Una excursión al Mercado Central

Una excursión al Mercado Central

Un sindicato organiza viajes para que sus afiliadas y familiares puedan defender su bolsillo ante la inflación. ANCCOM se subió al micro y te cuenta la travesía.

“No nos podemos retrasar un día como hoy”, se escucha. Es sábado al mediodía. Hace minutos el rocío se convirtió en llovizna, pero todavía no llega la tormenta. El micro escolar se acerca a la parada del 42, en la esquina del restaurante Bernal, en el barrio porteño de Saavedra. María se refugia bajo un balcón y luego es la primera en subir. Controla la hora en su celular cada dos minutos, revisa que no haya mensajes del conductor o de sus compañeros. Ella afirma que “comunalmente” se advertía la necesidad de ayudar al otro. Así, lograron que el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (SUTERH) gestione y subvencione estos viajes al Mercado Central.

Las nubes se ciernen sobre la zona, donde vive la mayoría de los 33 pasajeros que se embarcan una vez por mes hasta Autopista Ricchieri y Boulogne Sur Mer, en la localidad de Tapiales, partido de La Matanza, donde se ubica el inmenso Mercado Central de Buenos Aires. María tiene los nombres y apellidos de los viajeros en una lista que no abandona su mano o bolsillo. Son cinco paradas, todas sobre la Avenida Cabildo, en las que van subiendo los pasajeros, hasta la última, en la General Paz.

Isabel sube un poco antes, en Cabildo y Monroe. Deja su carrito azul encimado sobre los otros, elige el asiento que nadie se había animado a ocupar, el que enfrenta al resto, y desde allí los puede ver a todos. Sus movimientos son rítmicos y a la vez automáticos, en un parpadeo dispone de lo que necesita entre sus manos: termo, mate y yerba. “Mis mates tienen algo especial, son diferentes a los demás”, dice mientras ceba.

¿Cuál es el secreto? Su respuesta es una sonrisa llena de picardía, quizás no hay secreto, quizás no hay magia. Pero ante una acción siempre hay una reacción y algo sucede. Las pasajeras a su alrededor dejan de quejarse del frío, de la lluvia, del gobierno y de sus maridos, y empiezan a conversar. Ahí está la magia, el secreto, la receta. El micro ya no estará en silencio hasta el fin de la jornada.

“¿Quién quiere un mate?”. “¿Cómo están tus hijos?”. “¿Dónde está Molina, por qué no vino?”. “Mi hija está bien, estudiando, tiene miedo porque los profesores le dicen que la facultad puede cerrar”. “¿Quién va a comprar tutucas?”.

María permanece de pie. Solo se permite descansar cuando la última pasajera sube al micro. Muchos de los viajeros no se conocen entre sí, y ella, como el mate de Isabel, ocupa el rol de conectora. Dialoga con los solitarios que eligieron un asiento en el fondo, el club de materas que rodea las primera filas, las dos parejas que decidieron viajar con sus hijos, y con el conductor.

Maite (25) vive en Belgrano y estudia Administración en la Universidad de Buenos Aires. Este es su segundo viaje al Mercado Central, viene para acompañar a su mamá, Marta, que va por su cuarto viaje. “La diferencia de precios es tremenda, con 50 mil pesos compro el doble o el triple que en el supermercado cerca de mi casa”. Su hermana Clara también la acompaña. Ambas son encargadas de edificios, como el 90 por ciento del pasaje.

“Me enteré de estos viajes por mi hermana, que participa desde el año pasado. Yo vengo con mi marido, y este es nuestro segundo viaje, lo hacemos por los precios y la comodidad, está bien organizado, se hace súper ameno. Estoy este rato conversando con mi pareja, mi hermana y mis sobrinos, no somos la única familia que viene no sólo a comprar, sino a pasar el día. A mi hermana no la veía hace unas semanas, así que aprovechamos para pasar tiempo juntas”, cuenta Clara. Las mujeres Ávila han ocupado asientos en ambas filas. Sus risas musicalizan la excursión.

Sólo hay ocho hombres en el ómnibus, casi todos parejas de las mujeres más grandes, algunas jubiladas. Clara opina que es así porque dentro del rol de ama de casa, o de madre, o de esposa, la mujer es la responsable de las compras para el hogar. “Los hombres más que nada acompañan para cargar lo que nosotras compramos”, explica.

Los Barrientos eligen convertir la travesía en un plan familiar. Sus dos hijos probablemente corretearán entre los puestos de ropa y electrodomésticos, el pabellón de pequeños productores, quizás jueguen a las escondidas en la feria minorista, o a la mancha entre las naves 10 y 12. Posiblemente terminen su excursión con hamburguesas en el patio de comidas, frente a los puntos de flores y plantas, con un enorme paquete de tutucas de postre.

El Mercado Central es una telaraña, cada pasillo se entremezcla con otro pabellón lleno de recovecos. A través de sus naves se expanden los Nueve Mundos del Yggdrasil. Y por las rendijas, entre tablones, aparecen cada vez más personajes. Familias enteras despliegan una obra ruidosa y ardua. Isabel va al frente, dirige al grupo, ha venido incontables veces. Su fiel termo está guardado en su carrito, o tal vez lo dejó en el micro, para la vuelta.

Miguel trabaja en la carnicería La Celestina hace ocho años. Su chomba blanca y delantal rojo están impolutos. “En los últimos dos o tres meses las ventas han bajado un 40 por ciento, gracias a Dios tenemos una clientela fiel que nos sigue eligiendo por la calidad de la carne, pero la disminución es notoria y preocupante. Antes, la gente venía a comprar dos kilos de milanesas, ahora compra kilo y medio, un kilo, o incluso por unidades. Subimos los precios cada un par de meses, no queremos hacerlo, sabemos y entendemos que a la gente le cuesta, pero no nos queda otra”.

Marta (40) trabaja en el Mercado Central desde que tiene 10 años y es dueña de su propio puesto. Su sector es una explosión de colores, aromas y texturas, con sus frutos secos, aceites, harinas, legumbres, especias y condimentos. Sus productos llegan de toda la región, Paraguay, Perú, Brasil, Bolivia. En su caso, la clientela ha aumentado desde el cambio de gobierno, la gente busca otras formas de comprar. Los precios en su puesto aumentan cada 10 o 15 días. “Uno ya se acostumbra a la subida constante de precios, hay cosas baratas y caras, pero siempre conviene comprar acá. La gente compra por kilo o por cuarto, pero compra cada vez más, porque conviene. Solía racionar maní en bolsitas de medio kilo y por la demanda de la gente ahora vendo por kilo”. Sus productos estrella son las harinas y fécula, “para la chipá, que se consume mucho”, y la granola y avena instantánea, que son opciones sanas, “en un supermercado el kilo de granola cuesta 8 mil pesos, y acá 4 mil”, señala.

Si se presta atención, entre la marea de gente se distinguen figuras encapuchadas que caminan lento pero en un segundo se agachan y recolectan lo que va cayendo de los cajones, carritos y camiones. Uno de ellos esconde su rostro bajo una capucha gris, y en su bolsa improvisada, que pudo haber sido una red de limones, lleva papas, tomates y naranjas. Fuera del mercado, decenas de puestos siguen funcionando bajo toldos que amenazan con salir volando. Las compras, aún bajo la lluvia, no cesan.

A las 16, los viajeros de la Comuna 13 ya están terminando sus compras. En sus bolsas de tela se observan papas, uvas, limones, calabazas, cebollas y bananas. Pocos han optado por la carne, las plantas y los electrodomésticos. A las 16:30 todos están de regreso en el micro, pero la escena ha cambiado, los carritos apilados frente a las puertas ahora se encuentran por todos lados, repletos de bolsas. Isabel hace notar que recargó agua caliente y compró facturas. Saca el termo, el mate, y arranca la vuelta.

Las Litas de Lazzari del siglo XXI

Las Litas de Lazzari del siglo XXI

En medio de una inflación descontrolada, las influencers del ahorro que difunden descuentos en las redes se han posicionado como fuente de consulta para quienes buscan economizar y hacer rendir su dinero. Tres instagramers cuentan su trabajo.

“Siempre fui de buscar descuentos, pero la diferencia es que ahora lo comparto”, afirma Tamara Alonso, dueña de @gangas.tips, una cuenta que nació hace dos años como una actividad para pasar el tiempo y que hoy se convirtió en una fuente de ingresos. Oriunda de Berisso, Tamara se dedica a recopilar información de productos que cumplan con “la regla de las tres b”: bueno, bonito y barato. “Me gusta que la gente pueda aprovechar las ofertas”, asegura.

Al ser una cuenta vinculada con la actualidad económica, comenta que estructura su contenido según las demandas del público. Además, trata de cubrir todos los rubros por lo que en su perfil se pueden hallar publicaciones con beneficios en supermercados, descuentos en calzado o indumentaria e incluso recomendaciones de locales gastronómicos baratos. 

La recordada frase “camine, señora, camine”, acuñada por Lita de Lázzari en la década del 90, parece haber sido recuperada por las influencers, quienes recorren distintos lugares en busca de los mejores precios. Detrás de las publicaciones hay todo un trabajo que no comienza con la difusión del video, sino con la planificación del contenido. Desde elegir qué rubro cubrir, viajar hacia la zona comercial, hasta editar el contenido, todo forma parte del producto final que sale en la plataforma. “Estoy todo el día con el celular buscando ofertas y comparando distintas páginas de supermercados”, comenta Tamara, quien además se dirige de manera inmediata hacia el negocio cuando ve un beneficio valioso para compartir como un 2×1 o un 70 por ciento de descuento en la segunda unidad.

Con una biografía que reza “Comprate lo que te gusta al mejor precio”, la cuenta @nogastesdemas administrada por Magdalena Gowland, se enfoca en crear un contenido más educativo en donde abundan los consejos y recomendaciones para tener en cuenta a la hora de hacer una compra o elegir un producto. “Existen datos que son buenísimos pero que no son comunicados, yo les doy visibilidad”, dice. En 2017, y con el objetivo de compartir sus hallazgos, Gowland creó una cuenta que hoy tiene más de 261 mil seguidores y una comunidad consolidada que aprovecha los beneficios que ella difunde.

Por su parte, Martina, o “la chica de las ofertas” –como prefiere ser reconocida–, abrió @jefadelahorro en abril de 2023 para poner en práctica sus conocimientos sobre redes sociales. “La idea era hacer algo propio en donde apareciera mi cara y no tanto un producto o servicio”. A modo de contrato, la biografía de su cuenta promete ofrecer información sobre buenos precios para que su público pueda ahorrar. “Busco cuidar el bolsillo de todos”, asegura.

Hoy la necesidad de buscar ofertas y descuentos atraviesa a todas las clases sociales y no tiene distinción de género. Aun cuando el público en su mayoría está conformado por mujeres, las responsables de las tres cuentas coinciden en que los hombres también empezaron a mostrar interés por obtener un descuento. “Me sorprende que no buscan sólo para ellos sino también para su mamá, su novia o su amiga”, señala Tamara. En el caso de Martina, tampoco hay distinción de edad, ya que las consultas que recibe son tanto de jóvenes que se están por mudar y necesitan datos de electrodomésticos baratos, hasta de personas adultas que gracias a su video explicativo pudieron descargarse una billetera virtual y aprovechar sus beneficios.

Si bien la gran mayoría de los videos son de locales ubicados en el AMBA, hay un esfuerzo de las influencers por crear un contenido más federal. “Trato de publicar ofertas que también sean online para que las puedan aprovechar personas de todo el país”, subraya Tamara de @gangas.tips. Lo mismo sucede en el caso de @nogastesdemas, que al tener un público repartido entre las ciudades de Mendoza y Córdoba intenta mostrar las oportunidades que ofrecen los comercios que cuentan con una tienda online.

Lejos de tener un rol pasivo, los usuarios son en múltiples ocasiones quienes les brindan los datos sobre algún descuento que vieron en las góndolas o de algún cupón que no van a utilizar pero que le puede servir a otra persona. “Es importante tener una buena comunidad”, destaca Magdalena, quien mantiene un vínculo cercano con los usuarios mediante su canal de difusión, una herramienta de la plataforma que posibilita que un grupo limitado de personas pueda recibir mensajes de la influencer y que en muchos casos funciona como el lugar en donde se anticipan los datos sobre los descuentos. En cualquier momento del día, las personas pueden recibir una notificación con una oferta para aprovechar. “La gente valora la curaduría que hago”, agrega la dueña de No Gastes de Más.

Tamara disfruta de recibir mensajes de personas agradeciendo por haber podido comprar un producto que en otra ocasión hubiese sido imposible. “A veces no tengo noción de la cantidad de gente que me sigue”, sostiene. Su cuenta ya acumula más de 115 mil seguidores en Instagram.

El rol de ser consideradas “influencers del ahorro” no les pesa, pero sí lo toman con responsabilidad. No sólo a la hora de determinar qué van a publicar, sino también qué mensaje quieren dejarle a su público. “Me gusta sembrar la semilla de la educación financiera y de gastar bien la plata”, asegura Magdalena. En su caso, su objetivo no es únicamente brindarle a los usuarios información acerca de las ofertas, sino que por sí solos puedan determinar qué es lo que les conviene comprar. “Las ofertas van y vienen, lo que yo puedo transmitir de educación es lo que queda para siempre”, concluye.

Distinto origen, un mismo derecho

Distinto origen, un mismo derecho

Ante el ataque del gobierno de Milei a las universidades públicas, la amenaza del arancel para extranjeros y la xenofobia, los estudiantes migrantes se organizan en un frente.

En junio del 2023, cuando era precandidata a presidenta de la Nación por Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich afirmó que las universidades argentinas tenían “casi la mitad de la matrícula de alumnos extranjeros”. Días más tarde, el ministro de Educación del gobierno de Alberto Fernández, Jaime Perczyk, le respondió con los números oficiales. En realidad, los estudiantes migrantes representaban el 4,1 por ciento de las carreras de grado (gratuitas) y el 10 por ciento de las de posgrado (aranceladas mayormente).

Pero la falacia se instaló. En enero pasado, impulsado por el gobierno de Javier Milei, el proyecto de Ley Ómnibus establecía, entre cientos de reformas, la posibilidad de que las universidades públicas cobren un arancel a los estudiantes extranjeros sin residencia permanente, es decir, migrantes que hayan Estado dos años en el país con residencia temporaria.

Mariana (Brasil), Karen (Colombia) y Paula (Ecuador) son parte de ese 4 por ciento. Todas dejaron su tierra natal y tuvieron la tan conocida residencia “precaria”, mientras soñaban –siguen soñando– con hacer vida en Argentina y que se les abriera una puerta que en su lugar de origen se les cerró: la de la educación pública, gratuita y de calidad. Otra cosa que las une es que forman parte del Movimiento de Migrantes CABA, iniciativa de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS), que surgió a partir de encuentros de migrantes de distintas universidades y terciarios públicos, con el fin de organizarse ante los recortes presupuestarios y el posible arancelamiento.

En estas asambleas, que ya se realizaron en la Facultad de Medicina y en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, los migrantes conformaron un espacio de contención frente a discursos xenófobos que circulan y además comenzaron a tejer estrategias en defensa de la educación pública.

“Todo el tiempo está la amenaza de la deportación”, remarca Karen, colombiana.

Una de las coordinadoras de estos encuentros cuenta que, en sus testimonios, muchos compañeros migrantes coincidieron en que se los juzga porque supuestamente “estudian gratis gracias a los impuestos de los argentinos”, a lo que suele seguir la despectiva frase “volvé a tu país”.

Pero, ¿qué pasa con los impuestos de los migrantes? “Cuando venimos a la Argentina, pagamos los mismos impuestos que los argentinos. Tenemos un trabajo, muchos estudiamos, alquilamos, pagamos el IVA y otros graváamenes, tanto directos como indirectos. Es mentira que no pagamos impuestos y que no podemos acceder a los mismos derechos. Somos ciudadanos y todo lo que pasa en el Estado, nos afecta, así como afecta a los argentinos”, sostiene Mariana, estudiante de Ciencia Política de la UBA.

Mariana, Karen y Paula migraron a Argentina al inicio de su edad adulta. Las tres coinciden en que en Argentina y gracias al acceso a la educación pública, pudieron estudiar las carreras que deseaban y dedicarse a lo que las apasiona.

“En mi país (Ecuador) hay una especie de ‘educación pública y gratuita’. Lo digo entre comillas porque hay un puntaje que tienes que sacar en una serie de exámenes, y esto deja afuera a un gran número de la población, más que nada, porque los puntajes para ciertas carreras son muy altos. Si no alcanzas ese puntaje, no puedes estudiar la carrera que quieres, sino la que te alcance”, cuenta Paula, estudiante de Escenografía en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

«No es lo mismo que te detengan en una marcha y que seas argentino o que seas extranjero», dice Mariana.

Cada integrante del Movimiento de Migrantes CABA podría decir, sin titubear, que la educación pública argentina le cambió la vida para bien. Por lo mismo, no dudaron en reunirse para pensar una salida colectiva a la asfixia presupuestaria a las universidades y al peligro del arancelamiento que son parte del plan del Gobierno. Al igual que los miles de estudiantes argentinos, la agrupación participó el pasado 23 de abril en la Marcha Federal Universitaria.

Asimismo, se han propuesto alzar la voz en redes sociales, donde, luego de las asambleas, difunden cuáles son sus problemáticas y también derriban mitos sobre lo que es ser extranjero y estudiante en Argentina. “Es fundamental empezar a reconocerse como migrante, a compartir con otros migrantes, a discutir las reivindicaciones y a escuchar los reclamos específicos que tenemos como población, porque todo el tiempo está la amenaza de la deportación”, remarca Karen.

Mariana, por su parte, cuenta: “Tenemos nuestro frente de la UJS en la Facultad de Derecho de la UBA, con quienes nos hemos propuesto armar un curso antirrepresivo migrante, porque en las marchas están reprimiendo mucho a nuestros compañeros. No es lo mismo que te detengan en una marcha y que seas argentino o que seas extranjero, te pueden mandar a la Dirección de Migraciones, te pueden amenazar con quitarte el documento o, incluso, deportarte del país, por estar pacíficamente en una manifestación”. Hasta hace algún tiempo, el DNI de cualquier migrante incluía una leyenda roja que decía “extranjero”, como una marca que recordaba la no pertenencia al territorio.

Uno de los mitos que hay en torno a los estudiantes migrantes es que vienen a la Argentina solo con el interés de estudiar y que no quieren desarrollarse profesionalmente en el país, ni hacer vida más allá de los libros y apuntes. Lejos de estas suposiciones, la historia de Karen demuestra que esto no es siempre así.

“Está muy instalado el discurso de que venimos, les extraemos la educación y nos vamos. En la mayoría de los casos no es así. Uno también empieza a formar una vida en este país. Yo me quedé y ahora tengo una beca doctoral del CONICET”, cuenta Karen, ejemplificando con su experiencia tras haber estudiado la licenciatura de Trabajo Social y el profesorado en Teatro en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Karen también plantea algo que pocos consideran, y es que luego de la duración de una carrera y el tiempo que conlleva, regresar al país de origen supone volver a dejar todo lo construido –ya sea académico, laboral o afectivo–, y constituye una especie de “doble migración”.

Caos bajo tierra

Caos bajo tierra

Una formación se detuvo por más de una hora y media entre las estaciones Angel Gallardo y Malabia. Ante la falta de un protocolo de evacuación los propios pasajeros abrieron las puertas y llamaron a los bomberos y al SAME.

Este lunes 29, la Línea B del subte interrumpió el servicio por unas horas debido a problemas técnicos en una de sus formaciones. El incidente comenzó alrededor de las 17.45, cuando los pasajeros notaron que el tren se detenía entre estaciones Angel Gallardo y Malabia. Permanecieron a la espera de asistencia por más de una hora hasta que fueron evacuados por efectivos de la Policía de la Ciudad ya pasadas las 19.20 horas.

El corte del servicio, que retomó sus funciones completas a las 19:50, se dio en hora pico con cientos de pasajeros en el interior de la formación averiada sin luz, ni circulación de aire o señal de celular para comunicarse con el exterior. En un principio, se anunció por el altoparlante la llegada de personal técnico para resolver la falla, pero a medida que pasaba el tiempo iba ganando la desesperación.

La falta de una respuesta en los intercomunicadores de emergencia del vagón sumó a la tensión que aumentó cuando los pasajeros comenzaron a descompensarse por la falta de aire o por ataques de pánico. Según una de las pasajeras atrapadas,“ninguno de los dispositivos de emergencia activó una luz, ni pudimos comunicarnos con el personal en ningún momento”.

Los pasajeros fueron quienes tomaron las medidas para resolver la crisis y algunos abrieron a la fuerza las puertas de la formación para permitir el ingreso de aire. Eventualmente, pudieron comunicarse con las autoridades y llamar por su rescate a Bomberos, SAME y Defensa Civil.

Ante la falta de acción de Emova, concesionarios del subterráneo de la ciudad, los bomberos fueron quienes organizaron el rescate, en acción conjunta con el SAME, cortando la intersección de Corrientes y Malabia, y descendiendo para asegurar una evacuación en condiciones seguras. Así los pasajeros encerrados tuvieron que caminar 200 metros por las vías en la oscuridad hasta la estación Malabia.

Como respuesta a esta situación, Emova emitió un comunicado que detalla: “A partir de las 17:45 se presentó un problema técnico en una formación detenida entre las estaciones Malabia y Angel Gallardo. A raíz de este inconveniente primero se tuvo que realizar un servicio limitado entre Dorrego y Rosas. Los mecánicos especializados intentaron realizar maniobras para mover la formación y evitar la evacuación, pero debido a que no fue posible, a las 18.20 se procedió a interrumpir el servicio de la Línea y la energía para implementar el protocolo de seguridad operacional para estos casos y evacuar la formación detenida”, suma el documento en cuestión. “Simultáneamente arribaron a la estación personal de Bomberos, Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME) y personal de Emova para asistir en el procedimiento que se realizó sin inconvenientes. Siendo la 19.50 el servicio fue restablecido y ya funciona completo entre cabeceras”, concluían.

Falta de financiamiento

En comunicación con ANCCOM, Claudio Dellecarbonara, miembro y representante de la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP), precisa que este tipo de comunicados es moneda corriente ante este tipo de situaciones, cada vez más recurrentes: “Los comunicados son evitativos de la razón de fondo: la falta de financiamiento y el vaciamiento del personal que no permite el mantenimiento” argumenta Dellecarbonara. Hace tiempo que los trabajadores del subterráneo advierten de las condiciones en que se viaja y no ven esto como inesperado.

La razón de estas fallas en el funcionamiento están ligadas, según comenta, a formaciones que tienen de 40 a 70 años de antigüedad, que presentan un grado elevado de desgaste y cuyos repuestos ya no se encuentran disponibles. El personal de mantenimiento debe ir desde los talleres, ubicados en las estaciones de J. M. de Rosas y Federico Lacroze, hasta la formación defectuosa”, explica el trabajador y agrega: “Y muchas veces no pueden resolver por la falta de partes y problemas persistentes en ciertas formaciones”.

Cuando se le consultó por la falta de un protocolo de seguridad ante este tipo de situaciones, Dellecarbonara argumenta que la empresa tiene la política de dejar la evacuación para casos extremos, ya que para realizarla se requiere un corte general de electricidad al interior de la línea, lo que impide la circulación entre todas las estaciones y recaudar por los viajes.

“El subte es una bomba de tiempo”, dice Dellecarbonara, señalando que al vaciamiento y problemas en el funcionamiento del servicio se le suma la presencia sostenida de asbesto a pesar de múltiples reclamos por parte de los trabajadores y pasajeros. Estas fallas infraestructurales se complementan con el desfinanciamiento del servicio y la falta de mantenimiento para generar un funcionamiento irregular que viene empeorando hace mucho.

En paralelo a esta situación, el gobierno de la ciudad ha hecho pública la implementación de una medida de aumento de tarifa que representa un aumento del 700% al boleto, elevando el coste de un servicio que viene en franco declive a pesar de las promesas de mejoras.

«El cambio climático empeora los problemas ambientales, políticos, económicos y sociales»

«El cambio climático empeora los problemas ambientales, políticos, económicos y sociales»

En el marco de la semana del Día de la Tierra, agrupaciones ambientalistas organizaron una jornada de discusión con movimientos sociales, científicos, abogados y dirigentes políticos.

Este sábado la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se vistió de un verde ambientalista. “Organizamos este evento a pocos días de una marcha universitaria histórica y en la semana del Día de la Tierra para remarcar el lazo inquebrantable que existe entre la lucha contra el cambio climático y la defensa de la ciencia y técnica nacional”, aseguró Mercedes Pombo de la agrupación Jóvenes por el clima para dar inicio a Ambientalismo en defensa de la ciencia, una jornada que reunió a profesionales experimentados de diferentes organismos científicos del país, organizaciones socioambientales y miembros de la comunidad en general. “Tenemos la mejor institución científica de la región y entre las veinte mejores del mundo. Somos de los pocos países que producen satélites geoestacionarios, radares y reactores nucleares. En este momento que se está atacando a la ciencia nacional, hay que poner sobre la mesa las implicancias que eso tiene para la vida de todos los argentinos”, agregó Pombo.

El evento empezó a las 15:30 y tuvo lugar en el Salón verde de la universidad. La convocatoria fue impulsada por las organizaciones Ahora qué?”, Alianza por el Clima, Red Universitaria por la Crisis Climática, Climate Save Movement-Argentina, Sustentabilidad sin fronteras, Enlace ambiental y Jóvenes por el Clima. El encuentro tuvo dos instancias: la primera consistió en una disertación llevada adelante por un panel de expertos y moderada por la periodista Josefina Amore y la segunda, en un plenario participativo.

Carolina Vera, meteoróloga y científica del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), inauguró la jornada: “El cambio climático está acá, no es algo del futuro, y no es un problema aparte sino que ha venido a empeorar todos los problemas sociales, ambientales, políticos y culturales que tiene no sólo nuestro país sino nuestro planeta”. Resaltó el papel fundamental que cumplen la ciencia y la tecnología en la medición de los gases de efecto invernadero y expresó su preocupación, en el escenario político actual, ante la falta de financiamiento estatal a un sistema científico articulado entre expertos en medicina, ambiente y cambio climático que podría investigar en qué situación se encuentra Argentina frente al calentamiento global. Además, destacó el encuentro al considerarlo “una oposición a un Gobierno nacional al que sólo le preocupa la economía y promueve la destrucción del entramado público e institucional”. Para finalizar, alentó a los presentes a defender de manera colectiva y solidaria la Ley de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático Global, la Ley de Bosques y la Ley de Glaciares.

Por su parte, Claudia Campetella, doctora en Ciencias de la Atmósfera y exdirectora de Pronósticos en el Servicio Meteorológico Nacional, aseguró que para medir el cambio climático “se necesitan observaciones tomadas por organismos científico-técnicos que garanticen la profesionalidad, la sustentabilidad y la trazabilidad de los datos” y sostuvo que, para que eso sea posible, se requieren “organismos de ciencia y técnica financiados y con recursos humanos formados y que tengan amor por este país”. Además, resaltó la importancia de mejorar los sistemas de alerta meteorológica temprana de manera interdisciplinaria: con organismos de ciencia y técnica, con la sociedad civil, con los grupos de gestión de riesgos y con las organizaciones que ayudan a la comunidad en los territorios. “Necesitamos la ciencia y la tecnología en el mayor nivel de despliegue para poder tener capacidad de respuesta. Hay que bregar para que el desfinanciamiento y el éxodo de recursos humanos sea el menor posible”, agregó.

“Argentina no se va a desarrollar —y desarrollarse significa que 45 millones de argentinos tengamos cierto bienestar— si no hacemos una revolución del conocimiento”, afirmó a su vez Facundo Manes, neurocientífico, creador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y diputado nacional por la Unión Cívica Radical (UCR). “El año pasado yo fui —como presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología— uno de los que empujó la Ley de Ciencia con consenso. Eso deberíamos replicarlo. El optimismo puede hacer en Argentina un paradigma que nos englobe a todos, que es la revolución del conocimiento”, insistió. También sostuvo que es necesario crear en el país “instituciones intermedias que vinculen el conocimiento que genera el CONICET, las universidades e institutos como el nuestro, privado-públicos, con el sector productivo”.

Sobre el financiamiento al sector científico y técnico, Manes aseguró: “Primero el Estado tiene que invertir y después tiene que darle las condiciones al sector privado. Después cambia la inversión en los países desarrollados: la vinculación del conocimiento científico con el sector productivo, a la larga, es más privado que público”. Ante sus dichos, aunque el panel no estaba pensado exactamente como un espacio de debate directo, Vera expresó su opinión: “En líneas generales estoy de acuerdo con lo que acaba de decir Facundo, pero no hay que olvidar que hay ciertas áreas del conocimiento que es muy probable que los privados nunca las tomen. En Estados Unidos, por ejemplo, el servicio meteorológico es público, está financiado por el Estado, y es uno de los países más capitalistas del planeta”.

El último en tomar la palabra en la disertación fue Facundo Ríos, abogado especialista en Derecho y Política de los Recursos Naturales y del Ambiente, quien empezó su discurso con una advertencia: “No hay que enroscarse en los laberintos de comunicación en los que nos está metiendo el Gobierno, porque nos sacan de la discusión principal, que es: ¿qué valor le da a la sociedad, al desarrollo de nuestro país, la ciencia, la tecnología y la educación pública?”. Destacó que la tecnología “está creciendo en una vorágine increíble” y opinó que “tenemos el desafío de criar a las generaciones que vienen para que puedan tener esa arma tan poderosa que es la tecnología y el acceso a la información para que puedan usarla”. Sobre el ambiente, dijo que “el desafío es la discusión del modelo productivo” y agregó: “Hay algo que no se comunica y que no se sabe: el ambiente es un derecho humano desde hace muy poquito —Naciones Unidas en 2022 lo aprobó como derecho humano—. Nos están alertando de la crisis ambiental desde el año 1972. Un informe que se llama ‘Los límites al crecimiento’ nos explicaba que de persistir el crecimiento poblacional, los niveles de contaminación, el modelo productivo y el modelo de consumo que tenemos, en cien años se nos terminarían los recursos naturales”. Remarcó que esa disminución de recursos va a afectar a todas las clases sociales, por lo que instó a los presentes a movilizarse colectivamente.

El encuentro terminó con un plenario en el que representantes de las organizaciones ambientalistas encargadas de la convocatoria y otras, como Barrios de Pie, La Juventud del Frente Renovador, Emergente, FEM, Ecologismo Popular, Vecinos por el Ambiente y Mundo sin Guerra, dieron su mirada sobre el desarrollo de la ciencia en la mitigación del cambio climático. También participaron tres investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Adriana Serquis, quien se encuentra al frente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Hacia el final Micaela Oroz, referente de la organización Ahora qué?, sostuvo en diálogo con ANCCOM: “Fue una primera instancia clave de interacción entre sectores que no están necesariamente en diálogo entre sí, como son la comunidad científica relacionada con las ciencias exactas y naturales, que estuvo representada por Claudia y Carolina, y sectores más vinculados a lo universitario y a la política, como Manes y Ríos. Todo esto estuvo enlazado por el sector ambiental. Me parece que la intersectorialidad es algo en lo que tenemos que hacer mucho énfasis y lo que tenemos que potenciar porque son las alianzas que tenemos que tejer de cara a los cuatro años que vienen”.

«No somos peligrosos, estamos en peligro»

«No somos peligrosos, estamos en peligro»

En el edificio de la CGT se llevó a cabo el Segundo Congreso de Chicxs del Pueblo. Participaron redes y organizaciones sociales y la palabra la tuvieron los niños, niñas y adolescentes que plantearon sus preocupaciones y demandas. Hay futuro.

El jueves 25 de abril se llevó a cabo el segundo congreso de chicos y chicas del pueblo. El evento tuvo lugar en el edificio de la CGT en Azopardo 802, en el Salón Felipe Vallese, donde «Lxs Chicxs del Pueblo« convocaron a distintas organizaciones sociales, entre ellas: «Interredes», «Cuidadores de la casa común» y «El hogar de Cristo». Participaron cerca de 500 niños y adoescentes, de entre 10 y 20 años, acompañados por educadores de las organizaciones sociales. Asistieron también dirigentes sindicales, referentes de organizaciones de derechos humanos y curas villeros.

El salón se llenó de niños, niñas y adolescentes, todos con alguna pechera, remera, o bandera con consignas: «Con ternura venceremos», «El hambre es un crimen’’, «Ni un pibx menos por la droga», entre otras.

El encuentro comenzó con unas palabras de bienvenida de Maia, la secretaría de Derechos Humanos: «Buenos días compañeros y compañeras, compañeritos y compañeritas”. También hablaron algunos de los asistentes al primer congreso realizado en 1988. Uno de ellos, Quique Spinetta, les dice a los niños: «Venimos a escucharlos a ustedes».

El primer congreso se realizó en el mismo espacio, aunque en un contexto post dictadura. Aquel día se recibió a las delegaciones de niños, niñas y jóvenes que se acercaban a decir su verdad. Hoy, los pibes y pibas de las redes y organizaciones sociales que son herederas de aquel movimiento se reúnen para volver a denunciar el hambre, la desocupación y la pérdida de derechos. Julio Piumato, secretario de Derechos Humanos de la CGT, quien se hizo presente a través de un video afirmó: «En el 88 el crimen era la violencia de la represión de la dictadura. Hoy el crimen es el hambre».

 Treinta y seis años más tarde hay alrededor de 30 voceros, que son niños, niñas y adolescentes de las distintas organizaciones. Vienen a plantear los temas que les preocupan: la salud, la educación, el hambre, son algunos de los que se repiten.

«Estamos en la casa de los trabajadores, porque somos sus hijos. Cuando se ataca a los trabajadores, se ataca nuestro futuro», dijo un niño de la Escuela Popular San Roque.

Exposiciones

Las exposiciones se suceden. Cada vocero, dice su nombre en el micrófono, de parte de qué organización viene y cuáles son sus preocupaciones y demandas. Algunas exposiciones fueron habladas, otras cantadas, actuadas y hasta bailadas. Algunas de las voces que se escuchan en el micrófono, temblaban un poco, aunque nunca dejaron de tener la frescura propia de la infancia. 

Los voceros de Escuela Popular San Roque plantearon: «Estamos en la casa de los trabajadores, porque somos sus hijos. Cuando se ataca a los trabajadores, se ataca nuestro futuro». Y agrega: «Libertad es que los hijos e hijas de los obreros puedan ir a la universidad».

Candela, de «Niños y territorio» sostiene: «Venimos para que se escuchen nuestras voces. Queremos ir a la escuela, tomar la merienda», y agrega «no somos peligrosos, estamos en peligro». Voceros de «Centro comunitario El Eternauta» explican: «El hambre es un crimen, porque no podemos soñar si no podemos comer». Ale, del «Colectivo La Casa de La Plata»: «Nuestro sueño no es ir a la luna, es ir a una plaza y tomar un helado, pero no podemos». «Corazones del sur»: «nos preocupa, no tener medios de transporte, un plato de comida, un techo».

Movimiento social chicos del pueblo

Chicxs del pueblo, es una red nacional de organizaciones sociales. Están en nueve provincias y tienen 410 casas. Son organizaciones de todo tipo: clubes, apoyo escolar, centros socioeducativos, hogares convivenciales, jardines comunitarios. Cada organización, arma su espacio con independencia. Lo único que los une, es la firma de una declaración. 

Paula Salinas, es responsable de comunicación. En un intercambio con ANCCOM, cuenta: «Somos herederos del movimiento social de los chicos del pueblo que surgió posdictadura. Se dio un fenómeno social, que se llamaba mediáticamente Los chicos de la calle. A la vez surgió una respuesta amorosa de muchos compañeros y compañeras, que empezaron abrir sus casas, para vivir con ellos y criarlos. Se fueron encontrando en el camino y así se fundó en 1987 el movimiento nacional de los chicos del pueblo. Este movimiento, en el año 88 hizo el primer congreso, aquí en la CGT. Por eso, en este momento difícil, nos acercamos a las centrales de trabajadores para que nos acompañen. Acá no está solo la CGT, está la CTA, la UTEP. La CGT tuvo la generosidad de abrirnos esta casa».

Para terminar, los referentes de las centrales y organismos de derechos humanos dijeron unas palabras. Se anunció la intención de condensar estas demandas en una marcha. Aún no hay una fecha establecida, pero convocan a que todas las personas acompañen la lucha. La jornada culminó con el cantó de «La marcha de lxs Chicos del pueblo« escrita por Darío Witt.