Actuar en defensa propia

Actuar en defensa propia

El actor César Arakaki protagoniza Tintorero, una obra de teatro autobiográfica en la que intenta desarmar las estigmatizaciones que recibió por participar en la marcha contra la reforma previsional. Fue condenado y aguarda el fallo de la apelación para saber si regresa a la carcel.

César Arakaki y Daniel Ruiz no se conocían pero coincidieron en plaza Congreso el 18 de noviembre de 2017, fueron parte de la multitud que buscó frenar en las calles el intento de reforma previsional propuesto por el gobierno de Mauricio Macri, en una masiva movilización que fue ferozmente reprimida. Ellos quedaron en un grupo de manifestantes que resultaron condenados por intimidación pública y atentado contra la autoridad a tres años y cuatro meses de prisión. Los acusan de haber agredido al policía Brian Escobar. “Tengo 14 balas de goma en el cuerpo, un compañero sin un ojo, esa represión fue ideada para despejar la plaza y votar en el Congreso la confiscación a los jubilados”, dijo Arakaki a ANCCOM.

Ruiz –obrero petrolero de Comodoro Rivadavia, 44 años y una hija de 15, militante del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU)– pasó 13 meses en la cárcel de Marcos Paz, mientras que Arakaki –actor, 47 años, una hija, milita en el Partido Obrero (PO)– estuvo preso 30 días. Ahora, la Cámara Federal de Casación Penal analiza la causa judicial para resolver si anula aquella sentencia o la ratifica, lo que implicaría que ambos perderían de nuevo su libertad. 

Arakaki se sube todos los sábados al escenario de Paraje Artesón, en Almagro, para interpretar Tintorero, la historia de un hombre que juega con su hijita en el tiempo en que tarda en preparar un arroz, una obra escrita y dirigida por Ivan Moschner, basada en su vida, su encarcelamiento y su militancia trotskista. Como una espada de Damocles sobre su cabeza, no sabe cuántas veces más podrá hacer su unipersonal.

 César utiliza el tiempo de cocción para narrar su historia de vida, la de su familia y su cultura nikkei, los emigrantes japoneses y sus descendientes. “Ingresás a la unidad penitenciaria y te van pasando por lugares/ Cacheo/ Te rodean buitres, te amenazan/ Y te pegan, cachetazo, cuerpo a tierra/ Mi abogada dice que si yo tenía marcas en el cuerpo ‘se va a pudrir todo’. Mi caso fue público, entonces los buitres se cuidaron en los golpes”, dice en el inicio de la obra. 

El 13 de abril, una nutrida marcha de organizaciones sociales y partidos de izquierda pidió la absolución de Arakaki y Ruiz.

Tintorero forma parte de la campaña por su absolución y la de su compañero, Ruiz. Pese a que las pruebas presentadas por los abogados sean congruentes y el policía querellante se haya retirado, la sentencia aún sigue en pie. El jueves 13 de abril, en la Cámara Federal de Casación Penal Comodoro Py, se llevó a cabo la audiencia de apelación, con un pedido claro, la absolución de los dos militantes.

El trámite judicial fue acompañado por una enorme movilización de diversas organizaciones de derechos humanos, políticas, sindicales y estudiantiles, que salió desde el Obelisco hasta los tribunales federales de Retiro. Ruiz encabezó la marcha, mientras que Arakaki siguió la audiencia a lado de sus abogadas Claudia Ferrero y Liliana Alaniz. En la sala estuvieron también los dirigentes Néstor Pitrola, Juan Carlos Giordano, Myriam Bregman, María del Carmen Verdú, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Horacio Roca, de la Asociación Argentina de Actores; miembros de la Colectividad Japonesa e integrantes de la Unidad Piquetera. Además, presentaron sus argumentos el abogado de Ruiz, Martín Alderete, y los letrados amicus curiae del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y del Servicio Paz y Justicia (Serpaj).

“Estoy de acuerdo con mi abogada de que esto es una causa política. Seguimos juntos el proceso desde el primer momento, y claro, tiene un fin político porque sino no se entiende”, dijo Arakaki en diálogo con ANCCOM. “A través de pruebas hemos demostrado ser totalmente inocentes de las tres causas que me pusieron, entonces tiene un fin político, es increíble, no puede ser las cosas terribles que se dijeron de mí y no son”, agrega. El “Chino” Arakaki explica que “a través de esta obra, se ve quien es esa persona que a partir de una foto tomaron de violenta sin conocerla, una foto puede decir un montón de cosas, le podés agregar diez mil cosas, con ésta obra estoy demostrando que soy un laburante de la escena”.

Ruiz y Arakaki hablaron al cerrar la marcha que recorrio las calles desde el Obelisco a los Tribunales de Comodoro Py.

¿Por eso decidís ir a juicio?

Claro, podía agarrar la probation y hacer tareas comunitarias, pero es una manera de sentirme culpable. Yo dije ‘no, voy a ir a juicio para que se sepa la verdad’, por más que así tenga que arriesgarme de vuelta a ir a prisión.

¿La obra funciona para limpiar tu imagen ensuciada por la prensa después de la detención?

Hay un periodista que me saca una foto del Facebook, porque es lo primero que te revisan cuando pasa algo mediático. Me sacan una foto que era de una filmación que yo había hecho, de un backstage, con una pistola y dice: ‘Acá está Arakaki, el asesino con una pistola 9 milímetros’. Después el tipo se habrá querido matar porque se enteró que yo era actor, porque la Asociación Argentina de Actores dijo ‘este es el actor César Arakaki, con tal número de afiliado’. Pero antes, se la publicó a millones y millones de televidentes y eso es peligroso. Entonces yo decidí que algo tenía que hacer con mi profesión para defenderme.

¿Cómo llevas la incertidumbre de estar haciendo la temporada con Tintorero y no saber si volvés a prisión?

En un momento nervioso, a veces tranquilo, voy variando. Pero dentro de todo tranquilo porque tengo el apoyo de mi familia y de mis compañeros de que lo que hice está bien. Lo volvería a hacer porque fui a protestar contra un robo que se estaba perpetuando a los jubilados en ese momento, y vino una represión. En un momento me tuve que defender, tengo catorce balas de goma en el cuerpo, tengo un compañero sin un ojo. La represión fue ideada para despejar la plaza y que se vote en el congreso la confiscación a los jubilados.

¿Qué sentís al contar con el apoyo de figuras como Nora Cortiñas, y de toda la gente que participó de la movilización del jueves 13 por la audiencia de apelación a tu sentencia?

Ella me apoyó desde un primer momento. La veo muy seguido a Nora, es una batalladora, es la madre de todas las batallas. Es muy importante el apoyo que me dio, no solamente ella, sino el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) que preside Adolfo Pérez Esquivel. Después tuve mucho apoyo de los sindicatos, partidos políticos, diferentes personalidades, la Asociación Argentina de Actores y Actrices, actores individualmente. La verdad es que el apoyo, desde el primer momento, siempre fue enorme.

La reforma, con sangre entra

La reforma, con sangre entra

Tras 17 horas de debate ininterrumpido, a las 7.08 de la mañana, la Cámara de Diputados aprobó por 127 a 117 la reforma previsional que, entre otras cosas, cambiará la manera de calcular el haber jubilatorio, la Asignación Universal por Hijo y las pensiones de discapacitados y ex combatientes de Malvinas. De esta manera, el Gobierno pone en marcha un recorte en la seguridad social que, según quién lo calcule, va de 70.000 a 100.000 millones de pesos. La nueva ley se aprobó tras masivas movilizaciones de repudio que se prolongaron hasta la madrugada y, sistemáticamente, terminaron con represión y detenidos.

Con un Congreso vallado desde las 21 del domingo, más de 500 mil personas se movilizaron ayer al mediodía en contra de la reforma previsional impulsada por el Cambiemos, según estimaron algunos gremialistas que ayer convocaron. El operativo estuvo a cargo de la Policía Metropolitana y no, como ocurrió el jueves pasado, de Gendarmería. La brutalidad fue la misma: gases, balas de goma, un centenar de detenciones y sesenta heridos.

“¿Qué golpe? Si tienen los medios de comunicación, el poder económico, fuerzas de seguridad y encima el Poder Judicial. ¿Pero sabés lo que pasa? No le da la cara para sacarle a los que más tienen pero sí a los jubilados”, reflexionaba un periodista de radio mientras relataba cómo la Plaza de los Dos Congresos comenzaba a llenarse de agrupaciones políticas y gremiales.

Mientras la bancada oficialista lograba quórum y daba inicio a la sesión, las columnas de la Asociación de Trabajadores del Estado, Unidos y Organizados, La Cámpora, Nuevo Encuentro, El Hormiguero, Proyecto Popular, sindicatos docentes, partidos de izquierda, el colectivo Ni Una Menos, organismos de derechos humanos, entre muchas otras, nutrían la enorme manifestación de repudio a la baja de los haberes jubilatorios propuesta por Cambiemos. Los manifestantes ocupaban toda la Plaza de los Dos Congresos y la Avenida de Mayo hasta la calle Piedras, nueve cuadras bien abigarradas.

La violencia institucional se respiraba en el aire antes de que los gases lo volvieran, en efecto, irrespirable. “Desde la Defensoría del Pueblo me pidieron que venga con la pechera como ‘mediadora de conflictos’. Hace 20 minutos me avisaron que ya la Policía le pegó a un par de compañeros”, contaba una mujer. “Si el jueves le dieron a los diputados, ¿no les van a dar a ustedes?”, preguntaba otra. “¿Qué onda? Re intimidatorio”, remataba una tercera.

Mientras, una joven miraba el helicóptero policial que sobrevolaba la zona. Segundos después, los militantes de La Cámpora empezaron a retirarse, lo que desconcertó a compañeros de otras organizaciones que estaban allí. “Compas, con tranquilidad, vayan dándose vuelta”. Cuatro referentes de otras agrupaciones pasaron corriendo con estruendos de fondo que no se sabía de donde provenían: “¡Replieguen las banderas! ¡Caña acá compañero, por favor! ¡Comencemos a desconcentrar!”.

Una lluvia de piedras cayó sobre la policía desde la primera fila de la marcha. El polvo blanco del gas lacrimógeno se esparció desde el centro de la plaza hacia los extremos y rápidamente la gente se cubrió las caras con sus pañuelos verdes por el aborto legal, rojos, cuadriculados blancos y negros, o con las remeras guardadas. “Dos años atrás era impensado todo esto. ¿Cómo puede ser que haya cambiado tanto? Ahora que te llegue un mensaje de cómo cuidarte y qué estrategias de prevención tener en una marcha es algo normal”, dijo un joven.

Ante la represión, la multitud respondió con cánticos que, al contrario de otras movilizaciones, fueron masivos y al unísono: “Unidad de los trabajadores y al que no le guste ¡se jode, se jode!”, o el tradicional. De manera organizada, las columnas comenzaron a desconcentrar, intentando protegerse del accionar, otra vez desenfrenado, de las fuerzas de seguridad.

A medida que en los manifestantes se dispersaban por las fuerzas de seguridad, el debate en el interior del Parlamento se calentaba. El diputado y ex ministro de Economía, Axel Kicillof, detalló, números en mano, que con la nueva ley los jubilados solo recibirán un tercio del aumento estipulado en comparación con la legislación actual. Y denunció la represión que se vivía afuera: “Quieren tapar con cámaras de televisión toda la gente que se moviliza, y, oh casualidad, sólo muestran a los infiltrados que nunca agarran”.

Victoria Donda, de Libres del Sur, apuntó contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich: “La única paz que puede existir (con ella) es la de los cementerios”, afirmó. La experimentada jefa de bloque del Frente Renovador, Graciela Camaño, subrayó que “la legitimidad no es una foto de una elección, sino que es una serie de acontecimientos que deben hacer al grupo político”. Y rechazó “a los violentos de afuera pero también a los de adentro porque no es la primera vez que ponen infiltrados”, dijo.

Uno de cruces más picantes se dio entre Agustín Rossi, jefe de bancada del Frente para la Victoria, con la diputada oficialista Elisa Carrió, quien se retiró del recinto: “Te hubieses ido cuando eras funcionaria de la dictadura en el Chaco, mientras que a nuestros compañeros los mataban en Margarita Belén”, le dijo Rossi. Y añadió: “Nunca habíamos tenido el Congreso militarizado desde el regreso de la democracia”, y responsabilizó a Patricia Bullrich por el operativo.

A una cuadra de allí, desde la calle Bartolomé Mitre, salían personas con las caras irritadas y los ojos inyectados en rojo por los gases. Una mujer se acercó y les ofreció agua, otra les  aconsejó ponerse limones en la boca. Cerquita, a unos metros, un chico tirado boca arriba hacía señas de que encontraba bien pero que necesitaba estar tranquilo un rato.

“Ailín no contestó todavía si está bien, ¿no?”, pregunta una amiga. “Están pidiendo levantar la sesión porque están tirando con balas de plomo”, alerta otro. Las versiones, en medio de la represión, se multiplican, igual que los cuidados entre compañeros.

Héctor, 68 años, jubilado, estaba sentado a la sombra de un árbol en la esquina de 9 de Julio y Bartolomé Mitre con un cartel: “Los jubilados son la patria. No los traicionen. Ellos los votaron Señores Diputados”. Mientras se secaba el rostro con un pañuelo, recordaba que hace tres años podía llegar a fin de mes: “Vine con un amigo que le sacaron más de la mitad de los medicamentos, no nos podíamos quedar en casa. Yo fui obrero náutico toda mi vida, no pido riqueza, sólo dignidad”. Y con impotencia reflexionaba sobre los medios y periodistas que a esa altura, casi en cadena, mostraban únicamente el show de las piedras y las balas: “Nos mienten, ¿pero sabés una cosa? Lo que no pueden es borrarte la memoria. Yo en el 2001 vi a mis hermanos cartonear. No puedo explicar lo que fue eso”.

Por Avenida de Mayo, tomados de la mano, Daniel y Verónica se manifestaban como lo habían hecho el jueves anterior. Ambos de 62 años, él profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, explicaba: “El problema es la situación que esconde todo esto, la desinversión en materia de seguridad social”. Luego se levantó la remera y mostró los dos balazos de goma que le acababan de dar una hora atrás sólo por defender sus derechos.

Después de siete horas de represión, ya no había manifestantes en la zona del Congreso. Sin embargo, cerca de las 21.00 comenzaron a tronar las cacerolas en diferentes barrios porteños, bonaerenses y en algunas ciudades del interior, como Rosario y Santa Fe. Miles de personas, después, marcharon con ollas y cucharones a realizar una vigilia frente a las vallas que cercaban el Congreso. Como exactamente hace exactamente 16 años volvieron a sonar, espontáneamente, en repudio a la sordera y la insensibilidad del poder. El mensaje del pueblo es claro: “Si se meten con los viejos / qué quilombo se va armar”. Cerca de las 4 de la madrugada, otra vez los gases policiales lograron la dispersión. Tres horas más, los diputados aprobaron la nueva ley que cumple con  las tres exigencias del Fondo Monetario Internacional: cambio a la baja en la fórmula de sustitución, cambio en forma de actualización y prolongación de la edad jubilatoria.

Actualizado 19/12/2017

“Se inicia una etapa de saqueo y concentración económica aún mayor”

“Se inicia una etapa de saqueo y concentración económica aún mayor”

“Siempre que se hace una historia se habla de un viejo, de un niño o de sí. Pero mi historia es difícil, no voy a hablarles de un hombre común”. Los versos de “La canción del elegido”, de Silvio Rodríguez, escritos hacia fines de los años setenta, sirven para empezar a descifrar qué cosas motivan a Jorge Rivas, el máximo referente del Socialismo para la Victoria y ex vicejefe de Gabinete. El dirigente ya tiene 56 años y se inició en el socialismo desde muy joven. Su maestro, dice, es Alfredo Palacios.

Jorge Rivas, de 56 años, mira a cámara. Está sentado en su oficina personal. De fondo, hay una difusa biblioteca con fotografías y libros.

Jorge Rivas comenzó su carrera política en el Socialismo con el que fue electo como diputado en 1997.

La entrevista se desarrolla en su oficina personal a unos pocos metros del Congreso. De fondo, se puede escuchar cánticos y ruido de bombos. Cuadros del Che y de Néstor y Cristina Kirchner decoran las paredes. En el centro de una de ellas hay una camiseta enmarcada de River y autografiada por sus jugadores. El fútbol y la política -confiesa- son dos de sus grandes pasiones.

Hace diez años, durante un robo, Rivas recibió un fuerte golpe en la cara que lo dejó cuadripléjico. Desde entonces, se comunica con la ayuda de un programa denominado HadaSoft que le permite convertir cada letra que marca en una computadora en una palabra que sale por los parlantes.

En 1997 fue electo por primera vez como diputado por el Partido Socialista. A partir del 2007, luego de ser expulsado de su partido, comienza su incursión en el Frente para la Victoria de Néstor Kirchner, conformando la Unidad Socialista para la Victoria. Desde entonces ocupó distintos cargos entre los que se destaca la vicejefatura de Gabinete durante el gobierno de Néstor Kirchner.

¿Cómo evalúa al gobierno de Cambiemos? ¿Entró en una nueva fase a partir de las últimas elecciones y de los recientes anuncios de reformas fiscal, previsional y laboral?

La situación del país la veo mal, en particular para los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Y lo veo así porque desde que asumió el macrismo ha dirigido sus políticas a beneficiar al sector más concentrado de la economía. No solo no ha corregido los problemas que dijo que venía a corregir, sino que generó otros nuevos, el exponencial aumento de la desigualdad y la exclusión social es muy preocupante. Pienso que el gobierno entró en una nueva fase después de las elecciones ya que el resultado electoral consolidó la restauración conservadora que el propio gobierno encarna, además favoreció al bloque dominante y fragmentó a la oposición. Es decir que ha generado un escenario propicio para que se inicie una etapa de saqueo y concentración económica aún mayor.

Rivas está sentado, en su oficina, frente a la computadora. Sobre el escritorio posan dos muñecos: uno de River y otro con la cara del Che Guevara.

Entre River y el Che Guevera. La oficina personal de Rivas exhibe signos que hablan de él sus pasiones.

El gobierno logró la aprobación de la reforma previsional en un marco represivo pese a la movilización popular, paro parcial de la CGT y cacerolazos ¿Cuál es el camino para evitar que se continúe avasallando las conquistas sociales y derechos de los sectores más vulnerables? 

El gobierno consiguió una ley que le permite hacer un recorte de alrededor de 100.000 millones de pesos a jubilados y titulares de AUH. Pero si bien ha logrado a través de esta vergonzosa ley, conseguir su objetivo económico, también es cierto, que el costo político que el gobierno paga por esta aprobación es muy alto. Es más, tanto las encuestas, como los cacerolazos que acompañaron el debate parlamentario, nos demuestran el nivel de rechazo a esta ley, en la propia base electoral de Cambiemos. En cuanto a cuál es el camino para evitar el avance sobre los derechos de los más vulnerables, yo estoy convencido que el rumbo lo marca la unidad, movilización y concientización del campo popular. Sin dudas articular un gran frente opositor diverso nacional y popular, es la mejor herramienta para detener el plan de saqueo de la derecha.

¿Cómo cree que deberían evolucionar las fuerzas de centroizquierda y nacionales y populares de cara al resto del mandato de Mauricio Macri?

Unidad ciudadana fue una buena herramienta electoral para enfrentar al macrismo. Ahora en esta etapa debemos consolidarla como frente político esa inteligencia, institucionalizar el espacio para horizontalizar la toma de decisiones. Sobre el futuro de la izquierda popular creo que debemos todas confluir en un polo que por un lado nos permita poner fin a nuestra endémica fragmentación y por otro ganar la habitación en un frente plural del campo nacional y popular.

Rivas está sentado frente a la computadora en su oficina. Se lo ve de frente y, a sus espaldas, dos bibliotecas con libros y fotografías.

El referente del Socialismo para la Victoria cree que el gobierno pagará un precio muy alto por la teforma previsional.

¿Qué balance hace del kirchnerismo? ¿Cuáles son los aspectos más destacados de sus políticas? ¿Qué quedó pendiente o en qué no se profundizó lo suficiente?

Es una pregunta difícil de responder, al kirchnerismo para poder caracterizarlo correctamente, primero hay que contextualizarlo en el momento histórico en el que surgió. A mi entender, haberle devuelto a la política poder decisorio por sobre las corporaciones económicas es uno de sus aspectos más salientes. Junto a ello, el crecimiento de la inclusión social, la expansión de derechos, la integración regional y la política económica dirigida a favorecer a los más pobres fueron otros aspectos más destacados. En cuanto a lo que dejó pendiente obviamente fueron muchas, pero sin lugar a dudas el próximo gobierno popular deberá poner toda su energía en achicar la brecha de desigualdad.

¿Cómo ve la evolución del Partido Socialista?

Supongo que te referís al Partido Socialista que me expulsó hace tiempo. En mi opinión, que obviamente es subjetiva, pero que podría documentar con una serie de datos objetivos, el Partido Socialista está al garete hace rato y dudo que vuelva a retomar el rumbo que jamás debió abandonar. Es una patética copia de los partidos social-liberales europeos y al igual que estos sufren una profunda crisis de identidad.

Jorge Rivas con el dirigente socialista Alfredo Bravo, su referente polìtico.

Integró en el Congreso la Comisión de Discapacidad. ¿Qué cambios positivos, si es que los hay, nota en la sociedad argentina respecto de los derechos de las personas con discapacidad? ¿Qué queda por hacer y dentro de lo pendiente qué es lo más urgente?

Durante los gobiernos populares kirchneristas, como te decía antes, hubo una gran inclusión y expansión de derechos. Eso sumado a las iniciativas legislativas específicas trajo una evolución importante para los derechos de las personas que tienen alguna discapacidad. Está a la vista el retroceso en esta materia en los dos últimos años, empezando por la suspensión del pago del subsidio a esas personas. Pero lo urgente es incluirlas laboralmente porque si a la discapacidad le sumamos la pobreza o la indigencia, sobrellevarla se hace muy cuesta arriba.

En cuanto dos hechos que conmovieron a la opinión pública en los últimos meses como es el caso Maldonado y más recientemente el caso de submarino Ara San Juan. ¿Cómo cree que se desempeñó el gobierno? ¿Y los medios?

Convengamos que son situaciones diferentes, pero ambos tienen en común el tratamiento que los medios hegemónicos le dieron a los dos y digo esto porque con las dos noticias procedieron del mismo modo. Primero negaron la información y luego su principal preocupación fue cubrir la responsabilidad política del gobierno apelando para ello a todo tipo de operaciones y mentiras. En estos temas, una vez más el rol de los medios hegemónicos me pareció lamentable.

¿Qué personalidades lo motivan? ¿A quién tiene como referente en lo político y en lo humano?

Hace poco vi el documental de (Patricio) Guzmán sobre (Salvador) Allende y me pareció muy bueno. Él  es un gran referente no solo para mí sino para toda la izquierda democrática. Junto al Che Guevara sostuvieron sus convicciones, acertadas o equivocadas, hasta el último momento de sus vidas. Y yendo a seres más terrenales, el maestro socialista Alfredo Bravo fue mi gran referente.

Se ve la espalda de Rivas quien trabaja con la computadora en su oficina. En la pared que tiene de frente se pueden observar dos camisetas de River enmarcadas y colgadas.

«El resultado electoral consolidó la restauración conservadora que el propio gobierno encarna», afirma Rivas.

Actualizado 20/12/2017

Una reforma sin quórum

Una reforma sin quórum

El Gobierno no logró aprobar las reformas Previsional y Tributaria ante la falta de quórum en una escandalosa y tensa sesión en la Cámara de Diputados. Ante el apuro de Cambiemos, más de 300 mil personas decidieron manifestarse este jueves en las puertas de un Congreso blindado con un impresionante operativo que involucró a múltiples fuerzas de seguridad. A pesar de la  represión con gases, balas de goma y carros hidrantes, expresaron su desacuerdo a la medida que le quitaría unos 100 mil millones de pesos anuales a jubilados, pensionados, discapacitados y a beneficiarios de asignaciones universales por hijo y embarazo.

Desde ayer, la Gendarmería, la Policía Federal, la de la Ciudad, Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria custodiaban las inmediaciones del recinto con el objetivo de que las centrales sindicales y los movimientos sociales no lograran acceder a la Plaza de los dos Congresos. Hoy, la represión no tardó en aparecer. Cerca de las 13.30 se armó una corredera por Avenida de Mayo. “Están tirando gases y balas de goma”, denunciaban los manifestantes con los ojos irritados y cubriéndose la cara para poder respirar. Entre los primeros heridos, se encontraron fotógrafos de prensa y legisladores: la diputada Mayra Mendoza fue agredida, cuando estaba sola, con gas pimienta por un grupo de policías federales. La misma fuerza golpeó al legislador Matías Rodríguez.

Dentro de la Cámara de Diputados se vivía un clima similar. Legisladores de la oposición fueron hostigados mientras denunciaban un “falso quorum”, dado por la presencia de legisladores electos que aún no habían asumido formalmente sus bancas.

La calle estaba caliente. Ante cada avance de las columnas movilizadas caían nuevos proyectiles y gases lacrimógenos, que se expandieron por varias manzanas a la redonda del Congreso. Las columnas se replegaban y en pocos minutos volvían a avanzar. “Claramente una ley antipueblo se sostiene solo de esta manera, a través de la violencia”, sostuvo Luciano Fernández, Secretario gremial de ATE Capital. Por su parte, subido a un escenario improvisado sobre el tráiler de un camión, Roberto Baradel intentaba bajar un poco de tranquilidad a los presentes. “Pase lo que pase hoy en el Congreso, les puedo asegurar que este es el principio del fin de las políticas neoliberales de este gobierno”, decía.

Gabriel Mariotto, ex vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, explicaba que hace rato que el Gobierno viene matando y persiguiendo políticamente al que piensa diferente. “La represión forma parte de la operación económica. Para llevar a adelante este plan de ajuste brutal tienen que reprimir, como han reprimido otros gobiernos del mismo signo político que llevaron adelante esta misma dirección económica”.

“Están dispuesto a todo, hasta que no haya muertos no van a parar”, comentaba Carlos Palacios, un asustado jubilado de 66 años que se había acercado a la plaza para manifestar su desacuerdo con la reforma previsional. “Desde el 2001 que no se veía esto”, concluyó. Ante la represión, los manifestantes respondían con cantos y proclamas. “Macri basura, vos sos la dictadura”, “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode”, eran algunas de las consignas que fueron entonando las masas.

Esteban Castro, referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), reconocía  que la movilización masiva se debió a que el país está sufriendo. “Estamos pasando momentos muy difíciles. Este gobierno está decidido a profundizar la concentración económica con decisiones que, por supuesto, vienen de afuera de nuestro país. Nosotros estamos decididos a que no se le saque la plata a los pobres para transferirla a los ricos”.

Rubén Schofrin, Secretario adjunto del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), sostuvo quela Ministra de Seguridad Patricia Bullrich no solo ordenó reprimir al pueblo sino que también ordenó reprimir con saña a los periodistas de los medios públicos y los medios privados de la Capital Federal. “Desde el Sindicato de Prensa vamos a pedir su renuncia”, le explicaba a sus compañeros.

Cerca de las tres de la tarde, se generó un breve murmullo que fue interrumpido con gritos, alegría y aplausos. Se había dado a conocer la noticia de que la sesión se había levantado. “Qué boludos, qué boludos, la reforma se la menten en el culo”, cantaban las columnas.

“Es un triunfo del pueblo, de la movilización. No pueden sesionar con policías reprimiendo y pegándole a la protesta. Nos meten la mano en el bolsillo y no nos dejan protestar. Ahora hay que seguir peleando, ojala esto sea estímulo para seguirla”, entendía el abogado y político Luis Zamora.

Mediante conferencia de prensa el jefe de Gabinete y vocero de Cambiemos, Marcos Peña, justificó la represión y sostuvo que la ley es buena y que no tienen intenciones de cambiarla. Sin embargo, al cierre de esta nota, el Gobierno se encontraba reunido en un comité de crisis y evaluaba si aprobarla por decreto. Mientras tanto, la represión continuaba en los alrededores del Congreso.

Actualizado 15/12/2017

“No es reforma, es ajuste”

“No es reforma, es ajuste”

Los últimos colectivos apuran su paso por la Avenida 9 de Julio y los 25º de temperatura golpean las nucas de los manifestantes que comienzan a marchar encolumnados. “¡No a la reforma laboral! ¡No a la reforma provisional! ¡No a la reforma fiscal!”, gritan los carteles y consignas. Las delegaciones regionales bajan de los micros, anuncian su llegada con bombos y platillos y las banderas se despliegan en el Centro porteño. La plaza Congreso ya está repleta. Dentro del Palacio, 69 senadores comienzan a discutir el pacto fiscal y los cambios en el sistema jubilatorio. En la calle, cientos de miles de personas hacen escuchar su rechazo al paquete de reformas impulsado por el gobierno de Cambiemos. No obstante, casi a la medianoche, la Cámara Alta aprobó el proyecto de reforma previsional por 43 votos contra 23. También al nuevo pacto Fiscal.

La movilización convocada por las dos CTA, el moyanismo,  la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) reunió este miércoles a cientos de gremios en la primera expresión callejera y multitudinaria contra la “política de ajuste” de la administración de Mauricio Macri. Según los organizadores, más de 300 mil personas se sumaron a la convocatoria frente al Parlamento. “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode”, fue la consigna más escuchada. El sindicalismo combativo y las organizaciones de izquierda, marcharon en una columna independiente. El triunvirato dirigente de la CGT fue el gran ausente de la masiva movilización.

“No nos queremos arrodillar ante este gobierno de ricos para ricos” arengó Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina y uno de los cuatro oradores del acto central. Y agregó: “Somos orgullosamente clase trabajadora y vamos a pelear cada vez que quieran atacar nuestros derechos. Esto no es reforma, es ajuste”. Luego se dirigió explícitamente a los senadores. “El que levante la mano en contra de los jubilados va a salir publicado con nombre y fecha de nacimiento”, advirtió. Y subrayó: “¡Lo que nos quieren sacar ahora son las conquistas de Perón y Evita!”. Después le cedió la palabra a Pablo Micheli.

Hugo Yasky en la concentración en Congreso contra la reforma laboral impulsada por el gobierno.

“Somos orgullosamente clase trabajadora y vamos a pelear cada vez que quieran atacar nuestros derechos», dijo Hugo Yasky.

“Acá hay una decisión política de la mano del presidente, de la mano de sus ministros. Son los dueños de las multinacionales los que están en el gobierno de nuestro país”, subrayó el secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma.

Micheli apuntó directo a la conducción de la CGT y a los gobernadores y advirtió que “aquellos que fueron y le dieron consenso a la reforma laboral se equivocaron”. En la misma sintonía, Pablo Moyano, secretario gremial del sector minoritario de la CGT que se hizo presente, sujetó el micrófono y aseguró: “Vamos a dar pelea cada vez que el Gobierno intente llevar por delante a los trabajadores, ese es el compromiso y el objetivo”.

A las 15:40, bajo una lluvia de papelitos, y cuando aún faltaban ingresar varias columnas a una plaza repleta, Sergio Palazzo, titular de la Bancaria, comenzó el último de los discursos. “Hemos venido a la puerta del Parlamento argentino, precisamente a esta hora, donde están reunidos los señores senadores, a decirles sin eufemismo, con contundencia, que rechazamos, repudiamos y le decimos no a la reforma laboral, a la reforma tributaria, y mucho más a la reforma previsional”. Y luego afirmó: “¡Le decimos no al ajuste! Porque este nos es un programa de reforma permanente ¡es un programa de ajuste sin fin!”.

Pablo Moyano dando su discurso en la manifestación contra la reforma laboral impulsada por el gobierno. Atrás suyo estan parados otros sindicalistas y una bandera que dice "Basta!".

“Vamos a dar pelea cada vez que el Gobierno intente llevar por delante a los trabajadores», aseguró Pablo Moyano.

Los bombos suenan con toda la fuerza. Bajo banderas naranjas con la leyenda “Barba Conducción”, Jesús Goitea delegado de la UOM de Quilmes festeja la masividad de la marcha y justifica el estado de movilización en rechazo a los proyectos. “Todas las reformas que está queriendo hacer el gobierno nacional van en contra nuestro, quieren despedir sin pagar nada, quieren cambiar la modalidad de trabajo, sacarnos la antigüedad”, explica a ANCCOM.

Y da cuenta de una realidad de muchos gremios: “La UOM nacional todavía no quiere salir a combatir. Nosotros sí, hacemos asambleas en fábricas y los compañeros quieren salir a lucha, entonces la UOM de Quilmes salió”.

En Avenida de Mayo, una gran bandera verde y blanca envuelve a los trabajadores de ATE. “Nosotros trabajamos para el Estado, estamos en la Comisión de Comunicaciones y creemos que varias de las medidas de este gobierno van en contra de los trabajadores”, explica a esta agencia Javier, trabajador del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) mientras sus compañeros posan en una foto grupal. “En nuestro organismo están avanzando con un montón de despidos y derechos que estamos perdiendo”, explica.

Un hombre entre los manifestantes, sosteniendo un cartel que dice: "No son 'reformas', son un saqueo. Macri miente".

Cientos de miles de personas hacen escuchar su rechazo al paquete de reformas impulsado por el gobierno de Cambiemos.

A su vez, en la otra punta detrás del sindicalismo combativo, José Alejandro Sebriano, delegado ferroviario de la seccional Oeste del Ferrocarril Sarmiento y trabajador de señalamiento, argumenta contra la reforma laboral. “Nos atrasa casi 100 años en la legislación laboral. Es por eso que venimos, por nosotros, por nuestros hijos y por los jubilados también”, argumenta.

Mientras pliega la bandera que agitó durante varias horas, reflexiona que “las centrales de los trabajadores, tanto la CGT como las CTA, tienen que convocar a un plan de lucha con continuidad hasta derrotar esta ley que atenta directamente contra los trabajadores”.  

Con otra línea argumental, Alejandro Lipco, trabajador de la salud del hospital Garrahan, pone el foco en el resultado de la movilización callejera. “Nos movilizamos con la convicción de que, de todos modos, la salida no van a ser estas movilizaciones que tienen características aisladas sino con un plan de lucha sostenido”. Y advierte: “Las direcciones de los sindicatos que convocan no están comprometidos con esa perspectiva  y creemos que no lo están porque tienen vínculos con partidos que han acompañado al macrismo”.  

Actualizado 30/11/2017