“Por muchos años no quise saber quién era. Me voy a arrepentir toda la vida de no haber preguntado muchas cosas, pero era abrir una caja de Pandora que no quería afrontar. Nunca pensé que podía ser hijo de desaparecidos”, dijo Ezequiel Rochistein Tauro, uno de los bebés robados durante la última dictadura cívico militar. Hijo biológico de los aún desaparecidos María Graciela Tauro y Jorge Daniel Rochistein, fue apropiado y criado por el imputado de esta causa Juan Carlos Vázquez Sarmiento y su entonces esposa Stella Maris Emaldi.
En la vigésimo cuarta audiencia por la megacausa Mansión Seré II y RIBA IV declararon cuatro testigos, de los cuales dos relataron sus infancias en entornos militares y de verdades a media. El testimonio de Rochistein Tauro se centró en el largo y difícil proceso de recuperar su identidad, restituida el 1 septiembre 2010, siendo el nieto recuperado N°102 por Abuelas de Plaza de Mayo. “Cuando yo decidí y quise avanzar sobre la verdad, él me fue dando información suelta, acomodando la realidad a su conveniencia. Yo esperaba tener una conversación en la que me dijera cómo había sido todo pero nunca lo hizo. Me costó mucho comenzar a llamarlo Vázquez Sarmiento. Por suerte ahora ya lo tengo bien asimilado. Perdí todo contacto con él en 2013”, relató el testigo, y remarcó la diferente relación que tiene con “la que al día de hoy considero mi madre, Stella Maris Emaldi, quien fue uno de los vértices por los que por muchos años no quise saber de mi identidad”, explicó.
En diálogo con ANCCOM el testigo mencionó que le hubiera gustado declarar cuando aún estaba vivo Vázquez Sarmiento, imputado que falleció en febrero de 2025 cuando cumplía la condena por su apropiación y era juzgado en este juicio por su accionar en la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA). “Yo esperé a que el Tribunal me convocara y a veces los tiempos judiciales no son los de las personas. Pero también, me hubiera gustado ir a verlo a la cárcel y darle la última oportunidad de que me dijera la verdad. Finalmente no pude. Cuando me contaron que él estaba grave me costó creer. En principio pensamos que era una estrategia de la defensa, pero en verdad estaba senil. Por ese mismo motivo, si yo hubiera ido a verlo al penal tampoco me hubiera dicho nada”, explicó el testigo. Una pregunta que sí pudo hacerle fue por la elección de su nombre. Resultó que Ezequiel era el nombre de guerra que utilizaba Vázquez Sarmiento.
Rochistein Tauro relató el momento en que, en diciembre de 2000, Vázquez Sarmiento recibió la citación a juicio por su apropiación: “Lo primero que leí fue ‘Vazquez Sarmiento y otros por delitos de sustracción de menores’. Pensé que lo estaban citando a él a declarar. Pero más abajo estaba mi nombre. Ahí quedé un poco impactado y comenzaron a cerrarme algunas cosas, en principio desconectadas”, aunque reconoce que no pudo afrontar su verdad hasta 2010. Para abril de 2001, fecha en que debía presentarse a declarar Vázquez Sarmiento, ya se había fugado, situación en la que permaneció por casi dos décadas.
En esos pocos meses (entre la recepción de la citación y la fecha en que debía presentarse), Vázquez Sarmiento comenzó a contarle a Ezequiel versiones diferentes de su origen. En una de ellas le afirmó “que era hijo de Graciela y que había nacido en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada). Me dijo que la había cuidado y que la salvó sacándola de contrabando. Se jactaba de ser de los pocos de RIBA que tenían nexo con la Armada e iban a ese centro clandestino. Me llegó a decir que Graciela estaba viva y que se la había cruzado en Madrid. A partir de sus relatos, estoy seguro de que fue él quien entregó a Francisco Gómez el bebé de Patricia Roisinblit, Guillermo Pérez Roisinblit”, rememoró el testigo. Agregó que una de las 13 denuncias que recibió Abuelas de Plaza de Mayo sobre su identidad fue realizada por Julio César Leston, cabo 1° de RIBA, también acusado en esta megacausa-. “Afirma que Guillermo Pérez Roisinblit fue entregado a (Francisco) Gómez como yo a Vázquez Sarmiento. Si Leston sabe algo más, me gustaría que me cuente”, dijo mirando al banquillo de acusados. Según lo que recuerda, Leston y Vázquez Sarmiento eran compañeros de promoción.
Rochistein Tauro, mencionó diferentes anécdotas sobre su apropiador con las que ilustró la personalidad militar. “Rotaba constantemente el auto y siempre andaba armado. Se jactaba de participar en la guerra contra la subversión y no ocultaba su vínculo con la represión ilegal. Incluso decía que tenía contacto con Emilio Eduardo Massera”.
Una anécdota familiar que siempre escuchó fue que Vázquez Sarmiento había sobrevivido a un tiroteo. Durante el proceso de conocer su identidad, el militar le contó el resto de la historia. “Quien casi lo mata en ese tiroteo fue Jorge Rochistein. Recuerdo que me dijo ‘tu viejo se rebancaba la tortura’ y que durante las sesiones, Jorge lo había reconocido”.
A pesar del pacto de silencio de su apropiador, Ezequiel pudo reconstruir información de sus padres. La pareja Tauro-Rochistein fue secuestrada el 15 de mayo de 1977 de su domicilio en Hurlingham. “Cuando mi abuela se enteró comenzó a hacer recorridos. Estaba convencida de haber visto el DNI de mi mamá en la Comisaría de Castelar. Ya en democracia, un compañero detenido en la ESMA, le comentó que el embarazo había llegado a término y que yo había nacido. Ahí me empezaron a buscar”. Por sobrevivientes, se sabe que Graciela Tauro estuvo en la Comisaría de Castelar y en Mansión Seré y que fue trasladada para parir a la ESMA. Aún se desconoce el paradero de los padres de Ezequiel, que nació algún día de 1977 y tiene 47 años: “Siempre digo creo, porque no sé cuando nací”, le dijo a la jueza Claudia Moreguese.