantes en la instancia de audición, presentó a las siete selecccionadas y llenó la sala de Santos 4040 gracias a su innovadora colaboración entre la música orquestal y la comunidad Drag Queen, el canto lírico en vivo y la simultánea dinámica play back. Pablo Foladori, Director General, lo definió como un “proyecto de investigación sobre el encuentro entre dos comunidades” e invitó a reflexionar sobre la poética de la fusión.

El evento, que abrió sus puertas a las 21, inició los preparativos tres horas antes. El montaje de las artistas drag fue un proceso que requirió de una gran elaboración previa. No bastaba con ponerse el vestuario; se debía interiorizar la esencia del personaje, adentrarse a la historia que su performer creó, pensar y actuar como tal. Cada persona drag propone un estilo singular asociado al mensaje que desea transmitir. “Hay tantos estilos de drags como personas que lo hacen”, explica la concursante Rita La Salvaje, cuyo propósito particular es “trabajar el tema de la marginalidad y representar la disidencia de los cuerpos: una drag con pelo en pecho y un cuerpo distinto”, concepto que desafía al estereotipo con el que se asocia a esta comunidad.

Mientras se maquillaba en el camarín, la conductora del evento, conocida como Vedette, afirmó que Neobarrosas representa “una gran oportunidad para difundir el movimiento, alcanzar la participación en otros escenarios poco usuales para les artistas queer y profesionalizar la práctica.” Asimismo, propuso erradicar el concepto de drag queen comúnmente conocido: “Queda muy asociado a la prostitución y a la fantasía heterosexual, porque la cultura paqui (término con el que denominan de forma peyorativa a las personas heterosexuales, sus consumos culturales, formas de hablar o comportamientos) no entiende que puede haber otra cultura aparte del binarismo”. La presentadora lleva tres años de carrera intentando suplantar dichos mitos, despegarse del anticuado concepto “Dress As a Girl” (de donde se origina el término DrAG) y, en cambio, visibilizarlo como un arte performativo que usa los cánones culturales de género como herramienta principal.

Rita, La Salvaje.

Vedette irrumpió en la sala con un vestido azul brilloso, ceñido y escotado, una cabellera de largos rizos colorados y tacones aguja. “Parece Jessica Rabbit”, susurró con asombro alguien del público mientras que otros silbaban. Pero la estética se tornó algo complementario cuando la presentadora le dio inicio al show con su satírico sentido del humor que invitaba a las concursantes, los espectadores y la orquesta a “darlo trolo”. 

El público esperaba la primera aparición de la noche. Los más afortunados habían conseguido una silla o un espacio para sentarse en el suelo, mientras que otra gran parte tuvo que mantenerse de pie en los extremos de la sala. Si bien la apertura del evento demoró una hora más de lo previsto y desafió la paciencia de los presentes, la primera concursante, Chika Mala, logró acallar las quejas con su llamativa malla de colores fluorescentes y su interpretación junto a la cantante lírica Luz Matas. 

Esta concursante inició su experiencia como Drag Queen en la década de los 90, pero dejó momentáneamente la escena artística por cuestiones laborales. Decidió aprovechar el espacio cedido por Ópera Periférica para retornar al escenario y, a su vez, iniciar un proyecto personal denominado La Mash-Up, un espacio común a todos los artistas de la comunidad LGBT+ que pone en un segundo plano los ánimos de competencia y en un primero, la cordialidad y el respeto mutuo. Para Chika Mala “hay lugares para visibilizarse, pero hay que buscar los propios” para desvincularse de la participación limitada que les ofrecen los espacios heteronormativos. 

“Se funden los cuerpos y no se sabe de dónde sale el sonido”, dice Foladori.

Las presentaciones eran tan particulares como los personajes que las desempeñaban. Malibú, acompañada del intérprete Esteban Manzano, realizó una oda a la belleza vestida de encaje negro y con un gran cono alrededor de su cabeza. Petra optó por maquillaje pálido, pelo puntiagudo y uñas postizas tan largas como garras para personificar el demonio interior de una interna de un manicomio envuelta en un chaleco de fuerza. Rita La Salvaje presentó un encuentro pasional entre dos amigas junto a la cantante Patricia Villanova. 

Hacia el final, Nube simbolizó el despertar de la furia y la venganza con el aspecto alienígena que la caracteriza, y tras una serie de batallas duales en las instancias eliminatorias, terminó llevándose el primer puesto. Como parte de su discurso de agradecimiento, expuso las dificultades que conlleva el trabajo de una drag queen y pidió mayores oportunidades profesionales para sus colegas en la industria del entretenimiento.

Neobarrosas concluyó con un público expectante de una segunda edición. El artista contemporáneo e integrante del jurado Lorenzo Anzoátegui destacó “la sensación de colectivo, de no juzgar al intérprete en vivo y de que la drag es el frente de la performance y el intérprete en vivo es lo que está atrás” que suele ser un formato reiterativo en otras competiciones de playback. Ambos protagonizaban la escena por igual, llegando a un punto, según Pablo Foladori, donde “se funden los cuerpos y no se sabe de dónde sale el sonido”.

Almorzando con Seynabou Sane

Almorzando con Seynabou Sane

Karambenor nació para dar a conocer la cultura senegalesa en el país y generar recursos para la ayuda solidaria.

Un grupo de jóvenes lleva bandejas de un lado a otro mientras empiezan a llegar los invitados, la cocina del Club Eslovaco es pequeña, pero hacen falta muchas manos para llevar adelante un almuerzo para cerca de 100 personas. Cada vez que alguien entra a la cocina deja escapar por la puerta un aroma que hace que la mayor parte de invitados se empiece a concentrar cerca de la comida. Ibrahima es uno de ellos. Tiene 28 años, estudia Programación y trabaja en una panadería. Hace dos años llegó a Buenos Aires, es la primera vez que asiste a un almuerzo organizado por Karambenor. “Me siento bien, como en familia, además es una gran oportunidad para volver a comer comida de mi país”, cuenta.

Karambenor Argentina nació en 2012 del interés de un grupo de mujeres senegalesas en dar a conocer su cultura y, a la veza como una forma de ayudar a la comunidad tanto en Argentina como en Senegal. Karambenor significa ayuda mutua en diola, uno de los idiomas principales del país. Seynabou Sane, la principal referente llegó al país en el 2000. Explica que la idea nació mucho antes, pero por la cantidad reducida de compatriotas la concreción de Karambenor tuvo que esperar al menos una década. “Recién entonces logramos reunirnos unas 10, hasta llegar a las 15 que somos ahora ”, señala.

Las senegalesas agrupadas en Karambenor son de la región del río Casamance, al sur de su país. Esta zona limita al norte con Gambia y al sur con Guinea Bissau. La vegetación de la parte sur del país  y un río de cuatro kilómetros de ancho que la recorre, mantiene al paisaje de un color verde intenso, que no se encuentra en el norte,  donde está ubicada la capital, Dakar.

Con mucha simpatía, las senegalesas ofrecen comidas regionales y muestran su vestimenta y música típica .

“Cuando viene un senegalés de Casamance a Buenos Aires, lo primero que hace es ver dónde están los de su región, así es como nos conocemos”. Seynabou cuenta que Karambenor tiene entre sus objetivos principales la integración en la Argentina, dar a conocer la cultura de Casamance y también encontrar formas de ayudarse mutuamente. “Cuando llegás a un país extranjero, donde estás solo porque tu familia está lejos, donde no tenés muchos recursos, necesitás apoyo. Entonces Karambenor es una asociación de apoyo económico y también espiritual”, dice.

Lo recaudado en los almuerzos se destina a un fondo de ayuda mutua. “Cuando alguno necesita un crédito pequeño que tal vez el banco no te resuelve, lo otorgamos de ese fondo y el compañero o compañera lo va pagando cómo puede”, agrega. En otros casos, la solidaridad llega hasta Senegal: “No es mucho lo que podemos mandar, pero siempre que podemos lo hacemos”, añade Seynabou.

En la actualidad, la situación de los recién llegados al país es complicada. “La mayoría trabaja en comercio, sobre todo venta callejera, alguno tendrá su local, pero en general es venta callejera y la situación está difícil. Si ya lo es para los argentinos, para nosotros no va a ser menor, pero igual tenemos que ir a trabajar para salir adelante”.

Lo recaudado en cada Karambenor se destina a créditos solidarios otorgados a los miembros de la comunidad. También se envía una parte a Senegal.

En la entrada del salón principal hay un grupo de adolescentes que además de recibir a los invitados están atentas a los pedidos que puedan surgir de la cocina. Se conocieron en las reuniones mensuales que organizaban sus madres agrupadas en Karambenor. Desde hace un par de años han asumido un rol más activo en la agrupación. Se hacen llamar las mini Karambenor; Adamaa (20) Cristina (17), Aissatou (16), Rokhaya (13). “Nos empezamos a conocer en las reuniones, nuestras madres nos llevaban y ahí nos hicimos amigas, nos divertimos mucho cuando nos encontramos”, cuenta Aissatou. Adamaa la interrumpe suavemente con un reclamo amistoso  dice: “Ah, pero en realidad nos tendríamos que juntar más seguido”. Las amigas se ríen y reconocen que, como a todo grupo de amigas, a veces dejan pasar el tiempo sin verse.

En el patio, dos amigos esperan que empiece el almuerzo, Ibrahima tiene 19 años y Omar 18, los dos están cursando el secundario y sus madres también participan en Karambenor. “Me gusta porque hay comida, baile, creo que hasta un desfile de moda”, cuenta Ibrahima y rápidamente aclara que él no participará como modelo. Amadou, de 55 años, entra al salón principal y un grupo de las mini Karambenor se le acercan corriendo mientras le piden: “Tío, tío, comprate un número para la rifa, van a sortear telas y un juego de aros para que le regalés a la tía”. “Estas reuniones hacen que me sienta en África, todos me dicen tío”, bromea él, que llegó a la Argentina en la década de 1990,  cuando  no había muchas personas de Senegal en el país, y actividades como las de Karambenor no existían. Amadou es miembro de la Asociación de Residentes Senegaleses en Argentina y trabaja en una fábrica de papel.  El movimiento de comida saliendo de la cocina le recordó que debía ir a buscar un asiento para almorzar con Karina, su pareja de origen argentino con quien formó una familia.

Karambenores y mini Karambenores empiezan a participar en la distribución de platos. Angelina, de 41 años, está en la entidad desde su inicio, aunque ella es de Guinea Bissau. En su mano lleva uno de los platos más representativos de la cocina de Casamance: chebu jen (carne estofada con zanahoria, morrón, repollo y berenjena acompañada de arroz). Explica que hay dos opciones más: cous cous con carne en salsa de maní y la opción vegetariana: arroz con porotos y vegetales. “Cuando hacemos esta comida nos sentimos como si estuviéramos allá, tratamos de hacer esta actividad cada año, con mucho esfuerzo hemos logrado organizar hasta dos almuerzos anuales.

«Las mujeres tienen más facilidad para hacer comunidad y transmitir los valores”, considera Ousmane.

La comida va llegando a su destino.  Ousmane, de 31 años,  reparte los distintos platos entre los invitados, la mayoría ya espera sentado a que llegue alguna de las tres delicias de la cocina de Senegal del sur.  El joven arribó a la Argentina hace diez años y  cuenta  que  antes de Karambenor no había una agrupación que organizara estas actividades. “Creo que las mujeres tienen más facilidad para hacer comunidad y transmitir los valores, así como para ayudarnos entre nosotros”, considera.

A medida que los platos se vacían, avanzan las actividades preparadas por Karambenor. El percusionista Abdoulaye Badian da inicio a la música en vivo, lo acompañan dos argentinos que fueron alumnos suyos en alguna de las dos escuelas de percusión que fundó Badian en Buenos Aires. El ritmo de los tambores se intensifica. Badian explica que lo que hay es un diálogo entre tambores, una suerte de conversación familiar. El ritmo se replica en los pies de los invitados, que empiezan a moverse con agilidad debajo de las mesas. Algunos se paran y empiezan a bailar. Un aroma a café y clavo de olor viene de la cocina y llega hasta las mesas acompañado de beñé (similar a un buñuelo). De pronto, las Karambenor y mini Karambenor entran al salón, esta vez vestidas con los atuendos tradicionales de Casamance. Las mujeres forman una fila que baila hasta llegar al frente, donde las esperan los tres percusionistas que bajan del escenario para acompañar de cerca los círculos de baile o sabar. Una vez que termina la danza, las mujeres vuelven a formar la fila, siguiendo el ritmo de los tambores que van detrás de ellas e invitando a todos unirse, el baile finaliza -o recomienza- en la vereda de la calle José Mármol, en el porteño barrio de Boedo, a miles de kilómetros donde nació, en el sur de Senegal.

 

 

 

 

 

Locos por la ópera

Locos por la ópera

La Compañía surgió como un proyecto pedagógico en 2017 y en cada ciclo lectivo monta una nueva obra.

La obra anunciada es L’Enfant et les sortilèges (El niño y los sortilegios), de Maurice Ravel. Falta poco para salir al escenario del porteño Teatro del Globo. Jeans y remeras son reemplazados por coloridos atuendos, pelucas y maquillajes. Estos chicos y chicas que ahora charlan de series, se sacan selfies frente al espejo y vocalizan con la ayuda de un celular, cuando salgan de los camarines darán vida a personajes diversos: un niño travieso, animales, muebles que cantan, árboles heridos, un reloj sin péndulo o un fuego que quema a los malos y calienta a los buenos. Bea Odoriz, la directora escénica de la Compañía, los convoca y todos se reúnen: “¡Esto se va para arriba!”, exclama para animarlos. “Es un placer y un orgullo tantos talentos jóvenes”, agrega Santiago Cano, director del coro Carlos López Buchardo, que junto con el Ensamble de Percusión de la UNA se sumaron a la misión de interpretar esta “ópera de bolsillo” –dura menos de una hora– del compositor francés.

La Compañía surgió como un proyecto pedagógico en 2017 y en cada ciclo lectivo monta una nueva obra. El espacio brinda la posibilidad de que los estudiantes tengan una práctica en escenarios y se propone, a su vez, generar nuevos públicos “Por eso vamos a las escuelas. Es importantísimo que vean que los intérpretes son jóvenes, que se tiran por el piso, que andan por el aire y que no se paran como señoras gordas a cantar una ópera”, dice Marta Blanco, a cargo de la dirección musical. “En el último tiempo hay un revival de la ópera en Buenos Aires. Este año cumple veinte años Juventus Lyrica, una compañía que se propuso acercar a la juventud y darle una oportunidad a los nóveles cantantes de subirse a un escenario con una orquesta y una puesta, cosa que antes no existía”, afirma Santiago Cano.

Con música de Ravel y libreto de la popular Colette, El niño y los sortilegios fue estrenada por primera vez en 1925 y cuenta la historia de un chico rebelde que esconde un corazón dulce. Después de un reto de su madre por no hacer las tareas del colegio, el pequeño rompe las hojas de su cuaderno y continúa en su afán destructivo hasta que descubre que todo a su alrededor empieza a cobrar vida y las travesuras pasadas se le vuelven en contra. Animales y objetos intervienen en la fantasía que se despliega sobre tablas, mientras el protagonista contempla, a veces asustado y a veces fascinado. “Estos roles se prestan a una gran imaginación, que los chicos tienen muchísima y los grandes esperemos que no la pierdan demasiado. La música es maravillosa, con pocos elementos muestra un mundo. Queremos mostrárselo así a la gente. No es una cosa alambicada ni de otro siglo”, asegura Marta Blanco.

“Tratamos que el cuerpo esté vivo, que sea expresivo y la voz una continuidad”, señala Odoriz, directora escénica.

El trabajo físico es uno de los desafíos que los alumnos deben atravesar. Si el personaje es la rana, el intérprete se agacha y salta, el gato se relame, la taza china y la tetera bailan. “Tratamos que el cuerpo esté vivo, que sea expresivo y la voz una continuidad”, señala Odoriz, la directora escénica que acompaña a los estudiantes en materia actoral. “Se ejercita con la dificultad, siempre con la idea de que es un proyecto pedagógico y ellos tienen que aprender esto, no es solamente algo estético”, añade.

“La obra me encanta, me llega, es hermosa y emotiva. Tiene un montón de momentos que pasan muy rápido, pero cada uno es especial y complejo dentro de lo breve”, destaca Maia Wierzwinsky, que integra La Compañía y en próximas funciones representará el papel principal. “Como el niño está todo el tiempo en escena, hay que practicar mucho cuál es la reacción de cada momento, cada uno es diferente y hay que saber transmitirlo”, subraya. “En la ópera tenés que bailar, cantar, actuar, aprender idiomas, coreografías, cantar con otros y con instrumentos, mirar a un director mientras lo hacés. Es muy complejo pero es como jugar, eso es lo que me gusta”, refiere Myriam Rojas, quien interpreta a una princesa y a un murciélago.

“Nosotros en realidad hacemos conciertos. Esta es la primera vez que hacemos algo así”, cuenta Lourdes Bandeira, integrante del Coro López Buchardo. “Es como un sueño, algo increíble, porque producir una ópera lleva un montón de dinero, contratar director de orquesta, músicos, cantantes, escenografía, el lugar y todo esto es ad honorem, gratis. Algunas personas quisieron ayudar y se comprometieron sólo por amor al arte”, concluye entusiasmada.

La Compañía continuará haciendo presentaciones de la obra en escuelas y la llevará a la Manzana de las Luces en un evento también destinado a establecimientos educativos. Para más información: musicalesysonoras.una.edu.ar

 

¿Por qué pegó el #SiVosQuerés

¿Por qué pegó el #SiVosQuerés

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“Acá va a haber candombe” comentó Claudio Roggiero, un vecino jubilado que cuando vio el tumulto de gente que cada vez se acrecentaba más en el cruce de La Rioja y Caseros finalmente se unió para ser parte del flashmob realizado el viernes 6 de septiembre. Flashmob, algo así como una “multitud relámpago”, una acción organizada en la que un gran grupo de personas se reúne de repente en un lugar público, realiza algo inusual y luego se dispersa rápidamente, una especie de performance en el espacio público pero cuyos protagonistas no son artistas, necesariamente. La coreografía tuvo una duración de tres minutos, pero la viralización en las redes comenzó enseguida y aún perdura luego de haber pasado dos semanas de la primera intervención. Tras los resultados que arrojaron las PASO, el panorama electoral del país comenzó a configurarse. En la Ciudad de Buenos Aires, 286.511 son los votos que diferencian a Horacio Rodríguez Larreta de Matías Lammens, una diferencia que hasta ahora no le permite evitar el ballotage de noviembre al jefe de Gobierno porteño. Como afirmó el actual Presidente de la Nación, Mauricio Macri, “pasaron cosas”, pero también pasó la cumbia en el Abasto, en Caballito, dando un recreo a los porteños de la realidad. 

“En tiempos oscuros como estos, llevar la fiesta y el baile a la calle es un modo de compromiso político que realmente interpela a quienes todavía no definen su voto para este proceso electoral. Creemos que este tipo de organización y construcción colectiva de la sorpresa, en términos políticos, es posible. La potencia de la acción es su carácter comunitario. Su fuerza radica en no aceptar privatizaciones, ni apropiaciones, ni individuales ni colectivos particulares”, declaró uno de los activistas y organizadores de Si vos querés, el movimiento a cargo de los flashmob que invadió las 15 comunas de la Ciudad de Buenos Aires. “Más allá de la procedencia puntual de tal o cual idea, estas prácticas dan cuenta de creaciones colectivas y del carácter profundamente creativo de lo colectivo, una potencia creadora inconmensurable”, agrega Mariela Singer -Investigadora del CONICET, docente y doctoranda de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) en el Área de Cuerpo y Comunicación.

A raíz del boom transmediático, la pregunta que pregonaba era ¿quiénes lo organizaron? Candidatos, organizaciones y partidos se presentaron como respuesta pero el movimiento respondió: “Somos una aventura común. Decimos que la política no está determinada de antemano. Creemos que los algoritmos no gobiernan nuestros votos. Imaginamos una ciudad justa. Todos pueden sumarse a un ambiente festivo, sin broncas ni confrontaciones porque buscamos invitar a sumarse antes que expulsar”. 

“Iniciativas como las de Larreta ya fue se vuelven masivas o virales porque pueden conectar directamente con un hartazgo o deseo de cambio. Probablemente que en estos días la gente se reúna en las calles a hacer un flashmob sirve más para expresar esos sentimientos que la temporalidad institucional, la cual reduce la participación política al hecho electoral. Los flashmob son expresiones de una voluntad de cambio y participación política de una ciudadanía activa y una prueba de que en la comunicación política conviven, conflictiva y colaborativamente, las técnicas de sondeo de opinión pública, como el big data o las encuestas, junto a la intuición y las expresiones artísticas”, asevera Victor Taricco, consultor en comunicación institucional y política. 

Roggiero evalúa su primera experiencia en el flashmob y promete aprenderse mejor la coreografía: “No nos van a quitar la primavera”, afirma este jubilado de 69 años. La construcción de este movimiento se organiza desde una certeza: el resultado de las PASO. 

Además de presentarse como “una suerte de rezo pagano que interpela y demanda, lo hace en un tono indulgente y festivo, por lo que contiene la apelación a la voluntad y luego a la acción del otro, pero también expone la satisfacción de sostener la propia causa: te canto a vos para que orientes tu voto, pero me canto a mí y a los míos para reconocernos, fortalecernos y celebrarnos”, analiza Beatriz Sznaider, especialista en análisis social y de medios. 

La simbólica Corrientes peatonal y las quince comunas con sus esquinas emblemáticas hicieron de un escenario inimaginable una fiesta posible: miles de porteños bailando para que Larreta se vaya. “Resulta necesario, cuando estas todos los días rodeada de gente que parece que vive en otro mundo”, cuenta Gabriela Soto, una empleada bancaria de 58 años, mientras intenta acertar los pasos de baile. 

Los organizadores entienden al flashmob como un canal de resignificación de conceptos, tales como la intervención, la calle, la política y la alegría. Es por ello que puede considerarse “una estrategia ingeniosa, sustentada en un suelo de prácticas que se ha ido fortaleciendo en los últimos años, en relación con la valorización del cuerpo, desde el festejo del encuentro y del movimiento corporizado, como lógicas de resistencia”, agrega Singer.

Estas intervenciones generan una ruptura en el desarrollo cotidiano de la Ciudad de Buenos Aires. La primera acción de Si vos querés fue proyectar masivamente la consigna #MacriYaFue en 50 edificios, días antes de la PASO. El flashmob, por su parte, se presenta, según Sznaider, como “una reapropiación del espacio público, desde una lógica espectacular de lo político: quiero que me miren, soy, existo, tengo algo que decirte y no es sólo en mi nombre, sino en el de un colectivo genérico, poco marcado, pero colectivo en fin.” 

Los organizadores, después del proceso electoral del 11 de agosto, esperaban una reacción, tal cual informa una de las activistas: “Buscamos la masividad pero nos sorprendió la viralización tan rápida y auténtica que tuvo el flashmob y la canción”. Singer explica: “Es un tipo de estrategia política que actúa por contagio, por una lógica transversal y afectos impersonales que circulan entre los cuerpos, y en ese sentido es eficaz. Contagia, e interpela de otra manera, menos racional y más corporal.” La convocatoria se abrió paso con la energía y la felicidad de expresar algo distinto a aquello que parece inamovible en la Ciudad luego de 12 años de gobierno del Pro-Cambiemos, pero también desde la cohesión y la unidad. 

“Hoy vine porque pienso que hay que cambiar el signo político que nos gobierna. Necesitamos un gobierno más humanista que se fije en las necesidades de la gente y no en las bicisendas”, explica Laura Romero, una abogada de 56 años que acudió con su grupo de amigas a bailar la coreografía entre la multitud. Taricco, en su análisis, añade: “Lo qué pasó con #Larretayafue puede pensarse como un acontecimiento que abrió una nueva etapa de sentido o el convencimiento de una posibilidad: derrotar al macrismo en la Ciudad de Buenos Aires. Esa esperanza es el aporte más interesante del flashmob que es parte de una política coordinada. No hay espontaneísmo, las redes sirvieron para amplificar y convocar, pero hubo organización analógica detrás. Las redes sociales son parte del espacio público mediatizado y de un nuevo territorio para dar las disputas sobre la orientación general de la sociedad.”

La dicotomía entre organización y espontaneidad queda como un asunto del pasado. Se reclama la modificación de la situación actual a partir de un esfuerzo conjunto, “desde lo textual formal, una fórmula breve y contundente; desde lo rítmico y lo musical, una estructura acompasada y simple que impulsa, activa el movimiento. En conjunto, un efecto redundante que se termina realizando en una práctica colectiva”, aclara Sznaider. #Sivosquerés se encuentra analizando cómo continuar con las intervenciones en lo que resta de la campaña electoral en curso. En cualquier momento, volverán a sorprender.