Más que una ley ómnibus se aprobó un proyecto fantasma

Más que una ley ómnibus se aprobó un proyecto fantasma

El gobierno de Javier Milei logró su primera victoria al conseguir la aprobación de la Ley Ómnibus. A pesar de ser minoría en Diputados armó una coalición con el Pro, el radicalismo y Hacemos Coalición Federal. De los más de 600 artículos iniciales, quedaron unos 300. Y la letra chica de muchos de ellos se terminará discutiendo en la votación en particular que comenzará el martes. Por tercer día consecutivo, hubo represión policial.

Después de tres días en los que se sesionó durante 30 horas, la Cámara de Diputados le dio media sanción a la Ley Ómnibus con 144 votos a favor y 109 en contra. Durante las extensas jornadas, una gran cantidad de oradores de los diferentes bloques expresaron sus opiniones sobre el proyecto de ley que cuenta con más de 300 artículos, algunos de los cuales reforman o derogan leyes existentes. La votación sucedió con tensiones tanto adentro como afuera del Congreso. El primer triunfo del oficialismo, que es minoría en la cámara, fue posible por la construcción de una alianza con el Pro, el radicalismo y el heterogéneo bloque Hacemos Coalición Federal. En el debate reinó la confusión de qué se estaba votando concretamente y públicamente se desconoce el texto final del proyecto que recibió media sanción en general y que la semana próxima será votado en particular. Las facultades delegadas, las empresas a privatizar, el manejo de la deuda externa y la coparticipación impositiva son cuestiones que se seguirán negociando a la hora de votar artículo por artículo.

El proyecto de ley, cuyo título formal es “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” fue controversial desde su presentación, momento en el cual contaba con más de 600 artículos. Estos se rebajaron a más de 500, pero fue modificado una vez más el 30 de enero, justo antes de comenzar con la lista de oradores, cuando fueron eliminados más de 200. Sin embargo, los diputados tenían en sus bancas la versión del proyecto que aún contaba con esos artículos, por lo que los diputados se vieron obligados a sesionar sin tener un dictamen final. Esto fue señalado varias veces por diputados de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad, los cuales se oponían a este proyecto de ley en su totalidad. La diputada por Buenos Aires Romina del Plá, parte de este último bloque, expresó que “cada minuto que pasa nos enteramos que han modificado algún otro artículo” y señaló: “Estamos ante un tratamiento completamente irregular”.

Otro punto contra el que se manifestaron estos diputados fue el de las facultades delegadas, que le permiten al presidente Javier Milei legislar en materia económica, financiera, de seguridad, tarifaria, energética y administrativa. Varios de estos diputados señalaron que esto hace aprobar este proyecto de ley, sin importar los cambios que se le hayan hecho al mismo, y que es equivalente a entregarle un cheque en blanco al presidente Milei, ya que con estas facultades puede convertir artículos que se hayan eliminado en leyes a través de nuevos decretos.

Estos bloques coincidieron, también, a la hora de denunciar sucesos preocupantes que rodearon la sesión. Durante la primera tanda de cuestiones de privilegio el primer día, varios diputados exigieron la conformación de la comisión bicameral y denunciaron ausencias de funcionarios ante los diputados y amenazas que habían recibido. Poco después, la diputada por Buenos Aires Cecilia Moreau, parte del bloque Unión por la Patria, denunció la presencia en el recinto de Leonardo Sosa, fundador del grupo ultraderechista Revolución Federal y acusado de ser parte del intento de magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner. Sosa publicó sobre la sesión a través de la red social X/Twitter y llevaba puesta una pulsera rosa, lo que significa que algún diputado había autorizado su ingreso. Diferentes diputados le pidieron al presidente de cámara Martín Menem que no solo se lo remueva del recinto, sino también que se investigue su ingreso.

Otro aspecto denunciado por varios diputados de estos bloques fue la represión que ocurrió durante los tres días en las afueras del Congreso. Militantes de diferentes partidos resultaron heridos por la Policía Federal, la Prefectura y la Gendarmería, los cuales utilizaron balas de goma y gas lacrimógeno directamente contra los manifestantes. Profesionales de la salud advirtieron que este se trata de un tipo de gas lacrimógeno que causa quemaduras químicas en la piel. Ante una situación tan grave, el segundo día la diputada del Plá pidió un cuarto intermedio para que se reúnan los presidentes de bloque e intentar llegar a una solución que detenga la represión. Después de que se votara esta moción y sea rechazada, una gran cantidad de diputados salió del recinto para brindar ayuda a los manifestantes reprimidos. Al final del segundo día, el diputado por Buenos Aires Christian Castillo, parte del Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad, leyó una lista de miembros de la prensa que habían resultado heridos durante la jornada, lista que fue repetida por la diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires  Gisela Marziotta, parte de Unión por la Patria, al principio del tercer día.

Los bloques de la Unión Cívica Radical y Hacemos Coalición Federal se caracterizaron por no apoyar de manera unánime el proyecto de ley, lo que resultó en que algunos voten en contra de ella, aunque en ambos bloques se trató de una minoría. Una de las votantes en contra, la diputada por Buenos Aires Margarita Stolbizer, parte de Hacemos Coalición Federal, expresó que su partido “no cree en las fuerzas del cielo o del mercado, sino en las soluciones colectivas” y que “frente a las protestas sociales lo que se debe hacer es resolver los problemas” por los que la gente protesta. Otro votante en contra, el diputado por Buenos Aires Facundo Manes, de la Unión Cívica Radical, fue uno de los diputados en denunciar la inconstitucionalidad del proyecto de ley y en expresar que el presidente Milei promete “una falsa libertad”. Por otro lado, los diputados de estos bloques que votaron afirmativamente también criticaron aspectos del proyecto de ley, pero celebraron la eliminación de artículos y expresaron que querían otorgar “herramientas” al gobierno del presidente Milei.

Los votos afirmativos fueron mayormente de parte del oficialismo y del bloque PRO, los cuales aportaron un total conjunto de 74 votos. Los diputados del PRO criticaron el estado en el que el nuevo gobierno recibió el país y se pronunciaron a favor de los cambios que el presidente Milei quiere implementar a través de este proyecto de ley, al cual también se refirieron como “herramientas”. Los diputados del oficialismo también señalaron el cambio como la manera de salir de la actual crisis y expresaron que el proyecto de ley permitirá la libertad de mercado y la entrada de inversiones y recursos, los cuales son, según estos, la clave de la solución.

En estas tres largas jornadas, cada diputado se expresó sobre sólo algunos de los muchos artículos que contiene el proyecto de ley y como afecta a las economías regionales, la educación, la cultura, el ambiente, la ciencia y otros aspectos. El exceso del tiempo pautado y las pronunciaciones en contra de otros bloques abundaron, y el cansancio y la tensión eran cada vez más palpables a medida que continuaba la sesión. Con la aprobación general del proyecto, la sesión continuará el 6 de febrero, fecha en la que comenzará el debate artículo por artículo.

Capital, ¿humano?

Capital, ¿humano?

La UTEP reclamó alimentos frente a varias cadenas de supermercados y ante el Ministerio de Capital Humano. La ministra Sandra Pettovello no les recibió el petitorio, pero los manifestantes recibieron palos y gases de la policía.

En el edificio de Capital Humano y en supermercados de Gran Buenos Aires, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular protestó por la falta de alimentos en las ollas barriales, debido a la quita de financiación del Gobierno Nacional, a la devaluación y a la inflación, que aumentan las situaciones de vulnerabilidad. Antes de hacer el cierre de la actividad en el Ministerio de Capital Humano, fueron reprimidos.

Hasta ese momento, la concentración fluía pacíficamente en Pellegrini y Juncal. Bajo las banderas, las cocineras populares, vestidas de delantal y rejilla, colocaban sus ollas vacías en el piso. Rafael Klejzer, referente de la UTEP y dirigente del Movimiento Popular La Dignidad, les habló en semicírculo: “Están acá por ustedes, por los vecinos de los barrios que representan y por el conjunto de los sectores populares más humildes de nuestro país. Se mudaron de la 9 de julio hace una semana y nosotros ya estamos acá”. Lejos de un entusiasmo de arenga, las cocineras golpearon con seriedad las ollas con cucharones gigantes. Ocuparon la calle porque el hambre inunda sus barrios y el nuevo superMinisterio les quitó los recursos para frenar la crisis en sus comedores.

Desde Pellegrini, subió una Amarok blanca brillante a la vereda y se abrieron las puertas. Las 40 personas que estaban cerca corrieren con prisa. Sandra Pettovello, con un alisado impecable, se baja de la camioneta.

– Más allá de ustedes, ¿la gente que está acá son gente que va a comer a los comedores? – interrogó la ministra de Capital Humano- Quiero que de a uno vengan todos los que están atrás de ustedes, los que tienen hambre, a decirme lo que necesitan, no los referentes- siguió la ministra con desdén.

– ¿Y la gente que está en el interior? – preguntó una señora desde el fondo del grupo.

– Hay lista de espera en los comedores. Acá hay una política pública que hay que sostener – reclamó el Secretario de Bienestar General de la UTEP.

La ministra entró sin dar respuestas y su auto quedó estacionado frente a un mural de trabajadores protestando. Del otro lado de la reja, la imagen se refleja en cuerpos reales. El edificio del Ministerio de Capital Humano hasta hace pocos meses era la sede de la Casa Patria Grande “Néstor Kirchner”, centro para la integración latinoamericana, en especial de sus juventudes. El patio, antes lleno de recitales y actividades culturales, estaba ocupado por más de 6 camionetas de lujo: dos Amarok, un Audi Q7, un Alaskan y un Jeep.

Oficiales de seguridad llevaron un par de sillas al patio interno y la ministra se sentó, rodeada de pueblo. Del otro lado de la reja, una veintena de cocineras de delantal fucsia y verde agitaban carteles: “No al ajuste en las mesas: el hambre no espera”; “Por una argentina sin hambre”; “La única necesidad y urgencia es el hambre”; “Pettovello con el hambre del pueblo no se negocia”.

En el cantero, una señora de unos 50 años con gorra blanca debatía con un señor usando un tono de Maestra Ciruela.

– ¿Para qué voy a pasar? Si van uno o dos es darle la razón. Acá estamos todos.

Con un megáfono, alguien agitaba: “Señor, señora / no sea indiferente / nos quitan la comida en la cara de-la gente”. Las cocineras de primera línea apilaban las ollas y les ponían otros carteles. Luego de cuatro minutos al sol, la ministra entró a las oficinas. Con todo su aire un señor de cuarenta años bramó:

– ¡Eh,caradura! ¡¿No ibas a atender uno a uno?! -su remera tiene las caras de Evita y El Che con la firma de la UTEP.

Tras las ollas de alumnio, arengaban: “Pettovello, Pettovello / que amargada se te ve/ entregá los alimentos/ los pibes quieren comer”. Algunos manifestantes aplaudían, otros golpeaban las ollas.

 

“Yo creo que a mí me va a llamar porque dirijo un comedor. Le voy a contar cómo la pasamos en los comedores: nos faltan ollas, heladeras, aires acondicionados…”, decía Miriam del Comedor de Pie de Retiro, sin enterarse de que la ministra ya no estaba dispuesta a atender a nadie. “Estamos reclamando más mercadería para los comedores. Yo tengo un comedor asistido. Nos dan cupos para 57 personas, pero nosotros asistimos a 100. Es muy poca la mercadería y está viniendo en mal estado”. 

Con la voz quebrada, Miriam agregó que tiene una lista de espera cada vez mayor. “Vienen muchos jubilados con la mínima. A las personas mayores me cuesta decirles ‘no tengo más lugar’. Así es cómo a veces les cedo mi porción de comida. Las cocineras no tenemos un sueldo. Trabajamos por solidaridad, por amor a la gente. Desde la pandemia no hemos descansado nada, somos las creadoras de ‘lo esencial’”, apuntó deseando que alguna vez el Estado reconozca su labor.

En otros puntos del Gran Buenos Aires, la UTEP convocó a concentrarse en diferentes cadenas de supermercados para que estas empresas con ganancias al alza desde la pandemia aporten solidariamente a los comedores que no dan abasto. Carlos de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados (CTD) Anibal Verón, acercó a lo concreto la idea: “La necesidad y la falta de alimento nos obligan a estar acá a todos los vecinos porque nada alcanza. No se puede comprar ni un paquete de fideos ni de arroz y encima nos sacan las entregas a los comedores y a los merenderos. Hasta acá estamos pudiendo, pero más adelante, si sigue así, no vamos a tener para comer nosotros ni para darle a nuestros chicos”.

 

Las columnas más cercanas a Juncal tomaron la posta de los cánticos: “Milei, compadre / la olla está que arde/ bajá los alimentos que los pibes tienen hambre”. La bandera de Nuestra América se agitaba con los saltos de los que cantaban.

Tras una hora y media, a las 11.30, el que estaba usando el megáfono tocó un botón erróneo. En medio del repiqueteo de las ollas, sonó “Para Elisa” de Beethoven. Se rieron. “Es música de espera”, apuntó una cocinera con los ojos chicos de la risa. Con una leve sonrisa, el del megáfono imitó a una máquina: “En este momento no podemos atender su reclamos. Manténgase en línea”. Con rapidez, activó la música de espera. “Aconsejamos resolver entre privados”. Otra vez el viejo conocido Beethoven.

Abriendo una botella de agua, una señora con remera azul se quejó a los gritos hacia el edificio: “A ver, ministra, atiéndanos que hace calor… y háganos entrar a su oficina con aire”. Entre risas, especuló pícara: “¿Que habrá en su menú ministra?”.

“Tendría que estar acá afuera, tendría que estar en los barrios. No sabe de la problemática. Con un BMW en el estacionamiento, con aire acondicionado y comiendo sushi nunca va a entender lo que pasa de este lado”, alegó Macarena de la agrupación Frente Máximo Paz Cañuelas. Decidieron unirse al petitorio de la UTEP para que Nación regularice la situación con los comedores porque no están recibiendo alimentos. “Queremos una respuesta porque hay miles de familias y muchas niñeces que se están quedando sin su plato de comida”, agrega con gravedad.

 

Desde la puerta secundaria del Ministerio, ofrecieron vasos con agua fresca. La emergencia es tanta y es otra que los vasos no apagaron el enojo encendido por la falta de comida diaria.

– No queremos la limosna del Ministerio del Hambre, queremos derechos. Necesitamos Estado Presente. La buena onda se termina cuando nuestros pibes no pueden ir al colegio y tienen hambre. No alcanza con el esfuerzo de las familias – exclamó ofendido Klejzer desde la columna de La Dignidad.

Mientras uno de los agentes del Ministerio se reía burlonamente, algunos manifestantes se acercaron a la puerta secundaria del edificio. Ahora los zapatos de punta pulidos miraban con preocupación a las alpargatas y zapatillas gastadas que les hacían frente. Desde la multitud, explotó un comentario: “Devaluaron: nos estamos muriendo de hambre”.

“El señor presidente no piensa en esto, en el hambre, porque no lo necesita, no le hace falta. No piensa en la gente pobre ni de clase media. Un día el pueblo va a levantarse y, así como lo puso, lo va a sacar”, anticipaba Miriam de Retiro. La puerta abierta exhalaba a un metro y medio una agradable temperatura de 20°, mientras que en la calle los 36° aumentaban en sensación.

 

Los manifestantes le cantaban en la cara a los custodios: “U-ni-dad de los trabajadores / y al que no le gusta/ que se joda / que se joda”. Cada tanto, alguien sumaba algo más a la sinfonía: “¡Ratas!”; “¡La gente tiene hambre!”; “No les cuesta nada recibirnos el petitorio”. Indignada, una jóven le preguntó al aire: “¿Cómo puede ser que el Gobierno nacional le garantice la comida a los perros de Milei y no a la gente?”

– ¡Que la ministra baje y de la cara! – increpó una mujer, ya cansada.

Los movimientos sociales volvieron a la puerta principal para hablarle de frente a la ministra. Las 120 personas reanudaron los cantos. Y entonces, llegó la policía.

A unos escasos diez metros de la concentración en la puerta secundaria, la Policía Federal había armado un cordón. Los efectivos entraron en formación por la puerta ahora liberada.

Por la entrada principal, no salió la ministra, sino gas pimienta. Después, las cachiporras. La esquina de Juncal y Pellegrini se nubló y las columnas empezaron la retirada. Las canciones se ahogaron, pero el gas no hiere la profunda miseria que azota en los barrios y que llevó a que más de cien personas pongan el cuerpo a pesar de una ola de calor. “Seguiremos luchando porque la necesidad se siente, se nota”, destacó Carlos de la CTD.

Más de cinco manifestantes terminaron hospitalizados por la inhalación del aerosol. “Mientras los gerentes de hipermercados prometieron entregar alimentos para los comedores, la ministra Pettovello mandó a toda la Policía para que nos reprima”, denunció Norma Morales, dirigente de la UTEP. Al hambre ni siquiera se le recibe un petitorio.

 

Represión a la vigilia: día 2

Represión a la vigilia: día 2

Una nueva manifestación pacífica de asambleas barriales, partidos de izquierda y movimientos sociales que rechazan la Ley Omnibus -que ni los diputados que la van a votar conocen- fue provocada y reprimida por la Policía Federal, la Gendarmería y la Prefectura comandadas por Patricia Bullrich. Una decena de periodistas recibieron balazos de goma en sus cuerpos. Un asesor legislativo corre riesgo de perder un ojo. Mirá las fotos de ANCCOM.

La política y el deporte – Estuve Ahí

La política y el deporte – Estuve Ahí

Claudio Morresi nació en una familia peronista, tiene un hermano desaparecido y fue legislador y Secretario de Deportes de la Nación. ¿Cómo convivieron los atletas con la política en estos cuarenta años de democracia? El caso de fútbol para todos, el financiamiento de la actividad física y la inclusión social.

40 AÑOS – COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA (1983 – 2023)

ANCCOM –junto a la Carrera de Ciencias de la Comunicación y a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA- lanza Estuve ahí, un ciclo de entrevistas audiovisuales a los protagonistas de estos 40 años de democracia que celebra la Argentina.

 

La serie recorre los temas más trascendentes que tejieron la trama social desde 1983: los derechos humanos, la vida política, el mundo del trabajo, la economía, la deuda externa, la vivienda, los pueblos originarios, el campesinado, las luchas de género y diversidades, el ambientalismo, la cultura y el mundo de la comunicación, entre muchos otros.

Cada conversación constituye un verdadero diálogo intergeneracional entre los jóvenes periodistas de la agencia y aquellos que escribieron la historia.

Estrenamos todos los lunes! La primera, que estará disponible el próximo 28 de agosto, será a Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Entre los entrevistados se pueden mencionar a Adolfo Pérez Esquivel, Estela Carlotto, León Arslanián, Héctor Recalde, Federico Pinedo, Gustavo Grobocopatel, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Arroyo, Dora Barrancos, Myriam Bregman, Juliana Di Tullio, Ana Castellani, Noemí Brenta, Luis Felipe Noé, Daniel Divinsky, Eduardo Longoni, Moira Millán, el padre Pepe Di Paola, Flavio Rapisardi, Emilce Moler, Manuel Goncalvez, Gervasio Muñoz, Enrique Viale y Damián Loreti, por mencionar solo algunos.

Créditos

ANCCOM
Equipo Audiovisual: Eduardo Morales – Jairo García – Noelia Pirsic
Producción Periodística: Diego Rosemberg, Sebastián Comellini, Clarisa Veiga, Ángel Berlanga, Cecilia Chervabaz, Esteban Magnani, Guillermo Wulff, Alejandro Cánepa, Horacio Cecchi, Adriana Meyer, Federico Corbiere.
Producción Fotográfica: Victoria Gesualdi y Leandro Teysseire.
Redes y Contenidos Digitales: Julio Alonso y Estefanía Hernández.
CEPIA
Florencia Mendes, Javier Ildarraz, Gustavo Intrieri, Nadia Rebrij, Florencia Canosa, Juan Lescano, Jorge Pinola.
Autoridades CCOM
Larisa Kevjal – Directora
Dolores Guichandut – Secretaria Académica | Sebastián Ackerman – Coordinador Técnico | Yamila Campo – Coordinadora Centro de Prácticas
Equipo de trabajo
Lucía Thierbach, Grisel Schang, Paula Morel, Emilia Silva y Sebastián Comellini
Otro show policial de Bullrich mientras los diputados no tienen dictamen para votar

Otro show policial de Bullrich mientras los diputados no tienen dictamen para votar

Una nueva manifestación pacífica contra la Ley Omnibus fue convertida en un caos por la Policía Federal, la Gendarmería y la Prefectura. Hubo cinco detenidos, entre ellas una militante radical. La sesión de diputados pasó a cuarto intermedio porque nadie conoce el texto definitvo que se está votando.

La jornada pacífica duró poco. Apenas después de las cinco de la tarde, el primer cordón de la Policía Federal y el segundo de Gendarmería, hasta entonces estáticos y de espaldas al Congreso, avanzaron hacia la plaza para impedir que los manifestantes bajaran a la calle y cortaran el tránsito. Fue entonces que Avenida Rivadavia quedó descuidada y enseguida muchos manifestantes consiguieron poner sus pies en el asfalto, algo que ahora es todo un desafío: con el nuevo Protocolo Antipiquete, pisar la calle en contexto de protesta significa un acto de delictivo. Tal es así, que ya al final de la jornada cuatro mujeres –una de ellas militante radical- resultaron detenidas mientras cantaban el himno, sentadas en la calle. Detrás de las rejas, bajo la vieja cúpula verde construida hace más de un siglo, la sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados llevaba ya siete horas. El proyecto de ley que están debatiendo, las “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” presentadas por el Poder Ejecutivo, postula cambios estructurales en diversas áreas, si bien algunos capítulos ya fueron quitados por parte del oficialismo para destrabar las negociaciones con los bloques cercanos. Entre las áreas afectadas se cuentan artes como el teatro, el cine y la industria del libro -que se manifestaron con un cacerolazo frente al Congreso del 10 de enero-, la educación universitaria, la salud mental, el ambiente y los recursos naturales y el uso de semillas, por mencionar solo algunos. También están las privatizaciones de las empresas públicas, la negociación de la deuda externa sin pasar por el Congreso y las facultades delegadas que permitirían al Ejecutivo tomar todo tipo de decisions legislatives.

El proyecto necesita el voto afirmativo de 129 diputados, es decir, la mayoría simple de la Cámara Baja. El bloque de La Libertad Avanza, sumado al de la UCR, el Pro y el interbloque Hacemos Coalición Federal ya anticiparon su apoyo al proyecto en general. En total, sumarían 132 bancas. La mayoría de los jubilados, estudiantes y trabajadores que están presentes en la plaza y alrededores saben que la ley tiene el quórum técnicamente asegurado, pero la Resistencia continúa en las calles.

Sobre Avenida Rivadavia, un notero poco decoroso comenta que los manifestantes finalmente cumplieron su objetivo: bajar a la calle y cortar el tránsito. Del otro lado de la televisión, algunos asentirán en acuerdo. Pero el camarógrafo apunta a otro lado. Registra a los manifestantes vitoreando y cantando: “Unidad, de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”. Horas más tarde, ese canto emblema de la izquierda se repetiría con fervor cuando una columna conformada por el PTS, Libres del Sur y el Partido Obrero, avanza ante el retroceso de otros dos cordones policiales.

Como los bastones no alcanzan, hay un cordón de la policía federal motorizada. Avanzan sobre Rivadavia, en dirección a la Casa Rosada. Portan armas con balas de goma, pero no pueden dispararlas porque detrás de quienes bajaron a la calle hay colectivos frenados. “Podrían dañar a civiles, por eso no disparan”, aclara una mujer a otra, aunque no queda claro quiénes no serían los civiles a los que se podría disparar.

Mientras tanto, en el recinto María Eugenia Vidal no da tregua con lo que sucede afuera: “Dejen de querer ganar en la calle lo que no ganaron hace dos meses en las urnas”. La exgobernadora desconoce la calle como espacio de expresión política más allá del voto.

A las 17.40 llega el primer camión hidrante. El segundo está en camino y de detenerse cerca de la plaza, cortará definitivamente el tránsito de Rivadavia. Luego de un avance lento consigue ese objetivo.

Otra vez el gas pimienta

Entre pañuelos, gorras de sol, antiparras y lentes de todo tipo, los estudiantes, jubilados y pensionados, y trabajadores de distintos rubros se cubren como pueden para tapar el gas lacrimógeno, aquella represión invisible. Comienza una sentada que la policía no permite durar mucho. Recibe órdenes de arrastrar a los que están sentados, para sacarlos de la calle, para que los autos usen el espacio que les corresponde. A varios metros, casi sobre la plaza, los forcejeos entre Gendarmería y varios manifestantes se convierten en bastonazos y puños limpios sin armas. La represión social se profundiza. Sentados sobre sillas cómodas, con aire acondicionado y en estudios de televisión alejados de la historia que se teje, los periodistas equiparan la violencia de ambas fuerzas. A las 18.42, cae Eduardo Belliboni sobre el asfalto y se tapa la cara para que las cámaras no lo capten. El líder del Polo Obrero está lastimado.

El orden de los siguientes factores no altera el producto: tiran gas pimienta y avanzan los cordones de gendarmes con bastones, motos y camiones hidrantes. Ya sobre la vereda, terreno que según el Protocolo de la ministra de Seguridad puede y debe ser el único ocupado en manifestaciones, los gendarmes aprisionan a un manifestante contra el portón de rejas negras de un edificio. Vuelan las cámaras, los micrófonos, los celulares. Finalmente, llega la nube de gas pimienta que no discrimina por condición social. La Policía Federal avanza “tratando de ganar la vereda y la calle”, dice un periodista. Myriam Bregman sale unos minutos más tarde en reclamo de eso mismo.

Una chica de musculosa negra fuma sentada en el cordón de la vereda, casi en el cruce entre Avenida Rivadavia y Avenida Entre Ríos. Frente a ella tiene otro cordón: la Policía Federal se ubicó de ambos lados de la avenida más larga del mundo e impide cruzar incluso por la senda peatonal. Otra chica quiere pasar: “Por acá no”, le dice uno de la federal; “Tenés que ir hasta el final”. Por suerte para ella, no estaba lejos de uno de los extremos. Pero entrar a la plaza es otro tema. La Prefectura impide el ingreso cercano al Monumento a los Dos Congresos. Detrás, hay banderas del Partido Obrero, del Nuevo MAS, del MST y del Polo Obrero.

 

La zona media

A las 20, horario de la convocatoria a la vigilia, se mezclan distintos sonidos a la altura de Rodríguez Peña. La plaza está ocupada en un 50% y hay columnas avanzando por Rivadavia y Avenida de Mayo. Del lado derecho, a través de parlantes lejanos, se escucha a una mujer cantando y algunos platillos de fondo. Del izquierdo, solo bombos, platillos y alguna trompeta a más no poder. Si hay algo que no falta es ruido. No faltan los silbidos, los aplausos y las latas de cerveza vacías siendo aplastadas. Un pibe de remera naranja, Ramiro, medita en medio de todo. O en los extremos de nada.

Al lado de los dos camiones hidrantes, el abrazo entre una fotógrafa y una redactora no se queda pequeño. Cuando se sueltan, sus caras expresan lo que piensan: cómo atravesar los cordones policiales para llegar al otro lado de la plaza. Lo mismo se preguntan Matías y sus compañeros del movimiento antiextractivista, que concentran en Solís y Avenida Hipólito Yrigoyen. Están ahí porque ninguno de los diputados y diputadas que se encuentran sesionando representan esos intereses. Y no son el único movimiento apartidario: hay un hombre que practica una vertiente no hegemónica del cristianismo y considera que sus intereses tampoco son representados en el Congreso. A tres carteles de distancia, dos jubiladas autoconvocadas exclaman: “Estamos acá porque queremos a la Patria. La ley nos va a afectar muchísimo a todos y Milei odia a los jubilados”. Ambas saben, como muchos en la plaza, que los diputados del Pro y otros bloques aliados darán apoyo sin condiciones a la ley: “Son todos lo mismo. Unos entraron al poder por otros. Y a Patricia Bullrich ya la conocemos, conocemos su historial de represión”.

óLa vigilia se truncó

A las 21.30, comienza a circular entre los manifestantes que se suspende la sesión. Cuando a las 21.38 se hace oficial que la misma fue pospuesta por falta de dictamen para las 12 del mediodía siguiente, Oscar “El Colo” de Isasi, secretario gremial de ATE y secretario general de CTA Buenos Aires, exclama: “La suspensión no es la derrota de los grupos económicos y de su casta política, encabezada por Javier Milei, los diputados del Pro y otros satélites. Hay que insistir. Había un viejo y sabio dirigente sindical que decía: ‘Cuando la política se discute en la calle, nuestros representantes, aquellos que son coherentes con el mandato popular, se sienten fortalecidos en el Congreso’, y aquellos que no lo son quedan con poco margen de maniobra. Hoy fue así”.

Lentamente, las distintas fuerzas de seguridad se retiran en forma ordenada. Los cuerpos se desplazan en fila, recibiendo insultos de todo tipo. Ante ello, algunos ríen y otros desvían la mirada. También vuelan botellazos, y no falta la respuesta con gas pimienta. Esta vez, la respuesta es el taconeo de las botas sobre el asfalto, retrocediendo, cesando la actividad represiva. Otra columna conformada por agrupaciones y partidos de izquierda avanza sobre este retroceso, pero la noche los desafiará con un enfrentamiento más. Para proteger la salida de los diputados y diputadas, dos cordones policiales se clavan en el suelo. Ante el avance, aparece de nuevo el gas pimienta. Una chica experimenta los efectos por primera vez: los ojos que arden, la vista nublada y la tos irrefrenable.

Una última columna del Partido Obrero, bordeando la plaza por el lado de Rivadavia, canta: “Libertad, libertad, a los presos por luchar”. La columna del PTS comienza a moverse, en el mismo sentido que lo hizo la del PO. Un nuevo cordón policial, compuesto por la Prefectura, se arma en torno del último camión hidrante. Se acercan fotógrafos y civiles para retratar el momento. Una manifestante, trabajadora en telecomunicaciones, les grita: “Posen, posen, soretes. Vergüenza les debería dar, frente a todos los que defendemos la patria. Con la mano no se la bancan, cagones”. Y otra le responde, también gritando: “No queda nada, eso es lo que no entienden. No se están dando cuenta de que nos están vendiendo el país”.

Las columnas se disuelven, las personas enfilan para los distintos transportes. Quedan algunos carteles, los gritos del asador de la parrilla improvisada ofertando choripanes y patys y los clamores lejanos de pocos grupos que aún cantan en defensa de sus derechos. Pero todavía no termina. Un hombre insulta a algunos federales: “Mirá lo que le hicieron”, señalando a un adolescente con la cara enrojecida, llorando por el gas pimienta de lleno.

En el ultimo acto, un grupo de manifestantes que se resiste a marcharse, se sienta sobre la calle. Cantan el Himno Nacional. Cinco personas resultan detenidas., entre ellos un periodista de nacionalidad chilena por “resistencia a la autoridad y agresión a un prefecto naval”, y cuatro mujeres autoconvocadas que estaban cantando el himno nacional en la puerta del Congreso. Eduardo Tonelli, diputado por la provincia de Santa Fe, acusó minutos más tarde que también les habían pegado sin motivo. Infructuosamente intenta subirse al camión en el que se las llevan. Poco después, la UCR, uno de los partidos que anticipó votar a favor de la Ley Omnibus, emite un comunicado exigiendo la inmediata liberación de una de sus militants, Ivana Bunge. Al cierre de esta nota, las detenidas fueron liberadas.

Los excombatientes de Malvinas también defienden la Ley de Tierras

Los excombatientes de Malvinas también defienden la Ley de Tierras

El juez Ernesto Kreplak hizo lugar al amparo solicitado por el CECIM, un centro de excombatientes de Malvinas para que no se suspenda la vigencia de la Ley de Tierras, tal como plantea el megaDNU firmado por Javier Milei.

A las 18:30, Ernesto Alonso, secretario general del Centro de Excombatientes de las Islas Malvinas de La Plata (CECIM) abre la sede de la organización que en las últimas horas logró suspender el artículo del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, que buscaba derogar la Ley de Tierras. Se sienta en su escritorio y comenta la repercusión que generó la noticia, los apoyos que recibieron desde distintos puntos del país. Habla custodiado por un banner que recorre toda la pared, en el que se ven imágenes de los montes que se elevan en las islas del Atlántico Sur. Y empieza subrayando la importancia que tuvo la decisión de presentar una medida cautelar. En nuestra organización, dentro de los objetivos estatutarios, y por eso conseguimos que la Justicia nos de la visibilidad, está la idea de defender la soberanía nacional en todos sus aspectos. Y cuando empezamos a ver la dimensión que tenía este DNU, el 70/23, puntualizamos en el tema de tierras. Entonces decidimos presentar una medida cautelar, una acción de amparo, pidiendo la anulación del artículo 154 del DNU”, explica.

En este sentido, Alonso sostiene que la decisión de acudir a la justicia “surgió primero por observar que esto es una grave violación de la Constitución. Segundo, porque pone en riesgo la integridad territorial y tercero por la defensa de la soberanía. Entendemos que no había ninguna necesidad y urgencia para plantear esta cuestión, sino que observábamos toda una intencionalidad política, sumado a todo lo que veníamos analizando sobre cómo arranca el gobierno de Javier Milei, entendiendo que esto es un plan sistemático de entrega. Empezamos a evaluar algunos ejemplos, porque ya vimos con Joe Lewis lo que pasó en su momento cuando no existía la Ley de Tierras. Es muy grave, estamos en un mundo que si vos te proyectás a 40 años, va a ser el mundo de la escasez de recursos naturales y de minerales estratégicos, y algo fundamental, el tema del agua.”

Por otro lado, Alonso denuncia que “no existe ningún lugar en el mundo donde se permita sin ningún tipo de restricción, que cualquier persona extranjera compre miles de hectáreas en un país. Con el DNU veíamos afectadas áreas estratégicas, las zonas periféricas de glaciares, de recursos de agua y suelo que existe en nuestro país”. 

El año pasado se conoció que miembros del Gobierno de la Ciudad, del Poder Judicial y del Grupo Clarín pasaron un fin de semana en la estancia de Joe Lewis ¿Piensa que ese tipo de conexiones, de acceso al poder, pudo haber influido en la derogación de la ley?

Sí, es el poder. Fijate el caso que planteás: Lewis compró no sé qué cantidad de hectáreas, en el medio quedó un lago, se lo apropió y no permite el acceso. Tenés un grupo económico que se compra 100 mil hectáreas en la frontera con Chile de un lado y otras 100 mil hectáreas del otro lado, el tipo se pondría una frontera propia. Eso lo restringe la Ley de Tierras, no permite comprar en lugares estratégicos como pasos fronterizos. Nosotros lo denunciamos en la campaña, el proyecto que venía a proponer Milei era un proyecto de no país, dejando 45 millones de personas afuera. Es un modelo de país primario, extractivista sin agregado de valor. Eso produce falta de empleo, incapacidad de mejorar socialmente, porque se la llevan en pala hacia afuera.

 

A partir de la presentación de la medida cautelar, ¿se comunicaron con ustedes desde el Gobierno o desde el Congreso?

Desde el Gobierno no, pero sí desde algunos sectores y espacios sociales, políticos y gremiales. Hay varias cautelares presentadas. De hecho, hoy (por el 31 de enero) casualmente vamos a hacer un Zoom en el que van a estar Jerónimo Guerrero Iraola que es uno de nuestros abogados, va a estar el exjuez Raúl Zaffaroni, gente de Mendoza y Río Negro, porque sus cautelares no avanzaron tanto como la nuestra, y ahora el juez Kreplak pidió la remisión de todos los casos a su juzgado de La Plata. Entre ayer y hoy fue terrible la cantidad de mensajes que recibimos. Hubo como una cuestión de esperanza porque pudimos lograr revertir algo de este DNU y encima algo tan importante. Con el Gobierno, nada. No solo con eso. Justamente ayer habíamos publicado el tema de los vuelos irregulares a Malvinas.

Hay un vuelo que identificamos, que es un vuelo ejecutivo particular, que sale del aeropuerto de San Fernando a Malvinas. Está dos horas en las islas y sale rumbo a Comodoro, pero en el medio del camino desaparece y no se sabe a dónde fue.

Ernesto Alonso

¿Por qué dicen que hay un Triángulo de Malvinas?

Es una referencia al Triángulo de las Bermudas, porque desaparecen los aviones. Había surgido una noticia y empezamos a controlar los vuelos que van y vienen a Malvinas con una aplicación del celular, no es que tenemos un satélite o un radar. Los británicos hacen un puente aéreo que a veces recala en la Isla Ascensión, pero también pueden volar directamente. Y hay un vuelo que identificamos, que es un vuelo ejecutivo particular, que sale del aeropuerto de San Fernando a Malvinas. Está dos horas en las islas y sale rumbo a Comodoro, pero en el medio del camino desaparece y no se sabe a dónde fue. Lo que también observamos ahora es que se introdujo como una escala permanente Montevideo, Uruguay, donde hay un gobierno que es muy afín a este gobierno. No puede ser que Cancillería no esté haciendo ninguna queja. Puede ser que haya un vuelo que tenga que hacer una escala técnica de emergencia, puede ser que haya un vuelo que pida permiso por un vuelo humanitario, pero no dos vuelos en un mismo día. Hay un silencio de radio no respondido en absoluto. Cuando Diana Mondino empieza a decir que hay que pensar en los deseos de quienes habitan las islas, está diciendo lo mismo que plantean los británicos ante la comunidad internacional, diciendo que los habitantes decidieron ser un pueblo británico y ellos tienen derecho a la autodeterminación. Cuestión que no está reconocida por Naciones Unidas, porque solo los pueblos tienen ese derecho y la de Malvinas es una población insertada. Vemos que la cancillería está en silencio. En estos días hubo ejercicios militares que los hacen sistemáticamente las fuerzas británicas. La Cancillería no dijo nada, no protestó, silencio absoluto. 

 

En las últimas horas algunos medios británicos filtraron que el canciller David Cameron sospecha que Argentina podía relegar los reclamos de soberanía a cambio de pactos comerciales ¿Qué opina al respecto?

La información es de un medio periodístico, nadie estuvo en esa reunión. Pero es preocupante lo que dijo Milei sobre construir una relación adulta ya que solo teníamos una diferencia territorial, como si fuera un diferendo limítrofe esto, y no está entendiendo que se trata a nivel mundial del conflicto donde está en disputa la mayor cantidad de kilómetros cuadrados en el planeta. Porque es Malvinas, Georgias, Sandwich del Sur y los mares correspondientes. Son más de dos millones de kilómetros cuadrados.

 

La cuestión Malvinas estuvo muy presente en la sociedad durante el Mundial de Qatar y ahora nos encontramos con que por ahí no se le está dando importancia a lo que dicen los excombatientes.

En el tema Malvinas hay muy poco conocimiento en la sociedad de lo que significa Malvinas, está muy asociado a lo sentimental y no a una cuestión más de entender de saber qué está en juego. Está todo dirigido a relacionarlo con la Guerra. Sí, hubo una guerra, pero vos tenés toda una línea de tiempo de 1833 hasta hoy, y en cada momento de la historia de la República Argentina, Malvinas aparece. Entonces esa es parte de nuestra tarea, que a las nuevas generaciones no les pase lo que nos pasó a nosotros. Nosotros llegamos a Malvinas y no sabíamos dónde estábamos.

 

A partir del fallo judicial, ¿piensa que el Gobierno va a escuchar a los excombatientes?

No, es un Gobierno muy soberbio y están dispuestos a llevarse todo puesto. Es lo que estamos observando lamentablemente. Creo que hay una posición muy antidemocrática de muchos sectores. La vicepresidenta de la Nación, por ejemplo, Victoria Villarruel, es una falsa nacionalista. Porque no toma como ejemplo a Savio, a Mosconi, que fueron los militares que desarrollaron la industria pesada en la Argentina; el general Leal, que fue expedicionario en la Antártida; Pujato, que fue uno de los primeros que definió la estrategia de ocupar ese territorio con una mirada estratégica. Villarruel se referencia con torturadores, se pone la gorra de Videla, y junto con parte del gabinete como Patricia Bulrrich y el ministro de Defensa Petri, profundizan y vuelven a desarrollar lo que es la Teoría de la Seguridad Nacional. O sea, el enemigo está acá adentro, los enemigos son los diferentes, los pueblos originarios, los piqueteros. Esos falsos nacionalismos aparecen mucho en el tema de Malvinas. Se llenan la boca hablando y nosotros sabemos lo que hicieron allá. Tenemos esa mirada, ojalá nos equivoquemos, pero no creo que esto llegue a buen puerto.