A pura pantalla queer

A pura pantalla queer

La décima edición de Asterisco, el Festival de Cine LGTBIQ+ se desarrollará esta semana en Buenos Aires.

La comunidad LGBTIQ+ florece junto a la primavera y, en el marco de la marcha anual por la reivindicación y lucha de sus derechos, se llevan a cabo diversas actividades culturales. En este contexto, del 26 de octubre al 5 de noviembre se estará realizando la décima edición de Asterisco, el festival Internacional de cine LGBTIQ+ en el que se podrá disfrutar de una selección y posterior competencia de cortos y largometrajes. Además, habŕa una serie de actividades culturales en varios puntos de la ciudad de Buenos Aires. La proyección inaugural será en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), este jueves a las 21. En esta edición se trata de la película de estreno mundial Tencha Reina, de Maruja Bustamante.

El festival, ya desde sus inicios por 2014, intenta replantear los distintos horizontes de lo que lo que se siente y piensa como cine y busca explorar “el presente, pasado y futuro de nuestros deseos desparramados en las películas”. En sus inicios, tuvo un enfoque predominantemente internacional, ya que el cine argentino aún no ofrecía muchas alternativas. Sin embargo, el boom de producciones nacionales hizo que, desde la organización del evento, se celebre que cada vez más películas locales sean parte de la grilla. “Este año tenemos las competencias argentinas más extensas, tanto en formato de largo como de cortometraje y varias son estrenos mundiales. Hay cineastas que eligen Asterisco para mostrar sus obras por primera vez en público”, afirman felices sus organizadorxs.

Sumándose a la gran presencia del cine latinoamericano y del Caribe con producciones de Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Panamá y Puerto Rico, la faceta internacional del festival se intensifica. En la edición de este año cineastas como el canadiense Theo Jean Cuthand, quien presentará sus trabajos en el país por primera vez, y el director israelí Yair Qedar serán partícipes del evento.

 

 

El festival, además del MALBA, contará con otras siete sedes entre las que se encuentra el Centro Cultural Kirchner (CCK), el Centro Cultural Recoleta, el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, el Museo del Cine, el café teatro Hasta Trilce, el Centro Cultural Otra Historia y el bar Puticlú.

El distintivo de esta décima edición del festival es la fuerte relación entre el cine y el mundo del arte, la programación de videoarte y el video performance de la escena local. Los ejes transversales de esta propuesta consisten en abordar retrospectivamente los 20 últimos años de la obra de Cristina Coll, los vídeos de Martín Sichetti y Alberto Passolini y la recuperación de las reflexiones sobre cine y video del programa El Banquete Telemático de Federico Klemm entre 1994 y 2002, que fue recientemente inventariado y digitalizado por el Museo del Cine.

Gran parte de las actividades del evento serán de ingreso libre y gratuito por orden de llegada. Sin embargo, la entrada general a la proyección inaugural y al resto de las proyecciones en el MALBA costarán 1.600 pesos, excepto estudiantes, jubilados y Malba Amigos que tendrán un descuento de 800 pesos. La oferta de films que se podrán ver, los cronogramas con los horarios y sedes, junto con los anuncios sobre el evento, se encontrarán en las redes sociales de Asterisco.

¿Tres años de cárcel o veinticinco en un banco?

¿Tres años de cárcel o veinticinco en un banco?

“Los delincuentes”, la película que representará a la Argentina en los premios Oscar, se estrena este 26 de octubre en salas de todo el país. ANCCOM conversó con el director Rodrigo Moreno y el actor Esteban Bigliardi sobre una historia que invita apensar qué es la libertad, el trabajo y el tiempo.

«No me interesaba que el objetivo del protagonista fuera convertirse en millonario», dice Moreno, el director.

Este 26 de octubre se estrena en salas Los delincuentes, última obra del director y guionista Rodrigo Moreno. La película, que luego tendrá su presentación mundial en la plataforma Mubi, se encuentra en carrera para ser seleccionada a los premios Oscar 2024.

Los delincuentes recibió premios en festivales internacionales como el Jerusalem Film Festival, el Festival de Lima PUCP y el New Horizons International Film Festival de Polonia. En mayo, fue seleccionada para presentarse en el Festival de Cannes, entre otros, donde recibió excelentes críticas de The Guardian, The New York Times y Rolling Stone, además de un 95% de calificación positiva en el Ranking Rotten Tomatoes.

Los delincuentes parece una clásica historia de atracos, pero termina siendo algo más. Narra la historia de Morán (Daniel Elías), un salteño empleado de un banco que vive en pleno centro de Capital Federal. Harto de su vida rutinaria, un día aprovecha la ausencia de su compañero Román (Esteban Bigliardi) para robar la suma exacta de todos sus salarios hasta su jubilación, multiplicado por dos. ¿Por qué el doble? Para completar su plan, utiliza a su compañero Roman como cómplice, a quien convence de guardar el dinero mientras él se entrega en una cárcel de Córdoba. A Morán no le interesa una vida de lujos, simplemente pretende dejar todo atrás para vivir una vida tranquila y digna: “Es simple. Son tres años en la cárcel o 25 en el banco”.

Así comienza una travesía de tres horas con numerosos saltos temporales en los que se cruzan las perspectivas de los protagonistas entre el centro porteño y una sierrita en la provincia cordobesa. A través de diferentes situaciones, Los delincuentes invita a la audiencia a cuestionarse acerca del concepto de libertad ligado al trabajo, el uso del tiempo y la ruptura de lo rutinario. La película también está acompañada de un elenco excelente: Margarita Molfino, Laura Paredes, Germán de Silva, Mariana Chaud, Cecilia Rainero, Javier Zoro Sutton, Iair Said, Adriana Aizenberg, entre otros, junto con la aparición estelar del escritor Fabián Casas.

Daniel Elías y Esteban Bigliardi protagonistas de Los delincuentes.

Una película en constante producción

Rodrigo Moreno inició el rodaje hace cinco años, en 2018, aunque el proyecto nació mucho antes. La idea original era hacer un remake de Apenas un delincuente (1949), un policial argentino dirigido por Hugo Fregonese. La premisa es muy similar, un hombre quiere robar un banco, guardar el dinero y vivir tranquilo: “Lo que pasaba era que no me interesaba el protagonista y no me interesaba su objetivo, el de ser millonario. Entonces la dejé de lado y seguí haciendo las películas que hice después. Me acuerdo de haber terminado Un mundo misterioso (2011) época en donde se me ocurrió desdoblar el personaje, que no sea una cuestión de robar plata para ser millonario sino de robar tiempo. Algo de eso me interesó. Y ahí empecé a escribir”, explica el director de El custodio.

Muchas de las decisiones técnicas y artísticas se definieron durante la filmación de la película: el guion no fue la excepción. Fue reescrito reiteradas veces a lo largo de la producción y etapa de edición. Esto no significó inconveniente para Esteban Bigliardi, actor que fue convocado de inmediato. Bigliardi trabajó anteriormente con Moreno en Un mundo misterioso  (2011) y Reimon (2014): “En realidad yo casi no tengo que decir que ‘sí’ con Rodrigo, porque trabajamos juntos hace más de diez años. Cuando escribe, sé que ese personaje que me está ofreciendo lo escribió para mí. Es una persona con la que no tengo que leer el guión para aceptar. Somos como una especie de familia artística junto con los otros actores y actrices del elenco”, comenta el actor y agrega: “Rodrigo escribe muy buenos guiones, me encantó. Tiene un humor latente todo el tiempo y unas vueltas que lo hacen muy atractivo”. 

Las decisiones que se fueron tomando sobre la marcha, marcan un estilo descontracturado propio de un cine de autor. Moreno combina diferentes elementos y técnicas audiovisuales provenientes del cine clásico junto con una Buenos Aires contemporánea ambientada con música de Pappo y Piazzolla. Al mismo tiempo logra escenificar una atemporalidad dentro de diferentes escenarios, como el banco y la cárcel cordobesa. Construye un ambiente donde es imposible no sumergirse.

“Hay muchas cosas que pertenecen al mundo del azar”, explica el director. “Me di cuenta como director, que dirigir no se trata de controlarlo todo, sino, o por lo menos como yo lo interpreto, de crear un territorio en el que puedan convivir diferentes cosas. La incertidumbre de si eso efectivamente combina supongo que es la fuerza que tiene la película”, agrega. El proceso en el que se filmó la película acoge con la misma efectividad la idea que plantea: “Hay una cantidad de cosas que yo nunca estuve seguro hasta último momento si responden al mismo tono o lenguaje. Una época donde todo tiene que ser tan cuidado o tener una explicación, es complicada para la creación. Arrogarme a esa libertad, tiene que ver con eso. Hay algo emocional que tiene la película, que te conduce a, bueno, ‘este es el mundo’”.

 

El film utiliza el robo a un banco como metáfora para abordar un dilema existencial que da vueltas en torno al concepto de libertad: ¿Trabajamos para vivir o vivimos para trabajar?

El film utiliza el robo a un banco como metáfora para abordar un dilema existencial que da vueltas en torno al concepto de libertad: ¿Trabajamos para vivir o vivimos para trabajar? “Un poco lo que plantea la película es el día a día de todos. Tanto como de un director de cine, un pintor o un músico. La sociedad en la que vivimos generalmente estructura todo mucho más. Vas al colegio, a la universidad, conseguir un trabajo, trabajás, tenés vacaciones. La película busca romper un poco con eso y abrirse a lo que pueda pasar, a disponer de ese tiempo para hacer lo que uno quiere”, reflexiona al respecto su protagonista.

Si bien puede que no comparta el mismo idioma hollywoodense que atrapa a la mayoría de los públicos, la obra de Rodrigo Moreno no fue pensada con el objetivo de ganar todos los premios. Sin embargo, es notable el alcance y el reconocimiento mundial que recibió. En un contexto político donde el concepto de libertad se presenta contradictoria hasta el peligro, su narrativa ambiciosa y las figuras que rompen con lo cotidiano invitan a la audiencia a re-repensar estas ideas.

El Central banca al arte

El Central banca al arte

En el CCK se exhibe una muestra de las obras galardonadas en los últimos 15 años en el Premio Nacional de Pintura, otorgado por el Banco Central. Obras de León Ferrari, Gyula Kósice, Sara Facio y Clorindo Testa conviven con artistas de las nuevas generaciones.

En la sala 607 del Centro Cultural Kirchner (CCK) puede visitarse una muestra que reúne obras galardonadas por el Premio Nacional de Pintura otorgado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) durante los últimos 15 años. 

Hasta el 19 de noviembre  se lleva a cabo la exhibición,  que invita a explorar la identidad del arte con sello argentino. La muestra representa un recorrido por la historia más reciente de la creación local, en la que dialogan obras de artistas históricos como Sara Facio, León Ferrari o Clorindo Testa con las nuevas generaciones..

Se presentan más de 40 obras del patrimonio del Banco Central de la República Argentina (BCRA), conformado a lo largo de 15 años a partir del Premio Nacional de Pintura.  El certamen inició en 2007 con el propósito de promover el arte contemporáneo argentino y el acceso a la producción visual. Con esta misión, hasta la fecha, se adquirieron más de 100 obras de artistas locales. A partir de una muestra itinerante, la colección recorrió varias provincias de nuestro país democratizando e incentivando el acceso al arte por parte de la comunidad. 

En ocasión de esta exhibición, se ha realizado una selección a partir de las categorías de Gran Premio Homenaje, Primer Premio, Primera Mención Jóvenes Artistas, Premio Jóvenes Artistas y Primer Premio Jóvenes Artistas. Rodrigo Alonso, a cargo de la curaduría de la muestra, explica: “Lo que estamos haciendo es, habiéndose cumplido esta edición número 15, hacer una suerte de recopilación de todas las obras que ingresaron al patrimonio. Con esto se va a hacer un libro de la colección del museo, y hacemos una presentación pública que se está exhibiendo ahora”.

Al ingresar a la sala 607 del Centro Cultural Kirchner nos adentramos en el corazón de la pintura contemporánea argentina: diversa, multicromática y vibrante. El crisol de elementos presentes en las obras abarca desde rostros y cuerpos perfectamente delimitados hasta retratos de lo urbano y la naturaleza, y se extiende hacia construcciones más abstractas a través de la combinación de líneas, círculos, rayones, rasgaduras y cadenas colgantes. Además, se aprecia una amplia gama de técnicas artísticas como la transferencia fotográfica, el diseño digital, el grafiti, la impresión sobre lienzo, el esgrafiado, entre otras. Esta diversidad de estilos y formatos refleja las múltiples maneras en que se narran las experiencias locales.

“Tenemos un criterio muy amplio en relación a qué es pintura. Vas a encontrar que no todo es pintura, óleo o acrílico sobre tela, sino que también algunas obras que son textiles, collage, digitales, fotografía o escultura. Se exhiben obras con diferentes materialidades”,  apunta el curador. La expansión de lo que se entiende por pintura permite explorar expresiones artísticas muy diferentes que se revelan en la muestra como una síntesis del potencial creativo del arte nacional. 

Las paredes se recorren con un resonar de agua de fondo. Se trata de “Gota de agua móvil azul y blanca” de Gyula Kosice, una escultura móvil que se encuentra ubicada en el centro apenas se ingresa y encandila a todos los espectadores con sus luces y sonidos. “Es un genio, lo vimos hace unos años”, comenta una mujer a su grupo de amigas. “Mira esto pa”, murmura un nene mientras tira del pliegue de una campera gris. “Que loco esto”, dice bajito una pareja casi al unísono. 

Otra obra que reúne miradas, galardonada por el Gran Premio Homenaje que reconoce la trayectoria de los artistas y su contribución en el fortalecimiento de la cultura es “Los muchachos peronistas” de Sara Facio. Se trata de una fotografía de 1974, correspondiente a la serie fotoperiodística sobre los funerales del presidente Juan Domingo Perón. Walter, que la descubre por primera vez durante su visita, comenta: “La foto se mantiene vigente. No importa cuántos años pasen.” 

La pluralidad presente en esta exposición va en sintonía con la diversidad de las personas que la visitan: tanto a solas como en grupos, de todas las edades, por momentos en silencio y por otros en bullicio, de estadías cortas o largas, de “este es un obsesivo” a “esto es hipnótico”. La marca de lo nacional se refleja tanto en las obras como en la gente, en una construcción conjunta que se retroalimenta todo el tiempo. 

La muestra “Premio Nacional de Pintura” puede visitarse de miércoles a domingos de 14 a 20 horas en la sala 607 del Centro Cultural Kirchner, ubicado en Sarmiento 151 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Es una invitación abierta a reconocer la riqueza de nuestra identidad cultural y un recordatorio de la importancia de nutrir y celebrar la creatividad local.

La imperiosa necesidad de pensar el presente

La imperiosa necesidad de pensar el presente

“Ensayos urgentes” compila reflexiones de diez especialistas de las Ciencias Sociales sobre el contexto político actual y lo que dicen y esconden los discursos y las propuestas que circulan.

«Hay una multiplicidad de climas y percepciones de la realidad que creo se nos escaparon a los cientistas sociales», dice Guillermo Levy, compilador del libro.

Ensayos Urgentes: para pensar la Argentina que asoma (Marea) es un libro que, como afirma Guillermo Levy, su compilador, se escribió en caliente tras los resultados de las elecciones PASO del 13 de agosto de 2023, donde Javier Milei, líder de La Libertad Avanza, obtuvo el 29,86% de los votos. “Las elecciones PASO del 13 de agosto de 2023 nos dejaron con la sensación de que se habían quemado los libros con los que nos explicábamos el mundo y leíamos la política. Por eso decidimos volver a confiar en el libro como un dispositivo cultural de participación en el debate público”, se lee en el texto de contratapa.

Según Levy, el objetivo era escribir un libro al costo, rápido, potente y de divulgación. El resultado son nueve ensayos donde un grupo de especialistas de las ciencias sociales, conformado por Ricardo Aronskind, Myriam Pelazas, Lucas Arrimada, Franco Sasso Videla, Daniel Feierstein, Yamila Campo, Mariano Juárez, Andrés Ruggeri, Ariel Goldstein y Guillermo Levy reflexionan con urgencia sobre el presente de la Argentina. En diálogo con ANCCOM, Guillermo Levy, sociólogo y compilador del libro, Ricardo Aronskind, economista y docente, Daniel Feierstein, sociólogo e investigador del Conicet, reflexionan sobre la publicación de Ensayos Urgentes.

 “Estamos frente a la primera elección de los 40 años donde alguien que dice enfrentarse al peronismo, al radicalismo y la Iglesia católica, puede ganar una elección. Evidentemente la Argentina fue cambiando mucho estos años y en general no dimos cuenta del nivel de esas transformaciones. Hay una multiplicidad de climas y percepciones de la realidad que creo se nos escaparon a los ‘cientistas sociales’», reflexionó Levy.

Analizar el presente implica cierto desafío porque involucra un alto grado de incertidumbre y la constante evolución de variables que se entrelazan. “Pero a la vez, tiene un nivel de riqueza particular porque es un análisis que busca incidir directamente en los propios hechos que está analizando y en ese sentido es que este conjunto de ensayos lo que busca es poder pensar algunos elementos fundamentales de la coyuntura, con herramientas teóricas, consistencia y solidez y con la voluntad de incidir en el propio desarrollo de los hechos”, agregó Feierstein, sobre la publicación de Ensayos urgentes.

En su ensayo, Feierstein habla del odio y su relación con el surgimiento de las nuevas derechas. Para combatirlo, el autor considera que no alcanza con denunciarlo sino que también es necesario escuchar, que hay núcleos de verdad en aquello que se retoma. “Un núcleo fundamental tiene que ver con cierto posibilismo de la enorme mayoría del discurso político que hace que no se pueda construir esperanza sino que se plantea la frustración de aceptar lo existente como lo dado y ahí aparece algún horizonte de esperanza paradójicamente en el planteo de estas nuevas derechas”, afirmó. 

Feierstein identifica como núcleos de verdad que la política no supo escuchar a los altos niveles de inseguridad sostenidos en el tiempo, que desembocan en un aumento de la violencia que afecta la vida cotidiana de los sectores populares, la denuncia de la corrupción generalizada del sistema político y a un conjunto de transformaciones identitarias. En relación a estas transformaciones, las adjudica a un nuevo modelo de establecimiento del lazo social, al efecto de las redes sociales y las transformaciones en término de identidades de género. Según Feierstein, hay un desmoronamiento de ciertos elementos clásicos de la construcción identitaria. Es en esta ruptura que se construyó una distancia cada vez mayor entre representantes y representados. “Se tiende a pensar la política como algo ajeno, oscuro y sucio. En ese sentido es donde se monta esta denuncia antipolítica de las nuevas derechas”, planteó.

En su ensayo titulado “¿La cuarta estafa?”, el economista Ricardo Aronskind refiere a distintas estafas que llevó a cabo la derecha en Argentina para imponer sus intereses y plantea a la dolarización que propone el candidato a presidente Javier Milei como una posible nueva estafa. El autor considera que hay ciertas fantasías alrededor del concepto de dolarización, como creer que implicaría el fin de la inflación y una mayor capacidad salarial. “Para poder realizar una dolarización -afirmó Aronskind- es necesaria una pulverización de los ingresos de las mayorías vía un incremento violento de los precios que no sería acompañada de un incremento salarial semejante. Eso significa cobrar en dólares pero también tomar el colectivo, pagar el celular, comprar remedios en dólares”. Otra de las fantasías asociada a la dolarización es el resurgimiento del 1 a 1 proveniente de la década de los 90. “Cuando un político ‘tira’ una palabra tan ambigua como la ‘dolarización’, que genera un montón de fantasías pero que no tiene nada que ver con la forma de implementarla y lo que ocurriría después, lo que está haciendo es jugar con la ilusión de la gente. En ese sentido, creo que es una estafa muy astuta con una forma ingeniosa de manipular a la gente, dejándote creer que vas a hacer algo distinto de lo que realmente va a suceder”, sostuvo el economista.

Otra cuestión que oculta la dolarización es la utilización de los recursos naturales como garantía. Aronskind consideró que en un escenario de dolarización, los recursos naturales están en juego peligrosamente. Una de las propuestas para dolarizar realizada por un asesor de Javier Milei, dado que el Banco Central no cuenta con las reservas necesarias para realizar una dolarización satisfactoria, es pedir un mega préstamo internacional, utilizando recursos naturales como los que se encuentran en Vaca Muerta como garantía. “Es una forma muy evidente de poner a disposición de los grandes financistas internacionales parte de las riquezas más importantes que tenemos. Esto demuestra que Milei representa intereses completamente externos a los de nuestro propio país”, concluyó el economista.

Ensayos urgentes: para pensar la Argentina que asoma (Marea) puede descargarse de manera gratuita acá.

 

 

Prohibido mirar para otro lado

Prohibido mirar para otro lado

En un mundo donde la memoria parece no tener lugar, la obra comprometida de Boris Lurie, que se exhibe en Buenos Aires, se vuelve urgente y necesaria.

Collages, superposiciones y colores fuertes inundan el Pabellón II del Centro Cultural Borges. Allí se encuentran expuestas algunas obras del artista ruso estadounidense Boris Lurie (1924-2008), principalmente las pertenecientes al movimiento de vanguardia NO!Art, del cual él junto a Sam Goodman y Stanley Fische fue fundador.

Mientras la sala abre sus puertas para que la gente ingrese al mundo de Lurie, Cecilia González, curadora de la exposición en el Borges, sostiene que Memoria –tal es el título de la retrospectiva– refiere a la importancia de nuestra propia historia y a los hechos de horror e injusticia. Además, le rinde homenaje a la lucha del artista por mantener la memoria del Holocausto, más en el actual contexto internacional donde parece que los abusos y la violencia continuaron sucediendo después de la guerra.

“Esta muestra es muy oportuna, lo era antes para no olvidarse, pero hoy lo es más porque el terrorismo nos pone en peligro a todos en cualquier lugar”, agrega Liliana Olmeda de Flugelman, curadora de la exposición en la otra sede donde se exhibe, el Museo Judío.

Nacido en Leningrado y de familia judía, Lurie junto a su padre sobrevivieron a tres campos de concentración en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que su abuela, su madre, su hermana y su novia fueron asesinadas por los nazis en la masacre de los bosques de Rumbula. En 1946, él y su padre se exiliaron en Nueva York y ese año comenzó su carrera como artista.

Tal como se advierte apenas se ingresa a la sala del Borges, resultaría “imposible e injusto” intentar comprender la obra de Lurie sin una aproximación a su propia historia de vida y aún así es complejo.

Lurie fue un artista-activista que confrontó contra la guerra, la sociedad capitalista de consumo (sobre todo la estadounidense) y la cosificación de la mujer, y que en sus obras canalizó su trauma del Holocausto. En algunas de ellas apuntaba contra el racismo, el antisemitismo y la hipocresía social que encontró en los Estados Unidos de los años 60 y 70 durante la Guerra Fría, a través de la ironización del pop art y el impresionismo abstracto, corrientes artísticas hegemónicas del momento que –para Lurie– no mostraban la realidad y no hacían memoria.

González considera que “en la exposición se destaca como Lurie hace una confrontación con el consumismo y con la cultura estadounidense mediante el NO!Art, un movimiento social que se rebela contra las estéticas del momento por considerar que, al favorecer al mercado del arte, terminan favoreciendo el consumo. Al no obedecer a los parámetros estilísticos políticamente correctos, al no primar la estética sobre la ética, las obras de Lurie causaban rechazo.

En la exposición hay una obra referente a momentos de elecciones. González señala que “en el collage ‘NO! con dulces’, el artista advierte a la sociedad de su época no dejarse seducir por los candidatos, haciendo referencia a uno de dulce apariencia que para él representaba el mal por sus ideas imperialistas que conducirían a guerras”. “Los estamentos del movimiento que creó se actualizan constantemente con las diferentes situaciones de injusticia y violencia. En el contexto nacional se viven momentos de incertidumbre en los que la sociedad puede ser fácilmente manipulada. Con su gran ‘NO!’, Lurie nos insta a decir ‘no’ a quienes no quieren hacer memoria, porque no hacer memoria es mirar para el otro lado y no hacer nada”, agrega.

La mujer ocupa un lugar central en la obra de Lurie debido a su gran dolor de haber perdido a todas las mujeres de su familia. En algunas de las obras expuestas en el Borges se puede observar cómo el artista se identifica con ellas porque las ve como una víctima más de la sociedad. En muchas oportunidades la presenta como “catalogadas” y utiliza la figura femenina de las pin-up y de niñas para hacer una crítica a la sociedad que las ve como objetos y las vulnera.

González señala que “el proceso de curaduría fue enriquecedor, especialmente porque la selección de las obras se realizó para compartirse en dos instituciones”. “Este proyecto comenzó hace cinco años, estaba programado para exponerse en 2020 pero por la pandemia no se pudo”, aclara Flugelman. El hecho de que se haya atrasado la presentación, según González, “llevó a un conocimiento aún más profundo del artista, lo cual fue una tarea difícil pero reconfortante”.

“Memoria” se exhibe el museo Judío de Buenos Aires y el Centro Cultural Borges, con entrada gratuita, y se puede visitar hasta el 26 de noviembre inclusive.

«Una película expresa una mirada sobre el paisaje en que es creada»

«Una película expresa una mirada sobre el paisaje en que es creada»

El actor Marcelo Subiotto habla de Puán, la película argentina nominada a los Premios Goya que muestra la vida universitaria y se resignifica en este contexto electoral.

Marcelo Subiotto es un destacado actor bonaerense de 56 años que lleva protagonizados una amplia gama de papeles, desde su rol como policía corrupto en la serie División Palermo, hasta Bruno en la película Piedra Noche o Gabriel Hertz en la película Animal, donde trabaja junto a Guillermo Francella. Con el estreno de la película Puán, a la vitrina de roles destacados se suma Marcelo Pena, un profesor universitario de Filosofía que busca volver a construir el sentido de su vida. 

Su actuación en Puán muestra su versatilidad como actor. Su semblanza fuera del ámbito cinematográfico se abre, apacible y cercana. Sus palabras son profundas y simples a la vez, como las del profesor que interpreta en la película a la hora de explicar a Rousseau. Sin atinar a complejidades ensayísticas, Marcelo -el actor, no el profesor, aunque con algunos tintes de éste- nos lleva a pensar en el arte y la importancia de contar historias argentinas, identitarias, propias. 

 

 ¿Cómo fue tu experiencia durante la filmación de Puán

 La experiencia fue muy rica. Tuvimos varios ensayos con Benjamín y María antes de llegar al set, con lo cual tuvimos muchas decisiones ya tomadas, y eso permitió estar más organizados para lo que había que resolver en las escena. Uno de los aciertos fue la elección de quiénes serían los extras, los alumnos de Puán eran realmente alumnos de Puán, los alumnos de la escuela de adultos eran alumnos realmente de esa escuela. Esa elección hizo que esas escenas tuvieran el clima ideal para abordarlas con mucha veracidad, porque había una pertenencia tan genuina al entorno que por momentos rozaba las experiencias del documental. 

 

Además, entendemos que no fue una filmación como cualquier otra: como exalumno de Puán, volviste a un set que ya conocías. ¿Cómo fue ese reencuentro? 

Mi experiencia por Puán fue muy efímera, cursé algunas materias, de manera salteada, no como un alumno regular, y lo hice ya de grande. Mi acercamiento tuvo que ver más con una curiosidad hacia la filosofía y a la experiencia universitaria que con la planificación de una carrera. De todos modos, tengo un gran respeto y admiración por la universidad y sus docentes. De hecho, antes de comenzar las escenas en donde le daba clases a los alumnos de Puán, tuve que blanquear que estaba nervioso a causa del respeto que me genera ese lugar, siendo que, en general, no soy de ponerme nervioso a la hora de actuar.

En División Palermo, interpretaste a un polícía corrupto y medio (del todo) garca. En Puán, te tocó un rol diametralmente opuesto. ¿Cómo es la experiencia de actuar dos roles tan distintos?

 Actuar roles diametralmente opuestos es lo mejor que le puede pasar a un actor, por lo menos a mí me encanta. Es la posibilidad de sumergirse en universos muy distintos, gestualidades y formas de pensar diversas, y eso estimula mucho el trabajo de comprensión al que uno se ve obligado enfrentar para poder interpretar el rol requerido. Para mí es muy importante tener una comprensión del personaje que tengo que hacer, poder comprender por qué actúa así, y qué es lo que lo moviliza. De esa manera uno puede correrse del lugar en el que se juzga su actuar, y entrar en un terreno más cómplice con ese personaje. Esos personajes no tienen cosas en común, lo único que encuentro en común es la forma de abordarlos, es decir, comprenderlos cabalmente para poder accionar con la mayor convicción en la línea que les toca. 

 

 Puán fue nominada a un Goya, ¿qué pensás que le hizo obtener ese reconocimiento? Y ¿qué tiene el cine argentino que encanta tanto afuera? 

 Estamos muy felices de haber sido elegidos para representar al país en los Goya. No sé exactamente qué piensa cada persona que vota en la Academia, ni qué es lo que la lleva a reconocer una película para representar un premio. Entiendo que son muchas personas, y que cada una tendrá diferentes motivos para votar una película. Luego habrá puntos en común que los lleva a la elección de una entre varias. Creo que Puán es una película con muchos aciertos, el abordaje de la comedia para llevar al espectador a un universo tan profundo como el de una persona que está atravesando un duelo, el puente entre lo sublime del pensamiento filosófico y la cotidianidad mundana de quien transmite ese saber, la capacidad de conectar un mundo particular con aquello que lo universaliza y toca el corazón de cualquier espectador que la vea. Por otro lado, creo que lo que gusta afuera del cine argentino es la calidad de sus producciones, y también la necesidad genuina de muchos de sus creadores por dejar una película en el mundo, como un testimonio de su época, una necesidad tan atávica como el arte mismo. 

Hablando de cine argentino, ¿qué te genera la amenaza que estuvo circulando, de cara a las elecciones, de cerrar el INCAA? 

Obviamente genera una gran preocupación, pero no sólo por lo que este cierre generaría en la industria, que sería letal, dejando a un montón de gente sin trabajo, sino también por la idea de que alguien pueda pensar que las expresiones artísticas sobran, que no son necesarias. El universo simbólico de las películas, lo que éstas cuentan, cómo lo cuentan, son manifestaciones culturales que hablan de la identidad de un sociedad hacia el mundo. Si nosotros no podemos contarnos a nosotros mismos, si no podemos pensar desde nuestra propia geografía las cuestiones más universales, ¿qué nos queda? ¿Hacer películas “exitosas”, esas que “el público quiere ver”? Y, ¿de dónde sale ese “público”? ¿De una voz unívoca, trabajada a partir del marketing y las técnicas de mercado para el consumo de bienes? ¿Es el éxito lo que legaliza una obra de arte? ¿Un hecho artístico no debería salir de los rincones más incómodos de una sociedad? ¿No debería nombrar o inventar nombres para aquello que la cotidianidad aplasta en su rutina diaria? Creo en el arte como necesidad, y eso no tiene relación con las técnicas del espectáculo de entretenimiento. No tengo nada contra el entretenimiento, de hecho lo consumo, pero desde el momento en que una persona pintó unos animales en una cueva primitiva, algo de lo humano se manifestó en nuestro mundo. Eso, que es esencial, esa búsqueda necesaria, es lo que nos contiene en la cultura, lo que nos permite sumergirnos en esas preguntas existenciales que son vitales y absolutamente necesarias para no ser sólo animales o máquinas de consumo. Son necesarias instituciones, políticas culturales, espacios para el desarrollo de una sociedad rica y humana, que nos dé la posibilidad y las herramientas para ver los peligros de esos automatísmos de consumo que se presentan como única forma de comunicación entre las personas. 

 

 ¿Por qué creés que Puán es una película relevante o importante para la Argentina hoy en día? 

 

Una película expresa una mirada sobre el propio paisaje en la que es creada, eso es inevitable, lo hace a pesar suyo. Lo vemos en el modo en que se visten sus personajes, cómo hablan, cómo se relacionan, como son sus casas, su escuelas, etc. Puán es parte de nuestra realidad argentina, o por lo menos, de un punto de vista sobre ella. La crisis de la educación pública es una problemática que sufrimos desde hace años, y eso, obviamente, aparece en la película. Pero no está puesto el acento ahí, sino que los personajes habitan el ambiente de la educación pública universitaria, y éste habla de por sí. No hay una actitud pedagógica sobre este tema, de contar lo qué pensamos o no, pero sí hay un espejo a partir del cual nos podemos mirar y reflexionar, creo que ese es el objetivo de la película con respecto a ese tema.