El odio a los periodistas que profesa el gobierno se transforma en balas, gases y detenciones

El odio a los periodistas que profesa el gobierno se transforma en balas, gases y detenciones

En cada protesta de los jubilados ante el Congreso las fuerzas de seguridad estatales se ensañan con su blanco favorito: los trabajadores de prensa. Las detenciones arbitrarias, balas de goma, gases y golpes contra fotógrafos y periodistas persiguen el doble objetivo de amedrentar y de ocultar los reclamos sociales. Sipreba, Argra y el Cels denunciaron la escalada represiva ante la justicia y la CIDH.

Cada miércoles cronistas, reporteros gráficos o movileros son atacados violentamente por las fuerzas de seguridad durante las coberturas de las marchas de jubilados ante el Congreso de la Nación. La saña y el ataque de los efectivos de seguridad es dirigido contra los trabajadores de prensa que informan y fotografían el abuso de poder que los armados perpetran contra aquellos que ejercen su derecho constitucional a la protesta.

El miércoles pasado fueron violentamente detenidas y demoradas durante al menos cinco horas las fotoperiodistas Camila Rey y Yazmín Orellana, finalmente liberadas sin mayores explicaciones de las causas de su detención. La semana anterior, la descarga de agua de un camión hidrante golpeó y derribó al dos veces ganador del premio Pulitzer, Rodrigo Abd. En manifestaciones previas fueron atacados a balazos de goma el movilero de C5N Nicolás Munafó y su camarógrafo, y fue detenido Tomás Cuesta, fotorreportero colaborador de La Nación y de varias agencias internacionales de noticias. Antes, aún, al fotoperiodista Pablo Grillo le partió el cráneo el disparo de un gas lacrimógeno. Los nombres cambian pero cada semana la escena es la misma: trabajadores de prensa, sin distinción del medio de procedencia, de la trayectoria o del género, son agredidos, lastimados y detenidos por las fuerzas de seguridad que también tienen su cuota de palo y gas pimienta para el resto de asistentes.

Florencia de la Vega, fotoperiodista free lance y colaboradora de La Garganta Poderosa, en entrevista con ANCCOM se refirió a la situación que afecta a la profesión: “Trabajadores de prensa, en este momento, es una mala palabra para cierto sector de la sociedad que cree en el ‘no odiamos lo suficiente a los periodistas’, que propone Milei. Hay una violencia que se ejerce desde las altas esferas del gobierno y recae en todos los sectores de la sociedad. Se ha naturalizado odiar al que está al lado, y esa ruptura del entramado social, que es lo más peligroso, se expresa en un acto sumamente violento como es la represión. Se instauró la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad, que en principio y de manera rutinaria sucede cada miércoles, pero que ejercen cada vez que tienen oportunidad. Desde el gobierno corrieron la vara de la violencia y el mensaje que transmiten es dual: no vengas a manifestarte porque te vamos a reprimir, y tampoco muestres lo que sucede. Hay ciertas cosas, como el abuso de poder, que no quieren que fotografiemos porque nuestras imágenes pueden servir como pruebas ante una denuncia. Soy trabajadora de prensa y tengo la convicción de que hay que mostrar y documentar lo que pasa, en este caso, el abuso de poder y la violencia institucional”.

 

¿Siempre existió tanta violencia contra la prensa en las coberturas de manifestaciones?

Hace muchos años que cubro movilizaciones y la diferencia que he notado y me llama mucho la atención, es la saña y el odio, casi personal, de los efectivos policiales. Sienten goce por el maltrato, por tirarnos gas pimienta a la cara. Se les nota en el accionar que nos quieren lastimar, cada vez que pueden nos empujan y nos pegan con los escudos. Cuando rompen su barrera y comienzan a reprimir a los primeros que atacan es a la prensa: te insultan, te pegan y te gasean. En otros gobiernos, al cubrir manifestaciones siempre estaba la posibilidad que ligaras algo medio de rebote, pero podrías hacer tu trabajo. En la actualidad el ataque es directo y dirigido a nosotros, la vara de la violencia la corren los efectivos policiales que reprimen cuando la cantidad de asistentes es menor a la de efectivos, que es lo que sucede los miércoles. Además, el ataque es doblemente violento en tanto nosotros estamos laburando y se meten con nuestro trabajo, con lo que nos da de comer y a nuestros hijos. Me estas lastimando a mí y a mi equipo, y yo si mañana no trabajo no cobro. Es duro pensar ¿por qué mi trabajo se transformó en un riesgo?

 

¿Cuándo comenzó la escalada de violencia?

Hubo una fecha específica en la que se dio un quiebre. En la manifestación del 31 de enero de 2024 –y los subsiguientes 1 y 2 de febrero, mientras la Cámara de Diputados discutía la Ley Ómnibus– inauguraron el uso del gas pimienta que produce quemaduras químicas. Recuerdo que sentíamos fuego donde nos había pegado el gas, no entendíamos lo que nos pasaba porque no lo conocíamos. Recuerdo que le dieron a Rodrigo Abd que estaba al lado mío, le tiraron directo a la cara. Al día siguiente fue que nos acorralaron con las motos arriba de la Plaza del Congreso y nos dispararon con balas de goma. Creo que a partir de ahí comenzó a cambiar todo. Ellos podían reprimir sin consecuencias y nosotros tuvimos que comenzar a preocuparnos por cómo protegernos. Luego, el 12 de abril de 2025 cuando fue herido Pablo Grillo por un proyectil disparado directamente hacia él por el Cabo Héctor Guerrero, fue un quiebre aún mayor. Ese hecho nos enseñó que de ninguna manera podíamos ir sin equipo de protección.

La fotógrafa destacó que la profesión fue siempre muy solitaria e individual, pero que “se está volviendo cada vez más colectiva a partir de que el monstruo de la violencia nos atacó de manera directa. Lo que están logrando es que nos unamos. En la medida en que uno se arriesga todos vamos a saltar a ayudarlo, entonces es importante no arriesgarse en vano. Estando en el terreno, cuidar al compañero es cuidarse a uno mismo y viceversa. Quien me va a salvar es el que tengo al lado. A Pablo Grillo lo salvó un compañero”. Ante la consulta por la eficacia del amedrentamiento policial, agregó: “Miedo tenemos, pero es un miedo que me cuida aunque no me paraliza, porque son nuestros derechos, nuestros trabajos y vamos a seguir mostrando lo que sucede”.

Florencia de la Vega, fotoperiodista.

Por su parte, Sebastian Vricella, fotoperiodista presidente de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), describió la rutina de cada miércoles como “un mensaje de adoctrinamiento a la sociedad que tiene que ver exclusivamente con la represión a los jubilados, que están en pleno derecho a manifestarse, y los ataques deliberados a la prensa por mostrar lo que perpetran contra quienes marchan a la plaza. En definitiva, a quienes reprimen es a los trabajadores, a la prensa y a quienes trabajaron toda su vida y ahora están jubilados”.

ARGRA junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) denunciaron, en la justicia argentina, la ilegalidad e inconstitucionalidad del “protocolo antipiquetes” del Ministerio de Seguridad, luego de la represión brutal en las manifestaciones de diciembre de 2023 y enero de 2024 durante la votación de la Ley Ómnibus –aunque la primera denuncia data del 16 de diciembre–. Los mismos hechos fueron denunciados ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). “Han venido veedores y se llevaron un panorama que no se esperaban, ahora comienza toda una etapa de interpelar al gobierno en instancias internacionales”, explica Vricella. La búsqueda de justicia se extiende también al caso de Pablo Grillo. “Pablo sufrió un intento de asesinato por un arma, utilizada de manera letal, que le arruinó la vida. Lo que queremos es justicia, que las autoridades reaccionen finalmente ante esta situación de ilegalidad”.

 

Sebastián Vricella, presidente de ARGRA.

“El fotoperiodismo es un trabajo que requiere de tener el cuerpo en la calle cumpliendo el rol de informar lo que sucede –dice Vricella–. Junto al movilero, el camarógrafo, somos trabajadores objeto de la represión, de las detenciones arbitrarias, cuando lo único que queremos hacer es informar. Nunca vamos a abandonar este rol, pero hoy en día lamentablemente tenemos que extremar los cuidados y salir a cubrir con elementos de seguridad que los medios de comunicación no brindan. Uno tiene pasión por lo que hace, pero no hay que olvidar que primero está la vida. Creo que es necesario seguir yendo a la plaza, mostrar los delitos que se cometen porque es la única forma de que quede registro, aunque estamos en una situación de riesgo inédita desde el retorno de la democracia”.

Otra economía es posible

Otra economía es posible

Las Naciones Unidas declararon al 2025 como el Año Internacional de las Cooperativas. Sin embargo, las políticas públicas no parecen acompañar al sector. Especialistas, referentes y dirigentes del sector describen la crisis que atraviesan, los desafíos que enfrentan y hablan de la necesidad de politizarse. El vínculo estratégico con las universidades.

Centro para el Desarrollo Productivo Papa Francisco en Ituzaingó.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró al 2025 como el Año Internacional de las Cooperativas bajo el lema “Las cooperativas construyen un mundo mejor”. La iniciativa fue impulsada con el objetivo de poner en el centro de la escena el modelo productivo que desempeñan para el desarrollo de una economía sostenible, la inclusión social y el desarrollo democrático de las comunidades. “Me parece importante que la ONU promueva, aunque sea en términos de declaración, la conmemoración del año internacional del cooperativismo porque da difusión, apoya y apuesta al movimiento, pero sabemos que con esta iniciativa por sí sola no alcanza”, declara en diálogo con ANCCOM Miguela Varela, presidenta del Centro de Comercialización de Productos de Agricultura Familiar (CECOPAF), miembro fundadora de la Red Nacional de Alimentos Cooperativos y directora de Desarrollo para Entramados Productivos Regionales del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires, y agrega: “El futuro del cooperativismo no tiene que ver con resoluciones de un organismo internacional, sino con la fuerza económica que tengan nuestras empresas sociales, con la fuerza que tengamos las y los dirigentes de este movimiento y nuestro compromiso transformador de la sociedad”. En esa misma línea, Pedro Cerviño actual tesorero de CECOPAF comenta: “Una declaración así ayuda, pero lo más importante está siempre en el trabajo cotidiano de abajo hacia arriba. Tenemos que entendernos entre nosotros y poder construir desde nuestros principios una manera de funcionar mejor”.

“Aunque se diga que del dicho al hecho hay un largo trecho, realmente es muy significativo que la Asamblea General de las Naciones Unidas haya proclamado el Año Internacional de las Cooperativas”, plantea Rodolfo Pastore, economista, docente-investigador y director (Decano) del Departamento de Economía y Administración de la Universidad Nacional de Quilmes. Además, Pastore reflexiona sobre el lema: “Es muy claro lo que expone la proclama: las cooperativas son necesarias para construir un mundo mejor porque, justamente, nos encontramos en un mundo peor. Desde hace bastante tiempo, pero sobre todo en estas últimas décadas, estamos viviendo una aceleración de problemáticas ya ni siquiera sociales, sino de puesta en peligro de la propia reproducción de la vida”. Es en este contexto que el cooperativismo –enarbolando sus valores históricos ligados a la solidaridad, la autogestión, el asociativismo, la ayuda mutua y la integración– habilita un modelo económico que ofrece mejores condiciones para trabajar, producir y consumir.

Cooperativa de construcción El molino.  

La primera vez que la ONU declaró el Año Internacional de las Cooperativas fue en el 2013. Sobre estas conquistas dadas en un periodo relativamente corto de tiempo, Pastore advierte: “Hay todo un trabajo articulado entre distintos organismos internacionales y grandes representaciones de la sociedad civil que vienen construyendo esta agenda desde hace ya un tiempo hasta acá. Sin embargo, al ver cómo eso que es muy importante a nivel global se traduce en términos de políticas públicas nacionales, se advierte una distancia tremenda”.

Según datos oficiales del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) se pueden relevar un total de 17.691 cooperativas vigentes en este momento en todo el país. Eduardo Julio Amorín, Director de la Agencia de Noticias Solidarias (ANSOL) y referente del cooperativismo de trabajo y consumo, explica que “los datos provienen fundamentalmente del censo llevado adelante en 2019 por el INAES. Posteriormente se llevó a cabo un seguimiento de datos, que se hizo más preciso a partir de este año dado que la Resolución 756/2025 solicita a las cooperativas y mutuales presenten al organismo de manera electrónica su registro de asociados activos”.

A su vez, Amorín señala que es difícil hablar de la situación de las cooperativas en general ya que existen más de setenta rubros que se dedican al cooperativismo en nuestro país. De todas manera, en base a los datos oficiales del INAES se puede establecer el siguiente ranking de cooperativas por actividad:

 

  1. Trabajo: 13.878
  2. Servicios Públicos: 1.054
  3. De Provisión: 662
  4. Agropecuaria: 634
  5. Vivienda y Construcción: 309
  6. Crédito: 282
  7. Educación: 211
  8. Consumo: 177
  9. Agropecuaria – Agroindustrial: 170
  10. Agrícola: 123

 

Centro para el Desarrollo Productivo Papa Francisco en Ituzaingó.

El INAES es un ente autárquico, que se financia de manera sustentable con los propios aportes de las mismas cooperativas y mutuales, reglamentando su constitución, registro y fiscalización, como autoridad de aplicación de las Leyes de Cooperativas (20.337) y Mutuales (20.321). Actualmente depende del Ministerio de Capital Humano. “Es muy importante que tomemos dimensión del valor que tiene el Estado en la tarea de relevamiento de datos”, reflexiona Amorín y agrega: “Si bien hay federaciones muy valiosas que también se dedican a la recolección de datos, nada reemplaza el rol fundamental que tiene el Estado en general y el INAES en particular”.

“Si bien existen distintas realidades, en líneas generales estamos atravesando un contexto que es muy duro para nosotros. En nuestro caso, que trabajamos con la cadena de valor agroalimentaria, la situación es muy compleja, es algo que nunca habíamos visto en mucho tiempo: la caída del consumo de alimentos es muy grande”, declara Varela. En relación a esto, Pastore agrega: “No solo se evidencia una disminución sustantiva del consumo sino que, a su vez, eso viene acompañado de un aumento considerable de los costos fijos”. Además, Varela denuncia: “Lo mismo sucede en las cooperativas vinculadas al rubro textil. Ni hablar del rubro de la construcción que con la desaparición de la obra pública en la Argentina se han quedado sin trabajo”.

Desde el punto de vista de Cerviño: “El sector se encuentra un poco a la defensiva porque no hay una política que acompañe ni promueva el desarrollo del cooperativismo”. Pese al panorama adverso, el tesorero de CECOPAF se muestra optimista: “Dentro de las condiciones en las que nos encontramos, tenemos capacidades para superar este momento”. Por su parte, Varela agrega: “Somos muchos los que la estamos remando. Como siempre, somos resilientes y sabemos atravesar las crisis económicas, pero creo que esto va a dejar al cooperativismo bastante herido. Tendremos que encontrar la manera de salir adelante”.

 

Una alianza estratégica y necesaria

Uno de los aspectos fundamentales del cooperativismo se centra en la relación que construyen a partir de su trabajo con la comunidad en el territorio. A partir de esto, Varela señala: “No pensamos en las cooperativas cerradas en su interior, sin que les importe lo que sucede afuera. Me parece importante reivindicar su rol social en un contexto en el que se propone el sálvese quien pueda, donde lo único que importa es ganar plata no importa cómo, ni con quién ni de qué manera”. En esta relación con la comunidad, las universidades juegan un rol fundamental que también se ve afectado por la crisis económica: “Las universidades y la educación en general estamos en una situación extremadamente crítica que afecta las condiciones mismas de nuestro sostenimiento en términos de las actividades que realizamos. Esto ha generado un impacto en lo que viene sucediendo con la vinculación del sistema educativo universitario científico-técnico con las formas de organización económica que proponen las cooperativas”, expresa Pastore.

“Argentina tiene un recorrido bastante interesante en el vínculo entre las cooperativas y las universidades. De hecho, existe la Red Universitaria de Economía Social y Solidaria (RUESS) y hay más ejemplos de estas alianzas que me parecen inevitables y urgentes”, señala Varela y aclara que este valioso vínculo “no tiene que ver únicamente con el rol de las universidades de sistematizar experiencias o de ofrecer espacios de formación vinculados a la economía social, sino que también sean de ayuda para generar conocimiento a partir de las propias prácticas del movimiento: hacer propia la perspectiva del cooperativismo para poder pensar la organización de la sociedad desde otro lugar”.

«En el año 2013 se creó el Programa de Cooperativismo y Economía Social en la Universidad que definió la convocatoria a proyectos de investigación, de vinculación y de redes con el territorio. Ese programa estuvo vigente hasta el 2018 y en el año 2019 todas las confederaciones de cooperativas del país propusieron un Plan Nacional de Educación Cooperativo para todos los niveles. Del 2019 al 2023, pandemia de por medio, algunas de las propuestas del plan se pudieron llevar adelante y otras no tanto; pero son antecedentes muy valiosos que tenemos por delante para pensar el vínculo entre las universidades y las cooperativas», concluye Pastore.

De cara al futuro

“Si bien nos encontramos en un escenario muy complejo, estas formas de organización van a seguir creciendo y lo que se necesita son estrategias tanto de políticas públicas como de la unión de actores de la sociedad civil para encontrar la manera de organizarse y potenciarse”, plantea Pastore y, en coincidencia con sus dichos, Cerviño considera: “Nosotros debemos asumir la responsabilidad de transmitir y comunicar que la producción de nuestro sector realiza un aporte muy importante hacia el mantenimiento de la vida en las sociedades”. En relación al plano simbólico, Pastore habla de una “invisibilidad construida” que hay que desarticular para modificar ciertos imaginarios que a esta altura son inapropiados para la realidad en la que viven las cooperativas y generan una imagen negativa de estas organizaciones: “Aunque está a la vista el fuerte crecimiento del sector en las últimas décadas, aún hay muchas personas que ni siquiera saben que existe o de qué se trata el cooperativismo y, cuando saben, es porque desde las grandes corporaciones mediáticas difunden noticias sesgadas o malintencionadas sobre ellas. Debemos contribuir a visibilizar, reconocer y valorar. Ahí las universidades y los medios de comunicación alternativos tienen un trabajo importante”.

“El desafío de la crisis económica es el más inmediato y urgente porque lo tenemos que atravesar todos los días cuando giramos la llave de la cerradura de cada una de las cooperativas”, expresa Varela y agrega: “Un desafío más estructural, complejo y que necesita de más discusión es el de la política que se le quiere dar a nuestro sector, porque hoy tenemos dirigentes cooperativos, pero no políticos”. Para la Presidenta de CECOPAF, las cooperativas no están exentas de lo que pasa en la arena política: quieran o no están muy involucrados porque el gobierno nacional toma decisiones que los afectan día a día.

“Necesitamos una renovación dirigencial, necesitamos más voces, de gente joven, de más mujeres y más militantes de la economía solidaria: gente que pueda construir un discurso político a partir de las realidades cotidianas de las cooperativas. Es ahí donde tenemos que laburar un poquito más”, concluye Varela.

No soy de aquí ni soy de allá

No soy de aquí ni soy de allá

El colectivo Hijas e Hijos del Exilio presentó “Sapos de otro pozo” una publicación que reúne las historia de infancias atravesadas por el desarraigo en tiempos de dictadura.

En 2006, un grupo de personas que habían crecido fuera de Argentina ,a causa del exilio de sus padres por el terrorismo de Estado, empezó a encontrarse. Así, dieron origen a Hijas e Hijos del Exilio, una agrupación que desde entonces denuncia el exilio como una violación a los derechos humanos y que hoy, casi dos décadas después de aquella primera reunión, presenta su libro: Sapos de otro pozo: Cartografía colectiva de las infancias en el exilio.

“El encuentro fue muy espontáneo. Muchos estábamos con el tema dando vueltas, con la pregunta, con querer juntarnos, querer saber. En esa época se volvió a hablar de la dictadura, volvieron los juicios, entonces ya no estaban las leyes de impunidad ni militares sueltos andando por la calle, había otros aires… que hoy volvimos a perder. Siempre es un problema que te pregunten por tu DNI, por qué hablas raro, por qué no conocés ciertos dibujitos animados, cosas que nos perdimos o que no conocimos. Después de muchos años de silencio, había muchas ganas de salir afuera”, señala Violeta Burkart Noé, productora periodística, docente y gestora cultural. “Desde el grupo encontramos que la historia de nuestras infancias no estaba contada ni reconocida. Hay mucho sobre la dictadura, pero no nos encontrábamos nunca: ni en los libros, ni en las películas, ni en las reivindicaciones”.

La obra es una publicación colectiva impulsada por Hijas e Hijos del Exilio en colaboración con Filosurfer Ediciones y la Universidad Nacional de La Plata. Recopila más de 100 colaboraciones de infancias afectadas por los exilios latinoamericanos en los años sesenta y setenta, visibilizando cómo esta experiencia impactó en sus vidas a través de diversas formas de expresión, como cartas, fotografías, ilustraciones y material multimedia, enviado por personas desde 27 países.

Camila Bejarano Petersen, realizadora, docente e investigadora, define el título del libro como “esa condición de incomodidad de no tener nunca un lugar claro”. Pero en la agrupación, explica, esa singularidad se transforma en horizonte de pertenencia: “Lo colectivo es un espacio de reconstrucción y de reparación. Hay muchas cosas en común, hay una conversación posible”.

Tatiana Sandoval Gutiérrez, directora teatral, artista virtual, gestora cultural y actriz, subraya que el colectivo trasciende fronteras. “Lo que nos constituye identitariamente tiene que ver con un rompecabezas que está de alguna manera siempre incompleto. Estas historias tienen como característica la huella que deja el exilio. La idea de ruptura, de algo que pierde su raíz. Es un trauma, una marca que persiste hasta hoy, que fue vivida en un momento donde entender de qué se trataba era algo muy complejo, porque atraviesa tu vida toda”, afirma. “Nos une darnos cuenta de que somos hijos de una misma historia. Lo que no se puede contar no existe. Entonces, la posibilidad de ponerle palabra nos configura en un territorio compartido, para poder recuperar esas raíces, extenderlas o convertirlas en otra cosa, en puentes”.

La convocatoria para el libro fue amplia y diversa. Llegaron textos, imágenes, audios, videos. Fue un trabajo sumamente arduo de más de cuatro años donde todo se leyó incontables veces, se seleccionó, se determinaron criterios y se organizó, cuidando cada detalle con amor y compromiso, una dimensión estética que el grupo conecta con lo político. “Teníamos mucha expectativa, fue maravilloso, era un montón de material de un montón de lugares, lo que ya daba cuenta de que estábamos en un camino de necesidad”, comenta Bejarano Petersen. “Encontrarnos con el material, leerlo individualmente, grupalmente, en distintos grupos, mezclar y pensar las relaciones y las redes, llorar mucho, conmovernos mucho, alegrarnos mucho. Fue todo un viaje. En ese sentido, que se llame “cartografía” también dialoga con esa dimensión del proceso editorial y curatorial: navegar, transitar, recorrer, volver”.

Las editoras cuentan a ANCCOM que, por el nivel de abstracción y profundidad que implica relatar una experiencia de este calibre, usar la palabra es mucho más difícil para mucha gente que transmitirlo mediante una producción visual o un material testimonial intervenido, de archivo. Entonces, la posibilidad de acunar en la publicación todos estos distintos lenguajes fue un modo de entender que hay marcas que están en el cuerpo y a veces no se pueden nombrar o traducir. Permitir diferentes modos de construir sentido tuvo que ver con afianzar ese lugar de infancia. “Si bien el libro no está pensado específicamente para infancias, no hay material que no pueda ser escuchado, leído o visto por ellas. Al implicar la dimensión de que las personas que protagonizan los textos conectan con ese momento particular, hay algo donde está en esa nota accesible a poder comprenderlo, no solo desde esa perspectiva, sino también por personas muy jóvenes o incluso niñas o niños. Tiene esa doble dimensión, la del exilio y la de la infancia, pudiendo unirse y ser comunicada”, explica Sandoval Gutiérrez.

El trabajo más complejo llegó a la horade la categorización del material. Había muy diversos modos y estilos en los que llegó a mano de los editores: la palabra escrita, el video, el sonido, la imagen fotográfica, la ilustración, el collage…para que forme una publicación y sea coherente, hubo que realizar una manipulación del contenido muy delicada y extensa. El resultado se organizó en dos grandes ejes: Exilio y Desexilio, y un índice en forma de diccionario temático. “La diversidad de lenguajes cuestiona el logocentrismo y habilita modos de expresión que a veces la palabra no alcanza, sobre todo para contar la infancia. Esa división, como lo elaboramos en la introducción, da idea de algo que en realidad no es tan claro ni tan lineal”, desarrolla Bejarano Petersen.

“Hubo mucho respeto por la palabra, por llegar al consenso, por entender, mucha paciencia, mucha empatía con lo que estábamos leyendo, entender. Y esa diversidad de escuchas también resultó importante, porque no se trataba de generar una obra bella, ni exclusivamente testimonial. No se trataba de generar un discurso nuevo a partir de esto, sino de pensar cómo este discurso es realmente producto de una historicidad colectiva compartida”, suma Sandoval Gutiérrez, sosteniendo la convicción de que a las infancias les tomó un tiempo tomar la palabra y este libro puede ser un estímulo para que otros lo hagan.

Burkart Noé insiste en derribar dos mitos: que los exiliados “se salvaron” y que los niños “no fueron afectados”. “El exilio es indeleble. No se termina ni se borra. El desexilio aparece cuando podemos echar raíces por elección y no por obligación”, afirma.

Respecto a este punto, Sandoval Gutiérrez agrega: “La cuestión específica de lo no elegido es una de las claves, que es transversal. Más allá de la capacidad humana para poder recrear lo amoroso, lo familiar, establecer nuevos lazos, apropiarse de una cultura, hay que entender que esto atraviesa también a las generaciones que nos siguen, la desterritorialización afecta lo cotidiano de las personas. El impacto no medido en las infancias y en las siguientes generaciones hace que no se pueda hilar realmente lo histórico en nuestro país y en otros. Creo que ha sido parte de lo que sistemáticamente los medios masivos de comunicación buscan anquilosar, más aún las que tienen que ver con lo traumático. Es necesario desandar el hilo complejo del entramado social que se rompe cuando hay acciones que son violentas, porque impacta a muchas generaciones, no solamente a esa persona de modo individual.”

Las entrevistadas coinciden en que estamos viviendo un momento muy complejo en relación al concepto de patria. “Tenemos un Poder Ejecutivo que desdeña y habla mal de este país”, sostiene Bejarano Petersen. “En muchos sectores aparece esta idea de que lo mejor que te puede pasar es irte, y no es así. Quienes efectivamente se van, se dan cuenta. La cultura la hallamos en el cuerpo, en la sangre, en los hábitos más pequeños como, por ejemplo, tomar mate. Hoy, en un mundo más globalizado, ciertas prácticas son más accesibles, pero en ese momento la posibilidad de comunicarte era dificilísima y cara. Hay una pérdida en relación a este lugar de la patria como un espacio que nos cobija, que nos alberga, que nos protege. Y se está viendo que el mundo es reacio, antipático y maltratador de la comunidad migrante”.

Presentado en la Feria de Editores (FED), Sapos de otro pozo tendrá su gran lanzamiento el 8 de septiembre en la Biblioteca Nacional. La meta es llevarlo a todas las provincias y países que participaron con relatos, pudiendo devolver a las colaboraciones esa dimensión de llegada, una vuelta tangible de aquello que se compartió en algún momento como algo individual y ahora se encuentra reunido en este formato colectivo y como parte de un entramado donde dialoga lo propio con nuevas voces.

“El libro tuvo muchos propósitos. Poder darle visibilidad a una experiencia que nos marcaba y que hasta ahora solo tenía espacio mediante la palabra, por lo que se iba con nosotros, se perdía. Fue encontrar un sitio que albergara esas experiencias y las pudiera compartir con una especie de cápsula de tiempo. A su vez, poder conversar, empatizar y provocar alguna pregunta a generaciones que no conocen de primera mano lo que es el exilio, pero que se pueden sensibilizar a partir del contacto con estos materiales”.

Lo vendido en la preventa fue para los costos de edición de imprenta,y queda reservado un porcentaje para donaciones que quieren que esté en las universidades. En cada lugar del que llegó alguna colaboración, ya sea país o provincia, quedará en un lugar educativo y en un lugar de memoria a definir. No hay un objetivo de lucro: la agrupación va a reutilizar todos los fondos para producir más libros. El año próximo liberarán su circulación en PDF, y estará alojado en el SEDICI, el repositorio de la Universidad Nacional de La Plata, que es también donde están alojados los materiales multimediales.

“Más allá de nuestra historia puntual —concluye Burkart Noé—, el libro busca sensibilizar sobre las migraciones forzadas y la violencia a las infancias, que siguen ocurriendo. Y también dejar un aporte a la historia de los países que nos recibieron, porque nuestras vidas forman parte de esas memorias”.

La Selección fantasma

La Selección fantasma

El equipo nacional de fútbol femenino obtuvo el tercer puesto en la Copa América con una actuación histórica. Sin embargo, el canal estatal no televisó los partidos, le quitó lo sponsors y los medios privados casi ignoraron el tema.

La árbitra pitó el final en la Casa Blanca, el estadio más grande de Ecuador. Las tribunas semivacías fueron testigo de cómo Argentina había hecho un enorme partido, pero no había podido doblegar a la favorita Colombia en las semifinales de la Copa América 2025. Era la hora de los penales. En nuestro país no mucha gente estaba pendiente de la inminente definición, ya que la TV Pública, el principal medio de difusión de los partidos del conjunto nacional, estaba transmitiendo la película Robocop 2.

Mientras en el filme protagonizado por Peter Weller, el cyborg mitad máquina-mitad humano salvaba a la ciudad de Detroit, en Quito la tanda se iba hasta la muerte súbita. Finalmente, el fallo de Eliana Stábile –lateral de Boca Juniors– le dio la clasificación a la final al conjunto cafetero. Las jugadoras albicelestes se fueron conformes con el rendimiento mostrado, y tuvieron una breve revancha unos días después, cuando Kishi Núñez convirtió, con suspenso, su penal y aseguró el tercer puesto ante Uruguay tras el 2-2 en los 90 minutos. Además, se obtuvo la clasificación a los Panamericanos 2027 y la chance de pelear por un cupo para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Todo esto, nuevamente, con mínima repercusión en los medios tradicionales.

“Esta Copa América ya no fue solamente garra, corazón, viveza, sino que hubo un crecimiento futbolístico”, sentenció Micaela Cannataro, periodista de FutFemGol, y agregó: «El partido contra Colombia fue uno de los mejores del ciclo Portanova (iniciado en 2021). Sin dudas fue una actuación histórica. Más allá de la derrota por penales, Argentina en sí en los 90 minutos no perdió ningún partido. Ganó todos los de fases de grupos, algo que no ocurría desde 2006”. Este ascenso futbolístico se puede explicar a partir de una serie de cambios que se dieron a finales de la década pasada, de la mano del ascenso y la consolidación de las luchas feministas en el debate público. Una de estas transformaciones fue la decisión de la Asociación del Fútbol Argentino de profesionalizar el fútbol femenino en 2019. Además, surgió una sólida camada de jugadoras que lograron clasificar a los últimos dos mundiales.

Sin embargo, las jugadoras de la Selección también fueron las voces de varios reclamos. “No hace mucho tiempo jugadoras referentas como Lorena Benítez o Laurina Oliveros renunciaron por las condiciones que le daba la AFA a todo el plantel, por las herramientas que no se les estaban dando”, expuso Cannataro, que enfatizó que esa situación “demostró que todavía hay peleas por dar” y que si bien hubo un crecimiento “es el que le exigimos a una asociación como la AFA”.

Uno de estos reclamos fue por la falta de visibilización, en parte fomentada por el conjunto de la AFA, los medios deportivos más grandes y el gobierno nacional. La falta de compromiso de este último puede evidenciarse en la retirada de sponsors estatales, como YPF, y la decisión del canal de televisión oficial de no transmitir los partidos, a pesar de lo dictado por la Ley 25.342, del año 2000, que establece que los titulares de los derechos de transmisión de cotejos donde participe la Selección en torneos organizados por FIFA o CONMEBOL (como la Copa América) deberán comercializarlos garantizando la llegada de dichos encuentros a todo el territorio nacional. Si bien en el fútbol masculino los derechos también pertenecen al canal de aire Telefé, logrando de alguna manera el alcance requerido, la emisión del torneo femenino quedó a manos de DSports, perteneciente a DirecTV, sin permitir que usuarios de otros cableoperadores puedan ver la competición.

A este cambio de paradigma de la transmisión de los partidos se suma otro problema que aquejó a la difusión, la notable ausencia de medios para cubrir el campeonato in situ. FutFemGol fue el único medio argentino que viajó a Ecuador. Cannataro confesó: “Fue un desafío enorme. Nos llenó de orgullo, pero también de tristeza porque queremos que haya más medios para darle mayor visibilidad a la Selección, al evento en sí”. Allí fue donde una de nuestras figuras, Florencia Bonsegundo, aseguró que “hay gente que todavía no está enterada de que estamos jugando una Copa América”.

Para detallar las razones de este desinterés, Cannataro habló de dos variables. “Para los medios autogestivos es una inversión importante de dinero, hay que conseguir sponsors y armar todo un viaje para poder estar. Por ese lado entiendo, es complicado. No podemos negar la situación del país”, precisó. Por otro lado, al hablar de los medios hegemónicos, que sí cuentan con recursos, directamente resaltó la “falta de interés total”, que se ve incluso en el resto de eventos que tiene la selección: “Ni siquiera hay cobertura cuando Argentina juega una fecha FIFA en el país, algo que ni requiere viajes o este tipo de inversión. Entonces es eso, falta de interés y no tener al fútbol femenino en agenda”.

La problemática de la visibilidad del fútbol femenino también se expande al resto del continente, algo que quedó evidenciado en este último mes. Es que al mismo tiempo en Suiza se celebró la Eurocopa 2025, con un éxito sin precedentes en el certamen del viejo continente, casi a la par de lo que son los mundiales. El contraste entre ambos fue evidente y aún más perjudicial para el hemisferio sur. Los estadios se encontraron prácticamente vacíos en todos los partidos, ya que según Cannataro “los horarios impedían a la gente acercarse”. Las paupérrimas condiciones de los centros de entrenamiento, la falta de VAR en la fase de grupos, la no posibilidad de entrar en calor en los estadios y la mala organización con respecto a la prensa, fueron algunas de las quejas que expusieron jugadoras, entrenadoras y periodistas. Mientras tanto, en Europa se rompieron récords de público, incluso en Suiza, país sin tradición futbolística ni una selección fuerte. Casi medio millón de personas asistieron a los estadios, y los partidos rompieron récords de audiencia, acompañados de una gran cobertura mediática a la par de los grandes eventos masculinos. Los casos más importantes fueron los de Inglaterra y España, campeón y subcampeón respectivamente, que experimentaron un enorme crecimiento futbolístico en los últimos 15 años, hasta transformarse en las mejores selecciones del planeta. En ambos casos, fueron las señales estatales (BBC, RTVE) las que transmitieron sus encuentros, liderando el rating, e incluso hubo pantallas en las calles para ver las fases finales.

La falta de transmisión abierta, la escasa cobertura periodística y el manifiesto desinterés del gobierno nacional dejan en claro que el crecimiento deportivo del fútbol femenino en Argentina no está bien acompañado por un compromiso institucional ni mediático. Mientras en otros rincones del mundo el furor va en aumento, en Argentina se sigue jugando un partido por una mayor relevancia y apoyo en todas las esferas.

Las madres que también quieren parir la paz

Las madres que también quieren parir la paz

Un grupo de mujeres pacifistas israelíes y palestinas visitó Argentina para transmitir sus vivencias atravesadas por el conflicto que enfrenta a ambos pueblos con el objeto de concientizar sobre la necesidad de cesar la guerra, propiciar la comprensión del otro e impulsar el diálogo en Medio Oriente.

Reem Al-Hajajreh, cofundadora y directora de Mujeres del Sol, vive en Belén, Palestina, en un campo de refugiados que fue creado en 1948, allí residen otras 16.000 personas. Según cuenta Reem, sufren agresiones diarias en manos del ejército israelí: “Cada vez que entra el ejército en el campamento hay muertos, heridos o capturados”, declara en la conferencia que se realizó en el Centro Ana Frank de Buenos Aires, el miércoles 6 de agosto.

Al nacer su primer hijo, Reem comenzó a tener mucho miedo de perderlo, ya que cada día fallece algún compañero del campo. Entonces creó la organización de las Mujeres del Sol con la intención de capacitar políticamente a las madres, para que tengan independencia económica, y así cuidar a sus hijos y evitar que sean ofrendas o víctimas de los gobiernos y de las autoridades. Hace 4 años trabaja en conjunto con Mujeres Activan por la Paz, otra organización, con base en Israel, creada en el 2014 que está conformada por cerca de cincuenta mil mujeres tanto judías como árabes, rusas, con ideología de centro, de izquierda, de derecha, religiosas y no religiosas. Entre sus integrantes se encuentra Hyam Tannous, perteneciente a su Comité Directivo y Angela Scharf, coordinadora del Equipo de Relaciones Exteriores: “Lo que nos une es querer la paz”, asegura esta última.

Angela, nació en Viena y se mudo a Israel a los 18 años, ya para entonces entendía y le interesaba el hecho de que en el país no viven solo judíos, por lo que decidió estudiar Ciencia Política. La activista también es madre y abuela, motivo por el cual decidió hacer algo para construir un futuro mejor. “Nuestra demanda central es que los gobiernos vuelvan a sentarse a negociar y discutir una solución, cualquiera mientras sea pacífica y acordada por los dos gobiernos es aceptable para nosotras, ya sean dos estados, uno solo o una confederación”, afirma Scharf. Agrega también que es fundamental que se incluya a las mujeres en la toma de decisiones, referenciando a la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige la protección de los derechos de las mujeres en conflictos y también su participación en las negociaciones de paz.

El 4 de octubre de 2023 se realizó en Jerusalén y en el Mar Muerto una movilización que reunió aproximadamente a 1.500 mujeres palestinas e israelíes con el objetivo de llamar a los políticos de ambos bandos a negociar por la paz. Sin embargo, a días de esta congregación caracterizada por la convivencia pacífica entre los dos pueblos, Hamas – organización política y paramilitar palestina autodefinida como nacionalista, islamista y yihadista- atacó el sur de Israel el 7 de octubre, operación que dejó como saldo la muerte de más de 1.200 personas, en su mayoría de civiles y el secuestro de 251 personas. Durante esta operación falleció Vivían Silver, una de las fundadoras de la organización pacifista. Angela Scharf señala: «Nuestra especial simpatía está con las madres, tanto en Israel como en Gaza, cuyos hijos han sido heridos o asesinados. Este terrible conflicto muestra que necesitamos verdaderas soluciones de paz, la espiral de violencia debe terminar”.

Hyam Tannous es de Haifa, lugar donde -según describe- no se diferencia por nacionalidad, raza o religión. Creció en un barrio mixto, y tiene una ascendencia tanto palestina como israelí. Cuenta que esta en este viaje porque ya no se puede callar: “Este dolor no es una teoría, no es una noticia, es mi vida, la vida de todos en Israel, precisamente en esta fractura elegí ser un puente, elegí escuchar, elegí entrar en el campo de juego, no porque sea fácil, sino porque es necesario, elegí no huir de la complejidad, sino adentrarme en ella, elegí actuar con la fe de que si no construimos puentes, todos nos vamos a hundir. Nosotros, las Mujeres por la Paz, somos jesuitas y árabes, elegimos no hundirnos, somos diferentes en la fe, en la lengua. Todos nos hundimos, pero todos nos hundimos en el mismo dolor, en la misma responsabilidad”.

Lo ocurrido el 7 de octubre las golpeó. No obstante, no permitieron que ello las separe. Hyam comenta que en sus charlas con Reem se decían que no importaba quién había empezado, sino que ahora comenzaba el verdadero trabajo: “No nos interesa la venganza, solo queremos vivir”. Agrega, que no quieren que los niños israelíes y palestinos tengan miedo de irse a dormir, sino que estudien juntos, que jueguen, que vivan.

Reem Al-Hajajreh también habla sobre las consecuencias que tuvo el 7 de octubre en el pueblo palestino: “Para los israelíes, el 7 de octubre se terminó en el mismo día, pero los palestinos, hasta este momento siguen sufriendo. Hace más o menos un año, hay castigos masivos para todos, destrucción, hambrunas, asesinatos, arrestos, y todo tipo de sufrimiento”. Con respecto a la visión de los pueblos sobre el conflicto, describe: “El enojo trae más enojo, la pérdida de toda su familia, la destrucción de su casa, todo lo que se tiene en esta vida. ¿Qué esperamos de él? Cuando no se puede sacar el cuerpo de una madre o un padre debajo de los escombros, cuando desde hace un año y ocho meses no se puede comer, no se tiene agua para beber y tampoco para higienizarse: ¿qué esperamos? Yo considero que no podemos clasificar el pensamiento de estas personas”.

Reem Al-Hajajreh agrega: “Nosotros estamos produciendo una generación rebelde, enojada, con bastante ira, y con un montón de puntos negativos también. Es que, si ha podido continuar vivo, no va a poder trabajar, no va a poder salir del país, no tiene los recursos básicos de la vida, y que no va a poder ni siquiera conseguir un trabajo, ni siquiera va a poder llegar a salir del país para conseguir un mejor futuro, no tienen futuro. Nuestro foco de trabajo es sobre las mujeres, para ayudarlas a criar una generación que esté más o menos bien desde el lado psicológico”.

Durante su estadía en Argentina las tres mujeres visitaron la Cámara de Diputados de la Nación, conversaron con estudiantes secundarios y universitarios y viajaron a Santiago del Estero donde serán recibidas por el gobernador de la provincia, Gerardo Zamora. El martes continuarán su recorrida por Uruguay, donde serán recibidas por el presidente Yamandú Orsi y participarán de actividades oficiales a las que el público puede asistir a través de una inscripción previa.

Un miércoles de reclamo y presión

Un miércoles de reclamo y presión

Como todas las semanas, los jubilados se manifestaron frente al Congreso para exigir que se rechace el veto presidencial al aumento de haberes y la restitución de moratoria previsional. Los acompañaron distintos colectivos que demandaban a los diputados la aprobación de diferentes leyes que restituyan derechos cercenados. Mientras tanto, los legisladores votaron a favor de la Ley de Financiamiento Universitario y la de Emergencia Pediátrica.

Como cada miércoles tuvo lugar frente a un Congreso -vallado y militarizado- la marcha que llevan adelante los jubilados en reclamo de un aumento de los haberes previsionales. La jornada de hoy contó además con la adhesión de diversos sectores afectados por el avance de la motosierra sobre el sector público en el marco de una semana agitada en términos de agenda legislativa. El lunes el Gobierno vetó una ley aprobada por el Senado que estipulaba un aumento del 7,2% en las jubilaciones, el incremento del bono de $70.000 a $110.000, la restitución de la moratoria y la declaración de la emergencia en discapacidad. Ante ese escenario se llamó para el día siguiente a una movilización que culminó en represión en las inmediaciones del Congreso por parte de las fuerzas de seguridad de Patricia Bullrich personas con discapacidad y a sus familiares.

            Este miércoles, la convocatoria a una sesión especial en la Cámara de Diputados por parte de la oposición reavivó los reclamos contra el ajuste. El temario incluyó la Ley de Financiamiento Universitario, la Emergencia en Pediatría y el rechazo a los decretos presidenciales que vacían o eliminan organismos estatales como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTI), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Dirección Nacional de Vialidad. Los actores vinculados a estas áreas marcharon hoy junto a jubilados, gremios, organizaciones políticas y organismos de derechos humanos.

            Jorge Grimberg forma parte del plenario de trabajadores jubilados y todos los miércoles se reúne en el congreso para manifestar “lo que necesitamos los jubilados es, fundamentalmente, una jubilación mínima de un millón doscientos cincuenta mil pesos, que devuelvan los medicamentos al cien por ciento gratuitos y la moratoria, porque hay cientos de trabajadores en negro que no se van a poder jubilar”. Hace referencia a la ausencia de las centrales sindicales en el reclamo que lo convoca cada semana y en el escenario de ajuste que se enfrenta “Los jubilados lo entendimos hace mucho, hay que unificar las distintas luchas para poder parar este plan de ajuste, hambre y miseria”. Junto a sus compañeras sostiene una de las puntas de la bandera que se extiende sobre Avenida Rivadavia.

“Soy jubilada hace un año y medio, pertenecía al sector de salud, soy licenciada en Enfermería. Veo un ensañamiento muy grande de este gobierno hacia todos los sectores: jubilados, trabajadores, estudiantes, al pueblo. Eso es lo que me convoca”, dice Maria Coronel y señala un dato que reaparece en las conversaciones: la falta de acompañamiento, a pesar de que cada vez son más los sectores que se unen para reclamar. “Hoy hay un poco más de gente, más que otras veces pero no es suficiente”, reniega.

Mónica Dittmar integra el Archivo Popular de la Memoria y cuenta: “Los primeros miércoles de cada mes venimos a acompañar la marcha de los jubilados, pero esta vez lo hacemos con las banderas de derechos humanos. Hoy en particular se trata de defender los aumentos pero también la universidad pública y el Garrahan”.

Los gremios universitarios se hicieron presentes ante el tratamiento de la Lley de Financiamiento -aprobada al cierre de esta edición- que permitirá recomponer el presupuesto de las instituciones y los salarios de los trabajadores, siempre y cuando el gobierno no la vete.

Caterina Cartagena es no docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA hace 25 años, trabaja en dirección docente y es delegada de Apuba: “Estamos pidiendo presupuesto para funcionar. El ajuste está pasando a través de los salarios docentes y no docentes, en este momento están por debajo de la línea de pobreza, motivos nos sobran para estar hoy. Apostamos a que esta convocatoria vaya creciendo porque la ley, sin presión de afuera, Milei la va a vetar”.

Gisela Nomdedeu es del Instituto Nacional de Teatro (INT) y vino porque “se va a estar tratando en la Cámara de Diputados la derogación del Decreto 345 que afecta a diversos organismos de cultura que antes eran descentralizados y perdieron su autarquía para pasar de forma fusionada a la Secretaría de Cultura. Desde ATE estamos haciéndonos presentes para acompañar la sesión y que se derogue el decreto”. El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) también fueron alcanzados por un decreto que les quita autarquía y pone en riesgo los puestos de trabajo. “Somos trabajadores del Estado y vemos cómo cada día se va destruyendo nuestra soberanía, en particular por el decreto que descentraliza en INTI, en INTA, vialidad. Estamos pasando una situación muy critica”, agrega.

            Daniel Sánchez es parte de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CONEA) y asegura: “Seguimos sosteniendo en condiciones muy malas sectores de trabajo que peleamos durante muchos años para que existan, aprendimos de la historia de nuestros compañeros haber recuperado Atucha II junto al Plan Nuclear. Tenemos la tarea de cuidar cada uno de los proyectos, si no lo han podido destruir es por la tenacidad de cientos de trabajadores. Estamos defendiendo el futuro del país en un presente en crisis”.

Cristian Hansen es empleado de Vialidad Nacional, organismo que enfrenta una posible disolución: “Somos 5000 trabajadores en todo el país que van a quedar en la calle, además de los perjuicios que ocasiona no tener a nadie que se ocupe de la conectividad, de las rutas, del mantenimiento, de unir los pueblos, del turismo.”

La defensa del Hospital Garrahan también integra el temario de la sesión parlamentaria a través de la Ley de Emergencia en Pediátrica. Paula Alfieri vino al Congreso junto a la agrupación Soy Garrahan, y afirma: “Meterse con el Garrahan es particularmente cruel. Ya se fueron más de 230 médicos que renunciaron por bajos salarios, ese vaciamiento se va notando dentro del hospital. Si no podemos proteger a las infancias y a las personas jubiladas somos una sociedad que está completamente rota”. Ella también nota una merma en la concentración, a la vez que señala la necesidad de transversalizar los reclamos. “Me defraudó un poco ver tan poca gente. Creo que todas las familias estamos atravesadas por las luchas que están hoy en la calle: jubilados, infancias, discapacitados. La batalla por los derechos es transgeneracional, por los de hoy y por los que vienen. Todas las personas se merecen un futuro digno”.