La ESMA conmemoró su décimo aniversario como sitio de memoria en medio del hostigamiento gubernamental

La ESMA conmemoró su décimo aniversario como sitio de memoria en medio del hostigamiento gubernamental

El mismo día que en el Boletín Oficial se publicó la degradación de la Secretaría de Derechos Humanos a subecretaría y el traspaso administrativo del Sitio de Memoria, el espacio -declarado patrimonio de la humanidad- recordó que lleva una década manteniendo viva la memoria. Durante la gestión de Milei el personal se redujo de 42 a 28 personas.

Mayki Gorosito, directora del Museo Sitio de Memoria ESMA, Ana María “Rosita” Soffiantini, sobreviviente y Guillermo Pérez Roisinblit, nieto restituido número 68. 

El Museo y Sitio de Memoria ESMA abrió sus puertas un 19 de mayo de 2015, consolidandose como un espacio de memoria y denuncia del terrorismo de Estado. El lugar constituye en sí mismo una prueba judicial sobre los crímenes cometidos, utilizada en los juicios de lesa humanidad. Desde 2023 el espacio es considerado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

El acto se llevó a cabo en el Salón Dorado, un espacio que durante la dictadura funcionó como centro de comando de las Fuerzas Armadas. La sala estaba colmada. En las primeras filas se ubicaron los oradores de la jornada: la directora ejecutiva del Museo Sitio, Mayki Gorosito, el arquitecto Martín Capeluto, la exjueza María Roqueta, Ana María “Rosita” Soffiantini, sobreviviente del centro clandestino, Guillermo Pérez Roisinblit, nieto restituido número 68 y figuras destacadas como Vera Jarach, integrante de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, la diputada nacional Victoria Tolosa Paz, la nieta recuperada y exdiputada Victoria Donda, el embajador japonés Yamauchi Hiroshi y el embajador español Joaquín María de Arístegui Laborde.

 

Gorosito dio inicio al acto con unas palabras de agradecimiento: “Gracias por compartir, por estar presentes hoy, en este contexto tan triste y difícil”. La referencia a la situación en la que se encuentran los Espacios de Memoria estaba clara: desde la asunción del gobierno de Javier Milei han sido constantemente atacados mediante desfinanciamientos y despidos. Desde hace varios meses las y los trabajadores denuncian la falta de pagos de salarios y de presupuesto para el mantenimiento de los espacios.

El miércoles 21 de mayo se publicó en el Boletín Oficial el DNU 344/2025, que establece la reestructuración del Archivo Nacional de la Memoria y del Museo ESMA, los cuales pasarán a depender del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos. Según el decreto, la medida busca “una gestión más eficiente, coordinada y racional en materia de concientización sobre el respeto de los derechos humanos y preservación de la memoria histórica”. Aunque se garantiza la continuidad de las actividades la incertidumbre institucional fue un tema presente en todos los discursos.

 

«Hoy, frente a nuevos desafíos que amenazan estas políticas, este sitio representa una conquista que debemos proteger, porque los espacios de memoria no son lujos culturales ni caprichos ideológicos: son instrumentos concretos para fortalecer la democracia e impedir el regreso del horror con otros rostros”, dijo Roisinblit.

El legado

Para Roisinblit: “La ESMA es un espacio donde cada pasillo y cada rincón confrontan el horror del pasado con el legado que decidimos preservar juntos. Yo nací aquí, y esa frase tan simple y al mismo tiempo asombrosa enseña toda la magnitud de lo que este sitio representa. Gracias a decisiones políticas fundamentales de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner se decidió preservar, investigar y transmitir. Las políticas públicas desarrolladas durante estas décadas transformaron las herramientas científicas en instrumentos de recuperación. Mi identidad recuperada demuestra que la memoria, asumida colectivamente, tiene poder para mantenerse. Hoy, frente a nuevos desafíos que amenazan estas políticas, este sitio representa una conquista que debemos proteger, porque los espacios de memoria no son lujos culturales ni caprichos ideológicos: son instrumentos concretos para fortalecer la democracia e impedir el regreso del horror con otros rostros”.

Por su parte, la sobreviviente ‘’Rosita’’ Soffiantini afirmó que las políticas del oficialismo ‘’no son sólo medidas administrativas, son claras intenciones para debilitar nuestros logros en derechos humanos, debilitar nuestras convicciones democráticas. Este lugar es un testimonio. El mundo entero lo reconoció como patrimonio de la humanidad. Hoy están quienes quieren borrar la memoria de lo que ocurrió acá como en casi 700 o más sitios que fueron centros clandestinos de tortura y exterminio. Debemos seguir defendiendo y exigir al Estado nacional políticas públicas que procuren, defiendan y desarrollen los derechos humanos en la Argentina. Este museo se sostiene gracias a todo el equipo, junto a nosotras y nosotros, junto a los organismos de derechos humanos y al recuerdo de lo que debemos hacer. Debemos crear más memoria: eso es un acto de justicia. La memoria es un derecho y sin memoria no hay democracia. Más memoria que nunca. Nunca más el olvido y, como dice siempre Vera, nunca más en silencio”.

Reconocimiento internacional

A pesar de que la ESMA posee un gran reconocimiento a nivel internacional en materia de derechos humanos y que su inclusión por parte de la UNESCO como patrimonio de la humanidad le otorga cierto resguardo institucional, no está exenta de la incertidumbre provocada por las políticas de ajuste actuales que ponen en peligro su continuidad al igual que la del resto de los sitios de memoria que siguen siendo vaciados.

Antes del cierre oficial, la directora Gorosito compartió: “Éramos 42, ahora somos 28 trabajadores y trabajadoras. Los aliento a seguir, a no dar un paso atrás en lo que hemos aprendido y logrado. Somos una institución del Estado argentino, no de un partido, no de un gobierno. Una institución que simboliza y testimonia lo que nunca más debe suceder. Una institución reconocida por el mundo por hacer, como hacemos, lo que es nuestra obligación y nuestra convicción. En esta coyuntura triste, lamentable y compleja para las políticas públicas de derechos humanos, renovemos nuestro compromiso y nuestra convicción traducida en acción: que instituciones como el Museo Sitio de Memoria ESMA son imprescindibles para la democracia”.

 

Tras estas palabras, uno de los asistentes entonó la consigna: “Treinta mil compañeros detenidos y desaparecidos, ¡Presentes!, ¡Ahora y siempre!”, acompañado por todos los invitados.

El cierre incluyó la proyección de un video que repasó los juicios y condenas obtenidos en el país gracias al trabajo de espacios como la ESMA en articulación con los testimonios de sobrevivientes.

Hoy, la memoria colectiva de Argentina vuelve a estar en riesgo ante un gobierno que intenta borrar el pasado. En este contexto, espacios como la ESMA viven en una gran incertidumbre acerca de su destino. El acto fue un claro llamado a la sociedad a seguir: defendiendo estos sitios como espacios de construcción de memoria, a sostener la lucha por la verdad y la justicia, y a reafirmar, una vez más, que el “Nunca Más” no es una consigna del pasado, sino un compromiso del presente.

La garra charrúa tiene memoria

La garra charrúa tiene memoria

Cada 20 de mayo, miles de personas en Uruguay se movilizan para recordar a los detenidos desaparecidos de la dictadura cívico-militar.Y como en años anteriores, deportistas de diversas disciplinas alzan la voz para reafirmar su compromiso con el Nunca Más.

“Están en algún sitio / concertados / desconcertados / sordos / buscándose / buscándonos”. Así comienza el conmovedor video titulado Deportistas por la memoria. La pelota, la cultura, la memoria. Presente. ¿Dónde están?, en el que Óscar Washington Tabárez, El Maestro, emblemático exentrenador de la Selección Uruguaya de fútbol, lee el poema “Desaparecidos”, de Mario Benedetti, y con su voz de fondo van apareciendo distintos deportistas charrúas en sus espacios de práctica, también en el Centro Cultural Museo de la Memoria (MUME) de Montevideo, y con la remera de la organización Madres y Familiares de Desaparecidos (Famidesa), que tiene el lema “Todos somos familiares”.

La Marcha del Silencio, como se la conoce popularmente, se celebra en las calles de Montevideo y otras ciudades desde 1996. La fecha recuerda el asesinato, en 1976, de los legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, así como de los militantes Rosario Barredo y William Whitelaw, en Buenos Aires. 30 veces Nunca Más: Sepan Cumplir. ¿Dónde están?, es la consigna de este año.

Entre las personalidades del deporte que aparecen en el spot audiovisual hay futbolistas como Daiana Farías, Sasha Larrea, Sebastián “Papelito” Fernández, Abel Hernández, Maximiliano Olivera y Sebastián Coates. Estos últimos son los capitanes de Peñarol y Nacional, los clubes más populares del país. También están los basquetbolistas Marcelo Capalbo, Horacio López, Josefina Rivera y Patricio Prieto, el rugbier Guillermo Pujadas, los jugadores de handball Gerónimo Goyoaga y Paula Eastman, y la boxeadora Chris Namús.

Federico Bavosi es un basquetbolista de gran trayectoria en la liga uruguaya y actúa como vocero del colectivo Deportistas por la Memoria. En diálogo con ANCCOM, detalla cómo fueron los comienzos de la agrupación: “Surge a partir de la inquietud de Mateo Sarni, colega mío en Aguada (club de básquet con sede en el barrio homónimo). Previo a la Marcha del Silencio de 2023, tiene la idea de que varios deportistas notorios dentro de su disciplina puedan participar en un video donde, de alguna forma, reivindiquemos la causa que pide Memoria, Verdad y Justicia. Para ese año no nos dio el tiempo de hacerlo como entendíamos que teníamos que hacerlo por la calidad de la producción y porque el video tenía que ser algo cuidado”.

“Es un tema muy sensible”, explica Bavosi, por eso entendían que tenían que hacerlo “lo mejor posible”, además de que hasta ese momento “pocos deportistas se habían manifestado”. “Para 2024 tuvimos la fortuna de que el Maestro Tabárez aceptó ser la cara y la voz de la publicación, y a partir de su presencia era más fácil que el resto de las personas aparezca, porque él es alguien muy importante dentro de la cultura uruguaya”, agrega.

Según Bavosi, base del club Biguá, los reclamos “siempre van de la mano de las reivindicaciones que plantean movimientos de familiares año tras año en las marchas, principalmente verdad y justicia”. Se calcula que aproximadamente unas 200 personas fueron desaparecidas por la dictadura uruguaya que se extendió desde 1973 a 1985. A punto de cumplirse 40 años del retorno de la democracia, los tribunales del vecino país sólo dictaron sentencias en 20 casos penales y condenaron a 28 acusados por causas referidas a desapariciones, torturas y asesinatos ocurridas en ese período, lejos de las más de 300 sentencias que hubo en Argentina. “Saber dónde están es el reclamo más grande que Familiares hace y que nosotros apoyamos”, afirma Bavosi.

Al igual que de este lado del Río de la Plata, la participación de los deportistas en distintos reclamos sociales también es motivo de debate. “Acá también se discute si tenemos que meternos en este tipo de temas, pero es algo que trasciende la política, no hay ningún partido embanderado con el movimiento, sino que son varios los que lo apoyan –subraya Bavosi–. Y si bien no es algo unánime, los deportistas entendemos que tenemos la responsabilidad por ocupar un lugar importante en la sociedad uruguaya de manifestar y colaborar, aunque sea con el pedacito muy chiquito que nos toca, para que este mensaje llegue lo más lejos posible. De esta manera podemos ayudar a Madres y Familiares a conseguir esa justicia que tanto reclaman y tanto merecen”.  

La pieza audiovisual cierra con el lema de la Marcha del Silencio de este año: “Sepan cumplir, ¿dónde están?”. Así, los deportistas uruguayos, de forma colectiva –y esta es quizás la principal diferencia con sus pares argentinos–, han vuelto a manifestar su compromiso y a unirse bajo el pedido de Memoria, Verdad y Justicia.

Un juicio de lesa humanidad víctima del ajuste

Un juicio de lesa humanidad víctima del ajuste

En la audiencia de Mansión Seré IV y RIBA II no estuvo la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación a causa de los despidos y el recorte del gobierno libertario. Testimonios sobre el antisemitismo de los represores y el desarraigo del exilio.

Los recortes en materia de derechos humanos del actual gobierno llegó a la megacausa  Mansión Seré IV y RIBA II. La vigésima primera audiencia de este juicio comenzó con el una solicitud presentada por Daniel Dinuchi, último abogado que representó la querella oficial hacia el tribunal para que intime a la Secretaría de Derechos Humanos a dar respuestas por la ausencia de letrados representantes.

Durante el desarrollo del juicio se perdieron ya la querella de Mariana Eva Pérez y de Abuelas de Plaza de Mayor por el caso del nieto apropiado Guillermo Pérez Roisinblit tras el fallecimiento del imputado Juan Carlos Vazquez Sarmiento. Si la querella nacional deja de estar presente solo quedarían la Secretaría de Derechos Humanos de Provincia de Buenos Aires y la Asociación Civil Moreno por la Memoria. La abogada Clarisa Góngora representante de la Asociación aseguró que: “Es preocupante la constante desvinculación de letrados de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que exterioriza un modus operandi por parte del Estado, un abandono intencional. La política de desfinanciamiento en materia forma parte de un plan sistemático de negacionismo y vaciamiento de la memoria en nuestro pueblo. Y obviamente afecta en la tramitación de los juicios de lesa humanidad, los tiempos y las dinámicas del proceso. Nos preocupa pero también nos ocupan las políticas de memoria, verdad y justicia”.

El primer testigo en declarar fue Osvaldo Antonio López, postergado desde audiencias anteriores. Prestó servicio en la 8° Brigada Aérea Mariano Moreno, donde trabajaba como cabo de fuerza en mecánica, y conoció al exteniente Ernesto Rafael Lynch, imputado en la causa. Hasta diciembre de 2024 se desempeñó como coordinador en el “Espacio de Memoria excentro Clandestino Virrey Cevallos” -del que es sobreviviente- hasta que fue dado de baja también por las políticas de recorte del actual gobierno nacional.

Durante su declaración, detalló el período de cambio en que la Brigada dejó de ser una Base Aérea Civil y se transformó en la 8° Brigada Aérea. “Se empezaba a estructurar la seguridad y el perímetro alrededor de la base. Era un reacomodo lento, se construyeron grandes estructuras, entre ellas, la torre de control”, relató López. También aclaró que comenzaba a formarse la estructura de personal, con sus jerarquías y mandos, y recordó los nombres de la mayoría de los que conoció en sus años de servicio entre 1972 y 1977.

Abocado a la Base Aérea desde años previos al Golpe de Estado, el testigo detalló que en el año 1977 comenzó el armado de un grupo paramilitar que operaba por fuera de la Brigada y dependía de la División de Inteligencia: “Se habían incorporado dos autos civiles de un secuestro, con los que operaban junto a las tres camionetas azules, que hasta entonces utilizaban los soldados de la compañía militar para hacer rondines, pero luego se hizo una compañía aparte que tenían tareas específicas. En ese momento creo que se hizo cargo el Teniente Lynch con dos suboficiales. El recorrido incluía varias comisarías, la Comisaría 1° de Moreno, la Comisaría de Paso del Rey y otra que en ese momento todavía era una dependencia policial” con las que relató que solía haber conflictos porque los aeronáuticos tenían preponderancia sobre el personal policial. Relató que el trabajo que realizaba la División de Inteligencia fue en aumento y que todas dependían del Grupo de Tareas 100.

Al igual que testigos de audiencias anteriores, el exconscripto recordó situaciones de violencia vividas, desde el secuestro y despidos arbitrarios de compañeros mecánicos, hasta los “corrillos” que se generaban entre el personal y que hacían conocer al personal el accionar ilegal: “Dos cabos llevados a hacer guardia a Mansión Seré volvieron espantados y comentaron que allí había personal de la Brigada del Palomar y que operaba el Grupo de Tareas 100. También, me encontré con un cabo que estaba preparando un auto para, según me dijo, llevar a “Panchito” – Mario Valerio Sánchez- a Entre Ríos y luego se comentó que en una de las recorridas habían visto a la mujer -María Margarita “Coca” Miguens- en la Comisaria 1° de Moreno” -dijo López y agregó que- “Otro comentario de los soldados era que un oficial había traído a la Brigada a una mujer joven para violarla”, aludiendo a este hecho también detallado en la audiencia anterior por otro exconscripto.

Cuando la Aeronáutica conoció la militancia que tenía López, desde 1974 en PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), fue secuestrado: “Me esperaron en San Miguel, me interceptaron y pude ver al mayor López -jefe de Inteligencia-  a unos 20 metros, viendo todo. Ahí no tuve dudas de que era la Fuerza Aérea la que me llevaba. Me trasladaron a una zona de Morón que no logré identificar, ahí me torturaron toda la noche y a la madrugada me trasladaron a lo que después conocí que era la casona de Virrey Cevallos”. Allí estuvo detenido una semana hasta que logró escapar pero tras las amenazas que recibió su familia decidió volver y entregarse: “Me hicieron un Consejo de Guerra en Morón, y me condenaron a 24 años de prisión. Estuve hasta 1987, que logré salir porque apelé la sentencia a la Corte Interamericana y anularon la causa por falta de sostén jurídico”, sostuvo López.

Fue por las investigaciones que se realizaron desde el espacio Virrey Cevallos, que identificó a Juan Manuel Taboada, que tenía responsabilidad en RIBA -Regional de Inteligencia de Buenos Aires- como quien dirigió su secuestro. Según López, “RIBA era el órgano mayor de inteligencia, inmediatamente después de la jefatura de Inteligencia. Centralizaba toda la información de las unidades militares y operaba con la Policía Federal, que estaba a cargo de Virrey Cevallos. Físicamente la RIBA estaba en Morón, en las calles Buenos Aires y San Martín, en dos casas que compraron y unieron. Yo siempre tuve la duda, de si el primer lugar al que me llevaron no fue ahí”.

La revictimización como estrategia de la defensa

Una sobreviviente y un testigo, se tuvieron que volver a presentar a declarar en el marco de este juicio, por la negativa de la defensa de incorporar las declaraciones previas por regla práctica. Esta estrategia, la aplicaron a lo largo de todo el  juicio, no sin provocar roces con las otras partes.

Mauricio Castro, defensor particular de los imputados José Juan Zyska y Ernesto Rafael Lynch, argumentó que “solo nos hemos opuesto a la incorporación por escrito de los testimonios que fueron invocados por las distintas partes acusatorias para sostener lo que ellos entienden como elementos de pruebas de las acusaciones. Y dado que esas declaraciones fueron prestadas sin la intervención de estos defensores, creemos que tenemos derecho a escuchar y contrarrestar la prueba”. Criticó a la fiscalía por endilgarles que solicitan los testimonios pero luego no les hacen preguntas: “Si el testigo no aclara o no se acuerda de algo durante su relato, será cuestión de la fiscalía decidir si introduce o no declaraciones previas para retomar esa información. No nos puede obligar a nosotros como defensa a indagar e incentivar al testigo sin que haya declarado o al menos sin que antes haya mencionado a los imputados”.

Luis Alejandro Etchenique, declaró como testigo del secuestro de su hermana mayor Nora, y de su padre, Horacio Alejandro, el 1º de abril de 1977 en Ramos Mejía. Relató lo vivido con muchas dificultades y muy consternado, por rememorar los recuerdos y por la pérdida prematura de su familia, que “fueron los más perjudicados”. El testigo tuvo un cruce con los abogados defensores que argumentaron estar buscando “las pruebas objetivas que surgen del debate”, y a quienes reclamó: “El imputado tiene el derecho a la defensa que mi hermana y mi padre no tuvieron”.

En relación al momento del secuestro, Etchenique relató que “entraron uniformados y dijeron que venían a buscar a mi hermana. A ella le dijeron que se la iban a llevar. Y ella le pedía a los gritos a mi papá que no la deje sola”. Nora Etchenique era estudiante de Medicina y militante de la Federación Juvenil Comunista, y su padre, dirigente del Partido Comunista. “En mi casa había literatura marxista, y la ideología era censurada en esa época por estas personas que ostentaban el poder y que desconocían lo que es un estado de derecho y la libertad de opinión”. Sobre los padecimientos que le relató su hermana explicó: “Además de ser violada y padecido un aborto cuando fue liberada, tuvo fuertes secuelas psicológicas y sufrió constante amedrentamiento y acoso posterior. Recuerdo que tocaban el timbre o llamaban y preguntaban por Norita, que era el nombre que los secuestradores le habían puesto en Mansión Seré”.

Además, el testigo volvió a mencionar el antiseminitsmo de los aeronáuticos, que secuestraron a Eduardo Salem, amigo suyo, quien en el momento del allanamiento ilegal estaba llegando a la casa de los Etchenique: “Llevaba puesta una campera de un viaje de intercambio que había hecho a Israel, y cuando dijo que venía a la casa de mi familia, se lo llevaron. Luego de ser liberado, se comunicó a mi casa y avisó que mi hermana estaba viva”. A pesar de la congoja el testigo terminó su declaración diciendo que “en memoria de mi familia, muchas gracias”.

Alejandra Tadei, sobreviviente que declaró por cuarta vez su secuestro y privación de la libertad en Mansión Seré, lo hizo ordenadamente y sin quebrarse, “40 años después seguimos declarando”, explicando que su primera declaración la hizo en el Juicio a las Juntas.

Tadei fue secuestrada el 13 de octubre de 1977 con 17 años, desde el domicilio en Barrio Norte, Capital Federal: “La patota me esperó en el palier del edificio, pero ya habían entrado abruptamente a mi casa, a los gritos, buscándome y habían encerrado a mi mamá y mi hermana. Cuando llegué, me enfrentaron con un muchacho y me preguntaron si lo conocía. Yo no lo reconocí, estaba muy demacrado, pero él sí dijo conocerme. Me sacaron del departamento y me metieron en un Falcon. Me empezaron a manosear. Al llegar a un lugar, bajamos del auto, noté pasto. Nos metieron en una casa. Con los días identifiqué que era Mansión Seré porque me sacaba la venda para hacer tareas domésticas que yo les pedía porque estar todo el día esposada era un martirio”. Allí sufrió interrogatorios, torturas y simulacros de fusilamiento: “Era muy marcado el odio contra los judíos en los interrogatorios, siempre empezaban preguntándome si era judíao o católica”.

Relató la sobreviviente que a la semana “me dijeron que si comprobaban que yo no tenía nada que ver me iban a largar. Esos eran los términos que ellos utilizaban. Me liberaron un viernes, junto a otra chica que estaba detenida conmigo, Patricia Dorrego, y un hombre. Me dejaron a una cuadra y media de mi casa, vendada. Con el tiempo supe quién era el hombre que me señaló. Era Carlos García. Yo lo conocía pero en ese momento estaba desfigurado”.

La última declaración programada para la audiencia era la de Horacio Silvio Fleischman, sobreviviente que declaró por primera vez, desde Estados Unidos, donde se refugió. Por pedido de la fiscalía se escuchó luego el testimonio de su esposa, Ana Maria Charving de Flischman, que completó los agujeros negros del relato de su esposo.

El sobreviviente, secuestrado el 23 de mayo de 1977 cuando se desplazaba en su automóvil en Moreno, relató: “Me detuvo un operativo masivo de patrulleros de la Fuerza Aérea. Me esposaron, encapucharon y en mi auto me llevaron a la comisaría de Moreno. Varios vecinos vieron la situación. Allí había una habitación enorme con muchísima gente detenida, algunos en muy malas condiciones”. Fue trasladado simultáneamente a otros centros clandestinos, pero siempre regresaba a la Comisaría 1° de Moreno.

En la Comisaría de Francisco Alvarez lo reconocieron, era médico y durante un tiempo había sido director del hospital Mariano y Luciano de la Vega, de Moreno. “Uno de los policías me ofreció contactar a mi familia, tenía que darle una notita. Se ve que fue descubierta porque como reprimenda me dieron una golpiza y me llevaron a otro lugar, donde no me dieron ni agua ni comida por días. Era desesperante”. Finalmente fue legalizado y trasladado al penal de La Plata como preso político. Su esposa relató que “recién a los tres meses lo vi de vuelta, exactamente con la misma ropa con la que se había ido a trabajar aquel día, pero era otra persona. Estaba delgado y afeitado del día anterior, que para él era estar en buenas condiciones. Pero estaba irreconocible. Dos años, un mes y 18 días lo fui a ver todas las semanas al penal. Iba con el bebé y a mi otra hija le decía que su papá estaba en un trabajo del que no podía salir”.

Durante su declaración, la mujer hizo hincapié en las múltiples dependencias que visitó y las peripecias realizadas para intentar conocer el paradero de su esposo, a pesar de las advertencias recibidas: “Me decían que me quede quieta y cuide a mis hijos. Mi familia tenía miedo de que me desaparecieran a mí también. Fui a hacer un habeas corpus, el abogado me hizo firmar papeles y me dijo que volviera a retirarlos en dos días. Cuando volví lo habían desaparecido. No sé quién era. No lo volví a ver nunca más”.

Fue un familiar desde Estados Unidos quien logró que la Embajada de ese país diera a la familia asilo político. Charving explicó que fue por la utilidad de sus profesiones y luego de comprobar que no pertenecían a ninguna “institución o comunidad política”. Viajaron a Brasil en un colectivo de turistas, y el sobreviviente relató las minuciosas indicaciones que recibió de la Embajada para llegar con éxito a destino, desde cómo cruzar el control policial fronterizo hasta en qué asiento sentarse durante el viaje. En Río de Janeiro fue recibido por la ONU donde fue entrevistado sobre lo que había visto y vivido en los centros clandestinos. “Me dieron un documento de refugiado de las Naciones Unidas. Había perdido mi nacionalidad, mi trabajo, mi profesión, estaba en el aire”, expresó Fleischman. Luego de dos meses pudieron llegar a Estados Unidos. Su esposa, se refirió al mismo sentimiento: “Me desarraigué de todo, pero estábamos vivos y muchos otros no. Yo quiero transmitir lo que madres y esposas que perdieron a los suyos no pueden hacer”.

“No sé si las cosas horribles que sucedieron en argentina podrán ser descifradas completamente -relató el sobreviviente en su primera declaración 48 años después de lo vivido y comparó lo sucedido en el país con el Holocausto, cuya verdad y sobrevivientes comenzaron a hablar muchos años después-.No es simple hablar”. Y recordó que en el penal de La Plata alguien le dijo que lo suyo había sido un caso de antisemitismo.

 En relación a las próximas audiencias, Clarisa Góngora, mencionó a ANCCOM que de los testigos propuestos por Moreno por la Memoria quedan aún cuatro declaraciones. Sin embargo resaltó la posibilidad de que vuelva a ocurrir una situación similar a la audiencia de la fecha, que por “la dinámica del juicio se incorporen nuevas declaraciones». Estimamos que se va a seguir en esta etapa de declaraciones y presentaciones durante el año en curso”.

 

La próxima audiencia está programada para el 27 de mayo de manera presencial en el 5° Tribunal Federal de San Martín, Pueyrredón 3510, Buenos Aires.

“Los trabajadores que sostienen el Espacio para la Memoria son fundamentales”

“Los trabajadores que sostienen el Espacio para la Memoria son fundamentales”

Frente a la demora en el pago de salarios del mes de marzo a los trabajadores del Ente Público Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos ex-ESMA, el Directorio de Organismos de Derechos Humanos publicó un comunicado advirtiendo sobre la política oficial de desfinanciamiento y ajuste en el área.

En vísperas del 1º de mayo, Día del Trabajador y la Trabajadora, el Directorio de Organismos de Derechos Humanos, conformado por organizaciones sociales, publicó un comunicado para expresar su preocupación por la demora en el pago de salarios del personal del Ente Público Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos ex ESMA.

En dicho documento, se explica que recién el 15 de abril el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación transfirió fondos para cubrir sólo el 60% del salario del personal y apenas el miércoles 30 de abril se completó la transferencia total. Esta situación genera preocupación, a su vez, frente al pago de haberes del mes de abril, que debería concretarse antes del 8 de mayo.

“Nosotros estuvimos de paro todo este mes por incumplimiento del pago del salario. Esto se debe a que demoraron las partidas presupuestarias en una decisión totalmente ilegal. La situación está en estos días normalizada y esperamos que los próximos salarios lleguen en tiempo y forma. Confiamos también en la representación del Directorio de Organismos de Derechos Humanos que al formar parte de la gestión están haciendo todo lo necesario para que la situación se normalice”, señala Gabriel Armenio, delegado de ATE.

Si bien se habían realizado los reclamos a través de los medios correspondientes, la respuesta no había sido satisfactoria, como explica a ANCCOM Ana María Soffiantini, quien forma parte del Consejo Asesor de Sobrevivientes, organización que acompaña el reclamo: “No es la primera vez que hay demoras. Esta vez además de demoras sólo se pudo pagar el 60% de los sueldos. Recién el 30 de abril pasado se completó el saldo correspondiente. Nunca contestaron nuestros reclamos, sólo intentaron desacreditarnos. Alberto Julio Baños, secretario de Derechos Humanos de la Nación,  siempre intenta ningunear nuestros pedidos.” A su vez, aporta su visión sobre las consecuencias de estos atrasos de los pagos salariales: “La intención, además de desfinanciar, es quebrar moralmente a nuestros trabajadores que, sin recursos, no tienen forma de trasladarse al trabajo. En esta situación es inevitable el desfinanciamiento para sostener contenidos pedagógicos y construcción de espacios de reflexión crítica, memoria y desarrollo de políticas de promoción de Derechos Humanos. La gravedad de dejar sin recursos presupuestarios conlleva consecuencias respecto al mantenimiento y la conservación del lugar, así como también retrasos en los pagos a proveedores.”

Graciela Lois, perteneciente a la asociación Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas que también acompaña el reclamo, dijo: “El espacio lo vamos a seguir sosteniendo como sea. Nosotros no vamos a aflojar así nomás. Y por supuesto, esto descansa en el compromiso y sacrificio de todos los trabajadores. Porque en este momento es un sacrificio ir por lo que reporta económicamente en este contexto donde todo te aumenta menos los sueldos. Y encima, no te lo pagan”.

Frente a la pregunta sobre cuáles serían los pasos a seguir en caso de que esta situación se repita con los haberes de abril, Graciela respondió: “Hemos preparado varias cosas para presentar. Lo que pasa es que, como esto es un tira y afloja permanente, muchas veces te pasa que pensás ¿Y si lo presento y se arma más lío? ¿Y si en lugar de esperar 30 días más te la hacen más larga? No es temor, pero es cuidado. Más que nada por la responsabilidad que nos cabe a nosotros de no perjudicar más la situación de los trabajadores. Repito: para nosotros las personas, los trabajadores que sostienen el espacio son fundamentales.”

Las voces del Olimpo

Las voces del Olimpo

A veinte años de la reconversión del excentro clandestino de detención El Olimpo en un sitio de memoria, dos sobrevivientes que pasaron por allí inauguraron un ciclo de homenaje a los 40 años del juicio a las juntas militares.

En una tarde de sábado llena de emociones, vecinos y vecinas de Floresta se acercaron al Olimpo. Antes de que se proyectara la película El juicio, Isabel Cerruti y Elsa Lombardo, sobrevivientes que pasaron por este centro clandestino de detención,  tortura y exterminio, compartieron sus experiencias como testigos en la causa contra los represores que actuaron allí durante la dictadura, sus victimarios. Con el nombre de Atlético, Banco y Olimpo (ABO) se conoce al proceso judicial iniciado en noviembre de 2009 que ya juzgó a 15 exmilitares por los delitos de lesa humanidad cometidos en estos tres centros clandestinos de detención dependientes del Ejército. En 2022 comenzó el quinto tramo del juicio.

“La Conadep fue el primer paso en la preparación del juicio. Fue sanador porque pudimos vencer el anonimato”. Así abrió la conversación Elsa Lombardo, militante detenida ilegalmente en 1978. Sentada a su lado, su antigua compañera de celda en el Olimpo y actual coordinadora del Espacio para la Memoria, Isabel Cerruti, la escuchaba con atención. “Había una conciencia de que esto debía hacerse sí o sí como un acto de justicia porque la sociedad estaba herida y buscaba respuestas. Toda la sociedad fue herida por esta tremenda ola de terror y miedo que sacudió a nuestro país. Por eso estamos acá, para continuar con la sanación”, siguió Lombardo.

El encuentro se llevó a cabo en el predio ubicado sobre la calle Ramón Falcón, en una sala equipada con pantalla, proyector y sillas, y cuyas paredes exhiben los rostros de desaparecidos que pasaron por ese sitio del horror, hoy de Memoria. “Éramos militantes y sabíamos que todos los días caían y desaparecían compañeros y compañeras. Eso era terrible. Había que escapar, estábamos en la clandestinidad. Este juicio nos dio la posibilidad de salir a la luz”, dijo Cerruti. 

“Habíamos regresado del infierno. La tortura no es solo que te den una cachetada, una paliza o aquellas cosas que se les ocurrían y que se dieron permiso para hacerlas todas. Es lo que tuviste que ver, vivir, compartir”, contó Elsa, haciendo referencia al dolor y al miedo que aún sentía a la hora de declarar, pero que no le impidió presentarse con el fin de sanar a la sociedad. Y para despertarla. “Hay algo que decía Mario Villani (otro sobreviviente) que me quedó grabado: si hay algo que este juicio dejó, más allá de que se condenara a los genocidas, es que la sociedad ya no podía decir que no sabía”, afirmó Isabel. “No había forma de escaparse de las noticias. Ya todos sabían. Sabían la metodología y porqué lo hacían”, agregó.

Entre desvíos y reflexiones de mucha actualidad y ante la mirada expectante de los presentes, las oradoras dieron detalles del antes, el durante y el después de sus testimonios en el proceso judicial. “Hubo diálogos fáciles, diálogos difíciles. Estaban quienes te preguntaban ‘por qué vos sí (volviste) y mi familiar no’. No es fácil esa respuesta, quizás la tienen que dar los genocidas”, comentó Lombardo. En la misma línea, Cerruti recordó una de las preguntas hechas por los jueces: “Por qué creía yo que me habían liberado. Yo les dije que le pregunten a ellos”, sentenció. 

 

Dueños de la vida y la muerte

“A mí me lo dijeron. Fue por el voto”, interrumpió Elsa. “Después de salir en libertad nos controlaron mucho tiempo. Uno de los jefes del Olimpo me dijo: `Vos estás viva porque yo voté´. Eran dueños de la vida y de la muerte”, continuó. A pesar de lo que sufrieron y de que, en palabras de Lombardo, “la herida sigue abierta”, ambas coincidieron en que nunca se buscó venganza, sino justicia, y en que es importante mantener viva la conversación sobre el terrorismo de Estado, especialmente en este contexto. “Aquello fue una dictadura, no estamos hablando de eso hoy. Pero hay cosas que están pasando que nos remiten a algunas que nos pasaron a nosotras y son injustas”, sostuvo Isabel y luego añadió: “Los juicios siguen abiertos, así que tengamos atención. Se lo debemos a aquella Conadep, a aquel juicio que nos dio un montón a todos”.

En la hora que duró la charla, el silencio atento de los oyentes, de todas las edades, sólo se rompió para aplaudirlas y para dar paso a un descanso antes de la proyección de la película. 

Algunas personas aprovecharon para salir de la sala y ver la caída de la noche sobre los galpones vacíos, los murales en las paredes, sobre el parque en el centro, y los carteles que indican que ese fue uno de los escenarios donde ocurrió el horror. En este CCD estuvieron secuestradas entre agosto de 1978 y enero de 1979 alrededor de 500 personas, la mayoría de las cuales permanece desaparecida. Es por esto que, de acuerdo con el relato de las sobrevivientes, la jornada del juicio destinada a las declaraciones en torno a “Olimpo” fue uno de los más extensos. En junio se cumplen 20 años de la recuperación del espacio y su apertura al público.

 

El juicio

El documental de Ulises de la Orden está compuesto exclusivamente por el archivo registrado en 1985, que por muchos años fue inaccesible. Resume meses de audiencias en un metraje de tres horas, divididas en 18 capítulos, cada uno enfocado en un eje de los múltiples testimonios que resultaron en la condena de cinco de los nueve integrantes de las Juntas acusados, en diciembre de ese año. Fue estrenado en 2023 e incluye todas las aristas de aquel histórico proceso judicial, desde el relato de los hechos en las voces de las víctimas, hasta el despliegue de la defensa de los represores.

Tanto Elsa como Isabel se quedaron a ver el documental y compartir algunas reflexiones finales. “Cuando uno iba a declarar, no veía el conjunto de lo que estaba pasando. Ver esto es tremendo”, señaló Cerruti. “Durante mucho tiempo no contamos lo que habíamos pasado porque pensábamos que hacíamos sufrir al otro. Pero los chicos, las familias, los vecinos tienen que saber. Si estamos acá es para transmitir lo mucho o poco que sabemos. Porque los compañeros se lo merecen”, añadió, en referencia a los desaparecidos y el “deber” de que la sociedad sepa qué pasó con ellos.

Los trabajadores del sitio de memoria destacaron la importancia de mantenerse en contacto no solo con la narrativa de lo ocurrido durante la dictadura, sino con los documentos. Ese espíritu inspiró esta primera actividad, que originalmente incluía un recorrido guiado por la arquitectura del predio y la proyección del documental en su totalidad, pero que tuvo que acortarse debido a las restricciones horarias que imperan desde el inicio de la gestión de Javier Milei.

Otro de los problemas que están enfrentando este y otros espacios de memoria es el desfinanciamiento, reflejado en los despidos masivos que tuvieron lugar entre 2024 y 2025. En las rejas que rodean la entrada se ven banderas que denuncian el desmantelamiento y el peligro de cierre como consecuencia de los recortes. A su vez, los empleados hicieron hincapié en el estado de fragilidad en que se encuentra el Archivo Nacional de la Memoria. “No hay garantías”, dijo Cerruti, “a pesar de todo el esfuerzo que nosotros hicimos desde los sitios de memoria, que son muchos en la Argentina. Se hizo y se hace un trabajo magnífico y esperemos que se pueda seguir haciendo”.

Actualmente, en “Olimpo” se realizan diversos talleres abiertos a los vecinos y vecinas del barrio, así como visitas guiadas y muestras que resultan de las investigaciones llevadas adelante por el propio espacio. Incluso en un momento adverso y de fuerte ataque a estas instituciones, el reclamo por memoria, verdad y justicia no se desvanece. En palabras de Elsa Lombardo: “La militancia es como un hormigueo que está por debajo de la piel. Cuando sale un rayo de sol, salimos todos. No nos van a detener”.

Sobrevivir en el país de los desaparecidos

Sobrevivir en el país de los desaparecidos

“Historias Rotas”, el libro de Claudia Rafael y Silvina Melo que cuenta con testimonios de víctimas de la última dictadura militar en las cárceles argentinas, se presentó este fin de semana en la Feria del Libro.

Fin de semana en la Feria del Libro, multitudes recorren los diferentes stands, las bolsitas de tela adornan los brazos de muchos, de fondo se escuchan múltiples charlas, algunas de autores, editores, o figuras relevantes, también se oye el bullicio de los visitantes que caminan de aquí para allá ojeando libros. Pero en la sala Ernesto Sábato el aire cambia, se densifica, hay una tensión propia del respeto, del recuerdo, y de las lágrimas contenidas. La emoción se percibe en la máxima atención de los presentes en lo que plantea la psicóloga Diana Kordon y en lo que cuenta el expreso político Hernán Invernizzi desde su propio sufrimiento y el sus compañeros, desde la reflexión que plantea este encuentro entre el recuerdo y la literatura como un modo de reivindicar el pasado y la memoria, como un modo de volver desde el olvido para algunos y para otros como un episodio desconocido de las épocas más oscuras de nuestro país.

En esta sala del Pabellón Azul se presenta el libro Historias Rotas de Claudia Rafael y Silvina Melo, que cuenta con testimonios de diferentes víctimas de la última dictadura militar en las cárceles del país. El total de presos dentro de este sistema eran 10.000 aproximadamente, en sus historias se retrata la maquinaria de enloquecimiento que se llevó a cabo durante el gobierno de facto por parte no solo de oficiales, sino de un equipo intelectual integrado por psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales, médicos, antropólogos, nutricionistas y sacerdotes.

Para Kordon, este libro es necesario, “es un libro muy duro, es un libro que nos conmueve profundamente, y que, hablando del horror de la crueldad, sin embargo, nos acerca a lo profundo y reparador de la condición humana”. A la vez, resalta que la sociedad tiene una deuda con este colectivo.

Hablamos muy poquito de los que se suicidaron y de lo mal que quedaron muchos compañeros que tuvieron que entrar en tratamiento cuando salieron en libertad, que siguen en tratamiento, y que siguen padeciendo en la Argentina y en países que los recogieron un deterioro psicofísico -llámenlo como quieran- que es el resultado de esta rigurosa racionalidad con la que se aplicó una estrategia durante la dictadura sobre los presos”, señala Invernizzi.

Ivenrnizzi, quien fue detenido en 1973 y pasó doce años, siete meses y diez días encerrado, señala que el problema es que el sufrimiento no terminó: Hablamos de los que se suicidaron y muy poquito se habla de lo mal que quedaron muchos compañeros que tuvieron que entrar en tratamiento cuando salieron en libertad, que siguen en tratamiento, y que siguen padeciendo hoy en la Argentina y en países que los recogieron un deterioro psicológico, psicofísico -llámenlo como quieran- que es el resultado de esta actividad, de esta intervención y al mismo tiempo de esta rigurosa racionalidad con la que se aplicó una estrategia durante la dictadura sobre los presos”.

La tortura en presos durante la última dictadura militar es un tema poco conocido, según comentan la mayor parte de los testigos reunidos en el libro, esto se debe al estigma de que argentina es el país de los desaparecidos, lo cual constituye una figura simbólica de peso, que muchas veces los echó atrás a la hora de contar su historia, ya que ellos sobrevivieron.

La idea de hacer este libro surgió a partir de la historia de Eduardo José Schiavoni y Jorge Miguel Toledo, dos militantes torturados y asesinados en una de estas cárceles. A partir de la investigación que realizaron las autoras conocieron muchas más historias de sufrimiento de los presos y decidieron ampliar el libro incorporando a varias de ellas.

Rafael y Melo en diálogo con ANCCOM, comentan, el “eje central es entender que la maquinaria de enloquecer que se armó y que no fue muy abordada”, sobre los debates que plantea el libro, opinan que principalmente el debate acerca del rol de la intelectualidad y la universidad pública en la formación de estos profesionales que estaban detrás de esta maquinaria. 

El libro es muy duro, difícil de leer según los presentes, moviliza muchas emociones. “Yo estoy ahora hablando con vos y estoy con taquicardia. Porque fueron muchos años los que pasamos presos, pero además pasaron muchos años desde entonces hasta hoy. Entonces volver sobre aquello desde este punto de vista es muy complicado”, explica Invernizzi y agrega: “Eso uno nunca se lo saca de encima. El estrés que te provoca la cárcel es algo que no desaparece nunca. Uno puede superarlo, trabajarlo, sobreponerse, pero es algo con lo que uno pelea todo el tiempo. Lo bueno que tienen estas circunstancias es que también funcionan de una manera catártica. Es decir, ayudan a procesar la experiencia. Y nuestra esperanza es que eso que nos ayuda a nosotros a procesar la experiencia quizá ayude a algunos compatriotas a entender mejor lo que nos pasó, para que se convierta en un buen aprendizaje del presente y del futuro”.

En la presentación, las autoras comentan que buscan reivindicar a las víctimas utilizando como concepto central el des-olvido y la exigencia de justicia por estos delitos de lesa humanidad que siguen impunes, su libro será utilizado como evidencia en la causa que se está desarrollando actualmente de Schiavoni, Pablo Llonto incluirá el material recopilado por ambas autoras como documento probatorio.