Conflicto en el Canal de la Ciudad

Conflicto en el Canal de la Ciudad

La dirección del Canal de la Ciudad desconoció un acuerdo firmado el 11 de julio con los trabajadores y la Dirección General de Relaciones Laborales del Gobierno de la Ciudad. El acuerdo buscaba generar un convenio colectivo que los equipare como trabajadores de televisión dentro de la planta. En protesta, los trabajadores desde hace dos semanas realizan ceses de actividades durante dos horas diarias y se reúnen en asamblea. El último día de agosto también realizaron un corte de calle frente al canal, para visibilizar el conflicto.

El reclamo de los trabajadores tiene dos cuestiones principales. La primera consiste en que se regularice el marco laboral, ya que en muchos casos realizan las mismas funciones pero tienen diferentes sueldos y diferente marco legal. La segunda es que se los considere trabajadores de televisión, ya que hasta el momento no perciben los derechos de su actividad específica, sino que están enmarcados bajo el Convenio de Trabajadores Administrativos.

El canal está conformado por 20 trabajadores de planta y por otros 130 trabajadores contratados, quienes brindan sus servicios como monotributistas, es decir que no perciben aguinaldo, jubilación o vacaciones. Los trabajadores de planta, a su vez, cuentan con estos derechos, pero su sueldo es muy inferior al de los contratados.

Se ve aun grupo grande de personas en ronda hablando en la vereda de la calle.

El canal está conformado por 20 trabajadores de planta y por otros 130 trabajadores contratados como monotributistas.

Mariana Gior, productora contratada en un programa del canal y delegada de la asamblea de los trabajadores, explicó a ANCCOM: «No se reconoce la relación de dependencia que hay entre un trabajador contratado y el Gobierno de la Ciudad. Si quieren pueden dar de baja el contrato, sin previo aviso y sin motivo porque no hay nada que diga lo contrario». Un ejemplo de esto es el caso de Fernanda Heredia, editora desde 2007 en el canal. Quedó embarazada en 2009 y la dirección del canal que estaba en ese momento le dijo que dejara de prestar sus servicios y que se volviera a presentar luego de su embarazo. Ella tuvo que hacer referencia a la Ley 3231 de 2009 que rige en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para aquellos que prestan locación de servicios para el Gobierno, en la que se le da el derecho a la mujer embarazada de la suspensión de sus servicios, con pago de la contraprestación convenida.

Pegado a una ventana se ven varios carteles que dicen "convenio colectivo de trabajo ya" en cada uno de ellos hay una letra escrita a mano y con todos juntos se forman dos palabras: "Fraude laboral".

«No se reconoce la relación de dependencia que hay entre un trabajador contratado y el Gobierno de la Ciudad», explicó la delegada de la asamblea de los trabajadores.

Un trabajador de planta de hace muchos años, habló sobre la situación de los contratados: «Hay personas que hace años que trabajan para el canal, sin embargo siguen teniendo que facturar. El reclamo es regularizar la situación. Actualmente tenemos distintos derechos pero las mismas obligaciones. Un ejemplo: hay dos camarógrafos en un programa y uno cobra como planta y otro como contratado. Esta discusión viene desde hace años». El mismo trabajador también explica que la precarización no es sólo de ahora, viene desde varias direcciones anteriores y nunca se solucionó. «Nosotros a esta gestión del canal le reconocemos que lo puso en marcha. Con la dirección anterior estaba estancado, y hace muchos años, ni bien asumió (Mauricio) Macri, hasta se había pensado en cerrar. Hoy en cambio, el canal cada vez incorpora más gente y programación. Pero la precarización es la misma que con las direcciones anteriores, lo negativo es la regulación que se mantiene». 

El segundo reclamo, que arrastran desde hace diez años, es que dentro de la estructura organizativa no se los considera trabajadores de televisión. Como el canal se enmarca dentro de la estructura gubernamental, se lo considera una administración más. «El canal figura dentro de una Dirección General. Es un último escalafón de la estructura, algo muy pequeño. No tenemos la categoría de un canal de televisión. No se consideran las tareas específicas que hacemos. Somos considerados trabajadores municipales. Pero acá hay cámaras, productores, asistentes de cámara, coordinación y tareas específicas de un canal de TV. No hay otra área del Gobierno donde se realicen estas tareas», expresó la delegada Mariana Gior. Esto además impide que reclamen derechos propios de trabajadores de televisión, como por ejemplo, poder afiliarse al Sindicato de Trabajadores de Televisión (SATSAID). Actualmente están en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Fernanda Heredia contó que una vez quiso presentar una ficha de asociación voluntaria al SATSAID y se la impugnaron. El delegado de base de SATSAID dijo que a lo largo del país la mayoría de los canales de las ciudades tienen criterio de canal de televisión, que la situación de la ciudad no puede darse como se presenta actualmente.

Se ve a un grupo de personas sentadas en la vereda de la calle y a tres mujeres paradas, una de ellas hablando con su mano levantada.

Los trabajadores reclaman que dentro de la estructura organizativa no se los considera trabajadores de televisión.

Otro punto que preocupa a los trabajadores es que el lugar asignado para el Canal de la Ciudad en la grilla de la Televisión Digital Abierta (TDA) todavía no se ha usado, y solo pueden mirar la señal los abonados al cable. Buscan que esta situación también se regularice, ya que el canal se paga con los impuestos de los porteños, por lo que no tendrían que tener televisión paga para poder verlo. Uno de los trabajadores más antiguos del canal, resume el reclamo: «Estamos luchando por tener un convenio televisivo».

Se ve un aparato de reconocimiento de huellas digitales en una pared, encima de él se encuentra pegado un cartel en el que se lee: "Convenio Colectivo de trabajo ya".

Uno de los trabajadores más antiguos del canal resume el reclamo: «Estamos luchando por tener un convenio televisivo».

Actualizada 19/09/2017.

Los tatuajes: de la marginalidad a la moda

Los tatuajes: de la marginalidad a la moda

Lo que hace años comenzó como un movimiento contracultural, hoy es parte de la vida cotidiana de miles de personas que deciden llevar en su piel un tatuaje no sólo como portador de una significación personal, sino también, como mera decoración o como un producto artístico.

“Hay gente que se tatúa porque lo toma como una moda, otras porque lo ven como un arte, otras porque tienen un motivo o una situación clave en sus vidas que quieren dejar marcada en su piel para siempre,” asegura Camila Médica, usuaria frecuente de las casas de tatuajes, con ya nueve estampas en su piel.

El tatuaje es un arte que da la posibilidad de plasmar lo que uno desea o elija de una forma permanente e infinita. Y, a su vez, da la gran responsabilidad de elegir a quién asignarle la tarea de marcar la piel. “Con esa persona -dice Camila- establecés un vínculo por depositarle tu confianza. Y viceversa, porque te contiene si tenés miedo a las agujas por primera vez o si algo más pasa, y finalmente por las horas de charla que compartís junto a esa persona cada vez que vas a tatuarte”.

Las palabras de Camila expresan de forma sencilla lo que hoy, poco a poco, se ha convertido el tatuaje. Lo que comenzó como una costumbre carcelario, siguió como movimiento relegado, como una práctica socialmente poco aceptada, hoy ha logrado irrumpir en lo más hondo de la sociedad, instalándose y ganando aceptación día tras día.

“Saber dibujar es de una enorme ayuda para el oficio», opina Román Páez.

El oficio del tatuador, muchas veces poco considerado y muchas otras olvidado, implica un perfil compuesto por numerosas variables, que rondan desde lo artístico, hasta la ética y la salud. “Hacer un tatuaje -explica Fada Venus, tatuadora con una trayectoria de más de veinte años y encargada del curso de tatuajes de la Universidad Nacional de las Artes (UNA)- es una responsabilidad muy grande, no solo a nivel del profesional, sino a nivel personal: hay que poner máximo cuidado en las cuestiones sanitarias, así como también lograr que el cliente pueda salir completamente satisfecho con algo que le va a quedar por el resto de su vida.”

El tatuaje hoy es visto como un objeto de decoración en el cuerpo humano. “Ahora – señala el tatuador Mathias Lugani- en la sociedad está aceptado y establecido como una tendencia. Pero el tatuaje era una contracultura, un tabú. Falta mucha educación del público general que lo ve como un referente de estatus y no como un compromiso para toda su vida”.

Fada Venus recuerda que en sus orígenes ser tatuador no era un oficio que tuviese amplia aceptación. Dice, además, que ser mujer le agregaba otro componente, que se le dificultó la entrada a un mundo que parecía de hombres: “Hoy es mucho más fácil porque está más aceptado, hay mucha gente con tatuajes”.

Los hábitos y costumbres de las nuevas generaciones lograron que, lo que antes era una práctica relegada, hoy se convierta en un oficio como cualquier otro. En este sentido, aprender a tatuar significa aprender de tipos de máquinas, agujas, tintas y normas de seguridad. Para tener un estudio de tatuaje propio se necesita constante ejercicio, compra de equipamiento, capacitación sobre normas sanitarias a través de cursos y habilitaciones oficiales. Lo que implica un alto presupuesto desde el inicio, muchos principiantes lo solucionan con sus propios medios. Yol García, tatuador amateur, hace referencia a las “máquinas tumberas”, realizadas con motores de radio y lapiceras; Jony Díaz, otro tatuador amateur, también recuerda sus inicios con respecto al equipo: “Mi primera máquina la hice yo, es lo que sería hoy día una máquina rotativa: la fabriqué con un motor de un grabador viejo y una lapicera”.

Los últimos tiempos han presenciado el nacimiento de estudios de tatuajes que solo trabajan con diseños personalizados y originales.

En la práctica del tatuaje resulta claro el peso que tiene la faceta artística. Una obra en la piel puede ser considerada tanto un mero “sticker” o decoración, pero también como una obra de arte. El tatuador Román Páez opina que “saber dibujar es de una enorme ayuda para el oficio, te permite realizar diseños personalizados, conocimientos de texturas, luces y sombras, proporciones que te van a ayudar en muchas circunstancias del tattoo”.

El debate entre el tatuaje como portador de significación y el tatuaje como mera decoración tiene dos polos: Elizabeth Noelia opina que “el tatuaje tiene que significar algo, por eso lo hacés; aunque sea por gusto, pero tiene que ser un gusto que no es temporal. Tiene que marcar algo en tu vida, porque lo vas a tener siempre”. Y quienes, como Cristian Paternoster, sostienen: “No creo que el tatuaje deba sí o sí contener un significado. Si bien uno le da un significado al tatuaje, no tiene por qué ser el motivo de realizarlo. Quizás simplemente uno se tatúa porque quiere adornarse, le parece lindo y no tiene un significado más allá de ‘me gusta’”.

Los últimos tiempos han presenciado el nacimiento de estudios de tatuajes que solo trabajan con diseños personalizados y originales, como son el caso de Hunch Tattoo, Five Cats Tattoo e Iris Tattoo, siendo casas que tienen una fuerte ligazón con el diseño y el arte. A nivel objetivos e importancia de los estudios, Guillermo Ryan, fundador de Hunch Tattoo, en diálogo con ANCCOM, comentó: “Creo que hoy los artistas que realizamos tatuajes estamos más formados a nivel artístico, y por esa simple razón es que alguien capacitado en diseñar y dibujar puede ofrecer una opción más individual para cada cliente, logrando así que se puedan llevar en la piel algo único e irrepetible”.

Aunque el objetivo pueda ser tatuar sus propios diseños, es cierto que las tendencias tienen una gran influencia en el público, quienes suelen pedir los diseños “de moda”. Al respecto, Fada Venus asegura que son miles de infinitos, palomas y anclas los que permiten que el tatuador se arme de un estudio capaz de sustentar luego sus propios diseños. Na Pitta, quien tatúa junto a su marido, acuerda agregando que “a veces la gente no sale de lo convencional o de lo que «está a la moda». Hay que orientar al cliente, siempre respetando lo que quiere.”

«Actualmente el tattoo en la sociedad es más aceptado, y es valorado como un arte», dice hector Lupe.

Gustavo, tatuador en Morgan Tattoo hace 25 años, aclara al respecto que “quizá la masificación le quita al tatuaje aquello de obra de arte”. Desde Ogam Tattoo, en cambio, aclaran que, si bien la masividad ha desplazado en ciertos aspectos lo “artístico” del tatuaje, sigue siéndolo. “Depende de la persona -agregan-, además de que es claro que los diseños evolucionan junto con las épocas”.

“El rol del tatuador ha cambiado —asegura Guillermo Ryan— ya que hay muchos artistas que vienen de otras disciplinas como Bellas Artes, Diseño Gráfico, entre otras. Tomaron la opción de probar con el tattoo como un lienzo más. De esa manera, los protagonistas de los estudios han cambiado a lo que se veía hace 15 años.”

“Nuestro objetivo es poder expresar de la mejor manera posible nuestro papel artístico, me refiero a poder lograr la satisfacción de dejar a nuestros clientes contentos con un tatuaje con identidad y firma única —indica, hablando del objetivo de Hunch—. No buscamos diferenciarnos, ya nos consideramos diferentes, y no es por ego, creo que todos los estudios tienen algo diferente que ofrecer. Por nuestra parte, realizamos tatuajes de «Autor», somos ante todo ilustradores, diseñadores, dibujantes, que hemos tomado a la piel como nueva forma de expresión”.

El tatuador Héctor Lupe Ramírez agrega: “Actualmente el tattoo en la sociedad es más aceptado, y es valorado como un arte. Esto ayudó mucho a que podamos seguir creciendo y aprendiendo como artistas”.

Cada vez más, el tatuaje gana la aprobación social y logra asentarse como una práctica establecida y reconocida. Así, la visión sobre la falta de estética, el miedo al tatuaje en la adultez y los prejuicios quedan en el pasado, reemplazada hoy por una generación que va a estar marcada artísticamente de por vida.

Actualizado 20/09/2017

¿Dónde están Julio López y Santiago Maldonado?

¿Dónde están Julio López y Santiago Maldonado?

A once años de la desaparición de Julio López, testigo clave en el juicio que condenó a cadena perpetua al genocida Miguel Etchecolatz, y a 48 días de la desaparición forzada de Santiago Maldonado en el Pu Lof Cushamen, una multitud se reunió en La Plata y Plaza de Mayo para exigir, una vez más, “aparición con vida” de ambos y la renuncia de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Organismos de Derechos Humanos, sociales y políticos nucleados en el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia organizaron la jornada y responsabilizaron a la Policía bonaerense por la desaparición de López y a la Gendarmería por la de Maldonado. Como sucedió en las últimas marchas, en la desconcentración hubo un pequeño grupo de personas que intentó generar un clima violento, pero los manifestantes lograron aislarlos y desactivarlos.

Actualizada 19/09/2017

Apátridas: ser de ningún lugar

Apátridas: ser de ningún lugar

En Avellaneda, en el sur del Gran Buenos Aires, vive Alberto Szewczuk. Igual que su padre Nicolás -fallecido el pasado 29 de agosto- tiene una particularidad más allá de la consanguinidad: es apátrida.

Según la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR ), un  apátrida es aquella persona que no es por ningún Estado como un connacional. En esa situación se encuentran cerca de diez millones de habitantes en el mundo. Una de las razones de ser apátrida es haber nacido en un país que ya no existe.

Con la disolución de la URSS en 1991 y la conformación de la Confederación de Estados Independientes (CEI), Nicolás y Alberto Szewczuk se convirtieron en apátridas, su status jurídico se modificó: son ciudadanos de un país que ya no existe. Tras la ruptura de la unión de países, su nacionalidad se mantuvo y no recayó en ninguna de las viejas o nuevas naciones. Ninguno de los dos ha realizado los trámites para nacionalizarse como argentino. Su único documento de identidad en el país es un pasaporte argentino para extranjeros con el cual a cada nación que deseen visitar deben pedir una visa.

Gabriela Liguori, coordinadora general de la Comisión Argentina para los Refugiados y Migrantes (CAREF) afirma que “debido a la falta de normativa con respecto a la problemática, no existen datos oficiales de cuántos apátridas hay en el país, tampoco se conocen las razones por las que obtuvieron esta condición”.

«No existen datos oficiales de cuántos apátridas hay en el país, tampoco se conocen las razones por las que obtuvieron esta condición”, dijo Gabriela Liguori, coordinadora general de la CAREF.

En el 2015 se presentó un proyecto de ley para la protección de los apátridas que tuvo poco avance y que finalmente caducó a principio de este año. Desde la Comisión Nacional para los Refugiados (CONARE) se está trabajando un nuevo proyecto legislativo pero por el momento hay poca información.

Nicolás Szewczuk había nacido  en 1933 en lo que actualmente se conoce como Ucrania, pero que en su momento era un territorio polaco dentro de la ya desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). 

Su familia vivía en el campo y las condiciones de vida no eran las óptimas, así que la publicitada posibilidad de migrar a otros países como Canadá, Australia y Argentina era la opción más viable. Con su padre y su madre emigraron a la Argentina en 1937, luego de que Canadá limitara las migraciones y de que Australia no fuera una opción tan atractiva como el sur de América.

A los 12 años falleció su madre durante una operación de apéndice y a los 13 su padre, debido a una infección. Él fue acogido por una familia que vivía y que ya tenía un chico de su edad. Empezó a trabajar desde muy pequeño y a los 15 años ingresó a una escuela privada especializada en electricidad. No podía realizar el servicio militar por ser extranjero, lo recordaba como un dato relevante porque era lo que hacían los hombres de cierta edad, casi como un ritual de la sociedad militarizada.

Conoció a quien sería, más adelante, su esposa -que es cordobesa- y la idea de volver a la tierra en la que se nació recobró importancia en los migrantes que habían escapado de la Segunda Guerra Mundial. Europa era una tierra reconstruida, se había originado una nueva cultura, era un lugar distinto al que habían dejado más de una década atrás. Stalin había muerto en 1953 y por esos años, Nicolás veía el resurgimiento del comunismo en el mundo como proyecto político alcanzable.

Las protecciones internacionales sobre la nacionalidad son múltiples, pero al no tener un organismo en donde acudir a solicitar el reconocimiento de su condición, esta población no logra acceder a fácilmente a sus derechos.

El bombardeo a la Plaza de Mayo, el intento de derrocamiento a Perón y el golpe de estado por parte del general Lonardi en 1955 fueron acontecimientos que hicieron de la posibilidad de volver a Europa una realidad. Poco antes de morir, Nicolás le comentó a ANCCOM que “cuando ya estaba la Junta Militar, trabajaba en un frigorífico y en la entrada habían tanquetas, yo vi personas con las manos apoyadas en la pared y la ametralladora de pie en la vereda. Lo pasamos. Se dieron una serie de acontecimientos en los que supimos que estábamos en un país convulsionado”.

Viajó en el barco Santa Fe hasta la URSS, junto a su esposa y su suegra. Analizaron las posibilidades que les brindaban las tres ciudades más desarrolladas: Moscú, Leningrado y Kiev, en la que finalmente decidieron vivir. Al entrar en territorio soviético, ya se era ciudadano con los derechos y deberes que eso implicaba. Su primer hijo, Alberto Szewczuk nació en Kiev, actualmente capital de Ucrania, ex-URSS, en 1960.

Nicolás se dedicaba a realizar traducciones técnicas del ruso al español de material soviético con la integración de Cuba al bloque comunista, además de trabajar en una fábrica que hacía hilo de nylon y rayón.

El Estado organizaba el tema habitacional a través de las fábricas y sus sindicatos: las plantas industriales más grandes tenían mayor cupo. Los Szewczuk compartieron un departamento con una familia, hasta que el gobierno les asignó uno de dos ambientes solo para ellos.

Así como los que volvieron a su tierra natal lo hicieron por sus recuerdos de infancia y adolescencia, Nicolás y su familia decidieron volver a Argentina en Marzo de 1966. Al volver encontraron un país congelado en el tiempo, que en 10 años no había logrado desarrollarse en ningún aspecto, “llegamos a Ezeiza y la verdad es que se nos cayeron las medias -recordaba Nicolás-. Estaba como la había hecho Perón en su momento”.

Para Alberto su transición fue prácticamente inconsciente: de chico nunca quiso hablar español y cuando llegó al país lo empezó hablar y nunca volvió a utilizar el ucraniano. Con certeza afirma que “no me interesa volver, seguramente como un sistema de autodefensa, de decirme que eso es una etapa que ya pasó. Yo lo asigno a la edad, me fui a los 5 años”. A pesar de su desvinculación con su país de nacimiento, recuerda vívidamente algunos detalles de su primera infancia: “Me acuerdo cuando íbamos al río Dniéper, tengo flashes de cuando hacíamos unos hongos salteados que los juntaba mi tío, él sabía cuáles eran los buenos. Me acuerdo que una vez me asomé al balcón y miré un cortejo fúnebre; allá era característico que arriba del féretro que iba por la calle pusieran una hogaza de pan negro redondo y un puñado de sal arriba. Yo en ese momento no sabía que la sal era lo más preciado que se da a un visitante por su escasez”.

Nicolás se dedicó mayoritariamente al trabajo con electricidad en diferentes proyectos a lo largo del país. Se jubiló en 1990. Lucía Gallopo, abogada en el CAREF explica que nuestras leyes de nacionalidad impiden que se produzca la apatridia, por lo que las situaciones que tenemos son de migrantes apátridas o en situación de apatridia. Principalmente se trata de ciudadanos de la ex URSS cuyos documentos perdieron vigencia y al no haber tramitado oportunamente su actualización ni haber retornado a país de origen, se les dificulta obtener la renovación. En ocasiones, incluso, el tiempo transcurrido sin renovar implica que los Estados que sucedieron a la URSS no reconozcan ni tengan registro de su ciudadanía”.

Según la ley 19510 del año 1972, el país se adhirió a la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas, promulgada por la Conferencia de las Naciones Unidas en 1954. Sin embargo, Gallopo afirma que “no hay un reconocimiento real de la apatridia en el país, no hay un procedimiento determinado ni órgano destinado a tal fin.”

Las protecciones internacionales sobre la nacionalidad son múltiples, pero al no tener un organismo en donde acudir a solicitar el reconocimiento de su condición, esta población no logra acceder a fácilmente a sus derechos. Tampoco existen procedimientos simplificados para el acceso a la naturalización como una solución definitiva a esta problemática.

Un jarrón que Alberto y Nicolás Szewczuk trajeron de su país natal, adornado con el estilo étnico ucraniano.

Actualizada 19/09/2017

 

Los lápices ahora escriben contra la reforma educativa

Los lápices ahora escriben contra la reforma educativa

Esta vez, los conmemoraron con sus propios lápices. Como todos los años, los estudiantes secundarios de la Ciudad marcharon recordando el 16 de septiembre, la fecha en que la última dictadura cívico-militar (1976-1983) secuestró y torturó a diez alumnos militantes que participaban de la campaña por el boleto estudiantil. Los miles que este viernes lo recordaron caminaban con una nueva consigna: rechazar que la reforma escolar denominada Escuela Secundaria del Futuro, además de pedir que se implemente un protocolo por violencia de género, y que se cumpla la Ley de Educación Sexual en las escuelas. Por esta razón, la marcha que empezó en el Palacio Pizzurno terminó en el Ministerio de Educación porteño, donde siguen buscando respuestas. Por estos mismos reclamos, treinta escuelas continúan tomadas como medida de protesta. La marcha estaba encabezada con una gran bandera que preguntaba: ¿Dónde está Santiago Maldonado?

«Tenemos cara de cansados, pero con una fuerza imparable. Hay un estudiantado que se moviliza y tiene conciencia de sus derechos», dijo el primer vocero al llegar al Ministerio. Los estudiantes habían tenido durante la semana una reunión con la ministra de la cartera, Soledad Acuña, en  la cual no se permitió ingresar a los representantes de los colegios que estuvieran en toma. En la reunión de ayer, los alumnos del Colegio Lenguas Vivas presentaron la idea de que haya una prórroga en la reforma hasta 2019, y que durante 2018 se pudieran presentar cambios, propuestas y debates. Hasta el momento esto fue negado por el Ministerio. Los estudiantes consideran que muchos de sus planteos no fueron respondidos hasta el momento.

La marcha empezó en el Palacio Pizzurno y terminó en el Ministerio de Educación porteño.

Los estudiantes que marchaban ayer tenían entre 14 y 18 años, la misma edad de aquellos que desaparecieron en la Noche de los Lápices en 1976. «Es triste pensar que los estudiantes reclamaban por un boleto para quienes no tenían plata y fueron secuestrados por la policía. Si le tenés que tener miedo a quien debería protegerte, ya no podés confiar en nadie», dijo una alumna del Normal 1. Su compañera agregó en este sentido que le preocupaba el protocolo que Gobierno de La Ciudad difundió días atrás para aplicarle a las tomas en los colegios. Este documento fue suspendido el jueves mediante una medida cautelar de la jueza Elena Liberatori, quien ya había anulado uno similar en 2012, dictado por el entonces ministro de Educación, Esteban Bullrich, ante la toma de 60 escuelas por la implementación de la Nueva Escuela Secundaria (NES).

 Una integrante de la conducción del centro de estudiantes del Colegio Juan B. Justo dijo a ANCCOM: «Reflexionar sobre una fecha como la de hoy me da miedo sobre lo que les pasó a chicos como nosotros en la dictadura, y al mismo tiempo me da más fuerza para seguir. No voy a comparar el momento de ahora con aquel, pero si hay una realidad que tenemos que tener cuidado con la policía, e ir y volver juntos de las marchas». La estudiante formó parte de una de las reuniones de esta semana en el Ministerio, y considera que no se agregó mucha información. Además dijo que los asesores de la ministra desconocían que no se estuviera implementando la Ley de Educación Sexual en los colegios.

También participaron de la marcha colegios de provincia, como el Instituto Lomas de Zamora y el colegio municipal de Olivos Paula Albarracin Sarmiento, aunque por el momento, la reforma no les afectaría. Un integrante del centro de Lomas explicó que quieren apoyar a las escuelas de Capital, y mantener unido al estudiantado. Un delegado de curso de la Escuela Paula Albarracin Sarmiento agregó: «Los  estudiantes que lucharon en ese momento por un boleto educativo mostraron que el movimiento estudiantil pudieron organizarse. Participar en el centro de estudiantes a mi me formó mucho como persona y como ciudadano, y ese tipo formación  ciudadana es lo que esta reforma no quiere».

Como todos los años, los estudiantes secundarios de la Ciudad marcharon recordando el 16 de septiembre.

Un integrante de la Comisión Directiva del mismo colegio dijo que ellos usan el centro como una herramienta de lucha, como en esta circunstancia donde va a existir una reforma y que tarde o temprano piensan que pueden llegar a extenderse. Por la zona en la que viven, las cuestiones edilicias están resueltas. No es el caso de la Escuela Técnica Fernando Fader, en la cual actualmente los mismos alumnos están arreglando las paredes y pintando, ya que su escuela es una casona antigua de 110 años que antes era una vivienda. «No es un capricho actual, venimos pidiendo por el edificio hace años. No se puede implementar una reforma si tenés que colocar proyectores y no tenés en el techo» dijo una vocera del secundario. 

Las situaciones particulares difieren entre los colegios, pero el movimiento estudiantil se va conformando, y cada vez se suman más. Los conexión con el pasado y con el presente, la lucha por sus derechos. Y así lo expresó Jorge Falcone el hermano de Maria Claudia Falcone (una de las estudiantes desaparecidas por la dictadura), al cierre de la marcha, a viva voz: «Estamos hartos de que el progreso de este país avance con el sacrificio de los jóvenes, como lo fue el servicio militar obligatorio o que no puedan ver una banda de rock en buenas condiciones. Su lucha está a la altura de la de aquellos jóvenes. ¡Septiembre es y será de ustedes!»

 

Actualizada 16/06/2017