El papel contraataca

El papel contraataca

Contra la lógica de lo inmediato y lo digital, cuatro publicaciones autogestivas eligen el impreso un espacio de creación y resistencia. En la Feria del Libro, Cancelado, Pulpa, Tinta Local y El Cable encuentran, en las viejas formas de circulación en los kioscos, una forma de intervención del espacio público.

En una charla en la Zona Futuro de la Feria del Libro, cuatro periódicos en papel presentaron sus publicaciones. Se trató de medios que, en tiempos de consumo digital casi exclusivo, apuestan a volver al formato físico y compartieron su experiencia en ese desafío.

A la sala llena, la jornada comenzó con la presentación del colectivo de humor Alegría Política, que contó su recorrido hasta la creación de Cancelado, un diario de historietas de humor político. “La idea fue juntarnos entre colegas y hacer algún tipo de movida para después imprimirnos y no depender ni de las redes sociales, ni de un lugar, ni sponsor, ni nada», explicó Ernán Ciriani, integrante del proyecto, en diálogo con ANCCOM. La idea surgió en oposición a las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri y, pese a los cambios de contexto político, continuó creciendo.

En un principio, Cancelado fue un anuario de tiras de humor gráfico relacionados con la política. Sin embargo, por cuestiones económicas, se transformó en una revista, buscando volver a los kioscos de diarios. Aunque reconocen que las redes sociales fueron útiles para darse a conocer, también sufrieron censura, sanciones y denuncias. «Quedábamos baneados o desaparecíamos de la red social. Estábamos ocultos. Entonces surgió la idea del papel», explicó Maxi Falcone, también integrante del colectivo. Han tenido denuncias de personalidades políticas importantes. “Nosotros no estamos haciendo negocio, no estamos ganando dinero pero sí estamos intentando formar algo que quede en la escuela del humor gráfico que tiene este país», agregó Lele, otro de sus integrantes. Actualmente, llevan publicados cinco periódicos y una revista digital.

Luego fue el turno de Pulpa, la publicación de historietas impulsada por Juan Szama. Su primera edición en este formato salió en 2024 con la historia “A tu rojo ruta” de Mariano Taibo. “Yo venía de imprimir libros y es un costo altísimo para una cosa que termina siendo más de nicho como la historieta. Entonces pensaba que si no lo iba a recuperar, prefería no recuperarlo pero por lo menos que tenga mayor visibilidad y circulación”, explicó Szama en diálogo con ANCCOM. Satisfecho con la recepción del público, que ya prepara la segunda edición, protagonizada por El Zíngaro, de Quique Alcatena.

A pesar de haber pensado previamente al formato de diario como algo muy lejano, Szama expuso que le interesaba “que la historieta dialogue y difundirla en mayor cantidad de lugares posibles. Me parecía que el papel permitía eso en tanto costos y distribución y que aparezca en lugares que la historieta hoy en día perdió. Ya no hay historietas más allá de las pocas que hay de saldo europeas o yankis, no hay historieta argentina en kioscos”.

Que la historieta vuelva a ocupar un lugar en el espacio público, especialmente en los kioscos de diarios y revistas, no es tarea sencilla. Para que un diario pueda exhibirse en un puesto de canillita, el kiosquero debe establecer un acuerdo comercial con las editoriales responsables de los títulos que desea vender. Esto implica firmar un contrato que regule el suministro, los precios, las devoluciones, entre otros aspectos. Recuperar ese espacio público era uno de los intereses que Szama señalaba como fundamentales.

El tercer turno fue para Tinta Local, impulsado por Espacio Moebius, una galería, tienda y editorial dedicada al cómic y al dibujo. Su proyecto propone un enfoque federal: convocaron a 21 dibujantes de distintas regiones del país para retratar comercios de cercanía. «La idea era jugar a tener un periódico donde las noticias se trasladaran al público a través del dibujo, con cronistas que fueran también dibujantes», explicó Martín Ramón, director del proyecto.

Finalmente, con una propuesta provocadora e irónica, se presentó El Cable. La introducción, performática, mostraba a un joven leyendo un diario en papel prensa cuya tapa decía “Únicos, como todos los demás”. Vestido de traje, el presentador leyó: «Te ofrecemos un camino alternativo, diferente, un medio impreso para que puedas sentir de verdad aquello que lees, para que puedas palpar, oler, tocar».

El Cable sostiene un tono irónico en toda su edición, con secciones de moda, psicología, entrevistas, reflexiones sobre inteligencia artificial y originalidad. Su lema: ofrecer un diario “sin tiempo”.

Al cierre del encuentro, los protagonistas exhibieron sus publicaciones en una mesa común. Tapas disruptivas, colores vibrantes y propuestas gráficas contundentes dejaron en claro que, en un mundo saturado de pantallas, el papel todavía puede ser un territorio fértil para la creatividad y resistencia.

 

Nuevo aniversario del genocidio armenio

Nuevo aniversario del genocidio armenio

Con una marcha hasta la residencia del embajador turco, la comunidad armenia de la Argentina exigió el reconocimiento del genocidio y la liberación de los presos en Artsaj.

Este jueves se cumplieron 110 años del genocidio armenio. Como todos los años, los integrantes de ese pueblo que residen en Argentina marcharon desde la Facultad de Derecho hasta la vivienda de quien hoy ocupa el cargo de embajador turco, en Avenida Figueroa Alcorta y Ortiz de Ocampo, para exigir el reconocimiento del crimen por parte de la República de Turquía. Pero, desde 2023,el reclamo también incluye el retorno con garantías de los armenios expulsados a Artsaj (Nagorno Karabaj), y la liberación de presos políticos en Bakú, Azerbaiyán.

El 24 de abril de 1915, el Imperio Otomano, del cual Armenia formaba parte, decidió llevar adelante una serie de medidas de “reubicación” de los armenios, bajo la idea de que el pueblo con el que habían convivido tantos años, se había vuelto una amenaza en el contexto de la invasión rusa durante la Primer Guerra Mundial. Acusados de levantarse y haber apoyado a Moscú, los armenios fueron obligados a dejar sus hogares y a caminar cientos de kilómetros hasta Siria, en las llamadas “caravanas de la muerte”. Muchos de los que lograron sobrevivir al hambre, a la sed y a la violencia de los soldados otomanos, fueron asesinados al llegar a destino. Sobrevivir al desierto era solo una parte del horror. Posterior a la migración forzada, se ejecutó la destrucción del patrimonio intelectual, espiritual y arquitectónico del pueblo ancestral, además de expropiarse las tierras que fueron categorizadas como abandonadas. La persecución buscaba eliminar todo rastro de su cultura. Reconocer el genocidio implicaría una gran cantidad de medidas reparatorias que Turquía no quiere y no tiene intención de afrontar. 

María Rosa Krikorian tiene 82 años y espera pacientemente a que se inicie la marcha convocada para las19 horas. “Perdí a mis abuelos en el desierto y mi mamá tenía tres años cuando eso pasó. Estuvo hasta los quince años en un orfanato en Beirut. Después, a los quince, se vino para acá con los hermanos. Mi papá vino con una hermana y con el cuñado. A la hermana y al cuñado no les gustó y se volvieron. Esa es otra etapa del dolor, porque se volvieron pensando que iban a poder vivir en Armenia, los mandaron a Siberia, se sufrió todo eso”, cuenta.

“Ya somos pocos los hijos directos de los sobrevivientes. Ellos contaban muchas cosas y sentías el dolor de ellos. Ahora te queda esa bronca, esa impotencia… de no poder hacer nada”, agrega. Sus padres fueron siempre muy activos en la comunidad y ella mantuvo esta actividad junto con su marido, también de origen armenio. A la marcha concurrió con sus nietos. “Muchos dicen: ‘Después de tantos años, ustedes siguen con lo mismo…’ Y…sí, no olvidarnos. Los reclamos son los que valen. No importa si ganamos o no algo, pero hay que reclamar para que el mundo sepa”.

Mientras que los más jóvenes se reparten remeras y banderas, los más grandes se reúnen recordando la crueldad del pasado: “Mis bisabuelos fueron decapitados, y mi abuelo y uno de sus primos sobrevivieron porque se escondieron entre los muertos. Esa fue la barbarie”, declara Cristina Calajian. “Los turcos –continúa- quieren hacer creer que fue porque estaban en guerra, pero en realidad, Armenia es un pueblo con7000 años de historia. Hoy, existen en Turquía grandes obras arquitectónicas creadas por armenios, que fueron negadas o destruidas.” Y agrega:“Incluso, se encargaron de cortar nuestros apellidos quitando la última parte ‘ian’, que significa ‘hijo de’ y es característica de nuestro pueblo”.

A medida que la gente se concentra en las escalinatas de la Facultad, Carolina Khachadourian expresa con emoción: “Mi marido y yo venimos desde que somos muy chiquitos. Tenemos dos hijos adolescentes y justamente hoy recordábamos con mi hijo la foto de su primera marcha a los siete meses en cochecito”. Recordando su historia familiar agrega: “Mi abuela paterna era la última de nueve hermanos, fue la única que sobrevivió porque era bebé y la pusieron en una bolsa durante no sé cuánto tiempo. Los otros ocho hermanos fueron víctimas. Mientras que mis otros abuelos nacieron en Grecia, y en Siria porque sus padres habían sido exiliados”.

Con respecto a la consigna de la marcha, afirma: “Simplemente queremos que se reconozca esta atrocidad. Sobre todo, para que no vuelva a suceder, como está sucediendo. No solo ocurrió nuevamente en el 2023, sino actualmente. En 1915 no había comunicaciones y hace tiempo aceptábamos que el mundo no estaba enterado, pero no es el caso de este momento. Hoy, sabemos a través de las redes todo lo que está sucediendo y el mundo está mirando para otro lado”.

En 2020 Armenia y Azerbaiyán, país hermano de Turquía en lengua y etnia, entraron en conflicto armado en la frontera del Alto Karabaj y Nagorno Karabaj. Un enfrentamiento que duró 44 días. Pese a que esta región fronteriza pertenecía a lo que fue la República Soviética de Azerbaiyán, la población se reconoce étnicamente armenia. En 2017, Nagorno Karabaj se autoproclamó República de Artsaj, en referencia al nombre utilizado por la Gran Armenia siglos antes, renunciando a su denominación azerí. Después de tres años de que se acordara un alto el fuego, Azerbaiyán impulsó una contraofensiva que culminó con la toma de Artsaj, la rendición de sus autoridades y el exilio de su población a Armenia en 2023.

La marcha se desarrolló como se esperaba, las familias recorrieron las siete cuadras cantando y llevando sus banderas. Una vez allí, los esperaba un escenario en el que las agrupaciones juveniles presidieron el acto. El obispo primado de la Iglesia Apostólica Armenia, Aren Shaheenian, brindó los rezos correspondientes y dedicó algunas palabras al recientemente fallecido Papa Francisco, considerado amigo del pueblo armenio, y el primero en la Iglesia Católica en reconocer el genocidio.

Se cantaron los tres himnos, del de Argentina, el de Armenia, y el de Artsaj. Siendo Argentina, uno de los primeros países en reconocer la independencia de Artsaj. Luego de varios discursos, y agradecimientos de las agrupaciones presentes, se reiteró la necesidad de reconocer el Genocidio y se exigió el retorno de los artsajíesa sus tierras ancestrales, como así también la liberación de las autoridades presas en Bakú.

Federico Lomlomdijian, integrante de la Mesa Interjuvenil de la Comunidad Armenia (MICA), revelaba la forma en la que el conflicto más reciente afectó a la comunidad: “Fue algo que pegó muy duro acá, sobre todo por el contexto de pandemia en el que estábamos en nuestras casas y la capacidad de movilización estaba muy limitada. A pesar de eso, organizamos varias marchas para denunciar lo que estaba ocurriendo. Fue una limpieza étnica que intentó continuar lo que había empezado en 1915”.

Lomlomdijian también destaca a las ocho organizaciones juveniles que desarrollan actividades deportivas, artísticas y recreativas que refuerzan la armenidad. “Impresiona, y se siente muy cercano ver videos de pibes de nuestra edad, porque la mayoría de los que fueron a la guerra en 2020 tenían entre 18 y 25 años. Son pibes que perdieron sus vidas, sus sueños, sus familias, sus amigos… Es importante levantar la frente a pesar de los momentos duros que estamos atravesando. Se busca es que estemos tristes, que tengamos la moral baja, sin fuerza para seguir. Tenemos que combatir eso con la alegría de estar juntos, de estar acá, y de sostener nuestra cultura”.

“China: una civilización en sí misma”

“China: una civilización en sí misma”

Estados Unidos inició una disputa arancelaria principalmente contra China. En lugar del silencio habitual, esta vez las respuestas se hacen escuchar fuerte desde oriente: ¿Hay una nueva postura del gigante asiático?

El miércoles 2 de abril el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció fuertes aranceles para la mayoría de países del mundo. Sin embargo, dos días después, tras profundas caídas en las bolsas globales, en la cotización de los bonos de deuda pública estadounidense y el dólar, estableció una pausa de 90 días en la implementación de la medida para más de 60 países excepto por uno de ellos: China, que ya había respondido con medidas equivalentes. Frente a esto, se produjo una escalada arancelaria entre ambas naciones. Finalmente, China estableció una tasa del 125% y Estados Unidos del 145%, que, sumado a las tasas ya impuestas por el gobierno anterior, pueden llegar hasta el 245% en algunos sectores.
Históricamente la diplomacia china eligió la mesura como respuesta y lo mismo hizo la sociedad. Por eso, llamó la atención la circulación de piezas audiovisuales a través de las redes sociales hechas, al menos en apariencia, espontáneamente por ciudadanos chinos. Desde allí instan a los estadounidenses a comprarles productos evadiendo a los intermediarios, explicaciones acerca de por qué el sistema económico, político y social de occidente tiene muchas fallas y memes que ridiculizan la productividad de los estadounidenses. Además, el 15 de abril resultó novedoso el tono con el que la embajada del país asiatico respondió a las declaraciones que Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, realizó en referencia a China durante su visita a la Argentina.
Desde una perspectiva occidental, resulta esperable que aparezcan ese tipo de respuestas que confrontan política e ideológicamente los ataques direccionados hacia el gigante asiático. Sin embargo, la tradición cultural de China no se asocia con este tipo de prácticas. Francisco Taiana, historiador, sinólogo y autor del libro Argentina, China y el Mundo: 1945-2022, explica: “A diferencia de Estados Unidos y otros países occidentales que realizan una perpetua exportación de sus valores y sus visiones sobre otras partes del mundo, en China y otros países que operan bajo otro sentido común no hay intenciones de moldear el mundo a su imagen y semejanza”.

Estrategias y sentimientos
Leila Bitar, especialista en política internacional de Radio Gráfica, considera que “la estrategia diplomática actual se remonta a la llegada de Xi Jinping al poder en 2013. Ésta deja atrás el perfil bajo, el no involucramiento, para iniciar una etapa más confrontativa por parte de los diplomáticos: conocida como la diplomacia del lobo guerrero, en referencia a una película sobre soldados chinos que defienden heroicamente el interés nacional frente a unos agentes extranjeros que pretenden hacer lío”. En este sentido, Gustavo Ng, editor de la revista DangDai y periodista especializado en China, sostiene que la estrategia se enmarca dentro de una maquinaria compleja de relaciones exteriores que se puede resumir entre tres aparatos principales: “El primer aparato comprende a un sector a favor de Estados Unidos, que es toda la parte de la máquina que habla el idioma capitalista neoliberal internacional. El segundo aparato es más moderado: es el centro más diplomático en el sentido tradicional de la diplomacia, que de ninguna manera va a responder a Estados Unidos con insultos, ni mucho menos tomar la iniciativa de atacar, simplemente va a decir lo que tiene que decir y nada más”. En este sentido, Ng señala que este sector es muy importante porque define el equilibrio, lo que da estabilidad, algo que para China es primordial. En cuanto al tercer aparato, sostiene: “Vendría a ser como el otro extremo de la primera, es una máquina más agresiva contra Estados Unidos. Surgió sobre todo como respuesta a Trump, cuando durante la campaña presidencial de 2016 tuvo a China como un blanco. Ahí se activó esta tercera máquina”. A grandes rasgos, “se trata de una política exterior basada en estos tres pilares y lo que vemos ahora es la respuesta de la tercera máquina, que actúa desde una posición reactiva”.
Para Bitar, “Esta forma de hacer diplomacia refleja también un sentimiento que está en la sociedad china, no es algo propio del aparato gubernamental, sino que además está muy impregnado en la sociedad”.
Según NG, “el patriotismo no es o del gobierno o de la gente. El patriotismo es de todos. O sea, la gente siente que cuando el Partido Comunista se pone patriota está representando su patriotismo”. Por eso resulta complejo definir el impulso de las acciones ¿se trata de una reacción direccionada por el gobierno o más bien es una respuesta espontánea por parte de la sociedad? Tal vez en el intento de discriminar el origen de las acciones queda expuesta una perspectiva profundamente occidental: en China estos dos sujetos no pueden ser diferenciados de manera tan sencilla.

El presidente chino, Xi Jinping, pronuncia un discurso por videoenlace en la Reunión de Líderes sobre el Clima y la Transición Justa, el 23 de abril de 2025. (Xinhua/Huang Jingwen)

Un juego de voces

Ng hace referencia a la circulación de contenido para comprender la conjunción entre el gobierno y la sociedad: “En China los medios de comunicación emiten contenido del Estado o, si no son directamente los órganos oficiales, el contenido que emiten es controlado por el Departamento de Publicidad del Partido Comunista. Ese departamento es el que aprueba la publicación en todo tipo de medios. No existe lo que para nosotros es prensa libre. Sin embargo, con el smartphone, como en cualquier lugar del mundo, cada persona se convierte en una agencia de noticias potencialmente. La diferencia radica en que ellos usan una red social que se llama WeChat, la cual tiene una especie de blog que es un canal de noticias. Lo sorprendente es que existe una cantidad muy grande de personas individuales que tienen un blog en el que suben dos o tres noticias cada día. Se trata de una práctica masiva. Entonces, por un lado existe un esquema de comunicación muy extraño para nosotros, en donde hay una sola voz oficial que se repite a través de un montón de diarios y canales de televisión. Y, por otro lado, millones de personas emiten información por fuera de ese esquema. Muchas veces, la información es contraria al gobierno. Para controlar eso, el gobierno tiene un ejército de sensores: personas, algoritmos, inteligencia artificial que cooperan para controlar la información que circula. De esta manera, cuando se capta una noticia devenida en tendencia que no le conviene al gobierno, se bloquea. Ahí se arma un juego: la gente sabe cuánto tiene que decir sobre algún tema y hasta dónde puede llegar. Entonces, la reacción en redes sociales, ¿es del gobierno o es de la gente? Es concertado. La gente si quiere no lo sube, pero la gente lo quiere subir porque es patriota”. En este juego de voces, de lo que se puede decir y lo que no, se construye también un sentimiento que aflora en sintonía entre el gobierno y la sociedad.

El patriotismo puede determinar la economía

Echar luz sobre la situación de la industria audiovisual resulta útil para comprender el sentimiento de los ciudadanos chinos por su propia historia. En el contexto de la disputa arancelaria, China anunció la reducción de los estrenos de películas de Hollywood. Si bien la medida puede sorprender, responde a una tendencia que viene de larga data. Por diversos motivos, entre ellos la protección del cine local, en China existe una cantidad de cupos anuales para la proyección de películas extranjeras.

En este sentido, Francisco Taiana señala: “Dentro de lo que es la guerra arancelaria, me parece que limitar las películas estadounidenses es una medida retaliatoria dentro de las distintas respuestas que Beijing ha dado frente a estas agresiones económicas por parte de Donald Trump”. De hecho, “en los últimos años el mercado del cine en China se ha vuelto muy preciado. A tal nivel que si uno observa los últimos 15 años, se pueden ver estrategias por parte de producciones de Hollywood de hacer películas con alguna cuota de contenido oriental para que sea más atractivo para China. Esto se refleja en la inclusión de personajes chinos en superproducciones de Hollywood, como puede ser Titanes en el Pacífico 2”.

En paralelo a este esfuerzo por parte de Hollywood de interpelar al público asiático, desde China hace tiempo que trascienden fronteras a través de la pantalla grande y a partir de narrativas que les son propias, como las películas del director Zhang Yimou o un caso más reciente, Ne Zha 2, que, sostiene Pablo Coppari, periodista especializado en temas de China, “se posicionó como la séptima película más vista de la historia, solo por detrás de producciones como Avatar, Avengers y Titanic. Este logro la convierte en la primera película no estadounidense, en un idioma que no es el inglés y no producida por Hollywood, en alcanzar este nivel de éxito”.

Novedad planificada

Los argumentos que circulan en redes sociales parecen dar cuenta de una conocimiento profundo sobre la mentalidad occidental. Según Bitar, “hay una estrategia y hay una reacción más bien espontánea. Por un lado, me parece que desde el Estado siempre se buscó entender cómo funciona la mentalidad del rival. Por eso muchos funcionarios, académicos y diplomáticos se formaron y se forman en universidades de occidente”. A la vez, existe una asimetría muy grande entre el conocimiento que tiene occidente sobre oriente y viceversa.

Ng ilustra esta diferencia a través de la utilización del método Pinyin, que es la forma de escritura más usada por los chinos en sus smartphones y computadoras: “Utilizan el mismo teclado que nosotros, para escribir en chino pasan por el idioma latino. Cuando escriben la palabra que quieren el teléfono les da como opción todos los signos chinos que se pronuncian de la forma que dictaron. Y a partir de eso, ellos eligen”.

“Se busca entender cuáles son las reglas de juego, se usa el lenguaje y las formas de Occidente”, agrega Bitar. “De hecho, me parece que hoy TikTok, como plataforma, entiende perfectamente qué es lo que necesita occidente para relacionarse”. A raíz de esto, cabe destacar que la Corte Suprema de Estados Unidos ya intentó prohibir la red social china entre los usuarios norteamericanos, lo cual resulta paradójico teniendo en cuenta que la gestión de Xi Jinping ha sido blanco de fuertes críticas por parte de los norteamericanos por supervisar el contenido en internet a través del gobierno.

“Una civilización en sí misma”

“China es un país de unas dimensiones, de una autosuficiencia y de una profundidad cultural que lo vuelve una entidad muy autónoma sobre el mapa. La influencia extranjera sobre la cultura china a lo largo de miles de años ha sido muy importante. Pero, si fuésemos a removerla, de todas maneras, China seguiría siendo reconocible como tal. Tiene su propio sistema de escritura, su propio idioma, su propio universo moral, su propia base civilizatoria, su propio modelo de gobierno, su propia cosmovisión”, sostiene Francisco Taiana y agrega: “Durante el sistema imperial, China no sólo se consideraba a sí misma como una civilización, sino que se consideraba como la civilización misma. Ser civilizado era sinónimo de tener cierto nivel de acceso y familiaridad con la cultura, particularmente con el idioma escrito. Y en eso, los gobernantes chinos en la época imperial tenían una visión bastante maniquea del mundo entre gente civilizada por la cultura china y bárbaros”.

La capacidad manufacturera ubica a China en una posición ventajosa que contribuye al orgullo que manifiestan sus integrantes a través de redes sociales, el cual ha sido construido a lo largo de su historia y que reafirman en el presente. La importancia que le otorgan a sus raíces, a sus costumbres y a sus tradiciones, arraigadas en un sistema que se consolidó de tal forma que cualquier factor extranjero puede ser extraído sin significarle un peligro a su estructura, sin dudas le otorga al gigante asiático una fortaleza a la hora de afrontar la disputa de los últimos días, sobre todo porque el país presidido por Xi Jinping no anhela nada que le sea ajeno, y eso establece también una ventaja en términos de la lógica occidental que, aunque no la comparten, la comprenden muy bien.

En este contexto, el gobierno encuentra, producto de una construcción de larga data, el sustento de sus declaraciones en la propia sociedad. Se trata de un discurso coherente con un sentimiento extendido, anclado en el orgullo por su propia historia.

De la violencia discursiva a la agresión física: atacaron a Roberto Navarro

De la violencia discursiva a la agresión física: atacaron a Roberto Navarro

El director de «El Destape» recibió un golpe en la cabeza por parte de un desconocido que aún no fue identificado. Todavía está hospitalizado. Lo que habilita la retórica agresiva del gobierno.

El pasado domingo de Pascuas el presidente Javier Milei, volvió a publicar en su cuenta de X violentas declaraciones contra los trabajadores de prensa. Los calificó de “sicarios con credencial de periodistas” y afirmó que “si los conocieran mejor los odiarían aún mucho más que a los políticos”. En este contexto de permanentes amenazas al sector, en la tarde del lunes fue atacado por la espalda y agredido con un golpe en la cabeza el director del medio de comunicación El Destape, Roberto Navarro. Al momento, continúa hospitalizado por la hemorragia producida por el golpe perpetrado por un atacante aún no identificado.

“Nadie se radicaliza solo. Es imposible desvincular el ataque a Navarro de este contexto que habilita la agresión de todo el que piensa distinto”, explicó en diálogo con ANCCOM, Ari Lijalad, politólogo y periodista de El Destape, medio desde el que informa el estado de salud de Navarro y agrega: “No es necesario que exista una orden directa para actuar violentamente porque quien actúa ya recibió el aval del Presidente y sus voceros, ya sean funcionarios públicos o figuras mediáticas. Así se crean los contextos políticos, culturales y simbólicos para que esto ocurra. Como periodistas solemos informar sobre temas que el propio Presidente muchas veces no quiere dar a conocer y por ello pretende silenciarnos, disciplinarnos. Si bien es una actitud que tiene hace mucho, en estos días mencionó que no se odiaba lo suficiente al periodismo y es en ese marco en que atacan en la calle a Roberto Navarro, periodista que hace tiempo viene marcando lo mal que va a terminar el plan económico del gobierno”.

No es la primera vez que el Presidente insulta o agrede verbalmente a trabajadores de prensa. Milei arremete contra aquellos que no reproducen su discurso prefabricado y a quienes critican su plan de gobierno. Como él mismo afirmó en una entrevista, se considera habilitado a una comunicación más informal por usar una cuenta personal de redes sociales en la que, desde la biografía, se presenta como economista y no como presidente. El ataque se profundiza con la participación colectiva de seguidores o trolls con cuentas anónimas que copian la actitud del presidente y se empeñan en agredir a aquellos que contradicen al gobierno libertario. En ese sentido, Lijalad explica que sistemáticamente “el presidente y toda la estructura que está por debajo de él atacan a periodistas individualmente, y en general a aquellos que piensan destino. Milei se dirige a ellos como virus a los que hay que exterminar y extirpar de la sociedad porque la dañan. Es el mismo discurso que tenían los nazis sobre los judíos”.

Sobre este episodio, y en consonancia con Lijalad, la periodista de investigación Miriam Lewin dialogó con ANCCOM y sostuvo que “los discursos violentos del Presidente y de sus funcionarios, quienes tienen influencia sobre millones de seguidores, provocan un efecto concreto y se corre el riesgo de que se transformen en actos de violencia en el mundo real. La estigmatización y el hostigamiento de quienes no se alinean con el pensamiento oficial degrada y demuele el debate democrático y tiene efectos de autocensura. El ataque a Pablo Grillo, a otros trabajadores de prensa por parte de las fuerzas de seguridad y a Roberto Navarro perpetrado por un desconocido de manera cobarde profundizan esta situación de peligro para el ejercicio de la profesión”. Hubo una etapa en que el presidente tenía una especial fascinación con degradar a periodistas mujeres. Así ocurrió, entre otras, con María O´Donnell, Florencia Donovan y Teresita Frías, la periodista que en una conferencia en Salta fue tratada de “burra” cuando Milei aún estaba en sus orígenes de panelista. Lewin explica que “las mujeres con opiniones fuertes y visibles son especialmente agredidas y los calificativos degradantes tienen además un contenido sexual. Se meten con su apariencia física, con su tono de voz, se les enrostra una supuesta ignorancia ‘inherente al género’. Se trata de una violencia simbólica que las tiene como blanco y las induce a hacer silencio para protegerse”.

Para el periodista de El Destape “están limitadas y deterioradas tanto la libertad de prensa como la libertad de expresión y el derecho a la información. Y son temas vinculados. La libertad de expresión lo está por la violencia política y simbólica que se ejerce desde el gobierno pero también por los salarios paupérrimos de los periodistas. La precarización laboral de los trabajadores de prensa provoca que su capacidad de expresarse se deteriore. Luego, el derecho a la información está afectado porque millones de personas se quedan sin poder acceder a información plural a causa de la concentración de medios y la precarización de los periodistas. Todo eso lesiona el debate democrático, que no puede existir sin información”.

Así mismo, Lijalad concluyó que el periodismo ocupa el mismo lugar que siempre tuvo y que debe continuar con ese rol: “Nosotros producimos información, que incluye todo un trabajo previo a su comunicación o publicación. La información no es un hecho meteorológico que se emite, es algo que se produce de manera profesional y desde una mirada ideológica. Y estamos quienes elegimos el periodismo como forma de hacer política. No es contradictorio con el periodismo profesional. Por el contrario, se puede hacer desde una perspectiva ideológica. Ese fue el rol que el periodismo tuvo siempre. Lo que buscan es que uno no se anime a investigar ni publicar determinadas cosas, que el miedo nos paralice, silencie y amedrente”. En ese sentido evocó el trabajo de Rodolfo Walsh, reflexionando que “no lo podemos tener como referente si en estas adversidades nos replegamos y callamos. A estas situaciones se las enfrenta haciendo periodismo, como el fenómeno colectivo que es, porque ningún periodista individual puede salvar el mundo.”

¿Desapareció la clase media?

¿Desapareció la clase media?

Ingresos, ocupación, consumo, educación, herencia, valores. ¿Qué define hoy a la clase media en Argentina? Es una categoría en permanente transformación pero que aún organiza identidades y disputas sociales, aunque sus fronteras están cada vez más difusas.

“La Argentina es un país de clase media”. Durante décadas esa frase funcionó como un mantra nacional. Pero esa categoría, alguna vez asociada a la movilidad social y a los consumos culturales, hoy aparece cada vez más puesta en cuestión.

En general, se tiende a identificar como clase media a quienes están por encima de la línea de pobreza. Sin embargo, esa definición resulta cada vez menos convincente. Un informe reciente de la Consultora W, basado en datos del INDEC, estimó que el 43% de los hogares argentinos pertenece a este sector. La clasificación se apoya en variables como la Encuesta Permanente de Hogares, la Canasta Básica Total y los niveles salariales, siguiendo una lógica esquemática de: “decime cuánto ganás y te digo a qué clase social pertenecés”.

Sin embargo, para Eduardo Chávez Molina, investigador de la UBA y director del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, una definición basada en ingresos es insuficiente: “Las lecturas más mediáticas consideran clase media a quienes tienen ingresos medios. Generalmente, eso implica estar por encima de la línea de pobreza. Pero eso no alcanza”.

Según el investigador la clase media no se define exclusivamente por sus ingresos ni por lo que posee sino por el lugar que ocupa dentro de la estructura económica. “En general, las clases medias se asocian a tareas de servicios, a actividades no manuales”, precisa. Sin embargo, reconoce que con eso tampoco alcanza en estos tiempos y suma factores que permiten pensar en una clase media que, a pesar de todos los cambios, cuenta con recursos para sostenerse. Uno de ellos, dice, es el familiar: “La baja tasa de natalidad en CABA incide. Quizá tengo peores ingresos, pero tengo más bienes, porque como la abuela o la tía no tenían hijos, lo que tenían se fue heredando”. No tener hijos puede ser determinante también para no aumentar gastos que implican una caída en la pirámide social.

Entonces ¿qué pasa hoy con la clase media? ¿Es algo que se hereda? ¿Cómo afecta la situación económica de los últimos años al bienestar y a la reproducción de este sector en la Argentina? Chávez Molina describe un panorama dividido: “Hay una situación polarizante. En el sector servicios, que es el prototipo de la clase media, tenés empleados de comercio que atienden una tienda de venta de medias y también tenés empleados que saben informática, que programan, que tienen ingresos elevados, ya sean en pesos o en divisas”.

Pero la clase media argentina no puede pensarse aislada. También se inscribe dentro de una estructura social regional con características particulares. “Argentina, junto con Uruguay, Brasil y Chile, tiene una clase obrera con trabajadores industriales altamente calificados, algo que la acerca a los parámetros de clase de los países centrales”, explica Chávez Molina. “Esos sectores como los técnicos del petróleo, de la industria farmacéutica o del plástico conviven con otros más precarizados, sobre todo en el ámbito de los servicios. Esta configuración es distinta a la de los países andinos y centroamericanos, donde la proporción de población dedicada a actividades rurales llega al 30 o 35%, mientras que en el Cono Sur ronda apenas el 5%”.  “Eso marca diferencias importantes a la hora de pensar cómo se constituye la clase media en la región”, señala el sociólogo.

 

El rol de los libros

Más allá de su ubicación en la estructura económica, otras miradas ayudan a ampliar la tarea de armar el rompecabezas de la clase media. Ana Wortman, investigadora cultural del Instituto Gino Germani, doctora en Ciencias Sociales y docente de Teoría Sociológica en la UBA, aporta una perspectiva que pone el foco en las prácticas culturales: “La Ciudad de Buenos Aires tuvo muy tempranamente una gran cantidad de teatros, donde ir al teatro no era algo de la clase alta. Estaba incorporado. Y así se fue constituyendo también la clase media”. Esa constitución no fue solo por el empleo asalariado o el crecimiento del comercio y la administración pública, sino también por lo que ese ingreso habilitaba: “Permitía proyectar, ahorrar. Y junto con ese bienestar económico, también estaba la idea del teatro, y cine. Esas eran las metas de la clase media. Tener una biblioteca en casa era parte del sueño. Hoy, para muchos, es un lujo” agrega.

 

Ese modelo, sin embargo, empezó a desdibujarse en la dictadura y luego en las décadas de los 80 y 90, cuando “ya era cada vez más difícil comprarse un departamentito de dos o tres ambientes, como había sido para generaciones anteriores que trabajaban 20 años en un empleo público, ahorraban y se lo compraban. Vivían muy austeramente, pero había estabilidad y esa cosa de mirar hacia el futuro, de sacrificarse”. Este cambio se refleja claramente en el último censo: en la Argentina, solo el 65,5% de los habitantes vive en viviendas propias, un fuerte descenso respecto al 71% registrado en el censo de 2010.

Por otro lado, con la inflación constante y la pérdida de capacidad adquisitiva, prácticas culturales antes extendidas se fueron elitizando: “Muchos de esos consumos culturales se encarecieron. Hay sectores de clase media que siguen yendo al teatro o al cine, pero hay otros a los que ya no les importa tanto” amplía Wortman. Para dimensionar esta transformación, según datos de Ultracine, 2024 fue el peor año en asistencia al cine desde 2014 cuando se inicio de esta medición en particular y exceptuando los años de pandemia. Ese año se vendieron 8 millones de entradas menos que en 2023, 12 millones menos que en 2019 y 15 millones menos que en el récord histórico de 2015. Este escenario nos presenta una clase media dividida: “Hay un proceso de polarización, de producir una sociedad de pobres y de ricos, y de una clase media baja. Ya no aparece más la clase media-media, como antes”.

No tener hijos puede ser determinante también para no aumentar gastos que implican una caída en la pirámide social.

A ese caleidoscopio que admite miradas distintas se suma la confusión subjetiva. La socióloga Manuela Leiva advierte que “nadie sabe cómo se define la clase media, pero mucha gente sí se define como tal”. Esa percepción, asegura, se sostiene en factores como la educación universitaria o ciertos cargos de autoridad laboral, incluso cuando las condiciones materiales no acompañan: “Muchas personas asalariadas, sin propiedad de medios de producción, creen pertenecer a la clase media porque tienen un título o manejan a otros trabajadores. Eso les da una posición algo más favorable, pero no necesariamente estable”.

En esa línea, Leiva también cuestiona el avance de discursos meritocráticos vinculados al emprendedurismo: “Hay una idea extendida de que si hacés lo tuyo, si no vendés tu fuerza de trabajo, podés ascender. Es el ‘el que quiere, puede’ neoliberal. Pero muchas veces se

esconde una situación de precariedad y explotación. Trabajadores de apps como Uber o Rappi suelen ser presentados como pequeños empresarios, cuando en realidad reproducen lógicas de subordinación sin derechos laborales plenos”.

Pese a estas señales de cambio o declive de la clase media ciertos valores parecen persistir. Wortman destaca especialmente el peso simbólico de la educación pública superior: “Me parece que eso sigue estando y que es muy fuerte. Por eso fue tan importante la movilización del año pasado en defensa de la universidad pública. Creo que fue más masiva que otras. Y eso me parece que es algo muy distintivo de la sociedad argentina y que hace a la clase. Es del conjunto de la sociedad, pero más de la clase media”. En un escenario donde muchos de los soportes tradicionales de este sector se debilitan, la educación superior pública parece persistir como uno de los últimos bastiones simbólicos. “Hay un reconocimiento de que el título universitario te da un lugar social de pertenencia, incluso más que el dinero”, explica, apelando al concepto de capital simbólico de Bourdieu.

Ese reconocimiento trasciende a los sectores históricamente ligados a la universidad. La expansión del sistema público en el conurbano y el interior del país refuerza su función como herramienta de movilidad: “La existencia de universidades en zonas como José C. Paz o en Florencio Varela hace que los chicos terminen el secundario. Es un factor de motivación tener una universidad cerca”. Según datos oficiales, la matrícula universitaria en instituciones nacionales no ha dejado de crecer, superando los 2,5 millones de estudiantes. Este proceso no solo amplía el acceso, sino que también fortalece el valor simbólico de la universidad como un puente hacia la integración social.

Más que una identidad fija o una posición fácilmente delimitable, la clase media aparece como una cuestión abierta, en permanente disputa. Quizás ahí, en esa inestabilidad, es en donde reside su persistencia.

Una carrera contra el olvido

Una carrera contra el olvido

Abuelas de Plaza de Mayo reanuda su ciclo Cine por la Identidad con el pre estreno de la película “A procura de Martina”, de la directora brasileña Márcia Faria. Anccom dialogó con la directora, la actriz Cristina Banegas y el presentador del ciclo Miguel Santucho para adelantar lo que ocurrirá el jueves.

Este jueves 24 de abril, a las 18, la asociación Abuelas de Plaza de Mayo abre las puertas del Auditorio de la Casa por la Identidad, ubicada en el Espacio Memoria y Derechos Humanos Ex Esma, para la primera función del año del ciclo Cine por la Identidad. Se proyectará A procura de Martina, el primer largometraje de Márcia Faria, y contará con la visita de la actriz Cristina Banegas. La entrada será libre y gratuita, y es posible gracias al acompañamiento del Banco Provincia.

El filme narra la búsqueda de Martina, interpretada por Mercedes Morán, Abuela de Plaza de Mayo, quien parte a Brasil con el objetivo de encontrar a su nieto, nacido en cautiverio durante la dictadura argentina, y a quien lleva buscando desde hace tres décadas. La protagonista emprende el viaje con la esperanza de encontrarlo y contarle su historia, luchando contra las señales del olvido que empieza a atravesar debido al Alzheimer.

“La idea de la película surgió mientras buscaba una historia para mi primer largometraje. Fue entonces cuando me encontré con el libro El Clamor, que aborda las dictaduras en América latina y cuenta relatos sobre hijos que fueron secuestrados y entregados a otras familias para ser criados como propios. Esa lectura me conmovió profundamente. Pensar en las dictaduras desde un espejo entre Brasil y Argentina, y, sobre todo, reflexionar sobre cómo lidiamos (o no) con la herencia perversa de la dictadura en Brasil, en contraste con los procesos de memoria y justicia que tuvieron lugar en Argentina, despertó en mí un deseo muy fuerte de hacer una película en la que las historias de ambos países se entrelazan. Quería hablar del borramiento, del silencio, de las marcas que dejó la dictadura en Brasil y que muchas veces siguen siendo invisibles”, cuenta Faria, en diálogo con ANCCOM.

El guion está escrito por la misma Faria y por Gabriela Amaral Almeida, quien -dice la directora- fue quien tuvo la idea disparadora de contar la historia de una abuela que busca a su nieto, pero que también está perdiendo su propia memoria. “Algún tiempo después, mi madre, Jovita, fue diagnosticada con Alzheimer. Ya llevamos más de diez años conviviendo con la enfermedad. Durante ese período, acompañé de cerca su lucha por aferrarse a sus memorias, por no desaparecer. Y, de forma inevitable, mi historia personal se fue entrelazando con la de Martina. Por eso, esta película también es para ella. Al final, hay una dedicatoria a mi madre. Y la proyección del 24 de abril tiene un significado aún más especial: ese día ella cumple 88 años. No se me ocurre mejor manera de celebrarla que compartiendo esta historia inspirada, en gran parte, por su fuerza”, confiesa la directora.

Las guionistas se volcaron a construir no solo un personaje principal complejo, sino también lazos de amistad que la acompañan y que no dejan de ser centrales en la narrativa y en el proceso emocional que atraviesa Martina. “Nos impulsó el deseo de crear una protagonista femenina con una fuerte pulsión de vida, a pesar de las heridas y pérdidas que arrastra. Martina es una mujer atravesada por la fragilidad y la fuerza, una heroína silenciosa que decide ir tras lo que desea, incluso cuando todo a su alrededor parece derrumbarse, cuando todo le dice que haga lo contrario: quedarse en casa, cuidando sus propias heridas. Desde el inicio, el protagonismo femenino fue uno de los pilares de la película. La amistad entre los personajes interpretados por Mercedes Morán, Cristina Banegas y Adriana Aizemberg es uno de los vínculos más potentes de la narrativa. Son tres mujeres muy distintas, con historias diferentes, pero que encuentran en el vínculo entre ellas apoyo, afecto y humor. Esa red también representa una forma de resistencia, una fuerza que nace de lo colectivo”, describe la directora y agrega: “Las Abuelas de Plaza de Mayo fueron una inspiración fundamental. Para mí, son un faro: un ejemplo de coraje, perseverancia y lucha colectiva que iluminó el espíritu de la película. Al igual que ellas, Martina es una mujer que se niega a olvidar, incluso cuando su propia memoria comienza a fallar”.

Faria se encontró con el desafío de dirigir un largometraje por primera vez, con recursos limitados al ser una producción independiente, pero encontrándose completamente abierta a lo inesperado, a la resistencia y entrega que le exigió este proyecto, y a la sensibilidad: “Sin duda, la mayor dificultad fue lidiar con la complejidad de una historia que atraviesa distintos tiempos, países y capas emocionales, y hacerlo con los recursos limitados que tiene una producción independiente. Mantener la delicadeza de la narrativa, equilibrar momentos de emoción con toques de humor, sin perder el ritmo ni la fuerza de las actuaciones, fue un gran desafío”. Habla del proceso como algo profundamente hermoso por el equipo que formaron, la dedicación y la generosidad de las actrices y actores. “Trabajar con Mercedes Morán fue un verdadero privilegio. Su talento, su sensibilidad y su entrega al personaje de Martina aportaron al filme una profundidad emocional que superó todas mis expectativas. Cristina Banegas, que interpreta a una Abuela de Plaza de Mayo, encarna con una fuerza impresionante la memoria y la lucha. Su presencia aporta una dimensión ética y política muy poderosa a la historia. Y Adriana Aizemberg aporta un contrapunto precioso: con su carisma y su humor sutil, le da al filme un respiro, un alivio que hace que todo lo humano se vuelva aún más tangible”.

Cristina Banegas, habla de la experiencia de filmación con cariño, orgullo y admiración, y desea que la audiencia se conmueva y que comparta todo el amor y el respeto con el que hicieron el largometraje. “Me siento honrada de interpretar a una Abuela de Plaza de Mayo. Creo que es importante y es conmovedor, en estos tiempos tan difíciles de la Argentina, poder hacer esta historia, un personaje así, en una película en la que se trabaja sobre los nietos todavía no recuperados. Que pasen esta historia en el ciclo y en ese lugar tiene un valor simbólico muy fuerte, sobre todo en este momento en que el gobierno está desmantelando los espacios de derechos humanos, más que todos los otros espacios. De modo que es un honor y es un deber estar allí el jueves”.

El film formó parte de la sección competitiva Première Brasil: Novos Rumos do Festival do Rio, del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, de la 48ª Mostra Internacional de Cinema de São Paulo, y la 26ª edición del Festival do Rio. La directora rememora la emoción de ver las salas llenas, el latido de la película en el corazón de la audiencia, la emotividad y las risas que le logran sacar a los espectadores. “Es una alegría saber que nuestra historia realmente llega a quienes la ven”, afirma, y espera que sea así con todos quienes la vean, que esta historia permita reflexionar sobre el valor de la memoria, tanto la individual como la colectiva, que despierte recuerdos, preguntas o simplemente ofrezca un momento de empatía. Cuenta orgullosamente y agradecida por el reconocimiento, que recibió la noticia de que ganaron el Premio del Público en el Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay.

El ciclo

“El cine es una herramienta fundamental para la transmisión, no solo de la memoria, sino también de los hechos de la actualidad. Decidimos marcar el inicio del ciclo con una película muy fuerte, muy importante, y con actrices de primera línea, para convocar y dejar una presencia. Estamos defendiendo este espacio, la Casa de la Identidad, y el ex Esma, en un contexto en el que se está cerrando, vaciando, hostigando, todo lo que allí se realiza. Para nosotros es muy importante que vengan, que asistan todos, que empecemos a sala llena esta primera función y que de alguna manera todos defendamos estos espacios de reflexión y de construcción colectiva con los que contamos”, reflexiona Miguel Santucho, integrante de la Comisión Directiva de Abuelas de Plaza de Mayo. “Los actores y la producción de La búsqueda de Martina organizaron una función para Abuelas de Plaza de Mayo, haciéndonos parte, porque les parecía fundamental que nosotros la viéramos en primera instancia. Es una película que me pareció muy interesante, conmovedora, viva y sentida. Si bien entiendo que no responde a una historia real, bien podría serlo”.

El Ciclo de Cine por la Identidad se presenta como una oportunidad de reunión y de encuentro, en el que se exhiben proyectos audiovisuales afines a la temática de la memoria, verdad y justicia, y se debaten con sus autores y actores, con la finalidad de promover el derecho de la identidad, sensibilizar sobre la búsqueda de los alrededor de 300 nietos y nietas que quedan por encontrar, y aportar a este proceso de búsqueda.

 Faria resalta la relevancia que significa para ella involucrarse en proyectos de este tipo y lo trascendental que resulta en estos tiempos de avance de ultraderecha recordar el pasado: “La película levanta temas que siguen siendo urgentes: aún vivimos bajo la sombra del legado de aquellos regímenes autoritarios, y muchas de sus estructuras permanecen intactas. En un momento en que la ultraderecha gana fuerza nuevamente en muchas partes del mundo, incluidos Brasil y Argentina, hablar de este pasado reciente se vuelve no solo importante, sino necesario. Recordar los horrores de las dictaduras, visibilizar sus consecuencias, es fundamental para que no se repitan nunca más. El éxito reciente de la película Ainda Estou Aqui (2024), que también aborda la memoria, las desapariciones y la búsqueda de justicia, muestra que el público necesita y quiere hablar de estos temas. La búsqueda de Martina, de alguna forma, es mi contribución a esta memoria colectiva, una forma de resistir al olvido”.  Le conmueve pensar en que su trabajo se presente el jueves en un lugar tan simbólico y cargado de historia como la Casa por la Identidad y la Ex ESMA. Recuerda la función previa a su estreno en festivales, la primera proyección fuera de la isla de edición, para las Abuelas, en la que los y las presentes y Estela de Carlotto le dieron el impulso para entregar la película al mundo. “Ella dijo algo que me marcó profundamente: “por primera vez en muchos años de lucha, me puse en el lugar de una abuela que busca a su nieto en otro país, sola.” Y agregó: “eso también existió”. Esa soledad de quien busca sin el apoyo de otros en la misma situación resuena en el camino de la protagonista de nuestra película, que lucha también contra el Alzheimer y por preservar su propia identidad. Es como si la película adquiriera una nueva capa de sentido allí, rodeada de tantas historias reales de resistencia, dolor y reconstrucción. Me siento muy honrada de exhibir la película en este espacio de memoria, verdad y justicia en el que se ha transformado la ESMA”, concluye.