Sin vacantes

Sin vacantes

En la Ciudad de Buenos Aires hay más de diez mil chicos que no cuentan con vacantes en escuelas públicas. La problemática, que afecta principalmente al nivel inicial, no encuentra respuestas por parte del Gobierno porteño. “El nivel inicial es uno de los más nuevos y requiere de una infraestructura muy especializada. El Ministerio (de Educación) no está construyendo la cantidad de jardines de infantes necesarios para cubrir esa demanda, por lo tanto todos los años luego de la inscripción online hay un montón de mamás que tienen que acudir a los jardines privados”, explica a ANCCOM Angélica Graciano, secretaria de Educación y Estadística de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).

El colectivo Vacantes para Tod@s en las Escuelas Públicas es un grupo conformado en 2013 por madres, padres y docentes que sufrieron de cerca la problemática de falta de cupo. Realiza movilizaciones y festivales en solidaridad con las familias que no cuentan con vacantes para sus hijos, además de informar a los padres las vías de reclamo a las que pueden recurrir, compartir sus experiencias y brindar asesoramiento legal. Gabriela González, una de las referentes, asegura: “Cuando en 2013 se implementó por primera vez la inscripción online fue un desastre porque a partir de ahí esa relación pedagógica que existe entre la familia y la escuela se rompió y, políticamente, hay una clara intención de poner una línea, el sistema corta, dice acá no hay mas vacantes, cuando uno va a hablar con una directora, con las maestras, se abren otros canales, se acomodan los números”.

Además, ella afirma: “Hace muchísimos años que no se construyen escuelas en la Ciudad de Buenos Aires y la inscripción online lo que hace es evidenciar esta problemática que antes  resolvían los directores como podían. La inscripción online, además, generó una expectativa que no fue cubierta porque no hay escuelas”.

La escuela Nº 24 fue cerrada por su traslado a un nuevo edificio que aún no está habilitado.

Graciano, de UTE, dice en relación a la cantidad de chicos que se quedarían  sin su vacante en 2018: “El año pasado, por un pedido de informe de la legislatura el Ministerio de Educación. informó que había 11 mil vacantes faltantes y este año suponemos que son más. Todavía no está el número consolidado porque están  reubicando chicos, creemos que son más porque a medida que avanza la crisis y las familias tiene que salir a ampliar su cantidad de horas de trabajo la necesidad de los jardines es mayor.”

Karina Wainschenker  es mamá de Ivana, quien fue anotada por primera vez en un jardín para el ciclo lectivo 2017. “Vivíamos en Colegiales y mi hija quedó en lista de espera, hice el reclamo online como indicaba el sistema, obviamente pasó todo el año y no apareció ninguna vacante, tuvimos que anotarla entonces en un privado”, explica.  

Este año se mudaron a Villa Urquiza y Karina volvió a inscribir a Ivana para el ciclo lectivo 2018, esta vez en sala de dos, quien nuevamente quedó en lista de espera: “Fuimos a la escuela y era un nivel de desconcierto enorme, uno intentaba saber en qué puesto de la lista de espera estaba, qué posibilidades había de tener una vacante pero ocultaban esa información. Llevamos una carta de reclamo a la supervisión y fuimos al Ministerio de Educación a entregar una carta dirigida a la ministra. Ahora estamos en un proceso de amparo judicial”, agrega.

El artículo 24 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires dice que el Estado debe garantizar la escolaridad a partir de los 45 días de vida. “Se replica en supervisiones, en el Ministerio y en directores de escuelas el discurso falso de que es obligatoria la escolaridad a partir de los 4 años y entonces dicen que no tienen por qué resolver este tema antes”, afirma Karina, la mamá de Ivana, y añade: “Se manipula la información, desinforman y desconciertan a las personas que se van resignadas a sus casas y no saben que tienen este derecho constitucional en la ciudad que no está siendo cumplido.”

Por su parte Pablo Imen, director de Idelcoop-Fundación de Educación Cooperativa y docente e investigador de la UBA, advierte: «La falta de miles de vacantes en la ciudad es la contracara del compromiso verbal de crear tres mil jardines de infantes en todo el país. El neoliberalismo del siglo XXI, a diferencia del estilo más brutal y sincero de su antecesor del siglo XX, se caracteriza por un elevado nivel de cinismo». En el mismo sentido Graciano, de UTE, afirma: “Evidentemente la primera infancia no está en la prioridad de las políticas públicas de este gobierno”.

Natalia, docente de la escuela N° 6 del distrito 10, junto a su hija, quien no consiguió vacante.

González, del colectivo Vacantes para Tod@s, explica el funcionamiento de los centros de primera infancia (CPI) con los que se pretende sustituir a los jardines: “El gobierno construyó los CPI, que no dependen del Ministerio de Educación sino de Desarrollo Social, no tienen un proyecto pedagógico y donde están a cargo de los niños cuidadores que pueden o no ser docentes. Los CPI surgieron como una respuesta del Estado a un acuerdo que se hizo en sede judicial, son instituciones de cuidado pero no educativas” .

El eje de la problemática está para los padres en la falta de escuelas.  “La solución no es hacer reclamos ni ir atrás del proceso judicial para que te den la vacante, la solución es construir escuelas. Nuestros hijos no tienen vacantes y más allá de que yo haga el amparo y consiga una vacante para mi hija, hay miles de niños sin vacante. La escuela pública iguala oportunidades y en ese sentido creo que estamos ante un problema gravísimo” concluye Karina.

La repercusión del paro de las mujeres

La repercusión del paro de las mujeres

El 8 de marzo de 1917 un grupo de mujeres, en su mayoría obreras y esposas de soldados, salió a las calles de Petrogrado a declararse en huelga. “¡Queremos pan!”, le reclamaban al régimen zarista. Esa fue, para muchos historiadores, la primera chispa de lo que meses después fue la Revolución Rusa. Coincidentemente, el 8 de marzo había sido elegido siete años antes como Día Internacional de la Mujer por la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en Copenhague, y sería reconocido por la Organización de las Naciones Unidas recién en 1975.

Yulima Clevery, local de accesorios de celulares.

Hoy, más de un siglo después, durante el denominado 8M, se convocó a un nuevo Paro Internacional de Mujeres para manifestar el repudio a la violencia machista, a la desigualdad social y económica y, en la Argentina, para exigir con más fuerza que nunca el debate por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. ANCCOM recorrió diversos puntos del área metropolitana para atestiguar el peso de la jornada de lucha entre las trabajadoras, y pudo apreciar que, como en cada día de huelga, no es fácil ausentarse para aquellas mujeres que trabajan en relación de dependencia.  Pesan, por un lado. las presiones empresarias y, por el otro, años y ríos de tinta de tinta que estigmatizan protestas y reclamos.

En el relevamiento realizado en Avenida Corrientes, desde Callao hasta 9 de Julio, hubo un muy bajo nivel de adhesión. Sin embargo, en el local de la empresa Personal de Avenida Corrientes y Rodríguez Peña, Jésica del Mastro y su compañera se turnaron para poder ir a la marcha. “No nos dejan cerrar ni faltar y encima somos todas mujeres”, se quejó la primera. Otra fue la actitud tomada por los locales de la firma de accesorios de moda Clandestine, que cerraron de dos a tres de la tarde en señal de adhesión al paro. En otros casos, las entrevistadas acompañan las consignas del 8M y los reclamos que se defienden, pero expresaron no estar de acuerdo con el método. Ana Paula Kaczeli Meszaros, empleada de la Librería Hernández, comentó: “No le veo mucho sentido a dejar mi puesto de trabajo y perjudicar a mi empleador, que nunca ha tenido ninguna actitud antifemenina”. En tanto, Fernanda Malerba, empleada de la óptica Looking, opinó: “Entiendo lo que sucede pero no estoy de acuerdo con el corte de calle en la vía pública, porque nos perjudicamos todos los que queremos trabajar. Está bien el reclamo por los derechos, pero de otra manera”.

Jesica del Mastro, Personal.

En el barrio de Flores la situación fue similar. El centro comercial apenas alteró su rutina en el horario de inicio del paro nacional de mujeres. Cerca del mediodía, el ritmo de la Avenida Rivadavia parecía el de cualquier jueves, con el típico ir y venir de chicos a la salida del colegio y negocios abiertos. Más tarde, una buena cantidad demujeres se agolparían en las estaciones de la línea A de subtes para sumarse a la movilización en el centro porteño.

“El Día de la Mujer se celebra todos los días”, dijo Clara, empleada de un local de comidas rápidas en diálogo con ANCCOM. Está de acuerdo con las consignas de la jornada de lucha, pero no la convence la idea del paro. “Respeto la movilización y protesta por el 8M, pero no estoy de acuerdo con que se pare y se deje de trabajar. Se sale adelante trabajando, la pelea por los derechos de la mujer es en el día a día”, argumenta. Y completa: “Si exigís y reclamás derechos, luego también debés saber cumplir con tu labor”.

Marlín Souza, Cocot.

Cristina, empleada de limpieza del Banco Ciudad, cuenta que tomó conciencia de que sería un día diferente cuando al ingresar a su lugar de trabajo sus compañeros “agasajaron a cada trabajadora con una rosa”. Y explica: “En el banco nos daban la libertad a las mujeres para adherirnos al paro y a la marcha si queríamos, pero yo sinceramente el 8M lo vivo como un día más, y lo trabajo como de costumbre”.

En Lomas del Mirador, partido de La Matanza, basta con salir a la calle para comprobar que no es un día como cualquier otro. Las calles se tiñen de color violeta y miles de mujeres marchan para visibilizar sus reclamos. Los pañuelos verdes, que exigen el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, se mueven al compás del viento, atados a los candados de cinco negocios. Muchos comercios decidieron bajar la persiana para otorgar a las trabajadoras la libertad de manifestarse.

Laura Molina, Avedik Shoes.

Todo lo contrario sucedió en un instituto terciario privado del barrio porteño de Liniers. Sus autoridades amenazaron con descontarle el presentismo a las empleadas que no concurrieran a trabajar.  Sin embargo, sus compañeros varones se ofrecieron voluntariamente a cubrir las horas laborales de aquellas que quisieran adherir al paro. Rubén Vázquez, afirmó: Lo mínimo que podemos hacer es ayudar a nuestras compañeras, nadie está en condiciones de poner trabas en el camino de la lucha por sus derechos. Y Agustina Fuertes, empleada de la institución, concluyó: “Hay gente solidaria y gente que desprecia toda acción de lucha, algunos están a favor, otros en contra, pero lo que ningún hombre y ninguna mujer puede hacer este 8 de marzo es ignorarnos”.

La Municipalidad de Avellaneda, por su parte, dispuso el asueto laboral a sus trabajadoras para que puedan asistir a la marcha. Se colocaron carteles en todo el edificio bajo las consignas “Mujeres de Avellaneda paramos y marchamos” y “Sin igualdad de género no hay justicia social”. Paola Pereira, empleada administrativa de la Municipalidad, explica: “Paramos por el Día Internacional de la Mujer, por no perder los derechos que tenemos y por los que seguimos reclamando. Creo que si seguimos este camino no falta mucho para conseguir la igualdad de género. Ya hicimos bastante y creo que vamos a poder lograr lo que nos falta. Además, es importante visibilizar la lucha de las mujeres porque muchas no se animan, principalmente porque tienen miedo. Así que nosotras luchamos más que nada por ellas”.

Sin pantalla y sin trabajo

Sin pantalla y sin trabajo

El gobierno porteño despidió a 24 trabajadores del Canal de la Ciudad, mientras la asamblea de trabajadores de la emisora teme que esa cantidad aumente, al mismo tiempo que reclama la reincorporación de sus compañeros y denuncia un lock out patronal, que mantiene cerrada la señal desde principios de enero.

Luego de una movilización llevada a cabo el 26 de enero, el lunes 29 se celebró otra reunión con la Secretaría de Trabajo, cuya oferta consistió en reincorporar a 9 trabajadores. La asamblea del canal rechazó la oferta y, según Ezequiel Díaz, “La lucha ahora continúa desde lo gremial, desde Defensoría del Pueblo, en la Legislatura y en las calles”.

La tanda de despidos de 2018 comenzó el viernes 5 de enero, cuando cinco trabajadores del fueron dejados sin trabajo por motivos poco claros que excedían a su desempeño laboral. Ante esto, compañeros y miembros de la asamblea del canal se solidarizaron y realizaron una permanencia pacífica en la emisora el lunes 8 para obtener explicaciones y señalar la arbitrariedad del caso.

A pesar de su carácter pacífico, la acción gremial fue condenada. “Al día siguiente Eduardo Cura, director general del canal, envió un mail titulado Lunes 8: Consecuencias,  donde decía que por esta medida gremial 19 compañeros más serían despedidos”, explica Ezequiel Díaz, productor ejecutivo y delegado de la asamblea.

“Los motivos que nos dieron fueron vagos y confusos”, señala Mariana Giordano, que es a su vez delegada y llevaba más de siete años en el Área de Producción hasta el momento de su despido. “Lo único que tienen en común los 24 compañeros despedidos es que todos son miembros activos de la asamblea del canal, por lo que habría una clara persecución política. Buscaron aleccionar, que los despidos sirvan de ejemplo a otros trabajadores”, señala.

El martes 9, los trabajadores del canal y miembros de la Asamblea se reunieron en las inmediaciones de la emisora para cortar la calle. De esta manera, lograron entrar en diálogo con la Subsecretaría de Trabajo para negociar la reincorporación de los compañeros.  Desde entonces, el canal permanece cerrado y se evita el ingreso de los trabajadores, a excepción de gerentes y personal de limpieza.

Además de poner en riesgo la situación de quienes conservan su empleo, esta decisión también carece de explicación oficial. “Se dijo que el canal estaba cerrado por una revisación técnica tras los daños ocasionados el lunes 8, lo que es mentira porque en la asamblea creemos que la violencia no es el camino, siempre apelamos al diálogo”, aclara Díaz.

Asamblea en la puerta del Canal de la ciudad,en septiembre de 2017.

Para dar a conocer la situación, el 25 de enero se celebró una conferencia de prensa en las puertas del canal. La reunión contó con el apoyo del Sindicato Argentino de Televisión, Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID), ATE Capital y legisladores del Frente de Izquierda de los Trabajadores. Durante la conferencia,  los trabajadores denunciaron el cierre de la emisora como un caso de lockout patronal.

“El Canal de la Ciudad es un ente público, no puede cerrarse como una productora privada y funcionar de retransmisiones como sucede hace más de diez días sin ninguna explicación oficial. Esto es ilegal”, dice una de las trabajadoras despedidas, que pidió preservar su identidad.

A esta, se suman una serie de irregularidades que afectan el día a día de los trabajadores: “Los despidos fueron realizados por mail y sin hablar de indemnización. Un 90% del canal se encuentra bajo un régimen de contrato precario. Estamos hablando de personas que trabajan allí hace siete u ocho años”, aclara Mariana Giordano.

Por otro lado, la asamblea acudió a la Defensoría del Pueblo para denunciar la difusión de datos personales contenidos en el mail que comunicaba los despidos. El mismo señalaba nombre, apellido, DNI y CUIT de los trabajadores y fue enviado a todo el canal y a otras dependencias del Estado. Tal denuncia será elevada a la Legislatura porteña en marzo.

El arte, la calle y la política

El arte, la calle y la política

El Grupo de Arte Callejero (G.A.C.) expone una retrospectiva de sus principales trabajos bajo el título “Liquidación por Cierre”, en el Parque de la Memoria de la Ciudad de Buenos Aires. Bajo la curaduría de Florencia Battiti, la exposición sintetiza veinte años de activismo del grupo, integrado en la actualidad por las argentinas Lorena Bossi, Vanesa Bossi, Mariana Corral, Fernanda Carrizo y Carolina Golder. El lugar elegido para la muestra no es nada casual: el grupo ya se ha presentado allí en varias ocasiones, y en paralelo permanece la muestra fija de señales viales que proponen un recorrido en torno a la problemática del terrorismo de Estado, a orillas del Río de la Plata.  

Liquidación por Cierre

Quien habla en primer lugar es Carolina Golder: “Elegimos este lugar, lo conocemos desde la gestación, y si bien pertenece al Gobierno de la Ciudad lo valoramos ya que es un espacio ganado por los organismos de DDHH a partir de las luchas de los años noventa”. Sobre el título de la muestra, Golder aclara que “no significa el fin del GAC, ni mucho menos… el título que elegimos hace referencia a una creación que fue producto de las luchas de la crisis del 2001, en donde circulamos por el Congreso con una bandera argentina muy extensa que decía ´liquidación por cierre´, a un costado dibujamos el escudo nacional y al otro la sigla FMI. Era la entrega definitiva del país”.

La muestra está organizada y distribuida en cinco zonas. La Zona O comprende los inicios del grupo. Chicas de poco más de 20 años, estudiantes de arte, que se conocen fortuitamente en 1997. Cuando empezaron con las actividades, se propusieron cumplir con cierto ritual: debían ir vestidas de negro y sacarse una foto al final del acto. Sus primeros murales fueron en apoyo a los docentes de la Carpa Blanca.

La Zona 1 exhibe la lucha por el juicio y castigo a los genocidas. En palabras de la agrupación H.I.J.O.S., el escrache surge como reacción para dar paso a la acción: “En la calle, pintando el pavimento o los adoquines, colgando carteles para señalizar donde vive un genocida, el escrache demuestra que, si un gobierno no juzga, condena y lleva a los genocidas a la cárcel, el pueblo puede llevarles la cárcel a sus casas”.

La Zona 2 es la visibilización de la violencia institucional. A partir de 1983 la policía comienza a ser noticia cotidiana debido a las torturas en comisarías, las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas, los casos de gatillo fácil que no dejan de incrementarse.  

Avanzando en el tiempo, la Zona 3 manifiesta la crisis del neoliberalismo. Una de sus más tristes expresiones de la década de 1990 fue la desocupación: en el 2000 el GAC instaló en las calles “el juego de las sillas”, como metáfora del sálvese quien pueda, la fiesta a la que unos pocos estaban invitados. Es el momento de la invasión de los grandes grupos económicos y financieros que se ve reflejado en la suelta de soldaditos en paracaídas, realizada también por aquellos días en la City porteña.

La Zona 4 hace referencia al estallido del 19 y 20 de diciembre de 2001. María Arena, compañera de Gastón Riva, asesinado por la represión policial, reconoce que “el único llamado que recibimos en esos días fue el del GAC”. Esta etapa comprende las frases y las placas que recuerdan a cada uno de los caídos por la represión de aquellos días.

El final del recorrido lleva a la Zona 5, la de los Anti-monumentos. En palabras de Mariana Corral, otra de las integrantes del GAC, “las versiones antiguas y empolvadas de la historia comenzaron a ser cuestionadas. Son los casos, por ejemplo, de la comisión que integramos con el objetivo de retirar el monumento a Julio Roca, o bien la propuesta de nuevos monumentos como el de Juana Azurduy”.

Cada etapa del recorrido está acompañada por contenido gráfico y audiovisual que representa el trabajo y las acciones promovidas por el grupo. El colectivo GAC no firma sus producciones, porque esa es su intención: la circulación de la obra. “Llama la atención que todo lo que está exhibido podría ser actual”, confiesa Golder. Basta con ver los carteles de la campaña Nuevos desalojos Patagonia 2004: en aquel momento se valían de las coloridas publicidades de Benetton para denunciar el salvaje desalojo de familias mapuches.

Proyecto Afiches

En el marco de esta presentación, también se exhibe Proyecto Afiches – Pensar el presente haciendo memoria, en su sexta edición. En esta oportunidad la consigna de trabajo planteada es: “¿Qué hacemos en la calle? Usos y disputas del espacio público”.

Para los responsables del Área de Educación del Parque de la Memoria, “el objetivo es que los estudiantes elaboren afiches a través de la resignificación de estas problemáticas desde una mirada contemporánea. De esta manera, el trabajo se traduce en la generación de un producto visual de gran potencia comunicativa que interpela al espectador y abre un espacio nuevo de reflexión colectiva”.

Una reforma sin quórum

Una reforma sin quórum

El Gobierno no logró aprobar las reformas Previsional y Tributaria ante la falta de quórum en una escandalosa y tensa sesión en la Cámara de Diputados. Ante el apuro de Cambiemos, más de 300 mil personas decidieron manifestarse este jueves en las puertas de un Congreso blindado con un impresionante operativo que involucró a múltiples fuerzas de seguridad. A pesar de la  represión con gases, balas de goma y carros hidrantes, expresaron su desacuerdo a la medida que le quitaría unos 100 mil millones de pesos anuales a jubilados, pensionados, discapacitados y a beneficiarios de asignaciones universales por hijo y embarazo.

Desde ayer, la Gendarmería, la Policía Federal, la de la Ciudad, Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria custodiaban las inmediaciones del recinto con el objetivo de que las centrales sindicales y los movimientos sociales no lograran acceder a la Plaza de los dos Congresos. Hoy, la represión no tardó en aparecer. Cerca de las 13.30 se armó una corredera por Avenida de Mayo. “Están tirando gases y balas de goma”, denunciaban los manifestantes con los ojos irritados y cubriéndose la cara para poder respirar. Entre los primeros heridos, se encontraron fotógrafos de prensa y legisladores: la diputada Mayra Mendoza fue agredida, cuando estaba sola, con gas pimienta por un grupo de policías federales. La misma fuerza golpeó al legislador Matías Rodríguez.

Dentro de la Cámara de Diputados se vivía un clima similar. Legisladores de la oposición fueron hostigados mientras denunciaban un “falso quorum”, dado por la presencia de legisladores electos que aún no habían asumido formalmente sus bancas.

La calle estaba caliente. Ante cada avance de las columnas movilizadas caían nuevos proyectiles y gases lacrimógenos, que se expandieron por varias manzanas a la redonda del Congreso. Las columnas se replegaban y en pocos minutos volvían a avanzar. “Claramente una ley antipueblo se sostiene solo de esta manera, a través de la violencia”, sostuvo Luciano Fernández, Secretario gremial de ATE Capital. Por su parte, subido a un escenario improvisado sobre el tráiler de un camión, Roberto Baradel intentaba bajar un poco de tranquilidad a los presentes. “Pase lo que pase hoy en el Congreso, les puedo asegurar que este es el principio del fin de las políticas neoliberales de este gobierno”, decía.

Gabriel Mariotto, ex vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, explicaba que hace rato que el Gobierno viene matando y persiguiendo políticamente al que piensa diferente. “La represión forma parte de la operación económica. Para llevar a adelante este plan de ajuste brutal tienen que reprimir, como han reprimido otros gobiernos del mismo signo político que llevaron adelante esta misma dirección económica”.

“Están dispuesto a todo, hasta que no haya muertos no van a parar”, comentaba Carlos Palacios, un asustado jubilado de 66 años que se había acercado a la plaza para manifestar su desacuerdo con la reforma previsional. “Desde el 2001 que no se veía esto”, concluyó. Ante la represión, los manifestantes respondían con cantos y proclamas. “Macri basura, vos sos la dictadura”, “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode”, eran algunas de las consignas que fueron entonando las masas.

Esteban Castro, referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), reconocía  que la movilización masiva se debió a que el país está sufriendo. “Estamos pasando momentos muy difíciles. Este gobierno está decidido a profundizar la concentración económica con decisiones que, por supuesto, vienen de afuera de nuestro país. Nosotros estamos decididos a que no se le saque la plata a los pobres para transferirla a los ricos”.

Rubén Schofrin, Secretario adjunto del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), sostuvo quela Ministra de Seguridad Patricia Bullrich no solo ordenó reprimir al pueblo sino que también ordenó reprimir con saña a los periodistas de los medios públicos y los medios privados de la Capital Federal. “Desde el Sindicato de Prensa vamos a pedir su renuncia”, le explicaba a sus compañeros.

Cerca de las tres de la tarde, se generó un breve murmullo que fue interrumpido con gritos, alegría y aplausos. Se había dado a conocer la noticia de que la sesión se había levantado. “Qué boludos, qué boludos, la reforma se la menten en el culo”, cantaban las columnas.

“Es un triunfo del pueblo, de la movilización. No pueden sesionar con policías reprimiendo y pegándole a la protesta. Nos meten la mano en el bolsillo y no nos dejan protestar. Ahora hay que seguir peleando, ojala esto sea estímulo para seguirla”, entendía el abogado y político Luis Zamora.

Mediante conferencia de prensa el jefe de Gabinete y vocero de Cambiemos, Marcos Peña, justificó la represión y sostuvo que la ley es buena y que no tienen intenciones de cambiarla. Sin embargo, al cierre de esta nota, el Gobierno se encontraba reunido en un comité de crisis y evaluaba si aprobarla por decreto. Mientras tanto, la represión continuaba en los alrededores del Congreso.

Actualizado 15/12/2017

Marcha contra la OMC

Marcha contra la OMC

Al grito de “el libre comercio se va acabar”, organizaciones políticas y sociales se manifestaron en un militarizado centro porteño en contra de la agenda de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que deliberó esta semana en Buenos Aires. La marcha se desarrolló sin incidentes, pero las fuerzas de seguridad avanzaron sobre los manifestantes durante la desconcentración y detuvieron al menos a seis personas.  Pasadas las 20:30, unos 400 uniformados -participaron las Policía Federal y de la Ciudad y la Gendarmería- circularon con camiones hidrantes por las avenidas Callao y Corrientes. María Carmen Verdú, abogada de la CORREPI, tildó el operativo como una “brutal cacería” y explicó que se repitió la metodología utilizada en la marcha por Santiago Maldonado del 1 de septiembre pasado. En aquella oportunidad, la Policía detuvo a una treintena de manifestantes, la mayoría al voleo.  

Manifestantes con diferentes banderas marchan por una de las avenidas del centro porteño.

La movilización clausuró las jornadas de debate de la “Semana de Acción – Fuera OMC” y “La Cumbre de los pueblos”.

En rigor, la reacción oficial a las acciones críticas de la cumbre comenzaron el fin de semana. Fue cuando el gobierno prohibió el ingreso al país de activistas de diferentes ONG y trabajadores de prensa extranjeros. Los casos más resonantes fueron los de la periodista británica Sally Burch y el noruego Petter Titland, referente de la ONG AttacNorge. Especialista en Derecho a la Comunicación, Burch evitó los eufemismos para explicar la posición del Gobierno argentino. “La única lógica es que no les haya gustado las cosas que escribo”, argumentó.

La movilización de este martes clausuró las jornadas de debate de la “Semana de Acción – Fuera OMC” y “La Cumbre de los pueblos”, una suerte de ‘contracumbre’ crítica de los ejes de debate y discusión de la reunión de la OMC. “Luchamos por una vida digna y sustentable”, subrayó la representante de Fuera OMC, Luciana Ghiotto, en diálogo con ANCCOM.

Manifestantes exhiben carteles en forma de mano donde se lee "Argentina libre de TLC" y "Fuera OMC"

“Luchamos por una vida digna y sustentable”, dijo Luciana Ghiotto, representante de Fuera OMC,

La marcha se realizó de forma pacífica y ordenada. Colores, cantos y consignas en varios idiomas, pero con un mismo mensaje, coparon el recorrido entre el Congreso y el Obelisco. Participaron, entre otros, militantes y dirigentes de la CTEP, el Movimiento Evita, ATE, MST, Partido Obrero e  Izquierda Socialista, y también los gremios docentes. Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, se mantuvo al frente durante toda la marcha al grito de  “Fora Macri y fora Temer”.  Al finalizar la movilización fue despedida con cálidos abrazos y saludos latinoamericanos.

Hubo postales para repudiar la agenda del libre comercio sin protección, como la de un joven que simulaba rociar con agrotóxicos a otro que estaba disfrazado de frutas. “Somos lo que comemos, y nos estamos alimentando muy mal a causa de llenar sus bolsillos”, resumió la colombiana Uri Sánchez, perteneciente al movimiento “Vida Campesina”, en diálogó con ANCCOM.

Entre medio de las banderas verdes y rojas, un joven repartía volantes. Era Ezequel Carrizo, militante de Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación (PUCARA) y férreo crítico de los emprendimientos mineros. “En Fiambalá, pueblo de 10 mil habitantes, hay más de veinte proyectos mineros. La instalación de plantas de litio provocó la muerte de la fauna autóctona. Estamos luchando por la vida, el agua y la tierra; y por una economía regional amigable con nuestro medio ambiente”, le dijo a esta agencia.

Manifestantes sostienen una bandera perteneciente a Pueblos Originarios donde muestran su repudio a la OMC.

“Somos lo que comemos, y nos estamos alimentando muy mal a causa de llenar sus bolsillos”, dijo Uri Sánchez, perteneciente al movimiento “Vida Campesina”.

Sobre el final de la marcha, las organizaciones evitaron la lectura de un documento final. “La OMC representa todos los males del liberalismo económico y los derechos corporativos. Vienen para acabar con todo lo que es público”, resaltó Ghiotto.

Por otra parte, la activista pidió que “el reclamo se escuche porque esto ha sido una marcha pacífica, totalmente tranquila. Gente de todos los países han venido a decir ‘Basta OMC’”. Y advirtió: “Macri está queriendo demostrar que la Argentina da confianza jurídica para que vengan inversores y sin ningún tipo de requisito. No queremos proteger a los inversores por sobre las personas, la naturaleza y los derechos humanos. Luchamos por una vida digna y sustentable”.

Actualizado 14/12/2017