La violencia de la Fuerza Aérea contra los internos y los civiles

La violencia de la Fuerza Aérea contra los internos y los civiles

Un ex conscripto identificó a Ernesto Rafael Lynch en la 8° Brigada Aérea y un sobreviviente fugitivo de Mansión Seré volvió a dar testimonio. Las hijas de un detenido luchan contra las consecuencias materiales del secuestro.

En la vigésima audiencia de la megacausa Mansión Seré II y RIBA IV declararon tres testigos y un sobreviviente que fue partícipe de la fuga de Mansión Seré. El primero fue un exconscripto de la 8° Brigada Aérea “Mariano Moreno” donde el imputado Ernesto Rafael Lynch fue capitán. Las otras dos testigos hicieron hincapié en las consecuencias materiales y emocionales del secuestro de su padre.

 “En una Base de tantos kilómetros, con la impunidad del campo, debe haber sido imparable lo que hicieron. Eran tan salvajes que 40 años después me sigue doliendo de la misma manera lo vivido. Altos jefes, como el Brigadier Orlando Agosti, estuvieron en la base. Esas personas creían y estaban de acuerdo con lo que hacían. Astiz hay en todos lados”, argumentó Walter Enrique Fey, ex conscripto asignado a la 8° Brigada Aérea entre 1977 y 1978, que durante su testimonio detalló escenas que recrearon la brutalidad y la violencia que se vivía en el predio aéreo entre los soldados rasos y con los civiles detenidos ilegalmente.

 La situación más fuerte que vivió, la relató cómo uno de los motivos para estar sentado ante el tribunal. “Estaba preparada una tortura especial en esa oficina y todos lo sabían. Eran muchas personas que escuchaban los gritos y no ayudaban. Yo creo que por esa mujer estoy acá” y sobre el recuerdo explicó: “Un suboficial me dijo que no podía salir de mi oficina y al rato comienzo a oír gritos desgarradores y terribles de una mujer, nunca escuché algo tan doloroso. De golpe, entraron dos soldados horrorizados a mi escritorio, dejaron la puerta entreabierta y desde mi silla se veía el escuadrón de tropa haciendo un cordón de seguridad alrededor al chalet del grupo de tareas. Uno de los soldados dijo: ‘La están haciendo mierda, le meten la pistola en el útero, la amenazan con matarla y que le van a pegar un tiro al bebé’. Dicen que la habían atado arriba de un escritorio y que allí la estaban violando. Habló en plural. Lo peor para mí, es que esos gritos de dolor que habrán durado cerca de una hora, cesaron de golpe y no se escuchó nada más. Una persona herida no para de gritar de golpe”.

 También vio otras situaciones de brutal violencia contra civiles detenidos dentro de la brigada. “En una oportunidad me dejaron al cuidado de un hombre arrodillado y maniatado, bajo la orden de que si intentaba escapar le diera un tiro. En más de una oportunidad ví jóvenes esposados y tabicados a los que subían en camionetas y llevaban al fondo de la Base. Pero nunca los ví salir”, explicó Fey.

 Fey se desempeñaba como “dragoneante” [soldado raso que se destaca por su desempeño] afectado a la compañía de servicios, “una oficina administrativa que se encargaba del control del movimiento de los soldados. Yo tenía trato directo con todos los escuadrones porque me encargaba de coordinar con varias secciones, de controlar los días francos o de anotar los jefes de unidad nocturnos”, describe el testigo sobre su cargo. Su trabajo le permitió conocer a la mayoría de los integrantes de la fuerza, poder dar nombres, apellidos, cargos y un vasto relato de cómo era en su interior la distribución territorial del predio, con sus dependencias, caminos y hangares.

 Desde el inicio de su testimonio afirmó conocer a Ernesto Rafael Lynch por haber sido capitán de la 8° Brigada en la que el testigo estaba afectado. “Los mayores o tenientes, de noche quedaban como jefes de la base. Algunas veces estaba Lynch, era uno de los oficiales de servicio que yo registraba, él tenía mando y responsabilidades. De Lynch se decían cosas, al igual que de todos los superiores, por los tratos y castigos que aplicaban. El ambiente era salvaje y brutal, ningún soldado quería enfrentarse con los superiores y muchos tenían pavor de salir de su oficina” explicó el ex conscripto.

 Ante el pedido de la fiscalía, explicó algunos de los castigos que Lynch y el resto de los superiores perpetraron contra los soldados. “Lograban tener a los soldados aterrorizados y subordinados por miedo al castigo. La golpiza era la norma en la Brigada, pasabas por algún rincón y siempre estaban masacrando a alguien, eran violentos y soberbios. Les decían que no se quejaran porque ‘vamos a estar acá al menos 10 años’, en referencia al golpe de Videla. De noche solían sorprender a los soldados de guardia y les disparaban. Había intercambio de tiros, luego se asomaba el atacante y era Lynch. Estos oficiales de servicio trataban de probar a los soldados de guardia”.

 Además de la presencia de Lynch, el testigo pudo identificar durante su declaración dos lugares de detención que funcionaron dentro de la Base. Un calabozo, que estaba debajo de la torre de vuelo y un hangar abandonado cercano a su oficina que se convirtió en el centro de operación del Grupo de Tareas N° 12, “que ya operaba desde antes, pero que se independizó y amplió su radio de acción. Se asignaron oficiales de la compañía militar, un suboficial de semana y habilitaron armamento especial y el hangar. Usaban tres camionetas de color azul aeronáutico, apodadas Las Tres Marías, que tenían una estructura de hierro cerrada por una lona verde y filas de asientos enfrentados en los laterales” y luego ahondó en el tipo de operativos que realizaba el grupo que estaba contiguo a su oficina. “Había mucho revuelo cuando estaban por salir, en esos momentos yo no salía de mi oficina. En algunas ocasiones mi jefe de compañía solía decirme ‘hoy vamos a salir a cazar unos pajaritos’. Todo el plantel de suboficiales salía, era una actividad rotativa y afectaban a todo el plantel del escuadrón de tropas. En la mañana también tenían actividades, de espionaje e inteligencia, militares vestidos de civiles que salían en autos comunes”, y explicó que a partir de lo que había oído podía suponer que tenían otras dependencias.

 En entrevista con ANCCOM, Walter Fey expresó que declarar “es mi forma de poder dar luz a lo ocurrido en la 8° Brigada Aérea de Moreno, situaciones que quizás la sociedad no conoce porque no lo vivió desde dentro y no puede imaginar el calvario y el sadismo que tuvo esta gente. Puedo recordar muy bien lugares, nombres y movimientos, memorias que atesoré pensando en algún día hacer justicia. Mi vocación es aclarar lo ocurrido para que se puedan atribuir las responsabilidades a las personas que se comportaron como salvajes. Fue un grupo cegado por el odio que se creían invencibles y hoy están siendo juzgados”.

 El abogado Sergio Gómez, representante en esta audiencia de la Asociación Civil querellante, Moreno por la Memoria, se expresó sobre la importancia de los testimonios de quienes pudieron ver los hechos en primera persona. “Además de ser impactantes por lo descarnado del relato, testimonios como el de Walter Fey resultan de vital importancia puesto que provienen de personas que vivenciaron el proceder del personal militar desde un lugar privilegiado que les permitió conocer a los protagonistas de los hechos, distinguir rangos y roles, y presenciar situaciones de violencia cotidiana que generaban una atmósfera gobernada por el terror. Algo muy propio del aparato militar que buscaba la deshumanización, como condición previa y necesaria para la destrucción y aniquilamiento del otro, y así responder eficazmente al esquema de desaparición, tortura y muerte. Además, se describen muy bien los modus operandi de la misión genocida, que cuando se cotejan, se condicen con los fundamentos de la acusación y el resto de la prueba producida hasta ahora, construyendo así, junto con el resto de los testimonios, la verdad de lo sucedido en la última dictadura cívico militar”.

 

Las siguientes declaraciones fueron las de las hijas de Jose Lizardo Reynoso, testigos y sobrevivientes del secuestro de su padre ocurrido cuando ellas eran niñas. Reynoso era militante radical y estuvo detenido en la Comisaría 1° de Moreno. La menor de ellas, María del Valle Reynoso relata que estaban en su domicilio en Moreno, cuando alguien golpeó la puerta y la tiró abajo. “A mi papá se lo llevaron en un vehículo con las manos esposadas y algo similar a una bolsa en la cabeza, tengo esa imagen muy grabada. También se llevaron un baúl donde guardaba documentos”.

 Recién cuando su padre falleció se enteraron de lo que había vivido: “Fue un shock. Éramos grandes cuando supimos que él trabajaba en una sociedad de fomento y que hacía trabajos de ayuda barrial”, explica María del Valle. Fueron recomponiendo lo poco que saben de su historia a partir de los tíos y tías. María del Valle debió cuidar a su padre anciano y “fui testigo de las quemaduras y cicatrices de su cuerpo. Pero jamás hablé de eso con él. Fue mi tío quien nos contó de las torturas que había sufrido”. La hermana mayor, María Eva de Jesús Reynoso, relató durante su declaración: “Nos enteramos de su historia porque nos llamaron de una organización de Derechos Humanos. Yo hasta entonces pensaba mal de él, que no nos quería, y enterarme a los 40 años que en realidad nos estaba protegiendo de algo que no conocíamos de su historia, fue muy doloroso”.

 Ambas hermanas relataron lo protector que era su padre y el miedo que tenía de que algo les pasara. Estos relatos fueron los que quebraron a ambas testigos, que escasos de detalles vinculados a la detención ilegal de su padre, viraron rápidamente hacía las secuelas y las dificultades de ser sobrevivientes a pesar de no haber estado en un centro clandestino. “Tuvimos una niñez muy fea. Éramos una familia normal, podíamos correr y sonreír en nuestra propia casa, hasta que esta gente irrumpió y se llevó todo. Arrasaron con toda una vida” explicó María del Valle. Por su parte, María Eva, durante su declaración expresó: “Nos quitaron la infancia, nuestra casa, a la que nunca más volvimos y a mi papá, que si bien volvió, no fue igual. Queremos justicia porque nos robaron lo más precioso”.

 

La última declaración fue la de Carlos Alberto García Muñoz, uno de los cuatros ideólogos de la fuga de Mansión Seré, junto a Claudio Tamburrini, Guillermo Fernández y Daniel Russomano el 24 de marzo de 1978, en el segundo aniversario del golpe de Estado. La huida de los cuatro provocó que los militares incendiaran la casa y pusieran fin al accionar de ese centro clandestino, y que quienes estaban en cautiverio pudiesen legalizar su situación.

 La defensa se opuso a la incorporación por regla práctica de las declaraciones anteriores de García Muñoz, ante el juez Daniel Rafecas, que fueron ratificadas durante esta audiencia y sobre ellas aclaró: “En aquella ocasión viajamos desde España con Guillermo Fernández, estuvimos cuatro días declarando y viendo fotografías para reconocer personas”, en dichas imágenes logró asociar, sin certeza completa, su recuerdo de los represores de Mansión Seré con rasgos de las personas de las fotografías entre las que se encontraban José Juan Zyska y Juan Carlos Herrera. Sí logró identificar con completa seguridad a Daniel Alfredo Scali, el más violento de los represores y el responsable de la desaparición de dos compañeros de celda, Jorge Infantino y Eduardo “El Vasco” Alejandro Astiz. Infantino, había identificado a Scali, un conocido de la infancia e iba contarselo al resto de los detenidos, “por eso se los llevaron y nunca más los volvimos a ver”, a partir de eso, el resto de los detenidos recibió un ultimátum que fue el motivo último que desató la fuga y por ende el fin del centro clandestino, que García prefiere llamar “centros de concentración y exterminio”.

 El testigo volvió a relatar una vez más ante el tribunal, el momento de su secuestro y el período de detención que duró cinco meses y medio. “Fui secuestrado en mi domicilio en Capital Federal, golpearon la puerta y aunque dijeron que era la policía, entraron diez personas vestidas de civil con armas cortas y largas. A mi padre le dijeron que me llevaban para averiguación de antecedentes y que en 48 horas estaría libre. Me sacaron en plena avenida Santa Fé esposado. Luego me dijeron que intervino la seccional liberando la zona. Después de hora de viaje en vehículo, me bajaron y sentí en mis pies tierra y pasto. Me introducen en una casa por unas escaleras, supe que era Mansión Seré con el pasar del tiempo allí”, expresó García.

 Sobre sus días de cautiverio, relata las condiciones en las que vivían y las sesiones de torturas perpetradas por La Patota: “Cada vez que venían éramos apaleados y picaneados. No había condiciones de higiene, incluso alguna vez, nos pasaron un lampazo con acaroina porque decían que estábamos sucios y empiojados. Alguna guardia nos hacía quitar el vendaje y hacer tareas domésticas, en realidad nos humillaban, pero eso nos ayudó con la fuga”. Relató que por aquellos escasos momentos en que tenían visión, pudieron distinguir señales que indicaban la pertenencia a la Fuerza Aérea.

 

La baja del Reprocann es puro humo

La baja del Reprocann es puro humo

En febrero, Patricia Bullrich advirtió sobre el probable cierre del programa que ya lleva cuatro años. Sin embargo, continúa funcionando para el beneficio de múltiples pacientes. ¿Cómo impactaron las políticas del gobierno de Milei?

Las declaraciones de Patricia Bullrich acerca del probable fin del Reprocann, generaron fuerte preocupación en cultivadores y usuarios del cannabis medicinal. Las afirmaciones, que no se han concretado hasta el momento, produjeron temor por la desaparición de una herramienta para la salud de más de 300 mil inscriptos. Anccom dialogó con varios cultivadores y activistas cannabicos para conocer la realidad del programa tras cuatro años de su aprobación. ¿Es el cierre del programa una posibilidad concreta?

Para Valeria Salech, presidenta de la organización civil Mamá Cultiva, es necesario poner paños fríos en el asunto. “El Reprocann sigue funcionando correctamente; las licencias siguen funcionando y se sigue autorizando gente”, declaró. “Las declaraciones de Bullrich como ministra de Seguridad no tienen lugar en cuestiones de salud: es como si el ministro de Economía anunciara un plan de vacunación”, aclaró.

Bullrich se refirió a la necesidad de empezar de cero con el programa como consecuencia del “desvío de la marihuana hacia el mercado ilegal”. Ante estas declaraciones, Salech afirma que la ministra está utilizando casos aislados para justificar una política que no tiene base en la realidad: “Puede ser que haya gente que use el Reprocann de esa manera, pero también hay gente que pasa el semáforo en rojo y no por eso vamos a prohibir los autos”.

“Las declaraciones de Bullrich como ministra de Seguridad no tienen lugar en cuestiones de salud: es como si el ministro de Economía anunciara un plan de vacunación”, aclaró Salech.

Las licencias: Un proceso cada vez más lento y limitado.

“El proceso de inscripción se hace desde la app o la web de Mi Argentina, es un sistema que es bastante intuitivo y sencillo de completar. Una vez que la persona lo completa como paciente debe contactarse con un médico para realizar una entrevista y llenar un formulario. De ahí quedan a la espera del Ministerio de Salud que se encarga de aprobar o rechazar las licencias”, explica Salech y añade: “Desde que asumió el gobierno actual se ralentizó mucho este proceso, hay gente que está esperando hace casi dos años”.

La resolución de agosto del 2024 del Ministerio de Salud establece que solo  “un profesional médico que se encuentre registrado en la Red Federal de Registros de Profesionales de la Salud (REFEPS) y contar con una Diplomatura o Maestría sobre el uso medicinal de la Planta del Cannabis Medicinal” puede indicar un tratamiento con cannabis, requisito para la aprobación del Reprocann. Emilio Ruchansky, editor adjunto de la revista THC e integrante del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CECCA), aclara que desde este cambio “se ha rechazado a muchas personas por no tener el aval de un médico diplomado, lo cual es arbitrario porque cuando esas personas se inscribieron al Reprocann, no existía esa resolución”.

Estas medidas del gobierno provocan que el proceso de aprobación de la licencia sea cada vez más lento, limitando el acceso a personas que necesitan del cannabis para llevar una vida plena. Los cultivadores Nicolás Rodríguez y Joana Scapiel, creadores de la organización Aura Salta que promueve proyectos vinculados al cannabis, denuncian una paralización de las licencias de cultivo: “Esto afecta a todas las empresas nacionales productoras de cannabis, impidiendo el desarrollo de una industria nacional autónoma y soberana”.

Beneficios a la salud

“El Reprocann fue una política pública ejemplar en Argentina y en el mundo”, sostiene Salech, remarcando la importancia de acercar esta herramienta a personas que no encuentran solución a sus problemas de salud en la medicina tradicional. “Las personas con enfermedades crónicas que llegan al cannabis, suelen hacerlo después de recorrer muchos tratamientos, de haber probado por todos lados, pagando un dineral para ir a especialistas y no encontrar un alivio a sus síntomas. De esta manera, les estás dando a esa gente una chance más”, asegura.

Salech también destacó cómo la aprobación del Reprocann legitimó al cannabis como herramienta terapéutica. “Se borró el estigma que hacía que la gente que llega al cannabis medicinal, lo haga con miedo y el Reprocann les sacó ese temor”, explica Salech y añade: “Ahora, la gente puede ir con confianza a su médico para que le autoricen el cultivo y abrirse a una nueva manera de construir salud con personas que está dispuesta a ayudarte y a acompañarte en este proceso”.

“En Aura Salta, hemos recibido numerosas consultas y solicitudes de información de personas que sufren de dolores crónicos, pacientes con cáncer y aquellos que tienen dificultades para conciliar el sueño”, afirma Scapiel y añade: “Numerosos usuarios reportan mejoras en su calidad de vida, reducción del dolor, disminución de crisis, mayor estabilidad emocional y descenso en el consumo de psicofármacos y opioides, muchos de los cuales generan dependencia o efectos adversos”.

«Se está persiguiendo la tenencia por consumo personal, afirma Ruchansky. Foto Archivo.

“No más presos por plantar”

La otra cara del éxito del Reprocann es haber sacado de la clandestinidad a los cultivadores del cannabis medicinal. “Los beneficios son múltiples porque beneficia a la salud de los pacientes y a la salud de los cultivadores reduciendo el número de detenidos por plantar”, manifestó Ruchansky.

Salech, por su parte, remarca lo positivo que fue para los cultivadores la legalización del cultivo para uso medicinal. “Nos dio la posibilidad de salir del closet, de hacer `a cara limpia`  lo que antes hacíamos con miedo”, explica.

Pese a estos grandes avances en la despenalización, la criminalización del uso del cannabis medicinal no cesó completamente. “Con la implementación del Reprocann se logró cierta reparación institucional. No obstante, la criminalización persiste y se ha intensificado nuevamente desde el regresó de Patricia Bullrrich al Ministerio de Seguridad en 2023”, relativiza Scapiel.

Para Ruchansky: “las estadísticas no están claras porque no las están brindando, pero sabemos que se está persiguiendo la tenencia por consumo personal en este último año y medio”. También aseguró que este accionar refleja lo ocurrido durante el primer mandato de la ministra de Seguridad: “Cuando se debatió la Ley de Cannabis Medicinal en 2017 hubo más allanamientos a personas que cultivan,  lo cual fue una clara respuesta corporativa por parte de la policía”.

Por otro lado, en lo que respecta a los datos personales que el Ministerio de Salud tiene sobre las personas con licencia Reprocann, Ruchanzky desestimó la posibilidad de que el gobierno pueda usarlos para tomar represalias. “La información de los pacientes está protegida por habeas data y solo se puede ingresar con pedido de allanamiento a través de un juez, por lo tanto, la base de datos todavía es segura”, sentenció.

“Contar historias me da una vida”

“Contar historias me da una vida”

Con textos inéditos y otros ya publicados, el periodista y escritor Alejandro Seselovsky presenta su tercer libro, «Negro argentino», e invita a mirar de frente aquello que, muchas veces, preferimos esquivar. La distancia entre lo vivido y el relato.

Editado por Orsai, Negro Argentino condensa dos décadas de trayectoria del periodista Alejandro Seselovsky en diversos medios de comunicación. A lo largo de 15 crónicas, el autor explora la vida de personajes entrañables de la cultura popular, se adentra en territorios incómodos y también narra pasajes de su historia personal.

Catorce años después de Trash: retratos de la Argentina mediática, Seselovsky vuelve al libro para explorar la carga simbólica de la palabra “negro”, una moneda al aire que puede caer y ser utilizada como insulto o como gesto de afecto, según el contexto y quien la pronuncie. Entre los textos, se destacan historias como la del asesinato de Fernando Báez Sosa, la de Damas Gratis como emblema cumbiero y su propio relato de nacimiento y adopción.

Profesor en la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA –donde además formó parte del equipo de editores de ANCCOM–, Seselovsky repasa el proceso de creación del Negro Argentino, reflexiona sobre la curaduría de las crónicas y explica por qué el cuerpo es la única verdad desde la cual se puede escribir.

¿Cómo surgió la idea del libro?

Fue una curación y búsqueda en conjunto con Carolina Martínez, mi editora en Orsai. La idea comenzó hace un año. Yo no tenía libros publicados en esta editorial y hace rato veníamos pensando cuál podría ser. Al principio se iba a llamar Fronteras e íbamos a hablar de las que yo había cruzado, tanto físicas como simbólicas, por ejemplo, la del nacimiento y mi adopción. En ese momento, empecé a pensar que el libro debía ser algo más íntimo y apareció Negro Argentino, una recopilación de crónicas que hice en estos 20 años de trabajo como periodista en distintas plataformas. Este libro es un hilvanado de piezas sueltas que, siendo bien entretejidas entre ellas, aceptan componer, entre todas, una nueva unidad que las contenga.

¿Cómo fue el proceso de selección?

Lo que hice fue hilvanar, reposar, volver a ver y tratar de encontrar una unidad de sentido para cada una de las piezas, porque lo que hay es una colección de negros argentinos. Está el trabajador golondrina que va a laburar a la mina de carbón y muere. Está el apodo “muqui”, que utilizaban algunas modelos para referirse a Carolina ‘Pampita’ Ardohain a principios de los 2000. Y también está la historia de Damas Gratis, que se reivindica como un grupo cien por ciento negro cumbiero. Entre todas hablan de distintos aconteceres y distintas vidas, pero todas hablan del mismo sujeto, el negro argentino, que no es afrodescendiente, sino que es medio mestizo, medio morocho. De hecho, el libro empieza conmigo, contando mi nacimiento como hijo de una mucama y mi posterior adopción. Me pareció que ese nacimiento organizaba también un principio para el libro, eran dos comienzos dándose la mano.

La verdad está en el cuerpo. Voy a tratar de que la distancia entre verdad y representación sea la más corta posible, pero nunca la voy a poder evitar.

Alejandro Seselovsky

 

Es un libro personal…

Sí, incluso tiene mi cara en la tapa por elección de mis editores. Yo no lo sugerí, pero lo acepté porque el editor es socio, nunca enemigo. Se puede tener miradas distintas sobre la estructura u otras cuestiones, pero el editor siempre va a querer un gran texto. Para el cierre elegí un trabajo inédito sobre la Guerra de Ucrania y lo que pude ver de ella con ojos argentinos. Es un relato que está escrito en tercera persona porque soy yo mirándome a mí mismo y en el que pude dejar salir todo lo que tenía dentro. Soy muy apasionado de lo que hago y por eso a los 53 años, después de 30 en esta profesión, sigo haciéndolo. Estoy contento de contar historias y que eso me dé una vida.

En tus crónicas el territorio juega un rol fundamental, ¿cómo te preparás?

La crónica es llevar el cuerpo al territorio, ir como una hoja en blanco y dejar imprimirse por la experiencia vital de estar ahí. La crónica territorial, de ir a un recorte chiquito del mundo, que puede ser un desfile de moda o una inundación, para mí es la más linda porque permite dejarse atravesar por lo que ocurre ahí. La experiencia vital imprimida en el cuerpo del cronista es lo que cuenta para la formulación de la crónica. Y ese es mi modo de trabajo predilecto. A veces lo puedo hacer, a veces no. Sin embargo, no todo es una crónica.

 

¿Qué debe tener una vivencia para convertirse en crónica?

Uno solo: que te haga girar la cabeza. Me enseñaron hace poco el término inglés rubbernecking, que tiene que ver con la idea de tener un cuello de goma. Cuando algo te hace girar la cabeza es porque se quedó con tus sentidos, con tu sistema nervioso, tu fascinación, tu espanto o con tu capacidad de maravillarte. Cuando algo te hace girar la cabeza, hay una crónica. Si te tomó el cuerpo, se escribe. Eso es todo. Cuando sentís que hay algo en la calle, en tu casa o en donde sea, que se quedó con tu sistema perceptivo por un instante y te dejó adentro de un punto de fascinación, hay que prestarle atención. El cuerpo informa sobre qué hay que escribir. Hay que estar atento a los asombros, porque tienen la condición de ser fugaces. Uno no está todo el día asombrado, sino que es una condición contingente, es algo que de golpe se quedó con tu atención y que el cuerpo te está avisando que ahí hay algo para escribir. Así se encuentran las crónicas y los textos.

¿Cómo pensás el vínculo entre lo que vivís y lo que llega al texto?

El cuerpo para mí es la única verdad. El lenguaje no es importante, porque va a entregar representación, pero no es la cosa. El lenguaje la mata, hace que desaparezca, porque la cosa no se puede transferir. La verdad es indecible. Vos vas al territorio, vivís lo que vivís ahí y eso es lo que se puede contar. Pero por bien que lo cuente, nunca el lector va a sentir el balazo de goma que sentí yo. ¿Por qué? Porque no puedo entregar la verdad del cuerpo que yo viví, sino que entrego la representación de la verdad del cuerpo que yo viví. Solo la representación. El lenguaje no me permite ir más allá. El lenguaje es incapaz de transferir la verdad de la experiencia vital, sólo puede representarla. Lo importante es el cuerpo percibiendo el mundo. Después, cuando lo escribo, eso va a ser sólo representación. Este es mi esquema de laburo. La verdad está en el cuerpo. Voy a tratar de que la distancia entre verdad y representación sea la más corta posible, pero nunca la voy a poder evitar. Frente a eso, voy a dejar la vida en la representación, para que se acerque lo máximo posible a la verdad de lo que me pasó.

Una estatua para no olvidar

Una estatua para no olvidar

Se inauguró en la Feria del Libro «La niña y la Paz», una escultura que recuerda a las mujeres coreanas esclavizadas sexualmente por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Las presiones para no recordar.

El viernes 25 de abril se inauguró en la edición número 49 de la Feria del Libro la estatua de la Niña de Paz, símbolo de mujeres coreanas esclavizadas sexualmente por el ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial y llevadas a estaciones llamadas eufemísticamente “del confort”.

La actividad estuvo organizada por las asociaciones culturales: Coreanos en la Argentina y la Fundación Man You, presididas por Dante Choi. Estas organizaciones cuentan con dos stands en el pabellón amarillo del predio ferial, en uno de ellos se exhiben libros traducidos de autores coreanos y en el otro la estatua, rodeada de cuadros del fotógrafo japonés Tsuyaka Yajima.

La estatua llegó al país en 2022. La idea original era que tuviera su lugar en el predio de la ex ESMA. Sin embargo, por presiones de la Embajada japonesa en Argentina no fue posible. “No hay en este momento reconocimiento de parte del gobierno japonés de esta historia –señala Choi-; niega estos hechos históricos. Por eso es importante que nosotros insistamos, persistamos en este reclamo, porque con el paso del tiempo se olvida, pasan las generaciones y no vamos a poder aprender de los errores del pasado”.

Sobre las dificultades que se encontraron a la hora de exhibir la estatua y la decisión de hacerlo en la feria, Choi aclara que se trabajó mucho para poder instalarla, se tuvieron muchísimas dificultades, y la idea es encontrar un lugar para que tenga una instalación permanente. “Creía que íbamos a lograr un impacto muy grande y muy importante instalándola en la Feria del Libro, porque es un entorno con concurrencia masiva, la gente viene por los libros y los derechos que se enseñan en este lugar”, apunta.

El día también se presentó también Keum Suk Gendry-Kim, la autora del libro Hierba, que narra la historia real de Lee Ok-Sun, una sobreviviente del tormento japonés, quien durante la Segunda Guerra Mundial había sido secuestrada  y prostituida por militares japoneses, Gendry-Kim en diálogo con ANCCOM, explicó su motivación para retratar esta historia: “Las víctimas femeninas no sólo ocurren en tiempos de guerra, sino que el duelo femenino ha estado ocurriendo en todo el mundo durante mucho tiempo, y es por eso que decidí hacer esta pieza por mi interés en las mujeres”. Por otro lado, explicó que esta historia la cuenta como mujer, sin importar la nacionalidad ni la ascendencia, es una historia universal.

La estatua llegó al país en 2022. La idea original era que tuviera su lugar en el predio de la ex ESMA. Sin embargo, por presiones de la Embajada japonesa en Argentina no fue posible.

Este año, además, es la conmemoración del 60° aniversario de la inmigración coreana en la Argentina y el 80° aniversario de la liberación de Corea del Sur y Corea del Norte, en agosto de 1945. “Es de una importancia muy grande poder informar y divulgar nuestra historia, nuestra historia triste, historia moderna coreana –opina Choi-, es el gran sufrimiento de muchísimas personas y la idea es poder divulgar para que esto sea símbolo de la violencia de género sexual de todas las mujeres y también identificar el dolor que se sienten las víctimas de violencia sexual en Argentina”.

Por otro lado, la investigadora del Conicet María del Pilar Álvarez, explicó sobre la relevancia de la inauguración de la Niña de la Paz. Señaló que es muy importante porque tenían la estatua desde el año 2022, sin poder encontrar un espacio debido a las pujas internas del país en torno a los derechos humanos.

La estatua por el momento no cuenta con un destino fijo a la vista, sin embargo desde la Asociación Civil de los Coreanos en la Argentina y la Fundación Man You están en tratativas con varias instituciones para encontrar un lugar de exhibición permanente, de no poder hacerlo, se continuará presentando en los lugares donde haya una concurrencia masiva.

Hay café, café

Hay café, café

La organización Proyecto 7 realiza desayunos solidarios en la vía pública para las personas que se encuentran en situación de calle. También se acercan jubilados y trabajadores que no llegan a fin de mes.

Bajo el lema “la calle no es un lugar para vivir”, Proyecto 7 llevó adelante desayunos solidarios en distintos puntos de la Capital. La iniciativa de la organización que asiste a personas en situación de calle comenzó el 1 de abril y ya lleva cuatro semanas en acción. En Plaza Miserere, Constitución y Flores los vecinos fueron testigos de la generosidad que busca combatir el frío, el hambre y el desamparo con una bebida caliente y un panificado.

Cuatro termos de diez litros con chocolatada, café y mate cocido sobre una mesa. Un canasto grande de mimbre con pan, criollos y cremonas. A un costado, la bandera de Proyecto 7. Junto a ella los voluntarios de la asociación, todos con la experiencia común de haber vivido en la calle, sirviendo a cada persona que se acerca. Así se vieron las mañanas del 21, 22 y 23 de este mes en las plazas porteñas, el inicio de la cuarta semana de servicio.

“Al mediodía hay lugares para almorzar y a la noche, por suerte, muchos salen a repartir, pero desayuno o merienda en la calle nunca hubo”, explicó Horacio Ávila, coordinador de la agrupación. La cantidad de personas que pasan y lo rápido que se vacían los envases confirma la existencia de demanda por la primera comida del día, especialmente en lugares tan transitados como los mencionados, donde, además, muchos pasan la noche a la intemperie. “No es común que la gente pueda tomar estas cosas, entonces, si lo podemos hacer, lo hacemos”, añadió el referente.

Si bien la campaña busca ayudar principalmente a personas sin hogar, también se acercan jubilados y trabajadores, y todos se van con un vaso lleno. “Se nota que lamentablemente hay mucha hambre en la calle”, expresó Ávila. Tanto él como otros miembros de la organización consultados por ANCCOM coincidieron en que, en los últimos meses, creció el número de personas en situaciones vulnerables. “Hay muchos abuelos. No hay lugares para ellos, es como que son parias. Es inhumano, creo que nadie se merece eso”, observó Carlos Accorinti, quien lleva 11 años en Proyecto 7. Luego agregó: “Y los que van a venir si seguimos así”.

Según el Indec, en el segundo semestre de 2024 la pobreza alcanzó al 38.1% de la población y el 8.2% se encuentra en situación de indigencia. Sin embargo, algunos colaboradores del proyecto toman su experiencia en la calle y con la gente y arriesgan que la cifra actual es mucho mayor: “Hay un 80% de pobreza real, la indigencia se ha multiplicado, pero se está tapando todo”, afirmó el voluntario Francisco Costa. En mayo se realizará el tercer Censo Popular de Personas en Situación de Calle, que releva los datos a través de recorridas por las 15 comunas y los 48 barrios de la ciudad, en todas las franjas horarias, durante cuatro días.

Hasta la semana del 21, los desayunos se realizaban de lunes a viernes e incluían lugares como el Obelisco y Primera Junta. Por falta de insumos, debieron limitarlos a solo tres días en tres de los sitios más concurridos de la ciudad: los lunes en Plaza Miserere, Once; los martes frente a la entrada de la Línea C dell subte, en Constitución; y los miércoles en Plaza Flores. A pesar de las dificultades, Accorinti aseguró que continuarán con la actividad: “Queremos que nuestros compañeros tengan un desayuno, eso es lo que realmente tiene sentido”.

Hambre y maltrato

Algo que preocupa a la organización es la creciente persecución de quienes no tienen un techo propio y arman su cama donde pueden, a cielo abierto. “En Buenos Aires siempre hubo una cuestión muy represiva hacia la calle, y de criminalización, que este último año se acrecentó”, denunció Ávila. En ese sentido, Accorinti destacó la existencia de discursos oficiales que promueven una mirada estigmatizante de las personas en situación de calle. “Tenemos un estado que le mete en la cabeza a la gente que somos parias”, dijo.

Samira duerme en la entrada del Cine Atlas de Flores, a la vuelta de la basílica. El miércoles se acercó por primera vez a la mesa de Proyecto 7 para desayunar y conversar con los presentes. En consonancia con las palabras de Ávila y Accorinti, sostuvo que hay violencia y un intento de invisibilización por parte de las autoridades. “Si vos estás durmiendo te levantan con colchón y todo. El gobierno de la Ciudad no permite que se vea”, dijo.

En 2024, la gestión de Jorge Macri realizó una campaña bajo el eslogan “orden y limpieza” que consistía en operativos para ocultar a las personas sin techo. Se difundieron afiches y publicaciones en redes sociales con imágenes de distintos rincones porteños antes y después de desplazarlas, a ellas y sus pertenencias, y sin mencionar qué ocurría con quienes ya no aparecían en las fotos. Ante un aluvión de críticas, el jefe de Gobierno porteño admitió que se trató de una “mala comunicación”.

 

Más de 20 años de lucha

Proyecto 7 es una organización formada y coordinada por personas en situación de calle. Nació en 2003 producto del escenario de crisis institucional abierto después del 2001 y desde entonces realizan acciones de reivindicación y defensa de los marginados. Cuenta con tres Centros de Integración que funcionan las 24 horas, los 365 días del año y son gestionados de forma asamblearia con la participación activa de sus propios habitantes. “La que sostiene el lugar es la misma gente”, señaló Accorinti. Todos los que pasaron o aún están en alguno de los centros destacan el compromiso con esa labor. Costa comentó que ahora está quedándose en otro hogar, pero que aún así decidió colaborar con el proyecto porque le parece importante hacerlo, sobre todo en el contexto actual: “La gente tiene miedo. La gente grande, las mujeres, los que no están acostumbrados a la calle… es más difícil para ellos”.

A lo largo de los años, llevaron adelante múltiples protestas y eventos solidarios para visibilizar la problemática. En 2004 hicieron “una huelga de hambre de ocho días a partir de la que salió el subsidio habitacional que hoy lo cobran cerca de 20 mil familias”, informó Ávila. Impulsaron la Ley 3706 de “Protección y Garantía Integral de los Derechos de las Personas en Situación de Calle y en Riesgo a la Situación de Calle”, sancionada en 2010, y participaron de la confección de un proyecto de ley nacional para hacer de los Centros de Integración Social la forma de abordar la problemática en todo el país.

Proyecto 7 es respetado dentro y fuera de Argentina. Brasil y Uruguay son algunos de los países de la región que replicaron su forma de trabajo con los centros y los censos populares. Los alimentos que se reparten en los desayunos son producidos en la propia panadería de la asociación, ubicada en Barracas. También tienen una línea de alfajores llamada Bocacalle, cuya venta ayuda a reunir los recursos necesarios para continuar con las acciones de asistencia. Sin embargo, lo que no ayuda es la situación del país: “Es difícil conseguir los insumos, está todo carísimo y cuesta”, manifestó Ávila. De igual manera, el impulso y la convicción de los miembros de la organización no mengua. Al contrario, todos comparten la promesa de sostenerlo siempre que puedan.

En una ciudad cuyo gobierno desplaza, maltrata y criminaliza a las personas en situación de calle y con una economía, política y sociedad en estado crítico, Proyecto 7 cada mañana cuelga su bandera de lucha y solidaridad.

“Francisco fue un Papa revolucionario”

“Francisco fue un Papa revolucionario”

Federico Tavelli, analiza el legado del Papa en materia de derechos humanos y activismo internacional. El politólogo e historiador, obtuvo un permiso especial del Sumo Pontífice para investigar documentos desclasificados de la última dictadura militar.

“Francisco realmente mostró el rostro más humano de la Iglesia, en un sentido más visceral, el de la ternura, el de la compasión. Puso la atención sobre las personas que son excluidas o apartadas del mundo: los pobres, los migrantes, las minorías, los refugiados, los ancianos, los niños. Y dio lugar a temáticas de las que nadie quería hablar: la discriminación hacia las mujeres o hacia grupos sexuales minoritarios. En este sentido, me parece que Francisco  fue un Papa revolucionario. Un papado fuerte que deja huella, sin duda, hacia adentro de la Iglesia, pero también en el rol que tiene hacia afuera, sobre la posición y el mensaje que a nivel global transmite”, analiza en entrevista exclusiva con ANCCOM, Federico Tavelli, coautor de La verdad los hará libres, en conjunto con el grupo de investigación conformado por Carlos Galli, Luis Liberti y Juan Durán.

Tavelli es historiador, politólogo, especialista en relaciones internacionales, teólogo y docente universitario en Argentina y Alemania. Fue parte de la investigación, publicada en tres tomos, sobre el rol de la Iglesia durante los años de violencia estatal y en particular sobre el rol de los obispos frente al terrorismo de Estado ejercido por la Junta Militar. “Para elaborar la obra obtuvimos un permiso completamente extraordinario y excepcional del Papa Francisco. Permitió que un pequeño grupo de historiadores pueda acceder a documentación hasta entonces reservada y que, si bien es muy reciente en sentido histórico, era inaccesible por protocolos en relación al tratamiento de los archivos que tiene El Vaticano. Esta preocupación humana de él, lo hizo saltar protocolos y ser flexible, hacer excepciones en esta búsqueda por acercar la Iglesia a las personas. En muchos sectores, los más conservadores, esto generó oposiciones y críticas muy fuertes”.

Sin embargo, para Tavelli, esta actitud durante su papado “por las víctimas y para aliviar su dolor” ya tenía raíces en su período como Arzobispo de Buenos Aires. “En esa época había puesto a disposición de las víctimas del terrorismo de Estado la documentación que conservaba la Iglesia, para poder ayudar o, al menos, brindar un consuelo a la familias afectadas. Los motivos que promovieron la apertura de dicha información se ampararon en la búsqueda de transparencia que consideraba que deben tener las instituciones en general y la Iglesia en particular. Francisco se conmovió mucho por el dolor del otro, y tuvo una posición muy fuerte, por ejemplo, contra los abusos sexuales, incluso contra personas poderosas de la Iglesia obligándolos a deponer su autoridad. Lo hizo con mucha decisión”.

Desde lo personal, Tavelli, explica que “acceder a esa documentación de la Iglesia que no había sido vista ni estudiada, tanto la del Vaticano como en Argentina, fue una experiencia muy emotiva y una tarea enorme, sobre todo al tratar una cuestión tan viva desde el dolor y también tan polémica. Me pareció que era necesario hacerlo. Teníamos una oportunidad única que nos brindaba nuestro Papa argentino y no podíamos desaprovecharla. Trabajar con esa documentación fue una experiencia dolorosa porque permanentemente te encontras con dolor, esperanza, desesperanza, euforia, frustración y siempre la búsqueda, que nunca cesa ni se acaba”.

 

El legado al mundo de un argentino.

“El Papa murió, creo, en dos sentidos: por un lado es un Papa que muere y por otro, es el Papa argentino que murió. No sé hasta qué punto como nación hemos sido conscientes del valor global que tuvo, de que uno de los nuestros ocupó esa posición de influencia internacional tan importante. Tuvimos una gran oportunidad encarnada en él, un argentino que posicionó a América Latina, en líneas generales un continente olvidado y relegado, en el centro de la escena. Creo que en la actualidad se pone mucho más la mirada sobre América Latina y el Papa latinoamericano ayudó a forjar esta relevancia internacional”, sostiene Tavelli.

La argentinidad de Bergoglio, a pesar de la magnitud de su figura mundial, se puede hallar en la superficie de su persona, colocando la mirada sobre el aspecto más humano, trasgresor y carismático, que no opacó ni renegó de sus raíces, como él mismo pedía a sus seguidores que no hicieran. Para el historiador, Francisco “tenía una comunicación bien argentina, también su sentido de la ironía y del humor. Una serie de costumbres, que podemos decir, son muy propias de nosotros, y que él mantuvo y visibilizó en el mundo. Acciones como detenerse en la Plaza de San Pedro y tomar un mate o salir, por ejemplo, cuando fue elegido Papa, a comprar sus propios anteojos. Un Papa que hizo visible a América Latina no solo a través de la política y los discursos, sino también de sus modos y personalidad”.

¿Cómo analiza la figura de Francisco en el mundo?

Francisco se hizo cargo de un mensaje: la periferia, los mundos que quedan excluidos o descartados y los colocó en el centro de la atención. Es un gran discurso de humanidad y en definitiva del cristianismo en sí mismo. Esos mundos que no reciben la atención de los poderosos. Las noticias suelen centrarse en cómo las naciones más poderosas distribuyen el poder global o cuál es el valor de la economía como un valor absoluto. Él fue muy crítico de eso.

Hay un concepto muy actual, el de Sur Global, una especie de segunda categoría de países que también quieren tener una voz en la arena internacional. Y ciertamente el Papa Francisco, desde este punto de vista más político, apostó al multilateralismo. Lo vemos claramente en sus decisiones, en el sentido de que todos los países son importantes y tienen que dar una palabra, una decisión, o su aporte a los problemas globales.

 

¿Esta perspectiva también la tuvo hacia adentro de la institución?

Sí. Ahora estamos frente a un cónclave en las próximas semanas. El Colegio Cardenalicio que elegirá al próximo Papa está formado mayormente por cardenales designados por Francisco y que no son originarios de Europa. Él cambió el equilibrio dentro de ese órgano, si bien todavía el número de cardenales europeos es mayor individualmente comparado con los otros orígenes, hay muchos más cardenales de América Latina, de Centroamérica, de África, de Asia, de Oceanía en relación a la composición de otros Colegios Cardenalicios. Por lo tanto él tuvo esa visión de convertir ese ámbito tan importante en un espacio multicultural.

Además, enfatizó sus formas y sus ideas tomando decisiones que redoblaban y demostraban la fuerza de su visión. Colocó, por ejemplo, a mujeres en roles de altísima autoridad, en puestos muy importantes del Vaticano, inclusive por sobre obispos y cardenales hombres.

Los problemas sobre los que se ocupó Francisco, el cambio climático, la pobreza, la migración, los desequilibrios económicos, trascienden las fronteras nacionales. Frente a estas tendencias aparecen los nacionalismos más reaccionarios y son consecuencia, en definitiva, del proceso de globalización o internacionalización. En el mismo sentido, se da un proceso similar con la Iglesia. Hay reacciones que buscan una institución que permanezca más conservadora y aferrada a cosmovisiones tradicionales. Sin embargo, a largo plazo creo que el movimiento es hacia estos cambios que abrió Francisco, más allá de las reacciones inmediatas que se puedan dar. Al analizar los procesos históricos, la fuerza que tienen demuestra que es muy difícil cambiar el rumbo, porque van más allá de la voluntad de un grupo de personas. Son transformaciones culturales y generacionales muy profundas, y que afectan a todos quienes vivimos en este tiempo.

Sobre sus últimos días, Tavelli cuenta que Francisco estuvo en la Basílica de San Pedro rezando junto a las tumbas de sus antecesores. “Es como si él ya estuviera viendo que su misión estaba cumplida y quería comunicarse de alguna forma con estos otros papas, tal vez desde un modo más íntimo. Fue una especie de despedida esa última recorrida. Mantuvo sus fuerzas hasta el final, hasta esa bendición pascual desde el balcón de la Basílica, la cual recorrió una última vez antes de morir. En su testamento hizo saber que quiere ser sepultado fuera de San Pedro. Es decir, se despidió con esa idea tan suya de que la Iglesia tiene que salir, que su lugar es allí, afuera, entre las personas”.