15 años de televisión comunitaria y política

15 años de televisión comunitaria y política

Este año Barricada TV, símbolo de la televisión alternativa y autogestionada, llegó a los 15 años con una experiencia que deja huella en periodistas que piensan la comunicación desde la incidencia social y la construcción colectiva.

Lucía Maccagno camina en la absoluta oscuridad por el galpón lleno de máquinas y aluminio. No necesita linterna y conduce con paso firme hasta el ascensor. Desde hace 15 años repite el mismo recorrido. Llegó a Barricada en el 2010 como estudiante de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires, buscando un espacio donde lo audiovisual se cruce con la discusión política y militancia. El cuarto piso combina la dureza fría de los escombros de metal con los murales llenos de expresión y colores vivos que decoran las paredes, junto a los ventanales y plantas de interior. La fábrica de Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina (IMPA), ubicada en Querandíes entre Rawson y Pringles en el barrio de Almagro, fue una de las primeras recuperadas por sus trabajadores en el año 1998. “Ellos lo que decidieron fue llenar este edificio de vida más allá de lo que era la cooperativa de trabajo. En esa sintonía instalaron un bachillerato popular, un centro cultural y abrieron solidariamente el espacio a un montón de experiencias, entre ellas la nuestra”, cuenta Lucía. El mural de Rodolfo Walsh da la bienvenida al estudio de televisión de Barricada TV.

Pensar en Barricada

“No hay día que nos levantemos y no estemos pensando en Barricada”, cuenta Ignacio Etchart sentado en el sillón rojo del estudio de televisión, rodeado de pantallas, cámaras y cables. Lleva puesta una remera con la tapa de Oktubre de Patricio Rey y sus redonditos de ricota, pero a diferencia de la estampa del disco original, el hombre de trazo grueso, mirada al cielo y boca abierta en un grito emancipador, no empuña una cadena rota sino un micrófono verde de Barricada TV. “La forma de trabajar con el tiempo rompió un poco la lógica de la cual venimos estructurados en el periodismo que piensa los roles más como estrellas, salir en cámara, hacer mi programa y tener mi canal. Esto rompe la lógica porque te obliga a pensarlo como un espacio realmente colectivo donde que funcione depende de vos y de tus compañeros y que hay un método mucho más solidario, muy diferente a lo que estamos acostumbrados”, expresa Ignacio. 11 años antes se bajaría por primera vez en la estación de subte Río de Janeiro, sin haber conocido nunca una fábrica recuperada y menos un canal cooperativo y comunitario, con la inquietud por un periodismo alternativo que dé lugar a enfoques, protagonistas y territorios desconocidos para el sistema de medios televisivo tradicional. “Hacemos todos, todo”, complementa Lucía Maccagno. En el medio audiovisual rotan los roles para que todos puedan sostener el espacio desde lo periodístico, conozcan cada una de las tareas y cómo se llevan adelante.

Barricada TV comienza como un protocanal con transmisiones de un día que se gestionaban de forma artesanal. Nace de la necesidad de contar lo que sucedía en los barrios desde la perspectiva de los trabajadores, las mujeres, los desocupados, los estudiantes y los movimientos sociales. En resumen, de sus protagonistas. Una mirada subestimada desde la televisión comercial. En este sentido, Lucía ejemplifica: “Desde los principales canales de televisión cuando hay un corte o hay algún reclamo te hablan del caos de tránsito. Nuestra forma de encarar eso va a ser distinta y al momento de ir a cubrir la noticia, no le vas a preguntar al tachero que hace 25 horas está frenado ahí qué piensa del corte, sino que vas a intentar poner ese reclamo en un contexto. ¿Qué les pasó a los laburantes que están ahí haciendo ese corte para llegar a esa situación? ¿Cuál es la historia? Probablemente, en el cien por ciento de los casos los patrones los cagaron como pasó con IMPA y terminan saliendo a la calle para reclamar por sus derechos. Es ahí donde a nosotros nos interesa poner los micrófonos y en todo caso cambiar la pregunta, poder historizar ese conflicto y preguntarle si le parece justo que los patrones hayan dejado en la calle a miles de laburantes y sus familias”.

En el año 2009 y al calor de los debates sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual comenzaron a construir el estudio al interior de la fábrica y en 2010 empezaron las transmisiones por el canal 5 de Almagro de la televisión analógica. “Nosotros siempre sostenemos que la identidad de Barricada es un poco IMPA obviamente. Porque es ejemplo del laburo desde la autogestión de los propios trabajadores, de defender su espacio de trabajo, de pelear por sus derechos y defender sus conquistas. Bueno, nos inspiró y nos inspira constantemente”, expresó Lucía. En 2015, consiguieron la licencia para transmitir por televisión digital abierta, donde continúan emitiendo hasta el día de hoy.

“El Estado nos debe dinero”

En un contexto adverso para los medios comunitarios y autogestivos, Barricada TV enfrenta desafíos que se agravan por el incumplimiento de normativas vigentes y la falta de financiamiento estatal. “Creo que es un momento complicado para todo nuestro pueblo en general, pero para las experiencias autogestivas y cooperativas más aún”, advierten desde el canal. Entienden que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual representó un hito clave, ya que, a partir de esa ley, y gracias a la lucha conjunta con otros medios comunitarios, sectores de la academia, el sindicalismo y organizaciones de la sociedad civil, se logró que el Estado reconociera formalmente a los medios populares. El Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (FoMeCA), creado en ese marco, fue durante años el principal sostén de muchos de estos proyectos. “Este estudio que ustedes ven acá no hubiese sido posible sin ese financiamiento”, explican.

Sin embargo, con el cambio de gestión en el ENACOM, la situación dio un giro drástico. El organismo no sólo dejó de cumplir con lo estipulado en la ley, sino que tampoco reconoció convenios firmados previamente, generando una deuda que pone en riesgo la sostenibilidad de los canales. “El Estado nos debe dinero. Son contratos que se firmaron y que hoy no se reconocen. Y lo más grave es que ese artículo de la ley sigue vigente, al igual que el gravamen que se sigue cobrando y cuyo único destino, por ley, son los medios comunitarios. Pero no nos llega un peso”, denuncian.

Ante este panorama, comenzaron a explorar nuevas formas de financiamiento: vínculos con sindicatos y organizaciones sociales para ofrecer servicios de producción y difusión, sorteos mensuales para quienes apoyen con aportes económicos, y la creación de la Comunidad BTV, una modalidad de suscripciones abiertas a televidentes.

A esta realidad se suma otro frente de conflicto: la falta de inclusión en las grillas de los cableoperadores, a pesar de haber cumplido con todos los requisitos legales desde 2018. “Aun habiendo hecho cada paso legal, cada papel presentado, cumpliendo la norma a rajatabla, nos privaron la posibilidad de crecer aún más”, afirman. Las gestiones judiciales, movilizaciones frente a Canal 13 y campañas de visibilización no han sido suficientes para torcer esa situación. “La ley era mucho más avanzada que lo que fueron las aplicaciones de los distintos gobiernos”, señalan. Y refuerzan una definición que sintetiza el espíritu del canal: “Más allá de un trabajo, esto es un espacio de militancia. Creemos en la comunicación como un campo de batalla. Y acá venimos a militar para dar la pelea”.

Consultados sobre los motivos detrás del incumplimiento sostenido de la ley, apuntan al rol de los grandes grupos mediáticos como factor de presión permanente. “En el mejor de los casos, hubo temor; en otros, complicidad directa”, advierten. Y aclaran: “Muchas veces, la sombra de los grupos concentrados de comunicación fue la excusa para no avanzar”. 

Que la forma no condicione el contenido

En el análisis del panorama actual de los medios, desde Barricada TV señalan un fuerte contraste entre las lógicas que imponen las plataformas digitales y las formas de producción que sostienen los medios comunitarios. Mientras en internet impulsan la fragmentación, el recorte y la búsqueda de viralización, los proyectos alternativos apuestan por ir al territorio, dar voz a sus protagonistas y contar en profundidad lo que sucede.

Esa tensión plantea un desafío: cómo adaptarse a los lenguajes que hoy dominan el ecosistema digital sin perder la esencia. “Es no perderla, pero saber que para ocupar ciertos territorios tenés que amoldarte a esas formas”, explican desde el canal. Lejos del modelo del medio profesionalizado que transmite verdades desde un estudio, Barricada defiende una construcción colectiva del sentido, con eje en el vínculo con sindicatos, organizaciones sociales y clubes de barrio.

La apuesta es fortalecer el tejido social desde la comunicación, resistiendo a la lógica del aislamiento y la individualización que hoy marcan tendencia. “Nosotros creemos en una sociedad distinta, y eso se construye en comunidad”, remarcan. Para el canal, el formato jamás puede imponerse sobre el contenido. La forma de contar debe adaptarse, sí, pero sin alterar el mensaje ni diluir el enfoque comunitario. En un contexto adverso, sostener esa identidad no es solo una decisión estética o editorial, sino profundamente política.

 

Todo por hacer

La celebración por los 15 años se convirtió en un encuentro cargado de emoción y militancia en el bar cooperativo Luna Porteña de San Telmo. No fue un festejo más. Fue una síntesis del recorrido del canal y de los vínculos que supo construir a lo largo del tiempo. «Desde el principio, el objetivo siempre fue político y comunicacional. Esa convicción fue lo que sostuvo todo lo demás. Si no hubiese existido ese propósito claro, el canal no habría perdurado», explicaron Maccagno y Etchart.

La cooperativa Piazza, les regaló la torta del festejo. También asistieron los compañeros y compañeras aliados de La Argentina y el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. “Vinieron personas que fueron parte del canal en distintos momentos, que pasaron por la pantalla o nos acompañaron en luchas clave, como las movilizaciones al ENACOM por nuestros derechos”, recordaron. “Hay fábricas, hay bares recuperados, hay un montón de experiencias en rubros totalmente distintos, y todos han demostrado que, aunque el escenario sea adverso, se puede salir adelante”, plantean. Reconocen las dificultades y los golpes que implica sostener estos proyectos, pero destacan el valor de la «potencia de trabajo» que le imprimen los compañeros y compañeras para resistir. La jornada también incluyó música en vivo y la participación de bandas que se sumaron de forma solidaria. «Superó todas las expectativas. Fue muy movilizante ver cómo algo que nació desde la militancia fue creciendo tanto», expresó Lucía.

De cara al futuro, el desafío es seguir creciendo en un contexto de crisis, fragmentación y retrocesos en materia de comunicación comunitaria, fortaleciendo la autogestión, sosteniendo la voz propia y tejiendo redes con otros colectivos. “Hay algo que motoriza, que es tener muy claro cuál es el objetivo político comunicacional. Eso te impulsa”, explican, y agregan: “En las empresas recuperadas pasa algo similar: compañeros que se quedaron sin laburo porque sus patrones los cagaron, y que decidieron tomar los medios de producción. Son motivaciones distintas, pero la enseñanza es la misma: aún en los peores momentos, es posible”. Frente a la pregunta de cuál es el futuro de Barricada TV, respondieron con fuerte convicción: “De acá para adelante, todo”.

Samanta Schweblin, al teatro

Samanta Schweblin, al teatro

La directora Mariana Obersztern llevó al escenario el cuento «Nada sobre todo esto», protagonizada por Mirta Busnelli, María Merlino y Vanesa Maja.

Una hija y una madre conviven en un auto en el que repiten todos los días la misma actividad: mirar casas. Así es que llegan a una vivienda muy especial, de tres livings y mesas de mármol blanco. Pero la madre esta vez pasó el límite: su auto invadió una casa ajena, embarró todo el jardín y ya no puede dar marcha atrás. Se trata de lo irreversible, lo que no está adentro y se busca desesperadamente afuera. Una hija que narra, su madre que se obsesiona y una dueña que se pregunta quién va a pagar el daño hecho.

Esta es la trama «Nada de todo esto», un cuento escrito por Samanta Schweblin, que leyó la actriz María Merlino hace seis años, y desde entonces quiso llevar al teatro, aunque todos le decían que no era un cuento teatral, sino más bien audiovisual, cinematográfico. Así nació la puesta Ese Bow-Window no es Americano que se exhibe en Dumont 4040.

 

¿Cómo lograste concretar el proyecto?

María Merlino: Se me ocurrió llamar a Mariana (Obersztern), quien ya me había dirigido tres veces. Justamente eso que la gente veía como una contra, ella lo vio como algo positivo. Le gustó el desafío, esa cosa no tan teatral que tenía el cuento. Después de que ella lo leyera y me diera su visión, me di cuenta que todo lo que me contaba era lo que yo había pensado e imaginado y no había logrado poner en palabras. Así que a partir de ahí empezamos a armar el proyecto: Mariana como directora, yo de hija, Mirta (Busnelli) como la madre y Vanesa (Maja) como la dueña.

 

¿Qué te atrajo del cuento?

M.M: Principalmente el vínculo de madre e hija. Ese hábito o ritual que tienen de mirar casas que podría ser anecdótico, pero atrás de eso hay una relación bastante compleja.

En el cuento aparecen el esposo y el hijo de la dueña. En la obra son nombrados, pero no están encarnados en actores, ¿hubo una decisión de que sea una obra actuada solo por mujeres?

Mariana Obersztern: Absolutamente. A mí me daban ganas de concentrar y condensar ese universo femenino que me parecía que latía muy fuerte en el cuento, en el estilo de mirada de Samanta Schweblin, del detalle, de la sensorialidad. No tener que ser leal a la dramática de la obra, sino más bien a lo que se eleva del cuento. No está el niño pero está, porque se lo está nombrando todo el tiempo y aparece en el imaginario.

 

¿Qué efecto genera esto?

M.O: Me parece que soltar al hijo y dejarlo en el imaginario permite que la obra se pueda despegar de alguna especie de deuda teatral, tradicional, e ir en busca de esto que decía María, de esa zona fílmica. Se abstrae un poco porque permite empezar a mezclar los materiales y también la obra entra un poco en el mundo de las ideas.

 

¿Por eso también la decisión de incorporar visuales?

M.O: Sí, porque el teatro es acción, presencia, carne, tierra. Y este cuento tiene esa especie de deriva fílmica. Para poder producir eso conviene mover algunas cosas para que no se convierta en una obra de living. Esto no es una obra de living. Entonces la intención es que algunos elementos que están configurando el todo cambien de terreno.

En la obra sucede algo particular: cuando la madre habla, lo hace desde el dolor, aunque sus líneas generen risa en el público. Lo gracioso es la forma, el atrevimiento, el momento en que aparecen (cuando aparecen) las palabras de Mirta Busnelli.

¿Por qué te interesó protagonizar a la madre?

Mirta Busnelli: María me invitó, nosotras somos amigas y nos conocemos hace mucho tiempo y habíamos hablado de hacer algo juntas. También el cuento me gustó mucho. Es difícil contar de qué se trata, pero me atrapó algo de la madre. Esa extrañeza que tiene, esa rareza, ese misterio, esa sensación de soledad total.

 

¿Cómo vivís el estreno de una película y el estar haciendo teatro independiente en simultáneo?

M.B: La estrella que perdí es una película independiente que se estrenó con el apoyo del INCAA. La verdad no sé qué va a pasar. Como todos sabemos, en el INCAA se echaron a más de 200 personas y está amenazado. Se cerró el área de Fomento, que era justamente el que apoyaba y subsidiaba a las películas.

 

Siendo actrices y directoras ¿cómo viven esta situación de recorte? ¿Consumen teatro y cine de la misma manera o están más enfocadas en producir?

M.B: No, podemos comer, cantar y bailar.

M.O: Todo. Es importante tener un fueguito encendido, alguna vitalidad para que las cosas se arrasen lo menos posible. Para seguir vivos para la próxima vuelta, porque estas cosas que están ocurriendo son muy ruinas hacia la cultura, la educación, el pensamiento. Está bueno estar agazapado y conectados, conectades entre todes. Sobre todo para que no se arruine la belleza de la gente, de los humanos viviendo juntes e interdependientes.

 

Ese bow-window no es americano se puede ver todos los domingos a las 18 en Santos Dumont 4040, en el barrio de Chacarita. Las entradas están disponibles en Alternativa Teatral.

Que no se desmorone la CASA

Que no se desmorone la CASA

El cierre del programa Arte en Barrios, del Gobierno de la Ciudad, pone en peligro la continuidad de CASA, una asociación civil que enseña a interpretar música a chicos de barrios populares. Sus docentes no se dan por vencidos.

Es una mañana de sábado nublada y fría. En la esquina de Avenida Perito Moreno y Fernández de la Cruz, Mailen Ubiedo Myskow, directora de CASA y violinista, se encuentra con los profesores de canto, guitarra y clarinete, como todos los sábados. A unos pocos metros de allí se levanta la escuela Madre del Pueblo, donde dan clases de instrumento a niños, niñas y adolescentes del barrio hace más de 10 años.

Mientras caminan hacia la escuela, Ubiedo Myskow recuerda que empezaron con pocos chicos e instrumentos, fueron pidiendo donaciones y así fueron creciendo y sumando las clases en el barrio Fátima, de Villa Soldati.

A mediados de febrero de este año, el cierre del programa Arte en Barrios, que depende del Gobierno de la Ciudad, impactó fuertemente en CASA y sólo pudieron abrir la sede Madre del Pueblo. “Nos encontramos sin presupuesto-subraya la directora-, así que decidimos armar una campaña solidaria que la gente nos ayude”. Necesitan 1.000 personas que donen 1.700 pesos por mes, a través del débito automático o transferencia bancaria, para poder sostenerse.

Pese a lo difícil de la situación, Ubiedo Myskow asegura que van a seguir. “Vamos a tratar que los chicos que ya venían a las clases no pierdan el lugar y a medida que podamos seguir sumando donaciones vamos a ir incorporando docentes”.

Son las 10:30 y poco a poco van llegando niños que saludan a los docentes y se acomodan en las aulas. Cada una es un pequeño mundo, con sus propios sonidos. Margarita Sarquis es docente de canto y da clases en CASA hace 8 años: “Ahora estamos cantando A primera vista, canción de Chico César, pero traducida por Pedro Aznar. La vez pasada hicimos una traducción al español de una canción de la película de El Viaje de Chihiro porque a las chicas les gusta mucho el animé.”

Primero hacen ejercicios de estiramiento, relajación corporal y vocalización para luego comenzar a repasar las canciones. Sarquis acompaña con el teclado a las cantantes: Valeria, Valentina, Ariana y Mariana. Por los pasillos de la escuela, antes silenciosos, ahora se filtran las voces dulces de las chicas. También se escuchan sonidos de cuerdas que se afinan y el murmullo de padres y hermanos que preguntan por los horarios de las clases. Marina trae a su hija a su primera clase de guitarra: “A ella le gusta. Su hermana iba a clases de guitarra, yo le había comprado el instrumento, pero después perdió el interés. Y la hermana todos los días agarra y empieza a tocar mirando Youtube. Le dije: ´Andá a aprender hija, te anoto´. Yo habíia visto a los chicos entrar y nunca había preguntado”, cuenta.

En el aula de violín, Yamilé, de 12 años y Eimi, de 11, escriben las notas musicales en un pentagrama mientras Mailen afina. “Guarda acá, el do está muy bien pero hay algunas que están corridas”. Eimi recuerda que al principio quería tocar la guitarra pero después se dio cuenta que le gustaba más el violín, mientras que Yamilé siempre supo que el violín era lo suyo.

Hacia las 11:30 todos empiezan a practicar la canción de La pantera rosa, que interpretarán en el próximo concierto. “Mi identidad son las cosas que me gustan: mis recuerdos, mi nombre, mi familia y mis preguntas”, dice una cartulina en la puerta del aula de la que sale sonriente Luana, de 11 años. Ella siente que la música es lo que más le gusta y no falta un solo sábado. “Lo que más me gusta de tocar la guitarra es que aprendo muchas canciones y además, si no te sale algo el profe te explica, es muy copado”. Cuenta que tiene una hermana menor que espera cumplir 10 años para comenzar también las clases. “A veces, si puedo y si no hay nadie, le presto la guitarra y practica un poco”.

Son las 12 del mediodía, lo que significa que falta poco para la clase de ensamble. Cinco minutos de descanso y todos se trasladan al aula más grande para ensayar en grupo. Al frente están los violines, siguen los clarinetes y por último las guitarras. Silencios, miradas atentas y partituras que se acomodan en los atriles. Cuando el director marca el inicio, la música comienza. “Esto requiere un nivel de concentración bastante grande, a veces nosotros disfrazamos todo de juego pero detrás hay toda una disciplina que tienen que tener y que se les va enseñando de a poco”, comenta Álvaro Almada, profesor de guitarra. En este punto, todos los docentes concuerdan en que lo más gratificante es ver el aprendizaje y el avance de los chicos: “Como sea, se sigue, ese es el mensaje que le queremos transmitir a los chicos, no solamente con el contexto económico, sino también en otros aspectos de sus vidas”.

Muchas veces, por muchas situaciones complejas que se pueden vivir en casa, los niños no descansan bien y en clase no tienen la misma capacidad de atención. “Ahí es donde se empieza a armar una brecha entre el que puede descansar bien, el que tiene una casa calentita, el que no tiene que quedarse cuidando su casa y a sus hermanos, el que no tiene que trabajar, y el que sí tiene que hacer todo eso”, remarca Ubiedo Myskow. Con su trabajo cotidiano, CASA busca achicar esa brecha y que los chicos tengan un espacio extracurricular donde puedan jugar y compartir, donde puedan ser niños.

Si tienen que cuidar hermanos y no pueden asistir a clase, los docentes los alientan a que los traigan igual y los suman a alguna clase, así nadie se pierde de estar en un lugar lindo como lo es la escuela. “Yo creo que entre nosotros nos tenemos que apoyar y motivarnos a seguir por ellos, por los chicos y chicas que vienen acá y esperan tener un profe con una sonrisa esperándolos para tocar como siempre, por más que esté el día gris”, reflexiona Álvaro.

 

Y CASA lucha y sigue, a pesar de los recortes presupuestarios. Lograron tener una reunión con el GCBA y aún esperan una respuesta para ver de qué manera el Estado porteño puede asumir el compromiso necesario. Las organizaciones de la sociedad civil se ponen al hombro la tarea de ocupar ese lugar donde el Estado no está. “Nosotros ponemos todo el material, la luthería, los instrumentos, que es carísimo, nos encargamos de la dirección y la organización de los espacios. Más que un aporte del Estado es un aporte nuestro a la sociedad, un trabajo en equipo que es necesario”, comenta Mailen. Actualmente, la fuerte presencia de la campaña solidaria en redes sociales permitió que consiguieran nuevos suscriptores, pero aún necesitan apoyo. Aspiran a volver a ser lo que eran hacia la segunda mitad del año, si consiguen la cantidad necesaria de suscriptores y la inflación no es extremadamente violenta.

Hacia la una de la tarde la clase de orquesta llega a su fin y algunos padres que llegan a la escuela se asoman por la puerta. Los chicos guardan los instrumentos y saludan a los profesores. Será hasta el próximo sábado. “Toda la situación es muy compleja pero yo confío en la solidaridad de la gente, que va a entender la importancia del trabajo que hacemos”, dice Ubiedo Myskow mientras cierra la puerta del aula. Es la primera en llegar y la última en irse de la escuela, que ya es como su casa.

La crisis pegó de lleno en la Feria del Libro

La crisis pegó de lleno en la Feria del Libro

Ante la falta de políticas públicas, y con una disminución de las ventas de entre un 20 y un 50 por ciento, el encuentro cultural anual más esperado resultó víctima del ajuste.

La Cámara de la Industria Ferial Argentina (CAIFE), en su informe de este año titulado “Menos stands, menos inversión”, manifestó la preocupación respecto a la caída de las ventas en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, una baja que ya el año anterior había sido del 24 por ciento en relación a 2022: “Esta tradicional y masiva Feria, fundamental para la cultura de nuestro país, cuenta con un espacio expositivo de más de 45 mil metros cuadrados, es una de las más grandes de América Latina y es un importante motor para el fomento del turismo por ser la más concurrida en el mundo de habla hispana. Sin embargo, este año tiene menos metros cuadrados construidos que los habituales y una inversión mucho más baja en los stands que fueron contratados”.

En diálogo con ANCCOM, el secretario general de CAIFE, Jaime Usach, sostiene: “La coyuntura económica que vive el país, donde hay inestabilidad y recesión, genera efectos sobre el poder adquisitivo de la población y modifica sus hábitos de consumo, incluyendo la compra de libros. Esto va acompañado de la competencia de los medios digitales, que aparecieron hace bastante tiempo, y la piratería”.

“Por otro lado, es destacable la ausencia del Gobierno nacional –prosigue–. La no participación con un stand en la Feria se puede interpretar como una acción política, acompañada de la falta de apoyo o de interés en la cultura y en la industria, no sólo del libro. Ahí hay una señal que va en concordancia con lo que está demostrando el Gobierno, que la cultura no tiene lugar en su lista de prioridades. También es notoria la reducción de stands de las provincias y, en general, de editoriales y librerías. Este recorte afecta directamente a nuestra industria, a todos los que somos proveedores, a muchísimas PyMEs, ya que nuestra cadena de valor está conformada por muchos rubros, como arquitectura y diseño, herrería, carpintería, pintura, gráfica audiovisuales, mobiliario, electricidad”.

Algunos, de hecho, fueron afectados por la decisión del Gobierno, que a través de su vocero afirmó que la participación en la Feria significaría un “gasto” de 400 millones de pesos. Según Usach, no logran entender que esto no es un gasto sino una inversión, porque estarían apoyando a la cultura, a la industria y a los negocios. “Desde CAIFE, además, podemos dar la certeza de que los valores dados no son correctos, ya que se hacen por mucho menos”, asegura Usach.

Las interrogantes se acumulan: ¿la crisis económica sólo daña las ventas durante la Feria o es un fenómeno a nivel nacional? ¿Por qué la gente ya no compra tantos libros? ¿Por qué un pueblo deja de invertir en la cultura literaria? ¿Qué rol cumplen los libros en la vida diaria de las sociedades y, particularmente, de la argentina?

Pablo Canalicchio, editor y director de la Carrera de Edición de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), afirma que la industria del libro atraviesa diversas problemáticas: “Es un escenario de alta complejidad, donde infieren factores como el precio del papel, el empobrecimiento de la gente, el recorte a la cultura y la crisis económica que azota al país. El ecosistema del libro está frágil y lastimado por la falta de políticas públicas, y así las librerías se achican y, en el peor de los casos, cierran. Por otro lado, está la cuestión de la competencia por el tiempo libre de la gente. Hay muchas empresas que compiten por ese tiempo libre, muchas son editoriales que compiten entre sí, pero también hay otras empresas con otros bienes culturales, donde entra en juego lo digital”.

“Se registra una crisis en las ventas desde el anteúltimo gobierno (el de Macri), que fue relativamente malo para la industria editorial. Hubo una falta de apoyo y, otra vez, de políticas públicas. Argentina es un país que, si lo comparamos con otros de la región, sale muy bien parado en casi todos los índices culturales, tenemos enormes cantidades de editoriales, bibliotecas, librerías y escritores. Muchos de nuestros autores nacionales consiguen premios y reconocimientos académicos internacionales. Es necesario proteger esta industria”, agrega.

“El libro es el centro de la cultura, es el objeto físico más importante que existe. Lo que pasa en un aula alrededor del libro, en una biblioteca, en una casa, no se puede reemplazar por ninguna otra cosa. Sí hay otros lugares que generan encuentros y desarrollo cultural, como el cine o el teatro, pero la capacidad que tiene el libro de estar ahí, en la biblioteca de una casa esperando que venga un chico y lo agarre en algún momento, no se compara con nada. La posibilidad de que haya bibliotecas en lugares de bajos recursos, donde puedan acceder niños, jóvenes y adultos, potencia la posibilidad de emparejar e igualar oportunidades. Los libros son de los principales y más cómodos, más efectivos y más económicos vehículos de aprendizaje, y por consiguiente de ascenso social. La potencia de los libros, cualquier tipo de libro, es inmensa. Una sociedad sin la literatura en el centro, como eje, es un pueblo más plano, sin herramientas para pensar, dialogar, cuestionar, proyectar, soñar y crecer”, concluye.

 

Un paseo por la Feria

Paola, personal del stand de la provincia de la Pampa, cuenta que “se ha vendido muy poco en relación a otros años. Hay público durante toda la Feria, pero las ventas han disminuido en relación al año pasado en un 50 por ciento”. En su puesto, lo que más busca la gente son poetas e investigadores pampeanos, muchos de la Universidad Nacional de la Pampa, que tiene su propia editorial. “Es notable en la provincia que, debido a la situación económica, hay otras prioridades, como comer. La literatura, como todas las artes, es una de las formas de expresión fundamentales para el desarrollo de cualquier persona, tan necesaria como todas las otras disciplinas para educarnos, desarrollarnos y expresarnos”, remarca Paola.

Tal como señaló Usach, en esta edición de la Feria fue llamativa la ausencia de varias provincias. Ramón Blanco, coordinador del stand de Corrientes, comenta: “Si bien tuvimos mucho interés durante las jornadas profesionales, que fueron el martes y el miércoles previos a la inauguración oficial, es cierto que, comparado con otros años, estamos vendiendo menos. Quizás llegamos a 400 ejemplares vendidos en total hasta ahora. Nuestro público en general son adultos de entre 35 y 60 años, más librerías que buscan autores autóctonos, el género que más buscan es historia”. Blanco dice que él es quien es “gracias a los libros”. “Celebrar el libro –añade– es una forma de celebrar la vida, no concibo mi vida sin los libros. Hay que seguir protegiendo e incentivando la lectura, sobre todo para la juventud”.

En la Feria también participan países de la región como Perú, Paraguay, Chile y Brasil, así como de otras latitudes, como Portugal e Italia. “La literatura ayuda a los pueblos a tener conciencia crítica y, sobre todo, a conocer sus raíces”, afirma Derlis Sosa, del stand de Paraguay, donde casi no se encuentra stock de libros sobre la Guerra de la Triple Alianza gracias al masivo interés que despierta en lectores, escritores, docentes y bibliotecarios argentinos. El segundo lugar en ventas lo ocupan los libros de gramática, antropología e historia de la cultura guaraní, junto con mitos y leyendas locales. “Tenemos un público consumidor autóctono con raíces paraguayas que quiere aprender el idioma o conocer la historia de nuestros pueblos hermanos”, puntualiza Sosa.

La caída de las ventas está en boca de todos, ¿pero cómo se sienten los lectores que visitan la Feria año a año frente a los precios en alza? Uriel Bitar (22) cree que, en comparación con años anteriores, son exponencialmente más caros: “Suelo comprar libros usados, por lo que a veces encuentro buenos ejemplares que se quedan ‘atrás en el tiempo’ con sus precios y cuestan lo que deberían haber salido meses atrás. Este año, en la Feria, compré un solo libro, porque encontré un descuento con mi tarjeta de crédito, pero años anteriores podía llevarme varios más. Es triste, ya que los libros cumplen un rol fundamental en la memoria histórica de los pueblos y en el registro cultural que cada momento y cada sujeto imaginario llega a la posteridad. Nos permite retrotraernos a distintos pasados, comprender diversas miradas, y analizar la realidad desde nuevos lentes. Una población sin inversión en la literatura sería un pueblo abandonado totalmente a la desmemoria y a la completa ignorancia de lo que lo hace pueblo, y en tanto pueblo, indefectiblemente libre”.

Arte con fotografías satelitales

Arte con fotografías satelitales

Un espacio dedicado a la imagen se destaca en el Centro Cultural Borges, que volvió a abrir luego de tres meses y medio, en el marco de los recortes del Gobierno nacional a la cultura.

En medio de los despidos y el vaciamiento de las políticas de la Secretaría de Cultura de la Nación, el Centro Cultural Borges reabrió sus puertas al público –estaba cerrado desde enero–, con mejorasde infraestructura y nueva programación.

Sobresale el nuevo Espacio Bokeh, dedicado a la fotografía, cuyo responsable, el artista visual Gabriel Valansi, mantuvo un diálogo con ANCCOM.“Cuando instalás una obra, instalás una energía”, afirma Valansi. Para poner en marcha el flamante rincón eligió la obra Magna, de su colega Marcela Magno, una serie de fotografías que busca trazar un mapa geopolítico de la Argentina a través de un mosaico de imágenes satelitales en blanco y negro.

Con su trabajo, Magno intenta describir al país a partir de la potencialidad de sus reservas naturales y explorar la relación que existe entre economía y paisaje. “Las operaciones que se encuentran dentro de su obra encajan perfecto con la propuesta de la muestra”, subraya Valansi.

Partiendo del concepto de desenfoque, que en español representa la idea japonesa de bokeh, Valansi se propone crear un ambiente que promueva la reflexión sobre el código fotográfico en la era de la tecnología. “Es un momento espectacular para pensar el soporte y resignificar el lenguaje”, sostiene.

La muestra también es la realización del deseo del artista de trasladar a la presencialidad un espacio que se había desarrollado de manera virtual durante la pandemia. Fue Fernando Farina, expresidente de la Asociación Argentina de Críticos de Arte, quien presentó la idea a las autoridades del Borges para concretarlo.

Magna es solo el comienzo de los planes que quiere desarrollar Valansi en el Borges, ya que para los próximos meses tiene previsto organizar muestras colectivas que inciten el cruce entre dos o más artistas. “La coalición y colisión entre quienes exponen puede generar ruidos interesantes”, se entusiasma. Respecto al Centro Cultural Borges, Valansi confiesa sentirse orgulloso de exponer en este emblemático espacio que pronto cumplirá 30 años.

Consultado por ANCCOM acerca del desmantelamiento de las políticas culturales, Negrín evitó pronunciarse. “Con ajuste o sin ajuste,al Borges hay que sacarlo adelante y ponerlo en funcionamiento”, fue su respuesta.

 

Durante la presentación de la nueva programación, además de artistas, prensa e invitados, estuvo el director del Borges, el arquitecto y escenógrafo Alberto Negrín. “Contar con más metros cuadrados significa que más personas puedan venir y presentarse”, sostuvo. Lo ejemplificó con la incorporación del Espacio Emergente,un lugar de cruce y de trabajo entre personajes ya consagrados y los que están dando sus primeros pasos en el ambiente artístico.

El objetivo, según Negrín, es lograr no sólo una relación de horizontalidad entre quienes participan arriba del escenario, sino también con quienes lo hacen desde las butacas. “El Borges es un referente de la escena contemporánea, tanto para el público como para quienes exponen”, dijo. Además, manifestó su compromiso con una programación federal, que hoy incluye artistas de distintas regiones del país, desdeI nverso, obra de la santafesina Nicola Constantino, el Work in progress del muralista cordobés Elian Chali, y la muestra Luces malas y buenas del tucumano Enrique Salvatierra, inspirada en los recuerdos de su infancia en Catamarca.

Consultado por ANCCOM acerca del desmantelamiento de las políticas culturales, Negrín evitó pronunciarse. “Con ajuste o sin ajuste,al Borges hay que sacarlo adelante y ponerlo en funcionamiento”, fue su respuesta.

 

El Centro Cultural Borges se puede visitar de miércoles a domingo de 14 a 20. Todas las actividades son gratuitas y no requieren reserva previa de entradas.