Del papel a la pantalla

Del papel a la pantalla

En la Biblioteca Nacional, cine y literatura se cruzan en una muestra que recupera guiones, afiches originales y cuadernos de dirección vinculados al séptimo arte. Una invitación a conocer la cultura desde una perspectiva lúdica y cercana.

“Pienso que la sala de un cinematógrafo es el lugar que yo elegiría para esperar el fin del mundo”. La frase de Adolfo Bioy Casares, que recibe a quienes ingresan a Escritos en celuloide, abre paso a un recorrido que revela el diálogo creativo entre escritores y cineastas en la historia argentina. La muestra, que puede visitarse con entrada libre y gratuita hasta el 3 de agosto en la Sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional, recupera la historia del cine argentino a partir de sus cruces con la literatura mediante una cuidada selección de manuscritos, guiones, fotografías, objetos y documentos. “Es una propuesta que invita a repensar el cine y mueve una fibra emotiva”, asegura Fernanda Olivera, curadora de la exhibición, en diálogo con ANCCOM.

La idea nació tras una visita al Museo del Cine, cuando Olivera y su equipo buscaban afiches para una muestra sobre seres mitológicos. Allí surgió la pregunta por las adaptaciones literarias en la pantalla grande. “Notamos que desde las instituciones dedicadas al cine nunca fue muy explotado el tema de las transposiciones, así que pensamos que utilizar los textos de la Biblioteca Nacional era una buena forma de contar esa historia”, explica. A partir de esa idea inicial, abrieron nuevas líneas de exploración y comenzaron a relevar no sólo novelas sino también poemarios y antologías de cuentos.

La curaduría se apoyó en los estudios del crítico y periodista Claudio España, quien a lo largo de varios libros recopiló la historia del cine argentino desde 1930 hasta la actualidad. “Tomando como base su trabajo armamos una línea cronológica estructurada en grandes períodos, donde destacamos películas de las que teníamos material y aquellas que no podíamos dejar de lado por ser clásicos”, señala. A lo largo de los paneles, la exposición repasa algunas de las más de 300 adaptaciones cinematográficas. Muchas de las piezas provienen del acervo de la Biblioteca Nacional e incluyen primeras ediciones de novelas como Cicatrices de Juan José Saer o El salvaje de Horacio Quiroga.

Si bien el criterio cronológico guía el recorrido, también hay ejes temáticos. Se destacan autores frecuentemente adaptados, como Jorge Luis Borges –interpretado por diferentes actores a lo largo del tiempo– y Bernardo Kordon, cuya obra fue resignificada por cineastas contemporáneos. Para Olivera, este último caso es especialmente relevante ya que “es un autor gigante que no había sido tan leído y el cine lo puso en el lugar que merecía”. También se destacan duplas creativas fundamentales para el cine nacional como Beatriz Guido y Leopoldo Torre Nilsson, o Michelangelo Antonioni y Julio Cortázar.

Lo que revela el archivo

Además del fondo literario, la muestra se nutre de archivos fílmicos como los de Estudios San Miguel, Lumiton, Argentina Sono Film y Estudios Baires, que aportaron afiches y documentos ausentes en la hemeroteca. Pero su valor va más allá del contenido: también permite pensar el rol que tuvieron las salas de cine en la vida cotidiana. “Los representantes de los grandes estudios nos hablaron de lo que significaba que existiera una ciudad cinematográfica en un barrio o que se inaugurara un cine al estilo palacio, como los que se construían a mediados del siglo XX, donde alrededor del ritual del cine se formaba una identidad barrial y una comunidad”, relata.

Olivera también destaca la colaboración generosa de directores y actores, quienes cedieron materiales de sus archivos personales para reconstruir sobre todo el último tramo histórico de la exposición, que va desde 1990 hasta la actualidad. “Lo que más me sorprendió fue ver los guiones manuscritos, con dudas sobre el título o palabras tachadas y vueltas a escribir. Ese material me pareció maravilloso”, recuerda. Entre las piezas más singulares se encuentran los storyboards de Aballay, el hombre sin miedo (2010), préstamo de su director Fernando Spiner, y los guiones originales de El viento que arrasa (2023) de Paula Hernández.

La exposición también se detiene en el rol de los medios de comunicación en la difusión del cine. La primera crítica de la que se tiene registro data de 1894, cuando un cronista relató el funcionamiento del mutoscopio, un dispositivo cinematográfico patentado por Herman Casla que se proyectaba como evolución del kinetoscopio creado seis años antes por Thomas Edison. Ya en el cine contemporáneo se exhiben ejemplares de El Amante o Kilómetro 111, revistas especializadas que renovaron la crítica cinematográfica en la Argentina y acompañaron sus transformaciones en el modo de filmar.

Cruce de generaciones

Uno de los aspectos más valiosos es su propuesta lúdica y sensorial. Para ilustrar cómo se filmaban las primeras películas de animación –técnica en la que el cine argentino fue pionero– se exhibe un muñeco articulado de cartón que simula el cuadro por cuadro del stop motion. “Tratamos de incluir objetos que permitan al público tener contacto directo con esas materialidades”, cuenta Olivera.

Entre los más llamativos se encuentra un folioscopio mecánico artesanal creado por Inés Girola, que genera la ilusión de movimiento al hacer pasar rápidamente una secuencia de imágenes. Este objeto recupera el espíritu de los orígenes del cine y se convierte en una puerta de entrada para quienes se acercan por primera vez a este universo, dispuestos a descubrirlo mientras juegan. En esa experiencia se revela una de las claves de Escritos en celuloide: conectar distintas generaciones a través de un lenguaje común.

La muestra también permite seguir de cerca el proceso de transformación de una idea en película. Uno de los casos más reveladores es el de El Patrón: Radiografía de un crimen (2014), que partió de una noticia policial, fue adaptado en formato libro y, más tarde, convertido en film. En el panel dedicado a esta historia se exhibe una copia de la causa judicial, el guion subrayado e intervenido por el director Sebastián Schindel y un hilo rojo que conecta cada elemento, evocando la tensión narrativa propia del thriller. “Es importante que la gente pueda tocar y abrir esos materiales para ver todo el trabajo que hay detrás”, enfatiza la curadora.

Esta combinación de juego y archivo también funciona como un puente. “Está pensada para las nuevas generaciones, pero también para quienes somos más grandes y recordamos no sólo las películas, sino cómo era ese cine que ya no está”, agrega Olivera. A la par del repaso por las adaptaciones literarias, la muestra narra la expansión de las salas a lo largo de las décadas y su progresiva desaparición, un recorrido que invita a reflexionar sobre los modos en se consume hoy el cine.

Memoria y resistencia

En tiempos difíciles para la industria cinematográfica, la muestra ofrece un mensaje contundente: el cine argentino es también una historia de resistencia y creación colectiva. “Cada uno de esos períodos, aunque claramente diferenciados, pasó por momentos de devastación, persecución e intentos de silenciamiento, pero siempre zafó. Esta muestra también es una forma de decir: ‘Esto también lo vamos a superar’”, sostiene.

Más que una cronología, Escritos en celuloide funciona como una puerta de entrada a nuestra historia cultural desde los libros, las películas y los objetos que la preservan. “La Biblioteca Nacional conserva la memoria de nuestra nación, por eso esta muestra, como todas las que hacemos, es una invitación a que conozcan los archivos, que investiguen y la pasen bien”, concluye Olivera.

Escritos en celuloide se puede visitar hasta el 03 de agosto de lunes a viernes de 9 a 21h y sábados y domingos de 12 a 19h en la Sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (Agüero 2502, CABA).

“Los postítulos son espacios muy valiosos de formación”

“Los postítulos son espacios muy valiosos de formación”

El gobierno de Jorge Macri cerró especializaciones docentes cuya apertura ya había sido aprobada. Profesores y estudiantes se agruparon para denunciar lo que viven como un ataque permanente y un bloqueo a su desarrollo profesional.

“Dejar a la formación pública, gratuita, universal y de calidad a la deriva es bloquear el desarrollo precarizando la educación. Al parecer, cuanta menos educación tengan todos, más fácil podrán ser manipulados –afirma Romina Laura Bralo González, docente egresada de los postítulos de CABA–. Además, es una amenaza a los puestos de trabajo,al limitar la instancia de aprendizaje y diversidad de contenidos en la profesionalización docente”.

A principio de año, el Ministerio de Educación porteño, a cargo de Mercedes Miguel, cerró postítulos de nivel superior como Educación Ambiental Integral, Ciencias Tecnológicas, ESI, Derechos Humanos, Arte y Cultura, que ya no están dentro de la oferta académica. La medida de discontinuarlos, dispuesta por la secretaria general de Formación Docente, Graciela Uequín, se tomó pese a la aprobación correspondiente de las propias autoridades para su apertura.

Ante el sistemático recorte y subejecución del presupuesto educativo, la reducción de la oferta –entre otras cosas, no dando apertura a todos los postítulos–, y la consecuente baja de la calidad, docentes de la Ciudad denuncian un ataque a su formación.Desde hace tiempo, los postítulos de CABA vienen resistiendo intentos de cierre, restricciones en la inscripción y vaciamiento progresivo por parte del Gobierno porteño.

“Es un intento de mercantilizar la educación como negocio, y no un derecho.El ataque a la formación es permanente hace años, por lo que estamos tratando de que salga de las sombras para poder visibilizar cómo desfinancian al sistema educativo, atentando a la educación pública, universal y gratuita”, agrega Bralo González.

“Los postítulos son formaciones y capacitaciones que realizan los docentes una vez que están recibidos, que les permiten seguir adquiriendo las herramientas necesarias para su formación profesional, transmitiendo a los estudiantes una educación comprometida y de calidad en cuanto a los contenidos de los programas de enseñanza”, explica con emoción María Marta Fernández Rosa, docente coordinadora del Postítulo Artes y Tecnologías Digitales de la Escuela Superior de Educación Artística “Aída Mastrazzi”.

“Son especializacionesque dependen del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad. En febrero de este año, muchos tenían la aprobación para dar apertura a sus inscripciones a estudiantes, pero esto no sucedió, aunque sí están finalizando su segundo año los postítulos que vienen del anterior. Son espacios muy valiosos de formación académica, responden a necesidades docentes, brindan temáticas variadas y otorgan un puntaje que es muy importante para la carrera docente”, detalla Fernández Rosa.

Las planificaciones de los postítulos son elevadas todos los años al Ministerio de Educación, que las aprueba o no y da el visto bueno para su apertura, aclarando, en su resolución, que están sujetos al recorte presupuestario.Este año los docentes vienen denunciando los cierres por decisión del Ministerio y buscando el apoyo de sindicatos docentes, hasta ahora sin respuesta.

En diálogo con ANCCOM, Temis Saccomanno, secretario de Educación Artística de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), puntualiza: “Cuando ocurrió lo de la escuela de Jorge Donn, UTE intervino tratando de buscar explicaciones al cierre del postítulo. Para ello, se reunió con autoridades del Ministerio de Educación, quienes categóricamente anunciaron al sindicato que no iban a abrir los postítulos en este 2025, debido a un tema de presupuesto, como así también dejaron entrever que en un tiempo dejarían de existir, serían remplazados por nuevos programas, reformulaciones que aún están en desarrollo”.

Tras ese hecho, por abajo se formó un colectivo de lucha por la apertura de los postítulos en CABA, integrado por docentes de distintas instituciones, que lleva su reclamo a todos los lugares posibles porque los consideran muy importantes para la formación tanto de docentes como de estudiantes.

El pasado sábado 24 de mayo, la agrupación organizó una protesta en el barrio del Abasto, con juegos callejeros, para visibilizar su reclamo. Allí, Natalia Franchi, coordinadora general del postítulo de “Danza teatro comunitario”, de la Escuela “Jorge Donn”, precisó: “Los postítulos son siempre para profundizar y actualizar en un campo de conocimiento específico, atravesado por un tiempo de duración entre uno y dos años,durante una jornada extensa de trabajo en conjunto, que permite forjar y fortalecer los lazos humanos elementales en las y los otros”.

Franchi añadió: “Este postítulo de Danza teatro comunitario existe desde 2022, luego de tener la aprobación del Ministerio de Educación, que resolvió su apertura de actividades para ese año y el siguiente, y luego hizo lo mismo para 2024 y 2025, para que sus estudiantes pudieran finalizar sus especializaciones en tiempo y forma. Sin embargo, este año los aspirantes no tuvieron la posibilidad de inscribirse. La causa de que no se abra la inscripción a los postítulos es política, junto con el recorte presupuestario en educación,habiendoquedado desmentido (como quisieron instalar), que no había aspirantes o que había irregularidades”.

Hoy, tanto ella como sus compañeros se encuentran en la incertidumbre de no saber si los postítulos van a continuar o si acaso ya es un hecho que van a dejar de existir.Frente a lo que califican como un ataque sistemático a la educación, el colectivo de docentes promete seguir peleando por la apertura, hasta que sus voces sean escuchadas.

¿La legislatura porteña mira a la calle?

¿La legislatura porteña mira a la calle?

El gobierno de Javier Milei decretó que no habrá ayuda nacional para los sin techo y que cada jurisdicción se tendrá que hacer cargo de ellos. En una coproducción con la revista Hecho en Buenos Aires, ANCCOM le preguntó en campaña a los candidatos que políticas propondrían para esta cuestión.

Agentes de la Secretaría de Espacio Público e Higiene Urbana, acompañados por efectivos de la Policía, desalojaron este 4 de junio a Leonella y un grupo de personas en situacion de calle que pasaban la noche en un pallier de Juramento y O´Higgins, en la Ciudad de Buenos Aires.

El 18 de mayo la Ciudad votó y treinta bancas en la Legislatura porteña cambiarán de manos en diciembre. Afuera, en las veredas frías y sin promesas, hay personas que duermen bajo el cielo de Buenos Aires. Las cifras oficiales dicen que son poco más de cuatro mil, pero las organizaciones sociales aseguran que son muchísimas más. Las campañas hablaron de ellos: los sin techo, los sin nombre, los sin nadie. Se prometió de todo —desde la erradicación de la miseria hasta la gentrificación disfrazada de orden—, pero las promesas, como siempre, flotan. No bajan. No abrigan. No salvan. Mientras tanto, las Personas en situación de calle siguen ahí, esquivando a la policía, al hambre, al miedo. Resisten, no por épica, sino porque no hay otra. A continuación, lo que cada legislador electo dijo en campaña sobre las políticas que tienen para ellas.

“Adorni es Milei”

El secretario de Comunicación y Medios, Manuel Adorni, fue electo como candidato del oficialismo nacional. Su campaña se basó principalmente en su identificación con el presidente: “Adorni es Milei”, como se leía en los afiches diseminados por la ciudad. El candidato libertario, que propone “llevar el modelo de Milei a la Ciudad”, no presentó propuestas concretas orientadas a las personas en situación de calle. Sí prometió implementar “un Estado más chico y eficiente” y una “Ley Bases porteña”. En materia de vivienda, propone bajar el ABL, eliminar el impuesto a los Sellos —3,5% del monto de la compraventa, excepto en primera vivienda— y desalojar rápidamente a los “usurpadores” de casas. 

“San Toro”

Electo por la lista Es Ahora Buenos Aires, “San Toro” –tal como se autoproclamó en campaña–, planea “dar pelea contra el abandono de Jorge Macri y la crueldad de Javier Milei”. Parte de su campaña se centró en denunciar los negociados del Gobierno de la Ciudad con empresas privadas que prestan servicios en el territorio porteño. 

En cuanto a las personas en situación de calle, propone erradicar la indigencia en cuatro años con un enfoque que combine asistencia inmediata y soluciones estructurales. En tal sentido, promueve el plan «BsAs sin Indigencia», donde incluye un ingreso básico común, urbanización de barrios vulnerables y programas de reinserción laboral. Por otro lado, en su programa electoral también se afirma que la Ciudad estuvo planteada desde un modelo urbano que privilegia la especulación inmobiliaria sobre las necesidades humanas, lo que provoca una crisis habitacional sin precedentes, pérdida de espacios verdes y “una desigualdad territorial que fractura el tejido social entre un norte próspero y un sur olvidado”. Para ello, desde su plataforma propone realizar una auditoría integral sobre las ventas de tierras públicas y los convenios urbanísticos de los últimos 16 años; actualizar el Plan Urbano Ambiental y modificar el Código Urbanístico para limitar la construcción especulativa; proponer un Plan de Vivienda Integral que incorpore al mercado 20.000 viviendas ociosas; generar una transformación ecológica plantando árboles nativos para crear nuevos parques públicos y promover la urbanización de barrios populares. 

Una brújula ahí

La diputada nacional por Juntos por el Cambio, Silvia Lospennato, respaldó un proyecto de ley para crear una red de Centros de Integración Social de acceso voluntario y permanente, con atención las 24 horas, todos los días del año. El proyecto también contempla la implementación de un sistema de atención móvil y programas de formación y capacitación en oficios para facilitar la reinserción social y laboral de las personas en situación de calle. En una entrevista en Cortá por Lozano, ante la pregunta de Costa —actriz, panelista y humorista trans— sobre el estado de emergencia de los hospitales públicos, la legisladora confundió la ubicación del hospital Ramos Mejía, al que situó en el conurbano. El Ramos Mejía es uno de los lugares donde todavía sobrevive el Estado presente para las personas TLGBIQ+ que viven en condiciones de vulnerabilidad. 

“Vuelvo porque hay olor a pis”

Horacio Rodríguez Larreta encabezó la lista Volvamos Buenos Aires y basó su campaña en su capacidad de gestión, marcando las deficiencias de la nueva administración. “Trayéndolo a Jorge Macri del conurbano me equivoqué”, reconoció en una entrevista con Pedro Rosemblat. Consultado sobre sus propuestas para las personas en situación de calle, afirmó que “el Gobierno de la Ciudad tiene que hacerse cargo del problema. La situación social no es muy distinta a la que tuvimos durante mi gestión, y claramente antes había una respuesta con el Buenos Aires Presente”. 

En lo que respecta a la política habitacional, el legislador electo plantea que se deben seguir modelos que funcionaron en el exterior:  “Poder comprar o alquilar un lugar en la Ciudad es una aspiración permanente de los porteños. Hoy el Gobierno está dejando pasar oportunidades que en otras grandes ciudades, como Nueva York o Barcelona, supieron aprovechar”. Larreta propuso principalmente el Microcentro: “Hay infraestructura, subtes, colectivos y está lleno de oficinas vacías. Hay que generar vivienda ahí para que alquilen jóvenes y adultos mayores, con beneficios fiscales proporcionales al porcentaje de reconversión de cada edificio”. También remarcó la necesidad de recuperar la política de créditos de tasas bajas del Banco Ciudad y de garantías y facilidades para ingresar a un primer alquiler del Instituto de la Vivienda. “Todo eso se suma a lo que ya avanzamos en mi gestión respecto a la vivienda social: hicimos la mayor inversión en 50 años con la construcción de 5.000 viviendas, en la urbanización del Barrio 31, Rodrigo Bueno, Fraga o el Barrio 20”, afirmó.

La eterna presencia

Vanina Biasi, diputada por el Partido Obrero en el Frente de Izquierda-Unidad (FITU), encabezó la lista trotskista. Su campaña se basó en propuestas para mejorar los ingresos de los trabajadores de la Ciudad, denunciar la violencia de la Policía porteña contra jubilados, mujeres, disidencias y personas pobres, y visibilizar negociados del gobierno con grandes empresas. 

Ante el aumento de personas en situación de calle, planteó desde su cuenta en X que la Ciudad debe detener la criminalización, crear centros integrales de atención en cada comuna, generar empleo genuino y un plan de viviendas populares financiado con un impuesto a la especulación inmobiliaria. En una entrevista con Prensa Obrera, Biasi se refirió al problema de la vivienda en la Ciudad, denunció la concentración habitacional en pocos propietarios y propuso armar un banco de tierras en la Ciudad, para evitar que la especulación financiera encarezca los terrenos. También planteó que hay que aumentar los salarios y establecer un porcentaje proporcional a los ingresos mensuales de los trabajadores, que los alquileres no deberían sobrepasar.

Su compañero de lista, Luca Bonfante, propuso un impuesto a las viviendas ociosas. ya que hay 200 mil viviendas vacías en CABA —dato que surge de un pedido de acceso a la información realizado por el Cedesu (Centro de Estudios para el Desarrollo Económico y Social Urbano) al ENRE (Ente Nacional Regulador de la Electricidad) en 2022—. “Es falso que el mercado solucionará el problema habitacional. Solo fomenta la especulación con algo que no es un negocio sino un derecho”, afirmó.

La Ciudad soltó a Marra

Ramiro Marra, exlegislador por La Libertad Avanza, se postuló como candidato de la lista Libertad y Orden de la UCeDé pero por el bajo caudal de votos no logró entrar a la Legislatura. “Para la gente que lamentablemente no tiene dónde vivir y está en situación de calle, ya hay normativas”, afirmó el legislador que buscaba reelegir su banca en una entrevista con María Julia Olivan para Border Periodismo. Marra centró su campaña puntualmente en “erradicar a los fisuras”, como llama a las personas en situación de calle con adicciones o problemas de salud mental. “A los fisuras se les termina la joda. Vamos a incluir, en el código contravencional, duras sanciones y detenciones para los que dormitan y merodean en la vía pública, porque esto no es sano para nadie, aumenta la probabilidad de que ocurra un crimen y nos pone en situación vulnerable a quienes queremos circular en paz”, propuso en su spot electoral.

En cuanto a política habitacional, el candidato libertario es partidario de que la única regulación sea la del mercado. En enero de este año celebró vía la red social X la decisión del Gobierno nacional de retirarse de la construcción de viviendas. «El Gobierno no tiene que construir casas, su función debe ser la de generar condiciones óptimas para que las personas puedan acceder a créditos hipotecarios y proyectar ser propietarios”, afirmó. Durante su campaña, también propuso “pasar una aplanadora a todo el costo político de la Ciudad de Buenos Aires”, reducir a la mitad la cantidad de legisladores y eliminar a los comuneros.

El humedal sagrado de Ciudad Evita

El humedal sagrado de Ciudad Evita

Junto al Río Matanza, una comunidad multiétnica resguarda un territorio declarado yacimiento arqueológico y reserva natural, ante el avance de los negociados inmobiliariarios y la falta de respuestas del Estado.

La comunidad indígena Tres Ombúes es la unión de diversas procedencias que buscan un mismo fin. Pueblos diaguita, kolla, quechua, guaraní, mapuche y qom, entre otros, se integran en un momento en que la cultura indígena ha pasado a ser una minoría olvidada, subestimada y negada por muchos.

Tras varios conflictos por el avance ilegal de construcciones sobre el territorio, uno de los principales objetivos de la comunidad es proteger el humedal de Ciudad Evita, ubicado junto al Río Matanza, así nombrado tras la masacre por parte de los españoles a los querandíes que habitaban la zona. Hoy, la reserva es considerada una tierra sagrada donde se realizan ceremonias ancestrales y actividades abiertas a toda la comunidad, para contar la historia jamás contada.

Sábado por la mañana, convocados a una jornada de plantación de árboles, se acercan al lugar grupos de estudiantes universitarios, algunos por primera vez, mientras para otros es un regreso. Si se acude en colectivo, o a pie, es necesario bordear la Ruta Provincial 4, pasar junto al Río Matanza y llegar a cierta confusión de vegetación, hasta toparse con un claro en el que se abre un camino de tierra, junto a un cartel amarillo que declara: “Territorio ancestral indígena”, y más pequeñito “Art. 75, inc. 17 C.N”.

Ya adentro, Delia Claros recibe al grupo. Lleva el pelo negro recogido en una colita, un anaranjado blusón de mangas largas, pantalones y botas de lluvia. Saluda a cada uno con un beso en la mejilla. Se trata de la vocera de la comunidad. Tras un breve tour, hace de guía hasta un fuego escondido entre una pequeña estructura de ladrillos, sobre la cual hay una pava de hierro enorme, del tamaño de un gato gordo. También está allí la bandera wiphala, que flamea y reluce sus cuadrados de colores brillantes, junto a un cúmulo de macetas con los arbolitos a plantar.

Daniel, psicólogo social y guaraní, explica que árbol se dice yvyra, y es para él una conjunción entre tierra y cielo que se unen, y que guarda una armonía con todos los seres vivos a su alrededor. Entonces, Delia pide armar una ronda para que todos se presenten, y luego comienza el ritual de la k´oa. Ella toma cenizas del fuego y las coloca en un cuenco de barro, echa allí algunas ramas secas y, cuando comienza a salir humo, alza el cuenco en alto. “Para pedir por todos nosotros hoy“, comienza en castellano y continúa en su lengua indígena, y el humo les llega a todos a medida que Delia gira sobre sí hacia el “este, norte, oeste y sur”. Finalmente, camina alrededor de los árboles que serán plantados, y los envuelve en la humareda.

Al finalizar la ceremonia, estudiantes y miembros de la comunidad se dividen en grupos para plantar. Primero, seleccionan el lugar; luego abren paso a la tierra arrancando de raíz los yuyos, con las manos o con machete; cavan los pozos; plantan y marcan con cañas e hilo naranja, para no perder de vista a los pequeños árboles. En tanto, Delia se retira hacia una zona que dice: “Huerta”.

Junto a un depósito de herramientas, bajo un árbol, hay una gran mesa de madera en la que descansa Caramelo, el gato naranja de la comunidad, y Delia aviva un fuego para cocinar un pollo al disco, mientras conversa con ANCCOM.

“Este territorio es un yacimiento arqueológico declarado: Ezeiza III. Trabajaron arqueólogos, se sacaron más de cinco mil restos, e historiadores se refieren a este lugar porque los documentos, sobre todo españoles, hablan de este espacio donde fue la resistencia de los querandíes contra los españoles. Los querandíes, en un primer momento, fueron amistosos, brindaron alimento y obviamente sufrieron abusos. Cuando dejaron de dar alimento, los españoles vinieron a buscarlos. Eso fue con Pedro de Mendoza. En un segundo intento, en 1536, vinieron con más armamentos, barcos, y los masacraron”.

Delia Claros charla tranquila, mientras pela y corta papas, berenjenas y tomates para sumar al disco. “El territorio nunca fue resguardado por el Estado –explica–. Algunos mafiosos empezaron a vender terrenos, hay varios juicios en marcha. Hace más de diez años que venimos pidiendo el resguardo, para que no avancen y destruyan la tierra. Desde el 2 de noviembre del 2020 estamos instalados acá, peleando con los del barrio Puente 13 para que no avancen, poniendo el cuerpo”.

Desde 2018 crece el número de familias que ocupan la zona. Ellas han alegado haber comprado los terrenos de buena fe, sin saber que la compra-venta de este predio es ilegal, al haber sido declarado reserva natural, ser un importante yacimiento arqueológico, y también un cementerio indígena querandí.

“Somos una comunidad multiétnica, hermanos de diferentes naciones que compartimos ceremonias y saberes. Hacemos trabajo comunitario los fines de semana y venimos a compartir, sostenemos esto en los momentos que cada uno puede. No tenemos ningún tipo de subsidio ni nada, todo es a pulmón”, precisa Delia.

Los estudiantes tienen las manos cubiertas de tierra y la mayoría acaba de realizar su primera actividad agrícola. Los arbolitos ya tienen sus lugares, bien distribuidos junto a los caminos de la reserva, y en una ronda en la que giran dos mates alguien habla de romper con la distinción nosotros-ustedes, y de que es necesario acercarse a las culturas indígenas, no como si fuesen ajenas, sino como parte de la historia personal de la mayoría de los argentinos.

“Realizamos nuestras ceremonias ancestrales, que es lo que nos une, y muchas actividades relacionadas con nuestras raíces identitarias, esa memoria de los pueblos originarios que fue denegada por muchísimos años. Yo como kolla quechua, los hermanos como guaraníes, hablamos sobre la resistencia de los pueblos indígenas, que no te cuentan en la escuela –remarca Delia–. Sí te cuentan de los españoles. No de Telomián Condié, el primer cacique guerrero. Así que nosotros contamos esta historia para que le den el valor que tiene, y para que no destruyan a los seres que viven en este humedal”.

“La defensa de los humedales queda en manos de los pobladores de las islas”

“La defensa de los humedales queda en manos de los pobladores de las islas”

Vecinos y vecinas del Delta del Paraná denuncian la construcción de un emprendimiento inmobiliario de más de 400 lotes ubicados en la segunda sección de las islas del Delta del partido de San Fernando y exigen que se detenga el proyecto que impactará en el ecosistema local, regional y global.

El Delta del Paraná es una región extensa que contiene diversas realidades. El extractivismo avanza sobre gran parte de las islas y asume distintas formas. En ese sentido, la especulación inmobiliaria no es algo novedoso, sino que viene de larga data: “A partir de los años noventa, coincidentemente con políticas económicas de apertura y desregulación, se impulsó en la zona de Tigre, entre otras localidades, la construcción de barrios cerrados, también llamadas urbanizaciones neoliberales”, comenta Diego Domínguez, sociólogo rural y habitante de las islas. Se trata de murallas altas que encierran compartimentos estancos y tierras bajas que fueron rellenadas para convertirse en segundas o terceras viviendas de poblaciones de altos ingresos. Nordelta, responsabilidad del inversor y desarrollador inmobiliario Eduardo Constantini, es quizás el ejemplo más emblemático de la conducta depredadora contra los humedales que asumen estas iniciativas económicas de grandes capitales.

“En esa década no existía aún la tecnología necesaria para avanzar sobre las islas, pero ya estaba la idea de trasladar el mismo modelo de barrio cerrado que se propagaba en las zonas ribereñas hacia la zona del Delta, que era vista como una frontera de expansión inmobiliaria jugosa para los intereses económicos”, advierte Domínguez, quien agrega que los primeros emprendimientos que lograron avanzar sobre las islas fueron el Barrio Santa Mónica y el Islas del Este a principios de este siglo. “Esta ocupación territorial se encuadra dentro de una lógica general que no solo prevalece, sino que lamentablemente se expande”, suma Guillermo Folguera, biólogo, filósofo y militante socioambiental. “A veces –agrega- se da en formas de viviendas, y en algunos otros casos, como lo recientemente denunciado en San Fernando, como ciudades náuticas que abarcan una gran cantidad de tierras”.

Imágenes satelitales de la zona afectada por el emprendimiento «Vistas al Paraná» en 2024 y 2025. Las obras de canalización avanzaron pese a la clausura de la obra.

 

“Si bien existen varios barrios privados en la zona, ahora lo que se está planteando son ciudades náuticas que abarcan superficies mucho más amplias de territorio. Hay varios proyectos de estas características en marcha, que lo único que hacen es alterar completamente el funcionamiento natural de los humedales”, manifiestan miembros de la Agrupación Vecinos y Vecinas del Delta. Ellos se organizaron para denunciar el avance de Vistas al Paraná – Ciudad Náutica, un emprendimiento inmobiliario de más de cuatrocientos lotes ubicados en la segunda sección de las islas del Delta del partido de San Fernando. Con respecto a este proyecto, los vecinos alertan sobre la gravedad de la situación: “La modificación del terreno genera un impacto negativo para la flora y fauna. En sí, el daño ya está hecho porque transformaron el lugar: elevaron y rellenaron las tierras, construyeron canales, diques y terraplenes. Incluso ya iniciaron la preventa de los lotes”.

“La pérdida de humedales redunda en un montón de perjuicio”, indica Folguera y destaca que las consecuencias ecosistémicas tienen que ser entendidas a escala local, regional y global. Como habitante de las islas, Domínguez expresa: “Cuando se inician desarrollos inmobiliarios de tamaña magnitud, advertimos diversas modificaciones en el entorno. Por ejemplo, hay cambios en el color, forma y velocidad en la que circula el agua en los arroyos”. Por su parte, la Agrupación Vecinos y Vecinas del Delta agrega: “Al ser proyectos tan grandes, llevan una densidad de población que no es la habitual para las islas. Esto produce mayores movimientos de yates, lanchas y grandes embarcaciones que provocan accidentes náuticos y la erosión de las costas”. Además del plano local, Folguera hace hincapié: “En un contexto de tanto negacionismo, no hay que minimizar las consecuencias a nivel regional y global. Resulta importante entender que toda situación de deforestación, de desmonte, de pérdida de humedales lo que hace es bajar la cantidad de captadores potenciales de carbono. Por eso, todos estos negocios aceleran y empeoran la situación de crisis climática global”.

“Como agravante, el espacio donde se pretende construir Vistas al Paraná – Ciudad Náutica fue declarado reserva de biosfera por la UNESCO y como tal, tiene sus normas. Aquí se contempla la interacción del ser humano con la naturaleza a través de una vía sustentable”, denuncian Vecinos y Vecinas del Delta, quienes solicitan su imperiosa detención. En el año 2000, según lo establece dicho organismo internacional, se incluyó a las islas del Delta dentro del área de reserva: el documento especifica que en este lugar no se deberían realizar grandes obras de infraestructura ni dragados que alteren las condiciones naturales de los diferentes cursos de agua. “Cuando tomamos conocimiento de la situación, desde la Municipalidad de San Fernando nos dijeron que la obra estaba clausurada y que de ninguna manera iban a permitir que esto sucediera. Sin embargo, días posteriores a este anuncio las máquinas retroexcavadoras siguieron trabajando con la faja de clausura puesta en el lugar”.

“Hoy, en definitiva, la defensa de los humedales queda en manos de los vecinos pobladores de las islas. La sociedad civil puede ejercer presión a través del reclamo y la demanda, pero si desde los organismos del Estado no hay voluntad política de acompañar, todo se torna cuesta arriba”, señala Domínguez. En esta línea, la Agrupación de Vecinos y Vecinas del Delta apunta: “Realizamos un pedido de informe de impacto ambiental y habilitaciones que se supone que las empresas deben presentar para poder intervenir en estos espacios. No recibimos respuesta ni del municipio, ni de provincia ni de nación”. A su vez, los vecinos expresan que su lucha no se reduce a un simple reclamo, sino que se enmarca dentro de acciones colectivas que involucran a otras organizaciones que también se oponen a estas expresiones económicas que empezaron a avanzar sobre el Paraná.

Acerca de la importancia de la acción en red, Folguera menciona que recientemente tomó contacto con la Agrupación Vecinos y Vecinas del Delta, con una organización de Brandsen y otra en Venado Tuerto: “Las tres con proyectos diferentes, vínculos y algunas cuestiones comunes; empiezan a escucharse, a pensarse y entenderse en términos colectivos. Empiezan a comprometerse con los espacios que habitan, el agua que toman y el aire que respiran. Al decir “esto no”, están diciendo en muchos sentidos y de muchas maneras en qué mundo sí quieren vivir”. Independientemente del éxito o fracaso de estas iniciativas, es la organización comunitaria, con avances y retrocesos, la que queda establecida.

“Las agrupaciones de vecinos nos oponemos a que estos emprendimientos violentos y depredadores ingresen a las islas, buscamos generar conciencia sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y trabajamos por construir una alternativa económica de desarrollo sustentable para la población isleña sin hacerle el juego a los negocios inmobiliarios que operan como un extractivismo más de ocupación territorial”, concluye Dominguez.

La solidaridad funciona

La solidaridad funciona

El 2 de junio se celebra el Día del Bombero Voluntario en Argentina en homenaje a quienes arriesgan su vida sin esperar nada a cambio. ANCCOM visitó el cuartel de Villa Ballester para conocer cómo es la rutina, los desafíos y la vocación detrás del uniforme.

El 2 de junio se celebra la fundación del primer cuerpo de bomberos voluntarios del país, creado en 1884 en el barrio porteño de La Boca por iniciativa de Tomás Liberti, su hijo y otros vecinos del barrio, mayormente inmigrantes italianos. La iniciativa surgió luego de un incendio en la zona portuaria. Desde entonces, el país ha desarrollado una de las redes de voluntariado más importantes del continente, con más de 58.000 bomberos y bomberas distribuidos en más de 1.100 cuarteles a lo largo del territorio nacional.

ANCCOM se acercó hasta el cuartel de Bomberos Voluntarios de Villa Ballester y pudo conversar con Carlos Bonasera de 25 años, quién se sumó como bombero voluntario en 2023 y que además se desempeña como inspector de calidad en una fábrica de envases flexibles de José León Suarez.

Para Bonasera, ser bombero voluntario en la Argentina es, ante todo, un acto de vocación y de entrega. Pero con las ganas no alcanza: para ingresar al cuerpo de Villa Ballester se deben cumplir ciertos requisitos básicos: tener entre 18 y 38 años, estudios secundarios completos y superar una evaluación psicológica, física y médica. Luego comienza un proceso de formación técnica que incluye conocimientos en incendios, rescates, primeros auxilios, materiales peligrosos y más. El curso puede durar entre seis meses y un año, dependiendo de cada jurisdicción, y finaliza con un examen teórico-práctico y un juramento de servicio.

Bonasera entiende el desconcierto que algunas personas sienten con quienes se ofrecen a trabajar como voluntarios, más si eso supone ponerse en situaciones de riesgo. Él lo disfruta y es su vocación: “Nadie me cuestionó porque entienden que hago lo que me gusta y uno no puede pedirle a la gente que quiere que deje de hacer lo que los hace felices”.

Los bomberos voluntarios no solo actúan en caso de incendios, también están entrenados para asistir en accidentes de tránsito y rescates en altura, desde el romántico caso de bajar el gato de arriba del árbol hasta personas accidentadas.

Protocolo

El protocolo indica que los telefonistas del cuartel reciben la llamada, ya sea de las autoridades o de algún vecino que informa algún accidente o problema. Los bomberos que están al teléfono tienen que tratar de obtener la mayor cantidad de información posible acerca de lo sucedido, luego dan la alerta y avisan a quienes están haciendo la guardia. Se ponen la ropa de protección y se paran en una línea amarilla que hay al costado del camión, a la espera de la persona que va a ser la encargada del operativo.

El de mayor jerarquía y experiencia al momento de la llamada es quién elige con quién asistir al lugar del siniestro. La cantidad de bomberos que asisten a cada emergencia depende de la magnitud de lo sucedido, de la cantidad de choferes que hay y de la cantidad de gente que queda en el cuartel. Por lo general, cada camión sale con cuatro o cinco personas, para poder cubrir todos los roles que hay, pero varía. Los bomberos solo se tienen que vestir, todo lo demás que puedan llegar a necesitar ya está cargado en el camión a la hora de salir. En Villa Ballester tratan de que el camión arranque un minuto y medio después de recibir el aviso, luego de equiparse.

Los bomberos voluntarios del cuartel de Villa Ballester se dividen en cuatro grupos y cada uno debe hacer una semana de guardia cada mes. En esa semana, tienen que estar disponibles para actuar desde las 22 horas del domingo hasta las 22 horas del domingo siguiente.

Además, y a nivel individual, cada uno de ellos debe cumplir con 30 horas de servicio al mes. Al ser voluntarios y no percibir un salario por su labor, tienen que balancear su trabajo, con su vida personal y el servicio en los cuarteles.

En 2023, se sancionó una ley largamente esperada por el sistema: la jubilación especial para los bomberos voluntarios. Este régimen permite que quienes hayan prestado servicio activo durante al menos 25 años y tengan 50 años de edad puedan acceder a un derecho previsional. Para ello, deben estar debidamente registrados en el Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios (SNBV) y haber participado regularmente en entrenamientos, intervenciones y tareas comunitarias certificadas.

El cuartel de Villa Ballester cuenta además con una escuela de cadetes para chicos y chicas de 12 a 17 años que quieran sumarse a esta familia. Al igual que los adultos, deben cumplir una determinada cantidad de horas mensuales además de recibir la formación sobre el manejo de equipo y cómo deben actuar correctamente ante cada situación.

Los profesionales

En contraste a los voluntarios de Villa Ballester, los bomberos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires están profesionalizados, se dedican exclusivamente a last areas socorro y perciben un salario por el cumplimiento de su trabajo. Además, los bomberos de la Ciudad, alternan entre 24 horas de guardia y 48 horas de descanso, mucho más que las 30 horas mensuales que deben cumplir los voluntarios. Por otra parte, en estos cuarteles no miran con buenos ojos que sus trabajadores quieran dedicar tiempo a otros empleos, estudios y cuestiones personales. En cambio, los voluntarios tienen en cuenta que sus miembros pierden tiempo de calidad con sus familias y amigos o que hasta por prestar servicio llegan tarde a sus trabajos remunerados, por lo tanto

A 140 años de la fundación del primer cuartel de bomberos voluntarios en La Boca, la red de voluntariado sigue creciendo gracias al compromiso de personas como Bonasera. Y también de la comunidad que colabora con donaciones en sus cuarteles cercanos. Porque detrás de cada sirena hay historias de entrega, solidaridad y trabajo en equipo que merecen ser acompañadas.