Seis bandas emergentes seis

Seis bandas emergentes seis

Zelmar Garín de Gualicho Turbio.

¿El rock está muerto? ¡Claro que no! Si bien 2020 ha sido un año sin conciertos presenciales no lo ha sido sin música. Porque, sin duda, el tiempo hogareño fue aprovechado por los artistas que trabajaron –y experimentaron- en nuevas composiciones. Algunos de ellos lograron lanzar estos temas y el resultado ha sido un año lleno de nuevas propuestas y sonidos.

En esta nota, entonces, proponemos un recorrido por seis bandas emergentes que vale la pena escuchar. Y hay de todo: desde blues rock tradicional al rock experimental; desde el indie al rock barrial y desde folk rock a rock progresivo. Un racconto en el que nos sumergimos con gusto.

Amor Elefante

Amor Elefante es un trío cancionero indie pop, con más de diez años de trayectoria formado en Banfield por Inés Copertino (teclados), Rocío Bernardiner (voz, guitarra) y Rocío Fernández (voz, batería). Como cuenta Bernardiner: “Creo que nuestra banda tiene una mixtura de sonidos bastante amplia que varía mucho, también, de acuerdo a la canción. Dentro de un mismo disco hay canciones que tienen universos muy distintos, algunas pueden ser súper sombrías mientras que otras son alegres y bailables”. Sobre las influencias del grupo Rocío acota: “Infinitas, desde las cosas que leemos o escuchamos hasta nuestras mascotas o nuestres amigues. Me parece que todo se vuelve parte del tejido de la banda y siento que estamos en un momento en el que ya tenemos un sonido propio y mutante. No tenemos control sobre eso y me creo que es buenísimo. El amor a la libertad es lo que define a nuestra banda. Hacer la música de una manera libre y sin prejuicios”. Recientemente lanzaron un single llamado “Mirandesco”, que produjeron a distancia a mediados de 2020. “La idea es empezar a trabajar en un nuevo material para poder grabarlo este año aunque es difícil trabajar en este contexto”, agrega Rocío.

Amor Elefante.

Los Bicis

Los Bicis es un quinteto formado a principios de 2012 en Moreno. Su música se inspira en sonidos que abarcan desde el beat de fines del 60 y el rock clásico argentino de principios de los 70 como así también por el tango, el pop y las inquietudes por el panorama de la música actual tanto nacional como internacional. Ramiro Gómez (voz y guitarra) cuenta: “Nos encontramos atravesados en una amplia variedad de sonidos y músicas. Somos muy inquietos y todo el tiempo estamos recibiendo influencias de muchos géneros. Como puede ser el indie o el pop. También nos sentimos muy influenciados por los músicos de nuestra ciudad”.

Luego de grabar un álbum conceptual llamado Moreno (2019), acaban de lanzar su segundo video clip, que recorre la geografía de dicha ciudad. “Por otro lado, la banda está comenzando a producir nuevas canciones que esperamos grabar en el transcurso de este año”, señala Gómez.

El Extra & Los Imposibles

La música de este sexteto El Extra & Los Imposibles, original del sur del GBA, incluye rock, blues y canción pop, guitarrazos y atmósferas folk-psicodélicas, con letras de road movie. Como cuenta Guillermo Sica, guitarra acústica y voz: “Somos una banda de rock. A mí me influenció mucho la Velvet Underground, los Stones, Bob Dylan de los 60 y 70, Wilco, Neil Young… Me gusta que lo que hago tenga ese color, esa estética pero siempre buscamos nuestro estilo propio. Dejamos que la banda tome su propio vuelo”. Con respecto a la actualidad del grupo, Sica dice: “Nosotros lanzamos un disco nuevo, La casa, en junio del año pasado, grabado completamente en vivo en los Estudios ION. Ahora estamos terminando de grabar un EP de tres canciones. El material lo empezamos a trabajar en julio a distancia, en medio de la cuarentena, con la colaboración de Sol Bassa. Ya grabamos las bases, queda grabar las voces en febrero con Manza, guitarrista y cantante de Valle de Muñecas”.

Guillermo Sica de El Extra & Los Imposibles.

FRK

El nuevo rock progresivo se expresa en proyectos como el de FRK, comandado por el quilmeño Enrique Rocca. Allí participó un seleccionado de músicos de la zona sur de GBA, quienes realizaron un álbum  conceptual llamado El Gremio de los Satisfechos, a partir de las ideas musicales de Rocca. Es un entramado de inusuales composiciones eclécticas de rock progresivo y jazz. Como cuenta Rocca: “Podría decir que varias de estas músicas nacieron de volver a escuchar a Frank Zappa… cada tanto vuelvo ahí”. 

Gualicho Turbio

Un universo mítico repleto de misteriosas supersticiones y pesadillas de aguas podridas. Aquellos ecos del pantano y las vetustas músicas rurales del blues garagero más añejo se pueden apreciar en Gualicho Turbio, un trío que genera de todo menos indiferencia. Zelmar Garín, guitarra, voz, percusiones, kazoo, multiinstrumentista, productor y letrista, nos contó el presente del grupo: “Venimos de sacar nuestro segundo vinilo (Gato Negro). Cuando empezó la pandemia teníamos un plan para grabar nuevo material que no se pudo hacer. Pero más tarde empezamos a grabar y ahora estamos en las mezclas finales. «Así que este año vamos a sacar disco nuevo y el 17 de abril vamos a estar tocando en Strummer Bar, de Palermo, junto a Robinsones (Pablo Dacal y Gigio González)””.

El multifacético músico no se detiene: el 14 de marzo lanza un disco solista y como baterista con su cuarteto experimental Acido Canario ya está componiendo nuevo material.

Soltar

Soltar es un quinteto de rock barrial de zona sur de GBA. Arrancó en 2019 con un sonido que fusiona el ska con el folklore y el jazz. “También tratamos de dejar un mensaje en nuestras letras. Canciones que buscan la esperanza”, cuenta Daniel Ruiz (voz y guitarra rítmica) y agrega: “Aún no llegamos a tocar en vivo. Actualmente, estamos presentando el primer disco. Decidimos subir a las plataformas dos canciones por mes hasta completar todo el álbum que es de once canciones”.

«Es con todas»

«Es con todas»

Como cada año, un nuevo Paro Internacional Feminista expuso de manera conjunta el dolor, la urgencia y los reclamos históricamente insatisfechos, pero también la emoción, el abrazo sororo y la unidad. Siete eran los ejes -discutidos en asambleas feministas- que componían un pliego de reclamos que apuntaba a una única idea: la reconstrucción de la Argentina es con nosotras, todas nosotras. 

Temprano en la tarde, cuando aún no se había congregado la multitud que luego llegaría, la enorme presencia de organizaciones sociales y comunitarias reflejaba el avance, a paso firme, de los feminismos populares. “Es un feminismo que se ha venido acrecentando, nos hemos venido deconstruyendo y construyendo entre nosotras y, a pesar del enorme laburo que hacemos, no alcanza. Por eso creemos que es fundamental avanzar en la Ley de Emergencia en Violencia de Género con perspectiva popular”, expresó Dina Sánchez, referente del Frente Popular Dario Santillán. 

Mientras en la puerta del Congreso de la Nación, se repartieron alrededor de 4.500 kilos de verduras en un verdurazo convocado por la Unión de Trabajadoras de la Tierra (UTT) y el colectivo Ni Una Menos, en la plaza, un conjunto de agrupaciones se reunía en una asamblea popular y feminista, encabezada por sus principales representantes. Extasiada por la arenga y los abrazos de las compañeras, Jackie Flores, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) afirmó que “si hay algo que tiene el feminismo popular, el que nosotras representamos, es que no acallamos las voces de nuestras compañeras. Nosotras somos unidad y vamos a ir por todos esos derechos que nos merecemos, porque no negociamos ninguno de ellos. Nosotras queremos discutir la riqueza de esta Patria de la que somos parte”.

 

Que se escuche

Mientras cada vez más mujeres y disidencias se acercaban a la plaza, los reclamos se exponían con micrófonos, con carteles y con los propios cuerpos: mejores condiciones laborales y visibilización del trabajo en las barriadas, cupo laboral travesti-trans, reforma judicial feminista, responsabilidad estatal en la lucha contra la violencia machista, racista y colonial, liberación de las presas por abortar y eventos obstétricos y vivienda y tierra para mujeres y colectivo LGBTIQ+. 

Sobre este último punto, Carolina Rodríguez, referente nacional de género de la UTT manifestó que “lo que nosotras queremos es que se visibilice la mujer del campo, que somos nosotras las que producimos, las que trabajamos la tierra”. Su compañera, Rosalía Pellegrini, agregó que realizaban la intervención “para visibilizar quiénes estamos detrás del alimento, quiénes estamos todos los días produciendo comida, mujeres que tenemos un rol fundamental en la Argentina pero que seguimos con un montón de demandas insatisfechas: el 90% de las mujeres que producimos alimentos no somos dueñas de la tierra que trabajamos y ni siquiera somos titulares en los contratos de alquileres”.

Sin dudas, la pandemia -que recrudeció severamente la economía del país- tuvo efectos aún más drásticos para las mujeres y disidencias empobrecidas. “Lo que tiene de bueno el paro es que nos permite ver cómo se relaciona la violencia machista con las violencias económicas”, explicó Lucía Cavallero del colectivo Ni Una Menos, y agregó: “Hay una demanda por mejor trabajo, mejores salarios, por reconocimiento de trabajos no remunerados, confrontando a su vez con el poder de las corporaciones de alimentos, inmobiliarias y financieras. Creemos que la autonomía económica es fundamental para pensar cualquier programa de salida de la violencia”. En este sentido, Jackie Flores narró que, aún a pesar del contexto actual, se autoconvocaron para poder traer sus reivindicaciones a la marcha: “exigimos que nos dejen de llamar ‘plan’. Nosotras necesitamos el reconocimiento económico y, por sobre todas las cosas, ser sujetos de derecho, queremos derechos laborales. No somos la escoria, somos laburantes. Hemos creado una identidad trabajadora que estamos dispuestas a defender”.

Dina Sanchez, durante la Asamblea popular de la UTEP.


Nora Calandra -referente de la rama de Liberadas, liberados y familiares del MTE- expresó que, además, “todo nuestro trabajo durante la pandemia no es reconocido, pero cuando cometemos un delito sí, cuando practicamos un aborto sí, cuando estás muerta sí, ahí [el Estado] te ve”. Desde este sector, un grupo de mujeres trabaja para visibilizar ese universo  que no pueden siquiera hacerse presentes en la congregación: las mujeres presas. “Nosotras nos encontramos con una libertad sin herramientas y siendo invisibles. Estamos peleando para poder entrar a dar capacitaciones reales, para que las mujeres liberadas o con arresto domiciliario sigan incluidas, se les de trabajo, se les de herramientas”, manifestó. 

Así, las voces de estas mujeres, cuya situación es realmente crítica, llega con fuerza a través de sus compañeras en medio de la asamblea popular abierta: “Hay pibas en los municipios que están con prisión domiciliaria y el Municipio no lo sabe, entonces no son parte de entrega de alimento, del camión de salud, del DNI. Nos tienen abandonadas”. 

Un llamado de atención al Estado

Tras cuatro años de la implementación de políticas neoliberales bajo la gestión de Cambiemos y en medio de una pandemia que destrozó las economías domésticas de muchas mujeres y disidencias, el reclamo fundamental es el reconocimiento salarial de todas aquellas personas que suplen al Estado en los lugares a los que éste no llega. “Nosotras no desmerecemos el enorme laburo que se está haciendo desde el gobierno, pero la verdad es que esa ayuda no se siente en el barrio y ahí estamos las organizaciones sociales”, acotó Dina Sánchez. 

En este sentido, y frente al aumento de los números referidos a violencias de género, la labor y el compromiso desde las barriadas ha sido vital. Acerca de los números publicados desde el Observatorio MuMaLa -que confirman 47 femicidios en lo que va del 2021- Lucía Cavallero expresó que “sin las compañeras, las cifras de femicidios sería el doble. Entonces tienen que ganar un salario como corresponde o ser empleadas estatales”. Por su parte, Rosalía Pellegrini agregó que “somos nosotras las que nos estamos defendiendo y trabajando para erradicar la violencia de nuestros territorios rurales. Y la verdad, hay que decirlo, el Estado no está presente. Tenemos un Ministerio de las Mujeres (Géneros y Diversidad) pero todavía no hay un reconocimiento de las promotoras rurales de género. Seguimos luchando solas, a capa y espada, contra los machismos”.

Todas nosotras

Aunque con ciertos temores y con menor cantidad de personas -producto de la pandemia- un nuevo Paro Internacional de las Mujeres Trabajadoras permitió la presencia, en un mismo lugar, del amplio abanico que conforman la diversidad dentro los feminismos, que allí se unió para -de una forma u otra- visibilizar la deuda que se tiene con las mujeres y disidencias y manifestar que son parte fundamental de la solución.   

En este sentido, la referente de la UTT, Rosalía Pellegrini, explicó que “tenemos soluciones, tenemos alternativas y proyectos que ya estamos generando las mujeres agricultoras con respecto a la agroecología, con respecto a cómo buscarle la vuelta a la producción de alimento sano, verdadero, campesino. Sin embargo, a la hora de resolver la crisis alimentaria, el gobierno sigue favoreciendo como interlocutores a los empresarios del campo. En las mesas de negociación nunca nos ves sentadas a nosotras, a las pequeñas productoras”, sostuvo Pellegrini.

“Nosotras las mujeres no queremos voceros ni estar a los codazos porque son lugares que nos pertenecen. Queremos estar en esa mesa donde se discute realmente, donde se toman las decisiones” afirmó Sánchez, del Dario Santillán, y concluyó: “Lo que nos deja el gobierno de [Mauricio] Macri es una deuda que nos golpea directamente a las mujeres pero también nos deja una gran unidad que pudimos construir. Queremos que reconozcan que si queremos reconstruir la Argentina las mujeres, las trans, las travestis tenemos que estar ahí, porque no es sólo un discurso, somos quienes la padecemos de verdad”. 

La vacuna libera

La vacuna libera

La Provincia de Buenos Aires comenzó la vacunación para adultos mayores de 70 años el 17 de febrero último. Todos aquellos que se hayan registrado previamente en la web o en la app Buenos Aires Vacunate ya recibieron o están recibiendo las primeras dosis que los inmunizará contra el Covid-19. Se arrancó por 20 municipios bonaerenses y, rápidamente, se extendió a toda la jurisdicción.

Según el último comunicado del Gobierno de la Provincia, encabezado por Axel Kiciloff, para esta nueva fase del Plan Buenos Aires Vacunate se  suministran las nuevas dosis de la vacuna Covishield, que se fabrican en India con tecnología del laboratorio AstraZeneca y de la Universidad de Oxford. Además se sumaron 11 Unidades de Pronta Atención (UPA) y 13 universidades que funcionan como centros de vacunación masivos. También se pusieron en marcha postas de vacunación en estadios de fútbol, hipódromos y museos. Por primera vez, los hospitales provinciales a través de las UPA vacunan adultos ya que, antes solo estaban reservados a la vacunación del personal de salud. 

“La pandemia parece una pesadilla”, expresa Elvira Soria, de 76 años.

Uno de los nuevos centros de vacunación para adultos mayores es el UPA N°5 Meléndez de Longchamps, donde el personal de salud y sus coordinadores abrieron las puertas para recibir a todos aquellos que ya tenían un turno asignado. Entre quienes se acercaron a la jornada de vacunación se encontraba Elvira Soria de 76 años. Sentada en la carpa posvacunación –el espacio dispuesto para mantener a las personas durante 20 minutos en observación, ante posibles efectos adversos- esperaba  su ansiada libreta sanitaria. La mujer asegura haber tenido muchas enfermedades a lo largo de su vida, pero que esta situación de pandemia le fue impensada: “Esto parece una pesadilla”, expresa. No obstante, asegura haber estado muy tranquila todo este tiempo de cuarentena: “No sentí miedo porque ya viví mucho”.

En otra silla se encuentra Marcelo Infante, de 71 años, llegó desde el barrio de San José, Almirante Brown. Entre charla y risas cuenta: “Ahora que estoy vacunado voy a salir a jugar a la quiniela. No, en realidad haré lo normal, me voy a seguir cuidando porque quiero ver crecer a mis nietos. El mayor tiene 11 años y los otros dos, ocho. Mi satisfacción es poder ayudar a mi hija cuando  se va a trabajar. Yo los cuido, esa es la función de los abuelos, también malcriar a los nietos”.  A Marcelo le gusta salir, se dice “inquieto” por eso cuenta que a pesar de ser el mayor de su casa, fue el encargado de salir a hacer las compras y además no quería que a su hija y a sus nietos les pasara nada. Si bien tuvo familiares cercanos infectados con el coronavirus, ninguno pasó por terapia intensiva. A pesar de que toda esta situación lo sorprendió, sugirió nunca haber sentido miedo: “Yo pasé por muchas cosas, como el conflicto en de Beagle en 1978 -cuando se movilizaron las tropas argentinas a la frontera con Chile- y Malvinas. Nunca sentí miedo”.  Además, expresa que, como muchos adultos mayores, su hija fue quien lo anotó y expresa «la vacuna es una ayuda para progresar como país. Felicito a todos los que trabajan”.

“Ahora que estoy vacunado me voy a seguir cuidando porque quiero ver crecer a mis nietos», dice Marcelo Segundo Infante..

¡Qué calor!, exclama Petrona Rosa Ortiz mientras mueve su abanico tratando de aliviar la pesada jornada  de vacunación debido a las altas temperaturas del medio día y la espera en la carpa. Del barrio de Longchamps. Petrona tiene 76 años y llegó acompañada por su esposo Julio Cesar González, “el emperador” como le dice ella, quien fue su leal compañero en estos meses, además de su hijo, con quien también convive. Para Petrona la vacuna es sinónimo de salvación y tiene la esperanza de que la humanidad vuelva a la vida normal, aunque falte mucho. “No significa que porque me he vacunado hoy ya me libero de todo”, advierte y asegura: “Me seguiré cuidando exactamente igual y después de la segunda dosis también”. Si bien en los últimos días circularon por  distintos medios de comunicación rumores contra la vacuna rusa Sputnik V, a Petrona no le importan, e incluso bromea: «Hasta ahora no sentí nada. Confío totalmente en ella, lástima que me tocó la china, yo quería la rusa”. Si bien  su hijo fue quien la anotó, cuando la sobrina les informó sobre la pre inscripción, Petrona no se quedó quieta y empezó a difundir y compartir la página a toda su familia y amigas para que también se anotaran. “Maravillada” fue la palabra que utilizó en cuanto habló de la organización de la vacunación en la provincia. Mails, llamados telefónicos y ahora a partir de este mes se suman los mensajes de Whatsapp para la confirmación de turnos a los teléfonos móviles de las personas inscriptas que hubieran solicitado recibir información por este medio. Por otro lado, en estos largos meses de aislamiento, como muchas familias argentinas, también le tocó perder seres muy queridos a  causa del Covid-19: “Falleció una amiga mía diabética y eso fue dolorosísimo para mí, al igual que mi doctor de toda la vida. No entendía por qué pasó todo esto. Te tiene que tocar de cerca para darte cuenta que esto no es un juego, es peligroso. Entre todos hay que cuidarnos. Deseo que la vacunación sea más rápida. Toda mi familia está ansiosa por vacunarse”. A la fecha, son 52.453 los fallecidos por coronavirus en nuestro país y más de dos millones los contagiados.

“ Ahora que estoy vacunada vamos a ver si nos juntamos después de un año adentro”, dice Ester Riquelme, de 92 años.

Por la rampa se la ve bajar a Ester Riquelme, de 92 años quien, a pesar de tener dificultades propias de la edad, se acercó a la UPA acompañada de su hijo Guillermo y su nuera. “Toda la familia estaba al tanto de la vacunación de mi mamá. Deseábamos que llegara este día”, expresa con felicidad su hijo. Salir a vacunarse fue el primer paseo de Ester después de casi un año de aislamiento. “Todo el año estuve encerrada, no salí para nada. Me acostumbré a estar así, pero antes salía, hacía mis mandados, ahora nada. No pudimos ir de vacaciones”, lamenta y recuerda sus veranos pre pandémicos: “Todos los años nos íbamos, la llevaba conmigo», afirma Guillermo quien además asegura que al único lugar al que salió su madre fue al patio de la casa familiar. Desde su silla de ruedas, Ester agrega: “Para mí es todo distinto hoy, después de un año adentro. No me imaginaba esto, pero no tuve miedo, estuve tranquila. Tengo cinco hijos, sólo vivo con uno. Se extraña a todos los demás. Ahora que estoy vacunada vamos a ver si nos juntamos un poquito”.  A Guillermo se le caen las lágrimas mientras describe los duros momentos de incertidumbre, que el último año trajo, “como hijo estaba desesperado que llegue este día, que se vacune y nosotros también poder vacunarnos. Nos anotamos toda la familia a través de la aplicación. La alegría que sentimos al saber que le tocó a mi mamá, es enorme”. Guillermo además cuenta que tiene un hijo en edad escolar y la vacuna era algo necesario, una especie de pequeña dosis de tranquilidad en estos tiempos revueltos. «Todo el 2020 vivimos mal. Tenemos que seguir concientizados y cuidándonos a full para ayudarnos entre todos y para ayudar al personal de salud, porque ellos exponen su vida todos los días para cuidarnos a nosotros, pero nosotros tenemos que cuidarlos a ellos también. Hay que cuidarnos mucho para poder salir más rápido de esto sino vamos a tardar mucho más” además, resaltó la amabilidad de todo el personal de la Unidad Melendez, quienes estuvieron acompañando a la familia en todo el proceso vacunatorio.

«Se extraña mucho a la familia, a los nietos», confiesa Juan Ernesto Medina. 

Juan Ernesto Medina tiene 76 años y es de Burzaco. También se acercó a Longchamps para recibir su primera dosis, y a pesar de haberse anotado hace tan solo veinte días, asegura que todo el proceso de confirmación de turnos fue muy rápido. Se describe creyente y por eso cree que su turno fue un regalo de Dios. Juan cuenta que no ve a su hija desde el año pasado, cuando se juntaron por última vez para celebrar las fiestas: “Ella vive en Tres Arroyos y fuimos a pasar las fiestas allá y desde ese día no pudimos volver a encontrarnos. Se extraña mucho a la familia, a los nietos, sobre todo. Tengo otra hija que vive conmigo, pero por las chicas traté de hacerlo todo yo. No quería que les pasara nada, sobre todo a los chicos, mis otros nietos que vienen conmigo”. Además, confiesa: “Siempre fui sano y soy católico. Siempre voy a misa todos los domingos. Eso no quiere decir que no me vaya a pasar nada, pero creo mucho y nunca me pasó nada malo. Sé que la vacuna no me va a curar así que pienso seguir cuidándome con alcohol y con barbijo”.

Por otro lado, en estos últimos días, la provincia recibió 186.400 dosis de la  vacuna Sinopharm fabricada en China. Esto permite que sume a la vacunación a los docentes y los adultos menores de 60 años con enfermedades preexistentes. Por el momento, la vacuna Sinopharm  no se puede aplicar a mayores de 60 años, ya que aún se están terminando los estudios clínicos hacia esas edades, según explicó el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan. Esto permite que el plan de vacunación puesto en marcha en la provincia de Buenos Aires, en sus distintas fases, avance en tiempo y forma. En total, el Ministerio de Salud bonaerense informó que ya se aplicaron 522.610 vacunas contra el COVID-19 en la provincia de Buenos Aires en sus distintas fases: 409.423 de la primera dosis y 113.187 de la segunda.

Operativo de vacunación de adultos mayores contra el COVID en la UPA de Longchamps, partido de Almirante Brown. 

A diferencia de la provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires comenzó la vacunación para adultos mayores de 80 años, el 22 de febrero último, sin pre inscripción. Durante la primera jornada, la web que habilitaba el sistema de turnos y la línea 147 estuvieron colapsadas por varias horas debido a la alta demanda de ingresos simultáneos. En esa primera inscripción, se registraron 40 mil adultos mayores de 80 años para poder darse la primera dosis de la vacuna. Hilda tiene 85 años y se acercó al predio de La Rural para recibir su primera dosis. Acompañada de un joven -ambos entusiasmados- cuentan que, como la mayoría, tuvieron muchos inconvenientes a la hora de solicitar un turno previo. “Nos anotamos el primer día y estaba todo saturado”. Su acompañante asegura que la página estuvo caída durante gran parte del día: “Con paciencia logramos sacarlo”, agrega. Por su parte, Hilda, asegura que la pandemia la chocó y le resultó muy triste. “Hoy estoy muy feliz porque ya hice algo contra eso”. Sobre su tiempo en aislamiento afirma que tiene una familia maravillosa que iba  a visitarla desde la puerta: “Hemos encontrado la manera para saber de ellos y ellos de verme a mí. Me quieren mucho y yo los adoro. Me sentí acompañada desde el amor y el cariño”. A partir de la segunda dosis espera poder retomar algunas actividades. Le gustaría estudiar francés otra vez.

Como en el resto del país, la primera etapa de vacunación en Ciudad Autónoma de Buenos Aires comenzó en diciembre con el personal de salud de primera línea. Según datos publicados por el gobierno de la Ciudad, agrupa un total de 24.208 personas con primera y segunda dosis aplicada de la vacuna Sputnik-V. Poco se sabía sobre el plan de vacunación al resto de la población hasta que el 16 de febrero la Ciudad recibió nuevamente un desembarque de vacunas Sputnik-V y anunció la vacunación a adultos mayores de 80 años. 

Hasta el momento, en la Ciudad de Buenos Aires, 140 mil personas han recibido, al menos, la primera dosis de la vacuna.  Aunque por el momento sólo están siendo vacunados personal de salud y adultos mayores de 80 años. Moisés, que asegura tener “más o menos 95 años, comenta a que la página estuvo caída durante siete horas hasta que logró conseguir un turno. “El sistema anda mal, lo que anda bien son los seres humanos. La organización un 10. Tratan bien a la gente. El ejército da una mano con la movilidad y pinchan bien”. Asegura que la vacuna para él es fundamental porque es lo que nos va a salvar de la pandemia que nos está manteniendo presos. El aislamiento le resultó difícil porque vive solo, pero asegura nunca haber sentido miedo y que está contento con la aplicación de la primera dosis, y cuando llegue en su momento, la segunda. “Supongo que nos va a permitir tener un poco más de libertad. Yo voy a un centro de adultos mayores, me gustaría volver a ir. Ahí se realizan muchas actividades no solamente físicas, sino intelectuales. Para mí eso es muy importante”. 

“El sistema (informático) anda mal, lo que anda bien son los seres humanos. Tratan bien a la gente», dice Moisés.

En Ciudad de Buenos Aires hay 29 centros de vacunación públicos y 7 correspondientes a seguridad social y privados. Los protocolos de vacunación, son similares a los de provincia. Una vez aplicada la dosis, se debe permanecer en el lugar durante 30 minutos para observación y luego se accede al certificado para poder salir del Centro con los papeles necesarios. Si un adulto mayor tiene problemas de movilidad puede empadronarse para solicitar la vacunación a domicilio. Helida tiene 84 años y se dirigió a la entrada de Av. Santa Fe del predio de La Rural para recibir la primera dosis de la vacuna. Por su parte, intentó acceder desde las 14 al empadronamiento para poder conseguir un turno. El aislamiento de los últimos meses los describe como bastante malos: “si bien nos podíamos comunicar por internet o teléfono con mis nietos, no nos podíamos mover de casa y para una persona que está acostumbrada a ir de aquí para allá es bastante difícil. Sobre todo, por la edad. Asegura no haber sentido miedo. “Uno se tiene que adaptar”, fue su respuesta inmediata. 

José Luis tiene 87 años, aunque asegura aparentar menos, y está satisfecho con la manera en que lo han atendido. “Nos han atendido con aptitud, eficiencia, esmero y cariño. Estoy muy satisfecho”. Como en los anteriores testimonios, tardó en sacar el turno, pero insistió. Sobre la pandemia, nunca se imaginó que podía pasar algo como lo que estamos atravesando. Por su parte, asegura que la vacuna significa tranquilidad y un paso muy importante para evitar la enfermedad. Sostiene no haber cambiado mucho su ritmo de vida porque previo a la pandemia no salía demasiado. Toma todas las precauciones cuando sale de su casa con el uso de barbijo y alcohol en gel. No concurre a lugares cerrados o que tengan gran cantidad de personas: “Miedo no tengo, precaución sí”. A partir de una segunda dosis le gustaría concurrir a un club al que iba seguido y además, volver a encontrarse con amigos y familiares. 

“Hoy es la primera vez que tomo colectivo después de un año”, subraya Nidia que se vacunó junto a Edgardo. 

Al igual que José Luis, Nidia y Edgardo se anotaron por la página web. Recién a partir de las 21 lograron conseguir un turno. Y así se dirigieron ambos, junto con su hija, a la entrada de Av. Santa Fe 4363 de La Rural. Aseguran que únicamente se movilizan por su barrio, no hacen o concurren a reuniones, y si se encuentran con su hija lo hacen en un espacio al aire libre: “Vamos a la terraza directamente”, agrega Nidia. El 3 de marzo de 2020 volvieron de vacaciones y no salieron más a partir de esa fecha. Edgardo, además, cuenta que desde agosto del año pasado hacen gimnasia juntos dos veces por semana por videollamada. “Los últimos meses fueron tranquilos. Uno ya tiene cierta edad entonces no tiene que salir a trabajar, fue bastante dulce. No sentimos miedo. Nos hemos cuidado”. Una vez recibida la segunda dosis les gustaría volver a salir a la calle tranquilos y viajar en colectivo. “Hoy es la primera vez que tomo colectivo después de un año”, agrega Nidia. Anhelan volver a la rutina. Nada más. 

Según cifras publicadas por el gobierno de la Ciudad, se estima que 459 mil adultos mayores de 70 viven en Ciudad de Buenos Aires y 16.542 adultos mayores viven en 498 residencias de la tercera edad. Debido a la alta demanda de turnos, y a la falta de vacunas disponibles, se habilitó un sistema de empadronamiento, en donde quienes no consiguieron turno en estas primeras etapas queden enlistados para poder otorgarles un turno cuando lleguen nuevos cargamentos de vacunas. En el caso de Nieves, fue a vacunarse con una de sus hijas. Prefirió no decir su edad porque no quiere que su novio se entere cuantos años tiene. Al momento de la vacunación asegura que la organización fue muy buena y resaltó el trabajo del personal de salud: “el personal me contuvo mucho porque me emocioné y me puse a llorar. Me contuvieron muy bien, con mucha ternura y dedicación. Para mí es una fiesta”. Nieves describe a la vacuna como la salvación para poder librarse del virus y describe la situación actual como una película de terror. “Es un año que estuvo en la nebulosa, para mí no existió”. Sobre su experiencia en aislamiento, por su parte, afirma haberla pasado bien. Tiene una familia que la contiene y dos hijas y nietos que la acompañaron. Hace distintos cursos de memoria, comedia musical y teatro. Asegura nunca haber tenido miedo al virus y con la segunda dosis espera poder retomar todas sus actividades. Lo que más le gustaría es volver a viajar. 

“Que me internaran y morir sola, ese era mi tema”, revela Susana, de 82 años, que se vacunó junto a Carlos la Rural. 

A Susana de 82 y Ricardo de 84 los llevó su nieto. Para Susana la vacuna significa ver a su familia, a quienes no ve desde hace un año o a la distancia. Además, cuenta que no quería separarse de su marido: “Que me internaran y morir sola, ese era mi tema”. Ricardo agrega que son situaciones muy difíciles en donde la soledad es un factor determinante: “que muera gente sin que le puedan sostener la mano. Eso es terrible, lo peor de todo”. Sobre el aislamiento Susana cuenta que la pasaron solos en su departamento con la tele y la computadora. Tienen una hija que vive en el mismo edificio y eso los ayudó mucho. “La veíamos desde la puerta del ascensor desde lejos, nunca pudo entrar. Tampoco pudimos comer juntos o festejar algún cumpleaños, absolutamente nada”. Ambos afirman haber tenido miedo, Ricardo cuenta que todos los días esperaba sentir los síntomas del virus. A partir de la segunda dosis les gustaría poder reunirse con su familia. “Tener a la familia sentada en la mesa”, expresa Susana esperanzada. A Ricardo le gustaría ver a sus nietos.

Al momento, Argentina cuenta con tres tipos de vacunas. La Sputnik-v -de origen ruso- cuenta con dos dosis que deberán aplicarse con 21 días de intervalo mínimo entre cada inyección, Astrazeneca (Covishield) -de origen indio y producida en colaboración con Oxford/AstraZeneca- cuenta con dos dosis idénticas que deberán aplicarse con un intervalo de 10-12 semanas y Sinopharm -con una solución de inyección intramuscular- cuenta de dos dosis con un intervalo de 21 a 28 días entre cada una. A diferencia de las anteriores, la vacuna de Sinopharm se recomienda para personas de 18 y 59 años.

Si la Justicia es machista, que la reforma sea feminista

Si la Justicia es machista, que la reforma sea feminista

A menos de una semana de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, la celebración por las históricas luchas por los derechos de las mujeres terminará en un Paro Internacional Feminista. Mientras tanto, la justicia de la localidad de Malvinas Argentinas, en Córdoba, investiga si Kateherine Saavedra fue atropellada con un auto por su pareja el pasado domingo 28 de marzo. De confirmarse este hecho, la joven de 22 años sería otra víctima de un “noviazgo violento”.

 Durante este año, según el informe publicado por el Observatorio Lucía Pérez, se denunciaron 59 femicidios. Los casos de Úrsula Bahillo y Guadalupe Curual ponen en evidencia un patrón: mujeres que denuncian violencia de género y falta de respuesta del Estado y sus instituciones. Según el Observatorio mencionado, en 15 de los femicidios cometidos entre enero y febrero, las víctimas habían denunciado previamente a su agresor.

A seis años del primer “Ni Una Menos”

“Casos como el de Úrsula o Guadalupe resultan un punto de inflexión por sus características.  Son mujeres que toman conciencia de la violencia y hacen lo que se le reclama a la víctima, que es denunciar. Independientemente de los números estadísticos, lo que supone un agravamiento es que los mecanismos institucionales no funcionan y subestiman la situación de riesgo y peligro en que están las víctimas”, afirma Paula Rodriguez, periodista, escritora y autora del libro  Ni una Menos. 

Los femicidios de Úrsula y de Guadalupe pusieron en debate público, social y mediático el rol del Poder Judicial, con foco en los magistrados, fiscales e instituciones que deben tratar las violencias por cuestiones de género. 

“Estamos viendo un patrón que se repite. Las mujeres hacen las denuncias, piden protección y las instituciones no responden como deberían.  Desde 2015 hasta acá hay un cambio en la sociedad, no son las mismas historias que aparecen en el “Ni una Menos”, porque hay una conciencia del peligro e identificación de las violencias, que lleva a las víctimas a no quedarse pasivas. Lo que no hay es un acompañamiento ni reacción institucional ni comunitaria”, agrega Rodriguez.

Patricia Nasutti, mamá de Úrsula Bahillo frente a Tribunales.

 La agenda del gobierno y la del periodismo feminista por momentos coincide pero reclama más acciones concretas y políticas activas. La Ley Micaela sancionada en enero de 2019, que obliga a los funcionarios de los tres poderes y organismos públicos a capacitarse es sólo un punto de partida que no encuentra aún correlato en la práctica. 

El presidente Alberto Fernández insistió este 1 de marzo, durante la apertura de sesiones ordinarias, en continuar con la agenda por los derechos de las mujeres. Sostuvo que la batalla contra la violencia de género debe ser tomada como política de Estado. Asimismo, apuntó al rol desempeñado por el Poder Judicial para señalar la cultura patriarcal consolidada en sus funcionarios. “Se consuman sin que muchos jueces y fiscales hagan lo necesario para impedirlos”, sentenció.  

Este jueves la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner aprovechó su declaración por la causa “Dólar Futuro” para insistir en el tema: “que se despabilen los argentinos de una buena vez por todas. El Poder Judicial incide todos los días en la vida de los argentinos, en las mujeres que masacran en femicidios espantosos cuando ustedes, como jueces y fiscales, se quedan sentados y no pasa nada, y no hacen nada”.

Rodríguez asegura que aún “no hay un trabajo en cambiarle la cabeza a la Justicia ni una mirada puesta en las víctimas. De todas maneras [la respuesta] no sólo se agota en lo judicial o punitivo, hay una serie de apoyos que deberían existir para que no se llegue a estos niveles de riesgo. La obligación de los Estados es evitar la repetición de los hechos de violencia, no solamente dar una respuesta punitiva o de vigilancia como las tobilleras electrónicas”.

Por su parte, la periodista Claudia Acuña integrante del Observatorio de Femicidios Lucía Pérez y de la Cooperativa lavaca, entiende que “Todo femicidio es evitable. Con una política activa y con los elementos que se pueden detectar a partir de la información que disponemos, podemos de alguna manera establecer muchas políticas y formas de evitarlos”.

3 de junio de 2015. Primer Ni una menos frente al Congreso de la Nación. 

“El Estado puede disponer de la red que está creciendo gracias a las mujeres que trabajan en organizaciones sociales, en sindicatos, en movimientos sociales, en cooperativas, en territorios, en comedores. Todo eso es un ejército que con capacitación y un sueldo podría estar dando batalla a las violencias, acompañando a esas mujeres y atendiendo esas situaciones, cosa que no puede hacerse a partir de una oficina  o una línea de teléfono”, propone Acuña.

“Este año hubo 15 mujeres que hicieron denuncias previas y que terminaron muertas. Ahí está el primer grito que nosotras escuchamos de reclamo en cada barrio y en cada ciudad del país, eso es lo que nos están diciendo esas cifras, no son cifras, son pedidos concretos de alarma que suenan y que nos están diciendo que algo está fallando en el enfoque general y que no es un tema de este gobierno, de aquel funcionario o aquella ministra, sino que es un tema sistémico”, agrega la periodista.

Empoderar a las mujeres

A diferencia de la gestión anterior, el gobierno de Alberto Fernández avanzó en la creación de un Ministerio de Mujeres y Diversidades, a cargo de Elizabeth Gómez Alcorta, a través del cual se implementan el Programa Acompañar y el Programa Potenciar Trabajo, este último en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Sin embargo, las medidas resultan insuficientes y no conforman un plan integral contra la violencia de género.

El aumento en el número de casos recogidos este 2021 muestra que la paridad de género en los cargos electivos, entre otros derechos conseguidos por las luchas feministas no tienen un correlato con la deconstrucción de una sociedad machista que exige celeridad en la justicia y un trato no discriminatorio.

 

“El Estado argentino  anunció dos veces un Plan Integral contra la Violencia, la construcción de refugios y la unificación del registro de denuncias, inclusive hay un decreto que lo establece así. Y si bien, obviamente, creo que hay otra voluntad por cumplir con esta medida, también es cierto que son insuficientes. Construir refugios lleva años y necesitamos una solución ahora. Catorce refugios no dan una solución integral a este problema”, explica Acuña. 

Asimismo, remarca la necesidad de una alianza entre el Estado y las organizaciones sociales, entendiendo que esa red es la que va a garantizar poder llegar en tiempo y forma a los territorios y “eso significa también empoderar a las mujeres”, agrega. 

“El Estado tiene que abrir las orejas y los bolsillos, dar recursos y dar escucha. Escuchar que se pide especialmente por aquellas personas que sufrieron, porque son las que más conocen dónde está el sistema y dónde está hoy la clave para poder corregir las respuestas del sistema y después bajar los recursos”, completa Acuña.

Desde la primera marcha de “Ni una Menos” al 2021 hubo un cambio en la sociedad. Las mujeres ya no son pasivas ante la violencia machista y utilizan los recursos y herramientas disponibles para intentar contrarrestarla. El Estado y la Justicia parecen no estar a la altura de las circunstancias. Pensar una reforma política integral con perspectiva de género de estas instituciones es urgente.  

Los tiempos largos de la política y de la justicia no alcanzan. El caso número 60 de Katherine Saavedra confirma que las estructuras patriarcales anidadas en el poder son el principal problema.

Quieren ahogar a la Isla de La Paternal

Quieren ahogar a la Isla de La Paternal

Con tan solo seis metros cuadrados por habitante, Buenos Aires se presenta entre las ciudades con menor cantidad de espacios verdes en América Latina. Entre los pocos pulmones de aire existentes encontramos, en primer lugar, a los bosques de Palermo, seguido por el parque de la Isla de la Paternal, hoy en riesgo de desaparecer debido a un proyecto de edificación impulsado desde 2018 por la Legislatura porteña, gracias a la mayoría de que tiene en ese cuerpo la gestión encabezada por Horacio Rodríguez Larreta.

La empresa constructora SADIA es quien tiene adjudicada la obra que ocupará cuatro parcelas del actual parque, ex albergue Warnes, un monumental edificio jamás concluido que se levantó en 1951 y se demolió en 1991, ubicado entre las Avenidas Chorroarín, Warnes y Constituyentes. Allí iba erigirse el hospital de niños más grande de Latinoamérica, proyecto abandonado por la autodenominada Revolución Libertadora que derrocó a Juan Domingo Perón.

En su web, la constructora SADIA ya anuncia el proyecto “Puertas de Agronomía” y que, durante la cuarentena, se encargó de realizar los mantenimientos pertinentes de los terrenos. Todo hace pensar que la edificación se hará realidad en el corto plazo.

La La legislatura porteña votó una rezonificación de La Paternal para que se pueda llevar a cabo el proyecto inmobiliario.

Ante la inminente construcción de lo que serán once torres de 17 pisos cada una, los vecinos de La Paternal se asociaron con los de siete barrios lindantes, entre los que están Caballito, Chacarita y Colegiales y con grupos defensores del medio ambiente (como “Jóvenes por el Río”y “Agrono para todes”) que vienen disputando problemas similares. Entre todos organizaron el sábado 27 de febrero, en el mismo predio, el festival “Si al parque, no a las torres”. En este evento se buscó, por medio de actividades para todas las edades, talleres, asambleas, espacios audiovisuales, plantación de especies nativas, murales, murgas y una performance lumínica a modo de cierre, concientizar y sobre todo plasmar el hito de “la unión hace la fuerza”, visibilizando el rechazo al proyecto inmobiliario. La agrupación de “Parque Chacabuco no a las Torres” también se hizo presente.

La idea se gestó desde finales del año pasado, con el objetivo de mostrar otras formas de ciudadanía activa. La difusión del evento se realizó mayormente a través de redes sociales. Los distintos grupos organizadores aunaron hashtags, como #SiAlParqueNoALasTorres para invitar a sus seguidores al festival. Otro medio de difusión fue el boca en boca entre vecinos, ya que no obtuvieron visibilidad alguna de otro medio de comunicación masiva debido al blindaje que mantiene la gestión de Rodríguez Larreta en diarios y emisoras radiales y televisivas.

Daniel Constantini es vecino de La Paternal y uno de los organizadores del Festival. Afirma que la construcción de los edificios arruinaría el poco espacio que le quede al parque. Se retrotrae al momento en que se adquirieron los terrenos del ex albergue y explica que estando Fernando De la Rúa al frente del Gobierno de la Ciudad, se realizó la comercialización de este espacio y quien lo compró puso como condición que se permitiese la construcción en altura. Así, se modificó el reglamento de zonificación en el cual se establecían máximos de hasta 3 pisos en todo el barrio, para habilitar edificaciones de hasta 48,5 metros de altura. En 2006 inició el proyecto de construcción y en ese momento los vecinos, mediante un amparo, lograron frenarlo. Con el actual gobierno porteño, la privatización de estos espacios verdes se facilitó inmediatamente.

Constantini hace hincapié en la constante integración vecinal y en las consecuencias que la masiva edificación podría acarrear: “Nosotros nos movilizamos. Hicimos varios eventos contra este proyecto, porque entendemos que, además de destruir el parque, rompen con la idiosincrasia del barrio, que es de casas bajas. Además, triplicaría la cantidad de vecinos, el tránsito, los servicios. Esta es una ruta de migración de aves que se interrumpiría con las torres y esas aves se extinguirían.”

Entre otras acciones, los vecinos juntan firmas para impedir la realización del megaproyecto inmobiliario.

Durante el festival se hizo evidente el amor de la comunidad por la naturaleza. Se organizó un gacebo en donde los vecinos ofrecían plantines autóctonos a modo de obsequio. Además, se realizó una masiva plantación de especies como el Ceibo, que es la flor nacional.

Verónica Verdier es parte del colectivo “No a las torres en la Isla de La Paternal”. Cuestiona la injusta regulación sobre las parcelas en las que se quieren construir las torres y que fue validada por la Legislatura. Como contrapartida, los vecinos presentaron un proyecto de ley en ese cuerpo en el que proponían menor cantidad de construcción en cemento y menos altura. “Nosotros presentamos nuestro propio proyecto aceptando que las parcelas son privadas, pero pidiendo que se adapte a todo el barrio, incluyendo que la parte norte se traslade a los espacios en el sur para que esté todo sobre la calle Zavala y que la parcela que da al Ferrocarril Urquiza quede libre, que no de sombra al parque y que no frene los vientos que vienen del crematorio de la Chacarita (n de la r: así no se estanca el aire en ese lugar). Ese proyecto quedó cajoneado, seguimos insistiendo. Poner estas torres acá es clavarle una estaca al corazón de la ciudad, que son los parques.”

Graciela Magan es vecina de Colegiales y también mentora del festival, a partir de observar que en cada barrio se mimetizaban las problemáticas y que al unirse podrían enfrentar con mayor fuerza la defensa de espacios públicos. “Pensamos seguir sumando vecinos que estemos en una misma lucha, porque las mecánicas que están implementando en la ciudad apuntan siempre a lo mismo: hacer de lo público privado y nos están dejando sin nada. Una vez que construyen no hay vuelta atrás”, asegura.

Tanto la proyección de audiovisuales como el cierre del evento denominado “Abrazo lumínico” se transmitieron también por redes sociales y estuvieron a cargo de Fluxlian, un colectivo de investigación lumínica que ya tiene experiencia en este tipo de activismo. Se destacó el novedoso espectáculo final junto a la amplia aceptación e integración de parte de los vecinos.

Estos mismos vecinos presencian una historia que nunca acaba. Desde el hospital que nunca fue, pasando por un albergue para gente sin hogar, hasta el parque que los reúne y al que defienden. Continúan esperando una respuesta. En sus actitudes se ve un accionar de unión y lealtad, bajo un pedido tan simple como silenciado.

Qué pasó con los derechos humanos en la pandemia

Qué pasó con los derechos humanos en la pandemia

POST, el nuevo libro presentado por el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), presenta un recorrido sobre lo que el año 2020 hizo con nosotros. Desde una perspectiva de derechos humanos, POST invita a repensar las problemáticas que se vieron incrementadas por la pandemia.

Marcela Perelman, directora del Área de Investigación y co-editora junto a Ximena Tordini del libro, explica que para el armado se dio un proceso de intercambio en discusiones plenarias de manera virtual sobre problemáticas que estaban observando en pandemia. Siempre manteniendo como eje el cruce de pandemia y derechos humanos. Algunos capítulos tienen una mayor carga de coyuntura que otros, en este sentido Perelman resalta que “de la relación con otros grupos y organizaciones con las que estábamos trabajando para intervenir en esta coyuntura fueron apareciendo temas, que también cruzan distintas de nuestras agendas temáticas. (La ocupación de) Guernica, por ejemplo, es un capítulo sobre un acontecimiento, pero pone en relación cuestiones de hábitat, de represión, de intervención judicial y criminalización. En torno de un acontecimiento se pueden desplegar diferentes perspectivas de derechos humanos”. 

La problemática de la vivienda o de la situación habitacional es un eje bastante recurrente a lo largo de distintos capítulos. De lo sucedido en Guernica a los problemas para pagar un alquiler en la zona de Almagro, a la situación habitacional que afectaron a las personas trans, travestis y no binaries; sumándose también los temas de alimentación y empleo que afectan, desde varios ejes, a distintos sectores. “Para nosotros era importante mostrar que algunas problemáticas cuya manifestación más aguda se ve en una situación extrema como la de Guernica no están desconectadas de la situación de otro segmento o sectores sociales. El mercado inmobiliario es uno y cuando analizas los problemas del mercado inmobiliario de sectores medios eso hace que vaya encadenando problemáticas que se observan con mayor crudeza en migrantes, personas trans o personas que alquilan informalmente”, aclara Perelman. 

Siguiendo con alimentos, y según se plantea en el capítulo “Nuevo acuerdo popular entre el campo y la ciudad” se expresa que “el eje se corrió de la capacidad de acceso individual a los alimentos a la capacidad estatal y social de garantizarlos». Marcela Perelman explica que, por un lado, hay dificultad para proveer alimentos a la población en este contexto pandémico pero, por otra parte, esas dificultades que derivan de un modelo alimentario concentrado y monopólico pueden observar algunos cambios, quizás hasta de manera positiva. Como lo fue la organización y la dinamización de la agricultura, como se desarrolla en uno de los apartados del capítulo, en la pandemia. “Tanto alimentos como hábitat muestran situaciones que se manifiestan en su forma más cruda para los sectores más empobrecidos pero que son problemáticas muy amplias y extendidas en la sociedad”, agrega. 

El libro abarca también temas de salud mental y la dimensión judicial. El acceso a la justicia, no en su totalidad pero en parte, es en lo que en el texto llaman “la máquina rota”. Se trata de zonas del Estado, que no solamente por el contexto de pandemia, sino por sus características generales, no pudieron responder o hacer frente a un año de confinamiento. “En la introducción del texto, titulado ¿Y ahora qué pasa?, como también en la comunicación del libro, hay una frase que dice, al mismo tiempo que se extendían algunos brazos de protección del Estado, otros funcionaban a media máquina o trabados con efectos contrarios a la defensa de derechos humanos”, explica. 

Otro tema Interesante en POST es el análisis sobre la situación de encierro para la población en manicomios. Mientras que para muchos el aislamiento propuesto para hacerle frente a la pandemia fue toda una novedad, para esta población es algo habitual. Perelman cuenta que Tres puntos para cambiar la política de salud mental es un capítulo en donde se muestra una problemática más crónica. Si bien se destaca que durante la pandemia se agravó la situación de aislamiento y que a la restricción ambulatoria con la que viven se le sumaron mayores restricciones debido a la prohibición de visitas o la circulación interna en hospitales monovalentes, hay cuestiones que son de orden económico y social. “Hay personas que tienen una internación de muy largo plazo que finalmente no pueden salir de esa internación por no poder resolver su situación económica y habitacional, no necesariamente por una necesidad clínica psiquiátrica” y advierte “se necesitan políticas públicas específicas para ese sector, no puede ser que la población permanezca de forma crónica en hospitales monovalentes porque no pueden resolver la vivienda y entonces permanecen como si tuvieran una necesidad psiquiátrica que además se la va generando”.  

La editora del libro comenta que hay algunos hilos que atraviesan los capítulos que tienen que ver con una precariedad social y económica cruzados por nuevas formas de vulneración de derechos particulares. “No es lo mismo lo que le pasa a una mujer internada en un psiquiátrico que lo que le pasa a una mujer trans que no le quieren alquilar la vivienda. Son cosas diferentes, no llegan al mismo punto, pero sus derechos están restringidos por limitaciones que son similares, que son análogas. Te encontrás con problemas estructurales que después tienen manifestaciones específicas según cómo se crucen con la situación particular de distintas personas o de distintos grupos y necesitan respuestas específicas y abordajes particulares”, agrega. 

A lo largo del libro podemos encontrarnos con relatos de distintos casos e historias personales a la hora de describir las distintas temáticas planteadas, más allá de las cifras y estadísticas. Sobre esto, Perelman expresa que tiene mucho que ver con cosas profundas que los atraviesan como organización y con repensar el vínculo entre el caso y su dimensión estructural. “Nosotros estamos pensando críticamente en esa relación. Que el caso no aparezca instrumentalizado, que tenga su propio desarrollo, sus propias voces y un acento más intrínseco y personal. Tiene su peso propio y se puede pensar en una dimensión más amplia, pero hay un vínculo que no es el mismo que el tradicional. Creo que eso se ve en la exposición y en la redacción, pero refleja otras discusiones del modo de vinculación del CELS como organización con las personas”. 

De todas las problemáticas y limitaciones que ya existían y que se incrementaron durante el 2020, Perelman afirma que ninguna de ellas es una novedad, sino que se agravaron y se tensaron. “No hay revelaciones de la pandemia. Lo que hay son los problemas estructurales tensionados, trenzados, con manifestaciones más crudas. En el caso de alimentos también muestra dinamización de algunas posibilidades, para mostrar algunas cuestiones positivas. La organización en torno a la provisión de alimentos de calidad mostró novedades buenas. Por el lado de la organización social, que no es nueva, se pudo ver el dinamismo de algunas organizaciones sociales. Por ejemplo, en el capítulo de la población trans o en el de alimentos se ve. En el de Guernica también. A pesar del desenlace negativo que tuvo como acontecimiento y como conflicto, mostró un tejido asambleario a lo largo de la toma y la forma de toma de decisiones y de resoluciones que fue muy positiva”.

Hábitat, alimentos, alquiler y deuda, salud mental, violencia institucional, búsquedas y desapariciones, seguridad, democracia, movimientos de derechos humanos, son las temáticas que se nos presentan a lo largo del índice de POST. Perelman señala que de las situaciones y temáticas que se plantean en el libro el tema de la vivienda podría ser central este nuevo año. “El endeudamiento es un rasgo que se agravó en la pandemia y la burbuja que creció entre alquiler y deuda o entre vivienda y deuda me parece un problema de un volumen enorme” y agrega que “atado a la vivienda vos tenés las posibilidades de educación, de trabajo, tenés el proyecto de vida de un hogar. En el capítulo de inquilinos se caracteriza como la “tormenta perfecta”. Ese horizonte está ahí y está claro, es imposible de ignorar. Lo que puede haber ahí es la posibilidad y la voluntad de tomar la política para apostar o morigerar esta situación que es gravísima”. 

Sobre los últimos capítulos señala que intentaron escribirlos de la forma más abierta posible. “Son un poco de discusiones internas del movimiento de derechos humanos y que es interesante ponerle atención porque estamos tocando temas que no están muy discutidos. Que son desafiantes. El último, por ejemplo, sobre el lugar del castigo en la lucha de derechos humanos y el de Bolivia. Son discusiones que podrían ser hacia adentro de lo que se llama movimiento de derechos humanos pero que nosotros estamos buscando que tengan una resonancia más amplia. No son de diagnóstico de la situación social, son de otro orden”, cierra. 

POST se presenta como una “demanda a las instituciones y los poderes que no estuvieron a la altura, una constatación de la potencia que anida en las organizaciones territoriales y en el activismo de las redes de solidaridad y, también, una invitación a discutir el futuro de los derechos humanos”.