Impulsan una ley para fomentar la pluralidad informativa

Impulsan una ley para fomentar la pluralidad informativa

Este lunes se presentó de forma virtual un proyecto de Ley para el Fomento de la Pluralidad y la Diversidad Informativa. La transmisión se realizó por Youtube con representantes de distintos sectores que participaron en su elaboración: medios cooperativos, comunitarios, populares y micro-pymes de todo el país. También participó el SiPreBA, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires. La propuesta “se gestó a partir de las demandas concretas del sector de pequeños medios, en su mayoría gestionados por sus trabajadores, con el acompañamiento y la participación muy activa de los sindicatos”, dice Natalia Romé, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y, además, integrante de FM La Patriada. Y agrega: “Surge de entender que la democracia informativa requiere que el Estado garantice condiciones materiales para que eso sea posible”.

“El espíritu central del proyecto busca equilibrar la cancha en el mapa de los medios y generar un paisaje más igualitario, por una serie de mecanismos directos e indirectos”, dice Federico Amigo, presidente de la cooperativa que edita Tiempo Argentino. Las medidas indirectas que se proponen tienen que ver con cuestiones impositivas. Por un lado, busca permitir que los medios pequeños y sin fines de lucro sean beneficiarios de ciertas facilidades tributarias con las cuales ya cuentan las grandes empresas mediáticas comerciales.

Además, el proyecto plantea la posibilidad de que quienes hagan aportes económicos a estos medios comunitarios puedan recibir una exención del impuesto a las ganancias, “como en otros casos de donaciones, como las que reciben los partidos políticos y las instituciones educativas”, aclara Romé. Y plantea: “Tiene que ver con promover la solidaridad, con un objetivo mayor que es la promoción de pluralismo y la diversidad informativa. Hay una consideración del Estado de promover que la sociedad civil se involucre acompañando materialmente a las iniciativas que tienen que ver con el enriquecimiento de la formación ciudadana y el incremento de la democracia. La idea es incluir a los pequeños medios en esa posibilidad”.

Las medidas directas se basan en la creación de un fondo de fomento para ayudar a medios sin fines de lucro y micropymes. “Tiene que ver con recapturar lo que el Estado ya recauda con el cobro de IVA a servicios digitales extranjeros, como Netflix, Facebook, servicios de publicidad y hosting: redireccionar el 5% a una partida que va a ser destinada para los medios que cumplan con el fomento de la diversidad y el pluralismo informativo”, dice Amigo. La creación de este fondo compromete a los medios beneficiarios a potenciar la diversidad interna en su composición. Es decir, que tengan políticas activas para reparar la desigualdad de género e incluir disidencias.

“El proyecto busca saldar una cuestión central en cualquier democracia que es una esfera pública con información plural y diversa. El sistema de medios argentinos se caracteriza por una altísima concentración y muy poco apoyo estatal histórico a los medios no comerciales. Un modo posible de limitar un sistema de medios concentrados es regular o limitar la concentración y el otro modo es fomentar a los medios más pequeños. En este caso, sería la segunda opción”, aporta Diego De Charras, Presidente de la Red de Carreras de Comunicación (REDCOM), docente e investigador en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Y suma: “De alguna manera viene a saldar algo que ya preveía la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, aunque esta ley apuntaba directamente a lo que es servicios de radio y televisión, y en este caso estamos hablando de todos los soportes. Hoy estamos teniendo una buena parte de la información circulante a través de otro tipo de medios. Este proyecto abrió un abanico desde las radios, que ya tienen una historia muy larga de militancia, a medios gráficos autogestivos, participación de sindicatos y  portales en Internet”.

El proyecto propone redireccionar lo que el Estado recauda a través del  IVA a servicios digitales extranjeros, como Netflix.

Silvina Tamous es integrante de El Ciudadano, periódico rosarino que funciona en modalidad cooperativa. Ella formó parte de la gestación del proyecto de ley y estuvo durante su presentación virtual el lunes 17. Al respecto, reflexiona: “Me pareció interesante la cantidad de participación de organizaciones sociales, ONGs, sindicatos, gremios, gente de universidades, mas allá de todos los medios que integramos la propuesta. Me interesa esta construcción colectiva porque puede llegar a ser el germen para tratar otros problemas. Las inequidades entre cooperativas y empresas son terribles”. Y también afirma: “Creo que cuando salgamos de la pandemia va a haber muchas más cooperativas, entonces hay un montón de cuestiones que repensar. Por ejemplo, cuál va a ser la jubilación de una persona que es cooperativista. Quedamos en una especie de limbo porque no somos el sector que se busca rescatar, no nos están dando la importancia que creo que tenemos. Hoy las cooperativas no somos un medio pobrecito, sino medios que generamos contenidos, que generamos visitas, que buscamos competir, pero desde una mirada social, por supuesto”.

Al respecto, Romé habla de que la ley permitiría un fortalecimiento institucional: “Muchos casos de medios cooperativos no tienen sus cuestiones administrativas y legales regularizadas. Todo el proceso de institucionalización es un proceso de reconocimiento de su lugar, de su función pública y también de su capacidad productiva; que se reconozca que es un sector que crea trabajo. No es solamente un sector que cumple una función pública y cultural importante”.

En la presentación del lunes estuvo el diputado cordobés Pablo Carro, del Frente de Todos, que integra la Comisión de Comunicaciones de la Cámara de Diputados, que ha presentado previamente varios proyectos vinculados al mundo de la comunicación. En cuanto a este proyecto de ley, “ahora sigue la presentación formal en comisiones y luego se verán los grados de consenso que se vayan alcanzando. Confiamos en que próximamente va a tener el apoyo de legisladores de distintas bancadas”, concluye De Charras.

A persiana baja

A persiana baja

Pensar en el barrio porteño de Once evoca imágenes de multitudes: caminatas rápidas en veredas angostas, coloridas vidrieras, carteles con ofertas y un tránsito ensordecedor. Esa idea está muy lejos de la actualidad del centro comercial porteño. Desde el 20 de marzo de este año, fecha que dio comienzo al aislamiento social preventivo y obligatorio, esas calles transitan un domingo constante. Las cortinas grises de los locales marcan el tono de toda la zona.

El viernes 17 de julio el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunció una reapertura en fases para los distintos tipos de comercios de la Ciudad de Buenos Aires. Esto podría traer un alivio para muchos rubros; sin embargo, el barrio de las tiendas mayoristas todavía no tiene fecha de apertura. “La zona de Once no está habilitada para atender porque tiene mucha concentración de público, como si fuera un shopping”, comenta Teresa, dueña de dos negocios de librería y regalería en ese barrio.

En su caso particular, está habilitada para trabajar porque el rubro librería tiene permiso. “Yo tengo un depósito en otro lado, entonces trabajamos desde ahí y vendemos online”, explica. Pero esta no es la suerte de todos los comerciantes mayoristas de la zona. Teresa comenta que tiene un local vecino que es zapatería: “Es uno de los rubros más complicados. Las casas de telas, los textiles también, porque la gente ahí quiere ver y tocar”. Y dice: “Fiestas no hay. La gente no sale a cenar. ¿Te vas a comprar un vestido? ¿Calzado? ¿Un saco? En tu casa estás con ropa cómoda”.

La cuarentena y el aislamiento social generaron un cambio de costumbres que se refleja en los consumos. “Vendemos muchos juegos de mesa, libros para pintar, de cuentos. Incrementó mucho la venta de rompecabezas de mil o dos mil piezas. También vendo un montón de tazas de cerámica porque me compra la gente que hace desayunos para envío”, comenta Teresa. Y agrega que “hay un montón de productos que antes no vendías tanto y ahora se empiezan a vender más porque la gente está en la casa. Pero, por ejemplo, mochila no vendí ni una”.

“Fiestas no hay. La gente no sale a cenar. ¿Te vas a comprar un vestido? ¿Calzado? ¿Un saco?», se pregunta Teresa.

La imposibilidad de salir del hogar y no poder transportarse por la ciudad, empujó a muchos a usar Internet para comprar. No solo los comerciantes se vieron obligados a adaptarse, sino también los consumidores: “La venta online va a seguir porque la gente se acostumbró”, reflexiona la dueña de la regalería y librería respecto a un posible futuro. Y piensa: “No sé si después va a valer la pena tener dos negocios en el Once, porque es mucho gasto. Los empleados los necesitás igual porque tenés que armar los pedidos pero quizás no necesitás estar en un punto donde es caro alquilar, si podés vender online desde una zona más barata”.

Un relevamiento del Colegio Único de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires reveló que sólo el 40% de los alquileres comerciales se abonaron en el mes de junio y un 22% fuero rescindidos. Para afrontar estos gastos, muchos comercios tuvieron que llegar a un acuerdo: “Nosotros negociamos el alquiler con los dueños de los locales. Y los primeros meses cobramos la ayuda del gobierno, el ATP. Si tenés lo empleados en blanco y con cuenta bancaria, te pagan. A nosotros nos pagaron y creo que a los demás también”, explica Teresa.

El Programa de Asistencia De Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) está destinado a empleadores privados. Comprende una asignación compensatoria del salario de los trabajadores y los principales requisitos para acceder a él son realizar actividades económicas que se hayan visto afectadas en forma crítica por el contexto actual o que pertenezcan a un sector no habilitado para funcionar. A comienzos de junio, la AFIP anunció que 193 mil empresas accedieron a este beneficio en todo el país y cerca de 1,8 millones de trabajadores cobraron la mitad de su sueldo de mano de Anses.

“El primer tiempo de la cuarentena, cuando no había bancos, fue un caos porque vinieron muchos cheques rechazados. Todavía los tenemos que cobrar, la gente no ha pagado”, comenta Teresa respecto a las principales dificultades que le presentó el asilamiento obligatorio. Y también agrega: “Tengo como cuatro empleados que no vienen a trabajar porque no les permiten viajar en transporte público. Tienen que trasladarse con vehículo propio”.

Muchos negocios de la zona de Once están trabajando adentro del local con las persianas bajas, vendiendo por internet o despachando a clientes asiduos del interior del país. Por ejemplo, la Sedería Kreal estuvo prácticamente cerrada desde marzo. Recién en los últimos dos meses comenzaron a abrir el local, con la persiana baja y horario reducido. Además, los empleados se dividieron en dos grupos: “Una semana trabajaba yo y la otra semana otro muchacho”, comenta Alberto, que está en la sedería desde 1991. Y agrega que desde el 20 de julio pueden abrir con la persiana levantada, “pero es lo mismo que nada; no entra nadie”. Alberto lleva trabajando en Kreal casi treinta años pero asegura nunca haber vivido una situación como la actual: “No hay nada de ventas. En el 2001 había crisis pero algo vendías. Ahora, nada”.

Adrián trabaja en Nati Textil hace 25 años, un local de venta de telas ubicado en la calle Alsina, que abastece a negocios del Once. Dice que nunca había vivido algo como esto. “Lo que pasa es que nuestro rubro es distinto porque es mayorista. Si no hay fiestas, es complicado. Hasta que no se habilite todo eso, no se va a empezar a mover el trabajo”, argumenta.

En cuanto a las próximas semanas y las nuevas fases, la preocupación de Adrián no es poder abrir, sino que haya ventas: “Va a ser muy difícil porque la gente no va a salir corriendo a comprar. Se va a tardar mucho en restablecer todo esto”. Y agrega, con desazón: “Por ahora tenemos la suerte de no cerrar. Pero no sé hasta cuándo va a aguantar”.

Ni Nati Textil ni Sedería Kreal tienen página para ventas online. “La mayoría de nuestra clientela es de provincia, para venir desde allá necesitás un permiso para circular y tampoco hay transporte. Te ponen un montón de trabas”, dice Alberto. Y coincide con Adrián respecto a la importancia de los eventos para el rubro textil: “Los salones están cerrados. Hasta que no vuelvan las fiestas estaremos muertos”.

Una escena dramática

Una escena dramática

«El sector cultural independiente generan un 11% del PBI de la Ciudad», afirma Emilio Buggiani.

La Ciudad de Buenos Aires es conocida por su gran oferta cultural en todo el mundo, pero actualmente este sector es uno de los más golpeados por la crisis económica y sanitaria. Según un informe de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, presentado a fines de 2019, existen 459 espacios culturales en Buenos Aires. “Se calcula que alrededor de 100 mil personas trabajan en el sector cultural independiente y generan un 11% del PBI de la Ciudad, y no le dan ni bola”, manifiesta Emilio Buggiani, director del Centro Cultural Vuela el Pez, del barrio porteño de Palermo..

Los Ministerios de Cultura de la ciudad y Nación, junto con entidades como el Fondo Nacional de Artes y el Instituto Nacional del Teatro, han lanzado una serie de subsidios para contener la situación. Sin embargo, diversas agrupaciones culturales se unieron para elevar un reclamo. “Lo que se está tratando de generar desde varias organizaciones es que empiecen a surgir ayudas extraordinarias. Porque al estar tanto tiempo parados, no estamos pudiendo generar ningún tipo de ingreso. Entonces, consideramos que es necesaria una ayuda del Estado”, dice Ana Laura López, integrante de Escena, una asociación civil que reúne espacios culturales autónomos de la Ciudad.

“Para el sentido común, las artes son superfluas y hoy hay cuestiones más importantes que atender”, agrega López. Y precisa que “estas ayudas extraordinarias que se están procesando son parte del presupuesto que ya tienen asignados los ministerios, tanto de Ciudad como Nación, sólo que se está reformulando esa asignación de recursos”. Un ejemplo podría ser el caso de las líneas de subsidios otorgados anualmente a financiar giras, viajes de estudios y becas. “Todas esas cosas sabemos que no van a suceder, entonces se están redireccionando esas partidas a sostener espacios y artistas”, aclara la integrante de la agrupación Escena.

“No hay ninguna `normalidad´ a la que debamos volver, porque es en esa ´normalidad´ que se funda nuestra precarización”, dice el documento de Escena.

Uno de los reclamos que hace el sector cultural al Estado es “que los subsidios no sean por concurso; porque ahí es donde quienes cuentan con más herramientas y experiencia tienen más posibilidades. Y es todo el sector el que está atravesando esto, no sólo ciertos espacios”, dice Emlio Buggiani. Y agrega: “Las primeras reuniones con el Ministerio de Cultura de Ciudad fueron apenas comenzada la pandemia; ya pasaron más de dos meses y no se entregó ningún fondo. Hasta que eso pase van a quedar muchos espacios en el camino”.

El sábado 30 de mayo, el Centro Cultural Freire, de Colegiales, anunció su cierre definitivo en redes sociales: “Ha llegado un momento en que no es posible seguir acumulando pérdidas y nos vemos obligados a cerrar”. Así reza la publicación en su Instagram, que resume la situación de gran cantidad de espacios culturales porteños. A medida que avanzan los días, los gastos se acumulan y los ingresos no llegan. “No pagamos servicios desde marzo, se nos está haciendo una deuda gigante. Pero la prioridad es pagarle a quienes construyen cultura junto a nosotros, no hay duda. Entre pagar la luz y pagarle a ellos, nunca se puso en duda”, dice por su parte el director de Vuela el Pez.

En esta misma línea, Agustín Clusellas, cooperativista del Espacio Cultural Archibrazo, de Almagro, dice: “Estuvimos planteándonos mucho cómo ayudar, más que nada a los trabajadores del lugar. Utilizamos subsidios que teníamos pensados para otras cosas para pagarles a los cooperativistas”. Y puntualiza: “Todo lo que es subsidios suele estar destinado a infraestructura, equipamiento, para arreglar el lugar; pocas veces son para pagar los sueldos. Lo ideal sería poder conseguir subsidios destinados a los trabajadores”, comenta Clusellas respecto a la ayuda del Estado.

La agrupación Escena lanzó un comunicado a fines de abril donde se expresa respecto a las condiciones laborales de los trabajadores de la cultura independiente. “No hay ninguna `normalidad´ a la que debamos volver, porque es en esa ´normalidad´ que se funda nuestra precarización”, dice el texto presentado. Y al respecto, Ana Laura López aclara: “Nosotros tenemos una discusión de base, más allá de esta imagen del artista apasionado, que es que somos trabajadores y nos reivindicamos como tales. Es algo que viene desde antes, que hoy se potenció. Pero el problema ya estaba. No queremos que esta cuarentena pase sin haber podido poner sobre la mesa el tema de la precarización de nuestro sector.”

Una encuesta de la UNTREF, registró 459 espacios culturales en Buenos Aires.

El origen de los centros culturales se remonta a la crisis económica, política y social del 2001, donde la cultura se convirtió en un refugio. A partir de esa fecha en adelante, se fueron constituyendo como lugares independientes de la intervención del Estado y de la oferta cultural industrializada. “La Ciudad de Buenos Aires tiene la particularidad de tener una gran cantidad de espacios, que hacen a la identidad de la Ciudad y también de cada barrio. Hay una articulación con lo barrial que es importante tener en cuenta”, dice López.

Sin embargo, esto también obliga a pensar otras formas de regreso a la actividad. “Es importante pensar este retorno desde las particularidades de nuestro sector: estamos atentos a qué está pasando en el resto del mundo, cómo lo está resolviendo Europa. Y, en general, aparece esta imagen del teatro con butacas, un escenario a la italiana que nada tiene que ver con nuestros espacios no convencionales que funcionan en lo que eran casas, talleres y otro tipo de espacialidades”, aclara la representante de Escena.

Respecto a la situación del Archibrazo, Clusellas dice que la cuarentena “nos está afectando económicamente y también a nivel de vínculo con el público. Marzo y abril tuvo un boom en Instagram, estuvo bueno para ir convocando a distintos artistas para hacer vivos; pero con el tiempo se fue saturando. Ahora estamos encontrando otras maneras, viendo otros canales para poder conectar”.

“Hay una saturación de actividades en vivo y eso lleva a que de 22 mil seguidores que tenemos, hay 70 conectados”, dice Emilio Buggiani sobre las actividades que se están desarrollando online en Vuela el Pez. También comenta que “hay más de 450 espacios en la ciudad. Eso es una pluralidad de voces gigante y toda la gente que se expresa habitualmente en esos espacios, hace dos meses no tiene lugar. Muchos artistas quizás vivían de tocar o pintar y ahora están tratando de buscarle la vuelta porque no tienen forma de monetizar su arte”.

“Es angustiante la situación. Se nos mezclan un montón de sensaciones: la urgencia económica, las angustias artísticas, no poder desarrollar tu laburo, que además te apasiona, y no saber cuándo va a volver a suceder. Y, además, sabiendo que así empiecen a aparecer algunas posibilidades de retorno, van a ser limitadas, condicionadas. No nos quedamos llorando pero es difícil y doloroso”, confiesa Ana Laura López.

“Una de las cosas que más preocupan es no saber cuándo vas a volver. Fuimos los primeros en cerrar y vamos a ser los últimos en abrir”, agrega Buggiani. Pero concluye que “la salida es colectiva. Si vamos de a uno, morimos en el intento en tres días”.

Visitar museos sin salir de casa

Visitar museos sin salir de casa

Recorrido virtual por el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires.

El Día Internacional de los Museos se celebra anualmente el 18 de mayo en más de 150 países. La fecha se lleva a cabo desde el año 1977, con el objetivo de concientizar sobre la importancia del enriquecimiento y el intercambio cultural. La celebración está organizada por el Consejo Internacional de Museos (ICOM) y en 2019 contó con la participación de 55 mil espacios alrededor del mundo. Debido a la emergencia mundial ocasionada por el COVID-19, este año la conmemoración se vio obligada a trasladarse al formato digital. En el caso de Argentina, varias instituciones y organizaciones se sumaron a la iniciativa con distintas estrategias y recursos.

Cada año se selecciona una temática diferente en torno a la cual se realiza la jornada. La elegida para  2020 es “Museos por la equidad: diversidad e inclusión”, y busca recuperar la capacidad de estos espacios de “crear experiencias significativas para personas de todos los orígenes y contextos sociales”, de acuerdo a la descripción en la página oficial del ICOM, que desarrolló un mapa con todas las experiencias internacionales que se llevarán a cabo.

En la Ciudad de Buenos Aires

El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) tiene una colección digital con más de 2.500 obras disponibles en su página web. Además, en sus redes sociales lanzó un desafío, donde invita a los seguidores a realizar su propia versión de las obras expuestas en sus salas y cuenta con un canal de Youtube en el que presentan entrevistas a grandes artistas nacionales.

En tanto, junto con FLACSO Argentina desarrollan la experiencia de formación colaborativa “Cultura, Arte y Género”, donde se abordan temáticas de las ciencias sociales y las artes, a partir de la colección permanente del museo. La iniciativa comenzó el 14 de mayo a través del campus de FLACSO y en las redes sociales de Cultura, Arte y Género. Para este lunes, a las 18, se realizará una videoconferencia con Mariana Marchesi, la directora artística del Bellas Artes, y la directora del proyecto, Grisel El Jaber.

Museo Nacional de Bellas Artes

Por su parte, el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA) está incorporado en la red de instituciones de la plataforma Google Arts & Culture, donde se puede ver una parte de su colección y una visita virtual de 360º a su interior. Además, en su plataforma de Youtube se encuentra una serie de videos sobre su historia y exposiciones de años previos, junto con testimonios de su fundador y varios artistas. Desde hoy dan inicio a una nueva exhibición, Vértigo, que nuclea artistas emergentes y consagrados. Además, este mismo día comienza un nuevo ciclo de clases online sobre los años ‘60, aprovechando la obra de Alejandro Puente y César Paternosto (ambos pertenecientes a la colección del MACBA).

El Museo Casa de Ricardo Rojas (Facebook Museo Casa de Ricardo Rojas), con sede física en Charcas 2837,  también se mantiene activo de forma online publicando #VocesDisidentes. La institución aprovecha la temática del Día Internacional del Museo en pos de la diversidad y la inclusión para actualizar su proyecto de accesibilidad. Se llama “Voces de la casa” y está realizado en conjunto con la Asociación Civil Lengua Franca. La iniciativa es una invitación a cruzar modos de ver y pensar el mundo para construir una sociedad más inclusiva y respetuosa.

Por otro lado, el Museo de Arte Moderno (MAMBA) presenta #MuseoModernoEnCasa, un programa semanal que se desarrolló “a la velocidad de la luz”, de acuerdo a su página web, de la mano de intelectuales argentinos. Cada semana se toma la obra de un artista contemporáneo y se trabaja sobre algunos ejes que ayudan a reflexionar el contexto actual. Además, ofrece capacitaciones a docentes de todos los niveles, talleres para padres e hijos de la mano de artistas argentinos y diversos programas avocados a grupos sociales específicos, como mujeres víctimas de violencia, hogares, centros de salud mental e inmigrantes, entre otros.

Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las propuestas de los museos se publican semanalmente en redes sociales. En la cuenta de Instagram @museosba están agrupadas todas las instituciones que dependen del Gobierno porteño y, a través de distintos formatos, muestran actividades, exposiciones, entrevistas a artistas y trabajadores, además de la participación del público

Otros horizontes

En la provincia de Córdoba, el Museo de la Facultad de Psicología se hace eco de la celebración anual, para la que preparó “un video con diversos colaboradores, como trabajadores de la institución, estudiantes y docentes, bajo la consigna de la diversidad y la inclusión”. El producto final se presenta en las redes sociales de la Facultad desde hoy. Por otro lado, la Agencia Córdoba Cultura, a través del Centro de Arte Contemporáneo Chateau, propone participar de La Colección Ideal, una muestra virtual colaborativa donde quienes participen pueden presentar sus obras de arte. Y el Museo Evita–Palacio Ferreyra, de la misma provincia, lanza semanalmente una propuesta bajo el nombre #MuseoEnCasa, donde invita a sus seguidores a recrear obras de un artista seleccionado y compartirlo en redes sociales.

En la ciudad de Neuquén, dos museos se unen a la celebración internacional con una temática común: la historia argentina. El Museo Paraje Confluencia propone simular una conversación entre Julio A. Roca, ex presidente argentino impulsor de la Conquista del Desierto, y Jaime de Nevares, obispo de la ciudad y ferviente defensor de los derechos humanos durante la última dictadura, alrededor de la temática de los pueblos originarios y la disputa por el territorio argentino. A su vez, el Museo Gregorio Álvarez (Facebook Museo Gregorio Álvarez) presenta tres actividades para repensar, desde una mirada crítica, el origen del pueblo argentino, su cultura y cómo debe ser abordada por las instituciones museísticas.

Otras experiencias

Ronda Cultural es una Asociación Civil sin fines de lucro formada por jóvenes profesionales que buscan promover el acceso a la cultura. Su rol es articular el contacto entre públicos y museos para fomentar el entusiasmo y estimular las ganas de visitar estos espacios. A partir del comienzo del período de cuarentena, lanzaron una versión digital llamada Ronda desde casa, que cuenta con cuatro proyectos, dos de ellos vinculados a los museos.

En primer lugar, “Museo para armar” es un ciclo de talleres en formato video donde se busca entrar en el mundo de un artista cuyas obras formen parte del patrimonio argentino. Se analizan sus técnicas e inspiraciones y se propone a la audiencia que creen obras de arte inspirados en ellas, ya que “nadie nace artista, sino que todos se inspiran unos a otros”, afirma Valeria Escolar, la directora de la asociación. Hasta ahora, trabajaron con obras de Jackson Pollock, Antonio Berni y Marcia Schwartz.

También presentan el programa “Paseos culturales sin salir de tu casa”, donde “la virtualidad nos permite llegar a más museos, además de los que recorremos físicamente en la Ciudad de Buenos Aires”, dice Escolar y agrega: “Es un formato adaptado de los paseos culturales característicos de Ronda, que propone una nueva forma de descubrir el patrimonio y la cultura que nos rodea. Lo que hacemos es mostrar cómo estos espacios están vinculados con nuestra historia”. Esta posibilidad otorgada por lo digital agrega un carácter federal a los recorridos, en videos de tres minutos.

La emergencia sanitaria afecta infinidad de posibilidades pero la digitalización crea más oportunidades que nunca. Los espacios culturales se ven obligados a reinventarse para pasar a formar parte de esta nueva normalidad y acercar sus contenidos a distintos tipos de públicos. Ahora las audiencias también crean y son sus obras de arte son publicadas en las páginas de los museos. ¿Qué quedará de todo esto cuando pase la pandemia?

“No hagamos del amor una pasión triste”

“No hagamos del amor una pasión triste”

A Alexandra Kohan le gusta pensar en conjunto y cuestionar lo establecido, pero para llegar a nuevas preguntas. Psicoanalista y docente universitaria, en el 2019 publicó, con gran repercusión,  su libro Psicoanálisis: por una erótica contra natura. Entrevistada por ANCCOM pide que, por favor, “no hagamos del amor una pasión triste”, habla de los escraches, de que “cuidado no es vigilancia” y, respecto al contexto de aislamiento social actual, se permite la incertidumbre: “Me parece un momento para soportar no saber”. Por otro lado ella, que se desempeña como docente en la carrera de Psicología de la UBA, considera que este cuatrimestre se debería haber dado por perdido.

¿Por qué decidió dedicarse al psicoanálisis?

No recuerdo un momento en el que lo haya decidido ni tampoco creo que haya sido una decisión tomada tan conscientemente. Nunca lo había pensado. Diría que fue una especie de acontecimiento. El psicoanálisis es un encuentro con algo inédito, sorpresivo. Y sigue apareciendo cada vez que leo, cada vez que me encuentro con un paciente, cada vez que voy a sesión. Me analizo desde siempre y no encuentro otro espacio que se le parezca. Supongo que haber advertido los efectos del psicoanálisis como analizante, el modo en que el psicoanálisis cambió mi vida, la manera en que despertó en mí un constante interés por ciertas maneras de leer, hizo que quisiera seguir habitándolo. Me posibilitó vivir una vida un poco más consecuente con lo que quiero, soportar la fragilidad que implica que no haya garantías; le debo no haber quedado melancolizada en las tragedias de mi vida y, por sobre todo, le debo la posibilidad de seguir queriendo el amor luego de todos los amores que se terminaron.

Es una manera de leer, de pensar, de precisar interrogantes y de las consecuencias que eso tiene. Porque lo que el psicoanálisis hace es que el decir tenga consecuencias. Así que supongo que por todo esto no es que me dediqué al psicoanálisis sino que le dedico mi vida al psicoanálisis, en el sentido de una dedicatoria.

 ¿Se considera una mujer feminista?

El feminismo es, para mí, una práctica. Y como tal, un ejercicio que está en las antípodas del ser. No se es feminista. Es cierto que hay últimamente una euforia identitaria y todo el mundo dice lo que es como si eso bastara. Está lleno de mujeres que se aferran a esa certeza de ser feministas pero después, en las prácticas, arrasan con lo que eso incluye. Todos tenemos contradicciones, ese no es el problema. Quiero decir: yo prefiero no estar tan segura de que soy feminista y, en cambio, revisar las prácticas, pensar qué hago cuando ocupo posiciones de poder, qué cuestiones se activan ahí, de qué modo pienso ciertas escenas. No me interesa adormecerme en una supuesta identidad que para lo único que sirve es para no revisar nada más. Me interesan las reivindicaciones del feminismo pero no me desvela llamarme feminista. No necesito definirme porque, además, sé que definirse a sí mismo detiene la proliferación de sentidos que pueden tener mucha más potencia que la fijación a uno en particular.

¿Cree que el psicoanálisis le permitió tener una mirada diferente respecto del movimiento feminista?

Mi mirada está hecha de lecturas pero, sobre todo, de interlocuciones con otros que están pensando. Me gusta mucho pensar con otros y es ahí donde encuentro una comunidad que me importa. Pensar, como dice Virginia Cano (n. de. r.: activista y filósofa), se parece bastante al amor porque hace tambalear el Yo y porque nos dejamos conmover por la irrupción de un otro. En ese sentido, diría que no hay ninguna pretensión ni intención de tener una “mirada diferente”. Uno plantea sus ideas y los acuerdos o diferencias vienen como efecto, nunca como intención. Me cuesta pensar al feminismo como un movimiento singular. Citando a (n.de.r: la periodista) Florencia Angilletta, voy a decir: “El feminismo no existe. Referirse a los feminismos en plural no es un simple cliché lingüístico. Ayuda a mostrarlo como un mosaico de múltiples consensos pero también de tensiones, ambigüedades, o deseos a veces contradictorios y luchas por el poder”.

Es muy crítica respecto a las frases hechas o consignas como “Si es amor, no duele”. ¿Cuál es su postura respecto al amor desde una perspectiva feminista?

Soy crítica, en el sentido en que me interesa leer en los pliegues en donde se alojan las contradicciones, los sentidos coagulados, los gérmenes que van a producir los estereotipos. Reconozco que me cuesta decir “desde una perspectiva feminista”. Una cosa es que podamos cuestionar ciertos dispositivos afectivos, ciertos paradigmas del amor que fueron atravesando las distintas épocas y otra es que estipulemos qué amor es feminista y qué amor no lo es. Que creamos que deconstruir el amor implicaría no sufrir. No hay manera de no sufrir en el amor. Luego, podemos revisar todo lo que queramos. Pero lo que me preocupa es la suposición de que el camino hacia la emancipación sería protocolizar las relaciones o hacer una pedagogía de las relaciones sexo-afectivas. El asunto no es el contenido de algunos discursos sino su enunciación prescriptiva. Revisemos, analicemos, visibilicemos, pero no seamos pedagogos del amor porque eso es lo contrario a la liberación. No confundamos cuidado con vigilancia.

El amor no puede adjetivarse, porque en cuanto se lo adjetiva se lo clasifica, se lo encierra en un estereotipo y sería lo mismo, en ese sentido, decir “amor romántico” o “amor libre” o “amor feminista” o “amor sano” o “amor enfermo” o “amor tóxico”. Adjetivar el amor es lo contrario a revisar aquello que puede no gustarnos. Porque adjetivar es detener la inquietud, detener las preguntas y a mí me importa mucho formular preguntas. Hoy en día aparecen una cantidad de respuestas y posiciones asertivas pero faltan las preguntas.

Entonces, ¿qué es el amor?

El amor, tal y como yo lo concibo, es un acontecimiento y lo que el psicoanálisis me enseñó es que no hay saber sobre el amor. El amor agujerea el saber. Como dice Martín Kohan, no está ahí para ser resuelto. Hoy en día se pretende que se está “deconstruyendo” el amor pero lo que se está haciendo, bajo esa lógica, es pretender domesticarlo, civilizarlo; es aplastarlo bajo supuestos de que existiría un amor que no implique dolor. Se están escribiendo manuales del buen amor en nombre de la supuesta deconstrucción, manuales con instrucciones de uso de las relaciones sexo-afectivas. Se pretende eliminar el malestar que suscita el deseo. Si seguimos esos manuales, el amor no nos va a doler más, es cierto, porque vamos a estar entre anestesiados y muertos. Se pretende hacer de las relaciones un contrato lleno de cláusulas creyendo que así se evitaría el dolor o la pasión que implica. No hagamos del amor una pasión triste, por favor.

¿Y cómo cree que sería una forma más efectiva de luchar contra la violencia de género?

Me llama muchísimo la atención que me plantees la cuestión de la violencia de género a continuación que me proponés pensar sobre el amor. Encuentro ahí un síntoma muy actual, un estado de cosas: ya no se puede hablar de amor sin tener la violencia en el horizonte. Parece que ya no se pueden concebir las relaciones amorosas sin tener el cuco de la violencia acechando. Es una pena porque se empastan, se superponen las cosas y amor y violencia pasan a ser casi sinónimos cuando lo que estamos tratando, justamente, es de discriminarlos. Como si la soluciones al grave problema de la violencia pasara por pedagogías, instrucciones y prescripciones. Como si fuese indispensable mitigar el amor para anular la violencia.

¿Qué pasa con el feminismo, las redes sociales y los escraches?

Yo estoy absolutamente en contra de los escraches y lo digo así, explícita y claramente. Me parecen nefastos por las consecuencias que generan. Los escraches producen muchísimo padecimiento en ambas partes: en el escrachado porque es literalmente segregado, silenciado, anulado como sujeto; pasa a ser un objeto de la crueldad de la masa y no tiene ninguna posibilidad de tomar la palabra. Es tratado como resto, como basura y estigmatizado en niveles altísimos de los que, la mayor parte de las veces, no se puede volver. La persona que escracha tampoco la pasa bien: nunca es sin consecuencias ese gesto. Muchas veces, una vez que “baja” ese estado de masividad, queda en una soledad enorme y de algún modo ella también queda coagulada en el lugar de víctima y haciendo de ese lugar casi un destino. No sólo no contribuye a luchar contra los abusadores sino que termina banalizando el abuso. Ya no se distingue abuso de acoso o de violación y, además, se domestica todo: se le dice “violín” al violador, por ejemplo. Y como dice Florencia Angilletta: “Si todo es violencia, nada es violencia”. Por todo esto, de ningún modo pondría la práctica a cuenta del feminismo. Cierto sector del feminismo quedó tomado por un estado general de cosas. Y hace poco pensé lo siguiente: lo otro del escrache no es el silencio, para nada. Si de lo que se trata es de no callarse, hablar no tiene por qué hacerse públicamente bajo la forma del escrache. Hay muchísimas mujeres que no quieren hablar de esa manera. No hay por qué obligarlas. Hay que seguir generando y pensando espacios en donde ese decir pueda alojarse, pero la alternativa al escrache no es el silencio, eso es una falacia.

Esta pandemia y la consecuente cuarentena que estamos llevando a cabo en el país (y en el mundo) es un evento sin precedentes. ¿Cree que va a generar cambios permanentes tanto a nivel individual como social?

Voy a contestar lo que contestó una vez (N.d.r.: el psicoanalista francés) Jean Allouch, cuando le preguntaron sobre las formas “venideras” del síntoma: no siendo ni profeta, ni visionaria, ni socia de pronosticar, heme aquí, sin poder responderte. No sé y me parece un momento para soportar no saber. Y todo lo que se anticipe tiene más que ver con un anhelo personal que con la posibilidad de leer en medio de esta situación.  Como dice la psicoanalista Carina Gonzalez Monier, el psicoanálisis sabe hacer con lo nuevo y con lo sorpresivo. Esta pandemia es una situación absolutamente nueva y por eso mismo no sabemos qué puede advenir como síntoma. Lo que sí sabemos es que estamos disponibles y dispuestos a atajar aquellos efectos que puedan suscitarse. En definitiva, tampoco se trata de patologizar esta situación.

En las últimas semanas vimos en la calle un crecimiento de la vigilancia civil, personas gritando desde los balcones o con megáfonos a sus vecinos. ¿A qué se deben estos comportamientos? 

Supongo que a una euforia vigilante que está siempre al acecho. Quizás sea un modo de tranquilizarse a sí mismos y a su conciencia de buenos ciudadanos. Qué se yo. A sentir que tienen el poder de determinar moralmente quién está de qué lado. Otra vez podría decir: no confundamos cuidado con vigilancia. Lo que más me llama la atención es que se vigilan los cuerpos de los demás y se pretende que la amenaza siempre es el otro. Los que denuncian no se perciben nunca como posibles portadores de un daño. Los escraches en este momento muestran lo que decía en la pregunta acerca de los escraches: no son del feminismo. Hoy hay un Estado presente que está ocupándose de los que incumplen, no hacen falta voluntarios para vigilar y castigar.

¿Cómo está desarrollando su rol como docente? ¿Está pudiendo realizar cursadas online?

La Facultad de Psicología decidió llevar adelante algo que se llama “Plan de contingencia”. Más allá de mis desacuerdos con ciertas resoluciones de la UBA y de lo que cada facultad está decidiendo, voy a empezar a dictar clases por Zoom que es algo que decidimos en la cátedra en la cual trabajo. Voy a poner lo mejor de mí pero lo que sucede en el aula con los cuerpos presentes es irremplazable y lo voy a extrañar mucho. Mi posición es que habría que haber perdido el cuatrimestre porque es un momento para parar y no para intentar “recuperar” nada. La UBA nos dejó bastante solos a los docentes y no se puede improvisar en medio de la pandemia. Por otra parte, un sector de los estudiantes reclama y presiona en un tono un tanto hostil hacia los docentes. No sé, creo que no se advierte del todo lo que estamos pasando ni se termina de percibir que los docentes también somos trabajadores. De todas maneras, dar clases siempre me entusiasma y voy a tratar de que mi entusiasmo se note “en cámara”.