Una caravana por los medios públicos

Una caravana por los medios públicos

Los trabajadores de prensa de los medios estatales recorrieron el centro porteño para denunciar el congelamiento salarial, la precarización laboral y la censura de contenidos que sufren en su tarea.

Trabajadores de los medios públicos se manifestaron contra del Gobierno nacional por la vulneración de sus derechos laborales, en una caravana que recorrió el centro porteño.

La Ciudad de Buenos Aires se vio inundada por las voces de protesta de trabajadores pertenecientes a todos los gremios y sindicatos de los medios de comunicación públicos del país. Los cánticos fueron acompañados por las voces familiares de locutores reconocidos, que esta vez denunciaban los ahogos salariales y precarias condiciones laborales a los que se enfrentan desde que asumió Javier Milei.

La caravana –que incluyó todo tipo de vehículos decorados con banderas– partió desde la sede de Radio Nacional, en la calle Maipú, avanzó por Corrientes y Alem hasta la Casa Rosada, pasó por el Congreso Nacional, y sobre el mediodía, los manifestantes se dieron cita frente a la sede de la exTélam, en Belgrano y Balcarce, para concluir su recorrido una hora más tarde en la puerta de la Televisión Pública, en Figueroa Alcorta y Tagle. Esta iniciativa formó parte de una serie de manifestaciones a nivel nacional, a través de las cuales, trabajadores de todas las provincias se reunieron para expresarse en contra del congelamiento salarial y la censura de contenidos a los que los somete la gestión de La Libertad Avanza, a la que acusan de restringir la libertad de prensa y silenciar las voces opositoras.

Silenciamiento

Agustín Lecchi, secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) y trabajador de la Televisión Pública, quien estuvo al frente de la manifestación, denunció el brutal ajuste en contra de los medios públicos y la clase trabajadora. El dirigente señaló que el gobierno busca acorralar a los trabajadores de los medios públicos para generar renuncias voluntarias, lo cual afecta la libertad de prensa en el país. “A través del ajuste salarial, se pretende destruir el rol social que tienen los medios públicos y que es fundamental para garantizar la democracia. Los medios públicos se encargan de promover la diversidad y garantizan información federal y plural”, afirmó Lecchi.

Por su parte, Fernando Pedernera, trabajador de prensa de Radio Nacional y dirigente del Sipreba, denunció que muchos de los salarios de los trabajadores de los medios públicos se encuentran por debajo de la línea de pobreza y, en algunos casos, de la línea de indigencia, ya que están congelados desde agosto del año pasado. Esta situación, afirmó Pedernera, es parte de una política de «vaciamiento» para presionar a los trabajadores a aceptar retiros voluntarios y dejar sus puestos de trabajo.

En tanto, Fernando Costa, locutor y directivo del Sindicato Argentino de Locutores y Comunicadores (SALCO), denunció la paradoja de un gobierno que utiliza el concepto de “libertad” como estandarte político, pero al mismo tiempo, genera una fuerte censura en los medios de comunicación. “No tenemos una libertad real. Están utilizando los medios públicos para difundir las pancartas políticas que tanto criticaron antes de asumir”, subrayó.

Costa también resaltó la importancia de defender la soberanía mediática, a través de una radio federal, que dé voz a todas las provincias y, en particular, a las regiones apartadas. Denunció que el gobierno ha clausurado muchas regionales de Radio Nacional, centralizando los contenidos, transmitiendo solo desde Buenos Aires. “Cerraron las sucursales de Radio Nacional de cada provincia que genera contenido autóctono de la región y la están unificando todo con la Radio Nacional de Buenos Aires”, afirmó Acosta.

Pasadas las 12, entre cánticos y fuegos pirotécnicos, los manifestantes llegaron a Télam, el blanco más atacado por el gobierno. El 1 de marzo de 2024, el presidente Milei anunció el cierre de la agencia estatal de noticias en la apertura de sesiones del Congreso. Dos días después, el 3 de marzo, los trabajadores encontraron dos de las sedes de la agencia en Buenos Aires valladas por la policía. Se suspendió el sitio web y se dispensó a los trabajadores de sus tareas. Desde entonces, se ha desarrollado una lucha gremial que incluyó un «acampe» frente a las sedes que duró 130 días, exigiendo la reapertura. Sin embargo, los trabajadores en la actualidad se enfrentan aún a condiciones precarias, que incluyen sueldos congelados desde hace un año y una reducción casi absoluta de los contenidos mediáticos que se producen.

Daniel Bello, camarógrafo de Télam y delegado del Sipreba, explicó: “Nosotros entendemos que es necesario que haya una agencia nacional de noticias como Télam, tal como funcionaba en ese momento, con ese federalismo que tenía y que tendría que estar vigente. Nosotros defendemos eso. Por ahora, se logró sostener las fuentes de trabajo, pero el carácter de agencia se perdió. Eso el gobierno lo terminó destruyendo”.

Télam jugaba un rol particularmente crucial para los estudiantes de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, ya que la agencia históricamente ha recibido a muchos egresados –incluyendo experiodistas de ANCCOM-, muchos de ellos, presentes en la caravana. Sin embargo, afirma Bello, la agencia dejó de recibir nuevos trabajadores, y los que aún siguen en ella luchan por mantener sus puestos de trabajo en un medio que ya casi no produce contenidos.

Sobre las 13, cuando la caravana llegó a la sede de Televisión Pública, Christian Stauffacher, editor y delegado del Sindicato Argentino de Televisión (SATSAID), denunció que, tras la negación de las paritarias que ha dejado a los trabajadores sin aumentos salariales desde agosto del año pasado, se ha generado una deserción de los trabajadores cercana al 40 %, lo que ha reducido significativamente la capacidad de producción de canales como Encuentro, Pakapaka y DeporTV.

 

Censura sistemática

Stauffacher expresó que, con la excusa de acusar a los canales públicos de difundir contenido a favor del peronismo y fungir como usina para propaganda kirchnerista, el gobierno ha generado una fuerte censura en los contenidos de la Televisión Pública. Mencionó que el noticiero, antes amplio y con cobertura de todas las voces, se encuentra ahora ampliamente parcializado. Mencionó el caso particular del programa de televisión infantil “Tuttle twins», emitido por Pakapaka, que se encarga de difundir propaganda libertaria a los niños. De esta manera, el gobierno de Milei está utilizando los medios públicos para difundir el mismo tipo de propaganda política que él mismo acusa y condena.

El evento concluyó con un discurso de los principales dirigentes gremiales, frente a la sede de TV Pública, en el que se resaltó la importancia de proteger a los medios de comunicación públicos, y la libertad de prensa. En palabras de Fernando Costa: “Queremos defender los medios públicos como un lugar de soberanía cultural y patrimonio de todos los argentinos, porque los merecemos, porque debe ser así, porque son los únicos medios que llegan y dan voz a todos los rincones del país”.

Un reencuentro con Luciano Arruga

Un reencuentro con Luciano Arruga

Se estrena Todo documento de civilización, de Tatiana Mazú González, un documental experimental que enfoca en las coordenadas donde el adolescente fue desaparecido en 2009. “Quisimos contar esta historia desde la poesía y no desde la revictimización”, plantea la directora.

Todo documento de civilización, una película de Tatiana Mazú González, interroga el espacio de la desaparición forzada de Luciano Arruga, el joven de 16 años de Lomas del Mirador que desapareció el 31 de enero de 2009. Su cuerpo, encontrado el 17 de octubre de 2014, había sido enterrado como NN (persona no identificada) en el cementerio de Chacarita e identificado luego por sus huellas dactilares.

El documental, que se estrena en la Sala Lugones del Teatro San Martín este 28 de agosto, cuenta una historia que se incrusta en el pasaje de la Avenida General Paz y Mosconi, en el borde entre la capital y el conurbano bonaerense. A su vez, este lugar se convierte en el escenario donde el relato de Mónica Alegre, madre de Luciano, se enfrenta al olvido. Dieciséis años después, el film disecciona el paisaje y la memoria de un crimen que se niega a ser borrado.

En diálogo con ANCCOM, Tatiana González cuenta que es difícil dimensionar cuándo inició la idea de crear el documental a partir del caso de Luciano Arruga, pero marca el punto de partida: “Cuando me mudé a la casa familiar, ese cruce de avenidas donde encontraron el cuerpo de Luciano se volvió mi paisaje cotidiano, porque vivía a dos cuadras. Tener que pasar todos los días por ahí hizo que sintiera una sensación inexplicable en el cuerpo, y pensé que en esa intersección de avenidas había una película”.

Esta pieza cinematográfica perteneciente al género documental experimental invita al espectador a una reflexión abstracta, a partir del juego de la plasticidad con la imagen y el sonido. La directora dice que “ver más no equivale a ver mejor” y completa: “Pienso en lo oculto, en qué historias ocultas están en nuestras cotidianidades. Las imágenes nos tienen que generar preguntas. Creo que necesitamos ver de otras maneras y volver sobre esa idea de lo opaco, pixelado y nítido. En cuanto al sonido, me gusta pensarlo cómo este atraviesa nuestras emociones”.

Este documental promete enaltecer a la imaginación como herramienta política partiendo de la reconstrucción del crimen de Luciano Arruga, un desaparecido en democracia. Pero también desde el relato de Mónica Alegre, una madre que sabía cuáles eran los sueños y anhelos de su hijo, y pretende mostrar una luz al final del túnel para confrontar el olvido de un crimen, trascendiendo el simple registro informativo. La utilización de los imaginarios mundos de Julio Verne, con los que el joven y su madre fantaseaban, permiten ver otro mundo posible en donde la lucha de su familia no es solo por el gatillo fácil, sino también por el derecho a la poesía, la imaginación y educación para un futuro mejor.

Cuando la directora fue consultada por el mayor desafío que enfrentó con su equipo al momento de realizar Todo documento de civilización aseveró: “Fue un proceso de largos años al tener que sostener el proyecto por falta de financiamiento. Pero también esto le permitió a la película mutar y resaltar su valor poético de la imagen y sonido. Además también resaltó la apuesta de pensar en qué tipos de narrativa usar para cuidar a la familia de Luciano. Al final de todo el proceso ellos vieron el material y me agradecieron, por contar esta historia desde la poesía y no desde la revictimización”.

Sobre el caso de Luciano Arruga

El 22 de septiembre de 2008, meses antes de su desaparición, Luciano fue detenido y torturado en el Destacamento N° 8 de Lomas del Mirador. Ese día, su hermana y su madre lo sacaron del lugar, y según el relato de su familia, el menor tenía costillas fisuradas y moretones en el cuerpo.

El 31 de enero de 2009, Luciano fue perseguido, subido a un patrullero y llevado a la comisaría, según afirmaron testigos. Su madre fue a buscarlo, pero no recibió información. Al día siguiente, el joven desapareció, sin dejar rastro alguno. Familiares y amigos, especialmente su madre Mónica Alegre y su hermana Vanesa Orieta, iniciaron una incansable búsqueda que duró más de cinco años. El 17 de octubre de 2014, la familia obtuvo una respuesta: Luciano había muerto la misma madrugada de su desaparición, atropellado en la Avenida General Paz y Avenida Mosconi. Fue trasladado en ambulancia al Hospital Santojanni, donde falleció al día siguiente. Sin identificación, fue enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita, según fuentes judiciales.

A pesar de las pruebas, la causa que investiga su desaparición y muerte sigue impune. El policía Julio Torales fue condenado a diez años de prisión en un fallo unánime del Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de La Matanza, que lo consideró coautor del delito de torturas en 2015.

En la calle José Indart 106, el mismo edificio del antiguo destacamento policial de Lomas del Mirador donde fue visto por última vez, se creó el Espacio para la Memoria Luciano Arruga. Este lugar está dedicado a la lucha contra la violencia institucional y cuenta con un cartel que dice: «Aquí funcionó el destacamento policial donde fue visto por última vez con vida Luciano Arruga».

Estrenaron un documental sobre la resistencia al golpe del 55

Estrenaron un documental sobre la resistencia al golpe del 55

«Ensenada ‘55» cuenta el relato no oficial de lo que pasó durante el derrocamiento a Perón. La historia de los que combatieron para defender al gobierno a través de un relato familiar que, a la vez, es colectivo.

Se estrenó Ensenada ’55: un film donde Hugo Crexell reconstruye un episodio olvidado de la historia argentina a partir de un recuerdo de infancia: la voz de su padre contando, como anécdota de sobremesa, que había piloteado un avión durante los combates de septiembre de 1955. Ese relato fragmentado, que a él le parecía más una película que un hecho histórico, se transformó décadas después en el disparador de una investigación tanto personal como colectiva. 

“Es una película que nace de un recuerdo de la infancia muy fragmentado. Mi papá me contaba cuando yo tenía 10 u 11 años, en la mesa familiar, cómo se había subido a un avión y había bombardeado canales de Río Santiago, donde estaba la Escuela Naval, para defender al gobierno de Perón. Para mí era más una película que algo histórico. Ahora entiendo que mi viejo quería plantar esa semilla para que yo lo supiera”, cuenta Crexell a ANCCOM en una entrevista poco tiempo después de la proyección de la película en la sala Jorge Luis Borges de la emblemática Biblioteca Nacional. “Nunca me había propuesto hacer algo audiovisual, ni de escritura, ni siquiera una investigación. Pero surgió, y al contarle mi historia a la productora de la película, Paula Tagliabue, oriunda de Ensenada, recibí el impulso de indagar sobre el tema. Ella sabía del hecho por su lado, como mucha gente de Ensenada, La Plata o Berisso, a diferencia de lo que sucede acá en Capital. Yo soy de Buenos Aires y, si no fuera por mi familia y estos relatos de mi padre, no me habría enterado demasiado al respecto. Lo que mi viejo me contaba me parecía como imposible, porque es información que no está en los libros”.

El film no solo aborda una historia familiar sino también un capítulo deliberadamente silenciado por el relato oficial: los enfrentamientos en Ensenada, La Plata y otras ciudades argentinas durante el golpe que derrocó a Juan Domingo Perón. Para Crexell, uno de los mayores desafíos fue romper con la idea de que la caída del presidente había sido un desenlace incruento.

“Lo que para la historiografía oficial había sido la caída de Perón, en realidad fue una gran cantidad de combates que no ocurrieron únicamente en Ensenada o en el Río de la Plata; también hubo bombardeos y combates en Mar del Plata, en Bahía Blanca, en el sur, en Rosario, en Córdoba… no fue un golpe incruento, ni Perón cayó por su propio peso, mitos que la historia oficial se ocupó de divulgar. Hubo realmente una gran resistencia, que podría haber torcido el rumbo de la historia si el vicealmirante Isaac Rojas no hubiera mandado a bombardear la destilería de La Plata. Los que ganan se arrogan el derecho de narrar estas historias. El poderoso elige qué contar y qué quitar”, asegura Crexell.

La película se construye a partir de testimonios, archivos y huellas materiales que todavía subsisten en Ensenada. El director eligió no hacer un documental enciclopedista, sino un relato cinematográfico que interpele al espectador. La mezcla de recursos —animación, proyecciones, música con tensión de thriller— busca ampliar el alcance de la obra más allá del público especializado.

“Yo no quería una película con una carga de archivo tremenda. No había muchos archivos fílmicos; simplemente lo que aparece al principio, que nos costó muchísimo encontrar, donde se muestra Plaza de Mayo llena de antiperonistas festejando el golpe, y los lugares donde sucedió el bombardeo, otra prueba más donde se ven claramente destrozos, sobre todo en la Escuela Naval. También fuimos al archivo de Ensenada, donde están las fotos donde aparece la casa bombardeada de uno de los protagonistas de la película, Rodolfo Ortiz. Fue una especie de tejido de archivos, un rejunte de retazos”.

En ese recorrido, Crexell tuvo acceso al archivo Rojas, un tesoro documental que confirmó la veracidad de las historias que había escuchado de niño.

“Por ser hijo de un capitán de navío, pude acceder al Archivo Rojas, que está en el Centro de Estudios Históricos Navales. Nos abrió una puerta enorme. La mayoría de las cosas que se ven son de ahí o del legajo de mi papá. Todo lo que en la película se ve rotulado como “secreto” era así, nada de eso está retocado. Y así se mantuvo durante muchas décadas, hasta que, por el 2013, Agustín Rossi -en ese momento ministro de Defensa-, mediante una política de desclasificación de archivos, liberó parte del documento, que podía encontrarse en Internet. Se permitió el escaneo de montones de documentación donde se contaba todo lo que sucedió del 16 al 20 de septiembre más o menos, es decir, el tiempo que duraron los combates. Más tarde, en 2017, cuando asumió Macri, la familia de Rojas hizo una apelación judicial para que se cierre ese archivo a consulta pública. Como nosotros comenzamos nuestra investigación en 2017, tuvimos que hacer un pedido de acceso a la información pública, gracias a las sugerencias de la Mariana Nazar, del Archivo General de la Nación. Esa fue la batalla más importante que tuvimos que dar. Usé el documento con mucho cuidado, seleccionando los recursos que me parecían un poco más audiovisuales, vistosos para una película, como las proyecciones de fotos que se ven en la pared de mi casa, partes del legajo o partes del juicio que le hizo el Tribunal de Honor a mi papá”.

Así, Crexell y su equipo comenzaron formalmente a investigar. Primero, trabajaron todo el material que resultaba de su propia historia familiar, a partir de lo que recordaban su mamá y uno de sus hermanos, reubicando ese recuerdo fraccionado y antiguo para resignificarlo, uniendo las piezas de un rompecabezas muy complejo y difuso donde primaba el desafío de descubrir qué había de falso y qué de verdadero.

“Cuando buscamos bibliografía sobre septiembre de 1955, el golpe de Estado, aparecían nombrados algunos combates en Río Santiago, pero nada de un bombardeo ni de la historia de resistencia civil que se alojaba detrás. Era un tejido mucho más complicado de contar de lo que se pensaba. Había muchas contradicciones, sobre todo respecto al sentido de lealtad. De hecho, alguien me recordaba después de una función que Rojas había sido nombrado jefe de la Escuela Naval por el propio Perón”.

El núcleo íntimo de Ensenada ’55 es, sin embargo, la figura del padre. Crexell debió desdoblarse entre el rol de hijo y el de cineasta para mirar a Hugo Alberto Crexell como un personaje histórico atravesado por contradicciones. La película también expone las ambivalencias políticas de aquel aviador: su lealtad a Perón en 1955, su posterior desencanto y la imposibilidad de volver a volar tras ser juzgado.

“Fue duro, me tuve que desdoblar. El hijo tuvo que quedar siendo hijo y el investigador-director tuvo que distanciarse un poco de esas imágenes. En 2017 era algo que me conmovía, que removía muchos aspectos de mi historia, de mi familia, pero, a medida que avanzábamos, empecé a ver a Hugo Alberto como Hugo Alberto: no era mi papá, era un personaje con toda la contradicción del mundo que no me iba a poder dar las respuestas que yo necesitaba, y que entonces yo tenía que reducir como director más que como hijo ciertas cuestiones que no me cerraban, y que siguen sin cerrar, ambivalencias que se proyectan una y otra vez tanto en el film como en el espectador. La investigación está llevada así, generando este ir y venir y el cambio casi constante de opinión”.

Ensenada ‘55 contó con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), que, en palabras del director, “si bien es muy necesario y lo agradecemos mucho, no alcanza nunca a cubrir la totalidad del proceso de una película”.

El largometraje vio la luz en un momento muy turbulento de la política argentina. Sobre esto, Crexell afirma: “Presentar una película que va a contracorriente del relato oficial es un acto político. Estuvimos investigando durante ocho años, filmando en el territorio, generando un vínculo con el lugar, con su historia, con los testimoniantes. Es una verdad irrefutable, nadie está ahí contando algo que no le pasó. Todo lo que se ve en los testimonios es verdad. Con el archivo Rojas, me confronté con el dato duro: ataque número tanto, hora tal, se tiraron tantas bombas, cayeron en tales lugares… todo lo que se ve en el documental es lo que encontré. Incluso hay una escena donde se muestra, en el Museo del Astillero, un chapón que pertenecía a la Fragata Libertad que recibió un bombazo ese día, se ve la marca. A mí me toca correrme y que la película hable por sí misma de todo esto que sucedió, que fue silenciado y ninguneado por obvias razones”.

El estreno en Ensenada, en el marco del Festival Internacional de Cine de esa ciudad, tuvo un fuerte impacto comunitario: vecinos y familiares de víctimas del bombardeo se reconocieron en la pantalla y agradecieron que la historia finalmente fuera contada.

“Lo más lindo que pasó hasta ahora fue que se estrenó a sala llena como parte del Festival Internacional de Cine de Ensenada, el FICE, como película de apertura, a 10 o 15 cuadras de donde había sucedido el bombardeo, fue muy emotivo. Mucha gente me agradeció por contar esa historia, porque para ellos era muy importante y nadie se había encargado, hasta ese momento, de transmitir. Hay gente que participó en la película y hoy ya no está, otro motivo por el cual era muy fuerte de ver el documento, el legado de ese testimonio que quedó ahí para siempre”.

Ensenada ’55 se inscribe así en un doble registro: el de la memoria íntima que se expande hacia lo colectivo, y el de la disputa con una historia oficial que eligió callar.

Para el director, el documental significó también un cierre personal y profesional: “Siento que cerré un capítulo de mi historia personal y al mismo tiempo pude develar un entramado de historias y de testimonios que estaban oscurecidos, contribuyendo un poco a la conversación sobre qué sucedió en septiembre de 1955 en Ensenada. Pienso en el cine como herramienta transformadora. Mi oficio de docente definitivamente influyó en la manera de construir la película. Hay un cierto prejuicio sobre el vínculo entre la juventud y el cine argentino, particularmente entre la juventud y el documental, cuando en mis clases me encuentro todo el tiempo con un interés increíble por la historia. Hay que desprenderse de ciertos prejuicios y conectar, porque la historia puede ser interesante para un joven, y es muy necesario que ocurra esa comunicación”.

Ensenada ’55 se inscribe así en un doble registro: el de la memoria íntima que se expande hacia lo colectivo, y el de la disputa con una historia oficial que eligió callar. Una invitación a mirar el pasado con otros ojos y a preguntarse qué resonancias conserva en el presente.

La película se proyectará el próximo jueves 28 de agosto, a las 18, en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales UBA (Santiago del Estero 1029, CABA), en el marco de la “Semana de la Memoria”, y el 16 de septiembre, para el aniversario de la resistencia de Ensenada, se estrenará en el cine Gaumont.

Cuando el progreso personal se vuelve una trampa

Cuando el progreso personal se vuelve una trampa

En una sociedad donde el “sí, ¡se puede!” se transforma más en mandato que en esperanza, Los engranajes muestra que cuando lo colectivo se desarma, cada uno busca cómo “pasar el invierno” por su cuenta, aunque eso implique dejar parte de su humanidad en el camino al éxito.

Con humor ácido y estética criolla, Los engranajes desnuda la lógica despiadada del mundo corporativo, donde todo se negocia y nada es lo que parece. La historia se desarrolla en el ámbito de una corporación multinacional. Sus personajes, guiados por una ambición desmedida por ganar más dinero y escalar en la jerarquía de la empresa -con un historial algo criminal-, harán lo que sea necesario para consolidar su lugar y garantizar su futuro. La obra de teatro puede verse todos los sábados a las 20 en el Teatro Anfitrión.

Entre los barrios porteños de Almagro y Boedo, en Venezuela 3340, se encuentra Teatro Anfitrión, un espacio cultural acogedor, con un estilo underground y bastante vintage. En una de sus dos salas se puede ver Los engranajes que, como su nombre insinúa, muestra el entramado de relaciones al interior de una empresa y refleja el individualismo del mundo actual. El amor, la política y las personas se vuelven cartas que los personajes van a jugar en pos de alcanzar el éxito individual.

La obra, dirigida por Nathán Cusnir, cuenta con un elenco de siete actores que, desde el humor y la ironía, arrojan luz sobre las situaciones laborales y sociales cotidianas que se busca desnaturalizar y criticar. Como expresó uno de los espectadores en diálogo con ANCCOM, “el tema da mucho para reflexionar sobre la locura a la que nos sometemos para alcanzar un progreso que, al final, es autoimpuesto y de carácter individual”. Como un retrato de la sociedad, la trama visibiliza cómo se abandonan los proyectos colectivos y se fomenta la competencia para ascender en el trabajo y en la vida.

Una pareja calculada

Sofía Bertolotto y Pablo Cominassi interpretan a Ana y a Jorge, una pareja atravesada por una intensa relación pasional que, lejos de ser espontánea, está guiada por intereses corporativos. La escenografía austera realza aún más la capacidad de los actores de ambientar el lugar y el tiempo moderno en el que se desarrolla la historia. El guion juega con clichés y recursos teatrales como el circo criollo y el sainete, para incorporar elementos de la cultura popular y de la política argentina. Además, la comicidad genera cierto alivio cuando el drama está a punto de exasperar.

Lo atrapante y gracioso de Los engranajes pasa por la identificación con los personajes, argentinísimos, con el mundo del trabajo actual -que se vuelve abstracto, porque no vemos a los personajes trabajar, sino que los vemos especular para su beneficio personal- y con la oscuridad de ciertos aspectos de la condición humana.

En la obra se representa a gente de todo el espectro social, desde una trabajadora de limpieza que vive en una villa, una joven mesera de un restaurante cinco estrellas que sabe inglés, hasta una gerenta que antes era secretaria ejecutiva y un empresario de alta alcurnia y origen extranjero que dirige su multinacional mediante conversaciones telefónicas con sus subalternos.

Los engranajes dura 70 minutos y podés encontrar entradas para ir a verla al Teatro Anfitrión todos los sábados a las 20 en Alternativa Teatral.

El debate por el derecho a morir con dignidad

El debate por el derecho a morir con dignidad

Mientras el Congreso uruguayo debate una ley para legalizar la eutanasia, en nuestro país todavía es un tema tabú. Desde España, donde es legal hace cuatro años, opina un médico argentino que fue acusado de homicidio tras inyectar potasio, a pedido, a una paciente terminal.

El pasado martes 12 de agosto, en la Cámara de Diputados de Uruguay se debatió el proyecto de “Muerte digna” que busca legalizar la eutanasia. Con pautas similares a las ya aprobadas en España cuatro años atrás, Uruguay se encamina para convertirse en el tercer país latinoamericano, y el noveno del mundo, con normas jurídicas que garanticen a las personas el derecho a morir según su propia voluntad.

Algunos la califican como homicidio. Opinan que es aberración, falta de respeto a la vida, e invitación a lo trágico y perverso. La comparan con el nazismo, y son capaces de juzgar y encarcelar a quienes la practiquen. Otros, en cambio, levantan su bandera al grito de que la vida es un derecho y no una obligación. La eutanasia es una imagen borroneada y difusa al final de un oscuro pasillo, en donde una persona ¿acompaña, posibilita, consiente, perpetra, provoca? la muerte de otra que la desea.

Abocados a este asunto tan estigmatizado, los y las diputadas de Uruguay debatieron durante más de catorce horas. Entonces tomó la palabra Federico Preve Cocco, joven legislador del oficialista Frente Amplio. De traje, frente a un pequeño micrófono y junto a un ejemplar de Don Quijote y Sancho Panza donde podía leerse “por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”, Preve Cocco declaró: “Hoy estamos hablando de un derecho humano que tiene garantías, que está basado en información científica contrastada por profesionales independientes. La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué le vamos a negar a una persona el derecho a elegir? ¿Nos importa la calidad de vida? ¿La muerte no es parte del proceso vital? Ser liberal, señor presidente, ¿es también hablar de la libertad en las decisiones vitales? ¿Con qué autoridad podemos negar un derecho? ¿No es egoísta negarle a alguien que está sufriendo una situación extrema, y sin chances de revertirla, el derecho a una muerte digna? ¿No es esto que estamos votando hoy dignificarnos a nosotros mismos?”.

Con 64 votos a favor y 29 en contra, la sesión aprobó el proyecto que pasará a tratarse en el Senado y podría ser sancionado antes de fin de año. La ley está orientada a personas que cumplan con determinadas condiciones. Mayores de edad, psíquicamente aptas, que manifiesten legalmente su deseo de morir, padezcan enfermedades terminales irreversibles e incurables, o por ellas tengan sufrimiento insoportable y encuentren deteriorada su calidad de vida.

Marcos Hourmann, médico argentino y eslabón notable en la historia de la eutanasia, dialoga con ANCCOM desde Tenerife, España. En remera de manga corta y con voz áspera, pero apacible, dice que “es un momento extraordinario, nada frecuente, que un país hermano esté a punto de sacar la ley. Que haya una ley de eutanasia en Uruguay es maravilloso”.

En 2005, Hourmann se desempeñaba como médico de guardia en un hospital de Cataluña. Una noche atendió a una mujer de 82 años llegada con infarto agudo de miocardio, cáncer de colon, hemorragia digestiva y diabetes descompensada. Acompañada por su hija, la mujer le dijo que quería morirse, que no quería que su hija sufriera más a causa de ella. Horas después, su cuadro empeoró y no había nada que pudiera hacerse. La hija le pidió entonces a Hourmann que acabara con su dolor, y él lo hizo. Le inyectó potasio provocándole un paro, como tantos han hecho en clandestinidad, pero él lo escribió en la historia clínica.

Poco después, las autoridades de su propio hospital lo denunciaron como asesino. Así comenzaba Hourmann un proceso legal que duró cuatro años, en los cuales temió ir preso y perder su licencia médica. Se convirtió en el primer médico de España en ser denunciado por eutanasia. Perdió su trabajo y, en 2009, llegó a un acuerdo en el que se lo declaró culpable de “homicidio imprudente”. Debió pagar una multa y no fue a la cárcel gracias a que no poseía antecedentes penales. Quince años después, en 2021, España legalizaba la eutanasia.

Para él, la situación fue una tortura en la que debió rebuscárselas para poder trabajar. Hoy, enterarse de que en Uruguay también podría legalizarse lo alegra. “Aquí no salió en ningún lado (la noticia). Desde el punto de vista personal es como un bombazo”. Habla calmo, y advierte ser un hombre que siempre dice lo que piensa, frontal. “Es un tema que en España está estancado. La ley se estableció hace cuatro años, y hoy el país está muy polarizado, la ultraderecha avanza como nunca. Aquí tocó el timing correcto, en una sociedad donde el 84 por ciento de los encuestados estaba a favor. Fue una batalla ganada por la sociedad”.

En Argentina no existe tal ley. Sí está respaldada, desde 2012, la eutanasia pasiva: aquella en que una persona deja de someterse a tratamientos que prolongan la vida, permitiendo así que la enfermedad que padece siga su curso hasta causarle la muerte. Pero la eutanasia activa se considera delito. Que Uruguay apruebe este proyecto de ley implicaría un paso importante para el continente, en camino hacia la verdadera libertad de elección y hacia condiciones de existencia dignas.

Morir bajo términos propios es un debate difícil. Entran en juego creencias, pérdidas cercanas, movimientos íntimos y colectivos. Para que una sociedad acepte la idea de la eutanasia hace falta apertura, y educación. “Educación, cultura, libertad de miras… El entendimiento de que la muerte no debe ser tabú, poder hablarlo y analizarlo en las casas. Es algo que nos pasará a todos, aunque la medicina insiste en prolongar la vida, a veces de forma innecesaria”, sostiene Hourmann. Y define la eutanasia como la máxima expresión de amor: saber respetar la decisión del otro.

Mitos y verdades sobre la Inteligencia Artificial

Mitos y verdades sobre la Inteligencia Artificial

El exdirector de la Fundación Sadosky, Fernando Schapachnik, habla sobre la confusión que se impuso en torno a la nueva herramienta tecnológica. También menciona la opacidad de su desarrollo económico y del impacto que puede tener en las industrias.

Hace ya tiempo que la noción de Inteligencia Artificial circula en las conversaciones cotidianas de gran parte de la población. Sin embargo, muchas veces se desconoce acerca de lo que se habla, más aún a partir de la emergencia de la Inteligencia Artificial Generativa. En diálogo con ANCCOM, Fernando Schapachnik nos ayuda a comprender los pliegues de esta tecnología y su relación con el sector industrial en Argentina.

 

¿Cuáles son las diferencias entre Inteligencia Artificial e Inteligencia Artificial Generativa?

La inteligencia artificial es una forma avanzada de la estadística. En base a la observación de un montón de de datos infiere patrones y sirve para hacer clasificaciones. Hay que pensarlo lejos de cualquier noción de un cerebro, de una forma de la cognición, que es una metáfora a veces empujada con la intención de confundir. En los últimos años utilizando unas combinaciones bastante sofisticadas de esta misma tecnología, apareció la Inteligencia Artificial Generativa, la cual, si nos atenemos a la definición, se trata de la posibilidad de que a partir de una cantidad pequeña de información -por supuesto siempre habiendo sido entrenada con enormes volúmenes de datos- genere un objeto de cierta categoría en vez de preguntarle a qué categoría pertenece el objeto. Por ejemplo: le decis “dame una foto de Jose con un sombrero mexicano”. Entonces, funciona al revés de la operación de darle una foto de Jose con un sombrero y que diga “Esta persona es José con un sombrero”. Un ejemplo común es la versión de texto que todos conocemos, los famosos chatbots, lo que hacen es simplemente decir cuál es el texto que tiene mayor chance de ser la continuación de lo que vos le venís diciendo, dados los datos con los que fue entrenado.

 

¿Qué es la Inteligencia Artificial General?

Bueno, eso que describí anteriormente funciona sorprendentemente bien y gracias a algunas argucias de los datos de entrenamiento nos habla de una manera confidente, cercana. Hay una intencionalidad de antropomorfizar eso y que se presente como si fuese un asistente, un ser humano, alguna cosa intermedia. Pero debemos tener en cuenta que es solo un predictor de texto. En los albores del campo de la Inteligencia Artificial aparecía esta idea de generar una máquina que razone como un ser humano. A esa búsqueda se la llama la Inteligencia Artificial General.

¿La Inteligencia Artificial es inteligente?

Te respondo con una pregunta: ¿los submarinos saben nadar?

¡No!

¿Por qué dirías que no? Si se logran desplazar debajo del agua. La pregunta acerca de si los submarinos nadan es irrelevante. Hay una cuestión, digamos, marketinera. A mí a veces me gusta jugar con las palabras y decir que la Inteligencia Artificial es más artificial que inteligente, pero eso no significa que no tenga capacidades. O sea, es una tecnología que tiene algunas capacidades. De vuelta, no toda la Inteligencia Artificial es la Generativa. Los humanos estamos todo el tiempo elaborando un plan. Si vos vas a agarrar un vaso de agua de la heladera, también elaborás un plan. Lo hacemos de manera inconsciente y solo ponemos esfuerzo cuando es más sofisticado. Todo el tiempo estamos planificando para llevar adelante lo que queremos. Las computadoras no pueden hacer eso. Hoy en día no lo pueden hacer, solo para casos muy específicos. Ejemplo, un piloto automático de un auto o de un avión. Han sido programados para esa tarea en particular.

 

¿Crees que existen falsas promesas o expectativas exageradas en torno a la implementación de la Inteligencia Artificial Generativa en el sector industrial, particularmente en las pymes?

Lo que me parece que está pasando en las pymes argentinas es producto de la fama que ha ganado la Inteligencia Artificial Generativa y que ha opacado el otro tipo de Inteligencia Artificial. Entonces un montón de pymes no saben que podrían con poco esfuerzo económico conseguir un sistema, por ejemplo, de control de la calidad de lo que producen. Está lleno de casos en el país que lo han hecho. Yo ahora estoy trabajando en la CIC (Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires) y acá se han hecho un montón de implementaciones con pymes de la provincia. Pero en general es algo que no se conoce. Esa es una de las funciones de instituciones como el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), acercarse al tejido industrial y hacer difusión de las capacidades tecnológicas que podrían incrementar la productividad de las empresas argentinas. Además, lo que también a veces pasa en simultáneo, no necesariamente de parte de las mismas empresas, es que empresas que son por ahí un poco más grandes dicen: ‘Tengo que hacer algo con IA’. Como si eso fuese un imperativo. En esos casos siempre están pensando en la Generativa. A mí me gusta pensar de manera estratégica, esto significa preguntarte acerca del objetivo que tenés y buscar la mejor herramienta para eso. Pues sino parece que uno va con una herramienta en busca de un problema.

¿Me preguntás si la Inteligencia Artificial es inteligente? Te respondo con una pregunta: ¿Los submarinos saben nadar?

Fernando Schapachnick

¿Se relaciona con una lógica de mercado vinculada con el dumping?

Es probable. Más que en el dumping, lo que pensaría es que el modelo de negocios sustentable de estas grandes empresas de Inteligencia Artificial Generativa no queda para nada claro. Porque los costos son muy altos y para que el servicio sea atractivo lo tienen que ofrecer a un precio económico. No queda claro que eso cierre sin el constante influjo de inversión. No digo que no, lo que digo es que no es para nada obvio que eso así sea. Entonces, parte de las promesas tienen que ver con buscar rodar este dinero. Los grandes inversores por ahora renuevan su fe y siguen invirtiendo. Por ahora.

 

¿Cuáles consideras que son los usos interesantes de la Inteligencia Artificial en la industria?

Por ejemplo, si tenes una línea de producción de zapatillas y le mostrás un montón de videos de zapatillas que están correctas, puede detectar las que no coinciden con ese patrón y señalar una falla de producción. O en el sector de la salud, le das un montón de placas básicas de personas sanas y de personas que desarrollaron alguna enfermedad y con eso señala el diagnóstico médico. O sea, es importante también recordar estos usos, industriales, en diagnóstico, son usos productivos muy válidos que no tienen el problema de los sesgos, en general tampoco tiene grandes problemas de consumo energético y en casos como el de la producción en serie de zapatos, por ejemplo, sirve para hacer menos desgastante el trabajo humano.

 

¿Qué lugar pensas que debería ocupar el Estado en la regulación y el desarrollo de la Inteligencia Artificial en la región?

Yo creo que hay que regular la Inteligencia Artificial y que para que esa regulación sea efectiva sería conveniente avanzar y hacerlo de manera regional. Eso por un lado. Habiendo dicho eso, creo que nuestro país tiene que tener una estrategia de desarrollo. Lo que hay que hacer es fortalecer el entramado científico tecnológico, lejos de cerrar el INTI hay que multiplicarlo. Ahora, la Fundación Sadosky, institución que yo dirigía, está en un estado calamitoso, está en coma. Está comandada por un grupo de ignorantes. Por el contrario, a esas instituciones hay que prestigiarlas, son las que tienen la capacidad de hacer que esta tecnología llegue a buen puerto, con potencial y que mejore la productividad de las empresas argentinas, como decíamos antes. Y además, creo que la Argentina se tiene que dar una estrategia de inserción en la cadena de valor. Es un tema largo, escribí hace poco una nota para NODAL. En síntesis, en los países de industrialización tardía como el caso de Australia, los caminos más virtuosos que conocemos tienen que ver con el uso inteligente de sus recursos naturales. En principio es necesario hacer una transferencia tecnológica e ir aprendiendo cada vez más, ir convirtiéndose en líderes en esas tecnologías.

Y por supuesto, poniéndole condiciones a las empresas. Por ejemplo, al principio Noruega les exigía a esas empresas que un cierto porcentaje de los productos tendrían que ser comprados en Noruega, ahora, ya más consolidada, les exige un porcentaje más grande.

 

¿Podrías señalar los principales puntos a tener en cuenta para el desarrollo estratégico nacional del sector?

Nosotros podríamos intentar hacer algo parecido, utilizando nuestras grandes extensiones de territorio en el sur, nuestra disponibilidad de energía, nuestro nuestro clima frío para tratar de que se radiquen las Data Center, pero eso tiene que ser de manera condicionada, no puede ser de manera entreguista como plantea Javier Milei. El condicionamiento por un lado tiene que ver con la protección de la emisión de divisas y por otro lado con que le brinden servicios a tarifas diferenciadas a las empresas argentinas. Porque sino cada vez que una empresa argentina utiliza algunos servicios hay dólares que se van para para afuera y eso en la Argentina es un problema muy conocido, el famoso problema de la restricción. Esa es una posible estrategia de desarrollo para nosotros.