Prohibido usar Tik Tok

Prohibido usar Tik Tok

El Estado de Montana, en EE.UU., prohibirá el uso de TikTok en 2024 por cuestiones de seguridad nacional. La empresa china Byte Dance, propietaria de la red social, presentó cargos contra el Congreso el pasado mes de mayo. ¿Es posible prohibir el uso de una app? ¿Qué pasa con el derecho a la libertad de expresión?

El gobernador republicano Greg Gianforte decidió prohibir Tik Tok en todo el estado de Montana. El proyecto de ley fue aprobado por el Congreso de ese Estado en el mes de abril. Si bien la medida resulta drástica, llega luego de muchas discusiones y amenazas que comenzaron durante la presidencia de Donal Trump. La idea retomó fuerza en 2022, ya durante el gobierno de Joe Biden, al establecer que los trabajadores del Estado no tengan permiso para descargar la aplicación. La medida fue replicada en países como Canadá y Dinamarca en febrero de este año.

La normativa es ahora más drástica y alcanza a toda la población de Montana cuyo congreso estatal determinó que a partir de 2024 Tik Tok deberá ser borrada de las tiendas de aplicaciones para que ningún ciudadano pueda utilizarla. Quienes no respeten la normativa deberán pagar multas de hasta 10.000 dólares.

Hipocresía

 

El argumento para la prohibición se basa en que los datos acumulados por la aplicación pueden usarse para realizar “espionaje”. De hecho, como explica el gobernador de Montana, la ley propone prohibir “cualquier aplicación que proporcione información o datos personales a adversarios extranjeros”. Frente a la acusación, el pasado mes de mayo la empresa china Byte Dance presentó cargos y criticó fuertemente las medidas regulatorias del Estado republicano.

Sobre la disputa por el liderazgo tecnológico entre China y Estados Unidos, el Doctor en Comunicación Martin Becerra explica: “Ambas superpotencias dedican enormes recursos a controlar y aprovechar las ventajas tecnológicas propias y, también, a limitar el desarrollo del adversario”.

Desde que salió al mercado, Tik Tok no paró de crecer. Posee un alto nivel de influencia y masividad entre adolescentes y niños. El pasado mes de abril ya contaba con 116,5 millones de usuarios activos que comparten con la red social información sensible como la geolocalización. Este tipo de datos, así como gustos o intereses de los usuarios, son una herramienta poderosa para analizar el comportamiento de las personas, sus intereses y evaluar qué tipo de mensajes tienen más posibilidades de influir en su comportamiento.

Becerra, quien también es investigador del CONICET, sintetiza: “Esto enciende las alarmas del gobierno estadounidense, que no tiene, hasta el momento, un plan de acción claro”.

Natalia Zuazo, periodista especializada en política y tecnologías, confirma que existen investigaciones que desmienten que una supuesta filtración de datos esté afectando a los ciudadanos estadounidenses: “Esto fue investigado por Ranking Digital Rights, que es una organización norteamericana que hace mucho tiempo iestudia estas cuestiones y la respuesta es negativa respecto de las aplicaciones chinas, específicamente de TikTok”. Sin embargo, la directora de Salto Agencia aclara: “Por otro lado, hemos tenido casos de aplicaciones norteamericanas que acumularon datos de los ciudadanos y que eran usados por terceros, ya fuera por gobiernos o compañías privadas”. Un ejemplo es el emblemático escándalo del uso de datos obtenidos de Facebook por parte de Cambridge Analytica y que fueron utilizados para dirigir mensajes específicos a los ciudadanos durante la campaña electoral de Donald Trump en 2016.

Ambos especialistas coinciden en que bloquear una app puede tener consecuencias para las empresas estadounidenses ya que las “medidas de seguridad” que argumentan son las mismas que podría dar cualquier otro país respecto de las redes sociales estadounidenses.

Geopolítica

 Pero no es una cuestión simbólica la única que caracteriza este conflicto; también se presentan dificultades técnicas que amparan la violación de un derecho universal. Rodrigo Iglesias, abogado especializado en cuestiones informáticas, habló con ANCCOM sobre la dificultad para prohibir una aplicación en un solo Estado: “Es tapar el sol con la mano: uno puede utilizar una VPN y saltear fácilmente el bloqueo de cualquier aplicación o restricción por país que se implemente en cualquier lugar del mundo. Por lo tanto, la eficacia normativa y la multa a aplicar son casi abstractas”. Iglesias también agrega que ante todo se necesita de un proceso judicial que compruebe el delito: “Es necesario confirmar un delito o violación sobre la entrega y posterior venta de los datos personales que obtiene TikTok, es decir, el incumplimiento en el contrato que firma el usuario”.

En el estado de Montana, ya se dio inicio a varias denuncias de usuarios que no están de acuerdo con la implementación. Diego Rossi, profesor y especialista en políticas de la comunicación, específica que en estos casos las cuestiones geopolíticas parecen superar las garantías democráticas, que vulneran todo un esquema de derechos: “Esto no es la primera vez que sucede, las democracias occidentales con sistemas políticos más o menos liberales toman medidas que para otras situaciones uno consideraría totalmente arbitrarias, que contradicen otros derechos, como el derecho a la libertad de expresión, el derecho al libre comercio o los derechos políticos de compartir ideas”.

En este caso, el desarrollo avanzado de China en cuanto a tecnologías de la información y la comunicación ya es innegable. Es la única que no comparte con el resto del mundo el uso masivo de las aplicaciones de empresas norteamericanas. Al respecto, la actitud de los republicanos, reflexiona Rossi, parece tener como objetivo la creación de un enemigo externo: “En el plano de decisiones políticas, generar un enemigo externo tiene varios condimentos. Se le pone el condimento del autoritarismo político, pero básicamente es una tensión geopolítica y comercial”, sintetiza el especialista.

¿Influye en Argentina?

Si bien Argentina no está involucrada en este conflicto internacional, la prohibición invita a pensar en el rol de las empresas supranacionales en nuestro país: “Para nosotros, como latinoamericanos, que la empresa resida en China o en algún país de la Unión Europea o en Estados Unidos, no nos garantiza el cumplimiento de los estándares que creemos necesarios. Por eso el debate es mucho más amplio y por eso hay proyectos de ley y visiones distintas sobre estos aspectos”, explica Diego Rossi, quien también menciona el severo problema que existe en lograr que estos operadores se inscriban, tributen o respeten a las audiencias y a la libertad de expresión.

Por este motivo, es importante que países como el nuestro continúen debatiendo diferentes políticas que involucren derechos y regulaciones sobre la soberanía de datos. “Es muy importante mantener estructuradas esas políticas desde nuestro país, porque entonces cualquier intromisión o cualquier pelea externa la podés encarar desde un lugar muchísimo más soberano porque tenés tus políticas y no dependes de las otras”, explica Natalia Zuazo, quien destacó el nuevo proyecto para reformar la ley nacional de datos personales, presentado hace un mes, y el proyecto de la reforma de la ley de ciberseguridad.

Si bien las medidas que tomó el estado de Montana no se consideran viables, el auge de plataformas y aplicaciones provenientes de empresas privadas deja un mar de dudas a los países que no tienen jurisdicción sobre las compañías que las llevan a cada rincón del planeta y que deben contar con medidas regulatorias. Mientras las aplicaciones, como Tik Tok, no dejan de crecer, complejizan desde lo cotidiano hasta los conflictos políticos internacionales que atraviesan los derechos humanos.

 

 

 

 

 

 

 

Una china en Parque Chas

Una china en Parque Chas

Haien nació en Shangai, vivió en la Patagonia y ahora reside en Buenos Aires, donde lanzó su segundo disco, «Olas». Entrevista publicada el 7 de junio de 2022.

¿Una cantante y compositora nacida en la ciudad china de Shangai, criada en el sur argentino y que ahora vive en Parque Chas? Sí, es Haien (Haien Qiu es su nombre y apellido completo), quien presenta su segundo disco solista, Olas. En esta entrevista habla de la relación entre dos países tan distintos y cómo ser mujer en el ámbito de la música, entre otras cosas.

¿Cómo fue tu niñez?

Nací en China, en Shangai, vine a los 3 años a la Argentina. Fuimos con mis padres a vivir a Puerto Deseado y luego a Comodoro Rivadavia. Con mis padres tengo una gran brecha generacional y cultural. Además, al vivir en el sur, no me relacioné con otros asiáticos de mi generación. Encima, la cultura occidental y la oriental son bastante opuestas, a la vez, complementarias. Me identifica mucho una canción de Facundo Cabral que dice: “No soy de aquí, no soy de allá. No tengo edad ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad”. Siento que no soy de un lugar específico.

 

¿Sentís que la ambivalencia cultural influyó tu música?

Tanto en China como en el sur de Argentina viví en la costa y el mar tiene mucha importancia en mi música, sobre todo en las letras y en la esencia. El sur es un lugar frío, despoblado, estepario y ventoso que genera algo introspectivo que tengo bastante presente. También tengo algunos pensamientos más orientales que vienen de sangre. Es un mix que no sé si está muy explícito en mi música pero que es parte de mi identidad.

 

¿Y cómo llegaste a Buenos Aires?

Me vine a Buenos Aires cuando terminé el secundario para estudiar. Hice un año del CBC para Nutrición y estudié un año de Diseño de Indumentaria. Fueron experimentos de áreas que me interesan pero siempre estuvo la música presente. Ahora trabajo como actriz publicitaria y eso me da tiempo para la música.

¿Cuándo te diste cuenta que querías ser artista?

Desde siempre la música es un refugio y canto desde los 8 años en los actos y en las misas de la escuela. Mi familia trabajaba mucho y no había lugar para lo hedonista. Yo precisamente quería que mi vida fuera opuesta a la de mis padres. Entonces, apareció la música y me abrió muchísimas puertas.  Después, en la adolescencia, tuve bandas con las que hacíamos temas de Radiohead, de Alanis Morissette y algunas canciones más experimentales.

 

¿Cómo fue tu primera presentación en público?

Mi primera presentación fue a los 12 años en el teatro de la escuela María Auxiliadora de Comodoro Rivadavia, donde canté a capela “Sueña” de Luis Miguel. A capela y en un teatro bastante grande, claro que estaba muerta de miedo pero en ese momento me di cuenta que era algo que quería hacer siempre.

Me gusta contar estas historias porque me reencuentro con un momento muy ingenuo y autogestivo con la música. Me acuerdo que me hacía los flyers con témpera y con lapicera, los fotocopiaba y después los pegaba en los negocios del centro. Ser solista también me remite a eso, a moverse para que algunas cosas sucedan.

 

¿Cómo vivís tu carrera artística?

No sé si yo lo siento como una carrera porque no tengo apuro por ciertas cosas que quizás otros artistas sí. Estoy en un momento de querer disfrutar más del proceso en vez de estar pensando en pegarla o no. Obvio que también quiero tener la mayor llegada posible, es lo que queremos todos. Sin embargo, cada momento es especial, cada colaboración, cada trabajo, y es importante disfrutarlo. Además, una de las cosas más lindas es poder conectar con otros músicos y generar, además de algo artístico, vínculos personales.

 

¿Qué artistas te inspiran?

Aprendí mucho con Christian Basso, con quién he colaborado en su disco La música cura, y él también ha colaborado en mi primer álbum, La respuesta, de 2015. Me abrió un mundo diferente al que venía transitando. Mi música es bastante versátil, nunca me casé con un género pero venía de proyectos más pop, rockeros o electrónicos, y con Christian me metí en el mundo de la balada y del soundtrack. Fue un encuentro de mucho crecimiento y que me influenció mucho.

¿Cómo fue tu experiencia como cantante de Adicta?

Mi encuentro con Adicta era algo que tenía que suceder. Era un desafío porque nunca me había involucrado en un proyecto en el que tuviera que aprender un gran repertorio de canciones ajenas. Experimenté vocalmente y pulí cuestiones escénicas. Me sentí con la libertad de interpretar y aportar artísticamente.

Como soy muy autodidacta, estuvo buena toda la experiencia para mejorar mi performance en general.

 

¿Alguna vez sufriste algún tipo de discriminación en el ambiente musical?

Se podría decir que no y con el paso del tiempo empecé a valorar el hecho de ser diferente. Sin embargo, siendo mujer en la música, en un palo más rockero y con más hombres, naturalicé ciertas actitudes machistas. Por suerte, estamos en pleno cambio para ir a un lugar con más igualdad y sensibilidad común.

¿Cómo fue la creación de tu último disco, Olas, en el que participaron, entre otros, Fernando Samalea, Mario Siperman y Yul Acri?

La mayoría de las canciones las escribí en estos últimos años, la pandemia fue un buen momento para eso. Mi proceso es muy de componer con la guitarra, lapicera y papel. Después, lo llevo al live para darle un poco de forma. También me junté con Dizzy Espeche, que es músico, guitarrista y amigo. Juntos estuvimos maquetando las canciones y después pasaron a manos de Jerónimo Romero, quien produjo todo el disco. Además, el álbum abre con una canción de Shaman Herrera y cierra con una canción interpretada por Mercedes Sosa, que es de Tejada Gomez y Matus. En resumen, fue un proceso largo, al menos yo lo necesito para ver qué quiero transmitir. Finalmente, logramos un disco de ocho canciones que puede tener distintos adornos pero la esencia está en las melodías y en las letras.

 

¿Cómo le describirías tu música a alguien que todavía no la conoce?

Si tengo que poner en palabras lo que hago, puedo decir que son canciones que transmiten vivencias, sentimientos y emociones. Tienen simpleza, poesía y son atemporales. Son temas transparentes que pueden abrirse a varios significados. Quién los escuche decidirá si conectar con lo que transmite.

Una celebración argenchina

Una celebración argenchina

Llegó el año del Conejo de Agua a la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cómo lo vivieron los argentinos y
la comunidad china en el país?

Argentinos y chinos coparon la Plaza Parques Nacionales en el barrio porteño de Palermo para festejar el Año Nuevo Chino representado por el Conejo de Agua. Debido al calendario lunisolar, esta vez tocó el 22 de enero. No está claro qué pasó hace 4721 años y se cree que los festejos empezaron bastante después, tal vez en el siglo XIV a.C. La leyenda vincula los festejos a Nian, un dragón cuyo nombre significa “año”.

El evento comenzó al mediodía y se extendió hasta cerca de las 19 horas. La temperatura superó los 35 grados durante toda la tarde, pero no fue impedimento para que miles de personas se acercaran a los alrededores del escenario montado en la esquina de la plaza. Desde pantallas gigantes se podía ver un abanico de espectáculos que incluyó desde música y bailes tradicionales hasta demostraciones de artes marciales. En la periferia del lugar había decenas de puestos que ofrecían comida, bebida y merchandising, siempre llenos, con clientes esperando su turno. En el cielo, cientos de banderitas de Argentina y China flameaban colgadas entre los postes de luz y los árboles. 

Lyla Peng es productora de moda. Sus padres son de origen chino, pero ella nació en nuestro país, por lo que se autodefine “argenchina”. Ella fue la vestuarista y una de las conductoras de la celebración. En diálogo con ANCCOM, señaló que se sintió muy feliz de ver que mucha gente viniese pese al calor y muy agradecida y honrada de su interés por la cultura china. Lo que tienen en común los argentinos y los chinos es la pasión, asegura: “El chino o la china es como que no se anima a demostrarlo, lo hace de otras maneras. En cambio, el argentino o la argentina es mucho más extrovertido, pero lo que importa es que se demuestre”.

A medida que pasaban las horas, la temperatura y el despliegue artístico aumentaba, al igual que la cantidad de personas que llegaban. Entre ellas estaba Gabriela Chen, una joven china de 22 años de edad que vive desde hace once en el país. Lucía un vestido tradicional llamativo: el público se acercaba a pedirle fotos con ella: “Estoy muy contenta, me siento como en China. Como es una fiesta de nosotros, es muy difícil disfrutarla en otro país”, afirma. Y agrega: “Con mi vestido quiero mostrar que es de China, no es de Japón ni de Corea. Ellos también tienen su vestimenta, pero lo que quiero hacer es que se conozca un poquito de este que es de China”.

Eugenia Romina Ramos es una argentina de 33 años que viajó con su hija pequeña desde el Partido de Quilmes, en el conurbano bonaerense, hasta la Capital, solo para festejar la llegada del año 4721. Tenía el pelo atado y una chaqueta tradicional roja con un diseño y ornamentación típicos de la cultura de esa nación: “Además de ser argentina y que me guste nuestra cultura, me gusta informarme de otras, más de las asiáticas. Me encantan los peinados, la vestimenta, la comida y a mi hija le inculco esto y no solamente comer asado y locro para fechas patrias”. 

Cerca de las 18.30, empieza a bajar el sol, aparecen algunas nubes cargadas y el viento se hace presente. Sube al escenario el cantante chino A Long Zhang: el público se levanta con su energía y sus canciones de pop. Las banderitas de Argentina y China, entregadas hace minutos por la organización, se agitan al ritmo de la música. En diálogo con este medio, el músico explicó que está agradecido con los fans que lo apoyan, que este evento es para que todo el mundo pueda participar, tanto la comunidad china, como argentinos y extranjeros: “Estoy sorprendido de que haya tanta gente, porque venimos de la pandemia. No pensaba que tantos iban a participar. No solamente vinieron a ver los shows, sino también a disfrutar de todos los stands de comida”.

El festejo culmina con la tradicional danza de leones y dragones. El escenario y varios metros del césped que lo rodean están vallados y al cuidado de personal de seguridad. Por allí se realizaron ejecuciones artísticas con música a todo volumen y encabezadas por figuras de dragones coloridos que eran sostenidos por varios artistas. Con sus típicos movimientos ondulados, los seres mitológicos bailaban y pasaban por al lado de las vallas. El público más cercano pudo tocarlos: la tradición indica que hacerlo atrae la buena suerte y permite cumplir los deseos que se le pidan, aunque la buena suerte fue para todos los presentes: disfrutar el año nuevo chino desde la Ciudad de Buenos Aires.

Una china en Parque Chas

Una china en Parque Chas

Haien nació en Shangai, vivió en la Patagonia y ahora reside en Buenos Aires, donde lanzó su segundo disco, «Olas».

¿Una cantante y compositora nacida en la ciudad china de Shangai, criada en el sur argentino y que ahora vive en Parque Chas? Sí, es Haien (Haien Qiu es su nombre y apellido completo), quien presenta su segundo disco solista, Olas. En esta entrevista habla de la relación entre dos países tan distintos y cómo ser mujer en el ámbito de la música, entre otras cosas.

¿Cómo fue tu niñez?

Nací en China, en Shangai, vine a los 3 años a la Argentina. Fuimos con mis padres a vivir a Puerto Deseado y luego a Comodoro Rivadavia. Con mis padres tengo una gran brecha generacional y cultural. Además, al vivir en el sur, no me relacioné con otros asiáticos de mi generación. Encima, la cultura occidental y la oriental son bastante opuestas, a la vez, complementarias. Me identifica mucho una canción de Facundo Cabral que dice: “No soy de aquí, no soy de allá. No tengo edad ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad”. Siento que no soy de un lugar específico.

 

¿Sentís que la ambivalencia cultural influyó tu música?

Tanto en China como en el sur de Argentina viví en la costa y el mar tiene mucha importancia en mi música, sobre todo en las letras y en la esencia. El sur es un lugar frío, despoblado, estepario y ventoso que genera algo introspectivo que tengo bastante presente. También tengo algunos pensamientos más orientales que vienen de sangre. Es un mix que no sé si está muy explícito en mi música pero que es parte de mi identidad.

 

¿Y cómo llegaste a Buenos Aires?

Me vine a Buenos Aires cuando terminé el secundario para estudiar. Hice un año del CBC para Nutrición y estudié un año de Diseño de Indumentaria. Fueron experimentos de áreas que me interesan pero siempre estuvo la música presente. Ahora trabajo como actriz publicitaria y eso me da tiempo para la música.

¿Cuándo te diste cuenta que querías ser artista?

Desde siempre la música es un refugio y canto desde los 8 años en los actos y en las misas de la escuela. Mi familia trabajaba mucho y no había lugar para lo hedonista. Yo precisamente quería que mi vida fuera opuesta a la de mis padres. Entonces, apareció la música y me abrió muchísimas puertas.  Después, en la adolescencia, tuve bandas con las que hacíamos temas de Radiohead, de Alanis Morissette y algunas canciones más experimentales.

 

¿Cómo fue tu primera presentación en público?

Mi primera presentación fue a los 12 años en el teatro de la escuela María Auxiliadora de Comodoro Rivadavia, donde canté a capela “Sueña” de Luis Miguel. A capela y en un teatro bastante grande, claro que estaba muerta de miedo pero en ese momento me di cuenta que era algo que quería hacer siempre.

Me gusta contar estas historias porque me reencuentro con un momento muy ingenuo y autogestivo con la música. Me acuerdo que me hacía los flyers con témpera y con lapicera, los fotocopiaba y después los pegaba en los negocios del centro. Ser solista también me remite a eso, a moverse para que algunas cosas sucedan.

 

¿Cómo vivís tu carrera artística?

No sé si yo lo siento como una carrera porque no tengo apuro por ciertas cosas que quizás otros artistas sí. Estoy en un momento de querer disfrutar más del proceso en vez de estar pensando en pegarla o no. Obvio que también quiero tener la mayor llegada posible, es lo que queremos todos. Sin embargo, cada momento es especial, cada colaboración, cada trabajo, y es importante disfrutarlo. Además, una de las cosas más lindas es poder conectar con otros músicos y generar, además de algo artístico, vínculos personales.

 

¿Qué artistas te inspiran?

Aprendí mucho con Christian Basso, con quién he colaborado en su disco La música cura, y él también ha colaborado en mi primer álbum, La respuesta, de 2015. Me abrió un mundo diferente al que venía transitando. Mi música es bastante versátil, nunca me casé con un género pero venía de proyectos más pop, rockeros o electrónicos, y con Christian me metí en el mundo de la balada y del soundtrack. Fue un encuentro de mucho crecimiento y que me influenció mucho.

¿Cómo fue tu experiencia como cantante de Adicta?

Mi encuentro con Adicta era algo que tenía que suceder. Era un desafío porque nunca me había involucrado en un proyecto en el que tuviera que aprender un gran repertorio de canciones ajenas. Experimenté vocalmente y pulí cuestiones escénicas. Me sentí con la libertad de interpretar y aportar artísticamente.

Como soy muy autodidacta, estuvo buena toda la experiencia para mejorar mi performance en general.

 

¿Alguna vez sufriste algún tipo de discriminación en el ambiente musical?

Se podría decir que no y con el paso del tiempo empecé a valorar el hecho de ser diferente. Sin embargo, siendo mujer en la música, en un palo más rockero y con más hombres, naturalicé ciertas actitudes machistas. Por suerte, estamos en pleno cambio para ir a un lugar con más igualdad y sensibilidad común.

¿Cómo fue la creación de tu último disco, Olas, en el que participaron, entre otros, Fernando Samalea, Mario Siperman y Yul Acri?

La mayoría de las canciones las escribí en estos últimos años, la pandemia fue un buen momento para eso. Mi proceso es muy de componer con la guitarra, lapicera y papel. Después, lo llevo al live para darle un poco de forma. También me junté con Dizzy Espeche, que es músico, guitarrista y amigo. Juntos estuvimos maquetando las canciones y después pasaron a manos de Jerónimo Romero, quien produjo todo el disco. Además, el álbum abre con una canción de Shaman Herrera y cierra con una canción interpretada por Mercedes Sosa, que es de Tejada Gomez y Matus. En resumen, fue un proceso largo, al menos yo lo necesito para ver qué quiero transmitir. Finalmente, logramos un disco de ocho canciones que puede tener distintos adornos pero la esencia está en las melodías y en las letras.

 

¿Cómo le describirías tu música a alguien que todavía no la conoce?

Si tengo que poner en palabras lo que hago, puedo decir que son canciones que transmiten vivencias, sentimientos y emociones. Tienen simpleza, poesía y son atemporales. Son temas transparentes que pueden abrirse a varios significados. Quién los escuche decidirá si conectar con lo que transmite.

China tiene casi mil quinientos millones de habitantes y ningún indigente

China tiene casi mil quinientos millones de habitantes y ningún indigente

Hace cuarenta años, la República Popular China se propuso un ambicioso objetivo: erradicar la pobreza extrema del país. Y lo logró, justo a tiempo para el aniversario de los cien años del Partido Comunista Chino (PCCH). El 25 de febrero de 2021, el gobierno chino anunció la eliminación de la indigencia y la salida de la pobreza de 800.000 habitantes, hecho que contó con la certificación de organismos como el Banco Mundial. El proceso de desarrollo y crecimiento que China lleva adelante es parte de un plan iniciado en 1949. Primero se asentó sobre las bases del socialismo y luego se apoyó en la apertura hacia el mercado mundial, modeló lo que hoy se suele denominar como un “socialismo con características chinas”.

“Si China aspira a buscar un lugar como una superpotencia global para mediados de siglo, mantener altos niveles de pobreza la convertiría en una potencia endeble, débil”. explica Sergio Cesarín, docente licenciado en Relaciones Internacionales e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, en diálogo con ANCCOM. El PCCH entiende que los altos niveles de inequidad social son un problema para mantener la estabilidad y el desarrollo del país. “El hecho de mejorar la situación de los pobres, los ingresos y el bienestar es importante. La competencia económica ha generado muchos millonarios y esa diferencia social la sociedad china la ve. Entonces la moderación de la pobreza tiene un efecto de equiparación de las posibilidades sociales importante”.

Campesinos chinos, en 1969, junto a un retrato de Mao Ze Dong.

Socialismo made in Asia

 “El socialismo es un invento de occidente, Karl Marx era un alemán y su visión del mundo estaba muy sesgada a lo que él conocía a mitad del siglo XIX, o sea Alemania, Inglaterra, Flandes… la única zona industrializada del mundo”, explica Nestor Restivo, historiador, docente y co-director de la revista DangDai. Para implementar el socialismo, China tuvo que adaptar las ideas a su situación particular: “Ellos previeron una teoría que aplicaba a esa región y la adaptaron a su propia realidad. Mao Zedong lo que hizo fue adaptar el socialismo a, por ejemplo, la clase campesina, que era la más numerosa en China. No había burguesía o clase industrial, tuvieron que resignificar el ideario comunista a su realidad”. De esta forma, tomaron elementos del socialismo, el capitalismo e incluso de religiones como el budismo -importado de la India- y los resignificaron.

Restivo sostiene que si bien hay algunas cuestiones que hacen parecer a China como un país capitalista, no se puede afirmar que realmente lo sea: “Lo que pasa es que al ser un país que se incorporó al mundo, y al ser el mundo mayormente capitalista, no le queda otra que entrar en ese juego de las reglas de comercio internacional”. En su libro China: La superación de la pobreza compila, junto a Gustavo Ng, una serie de estudios sobre las políticas del PCCH para el desarrollo del país. Uno de los ejes es señalar cómo el gobierno chino regula las empresas para que no haya empresarios más poderosos que el mismo Estado, al mismo tiempo que permite el juego del mercado -hasta cierto punto- siempre y cuando también beneficie a la sociedad.

Durante el período maoísta, China creció un 6% al año, pero cuando vino la reforma y apertura de Deng Xiaoping, en 1978, el promedio de crecimiento anual pasó a cerca del 10 y 11%. ¿A dónde fue a parar ese crecimiento? Para Restivo, con la planificación estatal que hay, “ese crecimiento no se lo quedan sólo los ricos. Los ricos y los empresarios privados han ganado mucha plata en China. El Estado los regula cada vez más, pero una gran cantidad de esa migración de riquezas que se creó la maneja el Estado y las empresas estatales, y lo han distribuido de una manera mucho mejor de lo que lo hace Occidente. Mejoraron los ingresos de los ricos, pero también mejoraron los ingresos de los sectores medio y pobres”.

El Partido Comunista Chino celebró su centenario con casi 92 millones de afiliados.

La multiplicidad de actores y la colaboración entre ellos fue un eje fundamental para lograr superar la pobreza extrema. El especialista sostiene que, si bien fue una decisión del PCCH, “se involucró a todo el mundo”, entre ellos universitarios y universidades, empresarios, la Juventud Comunista, etcétera. “Les daban incentivos: si vos te ibas al campo dos años a ayudar con un plan de alfabetización, te pagaban. Fue un plan nacional que involucró a varios actores, todos tenían que ayudar en este mensaje”. El rol de empresas como Hwawei o el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC) fue hacerse cargo, “apadrinar” alguna ciudad designada y cumplir con determinado calendario que cubra las necesidades básicas de esa población, como el acceso a los alimentos.

Otra cuestión importante fue la promoción estatal en los sectores rurales a la capacitación de los trabajadores, con el propósito de pasar de una economía de subsistencia a una economía vinculada al mercado. De esta forma, el Estado generaba medidas de incentivo como la construcción de trenes, autopistas y la ampliación de medios de transporte, con el fin no sólo de producir más, sino de garantizar que ese excedente vaya al mercado y genere ganancias a los productores. 

¿Es posible implementar medidas como las chinas para luchar contra la pobreza en nuestro país? Para Restivo, la respuesta inmediata sería negativa: “Primero, ahí tenes un régimen de gobierno que no es cuestionable, es un régimen de partido único en el gobierno y es el que manda. Por lo tanto, esa jerarquización estricta de gobernante a gobernado, de tanto cumplimiento, acá no pasa”. A pesar de esto, sostiene que otras cosas sí podrían implementarse, por ejemplo el apadrinamiento de empresas a las provincias más carenciadas. Sin embargo, estos horizontes siguen siendo difíciles de alcanzar: “Ellos definen una política y la mantienen años y años, acá no pasa eso, el plan económico nuestro va de un lado para el otro”.

Para los especialistas, la eliminación de la pobreza en China fue, también, una necesidad geopolítica.

El intercambio con Latinoamérica

A principios de 2005, la presencia de China en la región comenzó a ser notoria a partir de las corrientes de comercio complementario: desde América Latina se exportan materias primas y recursos naturales (principalmente soja y sus derivados, carne, cobre, minerales y salmón) a cambio de bienes industriales, insumos, equipamientos y servicios. Pero esto llevó a poner la lupa sobre el rol latinoamericano y argentino: ¿es una nueva forma de “periferización”? ¿Incluso un factor de desigualdad, al desalentar otros sectores en detrimento del agroexportador? Estas críticas llevaron a que China tome nota y, según Cesarín, a partir del año 2016 hay un mayor dinamismo en el intercambio. “Hay un compromiso en sectores de mayor contenido tecnológico y valor agregado, e incluso de transferencia de tecnología. En este nuevo modo conceptual las inversiones llegan a sectores tecnológicamente intensivos como el automotriz, el espacial, las telecomunicaciones o el energético. Es decir, sigue siendo complementario, pero al menos hay mayor compromiso para mejorar la base cualitativa de las inversiones”.

“China no es una potencia revolucionaria, no viene a cambiar gobiernos”, explica el investigador. La influencia política busca lograr una interlocución válida con los gobiernos más allá de su color político: “China reconoce que somos países con alternancia democrática, y hay perfiles de gobierno que son distintos, la alternancia genera diferencias, matices. Entonces no se muestran como un actor disruptivo, sino al contrario”. Lo que buscan en la región es establecer relaciones de construcción de confianza para tener un diálogo más allá de la alternancia de gobierno que pueda haber, con el objetivo puesto en preservar sus intereses y su punto geográfico estratégico.

Por otro lado, la deuda más importante de China es con el medio ambiente: “Ellos hicieron un desastre ecológico, en 30 años hicieron lo que un país industrializado hizo en 200” señala Restivo. La industrialización en China acarreó numerosos problemas de contaminación, derivados principalmente del uso del combustible, del carbón. Si bien los últimos años buscan revertir parte del daño causado, reducir la contaminación ambiental es una tarea muy ardua debido a la amplitud y complejidad del país. Por este motivo, el interés chino por las energías “verdes” o renovables podría ser un compromiso para reducir los niveles de contaminación, a partir del desarrollo de la energía eólica y solar.

Festejos del 1 de julio, centenario del PCCH.

Tanto para Latinoamérica como para Argentina, la cuestión de la brecha de divisas con el país asiático reside en el tipo de intercambios comerciales. Si China se encuentra en un proceso de refinamiento de la industria -como el que se observa en el plan Made in China 2025-, el rol de la Argentina será seguir exportando materia prima con escaso valor agregado o acordar instalar, por ejemplo, granjas porcinas chinas, lo que puede implicar serios riesgos socioambientales a cambio de la inyección de dólares. Hoy en día, para Restivo, Argentina “no está en posibilidad de exportar a China autos eléctricos. Somos fuertes en alimentos, aprovechemoslo, pero hagámoslo con valor agregado: comida elaborada, carne envasada, hay millones de cosas que se pueden hacer para el consumo de las clases medias de China que están aumentando con mucha mayor fineza y elaboración”.