Charlando con Abelardo

Charlando con Abelardo

Se estrena Un hombre que escribe, un documental en el que el escritor Abelardo Castillo cuenta de su vida, sus pasiones, su ideario. Retrato de un intelectual comprometido.

“No es casualidad que esto se estrene en este momento”, señala Liliana Paolinelli, directora de Un Hombre que escribe, un documental sobre el escritor Abelardo Castillo que falleció el 2 de mayo de 2017. “Es un personaje que produce una profunda admiración, que va trazando un sendero por el que es interesante caminar, sobre todo en este momento en donde el arte, las personas de la cultura, están tan denigrados por este Gobierno; uno ve a un hombre que tiene un pensamiento autónomo, cabal, es una reivindicación hacia el arte y la literatura”.

El documental se estará proyectando el jueves 18 de abril y sábado 20 en el BAFICI, Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. Las entradas para estas funciones ya se encuentran agotadas, sin embargo la película continuará en cartelera durante todos los viernes de mayo en el mismo complejo.

Se trata de una conversación, grabada por la directora en 2015, entre el escritor y las entrevistadoras María Moreno y Mayra Leciñana. “Surgió a partir de un deseo de él, después de ver un documental de Marlon Brando, que era un actor que a él le gustaba mucho. Y en una cena en su casa, con mi esposa Paula Grandio, comentó que tenía ganas de hablar, construir una especie de memoria. Y a partir de los temas que van surgiendo en la charla Abelardo va componiendo su vida, sin proponérselo, pero es lo que se terminó armando”, dice la directora Paolinelli.

La conversación pasa por múltiples tópicos: Abelardo Castillo habla sobre la literatura como su dependencia más fuerte, los talleres literarios, sus libros, su relación con el alcohol, sus autores predilectos y hasta el tema de la muerte está presente en la charla. La escritora y cónyuge, Sylvia Iparraguirre, comenta: “Soy, según Abelardo, la persona que más lo conoció, fue mi marido por más de 40 años, por lo tanto estoy en condiciones de afirmar que el que vea este documental va a tener un retrato muy cercano de él. Es un encuentro con Abelardo, donde no hay cosas alrededor del personaje, sino que está el personaje hablando”.

«Es un hombre con un pensamiento autónomo, cabal; una reivindicación al arte y la literatura”, dice Paolinelli.

Abelardo Castillo es uno de los grandes cuentistas latinoamericanos según la crítica. Fue un intelectual comprometido con convicción y sinceridad, diciendo exactamente lo que pensaba y compartiendo su visión del mundo en las revistas literarias que fundó. Hecho que lo llevó a estar en las listas negras de la censura durante la última dictadura militar al animarse a criticar al gobierno y expresar sus ideas socialistas.

“Compartíamos las mismas ideas sobre el mundo: un socialismo ético, acá se le llama socialismo a cualquier cosa con gente muy corrupta. Fue un intelectual comprometido, pero no con la literatura, él decía que el intelectual debía comprometer el cuerpo a través de su opinión. Y a través de sus revistas literarias como El escarabajo de oro o El ornitorrinco, él prefirió nunca dejar de expresar sus ideas a donde fuera”, sostiene Iparraguirre.

A pesar de contar con más de cuatro novelas, cinco libros de cuentos, ensayos, y múltiples premios nacionales e internacionales, Castillo no se consideraba a sí mismo un escritor, y a raíz de eso viene el título del documental. “El nombre Un hombre que escribe es porque Abelardo no se consideraba un escritor en el sentido profesional, no le gustaba el término. Él decía que no se la pasaba escribiendo todo el tiempo, que no es como un médico, un arquitecto o cualquier otro tipo de profesión la cual la ejercés día a día, sino que él podía pasar mucho tiempo sin escribir o tirando borradores que no leía nadie”, comenta Iparraguirre.

En cuanto a la directora, que estudió en el departamento de cine en la Universidad Nacional de Córdoba, y recibió el título de técnica en medios audiovisuales, encabezó múltiples películas y cortometrajes de ficción y en el último tiempo se dedicó más a los documentales. Paolinelli remarca que sus proyectos fueron posibles gracias al INCAA, y que con el desfinanciamiento y cierre del instituto muchos proyectos ya comenzaron a rechazarse.

En palabras tanto de la directora como de Iparraguirre, el espectador se va a ir con la sensación de haber visto a un hombre con una convicción y una sinceridad abrumadora, de una claridad total en sus ideas, y por sobre todo de haber visto a una persona inspiradora para estos tiempos.

 

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En el marco del BAFICI, Un hombre que escribe se proyectará en Cine Arte Cacodelphia, Av. Pres. Roque Sáenz Peña 1150.

El rescate de los caídos en la guerra

El rescate de los caídos en la guerra

Gabriela Naso y Victoria Torres hablan de Esquirlas de la memoria, un libro sobre la recuperación de los restos y de la identidad de los combatientes de Malvinas enterrados en el cementerio de las islas en fosas comunes o con la inscripción “Soldado argentino solo conocido por Dios”.

A 42 años del conflicto bélico que marcó a fuego a la Argentina se publica Esquirlas en la Memoria, una crónica que narra las vivencias de los soldados que lucharon en la guerra de Malvinas, y su camino y el de los familiares por la recuperación de la identidad de aquellos combatientes que no regresaron a casa. El libro presenta una perspectiva aguda e íntima de todo el proceso de guerra y posguerra que forma parte de la historia del país y en efecto, de todos los argentinos.

Sus autoras son Gabriela Naso, periodista, realizadora audiovisual, especialista en derechos humanos y la causa Malvinas; y Victoria Torres, quien estudió Letras en la Universidad Nacional de La Plata y escribió varios libros sobre la guerra, y quien actualmente es docente en el Instituto de Lenguas Románicas en la Universidad de Colonia, Alemania. Ambas forman parte del Centro de Excombatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata.

“Las dos nos comprometimos a contar esta historia desde una perspectiva de derechos humanos y aportar a la memoria colectiva y a la reivindicación de la lucha de este grupo de excombatientes que desde el final del conflicto buscó devolver la identidad a sus compañeros”, expresó Naso en una charla con Anccom.

¿Cómo inicia este proyecto del libro?

Gabriela Naso: Mi primer acercamiento al tema Malvinas se dio a fines de 2016, cuando me contacté con Ernesto Alonso, secretario de Derechos Humanos del CECIM por la agencia de noticias de la Universidad de Lomas de Zamora, sobre el proceso de identificación de soldados argentinos. Publicamos el artículo y después mantuve contacto con Alonso, quien me comentó de la existencia de la causa 1777/07, que investiga los tormentos, abusos y amenazas que sufrieron los soldados conscriptos de Malvinas a manos de sus superiores oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas.

 La periodista se fue metiendo cada vez más, redactando artículos, realizó su tesis de maestría sobre las violaciones de los derechos humanos y a partir de esa experiencia, escribió y dirigió el documental Las voces del Silencio producido por Pulpofilms, titulado  que se estrena este año. Tenía mucho camino recorrido, investigado y cuando conoció a Torres en el CECIM surgió la idea de trabajar en conjunto sobre esta historia.

 Victoria Torres: En mi caso siempre estuve cerca del CECIM, soy platense; es decir, conocía muy bien esta historia. Sin embargo yo venía de la literatura, de la ficción, y aunque estaba convencidísima de que había que escribir sobre esto, era consciente de que se necesitaba una investigación previa para una narración acertada. Entonces nos conocimos con Gabi, quien tenía mucho material de investigación, y allí rápidamente vi la forma, cómo se podía contar y visualicé donde se podía publicar, fue muy claro: en qué editorial, de qué manera se podía hacer un libro sobre esto. Creo que fue un buen complemento, fue un match perfecto. 

Entre risas las autoras confesaron haberse sorprendido de la sincronía laboral y el vínculo sólido y fluido que fueron forjando en paralelo al libro. “Trabajamos juntas sobre este proyecto con un océano de por medio, con diferentes horarios y vidas”, comentó Torres, que reside en Alemania. También destacaron su diferencia generacional como algo positivo en la elaboración de un diálogo más rico dentro de la dinámica de producción.

El proceso del libro constó de una investigación de siete meses, chequeando minuciosamente archivos, testimonios y constantes entrevistas, seguidas del planeamiento de una estructura base de división de capítulos por temas. A finales del 2022 habían comenzado las primeras escrituras intensas que duraron hasta junio del 2023. Luego de presentarlo a la editorial Marea se llevaron a cabo un par de correcciones hasta dar por finalizado el libro.

 ¿Cómo surge el nombre Esquirlas en la Memoria para el libro?

 Gabriela Naso: Hace algunos años en una charla con la psicóloga Ana María Careaga, sobreviviente de la dictaura, escuché esto de que en los excombatientes había algo, como esquirlas incrustadas en el aparato psíquico. Reflexionando sobre ese concepto llegué al título. Esquirlas en la memoria son esos compañeros a los que los excombatientes buscan devolverle la identidad, esos pibes con los que su vida quedó conectada y a los que ellos consideran los únicos héroes de la Guerra de Malvinas.

 Victoria Torres: Cuando Gabi propuso el título se me vino inmediatamente una estrofa de un poema de Gustavo Caso Rosendi, poeta, miembro del CECIM y excombatiente que luego decidimos agregarlo al epígrafe del libro. Y justamente está eso de las esquirlas candentes, que llevan en las pupilas, incrustadas, los recuerdos del horror.

 La palabra esquirlas, recuerda Torres, como testigo de la época de guerra, fue un término de la adolescencia en la inmediata posguerra, es una palabra rara que está relacionada con Malvinas. “Me acuerdo de los amigos que volvían de la guerra y comentaban entre ellos que justamente llevaban estos fragmentos, esquirlas de bombas, incrustados en su cuerpo”. 

¿Cómo se prepararon para trabajar con los protagonistas y familiares en el proceso? ¿De qué manera buscaron la apertura de las personas que formaron parte de esta historia?

Gabriela Naso: Las dos tenemos contacto con los grupos hace tiempo. Y yo creo que haber entrado a una entrevista en profundidad sobre este tema también es resultado de todo el trayecto previo, del vínculo de confianza que se construyó durante años.  

Norma Gómez, hermana del soldado caído Eduardo Goméz, fue fundamental en este camino, insistió la autora, y agregó que fue una luchadora incansable en este viaje para lograr la identificación y el reconocimiento de su hermano, y de todos aquellos que no pudieron retornar a sus hogares luego de la guerra. “Norma fue una persona muy generosa que abrió muchas puertas durante esta aventura, acercando a familiares para que conocieran la iniciativa”, indicó Naso agradecida, recordando su aporte para abrir un puente de diálogo con aquellos familiares que sufrían lo mismo que ella. 

Victoria Torres: Es clave destacar que se formó un vínculo de confianza anterior al libro. Esto permitió que se den cosas muy lindas de forma natural y por ende muy auténticas.

 Gabriela Naso: Hay mucho conocimiento previo del tema y eso también refuerza la confianza e influye en la preparación para hacer las entrevistas. También supimos entender que en el recorrido alguien se podía emocionar y quebrar, entonces una pasaba a ser sostén de eso, estar ahí para el otro, para que pueda expresar lo que quiera expresar siempre desde la contención, la compañía y la escucha atenta y abierta. Para ellos es liberador poner en palabras las cosas que vivieron.

Victoria Torres: El tema de la escucha es fundamental y en mi caso, esto es claramente anterior a cualquier idea del libro. Cuando me acerco a las reuniones o asados que se realizan en la organización, hay como una especie de predisposición natural a la escucha. Es un momento de conexión donde se dan charlas muy profundas de manera fluida. 

En medio de la cocina del trabajo atravesaron un momento de dolor: la muerte de Norma Gómez, indispensable en esta historia. “Ella estaba entusiasmada y que no lo haya podido ver concluido es tristísimo”, expresó Naso, con voz quebrada. A Norma está dedicado el libro. Tuvo que enfrentar trabas y negativas que venían desde sectores de familiares vinculados a las Fuerzas Armadas; les decían que no iban a llegar a ningún lado, que todo resultaría un festival de huesos, que abajo del cementerio había un río que se llevaba los cuerpos o que estaban enterrados en una fosa común. Más allá de las advertencias sobre dar de baja las pensiones o las amenazas de muerte, Norma persistió. Y a pesar de los obstáculos siguió luchando, yendo a ver a familiares, contándoles la verdad sobre lo que sería el proceso.

Malvinas se enmarca en el contexto de la dictadura y las Fuerzas Armadas no se hicieron cargo de la identificación de sus caídos; al contrario, buscaron silenciar a los excombatientes y sus familiares. Estos accionares continuaron aún en democracia. “Nosotros trabajamos con los archivos desclasificados de la Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires que están a resguardo de la Comisión Provincial por la Memoria”, señaló Naso. Allí se pudo observar la persecución a los excombatientes, particularmente a los del CECIM de La Plata, quienes se organizaban para conseguir becas de estudio o de trabajo, entre otras cosas.

Dentro del trabajo que conllevó y conlleva la identificación de los soldados caídos, se encuentran tres fases que las autoras explican muy bien. La primera (PPH 1) consistió en identificar a aquellos soldados que se encontraban sepultados en el cementerio con tumbas que solo tenían la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. La Cruz Roja actuó como intermediario neutral entre el gobierno británico y el Estado argentino. Para ello, solicitó el consentimiento de un número significativo de familiares que realmente tuviesen la necesidad de identificar esos cuerpos. Argentina logró conseguir más de ochenta consentimientos informados para dar inicio al proceso. Esta medida tuvo apertura en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner; no obstante, no se hizo efectiva hasta la época del macrismo. Previo a firmar el acuerdo Foradori-Duncan, donde este tema que siempre había sido tratado como una cuestión humanitaria quedó enmarcado en un acuerdo comercial.

La segunda fase (PPH 2) estaba destinada a la identificación de soldados que se encontraban sepultados de manera colectiva. Hasta el momento, se reconocieron 121 soldados. Sin embargo, todavía quedan cuerpos por identificar de la primera fase. Identidades que no coincidieron con el banco de ADN que se encontraba en la lista que brindaron los familiares de la causa. 

Finalmente, hoy queda pendiente la tercera fase (B4 16) que no se pudo concretar en 2023 por la reticencia de Gran Bretaña. “Nuestro deseo es que este gobierno continúe con la identificación de soldados argentinos porque consideramos que es una responsabilidad del Estado y un ejercicio de soberanía devolverle la identidad a los combatientes que cayeron en las islas”, concluyó, firme, Naso.

La crónica que presentan las autoras es resultado de un trabajo meticuloso y comprometido con el cuidado y la atención a cada uno de sus protagonistas. La misma logra dar vida a una obra íntima, con perspectiva y calidez humana. Cerró Torres: “Recuperamos todas esas pequeñas historias que hacen a la gran historia del colectivo que formamos como nación”.

 Esquirlas de la memoria se presenta el 23 de abril a las 18.30 en la Librería del Fondo de Cultura Económica, Costa Rica 4568, CABA.

 

 

Boedo, libros y memoria

Boedo, libros y memoria

La Feria del Libro Independiente de Boedo realizó su tercera edición. Diferentes editoriales independientes y autogestivas ofrecieron textos buenos y baratos. Hubo una edición especial dedicada a Milei.

El domingo 17 de marzo se realizó la tercera edición de la Feria del Libro Independiente de Boedo (FLIB) en Avenida Boedo, entre Carlos Calvo y Estados Unidos. Más de 20 editoriales independientes mostraron una amplia diversidad de títulos para las diferentes edades. La feria está articulada con organizaciones que van más allá del libro: la Comisión por la Memoria Red Cultura Boedo, el Proyecto Boedo, la Asamblea de Boedo, la Junta de Estudios Históricos y organizaciones y activistas ambientales.

Su lema fue “Libros en la calle, en las plazas y en los bares”, La calle, debido a que los domingos es peatonal y es donde se instalan, las plazas porque el único espacio verde que posee el barrio, la plaza Mariano Boedo, fue producto de la lucha de los vecinos y los bares por los históricos cafés tradicionales que se encuentran en el barrio, resistiendo a la gentrificación.

La Comisión por la Memoria Red Cultura Boedo arrancó a las 14 recordando a los vecinos detenidos desaparecidos. Se realizaron charlas, se presentó un libro, hubo un concurso de poesía titulado “Poemas para o sobre perros/as” y finalizó a las 19 con música.

La FLIB tiene por objetivo recuperar y acercar a los vecinos los libros, la bibliodiversidad, ya que es un barrio con una larga trayectoria literaria. En la zona se encontraba lo que fue la histórica y popular Editorial Claridad, que publicó al grupo de editores y poetas de Boedo.

Jacqui Casais, una de las organizadoras e integrante de la editorial Demolición en Suspenso comenta: “Soy del barrio y lo quiero mucho. La idea era acercarle una feria del libro a la calle. Hace más de 20 años viene surgiendo esta industria de editorial independiente. Cada vez es más grande y no le implica ningún tipo de gasto al Estado, todo es autogestivo, los libros se financian con las ventas. Cada vez es más difícil imprimir por el tema del monopolio del papel. Cada vez hay más lectores interesados en el libro como objeto así que es una industria en crecimiento, lo que necesita es que a la gente no se le convierta el libro en un lujo, sino en algo más para alimentarse espiritualmente, emocionalmente”.

Comprar libros hoy

Los precios de los libros cada vez son más altos y menos accesibles, esto genera que se termine convirtiendo la lectura en algo a lo que no todas las personas puedan acceder. Además, en diciembre del 2023 el libro estuvo amenazado por un artículo de la frustrada Ley Ómnibus. En esta se derogaba la Ley 25.542, también conocida como la de la Defensa de la Actividad Librera, que establece un precio uniforme de venta al público (PVP) para todas las editoriales, librerías y ventas online por igual.

Desde diciembre las ventas en el sector decayeron mucho, “es muy notorio porque yo pensé que iba a ser gradual, la venta se cayó muy abruptamente, la diferencia entre enero y diciembre fue terrible”, confirma Casais. También agrega que “la crisis económica afecta a todos los sectores y nosotros lo sentimos mucho más que nunca”.

Lautaro Marcial, parte de la editorial Arde Fogata, comenta acerca de la situación: “Está bastante difícil, a mí me cuesta menos porque tengo otros tipos de valores, otro tipo de armado. A otras editoriales les está costando bastante más. El gran problema es la suba de los insumos: el papel, la tinta, el laminado plastico que llevan las tapas es importado, eso es lo que encarece la mayoría de los libros”.

Todos estos factores llevan a que uno tenga que buscar alternativas más económicas porque leer es un derecho, espacios como la FLIB entienden eso y funcionan como puente para poder seguir accediendo a los libros. Muchas personas asisten a esta feria, como otras, por la accesibilidad, así lo comparte Adriana, visitante y vecina del barrio: “Los libros acá son accesibles porque no son de grandes corporaciones, justamente son de editoriales independientes que creo que es lo más cercano a la comunidad que tenemos. Además, acá hay un montón de material que encontrás y que otras editoriales y corporaciones no difunden”.

Una barrio con memoria

Zonia Beatriz González Zurrutia, integrante de la Comisión por la Memoria de la Red de Cultura de Boedo, cuenta que esta comisión se formó al calor de la crisis del 2001. La razón fue que se dieron cuenta que el barrio no tenía un espacio para recordar a los desaparecidos y tampoco sabían cuántos eran. Reconstruye la historia de los desaparecidos que vivieron en Boedo y los agrupa en una revista que se llama Barrio y memoria, la cual estuvo presente en la FLIB.

“La revista no es periódica porque vendemos todas las anteriores y juntamos esa plata para hacer la nueva publicación. No pierden la actualidad porque pueden ser utilizadas en las escuelas. Reconstruye la historia de los desaparecidos, del barrio”, cuenta Zurrutia.

“La asamblea barrial quiere que bajen el DNU, que se pare con los tarifazos, está en contra de los aumentos del pasaje, estamos en una situación de resistencia, por eso hicimos una publicación que se llama Libro de quejas para Milei“. En una mesa de la feria, junto a las revistas de la comisión por la memoria, se encontraba un libro muy grande con tapa de color rojo y letras blancas, hecho manualmente, que llamaba la atención de todas las personas que pasaban por ese espacio. Se invitaba a escribir quejas y descargarse acerca de la situación que atraviesa el país.

La FLIB se realizó por primera vez en marzo del 2023 y se estima que serán tres por año, según dice Casais. La segunda, al igual que el año pasado, será sobre cultura gráfica. “No sabemos cuando va a ser: vamos a ver cómo viene el clima, como sale esta, discutir sobre lo que salió bien y mal, y decidir cómo avanzar, que es como siempre hacemos. Vamos modificando a partir de cómo sea la última y queremos mejorar”, agrega la organizadora.

La feria es un espacio de defensa cultural, y demuestra que la lectura no es solo para una elite sino que tiene que ser accesible para todas las personas.

 

El huevo de la serpiente

El huevo de la serpiente

«Muerta o presa» es el libro que publicó Irina Hauser sobre la trama del atentado fallido contra la exvicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. ¿Qué tuvieron que ver con la Libertad Avanza y los seguidores de Javier Milei?

Muerta o presa (Planeta) es el último libro de Irina Hauser. Allí se presenta una cronología detallada del escenario previo a lo que se constituyó en el intento de magnicidio contra la dos veces presidenta de la nación Cristina Fernández de Kirchner y vicepresidenta en ejercicio en el momento del atentado. El texto revela algo casi tan impactante como las imágenes que recorrieron el país del arma apuntando a la cabeza de la exmandataria: la trama subterránea del poder y sus vínculos con el gobierno nacional electo en 2023. Por medio de un hilado fino de hechos y actores, el atentado se devela como la confabulación de un grupo de organizaciones de ultraderecha en contacto con funcionarios y dirigentes de La Libertad Avanza y del PRO. El apoyo al entonces candidato Javier Milei resultó en la conformación de un nuevo grupo de poder, uno que se impone por medio de la violencia y el enfrentamiento social.

Hoy, Hauser analiza sus palabras desde la entrada del libertario al poder y comparte una nueva forma de leer no solo el atentado, sino también las lógicas y actores centrales de este nuevo gobierno.

Con el diario del lunes, ¿cuál es tu nueva lectura sobre el atentado?

Una cosa que me pasó fue que después de que salió el libro, cuando empezó a perfilarse la figura de Milei, es que me di cuenta de que había contado una trama que es la antesala de lo que está pasando. La conté porque me parece que explica el atentado, pero lo que me doy cuenta es que ahora explica mucho más. ¿Por qué digo esto? Hay un tramo del libro que está dedicado exclusivamente a contar cómo se fueron entrelazando, creciendo, construyendo, algunas organizaciones de ultraderecha que accionaron de manera violenta, no solamente en las calles, sino también en las plataformas. Revolución Federal hizo reuniones en Twitter, en Facebook, que fueron muy determinantes, porque eran reuniones donde cada vez que hablaban y cada vez que tomaban la palabra los miembros de Revolución Federal hablaban de un plan para matar funcionarios, especialmente a Cristina.

¿Cuáles son los hilos principales que se cruzan entre el gobierno y estas organizaciones emergentes?

Está la reconstrucción de toda esa trama, pero además hay un recorrido de cómo se vinculan muchos de los personajes de la historia, incluso los que tienen que ver con el hecho material. Me refiero a Fernando Sabag Montiel, su novia Brenda Uliarte  y Gabriel Carrizo, el dueño del negocio de los copos de azúcar, que estos pibes usaron para camuflarse, y hacer un poco de inteligencia barata en la zona de la casa de Cristina. Ellos tenían una simpatía importante por Milei.

En el caso de Sabag Montiel, además de las conversaciones que hay registradas en la causa, es muy impresionante su discurso antipolítico. El tipo cuestiona todo. Que Macri esto, que Cristina lo otro, hablaba de Sergio Massa en ese momento, cosa que me pareció curiosa, porque todavía Massa no había crecido como posible figura presidenciable.

En el caso de Revolución Federal, la vinculación era directa porque ellos fueron al lanzamiento de la campaña de Milei y a varios actos del candidato libertario. Leo Sosa siguió yendo aún procesado por la justicia por hechos violentos, lo militaron y lo siguen militando. Esto es un aspecto, después además aparecen algunos datos en el expediente que nunca nadie les dio trascendencia, como la foto de Sabag Montiel con Milei, que está en el expediente y nadie la había mostrado.

Pero también ha habido otras cosas; por ejemplo, en la casa de Carrizo cuando la allanan, encuentran unos papelitos donde tenía el contacto de un abogado para que lo defienda. ¿Quién era ese abogado? Francisco Oneto, un defensor mediático, pero que además resulta ser el candidato a vicegobernador con Carolina Píparo en la Provincia de Buenos Aires por la Libertad Avanza.

El abogado actual de Carrizo (nota de la r: Gastón Marano) también es un hombre de la política. Es alguien que era asesor en la Bicameral de Inteligencia del exsenador (Ignacio) Torres, ahora gobernador de Chubut.

El actual ministro de Justicia, (Mariano) Cúneo Libarona está a cargo de la defensa del Grupo Caputo en la causa de Revolución Federal, donde está acusado de financiar a Jonathan Morel mediante pagos millonarios a una pequeña carpintería que se había abierto un año antes sin tener conocimiento en el rubro. Son detalles que parecen cosas por ahí menores, pero para mí hay que ver la película completa.

El actual ministro de Justicia, (Mariano) Cúneo Libarona está a cargo de la defensa del Grupo Caputo en la causa de Revolución Federal, donde está acusado de financiar a Jonathan Morel mediante pagos millonarios a una pequeña carpintería que se había abierto un año antes sin tener conocimiento en el rubro. Son detalles que parecen cosas por ahí menores, pero para mí hay que ver la película completa.

Irina Hauser

¿Cuál es el impacto de estos actores en la escena pública?

Es la sumatoria de cosas lo que explica también la violencia persistente, porque si bien Revolución Federal desapareció de la calle, esa suerte de licencia para la violencia nunca se fue, siempre estuvo latente, y tiene varias patas. Una tiene que ver con el discurso de la derecha política, que ya desde antes del atentado vos escuchabas al propio Milei diciendo que había que exterminar al kirchnerismo, después lo tenías a (Ricardo) López Murphy diciendo “son ellos o son nosotros”, Patricia Bullrich ya en campaña pidiendo un país sin Cristina. Hasta Horacio Rodríguez Larreta pedía eliminar al kirchnerismo. Son términos que en la historia de nuestro país no tienen otro sentido, otra connotación, que desear la muerte. Y la muerte del kirchnerismo y de Cristina en particular parecía el leitmotiv del periodismo concentrado.

¿Cuál fue el rol de la justicia y los medios en este escenario?

Otro aspecto es el que tiene que ver con cómo se fue posicionando el Poder Judicial, que también puso su granito de arena para la violencia. Las movilizaciones que ocurrieron en las inmediaciones de la casa de Cristina se dieron en el contexto en que estaba transcurriendo el juicio de la obra pública, donde se la acusaba de direccionar obra pública en Santa Cruz a favor de Lázaro Báez. Algunos le dicen el juicio de Vialidad.

Era la época del alegato final, el fiscal Diego Luciani hizo un espectáculo para hacer su alegato de nueve días que se transmitió por YouTube, pareció una cadena nacional, como no tenían ninguna prueba realmente, armaron todo ese show para los medios amigos. Y esas son cosas que tienen mucho impacto.  El día que Luciani pide los doce años de prisión y la inhabilitación perpetua los primeros en salir a festejar son grupos que iban a insultar a Cristina en la esquina de la casa, entre ellos los de Revolución Federal.

Esta es una organización que hasta el día de hoy sigue teniendo protagonismo en los actos del actual presidente, ¿Quiénes están detrás?

Los de Revolución Federal, Leo Sosa y Jonathan Morel, estuvieron el primer día ahí cerca de la casa de Cristina, lo que ocurrió fue que se llevó a la militancia para neutralizar esa situación, y ahí ya no se movieron más. La movilización duró 11 días.

Siguiendo con la causa, como era cantado, Cristina fue condenada en diciembre. Ya lo sabía todo el mundo, como ella decía, la condena estaba escrita. Y por si hubiera alguna duda, Clarín publicó la famosa frase de “la bala que no salió y el fallo que sí saldrá». Son factores que colaboran con la violencia. Los medios venían ya desde mucho tiempo antes convirtiendo a Cristina en esta suerte de enemigo de todo, a fuerza justamente de la multiplicación de causas judiciales.

El Grupo Clarín tiene mucha incidencia en cómo se han llegado las causas judiciales, la cantidad de acusaciones que se hicieron, y los jueces son muy sumisos frente a las exigencias de los medios. No hace falta que le golpeen la puerta y le digan que arme una causa. Ya saben lo que tienen que hacer. Es como un código interno, que se da por sobreentendido.

¿Cómo se alcanzan estos niveles de violencia y confabulación contra la exmandataria?

Milei en esa época tenía una especie de séquito, (y lo sigue teniendo) de jóvenes intelectuales liberales, que formaron un grupo que se llama “el Ministerio del Odio”. Y en ese grupo estaba alguien que está copando mucho espacio cada vez que puede hablar: Agustín Laje. Ellos hacían transmisiones desde la pandemia con miles de personas escuchándolos. Y más de una vez terminaban llamando a tomar las armas para eliminar al otro.

Haciendo el libro leí bastante sobre qué pasa con los discursos de odio. Hay un estudio muy interesante que muestra, por distintos márgenes de edad, cómo rebotan los discursos de odio y cuándo terminan en acciones. También seccionan por tópicos, porque los discursos de odio pueden tener muchas caras. Puede presentarse como un discurso de odio político, como lo es en este caso con Cristina, pero también puede ser referido a un odio racial o contra las minorías. Los une la cuestión de llevar ese odio a la acción. ¿Y con esto qué quiero decir? Sabag Montiel no necesitaba que alguien fuera a darle la orden. Puede haber ocurrido, no lo sabemos porque el Poder Judicial no ha querido investigar a fondo.

Pero también es cierto que Montiel tiene una personalidad border, se ve muy claro en los estudios psiquiátricos que le hacen. Capaz le tiraron unos mangos o escuchó la idea en el Twitter de Space. Ahí Morel, de Revolución Federal, decía: “Si yo pudiera me metería en el medio de la militancia (kirchnerista), pero no puedo porque los nenes de la Cámpora me conocen, me hago pasar por militante y pasa a la historia”. Eso es lo que hace Sabag Montiel, el nivel de violencia era tan grande y el llamado a matar era tan explícito que estaba a un paso de lo que sucedió. Lo hizo él pero lo podía haber hecho cualquier otro, porque era prácticamente una invitación.

Da la impresión de que hay pistas que no permean los filtros judiciales. Investigaciones que se comprenden a gran escala, pero la justicia decide fraccionarlas en causas menores. ¿Qué peso tiene esto en la causa?

Brenda Uliarte este año presentó un escrito diciendo que quería ampliar su declaración, contar detalles de cómo ella cree, por lo que le escuchaba hablar a Sabag Montiel, que Gerardo Milman, el diputado del PRO, que además fue jefe de campaña de Patricia Bullrich, les daba dinero a Revolución Federal para que fueran a generar situaciones de tensión o de violencia a Recoleta, donde estaba la movilización. En el escrito menciona a una secretaria, a una tal Carolina, que todos creemos que es Carolina Gómez Mónaco, que es una mujer que sigue trabajando con Milman, que fue además su mano derecha en el Ministerio de Seguridad en la época en que lo dirigía Patricia Bullrich. Aparentemente lo están dejando para el juicio oral, aunque no es que no podrían hacerlo en la instrucción, porque todavía queda una pista abierta en la instrucción, que es la pista Milman.

¿Qué llegada concreta tiene esta pista en la causa?

La pista Millman se abre cuando se presenta un testigo a declarar en el juzgado de María Eugenia Capuchetti, Es un hombre que se llama Jorge Abello, que trabaja de asesor en la Cámara de Diputados. Abello declara que dos días antes del atentado había visto a Gerardo Milman sentado en el bar Casa Blanca con dos mujeres, y desde una mesa contigua lo escuchó decir: “Cuando la maten yo estoy camino a la costa”.

 A raíz de esa declaración la jueza tomó algunas medidas, como por ejemplo constatar si efectivamente Milman y dos mujeres habían estado ahí, lo cual se confirma, las dos mujeres eran asesoras suyas, una era Carolina Gómez Mónaco. También se constató que al día siguiente Millman viajó a la costa, a Pinamar, por actividades proselitistas que él mismo había anunciado en sus redes. Pero cuando llaman a declarar a estas mujeres, ellas dicen que hacía un montón que no iban a Casa Blanca. Estaban mintiendo porque le muestran los videos y recuperan la memoria repentinamente.

El abogado Marcos Aldazábal pidió que les secuestren los celulares, pero la jueza se negó. Esto llevó a que recién en diciembre, y por una orden de la Cámara Federal, se las citara otra vez para pedirles los celulares. Cuando llegan estas mujeres a declarar nuevamente los celulares habían sido borrados o reemplazados. Una de las asesoras, Ivana Bohdziewicz, fue despedida del despacho de Millman a finales del año pasado. En mayo de este año se presenta a declarar y comenta que el teléfono no había sido borrado por voluntad propia, sino que fue Carolina Gómez Mónaco quien la acompañó a una oficina de Patricia Bullrich, donde la esperaban un perito y Milman para borrarle el celular.

Es el día de hoy que nadie analizó ningún celular de Milman por distintas razones. Primero por burocracia, pero además porque el tipo fue y se presentó voluntariamente a entregar un celular. Resultó ser un modelo que salió después del atentado, que lo empezó a usar en el mes de noviembre. Milman le tomó el pelo a todo el mundo, y se lo aceptaron.

 Yo no sé de qué responsabilidad tiene el diputado del PRO, pero dos semanas antes del atentado presentó un proyecto donde pedía información sobre distintas custodias, la de Cristina y también la de jueces, fiscales, y periodistas independientes, justificando el pedido como un amparo contra algún posible intento de victimización sobre la entonces vicepresidenta, frente a las causas judiciales que tenía vigentes. Aparentemente retiró ese proyecto, pero existió y nunca se trató en la investigación.

¿Creés, tal como citas en el libro, que la vida democrática es el antídoto contra el odio?

Sí, yo creo que la vida democrática lo es. En este momento tenemos el problema de que estamos ante una gestión de gobierno que intenta construir por fuera de las instituciones de la democracia. Es un panorama incierto, al menos los pocos días que llevan ya han presentado bastantes atropellos, y un papel bastante autoritario. Pero tengo esperanzas en el saber impregnado que tiene nuestra sociedad, en la lucha de los organismos de derechos humanos. Espero que esa pulsión se active, yo creo que puede suceder, y que además tiene que ser un reclamo democrático porque las cosas que están ocurriendo son un atropello. Va a ser una batalla dura, pero con la convicción de que ahora la sociedad tiene elementos para no perder lo que se conquistó.

La magia del libro usado

La magia del libro usado

El protagonismo del mercado de textos usados tiene múltiples sentidos para sus lectores: desde la concientización del medio ambiente hasta el interés por la historia de un ejemplar que llegó a pasar por cuatro personas. Un mercado en expansión ideal para enfrentar a la crisis.

“La lectura es una herramienta fundamental. Es memoria, entretenimiento, un instrumento que no tiene contraindicaciones y aporta conocimiento. Le puede cambiar la vida a una persona. Cuando nace un lector y logra mantener ese hábito, lo tiene para siempre”, asegura Alejandro Vaccaro, Presidente de la Asociación Borgesiana de Buenos Aires y miembro de la Sociedad de Bibliógrafos Argentinos, en diálogo con ANCCOM. Un comentario, una sugerencia, una temática o un escritor en especial son algunas de las tantas motivaciones que tienen los usuarios para comenzar a leer. Sin embargo, el mundo de la lectura es todo un enigma. “Los libros son un misterio, tiene un relieve inesperado y razones inexplicables”, afirma Vaccaro.

Las prácticas culturales fueron cambiando a lo largo de los siglos, así como también la relación entre los libros y sus distintos usuarios: lectores de libros nuevos, usados y de ambas cualidades. Generalmente es difícil encontrar al lector del libro nuevo comprando uno usado. Ante una situación económica, opta por comprar menos libros pero es muy raro que se pase al mundo del libro usado. “El libro usado tiene un encanto especial, que fascina a los lectores de usados. Tiene su propia historia, los subrayados, la dedicatoria, los papelitos que hay dentro, el olor, el color del papel, la edición. Todo eso genera una fascinación, un aura en particular. Pero las personas que leen nuevos, tienen cierta resistencia a todo eso. No les gusta que el libro tenga polvo ni marcas. Les gusta el olor a nuevo y que esté impecable. Todos los lectores tienen sus mañas”, confiesa Patricio Rago, organizador de la Fiesta del Libro Usado (FLU), escritor y dueño de la Librería Aristipo en el barrio porteño de Villa Crespo.

Los libros de papel tienen segundas, terceras y hasta cuartas vidas gracias a las librerías de segunda mano. Se encuentran en diversas partes: plazas, librerías, veredas, anticuarios, mercados de pulgas o inclusive también de manera virtual. A lo largo de los años este tipo de literatura fue creciendo por su presentación, por la dificultad de encontrar un título o editorial en particular, por una cuestión medioambiental, ejemplares que se encuentran agotados o más baratos que los libros nuevos. Es decir, hay diferentes motivos que influyen en el auge de los libros usados: temáticas de interés diversas, hallazgos de piezas antiguas no reeditadas y una lista amplia. 

Además, en los últimos años se incorporó el uso de las redes digitales dentro de la administración del tiempo de cada persona. Este dato no es menor ya que no se aborda desde la intensidad con que leen los usuarios sino de los nuevos modos de leer que alteran los hábitos tradicionales e impactan también en la apropiación de los contenidos. 

Muchos lectores se acercan no solo a ver los libros sino también a donar títulos y colecciones que no pueden tener ya en sus casas. El objetivo es lograr una mayor circulación de los textos como medio de cultura y aprendizaje, convirtiéndolos también en objetos de intercambio. 

 

Un espacio de encuentro

Gran parte del público lector de las librerías de segunda mano, las consideran un espacio de encuentro. Un lugar que no solo da vida por segunda vez a libros viejos y usados que descubren un nuevo y potencial lector, sino también un sitio para vincularse con personas con los mismos gustos. A su vez, es un ámbito para fomentar el libro como objeto de uso y crecimiento. Se crea un entorno nuevo e idóneo para encontrar ese libro perdido, retomar el hábito o localizar un clásico. Anécdotas, sorpresas, comentarios y largas conversaciones forman parte de este tipo de librería. Por lo que se puede entonces hallar tres tipos de acercamiento: del libro al lector, del lector al libro y entre los mismos lectores.

En la Avenida Corrientes 1187, se encuentra La Librería del Subsuelo, un sitio al que concurren muchas personas para consultar, canjear o vender libros y lo hacen directamente con la dueña del espacio, Jeannette Chejolan. “Todos los que se acercan a nuestra librería, lo hacen con la idea de dar un paseo, de conocer otras personas que les gusta lo mismo que a ellos. Al ingresar libros todos los días, también se acercan para ver qué temáticas nuevas entraron. Es parte de la rutina del lector formar un lugar de encuentro”, afirma Chejolan. Visitar una librería de segunda mano implica también comunicarse y relacionarse con otros. “Esta semana se acercó un chico de unos 15 años buscando un libro particular sobre historia argentina. En la misma sección estaba un lector que nos compra hace años y que sabe mucho de la temática en sí. Estuvieron muchos minutos hablando, intercambiando ideas y se pasaron los teléfonos para que éste último le recomendara más ejemplares. Eso sucede muy seguido en las librerías de segunda mano”, concluye la dueña de la Librería del Subsuelo.

A su vez, en el stand 36 de la Feria de Libros Usados de Plaza Italia, está Fabiana Medina, quien trabaja en su puesto hace 45 años y disfruta recomendando libros tanto a chicos como adolescentes. “A la feria viene mucha gente, todos los días, la mayoría turistas. Les encanta el paseo, el lugar, observar estos pequeños universos porteños. Persiguen a Borges, Cortázar y Sábato para comprenderlos un poco más. Pero el público en general busca de todo y las ofertas tienen mucho éxito”, confiesa a este medio Fabiana en diálogo con Anccom. 

Marcelo Gancedo, propietario de “Victoria libros” de Plaza Italia, cuenta que el público que va es variado y aumenta mucho cuando es la Feria del Libro. Cuando salen de la Rural siguen entusiasmados y se cruzan para seguir mirando y comprando. “Últimamente las ventas aumentaron bastante porque el precio de los libros nuevos es muy alto, porque el papel está caro. Entonces la gente busca precio”, agrega.

Las maneras de conseguirlo

“La ciudad de Buenos Aires tiene una gran tradición de libros usados que es única en el mundo. No existe ninguna ciudad que tenga la cantidad de librerías, la calidad de textos y de lectores. Acá, es bastante frecuente ver gente leyendo en la calle y en los colectivos”, sostiene Rago. Asegura que la gente durante muchos años se reunía en las distintas zonas de librerías, las de la avenida Corrientes, avenida de Mayo, por las calles Rodríguez Peña, Montevideo, Paraná; por las de los Parques Rivadavia, Centenario y Plaza Italia y las de los barrios como San Telmo. Existía una tradición muy fuerte por la compra de libros usados en esos lugares, allí la gente se juntaba a charlar y a debatir sobre literatura, filosofía e historia.

Para el dueño de Aristipo ese mundo comenzó a resurgir durante este último tiempo, y además, apareció una nueva generación de libreros de segunda mano. Esta nueva generación de librerías es la que viene trabajando desde hace algunos años en la difusión y promoción del libro usado, devolviéndole “su épica y su aura”. Es gente apasionada por los libros, poniéndolos en valor. No sólo ofrecen la posibilidad de encontrar ediciones antiguas o textos que ya no se venden en el mercado, sino que también destacan y transmiten la magia que tiene el libro usado, ya que entre sus páginas se puede encontrar partes de su historia y conocer a sus antiguos dueños. Muchas veces aparecen dedicatorias, subrayados, reflexiones, citas, frases, nombres, lugares o fechas que le dan a ese objeto una vida propia y tienen la capacidad de hacer volar la imaginación del lector.

Por otra parte, en el mundo del libro nuevo, las editoriales son las que deciden qué ejemplares y qué autores se deben vender, exigiendo que las novedades sean colocadas sobre las mesas de las librerías para lograr mayor exposición. Los libreros de usados, en cambio, trabajan por fuera de estas presiones y lógicas comerciales, siendo ellos quienes deciden qué vender y recomendar, haciendo una especie de curaduría de los libros que eligen para ofrecer. Se crea así un vínculo de fidelidad con el cliente que confía en el criterio de selección de los libros que se les proponen. “Muchos lectores están descubriendo el valor del libro usado, de alguna manera, contagiados por esa pasión que transmiten los libreros. Hay una especie de explosión en su consumo”, asegura Rago.

Aparte de estas librerías especializadas en el tema, existen otras formas de adquirirlos. En la página del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se promocionan las Ferias de Libreros. Se aclara que, además de libros y revistas usadas, algunos puestos se dedican a la compra, venta y canje de artículos relacionados a la filatelia, numismática y objetos de colección. Abren de lunes a viernes de 10 a 18 horas y se los puede encontrar en: 

La cantidad total de puestos otorgados son 232. Para acceder a los permisos se exige aparte de ser argentino nativo (por opción o naturalizado/a) o extranjero con radicación permanente en el país, pasar una prueba de taller donde se evalúa si el postulante tiene antecedentes referentes a la explotación del rubro, y si tiene suficiente provisión de mercadería, experiencia y conocimiento de la actividad. Estos requisitos garantizan la calidad del puesto y que quien lo maneje pueda ofrecer un buen servicio. 

Otra manera frecuente de adquirir libros usados es por medio del e-commerce. Según Marcelo Gancedo y Fabiana Medina, puesteros de la Feria de Plaza Italia, durante la pandemia la venta por internet de libros usados aumentó considerablemente. A partir de ese momento los lectores adquirieron el hábito de buscar en la web los libros usados porque no los conseguían nuevos o por ser más económicos. Una de las plataformas utilizadas es Tiendanube, donde cualquier persona puede crear su propia tienda online para vender en Internet directamente al comprador. Las ventas por este medio son bastante rentables porque tienen muy bajos costos, existe una demanda constante y la posibilidad permanente de renovar stock. Las ventas se pueden concretar por medio de plataformas como Mercado Libre y Tiendanube, por medio de grupos de compraventa o marketplaces en Facebook o publicaciones en Instagram.

Otra manera de comprar libros usados en la ciudad es por medio de los puestos que se han instalado en diferentes esquinas del centro porteño. Se trata de la iniciativa Un libro por una oportunidad» creada en 2020 por dos amigas Cecilia Gallo y Mariana Peluffo. Esta red solidaria recibe donaciones de libros usados que luego entrega a personas de bajos recursos o en situación de calle para que ellos los puedan vender a un precio accesible, y con lo recaudado generen un ingreso propio. De esta manera la organización contribuye no sólo con el vendedor, sino también con el vecino o peatón que adquiere un libro por un precio muy accesible.

 Qúe es la Flu

La Fiesta del Libro Usado (FLU) es una feria de entrada libre y gratuita que se organizó por primera vez el 5 y 6 de noviembre de 2022 en el Centro Cultural Plataforma Nave en el barrio de Palermo en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). En esa oportunidad asistieron 2000 personas por día. En 2023, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno ofreció el espacio de La plaza del Lector “Rayuela” (Avenida Las Heras 2025, Ciudad Autónoma de Buenos Aires) para organizar el evento como una manera de apoyar la iniciativa. Se esperaba la presencia de entre 6.000 y 8.000 personas y asistieron más de 40.000. Según Rago, su organizador, la feria fue el resultado de muchos años de trabajo, de difusión, de devolverle la épica y el aura al libro usado. La organización de la FLU lleva un gran trabajo de preproducción porque se eligen cuidadosamente las librerías que participan. Van sólo libreros y libreras que tienen buenas obras, que tienen conocimiento sobre libros y literatura y llevan una selección de sus mejores títulos.

En la feria no sólo se pueden comprar buenos ejemplares, también hay distintas actividades, charlas, lectura de poesía, de narrativa, entrevistas a distintos autores, música en vivo y puestos de comida. La idea es que la visita sea una experiencia y entender la lectura como una fiesta. Por eso se llama la Fiesta del Libro Usado y no la feria del libro usado. 

La fiesta de este año se organizó en septiembre y tuvo mucha difusión por parte de los medios masivos de comunicación. “Los precios en general eran muy buenos en relación al nuevo, la gente se llevaba pilas de libros y los libreros tuvieron que volver a sus locales a buscar más textos para reponer en los stands”, recuerda el organizador de la FLU. En la edición de este año participaron 35 libreros y se calcula que cada uno vendió aproximadamente 400 ejemplares, lo que da un total de 14.000 libros vendidos durante los dos días.  Este tipo de eventos permite a la gente descubrir con mayor profundidad el universo del libro usado e incorporarlo como un posible hábito.

La lectura en Argentina

El tiempo y magnitud que la persona le dedica a la lectura está relacionada a la edad, sexo, zona geográfica y actividad que ésta presente. Según la última Encuesta Nacional de Consumos Culturales 2022 (ENCC), la mitad de la población leyó al menos un libro el último año. La lectura, tanto habitual como ocasional, se realiza más en el formato papel. Por otro lado, la mayoría de la población (39%) lee para entretenerse, un 18% lee por estudio y un 6% por trabajo, y el principal motivo de elección de los libros leídos es el género o tema tratado. Además, los grupos etarios que más leen son aquellos entre 13 y 29 años con un porcentaje de lectura de 77% y 58% respectivamente.

 Al mismo tiempo, dicha encuesta, también plasmada en la página de Sistema de Información Cultural de la Argentina (SINCA), sostiene que el libro en papel es el formato más elegido en todas las edades, niveles socioeconómicos, géneros y regiones del país. A su vez, la lectura en formato digital duplicó los valores que presentaba en 2017. Es una práctica en expansión que complementa el hábito de la lectura en papel y no como muchos sostienen, una competencia. 

La producción de libros en el país

En el último Informe de Producción del libro Argentino presentado por la Cámara Argentina del Libro (CAL) en mayo de 2022 se pueden observar ciertas tendencias en la producción de libros que responden, entre otras cosas, a los hábitos de los lectores. Desde el 2015 a 2019, la producción de libros había caído en la Argentina sostenidamente, de 83 a 35 millones de ejemplares. Puestas en comparación con un año anómalo como fue el pandémico 2020 que afectó los modos de producción, las cifras de 2021 hablan de una recuperación y nueva tendencia de crecimiento ya que se produjeron un total de 44 millones de ejemplares y un crecimiento del 24% de las novedades editoriales, datos que comienzan a equipararse con los de 2019. Sin embargo, existe un dato importante en cuanto al significativo achicamiento de las tiradas: la cantidad de ejemplares que se imprimen en cada edición. En el sector editorial la tirada promedio pasó de 2.700 ejemplares en 2016 a 2.229 en 2018 y 1.700 en 2021. En ese año la mayoría de las novedades salieron al mercado con una tirada de sólo 1.000 ejemplares, y teniendo en cuenta que en todo el país había en ese momento 1.200 librerías de nuevos, significa menos de un ejemplar por librería. Un análisis más detallado de las tiradas muestra cómo se acentúa esa caída en la producción de la primera tirada. En casi el 40% de las ediciones comerciales, las tiradas no superaron los 600 ejemplares. 

El mito del fin 

Actualmente, los libros enfrentan una gran competencia por la existencia de otros medios de entretenimiento. Esto no solo influye en la falta de lectura sino la ausencia de agilidad en el pensamiento de la persona.

Sin embargo, por más que existan otros medios de entretenimiento o libros digitales, es un mito que el libro físico llegue a su fin. Por un lado, Rago afirma que es justamente el uso y bombardeo de las tecnologías, las redes y el teléfono lo que hace que el libro físico resulte atractivo. Explica que “leyendo la gente busca otra temporalidad y un descanso de la excesiva exposición a las pantallas. Lo que tiene para ofrecer hoy el libro en papel es eso, un descanso, entrar en otro tiempo, un rato de calma y otra manera de respirar”. 

Por otro lado, Alejandro Vaccaro sostiene que la era digital representa una moda y que es pasajera. “Esto va a pasar. Se va a revertir y vamos a volver a la parte humana. No está en peligro el libro físico, va a subsistir. Lo mismo ocurrió por ejemplo con la radio. Además, el avance del libro digital es mínimo, está comprobado”, declara el Presidente de la Asociación Borgesiana de Buenos Aires. 

Agustin Vega, sociólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), sostiene que, además de que no desaparecerá el formato físico, existe una convivencia de ambos formatos y que la era digital es funcional para aquellos que están a distancia. “Creo que el libro digital no es una amenaza, sino una buena forma de poner en disponibilidad ciertos textos y otras formas económicas accesibles o casi imposibles de acceder. El atractivo del objeto va a seguir estando. Todavía tiene mucho atractivo y cierta practicidad. Va a convivir con formas digitales, con otros consumos y formas de lectura”, asiente el sociólogo. 

De todas maneras, la lectura es un hábito que mejora las condiciones sociales y le permite al lector desarrollar los aspectos cognitivos y reflexionar sobre cualquier tema, independientemente del formato que elija. “En definitiva, lo que vale es el texto. Cada uno lee como se siente más cómodo. Un buen texto soporta cualquier formato”, concluye Vaccaro. 

Con el paso del tiempo, los libros usados tienen muchos más seguidores ya sea por su precio, por el aumento de la concienciación y por la experiencia de tener un libro que ha estado en otras manos y ha vivido muchas historias de otras personas. También hubo una transformación en su connotación: lo que anteriormente algunos lectores veían como negativo y vinculado como un recurso escaso, ahora es una experiencia ecologista, sustentable y social. Los lectores y vendedores tienen la tarea de mostrar otra imagen del libro, un enfoque más atractivo y descontextualizado de los espacios académicos tradicionales. La nueva imagen que se está intentando mostrar tiene que ver con que un libro usado es un tesoro encontrado.