La compleja sencillez de escribir para las infancias

La compleja sencillez de escribir para las infancias

Siglo XXI lanza una colección revisada de “Entender y participar”, editada por primera vez en 1986, para reflexionar sobre problemáticas sociales aun vigentes. Aquella serie creada por las escritoras Graciela Montes y Graciela Cabal, hoy es reelaborada por Montes y Paula Bombara y se presenta este domingo en la Feria Internacional del Libro.

La editorial Siglo XXI lanzó una versión actualizada de la colección “Entender y participar”, creada originalmente por las reconocidas escritoras Graciela Montes y Graciela Cabal y publicada bajo el sello Libros del Quirquincho en 1986. Se trata de una serie de libros que invita a grandes y chicos a reflexionar sobre problemáticas sociales profundas, tales como la democracia y la justicia, entre otras. Además de textos que promueven el debate, los libros tienen ilustraciones llamativas, realizadas por la diseñadora Penélope Chauvié.

La reconocida escritora Paula Bombara, quien participó de la reescritura del segundo libro de la colección junto con su par Graciela Montes, y Laura Leibiker, editora de la antología y directora del Área de Libros infantiles y Juveniles de Siglo XXI, contaron cómo fue pasar por la experiencia de este relanzamiento.

La serie se presenta este domingo, 5 de mayo, a las 17.30 en la sala Sarmiento del Pabellón Blanco. Graciela Montes, Paula Bombara, junto a Noelia Barral Grigera y José Natanson -también partícipes del proyecto editorial-, conversarán sobre “Todo lo que los chicos preguntan de política y no nos animamos a contestar” con la moderación de Diego Iglesias.

 

¿Cómo surgió la idea de hacer una versión nueva de la colección?

LL: Cuando yo entré a la editorial empezamos a pensar cuál era el perfil de los libros para chicos que queríamos hacer. Empecé a mirar un poco qué había ya en Siglo XXI, a ver las colecciones, los temas, los autores, e inmediatamente me vino a la memoria esa colección que yo recordaba y había tenido de Libros del Quirquincho. Pero no tenía los libros, así que llamé a Paula, le conté y me dijo: “¡Sí, yo los tengo!”. Entonces me los prestó, los leí —porque no estaba segura de que lo que yo recordaba fuera real y que sirviera para hoy— y encontré en la colección textos de una enorme actualidad. Eran textos que estaban muy bien para ese momento, que tenían ecos en el hoy, pero que requerían un retrabajo porque así como estaban no se podían publicar, porque hay una nueva Constitución, que es la de 1994, y porque no vemos la democracia igual que como se veía en los años ochenta. Entonces, el trabajo fue contactar a Graciela Montes y ver si a ella le parecía una buena idea. Sabíamos por otros editores que Graciela se negaba a revisar sus materiales anteriores: o salen como están o los que son informativos y ya no están actualizados que no salgan. Bueno, nos sorprendió a todos porque dijo: “Sí, me parece que estaría bien actualizar esta colección y volverla a lanzar”.

 

¿La perspectiva de género puede ser una de esas variables de actualización?

LL: Sin ninguna duda. En el libro ¿Cómo se hace justicia?, si ves el original, no hay una sola mujer. No hay mujeres abogadas ni juezas ni testigos ni culpables. En el libro de ahora, el trabajo de Paula y también de Penélope, la ilustradora, fue justamente subrayar la presencia de las mujeres en todos los ámbitos de la justicia y la necesidad de que esa paridad sea un hecho y no sea solamente discursiva. Nosotros sabemos que en el mundo hay un montón de abogadas y juezas, pero también vemos lo que pasa en la Corte Suprema, entonces hay que seguir trabajando para que eso sea más visible y más real.

PB: Y para que también las niñas que van a leer estos libros se sientan parte de ellos porque eso es algo que, al menos yo, me recuerdo como lectora, pero la veo a mi hija también y a mis sobrinas más chiquitas y ellas se buscan en los libros.

 

Sí, en el libro aparece la voz de una niña queriendo ser jueza. En estos tiempos se espera que una nena pueda leer y decir: “Yo también quiero ser jueza”, ¿no?

LL: Sí, que pueda encontrarse. Ese niño o niña que hace las preguntas en los libros en general no está marcado. Intentábamos no saber si era un varón o una nena.

PB: Claro, como para que pudiera ser cualquiera.

LL: Pero cuando no lo marcás, es un varón. Acá hay un equipo de correctores, lectores y editores muy potente y uno de los chicos, cuando lo leyó, dijo: “¿Y este por qué no es una nena?”. Y todos nos quedamos pensando. Porque estábamos tratando de que ese niño fuera neutro, no existe. Y ahora, es casi siempre una niña. De pronto, los autores, las autoras descubrieron que podían doblar eso que en la colección original era siempre un varón.

 

¿Y eso fue dialogado con Graciela Montes?

LL: Sí, ella misma marcaba esa necesidad. Ella planteaba no trabajar sobre la cuestión de usar la “e”. No era eso lo que ella proponía, sino justamente integrar en ese mundo, en las imágenes, que las chicas estén dentro del libro.

PB: Graciela tiene una manera de contar y de explicar que trabaja sobre la sencillez. Tal vez no se note, y justamente eso es lo grande del trabajo, que es lograr la explicación abierta, sin perder complejidad ni profundidad. Entonces ella decía: “En el lenguaje inclusivo incorporás muchos signos que complejizan la lectura y la lectura tiene que mantenerse muy cercana, entonces ¿cómo incorporamos la perspectiva de género sin desdoblar todo el tiempo?”. Y bueno, eso fue un gran trabajo en ambos libros y en los que vienen también. Estar atentas y decir: “Acá capaz que podemos hacer un desdoble, acá quizás Penélope podría dibujar una escena en donde haya dos mujeres”.

¿Se dialoga también cómo pueden ser ilustrados los textos?

LL: Lo que hacemos en general es trabajar mucho sobre el texto, ida y vuelta, pasa por corrección. En ese ida y vuelta hay sugerencias de ilustración. O por ejemplo: “Esto lo escribimos pero saquémoslo y pongámoslo en algún personaje que lo diga”. Entonces unas partes del texto pasan a la ilustración, pero después cuando la diseñadora planta el texto, yo le digo: “Acá veo tal cosa, acá veo tal otra”. Siempre teniendo en cuenta todas las cosas que fuimos hablando. Cuando están los bocetos planteados, vuelve a las autoras y si alguna dice: “Mmm, acá en esta escena no se ve lo que yo espero”, se va enriqueciendo en el compartir y en las vueltas que da el material.

PB: Y a veces, ves el boceto y decís: “Mirá Penélope lo increíble que vio esto”. Porque ella es nuestra primera lectora externa, si querés, entonces ella le aporta un sentido de lectura que capaz que nosotras, en el trajín de la escritura, no vimos. A veces nos sorprende porque captó algo que no vimos y que cuando lo vemos dibujado decimos: “¡Está buenísimo!”. Eso es genial, cuando pasa es una tranquilidad también.

LL: Claro, porque también en los libros originales las imágenes reforzaban la cuestión del género. Mucho. O sea, había muy pocas mujeres. Si bien tanto Graciela Montes como Graciela Cabal, que fue su coautora en muchos de los libros, eran súper adelantadas en la cuestión de los derechos de las mujeres —de hecho, uno de los libros era Los derechos de las mujeres y era muy de avanzada para ese momento—, las cosas que pasaron en estos cuarenta años hacen que algunos temas a ellas se les pasaran también, como esta presencia constante de varones en todos los lugares de poder.

PB: Sí, también que existía una editorial, un editor y unas marcas de época que demandaban ciertas condiciones. Quizás ellas querían llegar a una lectora, pero las marcas de colección no siempre las ponían ellas.

 

¿Cómo se hace para escribir para un público juvenil?

PB: Tenés un lector modelo, que en el caso tanto de Graciela como mío y de algunos otros autores que van apareciendo, lo tenemos muy conocido de recorrer escuelas. Como tenemos tanto contacto con los chicos y las chicas en las escuelas, tenés una voz interior de un chico de hoy. Y todo el tiempo se renueva porque todo el tiempo estamos viendo sus intereses, preguntas y necesidades con respecto a los adultos. Es un trabajo de observación, de escucha y de placer también, porque a mí me encanta pensar en los chicos y las chicas como destinatarios. No lo pienso como: “¡Ay, yo quisiera escribir para adultos y escribo para chicos!”. No, no, a mí me encanta lo que hago.

 

En los libros aparece un diálogo entre una voz adulta y una voz infantil. Se nota que las preguntas tranquilamente las puede decir un niño o una niña real. Entonces, ¿cómo imaginan eso al momento de escribirlo?

LL: Graciela inicialmente cuando pensó la colección era —y es— especialista en escribir para chicos, en ponerse en ese lugar y hacer esas preguntas que son desfachatadas e inocentes y muy punzantes. Los chicos hacen esas preguntas que te incomodan, no edulcoradas. Siempre van a preguntar: “¿Esto por qué es así? Si estamos todos de acuerdo en que matar gente está mal, ¿por qué hay guerras?”. Es una pregunta que se cae de madura, de lógica, que los adultos ya no la hacemos porque sentimos que es dolorosa. Para un chico, es una pregunta natural que surge de un razonamiento que, para mí, está desprovisto de prejuicios. Pero reconstruir esa voz de una manera artificial, porque no es un niño el que está hablando en el libro sino una mujer adulta, es dificilísimo.

PB: Hicimos también hace poco la presentación de los libros en una librería y constatamos esa desfachatez y esa potencia que hay en la pregunta. En los encuentros que hacemos en las escuelas siempre el modelo es dialógico, donde ellos hacen preguntas, y eso te va entrenando al oído. Se trabaja mucho sobre el modo de preguntar y qué palabras usaría un chico. Ellos están cinco casilleros adelante que vos en un camino que desconocés. Después decís: “Ah, me preguntó esto porque hace diez minutos estaba pensando”. Pensamientos muy laterales que vienen por los márgenes, pero que tienen un sentido y una lógica. Me acuerdo que estábamos hablando de lo que significa la democracia y un nenito de seis años empezó a hablar de los sándwiches. Y después hilamos: todos los nenes necesitan tener un sándwich y comerlo cuando tengan ganas. Y la democracia también es eso, es conseguir igualdad de oportunidades. Fuimos desmenuzando y empezaron a aparecer esas otras palabras del mundo adulto, pero lo primero que aparece es esa cosa concreta de: “Todo bien con las palabras, pero yo tengo hambre”.

El primer libro de la colección se llama ¿Qué es esto de la democracia?. ¿Cómo se hace para transmitir a las generaciones que nunca atravesaron una dictadura el valor que tiene la democracia?

LL: El libro original, que era un poco más corto, planteaba una ida al pasado, las distintas formas de la democracia, cómo fue perfeccionándose, pero lo que no tenía era —porque estábamos en los ochenta— ninguna pregunta acerca de por qué la democracia no había logrado resolver todas las cosas que pensábamos que iba a resolver. Lo que se propusieron Graciela y Paula, y lo que terminó escribiendo Graciela en el libro de ahora, son las deudas de la democracia. Desde nuestra posición eso no deshabilita la idea de que la democracia es la mejor forma de gobierno que conocemos, pero es importante reconocer que para muchos pibes la democracia no cumplió con muchas de las expectativas. Graciela agregó esa idea de qué es lo que falta, pero también agregó un párrafo muy extenso acerca de qué significó vivir en dictadura de una manera mucho más profunda que como estaba en el primer libro, porque en los ochenta estábamos muy cerca de los hechos y hoy sabemos muchísimo más. Ella recuperó eso y es una manera de pensar cómo hablarles a los pibes de la democracia hoy. No es una forma ni edulcorada ni pensando la democracia como un momento perfecto. No es un cuento de hadas, es un libro informativo en donde es importante también poner a la vista las debilidades de la democracia.

PB: Y eso habilita a que las siguientes generaciones sigan construyendo porque si no, es como que el mundo adulto te presenta una caja que vos no podés modificar. Realmente la esencia de la democracia está en que las nuevas generaciones se sientan habilitadas a mejorar lo que hay. Entonces tenés que hablar desde un lugar de: “Falta mucho por hacer, decime para dónde querés ir que yo como adulta te acompaño, te ayudo a pensar”. Pero también salir a la calle, manifestarse, protestar, construir una democracia mejor está en las generaciones jóvenes, entonces tenés que transmitir ese espíritu también.

LL: Por eso en las imágenes del libro hay mucha manifestación, mucho encuentro, mucha discusión, mucha situación colectiva. Va en esa línea. Nada es inocente nunca, pero en un libro infantil menos. Es muy importante poner en el libro lo que quieras decir, porque el lector encuentra esas marcas siempre.

 

El segundo libro habla sobre la justicia y lo escribiste junto con Graciela. Dado que la escritura es, en general, una actividad individual. ¿Cómo hicieron para escribir en conjunto?

PB: Para mí, escribir con Graciela es un sueño hecho realidad. Ella era la escritora que yo amaba cuando tenía cuatro años, yo leía sus historias. Y cuando empecé a dedicarme a la escritura, sus libros de teoría fueron los primeros que leí. Ella es una investigadora en el campo de la literatura infantil y sus ensayos siguen abriéndote la cabeza. Entonces estar discutiendo sobre un texto en común y ver cómo lo armamos —siempre a partir de lo que ella ya había escrito en los ochenta— es un placer. Es una persona sumamente inteligente y conversar con alguien tan lúcido también te exige, entonces era estar: “Hay que pensar en esto y esto”. A mí me encanta, yo también soy investigadora, entonces es hermoso. De todos modos, creo yo que vos podés pensar la escritura como una actividad individual, pero la construcción de un libro siempre es en equipo y más cuando se trata de uno de comunicación de las ciencias, porque este libro tiene esa particularidad. El ilustrador forma parte del equipo, el editor está involucrado tanto en el texto como en las ilustraciones de un modo muy presente, entre los autores discutimos. El libro, en general, es una construcción colectiva. Además, porque estás considerando al lector como parte de ese equipo, es un participante muy presente desde su ausencia. Como vos querés que lea el libro, estás todo el tiempo también pensando cómo incorporarlo. Yo te diría que el libro es una conversación.

 

Y en este caso, ¿cómo se dio el diálogo entre dos personas de distintas generaciones, entre vos y Graciela?

PB: Fue súper natural. De parte de ella sólo sentí alegría. En esos primeros momentos fue de escucharme, a ver qué pensaba. Nos conocíamos de nombre, yo a ella obviamente la tengo toda leída, pero también es distinto hablar con la persona. Y bueno, creo que en algún momento le transmití confianza.

LL: Absolutamente. Cada vez que yo voy a charlar con Graciela me dice: “Esto preguntáselo a Paula y lo que ella decida va a estar bien”. Vos hablabas de las generaciones y yo pensaba: “No se ve la diferencia”, porque Graciela es muy joven, es alguien muy evolucionado, que se anticipó a lo que venía y se sigue anticipando. Todavía hoy te habla del futuro con más claridad que mucha gente joven. No tiene prejuicios, está viendo todo el tiempo lo que está ocurriendo, lee muchos textos científicos justamente porque está muy interesada en el futuro, tiene nietos con los que habla habitualmente, entonces no es alguien que se instaló como en una versión de la realidad, como pasa muchas veces con gente de cierta edad, que se queda y todo le parece difícil, nuevo, extraño e indeseable. No es el caso de Graciela. Ella nos da clases de futuro.

PB: Es como que llegás a la casa de ella, te sacás el saquito o la campera, la colgás y ahí queda tu edad también. Se habla entre pares. El mundo de la escritura, la literatura, la comunicación, las ciencias y el arte es un mundo donde de lo que se trata es que eso quede de lado. Que lo que sea que estés construyendo te tome y te encuentre, no importa de qué generación seas.

 

¿De qué va a tratar el próximo libro de la colección?

LL: El próximo se llama ¿Por qué hay tantas provincias? Es sobre el federalismo. Plantea la historia de la construcción de nuestro país, donde las provincias fueron previas a la constitución del Estado. Eso es a lo que hay que prestarle particular atención y en este momento ni hablar, porque esta idea de que hubo una serie de territorios que eran independientes y que decidieron unirse porque les convenía a todos o porque todos creían que les convenía, y después empezaron esas tensiones donde: “Bueno, yo me quiero juntar con ustedes, está bien, somos todos argentinos, pero me estás sacando cosas mías o yo estoy poniendo más que lo que ponés vos”. Esa tensión continúa el día de hoy, entonces hablando un poco de historia estás hablando del presente. Cuando te ponés a trabajar el texto con especialistas como Graciela Montes y José Natanson, decís: “Ah, pero esto es discutible, esto tuvo un por qué y todavía no está saldado, sigue habiendo una tensión sobre quién cobra los impuestos y cómo se distribuye eso entre las provincias”. El libro habla sobre cómo se construye la idea de Nación.

PB: Claro, cómo la configuración de la cultura nacional hace que todas las provincias sean tomadas en cuenta, lo que compartimos del lenguaje y lo que caracteriza a cada lenguaje regional y lo importante que es sostenerlo. La unión de dos autores como Graciela y José ponen también de manifiesto que esos diálogos tienen que seguir. Lo que propone esa voz infantil es: “Hay que seguir pensando el país”.

LL: Toda la colección deja abierta esa discusión en las casas. Nosotras imaginamos libros que abran diálogos. Las preguntas difíciles son las que hay que dejar en el libro. Esas son las que los chicos harían.

PB: También, así como uno configura un lector niño o joven, configurás un lector adulto. Y está bueno decirle a tu par: “Los adultos no sabemos todo, fijate el mundo que estamos dejando, empecemos a escuchar un poquito más a los jóvenes y niños”.

 

¿Y cuándo sale el libro sobre las provincias?

LL: En junio. Después tenemos dos más muy desarrollados: uno se llama Derechos para todo el mundo, que habla de las declaraciones de derechos humanos más clásicas, y otro específico sobre los derechos de los chicos, que trabaja sobre la idea de que los chicos son los primeros de la fila, de que todos tenemos los mismos derechos pero que los chicos están primero. Hablamos también de cosas muy actuales que tienen que ver con las redes sociales, con el compartir imágenes, con el bullying y con ciertas problemáticas más del mundo de los chicos.

Las swifties también facturan

Las swifties también facturan

El fenómeno de la Feria Swiftie por dentro. Un grupo de emprendedoras organizadas para vender productos de Taylor Swift y fanáticas fieles que siguen el evento todos los fines de semana.

“Lo más raro que encontras en la Feria Swiftie son bombachas con la cara de Taylor Swift, que obvio me compré”. Lucía tiene 21 años y estudia Arquitectura, pero antes se declara Swiftie. Su emprendimiento, @theluckyone.shop, se especializa en juegos de mesa temáticos de la cantante.

El Centro Cultural Limonero estalla. Las y los adolescentes se mueven en grupos, los adultos acompañan a los pequeños de la familia y de fondo la música de Taylor. Los vecinos de Corrientes y Salguero pasan y observan desde afuera, preguntan a quienes están haciendo fila para entrar qué es lo que pasa. Y la respuesta es simple: la Feria Swiftie llegó al barrio de Almagro.

La feria surgió en 2022 en un encuentro de pequeños emprendimientos en el Planetario de Buenos Aires. El fanatismo y las ganas de hacer algo distinto los unió. Brenda se encargó de todos los detalles desde el principio. Según cuenta, no les tomó más de unos minutos registrar una cuenta de Instagram y crear el logo. Meses más tarde, Juli Maestri, influencer de TikTok, subió un video sobre el evento. A partir de ahí, la feria se masificó y debieron buscar otros sitios. “Decidimos ir a lugares cerrados porque estuvimos bajo el sol con 40 grados de temperatura. Con lo del dengue no podríamos haber estado en Palermo, ni con los días de lluvia. La primera feria cerrada la hicimos en el aniversario y como nos gustó, seguimos”.

El proceso de selección consta de un formulario de Google para ser llamado como emprendedor invitado. Después, a esperar ser elegido entre decenas de emprendimientos. “Lo primero que me fijo es que sea relacionado a Taylor Swift o a la cultura pop en general, como Harry Potter. Y que sean cosas propias, nada de reventa o cosas usadas. También veo si se toman en serio el evento, si publicitan”.

El público es variado. Buscan accesorios, ropa o cualquier objeto con la cara de la artista estadounidense. “De la Feria Swiftie me enteré a fines del 2022, me apareció en Instagram. Pensé ‘qué bien, un lugar con cosas de Taylor Swift’. En Estados Unidos había miles de cosas de ella, pero acá no”, cuenta a ANCCOM Karen, dueña de @kelas.ok, un emprendimiento de velas. A su vez, Nicole comenta: “Nosotros lo usamos para ganarnos el peso, es para gente que no puede costearse el merch oficial y acude a los emprendimientos. Yo no pude comprarme una remera oficial cuando vino acá, entonces le compré a un emprendimiento”.

Stickers, fotos estilo Polaroid, posters, cuadernos, remeras y hasta ropa interior están al alcance de los fanáticos y de todos los bolsillos. Los precios varían según los puestos, el rango es entre 200 y 20 mil pesos, siendo lo más caro los buzos bordados.

También se venden productos que entran en la definición de “cultura pop”, como un puesto especializado en Harry Potter. Los dueños de @Potter.varitas, Gastón y Ludmila, cuentan que no eran fans de Taylor hasta hace poco y trajeron al mundo swiftie a gente que estaba por fuera de él. Gracias a este tipo de eventos, lograron vivir sólo de su emprendimiento, al igual que Camila de @psico.delicas, que participa en ferias de las universidades o se acerca a vender en las marchas. “Fue el empujón que necesitaba para renunciar a mis trabajos formales y dedicarme totalmente a mi emprendimiento, también para tener tiempo para estudiar y recibirme. La Feria Swiftie me da una seguridad económica que es importante”. Para Daniela, de @salvatore.clothing_, fue la puerta para visibilizar sus diseños y trabajar para otros lados.

La mayoría de los emprendedores son estudiantes universitarios de entre 20 y 35 años, como Leiza de @midnightienda o Lucía, que al dedicarse al estudio se les complica conseguir un trabajo con horario fijo. Por eso, eligen esta modalidad emprendedora para organizar sus propios horarios. Sus ganancias las invierten en material para la facultad.

La calidez y la sensación de comunidad es lo que diferencia a este evento de otros semejantes. Se forman grupos de amigos, prevalece el compañerismo y el deseo a viva voz para que el compañero de al lado tenga un buen día de ventas. Se unen para hacer sorteos en las redes. Lo mismo sucede con los fans, la buena onda fluye de ambos lados logrando un lazo más allá de lo comercial. “Todos sabemos que es un lugar súper seguro en el que vamos a pasarla bien, hay buena energía”, expresa Lara, de @alltoomerch.

Por otro lado, Brenda cuenta: “A veces se me pone un peso que yo no tengo. Una vez en Instagram me dijeron que yo tenía que pensar en la economía del país y poner más emprendimientos, después borraron el comentario porque es un montón. Andá a la Casa Rosada a quejarte”. La Feria Swiftie es una salida para los emprendedores de todas las edades frente a la crisis económica.

También han enfrentado obstáculos, desde el hackeo a la cuenta de Instagram y gente infiltrada en los grupos de Whatsapp, hasta intimaciones del equipo legal de Taylor Swift a algunos emprendimientos para que bajen sus productos por derechos de imagen, lo mismo que pasó a nivel nacional hace algunas semanas con Emilia Mernes. La mayoría de los emprendedores entiende la decisión, pero aseguran que frente a la crisis, es una forma honesta de ganar dinero que luego gastan en dichos artistas. “¿Hoy quién no agarra la cara de un famoso y hace un producto con eso? ¿Realmente es necesario bajar cuentas, dejar gente sin trabajar? Capaz tenés treinta mil seguidores en Instagram y de la nada tenés cero, te cambia la economía”, asegura Lara. Una de las perjudicadas perdió su cuenta y todo su trabajo de meses por un mail de este estilo.

Aun así, la admiración por Taylor Swift no sufrió altibajos entre sus fanáticos. “Tuve una ruptura muy grande con mi ex y mi cuñada, que es fan, me dio muchísimo material para escuchar, para sentirme identificada, para sentir que no estaba sola. Taylor Swift tiene una canción para todo. Ella habla desde un lugar muy personal y profundo, eso atrae”, afirma Luciana, arquitecta de 33 años que se dedica en sus tiempos libres a hacer libros para colorear de la cantante y los vende en la feria. Otras fanáticas cuentan que los álbumes que salieron en la pandemia, Folklore y Evermore, las ayudaron a pasar el mal momento del encierro. Algunos descubrieron a Swift con Reputation, su aclamado álbum del 2017. Las veteranas están desde 2009, cuando la artista tomó más notoriedad por su relación con uno de los Jonas Brothers. La mitad de su vida la pasaron siendo swifties y decodificando los mensajes de sus canciones. Les atrae su talento para escribir y describir situaciones que aseguran ser comunes para todos, más allá de la fama y la edad. Para Lara, de 34 años, es su artista favorita y asegura no tener esa misma conexión con ningún otro.

“Yo amo a Taylor, voy a morir por Taylor”, dice Brenda. Ese sentimiento parece repetirse en cada uno de los fanáticos que visitan la feria. Todos coinciden en lo mismo: hay una canción de Taylor Swift para cada momento de la vida.

«La Feria del Libro se erige como un faro cultural en el medio de la oscuridad»

«La Feria del Libro se erige como un faro cultural en el medio de la oscuridad»

En la inauguración de la Feria Internacional del Libro, su presidente Alejandro Vaccaro y la escritora Liliana Heker denunciaron el desfinanciamiento y ataque sistemático del gobierno nacional a la cultura. Por primera vez, ningún organismo del Estado participa del evento. A Milei, le dieron de beber de su propia medicina: le dijeron que no hay plata para él.

En el predio de La Rural se dio inicio a la 48° Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, con un acto inaugural que tuvo un fuerte tono opositor al Gobierno de Javier Milei y donde participaron como invitados el embajador de Portugal en Argentina, José Ludovice, el jefe de Gobierno de Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, ya la reconocida escritora Liliana Heker, quien estuvo a cargo de dar el discurso de apertura. “El libro es cultura, y en momentos en los que se encuentra hackeada, atravesada por el intento de desfinanciamiento, la Feria se erige como un faro cultural en el medio de la oscuridad”, declaró el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro.

El encargado de dar inicio al acto de apertura fue Vaccaro: “Este espacio se confirma como un sostén democrático y plural, en donde hay lugar para todas las voces y pensamientos”, expresó.

El domingo 12 de mayo el presidente de la Nación, Javier Milei, presentará su libro en la Pista Central de La Rural, y si bien en ese momento la Feria estará transitando su penúltimo día, la aparición del presidente será por fuera de la organización oficial. Ante esta situación, Vaccaro manifestó en su discurso: “Su participación implica una serie de erogaciones extraordinarias, que la Fundación El Libro no puede afrontar. Señor presidente, se lo digo con una mano en el corazón: ‘No hay plata’. Por lo tanto, todo lo atinente a su seguridad y de la gente que concurra a su evento correrá por su exclusiva cuenta, o lo que es peor, será un gasto extra para el Tesoro Nacional”.

«Me parece que Cifelli estuvo muy bien en no venir; hubiera sido un acto de provocación después del ninguneo que han hecho con nuestra feria”, dijo Vaccaro a ANCCOM.

Días anteriores a la realización de la apertura, luego de idas y vueltas, el secretario de Cultura nacional, Leonardo Cifelli confirmó que no asistiría al acto de inauguración. Con relación a esto Vaccaro explicó, en dialogo con ANCCOM, que la decisión de Cifelli fue “una actitud coherente porque acá hay un auditorio que iba a ser totalmente adverso, y bueno, me parece que estuvo muy bien en no venir; hubiera sido un acto de provocación después del ninguneo que han hecho con nuestra feria”. No obstante, horas antes del acto, el Secretario de Cultura se paseó de manera provocativa entre los stand del predio.

Será la primera vez en la historia, que la Secretaría de Cultura ni ningún organismo del gobierno nacional tendrán su stand en la feria y que el Banco Nación no la esponsorea. El Gobierno manifestó que no lo hace por la crisis económica. Vaccaro, en su discurso, desmintió también a la Presidencia sobre los costos supuestos de participar en la Feria.

Ante la asistencia del jefe de Gobierno de la Ciudad, Jorge Macri, Vaccaró mencionó a ANCCOM que le “pareció buenísimo su presencia y la verdad estamos muy contentos. Trabajamos muy bien con ellos y con la ministra de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires Gabriela Ricardes”.

Si bien el discurso de Vaccaro fue bien recibido por los presentes, incluso fue interrumpido en diferentes ocasiones por los aplausos en apoyo a sus palabras, Macri no corrió con la misma suerte, puesto que fue celebrado por pocos y abucheado por gran parte del público. “Seria impensado pensar que el Gobierno de la Ciudad no sea parte de esta muestra, así que cuenten con nosotros en esta y en todas las ediciones futuras que vengan”, expresó Macri, diferenciándose del Gobierno nacional, mientras observaba a Vaccaro que se encontraba entre el público.

Macri, además, fue protagonista de un ida y vuelta con personas del público que comentaban su discurso mientras se encontraba en el escenario. “Quiero detenerme en la relevancia de recuperar y fortalecer la comprensión lectora de los chicos: No es solamente una necesidad para poder trabajar, hay un derecho para poder viajar en el disfrute de la lectura y es un derecho que tenemos que garantizar a todos los niños que nacen, viven y se educan en la Ciudad de Buenos Aires”, recalcó Macri, que ante sus dichos recibió el grito de una mujer del público: “¡Necesitan comer!”.

La ciudad invitada en esta edición es Lisboa y el embajador de Portugal en Argentina, José Ludovice, fue uno de los presentes: “Para Lisboa es un gran honor estar acá con la ciudad hermana como es Buenos Aires y compartir nuestra cultura, nuestros escritores. La cultura es fundamental para todas las sociedades, sin cultura perdemos nuestra razón de ser”, expresó Ludovice en dialogó con ANCCOM.

La ultima oradora fue Liliana Heker, quien recibió una gran ovación del público junto a su filoso discurso de más de veinte minutos en donde sin titubear se refirió a la desfinanciación de la educación pública y a la falta de alimentos en comedores, además del significado “muy especial” que adquiere el libro en este contexto: “Me parece atinado instalarlo como un justo representante de todo lo que hoy es atacado en el campo de la cultura. Reivindicarlo, entonces, se me hace una cuestión imperiosa”.

Heker recordó la situación que vivieron varias personas que formaron una fila de hasta veinte cuadras para recibir alimentos frente al Ministerio de Capital Humano pero que no fueron atendidos por nadie: “Semejante crueldad es difícil de concebir, pero ocurrió. Y yo me pregunté: ¿Cómo se puede no reaccionar ante una falta tan evidente del más mínimo respeto por un semejante?”.

Respecto a la marcha multitudinaria que ocurrió el martes pasado en Buenos Aires en reclamo de la desfinanciación de las universidades nacionales por parte del gobierno de Milei, Heker reconoció que con “solo leer los carteles que llevaban los estudiantes, la agudeza y la profundidad de lo que expresaban, fue una comprobación nítida de que el conocimiento y la sensibilidad son más valiosos que los insultos” y que pocas veces “canté el Himno con tanta emoción y sintiéndome tan acompañada como ese día en Plaza de Mayo”.

Luego del a marcha del 24 de marzo, el jefe de la Cámara de Diputados Martín Menem expresó que “no se explicaba el motivo por el cual habían asistido jóvenes de dieciocho años a esa manifestación”. Heker recordó este hecho y, entre aplausos de los presentes, le respondió a Menem: “Esos adolescentes deben tener alguna información sobre nuestra historia reciente porque vivaron a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo y se manifestaron con tanta emoción y con tanto compromiso como todos los otros millares de personas de todas las edades que estábamos allí”. Para concluir con su respuesta hacia Menem, la autora sentenció mencionando que “algo está fallando en el programa” debido a que “pese al empeño gubernamental no se ha podido conseguir, hasta el momento, una nueva y completa generación de ignorantes”.

Para finalizar, Heker brindó por en un futuro muy cercano que “nuestra amada universidad pública esté funcionando a pleno y cada vez con más estudiantes”, porque “nuestras instituciones y medios culturales pueda trabajar por entero y con todo su personal para el desarrollo y difusión de nuestra cultura” y también brindó “porque haya muchas más ferias del libro a lo largo y a lo ancho de nuestro país, cada vez con más concurrencia, cada vez con más creatividad, cada vez con más lectores”.

Se podrá asistir a la Feria hasta el 13 de mayo de 14 a 20, el precio de la entrada también fue afectada por la inflación dado que de lunes a jueves el ticket tiene un valor de 3500 pesos, un 337,5% más respecto al precio de 2023. Los viernes, sábados, domingos y feriados la entrada tendrá un costo de 5000 pesos, en este caso el aumento es de 316,6%.

40 años de comunicación en democracia

40 años de comunicación en democracia

Se presentó «De Plazas y Pantallas», una serie dedicada al derecho a la comunicación desde 1983 hasta hoy. Fue coproducida por Canal Encuentro, la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA y la Subsecretaría de Medios.

De plazas y pantallas es un proyecto originado en el año 2023 que nació para reflejar el mundo de la comunicación en estos 40 años de democracia y quedó plasmado en una coproducción llevada a cabo por la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, Canal Encuentro y la Subsecretaría de Medios de la Nación. Si bien fue pensada para salir al aire a fines del año pasado a través de la señal estatal, con los cambios producidos por el Gobierno de Javier Milei aún no ha sido posible su emisión, por lo que su primera presentación fue realizada el miércoles de 24 abril en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. También estará disponible a partir del jueves 25 de abril en en el canal de Youtube de la Carrera y en la plataforma Contar.

La serie cuenta con cuatro capítulos de quince minutos con ejes diferenciados: el derecho a la comunicación, los actores de la comunicación, el rol del periodismo y los consumos culturales. La conformación de contenidos fue tratada y elaborada a través de distintos testimonios y miradas compartidas por un equipo de especialistas que estuvieron presentes a lo largo de los cuatro videos. Cada parte es conducida por Paula Giménez, periodista especializada en género y sexualidad. A su vez, el desarrollo del contenido fue realizado por autoridades de la Carrera de Ciencias de la Comunicación y de la Facultad de Ciencias Sociales, así como abogados, docentes, periodistas e investigadores. Formaron parte de la iniciativa Larisa Kejval, Diego de Charras, Graciana Peñafort, Damián Loreti, Flavia Costa, Stella Martini, Gastón Montells, Carla Gaudensi, Juan Delú, Nelson Santacruz, Diego Flores, Agustina Lanza, Daniel Badenes, Sebastián Davidovsky, Natalia Zuazo, Irina Sternik, Carolina Balderrama y Fabián Bosoer.

Kejval, doctora en Ciencias Sociales, licenciada y directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, explicó que el proyecto nació a partir de las motivaciones dadas en el marco de los 40 años de democracia, en un contexto actual en donde hubo muchísimas transformaciones en el ámbito de la comunicación, avances tecnológicos y medidas políticas y económicas que en distintos gobiernos fueron influyendo sobre cómo actúa la comunicación en la democracia. En este sentido, la directora explicó que “la comunicación está quedando un poco pequeña”, por lo cual indicó que la intención fue “hacer un material educativo que interpele a los jóvenes y los invite a reabrir el interrogante social no solo en el presente sino también en el futuro”. Con ello, Kejval describió que la serie está pensada fundamentalmente para las nuevas generaciones que nacieron en democracia y que desde su más corta niñez estuvieron en contacto con los dispositivos tecnológicos como la televisión, la computadora o el celular.

Kejval resaltó la importancia que tiene reconocer a la comunicación como un agente interdisciplinario en la vida de cada uno y añadió que le parece fundamental para ella y para el equipo que estos tópicos vuelvan a las aulas y puedan ser problematizados.

Mundo hiperconectado

De plazas y pantallas juega con lo actual, lo dinámico y lo histórico a través de una complementariedad de elementos presentes que buscan incidir de forma educativa sobre los jóvenes. A lo largo de los capítulos, la conductora va teniendo contacto con distintos dispositivos técnicos que tiene en un baúl, ya sea un disquete, una revista o un cassette, poniendo en escena distintos hechos históricos. Mientras se tocan los distintos ejes a problematizar, la serie enfatiza en el trasfondo histórico que hizo posible que estemos hoy en un mundo hiperconectado. A través de ello se explica la importancia del derecho a la comunicación y cómo fue avanzando, retrocediendo y dejando cuestiones aún sin trabajar durante el transcurso de la historia.

Con distintos fragmentos audiovisuales, la serie atraviesa una línea de tiempo, permitiendo comprender lo que implicó la comunicación desde los inicios de la democracia, el surgimiento de una nueva ley para los medios audiovisuales en el año 2004, la Ley 26522, y su tardía sanción e incluso cómo fue modificada a través de los decretos de necesidad y urgencia de Mauricio Macri a partir de 2016.

De plazas y pantallas también realiza un importante énfasis en el rol que cumple la llegada del Internet en el ámbito de la comunicación y la palabra: la democratización de la palabra, la llegada de las multipantallas, canales de streaming, el uso excesivo de la IA, las fake news y cómo nos implica como personas que vivimos en democracia.

La serie brinda un importante señalamiento sobre la importancia que hay de parte de medios de comunicación alternativos y cómo se distinguen de los medios tradicionales al tomar agenda de cuestiones antiguamente poco habladas. A través del testimonio de periodistas, se explica cómo los medios alternativos otorgan un nuevo tipo de lectura que impulsan a una mayor democratización de la palabra, por ejemplo a sectores villeros, población cartonera, feminismos, pueblos originarios, y cómo distintos usuarios pudieron encontrar espacios para defender ideales, además de la figura de las disidencias.

Espacios físicos y virtuales

Sin embargo, la serie muestra una constante problematización del camino por el cual llegaron estos avances: ¿cuál es el rol del Estado y cómo regula la circulación de contenidos? ¿Cuál es el futuro de la comunicación? ¿Cómo podemos identificar las fuentes creíbles y argumentadas? ¿Cómo nos incide la llegada de la llamada posverdad? ¿Quien supervisa y modera los contenidos en las plataformas?

Al final de la transmisión, los directivos invitaron a los espectadores a realizar un brindis a la salida del auditorio donde distintas personalidades compartieron unas palabras respecto al contexto que se está atravesando en la actualidad y su vinculación con De plazas y pantallas. Kejval agradeció a sus compañeros que hicieron posible la serie y, a través de un aplauso emotivo, le dio el micrófono a Rosaura Audi, docente y periodista especializada en políticas internacionales. “Rescato –expresó- la reconstrucción de nuestra memoria comunicacional que revisa todo este proceso de 40 años de democracia, estos avances y retrocesos que hemos tenido y a reflexionar sobre lo que está pasando con los medios de comunicación, el periodismo y los canales de streaming.”

Luego, el micrófono fue transferido a Cecilia Flachsland, licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA) y docente, quien habló de la necesidad de no dejar de ver cómo De plazas y pantallas funciona como un abrazo entre la Carrera y Canal Encuentro: “Esta carrera es hija de la posdictadura y del alfonsinismo, pero Canal Encuentro es hijo de un contexto político muy distinto, vinculado a esta imaginación política radicalizada que fue el kirchnerismo. Sin el kirchnerismo no existiría Canal Encuentro porque en esa escena fue posible pensar que el Estado podía de alguna manera volver a componer escenas que tengan que ver con la justicia, con la igualdad y que tenga que ver con la capacidad que un medio de comunicación pueda distribuir saberes sociales”. Flachsland apuntó también que le interesa “pensar en cómo se habían encontrado estas dos tradiciones: la de la Carrera con su voluntad crítica, con su voluntad de construir preguntas para entender el mundo comunicacional, social y político; y Canal Encuentro que también está marcado por eso y muy fuertemente por cómo muestra a la escuela como lugar fundamental de trasmisión de saberes”.

A su turno, Carla Gaudensi, secretaria general de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN), se refirió a los ataques generalizados a lo público por parte del Gobierno nacional: “Como secretaria general, a mí y a mis compañeros y compañeras siempre nos interesó recuperar esta perspectiva de entender a la comunicación como los trabajadoras y trabajadores que estamos en los medios privados, en los medios públicos y en los medios cooperativos, comunitarios y populares como parte de un todo y por eso siempre desde la federación promovimos esa perspectiva y trabajamos en ese sentido. Este contexto nos impone un brutal ataque hacia todos los trabajadores, porque el Gobierno a través de distintas variantes nos atacó de maneras distintas como es hoy en día por el brutal silenciamiento que se refleja en el intento de cierre de Télam.” Gaudensi cerró diciendo que a pesar de los intentos de cierre o desfinanciamiento seguirán luchando. “Los medios públicos van a resistir, van a ganar y los medios públicos de comunicación van a seguir existiendo”, expresó.

Luego de un cálido aplauso, Diego de Charras, docente, investigador y vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales, compartió el trasfondo, las motivaciones y los ejes a tener en cuenta al ver la serie. Explicó que se trató de un proyecto pedagógico y educativo que busca interpelar a estudiantes y a futuros estudiantes no sólo de la Carrera de Ciencias de la Comunicación: “Queríamos hablarles a través de un idioma que no fuera rudo sino que fuera escolástico, cronológico, que hiciera preguntas y pudiera ir y volver a lo largo del material. Creemos que se logró, buscamos una dinámica que interpelara y que fuera veloz, dicha de algún modo en algún idioma en que nuestros estudiantes lo pudieran entender”, manifestó De Charras.

Al detallar las motivaciones que tuvieron para concretar el proyecto, dijo que “se buscó poner en el centro del debate a la comunicación, la democratización de la comunicación y el derecho a la comunicación. Después de un proceso de muchas batallas, donde tuvimos un crecimiento y una caída y ahora que nos encontramos en este momento muy atacados por el hecho de tratarse de medios públicos, mucho discurso de odio y mucha noticia falsa, poder tematizar la cuestión de la comunicación y volver sobre ello nos parecía esencial porque no lo podemos sacar de agenda.”

Tiempos violentos

A criterio del vicedecano, la democratización de la comunicación nunca puede dejar de ser parte de la agenda: “Pueden cambiar las regulaciones, pueden cambiar las tecnologías, pero los derechos son derechos y debe pelearse por ellos. Será con otras tecnologías, con otras normas, figuras o herramientas pero debe ser tematizado y debe ser puesto en el centro por una perspectiva de derechos y principios.” Para De Charras, esto es “necesariamente un proyecto político y de incidencia política” en la que, como equipo y autoridades de la Carrera, consideran que “se debe fomentar el pensamiento crítico poniendo en escena lo que sucedió, quiénes fueron los actores, cuál es la precarización de las trabajadoras y trabajadores de prensa, quienes son los actores comunitarios, subterráneos, los vulnerables”.

 “Estamos seguros que poner todo eso sobre la mesa es nuestro rol en la universidad pública en un contexto en que todo lo público está siendo puesto bajo ataque. Todo lo que tiene que ver con la clase trabajadora y lo que tiene que ver con lo público, con lo común, con los servicios públicos: el cine, la agencia de noticias, la educación y la salud”, dijo De Charras.

Medios alternativos

También tomó la palabra Nelson Santacruz, periodista y redactor de La Garganta Poderosa: “Soy de la villa 21-24, nosotros somos una cooperativa que tiene dos redacciones, una en Capital Federal y otra en la provincia de Córdoba, y tenemos comunicadoras y comunicadores de barrios populares a lo largo de Argentina y tenemos ya más de 10 años de trabajo en los territorios y medios. Abrimos Tik Tok hace poco como una forma de disputar ese sentido y como forma de visualizar e instalar la agenda villera”. Santacruz describió que la agenda de sus sectores en esos espacios fueron ganados y avasallados discursivamente “por los que gobiernan hoy y que directamente vienen a atacar hoy en día a medios como Télam o directamente desfinanciando o soltándole la mano a un montón de medios cooperativistas, autogestivos o independientes pero que se venían financiando con mucho pulmón y que venían a instalar justamente una voz y una agenda desde nuestro barrios.” El periodista expresó cómo para su ellos un derecho como la comunicación resulta tan vital como la libertad de expresión, al acceso a la conectividad y todo lo que se estuvo compartiendo a lo largo de los capítulos y que muchas veces los que viven en barrios populares no lo ven como un derecho sino como algo muy alejado.

En diálogo con ANCCOM, Santacruz compartió las expectativas que tiene respecto a la recepción de la serie sobre el público jóven: “Me parece que lo clave de este tipo de contenidos es que es didáctico, dinámico y rápido, con un lenguaje actual que interviene en las redes sociales y demás va a permitir que muchos conceptos les queden a los pibes y las pibas. Me parece que se puede tratar en la secundaria, hay que llevarlo a las asambleas de los barrios populares, hay que llevarlo también a las universidades. Me parece que ese sentido crítico es lo que quieren atacar hoy en día, atacando la universidad pública, a Canal Encuentro y a todo lo que de por sí es público.”

Santacruz desea que ese contenido circule, que lo vean los chicos y chicas y que tengan sus propias conclusiones, que de algún modo se comprenda lo que ocurre cuando se le omite el derecho a la comunicación no sólo a la sociedad argentina sino a cualquier otra: “Lo que están haciendo es censurar muchos derechos, como por ejemplo la libertad de expresión, el derecho al acceso a la información. Lo que necesitamos es diversidad, pluralidad de voces y justamente estos contenidos son los que vienen a sumar.”

Consultado sobre cómo se podrían llevar estos contenidos a los barrios populares, respondió: “Me parece que hoy más que nunca las universidades públicas, sobre todo la UBA que tiene un peso tan importante, tiene que reforzar sus vínculos con las organizaciones sociales, las ONG, con las organizaciones que tienen territorialidad hace muchas décadas en los barrios periféricos, en los sectores campesinos y en los sectores originarios también. Me parece que hay que ir por ese lado: hay que tender puentes, hay que seguir manteniéndonos en red porque justamente con esto se va a permitir territorializar la universidad pública y al mismo tiempo que desde los barrios podamos ver a los pibes y a las pibas volver a los territorios”.

Finalmente, el periodista enfatizó que lo que se necesita es que haya gente que le pueda brindar apoyo a los chicos. “Con ello se podrá ver cómo la universidad se tiñe de pueblo y que el barrio no pierda el horizonte del sueño o propósito de que los villeros podemos acceder a un terciario, a un profesorado o a una universidad pública”.

Arte con fotografías satelitales

Arte con fotografías satelitales

Un espacio dedicado a la imagen se destaca en el Centro Cultural Borges, que volvió a abrir luego de tres meses y medio, en el marco de los recortes del Gobierno nacional a la cultura.

En medio de los despidos y el vaciamiento de las políticas de la Secretaría de Cultura de la Nación, el Centro Cultural Borges reabrió sus puertas al público –estaba cerrado desde enero–, con mejorasde infraestructura y nueva programación.

Sobresale el nuevo Espacio Bokeh, dedicado a la fotografía, cuyo responsable, el artista visual Gabriel Valansi, mantuvo un diálogo con ANCCOM.“Cuando instalás una obra, instalás una energía”, afirma Valansi. Para poner en marcha el flamante rincón eligió la obra Magna, de su colega Marcela Magno, una serie de fotografías que busca trazar un mapa geopolítico de la Argentina a través de un mosaico de imágenes satelitales en blanco y negro.

Con su trabajo, Magno intenta describir al país a partir de la potencialidad de sus reservas naturales y explorar la relación que existe entre economía y paisaje. “Las operaciones que se encuentran dentro de su obra encajan perfecto con la propuesta de la muestra”, subraya Valansi.

Partiendo del concepto de desenfoque, que en español representa la idea japonesa de bokeh, Valansi se propone crear un ambiente que promueva la reflexión sobre el código fotográfico en la era de la tecnología. “Es un momento espectacular para pensar el soporte y resignificar el lenguaje”, sostiene.

La muestra también es la realización del deseo del artista de trasladar a la presencialidad un espacio que se había desarrollado de manera virtual durante la pandemia. Fue Fernando Farina, expresidente de la Asociación Argentina de Críticos de Arte, quien presentó la idea a las autoridades del Borges para concretarlo.

Magna es solo el comienzo de los planes que quiere desarrollar Valansi en el Borges, ya que para los próximos meses tiene previsto organizar muestras colectivas que inciten el cruce entre dos o más artistas. “La coalición y colisión entre quienes exponen puede generar ruidos interesantes”, se entusiasma. Respecto al Centro Cultural Borges, Valansi confiesa sentirse orgulloso de exponer en este emblemático espacio que pronto cumplirá 30 años.

Consultado por ANCCOM acerca del desmantelamiento de las políticas culturales, Negrín evitó pronunciarse. “Con ajuste o sin ajuste,al Borges hay que sacarlo adelante y ponerlo en funcionamiento”, fue su respuesta.

 

Durante la presentación de la nueva programación, además de artistas, prensa e invitados, estuvo el director del Borges, el arquitecto y escenógrafo Alberto Negrín. “Contar con más metros cuadrados significa que más personas puedan venir y presentarse”, sostuvo. Lo ejemplificó con la incorporación del Espacio Emergente,un lugar de cruce y de trabajo entre personajes ya consagrados y los que están dando sus primeros pasos en el ambiente artístico.

El objetivo, según Negrín, es lograr no sólo una relación de horizontalidad entre quienes participan arriba del escenario, sino también con quienes lo hacen desde las butacas. “El Borges es un referente de la escena contemporánea, tanto para el público como para quienes exponen”, dijo. Además, manifestó su compromiso con una programación federal, que hoy incluye artistas de distintas regiones del país, desdeI nverso, obra de la santafesina Nicola Constantino, el Work in progress del muralista cordobés Elian Chali, y la muestra Luces malas y buenas del tucumano Enrique Salvatierra, inspirada en los recuerdos de su infancia en Catamarca.

Consultado por ANCCOM acerca del desmantelamiento de las políticas culturales, Negrín evitó pronunciarse. “Con ajuste o sin ajuste,al Borges hay que sacarlo adelante y ponerlo en funcionamiento”, fue su respuesta.

 

El Centro Cultural Borges se puede visitar de miércoles a domingo de 14 a 20. Todas las actividades son gratuitas y no requieren reserva previa de entradas.

“Nos falta la esencia de lo que Mugica predicaba”

“Nos falta la esencia de lo que Mugica predicaba”

A medio siglo del crimen del cura villero, una obra cuenta su vida y reafirma el anhelo del “mártir de los pobres”: reconocer la necesidad del prójimo, sobre todo del más necesitado.

Lágrimas y piel de gallina despierta el Padre Carlos Mugica que interpreta el actor Pablo Razuk. La obra Padre Carlos, el Rey Pescador recorre los aspectos más relevantes de la vida del sacerdote y luchador Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, tal era su nombre completo, desde su infancia, cuando soñaba con ser futbolista de Racing, hasta su asesinato, el 11 de mayo de 1974, a la salida de la Iglesia de San Francisco Solano en el barrio porteño de Villa Luro, donde acababa de celebrar una misa.

Hoy, a 50 años de su muerte a manos de la Triple A –el escuadrón parapolicial comandado por el ministro de Bienestar Social del gobierno de Isabel Perón, José López Rega–, y con un gobierno de ultraderecha en la Argentina, la obra cobra actualidad, así como la vida del Padre Carlos. En escena, tras ser ametrallado, el cura villero se encarna en la figura del mítico Rey Pescador y deja un mensaje: el Padre no ha muerto, sino que está entre todos nosotros, y su herida no sanará hasta que no alcance a comprender por quién resucitó Cristo.

“La obra tiene un significado enorme porque lo que nos falta es la esencia de lo que Mugica predicaba. En primera instancia, reconocer la necesidad del prójimo, y especialmente del más necesitado. Si esto aconteciera, tengo la convicción absoluta, y creo que Mugica también, de que nuestro pueblo cambiaría absolutamente para bien. En este momento, subir las palabras de Mugica al escenario es una forma de sumar a nuestra idea de cómo sería el pueblo que deseamos: vivir en comunidad a partir del registro del prójimo”, expresa Pablo Razuk, en diálogo con ANCCOM.

Mugica nació en el seno de una familia porteña acomodada. Sin embargo, a pesar de estar “destinado” a pertenecer a las altas cúpulas de la Iglesia católica, debido a su clase social, se convirtió en el principal referente de “la iglesia de los pobres”. Pasó de ser gorila a peronista y se convirtió en el portavoz y representante del “Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo” (MSTM), fundado en 1967, que articuló la idea de renovación de la Iglesia subsiguiente al Concilio Vaticano II con una fuerte participación política y social. Todo esto lo explica Padre Carlos, el Rey Pescador, y lo hace de una forma bella y original: mezclando monólogos con melodías de violonchelo a cargo de Miguel Ángel Gómez y con la voz de Sola Juria.

Además de relatar su clara opción por la misión social y su costado político, la obra también toca las aristas de la vida más personal y privada del Padre Carlos: su ser hombre, sus contradicciones, su amor por Lucía, sus sueños de niño, su temor a ser expulsado de la Iglesia, entre otras.

Con dirección de José María “Cocho” Paolantonio y autoría de Cristina Escofet, el actor Pablo Razuk se “come” el escenario, al que transita de lado a lado con potencia y fortaleza. “Para componer el personaje, con Cocho (fallecido en 2021) trabajamos mucho en entender el clima del momento, ya que él había vivido los años 70. Además, fue fundamental entender por sensación cuál es la energía del personaje, desde qué lugar habla, cuál es el tono de ese cuerpo y ponerle nuestras propias creencias. Una vez que pasa eso, la cosa acontece genuinamente. Esto se comparte con el espectador y ahí, entre todos, en cada función hacemos la obra”, reflexiona Razuk.

Nominada en los premios ACE, Florencio Sánchez y Trinidad Guevara, y ganadora del premio Luisa Vehíl a mejor actor, la obra estuvo de gira en Barcelona, París y en el Vaticano, donde la pudo ver el Papa Francisco.

Padre Carlos, el Rey Pescador se presenta todos los viernes de abril y mayo a las 19 en el Espacio Experimental “Leónidas Barletta”, Av. Presidente Roque Sáenz Peña 943, CABA.