Boca está feliz

Boca está feliz

Tras semanas de incertidumbre, finalmente se celebraron las elecciones en el club de la Ribera y el oficialismo, encabezado por Juan Román Riquelme y Jorge Ameal, extendió su mandato hasta 2027. La voz del pueblo xeneize en una jornada histórica para la institución.

Juan Román Riquelme fue electo nuevo presidente del Club Atlético Boca Juniors al imponerse a la fórmula de Andrés Ibarra y Mauricio Macri por más de 14.000 votos de diferencia en los comicios de este domingo, en los que participaron 46.402 socios, cifra récord para el fútbol argentino. El temporal que azotó la Ciudad de Buenos Aires desde la madrugada no fue una traba para que los hinchas se acercaran a ejercer su derecho a voto.

“Tengo amigos que por la lluvia y el viento se les han volado los techos de sus casas, pero primero van a venir a votar y luego se ocuparán de eso. Porque el club es de los socios y no queremos perderlo”, dice Mariano, quien no pudo dormir la noche anterior por la expectativa de pisar el césped de La Bombonera por primera vez. Zulma, a pesar de su edad y su dificultad para caminar, recorrió más de 1.200 kilómetros desde Formosa hasta la calle Brandsen 805 y lloró de la emoción al entrar a la cancha. “Coincido con Román en que este es el partido más importante de la historia del club. Yo lo jugué y metí un golazo”, afirma en diálogo con ANCCOM.

El verdadero impedimento para que las elecciones se llevaran a cabo había sido la medida cautelar presentada por la jueza Alejandra Abrevaya a pedido de la oposición, que suspendía las elecciones debido a la inclusión de 13.000 socios en el padrón –de los cuales votaron 6.800–, supuestamente de manera irregular. La medida fue revocada por la Sala E de la Cámara Civil el pasado lunes. “Esto es democracia y nosotros tenemos que decidir lo que queremos para el club. No la justicia, una jueza, una gerencia, un qatarí, ni nadie”, asegura Lucas, que vive un domingo soñado junto a su esposa y su hijo de dos años. “Fue una lástima ensuciar tanto la situación. Si hubiésemos votado en primera instancia, los resultados serían los mismos, porque la gente sabe lo que quiere”, agrega Ana, quien también se acercó a votar con su familia.

“Yo quería votar antes, pero la gente que hoy va perder no quería. La experiencia de hacerlo en la cancha fue bárbara, salvo cuando apareció un señor que se tiene que ocupar del país y hoy vino porque lo mandó su jefe”, expresa Arnaldo, socio del club desde el año 1966. Alrededor de las 10, el presidente de la Nación, Javier Milei, socio activo N° 76.296, accedió a la carpa A, donde sufragó en la mesa 19. El mandatario fue insultado por decenas de hinchas, tanto al ingresar como al salir, un hecho que fue repudiado por Mauricio Macri, que no participó del acto eleccionario porque viajó a Arabia Saudita por el Mundial de Clubes, en su carácter de presidente de la Fundación FIFA.

Entre las figuras de la oposición que sí se hicieron presentes estuvieron Martín Palermo, máximo goleador de la historia de Boca, ovacionado al momento de ingresar al estadio; Rolando Schiavi, ganador de nueve títulos con la camiseta azul y amarilla; Daniel Angelici, exmandamás de la institución entre 2011 y 2019, y el candidato Andrés Ibarra, cuya llegada despertó el canto “el club es de los socios” entre los hinchas.

Del oficialismo se los pudo ver a Raul Cascini y Marcelo “Chelo” Delgado, ex jugadores e integrantes del Consejo de Fútbol, y a Ángel Clemente Rojas, gloria xeneize de la década del 60. Rafael Di Zeo, jefe de La 12, también se acercó a emitir su voto.

Todo se descontroló cuando Juan Román Riquelme apareció en La Bombonera. Al ídolo se lo vio rodeado de una multitud de hinchas y todos cantando al ritmo de “soy bostero / es un sentimiento / no puedo parar”. “Venimos por Román, solo por él”, sintetiza María, quien sintió la necesidad de votar por primera vez, a pesar de que es socia desde 1997. El suyo fue uno de los 30.318 votos que convirtieron a Riquelme en el presidente más votado de la historia del fútbol argentino.

En estas elecciones, no solo estaba en juego quién conduciría al equipo más popular del país, sino también la disputa entre club de fútbol, tan arraigado en la idiosincrasia argentina, y el modelo de sociedades anónimas. “Son dos modelos muy distintos. Quiero que Boca siga siendo Boca, que no se convierta en el PSG. No podemos perder nuestra identidad”, subraya Florencia. Un poco más allá está Carlos, que llegó desde Berazategui en su bicicleta, la misma con la que pedaleó más de 2.600 kilómetros hasta Río de Janeiro para alentar a Boca en la final de la Copa Libertadores de este año. “Boca fue, es y será popular –sostiene–, no algo para que vengan a hacer negocios”.

Cae el sol en el barrio de La Boca y los hinchas se reúnen en la puerta del búnker de Riquelme, ubicado en la terminal de la línea 53, sobre las calles Irala y Aristóbulo del Valle, justo frente al estadio. Se vive un clima festivo, a pesar de no conocer aún números oficiales. Las elecciones pasan a un segundo plano y solo se canta por el sentimiento a los colores.

“El socio viene a votar por amor al club. Nosotros nos debemos a esto, no importa el poder político que esté enfrente. Queremos mucho a Boca y siempre vamos a acompañar. El hincha es lo más sagrado que tenemos. El club vive por y para ellos”, resume Matías, socio activo desde 2007, el mismo año en el que el Xeneize ganó su última Libertadores con Riquelme como jefe futbolístico del equipo.

“Venimos porque Boca es el movimiento popular más grande del país. A nosotros nos gustan los colores, del resto que se encarguen los de arriba”, dice Diego, integrante de la peña Corazón Boquense de la localidad de Ucacha, provincia de Córdoba. Mientras van apareciendo los bombos, las trompetas, se encienden las primeras bengalas y comienzan los festejos que se extenderán hasta la madrugada, Diego confirma lo que cualquiera puede notar sólo con ver las caras: “El hincha de Boca está feliz”.

La Bombonera late pero no vota

La Bombonera late pero no vota

Las elecciones, por ahora suspendidas, tienen en vilo al pueblo xeneize y también al resto del país. La punta del lanza de las Sociedades Anónimas Deportivas y la utilización del fútbol para hacer política nacional.

Las elecciones en Boca no se realizaron este domingo y sobre el campo de juego de La Bombonera, donde estaba todo preparado para que los socios asistieran a votar, reina la incertidumbre. Después de acusaciones cruzadas, denuncias, artilugios legales y una audiencia que de negociación tuvo poco, no hubo bandera blanca entre el oficialismo, encabezado por el máximo ídolo del club, Juan Román Riquelme, y la oposición, liderada por Andrés Ibarra y Mauricio Macri, expresidente de la institución. El domingo hubo una multitudinaria marcha de hinchas, encabezada por el ídolo y actual vicepresidente, para exigir la realización de los comicios y el lunes, la jueza Alejandra Abrevaya, que las había suspendido la semana pasada, decidió apartarse de la causa.

Todo comenzó en la madrugada del martes, cuando la jueza a cargo del Juzgado Nacional N°11, Alejandra Abrevaya –curiosamente hermana del legislador del Pro Sergio Abrevaya-, decidió suspender la votación a causa de “irregularidades y anomalías en el padrón”. El fallo, firmado a la 1:14 AM, hace lugar a la denuncia presentada previamente por el propio Ibarra, en la cual acusa a la actual conducción de haber pasado 13.364 socios adherentes a la categoría de activos, es decir con derecho a votar, entre agosto y noviembre de 2021. Este viernes, la comisión directiva apeló la medida cautelar impuesta por la magistrada. Si se respetan todos los plazos judiciales, no sólo no se votará el domingo, sino que parece imposible que los comicios se lleven adelante el 17, último día disponible para hacerlo.

La carrera por presidir al club más popular del país parece estar lejos de su línea de meta. Ambos aspirantes representan dos idiosincrasias completamente diferentes: de un lado administrar a la institución como si fuese una empresa, del otro conducirla como un club social y deportivo de primer nivel mundial.

Es la política, estúpido

“Boca está metido en la política nacional y hace mucho más ruido que los demás equipos”, dice el periodista Ezequiel Fernandez Moore y explica que esto se ve reflejado en que, gracias a una muy buena gestión al frente de la institución, Macri logró posicionarse políticamente hasta convertirse en Presidente de la Nación. En cambio, Rodolfo D’Onofrio, exmandamás de River, a pesar de sus aspiraciones, ni siquiera llegó a ser diputado.

Sería ingenuo pensar que el triunfo de Javier Milei en las elecciones nacionales, no impactará en los comicios xeneizes. El libertario, quien confesó que ya no era hincha del club después del regreso de Riquelme como jugador, una decisión populista desde su punto de vista, es el principal aliado del creador del Pro. Además, afirmó que si Martín Palermo asume como director técnico del club –tal como propone la oposición- volvería identificarse con la azul y amarillo. Mientras tanto, Riquelme es cercano a Sergio Massa, hoy desaparecido de la escena política luego de su derrota electoral.

“Durante el Macrismo, Boca fue colonizado por un partido político que es el Pro”, asegura Fernandez Moore. Entre los integrantes de la actual lista opositora, se repiten varios nombres de la facción que gobernó la institución entre 1995 y 2019. También se destaca la presencia de Mario Pergolini, ex vice de Jorge Ameal. Para Fernandez Moore no es lo mismo si el presidente es un ídolo popular o un candidato político: “Sin Macri, pasa a ser un club sin tanto discurso político”, comenta.

Es la económica, estúpido

“Quieren que Boca sea el primer club privado de la Argentina y que no se vote nunca más”, advirtió Riquelme en los últimos días en referencia a los objetivos de la oposición. Es conocida la postura de Macri a favor del sistema de Clubes Sociedades Anónimas, similar al modelo inglés. “Cada club debe poder elegir cómo quiere organizarse. Si creen que lo mejor es convertirse en SAD hay que dejarlos”, declaró recientemente en la presentación de su fórmula. Macri no pudo imponer la discusión de las SAD cuando Julio Grondona conducía la AFA en 1999. Perdió la elección 39 a 1. Tampoco cuando ocupó la Casa Rosada entre 2015 y 2019.

“Los históricos equipos británicos han cedido sus potestades a favor de los núcleos económicos dueños del mundo. Allí hay concentración de capital y recursos, lo que da más posibilidades dentro del campo de juego”, plantea el periodista y escritor Ariel Scher.

La Premier League es uno de los mejores espectáculos del deporte mundial. Incomparable a la Liga Argentina, en la que 28 equipos juegan en cualquier día, a cualquier horario y, muchas veces, en estadios semivacíos. Si sumamos los cambios de reglamento sobre la marcha, los ascensos sospechados y los arbitrajes bajo la lupa, pareciera que estuviésemos hablando de dos deportes completamente diferentes. Ahora bien, ¿la única solución es entregar a estas instituciones sociales con patrimonios centenarios y un capital simbólico imposible de monetizar, a la voracidad del mercado?

“La Argentina tiene una tradición de resistencia a ese modelo, que va en sentido contrario a lo que plantea Macri, quien en caso de lograr un lugar preponderante en la institucionalidad de Boca, representaría un respaldo para el modelo de organización de los clubes bajo la lógica del mercado”, explica Scher.

Ante la consulta de ANCCOM, Diego Lajst, quien ocupará el cargo de protesorero en caso de producirse un triunfo opositor, afirma que: “Boca es y será una asociación civil sin fines de lucro por siempre. No creo que este el contexto dado en el fútbol argentino para la implementación de las SAD. Se necesitaría una ley nacional y la AFA rechazó la moción para modificar el estatuto”. El exsecretario general de la Asamblea de Representantes cree que Ibarra representa el cambio que necesita el club, el cual se encuentra bajo “el relato riquelmeano”.

Trabajo social

“Creemos que los socios quieren seguir siendo un club de fútbol, social y deportivo, sin fines de lucro, como fue creado. Estamos ante gente que viene por otra cosa. Algo que no es ilegal ni monstruoso, pero que simplemente no nos representa. No tiene que ver con nuestra identidad”, expresa Alejandro Veiga, integrante de la lista oficialista. “Volvimos a tener deportes amateurs, a la gente dentro del club, a más de 200 chicos becados en la colonia de vacaciones. Estos son objetivos que las SAD no se pueden permitir porque solo buscan ganar plata. En Boca se hace un gran trabajo social, el cual se deberá profundizar en los próximos cuatro años”, cuenta el candidato a vocal a ANCCOM.

“Es sabido que Riquelme y Macri se odiaron toda la vida, pero Román realmente piensa que el club estaba siendo utilizado antes de su llegada, no es un relato”, dice Marcos Bonocore, cronista de Boca en TNT Sports. A eso se refiere el 10 cuando declaró que en estas elecciones, el socio debe elegir entre ser un club de fútbol o que lo usen para hacer política. “Las SAD tienen cosas positivas en cuanto a desarrollo, pero lo más importante es que el club sea auténticamente de los socios y que no se convierta en un trampolín para otras cuestiones”, sostiene Bonocore.

 Si bien es apresurado catalogar estas elecciones como claves para el futuro del deporte madre nacional, si ponen en escena un juego de opuestos al que la sociedad deberá acostumbrarse. Riquelme expresa una relación de cariño y preocupación para con el club. Su victoria sería un guiño al modelo que sostiene a los clubes como espacios de pertenencia y a los socios como sus verdaderos dueños. Si Macri pusiera un pie en el fútbol argentino de nuevo, significaría dejar sin llave la puerta de ingreso para jeques árabes, estadios ultramodernos y capitales extranjeros. El partido que mantiene en pie de guerra al Mundo Boca aún no tiene fecha y todo parecería indicar que se realizaría bien entrado el 2024. Mientras tanto, La Bombonera no va a latir y, por ahora, tampoco va a votar

«Cada domingo puede haber un nieto o nieta en la cancha»

«Cada domingo puede haber un nieto o nieta en la cancha»

En el mes de la memoria y a 46 años del último golpe de Estado, recibió a las Abuelas de Plaza de Mayo en una actividad abierta para socio y vecinos.

En una nueva charla por la identidad, en el marco de los 46 años del último golpe de Estado, el Salón Filiberto del club Boca Junior abrió sus puertas para recibir a las Abuelas de Plaza de Mayo  Estela de Carlotto, Buscarita Roa y Manuel Gonçalves, nieto restituido N° 57; junto con el presidente xeneize Jorge Amor Ameal y el prosecretario del club, Alejandro Veiga.

“No te parece que hay sillas de más”, preguntó  Ameal a los organizadores del evento. “No, el salón está desbordado”, le respondieron.

La sala estaba llena: socios, vecinos del barrio y dirigentes estaban expectantes ante la palabra de aquellas mujeres que un día supieron sortear los miedos y llevar la bandera de sus hijos y nietos. Manuel Gonçalves, hijo de Ana María del Carmen Granada y Gastón Gonçalves, empezó la charla. Xeneize por ley y sangre, ya que su familia de origen también lo era, ayer recordó su historia y contó lo importante que es para él ser quien es hoy, no sin antes agradecer a Abuelas por tener la posibilidad de vivir su verdadera identidad. “Estoy acá gracias a ellas dos, gracias a todas las Abuelas de Plaza de Mayo y todas esas personas que se jugaron durante la dictadura para empezar a buscarnos, gracias a ellas puedo contar esta historia”. Además, Gonçalves pidió colaboración de todos los presentes para que puedan comprometerse con la causa de Abuelas: “Ayúdenos a encontrar a ese otro que puede estar ahora al lado de nosotros, en la cancha o en otro lugar”, reflexionó.

Buscarita Roa, es la única abuela de nacionalidad chilena que integra Abuelas de Plaza de Mayo. En 1972 llegó a la Argentina en busca de un tratamiento para su hijo mayor José Poblete, que con 15 años sufrió un accidente ferroviario. José era estudiante en Chile con fuertes convicciones e ideales que mantuvo al llegar a la Argentina. En la militancia conoció a su compañera y juntos tendrían a Claudia Victoria, su primera y única hija que recién en el año 2000 se encontraría con su abuela y su verdadera familia. Para Roa, tanto Claudia como los demás nietos, “son los nietos de todos”, ya que en cada uno de ellos viven sus hijos e hijas, los años más oscuros de nuestro país, pero también la esperanza de la vida y el incesante reclamo de justicia. Roa hoy vive en La Boca, cerquita de la cancha, y cuenta que no podía ser de otro club que el que hoy le abría las puertas. “Es un orgullo hoy estar acá junto a Estela”, manifestó.

La última oradora fue Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, quien narró a lo largo de la tarde lo difícil que fue tomar la decisión de salir a Plaza de Mayo a reclamar por sus hijos y sus nietos en plena dictadura, pero el miedo no les ganó: recorrieron y dieron vueltas esa plaza las veces que fue necesario. “Para los milicos, los hombres eran los peligrosos y ellos nos decían: ¡Déjenlas, son mujeres, se van a cansar! Y nosotras dijimos: ¡Sí, déjenos, déjenos!”.  Y así fue, las dejaron y no se quedaron quietas. Hoy son historia viva y ejemplo de lucha. Llevaron las causas de sus hijos hasta los organismos internacionales más reconocidos e incluso se convirtieron en  pioneras en ciencia para fundar el primer Banco Nacional de Datos Genéticos en nuestro país.

Carlotto junto a Abuelas recorrieron el mundo en busca de ayuda y hoy ya con un equipo conformado de profesionales que las respalda no pararán hasta encontrar hasta al último nieto. “Viajamos tanto estos años y vamos a seguir viajando”, afirmó Carlotto, quien además expresó que “encontrar un nieto es el mejor regalo”, y continúo “porque no buscamos solo el propio sino el de todas”. A pesar de sus 91 años, Estela dice que  aún tiene mucho por andar:  «Mientras esté en condiciones y aunque sea con bastón, lo voy a seguir haciendo porque la vida mía está para eso. Mis compañeras son mis hermanas, hace ya hoy 45 años, para seguir buscando los 300 nietos que faltan», afirmó.

«Estar en este club es realmente un hecho histórico en un lugar histórico. Boca es la historia del fútbol en la Argentina, por los hechos, por las circunstancias, por la gente, por el fanatismo y el amor al club”, expresó la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo.

Con un cálido aplauso y de pie, los vecinos, socios y dirigentes del club despidieron a las Abuelas no sin antes pedirles alguna foto a la que amablemente aceptaron sacarse, pero la jornada no podía cerrar sin tener la palabra del presidente de Boca, quien manifestó: “Nosotros somos reconocidos por el fútbol, pero ustedes por el amor, el compromiso y la perseverancia”, expresó Ameal. El encuentro no solo reafirmó el compromiso que el club Boca Juniors tiene con a la memoria, la verdad y justicia -ya que en octubre del año pasado tanto las autoridades de Boca como River firmaron un convenio con Abuelas de Plaza de Mayo para la difusión de las búsquedass- sino también de que el deporte en su conjunto puede ser una herramienta fundamental para la búsqueda de los más de 300 nietos que aún esperan conocer su verdadera identidad.

Trabaja en el Mercado Central, es madre de mellizos y se consagró campeona argentina de fútbol

Trabaja en el Mercado Central, es madre de mellizos y se consagró campeona argentina de fútbol

Carolina Troncoso la tiró larga por la derecha, le ganó en velocidad a la lateral de River y tiró un centro bajo al área. Recibió Andrea Ojeda de espaldas al arco, marcada de cerca, y pivoteó rebotándola hacia atrás. A la altura de la medialuna del área, con el número 16 en la espalda, apareció Lorena Benítez a la carrera para entrarle de lleno a la pelota y clavar un derechazo inatajable contra el palo derecho. Transcurrían tan sólo 30 minutos del primer tiempo y ya Boca goleaba a River 3 a 0 en la final del primer torneo semiprofesional de fútbol femenino argentino. Todas corrieron a festejarlo con ella, que terminó aplastada debajo de una montaña de compañeras que gritaban desaforadas.

“No soy de pisar el área o gambetear a la arquera. La mayoría de mis goles fueron remates de afuera, pero bueno, no son muchos”, se sincera Benítez. Con 22 años, la volante central es una prodigio del fútbol femenino nacional: formó parte del seleccionado que jugó el histórico Mundial de Francia en 2019, fue referida como una de las mejores jugadoras de futsal en el mundo y, la semana pasada, le fue otorgado el premio a Mejor Jugadora del Torneo tras la final que ganó Boca en un descomunal 7 a 0 frente a River.

Las luces se encendieron sobre su fútbol, pero también sobre su maternidad -es madre de mellizos: Renata y Ezequiel- y su trabajo en el Mercado Central. Sin embargo, Lorena no acuerda en que el camino de una jugadora deba ser ese. En esta entrevista con ANCCOM, reflexionará sobre la necesidad de una profesionalización completa del fútbol femenino. Recordará sus orígenes humildes y el camino que abrió ella a la fuerza para ingresar a ese mundo -todavía- abrumadoramente masculino. Con voz cansada luego de un largo día de trabajo y entrenamiento, hablará de fútbol, contará sus sueños y develará sus deseos personales.

Lorena Benítez fue galardonada como la Mejor Jugadora del primer torneo argentino semiprofesional de fútbol femenino.

Boca salió campeón invicto y sin goles en contra. Tanto en la semifinal con San Lorenzo como en la final con River, dos rivales de peso, dominaron completamente el partido. ¿A qué se debió este rendimiento tan alto?

Creo que al esfuerzo nuestro. Desde que empezamos a entrenar durante la pandemia teníamos bien en claro lo que queríamos. Sabíamos que este campeonato iba a ser muy importante porque era el primer torneo semiprofesional, pero también fue clasificatorio a la Copa Libertadores. Pudimos demostrar la preparación y las ganas que teníamos en la cancha y ganando el campeonato.

Normalmente, el fútbol femenino se juega en las canchas auxiliares de los clubes. Pero la final la jugaron en el Estadio José Amalfitani, la cancha de Vélez Sarsfield. ¿Se sintió el cambio por disputar el partido en un campo de juego más amplio?

Sí, obviamente. Nos cuesta un montón a nosotras jugar en los estadios porque obviamente el césped es distinto, las dimensiones de la cancha también. No estamos acostumbradas. Aunque no se notó por las ganas que teníamos y porque corrimos desde el primer minuto.

¿Esa fue también una de las dificultades que tuvieron cuando jugaron el Mundial en 2019?

Sí, aparte también de que los otros países tenían otra preparación. Es muy notorio en comparación a lo que es Argentina. Yo había dejado de trabajar hacía una semana antes de viajar; nosotras queremos vivir tranquilamente de esto, dedicarnos cien por ciento a lo que es el fútbol.

¿Qué cambios paulatinos fueron viendo a partir de la semiprofesionalización del fútbol femenino?

Los espacios, más que nada en el club, que nos fuimos ganando. Por ahí, en vez de una cancha de entrenamiento, ahora tenemos dos o tres a disposición. También una sala de kinesiología, una sala de rehabilitación, de pileta, de hielo. Todas esas cosas que antes no las teníamos para la preparación de un equipo son fundamentales. Lo mismo la alimentación, más entrenamiento, todas esas cosas las fuimos ganando poco a poco.

¿Y qué haría falta para que Argentina pueda ponerse a la par del resto de los países?

Los sueldos, más que nada. Que todas podamos vivir realmente de esto y que ninguna jugadora tenga que salir a trabajar de otra cosa. Una persona que sale a trabajar de madrugada, a la mañana, o lo que sea, no rinde lo que realmente tiene que rendir. Entonces, hace falta que podamos vivir de esto y todas nos dediquemos por completo al fútbol.

Bueno, vos trabajás en el mercado central. Con la profesionalización del fútbol, ¿tenés la necesidad económica de seguir trabajando ahí?

Lo que nosotras ganamos no alcanza, más como está el país. No sé si llega a un dos por ciento de lo que gana el masculino. Yo soy madre de mellizos y quiero lo mejor para ellos. Entonces, mi intención es salir a trabajar para que ellos puedan estar bien y nosotras -su pareja, Verónica Rivero- también.

«Lo que ganamos no alcanza», subraya Benítez.

¿Cómo lo complementás el trabajo con el fútbol, el futsal y tu familia?

Yo entro a trabajar a las 9 de la mañana hasta las dos de la tarde. De ahí salgo directo a entrenar. Entrenamos tres horas al día, seis días a la semana. Llego tipo a las 19 o 20 horas a mi casa, tengo una hora, hora y media de viaje dependiendo el tráfico. Y, por último, que los nenes me dejen descansar. Es bastante poco lo que llego a dormir a veces. El año pasado dejé de jugar al futsal directamente.

¿Por qué?

Porque el club donde jugaba, Kimberley, se desafilió en el femenino. Ahí se desarmó todo el plantel. Igualmente siempre estuve pensando en el descanso que necesitaba y el tiempito para estar con los mellis.

Yendo al plano personal, ¿cómo era tu familia cuando eras chica?

Nací en Lomas de Zamora y viví toda la vida en Luis Guillón. Mis padres son paraguayos, como toda mi familia, que es muy humilde. Terminás remando todo vos sola. Mis padres obviamente me apoyaban en lo que quería, pero también tengo siete hermanos. Cuando estaba en la Selección, en la sub-17, la remaba sola. Y bueno, siempre lo que ganaba era muy mínimo, llegaba a juntar para poder quizás comprarme un botín o ayudarla a mi mamá a comprar las cosas. Una familia muy humilde que por suerte pudo salir adelante. Hoy con lo poco que puedo llegar a generar con el trabajo y el fútbol los sigo ayudando.

¿A qué edad comenzaste a interesarte en el fútbol?

Desde muy chica. Uno de mis hermanos, que andaba atrás mío siempre, me enseñó a patear y demás. Después, mis tíos también siempre estuvieron atrás mío enseñándome a jugar desde muy chica. Jugué en el club del barrio, de la esquina de mi casa, con los varones. De ahí fui a una escuelita de fútbol femenino cuando tenía 11 años y ahí conocí a un entrenador de chicas que en ese momento estaba en San Lorenzo y fui a jugar ahí. Así empecé.

Varias veces contaste que te costó jugar en el club de tu barrio por ser mujer.

Sí, en mi categoría fui más que nada un poco rechazada. En categoría 98, el técnico no quería que yo jugara por ser mujer. Después tuve la oportunidad de que en la categoría 99 me abrieran las puertas de lo que es el fútbol ahí en el club. Así que estuve jugando desde muy chica con ellos. Por supuesto que me sacaban los aritos y me llamaban “Lorenzo”.

En otras palabras, te hacías pasar por varón para poder jugar al fútbol.

Sí, más que nada para que los otros equipos tampoco me rechacen. Mi técnico sentía que estaba al mismo nivel que los chicos, entonces él siempre estaba contento de que yo jugara. Y obviamente también porque quizás yo le servía.

¿Tenías ídolos a esa edad?

No, mucho fútbol no miraba. Sí Messi, toda la vida. Por cómo juega, por la persona que es. Siempre me llamó la atención en todo sentido, más allá de que jugamos en posiciones totalmente distintas. Al único que miré siempre fue a él. Cuando ya conocí el mundo del fútbol femenino y llegué a jugar en San Lorenzo, empecé a tener referentes de ahí, como Florencia Quiñones. También miro mucho a mis jugadoras. Me asombra la forma de jugar de Florencia Bonsegundo. Pero después no, mucho fútbol no miro.

El 2019 fue un año particular para vos: fuiste madre a la misma vez que jugaste un Mundial. ¿Cómo lo viviste?

El Mundial era algo que no me esperaba, jamás se me había cruzado por la cabeza. No había tenido la oportunidad de estar en la selección mayor porque estaba haciendo el tratamiento de fertilización asistida. Y fue algo realmente increíble, porque un Mundial es el sueño de cualquier jugadora o jugador. Por suerte pude estar ahí. Y por suerte pude estar en el nacimiento de mis hijos. Los disfruté poco pero bueno, creo que el hecho de haber estado cuando nacieron fue el momento más maravilloso de todos.

La buena racha continuó, porque la semana pasada fuiste elegida como la mejor jugadora del torneo con gol en la final incluído. ¿Cómo definirías tu forma de jugar? ¿Sos de pisar el área como en esa jugada?

No, me dicen a veces que le pegue de afuera. Yo creo que no es mi juego. Me gusta jugar un poco más retrasada, tener la cancha de frente, dar pases, asistencias. Creo que el gol no es lo mío. No soy de pisar el área o gambetear a la arquera. La mayoría de los goles fueron de remates de afuera, no son muchos. En la final, la adrenalina del partido me hizo terminar llegando al área y convertir.

Cambiando de tema, también sos madre. ¿Cómo vivís la maternidad? ¿Cómo ven tus hijos que seas jugadora?

Es algo realmente muy hermoso porque creo que tener hijos no se puede explicar. Es un amor aparte de todo. Aparte del deporte, de la pareja. Los disfruto el tiempo que puedo estar con ellos y ellos obviamente disfrutan estando con su madre. Creo que se les nota la alegría cada vez que me ven jugar en la tele y gritan “mamá, mamá”, porque es lo único que saben decir hasta ahora.

¿Qué esperás para ellos en el futuro?

Que sean felices con lo que decidan hacer, con lo que realmente se les presente en el camino. Y ojalá tomen buenas decisiones, pero eso es algo que realmente una no lo puede decidir.

Esto también se relaciona a cómo una futbolista tiene que sobrevivir. Alguna vez contaste que, aún teniendo uno de los mejores salarios en Boca, igual necesitabas otro trabajo para mantener a tu familia. ¿Cómo ves el panorama del fútbol femenino argentino?

Hay que mejorar en muchas cosas. Va a ir creciendo poco a poco, como realmente tiene que ser. No está bueno tampoco pegar unos saltos gigantes, sino ir disfrutando lo que se nos va presentando en el camino. Sí, siempre crecer y no estancarse. En algún momento, no sé si nosotras, pero quizás las que vienen atrás, van a poder vivir de esto.

Hablando particularmente del juego, ¿son distintos el fútbol masculino y el femenino?

Son muy distintos. Los hombres tienen otra fuerza, tienen otro ritmo. El juego en sí es el mismo. La diagonal hay que hacerla igual, los cambios de frente si pueden hacerse se tienen que hacer igual. Lo que cambia mucho es el ritmo y la fuerza que tienen los hombres. Pero después es el mismo deporte y es la misma pasión.

¿No creés que haya ninguna ventaja de lo femenino?

No sé. Me parece que quizás nosotras lo sentimos de otra manera. No sé si llamarlo así, pero creo que también al no ser profesionales, jugar por lo que realmente nos gusta y hacerlo como hobbie, nos lleva a que una lo sienta el doble, digamos.

Hablás de vivirlo de otra forma. El martes pasado jugaron Tristán Suárez contra San Telmo por el ascenso a la Primera Nacional y se podían ver en el partido patadas, gritos, insultos, mañas. ¿Eso sucede en el fútbol femenino?

Me parece que los hombres son un poco más sobreexigentes en esas cosas. Creo que se calientan un poquito más también. Nosotras sí nos pegamos, pero no creo que con una doble intención o algo así. Creo que disfrutamos de lo que hacemos y siempre tratamos de hacerlo de la mejor manera.

Tenés 22 años y una carrera larga por delante. ¿Qué esperás del futuro?

Seguir creciendo, obviamente. Jugar quizás en Europa. Ese el sueño de cualquier futbolista también. Seguir jugando mundiales. Apostar siempre a más.

¿Tuviste ofertas de Europa?

Sí, pero creo que todavía no estaba preparada para ese momento. Prefiero prepararme mejor.

¿Preparar en qué sentido?

En cuanto a lo físico, a la cabeza. En poder llevar a la familia. Un montón de cosas, decisiones que tenés que tomar.

¿Tenés algún sueño en particular?

Creo que ya he vivido un montón de cosas, como el Mundial, que es algo máximo. Ojalá pueda seguir viviendo de lo que es el fútbol o, mejor dicho, llegar a vivir realmente lo que es el fútbol.

Trabaja en el Mercado Central, es madre de mellizos y se consagró campeona argentina de fútbol

Trabaja en el Mercado Central, es madre de mellizos y se consagró campeona argentina de fútbol

Carolina Troncoso la tiró larga por la derecha, le ganó en velocidad a la lateral de River y tiró un centro bajo al área. Recibió Andrea Ojeda de espaldas al arco, marcada de cerca, y pivoteó rebotándola hacia atrás. A la altura de la medialuna del área, con el número 16 en la espalda, apareció Lorena Benítez a la carrera para entrarle de lleno a la pelota y clavar un derechazo inatajable contra el palo derecho. Transcurrían tan sólo 30 minutos del primer tiempo y ya Boca goleaba a River 3 a 0 en la final del primer torneo semiprofesional de fútbol femenino argentino. Todas corrieron a festejarlo con ella, que terminó aplastada debajo de una montaña de compañeras que gritaban desaforadas.

“No soy de pisar el área o gambetear a la arquera. La mayoría de mis goles fueron remates de afuera, pero bueno, no son muchos”, se sincera Benítez. Con 22 años, la volante central es una prodigio del fútbol femenino nacional: formó parte del seleccionado que jugó el histórico Mundial de Francia en 2019, fue referida como una de las mejores jugadoras de futsal en el mundo y, la semana pasada, le fue otorgado el premio a Mejor Jugadora del Torneo tras la final que ganó Boca en un descomunal 7 a 0 frente a River.

Las luces se encendieron sobre su fútbol, pero también sobre su maternidad -es madre de mellizos: Renata y Ezequiel- y su trabajo en el Mercado Central. Sin embargo, Lorena no acuerda en que el camino de una jugadora deba ser ese. En esta entrevista con ANCCOM, reflexionará sobre la necesidad de una profesionalización completa del fútbol femenino. Recordará sus orígenes humildes y el camino que abrió ella a la fuerza para ingresar a ese mundo -todavía- abrumadoramente masculino. Con voz cansada luego de un largo día de trabajo y entrenamiento, hablará de fútbol, contará sus sueños y develará sus deseos personales.

Lorena Benítez fue galardonada como la Mejor Jugadora del primer torneo argentino semiprofesional de fútbol femenino.

Boca salió campeón invicto y sin goles en contra. Tanto en la semifinal con San Lorenzo como en la final con River, dos rivales de peso, dominaron completamente el partido. ¿A qué se debió este rendimiento tan alto?

Creo que al esfuerzo nuestro. Desde que empezamos a entrenar durante la pandemia teníamos bien en claro lo que queríamos. Sabíamos que este campeonato iba a ser muy importante porque era el primer torneo semiprofesional, pero también fue clasificatorio a la Copa Libertadores. Pudimos demostrar la preparación y las ganas que teníamos en la cancha y ganando el campeonato.

Normalmente, el fútbol femenino se juega en las canchas auxiliares de los clubes. Pero la final la jugaron en el Estadio José Amalfitani, la cancha de Vélez Sarsfield. ¿Se sintió el cambio por disputar el partido en un campo de juego más amplio?

Sí, obviamente. Nos cuesta un montón a nosotras jugar en los estadios porque obviamente el césped es distinto, las dimensiones de la cancha también. No estamos acostumbradas. Aunque no se notó por las ganas que teníamos y porque corrimos desde el primer minuto.

¿Esa fue también una de las dificultades que tuvieron cuando jugaron el Mundial en 2019?

Sí, aparte también de que los otros países tenían otra preparación. Es muy notorio en comparación a lo que es Argentina. Yo había dejado de trabajar hacía una semana antes de viajar; nosotras queremos vivir tranquilamente de esto, dedicarnos cien por ciento a lo que es el fútbol.

¿Qué cambios paulatinos fueron viendo a partir de la semiprofesionalización del fútbol femenino?

Los espacios, más que nada en el club, que nos fuimos ganando. Por ahí, en vez de una cancha de entrenamiento, ahora tenemos dos o tres a disposición. También una sala de kinesiología, una sala de rehabilitación, de pileta, de hielo. Todas esas cosas que antes no las teníamos para la preparación de un equipo son fundamentales. Lo mismo la alimentación, más entrenamiento, todas esas cosas las fuimos ganando poco a poco.

¿Y qué haría falta para que Argentina pueda ponerse a la par del resto de los países?

Los sueldos, más que nada. Que todas podamos vivir realmente de esto y que ninguna jugadora tenga que salir a trabajar de otra cosa. Una persona que sale a trabajar de madrugada, a la mañana, o lo que sea, no rinde lo que realmente tiene que rendir. Entonces, hace falta que podamos vivir de esto y todas nos dediquemos por completo al fútbol.

Bueno, vos trabajás en el mercado central. Con la profesionalización del fútbol, ¿tenés la necesidad económica de seguir trabajando ahí?

Lo que nosotras ganamos no alcanza, más como está el país. No sé si llega a un dos por ciento de lo que gana el masculino. Yo soy madre de mellizos y quiero lo mejor para ellos. Entonces, mi intención es salir a trabajar para que ellos puedan estar bien y nosotras -su pareja, Verónica Rivero- también.

«Lo que ganamos no alcanza», subraya Benítez.

¿Cómo lo complementás el trabajo con el fútbol, el futsal y tu familia?

Yo entro a trabajar a las 9 de la mañana hasta las dos de la tarde. De ahí salgo directo a entrenar. Entrenamos tres horas al día, seis días a la semana. Llego tipo a las 19 o 20 horas a mi casa, tengo una hora, hora y media de viaje dependiendo el tráfico. Y, por último, que los nenes me dejen descansar. Es bastante poco lo que llego a dormir a veces. El año pasado dejé de jugar al futsal directamente.

¿Por qué?

Porque el club donde jugaba, Kimberley, se desafilió en el femenino. Ahí se desarmó todo el plantel. Igualmente siempre estuve pensando en el descanso que necesitaba y el tiempito para estar con los mellis.

Yendo al plano personal, ¿cómo era tu familia cuando eras chica?

Nací en Lomas de Zamora y viví toda la vida en Luis Guillón. Mis padres son paraguayos, como toda mi familia, que es muy humilde. Terminás remando todo vos sola. Mis padres obviamente me apoyaban en lo que quería, pero también tengo siete hermanos. Cuando estaba en la Selección, en la sub-17, la remaba sola. Y bueno, siempre lo que ganaba era muy mínimo, llegaba a juntar para poder quizás comprarme un botín o ayudarla a mi mamá a comprar las cosas. Una familia muy humilde que por suerte pudo salir adelante. Hoy con lo poco que puedo llegar a generar con el trabajo y el fútbol los sigo ayudando.

¿A qué edad comenzaste a interesarte en el fútbol?

Desde muy chica. Uno de mis hermanos, que andaba atrás mío siempre, me enseñó a patear y demás. Después, mis tíos también siempre estuvieron atrás mío enseñándome a jugar desde muy chica. Jugué en el club del barrio, de la esquina de mi casa, con los varones. De ahí fui a una escuelita de fútbol femenino cuando tenía 11 años y ahí conocí a un entrenador de chicas que en ese momento estaba en San Lorenzo y fui a jugar ahí. Así empecé.

Varias veces contaste que te costó jugar en el club de tu barrio por ser mujer.

Sí, en mi categoría fui más que nada un poco rechazada. En categoría 98, el técnico no quería que yo jugara por ser mujer. Después tuve la oportunidad de que en la categoría 99 me abrieran las puertas de lo que es el fútbol ahí en el club. Así que estuve jugando desde muy chica con ellos. Por supuesto que me sacaban los aritos y me llamaban “Lorenzo”.

En otras palabras, te hacías pasar por varón para poder jugar al fútbol.

Sí, más que nada para que los otros equipos tampoco me rechacen. Mi técnico sentía que estaba al mismo nivel que los chicos, entonces él siempre estaba contento de que yo jugara. Y obviamente también porque quizás yo le servía.

¿Tenías ídolos a esa edad?

No, mucho fútbol no miraba. Sí Messi, toda la vida. Por cómo juega, por la persona que es. Siempre me llamó la atención en todo sentido, más allá de que jugamos en posiciones totalmente distintas. Al único que miré siempre fue a él. Cuando ya conocí el mundo del fútbol femenino y llegué a jugar en San Lorenzo, empecé a tener referentes de ahí, como Florencia Quiñones. También miro mucho a mis jugadoras. Me asombra la forma de jugar de Florencia Bonsegundo. Pero después no, mucho fútbol no miro.

El 2019 fue un año particular para vos: fuiste madre a la misma vez que jugaste un Mundial. ¿Cómo lo viviste?

El Mundial era algo que no me esperaba, jamás se me había cruzado por la cabeza. No había tenido la oportunidad de estar en la selección mayor porque estaba haciendo el tratamiento de fertilización asistida. Y fue algo realmente increíble, porque un Mundial es el sueño de cualquier jugadora o jugador. Por suerte pude estar ahí. Y por suerte pude estar en el nacimiento de mis hijos. Los disfruté poco pero bueno, creo que el hecho de haber estado cuando nacieron fue el momento más maravilloso de todos.

La buena racha continuó, porque la semana pasada fuiste elegida como la mejor jugadora del torneo con gol en la final incluído. ¿Cómo definirías tu forma de jugar? ¿Sos de pisar el área como en esa jugada?

No, me dicen a veces que le pegue de afuera. Yo creo que no es mi juego. Me gusta jugar un poco más retrasada, tener la cancha de frente, dar pases, asistencias. Creo que el gol no es lo mío. No soy de pisar el área o gambetear a la arquera. La mayoría de los goles fueron de remates de afuera, no son muchos. En la final, la adrenalina del partido me hizo terminar llegando al área y convertir.

Cambiando de tema, también sos madre. ¿Cómo vivís la maternidad? ¿Cómo ven tus hijos que seas jugadora?

Es algo realmente muy hermoso porque creo que tener hijos no se puede explicar. Es un amor aparte de todo. Aparte del deporte, de la pareja. Los disfruto el tiempo que puedo estar con ellos y ellos obviamente disfrutan estando con su madre. Creo que se les nota la alegría cada vez que me ven jugar en la tele y gritan “mamá, mamá”, porque es lo único que saben decir hasta ahora.

¿Qué esperás para ellos en el futuro?

Que sean felices con lo que decidan hacer, con lo que realmente se les presente en el camino. Y ojalá tomen buenas decisiones, pero eso es algo que realmente una no lo puede decidir.

Esto también se relaciona a cómo una futbolista tiene que sobrevivir. Alguna vez contaste que, aún teniendo uno de los mejores salarios en Boca, igual necesitabas otro trabajo para mantener a tu familia. ¿Cómo ves el panorama del fútbol femenino argentino?

Hay que mejorar en muchas cosas. Va a ir creciendo poco a poco, como realmente tiene que ser. No está bueno tampoco pegar unos saltos gigantes, sino ir disfrutando lo que se nos va presentando en el camino. Sí, siempre crecer y no estancarse. En algún momento, no sé si nosotras, pero quizás las que vienen atrás, van a poder vivir de esto.

Hablando particularmente del juego, ¿son distintos el fútbol masculino y el femenino?

Son muy distintos. Los hombres tienen otra fuerza, tienen otro ritmo. El juego en sí es el mismo. La diagonal hay que hacerla igual, los cambios de frente si pueden hacerse se tienen que hacer igual. Lo que cambia mucho es el ritmo y la fuerza que tienen los hombres. Pero después es el mismo deporte y es la misma pasión.

¿No creés que haya ninguna ventaja de lo femenino?

No sé. Me parece que quizás nosotras lo sentimos de otra manera. No sé si llamarlo así, pero creo que también al no ser profesionales, jugar por lo que realmente nos gusta y hacerlo como hobbie, nos lleva a que una lo sienta el doble, digamos.

Hablás de vivirlo de otra forma. El martes pasado jugaron Tristán Suárez contra San Telmo por el ascenso a la Primera Nacional y se podían ver en el partido patadas, gritos, insultos, mañas. ¿Eso sucede en el fútbol femenino?

Me parece que los hombres son un poco más sobreexigentes en esas cosas. Creo que se calientan un poquito más también. Nosotras sí nos pegamos, pero no creo que con una doble intención o algo así. Creo que disfrutamos de lo que hacemos y siempre tratamos de hacerlo de la mejor manera.

Tenés 22 años y una carrera larga por delante. ¿Qué esperás del futuro?

Seguir creciendo, obviamente. Jugar quizás en Europa. Ese el sueño de cualquier futbolista también. Seguir jugando mundiales. Apostar siempre a más.

¿Tuviste ofertas de Europa?

Sí, pero creo que todavía no estaba preparada para ese momento. Prefiero prepararme mejor.

¿Preparar en qué sentido?

En cuanto a lo físico, a la cabeza. En poder llevar a la familia. Un montón de cosas, decisiones que tenés que tomar.

¿Tenés algún sueño en particular?

Creo que ya he vivido un montón de cosas, como el Mundial, que es algo máximo. Ojalá pueda seguir viviendo de lo que es el fútbol o, mejor dicho, llegar a vivir realmente lo que es el fútbol.