Un, dos, ultraviolento

Un, dos, ultraviolento

Las ventanas de la casa del dirigente social Rafael Klejzer fueron rotas a piedrazos. Hubo amenazas de bomba al Ministerio de la Mujer y Mauricio Macri llamó a la juventud libertaria a que enfrente en las calles a quienes defiendan sus derechos. ¿La paz social está en peligro?

La madrugada del 19 de noviembre, Rafael Klejzer atravesó un momento violento en el que tres personas rompieron los vidrios de su casa a piedrazos en el barrio de Once. Luego de apagar la luz salió al balcón y “para mi sorpresa, no salieron corriendo, sino que se quedaron, seguían insultando”, cuenta el dirigente del Movimiento Popular La Dignidad y de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular.

Al llegar el patrullero redujeron a uno de los atacantes, quien le gritaba a Klejzer: “En estas elecciones somos ustedes o nosotros. ¡Que pinta de peronista que tenés!”. El que lo hayan detenido no impidió que siguiera con las agresiones, posiblemente empoderado por unos comicios que sentía que lo avalaban. Luego de la denuncia correspondiente, Klejzer confirmó que el detenido vive a una cuadra de su casa.

“Hay organizaciones que expresan una futura base social de una militancia más violenta, neofacista, que es un poco lo que expresa Milei y su partido en términos mediáticos», cuenta el dirigente social. «Fue una semana donde hubo amenazas por todos lados”.

Al ataque al dirigente de La Dignidad se suman las dos amenazas de bomba que recibió el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación el viernes de la semana de las elecciones. Frente a esto también las trabajadoras y los trabajadores de la línea 144 hicieron públicas las intimidaciones que reciben desde el domingo electoral.

Al parecer, hay quienes perciben la victoria de Javier Milei en las elecciones como un aval para el aumento de violencia vinculado, sugiere Klejzer, a un “programa de ajuste tenebroso”, que va en contra del pueblo: la violencia es una herramienta para avanzar en ese sentido. “Las palabras de Milei en la conferencia de prensa, una vez conocido los resultados, fueron muy similares a las de los militantes extremistas que rompieron los vidrios de mi casa”, comparte Klejzer.

Los movimientos sociales en Argentina son la “organización del pueblo pobre” y “como organizaciones tenemos muy bien el pulso de la actualidad”. Klejzer también añade que hace un año en las asambleas populares que organizaban, en este caso en Resistencia, Chaco, ya se venía planteando entre la gente un “Milei o Cristina”. La respuesta de las personas era que hoy no se están ejerciendo los derechos y de eso se desprendía, según esta interpretación que con la llegada del libertario se podrían “conquistar esos derechos que hoy son letra muerta en la Constitución y en las leyes”.

Para el dirigente, en Argentina van a emerger resistencias populares y sindicales de otro tipo: “Hay un empantanamiento en términos de proyectos políticos en América Latina, no hay una estabilidad, no hay una estabilización política ni para un lado ni para el otro, sino por el contrario, las crisis permanentes y recurrentes de América Latina están expresando salidas excepcionales como las de Milei o de Macri en su momento”. Si bien se está asistiendo a un Milei supuestamente novedoso “volvió toda la casta”, resume.

Con respecto a las medidas a tomar por las organizaciones sociales, Rafael Klejzer asegura que habrá que esperar los primeros anuncios del nuevo gobierno para ver cómo seguir. Por lo pronto, el expresidente Mauricio Macri, nuevo socio político de Milei, llamó a la juventud que votó al libertario a enfrentar a aquellos reclamen por sus derechos en la vía público. ¿La paz social está en peligro?

Nació la Unión de Trabajadores de la Economía Popular

Nació la Unión de Trabajadores de la Economía Popular

 

Miles de personas se encontraron en el Club Ferrocarril Oeste, el 21 de diciembre, para festejar el nacimiento de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). Referentes de diferentes organizaciones populares, sindicales y políticas se hicieron presentes para acompañar la creación del sindicato.

La UTEP nació de la materialización de cuatro años de resistencia a las medidas neoliberales. Surgió como una herramienta gremial, con el objetivo de permitir la participación de este sector específico en la construcción de políticas públicas.

“Durante 4 años nos dedicamos a limar asperezas -cuenta Dina Sánchez, del Frente Popular Darío Santillán-. En aquel diciembre del 2015, sabíamos que nos venía lo peor y que la unión de todo el movimiento de las organizaciones populares era el único frente posible”.

La creación formal de este sindicato único es un paso más en la legitimación de las nuevas formas de trabajo autogestionado, producto de la incapacidad del sistema económico y social imperante, que no garantiza las condiciones mínimas en la reproducción de la vida. Una gran masa de trabajadores desplazados hacia la nada, se ha organizado para resistir a un capitalismo, cada vez más concentrado y tecnologizado.

En la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) confluyen organizaciones que se conformaron a medida que se intensificaban las políticas neoliberales, durante los 90, que llevaron a la profunda crisis desatada en el 2001. Cada una de estas organizaciones buscaron su denominación, según se constituían con su propia identidad.

El ahora diputado nacional Juan Carlos Alderete, coordinador de la CCC (Corriente Clasista y Combativa), continúa la línea de pensamiento de Dina Sánchez: “Había que darle contenido político y una salida a los trabajadores que habían perdido todo derecho. La unión de la izquierda con el peronismo, es una realidad, por la unidad de los trabajadores. No podíamos ser tan necios de no unirnos”.

Esteban “Gringo” Castro, Secretario General de la UTEP habló con ANCCOM:“Hoy vivimos una muestra de unidad bajo una personería gremial de todos los movimientos sociales, es un paso gigantesco. Esto es la ‘gremialidad’ de los barrios, de la calle, de algunas unidades productivas, de un vasto sector del campo, que tiene poco campo, pero que produce mucho mejor, alimenta, mucho mejor. Esto no es un apoyo asistencial, ponemos el eje en el trabajo”.

Castro continúo: “Somos trabajadores de una nueva construcción del trabajo, que conlleva el proceso de incorporar nuevas formas de plantearse el trabajo. Casi todos nuestros compañeros están trabajando. Lo que no tienen es derechos. Esto implica un debate muy profundo”.

Hacia el 2011, nacía la CTEP, una Confederación de Trabajadores de alcance nacional, integrada por organizaciones como ‘Patria Grande’, ‘La Dignidad’, el ‘Movimiento de Trabajadores Excluidos’ (MTE), ‘La Darío Santillán’, la ‘Corriente Clasista y Combativa’ (CCC) y el ‘Movimiento Nacional Campesino Indígena’, entre otros.

ANCCOM dialogó con Rafael Klejzer, referente del Movimiento Popular ‘La Dignidad’: «Nosotros –dice- adscribimos a una corriente ideológica que nos parece mucho más importante: la realidad».

¿Cómo explicarían la creación del Sindicato de Trabajadores de la Economía Popular?

R.K.: Es un sindicato de trabajadores, una representación gremial y como tal tiene que ver con la dinámica y con la etapa histórica que se vive. El sindicato, como lo conocemos hoy, no es el mismo que planteaban los anarquistas panaderos en 1870, no es el que se planteaban los trabajadores estatales en 1920, ni el de los mecánicos en 1970. Los trabajadores de la economía popular se plantean otra cosa. Las representaciones sindicales tienen que ver con la realidad que viven los trabajadores en un momento histórico. Primero aparece la representación y después, los marcos legales que dan legalidad a ese sindicato. Nuestro sindicato estuvo diez años peleando, cinco años luchando por una legalidad. En 2015 nos dieron una representación muy informal, dentro de lo que es la ley de asociaciones sindicales y recién ahora está tomando forma la inscripción.

¿Cómo sería la relación con el Estado?

RK: Es un problema ideológico: si sos una cadena de transmisión de las políticas del Estado a los trabajadores o si representás los intereses de los trabajadores frente al Estado. Son dos formas de ver el mundo. Nosotros adscribimos a que somos los representantes de los trabajadores, para cualquiera, nos plantamos con autonomía y con independencia política.

¿La economía popular es considerada para el Estado como una economía del ‘pobrerío’?

RK: Nosotros somos trabajadores sin patrón, pero nuestros derechos nacen de políticas públicas estatales, así que hay que ir a discutir ahí. La economía popular, no es una economía del pobrerío, ni de la subsistencia, sino que es una alternativa a la economía de mercado que no puede resolver la reproducción de la vida.

¿Y cuál tiene que ser el rol del Estado?

Si vos tenés un Estado represivo, como el de la Ciudad de Buenos Aires, donde no quieren el trabajo en la vía pública, es imposible que se generen puestos de trabajo. Si nosotros podemos discutir con el Estado, regularizar empleo, trabajo en la vía pública, tiene un impacto de 20.000 o 25.000 trabajadores nuevos. Es muy importante el rol del Estado. Si vos tenés un Estado que no regula nada, el lobo se come a la oveja.

¿Se disputa el territorio, la calle, como un mercado de oferta y demanda?

RK: Generalmente las sociedades han realizado su intercambio en los espacios públicos. Tiene que tener una función social el espacio público, que es un lugar de encuentro y de intercambio, en la medida en que uno ocupe el espacio público va a haber una mayor seguridad, intercambio y mayor solidaridad. Y otra cosa, con respecto al territorio, la economía popular, a diferencia de la economía de mercado, tiene un desarrollo extensivo, federal.

A: ¿De red?

RK: Exacto y es muy poroso en la comunidad, es decir, que si vos generás a través de la economía popular y las cooperativas o los consorcios de trabajadores, laburo, tiene un alto impacto en la propia comunidad, porque lo que gana ese laburante lo consume en el territorio. No hay fuga de divisas, no cambia dólares, sino que lo gasta en la comunidad, eso genera un movimiento importante.

«Aprendimos que podemos trabajar sin patrones»

«Aprendimos que podemos trabajar sin patrones»

Tras debatir en ocho paneles, los participantes elaboraron un documento con siete propuestas para el sector.

Más de tres mil personas participaron del Primer Foro Federal de la Economía Cooperativa Autogestionada y Popular que se realizó en el microestadio del Club Ferrocarril Oeste, en busca de soluciones ante la profunda crisis que vive el sector.

El presidente de Red Textil Cooperativa y secretario de la Confederación Nacional Cooperativas de Trabajo (CNCT), Joaquín Fernández, explicó que la iniciativa surgió de “la necesidad de unificar criterios y empezar a discutir políticas concretas, cuestiones que tengan que ver con el trabajo y la autogestión a partir de leyes y reivindicaciones».

Según el secretario general de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) Capital, y referente del Movimiento Popular La Dignidad y del Frente Patria Grande, Rafael Klejzer, el objetivo fue “generar un escenario de unidad para las cooperativas de trabajo a nivel nacional, que vienen siendo muy castigadas por el achicamiento económico, las altas tasas de interés y la orientación del modelo hacia la especulación financiera y no hacia la producción. La idea es debatir no sólo nuestros problemas sino también la propuesta que tenemos para salir de la crisis –remarcó–. El movimiento nacional cooperativo debe ser parte del desarrollo económico de una futura Argentina. Tenemos que ser socios del Estado y éste debería mirarnos más a nosotros y menos a los bancos».

«Las cooperativas de trabajo vienen siendo muy castigadas por el achicamiento económico, las altas tasas de interés y el modelo de especulación financiera», dijo Rafael Klejzer.

Durante la jornada, que tuvo lugar el último 27 de julio, se organizaron ocho paneles: Economía, Vivienda y Hábitat, Comercialización, Contexto Cooperativo y Mutual, Rol de los trabajadores y las trabajadoras autogestionadas, Universidad, Políticas Públicas, y Trabajo y Género. Cada mesa contó con la intervención de especialistas en casa temática. Uno de ellos, el economista y director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, Andrés Asiain, sostuvo: “Fue un acontecimiento importante porque juntó distintos espacios de la economía popular y el cooperativismo, se debatieron ideas y preocupaciones, y también se articuló con sectores políticos, lo cual permitió expresar demandas y esperanzas con la expectativa de que el día de mañana respondan y quede ese vínculo”.

Al término de los paneles y luego de la puesta en común, se elaboró una propuesta de un conjunto de políticas para la economía cooperativa, autogestionada y popular, basada en siete puntos:

  1. La consideración de las cooperativas, por parte del Estado, como elemento importante de la política económica y pública, a través de la integración de su tratamiento en los organismos correspondientes.
  2. La generación de un cuerpo normativo que dé un marco de promoción a través del reconocimiento jurídico de los trabajadores autogestionados como sujetos laborales, una ley específica de cooperativas de trabajo que elimine las restricciones vigentes para su desarrollo, y una legislación que regule y facilite la constitución de empresas recuperadas por sus trabajadores o cerradas de hecho por sus patrones.
  3. La creación de un fondo de crédito y financiamiento como herramienta para el desarrollo del sector.
  4. La creación de un organismo de fomento de trabajo autogestionado, cooperativo y de la economía popular, que sea una herramienta para la formulación y articulación de una política pública integral de desarrollo
  5. La integración de los productos y servicios de las cooperativas a la política de compra y obra pública del Estado.
  6. La implementación y desarrollo de políticas de cuidado que hagan efectiva la participación activa de mujeres y la paridad de género en el sector.
  7. La integración y articulación sectorial de redes productivas, creación de almacenes y mercados populares, para disputar la formación de precios de los bienes básicos y populares.

Sobre estos puntos programáticos, Klejzer reflexionó: “Tienen que ver con priorizar la producción. Proponemos no depender más de la política, que los que tengan que ver con nuestro desarrollo sean entes autárquicos del Estado, y que  no seamos rehenes del gobierno de turno”. Y añadió: “Venimos a poner de pie un movimiento cooperativo nacional, unido y fuerte, que interpela a la sociedad, al Estado, a la política en términos de la campaña electoral para que nos reconozcan como un sector pujante, que pelea la soberanía, que está en los ríos, los mares, en la tierra, la frontera, el campo y la ciudad”.

Federico Tonarelli, vicepresidente de la Cooperativa de Trabajadores del Hotel Bauen.

Las condiciones macroeconómicas y los lineamientos neoliberales impuestos desde el comienzo por la actual gestión han disparado una crisis que cada vez es más grave. “El INAES [Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social] viene cerrando cooperativas permanentemente. Se han cerrado más de siete mil de forma arbitraria, porque no creen en la figura cooperativa como forma organizativa, creen en el emprendimiento, en el ´sálvese quien pueda´”, opinó Fernández.

El sector necesita fortalecerse, mejorar internamente y también en sus relaciones con la política pública y el mercado. Según Fernández, para esto se necesita “tener una política concreta hacia la reactivación económica. Podemos ser el motor, las cooperativas son una rápida salida de trabajo y organización, pero necesitamos políticas simples que nos permitan ir para adelante”, subrayó.

Para Klejzer, el pilar de la autogestión es “la igualdad y que logramos romper las relaciones interpersonales en el interior de las cooperativas y que aprendimos que podemos trabajar sin patrones pero que ellos no pueden trabajar sin nosotros. La recuperación de empresas nos permite integrarnos, armar redes, darle valor a la cadena de producción y desconcentrar la economía, porque no tendemos a la monopolización del mercado. Somos una alternativa no sólo a la crisis, sino al capitalismo”, concluyó.